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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Bien comencemos con esto...

Espero les guste~

— ¡¿Qué diablos fue eso Sehun?! —vociferó histérico Kyung Min una vez ambos estuvieron en la patio trasero del colegio.

Sehun le mostró una mueca desagradable debido a sus gritos y a la furia que todavía trataba de controlar luego de su enfrentamiento con Seohyun.

— No me importa si estuvo mal hacer eso, ella se lo merecía —escupió entre dientes.

— ¡¿Estás loco?, ella podría acusarte por atacarla! —chilló agudamente.

— No me importa, ella se lo buscó —masculló desdeñosamente.

Tras esa oración lo único que pudo percibir fue un tirón a su ropa y el dolor explotando en una de sus mejillas, sus instintos se activaron al instante luego de años sufriendo los golpes de Minho y sin dudarlo lanzó su puño hacia su agresor sin haberlo visto siquiera.

— ¡Sehun, no! —Kyung Min gritó. 
Sus ojos se cruzaron entonces con la aturdida mirada de Luhan y deseó con todo su corazón que la tierra se abriera y se lo tragara. Avanzó apenas un paso sin saber que decir o hacer, Luhan parecía tan incrédulo como él cuando se puso de pie pero entonces la ira se apoderó de esos bonitos orbes suyos.

— ¡¿Qué fue lo que le hiciste a Seohyun?! —exigió saber, sujetando el cuello de su camisa y dándole una mirada completamente amenazante.

La confusión lo atravesó y al mirar al frente se encontró con la sonrisa perversa de esa malvada mujer. Negó incrédulo antes de volver a mirar en esos ojos llenos de reproche y despreció que le atravesaron el corazón como una daga. La tristeza que sintió no podía compararla ni siquiera con la que había sentido al descubrir el rechazo de su madre y luego de años de manejar mal ese sentimiento, este no demoró en volverse cólera.

— ¡Yo no le he hecho nada que ella no mereciera! —rugió, empujando el cuerpo más pequeño.

— ¡Paren ya! —imploró angustiado Min.

— ¡Repite eso! —gritó Luhan, avanzando nuevamente hacia el rubio.

Alguien gritó lejanamente cuando el nuevo golpe del castaño fue interceptado y su cuerpo fue una vez más al suelo. Sehun lo inmovilizó incluso antes de que supiera que estaba pasando y manos ajenas lo sostuvieron antes de que pudiera hacerle algo más. Luhan se puso de pie tan rápido como pudo pero sus intentos también fueron frenados por alguien más.

— ¡Déjalo ya, Luhan! —escuchó sollozar a Cherry, quién se aferraba a su cuerpo.

— ¡Eres un cobarde al atacar a una mujer indefensa! —ladró el castaño.

— ¡Basta! —suplicó Kyung Min, al no poder detener más tiempo a Sehun que apenas y alcanzó la chaqueta de Luhan.

— 愚蠢的男孩a292;那個婊子是奸詐 (Yúchǔn de nánhái, nàgè biǎo zi shì jiānzhà!)* —escupió entre dientes dejando a Luhan más que sorprendido.

*Niño tonto, esa perra es traicionera.

— ¡Ustedes dos, deténganse ya mismo! —ordenó autoritariamente la directora y con ayuda de dos profesores más los separaron—. La escuela no es ningún ring de boxeo, a dirección, ¡todos! —ordenó la furiosa mujer.

Varios minutos después todos estaban en la sala de espera acompañados de sus padres, todos menos Sehun que estaba solo. Cherry estaba llorando y Kyung Min les enviaba una mirada llena de enojo que Sehun ignoraba. Luhan no se atrevía ni a levantar la mirada por miedo a lo que vería en la expresión de su madre y para cuándo la puerta por fin se abrió, Kyung Min fue el primero en ingresar.

Había un silencio sepulcral en la habitación antes de que los gritos de una mujer, que Luhan imaginó era la madre de Kyung Min, comenzarán a escucharse por todo el lugar. La ansiedad creció en su pecho y las palabras de Sehun no dejaban de darle vueltas, su mano aún picaba luego de haberlo golpeado y algo dentro le suplicaba que fuera hasta donde él estaba y le pidiera perdón.

— ¡Me alegra tanto que esto este por terminar! —vociferó la furiosa mujer, azotando la puerta tras abandonar la habitación con su hijo.

Fue turno de Cherry para entrar y Luhan se atrevió a elevar entonces la mirada hacia su amiga, lágrimas corrían aún por sus mejillas cuando la puerta se cerró tras ella y su madre que mantenía una expresión estoica.

— Mami, por favor trata de calmarte —pidió angustiado Kyung Min, devolviendo a Luhan a la realidad.

— Nada de eso Minnie, esa mujer es nefasta —afirmó con enojo—. Ella nunca prestó atención cada vez que a ti te molestaban por tus preferencias sexuales pero ahora te ve tratando de parar una pelea y de inmediato asume que tú estabas participando, ¿qué demonios le sucede a la maldita perra? —escupió entre dientes—. Lo único que me consuela es que ya pronto esto terminara y podré llevarte lejos de todas estas estúpidas personas.

Kyung Min asintió apenas con la cabeza agachada, su mirada fue hasta Sehun e inmediatamente fue a su lado y al verlo Luhan no sintió nada más que pura envidia al saber que él ya había perdido ese derecho. La temperamental mujer también se situó a un lado de ambos menores y Kyung Min no hizo más que sonreír levemente.

— No te preocupes Sehunnie —habló ella—, yo no voy a moverme de aquí hasta que ese remedo de directora te deje ir sin escupir todas sus estupideces contra ti —sentenció firmemente.

— No se preocupe señora, no sería la primera vez al fin y al cabo —habló Sehun.

— No, tú no estás solo y nosotros vamos a hacérselo saber a esa bruja —afirmó.

La puerta nuevamente se abrió y Luhan pudo escuchar la tranquila voz de la madre de Cherry dándole las gracias a la directora, vio apenas de reojo como su amiga salía de la sala de espera, ella continuaba sollozando y Luhan no podía sentirse menos miserable al saberse provocador de eso. Su nombre y el de Sehun fueron severamente pronunciados, haciéndolos poner de pie rápidamente para avanzar hacia la puerta donde la directora los aguardaba.

Luhan por un momento tuvo la idea de que, de alguna forma, se sentía como un condenado caminando a su sentencia final. En todo ese tiempo su cabeza seguía gacha y le era imposible pensar siquiera en mirar en dirección a su madre y mucho menos en dirección a Sehun aun cuando sabía que él se había sentado a su costado derecho.

— Usted no tenía que quedarse señora Yang, puede marcharse puesto que ya hemos tratado el tema sobre el joven Yang —dijo la directora tan pronto vio a la madre de Kyung Min ahí, su ceño estaba visiblemente fruncido.

— ¿Y permitir que se trague vivo a Sehunnie?, no lo creo —gruñó.

— Señora Yang, este tema solo le incumbe a los padres de…

— De eso soy perfectamente consciente pero en vista de que ellos no han podido venir yo voy a hacerme cargo para que todo sea justo tanto para el joven Wu como para Sehun —sentenció.

Una mueca de molestia se dibujó en el rostro de la rectora pero no continuó más con esa discusión que ya sabía que iba a perder. Un suspiro abandonó sus labios luego de varios minutos y su atención se volvió toda a ambos jóvenes.

— Creo que todos tenemos conocimiento del porque estamos aquí —habló seriamente la directora.

— Sí, usted ya me ha dejado bastante claro todo —bufó la madre de Kyung Min.

— Señora Yang por favor, no vamos a volver a lo mismo —señaló irritada a lo que la madre de Kyung únicamente rodó los ojos—. Como decía, lo que ustedes dos estaban haciendo se trata de una falta grave al reglamento escolar. Esto es un centro educativo y no un ring de boxeo —dijo severamente.

El sermón siguió adelante durante mucho más tiempo y la mirada de Luhan no había tardado mucho en carecer de miedo y elevarse con ferocidad hacia la figura de autoridad frente a él. Sí, nada estaba cambiando entre Sehun y él pero eso no significaba que iba a quedarse ahí sentado sólo escuchando como el rubio era señalado como el único que había hecho algo y por el ceño fruncido de la señora Yang ella no tardaría mucho que reventar y decirle un par de cosas a la directora.

— No es la primera vez que rompe las reglas de esta forma, señor Oh —dijo con desdén—, ya he hablado hasta el cansancio con usted y simplemente no parece entender que su mala actitud no lo llevará más que a tener una vida llena de dificultades, ¿eso es lo que quiere? —espetó—. ¿Llegar a ser un simple delincuente más es lo máximo a lo que aspira?, porque eso es lo que está demostrado con su mala actitud y sinceramente…

— ¿Pero cómo se atreve a hablarle de esa forma? —soltó indignada la señora Wu—. Usted es aquí la máxima figura de autoridad y lo último que debería estar haciendo es decirle a sus alumnos que su futuro no será más que un desastre —señaló molesta.

