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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Holaaa!!!! 

 

Una disculpa por no haberme pasado por aquí a desearles un feliz año nuevo, pero realmente espero que su año este lleno de exitos y bendiciones.

 

Les envío un gran abrazo y espero el capítulo les guste ^^

« El día finalmente había llegado. »

Fue su primer pensamiento al verse al espejo esa mañana, se acomodó el cabello sin muchos ánimos y suspiró, la noche pasada lo había vuelto a su color natural; castaño oscuro. Miró a su tocador topándose con los muchos y diversos colores de lentes de contacto que solía usar pero antes de poder decidir que color usar ese día, recordó que Sehun una vez le había dicho que su color natural era más bonito y por ello, sólo por ese día y hasta quien sabe cuándo, dejaría a su amigo ver su color natural de sus ojos.

Se dio una última mirada al espejo antes de tomar la toga y berrita que ese día irían sobre su uniforme, saliendo de su habitación finalmente. Afuera todo era un ir y venir para los trabajadores de la mudanza y ver eso casi lo hizo llorar pero sabía que no debía. Una sonrisa apenada le fue dirigida de parte de su madre y él se obligó a mostrarle una enorme sonrisa de felicidad que no sentía.

Ella fue y lo abrazó entonces para minutos después estar a bordo del auto de su madre con destino a la escuela. Ella le hablaba animadamente de su nuevo hogar y aunque Kyung Min sonreía a todo; no era feliz.

La escuela ya estaba abarrotada de gente cuando llegaron, una sonrisa familiar lo esperaba en la puerta y tan pronto lo vio corrió hacia él, tenía ganas de abrazarlo pero se abstuvo porque no quería que todo ese día supiera a despedida, para eso aún faltaba algo de tiempo.

Sehun lo miró atentamente y le obsequió una cálida sonrisa para luego pasarle un brazo por lo hombros y comenzar a avanzar al auditorio donde la ceremonia de graduación tendría lugar. Se despidió de su madre una vez entraron al lugar y avanzaron al frente para sentarse con todos sus demás compañeros. La resplandeciente sonrisa de Cherry los recibió a ambos cuando tomaron su lugar y poco después todo comenzó.

Al final no prestó a tención a ningún discurso dado por los profesores o la directora, su mente tan sólo podía concentrase en que los minutos pasaban demasiado rápido y lo acercaban cada vez más a su partida. No quería irse.

— Y ahora, el discurso de despedida del representante del alumnado —anunció el maestro de ceremonias y sólo entonces el pelirrojo miró al frente.

La sonrisa y bella mirada de Luhan lo hizo sonreír, verlo le devolvió la paz que sentía estaba perdiendo porque sabía que al estar él de su lado no tenía nada de que temer. Luhan cumpliría con el objetivo que él se veía obligado a abandonar.

Lo miró en todo momento del discurso pero no prestó atención a ninguna de sus palabras, pero eso no fue ningún impedimento para que al final del discurso aplaudiera de pie al igual que la adorable familia del castaño, sonriendo aún más al ver el orgullo que Sehun no podía ocultar en su mirada.

El final se vio marcado entonces, los alumnos comenzaron a ser llamados uno a uno para recibir los documentos que les darían su libertad y él los miró pasar uno a uno con algo de melancolía, y no porque los fuera a extrañar sino porque sabía que eso lo acercaba más al final.

Fue obligado a regresar a la realidad cuando el nombre de Cherry fue pronunciado y la bella chica les obsequió una resplandeciente sonrisa, escuchó los aplausos y al girar hacia atrás, se encontró con la mirada orgullosa y feliz de los padres de la bella chica.

Su nombre fue pronunciado entonces y su mirada extrañada se posó en su amigo, recibiendo una sonrisa serena de parte del rubio que lo alentaba a ir. Asintió levemente y avanzó, escuchando los aplausos a su alrededor y sintiéndose más que feliz cuando vio desde el escenario a sus amigos y a su madre aplaudiendo de pie.

Le dio la mano a la directora y a un par de maestros que lo felicitaron, bajando finalmente del escenario para ir a su lugar, sonriendo divertido al saber que su madre le estaba tomando fotografías a cada paso que daba. Se giró una última vez hacia su madre y ella le envió un beso, sonrió ampliamente por eso y se situó a un lado de Sehun, cayendo en cuenta de que la familia Sehun en realidad no había asistido al evento.

Sabía que el rubio estaba mejor de esa forma pero era realmente triste que su amigo no tuviera más que los aplausos obligatorios de todos ahí, tomando la decisión entonces de que, cuando fuera el turno de Sehun, él aplaudiría como nadie.

La incertidumbre creció en su pecho al ver que todos los alumnos continuaban yendo al escenario para recibir el trozo de papel que los liberaría de ese lugar pero Sehun no lo hacía, comenzaba a preocuparle que la directora hubiese encontrado una forma para obligarlo a quedarse.

— Por último, llamaremos a los tres primeros lugares en aprovechamiento de este ciclo escolar —anunció el maestro de ceremonias—. Tercer lugar; Kim Jung Hye de tercer año clase C —dijo y los aplausos programados iniciaron—, segundo lugar; Wu Luhan de tercer año clase B y… primer lugar; Oh Sehun de tercer año clase B —finalizó.

Sehun le sonrió antes de avanzar al escenario, una sonrisa inmensa se apoderó de sus labios y se puso de pie con aplausos eufóricos al verlo recibir aquel folio de parte de manos de la directora que tenía el ceño fruncido, pensó en gritar algo entonces pero no fue necesario.

— ¡Esos son mis bebés! —escuchó la eufórica voz femenina a sus espaldas—. ¡Hunnie y Hannie, mamá está muy orgullosa de ustedes! —gritó con su quebradiza voz.

— Cariño, tranquilizante por favor —pidió el guapo hombre a su lado.

— ¡Niños, son los mejores! ¡Buen trabajo, mamá está muy feliz! —siguió gritando.

— Amor…

— Míralos, cariño —señaló—. ¡Son nuestros pequeños!

Kyung Min apenas pudo contener la alegría que esas maravillosas personas estaban provocándole al mostrarle todo ese apoyo a Sehun, se giró en dirección al rubio que sonreía agradecido y feliz al mismo tiempo, Luhan en cambio tenías la mejillas rojas aunque de igual forma sonreía.

La única chica a su lado se giró hacia el castaño y le dio a Luhan un abrazo a modo de felicitación, haciendo lo mismo con Sehun poco después. Kyung Min casi se rió de los dos cuando fue su turno de compartir un abrazo y este duró un poco más en lo necesario, a esas alturas él tan sólo rogaba porque ambos abrieran los ojos pronto y entendieran que estar alejados era un gran error.

El lugar fue inundado entonces por aplausos, gritos y birretes al aire de todos los demás alumnos dándole fin a la ceremonia. Todos salieron a reunirse con sus familias y Kyung Min recibió un fuerte abrazo de su madre, permitiéndose observar atentamente como Luhan recibía un abrazo de sus padres y hermanos antes de despedirse de ellos y salir de ahí apresurado.

— Hola Sehun, muchas felicidades por el primer lugar —saludó su mamá, regresándolo a la realidad.

— Muchas gracias señora —sonrió.

— ¿Sabías del hecho de que ustedes serían los últimos? —preguntó con el ceño fruncido, viendo al rubio asentir—. ¡¿Por qué no me dijiste?! —chilló y le dio un débil golpe en el brazo—. ¿Tienes una idea de lo preocupado que me puse al pensar que la loca de la directora te reprobatoria? —bufó.

— Lo siento, quise que fuera una sorpresa —se disculpó, revolviéndole el cabello y haciéndolo gruñir por eso.

— ¡Sehunnie! —exclamó la emocionada señora Wu—. Muchas, muchas felicidades tesoro, estoy tan orgullosa de ti —dijo, estrechando con fuerza el cuerpo del rubio—. También te pido una disculpa por la de hace rato, es sólo que cuando los vi ahí a los dos, la emoción me sobrepasó y no pude contenerme —murmuró levemente sonrojada.

— No se preocupe, usted sabe cuánto significa para mí todo lo que hace por mí —aseguró sonriente.

La adorable mujer sonrió más ampliamente, estrechándolo un poco más fuerte entre sus brazos.

— Más tarde haremos algo así como un festejo por lo de hoy, sería agradable que fueras —murmuró timidamnete.

Sehun sonrió apenado y el pelirrojo ya sabía que no iba a ir, tenía el presentimiento de que principalmente era debido a Luhan, aunque también imaginaba que Sehun iba a estar ocupado esa noche también. Lo había estado desde que Minho había hecho aquella canallada en su contra.

— Me encantaría señora Wu, lamentablemente hoy quedé con mis amigos —explicó apenado.

