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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Volví con nuevo cap!!!

Disfrútenlo~

Luego de aquel maravilloso lunes, las cosas no habían ido de la mejor forma para Sehun y su semana entera se había convertido en una jodida mierda en la que tuvo que soportar, entre muchas otras cosas; las órdenes de Minho, los gritos de parte de su padre –ya que aparentemente hasta su existencia se había vuelto un problema para aquel hombre—, el acoso que actualmente Kyungsoo había decidido comenzar a aplicarle, los regaños de los profesores, la triste aura de Kyung Min y, como la cereza de ese pastel de mierda, también estaba aguantarse cada demostración de afecto y los constantes halagos que la nueva relación de Luhan tenía.

Eso en realidad era lo peor de todo porque no había segundo que pasara en el cual él no quisiera correr hacia ellos, arrancar a Luhan de las garras de esa arpía y gritarle que era suyo cual niño pequeño, sin embargo, eso no se podía y él tan sólo tenía que atragantarse con todo su coraje y los jodidos celos que amenazaban con volverlo loco.

Justo como en ese momento que únicamente podía apretar los puños y rechinar los dientes al ver como esa perra se colgaba del cuello de su lindo castaño y ponía su mejor cara de estúpida en un intento de lucir tan linda como a Sehun no le parecía que era, lamentablemente, Luhan parecía no compartir esa opinión ya que tenía una sonrisa estúpida estampada en la cara mientras le acariciaba el rostro con mucha ternura.

– Si las miradas mataran seguro Seohyun ya hubiese explotado o algo así –comentó tranquilamente Kyung Min, ganándose una mirada fulminante de parte del rubio–, pero tú tranquilo Hunnie, nadie lamentaría la muerte de la perra esa –sonrió ampliamente, contagiando a Sehun con ese gesto y no, no era porque estuviera de acuerdo –o bueno, sí lo estaba pero no lo admitiría— con las palabras del pelirrojo de falsos ojos grises sino más bien que era la primera vez en toda la semana que lo veía sonreír de esa forma.

Por fin él parecía genuinamente feliz y eso era algo que Sehun agradecía enormemente. Lo vio tomar asiento frente a él luego de un rato y no pudo evitar arquear una ceja cuando su amigo le extendió un folio azul.

– ¿Qué es eso? –preguntó sin rodeos y tomó el folio azul.

– Tu cronograma y ficha para el viaje –anunció tranquilamente.

– ¿Qué? –inquirió sumamente sorprendido y ante eso Kyung Min únicamente pudo poner los ojos en blanco.

– Dije que es tu cronograma y…

– No –interrumpió Sehun–. Escuche perfectamente lo que es, mi pregunta es… ¿por qué? –cuestionó.

– Porque prometiste que irías al viaje conmigo –señaló tranquilamente.

– Yo ya sé eso pero no te pedí que pagaras absolutamente nada –dijo molesto.

– Ya lo sé –murmuró–. Yo únicamente quise darte un regalo –explicó.

El rubio estaba listo para discutir por ello pero al final terminó por morderse la lengua y ahorrase sus tonterías luego de ver la tristeza y suplica reflejadas en las expresiones faciales de su mejor amigo. Al final lo único que hizo fue tomar el folio azul y construirse una falsa sonrisa de gratitud para así devolverle la alegría al rostro ajeno.

– Lo entiendo –aseguró–. Muchas gracias, Min –sonrió lo mejor que pudo e incluso revolvió el cabello rojizo del otro para hacerlo reír.

Aquello realmente funcionó y poco tiempo bastó para volver a ver la enorme sonrisa adornando el pálido rostro de su mejor amigo, aun cuando él no se sentía realmente nada feliz.

Lo que restó de la jornada escolar Sehun se dedicó únicamente a ignorar el tema y a la empalagosa pareja que tanto lo enloquecía. Para cuando la hora de salida llegó, él sintió todo el alivio del mundo y salió de ahí disparado, ignorando incluso a Kyung Min pero la realidad era que ya no aguantaba ni un segundo más en ese maldito calabozo de tortura; según su parecer.

Lo único que él quería en ese momento era largarse a su hogar y encerrarse en su habitación para así dormir un poco y tal vez volver a tener ese dulce sueño en el cual el tiempo nunca avanzaba para el niño que siempre andaba de la mano con un pequeño ángel con ojos de ciervo y cabello castaño. Sin embargo, muy dentro de él sabía que no iba a ser así de fácil y su celular no demoró mucho en corroborar que tenía razón.

|Minho.|

|Reunión en una hora, no llegues tarde.|

Un suspiró agobiado salió de entre sus labios y no tuvo más opción que cambiar la dirección de su andar para así dirigirse hacia donde su hermano lo había citado. Sus niveles de irritabilidad se dispararon desde el segundo en el que sus pies comenzaron a hacer camino hacia la bodega y aumentaron millones de veces más en el segundo que tuvo a Kyungsoo frente a él.

– Hey –saludó animadamente el pequeño pelirrojo–, ¿qué tal la escuela?

Sehun no respondió a la pregunta y siguió caminando de largo aun a pesar del ceño fruncido del otro. Sin embargo, se dio cuenta de que no sólo era la primera vez que veía al pelirrojo en uniforme sino que también conocía aquellos colores y escudo, lo había visto ya demasiadas veces antes en Chanyeol pero decidió ignorarlo y seguir. Su hermano lo aguardaba en el mismo lugar de siempre, sentado de la misma manera con la diferencia de que la tipa entre sus piernas en esa ocasión era otra.

–Buena chica –felicitó el agitado pelinegro mientras la rubia artificial se ponía correctamente de pie, acomodando su diminuta falda en el proceso.

La mirada cargada de maquillaje de la rubia y la de Sehun se cruzaron por milésima de segundo y él hizo una mueca de desagrado cuando ella le sonrió con coquetería, porque el definitivamente no quería las sobras de Minho.

– Sehun –llamó el pelinegro y la total atención del rubio se fue hacia él–, odio admitirlo pero lo haces bien –masculló de mala gana–. Ayer por ejemplo; todo el trabajo del equipo hubiera fracasado de no ser por ti.

Sehun hizo una mueca tras escuchar eso y recordarse a sí mismo lo idiota que había sido al haber decidido casi sacrificarse para que todos los demás salieran ilesos de aquella tienda; él incluso podía recordar haberse ganado un par de buenos golpes luego de decidir atacar a ese oficial y las piernas aún le dolían después de la maratón que había corrido para evitar como fuera que las patrullas lo alcanzarán.

Estaba arriesgándose demasiado por una persona que no lo merecía y lo sabía, ¿por qué lo hacía entonces?

Era una respuesta muy simple a decir verdad, la única razón se debía que aunque Minho era una de las peores mierdas del mundo, había personas en su grupo que realmente merecían la pena y de las que se había vuelto algo así como un amigo.

– Además –prosiguió el mayor, llamando nuevamente su atención–, salvaste por segunda vez a Kyungsoo –murmuró seriamente.

Y una vez más Sehun frunció el ceño debido a que esa maldita cuestión estaba comenzando realmente a tocarle las bolas; odiaba demasiado el puto hecho de convertirse en el jodido protector de aquel imbécil que parecía hacer aquel tipo de idioteces a propósito.

–Y luego de decir todo esto –suspiró–, esta es tu parte del dinero.

Un montón de billetes fueron extendidos hacia él y Sehun estaba totalmente convencido de que tendría que trabajar mínimo unos dos años para conseguir todo ese dinero y aún así no lo tomó pese a que era consciente de que ese dinero podría resolver muchos de sus problemas y sacarlo de trabajar.

Porque bien podía tomar ese dinero y dejar de preocuparse por tener el dinero suficiente para pagar la matrícula y demás cuestiones referentes al instituto que había elegido para continuar sus estudios, pero no era correcto y en realidad la idea de tomar el dinero lo hacía sentirse asqueado.

– Sehun –llamó Minho, agitando el dinero frente a él.

– No quiero eso –masculló.

– ¿Qué? –espetó el mayor.

– Que no voy a tomar ese dinero –sentenció seriamente.

– Mira, a mí no va esa mierda de deberle nada a nadie, así que toma el dinero y listo –ordenó.

– Ya te dije que no lo haré, no quiero ese sucio dinero –masculló entre dientes.

– ¿Qué acabas de decir? –gruñó.

– Ya me oíste, no quiero tu dinero de porquería –escupió con desprecio.

– Mira… hermanito –escupió ácidamente el, muy por el contrario, cariñoso mote–, me importa una mierda si quieres o no el jodido dinero, tan sólo tómalo y cierra la boca. Ya después puedes hacer con él lo que quieras.

– No –respondió alto y claro.

Fue en cuestión de segundos que el primer golpe llegó y así como impactó contra su rostro, Sehun no dudo ni un segundos en regresárselo todo lo fuerte que pudo al imbécil pelinegro. Una vez más eso estaba pasando y las órdenes de Kyungsoo fueron lo único que pudo oír además del sonido de los golpes.

– ¡Paren! –gritaba el alterado pelirrojo.

– ¡¿Te crees mejor que todos nosotros únicamente por no querer tomar el dinero?! –rugió el furibundo pelinegro–. ¡Pues déjame decirte que no lo eres; tú eres la misma mierda sino es que hasta peor!

– ¡Ya basta Minho! –ordenaba Kyungsoo, tirando fuertemente de su ropa para que se quitara de encima el cuerpo de Sehun y dejara e golpearlo.

– ¡No soy como tú! –gritó Sehun.

– ¡Eres peor que yo, hermanito!  –aseguró–. ¿Y sabes por qué?  –preguntó con un tono de voz mucho más bajo y cargado de malicia.

Sehun únicamente se mantuvo mirándolo a los ojos, él también había parado de luchar y únicamente se mantenía inmóvil bajo el peso del cuerpo ajeno.

– Es porque tú aún sabiendo que todo esto es una mierda lo sigues haciendo y te escudas detrás de la patética escusa de que es para salvar a ese chino de porquería –soltó venenosamente–. No eres bueno, lo que haces es sacrificar a un montón de personas inocentes por una sola que ni siquiera te mira y seguramente de saber sobre tus repugnantes sentimientos, únicamente sentiría asco de ti –finalizó, mostrándole al menor la sonrisa más cruel y maliciosa que tenía.

Una punzada de dolor se instaló en el corazón de Sehun, palpitando a la par de los rápidos latidos de su corazón. Su cerebro comenzó entonces a decirle que Minho tenía razón y sus ojos se sentían humedecidos debido a las jodidas lágrimas que la revelación, y todo lo que había pasado a lo largo de la semana, querían liberar.

– ¿Qué pasa, hermanito? –inquirió burlón–. ¿Es acaso que el osado general no puede con la idea de ser rechazado por el mocoso chino? –rió.

– ¡No más, te he dicho que te detengas ya! –rugió Kyungsoo, empujándolo lejos de Sehun.

– ¡¿Te estás poniendo de su lado?!

