PROLOGO: Exorcismo
“Desde tiempos inmemorables, el hombre ha convivido con fuerzas más allá de su entendimiento, fuerzas poderosas que surgieron de los calderos de lo oscuro cuando Luzbel, el ángel soberbio, se levantó en armas contra el Creador. Y con el tiempo, tras aceptar la triste realidad de no estar solos en este mundo, los hombre empezaron a ceder al poder que la oscuridad les ofrecía.
Cuando Dios vio que sus hijos se habían alejado de él, envió un diluvio y dejo que los mares azotaran a la tierra con toda su fuerza, sin embargo, el mal sobrevivió y siguió contaminado a la humanidad, forjando pronto sus propias “iglesias” que alabaran a sus propios dioses oscuros. Aquellas que llamamos “Sectas”.
Entonces, llegaron tiempos de plagas y hechicerías, las artes negras dejaron una gran mancha en la historia de los hombres, y por mucho tiempo, durante la época de las guerras, masacres y enfermedades, se creyó que Dios los había abandonado, pero lo cierto es que él, viendo la inmundicia en la que se hundían, él envió a los “Elegidos”, aquellos que nacían con un don especial que les permitía dominar un poder espiritual que llamamos “Cosmos”.
La Cacería de Brujas, en la Edad Media, había sido su primer intento de hacer brillar la esperanza en el mundo, sin embargo, al ver que muchos inocentes ardían al calor de las llamas, alejo su fe de los que lo representaban en la Iglesia hasta que esta, se limpió de la corrupción que la había envuelto durante esos años. En su lugar, a los niños que nacían con el don que les otorgaba, les dio la misión de combatir el mal con todo su poder, aun a pesar de la persecución que se ejecutaba en su contra.
Ninguna religión los acepto, y por mucho tiempo, se dedicaron a exterminarlos, a tal grado que, hoy en día, aquellos que fueron bendecidos por la gracia del señor son tan escasos como una aguja en el pajar. Tanto así, que solo existen uno en un trillón.
Los dotados, como yo, hemos sobrevivido a una vida llena de humillación y rechazos, una vida que nos hizo fuertes y nos hizo comprender nuestra misión en el mundo, aquella que a pesar de todo, ejecutamos con honor.”
-Por favor, tómense de las manos y cierren los ojos-decía, tomando la mano de su pareja.
-Esto no tardara, ¿verdad? Mis hijos ya han sufrido bastante, y me gustaría sacarlos de aquí cuanto antes-cuestiono con preocupación cierto pelirrojo en cinta.
-No se preocupe, señor Dohko. Pronto todo se terminara, se lo aseguro, confié en nosotros.
“Cuando descubres tu don, solo tienes dos caminos a seguir; uno es negarlo hasta dejar de ver todo lo que lo que otros no pueden…”
-Kiki, corre las cortinas-ordeno, cerrando los ojos.
-Sí.
-Mu, acércate a tu padre, y señor Shion, apriete más la mano de su esposo.
-Está bien.
-¿Así está mejor?-pregunto el de cabellos morados, más cerca de su padre.
-Sí. Ahora, Kiki vuelve a la mesa y sostén fuerte la mano de tu padre Dohko.
-De acuerdo-el niño obedeció, y pronto todo estuvo listo.
-Ya es hora.
“O puedes aceptarlo…y aventurarte a caminar entre lo sobrenatural y lo normal. Atreverte a estar en contacto con la que llamamos, “Dimensión Oscura”, un plano que se encuentra entre el infierno y la tierra, y el lugar de donde provienen los demonios que nos atormentan día a día.”
-Les hablo a ustedes, almas en pena, que se muestren y se comuniquen conmigo. Revélense para poder ayudarlos-dijo con voz grave.
“Veo a los habitantes de la dimensión oscura desde que tengo memoria, hablo con ellos e incluso realice un par de exorcismos en mi niñez, pues desde que descubrí que era diferente, acepte este sendero, y no me arrepiento de haberlo hecho.”
Al no recibir respuesta tras el transcurrir de los minutos, volvió a hacer la invocación, pero en voz más alta.
-¡Les hablo a ustedes, almas en pena, que se muestren y se comuniquen conmigo!
Entonces, todas las velas que iluminaban la vieja mansión se apagaron y un viento frio recorrió sus cuerpos causando que su piel se erizara. La familia Aries se inquietó ante eso, y más aún cuando los objetos de esa habitación empezaron a elevarse en el aire.
-¡¿Qué está sucediendo?!-exclamo Shion buscando con la manos la de su hijo mayor-¡¿Dónde está Mu?!
