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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hola dulces criaturas :)


¿Cómo han estado?


¿No la hemos tenido fácil, eh?


Bueno, yo por lo menos no, tras los últimos acontecimientos yo de verdad me he sentido decaída. Sabía que pasaría tarde o temprano pero aun así fue algo difícil de digerir y sumado a eso he estado bajo demasiada presión por parte de la escuela y el trabajo.


Todo me absorbe y de verdad que hay ratos en los que sólo quiero dejar todo y darme por vencida, no voy a mentir y admitiré que pensé seriamente en dejar de escribir por un montón de razones que realmente no tiene caso mencionar.


Yo tan sólo pensé en dejar el fic.


Sin embargo...


Me sentí extraña y ansiosa cuando deje de hacerlo por apenas unos días, me encontré a mi misma abriendo el una y otra vez el documento con el capítulo, aunque no tenía ni idea como continuarlo, tan sólo lo hacía y lo leía mil veces.


Me di cuenta entonces que amo demasiado está parte  de mí y amo el HunHan sin importar lo que pase. Yo los voy a apoyar en todas sus decisiones así sean una locura o sean consideradas erróneas, voy a estar ahí para ambos por el simple hecho de que esos dos seres son demasiado valiosos para mí y haré mi mejor esfuerzo para apoyarlos y hacerles saber que nostras estamos aquí sin importar nada.


Así que, no sé ustedes pero yo continuare adelante con este proyecto y planeo llevara a cabo muchos más y espero de todo corazón que se queden para ver el final de esta historia y el comienzo de muchas más.


Sean más que bienvenidas, con un gran abrazo y miles de besos si es que han decidido acompañarme y ahora, sin más que agregar, espero disfruten el capítulo de hoy.


Psd: Amo sus comentarios y fueron en gran parte los que ame ayudaron a tomar la decisión de continuar adelante, gracias por siempre sacarme una sonrisa ;)


Psd2: No se olviden de votar en los MAMA por favor.

— Vaya, no es tan estúpido como creí —dijo burlonamente luego de conseguir abrir la puerta de la habitación.

La revisó con detenimiento, como si con sólo eso fuese a encontrar algo que pudiera ayudar y tenía que admitir que, antes de lograr abrir la puerta, su plan había sido ir tras la mascota de su querido hermano menor, pero aparentemente esté había dejado a su perro con alguien más.

El estúpido chino que tenía por mejor amigo muy probablemente y para su mala suerte él chico era intocable para él e ir tras él sería una jugada muy estúpida. Ahora bien, él tenía que encontrar alguna otra cosa ya que estaba ahí dentro porque de lo contrario tendría a Kyungsoo listo para dejarlo e ir tras Sehun.

*~*~*

— ¿No harás nada acaso? —exigió saber su pequeño segundo al mando.

— ¿Ahora de qué rayos hablas? —masculló exasperado ya que últimamente Kyungsoo estaba siendo un verdadero dolor de cabeza.

— ¡De Sehun por supuesto! —exclamó.

— ¿Qué hizo ahora? —gruñó fastidiado.

— Va a dejarnos —respondió entre molesto y angustiado.

— ¿Qué? —soltó incrédulo.

— Lo que oyes, él no demorará mucho en irse —aseguró.

Un gruñido brotó de la boca de Minho, la maldita insubordinación de Sehun siempre había sido un jodido problema y tal parecía que le debía recordar quién era él que tenía el poder ahí.

— No te preocupes, su Luhan se encargará de hacerlo entrar en razón —sonrió arrogante, pero Kyungsoo no lo hizo y eso significaba malas noticias.

— Pues buena suerte con ello, a Sehun ya no le importa —dijo seriamente.

— ¿De qué hablas? —espetó.

— Ellos pelearon y Sehun decidió cortar todo lazo con el estúpido niño chino, simplemente ya no le importa más y cualquier cosa que puedas hacerle va a darle exactamente igual —bufó—. Ya no tienes esa carta a tu favor, así que más vale pensar en algo más para retenerlo —advirtió.

— ¿Por qué mierda a mí me interesaría retenerlo ahora? —masculló entre dientes.

— Porque es gracias a él que nosotros comenzamos a sobresalir y dejamos de ser sólo una bola de imbéciles jugando a ser delincuentes, lo necesitamos y lo sabes perfectamente —aseguró severamente.

Minho gruñó ante lo dicho, su ira se reflejaba claramente en su mirada y por ello Kyungsoo se adelantó a hablar para no tener que escuchar sus idioteces.

—Enójate todo lo que quieras pero es verdad, así que más te vale mantenerlo aquí con nosotros o me iré yo también junto con él —advirtió antes de largarse más que molesto, sin importarle lo que Minho podría hacer tras sus palabras.

*~*~*

El sonido de su celular lo regresó a la realidad y frunció el ceño al ver que se trataba de Seohyun; ¡Joder, la estúpida niña era un dolor en las bolas!

Sin embargo le era de utilidad, él no era estúpido y sabía que toda la mierda acerca de Sehun olvidándose del niño chino no era más que una farsa y lo había dejado pasar ante Kyungsoo, ya que en realidad eso era una muy conveniente si se lo preguntaban a él. Porque eso solamente significaba que su estúpido hermano había bajado la guardia con el niño-niña y eso le hacía todo más fácil, una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios ante ese pensamiento.

El mocoso era su forma de joder a Sehun y cuando terminara con él, Sehun no iba a tener ganas ni de seguir viviendo.

Ahora, si tan sólo encontrara algo para joderlo aún más, ¡sería simplemente genial! Lamentablemente su hermano se había llevado a su estúpido perro con el imbécil que tenía cara de retardado y no había forma de que pusiera sus manos sobre él, así que tenía que encontrar otra forma.

Revisó todo con la mirada descartando inmediatamente el closet y los cajones de su escritorio; si conocía bien a Sehun, sabía que no escondería nada importante ahí si deseaba conservarlo y no que su madre se lo arrebatara.

Sí, su familia era tan mierda que incluso tomaban las cosas de los otros para sí mismos.

El único que se salvaba de ello era su padre y era porque de lo contrario les daría una paliza que no olvidarían. Claro, eso aplicaba únicamente para Sehun y esa mujer porque si llegaba a tocarlo a él, lo más probable era que terminara muerto.

Volviendo a su tarea, se dio cuenta que su hermano menor no tenía realmente mucho y que lo más probable era que todo lo importante se lo hubiera entregado a alguno de su amigos al igual que había hecho con su mascota.

