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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Volví!!!!!!

Extrañe mucho a todo mundo y les agradezco infinitamente su paciencia para conmigo, son l@s mejores del mundo, de verdad.

Y bueno, antes de ir a repetir por millonésimas vez lo teasers, que afortunadamente no me mataron con su perfección y belleza, les dejó el cap, espero les guste.

Disfrútenlo!!!

— Sehun —llamó desconcertado el castaño ante la falta de atención ajena.

Sehun parpadeó un par de veces antes de poder formar una sonrisa en sus labios y negar levemente con la cabeza para hacerle saber que se encontraba bien.

— Lo siento, me distraje —se excusó.

— Sí, me di cuenta —rió ligeramente antes de terminar de salir de su hogar y dar un paso más cerca de Sehun.

El rubio se tensó un poco pero no lo demostró, vaciló un poco sobre cuál era la correcta línea de acción que debía seguir pero no supo realmente qué hacer y únicamente tomó una larga respiración, asegurándose de desviar la mirada a otro lado para así evitar que Luhan descubriera lo afectado que se hallaba.

– ¿A dónde dijiste que vamos entonces? –preguntó nuevamente.

– Iremos al estudio de Lay, quiero perforarme la lengua –explicó algo ya más relajado.

– Mmm… ¿y exactamente para que quieres una nueva perforación? –preguntó con el ceño levemente fruncido.

– Hay muchas razón en realidad –se encogió de hombros y comenzó a andar, seguido de Luhan.

– Menciona tres muy importantes para ti –dijo sonriente.

– La primera; es porque realmente creo me vería genial con ella –sonrió arrogantemente–, la segunda; porque es útil a la hora del placer –comentó traviesamente, viendo con satisfacción como las mejillas de Luhan se volvían realmente rojas.

– ¿Eso es una razón de mucho peso para ti? –musitó abochornado, haciendo reír al otro.

– Sí, como sabrás tengo una vida sexual bastante activa –asintió, moviendo sugestivamente las cejas, logrando que Luhan se sonrojara más intensamente y se mordiera el labio inferior para así no reírse. Sin embargo, para él esa acción jugo en su contra y tuvo que dejar ir una risilla nerviosa para disimular–, y bueno —suspiró para relajarse—, la tercera; es porque si la hago eso en definitiva haría que el bastardo que tengo por padre se enloquezca de enojo –sonrió con malicia.

El comentario alarmó a Luhan que inmediatamente sujetó su brazo para detenerlo y hacer que lo mirará a los ojos.

– Sehun, no –dijo suplicante. Sehun lo miró sin comprender a que se debía su reacción y no supo que hacer al respecto–. No lo provoques –pidió angustiado.

– No te preocupes, estaré bien –aseguró sonriente.

– No, ese hombre está loco y puede hacerte algo realmente malo si se lo propone, por eso, por favor no lo provoques –suplicó, apretando su brazo y tirando hacia el lado contrario para que así Sehun no hiciera nada.

– Oye, Lu, tan sólo fue una bro…

– No quiero que nada te pasé, por favor vámonos a casa.

Sehun no sabía cómo reaccionar, hasta que una sonrisa se formó en sus labios y pese a sus temores pasados referentes a tocarlo, logró zafarse de su agarre y pasarle el brazo por los hombros, para juntar sus cuerpos.

– Nada va a pasarme –prometió.

– Pero…

– Lo que dije fue una broma. Yo obviamente sé lo que él me hará si es que llega a ver mi nueva perforación, así que haré todo lo posible por ocultarla cuanto pueda –afirmó.

– ¿De verdad? –cuestionó, mirándolo fijamente con eso preciosos ojos de ciervo que lo invitaban a inclinarse y robarle el aliento con sus labios.

– Lo prometo –murmuró, conteniendo la respiración.

Una sonrisa resplandeciente se apoderó de los labios de Luhan y ambos siguieron su camino sin alejarse el uno del otro. Lay estaba fuera del local cuando ambos llegaron y Sehun se encargó de ignorar por completo la mirada inquisitiva de su amigo, porque bien sabía que él no debería estar tocando a Luhan de ningún modo.

– Hola Yixing gē –saludó el chico más ajeno a la pelea visual que ambos amigos mantenían.

– Hola Lu –saludó, dejándole ver una gran sonrisa al otro–. ¿Qué te trae por aquí? –inquirió sonriente.

– Acompaño a Sehun –respondió entre risas, luego de sentir el brazo de Sehun apretarlo un poco más cerca de su cuerpo.

– Ya veo –murmuró, dándole a su amigo una silenciosa mirada reprobatoria.

– Ya te había hablado de esto, hyung –habló Sehun.

– Oh sí –le sonrió lo mejor que pudo–. La perforación en la lengua, ¿cierto? –Sehun asintió–. Bien entonces, vayamos dentro para hacer esto rápido.

Ambos menores asintieron sin objeción y lo siguieron obedientemente al interior del local. Sehun dirigiéndose sin más hasta la silla que ya varias veces había ocupado y Luhan mirando todo con asombro y fascinación.

– ¿Sorprendido? –preguntó Lay sonriente.

– Mucho, esto es genial –afirmó.

– Gracias por los halagos, tal vez ahora te animes a hacerte esas perforaciones que antes mencionaste –comentó tranquilamente.

Los ojos del menor brillaron con emoción pero antes de que pudiera darle un gran al mayor, Sehun se adelantó colocándose entre él y Lay.

– Eso no pasara, así que deja de darles ideas –sentenció seriamente.

– Eso es decisión de Luhan –murmuró infantilmente el chino.

– Claro que no –bufó.

– ¡Sí lo es! –chilló Luhan al verse dejado de lado.

– No lo es –repitió firmemente Sehun–. Primero; porque no tienes dinero para pagarlo, segundo; porque eres menor de edad y es ilegal hacerte este tipo de cosas sin la autorización de tus padres quienes deben firmar una responsiva referente a las consecuencias de lo que el proceso conlleva o de lo contrario Lay hyung podría incluso acabar en prisión.

Bueno, la mitad de eso tal vez acaba de inventarlo y aunque Lay lo sabía e intentaba por todos los medios no reírse, igual no dijo nada y permitió que Luhan continuara mirando al rubio con cara de espanto.

– Y en tercer lugar, y probablemente lo más importante; tus padres nunca te darían permiso para hacerlo –afirmó seriamente.

Luhan hizo un inconsciente puchero ante sus ilusiones destruidas y eso a Sehun no dejó de parecerle la cosita más adorable del mundo. Por un segundo se vio tentado por la idea de estrecharlo en sus brazos y llenar de besos ese hermoso rostro que poseía, sin embargo, la mirada de Lay no le decía otra cosa que el hecho de que lo haría arrepentirse si llegaba a hacer algo.