La directora no pudo defenderse de aquello y únicamente se mantuvo abriendo y cerrando la boca con la intención de dar una excusa convincente a todas sus horribles palabras, al final no pudo sino aclararse la garganta y disponerse a continuar hablando sobre el tema en cuestión.

— De todas maneras no puedo simplemente fingir que esto no sucedió y tampoco es la primera vez que Sehun lo hace, así que tendré que darle una suspensión de dos días —sentenció.

— ¿Y qué hay de los exámenes? —habló por fin Sehun.

— Pues… será cuestión de los profesores si dejan que los presentes —respondió calmadamente, fingiendo no ver el ceño fruncido del menor—. Lo lamento señor Oh pero usted fue el único que se buscó esto.

— ¡Eso no es justo! —exclamó la señora Yang, siendo ignorada de todas formas.

— En cuanto a ti, Luhan, debo decir que me siento profundamente decepcionada por la forma en la que actuaste, sin embargo y al ser tu primera falta, voy a dejarlo pasar pero…

— Yo comencé la pelea —la interrumpió—, Sehun no hizo más que defenderse. Fue un error mío y no planeo sólo quedarme aquí sentado aceptando que él se lleve todo el castigo cuando fue mi culpa, es por ello que le pido que él castigo sea igual para ambos —dijo seriamente el castaño.

La mujer lo miró con incredulidad, su madre aún tenía una expresión neutral pero sabía que ella estaba internamente feliz porque estaba haciendo lo correcto, sentía la mirada de Sehun también pero a él no tenía el valor de girarse a mirarlo.

— ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? —preguntó la incrédula directora.

— Sí —asintió—, es lo justo.

— De acuerdo —suspiró—. Ambos tendrán una suspensión de dos días a partir de hoy, yo hablaré con los profesores para tratar de explicar su situación y persuadirlos para que los dejen presentar los exámenes después —prometió.

Luhan vio a la señora Yang fruncir el ceño y no se necesitaba ser un genio para saber que ella estaba molesta por todo el favoritismo que la directora estaba mostrando para con él. Una vez la directora dijo que podían marcharse, Luhan prácticamente corrió fuera de la habitación, sentía que iba a explotar en cualquier segundo, la sensación de miles de espinas atravesándole el pecho no se iba desde que le había lanzado aquel golpe a Sehun y sus palabras, dichas en su idioma natal que creía el rubio había olvidado, seguían atormentándolo.

— Luhan —murmuró esa voz que en cualquier otro momento hubiese estado feliz de oír. Sin embargo, en ese momento la voz de Seohyun le provocó un horrible malestar—, ¿qué pasó? ¿Qué te dijeron? —preguntó preocupada.

Su pequeña mano tocó apenas su brazo antes de que él la apartara bruscamente, su gélida mirada se posó sobre ella haciéndola retroceder visiblemente confundida y pálida, su mirada estaba llena de angustia y eso únicamente hizo creer su malestar.

— Más vale que valgas la pena, Seohyun —soltó fríamente y siguió su camino, dejándola ahí pasmada.

— ¡Luhan! —la escuchó gritar, ella lloraba y por primera vez no sintió nada al saberlo aún cuando todas las demás veces había hecho todo para evitar eso.

Al ingresar al salón de clases su mirada se topó con la figura de Cherry que recogía sus cosas, ella todavía no dejaba de llorar y eso le partía el corazón porque lastimarla a ella era lo último que había querido hacer.

— Cherry, yo…

— No te perdono —murmuró entre sollozos—. Esto dejó más que en claro la decisión que tomaste y, por primera vez en mi vida, yo no voy a apoyar esta estupidez tuya para que luego cuando te des cuenta de tu error esperes que yo sea quien limpie tus lágrimas, esta vez no.

Luhan la miró boquiabierto, la decepción que brillaba en los bellos ojos de su amiga, dolió casi tanto como dolía saber que todo estaba perdido con Sehun cuando apenas lo había recuperado. Ella no demoró nada en terminar de tomar sus cosas y dirigirse hacia la puerta, pasando a su lado y deteniéndose en la entrada.

— Espero que abras lo ojos antes de que ella acabe con todo lo que tienes, porque ahora mismo tú ya te quedaste lo suficientemente solo —sollozó y finalmente salió sin mirar atrás, aun cuando sentía la necesidad de correr hacia él y envolverlo en sus brazos como siempre lo hacía cuando su mejor amigo sufría pero, en esa ocasión, ella ya no podía ni quería intervenir.

Luhan debía aprender a resolver sus problemas por sí mismo, ya estaba en edad de ello aun con lo mucho que le disgustaba la idea, debía dejarlo aprender por las malas y también tendría que romper su promesa.

***

— Cherry —murmuró tan pronto vio a la triste chica cruzar las puertas de la escuela—. ¿También te suspendieron por culpa nuestra? —preguntó, sintiéndose algo culpable.

Ella lo miró con sus llorosos ojos, le dedicó una sonrisa muy pequeña y lentamente negó con la cabeza. Sehun la vio tomar una pequeña respiración y retirar algunas de sus lágrimas antes de volver a poner toda su atención en él.

— No, en realidad la directora solo me hizo irme a casa por hoy pero a partir de mañana me tocara quedarme una hora más en la escuela para hacer limpieza y todo eso, no es tan malo y Kyung Min también se quedara a mi lado, así que… —suspiró.

— Lo siento mucho.

— No fue tu culpa —aseguró y Sehun evitó decir algo al verla dirigir su vista al salón de clases que compartían y donde sabía estaba él—. En todo caso, hay algo de lo que me quieres hablar, ¿cierto?

Sehun asintió lentamente, un nuevo intento de sonrisa se asomó en el rostro de la bella chica y le bastó una mirada a los oscuros ojos para saber lo que iban a decirle y al ser honesta consigo misma, no estaba preparada.

— ¿Podemos hablar más tarde en mi casa?, me gustaría recuperarme un poco y también sería genial si puedo dejar de llorar —rió lo mejor que pudo.

— De acuerdo —aceptó el rubio.

— Bien —asintió ella—, nos vemos más tarde en mi casa.

Sehun asintió y permitió que se marchara, sus ojos viajaron entonces hacía el interior de la escuela y se cruzó con los bellos avellana del causante de todos sus problemas. El contacto visual apenas duró un par de segundos antes de que Sehun desviara la mirada y comenzara a caminar lejos de ahí.

Tenía la opción de ir con Kyung Min para quedarse y ordenar sus pensamientos pero en su lugar se dirigió al único lugar donde nadie iba a adornarle la realidad y le dirían que hacer de la forma más honesta y cruel posible. Abrió la puerta sin dificultad luego de obtener las llaves ocultas en la lámpara a un costado de la puerta.

El lugar era el mismo desastre de siempre y Sehun únicamente pudo suspirar por ello, arrojó su mochila a cualquier sitio y se dirigió al armario donde debían estar los productos y herramientas para hacer la limpieza. Jessica nunca estaba en casa a esa hora e iba a demorar un poco más en llegar, así que nada le costaba ordenar un poco mientras la esperaba.

Apenas le costó un par de horas terminar con todo antes de meterse en la ducha, esperando que toda la mañana de porquería que había tenido se fuese con los restos de jabón en su cuerpo. Lamentablemente nada era así de sencillo y tendría que aguantarse.

¡Pero demonios!, cuánto no daría él por ser capaz de lavar sus problemas de la misma forma que lavaba su cuerpo.

Todo sería más sencillo si tan sólo pudiera echarlos todos por el drenaje. Pasó un rato más hasta que escuchó ruido en la habitación contigua, suspiró profundamente entonces y cortó el agua de la regadera para finalmente salir del cuarto del baño con únicamente una toalla con la cual se frotaba su rubio cabello mojado.

— Hola —saludó a la preciosa mujer que se quitaba los zapatos.

Ella le dio una mirada con una de sus perfectas cejas arqueadas, sus ojos fueron de arriba abajo en su cuerpo desnudo y un suspiro demasiado ruidoso salió de sus labios poco después.

— Sehun, sabes que te adoro pero hoy no, estoy muy cansada —dijo de mala gana.

Sehun se echó a reír con ganas por el comentario que ella hizo, recibiendo a cambio que ella le arrojara el suéter que llevaba.

— Lamento decepcionarte noona, pero te recuerdo que eso únicamente ocurrió dos veces y tras ellas yo dejé muy en claro que no me interesabas de esa forma —rió.

— Oh —suspiró dramáticamente—, eso es una lástima, tú me gustas mucho y ahora mismo realmente eres una visión muy tentadora —sus cejas se movieron de forma sugestiva, haciendo reír más al menor.