Ella negó levemente con la cabeza, su sonrisa seguía igual de bonita y cariñosa que cuando se acercó a Sehun y, luego de restarle importancia y felicitarlo una última vez, se despidió, dejando un beso sobre la frente del rubio antes de marcharse.

— Es adorable —dijo Kyung Min, sin dejar de mirarla mientras se marchaban.

— Lo sé —sonrió—, pero luego hablamos de eso, debemos irnos —anunció.

— ¿Irnos? ¿A dónde? —preguntó confundido.

— Lo descubrirás cuando estemos allá —respondió con una sonrisa traviesa.

Kyung Min lo miró con los ojos entrecerrados, provocando que riera antes de tomar su mano para comenzar a avanzar. Miró entonces a su madre pero ella únicamente sonrió y asintió, dándole su autorización para ir con Sehun; quería que su hijo aprovechara al máximo el tiempo que le quedaba con ese maravilloso muchacho que afortunadamente había podido ver todas las grandes virtudes de su pequeño.

Durante todo el camino Kyung Min no dejó de preguntar una y otra vez a dónde era que se dirigían pero Sehun jamás le dijo nada. Estaba perdiendo la paciencia hasta que finalmente entraron a una especie de salón y fue ahí cuando sus ojos se llenaron de lágrimas de emoción.

Su mirada viajó directo a Sehun que solamente le sonrió y asintió, alentándolo a avanzar. El pelirrojo sonrió ampliamente y corrió hacía la mesa donde Chanyeol, Cherry y Lay lo esperaban, había un enorme cartel que tenía escrito: “Kyung Min, eres el mejor”, en horribles letras hechas con pintura en aerosol. Lay fue el primero en levantarse y estrecharlo en un gran abrazo, seguido de Chanyeol y Cherry para finalizar.

Era una fiesta de despedida que le provocaba tanta alegría como tristeza. Sin embrago, sabía que esas maravillosas personas lo harían sentir tan feliz como para que recordara que esa misma tarde tomaría un vuelo que lo llevaría lejos donde no podría verlos indefinidamente.

Ellos se encargaron de hacer que se olvidara de todo menos de los mejores recuerdos que tenía a su lado, lo hicieron reír hasta que sus ojos lagrimaron y sus estomago dolió, lo complacieron en todo y, por un corto segundo, fue como si fuera un día común y corriente donde él no se iría.

Sin embargo, y antes de que pudiera darse cuenta, el tiempo se había ido volando y todos se encontraban ya en el aeropuerto para despedirlo, se obligó a sonreír aún pese al nudo que tenía en la garganta y miró a los tres chicos y a la única chica frente a él.

— Bueno, creo que ha llegado la hora —sonrió tan ampliamente como pudo.

— Vamos a extrañarte Minnie, cuídate mucho y no olvides llamarnos —dijo Cherry mientras lo abrazaba.

Kyung Min asintió y se apartó de la linda chica para luego dirigirse hacía Lay, escondiendo su rostro en el hombro del mayor mientras este lo abrazaba.

— Cuídate mucho mientras estás lejos y pórtate bien —murmuró el chino.

El pelirrojo asintió levemente, luchando por no llorar mientras Lay lo abrazaba y lo hacía recordar el día que se conocieron.

*~*~*

Kyung Min se sintió fuera de lugar tan pronto cruzaron la puerta de estudio del amigo de Sehun, sí era honesto, tenía miedo.

— Hola Lay.

— Hey, ¿por qué tan temprano por aquí?

— Verás, lo que sucede es que quiero que conozcas a alguien.

— Oh, de acuerdo, no tengo problema con ello.

— Lay, este es Kyung Min, un amigo de la escuela.

El chino lo escudriñó con la mirada y él no pudo hacer más que ocultarse tras Sehun por temor a que el tipo tuviera la misma reacción de rechazo que todos los demás tenían.

— Pero mira nada más que niño más adorable.

Kyung Min lo miró como si estuviera loco cuando dijo aquello y le sonrió de esa bonita manera.

— Hola, soy Yixing pero puedes decirme Lay si quieres, soy amigo de Sehun.

— Ho-hola.

— Tranquilo, no voy a hacerte nada, sé que parezco alguien muy rudo pero yo no mataría ni una mosca, de hecho a esas las adoptó como mascotas y las llamó Tony.

Eso hizo reír a Kyung Min y aunque dudó un poco, de igual forma tomó la mano que el chico le ofrecía, quedando atónito cuando esté lo estrechó en sus brazos.

— ¿Lo ves? ¿No estuvo tan mal o sí?

Kyung Min negó y sonrió tímidamente ante la sonrisa del mayor.

— No tengas miedo pequeño, si eres amigo de Sehun automáticamente ya eres mi amigo también, ¿de acuerdo?

El menor asintió rápidamente y sonrió al igual que el mayor le sonreía.

*~*~*

Lay seguía igual, siempre tan dulce y amable. Todo el tiempo estaba ayudándolo en todo lo que podía y Kyung Min siempre lo sintió como un hermano mayor, iba extrañar sus consejos y su cálida sonrisa.

Sus ojos fueron a Sehun cuando el mayor lo liberó, las lágrimas iban a traicionarlo y perdió la batalla en cuanto el rubio lo abrazó con fuerza. Gotitas saladas bajaron por sus mejillas y enterró su cara en el pecho de su amigo, amortiguado el sonido de un pequeño sollozó. No quería separado de él, aún quería estar ahí para apoyarlo en todas sus decisiones aunque estas siempre fueran estúpidas.

Aún quería poder llamarlo a las dos de la mañana para decirle que la película que había visto no era buena, arrastrarlo a fiestas para que fingiendo ser su novio, pelear con él, reír cuando le dijera algún mal chiste, quería permanecer al lado de su amigo.

Sehun era la única persona que lo comprendía y apoyaba en todas sus locuras, era su familia, el único que siempre estuvo dispuesto a defenderlo; su héroe.

*~*~*

Su espalda se golpeó la pared y Kyung Min sintió que lloraría debido a la frustración y el miedo. Había corrido tanto como pudo pero de nuevo ellos lo habían alcanzado.

— Es tu fin, rarito.

Ya lo sabía, pero aún así tembló cuando el líder de su grupo de acosadores se lo dijo.

— Di tus últimas palabras.

Sus ojos se cerraron y esperó el golpe ya resignado.

— Sí fuera tú no haría eso.

La familiar voz del chico nuevo, ese que había estado acosando y que siempre le decía que lo dejara en paz, lo hizo abrir los ojos y mirar incrédulo con él estaba sujetando la mano de su agresor.

El idiota se liberó y lanzó una de sus típicas amenazas, temió entonces por el más alto y pensó en pedirle que se fuera pero no tuvo el tiempo suficiente y en ese momento sólo podía observar a su acosador en el suelo, inconsciente.

— Mi carácter es una mierda, así que no jueguen con mi paciencia, no vuelvan a acercarse a él.

Los únicos dos chicos que quedaban en pie asintieron frenéticamente antes de tomar al chico inconsciente y salir volando de ahí. La mirada fría del más alto de posó sobre él y únicamente consiguió asentir.

— Bien, estoy seguro de que ellos no volverán a meterse contigo pero de todas maneras quédate cerca de mí.

Kyung Min se quedó boquiabierto tras aquella frase.

— ¿Hablas enserio?

Él no contestó y comenzó a alejarse.

— ¿Vienes o no?

El pequeño chico asintió frenéticamente antes de alcanzarlo y colocarse a su lado con una sonrisa resplandeciente que se ganó una mirada interrogante de parte del otro. Ese día decidió que ellos no iba a separarse si Kyung Min podía hacer algo al respecto.

*~*~*

Su relación había comenzado ahí, Sehun fue la única persona que había dado la cara por él y que se mantuvo protegiéndolo, él quería hacer lo mismo por su amigo pero el tiempo ya se le había agotado.

Se apartó de Sehun para decirle que era suficiente de esas cursilerías pero sólo pudo quedarse paralizado y con los ojos muy abiertos mientras los labios de Sehun estaban sobre los suyos, el contacto apenas duró unos miserables segundos pero seguía siendo un beso que lo tenía en estado de shock.

— ¿Por qué…?

— Eres un estúpido y también eres demasiado tímido, me preocupa que empieces a salir con un patán que luego te rompa el corazón, por lo menos así sabrás que tu primer beso no fue despedido del todo —explicó, haciéndose el interesante con esa expresión neutra pero aún así Kyung Min sabía lo avergonzado que estaba por la forma en la que miraba a otro lado.

Suspiró enternecido y se ahorra el hecho de discutir con su mejor amigo, sabía por experiencias pasadas, que eso había sido la cosa más difícil de hacer para Sehun. Se volvió entonces hacia Chanyeol quien continuaba con la sorpresa plasmada en todo su rostro.

