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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Feliz Navidad a todo mundo!!!

 

Y bien, puede que sea algo tarde ya, se supone que esto iba a hacerlo a media noche pero mi familia no me dejó y he estado secuestrada desde entonces jajaja

 

Espero de todo corazón que la hayan pasado muy bien en compañía de todos sus seres queridos, ojala se hayan divertido mucho también. Este es mi regalo por este día, espero les guste y disculpen lo desaparecida que he estado, tengo muchas responsabilidades y no es bonito TT.TT

 

Espero que lo disfruten, les envió mil besos y un abrazo gigante <3

— ¡Minho!

El rugido derrumbó la armonía e hizo a Minho elevar la mirada en dirección a la entrada. Sehun parecía el mismísimo demonio en ese momento y realmente tenía curiosidad de saber de cuál de sus dos problemas se había enterado primero.

Él apostaba a que habían sido ambos, es decir, ese nivel de enojo no podía ser sólo por dinero, había algo más y una vez más deseo haber podido ver a su idiota hermano menor presenciar como el niño chino se derrumbaba frente a sus ojos. Sin embargo, tendría que conformarse sólo con lo que veía por el momento.

— ¡Sí el general llega a tocarme un solo cabello yo haré que ustedes experimenten el doble de ello! —elevó la voz, evidentemente divertido.

Sehun avanzó hasta él con la velocidad y letalidad de un animal salvaje, su miraba delataba la sed de venganza que tenía y sentía que podría saltar y aplaudir por la diversión que le provocaba ver a su hermano tratar de alcanzarlo, sorteando uno por uno a sus inútiles subordinados.

Miró de reojo a Kyungsoo que mantenía la boca abierta y la mirada sorprendida fija en Sehun, se preguntó por un instante que era lo que su amigo haría una vez que Sehun pasará todos los obstáculos y su repuesta no pudo complacerlo más. Kyungsoo una vez más demostraba su lealtad al igual que Bobby, ambos colocándose frente a él impidiéndole el paso a Sehun.

— ¡Retrocedan! —ordenó firmemente Sehun.

— No —respondió sin vacilación Kyungsoo.

— No permitiremos que toques al jefe sin tener una buena explicación por lo menos —agregó Bobby.

— ¡El hijo de puta me robó! —ladró rabioso.

Los ojos de Kyungsoo se dispararon a Minho, su mirada reflejaba tanto o más enojo que el propio Sehun y Minho decidió que ya era momento de mostrarle al chico cuál era su lugar por muy amigos que fueran.

— No me mires así, Soosie —dijo con voz melosa—. ¿Qué acaso no fue esto lo que me pediste hacer? —inquirió maliciosamente.

Los ojos del menor se ampliaron por la sorpresa, se giró rápidamente en dirección a Sehun que lo observaba con la misma incredulidad y justo entonces sintió su pecho apretarse al ser incapaz de hacer que algo saliera de su boca para explicarle la situación a Sehun, aún cuando ni él mismo la entendía.

— Dijiste que hiciera lo que fuera para retener a Sehun a nuestro lado y que mejor forma que ser la única manera de que tenga el dinero para su escuela de estirados —soltó tranquilamente.

— No, Sehun yo nunca…

— Oh, vamos —resopló Minho—, ten al menos la valentía para admitir tus palabras, tú eres mejor que esto Soo.

— Kyungsoo —murmuró Bobby—, tan sólo admítelo y ya —sugirió. Él había estado presente durante aquella conversación que había tenido con Minho y aunque no había escuchado sugerir nada de eso, sospechaba de él de igual forma.

Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, su mirada fija en la de Sehun que aún trataba de procesar toda la nueva información y, finalmente, ver cómo la ira se apoderaba de él, enviándole una mirada llena de rencor y desprecio.

— Sehun, por favor...

— ¡Cállate! —gritó el rubio—. ¡Debí saber que esto pasaría! —vociferó.

— ¡No, yo no pedí nada de esto! ¡Déjame explicarlo! —pidió angustiado.

— ¡No hay nada que explicar! —escupió rabioso—. ¡No eres más que la misma mierda que la alimaña rastrera que tienes por mejor amigo!

El corazón del pelirrojo se hundió tras las venenosas palabras, retrocedió casi por acto reflejo hasta chocar con el sólido pecho de su mejor amigo, sintiendo rápidamente su brazo rodeando sus hombros.

 — Cuida la forma en la que le hablas —advirtió.

Sehun intentó avanzar de nueva cuenta y una vez más Bobby no lo dejó pasar, iba reclamar por ello pero al ver la expresión de su amigo supo que él lucia tan enojado como él mismo se encontraba. Sin embargo, era inteligente y sabía que llevaban las de perder al estar rodeados y a sabiendas que Sehun no podía ganarle a Minho.

— Vamos —habló Bobby.

Gruñó de mala gana y comenzó a caminar hacia la salida, seguido de su amigo, con el único pensamiento de lo jodido que estaba, no sabía qué hacer. Le había llevado medio año reunir todo el dinero para la matricula de la escuela y ahora solamente contaba con poco más de un mes para volver a conseguirlo.

Estaba perdido.

— Tranquilo hermanito, pronto tendremos un gran trabajo que te sacará de tu problema —dijo Minho, con burla.

Sehun apretó puños y dientes, sentía los ojos cristalizados pero llorar ahí sería su peor error, eso tan sólo le diría a Minho que había ganado y no podía dejar que fuera así aun cuando no tenía idea de que era lo que iba a hacer a partir de ese momento.

— Sehun —llamó Bobby tan pronto salieron de ese mugroso almacén.

Él fingió no escucharlo y aceleró el paso. En ese momento lo único que quería era estar solo, tenía que pensar y también necesitaba sacar toda la rabia, frustración y de más porquería que cargaba consigo.

El pelinegro se vio obligado a emprender una pequeña carrera para poder darle alcance y en cuanto eso pasó, Sehun simplemente se dejó caer sobre la banca de duro cemento frente al kiosco del parque.

En ese momento no podía sentirse nada menos que miserable e impotente al no poder retener algo por lo que había luchado tanto, recordaba incluso haberse llevado a límites sobre humanos para poder conseguir su meta y ahora esta estaba yéndose entre sus dedos como agua. El escenario no podía ser más oscuro e incierto para él.

— Sehun —llamó nuevamente Bobby—, vamos amigo, no te puedes dar por vencido.

— ¿Y qué se supone que haga? —murmuró derrotado.

— Encontrar una solución, ¡tú siempre lo haces! —alzó la voz debido a la ansiedad que aquello le hacía sentir.

Sehun en esa ocasión tan sólo negó con un ligero movimiento de cabeza y Bobby comenzó a sentirse desesperado porque no importaba cuanto lo intentaba, no podía a encontrar una solución que darle a Sehun.

— Vamos —habló, tomando a Sehun por el brazo para hacerlo ponerse en pie—, no voy a permitir que esto termine de esta forma, te esforzaste mucho por esto y lo vas a tener —afirmó.

— ¿Y cómo se supone que lo haga? —inquirió molesto.

— No tengo ni puta idea —dijo con honestidad —. Tú sabes que a mí no sé me da esto de pensar y tener planes, pero a Lay hyung sí —aseguró, comenzando a arrastrar a su amigo en dirección al estudio del chino.

No les sorprendió encontrar a Kyung Min y a Chanyeol también ahí. Los brazos de Kyung Min lo envolvieron firmemente tan pronto le dijeron todo, la expresión de Chanyeol era una combinación de enojo y lástima, mientras que Lay se encontraba inmutable.

— Jodido bastardo —gruñó Chanyeol.

— No te preocupes Hunnie, vamos a pensar en que hacer —prometió Min.

— ¿Cuál es la cantidad que necesita para poder pagar la matrícula? —preguntó Bobby.

Tras esa pregunta Sehun tuvo el presentimiento de que iba aborrecer la siguiente conversación y de igual forma permaneció en silencio.

— Son ₩525500* —respondió Chanyeol.

— No jodas, ¿por qué tanto por una simple inscripción? —interrogó Bobby totalmente en desacuerdo con la cantidad.

— Es porque se trata de la mejor escuela de la ciudad y está también entre una de las mejores del país, además, también es privada —explicó Kyung Min.

— ¿Qué haremos entonces? —preguntó un preocupado Bobby.

— Yo podría tener todo el dinero pero necesitó tener una muy buena explicación para que mis padres me den esa cantidad —explicó Chanyeol.

— Pues... tal vez si yo hablo con mamá pueda tener la mitad o la tercera parte y así ya no sería tanto para ti—comentó Kyung Min.

— Buena idea, incluso yo, que aunque no sea mucho, tengo algunos ahorros y seguro de algo sirven —ofreció Bobby

— Genial, de esa forma me será más fácil inventar una excusa y obtener el dinero —aseguró.