Ella no volvió a decir nada y se limitó únicamente a mirar como el menor iba hacia el armario y sacaba ropa de él, ni siquiera le sorprendió tenerla ahí, él prácticamente vivía ahí con ella y Jessica había sido la que había sugerido que tuviera ropa ahí en primer lugar.

— ¿Qué quieres decirme? —preguntó luego de varios minutos de sólo haberlo observado.

Sehun detuvo su tarea de colocarse su camiseta y llevó sus ojos a ella, su expresión era sería y una vez más él se preguntó cómo era que ella siempre sabía que algo pasaba si él no lo demostraba nunca. Terminó de vestirse en silencio y, aprovechando que no tenía zapatos, se arrastró sobre la cama en la que ella ya estaba acomodada, descansando su cabeza sobre su regazo.

— Vamos Hunnie, dile a Jessica noona que te hizo esta vez la muñeca china —lo animó, acariciando con cuidado su rostro.

Un largo suspiro abandonó sus labios y segundos después las palabras se deslizaron una por una fuera de ellos, las ganas de patalear y berrear como un niño pequeño desaparecieron junto con todo el estrés de minutos atrás y finalmente una perturbadora calma se instaló en su interior, se dio cuenta entonces que todo estaba en pausa; estaba cansado.

— Vaya... —habló ella, dejando a sus dedos pasearse por el cabello del menor. Sehun la miró con atención en espera de una respuesta a la pregunta no hecha—, supongo que todo va de mal en peor, ¿cierto?

Sehun frunció el ceño, asintiendo de igual forma; esa no era la respuesta que necesitaba ni quería, mucho menos tenía sentido para él.

— Tal como yo lo veo… —habló nuevamente ella—, es momento de que lo dejes hacerlo por sí solo.

— ¿Qué? —se incorporó, mirándola como si estuviera loca.

— Ya para, Sehun —dijo seriamente—. Tienes que dejarlo avanzar y que cometa los errores que deba cometer, solamente así él aprenderá la lección —explicó.

— Yo…

— Tu sobreprotección a la larga no va a servir de nada para ninguno de los dos. Tan sólo piénsalo… ¿cuál ha sido hasta ahora el resultado de todo esto? —inquirió seriamente—. Sí, puede que él hasta ahora haya vivido en una bonita burbuja pero… ¿eso lo preparara para él día que tú ya no estés para él? —Sehun no habló y se encogió bajo su intensa mirada—. Por supuesto que no lo hará. Además, ¿qué has obtenido tú por todo ese sacrificio? —lo miró seriamente y él, por mucho que trató de pensar, no encontró repuesta alguna a esa pregunta tampoco—. No has obtenido nada más que dolor y ser el objeto de malos entendidos que te dejan a ti como el malo del cuento.

El rubio agachó la mirada en ese momento, algo desagradable se arrastró en su interior y sintió el impulso de aferrarse con uñas y dientes a ese algo intangible que le querían arrebatar.

— Es hora de que vaya por su cuenta o de lo contrario él nunca será capaz de enfrentar sus problemas por sí solo y sí, ya sé que lo adoras y darías cada segundo de tu vida por no verlo sufrir pero si continúas sobreprotegiéndolo, él estará perdido él día que tú le faltes y será entonces que todo ese sufrimiento que trataste de evitarle va a ir por él y lo destruirá. Además… —sonrió levemente—, los errores también son importantes en el camino de una persona, son ellos los que te convierten en una peor o mejor persona, son aprendizaje y te ayudan a autoevaluarte. Luhan ya no es un niño Sehun, debes dejarlo hacerlo solo, porque únicamente de esa forma él podrá ver lo tonto que ha sido y se dará cuenta entonces de la maravillosa persona que tenía a su lado —explicó.

— Pero yo me juré que…

— Lo sé, cariño —lo cortó, tomando entre sus delicadas manos las del menor—. Ya sé lo que te prometiste luego de haberlo herido y abandonado aquel día pero… esto ya no es bueno para ninguno de los dos, mírate a ti mismo por ejemplo —lo señaló—; tienes apenas quince años y ya luces tan cansado de todo; de sentir, de experimentar, de trabajar y de la vida misma —negó con la cabeza—; y Luhan, él es un buen chico Sehun, es solamente que es monumentalmente imbécil pero es bueno y también es inteligente, él sabrá qué hacer cuando tenga un problema, podrá afrontarlo una vez la venda caiga de sus ojos y entonces, mi dulce idiota, lo tendrás de vuelta.

— Eso no, yo no creo que…

— No lo creas, así será —sentenció—. Llegará el día en que su sonrisa, alegría, ternura, cariño y toda esa sarta de mierda cursi que las pubertas esperan de su novio, será solamente para ti, porque te lo ganaste a pulso y porque nadie que sea tan bueno como tú se merece menos que eso, no puedes estar destinado a una vida de porquería, no tú. Es por eso que debes permitir que lo haga por su cuenta, para que así el pequeño idiota aprenda a valorar el maravilloso regalo que le han concedido. Déjalo Sehun, es su turno de esforzarse —afirmó, dando un ligero apretón en sus manos.

— De acuerdo —musitó—, confiaré en ti.

Un asentimiento de parte de ella fue lo último que vio antes de ser jalado a sus brazos. Una parte de él todavía estaba resistiéndose a la decisión que había tomado pero no iba a dar marcha atrás, Jessica tenía razón a final de cuentas y él era apenas una bomba de tiempo que iba a terminar detonando si seguía como hasta ese momento.

Continuó dándole vueltas al asunto incluso mucho después de haber salido de la casa de Jessica, llegó sin darse cuenta a su destino y dio una profunda respiración antes de tocar el timbre. La bonita mujer que abrió la puerta le dio una mirada extrañada con una de sus finas cejas arqueadas, sabía que era la madre de Cherry así como sabía que la razón de la forma en la que lo miraba se debía más que nada a su imagen.

— Buenas tardes, ¿se encuentra Cherry en casa? —preguntó tan educadamente como logró sonar por sobre el disgusto que la desagradable mirada le provocaba.

— ¿Quién la busca? —inquirió con desconfianza.

— Soy un compañero de clases, mi nombre es…

— Sehun —llamó la joven—, me alegra tanto que llegarás, estaba esperándote —dijo animadamente y tomó su mano—. Vamos, hablaremos en mi habitación.

La expresión de la madre de Cherry se volvió un gracioso poema tras esas palabras, Sehun sintió su mirada todo el camino escaleras a arriba y por poco deja ir una carcajada luego de oír un agudo chillido que siguió a la puerta de la habitación de Cherry cerrándose.

— Siéntate donde gustes —ofreció la joven.

La silla cerca de escritorio fue su mejor opción y supo que también la mejor decisión luego de que la puerta se abriera estrepitosamente y la madre de su amiga asomara su angustiada cara. Ella miró todo con suma atención y, sólo al reunirse con la mirada extrañada de su hija, fue que se obligó a fingir una sonrisa.

— Ca-cariño… me preguntaba si querían algo de beber —dijo nerviosamente.

— ¿Te gustaría algo de beber? —preguntó ella.

La ansiosa mujer lo miró como rogando en silencio que pidiera cualquier cosa para así poder volver a revisar cómo estaba su pequeña. Eso le provocó algo de ternura al rubio y por ello fue que decidió que él bien podría obtener agua o algo así.

— Me gustaría un vaso con agua si no es mucha molestia —habló educadamente.

— ¿Agua?, no hay ningún problema, ahora vengo —anunció la aliviada mujer antes de marcharse no sin antes asegurarse de dejar la puerta entreabierta.

Ver aquello le provocó un poco de envidia, suponía debía ser lindo tener a alguien que se preocupara así de él. Su atención no demoró mucho en regresar con Cherry, dejándole ver entonces la pregunta silente que ella estaba haciéndole con respecto al tema que lo había llevado ahí en primera instancia. Sin embargo, no dijo nada y no iba a hacerlo tampoco hasta que ella preguntara directamente.

— ¿Qué harás con respecto a lo de Luhan? —dejó ir la pregunta por fin. 
Sehun suspiró pesadamente, la boca le supo a lodo tan pronto la respuesta vino, pero él había tomado una decisión ya. — Nada, he decidido dejarlo por su cuenta.

Cherry lo miró sorprendida, asintiendo poco después y colocando su mano sobre la del rubio, ella sabía lo difícil que seguramente era para Sehun tomar esa decisión e iba a apoyarlo cuanto pudiera.

— Sin embargo, no puedo dejar de preocuparme por él, esa zorra va a hacerle daño y todavía me importa, no puedo fingir que no —confesó.

Ella retiró su mano entonces, su mirada se clavó en el suelo y sintió ganas de llorar una vez más.