– ¡Sí! –gritó–. ¡Basta de está mierda, no vas a meterte más con él o te las verás conmigo! –amenazó.

Minho lo miró incrédulo y molesto, ignorando incluso el momento en que Sehun se levantó del suelo y salió de ahí a toda velocidad. Sus labios se apretaron en una rígida línea y sus duros ojos oscuros trataban de perforar el cuerpo de Kyungsoo que ni se inmutó.

–Tú…

– ¿Eres estúpido acaso? –espetó el menor–. ¿Qué no ves lo valioso que él es para el equipo?

–Es reemplazable igual que todos –afirmó.

– ¡Por supuesto que no! –exclamó exasperado–. ¡Gracias a él hemos crecido de una forma extraordinaria! –dijo, señalando el lugar por donde Sehun se había marchado.

–Eso no…

–Mira, Minho –lo cortó–, puedes sentarte aquí a negar que Sehun es una pieza valiosa para nosotros todo lo que quieras e incluso puedes seguir jodiendole tanto como te plazca pero ten en cuenta algo… –pausó un momento–; tarde o temprano va a cansarse y se irá –afirmó seriamente.

Su mejor amigo no dijo nada y se mantuvo mirándolo fríamente, como diciéndole de forma silenciosa que en realidad aquello le daba realmente igual.

–Así que más vale que comiences a hacer algo para retenerlo aquí porque te juro que si él se va… yo me iré con él –sentenció, dejando al mayor boquiabierto y sin más abandonó el lugar.

Y su amenaza no era ni una broma, porque realmente que lo había pensado por mucho tiempo y la resolución seguía siendo la misma cada vez; Sehun era demasiado valioso para perderlo.

***

« Deja de parecer un perfecto imbécil y ya di algo », le exigió su cerebro luego de haber estado ahí parado por media hora como un idiota tan sólo mirando al alto muchacho que charlaba con una bonita chica peli-rosa.

– Cha-Chanyeol –llamó demasiado tímidamente.

El más alto dirigió su mirada a su pequeña persona y las mejillas de Luhan se tiñeron de rojo al verlo elevar una ceja a manera de una pregunta silenciosa sobre el porqué de que estuviera ahí o tal vez era que él le preguntaba quien rayos era debido a que únicamente se habían visto como unas dos veces antes.

– Yo… ¿eres amigo de Sehun? –preguntó nerviosamente.

– Mmm sí… ¿y tú eres? –cuestionó el más alto.

– Bu-bueno… yo… tan sólo me preguntaba si sabes dónde está él ahora –dijo, evadiendo la pregunta ajena.

– Pues… en realidad no tengo ni idea, se suponía que íbamos a vernos hace una hora en el parque pero él nunca llegó –explicó un tanto desconfiado.

– Ya veo –murmuró decepcionado.

– ¿Para qué lo necesitabas?

La piel de Luhan se erizó completamente y sus mejillas se tiñeron de un fuerte color rojo luego de aquella pregunta, miró nervioso a todos lados mientras rogaba hallar una respuesta coherente que no lo dejara como un vil acosador.

Porque en realidad lo más probable es que eso es lo que el tipo pensaría de él si es que llagaba a decirle que llevaba más de dos semanas mirando a Sehun desde la distancia en espera de encontrarse una buena excusa para hablar con él y vamos, no la había encontrado sino hasta el lunes pasado cuando por error le habían dado al rubio su carta.

Sin embargo, y por más que había buscado la oportunidad, no había podido acercarse al rubio y tal vez no lo estaría intentando en ese momento de no ser porque lo había visto muy decaído e inevitablemente se había preocupado –y también cansado de no atreverse a acercarse– por él y decidió hablarle de una vez por todas de eso que había estado posponiendo.

Ahora, de vuelta a la realidad, Luhan continuaba tratando de pensar en una buena excusa para darle al alto chico de orejas grandes que no dejara al descubierto que en realidad había estado buscando a Sehun por cada lugar en el cual iba a perder el tiempo, en casa de Kyung Min, su trabajo y, sólo tal vez, también le había preguntado a Yixing gē antes de acercarse a él.

– Bu-bueno yo… lo que pasa es…

– Puedes decirme lo que necesitas y tu nombre para que después yo pueda darle tu recado –propuso el alto.

– N-no es nada importe –dijo rápidamente, dio la media vuelta y comenzó caminar a toda prisa en dirección a su hogar.

– ¡De acuerdo! –escuchó Luhan tras su espalda pero no se giró–. ¡De cualquier forma yo le aviso que viniste a buscarlo, Luhan!

El castaño se detuvo en seco al escuchar su nombre, se giró rápidamente y su rostro se volvió totalmente rojo al encontrarse con la sonrisa burlona del más alto. No dijo nada más ante eso y salió corriendo de ahí sintiéndose demasiado humillado para decirle algo al estúpido muchacho de sonrisa burlona.

Fueron apenas unos segundos los que le tomaron estar de vuelta en su hogar, no había nadie a esa hora y fue por ello que nadie lo cuestionó del porqué de que tuviera la cara toda roja y prácticamente tirara la puerta luego del portazo con el cual la cerró.

Su corazón estaba latiendo como un loco debido a la carrera que había emprendido y maldijo nuevamente a ese estúpido gigante. Se acordó entonces que no había encontrado a Sehun por ningún lado y no pudo evitar sentirse decepcionado por eso.

Pensó entonces que rendirse era lo mejor pero la simple idea hacerlo lo dejaba con un sabor amargo en la boca. ¡Maldición!, si tan sólo Lay gē no se hubiera acercado a él aquel fin de semana, entonces él podría estar en paz y sus palabras no estarían carcomiéndole el cerebro; él incluso lo recordaba todo perfectamente.

*~*~*

Era sábado y él estaba caminado por las oscuras calles como un idiota a las 11:30 de la noche simplemente porque a su estúpido hermano mayor se le había antojado un maldito helado y él tenía que ir a conseguirlo porque el mayor estaba ‘convaleciente’ y él debía ayudarlo en todo lo que fuera necesario.

¡Patrañas!, Zhao ya no tenía absolutamente nada y él simplemente no terminaba de comprender cómo era que aún estaba siendo obligado a ser el esclavo del otro.

Sin embargo, discutir con su madre iba a ser inútil y lo único que le quedaba era obedecer sin quejarse. Era por eso que estaba en ese momento cruzando las calles, luego de dar vueltas como por una hora, con el bendito helado ya en sus manos. Estaba ya muy cansado y en serio esperaba que Zhao ya no tuviera más peticiones ridículas o iba a estrangularlo.

Dio vuelta en la calle contigua para finalmente entrar al parque que lo llevaría directo a su calle cuando alguien lo abrazó por la espalda de la nada. El miedo lo paralizó en cuestión de segundos y cuando su cerebro lo único que hacía era enviarle la orden de gritar, su atacante habló.

— Hola Lulu~ —canturreó Lay con un chillón tono de voz.

— ¿Xing gē? —habló torpemente Luhan, intentando aún reponerse de la impresión.

— ¿Q-qué haces tannn solitooo aquí? —preguntó balbuceante.

— Yo… —murmuró incómodo y comenzó a luchar por deshacerse del asfixiante abrazo ajeno—, vine a comprar algo.

— ¿Queeeeee? —inquirió.

— Helado —respondió aún luchando por liberarse—, Zhao gē tenía antojo de helado y me enviaron a comprarlo —explicó.

— ¡Waaaaaaaaaaaaaaa! —chilló, apretándolo más fuerte entre sus brazos—. ¡Eres tan lindo y buen hermano!

— ¡Xing gē, me estás ahorcando! —exclamó angustiado.

— Ahora comprendo porque eres tan especial para Hunnie —murmuró suavemente.

— ¿Qué? —dejó de luchar y se mantuvo mirando al frente mientras procesaba las palabras del mayor.

— Él siempre habla de ti —confesó—, de lo amable y especial que eres, de lo mucho que te aprecia y de lo maravilloso que fue el tiempo que pasó a tu lado cuando niños.

— No, eso no…

— Te quiere mucho —afirmó y Luhan sentía su pecho oprimirse—, pero tiene miedo de causarte daño.

— ¿Por qué? —musitó con un hilo de voz.

— Eso… —suspiró—, no puedo decirte.

— ¿Por qué empezaste está estúpida conversación entonces? —exigió saber molesto, empujando al mayor en el proceso.

— No sé —se encogió de hombros—. Supongo que es para hacer que cambies ese concepto tan negativo que tienes de él —sonrió—. Él es bueno, Luhan. Es tan bueno que hace cosas que no te puedo decir para asegurase de que tú seas tan feliz como sea humanamente posible porque eres muy importante para él.

En ese momento el castaño únicamente pudo agachar la cabeza y morderse fuertemente el labio inferior; no entendía nada pero aun así su corazón estaba doliendo tanto como sólo lo había hecho cuando Sehun se alejó.

— ¿Por qué no me deja volver a su lado entonces? —preguntó débilmente.

— Es porque…

— Por fin te encuentro —habló alguien más.

— ¿Tú de nuevo? ¿Qué acaso no puedes dejarme en paz? —soltó molesto el mayor y Luhan inmediatamente elevó la mirada.

Un par de orbes oscuros y fríos fue lo que Luhan halló al frente, tan cargado de desprecio y enojo que tuvo que retroceder por temor a hacer algo que hiciera explotar la ira del hombre que sujetaba con fuerza el brazo de Lay.

— Estás ebrio, nos vamos a casa —sentenció el tenebroso individuo.

— No, yo no voy contigo a ningún lado —afirmó, forcejeando con el otro.

— No estoy preguntándote si quieres hacerlo, lo haces porque yo digo —masculló entre dientes.

— No —respondió Lay, logrando que el otro mascullar un par de improperios en chino.

El castaño apenas vio el momento justo cuando él tipo chasqueó los dedos y un enorme hombre apreció, llevándose a cuestas a Lay, que gritaba y pataleaba como un niño. Luhan ni siquiera se atrevió a decir nada y permitió que todo eso sucediera, no sin antes recibir una clara amenaza del hombre de ojos fríos.

Supo entonces tres cosas, la primera; que Lay escondía muchas cosas en las que él prefería no involucrarse, la segunda; que lo más inteligente era no volver a cruzarse en el camino de aquel tenebroso sujeto y la tercera; que tenía que hablar con Sehun y tal vez, sólo tal vez, recuperar a su mejor amigo.

*~*~*

Ese recuerdo lo ayudó a obtener una renovada determinación y seguramente de no ser por los familiares ladridos de su simpático vecino canino, él no habría podido recomponerse. Se giró hacia la ventana y como todos los días elevó su mano para saludar al lindo animal que ladraba con entusiasmo desde la habitación vecina.

No tenía ni remota idea de cómo era que se llamaba el simpático dóberman pero igual lo saludó tan sonriente como siempre, riendo sin poder evitarlo al verlo emocionarse aún más y comenzar a dar vueltas por la habitación. Se acercó más a su ventana para poder tener una mejor imagen de su nuevo amigo y cuando por fin se animó a hablarle al tierno perro, todo se fue a la mierda.