El rubio se sintió horrorizado tan pronto escuchó todo eso, se preguntaba cómo era que había pasado de trabajar duro para conseguir su meta a estar ahí listo para recibir la caridad de sus amigos. Sintió náuseas de sólo imaginarlo.

— Chicos —llamó Lay, logrando que todos se girarán hacia él—, su plan es muy bueno y todo pero… no creen que necesitan pedirle a Sehun su opinión —sugirió.

Todas las miradas estaban sobre él, nuevamente sintió el ardor de las lágrimas de frustración pero una vez más, como siempre que quería tirar la toalla, se recordó a sí mismo que podía salir adelante, aún quería que Luhan se enorgulleciera de la persona que podía llegar a ser e iba a recuperarse justo como lo había hecho tantas veces antes.

— Nadie les está pidiendo su caridad —habló finalmente.

— No es caridad, nosotros solamente…

—Puedo hacerlo, reuniré otra vez el dinero y de ustedes sólo necesito su apoyo incondicional, ni más ni menos.

Kyung Min pareció entenderlo entonces y asintió, sabía perfectamente lo orgulloso que Sehun era y por ello no se iba asentar ahí simplemente a aceptar el dinero de nadie sino se lo había ganado primero.

— Pero… —Bobby trató de protestar.

— Les agradezco mucho su preocupación pero no puedo aceptar lo que quieren hacer, no quiero dinero fácil, no por nada he rechazado a Minho miles de veces. Además, el dinero de la matrícula es lo de menos, lo que Minho robó no solo fue eso sino también el dinero con el que iba a costearme todo el primer semestre antes de poder presentar la solicitud para una beca —explicó.

— Oh, amigo —murmuró Chanyeol—, debes estar bromeando.

— No lo hago, sin embargo por ahora la prioridad será el dinero para la matricula, lo demás lo resolveré más adelante —afirmó.

— ¿Cuál es el plan? —preguntó un sonriente Lay. Él ya sabía que Sehun no iba dejarse vencer.

— Tengo un par de ideas que me darán dinero fácil y por el cual al menos habré trabajado de alguna forma. Sin embargo, lo que más quiero ahora es cobrarle a Minho esto y lo que le hizo a Luhan —masculló entre dientes.

— Y lo harás, ahora tienes una excusa y voy a conseguir que puedas hacerlo, dame tiempo —pidió Lay.

— De acuerdo, no tengo prisa alguna y también me gustaría tomarlo por sorpresa. —Lay asintió comprensivo, tan sólo debía hacer un par de llamadas.

— Hablando de Luhan —murmuró Kyung Min.

Sehun llevó su mirada al pelirrojo, sintiendo una punzada en el corazón al ver su triste expresión. Recordaba perfectamente lo que esa misma tarde le había sucedido a Luhan, incluso recordaba haber tenido una fuerte pelea con Kyung Min por ello, pero su amigo nunca podía enojarse con él mucho tiempo y tal vez por eso estaba ahí en primer lugar.

— ¿Lo viste? —interrogó preocupado.

— No, pero su hermano me dijo que estaba devastado y su madre no encontraba modo para consolarlo —explicó—. Incluso él se veía muy triste.

— ¿Tanto le dolió esa zorra? —gruñó, ganándose una mirada fulminante de su amigo.

— ¿Y qué carajos esperabas? —espetó—. ¿Qué sólo se sintiera mal por un par de segundos?

Sehun bufó.

— Él la quería, maldito estúpido —señaló molesto—, y ella no sólo traicionó su confianza sino que le escupió a la cara que solamente lo uso y sumado a eso lo humilló frente a miles de imbéciles sin cerebro que se burlaron y lo señalaron a él como si no importará que ella fuera una puta y no sé tú, pero a cualquier persona normal un golpe así no se supera en cinco minutos.

Todo eso Sehun lo entendía pero seguía causándole rabia saber que Luhan estaba sufriendo por alguien que no valía nada, terminaba entrando en una lucha interna donde señalaba que Luhan se lo había ganado a pulso y otra donde no dejaba de reprocharse el no haber hecho algo cuando todo sucedió.

— Oh, hombre, la tipa es una perra —dijo Chanyeol.

— Eso lo sabemos —bufó Kyung Min—. Es por eso que necesito hablar con Luhan pero es obvio que hoy será imposible, trataré de acercarme mañana cuando vaya a la escuela —informó algo irritado.

— Dime si llega a pesar algo, cualquier cosa —pidió el rubio.

Kyung Min asintió levemente, la mirada de Sehun fue entonces hasta Lay y rápidamente su amigo suspiró ante el conocimiento de que Sehun quería que todos se marcharan.

— Ya es muy tarde chicos, es hora de irse —dijo sonriente el chino.

— Tienes razón, hoy no sido fácil y necesito descansar —habló Bobby, poniéndose de pie luego de haber estado ocupando uno de los sofás por un largo rato—. ¿Alguien va hacia el oeste, podríamos ir juntos?

— Kyung Min sí —respondió Chanyeol, sonriente.

— ¡¿Por qué demonios respondes por mí?! —chilló antes de darle un golpe en el brazo al más alto—. ¡Tú me trajiste hasta aquí y serás quién me lleve de vuelta a casa, Park! —sentenció.

Chanyeol se rió con fuerza, Sehun tenía una pequeña sonrisa en sus labios al verlo discutir infantilmente hasta que finalmente sintió lástima del pelirrojo y decidió intervenir.

— Más te vale que Kyung Min llegue sano y salvo a su casa, Chanyeol —advirtió con voz divertida.

— A sus órdenes mi capitán —respondió juguetón—. Ya escuchaste, te llevó a tu casa —le dijo a Kyung Min al estar de frente a él.

El pequeño pelirrojo lo miró con los ojos entrecerrados antes de dejar ir grito para nada masculino luego de ser levantado y puesto sobre el hombro de Chanyeol.

— ¡Bájame ahora, pedazo de animal! —chilló histérico, obtenido la risa se todos.

— Lo siento, pero le hice el juramento a Sehun de que te llevaría a salvo, así que te aguantas —respondió entre risas.

— ¡Park Chanyeol!

— Yo les abro la puerta —ofreció un muy divertido Bobby y tras eso los tres chicos se marcharon entre miles de maldiciones de parte de Kyung Min y un montón de carcajadas de los otros dos.

Sehun llevó su atención entonces a su mejor amigo, el chino lo estaba mirando interrogante y él suspiró fuertemente antes de por fin abrir la boca.

— Necesito que me hagas un favor.

Lay lo observó atentamente antes de finalmente asentir y dar la media vuelta, su comunicación con él había llegado a algo casi telepático con él para del tiempo y ahora el chino podía saber que era lo que él quería sin pronunciar palabra.

— Sígueme —fue su orden, simple y clara.

Sehun no dudó en obedecer y seguirlo, aquello llevaría tiempo y aunque no le había informado nada a Lay aún, planeaba quedarse a pasar la noche.

Al final, y como lo había predicho, aquello tomó varias horas pero valió la pena cada segundo, estaba satisfecho con el resultado y aunque Lay no comprendía del todo, igual no estaba quejándose ni preguntando nada. De lo único que se quejó fue de ser echado de su habitación para que el menor la ocupara mientras él tenía que arreglárselas y ajustarse al pequeño sofá de su sala de estar.

También fue agradable que hubiera alguien que le preparara el desayuno para variar. Se despidió temprano y se marchó directo a la escuela, únicamente para sentir su estómago ponerse de cabeza al recordar que iba a ver a Luhan y si era honesto consigo mismo…

No estaba listo en lo absoluto.

No tenía idea a de cómo podría manejar el ver la tristeza en el rostro de Luhan, tampoco estaba muy seguro de poder controlarse si es que algún imbécil decía algo en contra de su dulce Bǎobèi Lù por toda la mierda que Seohyun había dicho de él. Sin embargo…

Luhan nunca llegó ese día.

Tampoco llegó al día siguiente y mucho menos después de ese. La preocupación lo estaba desesperando, la graduación sería en pocos días y Luhan estaba desaparecido de su radar.

— Hannie tampoco vino hoy —murmuró  Cherry con voz quebrada.

Lágrimas cristalizan sus ojos y Sehun sintió pena a pesar de no intentar consolarla en ningún momento. Él tenía sus propios problemas y estaba cayendo en una situación en la que más le valía a Luhan aparecerse cuanto antes o de lo contrario iba a ir a sacarlo a la fuerza de su maldito escondite.

— Bien, esto es todo —dijo repentinamente Kyung Min.

— ¿Min? —interrogó confundido.

— Ya me cansé de estar esperándolo, voy a ir esta tarde a su casa y hablaré con él sí o sí —sentenció—. ¿Alguno quiere acompañarme? —preguntó.

En respuesta a la pregunta Cherry agachó la cabeza y Sehun permaneció serio, ambas acciones consiguieron un bufido de parte de Kyung Min.

— Lo bueno es que los dos están preocupados —masculló entre dientes.

— Lo siento… todavía no estoy lista, yo… —susurró Cherry.