« Díselo, será tu último chance », susurró algo en su cabeza y sus manos se volvieron puños que estrujaron la suave tela de la sudadera que le quedaba grande.

— Sehun… —susurró apenas.

— Es por eso que estoy aquí, necesito que ahora más que nunca te quedes a su lado y lo apoyes tanto como puedas, yo… ya no puedo, me siento demasiado agotado —explicó con un tono cargado de derrota.

« ¿Me pedirás otra vez algo que ya me habías pedido? », preguntó para sí misma.

*~*~*

« ¡Oh Dios, esto no puede pasarme hoy! », pensaba con ansiedad la jovencita que corría tan rápido como le era posible cuando sentía que estaba a segundos de vomitar los pulmones.

— La profesora Rye va a castigarme durante mil años —lloriqueó, antes de recordar que su destino de hecho podía ser mucho peor—. ¡Diablos, Hannie me hará pedacitos! —chilló.

Trató de acelerar el pasó y justo al estar a una cuadra del colegio, un par de fuertes brazos la sujetaron sorpresivamente, trató de gritar por ayuda pero la mano de su atacante se colocó sobre su boca impidiéndole dejar salir sonido alguno mientras era arrastrada al interior del callejón.

Miles de perturbadoras imágenes, una más alarmante que la anterior, le llenaron la mente mientras sentía las lágrimas nublándole la visión. Temía el peor de los escenarios y cuando la resignación llegó lo único que pudo rogarle al cielo fue que por lo menos la dejara vivir luego de lo que fuera a pasarle.

Su espalda impactó rudamente con la inmunda pared del callejón y ella se quedó inmóvil, temblando de miedo y con los ojos fuertemente cerrados en espera de que algo espantoso le sucediera.

— Mírame —ordenó una imponente voz masculina y la angustiada chica apenas se atrevió a obedecer.

Sus ojos y boca se abrieron con asombro al ver a la persona frente a ella, lágrimas de alivió y alegría corrieron por sus pálidas mejillas y se volvió incapaz de frenar sus acciones, envolviendo sus delgados brazos alrededor del chico.


— Volviste —susurró con alegría, una que le causó lágrimas de felicidad—. ¿Cuándo llegaste?, ¿dónde has estado todo este tiempo?, ¿por qué te has ido de esa forma? —interrogó con urgencia.

— Basta —gruñó Sehun, empujándola levemente—, no estoy aquí para esto.

— ¿Qué sucede entonces? —preguntó confundida—. ¿Por qué me arrastrarse hasta aquí sino es para hablar de tu desaparición?

— Hay algo que necesito decirte —suspiró—. De hecho quería hablar contigo de esto antes de irme pero no tuve la oportunidad —explicó.

Los oscuros ojos de Sehun se unieron entonces a los suyos y ella dejó de respirar en ese momento, su corazón se detuvo una milésima de segundos antes de explotar en violentas palpitaciones y el cálido sentimiento de algo que, aunque nunca había dejado de sentir, pensó había perdido intensidad.

Descubrió entonces que erróneamente había pensado que estaba muriendo, esa idea no podía estar equivocada porque en lugar de morir sus embotellados sentimientos únicamente habían decidido adormecerse hasta la llegada de su dueño.

— ¿Cómo está él? —preguntó con un susurro.

« Algo anda mal », se dijo a sí misma tan pronto esa pregunta se deslizó de los labios de Sehun pero decidió no prestarle atención a la advertencia.

— Lulu estaba bien, aunque hay algunos cambios en él —murmuró. 

 

— ¿Cambios?

 

— Él…, desde aquel día cambio muchas cosas en su forma de ser, ya no es el dulce niño que siempre tenía una sonrisa para nosotros —explicó con pensar—. Luhan se ha endurecido y lo más probable es que él te guarde mucho rencor, tu nombre incluso está prohibido decirlo si él está ahí.

Dolor fue lo que le pareció ver brillar en la mirada de Sehun, sin embargo, se atrevió a pensar que eran únicamente los sentimientos de pérdida por su amigo de infancia, tenía que ser eso.

— Por favor, necesito que hagas algo por mí —dijo con voz suplicante y ella oyó algo quebrarse en su pecho.

— De acuerdo —murmuró, agachando la mirada para no continuar viendo la angustia y ese algo más brillando en los ojos ajenos—. ¿Qué necesitas que haga? —preguntó pese al conocimiento de que no debía ni quería saber la respuesta.

— Debes prometerme que vas a cuidar de Luhan, no vayas de dejarlo solo nunca —pidió, su mirada era suplicante y nació ahí algo que no quería sentir—. Júrame que no te irás de su lado y que vas a protegerlo.

Ella lo supo entonces, el conocimiento le hirió el corazón e hizo a sus ojos llenarse de lágrimas. Se obligó a mirar hacia el suelo para de ese modo ocultar su dolor, tardó más de lo necesario en formar su respuesta por temor a que su voz la delatara.

— Lo prometo —murmuró apenas.


— Gracias —lo oyó musitar. Él se alejó entonces y fue esa su oportunidad para alejarse cuanto pudiera.

Corrió con todas su fuerzas entonces y ya nada tenía que ver el hecho de estar llegando tarde, la figura familiar de su mejor amigo lo aguardaba ahí y al verlo dudó demasiado en continuar avanzando.

— ¡Cherry! —llamó Luhan. Su resplandeciente sonrisa apareció, aquella que sólo seguía igual de bella y radiante como el primer día sólo para ella.

Supo en ese momento que no podía guardarle rencor por aquello, no a él, era por ello que iba a mantener su promesa, iba a cuidar de él tanto como podía.

— Lo lamento mucho Hannie, llegó tarde —dijo apenada, recibiendo un suspiro y un abrazo de parte de su mejor amigo, ese que era tan valioso para ella.

*~*~*

Ese recuerdo la hizo agachar más la mirada, lágrimas ya se construían en sus ojos y sus labios se apretaron juntos. Siempre lo supo pero no había querido aceptarlo y se había hecho a la idea de que todo aquello no había sido más que una confusión.

— Te quiero —murmuró con la voz quebrada y las lágrimas a nada de desbordarse de las esquinas de sus ojos—, siempre lo he hecho y no se trata de algo relacionado con la amistad, yo… supe desde niña que lo sentía pero era muy pequeña para saber de lo que se trataba pero ahora lo sé, ya tiene sentido.

Las lágrimas fueron incontenibles entonces, él no decía nada y Cherry ya no se sentía tan segura de continuar hablando pero sabía que de no hacerlo iba a arrepentirse por mucho tiempo.

— Yo… en realidad no recordaba estos sentimientos hasta que te vi nuevamente, yo antes incluso pensé que habían desaparecido hasta ese día que te vi y mi corazón se detuvo, me sentía cálida por dentro y al mirarte a los ojos era como si un algo que me faltaba para ser feliz estuviera volviendo, lo único que quise en ese momento fue abrazarte y decirte cuanto te amaba y te sigo amando pero… soy muy cobarde —sollozó la última palabra.

— Cherry, yo…

— Está bien —lo interrumpió. Sehun se escuchaba tan incomodo que le provocó dolor—. N-no te estoy diciendo esto… po-porque quiera que me co-correspondas sino… es porque… yo tan sól-lo quería que su-pieras —balbuceó apenas—. S-sé que yo nunca… nunca estuve a la altura de Lu-lu, si-siempre supe que tú ni siquiera tolerabas mi pre-presencia pero… n-no quería arrepentirme des-pués por no haberme atrevido a de-decírtelo

Una sonrisa temblorosa y medio torcida fue lo que ella le mostró y por una vez en su vida, Sehun se sintió culpable por algo, porque ella era demasiado dulce, buena e inocente para haber tenido la desdicha de fijarse en él.

— Lo siento —musitó el rubio¬—, tu sabes que yo lo a…

— Sí —asintió levemente—, lo sé y está bien —suspiró—. Sin embargo, en esta ocasión no puedo mantener la promesa que te hice antes y no tiene que ver con el hecho de que este molesta porque lo quieras a él —dijo antes de que Sehun pusiera queja alguna.

Guardo silencio un par de minutos para pensar bien en lo que estaba por decir, su mano se estiró hasta la cómoda a un costado de su cama y de ella tomó un portarretratos de color azul, la fotografía era suya y de Luhan durante las vacaciones que habían decidido acampar y no pudo detener la sonrisa triste en sus labios, porque incluso con Sehun de por medio, Luhan seguía siendo su preciado mejor amigo, sin embargo…

Las heridas duelen y son difíciles de perdonar.

— Lo adoro —aseguró abrazando el portarretratos—, pero no soy un ser de piedra o sin corazón, Sehun. Me dolió lo que me hizo y por más que una parte de mí me dicte que no me aparte de su lado, otra parte más fuerte me dice que es momento de que aprenda la lección —explicó.