-¡Kiki tampoco está!-grito Dohko asustado-¡Desapareció, Shion!
-Cálmense señores, Aioria sabe lo que hace. Estoy seguro que sus hijos aparecerán, no se preocupen.
-¡¿Qué no nos preocupemos?! ¡Mis hijos desaparecieron y ustedes no…
-¡¡Demonios y espíritus que residen en esta casa atormentando a esta familia, les ordeno que se revelen…-guardo silencio al sentir como poco a poco, las cuatro almas atrapadas ahí, se presentaban-¡¡AHORAAA!!
Con eso, los objetos flotantes comenzaron a estrellarse contra los ocupantes de la mesa, quienes inmediatamente se levantaron para esquivarlos y ponerse a salvo.
-¡Shion!
-¡Dohko!
La pareja se abrazó y se ocultó en una esquina de la habitación, mientras Aioria se mantenía en el centro totalmente tranquilo, aumentando su aura espiritual para protegerlos.
-¡Aioria! ¡¿Qué demon…
-Ya están aquí-lo interrumpió, virando su vista a la estrada.
-¿Qué?
-Ya están aquí, Kanon. La familia Cáncer se ha revelado-apretó su rosario de cuencas y extendió hacia el umbral-¿Dónde están Mu y Kiki?
-No lo sé, desaparecieron cuando ellos…- cortó sus palabras al sentir como la casa comenzaba a sacudirse.
Todos los objetos se arremolinaban en el aire, y el matrimonio de Shion y Dohko, comenzó a gritar tratando cubrirse de ellos. El primer espectro en presentarse fue un hombre de cabellos rubios con el pecho cubierto de heridas, aparentemente hechas con cuchillos. Su piel era tan pálida y mantenía los ojos cerrados, mostrándose en un espejo entero. El segundo espectro, fue un hombre de cabellos y ojos azules con el rostro quemado, vestido al igual que el primero, enteramente de negro.
-Que molesto, ¿no lo crees, hermano?
-Definitivamente es molesto.
-Deberíamos acabar con él.
-Claro que deberíamos.
Dos voces tenebrosas resonaron en toda la mansión, a la par del sonido de pisadas fuertes que se acercaban a la recamara con rapidez por la puerta a la que Aioria le apuntaba con su rosario.
-Aioriaaa…Aioriaaa…Eres muy molesto, Aioria.
-Eres una molestia-las pisadas se detuvieron.
-Y ustedes un fastidio. Los devolveré a la dimensión oscura para que ya no sigan atormentando a esta familia.
-¿Nos vas a echar? Pero si los que se tienen que ir son ellos.
-En definitiva, ellos.
-¡Esta es su casa!
-No-en eso, un relámpago ilumino el lugar permitiendo ver a los dueños de las voces- Es nuestra.
-¡Mu! ¡Kiki!-grito Shion tratando de acercarse, mas fue detenido por Kanon-¡Suélteme! ¡No lastimen a mis hijos! ¡No se los perdonare si los lastiman!
-¡Cálmese, Shion! En este momento, Mu y Kiki están poseídos por las almas que residen en este lugar. ¡Deje que Aioria los ayude!
Pero el de cabellos verdes no se tranquilizaba, peleaba con el de cabellos azules para tratar de alcanzarlos sin prestar atención a las suplicas de su esposo, quien le pedía que se detuviera.
-¿Qué quieren aquí?
-¡Esta casa nos pertenece!-dijo Mu.
-¡Es nuestra!
-¡Lo fue antes y lo será ahora!
-¡Y ellos se irán!
-¡Se equivocan! –Elevo más su cosmos-¡Los que se van son ustedes!
Inmediatamente les arrojo agua bendita de una botella de perfume que guardaba en su bolsillo, y se arrodillo sosteniendo su rosario entre sus manos para comenzar a recitar una oración especial.
-¡AAAARRRR!
Tanto Mu como Kiki cubrieron sus rostros con sus manos, comenzando a gritar y revolverse en el suelo con desesperación. Sus gritos eran tan desgarradores dando la impresión de que hubieran recibido acido en vez de agua bendecida por el vaticano, y con ellos, los vidrios de la mansión se desquebrajaron regando los trozos en el suelo. Las luces se jugaban, y Dohko rompió a llorar al ver como sus hijos sufrían sin que él, pudiera hacer nada.
En eso, escucho un sonido como de algo rompiéndose, y su mirada se posó en el espejo que se hallaba a su lado. Su corazón se detuvo al ver como el espectro de cabellos rubio abría los ojos para observarlo fijamente, una mirada que lo hipnotizaba, lo paralizaba, lo envolvía en una sensación de tristeza y nostalgia.