— Yo tampoco puedo —añadió Sehun.

— Ah, es verdad —resopló Min—, se me olvido que se supone que ahora lo ignoremos y dejemos que pasé por toda esta mierda solo porque es un bastardo egoísta y se merece sufrir.

— ¡No te refieras así de él! —rugió Sehun.

Kyung Min dio un respingó ante el grito, le sorprendió la reacción de su amigo pero no tardó mucho en cambiar su expresión de sorpresa por un ceño fruncido.

— Te molesta que hable mal de él y sin embargo no tienes el maldito tiempo ni las intenciones como para ir y ver cómo se siente, no lo sé cariño, pero a mí me parece demasiado hipócrita —soltó mordaz.

— Para tú información, Kyung Min, poco tiene que ver el hecho de que sigo molesto con él, y como obviamente tú no serás quién irá en mi lugar a pasar toda la tarde en el maldito minisúper además de ir por la noche al otro lado de la ciudad para obtener algo de dinero extra para cubrir la matricula de la escuela, entonces obviamente yo ya no tengo mucho tiempo libre —escupió entre dientes.

El arrepentimiento se dibujó en la expresión del pelirrojo luego de que su amigo dijera aquellas palabras y lo hicieron agachar la mirada avergonzado.

— Lo siento, Hun —murmuró afligido—. Creo que estoy sobre exagerándolo todo y actuó como si tú tuvieras la culpa de esta situación, perdón por eso.

— Tranquilo, yo ya sé lo bueno que eres, así como también estoy seguro de que estás muy preocupado por Luhan, y créeme cuando te digo que estoy igual. Sin embargo, por ahora no puedo hacer nada cuando yo mismo tengo problemas y sabiendo que si actúo, lo más probable sea que Minho tome eso en su beneficio y le haga más daño —explicó.

— Aún tratas de protegerlo manteniéndolo lejos —dijo sonriente; ese era el Sehun que conocía.

El rubio bufó y puso los ojos en blanco ante la sonriente expresión de su mejor amigo.

— Tranquilo Hun, deja todo en manos de Kyung Min. Te prometo que tendrás a Luhan de vuelta antes de que lo imagines —aseguró con confianza.

— Confío en ti —sonrió—. Ahora, sí me disculpan, debo irme porque quedé de reunirme con Lay antes de irme a trabajar —informó, tomando su mochila.

— Sehun —llamó apresuradamente Kyung Min, ganándose una mirada interrogante del rubio—, ¿me prometes que el trabajo de medio tiempo de hoy en la noche es seguro? —interrogó angustiado.

— Kyung Min… —habló—, no tienes nada de que preocuparte —prometió.

El pelirrojo asintió al instante, mostrándole su más resplandeciente sonrisa. Eso lo hizo sentir mal, siempre era desagradable cuando le mentía a él, pero simplemente no se podía evitar, él necesitaba conseguir el dinero y esa era la única manera, medio honesta, en la que podría lograrlo.

Una vez la campana de fin de jornada sonó, Sehun se despidió de Cherry y Kyung Min. Lay lo estaba esperando fuera de su estudio cuando llegó ahí, había una sonrisa aterradora en su rostro y le entregó un bate de metal en cuando estuvo lo suficientemente cerca.

— ¿Para qué es esto? —interrogó confundido.

— Eso, mi querido Hunnie, se llama venganza  —respondió con simpleza y una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Ambos abordaron el auto del mayor luego de aquello y durante el trayecto, Lay de encargó de explicarle a Sehun todo su plan a detalle. El rubio no estaba nada convencido y por un momento se quedó en blanco cuando finalmente estaban frente a su destino.

— No estoy seguro de que esto sea una buena idea —confesó con indecisión.

— Tranquilo Sehun, te digo que el plan no tiene falla —aseguró.

— Pero si luego de esto él…

— No irá tras Luhan, tienes mi palabra —prometió.

— Si, pero… ¿qué si este sujeto quiere que le pagué el favor más adelante?

— No lo hará, ya te dije que no hay problema porque es como si el favor fuera para mí, al saber eso él ni siquiera pensar en cobrárselo en el futuro —dijo despreocupadamente y se encogió de hombros.

Sehun le dio una mirada escéptica antes de bajar del auto y estar de pie frente al bonito auto negro que Minho tanto adoraba, era robado y según tenía entendido también era de una muy buena marca, nunca sintió curiosidad por saber cuál era esta.

Lo único que sabía era que Minho lo cuidaba como si fuese de porcelana y bueno, la porcelana estaba por romperse. Sus manos temblaban ligeramente cuando elevó por primera vez el bate y una risa casi maniaca escapó de sus labios tras el primer golpe a uno de los faros delanteros.

La maldita cosa hizo un buen sonido y lo alentó a ir por más. Su siguiente ataque fue al parabrisas y realmente disfruto verlo hacerse miles de añicos, a su mente vino la imagen de Luhan humillado y llorando y ya no hizo falta nada más para motivarlo.

Todo se movió por sí solo y apenas se dio cuenta de que se encontraba golpeado cada centímetro que alcanzaba de la maldita cosa apenas reconocible tras el asalto. Sentía que podía soltar una carcajada histérica en ese momento mientras sujetaba con más saña el bate de metal y lo estrellaba repetidamente contra el cofre del vehículo.

— ¡Estás muerto, maldito bastardo! —ladró a lo lejos su hermano mayor y todo eso únicamente aumentó su júbilo.

Escuchaba sus apresurados y letales pasos pero no se detuvo, no importaba si Minho lo alcanzaba porque igual iba a dejar inservible su valioso tesoro.

 — Oh, amigo —se dejó oír la voz de Lay—, da un paso más y estás muerto —advirtió.

— Retrocede antes de que se me olvide de quién eres y acabé contigo, maldita escoria china —masculló entre dientes.

— Yo no lo creo —respondió desafiante y tras decir eso un largo suspiro, proveniente de un tono de voz que no era ni de cerca el de Lay, se hizo presente. Sehun no sabía y tampoco quiso indagar mucho de donde había provenido eso, él tan sólo continuó con lo suyo.

¡Oh, vamos! —bufó la voz desconocida—. ¿Quieres hacer esto de verdad, Minho? Es estúpido hasta para ti, a menos que quieras que Suho acabe con tu miserable existencia —señaló con burla—. Su pacto de paz ya pende de un hilo, tan sólo dale un motivo cualquiera y te destruirá pero, créeme amigo mío, que eso no será nada comparado con lo que te hará si llegas a tocar un solo cabello de la cabeza del niño chino al que ahora tratas de amenazar. Cómete ese error y te juro que desearás haber nacido muerto—rió.

— ¿Tú? —soltó evidentemente sorprendido.

¡Me recuerdas!—exclamó—. Genial, esto hace todo más fácil. Ahora, vayamos a lo que es importante —habló divertido—; esto es un favor en especial para el niño chino, así que pon atención porque no planeó repetir —pausó durante unos instantes—. Mira, no sé qué relación tenga Lay con el chiquillo del bate o el porqué de que quiera vengarse de ti, pero mis órdenes son claras…; intenta hacerle algo o trata de vengarte de esto y lo próximo que sabrás es que ese lindo niño rico a tu lado tendrá una bala en la cabeza —advirtió.

Sehun no tuvo que mirar hacia ellos para saber que hablaban de Kyungsoo; él siempre estaba pegado a Minho.

Sé quién es, donde estudia, también sé dónde vive y quién es su familia, puedo sin problemas ir tras él y matarlo a él y a los suyos si es que acaso a ti se te ocurre hacer algo en contra del niño rubio —advirtió.

— ¿Realmente serías tan mierda como para ir tras un chico inocente por un problema insignificante? —masculló entre dientes.

¿De verdad fingirás tener vergüenza y escrúpulos ahora? —inquirió falsamente asombrado—. No me hagas reír, Minho –rió entre dientes—. Te conozco desde hace mucho, trabajé a tú lado y sé la clase de porquería que eres, así como también tú sabes que cumpliré con mi trabajo así el puto niño a tu lado sea el jodido monaguillo de una iglesia, la decisión es tuya a final de cuentas —afirmó.

— No, Sehun no permitiría que…

Piensa lo que quieras, niño bonito. Incluso puedes mirar en todas direcciones para buscarme pero te prometo que tendrás una bala atravesándote justo en medio de los ojos antes de poder hallarme —soltó mordaz y arrogante.

— De acuerdo —habló Minho—, Sehun puede tomar venganza por tu jodido dinero y yo no haré nada después —masculló entre dientes.

— Buena elección —dijo Lay con diversión.

A Sehun aquello realmente no le importaba, lo único que contaba en ese momento era lo dulce que se sentía cada nueva abolladura que el vehículo presentaba y la mirada de Minho sobre él. La sentía pesada y sabía que eso significaba que él estaba ardiendo en rabia pero tenía las manos atadas.