Al rubio le hubiera gustado discutir esa respuesta pero ella tenía razón, no podía egoístamente simplemente pedirle volver y quedarse a lado de Luhan cuando ella también había sido lastimada y traicionada, dos cosas difíciles de perdonar cuando Cherry había sido tan fiel y leal con él; ella tenía razón al guardar algo de rencor y él nada podía hacer ante eso.

No demoró mucho tiempo más con Cherry, solamente lo suficiente para conseguir una sonrisa genuina de sus labios, extrañamente ella parecía más feliz que antes. Su sonrisa también parecía más grande e irritante y Sehun supuso que se debía al hecho de haberse liberado del peso de aquel agobiante secreto sobre sus sentimientos. No importaba de igual manera y con ese pensamiento entró al minisúper donde trabajaba media jornada.

Una mirada cálida, familiar y algo ensombrecida por la tristeza lo aguardaba ahí, su compañero de trabajo lo miraba con el ceño fruncido y él simplemente lo ignoró mientras iba hacia donde la señora Wu lo esperaba.

— Lo siento —murmuró tan pronto la tuvo cerca—, por hacerla pasar por esto.

— Fue culpa de Hannie también, sólo… quisiera saber cómo es que fue tan lejos —musitó tristemente.

— No sé —admitió con pesar porque sólo el universo sabía que hubiera dado hasta su alma por evitar todo eso—. Tal vez no es del todo su culpa, en otro tipo de circunstancias él habría actuado correctamente pero no fue así al tratarse de ella, esa perra va a lastimarlo —escupió sin preocuparse por su léxico.

— Lo sé, ella nunca me ha gustado pero tampoco puedo actuar como una mala persona y pedirle dejarla sin tener razones.

— Oh, razones hay de sobra, créame —bufó.

— Estoy segura de ello pero él no escuchara a nadie aún —suspiró agobiada.

— Perdón —dijo de la nada, obteniendo su inmediata atención—, esta vez no puedo sólo quedarme y esperar que se dé cuenta de su error y resolverlo por él o esperar hasta que necesite que lo consuele, es demasiado —explicó con pesar.

— Está bien, HunHun —le sonrió dulcemente antes de atraerlo a sus brazos—, hubiera deseado que nada de esto pasara pero no hay marcha atrás. Sin embargo, esto no significa que no puedes ir a mí cuando lo necesites. No importa que suceda yo sigo siendo mamá, ¿de acuerdo? —preguntó con dulzura y Sehun únicamente pudo asentir.

Un tierno beso le fue dejado en la frente antes de que la observara marcharse, algo de paz y alivio se instaló en su corazón haciéndolo sentir un poco más libre; a partir de ese punto sólo aguardaba esperar y todavía por dentro el rogaba que no fuera tan duro para su dulce Luhan.

***

Los siguientes días pasaron eternamente tras su suspensión y regreso a la escuela posteriormente, los exámenes no fueron ningún problema y faltaba apenas una semana y media para la graduación. Era jueves ya y Luhan se miraba al espejo mientras terminaba de prepararse para el viaje que la escuela les daría como regalo, sí es que podían llamar así a algo que ellos mismos habían pagado, a los alumnos próximos a graduarse y honestamente eso era justo lo que Luhan necesitaba.

Tan sólo quería alejarse de todo; del constante recuerdo y remordimiento que le provocaba lo que le hizo a Sehun, el hecho de haber perdido a su mejor amiga la cual afortunadamente ahora permanecía cerca de cerca de Sehun para que cuidara de ella, el repentino y sorpresivo exceso de amor de Seohyun pero sobre todo del silencioso reproche que brillaba inconscientemente en los precioso ojos de su madre.

Sabía bien que ella adoraba a Sehun y la pelea de ambos le había provocado una gran pena y hubiera deseado no tener que hacerla pasar por todo eso, sin embargo había actuado como creía correcto aún cuando en ese momento ya no estaba tan seguro.

Terminó de prepararse con un sonoro suspiro y salió de su hogar tras despedirse de sus padres, le tranquilizaba el hecho de que Seohyun no iría a ese viaje y tendría tiempo para sí mismo, o por lo menos así fue hasta que subió al autobús y vio la persona que iba a sentarse a su lado durante el viaje.

Maldijo entonces el hecho de haberse olvidado de algo tan crucial como el hecho de que iba a compartir habitación y asiento con Sehun todo por insistencia de Kyung Min. Su estómago se reveló tan pronto él lo miró de vuelta y sin decir nada se obligó a tomar asiento, asegurándose de mantener la mirada al frente en todo momento.

Sehun también se aseguró de ignorarlo desde el segundo que el autobús se puso en marcha y no pudo ocultarse a sí mismos el hecho de que eso dolía. El silencio se volvió demasiado luego de un par de horas de viaje y sus manos no tardaron en comenzar a rebuscar sus audífonos y su móvil para por lo menos tener algo en que entretenerse.

— Sehun, quiero agua —escuchó la voz de Kyung Min en el asiento trasero.

De reojo vio a Sehun tomar su mochila y hacer una mueca de dolor, mantuvo su vista fija en él tras eso y no demoró mucho en descubrir su diestra vendada. La imagen de la familia de Sehun fue lo primero que su mente le trajo y lo hicieron apretar los puños ante el inevitable sentimiento de enojo y frustración que le provocaba el hecho de saber que ellos probablemente lo habían herido y que él ya nada podía hacer.

— Recuérdame una vez más porque es que no traes algo tan esencial como una botella de agua si sabes que el viaje es largo —dijo Sehun.

— Porque sabía que tú lo harías y no podrías decirme que no si llegaba a pedirte —respondió risueño.

Hubo una ligera risa brotando de los labios de Sehun y Luhan no pudo evitar fruncir el ceño ante eso, tal vez nunca iba a dejar de odiar y envidiar la amistad que esos dos tenían pero ahora carecía de derecho a objetar algo al respecto, por ello simplemente optó por subir todo el volumen del reproductor de su celular y acurrucarse en su asiento con los ojos cerrados para así tal vez perderse en el sueño y no seguir soportando más nada de eso.

***

La situación se estaba tornando ridícula y también corría el riesgo de sufrir un accidente sino prestaba atención en lo que hacía. Porque sí, llevaba ya un largo rato observando todo lo que él hacía y aunque en cualquier otro momento eso hubiese sido perfectamente normal tratándose de él, en esos momentos era algo que no debería estar haciendo porque se suponía que iba a poner distancia.

Dio un resoplido tras decidir que era suficiente, la tarde estaba cayendo y él tenía que salir del agua para conseguir algo de comer antes de ahogarse por inanición o algo por el estilo. La fresca brisa lo recibió acariciándole el rostro y su mirada se disparó hacia su mejor amigo para así evitar volver a perderse mirando a Luhan quien jugaba con un alegre grupo de chicas cerca del agua. Podía escuchar el sonido de las olas mientras se acercaba a donde Kyung Min tomaba los últimos rayos del sol y tras secarse un poco el cabello, le arrojó la toalla mojada en el rostro a Kyung Min.

— Muy divertido, Sehun —farfulló Kyung Min, arrojando la toalla a un costado.

— Realmente no pudo creer como estando aquí en la playa y teniendo tan buen clima tú estés ahí sólo asoleándote —bufó el rubio.

— Cada uno se divierte como puede —se encogió de hombros.

— ¡Pero estamos en la playa! —exclamó, apuntando hacia el mar con uno de sus dedos. Kyung Min ante eso únicamente bajó un poco sus lentes de sol y lo miró con una ceja arqueada.

— Oh, es verdad —rió burlón—. Me olvidaba que es la primera vez que vienes al mar, es tan patéticamente lindo —se burló.

— Jodete —farfulló.

— Claro, lo que tú digas —respondió, agitando su mano con desinterés.

— Igual deberías estar nadando —afirmó tercamente.

— Ni loco planeo meterme ahí —bufó—. Se me revuelve el estómago de sólo pensar en sumergir alguna parte de mí bonito cuerpo en esa agua combinada con semen de pez. —Sehun detuvo todo moviendo y su mirada incrédula se fijo en su mejor amigo.

— ¿Qué?

—Oh, vamos —sonrió ladino—. Es imposible que el señorito 'mi cerebro es una computadora' no sepa que los peces se reproducen por medio de una fecundación externa, ¿o sí? —Sehun no respondió y esa, para Kyung Min, fue una afirmación rotunda—. Veras, mi querido HunHun, el proceso es algo así…

Pausó, poniendo una expresión pensativa para luego sonreír perversamente, provocándole a Sehun un escalofrío.