– Y bueno… –suspiró Lay–, ya que has destruido las ilusiones de Hannie y mis posibilidades de un nuevo cliente, dime qué voy a hacerte está vez –dijo con falso desinterés.

– Perforación, ya te lo dije así que deja de hacerte el idiota –respondió con simpleza.

– De acuerdo –asintió–, ¿dónde la quieres? –preguntó solamente para molestar, consiguiendo que Sehun pusiera los ojos en blanco.

– ¡Esperen un segundo! –exclamó Luhan, cortando la respuesta que Sehun tenía intensiones de dar.

– ¿Qué sucede? –inquirió un desconcertado Yixing.

– Sehun dijo que un menor de edad no podía hacerse una perforación sin autorización previa de los padres y él no la tiene –señaló inconforme.

– Bueno Lu, tú sabes que sus padres son…

– Aquí tienes –le dijo Sehun a su amigo que miraba incómodamente a Luhan y se rascaba la nuca. Lay lo miró fijamente cuando le tendió la hoja de papel y la tomó indeciso.

– ¿Qué es esto? –cuestionó un tanto confundido.

– La autorización firmada por mi madre –contestó tranquilamente.

Luhan se quedó boquiabierto ante aquello mientras que ambos chicos compartían una sonrisa cómplice, porque obviamente aquello era falso pero Lay la había aceptado desde la primera vez que Sehun se había aparecido ahí con su falsa autorización.

– Genial, acomódate donde ya sabes –indicó.

Luhan frunció el ceño y se cruzó de brazos pero eso no duró mucho antes de que sonriera resignado y se acercara hasta donde Sehun estaba esperando mientras Lay terminaba de ordenar sus herramientas de trabajo.

– ¿Y ahora qué? –preguntó casualmente el castaño.

– ¿Eh?

– ¿Quieres que sostenga tu mano o algo mientras esto pasa? –inquirió logrando que Sehun riera.

– No realmente pero muchas gracias por preguntar –sonrió enternecido.

– Entonces se supone que tú esperas que yo…

– Te quedes justo donde estás y ya –respondió.

Luhan lo miró sin entender completamente pero de todas formas no dijo nada y hizo justo lo que él le pidió hasta que Lay regresó con todo lo iba a necesitar para su trabajo. Un pequeño y aterciopelado objeto fue entregado a Sehun y en él Luhan pudo ver un montón de piezas de varios colores y formas.

– ¿Qué tipo de perforación quieres? –preguntó el mayor al tiempo que se colocaba un par de guantes de látex blancos.

– Quiero la Venom –dijo Sehun mientas revisaba las piezas.

– ¿Venom?  –murmuró confundido Luhan–. ¿Qué no esto era simplemente atravesarte la lengua y ya? –inquirió curioso.

– No, Lu –Lay rió–. La mayoría de las personas lo hacen sonar así de simple pero incluso las perforaciones de lengua tienen sus tipos y nivel de complejidad. Por ejemplo… –pausó un momento para buscar algo que parecía un álbum y se lo tendió al menor–, el tipo de perforación que Sehun quiere, es decir la Venom, son en realidad dos piercings colocados uno al lado de otro pareciendo ser uno solo en horizontal –explicó tranquilamente.

Luhan asintió lentamente y sin más comenzó a ver las fotografías que el álbum de Lay contenía, todo con nombre y descripción de cada perforación. Levantó su mirada únicamente cuando oyó nuevamente la voz de Sehun diciéndole a Lay que ya había elegido las piezas que quería.

– Bien, hagamos esto entonces –habló el mayor–. Abre la boca grande y saca la lengua –ordenó.

Sehun obedeció sin problemas y el castaño observó sin parpadear como Lay tomaba una botella blanca y rociaba el contenido sobre la lengua de Sehun. Esperó apenas un par de segundos antes de tomar la agujar y atravesar la carne. Él no pudo verlo hasta el final y únicamente pudo usar el álbum que Lay le había dado para obstruir su visión.

– Listo –anunció el mayor y Luhan rápidamente bajó el álbum, mirándolo con incredulidad–, ¿qué tal? –le preguntó al rubio luego de limpiar la sangre y alrededor de las piezas de metal y poner un espejo frente a él.

El rubio sacó la lengua para mirar bien el trabajo de su amigo y una sonrisa ladina no tardó mucho en formarse en sus labios, clara muestra de lo satisfecho que se encontraba con el trabajo ajeno.

– Genial.

– Bien, ahora vienen las recomendaciones y todo eso –sonrió—. Por el momento para ti será difícil comer con normalidad debido a los piercings, así que prueba con alimentos triturados y sopas, trata de evitar la comida muy caliente, ya que puede causar hinchazón extra y será incomodo teniendo en cuenta que ya de por sí hablaras como un idiota –se burló.

– Jódete –masculló Sehun.

— Yo te sugiero consumir algo frío al salir de aquí, algo como un helado, eso te ayudara con la hinchazón. Debes evitar fumar porque puede ser muy dañino para tus piercings, especialmente durante la primera fase de curación, en el mejor de los casos evita fumar durante todo el proceso de curación.

— ¿Es todo? —preguntó algo fastidiado el menor.

— De hecho no —rió ligeramente—. Esto tardará seis semanas en sanar completamente y durante este tiempo es importante que nunca limpies los piercing con alcohol o agua oxigenada, ya que es peligroso. También ten cuidado cuando elijas un enjuague bucal, lo ideal sería algo sin alcohol pero si no puedes encontrar ninguno, lo que puedes hacer es diluirlo un poco con agua. También está prohibido comer palomitas hasta que se te cure por completo ya que a pesar de que no es un alimento sólido, tiene pequeñas partes duras que se pueden introducir en los agujeros y serían muy difíciles de quitar. No bebas refrescos tampoco porque pueden irritarte.

— ¿Algo más? —farfulló irritado.

— Sí —sonrió pícaro—. Es muy, pero MUY importante, que los piercings no entren en contacto con los fluidos corporales de otra persona cuando estén curándose, así que nada de sexo oral ni des besos con lengua para evitar gérmenes peligrosos —instruyó divertido. Logrando que Sehun le diera una mirada fulminante y que Luhan se volviera completamente rojo.

— Eres un imbécil —farfulló su joven amigo.

— ¿Qué? —se hizo el desentendido—. Yo solamente estoy cumpliendo con mi trabajo como el profesional que soy —aseguró, fingiendo estar ofendido.

— Vete a la mierda —dijo igual de divertido y finalmente se puso de pie—. Supongo que esto es todo así que nosotros nos vamos.

— ¿No le pagarás a Yixing gē? —interrogó un confundido castaño.