Eso lo hizo fruncir el ceño, el caramelo que traía en la boca le supo amargo entonces y con fastidio se dio la vuelta para salir de ahí, hasta que algo llamó su atención, frenando de golpe su idea de irse y en su lugar se quedo mirando fijamente el estante donde su hermano tenía algunos libros.

Era tal vez estúpido pero le parecía demasiado curioso el hecho de que todos los libros tuvieran el mismo grosor menos uno. Lo tomó sin pensarlo mucho y comenzó a pasar las hojas pero ahí no había nada, pensó que no hallaría nada ahí pero notó que había algo extraño en la cubierta del libro.

Con mucho cuidado removió la cubierta de cuero, descubriendo con agrado que esta era falsa, la despegó con cuidado hasta el lomo donde finalmente encontró justo lo que quería y sonrió triunfal mientras observaba la generosa cantidad de dinero ahí oculta.

Algo le dijo que se trataba del dinero que su hermanito utilizaría para la matricula de su costosa escuela y, sin ningún remordimiento, se lo guardó en el bolsillo del pantalón para seguidamente enviarle desde su móvil un mensaje a todos sus compañeros para invitarlos a comer.

Quería ver a su estúpido hermano rechazando el dinero que él le daba diciéndole que jamás sería como él luego de aquello. Tenía incluso ya un plan contra su lindo vecinito.

« Ya veremos cómo te recuperas de todo esto », celebró para sus adentros y se aseguró de ser lindo, dejando un agradecimiento para su hermano antes de volver a acomodar todo como estaba y salir de ahí para tener la mejor fiesta que se hubiera visto, y todo pagado por Sehun.

***

— ¿Puedes irte solo a casa? —preguntó Kyung Min y Sehun dejó momentáneamente la tarea de tomar sus maletas para escuchar la respuesta de Luhan.

— Yo creo que…

— ¡Lulu! —chilló Zhao, antes de envolverlo en un asfixiante abrazo—. Te extrañé tanto mi pequeño Xiǎolù —dijo con su habitual y excesivo entusiasmo.

— Gē, deja de ser tan escandaloso —regañó, obteniendo una risa de parte del mayor.

Sehun siguió con lo que hacía luego de ver que Luhan podría llegar sano y salvo. Para cuando tuvo todas sus pertenencias, su mirada se fue hacia Kyung Min quien sonreía enternecido ante la infantil pelea de los hermanos Wu.

— Min, es hora de irnos —habló seriamente, ganándose una mirada de los tres chicos.

— Hola HunHun —saludó Zhao.

— Hola —respondió cortante—, date prisa que los chicos nos esperan —le dijo a Kyung Min antes de comenzar a caminar para alejarse de la triste mirada de Luhan.

Kyung Min sonrió apenas a los otros dos antes de dar la media vuelta y comenzar a seguir a su mejor amigo. Zhao no pasó por desapercibida la triste expresión de su pequeño hermano y tampoco la forma en la que desvió la mirada para ocultar la humedad de sus bonitos ojos, esos tan iguales a los de su madre; verlo llorar a él para Zhao siempre se había sentido como ver llorar a su madre y era por ello que desde pequeño se había vuelto el payaso personal de su hermanito menor.

Tristemente para Zhao, cuando se trataba de Oh Sehun ninguna de sus habituales payasadas servían para sacarle ni una sonrisa a su Luhan y eso lo había descubierto cuando eran unos niños apenas.

Justo cuando Sehun se había marchado, dejando una gran herida en su pequeño hermanito que él había intentado sanar, haciendo de todo para hacerlo sonreír pero Luhan no lo había hecho y aún cuando el tiempo pasó, al final la sonrisa de Luhan se transformó en algo carente del brillo y alegría que la había caracterizado cuando niños.

Había estado tan feliz cuando la había visto revivir un poco cuando Sehun y Luhan reanudaron su amistad, pero ahora sabía que la perdería nuevamente y tenía tanto miedo que su dulce Luhan se endureciera todavía más. Que lo poco que quedaba del niño alegre y tierno que Luhan había sido, desapareciera por completo entonces.

Sin embargo, no podía culpar de nada a Sehun porque el error era sólo de Luhan, tan sólo rezaba porque su hermano pudiera salir de esa y si se podía, él quería poder ayudarlo entonces y no como antes.

— Vamos Xiǎolù, si eres lo suficientemente bueno tu genial gē te compara un helado de camino a casa —anunció y sin esperar repuesta comenzó a arrastrar al menor con él.

Luhan no opuso resistencia y se dejó llevar por el mayor, una pequeña sonrisilla débil fue esbozada por su labios debido a lo bueno que su hermano mayor podía ser cuando estaba realmente preocupado y tuvo la necesidad de decirle que todo estaba bien.

— Gē, estoy bien, tú no tienes que…

La frase terminó inconclusa luego de que su hermano se detuviera abruptamente y él chocara con su espalda, se preparó para reclamarle por el golpe pero todo se quedo atorado en su garganta al ver quiénes eran los que estaban frente a ellos. Sintió a Zhao temblar levemente y su cerebro se bloqueó por completo cuando ellos comenzaron a acercarse.

— Pero miren nada más que tenemos aquí —habló uno de los matones.

— Cuanto tiempo sin verte mí querido Zhao, ¿cuándo fue la última vez? —preguntó otro de ellos.

— ¿Qué no fue cuando Minho le pateó el trasero y casi lo mata? —soltó el tercero con burla, haciendo reír a los demás.

— Chicos, no tenemos ordenes de esto —habló el que se veía más joven de todos—. Minho podría enojarse.

— Tranquilo Bobby, no creo que nos diga nada ahora que sabe de la decisión del general —afirmó el líder del grupo.

— Pero…

—  Oh, vaya, alguien más nos engalana con su presencia aquí —anunció uno de ellos.

La vena protectora de Zhao se encendió tan pronto vio al tipo acercar su mano a Luhan. Todo pasó como un flash y lo siguiente que Luhan sabía era que el tipo estaba en el suelo y él también luego de ser empujado por el mayor para sacarlo del camino mientras los otros tres atacaban a Zhao. Permaneció pasmado durante varios segundos hasta que finalmente uno de ellos golpeó a su hermano mayor, sus piernas se movieron y trató de llegar a él pero manos extrañas lo sostuvieron.

— ¡No, suéltame! —gritó Luhan.

— ¡Luhan! —gritó de vuelta Zhao, pero sus agresores no lo dejaron avanzar hacia él.

— ¡Zhao gē!

Su mano se estiró hasta él, sentía el corazón tan acelerado que era como si le latiera en todo el cuerpo. Su captor estaba arrastrándolo lejos pero eso poco le importaba, su destino le daba igual, tan sólo necesitaba llegar a su hermano mayor.