Suspiró pesadamente, las cosas con Chanyeol siempre habían sido complicadas, era algo así como una relación te quiero/te odio por parte de ambos. Peleaban por cualquier cosa y minutos más tarde estaban riendo y bromeado como si nada.

Todo con él era fastidiosamente complicado y divertido, incluso la forma en la que se conocieron, lo cual había sido mucho antes de que Sehun los presentara pero ninguno dijo nada sobre ese día.

*~*~*

Idiota.

Pensó tan pronto la sonrisa socarrona del chico se extendió más, se sentía muy avergonzado pero para su buena fortuna las luces de aquel club lo ocultaban muy bien.

— Bueno, esto cambia las cosas.

Kyung Min bufó, el imbécil se estaba burlando.

— ¿Lo harás o no?

— Claro que lo haré.

Sonrió aún más y él simplemente rodó los ojos. Se tensó al verlo levantarse pero lo siguió igual, deteniéndose cuando él lo hizo.

— Una advertencia antes de que esto llegue más lejos.

Kyung Min asintió para que continuara, preguntándose para sus adentros cuál era la razón por la que temblaba levemente ante la mirada ajena.

— Me importa una mierda que seas virgen, sí esta noche vienes conmigo te advierto que no seré suave ni dulce; conmigo no hay novela romántica. Esto será sexo a mi manera y eso nunca incluye cosas bonitas como caricias y besos dulces, será duro y probablemente te haga cosas para las que no estés preparado. Ahora bien, ¿quieres continuar?

Kyung Min mentiría si dijera que no tenía miedo pero ya era tarde para echarse atrás, ya estaba ahí.

— Sí quisiera algo lindo y romántico estaría con un apuesto chico que me jurará amor eterno en lugar de aquí contigo en este club de cuarta.

El alto sonrió por su respuesta, dio media vuelta y siguieron avanzando entre la gente, hacia un rincón oscuro. Estaba realmente nervioso pero no saldría corriendo porque quería eso, lo supo en cuanto cruzó las puertas de ese lugar y se acercó a ese tipo.

*~*~*

Luego de ese día poco tiempo pasó antes de que Sehun le presentara a Chanyeol como unos de sus mejores amigos, ambos fingieron no conocerse, no se llevaron bien ni siquiera por lo que había pasado entre ellos. Chanyeol era un idiota y solía molestarlo sin razón, sacándolo de sus casillas constantemente, sin embargo, poco tiempo bastó para que Kyung Min comenzara a llamarlo.

Sabía que el tipo era un maldito puto que iría sin pensarlo y así fue, no eran novio, ni siquiera podía considerarlo un gran amigo pero a Kyung Min le gustaba el sexo y Chanyeol era excelente en ello.

Sus manos se estiraron, empuñando la delgada tela de la camiseta del más alto y acto seguido estrelló sus labios con los del contrario, que respondió con la misma ansiedad y urgencia con la cual él lo besaba. Pudo escuchar una rápida ingesta de aire tras ellos y no tenía que ser un adivino para saber que se trataba de Sehun.

Se separaron luego de unos minutos, con la respiración acelerada y los labios hinchados. El más alto sonrió antes de envolverlo en sus brazos y besar su cabello. Ese de hecho era el gesto más dulce que Chanyeol había tenido con él.

— Se bueno Min, busca un chico bueno que te quiera de verdad y ya no vayas a clubes para buscar idiotas como yo —dijo con una tierna sonrisa.

Kyung Min asintió antes de ser separado bruscamente de Chanyeol y verlo caer al suelo. No lo sorprendió y en realidad tenía que admitir que por eso había hecho todo, sabía que Sehun reaccionaría así. Venganza, Dulce venganza.

— ¡¿Por qué me golpeas?! —espetó Chanyeol.

— ¡¿Por qué demonios no me dijiste que te estabas follando a Kyung Min?!

— ¡No es culpa mía, fue él quien dijo que no podía decirte! —señaló al pelirrojo.

— Era algo privado —se encogió de hombros.

Sehun bufó antes de tenderle la mano a Chanyeol para ayudarlo a ponerse de pie, el otro lo miró con desconfianza pero terminó aceptando la ayuda. Kyung Min miró entonces a sus amigos y sonrió lo mejor que pudo tras escuchar el anunció de su vuelo, lo había hecho bien hasta ese momento y no había llorado demasiado, con Sehun fue imposible no soltar lágrimas pero se sentía orgulloso de poder mantener la compostura.

— Bueno, esa es mi señal —sonrió.

— Buen viaje, Minnie —dijo Cherry mientras volvía a abrazarlo.

— Cuídate mucho y envíanos un mensaje cuando estés allá —pidió Lay.

— Aún tenemos que hablar sobre esto —advirtió Sehun, volviendo envolverlo en sus brazos. Kyung min simplemente rió ligeramente y asintió.

— Me debes lo del golpe, espero que cuando ya tengas un lindo novio me envíes una foto y no sé, tal vez podamos hacer un trío —sonrió coqueto—. ¡Deja de golpearme! —se quejó tras el golpe en la cabeza que Sehun le dio por su comentario.

— ¡Entonces deja de decir estupideces! —exclamó.

Kyung Min volvió a reír, tomando entonces su maleta.

— Lo voy a pensar Chanyeol —respondió, sacándole una sonrisa al más alto y haciendo a Sehun fruncir el ceño—. Me voy ya, les enviare muchos mensajes, sean buenos mientras no estoy. —Todos asintieron.

Kyung Min dio la media vuelta para dirigirse hasta donde su madre lo esperaba. Estaba muy feliz de no haberse quebrado frente a ellos, seguramente iba a llorar más tarde pero por lo menos no iba a hacerlo ahí donde los podría tristes a todos. Sin embargo…

— ¡Kyung Min!

El pelirrojo se detuvo de golpe, su madre miró con preocupación la expresión que puso en ese momento y como lentamente se giró al propietario de aquella voz. Sintió un nudo en el estomago tan pronto levantó la mirada y él lo miró con alivió por haber llegado a tiempo.

En algún lugar había escuchado antes que aunque uno supiera disfrazar muy bien todos sus sentimientos eso no significaba que estos desaparecían y si alguien podía ser una prueba humana de ello ese era Kyung Min, nunca nadie supo de ellos, ni siquiera pensaron que eran posibles.

*~*~*

— ¡Oye!

Gritaron desde atrás y el pequeño castaño se giró rápidamente asustado, era el primer día de clases en la secundaría y ya un montón de matones lo habían amenazado, temía que fueran ellos.

— Olvidaste esto en el salón.

Kyung Min apenas vio lo que el otro chico le entregaba, sus ojos estaban fijos en su bonita sonrisa y el precioso brillo en sus ojos castaños.

— Gra-gracias.

— De nada, pero debes poner atención o alguien lo tomara y no para traértelo.

Kyung Min asintió al pequeño regañó del chico, preguntándose cuando había sido la última vez que su corazón se había acelerado tanto. La presencia ajena estaba haciendo estragos con él y no podía hacer más que estar ahí sintiéndose demasiado tímido, más de lo normal.

— L-lo haré.

— De acuerdo, confiaré en ti. Hasta mañana.

Kyung Min apenas murmuró un pequeño adiós y supo desde ahí que estaba en problemas entonces.

*~*~*

Lo había conocido en primer año de secundaría y había sentido algo por él desde entonces, siempre lo ocultó porque sabía que no tenía oportunidad. Además de Sehun, él fue la única persona que parecía dispuesto a ayudarlo pero nunca le dijo nada de sus problemas porque él mismo tenía mucho con los idiotas que lo atacaban por su aspecto.

Admiraba inmensamente el hecho de que siempre luchara, quiso volverse su mejor amigo pero entonces llegó Sehun y todo se le escapó entre los dedos. Lo supo tan pronto vio su mirada fija en Sehun, supo que había perdido sin siquiera luchar.

Porque supo desde un principio que la sonrisa que él dibujaba en sus labios para todo mundo no era ni de cerca un fantasma de la que realmente debería ser su sonrisa real y sí, poseía un hermoso y particular brillo en su mirada pero también ocultaba una gran tristeza que sólo se vio levemente extinta cuando sus ojos se posaron en el chico nuevo.

Supo entonces que cualquier intento sería en vano, pero lo quería demasiado como para quedarse de brazos cruzados y fue por ello que decidió actuar y convertirse en el mejor amigo del chico nuevo para así ser capaz de devolverle la alegría a la persona que quería.

Fue una fortuna que Sehun fuera un maravilloso chico y que se encariñara con él demasiado pronto, pero nunca se olvido de él y de que, tras conocer a Sehun-el chico que se había vuelto  su mejor amigo-, él  era el único merecedor de la valiosa persona a la que tanto quería.

Siempre actuó por el bien de ambos, quería verlos felices a los dos pero si era honesto consigo mismo, siempre se trató de su amor por Luhan más que por Sehun. Fue por eso que siempre se ponía de su lado hiciera lo que hiciera, era por eso que siempre intercedía frente a Sehun, era por eso que aunque apoyaba a Sehun, siempre se puso más del lado del castaño.