Su rostro pasó de un ‘algo acalorado' a ‘rojo vivo' cuando sus ojos se fijaron en la inconfundible y semidesnuda imagen del propietario del adorable perro. Su quijada se desencajó y sus ojos, para empeorar aún más las cosas, no fueron capaces de quedarse quietos en la expresión sorprendida del rostro de Sehun, ¡no!, ellos tuvieron que bajar de su húmedo rostro hasta su desnudo pecho y quedarse completamente clavados en la jodida toalla, dejándolo seguramente como un total degenerado mirón.

El simpático perro volvió a ladrar entonces, devolviendo al castaño a la realidad y antes de que supiera lo que hacía, cerró rápidamente las cortinas de su ventana y se alejó de ella todo cuánto pudo con ambas manos cubriéndole la boca y el rostro a cien mil grados centígrados de temperatura a causa de la enorme vergüenza que sentía y ni sabía por qué.

 Es decir, Sehun era un chico igual que él y sí; tal vez él era más alto, con un cuerpo algo más trabajado y algunas otras características que Luhan aún no podía desarrollar, pero era un chico a fin de cuentas y Luhan tan sólo no lograba entender el motivo de su vergüenza si el mismo se había visto desnudo todos los días a lo largo de sus 15 años de su vida y obviamente él tenía lo mismo que Sehun tenía entre las piernas. Entonces… ¿por qué estaba en ese momento ocultó bajo las mantas,  con los ojos fuertemente cerrados y con la cara hirviendo de pena?

¡No tenía idea!, pero definitivamente él no iba a salir de ahí en al menos mil años más.

***

¿Eso de verdad había sucedido?, se preguntaba Sehun luego de varios segundos manteniendo la mirada aún fija en la ventana. Algo cálido se instaló en su rostro y en ese momento –mientras cerraba las cortinas de su propia ventana— se dio cuenta de lo estúpidamente avergonzado que se sentía, además de excitado y, ¡joder!, tendría que volver a tomar una ducha.

Para el resto de su día no hubo nada más emocionante que mirar la televisión y pensar en el importante suceso que le marcaría la vida al día siguiente. Ese día también estuvo nuevamente solo como siempre había estado acostumbrado, sin embargo su adorable mascota lo hacía todo más entretenido sin duda alguna.

No hizo realmente nada más –aparte de husmear un par de veces por la ventana por si acaso volvía a ver a Luhan—, hasta ese momento se sentía tranquilo y muy confiado para lo que mañana lo aguardaba y de esa forma se fue a dormir esa noche pero…

Todo siempre es diferente por la mañana, dicen y fue justo lo que le pasó a Sehun.

Ese día se levantó con el pie izquierdo y desde las primeras horas de ese sábado todo fue un desastre total, comenzado por el hecho de que su jodida alarma no sonó e iba tarde a la escuela y no, no iba a clases sino a obtener el resultado de todo lo que había trabajado para entrar al mejor instituto de la ciudad.

Afortunadamente para él logró llegar a tiempo pero terminó pagando un precio demasiado alto y terminó hecho un manojo de nervios y toda la inseguridad que antes no había sentido lo invadió en ese momento.

– Hey, Sehun –llamó alguien entre la multitud y el rubio no demoró mucho en cruzar miradas con Chanyeol, quien también había aplicado examen para ese instituto.

Iba vestido como un idiota y seguramente de no ser por la ansiedad Sehun se hubiese reído fuerte de sus horribles pantalones de cuadros verdes, su cabello perfectamente peinado y llenó de gel, sus enormes anteojos de mosca, su corbata de moño, la camisa azul celeste y ese ridículo saco a juego con su tonta camisa; parecía el atuendo sacado de una barata de mercado.

Aunque tenía que admitir que Chanyeol estaba demostrando tenerlos bien puestos al aparecerse así, es decir, hasta él sabía que eso era un suicidio social mucho antes de iniciar el curso, ya que de hecho esa escuela sería la única y la primera a la que Chanyeol iría que nada tuviera que ver con la iglesia o algo por él estilo.

– ¿Qué hay? –saludó seriamente al otro.

Chanyeol le dio una mirada interrogante ante eso y no tardó mucho en comenzar a reírse con ganas de sus estúpidos nervios y temor a fallar, ¡y claro!, al imbécil kilómetro andante le daba exactamente lo mismo aprobar o reprobar porque de cualquier forma el jodido niño rico ya tenía la puta vida resulta; Sehun lo maldecía por eso.

– Oh, vamos –dijo sonriente–, tienes que relajarte un poco –sugirió y Sehun lo maldijo aún más.

– Cierra la boca –gruñó y sin prestar mayor atención al otro, avanzó entre la multitud.

Estaba sudando para cuando se acercó a la puerta principal del lugar, todos los aspirantes ya estaban ahí congregados para saber finalmente los resultados del examen que habían aplicado todos un mes antes, examen para él cuál Sehun se había preparado como nunca y por el cual aún sentía temor de fallar.

– Relájate hombre –dijo Chanyeol antes de darle un par de palmadas en la espalda–, seguramente te fue muy bien.

– Eso espero –murmuró nervioso aún sin apartar sus ojos del gran pontón que pronto se abriría para dejarles saber el resultado de todo su esfuerzo.

Cuando las grandes puertas de reja por fin comenzaron a moverse Sehun no pudo esperar y avanzó tratando de entrar cuanto antes sólo para chocarse de frente con la pequeña figura de un chico peliblanco, haciéndolo trastabillar varios pasos.

– Joven amo, ¿está bien? –preguntó rápidamente un imponente hombre de negro cabello.

– Sí –farfulló el jovencito con el ceño fruncido.

– Yo lo sien…

– Pon más atención escoria –masculló el chico sin siquiera dejarlo terminar su disculpa.

Sus felinos ojos marrón que lo recorrieron de pies a cabeza como si no fuera más que un miserable insecto, su rostro adornado por una mueca de fastidio y su pequeña figura envuelta en ropas y accesorios de aspecto realmente costoso sólo le dijeron a Sehun una cosa; él tipo era un niño de papi que únicamente sabía estirar la mano para obtener lo que quería.

– ¡Ja!, es por eso que la servidumbre no debería mezclarse con nosotros –bufó fastidiando.

– ¿Qué acabas de decir? –espetó molesto el rubio e intentó llegar al pequeño imbécil.

– ¿Qué?, ¿caso también eres ordo a demás de pobre? –escupió con burla.

– Voy a patear tu fino cu…

–Sehun, para –ordenó Chanyeol, sujetando su brazo con fuerza para que las cosas no se hicieran más grandes; no podía dejar que el rubio se metiera en problemas cuando ni siquiera sabía si había conseguido entrar siquiera.

Los afiliados ojos del peliblanco fueron hasta Chanyeol, una sonrisa arrogante se dibujó en sus delgados labios y un travieso guiñó fue dirigido hacia ambos antes de que el pequeño bastardo siguiera su camino sin prestarles mayor atención, siendo seguido en todo momento por el imponente hombre de cabello negro, quien le susurraba algo al oído, haciéndolo detenerse frente a un impresionante automóvil que Sehun jamás aspiraría a tener cerca siquiera.

– ¿Por qué no me sorprende? –farfulló molesto.

– Joven amo, tiene que entender que…

– Tan sólo cierra la puta boca y sácame de aquí antes de que decida hacer que te despidan como la rata reemplazable que eres –ordenó el maleducado chiquillo.

El gran hombre únicamente pudo tragarse sus insultos para el pequeño arrogante, asentir sumisamente y abrir la puerta trasera del auto para el chico de mala actitud; a Sehun únicamente le bastó aquello para descubrir que, aunque ese chico parecía recibir todo a manos llenas, no estaba ni cerca de saber que era la felicidad.

– Sehun –llamó Chanyeol luego de un rato en el que Sehun únicamente se había mantenido mirando como el auto del peliblanco se perdía entre el transito regular de Seúl.

– Ya voy –murmuró apenas antes de darse la vuelta y seguir a su amigo al interior del lugar.

Todos caminaron juntos hasta el tablero en el centro del patio, unos viéndose demasiado tranquilos mientras que otros tantos parecían estar al borde del llanto. Para ese momento Sehun ya sentía el corazón latiéndole en la garganta y no el pecho y sabía que Chanyeol estaba diciéndole alguna idiotez que su cerebro no podía procesar con normalidad.

Al estar ya frente a la gigantesca pizarra Sehun podía jurar que el alma iba a salírsele del cuerpo, sudor frío le recorría la espalda mientras sus ojos revisaban con ansiedad cada casilla con los nombres y puntuaciones de los aspirantes que habían logrado ingresar a ese instituto. Las manos comenzaron a sudarle entre más maldiciones y llantos femeninos se dejaban oír debido a la decepción.

Pasaron lo que sintió como milenios pero nunca encontró su nombre en la pizarra. La decepción comenzó a provocarle un nudo en la garganta y en el estómago mientras su boca se impregnaba con el sabor de la tierra; quería largarse y gritar.

– Imposible –murmuró Chanyeol a su lado, justo cuando él se había girado para despedirse.

Sehun no comprendió pero se dio cuenta entonces que todos estaban mirando fijamente la parte más alta de la pizarra y murmuraban varios ‘imposibles’ y ‘no es verdad'. Fue justo en ese momento que él también se atrevió a mirar y su quijada no tardó en desencajarse.

|1.-Oh Sehun 270 de 270|

— No es cierto —oyó balbucear a Chanyeol y no pudo estar más de acuerdo con él.

Su incrédula mirada se despegó momentáneamente del tablero y buscó algo entre la multitud que le dijera que eso realmente estaba sucediendo y que no estaba dormido aún en su cama. Un par de bellos ojos castaños no demoraron mucho en encontrarse con los suyos, su corazón se transformó en un montón de latidos que bien podrían igualar al galopar frenético de un caballo salvaje y no supo bien que hacer cuando una dulce sonrisa fue esbozada por los labios de Luhan.

“Felicidades”, fue la palabra que pudo leer en sus labios cuando estos se movieron sin dejar salir ni un solo sonido. Su cerebro le ordenó entonces acercarse y abrazarlo con fuerza, sin embargo un agudo chillido fue lo único que bastó para devolverlo a la realidad y recordarle que no podía acercarse a él.

— ¡Lo hicimos, Hannie! —chillaba escandalosamente Cherry—. ¡Pasamos!

La mirada de Luhan se vio obligada a dejar la suya luego de que su amiga lo abrazara con fuerza. Sehun entonces no tuvo más opción que desviar la mirada hacia Chanyeol, quien había comenzado a tirar de su ropa y sacudía fuertemente su cuerpo.

— ¡No jodas, entramos! —exclamaba su eufórico amigo—. ¡Y no sólo eso, tú prácticamente te pasaste el examen por las bolas!