— ¡Déjame ir! —exigió desesperado, Zhao estaba perdiendo la pelea y él era incapaz de hacer nada.

— ¡Joder!, ya deja de luchar que trato de ponerte a salvo —gruñó.

Luhan giró su rostro encontrándose con el muchacho al que los otros habían llamado Bobby pero la confusión apenas pudo distraerlo unos segundos antes de que siguieran con su lucha por la libertad.

— ¡Alto! —rugió una grave voz que le heló la sangre a ambos hermanos.

Todos se giraron muy lentamente hasta la temible figura de Minho. Los tipos que antes atacaban a Zhao se alejaron de golpe y también los brazos de Bobby se alejaron de Luhan como si este quemara y el castaño apenas contuvo el miedo luego de correr hacia su hermano que estaba en el suelo.

Sintió el protector abrazo de Zhao y sus ojos ya no pudieron ver nada más al estar su rostro oculto en el cuello de su mayor, sin embrago, aún así podía escuchar los pasos de Minho acercándose a ellos.

— Entonces bien, ¿quién me explicara esto? —habló Minho y aunque Luhan no podía verlo sabía que estaba en cuclillas frente a ellos y eso lo tenía al borde de un grito de puro miedo.

— No fue culpa nuestra Minho hyung, el idiota nos atacó —afirmó uno de los matones y por muchas ganas que Luhan tuviera de gritar que era una vil mentira, sabía que Minho no iba a creerle.

— Da igual, vámonos —ordenó Minho poniéndose de pie.

— Pero…

— ¿Estás cuestionándome? —espetó y por su tono de voz estaba claro que no admitiría una negativa.

— N-no —balbuceó el tipo.

— Eso pensé —bufó—. Ahora caminen que tenemos cosa que discutir.

Pasos alejándose era lo único que Luhan podía percibir y tanto él como Zhao no se movieron sino hasta cinco minutos después de estar seguro que no era una trampa y que Minho no regresaría a golpearlos hasta la muerte. Zhao fue el primero en moverse, se puso de pie y tiró de su mano para que hiciera lo mismo, comenzando a correr tan rápido como podían hasta que llegar a la seguridad de su casa.

— ¿Estás bien? —preguntó angustiado el mayor, sujetándolo por los brazos mientras lo revisaba con la mirada.

— S-sí, pero tú…

— Está bien hermanito —aseguró con una dulce sonrisa—. Yo puedo recibir todos los daños sí eso te mantiene a salvo, ¿qué clase de gē sería si no lo hago? —dijo con calma.

Los ojos de Luhan se sintieron aguados y pronto estuvo envuelto en un cálido abrazo por parte de su hermano mayor.

— Ya pasó, Xiǎolù  —susurró para consolarlo—. Lo importante ahora es ir a ducharnos y averiguar cómo cubrir mi inminente ojo morado, nuestros padres no pueden saber nada de esto o van a asustarse demasiado.

Luhan asintió y rápidamente ambos subieron las escaleras hasta sus respectivas habitaciones. Luhan hizo todo lo que Zhao le indicó que hiciera y minutos después ambos ya estaban en la sala de estar con el kit de maquillaje de su hermana mayor, tratando inútilmente de bajar la hinchazón para así intentar cubrir el moretón pero no servía de nada y probablemente mucho tenía que ver qué ninguno de los dos sabía cómo ponerse maquillaje.

— Es inútil —resopló Luhan—, para empezar no es tu tono de piel, pareciera que traes harina en la cara —dijo derrotado.

— Pero…

— Es porque YanYan jiějiě tiene la piel demasiado pálida a comparación nuestra, lo sacó de papá —explicó Luhan.

— Utilicemos el maquillaje de mamá entonces —sugirió.

Luhan asintió rápidamente y se puso de pie para ir hacía la habitación de sus padres y la puerta no pudo elegir peor momento que ese para abrirse y dejar ver la figura de su madre. La bella mujer al principio no entendió el nerviosismo evidente en las expresiones de sus dos hijos, observando con mucha atención primero a Luhan y después desviando su mirada a Zhao.

Sus bellos ojos de ciervo se ampliaron exageradamente al ver la oscura tonalidad que estaba tomando el pómulo izquierdo de Zhao, se apresuró por la habitación y se dejó caer en el sofá junto con su hijo al cual delicadamente le sujetó el rostro para revisarlo.

— ¿Quién te hizo esto? —preguntó alarmada.

Zhao y Luhan se miraron nerviosamente entre ellos, se suponía que ellos deberían cubrir el moretón antes de que sus padres o hermana llegaran, pero en su lugar ambos estaban ahí pensando que debían decirle a su madre para no preocuparla.

— Yo… —comenzó el mayor de ambos jóvenes—, me enrede en una pelea con un gato mientas iba de camino a buscar a Xiǎolù —dijo ganándose una mirada asombrada de los otros dos.

La expresión de su madre le dijo que no le había creído tal ridiculez y ver a Luhan palmearse el rostro le indicó que su excusa no solamente había sido absurda sino también patética.

— Cariño, no esperas que yo crea tal tontería, ¿verdad? —inquirió ella.

— Bueno…

— Basta, no hay otra opción más que decirle la verdad a mamá —interrumpió Luhan.

El mayor lo miró con temor y súplica, su madre esperaba una respuesta con la preocupación ya brillando en sus bonitos ojos mientras Luhan empezaba a hablar.

— Es mi culpa —empezó el menor de los tres—, le pedí a Zhao jugar videojuegos conmigo tan pronto llegamos a casa y yo perdí. Zhao gē comenzó a alardear sobre eso entonces y yo me moleste, así que tomé algo que no vi que era y se lo arrojé en la cara. Juró que creí que era un cojín de los sofás y para cuándo me di cuenta de que en realidad era un libro yo me apresuré a llegar a su lado para ver el daño y pedirle perdón —explicó apenado.

Tanto Zhao como su madre lo miraban visiblemente asombrados, una sonrisa cálida se extendió en los labios de ella que, aunque sabía que su pequeño estaba mintiendo, encontró demasiado tierna la forma en la que él quería zafar a Zhao de esa.

— Fue un accidentes, yo no quise lastimarlo y por eso gē trató de ocultar el moretón con maquillaje, él tan sólo quería protegerme —afirmó.

— Ya veo —dijo tranquilamente—, gracias por decirme la verdad, cariño —sonrió con dulzura—. Sin embargo, les pido por favor que tengan mucho cuidado y que no jueguen tan rudamente la próxima vez.