— Para empezar el pez hembra encuentra un lugar seguro para colocar sus huevos y durante la temporada de desove el pez macho busca los nidos con los huevos que han sido colocados. Cuando encuentran un nido, nadan sobre él y los fertilizan con su semen. Esto permite que la concepción tome lugar e inmediatamente los huevos empiezan a convertirse en peces, pero vamos –farfulló—, considerando que se trata de agua y todo eso, yo no estoy muy seguro de que todo el semen caiga sobre los huevos entonces sí…, tú prácticamente has estado nadando en semen de pez y tal vez incluso se te ha metido a la boca —masculló con desagrado mientras Sehun permanecía boquiabierto a causa de la disparatada teoría de su amigo.

— Tú… eres un imbécil —gruñó, desatando las carcajadas de Kyung Min.

— Debes admitir que tiene sentido —aseguró.

— Sí, lo que digas —resopló—. Vamos, es hora de comer.

Kyung Min asintió en aprobación, tomó sus cosas y siguió a Sehun hasta el hotel donde estaban hospedándose. No pasó desapercibida la lamentable mirada que su amigo le mandaba a Luhan y dejó ir un sonoro suspiro cuando su amigo se reunió con él dentro de elevador.

— ¿Qué? —inquirió el rubio con el ceño fruncido.

— Nada —sonrió, optando mejor por desviar el tema—, sólo pensaba que es un desperdicio que con la deliciosa figura que tienes uses un rashguard, estoy seguro que muchas chicas se mueren por ver algo más de piel —sonrió coqueto, pasando su mano por la aprenda y mojada prenda que cubría el torso de Sehun.

— Kyung Min —advirtió el rubio.

— Ya sé, ya sé —rió—. Me portare bien —prometió.

El viaje a su habitación para Kyung Min fue más por gusto que por necesidad ya que al final sólo había esperado a que Sehun se duchara y se cambiara de ropa para luego bajar tranquilamente al restaurante del hotel, compartiendo una agradable charla acompañada de vez en cuando por los comentarios ingeniosos de Kyung Min pero todo el buen humor de Sehun se esfumó tan pronto vio a la persona que ya ocupaba la mesa. 
Y sí, pudiera ser que ya llevaran casi dos días ahí pero eso no significaba que Sehun se hubiese hecho ya a la idea de compartir la mesa y la habitación con Luhan. Claro, antes había estado muy feliz con la idea tras el anuncio hecho por Kyung Min pero eso era ya tiempo pasado y actualmente era realmente incomodo y desesperante.

Estúpidos fueran los profesores que habían organizado todo aquello.

Ambos tomaron asiento frente a Luhan y una vez más un sepulcral silencio se hizo presente. Tanto la mirada de Sehun como la de Luhan se fijaron en puntos tan lejanos el uno del otro cómo fue posible y Kyung Min pronto comenzó a removerse incomodo en su asiento.

— Uhm… ¿c-cómo la estás pasando Luhan? —habló finalmente Kyung Min, y seguramente lo hizo más por temor a explotar que por el hecho de querer una agradable conversación.

— Bien, gracias por preguntar —respondió, obligándose a sonreír—. ¿Qué tal tú?, ¿te gusta el lugar? —preguntó de vuelta por mera educación y nada más.

— Sí, es muy bonito.

— Me alegra escuchar eso.

Ambos continuaron -o al menos lo intentaron- charlando. Era extraño y había demasiados silencio cuando alguno ya no sabía que decir o preguntar pero ninguno se rendía y seguían adelante con aquel ridículo teatro que terminó por revolverle el estomago y fastidiar a Sehun.

— Terminé —anunció sin tratar de esconder su molestia y abandonó el lugar sin mirar atrás.

La falsa sonrisa que Kyung Min había mantenido hasta entonces se desvaneció y Luhan tampoco mostró intención alguna de seguir hablando. Sin embargo, Kyung Min tenía mucho que decir y era muy difícil que él se quedara callado, más cuando estaba angustiado.

— ¿Ya terminaste? —preguntó tan pronto Luhan se puso de pie.

— Uh… sí —respondió vacilante.

— Yo también, ¿crees que podamos hablar? —Luhan asintió titubeante y de igual forma lo siguió cuando hizo un ademán para mostrarle el camino.

Los dos chicos anduvieron en silencio hasta la playa, deteniéndose cuando el agua que las olas traían les rozó los pies. Kyung Min tomó una codiciosa bocanada de aire y la verdad era que si iba a gritarle, insultarlo o reclamarle; Luhan estaba ya mentalmente preparado.

— No lo dejes solo –susurró apenas, dejando a Luhan anonadado.

Bien, eso no se lo había esperado.

— Sé que ahora mismo no lo puedes ver, pero… Sehun hizo lo que hizo únicamente porque trataba de protegerte —aseguró.

— ¿Disculpa? —inquirió con el ceño fruncido—. ¿Cómo se supone que iba a protegerme atacando a Seohyun? —espetó.

— Lo sé, la forma en la que actuó no fue la más inteligente pero de verdad que fue por ti —aseguró.

Ese día Kyung Min no llevaba las lentillas de colores que siempre acostumbraba a usar, sus suplicantes y tristes ojos marrones estaba cristalizados y esa triste expresión que adornaba su delicado rostro hizo temblar el corazón de Luhan.

— Sehun tuvo sus razones, se movió pensando únicamente en tu felicidad —murmuró con la voz quebrada.

— ¿Y según tú que parte de él aprovechándose de mi novia iba a hacerme feliz? —masculló entre dientes.

— ¡Él no haría tal cosa! —afirmó. 
— ¿Ahora ella miente aún cuando yo escuche a Sehun confesándote todo? —bufó.

— Claro que miente, ella no es buena, Luhan —aseguró.

— ¡Basta!, yo no voy a quedarme aquí escuchándote hablar mal de ella —sentenció, dándose la media vuelta.

Las manos de Kyung Min se movieron tan rápido al sujetar su brazo que le sorprendieron y aunque se suponía que iba a reclamar y exigir su libertad, nada pudo decir contra la mirada desesperada y llena de lágrimas que él le daba.

— Po-por favor —suplicó con la voz rota—, yo me voy a ir pronto y tú eres la única persona que lo quiere lo suficiente como para cuidarlo tanto como yo —sollozó.

Un dolor nació en la boca de su estomago y lo hizo bajar la cabeza porque no, él no estaba a la altura de todo el cariño que Kyung Min le tenía a Sehun, él era nada a comparación del pequeño pelirrojo.

— Sé que todo se ve muy mal pero… no te estoy mintiendo, Lu. Él siempre te ha puesto a ti sobre cualquier otra cosa, incluso llegaste a ser más importante tú que su propio bienestar físico —soltó de golpe.

Luhan lo miró incrédulo, el dolor aumento y luchó por conseguir su libertad porque sabía, tenía el presentimiento de que Kyung Min iba a hacerle mucho mal con sus inocentes y desesperadas palabras.

— No te creo.

— No estoy mintiendo y sé que lo sabes —afirmó, aferrándose más a él—. Tú sabes en el fondo lo bueno que es él, sabes que siempre que tenías un problema él hacía todo para resolverlo por ti y también que es demasiado idiota como para algún día admitirlo realmente, no lo va a decir y por eso tú has decidido pretender que no sucedió pero hacer eso no cambiara nada y lo sabes igual.

El dolor solamente fue en aumento y quería gritar, patalear y golpearlo para que lo dejara en libertad y pudiera correr lejos de toda esa excesiva información que lo tenía al borde de la ansiedad.

— También sé que eres lo suficientemente listo para saber que él siempre tenía algo especial para tu cumpleaños y…

— ¡Eso no es verdad, eso lo hace mi admiradora secreta! —exclamó alterado.

—No te engañes ya Luhan, puedes fingir todo lo que queras pero estoy seguro de que te das cuenta, ya deja de negarlo todo —pidió—. Sé que esto que te estoy diciendo no ayuda de mucho y también que no debería haber abierto mi bocota porque Sehun no va a perdonármelo, también soy más que consiente de que todavía tienes miles de dudas y que tienes derecho a estar molesto con él por siempre ocultarte las cosas —sollozó.

— Kyung Min, por favor —imploró con un ahogado susurro.

— No —negó despacio—, yo soy quien te lo pide por favor, Luhan. No lo dejes solo, no importa si ahora las cosas serán complicadas porque él ya no va a ceder tan fácil pero entiende que esta herido e insiste, esfuérzate tú ahora Luhan, te lo ruego. Eres la única esperanza que tengo, protégelo por mí —lloró, su cuerpo había comenzado a abrazarse a su brazo y Luhan no podía con la imagen, la culpa, la vergüenza y el dolor que se hacía cada vez peor.

— N-no pu-puedo —balbuceó angustiado.