Sehun no pudo no reírse luego de escuchar a su amigo decir aquello, porque realmente que su apariencia de niño bueno desentonaba bastante con su elegante léxico, pero igual no podía negar que su amigo tenía toda la razón con lo que decía, porque no sólo lo había logrado sino que además había humillado a los niños ricos a los cuales no les iba a costar nada pagarse la matrícula, él, un chico becado que únicamente había entrado a esa escuela por una razón.

Y aunque sí, también le interesaba que fuera una muy buena escuela, él realmente había elegido ese lugar por una sencilla razón; Luhan estaría ahí. ¿Eso era acoso?, probablemente sí pero le daba exactamente igual, de todas formas él va iba a cuidarlo siempre aunque fuera a la distancia.

Se sorprendió un poco cuando alguien lo tomó del brazo y lo jaló en otra dirección pero no tardó mucho en enterarse que no era otra persona sino Chanyeol que en ese instante le decía que debían ir hacia la dirección para recibir instrucciones sobre el proceso de inscripción y el número de cuenta para hacer el depósito de la matrícula. No emitió queja alguna y simplemente se dejó guiar a las oficinas de la dirección donde una irritada secretaria los atendió y además tuvo la oportunidad de conocer al director del lugar, recibiendo incluso una felicitación debido a su sobresaliente desempeño en el examen y escuchar un montón de patrañas sobre que era el primero en muchos años en lograr así y cosas por el estilo.

Le costó un poco de trabajo quitarse de encima al molesto hombre y las miradas curiosas de varios alumnos, pero finalmente pudo salir luego de media hora con toda la documentación que requeriría. Su ceño ya se encontraba fruncido para cuando cruzó la puerta y los estúpidos comentarios de Chanyeol no ayudaban en lo más mínimo. Se preparó para mandarlo al infierno y por estar volteando hacia su amigo, no vio a la persona que venía de frente y chocó ligeramente con ella.

Y sinceramente para ese punto él ya estaba lo suficientemente irritado como para ignorarlo y no gritarle a dicha persona, sin embargo, nada salió de su boca cuando nuevamente su mirada se quedó prendada de aquellos bonitos ojos de ciervo. Su mente se volvió un lienzo totalmente en blanco en el cual ni su nombre figuraba ya.

Luhan parecía igual de aturdido que él y Sehun ya había alcanzado un punto de enamoramiento, o tal vez de locura, que lograba que cualquier sentimiento reflejado en la mirada de Luhan le acelerará el ritmo cardíaco e hiciera una masa inservible a su cerebro.

— Se…

— Hey Sehun, ¿por qué nos detenemos? —habló Chanyeol, cortando lo que fuera que Luhan estaba por decirle.

Ambos chicos se miraron entre sí durante un par de segundos en los cuales Chanyeol sonrió ladino y las mejillas de Luhan se tornaron rojas, cosa que a Sehun no le gusto para nada y por la cual más tarde probablemente le pediría una explicación, y de paso también le rompería las piernas, a Chanyeol.

— ¿Tú eres el chico que ayer quería hablar con Hunnie, cierto? —dijo Chanyeol y únicamente eso hizo falta para que Luhan saliera de ahí corriendo ante la sorprendida mirada de Sehun, desatando la risa escandalosa de Chanyeol—. Me cae bien —afirmó tras controlar su ataque de risa.

— No te metas con él —advirtió ferozmente.

Su amigo lo miró sin comprender y él tan sólo comenzó a caminar ignorándolo por completo. Le tomó apenas un minuto a Chanyeol poder darle alcance pero no hizo comentario de ningún tipo por un buen rato hasta que estuvieron fuera de los terrenos de la escuela y cerca del barrio del rubio donde el pelirrojo finalmente pudo comenzar medio a tratar de hacer algo con su ridícula vestimenta.

— Por mucho que lo intentes esa ropa seguirá siendo horrible —comentó burlón el rubio.

— ¡Ja!, pero si el señor ‘hoy si me bañé y hasta me quite los piercings' ha hablado —contraatacó.

— Algo haré respecto a eso —aseguró.

— ¿Algo en mente? —preguntó interesado, ya que realmente él necesitaba poder hacer algo con esa jodida ropa sin que los profesores fueran un obstáculo.

— No en realidad —se encogió de hombros—, pero ya conocí al director y eso me basta para pronto encontrar algo que hacer —sonrió con malicia, contagiando a Chanyeol que no demoró mucho en echarle su brazo sobre los hombros.

Una figura familiar los saludó desde la lejanía y ellos se acercaron sin pensárselo. La sonrisa con hoyuelos de Lay fue lo que recibieron a cambio de su rapidez, eso y un montón de pintura en aerosol de diversos colores.

— Hola —saludó el sonriente chino—, ¿cómo les fue?

— Muy bien —respondió Sehun, dándole otra mirada a las latas de pintura apiladas a un costado del mayor—. ¿Qué es todo esto?

— Es para la señora Lee —dijo sonriente.

— ¿La anciana odiosa que siempre nos mira como si fuésemos basura? —inquirió Chanyeol un tanto confuso.

— Exactamente —aplaudió alegremente, dejando aún más confundido al más alto.

— ¿Así que planeas rayar su bonita casa por…? —preguntó malicioso Sehun.

— ¡¿Harás un graffiti en su casa?! —exclamó un emocionado Chanyeol.

— Sí —asintió alegremente—. Digamos que hoy ella fue realmente odiosa y se lo buscó.

— ¿Necesitas ayuda con eso? —preguntó sonriente Sehun y a su lado Chanyeol no tardó en comenzar a asentir frenéticamente.

— Claro, no me vendría mal eso —dijo entusiasta.

Ambos menores no necesitaron otra respuesta diferente y ambos tomaron varias latas de pintura, Lay llevó el resto mientras se dirigían a la bonita residencia de barda blanca de su odiosa vecina. Chanyeol fue el encargado de asegurarse que ella no se encontraba en casa y una vez que él les dio la señal, fue momento de ponerse a trabajar.

Hacer eso para Sehun no era algo nuevo y lo había hecho varias veces antes, era incluso una de las pocas cosas que podía decir que le gustaba hacer porque simplemente había algo demasiado extraordinario en cada línea, color o forma que sabía que al final formarían una imagen que proyectará mil palabras con sólo un montón de pintura.

Él incluso podía decir con orgullo que tenía talento para eso, aunque claramente a un lado de Lay era prácticamente un novato; el chino ciertamente estaba haciendo un trabajo tan impecable como lo hacía con sus tatuajes. Chanyeol por su parte era el más emocionado ya que jamás había hecho algo como aquello pero para ser la primera vez estaba haciendo un gran trabajo.

Varios vecinos los miraban mientas trabajaban pero ni uno solo decía absolutamente nada y Sehun sabía de antemano que se debía a él y al hecho de que los vecinos le tenían un miedo atroz a meterse con cualquier miembro de la familia Oh, eso los hizo sentir seguros y les permitió trabajar tranquilos e incluso les dio un par de minutos para admirar su gran obra con forme iban avanzando.

La tarde estaba cayendo cuando ellos finalmente finalizaron su trabajo que aunque no era la gran cosa, igual a Sehun le gustaba bastante, o por lo menos era así hasta que fue hora de empezar a correr luego del familiar grito de: ‘alto ahí, vándalos', que los oficiales siempre emitían tras descubrirlos en el ese acto que ellos denominaban como vandalismo.

Chanyeol estaba riéndose como un loco mientras corrían y Sehun no pudo evitar que esa risa se le contagiara, podía escuchar a Lay tras su espalda exigiéndole entre carcajadas que moviera las piernas y las órdenes del par de oficiales que los seguían. Dobló en la siguiente calle sin bajar ni un poco la velocidad de su carrera hasta que, sin intenciones de hacerlo, se llevó por delante a algún pobre idiota que venía en sentido contrario y a decir verdad Sehun ese día parecía estar haciendo eso demasiadas veces.

Apenas vio a Chanyeol y Lay pasar por delante suyo mientras él todavía trataba de incorporarse, sus ojos fueron hasta el chico que continuaba en el suelo y su boca se abrió al encontrarse con la confundida expresión de Luhan y una vez más volvió a ser el lienzo en blanco que perdía el hilo de sus acciones.

— ¡Idiota, no te quedes ahí parado y date prisa! —gritó Chanyeol.

Eso sirvió para reventar su burbuja y recordarle que debía correr o de lo contrario estaría en serios problemas. Sus ojos se cruzaron con los de Luhan haciéndole la pregunta muda de si estaba bien irse o debía quedarse pero no fue su respuesta lo que lo hizo tomar una decisión finalmente.

— ¡Deténganse, delincuentes! —vociferó uno de los policías.

La orden viajó sin problemas de su cerebro hacia su cuerpo y sin decir nada su mano sujetó la mano de Luhan y lo puso de pie de una.

— Corre. —Fue la única orden que le dio antes de comenzar a tirar de su mano con fuerza.

— ¿Q-qué? —balbuceó aturdido, apenas pudiendo seguirle el paso.

— ¡Rápido, rápido! —urgió Chanyeol tan pronto pasaron a su lado y la carrera se reanudó.

— No, yo no tengo nada que ver con…

— ¡Joder, Bǎobèi Lù! ¡No discutas y muévete! —ordenó y siguió corriendo por delante suya mientras él lo único que podía hacer era mirar su espalda con la mente en blanco y el corazón paralizado.

Lo recordaba.

Fue lo único de lo que Luhan estaba seguro y fue también lo que lo motivo a cerrar su mano en torno a la de Sehun y suplicar secretamente para que no lo soltara de nuevo. Él volvió su mirada hacia atrás apenas un par de segundos en los que a Luhan únicamente se le ocurrió apretar con fuerza su mano para que supiera que todavía seguía ahí, junto a él.

— ¡Sepárense! —ordenó Lay una cuadra más adelante donde la calle se dividía en tres caminos.

— ¿Qué? —atinó a decir el desconcertado rubio.

— Nos vemos donde siempre —informó Chanyeol. Sehun no tuvo ni tiempo de decir algo cuando el chino ya había doblado hacia la derecha y Chanyeol a la izquierda, dejándolos a ellos con el camino del centro y con los dos oficiales tras ellos.

— ¡Si serán cabrones! ¡¿Por qué carajos están siguiéndonos a nosotros si Chanyeol es quien tiene cara de puto psicópata?! —gritó molesto.

Volvió a mirar hacia atrás y Luhan le dio una mirada llena de preocupación al tiempo que su pequeña mano apretaba nuevamente la suya. Asintió sin estar seguro del porqué y aceleró el pasó aún más con Luhan sujetándose fuertemente de su mano y, aunque no era el momento, comenzó a reírse.

— ¡No vayas a soltarme, Bǎobèi Lù! —pidió entre risas.

— ¡Nunca! —respondió igual de risueño, provocando una explosión de emoción en el, ya de por sí, devastado corazón del rubio.

Al final les costó una hora y media deshacerse de los oficiales, habían llegado ya a la zona del parque donde nunca había nadie y donde Sehun solía reunirse con sus amigos. Ambos aún trataban de recuperar el aliento, continuando con las manos fuertemente unidas.