Ambos menores asintieron rápidamente para luego dejar que su madre tomara el asunto entre sus manos y curara al mayor de ambos.

***

¡Lunes por fin!

Era hora de volver a la escuela donde todos alardearían de lo que hicieron en la playa a todos los que no habían ido, sus calificaciones ya estaban lista y todos, o por lo menos la mayoría, las esperaban con ansiedad. Ese era el último pasó antes de la graduación, todo lo demás apenas sería simple papeleo y luego de eso serían libres por fin.

O al menos así tenía que ser, pero no para Luhan.

Él en cambio se encontraba forcejeando como podía, una mano cubría su boca para impedirle gritar por ayuda y la risa de su grupo de secuestradores lo tenía a nada de desmayarse de puro miedo. Sin embargo, Luhan era demasiado terco y orgulloso como para darle a Minho el placer de verlo gritando y derrotado.

Su mirada llena de miedo era oculta por un velo de ferocidad y valentía que se le escapaba entre los dedos cuanto más lejos era llevado en el interior de ese sucio callejón y lo sabía, Luhan sabía que Minho tenía pleno conocimiento de que estaba aterrorizado y lo expresaba por medio de esa sonrisa torcida.

Hubo un grave grito de parte del chico cuya mano le cubría la boca luego de que Luhan lo mordiera.

— ¡Ayuda! —gritó tan alto que creyó que su garganta se desgarraría.

— ¡Pequeña rata! —ladró el furibundo hombre al cual se había atrevido a morder.

El dolor estalló en su mejilla derecha, trasladándose rápidamente a su estómago  y haciéndolo perder el aire. Cayó de rodillas sin que las manos de sus captores lo soltaran del todo, sabiendo que eso no había sido todo y que todavía le quedaba mucho para llegar al final.

La risa de Minho detuvo todo movimiento y a él lo tenía rezando en silencio para poder salir de ahí tan ileso como fuese posible.

— Ya fue suficiente, chicos —dijo tranquilamente y aunque todos se hicieron a un lado, no lo soltaron en ningún momento—. Esa no es la forma de tratar a mi adorable socio —soltó.

Todos rieron y Luhan simplemente no le encontraba la gracia, se tensó por completo cuando vio al mayor ponerse de rodillas y tuvo que arreglárselas para conseguir que sus dientes no castañearan por culpa del temor.

— ¿Cómo está nuestra bella Seohyun? —preguntó casualmente.

Un gruñido se construyó en la garganta del castaño y su cuerpo reaccionó bruscamente, tratando de ir hacia adelante para atacarlo. Minho en cambio se rió de su intento y lo empujó al suelo con fuerza.

— ¿Defendiéndola? —cuestionó divertido—. Eso me agrada, me hace sentir seguro de que ella está en buenas manos mientras no la tengo en la mira —dijo, dándole al castaño una sonrisa de falsa amabilidad.

La confusión y el temor en esos ojos castaños fue la cosa más placentera que había visto ese día, sabía que pronto el dolor menguaría el brillo que existía en ellos y en ese momento deseaba ser un mosca pegada en la pared justo en el momento y lugar en el que Sehun presenciara la caída de su idiota niño.

— Oye, ¿por qué esa expresión? —inquirió maliciosamente—. Pareciera que no lo supieras ya.

— ¡Vete al diablo jodido psicópata! —rugió valientemente.

— ¡Dios, tú de verdad no lo sabes! —exclamó falsamente sorprendido—. Vaya, y yo que pensé que mi estúpido hermano menor te había ido con el chisme —rió—. Ya sabes, él siempre está retándome para protegerte de mí, ¿puedes creerlo? —bufó.

La boca de Luhan se abrió por completo, sus ojos miraban a Minho con angustia y confusión, su lucha incluso se había detenido y simplemente se mantenía ahí inmóvil y con el rostro tan blanco como una hoja de papel.

— Él estúpidamente prefiere proteger al imbécil que en lugar de elegirlo a él, elige a una zorra barata que no hace más que hablar mierda de él cada vez que viene a mi cama rogando que me la folle como una perra en celo.

Y ahí estaba, la venda cayendo al suelo y mostrándole al ingenuo idiota que su mundo no era más que una bella imagen construida a su alrededor para evitar que se enfrentara a la cruda realidad, esa donde le había dado la espalda a la única persona que lo había querido incondicionalmente.

— No es verdad —susurró débilmente, permitiéndole a Minho saborear su dolor—. ¡No es cierto! —gritó y se abalanzó sobre él, recibiendo un golpe que lo dejó apenas consiente.

— Si que eres una mierda —bufó—. La defiendes todavía ahora, veo que ella decía la verdad cuando alardeaba sobre lo fácil que podía manipularte.

Luhan apretó los puños, arañando el asfalto en el proceso y cortando sus dedos con ello. Sentía que una opresión en el pecho, tan grande que lo imposibilito para hablar. Sintió el golpe de lo que parecían hojas de papel contra su cuerpo y escuchó a risa de Minho como fondo.

— Tus pruebas —señaló las fotografías esparcidas por el suelo.

Hubo algo, Luhan no supo qué, pero algo pasó en su interior. Podía sentir una gigantesca cosa en su garganta y un sabor amargo como a bilis se impregnó en su boca mientras su mirada permanecía fija en las fotografías de su novia desnuda y bajo el cuerpo de Minho.

— ¿Sabes? —habló nuevamente él—, era realmente una puta para ser yo su primer hombre. Debiste haberla oído gritar como una cualquiera para que se lo hiciera duro.

Todos rieron y Luhan seguía inmóvil, con la mirada en las fotografías y aferrándose a no dejar caer ni una sola lágrima porque esa zorra no las merecía. Sin embargo, haberle dado a espalda a Sehun, dudar de su palabra y haberlo herido; el conocimiento de que había traicionado a la única persona que siempre había estado ahí, cuidándolo y apoyándolo, eso sí merecía que llorara hasta secarse.

— Oh, pero mírale el lado bueno, Luhan —lo animó—. Te ahorré el trabajo de averiguar cómo hacérselo, ahora que ella ya tiene experiencia puede que incluso te enseñe algunos trucos —. Más risas—. Además, no tengo problema alguno en seguir compartiéndola contigo como hasta ahora y puedo estar tranquilo —se encogió de hombros—, después de todo ella siempre me dijo que tu tacto le repugnaba y que nunca iba tener sexo contigo pero que iba a quedarse contigo el tiempo que yo le dijera. Ella nunca te quiso después de todo, sólo estaba a tu lado porque yo se lo pedí ya que para mí era divertido ver cómo te veía la cara de imbécil.