Seguramente el mayor no deseaba otra cosa en ese momento que ir hacía a él y darle una paliza hasta dejarlo peor que su auto pero aparentemente le preocupaba lo suficiente Kyungsoo como para arriesgarlo, sabía entonces que Minho si tenía un punto débil pero él no era tan maldito como para ir tras alguien que el único error que estaba cometiendo era ser amigo de la persona equivocada.

El auto estaba inservible para cuando terminó con su trabajo, el bate metálico tampoco daba para más y aunque no todos los malos sentimientos lo habían dejado, por lo menos se sentía un poco más satisfecho al ver el resultado final. Su arma cayó al suelo entonces y dio la media vuelta para encontrar la sonrisa de Lay, la mirada atónita de Kyungsoo y la ira brillando en los turbios ojos de su hermano mayor.

— Hubieras guardado algo del dinero que me robaste, tal vez te serviría ahora —se burló, mientras avanzaba hacia ellos.

Minho se tensó pero no hubo movimiento alguno, Lay lo recibió con una palmadita en la espalda y la silenciosa orden de que salieran de ahí. Pasó justo a un costado de su hermano mayor y Kyungsoo, sintiéndose algo desconfiado.

— Tienes razón —habló Minho, haciendo que se detuviera—. Por cierto, dale mis saludos a Luhan.

Lo estaba probando, sabía eso y si algo sabía hacer muy bien, eso era fungir.

— Salúdalo tú, yo no tengo ya nada que ver con ese imbécil —escupió casi con asco.

La expresión desconcertada de Minho fue la mejor respuesta a sus ocultas inquietudes, siguió caminando con la expresión en blanco y  con Lay a su lado.

— Tomaré precauciones, no te preocupes por él —susurró Lay, haciéndolo sentir mucho más tranquilo mientras abordaban el auto de su amigo para salir de ahí.

***

— ¡¿Estás satisfecho ahora?! —gritó el pequeño chico a su lado, dándole un fuerte empujón—. ¡Tus malditas acciones no solo arruinaron todo con Sehun sino que además tienen a un maldito loco tras de mí y mi familia!

— Kyungsoo…

— ¡Kyungsoo nada! —vociferó—. No puedo creer que llegarás tan lejos por tu estupidez. Me importa una mierda lo que me suceda a mí pero si algo llega a pasarle a mis padres, te juro que no habrá lugar en la Tierra que pueda ocultarte de mí —amenazó.

— Nada pasara Soo, me encargaré del asunto. Sehun se arrepentirá de esto cuando yo vaya tras el niño chino…

— ¡Deja ya eso! —gritó rabioso—. ¡Reacciona de una puta vez y date cuenta que a Sehun le importa ya una mierda ese imbécil!

— No, Kyung, él está fingiendo sobre eso y…

— ¡Hazle lo que quieras y no le va a importar! ¡No hizo nada cuando tu perra lo hirió y humillo!

— ¡Sé bien lo que hago! —gritó Minho en esa ocasión.

— ¡No lo haces!

— ¡Basta! —rugió y tras ello, Kyungsoo solamente sabía que estaba aprisionado entre la pared y Minho, con una de las manos del mayor envolviendo su cuello—. ¡Yo aquí soy quien da las órdenes y tú sólo te limitas a obedecer!

— ¡Qué te jodan! —vociferó, liberándose sin esfuerzo—. ¡Siempre he aceptado tus órdenes sin reprochar pero no esta vez! ¡No te seguiré ciegamente en está ocasión!

Minho lo miró desconcertado y dolido, por un momento se sintió un traidor por decirle todo aquello a su mejor amigo pero el recuerdo de que no sólo se trataba de él sino también de su familia, lo hicieron mantenerse firme.

— Ya has jodido las cosas con Sehun lo suficiente, resuélvelo —sentenció.

— ¿Realmente harás esto? ¿Me darás la espalda a mí por él? —preguntó medio incrédulo, medio decepcionado.

— No te estoy dando la espalda y lo sabes, pero… también lo quiero a él —murmuró.

— Que estúpido eres Kyung —bufó. Kyungsoo le lanzó una mirada fulminante tras su insulto—. Te gusta tanto que no puedes ver que no tienes oportunidad alguna —se burló.

— Cállate, no sabes nada —masculló entre dientes.

— Ya perdiste incluso antes de iniciarse el juego, nunca podrás con el niño chino —aseguró.

— Sehun ya no tiene nada que ver con el maldito idiota —aseguró.

— Estás tan ansioso porque él te mire que no puedes ver más allá de las diminutas esperanzas que crees tener —suspiró, su mirada era de pura lástima y Kyungsoo no quería sino golpearlo—. Abre los ojos Kyungsoo, eres mi amigo y no quiero verte herido otra vez, suficiente tuviste ya conmigo, por favor —pidió con sinceridad.

— Vete al carajo —escupió, dando la media vuelta y comenzar a alejarse—. Ah, y más vale que hagas algo con Sehun —advirtió.

— ¿Realmente será de esta forma? ¿Me darás la espalda a mí por elegirlo a él? —inquirió con tristeza.

— Lo lamento —murmuró—, pero en esta ocasión no voy a darte la respuesta que tú quieres —dijo antes de alejarse.

Le dolía la brecha que se estaba creando entre ellos pero ya casi no entendía a Minho y Sehun se había vuelto demasiado importante para perderlo, estaba decidido, lo elegiría a él aún por encima de Minho.

***

— Muy buenas tardes —saludó con su más grande sonrisa—. Lamento venir sin avisar pero no sabía cómo hacerlo. Soy Kyung Min, amigo de Luhan —explicó al muchacho en la puerta.

­— Te recuerdo —respondió con una débil sonrisa, sus ojos reflejaban cansancio y tristeza, era obvio que estaba sufriendo por ver a su hermano herido y eso le hizo un nudo en el pecho al pelirrojo—. Eres el chico que lo estaba ayudando cuando fui a recogerlo luego de su viaje escolar.

El menor asintió, dándole la razón antes de que el silencio los embargara, era incomodo y Kyung Min no estaba seguro de si él debía decir algo más o simplemente esperar a que el mayor lo hiciera.

— Bueno, yo… —comenzó a hablar por fin—, estoy aquí porque realmente estoy preocupado por Lu —explicó—. Hace mucho que no va a la escuela y ya casi es la graduación, también he tratado de llamarlo pero él no me contesta y realmente quiero verlo.

El mayor permaneció en completo silencio luego de sus palabras, no supo como tomarlo y por un instante temió que él le fuera a pedir ir.

— Gracias por preocuparte por Xiǎolù —murmuró—. Eres el único que ha venido aquí a preguntar por cómo está además de Sehun, claro que él lo hace de una forma diferente, lo disfraza de charlas casuales con mi madre pero igual funciona —sonrió como pudo.

— Lo imagino —dijo con una pequeña sonrisa, antes de atreverse a hacer su petición—. ¿Podría entrar a verlo, por favor? —preguntó esperanzado.

El mayor pareció tomarse unos instantes para pensarlo, hasta que finalmente el menor lo vio hacerse a un lado e invitarlo a entrar.

— Su habitación es la segunda puerta a la derecha subiendo las escaleras, puedes entrar sin llamar, no tiene llave —indicó.

— Gracias —sonrió ampliamente.

— No agradezcas —negó levemente—, para nosotros será una bendición si puedes sacarlo de ahí y devolvérnoslo —murmuró afligido.

— No puedo prometer te nada, pero haré todo lo que pueda —prometió.

El mayor asintió, recibiendo una cálida sonrisa de parte del pequeño pelirrojo. Kyung Min le dio una rápida última mirada antes de dirigirse hacia las escaleras y subir de a dos los escalones, caminó rápidamente a través del pasillo e irrumpió en la habitación sin delicadeza, haciendo la puerta chocar contra la pared.

— ¡Joder!, ¿quién se murió aquí? —soltó con desagrado.

Sus falsos ojos ámbar recorrieron la habitación con disgusto hasta por fin centrarse en el bulto de sábanas en la cama, gruñó sin reparo y caminó hasta ahí, tomando firmemente las mantas y tirando de ellas.

— ¡No! —gritó Luhan pero él no se detuvo.

— Cierra la puta boca, vas a sacar tu apestoso trasero de ahí ahora —sentenció firmemente.

— ¡Lárgate!

— Y una mierda que me voy, ya me harte de esperar a que superes a esa zorra y si no quieres hacerlo por las buenas voy a obligarte —afirmó.

— ¡Déjame solo!

— ¡No! —elevó la voz—. Ya has tenido suficiente tiempo para comportarte como un patético imbécil, así que ahora vas terminar con esto. Ella no vale la pena y deberías haber sabido en el minuto que supiste lo maldita que era, ya abre los ojos y date cuenta que ella no merece que estés aquí llorando aún por ella y preocupando a todas las personas que si te aman.

Luhan hizo un sonido parecido al de un gruñido pero él no desistió, iba a sacarlo de su maldita depresión así tuviera que golpearlo.