Lo ocultó bien durante años porque sabía que no importaba lo que hiciera, Luhan no iba a mirarlo como él quería y tampoco quería perder a Sehun por mucho que le doliera saber que tras su llegada, la mirada siempre amable que Luhan le daba se volvió una de pura indiferencia y un poco de rencor, pero estaba bien si de esa forma aseguraba la felicidad de las dos personas que significaban tanto para él.

— Luhan —susurró apenas.

— Lamento llegar tarde —habló, dándole una pequeña sonrisita.

Se había sentido muy orgulloso de sí mismo por no haber llorado frente a sus amigos pero ese era Luhan y no pudo hacer nada para evitarlo. Las gruesas gotas de agua salada simplemente se derramaron solas de sus ojos y sin darse cuenta sus manos soltaron su maleta antes de que sus piernas atravesaran la distancia y sus brazos se aferraran  Luhan.

Fue tan dichoso cuando él le devolvió el abrazo y sollozó contra su hombro. Alguna vez soñó con Luhan abrazándolo de esa forma, lamentablemente en su sueño siempre había un final feliz y no una despedida inminente.

— Voy a extrañarte mucho, gracias por todo lo que has hecho por mí —susurró dulcemente.

El pelirrojo se tragó su: “volvería a hacerlo todo por ti” y estrechó un poco más fuerte el cuerpo ajeno.

— Cuídate mucho, por favor —susurró—. También cuida de él.

— Lo haré, lo prometo.

Kyung Min asintió levemente, sus brazos finalmente lo liberaron y sus manos tomaron las del castaño. Sus húmedos ojos se posaron sobre la brillante mirada del castaño y cerró los ojos antes de besar levemente las manos ajenas.

— Gracias por dejarme conocerte y motivare a ser la persona que soy ahora —musitó, sonriendo lo mejor que pudo.

Luhan lo miró visiblemente confundido y, justo en ese momento que no tenía miedo de arriesgarse, lo besó en los labios como alguna vez tuvo la esperanza de hacerlo. Luhan se quedo en estado de shock pero nunca trató de empujarlo y también sentía la mirada horrorizada de Sehun.

Se alejó riendo suavemente y luego de permitirse un abrazo más regresó hacía donde su madre lo esperaba, sonriéndole ampliamente al verla tan confundida.

— ¿Ese es el niño que te gusta? ¿No era Sehun? —murmuró desconcertada, haciéndolo reír.

— Estaremos en contacto, sean buenos mientras no estoy —dijo antes de dar la media vuelta y comenzar a caminar.

— ¡Te vamos a extrañar! —oyó la voz de Cherry.

— ¡Ven a visitarnos! —Ese fue Lay.

— ¡No vayas a llorar mucho por mí! —El estúpido de Chanyeol.

— ¡Recuerda llamarme siempre que puedas! —Oh sí, claro que planeaba llamar mucho a Luhan.

— ¡Asegurarte de llegar sano y salvo, aún me debes una maldita explicación! —Sehun realmente se oía enojado pero sabía que no lo estaba del todo.

— ¡Adios chicos y gracias! ¡Estoy seguro de que hoy he recibido más besos de los que voy a recordar, excepto de Chanyeol, de él ya he recibido bastantes y no besa rico! —gritó, riendo con fuerza al ver la expresión de Chanyeol—. ¡Recuerden también que esto no es el final y que los acosaré por teléfono! ¡Hasta pronto! –finalizó, elevando su diestra para mostrarles una V de victoria y sonriendo como nadie antes de cruzar las puertas que lo llevarían hacia la sala de embarque.

Todos se quedaron ahí, mirando con una sonrisa el camino hasta que ya no fueron capaces de ver a Kyung Min, continuando inmóviles incluso minutos después que estaban seguros que él ya no regresaría. Tras eso Luhan fue el primero en dar la media vuelta, tenía mucho que hacer aún.

— Luhan, ¿a dónde vas? —llamó Lay.

— Yo… —comenzó pero la mirada de Sehun fue suficiente para hacerlo perder todo su valor—, tengo cosas que hacer —murmuró.

— Bueno, nosotros teníamos planeado ir a comer, pensé que te gustaría unirte —propuso amablemente.

— Yo… no puedo, tengo que ir a otro lado —se excusó

— ¿A dónde iras? Ni siquiera te quedaste con tus padres al terminar la ceremonia de graduación —soltó rudamente Sehun.

— Lo que pasa es… — su mirada fue hasta Sehun y tan pronto sus ojos se conectaron agacho la mirada—, estoy tratando de encontrar un empleo.

— ¿Y tú para que quieres uno? —interrogó con el ceño fruncido, ganándose la mirada de todos sobre él.

— Lo que pasa es… —balbuceó mientras todos lo miraban a él entonces.

— Hasta donde yo sé, tus padres pueden sin problema costear la escuela.

— L-lo que pasa es…

— Ellos también siempre han dicho que primero tienes que concentrarte en estudiar y nada más.

— S-sí pero…

— Además…

— ¡Deja al pobre chico en paz! —soltó exasperado Lay—. No hay nada de malo si está buscando un empleo —bufó, ganándose un gruñido de parte de Sehun.

— Ta-tal vez pueda tomarme un momento e ir a comer con ustedes —habló Luhan para aligerar la tensión del ambiente.

Lay sonrió felizmente y tomó su mano para comenzarlo a arrastrar al que, según él, era el mejor restaurante de comida China de la ciudad. Tardaron un poco en llegar y al entrar fueron rápidamente guiados a una mesa por una amable chica.

— Sean bienvenidos a Lo Mein —dijo sonriente, entregándoles la carta—, ¿cómo podría servirles?

— Bueno, podrías empezar diciéndome a que hora sales —propuso Chanyeol, con una sonrisa traviesa—. ¡Ya deja de golpearme! —exigió tras el golpe de Sehun en su cabeza.

— Ni siquiera ha pasado una hora de que Kyung Min se fue y tú ya estás coqueteándole a esta chica —gruñó.

— Para tu información, en primer lugar; Kyung Min no era mi novio, era algo así como un sexfriend —dijo tranquilamente, ganándose una mirada fulminante del rubio—, y en segundo lugar; él beso a Luhan frente a mis narices y poco le importaron mis sentimiento.

Sehun miró entonces a Luhan quien se sonrojó furiosamente, fingiendo poner toda su atención en la mesera.

— Pe-pediré los tallarines Lo Mein —dijo rápidamente.

— Buena elección, son la especialidad de la casa —aseguró la chica.

Varios minutos después sus pedidos fueron llevados a la mesa por la misma chica, los chicos conversaban tranquilamente y Luhan no podía sentirse más fuera de lugar, era ese sentimiento de cuando vas a una fiesta pero no conoces a absolutamente nadie ahí.

Se dedicó entonces a recorrer el lugar con la mirada, posando su mirada en un lugar en específico donde la chica de antes limpiaba. Ella le sonrió al notar su mirada y él devolvió el amable gesto.

— ¿Pasa algo? —preguntó fríamente Sehun y él se obligó a desviar la mirada.

— Nada — trató de sonreír y continuó comiendo.

Demoraron muy poco en terminar y salir del lugar, estaban a medio camino a casa cuando Luhan se detuvo.

— ¿Pasa algo, Luhan? —preguntó Lay con una bonita sonrisa, tras notar que el menor se estaba quedando aras.

— Mamá me envió un mensaje, necesita que compre unas cosas, así que debo irme —explicó—. Fue divertido, gracias por invitarme.

— De nada, nos vemos después.

Luhan asintió rápidamente, su mirada se cruzo con la de Sehun apenas una fracción de segundo antes de que diera la media vuelta y comenzara a correr. Tan sólo esperaba recordar bien el camino para volver al restaurante; para su buena fortuna así fue y diez minutos después ya estaba frente a frente con el dueño del lugar.

— Bueno, no hay problema con que seas menor de edad, puedes traer una carta firmada por tus padres,  pero entre los requisitos señalamos que la experiencia es importante y tú no la tienes —explicó apenado el hombre.

— Lo sé pero le aseguro que no tendrá ningún problema conmigo, aprendo rápido — afirmó.

— No dudo de tu capacidad, pero debes entender que no es un trabajo nada fácil —explicó.

— Estoy consciente de ello pero puedo hacerlo.

El mayor lo miró sin estar completamente seguro de que hacer, el chico no tenía experiencia y eso podía ser un problema. Sin embargo, parecía un buen muchacho, también lucia como un chico honesto y necesitaba eso, desde que había puesto el anuncio todos los que llegaban ahí parecían recién salidos de prisión.

— Está bien —suspiró resignado—, el empleo es tuyo pero deberás estar una sema a prueba —advirtió.