— No Lu, él nunca lo hace —respondió sonriente el mayor—. Digamos que yo le obsequio mi trabajo —explicó serenamente.

— Pero…

— Luego te cuento —prometió Sehun al tiempo que le pasaba un brazo por los hombros y comenzaba a caminar, arrastrando al castaño en el proceso.

— Sehun —llamó el mayor antes de que salieran—. Ten mucho cuidado —pidió.

Y aún cuando eso para cualquiera hubiese sonado como un amigo preocupándose por otro, Sehun bien sabía que aquello no era más que una silenciosa amenaza para que pensara antes de cometer una idiotez.

— Lo tendré —aseguró antes de dar la media vuelta y abandonar el local.

— Te cuida mucho —comentó inocentemente Luhan, ignorante de que a quien Lay estaba procurando proteger era él y no a Sehun.

— Supongo —se encogió de hombros—. Venga, vayamos por un helado, tal y como ese imbécil me recomendó que hiciera.

Luhan asintió y lo siguió de cerca hasta un pequeño local un par de cuadras más adelante de ahí. Ambos manteniéndose en silencio, debido a que ninguno sabía que era lo que debía decir en realidad, para ese momento ellos no eran diferentes a perfectos desconocidos y ese hecho era desagradable para los dos.

— ¿Y, qué te pareció la experiencia? —habló el rubio, rompiendo el maldito silencio por fin.

— Fue interesante, nunca lo había visto en persona —respondió sonriente.

— ¿Entonces ya no lo quieres intentar, cierto? —preguntó expectante.

— No en realidad —sonrió todavía más ampliamente—. Creo que después de esto tengo más ganas de hacerlo —respondió risueño.

Sehun le dio una mala mirada entonces, haciendo a Luhan reír por ello y dejando ir una carcajada al final también. Tras eso Sehun no podía simplemente decir que todo había mejorado mucho pero al menos el silencio incomodo había desaparecido y se estaban permitiendo tener una conversación medianamente decente mientras comían helado.

Sehun pudo percatarse también de las miradas extrañadas que ambos recibían de las demás personas y no podía sentirse menos sorprendido por la reacción de las demás personas, pero claro, él era ajeno al brillante y limpio mundo de Luhan, no debería estar a su lado simplemente porque no encajaba pero alejarse también iba a destrozar la poca luz que le quedaba.

Sin embargo, lo sabía y lo leía en las miradas curiosas de las demás personas; un chico como él no debería estar cerca de una persona tan pura.

— Sehun —llamó Luhan tras darse cuenta de la ausencia del rubio.

— Ah, sí —asintió torpemente—. Lo siento, me distraje un poco —sonrió a medias.

— Me di cuenta —rió un poco—. ¿A quién estabas mirando? —preguntó al tiempo que se giraba poco disimuladamente hacia atrás. Una sonrisa traviesa adornó sus bonitos labios y una mirada chispeante fue dirigida al más alto—. Te gusta la mesera —afirmó burlón.

— No realmente —se encogió de hombros.

— ¿Por qué no?, es muy guapa —dijo con el ceño levemente fruncido—. También estoy seguro de que si la invitas a salir ella dirá que sí.

— Tal vez, puede que sea divertido pasar un buen rato con ella —soltó distraídamente.

El ceño del castaño no tardó en fruncirse y su mirada reprobatoria le dijo a Sehun que acaba de decir la peor estupidez que se le hubiera ocurrido antes.

— ¿Sabes? —murmuró—. Ella tiene sentimientos y está mal que te expreses así de ella —regañó.

— Oye, fuiste tú quien sugirió algo con ella —se defendió.

— Lo hice —aceptó—, sin embargo yo me refería a algo serio y no a que te la llevaras a la cama y luego la botaras como si de basura se tratase.

El ceño de Sehun se frunció también en ese momento y una mala mirada fue enviada al bonito muchacho frente a él.

— Yo jamás me tomaría a alguien como ella como algo serio —dijo disgustado.

— ¿Por qué no? —espetó—. Es linda y también parece una buena chica.

— A mí eso me importa un carajo, las chicas no son más que algo de un rato para mí y tú ya sabes eso de mí. No veo el gran problema ahora.

— El problema es que no debes de ver a todos los demás como simples objetos que únicamente te serán útiles durante un rato.

— ¿Te parece que algunas de las chicas con las que me he enredado parecen algo más que eso? —interrogó mordaz.

Luhan apretó la mandíbula y sus bellos ojos adquirieron en ese momento un brillo feroz, pero claro que eso iba a pasar cuando Luhan era tan ingenuo que creía ciegamente en todos.

— No entiendo porque te expresas así, eso únicamente hará que todos piensen que eres una mala persona y no es así —afirmó.

— ¿Alguna vez te ha parecido a ti que me importa lo que otros piensen de mí? —preguntó con ironía.

— Hay personas que creen en ti, ¿acaso no te importa hacerlas sentir decepcionadas con esa forma de pensar que tienes? —preguntó con un murmullo.

— No, porque esas personas no existen —soltó con amargura.

— ¿Entonces yo soy una alucinación? —inquirió tristemente, dejando al rubio sin habla—. Porque yo sí creo en ti, sé que eres una buena persona y oírte hablar de esa forma de los demás hace que me sienta un idiota —dijo antes de ponerse de pie y dirigirse a la puerta del local.

Sehun mantuvo su mirada clavada en la mesa mientras él se marchaba, su orgullo lo obligaba a quedarse ahí y no mirar a Luhan, porque él nunca había tolerado los sermones de nadie y no podía empezar ahí con ese precioso ser de buen corazón.

« Detenlo », ordenó su corazón con un suave susurró, haciendo a un lado su orgullo y teniéndolo tras Luhan en un parpadeo. Lo buscó con la mirada, hasta finalmente hallarlo de pie en la acera en espera de que los autos dejarán de pasar para así poder cruzar.

Apuró sus pasos y cuando él dio el primer paso hacia adelante, la mano del rubio sujetó suavemente su muñeca, haciéndolo ganador de una mirada sorprendida de parte del castaño con ojos de ciervo.

— Lo lamento Bǎobèi Lù —musitó apenas. Los ojos del castaño se abrieron desmesuradamente al verlo ahí y él tan sólo logró hacer una mueca debido a la vergüenza que eso le causaba—. Yo… lo de hace un rato… tú sabes que sí me importa lo que creas de mí pero…

Se revolvió el cabello frustrado.

— Bǎobèi Lù, yo no puedo cambiar todo lo que ya hice y no es que no haya deseado hacerlo pero eso ya pasó y nada puedo hacer para remediarlo y sí, soy consciente que he sido un canalla y un bastardo hijo de puta pero… —se mordió el labio al no saber que otra cosa decir—, no es como si ellas no lo supieran y… tampoco son unas santas y… ¡joder, Lu! ¿Qué quieres de mí? —soltó frustrado y se cubrió el rostro con ambas manos a sabiendas que tan sólo estaba empeorándolo todo.