La mirada llorosa de Kyung Min se fijó en él, vio su propia angustia y miedo reflejados en esos ojos marrones y sólo entonces él lo liberó. Retiró desordenadamente sus lágrimas con su brazo y finalmente le dio una pequeña sonrisilla.

— Si puedes, únicamente tienes que darte cuenta. Tal vez ahora no estés listo pero lo vas a estar y entonces, por favor acude a mí, ¿está bien? —Luhan asintió como pudo, recibiendo otra pequeña sonrisa de parte del pelirrojo antes de que este se marchara dejándolo sólo, confundido y con el dolor apenas soportable.

***

— ¿Seguro que no quieres venir? —preguntó otra vez su amigo y llevaba haciéndolo desde la tarde.

El tipo tenía un excesivo buen humor y tenía desde el viernes con él, Sehun realmente se preguntaba que había sido eso que lo había puesto tan feliz durante todo el tiempo que llevaban ahí pero averiguaría luego porque realmente era mejor un Kyung Min excesivamente feliz que tener que soportarlo todo deprimido, melancólico y repitiendo hasta el cansancio que pronto iba a marcharse.

— ¡Sehun! —chilló al verse ignorado.

Sehun rodó los ojos ante eso, desviando la atención de su libro, preguntándose qué era tan difícil de entender en la palabra no. Era su último día en aquel bonito lugar en donde Sehun había nadado, explorado y recorrido a su antojo, lamentablemente iban a marcharse al día siguiente y era por ello que se estaba ofreciendo una pequeña fiesta para todos ellos en el salón del hotel.

Kyung Min por supuesto había aceptado ir de inmediato y le había insistido a Sehun para que también asistiera, sin embargo, Sehun ya estaba demasiado acostumbrado al tipo de fiestas clandestinas en antros de mala muerte como para acceder a ir para aburrirse en una fiesta casi infantil donde la mayoría sólo iría a comer y beber refresco de sabores. No gracias, eso no era para él y se lo había hecho saber a su mejor amigo que aun entonces seguía insistiendo.

— No Kyung Min, no voy a ir —respondió fastidiado.

— De acuerdo —se encogió de hombros—. ¿Crees que debería despertarlo a él para preguntar si quiere ir? —inquirió, señalando la cama a un costado de la de Sehun.

La mirada del rubio no demoró en viajar hacia el bulto en la cama a su costado y por un segundo se preguntó por qué Luhan se había ido a dormir tan temprano, estaba ahí dormido desde la cinco de la tarde cuando ellos habían regresado de su paseo por los alrededores del hotel.

Al final terminó negando levemente y decidiendo que ya no era más asunto suyo. Tenía que dejarlo solo en esa ocasión y todas las venideras.

— Déjalo, sí él quiere ir lo hará por su cuenta —respondió seriamente.

El pequeño pelirrojo frunció levemente el ceño y lo observó con un poco de molestia durante un par de segundos antes de volver a esbozar su resplandeciente sonrisa y asentir a sus palabras.

— Okay, entonces me voy ya —anunció.

— Claro.

— Te cuento luego como me fue, no me esperes despierto —dijo, guiñándole a modo de despedida antes de salir por la puerta.

Sehun bufó a sabiendas de que su amigo no iba a hacer ninguna tontería y que sólo había dicho aquello por decirlo. Porque claro, pocas personas sabían que bajo esa apariencia alocada y atrevida, Kyung Min no era más que un niño tímido incapaz de decirle siquiera un hola al chico que llegara a gustarle, esos pequeños secretos sólo Sehun lo conocía y era por ello que siempre estaba cuidándolo.

Esa era una de las cosas que más le preocupaban a Sehun al saber que iba a separarse de él muy pronto. Sabía que su amigo probablemente volvería a ser el mismo chico cohibido y tímido que había conocido al volver a casa, rogaba internamente por estar equivocado y siguiera siendo el chico alegre y atrevido que aparentaba saber todo.

Sonrió sin saber porque exactamente pero no sé molestó en darle muchas vueltas ya que eso siempre solía pasar cuando Kyung Min estaba involucrado de alguna u otra forma. Al final pasó casi dos horas leyendo el libro de mitos y leyendas locales que había conseguido en la plaza del lugar, la mayoría eran muy interesante mientras que otras le habían parecido tan absurdas que hasta lo habían hecho reír.

Miró el reloj que colgaba en una de las paredes del lugar descubriendo que pronto sería media noche y que él no había comido aún, pensó en ir al restaurante del lugar donde con suerte conseguiría algo de comer todavía. Se levantó con ese pensamiento y fue hasta ese momento que recordó que Luhan tampoco había cenado aún y eso lo hizo pasar los siguientes quince minutos debatiéndose si decirle algo o no.

Fue débil al final y avanzó hasta la cama, dándole una ligera patada al colchón para despertar al dormido chico. No hubo movimiento alguno y decidió volver a repetir la acción.

— Oye, ¿no planeas cenar? —habló, empleando su mejor tono de indiferencia.

No hubo respuesta de ningún tipo a su pregunta y eso no obtuvo otra reacción más que un bufido de fastidio.

— Haz lo que quieras entonces —gruñó.

Luhan no le respondió en esa ocasión tampoco y eso lo irritó aún más, dio la media vuelta más que listo para largarse de ahí hasta que un tirón en su camiseta lo detuvo, se giró molesto y listo para reclamar pero nada salió al verlo ahí, luciendo tan mal y casi con medió cuerpo colgando fuera de la cama todo con el único propósito de detenerlo.

— No —susurró apenas.

— Mierda, ¿qué tienes Lulu? —soltó alarmado y se apresuró a sostener al chico que estaba a nada de caer.

— No me dejes… solo –pidió con un triste murmullo.

El caliente cuerpo del castaño se presionó tanto como pudo al suyo, su respiración era acelerada y temblaba levemente. Su mano viajó rápidamente a la frente del castaño y maldijo por lo bajo al descubrir que tenía temperatura, lo acomodó lo mejor que pudo sobre la cama e hizo a su cerebro trabajar.

Salió de la habitación a toda velocidad, atravesando el pasillo y derrapando al llegar al elevador, recobró el equilibrio de inmediato y se adentró al la maldita cosa antes de que las puertas de cerraran, presionando el botón que lo llevaría al tercer piso, más específicamente a la habitación 56.

Había escuchado por casualidad hacía apenas unos días que esa habitación la ocupaba un médico que asistía a una conferencia a ese lugar, sabía bien que todos los profesores estaban en la fiesta con los demás y ninguno de ellos sería de ayuda por eso, además del hecho de que ninguno era médico.

Al llegar a su destino golpeó la puerta violentamente y tan pronto el ceño fruncido del médico se asomó, Sehun lo sujetó de la camisa de su pijama y comenzó a arrastrarlo por el pasillo.

— ¡¿Qué demonios significa esto?! —exclamó furioso y comenzó a luchar entonces, aparentemente antes había estado muy conmocionado para hacerlo.

Sin embargo, Sehun apenas y se daba cuenta de su patética lucha, el tipo era demasiado pequeño y debilucho si se lo preguntaban a él, lo único que había que reconocérsele era la gran boca que tenía, él simplemente no se callaba.

— ¿Es acaso esto un secuestro? —exigió saber y Sehun rodó los ojos.

— Sí, doc. Es algo así —respondió y sonrió ladino al ver la cara pálida del hombre.

Obligó al pobre sujeto a entrar con él a la habitación y permaneció firmemente de pie en la puerta mientras la angustiada mirada del joven hombre se fijaba en él. La confusión se apoderó de su rostro cuando Sehun lo jaló hasta la cama donde Luhan dormía.

— Tiene fiebre, revíselo por favor —pidió, haciendo lo posible por qué su voz no demostrará la preocupación que sentía.

El joven hombre no discutió ni hizo reclamo alguno por la forma en la que había sido llevado hasta ahí, él simplemente se sentó sobre la cama y puso su diestra sobre la frente del castaño chico que portaba una mueca de dolor.

— Ten, son las llaves de mi habitación —le indicó al rubio mientras se apresuraba a quitar las mantas del cuerpo de Luhan—, mi maletín está sobre la cómoda a la izquierda de mi cama, lo necesito y entre más rápido mejor.

Sehun asintió y se marchó luego de dar una rápida mirada al medico y a Luhan. Nuevamente emprendió una carrera tan rápido como la anterior hacia la misma habitación, fue directo por lo que buscaba y regresó incluso antes de que el doctor lo imaginara siquiera.

Observó todo con deteniendo mientras el hombre trabajaba, desde la manera en la que él puso el estetoscopio en el pecho del castaño hasta la forma en la que revisó su presión. No hubo conversación entre ellos hasta que el médico se atrevió a levantar la camiseta e Luhan, descubriendo su vientre y haciendo gruñir a Sehun en el proceso.