— ¡Muchas gracias, no se arrepentirá! —prometió.

— Eso espero, ¿cuándo puedes empezar?

— Inmediatamente si usted lo requiere.

— Bueno, aprecio el entusiasmo pero ya es algo tarde —sonrió, el chico le agradaba—, mejor ve a casa y vuelve mañana a las nueva, ¿de acuerdo?

— Sí — asintió—, no vemos mañana señor Li —se despidió alegremente y salió de ahí más que feliz.

Había una sonrisa enorme cuando llegó al interior de su hogar, sorprendiéndose cuando encontró a toda su familia alrededor de la computadora de escritorio. Se acercó curioso y su boca se abrió debido a la sorpresa de ver a su hermano mayor en la pantalla.

Luhan, bienvenido —le dijo el mayor, logrando que todos se girarán a mirarlo.

— Gracias, me da mucho gusto verte YiFan g“ —sonrió.

Me alegra que llegarás, no habría tenido sentido esta vídeo-llamada si tú no hubieras llegado a fin de cuentas —sonrió.

Luhan sonrió de vuelta y asintió, adoraba a su hermano mayor.

Aunque todavía deberás explicarme después el porqué no vendrás a mi boda.

— No quiero dejar sola a YanYan jiějiě —explico, y bueno eso era cierto, en parte.

Entiendo la ausencia de YanYan,  aunque aun así todavía tenemos que hablar bien sobre la tuya pero eso lo dejaremos para otra ocasión, por ahora sólo quiero que YanYan y tú conozcan a alguien —explicó.

Ambos menores miraron curiosos la pantalla mientras su hermano mayor hacía un ademán para pedir que ese alguien se acercara. Una hermosa joven de cortó cabello castaño apareció frente a ellos, su sonrisa era resplandeciente y sus ojos eran bellas y brillantes gemas negras.

Mamá, papá —habló YiFan, ganándose la atención que la joven había acaparado—, ustedes ya la conocen por lo que no hace falta presentárselas, así que… —pausó para mirar con ternura a la joven a su lado—, niños ella es LiXue y es mi prometida —habló sin dejar de mirar a la mujer a su lado.

Luhan la miró con mucha atención, sonriendo ampliamente al notar que la mirada de ella reflejaba el mismo amor con el cual su hermano la miraba. Le sonrió a ella también cuando lo miró, recibiendo a cambio una tierna sonrisa.

Mucho gusto chicos, su hermano siempre está presumiendo acerca de sus hermanitos —explicó risueña, logrando que YiFan se ruborizara levemente.

Estás exagerando, no es tan así —se defendió el mayor, haciéndolos reír.

— Me da mucho gusto conocerte LiXue jiějiě, espero que podamos charlar mucho en la boda puesto que yo si asistiré, te prometo que tengo un montón de historias vergonzosas sobre YiFan g“ de cuando era joven —dijo alegremente Zhao.

Zhao —gruñó su hermano mayor.

Me encantaría escucharlas todas.

Cariño —se quejó YiFan, haciéndolos reír una vez más.

— Estoy muy contenta de conocerte LiXue jiějiě, lamento no poder ir a la boda pero espero podamos vernos en Navidad —habló YanYan.

Yo también estoy muy feliz de conocerte, eres más hermosa de lo que YiFan me dijo —sonrió, haciendo sonrojar a la pelinegra—. Espero conocerte en persona muy pronto.

La bella mujer posó su mirada en Luhan entonces, el castaño no supo que decir o hacer por lo que únicamente sonrió tímidamente.

Tú debes ser el pequeño Luhan —sonrió.

— Sí, yo... lamento mucho no poder ir a la boda pero no creo correcto dejar a mi hermana mayor aquí sola, se metió en problemas por mi causa después de todo pero espero de todo corazón que todo salga muy bien y también te doy la bienvenida a la familia —sonrió levemente.

Muchas gracias Luhan, realmente espero poder conocerte pronto.

Luhan asintió a las palabras de la bella mujer y permaneció ahí mientras sus familiares seguían charlando sobre las próximas nupcias del mayor de sus hermanos. Apenas prestó atención pero de alguna forma consiguió responder cuando era necesario.

Les hizo saber a sus padres que finalmente había encontrado y tras ser felicitado por ellos, se retiró a su habitación rápidamente simplemente para pasar la próxima hora y media mirando fijamente su móvil. Estaba demasiado nervioso y no había hecho nada, aún cuando sabía que tenía que hacer la llamada a final de cuentas.

Marcó el número que Kyung Min le había dado escrito en ese post-it rosado con forma de osito y aguardó ansiosamente mientras escuchaba como el teléfono le daba tono, comenzando a desesperarse cundo dio los primeros tres y nada pasó; iba a colgar, o eso pensó hacer hasta que finalmente escuchó algo del otro lado.

Habla Oh Jung Sun —dijo una grave e intimidante voz al otro lado, de alguna manera se sintió paralizado y extrañamente la encontró familia—. ¿Quién es? —exigió saber usando un tono más demandante.

— Bu-buenas noches, dis-disculpe por llamar a estas horas —balbuceó apenas.

¿Quién habla? —preguntó una vez más, aunque por el tono de voz, Luhan sentía que le estaba ordenándole revelar su identidad.

— M-mi nombre es Wu Luhan, tal vez usted no me conozca pero yo soy…

Oh, pequeño Luhan —respondió con un tono de voz más relajado pero no menos intimidante—. ¿Cómo has estado?

— ¿Us-usted sabe quién soy? —inquirió asombrado.

Naturalmente, Sehun me habló mucho de ti —explicó, haciendo que Luhan se ruborizara sin saberlo—. Así que… ¿a qué debo tú sorpresiva llamada? También me gustaría saber cómo conseguiste mi número privado —habló seriamente.

Las manos de Luhan comenzaron a sudar, sabía que el mayor estaba al otro lado de la línea, en otra ciudad incluso y todavía con ese conocimiento Luhan no podía evitar sentir como si ese hombre lo escudriñan con la mirada.

— S-su número lo obtuve de Kyung Min —murmuró.

Ya veo, debí suponerlo.

— Bu-bueno, verá… el motivo de mi llamada es porque… yo… yo necesito que me haga un enorme favor —explicó con apenas un susurro.

¿Un favor? —preguntó desconcertado.

— S-sí, ve-vera… lo que sucede es… bueno yo… —tartamudeó hasta escucharlo reír.

Tranquilo chico —dijo con tranquilidad—, no voy a comerte o algo por el estilo —volvió a reírte.

— L-lo lamentos es solo que creo yo… —suspiró— supongo que estoy nervioso —confeso.

No encuentro razón para estarlo —soltó despreocupadamente.

— Bueno yo… —pausó sacudiendo la cabeza, estaba perdiendo demasiado tiempo—; el favor que necesito es que me perita hacerme pasar por usted —soltó de golpe.

Todo se quedo en silencio de golpe, Luhan comenzó a sudar frío y por un instante pensó que le habían colgado, sin embargo, la suave respiración al otro lado lo hacían saber que no era de esa forma y que el mayor seguía ahí.

¿Cómo exactamente te harías para por mí? ¿Para qué quieres eso además de todo? —preguntó por fin.

— Vera… —pasó saliva—, Sehun tiene problemas y yo…

¿Problemas? ¿Qué clase de problemas? —preguntó apresuradamente, dejando en evidencia su gran preocupación y sacándole una sonrisa a Luhan; era bueno saber que Sehun tenía una familia que si lo amaba.

— Bueno… Kyung Min me explicó que él no iba a pedir su ayuda porque usted querría resolverlo todo por él y no quería eso, él quiere ser capaz de hacerlo por él mismo además que considera que el problema no es nada tan grave, es por eso que él no pidió su ayuda, y por eso no lo llamó—explicó.

El mayor suspiró pesadamente al otro lado de la línea.

Sí, eso suena justo como Sehun —farfulló.

— Sin embrago, yo creo que sí la ayuda llega de poco a poco él no tendría problema con aceptarla, es por ello que le pido dejarme hacerlo, le juro que no voy a defraudarlo —le juró.

¿Por qué debería acceder? Hasta donde yo sé tú y Sehun ya no son más amigos, Kyung Min me lo dijo en su última llamada.

— Es… es porque Sehun siempre hizo todo por mí aunque se mantuviera lejos, siempre estuvo cuidando de este estúpido desagradecido y es mi turno, quiero ser capaz de protegerlo como hizo conmigo —dijo con decisión.

Son iguales —suspiró pesadamente.

— ¿Eh?

No es nada —restó importancia—. Voy a permitir que hagas lo que tengas que hacer.

— ¡Muchísimas gracias! —exclamó más que feliz—. ¡Le juro que no se arrepentirá de esto!