— Hey, tranquilo —llamó Luhan tiernamente y tomó con sus manos las del más alto—. Ya entendí el mensaje —sonrió divinamente, causándole al corazón de Sehun una revolución.

— Lo lamento —murmuró.

— Lo sé, Hunnie —consoló, dando un ligero apretón a las manos de su amigo.

La sonrisa del chico que era todo su mundo lo dejó sin aliento y despertó una vez más esos peligrosos deseos que no debería dejar salir y sin embargo ahí estaban una vez más, tentándolo a avanzar la distancia que los separaba y reclamar los labios de su dulce Luhan.

Por un instante todo despareció y una bruma lo volvió ciego ante el hecho de que no debía tocar a Luhan, sus oídos lo único que podían escuchar era el sonido de su voz aunque su cerebro ya no lograba descifrar sus palabras; besarlo era lo único en él en ese momento.

Estaba tan cerca.

Pero fue ese preciso momento que su jodido celular sonó, dispersando la neblina y haciendo a Luhan retroceder.

— Es el tuyo —señaló sonriente.

¡Maldito hijo de puta quién fuese que estuviera llamando!

— Sí —masculló y procedió a contestar—. ¿Qué? —prácticamente le ladró a la otra persona.

— Oye, tranquilo hombre —pidió la familiar voz.

— ¿Qué mierda quieres Bobby? —exigió saber irritado.

— Oye, no sé porque estás tan molesto sí yo únicamente te he llamado para decirte que por fin atrapé al tipo, que me pediste que siguiera, haciendo algo malo —refunfuñó.

— Okay, iré en cuanto pueda.

— ¿Bromeas, cierto? —inquirió incrédulo.

— No.

— Sehun no me jodas, el tipo seguro no tarda en irse y tú todavía quieres tomarte tu tiempo, ¡vete al carajo!

— Estoy en algo importante —se justificó.

— Y una mierda, no me he pasado tanto tiempo siguiendo al imbécil para que ahora tú te niegues a venir, así que más te vale traer tu flaco trasero aquí o te olvidas de pedirme ayuda con esto otra vez —sentenció molesto antes de cortar la llamada.

Un resoplido escapó de los labios de Sehun antes de que se girará para mirar a Luhan, él seguía sonriéndole y él odió inmediatamente la idea de despedirse tan pronto, sin embargo, Bobby jamás se había caracterizado por aceptar de buena gana que lo dejarán botado cuando él estaba haciendo un favor.

— ¿Quién era? —preguntó curioso el castaño.

— Un amigo, está metido en algo y quiere que vaya para ayudar —explicó apenado.

— ¿Es peligroso? —inquirió visiblemente preocupado.

— No, es algo más problemático que peligroso.

— Ya veo. Supongo entonces que debes irte, ¿verdad?

La decepción brillando en sus preciosos ojos aumentó su deseo de mandar a Bobby al infierno, pero no podía hacerlo a no ser que quisiera recibir una buena paliza, además del conocimiento de que había estado a nada de perder el control hacía casi nada.

— Lo siento —murmuró.

— Está bien —sonrió levemente—. Ve, tu amigo te necesita y también nosotros podemos salir cuando sea, puedes venir a dormir a mi casa si quieres también —ofreció inocentemente.

¡Pésima idea!

Ya lo sabía y aun así asintió como un idiota, le revolvió el cabello obteniendo el dulce sonido de su risa y finalmente dio la media vuelta para alejarse de ahí e ir a ver qué diablos quería el imbécil de su amigo.

No le supuso mucho problema llegar al lugar donde su amigo lo esperaba y mucho menos tuvo dificultad alguna para hallarlo a las afueras del local de rojizos colores. El chico estaba recargado en la pared justo a un costado izquierdo de la entrada al local, su mirada estaba fija en algún punto en la nada, su cabello negro estaba tan desordenado como siempre y su cigarrillo parecía estar a nada de caérsele debido a la mueca de fastidiado que sus labios estaban formando.

Chanyeol se encontraba justo a su lado y por un segundo se preguntó qué era lo que él idiota hacía ahí hasta que logró recordar que en realidad había sido él quien había pedido que Bobby lo llamara también si lograba hallar algo.

— Tardaste —masculló Bobby en cuanto lo vio.

— Estaba en algo importante —se encogió de hombros tranquilamente.

— Como sea —bufó el pelinegro—. El tipo está ahí dentro desde hace un buen rato.

— ¿Haciendo qué?

— Orneando galletitas —soltó sarcástico, haciendo a Sehun fruncir el ceño—. No jodas general, es obvio lo que el viejo está haciendo, ¡es un puto prostíbulo! —exclamó señalando el lugar.

Sehun no hizo comentario alguno sobre aquella respuesta y en su lugar avanzó hasta donde Chanyeol observaba todo con interés y curiosidad, hizo un ademán a forma de saludo y recibió la misma acción como respuesta.

— Chanyeol, él es Bobby —señaló al chico pelinegro de ceño fruncido—. Trabaja para Minho pero tranquilo —se apresuró a decir antes de que el otro soltara su queja—, es algo así como una especie de amigo, así que es de confianza —afirmó.

Bobby le dio una mirada a Chanyeol antes de asentir a modo de saludo. Sehun se sintió más aliviado ante eso porque él definitivamente no tenía ni ganas ni paciencia para lidiar con esos dos si es que decidían comenzar a pelear, aunque dudaba que realmente pasaran de insultos mutuos.

Simplemente porque Chanyeol era del tipo que no llegaba a más a no ser que el otro sujeto fuera quién lanzará el primer golpe mientras que Bobby le tenía el suficiente miedo a su general como para atreverse a ponerle un dedo encima a su amigo no sin antes tener una muy buena razón que lo respaldará.

— ¿Entramos o qué? —cuestionó el pelinegro.

Ambos chicos asintieron y lo siguieron a través de la puerta de rojizos colores hacia el interior del local. De inmediato; el sonido de las risas tanto femeninas como masculinas, una cortina de humo de extraño aroma y telas de colores que pedían del techo, fueron lo que recibieron como bienvenida.

Hermosos ojos seductores acompañados de sonrisas sensuales los seguían mientras caminaban. Ellas eran jóvenes y bellas mientras que ellos eran ancianos y perversos, lo cual hacía preguntar a Sehun cuando había sido la última vez que ellas habían estado con alguien que realmente les gustara.