— Tienes a todo el mundo preocupado, tus padres y hermanos están entrando en la misma jodida depresión que te empeñas en mantener y, ¿adivina qué?, a Seohyun le importa una mierda y sigue tan feliz como siempre mientras tú estás aquí llorando por ella —soltó con burla—. Eres realmente patético, Sehun tenía razón tú…

— ¡No estoy llorando por ella! —gritó.

Luhan soltó las sabanas en ese momento y Kyung Min se fue directo al suelo luego de ello, sus confundida mirada se fijó en Luhan, lágrimas era retiradas con rabia por parte del castaño y él hizo una mueca de desagrado al ver lo lamentable que Luhan lucía, se preguntó incluso cuando había sido la última vez que el chico se había duchado aunque por lo menos no tenía la malteada de chocolate todavía sobre él.

— No lo parece —le respondió.

— No lo entiendes —masculló entre dientes.

— Habla conmigo entonces, ayúdame a entender —pidió con calma, usando un tono de voz mucho más suave.

— Lo perdí —sollozó entonces.

Kyung Min lo miró sin comprender, se puso de pie lentamente y se acercó hasta la cama, poniéndose de rodillas para estar a la altura del castaño.

— No es más que mí culpa, fue algo que yo mismo me busque con mis acciones pero no puedo evitar que duela —confesó—. Sé que soy un estúpido, que no debía haberlo alejado cuando apenas estaba recuperándolo pero, tenía tantos celos al ver que por mucho que me esforzara tú seguías teniendo la relación que yo quería con él, me molestaba tanto saber que no importaba mi esfuerzo porque al final yo no lograba llegar a donde tú estabas, fue por eso que me refugie en Seohyun, porque a su lado sentía que podía compensar lo que me hacía falta pero…; yo simplemente empeore las cosas y ahora Sehun me odia y con toda la razón del mundo —dijo con la voz quebrada.

Una sonrisa se dibujó entonces en los labios de Kyung Min ante la comprensión del verdadero problema, tuvo que negar levemente con la cabeza para así no reírse de lo estúpidos que Luhan y Sehun podían ser algunas veces, sino es que todo el tiempo. Si Luhan tan sólo supiera lo importante que era para Sehun, si supiera que no importaba lo que Kyung Min hiciera porque al final no iba a lograr quitarle su lugar, sin embargo, no podía decírselo.

— Haz algo entonces, no te quedes aquí a deprimirte, recupéralo —habló suavemente, retirando tiernamente un par de lágrimas del rostro ajeno.

— Nunca me perdonara —aseguró.

— Obviamente no lo hará si te quedas aquí, pero puedes hacer algo y luchar por recuperar su… amistad—dijo a último minuto.

— No puedo, no sé cómo.

— Yo voy a ayudarte —prometió.

— Él jamás va a perdonarme —insistió.

— No lo hará si sigues pensando de esa forma.

— Pero…

— Demuéstrale que lo vales Luhan, es tú turno de cuidar de él y ahora mismo él tiene serios problemas —confesó.

— ¿Problemas? —preguntó preocupado.

— No voy a decirte nada hasta que decidas actuar, ahora te toca a ti luchar por él, pero no podrás hacerlo si continuas con esa pesimista actitud, ya deja de preocupar a tu familia, sal de aquí y retoma tu vida, o lo que queda de ella por lo menos —aconsejó—, empieza por eso y cuando finalmente lo hagas, llámame y con gusto te ayudaré —prometió antes de abandonar la habitación, dejando al otro desconcertado y angustiado.

Kyung Min tan sólo rogaba para que Luhan lo escuchara y saliera de ahí finalmente.

Lamentablemente para él, los resultados que esperaba no llegaron al día siguiente como hubiera deseado. Luhan tampoco se había aparecido ese día y apenas pudo contenerse para no gritarle una maldición y salir de ahí para buscarlo y llevarlo arrastrando hasta ahí.

— Luhan tampoco vino hoy —murmuró Cherry con la voz temblorosa.

Kyung Min se obligó a mantener la vista al frente y así no enviarle una mirada fulminante a su amiga. Suspiró pesadamente y dirigió entonces su atención a Sehun que dormía profundamente medio recostado sobre la mesa de la cafetería.

Hizo una mueca de disgusto por eso y luchó contra la tristeza y enojo que le provocaba ver a Sehun tener que esforzarse a ese punto por culpa de su jodido hermano. ¡Joder!, sí el tan sólo tuviera la fuerza necesaria ya habría ido a hacer trizas al maldito bastardo.

— ¿Disculpa, eres Seohyun? —oyó preguntar una dulce voz e instintivamente elevó la mirada hacia ella.

Una hermosa joven de piel de porcelana y largo cabello negro estaba de pie frente a Seohyun, había una preciosa sonrisa en sus labios y aunque Kyung Min sentía que la conocía de algún lado, sabía que no era alumna de su escuela porque, en primer lugar, él conocía a todos ahí; y en segunda, la joven iba vestida de civil y no con el uniforme.

— Sí, soy yo —respondió desconcertada Seohyun—. ¿Quién eres tú? —interrogó.

— ¿YanYan jiějiě? —Kyung Min oyó murmurar a Cherry. Le dio a su amiga una confundida mirada y luego nuevamente miró hacia la desconocida.

— La persona a la que desearás no haber conocido —respondió ella y su dulce sonrisa se volvió una mueca maligna.

Lo siguiente que pasó no supo explicarlo, apenas había parpadeado y el lugar ya estaba llenó de los gritos de Seohyun luego de que esa chica, YanYan como ahora sabía que se llamaba, la hubiese tomado del cabello y arrastrado al suelo.

— ¡Suéltame! —gritó aterrorizada Seohyun.

— ¡¿Creíste que podías lastimar a mi hermano y lo iba a dejar pasar?!

Los golpes comenzaron entonces y, lejos de ser las femeninas y tontas bofetadas que todos hubieran esperado, YanYan estaba sobre Seohyun dándole golpes dignos del mejor boxeador que hubiera visto nunca.

— ¡Ayuda! —suplicó Seohyun.

La tonta chica luchó por liberarse solo para ser arrastrada nuevamente por el cabello. Kyung Min entendió entonces que ella era la hermana mayor de Luhan y que había ido a tomar venganza, comenzó a reírse por ello.

— ¡Nadie reconocerá tu horrible cara cuando termine contigo, maldita zorra!

— ¡YanYan noona, detente! —ordenó Sehun, quién se había despertado por todo el alboroto.

— ¡Arrancarle su horrible y reseco cabello, noona! —alentó Kyung Min, recibiendo una mirada fulminante de Sehun.

— ¡Quítamela de encima! —gritaba Seohyun.

— ¡Acaba con ella, noona! —siguió vitoreando Kyung Min.

— ¡Cierra la boca y ayúdame a separarlas! —exigió Sehun.

Una voz habló a lo lejos y varios pasos se dejaron oír por encima de los gritos de Sehun y las dos alterada chicas y, dos horas después, todos estaban en la estación de policía.

YanYan parecía estar furiosa por el hecho de que la hubieran detenido de la golpiza que estaba dándole a Seohyun; ella por su parte lloraba en brazos de su padre, su cabello parecía haber sido atacado con una motosierra, parte de su ropa estaba desgarrada además de tener moretones y rasguños por todo el rostro.

Él en cambio estaba ileso pero había sido arrastrado a todo el problema por el simple hecho de haber estado ahí, sujetando a YanYan para alejarla de Seohyun. El oficial los miraba a todos con el ceño fruncido y no tardó mucho para que la puerta finalmente se abriera, dejando entrar a los padres de YanYan.

— Cariño —escuchó la inconfundible voz de la señora Wu.

Sus brazos envolvieron a YanYan y luego lo miró a él, que únicamente le dedicó una sonrisa avergonzada. Ambos mayores se dirigieron al oficial tras el escritorio para preguntar el porqué su hija se encontraba ahí y para cuándo se les informó de todo, Sehun creyó que sus mandíbulas iban a tocar el suelo.

— ¡Es suficiente, exijo que está jovencita sea castigada por la agresión hacia mi hija! —exclamó el padre de Seohyun.

— ¡Yo no hice nada que esa zorra no mereciera! —se defendió la china.

— ¿Cómo te atreves? —soltó ofendido el mayor.

— YanYan, mi amor, deja que nosotros nos hagamos cargo —pidió su padre.

La pelinegra bufó por lo bajo pero no tuvo más opción que salir de la habitación y esperar fuera.

— ¿Sehun también está en problemas, oficial? —preguntó preocupada la señora Wu.

— No, el joven simplemente está aquí porque era el único que parecía mantener en control a su hija —explicó algo avergonzado el mayor—. Él puede esperar afuera también, en caso de que necesitemos su declaración.