Minho vio al menor apartar las fotos, una risa brotó de sus labios y su diestra alcanzó el cabello de menor, empuñándolo para luego empujar su cara contra el asfalto con el único propósito de obligarlo a continuar mirando las fotografías.

— ¡Míralas! —ordenó—, ve por ti mismo lo idiota que fuiste al elegir a esa ramera que se abría de piernas al truene de mis dedos. Debiste verla cada vez que se la metía, parecía una poseída rogándome por más mientras que a ti lentamente dejaba de besarte. ¿Quieres escucharla, Luhan?

— ¡Suéltame! —gritó/suplicó el menor.

— ¡Por supuesto que quieres! —exclamó burlón—. Bullet, ya sabes que hacer —ordenó.

El chico rápidamente alcanzó el celular del pelinegro y en un dos por tres un grotesco audio se reproducía. Los agudos gemidos de Seohyun le provocaron ganas de vomitar y cerró fuertemente los ojos aún sabiendo que sería inútil y no dejaría de escucharlo.

— Grita mi nombre, preciosa. Demuéstrame que yo soy tu hombre y que tu noviecito no significa nada —gruñó la grave voz de pelinegro.

— ¡Minho! —gritó ella—. Tú… só-lo tú eres el único… Lu-Luhan es únicamente un… juguete para mí.

Lágrimas pugnaron por salir entonces, sentía el sabor de su sangre luego de haber mordido despiadadamente su labio para evitar que sonido alguno saliera y delatara lo mucho que ese monstruo estaba lastimando.

— ¡Basta! —ordenó alguien más—. Ya tuvimos suficiente de esta patética demostración, suéltalo ya.

— Oh, vamos Soo —respondió Minho—. Sé que la pequeña mierda está a nada de llorar —aseguró.

— Me importa un bledo, hay cosas más importantes que atender, así que suelta ya al imbécil y vámonos.  —Minho refunfuñó pero igual obedeció al chico del que Luhan no había tomado ni un vistazo.

— Fue divertido Luhan, nos veremos pronto —prometió.

La presión desapareció entonces y de todas formas Luhan se quedó justo donde estaba hasta que ya no fue capaz de escuchar los pasos ajenos. Se incorporó lentamente, su cuerpo era todo dolor pero era muchísimo más soportable que el dolor y la rabia que se expandían en su pecho. Sus manos apretaron las fotografías que continuaban en el suelo y sólo ayudaban a hacer todo más insoportable.

« 的男孩a292;那個婊奸詐 (Yúchǔn de nánhái, nàgè biǎo zi shì jiānzhà!)* »

*Niño tonto, esa perra es traicionera

Las palabras de Sehun volvieron crueles y claras, quiso desaparecer entonces. Él se lo había advertido, quiso decirle pero había estado tan ciego que lo había hecho a un lado cuando Sehun era el único que siempre trataba de protegerlo.

¡Qué imbécil había sido!

Probablemente esa realidad debería haberlo hecho llorar y más sin en cambio Luhan rió, todo era demasiado confuso y no sabía que sentir. La risa fue lo primero que surgió en ese momento y él lo tomó porque por el momento lo mantendría medio de pie.

***

— Quiero irme a casa —lloriqueó la única chica que ocupaba a mesa.

— Pero que dices Cherry, estamos en horas de escuela —señaló Kyung Min.

— No es verdad —se quejó la adorable jovencita—. Los profesores no están dando clases a nadie, sólo nos hicieron venir para darnos información que no sirve para nada y lo más importante… ¡los alumnos ni siquiera han terminado de legar todavía! —chilló indignada.

Sehun rió por eso, la mirada de Kyung Min se disparó hacía él con la intención de conseguir apoyo pero no podía hacer nada en esa ocasión—. Cherry tiene razón.

Kyung Min bufó por la respuesta, sus falsos ojos azul turquesa fueron hacía la entrada de la cafetería  y se puso de pie tan pronto vio a Luhan cruzar el umbral. Toda su ropa estaba sucia, la sombra de moretones comenzaba a aparecer en la blanca piel de su rostro cubierto por polvo, sangre y adornado por feos raspones; él traía un aura que sólo auguraba una tempestad.

Sehun frunció el ceño por la confusa actitud de su mejor amigo y llevó su vista al mismo punto, quedándose petrificado ante la vista.

— ¡Disfrutaste verme la cara! —vociferó el castaño tan pronto llegó a la mesa que Seohyun y sus amigas ocupaban, arrojándole las fotografías en el proceso.

— ¡¿Qué diablos te pasa?! ¡¿Por qué has hecho eso?! —exigió saber la pelinegra.

— ¡Porque es lo que se merece una perra como tú! ¡¿Valió la pena Seohyun, realmente valió la pena jugar conmigo solo para ganarte el privilegio de caer tan bajo y ser la puta de Oh Minho?!

El rostro de ella se volvió blanco y su angustiada mirada fue en dirección a las obscenas fotografías en el suelo, fotografías que todo mundo podía ver claramente.

— No espera, ¡pero que pregunta tan estúpida te he hecho! Ahórrate la molestia de contestarme porque por el audio que tuve el privilegió de oír, es claro que la respuesta es sí —dejó ir una risa carente de humor—. ¡Tú eres tan zorra que hubieras hecho lo que fuera por el pene de ese tipo!

— ¡Cállate! —gritó furiosa y humillada, estrellando su mano abierta contra la mejilla del castaño.

— ¿Ahora te da vergüenza? ¿Dónde estaba tu pudor cuando te abrías de piernas para ese cerdo?

— ¡Tú…!

— ¡No te atrevas a tocarme una vez más con tus sucias manos! —ladró empujando lejos la mano de la pelinegra—. Fui un imbécil por elegir a una basura como tú por encima de las personas que siempre estuvieron  a mi lado y sé que me merezco todo esto y hasta mucho más por dejar que tú me manipularas, por no abrir los ojos y alejarme de ti. No sabes cuánto te odio por esto que me has hecho pero más me odio a mi mismo por permitir todo esto, por dejar que alguien como tú entrara a mi vida —masculló entre dientes.

— ¿Y? ¿Crees que me importa si me odias? —espetó ella—. Vaya que eres estúpido —se burló—, y pensándolo bien me has hecho un gran favor al descubrir la verdad, así ya no tendré que soportarte más, porque obviamente nunca iba a preferirte a ti por sobre Minho —soltó mordaz.