Sentía que no podía despegar su vista de él, era como si ese hombre se apoderara de su voluntad por completo, y para cuando se dio cuenta, ya estaba caminando hacia la puerta de vidrio que conectaba al balcón.
“Salta”-escuchaba en su mente-“Salta, salta, salta”.
-Si…-murmuro inconsciente.
De pronto, la puerta de vidrio se rompió permitiéndole el paso al balcón, donde se inclinó sobre los barrotes y se dispuso a saltar, pero sin embargo, algo lo detuvo. O más bien, alguien.
Shion detuvo su pelea con Kanon al escuchar algo quebrándose, y se volvió, paralizándose al ver como Dohko se inclinaba sobre los barrotes del balcón dispuesto a saltar desde esa altura.
-¡¡DOHKO!!
Pero no pudo avanzar, pues el espectro de cabello azul se paró delante e incendio esa parte de la casa, impidiéndole cruzar a detener al pelirrojo.
-¡¡YA DEJENOS EN PAZ!!-grito con lágrimas en los ojos.
-¡Aun lado Shion!-Kanon lo aparto, y arrojo agua bendita al espectro-¡Trágate esto, bastardo!
Como supuso, el agua no le hizo efecto ya que no se trataba de un ser material sino de un espíritu maligno, pero le sirvió de distracción para atravesar el fuego y correr a detener a Dohko antes de que saltara. Lo tomo por la cintura, y lo cargo para alejarlo del balcón.
-¡¡AAAHHH!!-gritaba el pelirrojo, removiéndose en sus brazos.
-¡No dejes que te controle, Dohko! ¡Resiste!-al volverse, Kanon trago saliva al ver el fuego tan cerca de ellos, casi rozándoles la piel-¡Maldición! ¡Apresúrate, Aioria!
-¡¡MALDITO PERRO!!-grito Mu, lanzándose contra el castaño, pero fue rápidamente repelido por el aura espiritual que este emanaba, la cual lo estrello a la pared y lo mantuvo paralizado con toda su energía-¡AAARRRGRRR!
Pero en su intento de contener al de cabellos morados, se olvidó por completo del menor, y esto fue aprovechado por Kiki, quien lo ataco con sus garras afiladas.
El de ojos verdes reacciono abriendo los ojos para detener sus oraciones y esquivar al poseído, tomándolo por los brazos para pegar en su frente su crucifico.
-¡¡AAAAHHHH!!
-¡Penitenziagite, penitenziagite!-recitaba, haciendo uso de su poder para someter a Kiki y mantener a Mu contra la pared.
-¡GRRRRARG!-se removía el menor, mientras el humo salía de su frente en el lugar donde estaba el crucifico.
-¡Opus transitin otinum!
-¡Hijo!-grito Shion.
-¡La mortz est super nos! ¡Penitenziagite!
-¡GRRRARRR!
-¡Virtus migrat in vitium, nunc cuncta rerum debita, exorbitant a semita, penitenziagite!
-¡DE-ARRR-TENTE!
-¡AHORA, ALMAS DEL MAS ALLA, LES ORDENO QUE VAYAN A LA LUZ! ¡EN NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO!
-¡¡NOOO!!-gritaron Mu y Kiki, mientras una energía negra salía de ellos.
-¡AMEN!
Y todos los espejos se rompieron, así como las lámparas, así como el suelo y así como las paredes. Los demonios se desprendieron de los niños y las almas de la familia Cáncer se elevaron al cielo, convirtiéndose en brillantes luces, seguidas por las de sus hijos. Mientras los dos demonios que los habían mantenido presos ahí, regresaron a su dimensión desvaneciéndose en el aire. Solo entonces, las velas volvieron a encenderse y los niños cayeron al suelo inconscientes, al igual que Dohko en los brazos de Kanon.
-¡Hijos! ¡Dohko!-exclamo Shion, corriendo a auxiliar a sus niños, mientras el de cabellos azules dejaba al pelirrojo en la cama de la habitación.
Aioria y Kanon observaron esta escena con una sonrisa, una vez más habían completado su misión y se sentían felices por ello. Ahora solo quedaba resguardas la caja de la que habían salido los demonios que causaron todo ese desastre, sin embargo, al darse la vuelta, la caja…ya no estaba.
“Mi nombre es Aioria de Sagitario, soy un exorcista, y estoy en camino a un caso que desafiara toda mi experiencia.
El Caso de los Escorpio.”