Espero que sea así porque de no cumplir con tu palabra iré allá y haré que Sehun vena aquí conmigo donde no volverás a verlo ni tú ni la mierda de familia que tiene —advirtió.

— No se preocupe, tiene mi palabra que haré hasta lo imposible por ayudarlo y protegerlo como él lo hizo conmigo antes —afirmó decidido.

Muy bien, entonces… ¿qué necesitas exactamente para llevar a cabo tu plan? —interrogó.

— Necesito su dirección y nombre completos —explicó.

El mayor hizo un sonido de aprobación y minutos más tardes de que la llamada finalizara, Luhan sostenía en sus manos un trozo de papel con todo lo que necesitaba, eso lo hizo sonreír inmensamente y sin poder evitarlo chilló fuertemente su emoción; podía hacerlo.

Un ladrido llamó su atención y corrió a la ventana para encontrarse con Jiāo Táng, al cual le dedicó una radiante sonrisa que lo tenía dando vueltas en su sitió debido a la gran emoción.

— Hola chico —saludó, ganándose un ladrido en respuesta—, ¿estás solo? —Un nuevo ladrido de afirmación—. De acuerdo, entonces se bueno mientras tu dueño vuelve  a casa, ¿entendido?

El dóberman ladró nuevamente y Luhan no pudo evitar reírse ligeramente al verlo correr de un lado a otro mientras ladraba felizmente y volvía después a la ventana para mirarlo. Suspiró sonoramente mientras observaba atentamente desde la ventana cada detalle que podía de la habitación ajena, tan sólo esperaba que Sehun aceptara de buena gana cuando todo comenzara.

***

Un pesado y sonoro suspiro salió de sus labios a la mañana siguiente mientras se miraba al espejo e intentaba no desmayarse por los nervios, volvió a revisar el contenido de su mochila por cuarta vez y finalmente salió de su habitación, encontrándose con sus padres en la puerta, ambos sonriéndole ampliamente y con la expresión reflejando nada más que puro orgullo; fue la misma imagen que había tenido cuando había iniciado el sexto grado y había pedido que lo dejarán ir a la escuela.

Era lindamente vergonzoso.

Su madre le entrego su almuerzo y seguidamente lo jaló a un gran abrazo que lo hizo ruborizar.

— Mi bebé está creciendo tan rápido —dijo y Luhan pudo escuchar claramente su quebrada voz—, ¡ya terminó la secundaria y hasta consiguió un empleo, pronto ya no necesitará a su mamá! —chilló, aferrando más fuerte el cuerpo del más joven.

— Mamá, eso no es así —aseguró.

— ¡No quiero que vayas a trabajar! ¡No te vayas! —lloró dramáticamente.

— Mamá por favor —suplicó.

— ¡No, eres muy pequeño aún!

— ¡Llegaré tarde!

— ¡No! ¡No quiero!

Su padre no tardó mucho en intervenir y cuando Luhan pensó que todo había acabado fue el turno de su padre para abrazarlo.

— Estás convirtiéndote en un hombre de bien, me enorgulleces a mucho —habló en medio de su abrazo, dejándolo sin saber que decir por un momento.

— Todo es gracias a ustedes, son los mejores padres —afirmó, sonriendo y devolvió el abrazo a su padre.

Él lo liberó finalmente y Luhan miró fijamente al hombre que más admiraba y admiraría en el mundo, su mirada no demoró mucho en desviarse a la hermosa y grandiosa mujer que lloraba dramáticamente y sonrió dulcemente, sabiendo que no sería nadie sin ellos.

— Me voy ya, volveré en la noche. —Ambos asintieron, su mamá más reacia a hacerlo pero haciéndolo al final—. Los amo —le dijo al cruzar la puerta.

— ¡También te amamos Xiǎolù, recuerda que puedes volver a casa si ellos están siendo malos contigo!

Luhan rió por eso último y siguió su camino, había estado investigando y aunque sabía el caminó a pie, estaba algo lejos y por nada del mundo quería llegar tarde su primer día. Se sintió algo nervioso ante las miradas nada amables de las personas en el colectivo pero trató de ignorarlo y pagar su pasaje antes de dirigirse a algún sitio libre. Los nervios estaban invadiéndolo entre más se acercaba y por una fracción de segundo casi pasó su parada.

Bajó rápidamente y luego de una mirada a todos lados, pudo encontrar un letrero con el nombre de la calle y tras preguntar un par de veces logró llegar al restaurante donde se encontró con la misma chica del día anterior y un muchacho igual de joven que él.

— Viniste —dijo la sonriente chica—, y también llegaste muy puntual, eso le agregara al jefe —afirmó.

— Gracias por decirme, buenos días también —dijo con una tímida sonrisa, haciendo una educada reverencia también.

— Oh vamos, no seas tan formal —pidió ella—. A partir de hoy seremos compañeros de trabajo y lo más probable es que también amigos, así que olvídate de los buenos modales. Soy Rin, mucho gusto —se presentó.

— El gusto es mío, me llamo Luhan.

— Eres muy lindo —comentó la risueña chica, haciéndolo sonrojar—. Oh, cierto, cierto —rió—. Esté de aquí es Jackson, mi primo y mesero del lugar.

Luhan miró al chico a un costado de la bonita muchacha e hizo una leve reverencia, el pelinegro le sonrió ampliamente antes de extender su mano.

— Es bueno conocerte, mi prima me dio una ligera descripción tuya de ayer cuando viniste a pedir el empleo, al principio pensé que ella estaba exagerando cuando dijo que eras lindo pero veo que yo fui el que se equivoco —habló, acompañando sus palabras con un travieso guiñó que únicamente aumentó el rubor de sus mejillas.

— U-un placer conocerte —murmuró avergonzado.

— Vamos, Lulu… oh es verdad, ¿te puedo decir así, verdad? —Luhan asintió a la petición de la chica—. Genial, ven y siéntate aquí con nosotros —señaló al espacio junto a ella en uno de los escalones de la entrada.

— Buena idea, el jefe siempre se retrasa y nos tiene aquí esperando, siéntate con nosotros y así podemos conocernos mejor —sugirió Jackson.

Luhan asintió tímidamente y fue hasta ellos para hacer lo que le habían sugerido, ambos le sonrieron ampliamente haciéndolo sentir un poco menos nervioso.

— Pe-pensé que tú eras la única mesera del lugar —dijo algo nervioso.

— Oh no, es solamente que ayer fue mi graduación de la secundaria y por eso el jefe me dio el día libre —explicó Jackson.

— Exacto, fue por eso que ayer estaba solo yo, así que… ¿qué edad tienes Lulu? —comenzó Rin con el interrogatorio.

— Quince, yo también terminé la secundaria apenas ayer—respondió sonriendo.

— ¡Genial, tenemos la misma edad! —celebró Jackson—. Por fin tendré a alguien con quien charlar —afirmó muy contento, recibiendo una tímida sonrisa del castaño.

— Bueno, yo tengo 22 —comentó Rin entre risas.

— ¿De verdad? —interrogó muy asombrado—. Pensé que noona era como de mi edad, se ve realmente joven.

— Gracias por eso pero nada de formalizamos por favor, eso sí que me hace sentir vieja —hizo un puchero, haciendo reír a ambos menores.

— ¿Qué te hizo pedir el empleo Lu?, ¿necesitas dinero para cuando entres al instituto? —preguntó Jackson.

— Yo… no es por la escuela pero realmente necesito el dinero —musitó Luhan y al ver su expresión los otros dos decidieron no presionar más.

— Es obvio que tú también eres Chino, así que… ¿desde cuándo vives en este país? —continuó interrogando Rin.

— Desde los siete, mi madre tiene ascendencia coreana y también a ella y a mi padre les gusta el país por lo que decidieron que vendríamos a vivir aquí.

— Oh vaya, yo nací aquí mientas que Jackson nació en América pero vino a vivir aquí conmigo y mi familia cuando tenía seis. —Jackson asintió a sus palabras.

— ¿Dónde vives Lulu? —fue el turno del pelinegro.

— Vivo a seis calles de aquí —respondió ya mucho más relajado.

La expresión en los rostros ajenos cambio entonces, no era molestia ni desagrado, sino más bien preocupación. Ambos se miraron entre sí y eso únicamente sirvió para confundirlo mucho más.

— ¿Tiene algo de malo el lugar donde vivo? —preguntó directamente.

— N-nada de eso… es… es sólo que… —balbuceó Rin.

— ¿Es sólo que...?

— Lo que pasa es...

— Buenos días chicos, lamento mucho el retraso pero tuve algunos problemas con el despertador —explicaba el recién llegado—. Genial, el chico nuevo llegó. Dame unos minutos para abrir y una vez dentro podemos hablar sobre el trabajo y tu salario —dijo muy animado.

Los tres entraron y Luhan prácticamente vio como sus dos compañeros huían de él. Eso lo desconcertó por completo pero terminó por olvidarse de ello una vez su jefe dijo su nombre.