Aquella declaración tenía a Sehun listo para ir tras la maldita perra pero algo lo detuvo y al girar hacia atrás se encontró con la triste mirada de Cherry, quien negó levemente a manera de recordatorio que no debían intervenir y dejar solo a Luhan. Asintió apenas y apretó los puños antes de volver a sentarse y únicamente observarlo todo.

— ¿Pensaste de verdad que una chica como yo iba a enamorarse de alguien como tú? —escupió con desdén—. ¡Por supuesto que no! Las mujeres como yo buscamos un hombre de verdad y no un jodido maricon de closet como tú. ¡¿Por qué lo saben no?! —Le habló a la expectante audiencia­—. ¡Luhan es gay, Minho me lo dijo y tiene pruebas de ello! —afirmó.

Exclamaciones y cuchicheos estallaron a su alrededor, Luhan miró a todos lados en busca de algún tipo de escapatoria pero no a había, estaba solamente rodeado de miradas de asco y desprecio.

— ¡Eso es mentira! —exclamó angustiado.

— ¿Seguro? ¿Estás dispuesto a arriesgarte si yo le pido a Minho que me envié las pruebas ahora mismo? — cuestionó triunfal.

Las pruebas serían obviamente todas falsas y Luhan lo sabía bien pero nadie iba a creerle a él, no cuando la mayoría lo señalaba como gay únicamente por la maldita apariencia que sus rasgos le daban. Un “ya decía yo que la cara de niña era por algo”, se dejó oír entre la multitud y Luhan sintió su alma abandonando su cuerpo.

— Que estúpido has sido —escuchó decir a Seohyun—, viniendo aquí con la intención de evidenciarme y hacerme quedar mal —rió—, pero mira ahora quién es el humillado —señaló.

Un líquido espeso y con olor a chocolate se derramó sobre su cabeza de la mano de Seohyun, las risas explotaron luego de que la malteada de chocolate lo cubriera y las lágrimas estaban desesperadas por salir.

— ¿Es enserio? —espetó Kyung Min, mirando con reproche a Cherry y Sehun que no hacían absolutamente por intervenir.

Ellos no se movieron aún así.

— Váyanse al carajo —soltó el pelirrojo y abandonó la mesa.

Sus piernas se apresuraron hacia donde Seohyun y Luhan se hallaban, tomando en el camino un cubo de agua que el intendente había dejado luego de hacer limpieza en el lugar. El enojo le nublaba el juicio y lo hacía olvidar que la maldita cosa estaba pesada para cuando la alzó y arrojó todo su contenido sobre la maldita bruja.

— ¡¿Cuál es tu jodido problema?! —chillo la histérica y mojada chica.

— ¡Aléjate de él, puta de mierda! —rugió furioso.

— ¡Esté no es tu problema, lárgate!

— ¡Vete al infierno, zorra! ¡Yo simplemente no voy a quedarme ahí sentado mirando como humillas a Lu!

— Vaya, que patético que tu… amiguito tenga que venir a defenderte —se burló.

— Claro, es lo que los chicos como Lu se merecen, ellos valen que sus amigos den la cara por ellos. Sin embargo… —sonrió mordaz—, no puedo asegurarte que los demás vayan a hacer lo mismo por una perra traicionaran como todos ya sabemos que eres, incluso el imbécil de Minho seguro se busca otra antes de arriesgarse por ti que no vales nada.

La chica enrojeció por el enojo debido a las palabras del pelirrojo y las risas a su alrededor. Kyung Min sonreía triunfal ante eso y rápidamente se giró hacia Luhan.

El castaño mantenía la mirada en el suelo y salió corriendo de ahí en cuanto sintió la mano del pelirrojo sobre su hombro.

— ¡Luhan! —escuchó llamar a Kyung Min.

El chico había dado la cara por él y sabía que tenía que agradecérselo pero en ese momento lo último que quería era permanecer en ese lugar bajó las miradas burlonas de todos los demás y mucho menos quería recibir un te lo dije de parte de Sehun.

La mirada molesta de Kyung Min se clavó sobre las dos personas que seguían en la mesa y sintió ganas de gritarles hasta quedarse sin voz y sí, él sabía e incluso estaba de acuerdo con eso de dejarlo aprender la lección por sí solo, sin embargo, el dejar que lo humillaran públicamente de esa forma tan cruel era algo totalmente injusto desde su punto de vista.

— Min… —habló Sehun.

— No —interrumpió bruscamente—, en este momento no me digas nada porque de lo contrario voy a patearte el trasero —advirtió y salió de ahí hecho una furia.

— ¿Hicimos lo correcto, Sehun? —preguntó Cherry con un hilo de voz.

— Yo… espero que sí —murmuró indeciso.

***

Once de la mañana en punto y ella no podía creer cuan ruidosos podían ser su esposo y su hija, ambos discutiendo por el patinaje artístico; el patinador favorito de YanYan estaba participando después de todo y su esposo no había perdido la oportunidad de molestar a su adorable hija que se había quedado en casa debido a un resfriado.

Él siempre era así y ella siempre solía recordar a Zhao cuando su marido se comportaba de esa manera, de alguien había tenido que sacarlo después de todo. Su atención volvió una vez más a la mezcla que tenía en el tazón en sus manos, comprobando que tuviera la consistencia adecuada.

Oyó la puerta e inmediatamente supo que se trataba de su pequeño Luhan, sonrió sin levantar la mirada de su mezcla y pensó en decirle que la ayudará puesto que YanYan y su marido estaban haciendo otra cosa.

— Bienvenido, cariño —saludó cariñosamente—. ¿Por qué no ayudas a…?

— Mami —musitó débilmente.

Su corazón se hundió tras aquel débil susurró, su mirada alarmada se disparó a su pequeño bebé y algo fue arrancado de su pecho al verlo ahí de pie, con la ropa y cabello cubiertos de algo con aroma a chocolate, la sombra de lo que pronto serían oscuros y feos moretones pero sobre todo, con sus ojitos inundados por las lágrimas.

Porque Luhan no lloraba nunca frente a ella, nunca la llamaba mami a menos que realmente fuera malo lo que le pasara, su Luhan se había vuelto fuerte y parecía no necesitarla mucho ya, más sin embargo estaba ahí, tan vulnerable y frágil como cuando Sehun lo había abandonado.

El tazón de sus manos cayó al suelo tan pronto sus manos se apuraron a envolver a su hijo, los sollozos rompieron la paz entonces y ella quiso gritar mil maldiciones al ver a así a uno de sus cachorros, haría pagar a quien lo había herido sin importar quien fuera el enemigo.

— ¡Wen Yi! —gritó el nombre de su esposo.

