La cruenta batalla había finalizado, el mundo mágico está a salvo eso era lo que todos vitoreaban, pero en su mente se encontraba los rostros te todos aquellos que dieron sus vidas por sus ideales. Debía admitir que, por más, malvados y horrendos actos que hayan cometido los mortífagos y el mismísimo lord, ya difunto, eran fieles a sus causas e ideales, y eso era, aunque nunca lo admitiría en vos alta, algo que el admiraba.
El sonido de las apariciones de los aurores lo sacaron de sus profundos pensamientos, y pudo ver cómo eran llevados los mortífagos y todo aquel que era sospechoso de tener alguna relación con el caído señor oscuro. Fue en ese momento donde presencio una de las injusticias del mundo mágico, todos los Slytherin eran arrastrados literalmente por la mayoría de los sobrevivientes junto con los aurores. Era una verdadera demencia, sin pensarlo libero una fuerte ráfaga de magia la cual detuvo el movimiento de los presentes en aquel lugar, pero no duro por mucho tiempo, nuevamente los gritos e insultos era lo que resonaba.
Sin más que hacer recorrió con su verde mirada aquel impasible lugar, cansado como se encontraba se encamino a las ruinas de la cabaña de Hagrid, pero lo que vio lo dejo completamente anonadado, detrás de aquellas ruinas un jadeante y muy mal herido Lucius Malfoy aparecía, tambaleándose, cuando los platas del rubio mayor se posaron en sus esmeraldas se desplomo
Tan rápido como pudo corrió hasta llegar a la frágil figura y evitar que se dañara en el suelo, lord Malfoy el hombre más orgulloso que había conocido se encontraba en sus brazos, completamente destrozado, igual que una de las preciosa muñecas de porcelana que había visto una vez en un museo, pero esta muñeca se encontraba rota y profanada, dolor e ira es lo que sentía, quien podría haber hecho algo tan bajo? Un terrible pensamiento se apodero de su mente que sucedía y le hacían lo mismo a todos los sospechas incluso a su rubio némesis? No podría permitirlo, pero no sabía qué hacer con el hombre en sus brazos y como si por fin la vida le sonriera a lo lejos diviso la figura de un desolado Remus
Por medio de un patronus logro que el licántropo llegara a su ubicación, en el rostro del mayor vio revelado lo que de seguro demostró el al ver al rubio
Harry pero que rayos paso aquí?- cuestiono el lupino, reteniendo las ganas de arremeter ante su sobrino de cariño, sabía que el no pudo ser capaz de hacer tal atrocidad pero su lobo clamaba venganza, al ver al rubio inconsciente lleno de semen y sangre con claras marcas en todo su cuerpo, con un fuerte aroma a un macho que el conocía muy bien pero no lograría nada con ir tras aquel desgraciado luego se ocuparía de eso.
Remus tenemos que salvarlo si los aurores lo encuentran será su fin, su cuerpo no podrá resistir una violación más- dijo el de lentes con un nudo en la garganta, su enemistad con los Malfoy era más que obvia pero no por ello pretendía que le dañaran de tal forma, sabía que un auror era el responsable, los mortífagos podrían ser cualquier cosa pero no tomaban a alguien en contra de su voluntad
Con sumo cuidado tomo el cuerpo dañado de los brazos de su cachorro, pero se lamentó al hacerlo un lastimero gemido salió de aquello pálidos y heridos labios, esos que una vez fueron rojos y seductores, al pasar la mano debajo de sus piernas para elevarlo sintió el viscoso fluido mesclado con la sangre en las amoratadas piernas, sin decir nada se marchó del lugar dejando al Gryffindor aun sobresaltado de aquel suceso.
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El miedo se encontraba dentro de su ser, no podía encontrar a su padre a su madre ni a su padrino, por más que no deseaba pensar en forma negativa no lo podía evitar. Cuando pretendía encaminarse al bosque una mano lo detuvo, cansado giro su rostro para encontrarse con Potter, el cual y sin su consentimiento lo jalo llevándolo hacia un sector que no conocía. Cansado y debilitado por los combates se dejó hacer.
Caminaron dejando el disturbio lejos, el león iba demasiado ocupado como para notar el suave sonido que provenía de una de las aulas, el cual no pasó de ser percibido para el rubio.