Era difícil saberlo también ya que había chicas que incluso aún portaban una mirada llena de tristeza seguramente todavía a la espera de ser rescatadas de ese infierno. A lo lejos pudo un bonito par de ojos verdes llenos de lágrimas que suplicaban por ayuda y antes de que él pudiera hacer algo por ella, Bobby lo sujetó del brazo.

— Déjalo así, Sehun —indicó seriamente—. Solamente harías todo mucho peor para ella —aseguró.

No tuvo más remedio que asentir a las palabras de su amigo y seguir su camino no sin antes darle una última mirada a la pobre chiquilla que apenas podía corresponder el beso de un hombre cuarenta años mayor que ella.

Miró por el rabillo de ojo a Chanyeol y supo, tan pronto vio su rostro blanco como una hoja de papel, que había sido muy mala idea llevarlo hasta ahí, sin embargo, ya nada se podía hacer y tal vez en el futuro esa podría ser una experiencia que lo haría un mejor hombre.

Avanzaron por un largo pasillo iluminado con una irritante luz fluorescente y colmado con el aroma del incienso, hasta llegar a la antepenúltima puerta donde una preciosa chica castaña los esperaba. Ella les dio una gran sonrisa con sus finos labios rojos y luego de un asentimiento de parte de Bobby, desapareció por el pasillo luego de decirles que la puerta ya estaba abierta.

— Bien, su objetivo está ahí dentro —infirmó el pelinegro, dejándoles ver una maliciosa sonrisa.

Ambos chicos se miraron entre sí pero sólo fue Sehun quién se atrevió a tomar el picaporte y girarlo. Ninguno se movió en cuanto escucharon la puerta abrirse acompañada del sonido de desagradables gemidos, intercambiaron miradas una última vez y sin más ceremonias el rubio empujó la puerta, abriéndola por completo.

Un chillido acompañado de un ridículo gritó masculino fue lo que los tres oyeron tan pronto la puerta abriéndose y el inconfundible sonido de la cámara se dejaron oír.

— Vaya, está es una sorpresa bastante inesperada, ¿no lo cree así, señor director? —habló fuerte y claro el rubio desde la puerta, con el celular en mano.

La desnuda chica escapó tan pronto tuvo la oportunidad luego de que los tres chicos invadieran la habitación, el rostro del hombre que yacía desnudo en la cama pronto se volvió de color rojo y su mirada fulminante fue disparada hacía los tres muchachos.

— ¡¿Quién demonios son ustedes y por qué irrumpieron así en mi habitación?! —vociferó el furioso hombre.

— Tranquilice, de esa forma podemos hablar —pidió serenamente el rubio.

— ¡Váyanse al demonio! ¡Esto es inaudito y alguien pagará por ello! —afirmó.

— Le recomiendo que se quedé aquí —habló seriamente Sehun.

— ¡Jódete pequeña mierda! —escupió despectivamente.

— ¿Sabe?, si yo fuera usted me hablaría con más respeto a no ser que quiera que está bonita fotografía llegué a manos de su esposa y de sus bonitas hijas—soltó mordaz.

El hombre palideció y se detuvo en su tarea de vestirse, la sonrisa del menor se volvió torcida y no dudó en acercarse al hombre para enfrentarlo mejor.

— Ella era muy joven —comenzó, señalando a la chica que en la fotografía se veía montando al anciano hombre—. ¿Qué edad le calcula usted?

— Y-yo…

— ¿Unos catorce?, ¿tal vez quince? —inquirió con aparente despreocupación—. ¿No es esa la edad de la menor de sus hijas también?

El hombre comenzó a mover la cabeza a forma de negación y afirmación al mismo tiempo, provocando la risa de los tres menores dentro de la habitación.

— ¿Quiénes son? ¿Qué quieren de mí? —preguntó al borde del llanto.

— ¿Nosotros? —Sehun se señaló a sí mismo—. Nosotros somos los que pronto serán sus estudiantes —respondió.

Una expresión de confusión cruzó el rostro del mayor, sus ojos se fijaron en Sehun, entrecerrándose cuando halló familiar el rostro del más joven y cuando finalmente consiguió reconocerlo, su rostro se volvió blanco como el papel.

— T-tú fuiste quién co-consiguió un puntaje perfecto —tartamudeó.

— Vaya, se había tardado —sonrió malicioso.

— ¿Por qué haces esto? —preguntó angustiado.

— Porque quiero poder ser capaz de hacer todo lo que se me antoje —respondió tranquilamente.

— ¿A qué te refieres? —musitó confundido.

— A que a partir del segundo que nosotros iniciemos clases en su escuela, usted va a permitir que Chanyeol y yo hagamos absolutamente todo lo que queramos sin hacer nada al respecto —anunció sonriente.

— ¡Eso es imposible! ¡No van a permitírmelo! —chilló alarmado.

— De acuerdo, entonces mañana yo personalmente le llevaré esta fotografía, además de muchas otras con las que cuento, a su bonita hija Yuri —dijo encogiéndose de hombros.

El hombre palideció y no se movió incluso cuando vio a Sehun dar la orden de retirarse. Vio como el pelirrojo y el pelinegro salían por la puerta y se alarmó al ver que llegaba el turno de Sehun para hacerlo.

— ¡Lo haré! —gritó desesperado.

Sehun se detuvo en el umbral de la puerta, dejando que una sonrisa perversa se apoderada de sus labios. Se giró lentamente hacia el aterrorizado hombre y lentamente avanzó hasta estar frente a él para luego extenderle la mano.

— Tenemos un trato —afirmó. La temblorosa mano del mayor tomó la suya y el menor podía ver lágrimas brillando en las esquinas de sus ojos cuando asintió y devolvió el apretón—. Tranquilo hombre, no es como si fuésemos a asesinar a alguien —sonrió triunfante.

Sus dos acompañantes se rieron tras su comentario y el mayor únicamente pudo abrir y cerrar la boca espantado. Sehun resopló y puso los ojos en blanco antes de dar la media vuelta y salir de la habitación seguido por sus amigos, volvieron a atravesar el salón principal del lugar y poco tiempo después salieron a la calle nuevamente.

Chanyeol no paraba de reírse y él tampoco podía dejar de sonreír satisfecho por lo conseguido y sí, ya sabía que lo que hacía no estaba bien pero era culpa de esos estúpidos rectos hombres, eran ellos quienes hacían eso tan fácil para un mocoso medio psicópata como él.

— Eso fue hermoso —dijo Chanyeol mientras aplaudía—. Incluso llegué a pensar que el viejo se cagaría del miedo —rió.

— Oh, genial, pensé que el niño del angelical coro de la iglesia no sabía ese tipo de sucias blasfemias —se burló Bobby.

— Las blasfemias que mi boca deje salir serán perdonadas por medio de la penitencia impuesta tras mi confesión del jueves  —respondió igual de divertido, haciendo reír al pelinegro.