— ¿Estás bien? —preguntó preocupado Sehun luego de recobrar un poco la respiración.

— Sí pero… ¿me gustaría saber cómo es que terminé involucrado en esto? —quiso saber, no lucía molesto en absoluto y eso ayudó a que Sehun se animara a hablar sin temor a represalias.

— Bien, supongo que eso es culpa mía —murmuró apenado—. Fue por que chocamos y en lugar de correr yo me quedé ahí mirándote y seguramente de dejarte ahí luego de eso iba a hacer que esos idiotas pensaran que estabas involucrado y tendrías problemas, por eso mi mejor idea fue tomar tu mano y correr —explicó.

Luhan asintió comprensivo, sus bonitos orbes castaños se posaron sobre el rubio y un suave apretón le recordó a Sehun que todavía estaba sosteniendo su mano y debía admitir, arriesgándose a ser llamado imbécil y patético, que volver a sujetar su mano era la cosa más perfecta que había hecho jamás en su corta vida.

— Todavía lo recuerdas —musitó despacio el castaño.

— ¿Eh?

— El apodo que me diste, tú todavía lo sabes —susurró, con la mirada fija en el suelo.

¿Recordarlo?, ¡joder!, como no hacerlo si decirlo siempre le dejaba un sabor a miel y era el más bello recuerdo que tenía del pequeño e inocente niño al que se le iluminaba la mirada cada vez que lo llamaba así; no podría olvidarlo aunque le costara la vida.

Sin embargo, saber que a Luhan aún le provocaba emoción oírlo de sus labios hacía que una ola de calor lo recorriera desde la punta de sus cabellos hasta la punta de los dedos de sus pies y Luhan no tenía ni la más remota idea de todas las veces que ese mote abandonaba sus labios únicamente pensando en él pero…

Ponerse a recordar eso y dejarse llevar por sus impulso y el pasado era un juego demasiado peligroso en el que no quería involucrarse por mucho que su corazón llorara suplicando que ya no permitiera que se fuera de su lado; lo tenía tan cerca en ese momento.

— Oh, eso —dijo como si fuese cualquier cosa y soltó su mano por mucho que sintiera ardor al hacerlo—. Es algo muy pegajoso y se me quedo desde hace tiempo, suelo usarlo mucho —afirmó.

El brillo en los ojos de Luhan se apago entonces, su expresión se volvió en una mueca que reflejaba lo dolido que se sentía por ese comentario tan vil y en lugar de cerrar la boca, volvió a hablar como el gran hijo de puta que era.

— Suelo usarlo incluso con Kyung —rió tras decir eso.

No era verdad, su Bǎobèi  Lù siempre había sido y sería él, pero debía poner distancia por su propio bien y el del castaño por mucho que eso estuviera matándolo y orillándolo a caer en un abismo que sabía iba a destruirlo para siempre.

— Que estúpido —susurró el castaño.

Se suponía que ya no le quedaba corazón para romperse pero aún así escuchó algo quebrarse en su interior luego de ver la tristeza y decepción en los bonitos ojos de su pequeño ángel, lo vio dar varios pasos hacia atrás y cuando se dio la vuelta sus impulsos lo traicionaron y su mano volvió a tomar la ajena en un desesperado ruego para que se quedara.

— Luhan, espera —pidió angustiado.

— ¿Esperar? —masculló—. ¡¿Esperar que exactamente?! —exclamó colérico.

— Lo siento —murmuró apenas.

— Tú… —apretó los puños y rechinó los dientes tratando de contenerse pero fue inútil hacerlo más—. ¡Ya basta de este maldito juego! —exigió—. ¡Todos se acercan a mí diciéndome que te mereces una oportunidad de explicar tu versión e incluso tú mismo haces cosas que me hacen dudar y pensar que yo soy el del error, que debo escucharte porque debe de haber una razón a todo lo que ha pasado pero siempre terminas cegándola y ya estoy harto!

Tenía razón y fue por eso que Sehun no dijo nada para defenderse y permaneció quieto luego de que lo empujara.

— ¡¿Qué rayos quieres de mí?! —exigió saber—. ¡Decídete de una jodida vez y déjame vivir en paz!

Sehun ya no estaba bien, su mente ya estaba dañada y lo supo justo en el momento en que sus manos apresaron con dolorosa fuerza las muñecas del castaño y su cuerpo invadió el espacio vital del más bajo, su oscura mirada estaba reflejada en los confundidos y asustado ojos de ciervo de su dulce Luhan y ni eso fue suficiente para detener el peligroso pensamiento de mandar todo a la mierda y tomar de Luhan lo que era por derecho suyo, porque él se lo debía por todos esos sacrificios que había hecho por él.

— ¿Realmente quieres saber que es lo que quiero? —preguntó seriamente.

El miedo se incremento en los brillantes ojos de ciervo y cuando dio señales de querer escapar el rubio puso más fuerza en su agarre, haciéndose de oídos sordos cuando Luhan dejó ir un quejido de dolor; lo único que podía escuchar era esa voz en su cabeza que pedía que exigiera su pago.

« ¡Vuelve en ti, Luhan no te ha pedido hacer ningún sacrificio, eso lo decidiste tú! »

La cordura lo golpeó con fuerza y sus manos se alejaron del menor como si su piel estuviera llena de ácido, sintió horror de sí mismo y al mirar hacía Luhan se sintió aún más asqueado al ver su mirada de confusión y angustia.

— Perdóname —murmuró apenas.

— No —negó temeroso.

— Yo no sé…

— Hey, chicos —llamó Chanyeol.

— Lamentamos dejarlos así pero debíamos separarnos o iban a atraparnos, ¿están bien? —preguntó Lay.

Ninguno respondió y su mirada escrutadora los recorrió a ambos, dándose cuenta en cuestión de nada de lo asustado que Luhan lucía y el arrepentimiento que la expresión de Sehun reflejaba. Miró severamente entonces a su amigo con la clara amenaza de que iban a arreglárselas después.

— Tengo que irme —dijo ansiosamente Luhan.

— Luhan, espera…

— ¡Ustedes!

— ¡Rayos!, ¿cómo nos encontraron? —habló espantado Chanyeol.

¡Mierda!, ese no era un buen momento para que los oficiales los encontraran.

« Detenlos. »

Claro, eso lo podía hacer con facilidad y aunque probablemente iba a meterse en muchos problemas, igual corrió hacía ambos oficiales y valientemente, o tal vez muy estúpidamente, golpeó a unos de ellos en el rostro.

— ¡Sehun, no! —gritó Luhan y trató de ir hacia él, siendo frenado por Lay.

Genial, ahora sabía que estaba jodidamente loco pero que aun así Luhan siempre estaría dispuesto a correr hacía él, no estaba muy seguro de si eso era bueno o muy enfermo pero igual le alegraba mucho y lo ayudaba a tener la determinación suficiente para enredarse en una pelea con ambos representantes de la ley.

— ¡¿Qué jodidos esperan?! ¡Váyanse ya! —ordenó.

La orden no necesito ser repetida y muy a pesar de las quejas de Luhan, Lay y Chanyeol salieron disparados llevándolo con ellos mientras él forcejeaba con ambos hombres para impedir que los siguieran.

Lamentablemente no les ganó, o bueno, dejó de luchar luego de estar seguro de que no podrían dar con los otros tres. Sin embargo, el panorama para él no pintaba nada bien; no cuando estaba esposado y sentado frente a un escritorio en la estación de policía y su padre y madre se encontraban a un costado suyo.

Estaba más que jodido y lo sabía.

Era obvio en la forma en que la sonrisa falsa de su padre se iba torciendo con cada cosa que el oficial tras el escritorio le decía, estaba perdiendo la cordura y eso únicamente significaba que él recibiría una golpiza ese día y probablemente ella también lo haría por la forma en que estaba poniéndose nerviosa porque claro, él iba a culparla de todo y diría que no había sabido educarlo.

— Lo lamento, sé bien que mi hijo actuó mal pero… fue sólo una tontería de adolescentes —dijo sonriente, con un tono tan falsamente amable que hizo que a Sehun se le congelara la sangre.

— Quiero pensar que es así, capitán, pero la dueña de la casa…

— Miré, hagamos una cosa oficial —propuso—. Mi hijo se compromete en ir y pintar nuevamente el muro de la casa de la señora Lee y a cambio olvidamos este asunto —negoció sin perder su falsa sonrisa llena de amabilidad.

— Bueno…

— No puede decir que no, es un trato justo si consideramos que mi hijo no fue el único que hizo eso pero si fue al único que atraparon —señaló en un intento de persuadir al otro hombre.

— Sí pero le recuerdo que su hijo también agredió a un oficial —señaló molesto, sobre todo porque ese oficial había sido precisamente él.

La mirada gélida de su padre se incrustó en su inmóvil cuerpo haciéndole saber que esa ofensa iba a salirle muy cara. Su sonrisa vaciló apenas unos segundos antes de volverse más grande cuando se giró hacia su colega.

— Lo sé pero seguramente lo hizo por miedo, le juro que algo así no es normal en mi hijo y también tenga por seguro que no sucederá nunca más —prometió.

El oficial tras el escritorio no tardó mucho en ceder y aceptar lo que su padre le dijo y Sehun ya sabía que así sería porque él siempre se salía con la suya utilizando aquella máscara de falsa amabilidad y simpatía que lograba manipular a todos, era justo con esa intachable imagen y su abuso de autoridad con lo que hasta ese momento había logrado cubrir todo lo que Minho hacía únicamente para no ser avergonzado.

Ambos hombres acordaron una hora para que Sehun fuera a pagar su deuda y mantuvieron una amena charla unos minutos más antes de que su padre se despidiera por fin. El mismo oficial tras el escritorio fue el encargado de quitarle las esposas y tras unas advertencias y un par de consejos, lo dejó ir.

La mano de su padre se apoderó rápidamente de su brazo y Sehun tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no dejar al descubierto el daño que el férreo agarre estaba causándole. Se vio obligado a hacer una educada reverencia y pedir una vez más disculpas antes de ser arrastrado fuera de la estación por su padre.

Él no dejó de sonreír y proyectar esa imagen tan apacible y tranquila hasta que entraron a la zona por la cual ellos residían y su semblante cambio a uno llenó de ira contenida. Sin embargo, no fue hasta llegar al parque donde había sido aprendido que provocó el sabor de la sangre y tierra tras el brutal puñetazo que el malnacido le propinó.

— ¡No! ¡Déjalo ya, Jun Hyeok! —suplicó alterada su madre pero jamás se movió de su sitio o trató de detenerlo.

— ¡¿Tienes una idea de la humillación que me has hecho pasar?! —ladró rabioso.

Sehun quiso gritarle, deseó defenderse pero no pudo hacer más que quedarse ahí e intentar cubrirse de sus golpes al verla llorar a ella, porque era un imbécil y seguía amándola, continuaba tratando de que no sintiera dolor aunque ella no lo merecía, sin embargo, era su madre y cuando niño le había demostrado mucho amor aunque fue por un corto periodo de tiempo.