YanYan y su padre se precipitaron por la puerta y ella solamente pudo quedarse mirando como su padre iba hasta donde su madre y hermano estaban, abrazándolos protectoramente a ambos. Los sollozos de su hermano menor le taladraban los oídos y sintió que ella misma podría llorar, no sabía bien como actuar pero su cerebro no dejaba de decir que buscara al culpable de todo aquello.

Salió de su hogar sin un plan y la rabia que apenas la dejaba respirar. Una familiar figura fue lo que vio a lo lejos y la frustración la movió hasta ella, sus temblorosas manos lo empujaron tan pronto lo tuvo lo suficientemente cerca y él no se defendió, dejando que siguiera golpeando su pecho después.

— ¡¿Qué le han hecho?! —exigió saber.

— Ella le mostro su verdadera cara —respondió con un susurró el rubio.

— ¡Esto es tu culpa! —acusó—. ¡Sabías que ella haría esto y no hiciste absolutamente nada cuando te lo advertí! ¡Debiste protegerlo!

— No era mi obligación —soltó con un gélido tono de voz.

Las manos de Sehun sujetaron entonces sus manos y la empujaron levemente, su mirada fría se posó sobre ella haciéndola encogerse y sentirse todavía peor de lo que ya lo hacía.

— Yo traté de advertirle y él la escogió a ella, esto pasó por su decisión y por nadie más. Yo ya no tengo ninguna obligación con él luego de que creyera en sus mentiras y me diera la espalda —le recordó.

Las manos de la pelinegra se apretaron mientras Sehun lentamente la liberaba, él tenía razón después de todo, pero todavía así no dejaba de molestarle el hecho de que nadie hubiese hecho nada por su hermano menor.

— Perdóname —susurró apenas—, sé que no tienes la culpa de nada pero…

Ella nunca lloraba, era como una regla dorada que jamás, desde sus trece años, había roto con nadie, ni siquiera con su madre. Porque llorar era para débiles que no sabían cómo afrontar los retos que la vida ponía y ella no era débil de ninguna forma. Ella era una guerrera que, a sus diecisiete años, sabían bien cuáles eran sus metas y tenía diversos planes para conseguirlas todas.

Sin embargo, ahí estaba en esos momentos, con las lágrimas acumuladas en las esquinas de sus ojos porque la habían atacado donde más le dolía; su familia y ella podía ser tan fuerte como pudiera ser posible pero su familia era su punto más vulnerable y ver a Luhan así, tan devastado y herido, la tenía a ella de igual forma.

— Es mi hermanito menor y… ¡tú no lo viste llegar a casa y derrumbarse en los brazos de mamá! —exclamó, odiando el hecho de que su voz se quebrará.

El dolor y el enojo que esas palabras le provocaron a Sehun eran inevitables y nada trataría de hacer por ello en esos momentos pero lo que si podía hacer era permanecer ahí con una expresión estoica y fría que no demostrará lo que quería hacerle a Seohyun en ese momento.

— Lo siento.

— Su nombre —exigió.

— ¿Para qué quieres saberlo? —inquirió seriamente.

— Para tener a alguien a quien odiar sin remordimientos, necesito tener alguien a quien culpar de todo esto para así no parecer tan afectada frente a Hannie, él me necesita fuerte y para ello necesito a alguien para concentrar todas estas malas emociones —explicó frustrada.

— Seohyun —respondió con un murmullo.

— Gracias —musitó.

— Él… ¿ya les dijo cómo es que se enteró de todo? —inquirió.

— ¿Tú lo sabías? —interrogó sorprendida.

— Sí, fue ese el porqué de mi pelea con él.

— Ya veo —susurró antes de quedarse callada durante largos instantes—, pero no, él no ha dicho absolutamente nada del tema.

— Comprendo —asintió.

— Bueno, yo… creo que es hora de volver a casa y enfrentar el problema, soy la mayor y él va a necesitarme, así que…. —se encogió de hombros—. Gracias por soportar mi inmadura explosión y de nuevo te pido una disculpa por lanzar sobre ti culpas que no te pertenecen.

— Está bien, noona —aseguró—. Yo entiendo que ahora mismo no te encuentras en las mejores condiciones. —Ella asintió y luego de una breve reverencia, se marchó.

Sehun la observó hasta que desapareció tras el umbral que daba acceso a su hogar. El deseo de seguirla trataba de comérselo vivo y tenía que seguir repitiéndose a sí mismo que su decisión no estaba errada y luchaba como podía contra el recuerdo de la imagen herida, asustada y devastada de Luhan.

Su necesidad de protegerlo no había menguado ni un poco y estaba volviéndolo loco, necesitaba saber cómo Luhan lo había descubierto todo y así poder tener alguien contra quien descargar todos esos frustrantes sentimientos.

El tono de llamada de su celular fue el que le recordó que continuaba de pie frente a la puerta de su casa, respondió luego del tercer tono y ver que se trataba de Lay.

— ¿Qué hay? —dijo tan pronto contestó la llamada.

— Ven al estudio, Bobby está aquí —indicó y sin mediar más palabras, cortó la llamada.

Los pasos de Sehun cambiaron su rumbo y antes de darse cuenta ya estaba al interior del hogar de su amigo. Chanyeol se encontraba ahí también y por la expresión nerviosa de Bobby, además de las caras serías de sus dos mejores amigos, supo que nada de eso le iba a gustar para nada.

— Habla —le ordenó a Bobby.

— Fue Minho, él le dijo todo al niño chino —confesó afligido—. Yo no estuve presente porque Minho desconfía de mí desde que soy tu amigo pero Kyungsoo me contó todo —explicó.

Sehun sintió la rabia comenzar a crece en su interior y pese a ello no se movió un centímetro para así poder escucharlo todo.

— Amigo, él me dijo que fueron despiadados —se pasó las manos por el cabello de forma nerviosa—. Dijo que primero lo golpearon, Minho lo humilló tanto como pudo y luego le arrojó las fotos a la cara además de hacerlo escuchar un audio de él y ella teniendo sexo —murmuró.

El enojo brotó en forma de un gruñido de los labios del rubio, se dio la media vuelta más que preparado para abandonar la habitación e ir tras Minho pero la voz de Lay lo frenó por completo.

— Ni se te ocurra cruzar esa puerta o iré tras de ti y te traeré de vuelta arrastrando —advirtió.

— ¡No puedo dejarlo así! —rugió encolerizado.

— Tres cosas, Sehun —habló, mostrando tres dedos al mismo tiempo—. Número uno; si vas tras Minho lo más probable es que luego él vaya tras Luhan, número dos; sabrá que Luhan te sigue importando y se ensañara más con él y, número tres; tú ya no puedes meterte puesto que dijiste que cortarías lazos con él —señaló seriamente.