— Bueno, para empezar te diré que realmente no tienes puesto en específico, yo necesito personas que lo puedan hacer todo; ayudante de cocina, lavaplatos, mesero y repartidor pero por lo general te pediré que seas mesero. El trabajo en sí parece muy sencillo a primera vista pero debo advertirte que las personas que vienen a comer aquí no son muy… amigables, por así decirlo, ellos van a ser idiotas y groseros contigo pero tú no puedes responderles o iniciar una pelea con ellos porque serás tú quien pagada las reparación del lugar y también por tu propia integridad física, ¿está claro? —inquirió seriamente.

— D-de acuerdo —respondió algo angustiado por el futuro.

— ¡Genial! —sonrió ampliamente—. En cuanto al salario, les pago ₩60000 a la semana más las propinas de los clientes, no sé si este bien para ti pero no puedo darles mal, sin embargo, te aseguro que las propinas son geniales, sobre todo cuando el gran jefe viene —dijo amablemente.

— ¿El gran jefe? ¿Acaso no es usted el dueño? —preguntó confundido.

— Para nada, yo sólo soy el encargado del lugar además del cocinero, soy como un dueño fachada —explicó entre risas—, pero no te preocupes, el gran jefe es genial y también es muy raro que venga por aquí, tan sólo debes obedecer en todo si es que viene y estarás bien —aseguró.

Luhan asintió a sus palabras, no era como si tuviera una mejor opción a final de cuentas. El sueldo que le ofrecían se oía genial y también había sido el único trabajo donde lo habían aceptado luego de mucho buscar; en todos los intentos anteriores o era demasiado joven, o le faltaba experiencia.

— Muy bien, por ahí atrás está la habitación de empelados, puedes dejar ahí tus cosas  y encontrarás una camiseta con el nombre del lugar, será tu uniforme, espero que te quede —señaló el pasillo al fondo y Luhan fue a hacer lo que se le pedía sin queja alguna.

Todo fue fácil al principio, Luhan pensó inocentemente entonces que su jefe únicamente había exagerado todo, bien, de verdad que la gente por ahí no muy era amable. De hecho él había contado con los dedos a las únicas personas que le habían devuelto el saludo una vez el les dio la bienvenida; habían sido solo tres.

Sin embargo, le había parecido más o menos sencillo todo a pesar de que había bastantes personas y seguía llegando más, hasta ese instante su única queja tal vez podría ser que estaba nada de romperse el brazo por cargar la enorme charola llena de platillos. No podía quejarse de nada más realmente, o por lo menos pensó de esa forma antes de que ellos entraran.

Supo que serían malas noticias en cuanto los vio entrar, notó incluso que hubo un par de personas que se retiraron tan pronto ellos cruzaron la puerta. Quiso ignorarlo y mantenerse lejos pero no pudo hacer nada más luego de escuchar la clara orden del señor Li para que se acercara a su masa.

La mirada de los tres sujetos se clavó en su persona y apenas pudo lograr formar una sonrisa cordial cuando estuvo frente a la mesa.

— Bienvenidos a Lo Mein, ¿qué van a ordenar? —preguntó educadamente, tras colocar tres menús en la mesa.

Los seis pares de ojos siguieron mirándolo sin decir una palabra, estaban poniéndolo de los nervios y todavía así se las arreglo para seguir sonriendo.

— ¿Eres nueva, preciosa? No recuerdo verte nunca antes —habló coquetamente uno de ellos.

— Está en lo correcto, señor. Soy el nuevo camarero —respondió, asegurándose de recalcar las palabras el y camarero.

— ¿Qué diablos? ¿Eres un chico? —preguntó otro de ellos con el ceño fruncido.

— Sí, soy un chico —masculló entre dientes, temiendo perder pronto la paciencia.

— ¿Por qué mierda tienes cara de mujer entonces? —espetó el tercero de ellos.

Luhan apretó la mandíbula y con sus manos hizo lo mismo al pequeño cuaderno que le habían dado para anotar los pedidos pero pudo mantener su falsa sonrisa de amabilidad para los tres imbéciles.

— Supongo que es la genética, señor —farfulló.

—Sí, claro, la genética —bufó el sujeto que en un principio había tratado de coquetear con él—. ¿Sabes lo que yo realmente creo?

— No, no lo sé —murmuró, estaba cada vez más irritado.

— Que eres uno de esos fenómenos que intentan lucir  y vestirse como chica —escupió con asco.

— ¿Crees que soy un travesti? —inquirió desconcertado, porque sin duda alguna él no lucia como uno y tampoco tenía nada en contra de que cada uno usará la ropa que con la que se sintiera más cómodo.

— Este solía ser un buen lugar —gruñó otro de ellos—. ¡Li! ¡¿Qué hace el muerde almohadas aquí?! —exigió saber.

La ira comenzó a apoderarse de Luhan, por un segundo pensó en golpear a los tres imbéciles con su charola pero también podía sentir las expectante miradas de su jefe y compañeros de trabajo sobre él, por lo cual se forzó a seguir sonriendo y volver a solicitar sus órdenes, para su buena fortuna se las dieron entonces y aunque no hicieron más que soltar comentarios despectivos sobre su apariencia, no hubo más problema mientras se quedaron ahí.

— ¿Estás bien, Lulu? —preguntó preocupada Rin.

— Sí —sonrió—, fue realmente molesto pero nada grave —aseguró, y es que en realidad había estado acostumbrado a esos comentarios desde secundaria.

— No los escuches de todas formas Lu, son un trío de imbéciles solamente —animó Jackson.

— Lo sé —asintió tranquilamente.

— Muy bien hecho, Luhan —felicitó su jefe—. Temí por un momento pero hiciste muy bien las cosas, sigue así.

El castaño asintió levemente y pronto todos volvieron a su trabajo. Nada más pasó esa tarde y para cuándo fue hora de cerrar, la noche había caído ya y los tres estaban de pie en la puerta en espera que su jefe terminara de cerrar las puertas del restaurante.

— Muy buen trabajo el de hoy, chicos —sonrió—. En especial tú, Luhan. Lo hiciste muy bien para ser tu primer día, estoy seguro que esta semana de prueba será pan comido y para el final ya tendrás el empleo asegurado —afirmó.

— Muchas gracias señor Li —sonrió ampliamente.

— Muy bien, vayan a casa con cuidado —les dijo antes de subir a su bicicleta y desaparecer entre las oscuras calles.

— Nosotros iremos por allá también —informó Rin, señalando el mismo camino por donde su jefe de había ido—. ¿Quieres que te acompañemos a casa? —preguntó, luciendo algo preocupada y Luhan no entendía el porqué.

— No, muchas gracias. La parada del bus está realmente cerca así que puedo ir solo —afirmó.

Ella no parecía muy convencida pero de todas formas asintió.

— Ve con cuidado entonces —pidió Jackson.

— Lo haré —asintió y comenzó a alejarse.

— Luhan —llamó Jackson y el castaño se volvió hacia él—, estas calles son algo peligrosas por eso… por eso asegúrate de no quitarte el uniforme al salir e ir hasta la parada del bus, también tráelo puesto cuando vengas de camino hacia acá —sugirió y por la expresión que tenía, Luhan supo que debía hacer lo que le decía.

— De acuerdo —asintió.

Los dos chicos le sonrieron entonces, los vio elevar las manos y volver a despedirse con estas antes de poder seguir su camino, sí bien era verdad que la parada del bus se encontraba cerca, Luhan nunca fue hasta a ella, conocía el camino que tenía que hacer de regreso y había decidido que lo haría a pie, solamente tomaría el bus de ida pero no de regreso, eso le permitiría no gastar tanto en transporte y al final del día tendría más dinero.

El camino de regreso estaba siendo realmente tranquilo y él no podía estar más satisfecho con todo lo que había pasado. Le agradaba el lugar donde trabajaba y sus compañeros también eran buenas personas, eso iba a ser muy fácil, pensó.

Sin embargo, esos pensamientos abandonaron su mente tan pronto entró a su barrio y se topó con Minho. Su cuerpo se quedó paralizado ahí, él y sus subordinados lo miraban fijamente y no sabía que hacer. Correr sonaba como algo lógico pero no podía conseguir hacer a sus piernas moverse.

El pelinegro se levantó entonces del lugar que estaba utilizando como asiento y todas las voces en la cabeza de Luhan gritaron aterrorizadas la orden para que corriera pero su cuerpo seguir ahí inmóvil. Sus hombres hicieron lo mismo que Minho tan pronto lo vieron ir hacia Luhan y el castaño sentía el corazón atorado en la garganta. Sin embargo, y contra todo pronóstico, Minho pasó justo a su lado sin mirarlo ni hacerle nada al igual que todos sus subordinados.