— ¡Responde, pequeña rata! —gritó.

— ¡No! —gritó desgarradoramente su madre y se cubrió los ojos mientras todo sucedía.

A él únicamente le quedaba aguantar lo mejor que pudiera y frenar la enloquecedora idea de devolverle cada golpe. Decidió mirar entonces a otro lugar para así tal vez no sentir dolor y encontró pronto la mirada tormentosa de Luhan que era sostenido por Chanyeol.

«  No mires », suplicó silenciosamente por muy inútil que fuera.

Luhan por su parte forcejeaba tanto como podía por liberarse e ir hacía Sehun para detener a esa bestia que lo hería pero luchar no parecía suficiente ver y cuando había querido gritar el más alto también le había cubierto la boca para mantenerlo callado sin darse cuenta que para él, estar ahí y de esa forma se sentía como una maldita tortura.

— Sé que quieres defenderlo, que sientes ganas de ir hacia ese bastardo y molerlo a golpes y créeme que yo quiero eso mismo también, sin embargo… —habló Chanyeol contra su oído—, date cuanta que por mucho que quieras hacer algo tú no podía ganarle.

Se quedó inmóvil entonces y Chanyeol dudó en continuar hablando pero también era ya muy tarde para quedarse callado y debía mantenerlo quieto si quería que saliera ileso.

— No soy el mejor amigo de Sehun y soy sumamente consciente de que hay muchas cosas que no me cuenta, sin embargo, aun así yo sé lo importante que eres para él… por eso no puedo dejarte ir con él, ya que si lo hago él va a odiarme por permitir que salieras herido, así que tan sólo aguarda aquí, él estará bien —aseguró.

No estaba muy seguro de si sus palabras habían funcionado pero igual se arriesgó y liberó al castaño, quien tan sólo sé quedó ahí inmóvil, apretando los puños y temblando de rabia mientras Sehun recibía golpe tras golpe de aquel monstruo.

— Debemos ayudarlo —masculló con un hilo de voz.

— No eres rival para él, en cuanto a nosotros… él nos pidió nunca intervenir —murmuró frustrado Chanyeol.

Luhan no lo entendía y mucho menos podía soportarlo, probablemente era un cobardes pero de igual forma se dio la vuelta y cubrió sus oídos para no seguir presenciando aquello. Pensó que Chanyeol iba a decirle algo desagradable cuando le dio esa mala mirada pero en su lugar él se quitó la sudadera y la puso sobre su cabeza para hacerle todo más fácil e internamente lo agradeció demasiado.

Sehun también lo hizo ya que a pesar de todo seguía mirando en su dirección para asegurarse de que él estuviera bien. El nuevo rugido de su padre lo hizo mirar al frente y entonces su cabello fue jalado con tal fuerza que por un segundo creyó que iba a arrancarlo.

— Escucha y escúchame muy bien —escupió entre dientes su padre—. El día de mañana irás a reparar tu estupidez y más te vale que la jodida casa de esa vieja bruja quede incluso mejor que antes o ten por seguro de que esto no será nada comparado con lo que voy a hacerte —advirtió.

—Cariño, basta ya por favor —suplicó su madre.

El estómago de Sehun se revolvió tan pronto ella pronuncio ese cariñoso mote y tal vez se hubiera reído en su cara por lo estúpida que era, sólo para recordarle que mientras ella seguía llamándolo así él la llamaba inútil o basura; tenía tan poco amor propio y tal vez de ella era que Sehun lo había heredado.

— Es-estoy segura que nuestro Hunnie no quiso hacer esto —afirmó nerviosa—. Él es un buen chico, hoy incluso nos han enviado los resultados de sus últimos exámenes y sus notas son excelentes, incluso la directora envió una carta felicitándolo por ello —dijo en un intento por frenar a su marido.

La fría mirada del mayor no se movió de su cuerpo aun cuando ya no hubo más golpes, el rubio lo vio ponerse a su altura y todos sus sentidos se pusieron en máxima alerta a sabiendas que jamás se podía bajar la guardia con ese sujeto.

— Él incluso fue aceptado en esa buena escuela para la que hizo examen, hoy llegó una carta que decía eso —continuó ella—. ¿No es genial eso?, nuestro muchacho es un buen chico —afirmó con una sonrisa forzada.

Sehun no emitió sonido alguno y se mantuvo con la mirada fija en la de su padre y los labios fuertemente apretados para así no explotar y gritarle a aquella mujer que no sabía absolutamente nada de él.

—Lo ves, hijo —dijo con calma y un suave tono de voz—. Si puedes ser más que un inútil parásito como lo es Minho, tú puedes ser tan bueno como yo —aseguró.

La mirada del menor únicamente demostró el asco que le produjeron esas palabras, esperó apenas unos minutos hasta estar seguro de que él ya no iba a hacer nada en su contra y poco a poco se puso de pie sin despegar su mirada del hombre que le había dado la vida.

— Lo dejaremos aquí por hoy, hijo —sonrió—. Mañana deberás ir muy temprano a la casa de la señora Lee, espero no lo olvides.

Un par de golpecitos en la mejilla y con fuerza floja fue lo último que recibió de su padre y fue su señal para largarse de ese lugar cuanto antes. Su madre le dio una mirada indescifrable cuando la miró a la cara y no tardó mucho en agachar el rostro.

— Vamos, es hora de ir a casa —ordenó su padre.

— Sí, cariño —respondió ella, tan sonriente como si nada hubiese pasado minutos antes—. En cuanto lleguemos a casa nos sentaremos a cenar, hoy preparé tu comida favorita —anunció emocionada.

Sehun miró todo con disgusto, porque odiaba con todo su corazón verla tan patéticamente emocionada y desesperada por cariño mientras que él sólo la miraba como si fuera la cosa más molesta y desagradable del mundo. Él sabía, era muy consciente de que ella esperaba que los siguiera cuando se giró a mirarlo. Sin embargo, y pese a que tal vez podría recibir una paliza aún peor, se dio la media vuelta y comenzó a andar hacia el lado contrario. El ceño fruncido de su padre no demoró mucho en aparecer y la cara de su madre se volvió totalmente blanca de miedo.

— ¿A dónde crees que vas? —preguntó el molesto hombre.

— Jodete —masculló entre dientes y siguió avanzando.

Un gruñido escapó de los labios de su padre, avisándole así que pronto las cosas se pondrían feas. No tardó mucho sentir la mano de su padre alcanzándolo pero ya estaba harto de todo y justo en el segundo que su padre lo jaló para obligarlo a darle la cara y probablemente darle un golpe más, Sehun cerró su puño y lo estrelló de lleno en el rostro del mayor.

— ¡No! —gritó horrorizadas su madre y corrió a auxiliar a su marido.

— Pequeño bastardo hijo de…

— Deberías sentirte agradecido con esa mujer que miras con tanto asco, porque es gracias a ella que yo aún no me deshago de ti —escupió con desprecio y siguió caminando ante la atónita mirada de sus progenitores.

Luhan seguía ahí para cuando él llegó cerca de donde sus amigos estaban, su mirada únicamente reflejaba preocupación y el único deseo que Sehun tenía en ese momento era fundirse entre sus brazos y escuchar como su dulce voz le decía que todo iba a estar bien, sin embargo y muy en contra de todos sus deseos, ella estaba mirando y no iba a dudar en hacer algo en contra de Luhan si es que llegaba a acercársele.

Fue por esa razón que pasó de largo la pequeña figura del castaño, asegurándose de no mirarlo a los ojos siquiera. Su mejor amigo le dedicó una mueca extraña pero no emitió comentario alguno y simplemente se acercó a él, tomó su brazo izquierdo y se lo pasó por el cuello para así ayudarlo a caminar y llevarlo a su hogar.

Ambos le dieron una mirada significativa a Chanyeol y este solamente asintió en respuesta antes de tomar la mano de Luhan y jalarlo en dirección contraria. Sehun no dejó de mirarlo mientras se alejaba y no pudo contener la sonrisa al verlo resistirse un poco para tratar de volver con él, lamentablemente eso no era conveniente y Chanyeol también era más fuerte y no se lo permitió.

— Él intentó correr en tu ayuda para salvarte de ese perro que llamas padre, Chanyeol tuvo que sujetarlo para que no fuera más lejos —murmuró Lay.

— Lo sé —suspiró—. Luhan es muy valiente pero nunca mide las consecuencias de lo que trata de hacer —dijo sonriente.

***

— ¡Suéltame! —exigía el histérico jovencito.

Chanyeol por su parte únicamente se dedicaba a ignorarlo y a seguir caminando calle abajo mientras que el castaño no dejaba de luchar. Estaba comenzando a fastidiarse y únicamente podía rodar los ojos entre más escuchaba la voz del pequeño chico al cual terminó empujando frente a la que sabía era su calle.

— Tú te quedas aquí —sentenció y al verlo tratar de correr hacia la dirección contraria, no tuvo más opción que volver a capturarlo—. ¡Basta! —gritó, haciendo retroceder al castaño por la impresión.

Eso no era un buen augurio para él y se vio obligado a tomar una profunda respiración antes de volver a pensar siquiera en hablarle al otro; porque en definitiva asustarlo significaba que Sehun iba a patearle las bolas en un futuro cercano.

— Mira, Luhan —intentó con más calma en esa ocasión—, ahora mismo no puedes hacer nada por Sehun o de lo contrario él tendrá más problemas, así que por el momento debes ser bueno e ir a casa —sugirió.

— Pero…

— Mañana, Luhan —aconsejó—. Ve mañana muy temprano a la casa de la señora Lee y entonces seguro lograras lo que tanto quieres.

Luhan no dijo más y tan sólo asintió levemente antes de dar la media vuelta y encaminarse a su casa, dejando a Chanyeol tranquilo por fin. El alto no se movió de ahí sino hasta ver que él había entrado a su hogar y una vez que eso pasó, dio la media vuelta y comenzar a correr con todo lo que sus piernas le daban.

Porque eran ya las 8:57 de la noche y su toque de queda había pasado hacía 27 minutos atrás. No demoró mucho en llegar al puente que dividía ambas zonas y aunque a Chanyeol le gustaba mucho quedarse ahí a admirar el impresionante y evidente contraste que había entre ambos lados del puente, esa vez no pudo hacerlo y siguió corriendo hasta finalmente estar frente al enorme y familiar portón de altas rejas blancas.

Se apresuró a acomodarse la ropa lo mejor que pudo y luego rebuscó en uno de sus bolsillos delanteros hasta obtener las llaves de la verja. Entró apresurado y rogó para que nadie lo viera llegar, sin embargo, apenas cruzó la puerta de su hogar se topó de frente con la mirada de su madre.

— ¿Dónde has estado metido? —preguntó con el ceño fruncido.

— Yo…

— ¿Has visto la hora siquiera? —espetó—. Son casi las nueve de la noche, estábamos muy preocupados porque algo te pasará por estar afuera a tan altas horas de la noche.