En la mente del azabache mil ideas se hacían presentes, no sabía cómo informarle a su acompañante lo sucedido con su padre, realmente no era bueno con las malas noticias y estaba seguro que por el carácter que se cargaba el príncipe de las serpientes terminaría maldecido.
Bien potty soy todo oídos, que es lo que quieres- dijo deteniéndose, ya cansado de todo ese misterio, en el fondo de su ser sabía que no le agradaría lo que el salvador del mundo mágico tendría para decir
Malfoy, tu padre- era muy difícil hablar, sentía la garganta seca, le quemaba, daría cualquier cosa por beber algo en aquel tenso momento. El ambiente no le ayudaba, poesía que la realmente lo odiaba, con dificultad respiraba, sentía que se ahogaba por Merlín, no podía comunicar el estado en que encontró al rubio mayor, pero debía hacerlo o al menos eso era lo que le decía su traicionera mente- tu … tu padre…-pero no pudo continuar ya que fue interrumpido, permitiéndole respirar
Harry, he estado buscándote por todas partes- expreso la pelirroja contenta colgándose de su cuello- sabes? Escuche que le dieron su merecido al maldito mortífagos rubio- comentaba jocosa en tanto intentaba besar a su novio
Zanahoria plana que le paso a mi padre?- cuestiono ocultando su preocupación lo mejor que pudo tras su máscara de indiferencia y frialdad- olvídalo no me interesa- dijo para rápidamente sonreír – si está muerto mejor para mí, eso quiere decir que la fortuna es mía- agrego finalmente, antes de que el de lentes le recriminara por su actitud, se giró, sabía que jamás se perdonaría que la weasley menor lo viera llorar, con la espalda recta y la cabeza en alto se marchó de aquel lugar dejando a los leones.
Por favor papá, tienes que estar bien, por favor-pensaba mientras con la manga de su camisa limpiaba las huellas que las lágrimas habían dejado en su blanco rostro. El catillo que una vez reboso de viva y alegría se encontraba lúgubre y desolado, la muerte hacía notar su inconfundible presencia, por aquello solitarios pasillos camino presuroso hasta dar alcance al lugar donde había escuchado anteriormente el sonido.
Un aula sucia y en desuso, lo recibió al momento en que abrió la puerta, el aire olía a sangre, al bajar la mirada pudo ver que en medio de sus pies había un fino rastro de humedad mesclado con el polvo propio de la falta de limpieza, haciendo caso omiso a su cerebro y actuando como un Gryffindor, siguió el rastro hasta detrás de un montículo de bancos, grande fue su sorpresa al ver a la supuesta muerta Bellatrix tumbada en el mugriento suelo con las piernas flexionadas, dando a luz, sin pensarlo demasiado se acercó a ayudarle, la cual al verlo ya no tenía esa loca mirada y con una sonrisa en su pálido y demacrado rostro le agradeció.
Dragón quítate el pantalón- dijo entre jadeos, pero al ver que el joven le dedicaba una confundida mirada se incorporó sobre sus codos- ponlo debajo de mis caderas, eso evitara que él bebe se enfrié- concluyo con un grito por la fuerte contracción, con rapidez llevo sus temblorosas manos hasta el cinturón el cual saco y lanzo lejos para posteriormente quitarse los pantalones y hacer lo que la mujer le dijo.
Quítate la camisa, para que lo cubras con ella cuando nazca- ordeno con los pocos alientos que le quedaban- luego de un poco de tiempo más por fin el pequeño se encontraba en los brazos de un sorprendido draco, quien no se percató cuando la mujer se colocó de pie para posteriormente apuntarlo con su varita
Crucio- dijo, cuando los ojos del menor se posaron en su figura- lo siento dragón- decía mientras retiraba la ropa interior al menor y le cubría las piernas con los rastros de placenta- sin poner objeción el rubio se dejó hacer, regalándole una sonrisa a su tía demostrándole que había aceptado lo que sin palabras le había solicitado- gracias draco- dijo en tanto se inclinaba para besar su frente y le entregaba al pequeño que lloraba y que instintivamente acercó su boquita al rosado pezón del joven para comenzar a succionar
Ante los agotados ojos plata aquella extraña mujer que un día fue su querida tía se desintegraba, cansado y aturdido por la maldición solo pudo atinar a acercar más al pequeño a su cuerpo temblando llevo su mano cubierta de sangre hasta la blanca camisa, con la cual cubrió al infante
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Cabreado así era como se encontraba, el tonto del pelirrojo con quien había tenido un pequeño romance, la cabreaba demasiado con sus estúpidas ideas, en especial la última.