— Como sea —se encogió de hombros—, ya que te he ayudado con esto, tú tal vez quieras saber que Minho está furioso contigo —le informó a su amigo.

Sehun frunció el ceño pero poco le importaba decir verdad, en realidad desde el primer instante que pensó en defender a su mascota, supo que Minho iba a hacerlo pagar y sinceramente no sé arrepentía de absolutamente nada.

— Deberías aparecerte en el cuartel antes de que enfurezca más —aconsejó.

— Que lo haga, me importa una mierda —masculló.

— No sabes lo que dices hombre —negó con la cabeza—. Tu hermano mayor está completamente loco y podrías arrepentirte de tus palabras —afirmó seriamente y antes de que el rubio dijera algo más, se adelantó y siguió hablando—. Tienes suerte de que hasta ahora no haya hecho nada y todo gracias a Kyung.

— ¿Kyungsoo? —interrogó asombrado.

— Síp —asintió—. No sé lo que hayas hecho para ganarte su simpatía teniendo en cuenta que Minho es su mejor amigo, pero ese pequeño está haciendo hasta lo imposible por tener las manos de Minho lejos de ti.

Esa fue información que no le agradó demasiado escuchar porque sinceramente tenía el presentimiento de que aquella bondad no era gratis y lo último que necesitaba era ser también chantajeado por la perra faldera de su hermano mayor.

— ¿Y qué diablos espera conseguir ese idiota con todo esto? —farfulló.

— Vaya que eres imbécil —bufó el pelinegro

— Mucho cuidado ver con tu lengua —dijo con tono amenazador.

— Lo siento —elevó ambas manos en señal de paz—, pero es que creo que se hay que estar muy idiota y ciego para pensar que ese pequeño está actuando por interés.

— ¿De qué hablas? —espetó.

— Sehun, de no ser por Kyungsoo todos nosotros hubiéramos muerto por causa de las rabietas de tu hermano hace mucho —aseguró—. Es ese pequeño enano quien se aguanta toda la mierda de Minho únicamente para que no nos joda a nosotros, incluso ahora él está haciendo todo lo posible por mantener a Minho a raya con respecto a ti —señaló.

Sehun no supo que responder y si era honesto también admitiría que Bobby tenía algo de razón y que Kyungsoo realmente siempre saltaba para ponerse de su lado en cuanto Minho trataba de joderle la existencia. Sin embargo, tampoco era fácil de olvidar el hecho de que el más pequeño era también el mejor amigo de su imbécil hermano y que por ello no podía permitirse confiar del todo pero…

Tal vez, y sólo tal vez, podía darle una oportunidad al chico.

Aunque al final decidió no darle tantas vueltas y ordenarle a ambos chicos que lo siguieran, no tardaron mucho en reunirse con Lay y pese a que a Sehun por un instante le preocupó la presencia de Bobby, no pasó mucho para que descubriera que en realidad sus amigos no tenían nada en su contra y que lo aceptaban por completo.

La tarde se les pasó sólo en tontear y para cuándo eran casi las siete, Sehun se vio una vez más de frente a la casa del bello joven que era la única razón que consideraba lo suficientemente válida para continuar respirando. Llamó a la puerta y no pasó mucho antes de que cálidos ojos y una dulce sonrisa le dieran la bienvenida.

— Bienvenido Hunnie —saludó la sonriente señora Wu.

Sehun sonrió levemente y asintió despacio, entrando cuando ella se hizo a un lado para dejarlo pasar. Ella le informó que Luhan se encontraba en el comedor y lo acompañó hasta ahí sólo para minutos después desaparecer tras la puerta de la cocina.

La mirada de Sehun se dirigió entonces a los tres ocupantes de la mesa, sintiéndose estremecer ante la mirada y sonrisa de YanYan, Zhao por su parte estaba demasiado entretenido leyendo lo que parecía un manga y Luhan apenas reparaba en la existencia del mundo al estar perdido haciendo su tarea.

¿Quién hacía tarea un sábado por la noche?

Ese fue su pensamiento pero no hizo comentario alguno al respecto, se acercó tranquilamente hasta donde Luhan estaba y colocó una mano sobre su hombro. La inesperada acción le sacó un grito poco masculino al castaño además de hacer que su mano moviera bruscamente el lápiz que sostenía y atravesara con una gran línea la hoja de papel.

Las mejillas del chino se volvieron rojas y Sehun no hizo más que mostrarle una sonrisa ladina y una ceja arqueada, al igual que la estruendosa risa de Zhao no demoró nada en hacerse presente, calentando más las mejillas de Luhan.

— E-eso fue… tan genial —balbuceó apenas entre carcajadas.

— Cierra el pico, gē —gruñó avergonzado.

— Hola, ¿estás bien? —habló Sehun poco después.

— Sí, yo… no pasó nada —aseguró, tomando un borrador para quitar el desastre que había hecho.

—Bien —asintió—, porque tal vez tú quieras saber que el resultado y todo el procedimiento están equivocados –señaló el cuaderno.

– ¿Qué?

– Eso –dijo, apuntando con su dedo la fórmula escrita—. Son los problemas que la profesora Kang nos dejó de tarea, ¿cierto? —Luhan asintió torpemente—. Genial, entonces en ellos debemos utilizar la fórmula de la presión, la cual es: presión igual a fuerza entre área.

P=F/A

Fue la fórmula que Sehun escribió sobre la hoja de papel pero lo que el rubio estaba diciendo era algo que él ya sabía y era por eso que no encontraba en donde estaba errado.

—Para este problema no necesitas saber la presión porque ese dato ya te lo están proporcionado y sin embargo eso es lo que tú estás calculando, en realidad para este problema lo que necesitas saber es la fuerza además de que también necesitas saber exactamente el área para poder obtener el resultado final —explicó, señalando con su dedo  cada dato—. Mira, aquí lo dice: La presión atmosférica tiene un valor aproximado de 1x10^5 Pa, por lo tanto, ¿qué fuerza ejerce el aire en un embolo de punto cinco metros de radio?

— ¿Entonces…?

— Primero el área; que sería pi multiplicado por el radio al cuadrado, que es lo mismo que tres punto catorce por punto cinco metros al cuadrado y da como resultado… —Luhan lo vio escribir varios números antes de que volviera a hablar—, cero punto setenta y ocho metros cuadrados. Eso lo multiplicas por la presión y de esa forma obtendrás la fuerza.

El castaño asintió completamente aturdido por el exceso de información pero en ningún momento retiró su mirada de la expresión concentrada en el rostro de Sehun, lo hacía ver tan fácil, era como si la información ya estuviera ahí desde muchísimo antes y sólo fluyera naturalmente como si del agua de un arroyo se tratara.