— ¿Qué se supone que está haciendo? —exigió saber.

— Tengo una idea de lo que puede tener y sólo estoy asegurándome, así que cállate —ordenó.

Sehun le dio una mala mirada mientras ponía el estetoscopio sobre el vientre de Luhan, seguidamente el galeno lo retiró y comenzó a hacer presión con sus dedos, poniendo atención a las expresiones y quejidos de Luhan, finalizando su revisión después de eso.

— Bien, aparentemente tu pequeño amigo tiene una infección estomacal. Puede que la haya contraído por algún paracito que estaba en algo que comió y probablemente el estuvo sintiendo dolor, pesadez en el estomago, pérdida del apetito entre otras cosas pero solamente lo dejó pasar como varias personas lo hacen al pensar que es sólo dolor pasajero, la fiebre se pudo haber evitado si hubiera informado del malestar antes —explicó serenamente mientras escribía algo que Sehun asumió era una receta.

— ¿Es grave? —inquirió preocupado.

— No si comenzamos un tratamiento inmediatamente, claro está —aseguró, girándose para mirar al menor a la cara—. Lo principal ahora es bajar la fiebre y comenzar a suministrar el medicamento que ataque la infección, yo puedo ir a conseguirlo ahora y mientras tanto tú puedes quedarte aquí para observarlo, ponle compresas de agua fría mientras no estoy, espero no tardar mucho pero es algo tarde así que tenme algo de paciencia —dijo amablemente.

— Entiendo, muchas gracias por ayudarlo y disculpe por la forma en que lo traje hasta aquí —dijo un tanto apenado.

— Mmm, hubiera venido por mi cuenta si tan sólo me hubieras dicho que tenías a tu amigo enfermo —se encogió de hombros.

— Bien, yo no lo sabía y por ello…

— No importa —sonrió levemente—. Me voy yendo ya, no dejes de observarlo y si algo pasa, si le sube la fiebre o algo que no te parezca normal… —le extendió una tarjeta—, este es mi número, llámame inmediatamente —ordenó.

Sehun asintió y lo vio abandonar la habitación antes de dirigirse al baño y conseguir toallas y un poco de agua fría. Una vez consiguió todo, se colocó de rodillas a un costado de la cama del castaño y puso sobre su frente el paño mojado.

Ahora bien, se suponía que él no debería estar preocupándose por lo que pudiera pasarle a Luhan pero en ese momento no estaba bien ignorarlo, es decir, el estaba enfermo y aparentemente acaba de quedar muy claro que era lo suficientemente imbécil como para ignorar ese hecho hasta que la fiebre lo tuviera tumbado en una cama con un expresión de agonía en el rostro, ese conocimiento por un segundo lo hizo dudar de su decisión y cuando temió retractarse se puso de pie sólo para ser detenido por la mano más pequeña del castaño.

— No te vayas —susurró apenas.

Tan frágil como se veía, Sehun no sabía que hacer ante esa suplicante y desolada mirada. Su cerebro le gritaba huir como un cobarde pero sus piernas simplemente no se movían, cosa que reafirmaba lo imbécil que era y lo desacuerdo que todo su sistema podía estar.

— ¿Estoy soñando, verdad? —preguntó con un hilo de voz antes de tener que tomar una gran bocanada de aire—. ¿T-tú realmente no estás aquí, ci-cierto? —su voz se quebró con esa pregunta y Sehun tan sólo dijo lo primero que se le ocurrió.

— Sí, Lu —respondió, sentándose en la cama a su lado—. Esto no es más que un sueño —afirmó.

— Lo sabía —sonrió tristemente—. Yo cometí un terrible error y ya no hay forma de que tú me perdones —sonrió con amargura.

— Eso es correcto, yo simplemente me rendí —admitió en voz alta por primera vez.

Los ojos del castaño se cristalizaron y tanto como Sehun quería actuar y abrazarlo, se quedó inmóvil en su sitio sin hacer intento de decir alguna palabra o hacerle alguna caricia que le trajera consuelo, por esa ocasión simplemente lo dejó ahí.

— Te-tengo frío —musitó con su quebradiza.

No debía hacerlo, debía ignorar eso también pero con el pensamiento de que probablemente esa sería la última vez, se metió a la cama con él y lo rodeó con sus brazos, sonriendo inconscientemente cuando él se acurrucó lo más cerca que pudo hacerlo.

— Perdón, aún cuando algo me dice que es un error y que me arrepentiré… fui muy estúpido al haberla elegido a ella y no a ti...

Sehun se tensó pero no dijo nada, no cuando existía el riesgo de cometer una estupidez como perdonarlo y volver una vez más a lo mismo.

— Sé que no voy a poder remediarlo jamás… sé que ahora sí es el fin para nuestra amistad pero… yo…

— Podrán salir de esta, eres alguien fuerte y lo vas a superar —trató de animarlo.

— Voy a hacerlo mejor, lo prometo. Si llegó a tener la oportunidad de recuperar lo que tenemos no voy a soltarte entonces —prometió.

Sehun se quedo sin habla y dejó de respirar pero nada tenía que ver la promesa que estaba haciéndole, sino el beso que se presionaba apenas sobre una de las comisuras de sus labios, aquello sobrepasó incluso a sus más locos sueños y su cerebro se quedó en blanco totalmente.

Sus tibias manos le acariciaron el rostro, le regaló la más dulce de las sonrisas y Sehun no supo el momento exacto en que había juntado sus labios, fue apenas un roce que tal vez ni siquiera podía ser llamado beso y cuando más esperó ver rechazo lo único que halló en rostro fue una extraña confusión.

Se quedo inmóvil al sentir el calor de Luhan acurrucarse aún más cerca, apenas pudo apreciar a la inocente sonrisita que se asomó en sus labios y ya quería salir corriendo de ahí a sabiendas que Luhan podía acabar con él.

— De alguna forma se siente como si continuara siendo la persona súper especial de Hunnie —murmuró.

La imagen de ellos ocultos en su guarida secreta se materializó en su cabeza tan vivida como si estuviera viéndola. Era su cumpleaños y Luhan lloraba ese día, él había estado tan asustado y lo único que Sehun había podido hacer era darle el más inocente de los besos para tranquilizarlo.

Y ese, que era uno de los recuerdos que Sehun había perdido o creído perder, fue lo suficientemente fuerte para hacerlo levantarse de la cama y mirar a todos lados con angustia. No podía, era demasiado para él.

Luhan lo miraba temeroso desde la cama y, tan feliz como era de recordar el hecho de que había sido él y no Seohyun quien había tomado el primer beso de Luhan, sabía que estaba por ceder una vez más y no podía hacerlo, se había jugado que no lo haría más.

— Sehun —lo llamó suplicante, estirando su mano en un ruego para que volviera a su lado.

— No, ya no —habló lleno de pánico y huyo de ahí, chocando con Kyung Min en el proceso.

— ¿Pero que demonios? —espetó el pelirrojo.

— Es demasiado, no puedo con esto Min —soltó atormentado.

— ¿Qué? ¿De qué hablas Sehun? —preguntó preocupado.

— No, ya no quiero más de lo mismo. Cuídalo por mí, Kyung, yo simplemente ya no puedo —dijo y se alejó tan rápido como pudo. Siendo apenas consiente de cómo Kyung Min se apresuraba hacía la habitación.

No se enteró de absolutamente nada de lo que sucedió después de que él se marchara, lo único que sabía era que ya era medio día y él ya se encontraba a bordo del autobús para volver a casa. Fingió ignorar el momento en que Luhan subió siendo ayudado por Kyung Min y se sentó a su lado.

Su amigo le dijo algo al castaño pero no escuchó que fue debido a los audífonos que usaba para así evitar cualquier intercambio de palabra con Luhan. El castaño asintió a lo dicho por Kyung Min y le dio a él apenas una rápida mirada antes de colocarse también sus audífonos y cerrarlo ojos.

Supo entonces para Luhan la noche pasada había quedado justo como lo que Sehun le dijo que era; un simple sueño provocado por su alta fiebre y era mejor de esa forma, creer que era una mera ilusión los dejaría a ambos seguir con sus vidas sin el otro en ellas. 

Notas finales:

Holiiiiiiiiis!!!

Sí, sé que a pasado muchísimo tiempo y les pido una gran disculpa por ello, he tenido muchísimo que hacer y no tenía tiempo para casi nada pero aquí me tienen de vuelta con la continuación.

Espero de todo corazón que les haya gustado, me gustaría prometer que no habrá más ausencias pero es algo que no puedo garantizar, así que por favor ténganme paciencia y no sé preocupen que no abandonaré la historia.

Muchísimas gracias por leer, les envío un gran abrazo y muchos besos. 

 

Cuídense mucho y hasta la próxima <3 

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