Sehun asintió y salió para reunirse con YanYan. No demoró mucho en hallarla sentada en el suelo a un costado de la puerta de la oficina del oficial, ella le dio una inmensa sonrisa al verlo y elevó su puño al aire, con una expresión triunfal en el rostro.

— Le arranqué un mechón de cabello —anunció, mostrando su trofeo con orgullo.

— Que asco —respondió Sehun, sonriéndole a la pelinegra—. ¿Por qué lo hiciste? —interrogó, tomando asiento a su lado.

— Ella lo merecía —sentenció.

— Pero ahora podrías estar en serios problemas —señaló, algo preocupado.

— Lo sé y no me importa —afirmó.

— Pero…

— Lo sé —lo interrumpió—, estoy sumamente consiente de la gravedad de la situación y sé que mis padres seguramente también van a estar muy molestos pero… valió la pena —aseguró sonriente—. De esta forma pude cobrarme por lo menos las lágrimas que él derramó, verla llorar y gritar de miedo compensó un poco su estupidez y las tristeza que hizo sentir a Lulu; es justo por eso que no me arrepiento de nada y lo volvería a hacer, no me importa quién sea, yo voy a volver a ir tras quién lo haga llorar —le juró seriamente.

Sehun asintió, comprendía un poco a YanYan y por ello no seguiría señalando que todo eso había estado mal. Sus ojos fueron directamente hacia la puerta cuando Seohyun, en compañía de un oficial, salían de la habitación y se trasladaban a otra. Tanto él como la pelinegra la observaron avanzar y luego de un par de minutos, Sehun se excusó con la china diciéndole que tenía que ir por algo de beber.

Se dirigió al lugar a donde estaba seguro que Seohyun iba a tener que ir tarde o temprano, aguardando pacientemente hasta que finalmente la vio cruzar la puerta. Una mueca de horror se dibujó en su rostro mientras se lavaba las manos y captó su reflejó en el espejo, trató de gritar entonces, una acción demasiado predecible que Sehun evitó tan sólo con sujetarla por la espalda y poner su mano sobre su boca.

— Tan predecible —se burló, dejándole ver una sonrisa sardónica—. Ahora, yo hablo y tú escuchas, te daré órdenes y espero se obedezcan o de lo contrario la pasarás muy mal —advirtió.

Seohyun asintió frenéticamente, provocando que su sonrisa se extendiera aún más ante el miedo reflejado en la mirada ajena.

— Luego de que te suelte vas a salir de aquí y no me importa cómo o lo que tengas que hacer pero harás que el idiota de tu padre retire los cargos contra YanYan Wu —indicó. Ella le dio una mala mirada y el presionó algo más fuerte su mano en la boca de la chica, sacándole una quejido—. No me retes Seohyun, tengo pruebas del tipo de puta que eres y no tendré problema alguno en mostrárselas a tu estúpido padre que piensa que eres una santa.

La chica palideció luego de la amenaza y negó frenéticamente.

— Me lo debes Seohyun, voy a cobrarme lo que le hiciste a Luhan y luego, una vez que hayas perdido la credibilidad de tu padre… —sonrió de forma perversa—, enviare a algunos de los chicos tras de ti; ellos sabrán darte el trato que tanto te gusta. —Lágrimas empañaron los ojos de Seohyun, ella temblaba de miedo y Sehun no podía estar más satisfecho con ello—. Sabes quién soy en ese lugar, sabes cuánto peso tiene mi autoridad ahí y Minho ya no te protegerá más, así que más te vale obedecer.

Ella asintió frenéticamente, Sehun sonrió satisfecho y la dejó ir. La mirada llena de odio de la chica se fijó en él y antes de que ella pensara en decirle algo, la brillante y afilada hoja de acero de una navaja fue puesta frente a su cara, haciéndola igualar el color de una hoja de papel.

— No me retes Seohyun, tú no quieres ver lo peor de mí. —Ella asintió—. Ahora, ve y cumple con mis órdenes.

La chica salió de ahí corriendo mientras él dejaba ir un suspiro, esperó un par de minutos y luego salió para ir hasta la oficina del oficial que antes le había pedido abandonar la habitación. YanYan estaba sentada junto a sus padres, los tres miraban atentamente a Seohyun y su padre discutir al fondo de la habitación.

YanYan le dedicó una mirada interrogante y él en respuesta le obsequió un travieso guiño que la hizo sonreír también. No pasó mucho antes de que ella y aquel hombre se acercaran, ella seguía blanca como un fantasma y apenas se atrevía a mirarlo mientras que el mayor parecía furioso.

— ¿Y bien? —preguntó el oficial.

— Vamos a retirar los cargos —masculló entre dientes.

— Pero…

— La decisión está tomada, disculpe la pérdida de tiempo y las molestias —finalizó, antes de tomar a su hija por el brazo y abandonar la habitación con un fuerte portazo. El oficial se quedó mirando hacia la puerta para luego darles a todos ellos una mirada acusadora.

— Bueno, ya que todo esto está resuelto, nosotros nos vamos —anunció una alegre pelinegra.

— No tan rápido, jovencita —habló el oficial—. Puede ser que los cargos hayan sido retirados pero aún hay un montón de testigos que te vieron haciendo aquello, así que igual habrá un castigo.

YanYan miró angustiada a sus padres que no se veían mejor que ella, Sehun no supo que hacer entonces y sabía que no podría ir a amenazar a todos los demás.

— Lamentablemente sin  la acusación de la victima esto no tendrá las consecuencias que debería, sin embargo, seguramente aún tendrás que hacer servicio comunitario —dijo el oficial antes de entregarle lo que seguramente era un citatorio para recibir su sentencia.

Tanto YanYan como sus padres respiraron con mayor tranquilidad luego de oír aquello. La pelinegra tomó lo que el oficial le extendía y se encogió de hombros para luego abandonar la habitación seguida de sus padres y el rubio.

— Muchas gracias por quedarte y tratar de ayudar a YanYan, Hunnie —dijo la señora Wu tan pronto estuvieron fuera de las oficinas de policía.

— No se preocupe, usted siempre está haciendo coas por mí, es lo menos que puedo hacer —se encogió de hombros.

— De todos modos, gracias por todo Sehun —habló el señor Wu.

— No hay de qué —sonrió para ambos mayores.

— ¡Gracias por todo Hunnie! —exclamó YanYan, antes de abrazarlo con fuerza. Sehun se sorprendió por la acción pero terminó correspondiendo igual—. Espero que luego de esta mierda por fin te acomodes bien las bolas y vayas por él —susurró en su oído para que nadie más la escuchara.

Sehun frunció el ceño luego de ver a la sonriente chica liberarlo. Los tres se despidieron, no sin antes ofrecerse a llevarlo a su hogar, oferta que Sehun tuvo que rechazar para luego tomar una dirección diferente.

Tenía un trabajo para ese día, más específicamente para esa noche, y esta estaba comenzando a caer. Decidió hacer todo el camino a pie, recorriendo las calles -unas más habitadas que otras- cada vez más iluminadas por las farolas.

Las palabras de YanYan se repetían en su cabeza y él simplemente bufó, era inútil ir tras algo que iba a fracasar al final, estaba ya cansado de falsas ilusiones y esperanzas que al final terminarían en puros sueños.

La sonrisa de Chanyeol y Lay lo recibieron en las puertas de aquel antro, los saludó a ambos antes de adentrase al local. Adentro había gente de todo tipo, se escuchaban gritos y risas por todos lados, había humo y olores que ni siquiera pudo distinguir entre más avanzaba hasta la mesa más alejada del lugar.

— ¿Sehun, estás seguro de esto? —le preguntó Chanyeol al oído una vez estuvieron frente a la mesa con tres enormes tipos ocupándola.

— Estaré bien —prometió.

Chanyeol asintió poco convencido pero igual lo dejó acercarse a la mesa donde intercambió un par de palabras con uno de los hombres que poco después se puso de pie, hizo una señal y la fuerte música que inundaba el lugar cesó.

— ¡La nueva víctima llegó! —gritó el calvo hombre.

Todo mundo gritó y aplaudió, Chanyeol miró a Lay sin comprender y lo siguiente que sabía era que Sehun estaba entregándole sus piercings y la playera que cubría su pecho, se sorprendió al verlo ir hacia Lay para que este comenzara a vendar sus puños.

— Sehun —llamó preocupado.

— Tranquilo, planeó ganar —aseguró.

Un tipo de altura monstruosa y con grandes músculos se puso de pie y Chanyeol tragó nervioso. Sus ojos volaron a Sehun que se colocó justo en el centro del espació que las personas habían formado para poder ver el espectáculo.

— Lay —llamó nervioso al mayor—, ¿estás seguro que debemos dejar que haga esto? —preguntó.

— Tranquilo, vamos a intervenir si algo sucede —prometió.

Todos miraban expectantes a los dos hombres en el centro de la pista de baile que serviría como ring, el sonido de una campana rompió el penetrante silenció y Chanyeol cerró los ojos por temor a ver a Sehun siendo golpeado hasta la inconsciencia. Un gruñido se dejó oír, haciéndolo pensar lo peor hasta que escuchó al hombre de antes gritar.