— El resultado final serían setenta y ocho mil Newtons o lo que es lo mismo setenta y ocho kilo Newtons —finalizó tranquilamente. Luhan en cambio estaba mareado—. No es nada difícil en realidad, únicamente hay que leer correctamente los datos —dijo tranquilamente.

Luhan asintió apenas y tomó su cuaderno, revisando cada dato que Sehun había escrito y le pareció casi imposible. Lo único que él recordaba del viernes, que había sido él día que les enseñaron esa fórmula y dejaron esos problemas como tarea, era que la señora Kang había llegado de malas, les había puesto un examen sorpresa y medio les había enseñado aquello.

Él había dudado que alguien hubiera entendido o llevara siquiera esa tarea, pero ahí estaba Sehun, tan tranquilo y aparentemente habiendo entendido cada palabra que la señora Kang le había dicho de corrido y sin respirar; era simplemente increíble.

— Bien, ustedes arruinaron mi lectura —habló Zhao, poniéndose de pie para luego irse. Sehun lo miraba mientras se iba.

— ¿Cómo es posible que le entiendas? —preguntó incrédulo—. No, ¿cómo es posible que lo recuerdes todo siquiera? —Sehun se encogió de hombros—. Es decir, yo soy el segundo mejor de la clase y yo apenas me acuerdo de lo que ella dijo pero en cambio es obviamente que tú recuerdas cada palabra, ¿cómo puede ser?

— No sé, simplemente lo hago —dijo desinteresado—. No importa que sea, tampoco importa que solamente lo haya escuchado o visto una vez, yo simplemente puedo recordarlo —explicó—. Naturalmente no lo hago para siempre, con el tiempo la información se va desvaneciendo aunque solamente me bastará con un pequeño detalle que tenga relación para que yo pueda recordarlo todo a la perfección otra vez.

— ¿Estás diciéndome que tienes memoria eidética? —cuestionó sorprendido.

— No, no lo creo.

—Pero tiene sentido, es por eso que siempre tienes todas las respuestas correctas en los exámenes, tú solo necesitas revisar una vez tus apuntes y ya, ¡no es gusto! —exclamó indignado, haciendo reír al rubio.

— Oye, yo no pedí nada de esto, sin embargo debo admitir que resulta muy útil —admitió.

— Claro, tú simplemente te cruzas de brazos mientras los demás nos fundimos el cerebro estudiando —refunfuñó.

— No me refería a eso —rió al ver el berrinche del otro—. Yo me refería que gracias a eso aún tengo muchos de los recuerdos de cuando éramos niños —musitó—. Como esa vez cuando te acompañe a que te cortaran el cabello y estabas muerto de miedo, recuerdo que yo me puse a hablarte mientras llorabas, aunque estaba seguro que no estabas entendiéndome nada —sonrió.

Luhan apretó los labios y agachó la mirada tras su comentario. Se sintió fatal escuchar aquello porque sabía que mientras Sehun recordaba cada cosa buena que habían pasado, él únicamente tenía aquel amargo recuerdo de cuando se separaron.

— Lo siento —susurró.

— ¿Por qué te estás disculpando? —interrogó confundido el rubio.

—Porque tú atesoraste esos recuerdos y yo… yo olvidé todo eso y únicamente me quedé con el recuerdo del día que nos separamos —admitió avergonzado.

— Tranquilo, eso es normal, yo te hice daño después de todo —restó importancia.

— Pero…

— Está bien, Bǎobèi Lù —murmuró al tiempo que jalaba al castaño a un flojo abrazo—. No importa.

Luhan se quedó inmóvil por la acción, el fresco perfume de Sehun lo relajó por completo y se permitió cerrar los ojos y esconder su rostro en el hombro del rubio. Esa siempre había sido una acción que había amado cuando niños, poder ocultarse un poco de esa forma, donde el agradable calor y la suave fragancia de Sehun lo relajaban, se sentía tan feliz de estar así de nuevo con él.

— Además, eso es bueno —afirmó.

— ¿Qué tiene de bueno que me haya olvidado de ti? —susurró, elevando apenas la mirada a sus hipnóticos ojos.

— Porque de esa forma podemos volver a escribir nuestra historia desde cero y mucho mejor que antes —respondió, tomándose el tiempo de acomodar un rebelde mechón de cabello castaño.

Los ojos de Luhan brillaron por la emoción de aquellas palabras y la sonrisa de Sehun seguramente no podía ser más tonta en esos momentos en los que el mundo se desvanecía dejándolos solamente a ellos en su burbuja.

— Lucen adorables, hasta me parece estar bien a mis dos pequeños niños —habló enternecida la madre de Luhan, devolviéndolos al mundo real y haciendo que se separaran de golpe—. ¿Eh? ¿Se terminó el abrazo? —preguntó de forma inocente.

Las mejillas de ambos chicos eran de color rosa y ninguno de atrevía a ver a la hermosa mujer frente a ellos. Sehun fue el primero en hacer algo al respecto y se levantó de la silla que había ocupado mientras le daba la explicación a Luhan, girándose hacia él.

— ¿Estás ocupado o puedes venir conmigo a ver a Jiāo Táng? —preguntó.

—No, te acompaño.

Sehun asintió y esperó a que Luhan medio ordenara todas sus cosas en la mesa, le dio una sonrisa a la señora Wu antes de caminar tras Luhan y sintió un escalofrío al ver la expresión perversa plasmada en el pálido rostro de YanYan.

— Diviértanse, chicos –habló YanYan, sin borrar su traviesa sonrisa la cual ocultaba un mensaje que solamente Sehun entendió y le provocó un escalofrió más.

Minutas más tarde ambos subieron las escaleras entre bromas tontas y risas contagiosas, entrando con bromistas empujones a la habitación donde un emocionado perro ladraba y movía la cola frenéticamente. Sehun se acercó hasta él y acarició suavemente su cabeza, tomándose el tiempo para rascar tras sus orejas, la cual era la acción favorita de su traviesa mascota.

— ¿Fuiste bueno? —le preguntó, poniendo una falsa expresión de seriedad.

Un ladrido fue su efusiva respuesta y Sehun sabía ya que su mascota estaba demasiado feliz pero seguramente eso nada tenía que ver con su visita o algo por el estilo, seguramente el muy maldito no podía estar más feliz en esos momentos mientras vivía con Luhan.

En el fondo tenía envidia si era honesto. Estaba tan perdido en ese pensamiento que apenas se dio cuenta de cuando Luhan se acercó sino hasta que sintió su pecho pegarse a su espalda, su mentón recargado en su hombro izquierdo y su aroma inundar su sistema.

— Ha sido muy bueno, tal vez deberías darle un premio —sugirió sonriente.