Se quedó ahí, inmóvil y con el corazón apunto de salírsele del pecho, esperó lo que sintió como horas antes de conseguir que sus piernas reaccionaran y comenzar a correr tan lejos de ese lugar como le fuera posible, las manos estaban temblándole cuando consiguió sacar las llaves de su casa y abrir la puerta. Sabía bien que ya se encontraba dentro del jardín pero su urgencia por ponerse a salvo no se detuvo hasta que cruzó la puerta que lo llevó dentro de su hogar, encontrándose con YanYan.

— Hola, bienvenido a casa —lo saludó con una dulce sonrisa.

Luhan en ese momento se encontraba tan agitado que apenas pudo asentir, la pelinegra lo miró con preocupación, levantándose del sofá donde  anteriormente descansaba mientras veía la televisión, él estaba seguro que su hermana iba a interrogarlo pero afortunadamente su madre apareció, salvándolo de aquello.

— ¡Mi bebé llegó! —exclamó, jalando a su hijo a un estrecho abrazo.

— Mamá, no puedo respirar —se quejó.

— ¿Cómo te fue? ¿Te sentiste bien estando allá? ¿El lugar es agradable? ¿Fueron amables contigo? —lo interrogó con urgencia—. Porque no tienes que volver si ellos fueron malos contigo -le recordó.

Luhan sonrió enternecido por la actitud tan infantil de su madre, logró salir del abrazo que ella le daba y besó su mejilla, murmurando un débil: estoy en casa.

— Me fue muy bien mamá, el lugar es agradable y todos fueron muy amables conmigo —mintió, en parte claro estaba.

La bella mujer hizo un infantil puchero, cruzándose de brazos luego de escuchar aquello. Luhan rió por ello al igual que su padre, quien se acercó a ellos para besar la mejilla de su esposa y darle la bienvenida a su hijo.

— Me alera que ya estés en casa —dijo su padre—. Te estábamos esperando para decirte que…

— ¡No vamos a Beijing mañana! —chilló un emocionado Zhao—. Así es niños, mañana nosotros tres nos iremos a Beijing donde yo; el  único nieto y hermano que iré a apoyar a Yifan, les enviaré fotos de todos los obsequios que me den y lugares a donde g“ y la abuela me lleven —soltó con suficiencia.

— Lo más probable es que la abuela y YiFan solamente se la pasen llorando porque Luhannie no fue —se burló YanYan.

Zhao le dio una mala mirada a su hermano mayor antes de mostrarle la lengua en un esto totalmente infantil. Luhan se rió de ambos mayores. Habló un poco más con sus padres esa noche, la mayoría fueron quejas de su madre sobre no querer irse sin sus bebés y la otra mitad se trataron de instrucciones sobre cómo comportarse en su ausencia y, a la mañana siguiente, Luhan ya estaba despidiéndose de ellos.

— Sean buenos mientras no estamos, no vayan a dormir muy tarde y tampoco coman demasiadas golosinas y recuerda Xiǎolù, YanYan está a cargo —le dijo su madre antes de abrazarlo y besar su frente.

— Lo sé —asintió sonriente.

— Los llamaremos todas las noches como dijeron —prometió YanYan cuando fue su turno de abrazar a su madre.

— Está bien cariño, confiamos en ti —dijo su padre antes de abrazarla también.

— ¡Mamá, papá! ¡El taxi ya llegó! —gritó desde afuera Zhao.

— Entonces nos vamos ya, pórtense bien —advirtió su padre con falsa seriedad.

— ¡Sí! —respondieron a la vez ambos menores.

— Los llamaremos por la noche,  w’ ài nǐ —les dijo con dulzura.

— W’ ài nǐ Māmā —correspondieron los dos menores.

Sus padres se fueron entonces y ellos no tardaron en salir también, Luhan fue directo al trabajo mientras su hermana iba a pagar su servició comunitarios, se despidieron con un abrazo en la parada del bus y cada uno siguió su camino prometiendo verse por la noche.

La primera semana se fue volando entre ir a trabajar y llegar a casa para reunirse con su hermana y las llamadas de sus padres. Era viernes por fin y Luhan no podía estar más feliz ya que no sólo había conseguido el empleo de forma oficial sino que en sus manos tenía su primer sueldo más las propinas que había conseguida, descontando el dinero de su transporte claro estaba.

No era mucho tal vez pero había hecho cálculos, contaba con siete semanas  antes de que necesitara pagar la matricula y sabía que por lo menos podría darle a Sehun poco más de la mitad del dinero para la eso. También había investigado antes de obtener el empleo, sabía que la hora de llegada de cada miembros de la familia Oh para así poder dejar el dinero sin que nadie lo notara o hubiera algún riesgo de que no llegara a manos de Sehun que por lo general siempre llegaba pasadas las diez de la noche, era por ello que sabía que nadie más que Sehun estaba en casa los días viernes.

— Bien, espero que esto funcione —murmuró para sí mismo antes de meter el sobre dentro de la puertecilla para el correo.

Sonrió satisfecho tras eso y rápidamente se alejo de ahí, tan sólo rezaba para que todo eso funcionara.

***

— ¡Estoy en casa! —medió gruñó, medio gritó para que su mascota saliera.

Era más de media noche y estaba molido pero tenía que alimentarlo y jugar un poco con él. El pobrecillo no podía salir de su habitación si él no estaba y seguro el pobre animal iba a volverse loco. Jiāo Táng apareció segundos después agitando su cola con demasiada emoción y con un sobre en su hocico.

Sehun encontró raro aquello y fue aún más sorprendente cuando su mascota no peleó en absoluto cuando se lo quito del hocico. Revisó el sobre, sorprendiéndose demasiado cuando descubrió quien era el remitente. Su tío nunca le enviaba cartas, por lo general él siempre lo llamaba una vez al final de cada mes, lo abrió sin saber que esperar sorprendiéndose aún más cuando encontró dinero dentro, era apenas ₩65000 pero sabía que seguramente su tío ya se había enterado de todo y estaba ayudándolo.

Corrió al teléfono en ese momento, no sabía si estaba enojado o feliz de saber que alguien que pudiera llamar familia se preocupara por él.

***

— Tiene una llamada —informó una hermosa joven de largo cabello castaño/rojizo, entrando a su estudio personal e interrumpiendo lo que hacía.

— Muchas gracias —le sonrió cálidamente y tomó el teléfono que ella le entregaba, reclinándose en el respaldo de la silla de cuero tras su escritorio—. Habla Oh Jung Sun —habló con su característico severo tono de voz.

Tío, ¿cómo demonios te enteraste de todo? —preguntó rápidamente sin molestarse siquiera en saludarlo.

— Hola Sehun, me alegra mucho escucharte también —se burló un poco.

No bromees conmigo y habla ya —exigió; tan impertinente como siempre.

— Kyung Min me dijo —respondió, no sabía de que hablaba su sobrino pero sabía que tenía que ver con el favor que Luhan le había pedido. Sin embargo, no delataría al menor, todavía.

Ese boca floja —lo oyó resoplar.

— Oh, vamos —rió—. Él únicamente quería ayudar porque estaba preocupado y yo tampoco podía quedarme sin hacer nada, deberías estar agradecido que sólo estoy ayudando un poco y o resolviéndolo todo por ti —dijo con cuidado, no quería evidenciar que nada sabía sobre el problema realmente.

Tienes razón, realmente esto es una gran ayuda —suspiró pesadamente—. Gracias y ten por seguro que voy a pagarte este favor —prometió.

— No tienes que pagarme esto pero si eso quieres, está bien por mí —dijo despreocupadamente porque al final de cuentas a él realmente no le debía nada.

Quiero hacerlo.

— De acuerdo entonces.

Bien, me despido ya, estoy casado y quiero ir a dormir.

— Cuídate mucho, Sehun —pidió, su sobrino le preocupaba demasiado pero el maldito mocoso terco no dejaba que lo ayudara como quería.

Lo haré —prometió y tras eso la llamada fue cortada.

El mayor suspiró pesadamente y se reclinó un poco más en la silla de cuero, sus manos alcanzaron un porta retratos que guardaba una maltratada y vieja fotografía que alguna vez había sido propiedad de su sobrino. En ella dos pequeños niños se abrazaban y sonreían como nadie a la cámara, uno era Sehun y el otro era el pequeño Luhan. El mismo niño que pensaba que lo conocía por su sobrino y que no recordaba haberlo visto ya una vez antes cuando era niño; él le había sonreído tímidamente aquel día que le ofreció un poco de su jugo de manzana.

— No sé que estés haciendo, pequeño —sonrió, volviendo a acomodar la fotografía—, pero más vale que te salga bien.

Notas finales:

Espero que el capítulo de hoy les haya gustado, les dejo aquí  a la cantidades aproximadas de lo que Luhan ganaría.

 

?60000 = 1092 pesos mexicanos

 

?60000 = 56.42 dólares.


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