Estúpido ron, como se le ocurre sugerir que me gusta Parkinson, merece que lo maldiga hasta que aprenda a conjurar wingardium leviosa- distraída en sus pensamientos caminaba, no quería ver a su alrededor aquel lugar que fuera su hogar se encontraba en ruinas y eso era más doloroso que ser cruciada, tan metida en su mente, iba que se sobresaltó cuando un grito de dolor llego a sus oídos podía notar que no se encontraba muy lejos de la procedencia del mismo, se debatía entre ir o dar la vuelta, finalmente y de forma reacia se giró para retornar por el lugar por el que había llegado, pero el llanto de un infante fue lo que necesito para que su vena Gryffindor se presentara.
Con cuidado abrió la puerta que la separaba de niño, varias veces en el corto trayecto hasta la sala se preguntó qué aria un bebe en el castillo, pero no se detuvo, sin hacer el menor sonido se adentró, al llegar a tras de un montículo hecho con bancos se paralizó, en frente de su ubicación se encontraba un sudoroso, agitado y desnudo Malfoy.
Fue este detalle lo que causó su turbación, hasta que el suave jadeo del joven llego a sus oídos que presto mayor atención las piernas del muchacho estaba mancadas con sangre, y en sus brazos se encontraba un pequeño infante recién nacido que se estaba alimentando del pecho de su ahora madre, pronto sus mejillas ardían por la concentración de sangre en ellas causando así que se sonrojara, por los pensamientos de su mente y la imagen frente a sus ojos.
Mal… Malfoy- dijo aproximándose con calman, la misma calma que una un entrenador de fieras cuando se quiere acercar a una hembra que ha dado a luz- te encuentras ben?-cuestiono- vaya pregunta Hermione, acaba de dar a luz y tu preguntando si está bien, sin duda el estar tantos años con Harry y ron me han afectado- divagaba en su mente sin notar la sonrisa de victoria en el rostro de la serpiente
De hecho, me duele mucho el vientre, y estoy muy cansado- expresó jadeando- por favor Granger no me quites a mi hijo- suplico oprimiendo al pequeño en sus brazos y elevando las rodillas, dejando así a la vista sus muslos teñidos de sangre, al notar que causo consternación en la joven internamente sonrió- yo no quería hacer nada, pero- dijo llorando, las cristalinas gotas marcaban su hermoso y cansado rostro- tenía que hacerlo, papá intento evitar que el lord descubriera que soy fértil pero pettigrew se lo dijo y Voldemort… él me- no logro terminar su mentira ya que fue rodeado por los finos brazo de la joven, sorprendido lloro realmente, libreando todo el veneno que tenía guardado en su corazón.
Tranquilo- expreso sonriendo- él bebe es de ese ser’- cuestiono temerosa, de la respuesta
No, no sé quién es su padre- conto, después de todo no era mentira realmente no sabía quién era el padre de aquel Ángel- me violaron una noche, pero prométeme que el jamás sabrá que es fruto de una violación- dijo con el terror en su rostro- bueno ya comencé a mentir qué más da seguir un poco más, después de todo tengo que asegurarme que no me quien al pequeño, bella jamás me lo perdonaría y yo tampoco, realmente soy bueno en esto, tendría que ser actor- se decía así mismo
El jamás lo sabrá- expresó mientras se enjuagaba una traicionera lagrima que rebeldemente escapo por sus ojos- no nos entregaste cuando pudiste y ahora sé que realmente no eres tan malo, no te preocupes yo hablare ante el Wizengamot a tu favor y al de tu padre- rápidamente se arrepintió de mencionar al aristócrata, sabia por boca de ginny lo que le había pasado al rubio y no consideraba apropiado que draco se enterar en este momento – vamos te sacare de aquí antes que llegue algún auror, han comenzado a recorrer el castillo en busca de rebeldes- dijo rodeándolo en un abrazo, gracias fue todo lo que escucho cuando se desapareció, tenía suerte de que las barreras de la escuela no estuvieran activadas nuevamente.