Ignorante de lo que atravesó el cuerpo de Sehun cuando su aliento le acarició la oreja. Los músculos del rubio estaban tensos y su corazón era una locomotora sin frenos, las alertas sonaron a todo volumen desde su cerebro y sus manos picaban por tomarlo y no soltarlo nunca, lo tenía ahí al alcance y, una vez más, lo único que hizo fue sonreír como pudo y ponerse de pie para alejarse del castaño que lo miraba interrogante.

— Supongo que tienes razón, el único problema es que no traigo golosinas conmigo —se encogió de hombros en un intento de parecer despreocupado.

— No te preocupes, yo tengo algunas —anunció alegremente y corrió hacia su escritorio de dónde sacó una caja de galletas para perro.

Hubo una sonrisa estúpida extendiéndose en sus labios al ver a Luhan actuando como un niño pequeño, su risa era el único sonido que llenaba la habitación y eso no podía parecerle más perfecto. El momento, la visión y cada segundo que pasaban era la experiencia más maravillosa y feliz que había tenido hacía mucho tiempo, deseaba poder congelar el tiempo ahí, donde sólo estaban ellos sin nadie más.

Sin embargo, Luhan ya tenía su mundo construido y él apenas era un recién llegado que bien podría salir en cuestión de segundos y lo sabía, era por eso que atesoraría cada segundo de eso que rogaba en silencio tener un día más.

— Hoy estuve charlando con Cherry —comentó, rompiendo la burbuja en la que Sehun se encontraba—. Ella está muy feliz de que volvamos a ser amigos.

— ¿De verdad? —soltó desinteresado.

— Sí, ella siempre creyó en ti e incluso te defendía cuanto podía.

— Ya veo.

— Tal vez podrías invitarla a salir —sugirió, ganándose una mirada de horror de pare de Sehun—. Oh, vamos, ella es preciosa y estoy seguro de que puedes gustarle —afirmó.

— No pasara —sentenció.

— Pero harían linda pareja y ella es una excelente chica, además, de esa forma podríamos incluso hasta hacer citas dobles y todo —dijo emocionado.

— No, Luhan. Yo no soy buena para ella, se merece algo mejor —declaró, esperando convencerlo con su falsa máscara de preocupación hacia Cherry.

— Pero puedes cambiar y de esa forma…

— Luhan, escucha —pidió, poniéndose frente a frente con el castaño, haciéndolo sentir demasiado nervioso sin saber porqué—, yo no puedo ni voy a estar con Cherry porque estoy enamorado de alguien más desde hace mucho tiempo.

— ¡¿Qué?! ¡¿De verdad?! —exclamó asombrado.

— Sí —asintió.

— ¿Pero de quién se trata? ¿Dónde la conociste? ¿Cómo pasó esto? —interrogó.

Sehun lo miró seriamente durante un largo momento pero fue más que obvio que Luhan no vio el anhelo y cariño que brillaban en su mirada, por ello simplemente terminó apartando la mirada y suspiró.

— No puedo decirte, ni a ti ni a nadie más —murmuró.

— Sehun, eso no…

— Se está haciendo tarde y Kyung Min puede preocuparse por mí, será mejor que me vaya —interrumpió, deseoso por huir.

El castaño entró en un pequeño estado de shock y no fue sino hasta que Sehun estaba a punto de cruzar la puerta que su cuerpo se movió y con ambas manos sujetó la camiseta del más alto, porque odiaba el hecho de sólo tener escasos flashes de su tiempo mientras todos los demás parecían tener a su disposición cada segundo del tiempo de Sehun, para él eso se sentía como obtener las migajas del tiempo libre que Sehun llegaba a tener.

— No te vayas, duerme aquí hoy —pidió con una mirada suplicante y demasiado tentadora para el más alto.

— Luhan, eso no es una buena i…

— Lo prometiste —se adelantó—, hoy por la tarde dijiste que lo harías.

— Yo… Kyung Min no...

— No te vayas con él, quédate conmigo —susurró apenas su desesperada súplica por atención que para él no era más que su patético intento de recuperar a su mejor amigo mientras que para Sehun aquella frase tenía tantas posibilidades.

— De acuerdo —respondió sin terminar de razonar.

La resplandeciente sonrisa de Luhan valió cada segundo que se la pasó diciéndose que era un idiota luego de llamar a Kyung Min e informarle que iba a pasar la noche ahí además de todo el tiempo que duró la agradable cena con los Wu.

YanYan tenía una sonrisa espeluznante y Sehun no sabía si le tenía miedo a ella o a sí mismo al final de la noche. Al final no hubo remedio y terminó acostado en el suelo sobre un montón de mantas a un lado derecho de la cama, mirando el techo con nerviosismo y rezando a un Dios, en el que no creía, para no cometer una idiotez.

— Sehun —llamó susurrante la bella voz de Luhan dos horas más tarde—, ¿sigues despierto?

— Sí —consiguió responder.

— Yo… ¿pu-puedo pedirte algo?

¡Maldición!, tenía un muy mal presentimiento acerca de ello, así que su cerebro dio la orden inmediata para que se negara.

— Claro.

Lamentablemente Sehun era más bien un pendejo que no sabía usar su cerebro cuando debía.

— ¿Tú… puedes… bueno, podrías...? —suspiró—. ¿Po-podríamos… dormir juntos como cuando ni-niño? —balbuceó.

« ¡Mierda, di que no! »

 Y sin embrago ya se encontraba de pie, mirando a Luhan que se hacía a un lado y abría las mantas para dejarlo entrar, corroborando así que era un reverendo imbécil que se dejaba guiar por sus deseos e impulsos antes que usar la cabeza.

Ambos se mantuvieron mirándose fijamente y en silencio durante lo que se sintieron como décadas, repentinamente las mejillas de Luhan se pudieron rojas y Sehun tragó duro sin saber cómo era que debía de actuar y entonces sucedió, la cosa más hermosa y maravillosa que iba a pasarle en la vida y que únicamente con la simpleza de su acción logró calmar sus miedos y a la vez lo hizo el hombre más dichoso del mundo.

Luhan lo abrazaba, justo como cuando eran niños y dormían de esa manera, tan cálido y perfecto como era en ese entonces. Sus brazos no tardaron en rodearlo también y cerró los ojos disfrutando de cada dulce y glorioso segundo de ese pequeño momento donde él podía permanecer ahí y fantasear con que Luhan era suyo.

— Duerme bien, Hunnie —murmuró apenas.

— También tú, Bǎobèi Lu —respondió quedito para así ocultar en su voz la dicha y emoción que amenazaban con desbordársele del corazón.

Notas finales:

Espero que el cap de hoy les haya gustado, muchas gracias por su paciencia y por seguir esta historia.

Les envío mil besos y abrazos, hasta la próxima :3


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