Los dientes del rubio rechinaron y odió a Lay por tener razón con todo. Sin embrago, la idea de solamente quedarse y observar todo desde lejos lo ponía enfermo, porque una cosa era dejar que Luhan se defendiera sólo de insignificantes personas cómo lo era Seohyun pero Minho era un asunto totalmente diferente, él podría hacerle una monstruosidad a Luhan y salir impune.

— ¡¿Entonces tan sólo debo dejar que se salga con la suya?! —espetó.

— Lamentablemente, sí —respondió serenamente—. No puedes dejar que Minho se dé cuenta que sigue siendo tu debilidad —señaló.

— Lay tiene razón, el imbécil de tu hermano debe pensar que esto no te importa en absoluto y entonces sabrá que Luhan ya no puede ser la herramienta que use para llegar a ti, de esa forma lo dejara en paz —explicó seriamente Chanyeol, quien hablaba por primera vez.

El plan tenía sentido y era bueno pero no le gustaba nada, aunque tampoco era como si tuviera opción alguna de todas formas. Su mirada viajó entonces hacia un afligido Bobby, tenía la palabra culpa escrita por todo el rostro y Sehun no entendía porque de ello si él nada había tenido que ver con aquello.

— Tal vez no puedas ir tras Minho pero sin dudad puedes ir tras la perra de Seohyun —habló Bobby—. Sé que no querrás que Minho se entere de que has sido tú, así que tan sólo dame la orden y yo me haré cargo de todo y le diré a Minho alguna mentira —ofreció.

La propuesta sonó demasiado tentadora para sus oídos, sabía que Bobby haría que la maldita bruja deseara no seguir viviendo, podría cobrarse así la humillación y dolor que le había provocado a Luhan. Sin embargo…

Él no era el bastardo de Minho y mucho menos un cobarde como lo era su padre, no podría vivir con el conocimiento de lo que ordenara a Bobby hacer, así que dejaría que el karma se encargara por sí solo.

— Déjalo así Bobby, ella no vale la pena —respondió luego de largos segundos.

— Bien dicho —felicito Lay—. Por ahora ve a trabajar, voy a ver que puedo hacer pero te prometo que de una u otra forma, tendrás tu venganza por esto —afirmó con firmeza.

Sehun asintió y, tras una rápida despedida, se marchó dejando a los otros tres solos. Llegó al minisúper de mal humor y tan pronto como su compañero lo vio, huyó hacia la bodega con la excusa de hacer inventario y no volvió a verlo el resto de la tarde.

No pudo dejar de pensar en Luhan y todo el dolor que había visto en sus bonitos ojos todo lo que resto de la tarde, sentía sentimientos demasiado confusos peleando en su interior. Por un lado estaba algo satisfecho por la situación, ya que de alguna u otra forma Luhan solo había buscado todo aquello pero, por otro lado, estaba ese sentimiento de enojo y frustración al no haber hecho absolutamente nada y permitido que Luhan fuera tratado y herido de esa forma.

Todo era tan confuso y contradictorio aun cuando la culpa e impotencia iban ganando, imaginarlo llorando lo preocupaba tanto como lo ponía celoso porque en efecto, él ya sabía que se estaba volviendo loco. Es decir, ¿qué persona sana siente celos de que las lágrimas de su ser amado sean por otra persona y no por él?

Estaba desquiciado pero ese conocimiento no era nuevo, siempre había estado así. Siempre había querido todo de Luhan; quería sus sonrisas, sus lágrimas, sus risas, su ternura, su cariño, su atención, su dulzura, su explosivo temperamento, su cuerpo, su atención, su amistad, su amor e incluso deseaba acaparar hasta su odio si Luhan llegaba a sentirlo realmente alguna vez.

Lo quería por completo, con cada virtud y pequeña imperfección que lo caracterizaban. Él podría tomarlo todo, bueno o malo, y amarlo de igual forma, lo había hecho siempre a final de cuentas.

Fue entonces que las palabras que YanYan y Kyung Min le habían dicho tiempo atrás, regresaron a su memoria. Podía actuar entonces y hacer a Luhan suyo, protegerlo de todos y todo para que eso no volviera repetirse nunca más, podía asegurarse que Luhan fuera tan feliz como fuese humanamente posible, tanto que todos los demás tendrían envidia de su felicidad.

Sin embrago dicho pensamiento fue cortado de tajo por su orgullo, que le recordaba como Luhan le había dado la espalda y la había preferido a ella, haciéndolo entrar en razón y refirmándole su decisión de dejar que lo hiciera solo y haciéndolo aferrarse a su convicción.

Se sintió estúpido por ser débil.

— ¿Sehun? —llamó la voz de un hombre mayor.

El rubio parpadeó un par de veces antes de darse cuenta de que su jefe estaba parado frente a él, mirándolo con algo de extrañeza y preocupación.  Le regaló una falsa sonrisa y negó levemente con la cabeza para hacerle saber que estaba bien.

— Lo siento señor Choi, estaba pensado en otras cosas —explicó.

— No te preocupes muchacho, solamente quería decirte que hoy cerraremos un poco más temprano y también venía a darte tu paga —sonrió.

¡Por fin una buena noticia!, celebró para sus adentros. Ese sobre significaba que tenía ya todo el dinero para pagar su matrícula en la escuela, ya después se encargaría de obtener una beca para pagar el resto. Salió del local mucho más tranquilo de lo que había llegado, llegó apurado a su casa y le dijo un rápido hola su mascota antes de ir hasta el pequeño estante donde tenía su escondite con todo lo que había ahorrado.

Se sentía emocionado y orgulloso de haber conseguido todo aquello por sí mismo, era como si las cosas estuvieran saliéndole bien por fin. Su corazón estaba latiendo muy rápido en ese momento, hasta que quito por completo la cubierta del libro.

El corazón se le detuvo y sintió que se mareaba, sus manos comenzaron a sudar y creía que podría caerse en cualquier instante mientras seguía mirado la nota que remplazaba el dinero que representaba todo sus esfuerzos y trabajo duro.

­|Gracias por el dinero, hermanito ;)|

En ese momento tan sólo quería que ese fuese un sueño y despertar, pero aquello no era una pesadilla u horrible alucinación, eso era real, tan real como el saber que su vida estaba destinada a ser una mierda hasta su último respiro.

Notas finales:

Ojala que el cap les gustara, me despido por ahora.

Hasta la proxima :3


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