— ¡Reacciona estúpido, no subestimes al niño! —vociferó furioso el hombre calvo.

Chanyeol abrió los ojos entonces, su sonrisa se extendió al ver a Sehun esquivar y acertar sus golpes sin problemas. Todos vitoreaban y maldecían por igual, podía escuchar la voz de Lay pero no podía distinguir lo que decía entre todos los demás gritos.

— ¡Patéale el trasero Sehun! —gritó eufórico luego de que el rubio derribara al enorme sujeto y comenzara a golpearlo sin piedad.

El hombre en el suelo gritó por su rendición, tanto Chanyeol como Lay se miraron con emoción esperando que anunciaran a Sehun como el ganador pero todo se fue al carajo cuando un segundo hombre golpeó a Sehun, derribándolo. Dos tipos más entraron y comenzaron a atacar al rubio también, ambos intentaron avanzar hacia ellos pero fueron frenados por el hombre que había anunciado la pelea y otro más.

— ¡Hijos de puta, Sehun ganó! —gritó rabioso Lay.

— Nosotros dijimos que tenía que vencer a quien estuviera en el ring, nunca le dijimos que iba a ser solo uno —dijo con malicia.

— ¡Bastardos! —rugió Chanyeol para segundos más tarde estrellar su puño contra uno de ellos.

Fueron rodeados en cuestión de segundos, logrando ver apenas a Sehun defenderse tanto como podía, temieron lo peor en ese momento, sabían que sus posibilidades de salir de ese lugar no existían ya y comenzaban a ser consumidos por la desesperación.

— Por el amor de Dios, tan sólo admitan que el rubio ganó y denle su jodido dinero — se oyó la fastidiada voz de alguien y todos se paralizaron para girarse a mirar al chico que se había puesto entre Sehun y el único peleador en pie.

Sehun se irguió como pudo para observar bien al peli-plata frente a él, el mocoso tenía un aura de pura arrogancia sobre él, su ropa le dijo que él no pertenecía a ese lugar y cuando él se giró a mirarlo, Sehun frunció el ceño ante sus maquillados y despectivos ojos que ya se había topado antes en la escuela a la cual ingresaría una vez el verano terminara.

— Fue entretenido durante el primer encuentro pero ahora mismo solo es una muestra patética de falta de espíritu deportivo —rodó los ojos.

— Lárgate antes de que tú seas el siguiente, pequeño maricon —escupió con desprecio el hombre calvo.

— ¿Pequeño maricon? —repitió de forma interrogante, con una de sus perfectas cejas arqueada—. ¿Actualmente hay miles de insultos nuevos para los chicos como yo y tú sigues usando ese? —inquirió falsamente incrédulo.

— No voy a repetirlo de nuevo, esfúmate pequeña basura —masculló entre dientes.

— Oblígame —desafió.

El sujeto que antes atacaba a Sehun empuñó su costoso saco y tiró bruscamente del peli-plata, Sehun se puso en alerta para intervenir pero no fue necesario luego de que varios hombres vestidos de negro entraran y un arma fuera puerta sobre la cabeza del hombre que se había atrevido a tocar al pequeño chico.

— ¿Se encuentra bien, joven? —preguntó uno de ellos.

— ¿Por qué jodidos tardaron tanto? —gruñó.

Caminó tranquilamente hasta el calvo que antes lo había insultado y estrelló su delicado y pequeño puño justo en el centro del rostro mientras el hombre era inmovilizado por los que, imaginaba, eran los escoltas del arrogante muchacho.

— Fuck you, piece of shit —dijo antes de escupirle a la cara.

— ¿Qué quiere que hagamos con ellos? —preguntó el hombre que antes le había preguntado cómo se encontraba.

No respondió a la pregunta, sus manos revisaron la chaqueta del hombre calvó hasta obtener de ella un pequeño rollo de billetes, le dio una última mirada despectiva y se volvió hacia Sehun que observaba todo sin comprender.

— ¿Joven? –llamó de vuelta el escolta.

— Nadie me insulta, desafía o me toca… que aprendan eso —sentenció y minutos después ellos abandonaban el lugar con el calvo y sus mascotas tratando de liberarse—. Deberías saber que haría trampa, tipos como ese siempre lo hacen —habló, llamando su atención y extendiéndole el dinero. Sehun hizo una mueca ante él—. Oh vamos, no es como si te estuviera dando una limosna, tú te ganaste esto —aseguró.

Sehun lo tomó con desconfianza, obteniendo a cambio una sonrisa ladina del peli-plata.

— Espero que luego de esto seas más inteligente y no te metas más en este tipo de espectáculos —sugirió.

— Te importa una mierda las decisiones que yo tome —masculló entre dientes.

— Tienes razón, chico rudo —sonrió—, pero si fuera tú me escucharía si tu deseo no es el de morir pronto —se burló.

— Vete al infierno.

— Joven, el auto los espera —informó uno de los escolta, uno más joven que el anterior.

— Bien —asintió—, es hora de irnos mis perritas —llamó y cuatro bellas chicas salieron de entre la multitud, riendo fuertemente tras su llamado.

— Oh my God, fuiste tan genial entrando en escena Baekkie —dijo una de ellas, prendándose del brazo del peli-plata.

— ¡Ja! —bufó el chico­—, yo nací siendo genial —aseguró—. Por cierto, recuérdenme mandar a la mierda a Ren la próxima vez que sugiera un lugar para divertirnos —resopló haciéndolas reír a todas.

El chico siguió caminando, su mirada se topó con la de Lay y Chanyeol, obséquianosle una  sonrisa coqueta a ambos.

— Chicos —habló ya en la puerta del lugar—, intenten ya no meterse en problemas — sugirió antes de irse definitivamente.

— ¿Quién carajos era ese? —inquirió Chanyeol, luego de ayudar a Sehun a incorporarse puesto que se había dejado caer al suelo luego de que el chico se alejara de él.

— Malas noticias —respondió seriamente Lay­—. Vamos, salgamos de aquí cuanto antes, la policía no tardara mucho en llegar.

— ¿Cómo lo sabes?

— Porque siempre lo hace una vez que ese niño abandona el lugar, Chanyeol —respondió con obviedad, ayudando a su amigo a cargar con Sehun.

***

— ¡Lo hice porque ella se lo merecía! —oyó exclamar a su hermana mayor mientras bajaba las escaleras.

Su mirada confusa se posó primero en su hermana para después alternarse entre la afligida expresión de su madre y la cara de resignación y cansancio de su padre.

— Amor, sabemos que ella hizo algo horrible pero esto pudo terminar muy mal para ti y no valía la pena —trató de explicarle su padre.

— Lo hubiera válido si de esa manera le hubiera cobrado las lágrimas de mi hermano —aseguró.

— Cariño, tienes que entender que…

— Ella no podía quedarse tan tranquila mientras nuestro Hannie estaba aquí sufriendo, no era justo —sentenció.

Luhan miró con asombro la escena, Zhao notó entonces su presencia y tan sólo pudo mirar entre asombrado y nervioso a su pequeño hermano que no había abandonado su habitación sino hasta ese momento.

— Mamá —llamó Zhao.

Todos los ojos se fijaron en él, quien pedía una explicación con la mirada. Su madre intentó sonreírle para restarle importancia, fingiendo que nada pasaba, hasta que YanYan se puso de pie estrepitosamente y caminó hasta él.

— Están molestos porque a diferencia de todos, yo simplemente no pude dejar que las cosas se quedarán así —dijo mirándolo fijamente—. No era justo que sólo tú lloraras y por eso fui a buscar a esa tipa y le di una golpiza, eso me metió en problemas y ahora tengo que hacer servicio comunitario los fines de semana por los próximos cinco meses pero…. ¿y qué? —se encogió de hombros—. No iba a permitir que únicamente tú lloraras y lo volvería a hacer de ser necesario —aseguró, mostrándole la más dulce de las sonrisas.

— ¿Hiciste todo eso por mí? —murmuró asombrado.

— Por supuesto que sí —bufó como si le ofendiera la pregunta—. Eres mi hermanito menor y no iba a dejar que quien te había lastimado se quedará así como así, ella tenía que saber que tú tenías personas que te amamos y que no le perdonarían haberte lastimado —aseguró firmemente.

Su mirada incrédula se posó entonces en la sonrisa amorosa de sus padres y su hermano mayor. Se podía apreciar en sus rostros y miradas todo el cansancio y preocupación de los últimos días. Las palabras de Kyung Min lo golpearon entonces y tomó una decisión.

— Voy a salir, no me tardo—avisó antes de salir disparado hacia casa del extravagante mejor amigo de Sehun.

— ¡Luhan! —llamó la señora Wu sin éxito.