Chanyeol asintió levemente como un niño pequeño lo haría y agachó la cabeza.

— Lo sé y lo siento mucho, mami —murmuró—. Es sólo que me encontré con un amigo del coro y ambos estábamos tan felices de haber quedado en el mismo instituto que nos fuimos a su casa a jugar videojuegos para celebrarlo y no me di cuenta de lo tarde que era —explicó apenado.

Su madre siguió mirándolo desconfiadamente hasta que finalmente dejó ir un largo suspiro que Chanyeol no supo interpretar.

— Oh, mi niño —habló dulcemente—. Tú sabes que no nos molesta que salgas con amigos pero… tienes que respetar el toque de queda, es por tu propio bien —afirmó—. Porque… ¿qué tal que un día, Dios no lo quiera, te sucede algo?, ¿te imaginas el dolor que tu padre y yo sentiríamos?

— Lo siento —susurró afligido.

— Está bien, mi amor. Creo que ya aprendiste la lección, así que ve ahora a lavarte las manos y baja a comer con nosotros  —sonrió cariñosamente antes de besar su frente—, pero que no se vuelva a repetir —pidió.

— Sí —respondió sonriente y pronto desapareció escaleras arriba para hacer lo que su madre le pedía.

Le tomó apenas unos segundos hacer lo que ella pedía y no demoró mucho en bajar hacia el comedor donde sus dos progenitores ya lo aguardaban mientras la servidumbre se encargaba de servir la mesa. Hubo una respetuosa reverencia de parte de los sirvientes hacia él y una sonrisa amorosa de parte de sus padres.

Se sentó en el mismo lugar de siempre —a la izquierda de su padre— y poco después los tres comenzaron a recitar las oraciones para dar gracias por los alimentos. Al final la cena transcurrió igual que siempre, con su padre hablando de su día en el bufete y su madre relatándoles lo que habían hecho las mujeres de la iglesia ese día.

Él en cambio sólo les dio la buena noticia de haber pasado el examen de admisión y se inventó una mentira que explicará su tardía llegada ese día; ellos lo creyeron igual que siempre.

 — Bueno, son las diez y se hace tarde —anunció su padre—. Mañana todos tenemos cosas que hacer, así que…

— Mamá, papá —se apresuró a llamar al verlos listos para retirarse a su habitación.

— ¿Qué pasa, amor? —preguntó cariñosamente su madre.

— Mmm, bueno… mañana un grupo de compañeros de la escuela irán a hacer servicio a la comunidad en nombre de la iglesia y yo… ¿quería saber si puedo ir también? —preguntó entusiasmado.

— ¿Servicio a la comunidad? —inquirió extrañado su padre.

— Sí —asintió—, iremos a limpiar parques, pintar bardas y ese tipo de cosas —explicó.

— Y tú quieres participar en eso —razonó su padre.

— Sí.

— Oh, mi bebé es tan buen niño —dijo enternecida su madre, antes de abrazarlo cariñosamente.

— En efecto, nuestro muchacho siempre está tratando de ayudar a los demás —coincidió con orgullo el hombre mayor.

— ¿Eso significa que puedo ir? —preguntó sonriente.

— De acuerdo —accedió su padre.

 — Pero debes llegar antes del toque de queda —advirtió la bella mujer que todavía lo rodeaba con sus brazos.

— Lo prometo.

— Entonces no se diga más, mañana nuestro niño saldrá muy temprano así que lo mejor es irse a dormir pronto —dijo alegremente la dulce mujer.

— De acuerdo, en un momento más voy a mi habitación.

— Bien —asintió su padre—. Hasta mañana, campeón —se despidió, revolviéndole el cabello como siempre.

— Duerme bien, mi cielo —susurró dulcemente su madre y seguidamente lo besó en la frente.

— Hasta mañana, tengan dulces sueños —respondió él, sintiendo un nudo en el estómago.

— Tú también hijo —deseó su padre.

Repentinamente el recuerdo de lo que había visto que los padres de Sehun le hacían al rubio, lo hizo caer en cuenta que él tenía demasiada suerte al tener la familia que tenía y que aun así, en lugar de ser bueno para así pagarles todo su amor y confianza, él disfrutaba de jugar al chico malo a espaldas de sus padres.

— Mamá, papá —llamó suavemente antes de que ambos abandonaran el comedor.

— ¿Sí? —habló su dulce madre.

— Los amo, mucho —murmuró.

Una sonrisa cariñosa y tierna adornó los rostros de sus padres, su madre no demoró mucho en acercarse para abrazarlo y llenarle el rostro de besos mientras su padre miraba embelesado la tierna escena que sus dos tesoros protagonizaban.

— Nosotros también te amamos, mi niño —susurró tiernamente su mamá.

— Eres un gran chico y estamos muy orgullosos de ti, Chanyeol —agregó su papá—. Tú eres nuestro más grande logro —aseguró.

Él no supo que decir ante ello y únicamente pudo sonreír, recibiendo un último beso de labios de su mamá y un abrazo afectuoso de su papá antes de que ambos se marcharan sonrientes. Y sí, ya sabía que era un hipócrita doble cara que se mostraba como un ángel ante quien le convenía y hacía vivir a sus padres con una venda en los ojos, sin embargo, no quería dejar de ser quien era pero tampoco los quería decepcionar, por eso debía ser de esa forma aunque en el fondo sintiera remordimiento por actuar así.

Fue el tono de su móvil el que se encargó de sacarlo de su trance y rápidamente contestó el llamado antes de que armara más escándalo, reconoció el número rápidamente y no pudo contener la sonrisa pícara que sus labios esbozaron al tiempo que respondía el llamado.

— Oh, pero qué sorpresa —dijo burlón—. Creí que habías dicho que jamás en tu vida volverías a llamar a un imbécil como yo —rió divertido al oír un bufido al otro lado de la línea.

— Mejor cállate o voy a colgarte por estúpido —advirtió.

— Okay, relájate. ¿Para que soy bueno? —preguntó de forma sugerente.

— No eres bueno para nada realmente pero por el momento eres lo mejor que tengo —se mofó, haciendo a Chanyeol gruñir—. En fin —suspiró—, no hay nadie en casa hoy y quiero algo que me entretenga, ya sabes dónde está la llave de repuesto —indicó.

— Bien, estaré ahí en aproximadamente cinco minutos —prometió.

— Chanyeol —llamó antes de que el alto cortará la llamada.

— ¿Sí? —inquirió, dibujando en sus labios una sonrisa ladina.

— No demores —pidió, algo jadeante y ese fue el incentivo que Chanyeol necesitaba.

Cortó apresurado la llamada y corrió escaleras arriba hacia su habitación, de camino hacia allí pasó cerca de la habitación de sus padres y se detuvo apenas unos minutos, sintiéndose mal por, una vez más, escaparse de la ventana mientras ellos creían que estaba dormido, sin embargo, no iba a desperdiciar esa oportunidad y por ello dejó de pensarlo más y terminó de llegar a su habitación; tenía poco tiempo y debía prepararse después de todo.

***

— Vieja hija de perra —gruñó Sehun con la mirada clavada en la enorme barda que le tocaba volver a pintar.

Era domingo y el reloj apenas marcaba las 8:30 de la mañana y él ya estaba ahí siendo obligado a pintar esa maldita barda y dejarla como nueva. Resopló molesto y maldijo una vez más a la señora Lee por tener maldita muralla china rodeando su ridícula y deteriorada casa.

Se quedó mirándola sólo un par de segundos más antes de decidir que lo mejor era comenzar o jamás iba a acabar y ese día tenía que ir a trabajar. Comenzó primero a preparar la pintura blanca y una vez logró la consistencia adecuada, tomó un rodillo y suspiró pesadamente.

— Hey, Sehun —llamaron y esa voz para él sonó como gloria.

— Ya se estaban tardando, malditos bastardos —les sonrió a sus estúpidos amigos.

— Fue culpa de Chanyeol, él no llegó a tiempo —acusó.

— Oh, cierra la boca —bufó el alto—. Deberían estar agradecidos que estoy aquí porque sin duda yo podría estar en un lugar mejor y con una ardiente compañía —aseguró, mordiéndose el labio mientras recordaba quien sabe qué.

— Puaj, demasiada información —dijo Lay, fingiendo sentir asco para que Chanyeol frunciera el ceño, haciendo reír a Sehun de paso.

— Bueno, ya, ya, que tenemos que terminar esto antes del atardecer porque a diferencia suya yo…

— Sehun.

Su nombre, sólo era su jodido nombre y aun así le provocó diez mini infartos, su garganta de seco, su piel se erizó hasta el rincón más ocultó, sus manos comenzaron a sudar y, en resumen; todo su mundo tembló, giró y hasta se prendió en llamas únicamente por escucharlo decir su nombre.

— Luhan —murmuró como un imbécil.

Escuchó un bufido proveniente seguramente de Lay y poco después un empujón lo obligó a regresar al mundo real y a caminar hacia el castaño que se retorcía los dedos y miraba a todos lados menos hacia donde él estaba. Una vez de frente a él ninguno dijo nada y únicamente permanecieron ahí mirando a cualquier punto.

Alguien resopló a espaldas de Sehun y supo de inmediato que ese había sido Lay diciéndole que dejara de estar ahí parado como un pendejo y dijera algo.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó desconcertado.

— Yo… —se encogió de hombros—, supongo que vine a ayudar. —Sehun hizo una mueca de confusión ante esa respuesta.

— ¿Te das cuenta de lo estúpido que eso suena? —inquirió algo, muy, agresivamente pero no era que estuviera molesto con él sino que él no tenía por qué pasar por eso cuando era el menos culpable—. Tú no hiciste nada.

Luhan asintió lentamente, asegurándose de mantener su cabeza agachada pero aun así Sehun pudo ver lo triste que su mirada parecía y se preguntó dónde demonios se habían metidos los putos autos que no estaban ahí para que él pudiera lazarse frente a uno y matarse por imbécil.

— Lu…

— Yo digo que se quede —intervino Lay antes de que él la cagara más y, ¡vendito fuera ese hombre!

— Yo secundo la idea de Lay hyung, entre más seamos más rápido terminamos con esto —argumentó Chanyeol.

— De acuerdo —respondió el rubio—. ¿Podrás seguirnos el paso? —preguntó desafiante.

La alegría brillo sutilmente en los bellos orbes castaños, una disimulada sonrisa surco sus labios y se aseguró de no mirarlo a los ojos cuando pasó frente a él susurrando un corto: “tan sólo mírame”. Sehun sonrió por eso y rápidamente le dio alcance al castaño, le entregó un rodillo más y lo miró desafiante, recibiendo una mirada divertida y a la vez feroz de su parte; la diversión empezaba ahí.

Por un segundo temió que todo fuera raro e incómodo al estar Luhan ahí pero rápidamente se dio cuenta de lo errado que estaban sus pensamiento, porque Luhan no sólo parecía estar divirtiéndose con lo que hacían sino que sus amigos también parecían estar llevándose de maravilla con el castaño y él, bueno él estaba en parte molesto y en parte a punto de explotar debido a los putos celos que lo tenían a nada de hacer que sus manos quebraran el jodido rodillo.