***

Una última mirada a la puerta de la linda residencia de colores pastel y decidió que ya era suficiente por ese día, era obvio que el mocoso no iba a salir ese día tampoco y eso significaba que podía irse a casa por fin. Encendió el motor de su auto y se preparó para irse.

— ¡Luhan! —escuchó a alguien gritar y apenas pudo registrar la imagen del mocoso saliendo de su hogar como alma que lleva el diablo.

— ¡Joder, maldito niño! —soltó, cambiando la trayectoria de su destino y siguiendo al castaño—. ¿De qué putas está hecho?

Soltó molesto, el niño era rápido y le estaba costando seguirle el paso a una distancia prudente para no ser descubierto. Fue un alivio cuando al fin se detuvo frente a la casa de un chico pelirrojo que usaba un pijama de un feo color azul cuando le abrió.

Su celular le informó que tenía una llamada entrante y, sin dejar de vigilar al niño castaño, respondió sin mirar quien era.

¡Hey! —habló animadamente el imbécil al otro lado de la línea. Él únicamente frunció el ceño—, hace un rato no pude contestar tu llamada pero leí tu mensaje; puedes volver sí quieres.

— Vete al puto infierno, pedazo de idiota —masculló entre dientes, provocando la risa ajena.

¿Por qué tanta agresividad? —inquirió divertido—. ¿No me digas que el niño te está causando problemas? —No se abstuvo de bufar tras la pregunta.

— La pequeña rata no había salido de su maldito agujero en días y al pequeño bastardo justo hoy se le ocurre salir corriendo cuando estaba por irme —farfulló.

Escuchó la fuerte carcajada de su compañero al otro lado y sintió ganas de matarlo, lamentablemente no lo tenía cerca para cumplir con su cometido.

— Eres un imbécil —gruñó.

Ese insulto no es nuevo para mí, intenta otra vez —se burló.

— Como sea —bufó fastidiado—, mejor dime otra vez por qué estamos vigilando a la muñeca china.

Porque si el jefe sabe que no lo hicimos bien con el mocoso, nos cortará el pene a cada uno y nos alimentará con ellos —aseguró.

— ¿Tan importante es?

No por sí solo, lo importante es la persona que siente algún tipo de afecto hacia él —explicó.

— De acuerdo, veré que hacer luego de esto y me iré de vuelta si él va de vuelta a su hogar —informó.

Muy bien, hasta más tarde entonces —se despidió.

— De acuerdo —respondió antes de cortar la llamada y acomodarse mejor en su asiento para esperar que el niño saliera.

***

Había pasado ya un rato de que dejara entrar a Luhan a su habitación y hasta ese momento el castaño solamente se había dedicado a mirar con curiosidad cada rincón de su habitación. Notó también que se veía más repuesto, no sólo físicamente sino también en la parte emocional y eso lo hizo sentir feliz.

— Hoy tuve el placer de conocer a tu hermana, una mujer feroz debo decir —comentó, rompiendo el silencio.

— ¿Tú viste lo que hizo? —inquirió.

Kyung Min lo observó con mucha atención, esperando tal vez encontrar molestia debido a lo que su hermana le había hecho a Seohyun pero en su lugar sólo había sorpresa y curiosidad.

— ¿Bromeas? —respondió falsamente asombrado—, toda la escuela vio la forma tan hermosa en la que tu hermana arrastró a esa perra por el cabello y comenzó a golpearla con el poder de un boxeador profesional —afirmó antes de reírse—. Fue precioso —suspiró embelesado.

— Sin embargo, ahora ella está en problemas —murmuró, agachando la cabeza.

— Sí, algo así me imaginé, pero estoy seguro que cada segundo valió la pena aun con el castigo porque se trataba de dar la cara por su amado hermano menor —explicó tiernamente.

Luhan levantó la mirada, encontrándose con la dulce sonrisa de Kyung Min. Sus labios se apretaron en una rígida línea, decidió hablar entonces.

— Ya no quiero estar de esta manera —susurró. La mirada de Kyung Min se suavizó pero no le dijo nada—. No quiero ser más un problema y preocupación para mi familia.

— Estás tomando una excelente decisión —le aseguró.

— También… —lo miró indeciso— también quiero recuperar a Sehun.

La sonrisa de Kyung Min se hizo más grande, un abrazo le fue obsequiado por el pelirrojo y eso le hizo saber que su decisión era la correcta. El pelirrojo tenía una expresión seria cuando se apartó y Luhan sabía ya que era momento para que le dijera todo.

— Luhan, yo me iré en un par de días más y ya no podré cuidar a Sehun, por eso lo dejaré todo en tus manos. Sin embargo, sí tú llegas a traicionar la confianza que estoy depositando en ti, encontraré la manera que te arrepientas desde donde quiera que esté —le juró.

— Nunca podré ser tan buen amigo cómo tú lo eres para él, pero tienes mi palabra de que me esforzaré todo lo que pueda y mucho más para que él nunca este solo y estaré a su lado siempre que me necesite —prometió—. Estoy consciente de la magnitud de mi error y que Sehun no sólo escuchará un lo siento y me recibirá con los brazos abiertos, pero… estoy bien con ello —sonrió—, sé que ahora me toca a mí esforzarme y devolverle todo lo que ha hecho por mí, es por eso que haré hasta lo imposible por ayudarlo en lo que sea que necesite, lo cuidaré tal como hizo conmigo todos estos años y, una vez que sea merecedor de él, pediré su perdón.

Kyung Min sonrió complacido y resignado; esos dos sin duda eran tal para cual. Aunque debía admitir que Luhan tenía razón y en esa ocasión Sehun no sólo le restaría importancia y perdonaría todo, era verdad que Luhan tenía que esforzarse y él lo ayudaría para que de esa forma Luhan se convirtiera en alguien mucho más valioso e importante para Sehun, mucho más de lo que Luhan pensaba que él era y de lo que ya lo era desde antes.

— De acuerdo, tendrás mi ayuda —prometió.

Luhan le dio un abrazo fuerte y una preciosa sonrisa luego de sus palabras. Procedió a contarle absolutamente todo lo que había pasado durante los últimos días al castaño y, aunque no estaba muy de acuerdo, aceptó apoyar a Luhan con el plan que propuso, despidiéndose de él tras eso con la promesa de que lo vería en la escuela al día siguiente.

Era por ello que al día siguiente Kyung Min llevaba media hora ahí en la puerta principal, esperando a que el castaño apareciera. Lo estaba tomando como una prueba para él, si llegaba; le demostraría que valía la pena brindarle su ayuda pero si no; todo terminaría ahí y recurriría a Cherry para cuidar de Sehun una vez que se fuera.

— Hola —saludó Sehun—, ¿estabas esperándome? —preguntó.

La preocupación invadió el corazón del pelirrojo al ver los moretones en el rostro de Sehun, sus manos acunaron el rostro ajeno y su angustiada mirada comenzó a recorrer cada centímetro de su piel.

— ¿Qué te pasó? ¿Quién te hizo esto? —interrogó preocupado.

— Nada, no es nada —respondió, restándole importancia.

— ¿Cómo no va a ser nada? —espetó—. Estás golpeado —señaló algo alterado.

— Estoy bien —sentenció, empujando las manos de Kyung Min lejos.

— Nada de eso. Dime ahora mismo como obtuviste esos golpes —ordenó.

— Min, estás exagerando mucho, yo…

— ¿Fue por dinero, cierto? ¿Este es el trabajo que dijiste ayer que tenías que ir a hacer, no es así? —inquirió, mirándolo acusadoramente y Sehun odio tanto que su amigo pudiera leerlo tan bien.

— Estás paranoico, no es nada de eso —mintió.

— Tú…

La frase quedó inconclusa y los ojos de su amigo dejaron de mirarlo. La confusión lo invadió cuando su amigo lo pasó por alto y corrió en dirección opuesta. Giró para ver qué era lo que Kyung Min tenía y le pareció irreal cuando lo vio a él.

— ¡Viniste! —chilló emocionado, abrazando al castaño con fuerza.

Luhan correspondió el gesto con la misma efusividad y ante eso el pelirrojo sintió que finalmente podría estar en paz. Por fin iba a dejar a Sehun en buenas manos y no temer que todo se iría al carajo cuando se marchara. Finalmente tenía la esperanza de que podría devolverle a Sehun todo lo que había hecho por él y ofrecerle la felicidad que él tanto se merecía.

— No voy a fallar, esta vez ya no —susurró para que solamente él lo escuchará.

Era una promesa, Kyung Min estaba seguro de ello, así como estaba seguro de que Luhan iba a cumplirla y pensó entonces que podría llorar de alegría al ver que finalmente todo estaba volviendo al camino que siempre debió tener para ellos dos, ese donde Luhan y Sehun nunca se separaban.

Notas finales:

*Según mis investigaciones y la regla de tres, ?525500 son equivalentes a 9623.78 pesos mexicanos aproximadamente

Espero que les haya gustado, gracias por leer y hasta la próxima.

Besos y mil abrazos <3


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