Y ya, estaba muy consciente de que bien podría dejar de actuar como un idiota y unirse a ellos para así sentirse menos al borde de la locura al ver a Lay bromear con Luhan de esa forma tan familiar pero simplemente no podía arriesgarse a ser visto por su madre o, peor aún, por Minho.

— ¡¿De verdad?! —lo escuchó chillar e inmediatamente giró en su dirección angustiado, porque tal vez estaba algo traumado con el tema de la seguridad de su Luhan.

— Claro —asintió Lay—, si tú realmente quieres perforar te las orejas yo puedo hacerlo gustoso.

¡Con una mierda que no, eso no iba a pasar!

Se aseguró de dejárselo claro a Lay al enviarle una mirada fulminante que el mayor obviamente ignoró olímpicamente y siguió charlando con Luhan sobre el proceso y cosas de ese tipo mientras que él únicamente podía lanzarle miradas fulminantes al mayor. Afortunadamente el tema no demoró mucho en desviarse a las habilidades de baile de Lay y el talento que Chanyeol tenía para tocar cualquier instrumento musical.

Hubo incluso una demostración de las habilidades de Lay e incluso Chanyeol hizo un intento de rap para Luhan. Él se veía realmente muy alegre en ese momento y pese al hecho de que estaba ignorándolo, para Sehun su sonrisa valía todo eso y mucho más. Sin embargo, no podía evitar que doliera verlo ser feliz sólo desde lejos y mucho más el hecho de descubrir que ya no conocía nada de él.

Ya que fue en sólo entonces que se enteró que Luhan no sólo bailaba muy bien sino que además cantaba como los ángeles; él no sabía nada de eso, él ya no conocía nada de la persona que más amaba pero era inevitable, porque él no cabía ya en la vida de Luhan.

Ese conocimiento lo hizo senté miserable todo lo que resto del día y fue algo demasiado evidente para sus amigos ya que ni siquiera hizo comentario alguno en contra de la señora Lee cuando ella les llevó un pequeño refrigerio. Ellos no comentaron nada entonces pero sabía que iban a preguntar más tarde y fue por eso que una vez el trabajo acabó, él tomó sus cosas y se despidió argumentando que ya iba tarde para el trabajo.

¡Mentira!, eran las seis y media de la tarde y él entraba a las siete, además, la tienda le quedaba a diez minutos desde ahí.

— Sehun, espera. —Y de nueva cuenta ahí estaba el efecto Luhan —sí, ya le había puesto nombre y todo— dejándolo peor que si tuviera un retraso mental.

— ¿Mmm? —Fue su mejor respuesta ya que ni siquiera logró girarse hacia él.

— Me voy contigo —anunció, porque no estaba pidiéndole permiso.

A él únicamente le quedó asentir y dejó que Luhan lo siguiera silenciosamente, pensando ingenuamente que una vez que llegarán un poco más adelante Luhan iba a irse a su casa pero no fue así, sino que él lo acompañó hasta su trabajo.

— ¿Por qué me sigues? —inquirió una vez llegaron a las puertas de la tienda.

— Tenemos que hablar —sentenció.

— ¿Hablar? ¿Hablar de qué exactamente? —interrogó.

— Quiero respuestas —dijo seriamente.

— Oh vamos, Luhan, ya hemos hablado sobre…

— No —lo cortó tajante—. Esta vez no vamos a volver a repetir esa absurda charla donde tú te comportas como un imbécil, yo me siento un idiota patético y terminamos aún peor de como comenzamos; esta vez vamos a hablar como se debe y no voy a irme hasta que eso suceda —dictaminó.

— No, yo… —balbuceó nervioso ya que tenía miedo, miedo a ya no poder resistirlo más y hacer algo que no debía—; tengo que trabajar y no acabaré hasta muy tarde, así que...

— No importa, voy a quedarme aquí esperando por ti —aseguró.

No pudo responder va eso y únicamente huyó cobardemente al interior de la tienda, esperando que todo eso no fuera más que una broma, un mal sueño tal vez, pero no lo fue y Luhan realmente estaba aguardando por él. A Sehun le gustaría decir que eso fue lo peor pero no lo era, lo peor fue el hecho de que su compañero terminó invitando a Luhan a esperar dentro de la tienda luego de haber intercambiado un par de palabras con él cuando se suponía que había salido a pedirle que se retirara.

Por lo regular a él el turno nocturno se le pasaba realmente lento pero en esa ocasión el reloj parecía estar en su contra y cuando menos lo creyó ya eran las doce en punto y era hora de que él volviera a su hogar. Luhan se puso de pie tan pronto vio el reloj marcar la media noche y ante eso él hizo lo único que sabía hacer bien y que había estado haciendo durante todo ese tiempo; trató de huir.

« ¡Cobarde! », le gritó algo en su interior y él le exigió callarse porque era la misma voz que siempre le decía que hacer y por la que siempre terminaba empeorándolo todo. Lo único que en ese momento si necesitaba era caminar mucho más rápido pero vamos, a él nada le salía como quería y casi se sintió morir cuando Luhan logró sujetarlo del brazo.

— ¡Suéltame! —exigió entre frustrado y asustado.

— No —masculló el castaño e incluso se atrevió a apretar un poco más su agarre.

— ¡¿Por qué carajos quieres seguir con esto?! ¡¿De que diablos pretendes que hablemos?! —espetó, tratando de liberarse—. ¡No hay nada de que hablar! ¡Ya sabes todo, no hay nada más!

— ¡Mientes!

— ¡No lo hago! ¡¿Por qué diablos lo haría?! ¡No seas terco y entiende ya que no te quiero cerca de mí! ¡Déjalo ya, eres insoportable! ¡¿Por qué mierda no me dejas en paz y ya?!

— ¡¿Y por qué carajos entonces todos se la pasan diciéndome que yo soy alguien valioso para ti, que debo escucharte y que soy horrible por pensar mal de ti?!

— ¡No lo sé! —gritó exasperado.

— ¡Y una mierda con eso, explícame ahora! ¡Dime de una vez por todas el por qué de todo esté patético teatro y con un demonio mira a los ojos cuando me lo digas! —exigió.

En ese momento muchas cosas pasaron por la mente de Sehun y una mentira más no tuvo problema alguno en construirse en su cabeza para una vez más lastimarlo y alejarlo de su lado por mucho que no quisiera hacerlo.

— Yo…

— La verdad, Sehun —pidió—. Quiero la verdad, quiero poder por fin sentir que todo tiene sentido y… tal vez… yo también quiero volver a tener a mi amigo de vuelta —susurró con un hilo de voz y la cabeza agachada.

« Apégate al plan », ordenó su sentido común.

Pero él ya no podía, todo estaba hecho pedazos a sus pies y quería, necesitaba desesperadamente tenerlo de regreso sin importar la manera, no tenía que decirle toda la verdad tampoco, tan sólo… parte de ella y tal vez, sólo tal vez, tendría la oportunidad de volver a ser parte de su vida.

— Yo…

Había tanto anhelo, esperanza e incertidumbre cuando dirigió sus ojos de ciervo a él, ¡mierda, lo quería tanto!

— Fue porque soy un idiota —salió de sus labios y fue todo, no había marcha atrás—. En ese entonces yo estaba tan desesperado por tener el cariño de mi madre y… tú no le agradabas y me dijo… dijo que si yo accedía a alejarte y también me iba con mi tío… entonces ella iba a quererme —mintió, aunque no del todo —, eso era lo que yo más deseaba así que… te sacrifiqué a ti y aún así no valió la pena, lo siento, lo siento tanto Luhan.

Eso si era verdad, Luhan no podía ni imaginarse cuanto lo lamentaba todo, incluso enamorarse de él porque hasta ese momento eso no había causado más que problemas para ambos. Luhan por su parte no dijo nada, tampoco estaba mirándolo a la cara.

— Me arrepiento tanto por haberte herido por alguien que no merecía la pena y no sabes cuántas veces quise acercarme a ti y disculparme por ser tan hijo de puta pero… sabía que tú no ibas a perdonarme y que tampoco lo merecía, por eso… yo… ¡no lo sé, ¿de acuerdo?! —exclamó frustrado y arrepentido—. ¡Y sí, ya sé que todo este tiempo no he sido más un malnacido contigo pero quería estar cerca de ti! —gritó.

— ¿Qué? — logró decir el castaño con un murmullo.

— Fui estúpido, cruel e infantil pero… molestarte era mi única forma de estar cerca pero luego… Minho hizo aquello con Zhao hyung y a mí me dio miedo, miedo porque todo fuera mi culpa y… yo tan sólo quería protegerlos y pensé… pensé que lo mejor era alejarme y volverme incluso más idiota contigo para que así me odiaras pero… ¡tú simplemente no lo haces!

El sonido de piel contra piel fue lo siguiente que se oyó, Sehun averiguó entonces que Luhan golpeaba realmente duro muy a pesar de su apariencia, él podía saborear incluso la sangre en su boca luego del puñetazo que lo había enviado al suelo pero no hizo nada por defenderse o devolver el ataque porque lo merecía. Aun así dolía ver a Luhan temblando de rabia, con los puños fuertemente apretados al igual que los dientes.

Esperó el peor de los escenarios cuando él finalmente elevó la mirada. Lo más lógico sería que encontrará odio, decepción e indiferencia en esos orbes tan expresivos pero ellos también habían demostrado ya que iban en contra de toda lógica y tal vez por ello Sehun se encontró con una mirada cargada de alivio y alegría.

— Lo sabía —sonrió—. Sabía que no podía ser cierto, que algo tenía que haber sucedido y que aunque eres un idiota nunca me hubieras hecho eso sin que hubiera una razón realmente importante para ti.

— Luhan.

—Está bien —aseguró—. Ni fue tu culpa, ella se aprovechó de ti porque la amas demasiado y en ese entonces eras un niño muy ingenuo y despertado por amor por eso… está bien, yo no estoy molesto Hunnie.

Hunnie.

Sólo hizo falta eso para que el rubio de abrazara fuertemente a las piernas de Luhan y se echará a llorar como un bebé recién nacido. Luhan tardó mucho en reaccionar y para cuándo lo hizo lo único que atinó a hacer fue deslizarse al suelo y recibir a Sehun con un abrazo de bienvenida.

—Está bien, Sehun —murmuró—. No estoy molesto, ya no. Volveremos a comenzar —prometió, obligándose a pasar por alto el dolor y enojo que le producía su mentira.

Porque no era estúpido y sabía que Sehun no hablaba con la verdad, pero… lo extrañaba tan inexplicablemente que ya le daba igual, lo único que quería era recuperar la parte de su alma que sentía que le faltaba y ya después, algún día, descubriría todo lo demás.

Notas finales:

Y bueno...

Eso es todo por ahora, espero de todo corazón que les haya gustado el capítulo, traté de hacerlo más largo esta vez.

Gracias por leer <3


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