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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Finalmente llegó la actualización.


Espero les guste ;)

— ¿Pasa algo? —le preguntó Chanyeol a su amigo al notarlo tan distraído.

Se suponía que le estaba contando sobre la última fiesta a la que había asistido pero el otro parecía estar en cualquier otro lugar menos en su charla.

— ¿Eh?

— Bien, eso hace oficial que te pasa algo —bufó—. Dime qué es —ordenó.

Sehun lo miró desconcertado antes de asentir puesto que no tenía otra mejor opción y Chanyeol tampoco iba a quedarse callado hasta que él finalmente le dijera que era lo que andaba mal, por ello lo mejor era hablar.

— Es sobre el dinero —explicó.

— ¿Qué pasa con él? ¿No vas a poder reunirlo todo a tiempo? —inquirió preocupado.

— No es eso —aseguró para quitar aquella expresión del rostro de su amigo—, en realidad el dinero de la matricula estoy a nada de tenerlo todo, seguramente con el próximo envío de mi tío será más que suficiente, voy a concentrarme entonces en el dinero para lo que pueda llegar a necesitar después

— ¿Cuál es el problema entonces?

— Es precisamente mi tío —suspiró pesadamente—, antes no tenía problema alguno con que me ayudara porque era solo como pequeñas aportaciones, pero últimamente me está enviando demasiado dinero y no me agrada mucho eso, probablemente lo llame y le diga que pare.

— ¿Por qué eres así? —bufó exasperado­—. Tu tío simplemente quiere ayudarte pero tú solamente actúas como un estúpido ingrato y lo desprecias, deberías agradecer que no te deje solo en esto —afirmo.

— Yo realmente se lo agradezco, Chanyeol, pero no voy a permitir que él este cargando con mis problemas. Esto lo tengo que superar yo solo —sentenció.

— Muy bien, haz lo que tengas que hacer entonces —farfulló.

Sehun se río de él por su actitud, dándole un ligero golpe en la cabeza que lo hizo merecedor de una mirada fulminante de parte de su amigo, sabía que él estaba algo molesto por su decisión pero también sabía que lo apoyaba y era todo lo que necesitaba para estar seguro de que estaba tomando una buena decisión.

— Vamos Chanyeol, ya es muy tarde y yo también estoy muy aburrido de esta fiesta —le dio a su amigo.

— De acuerdo, pero recuerda que dijiste que podía quedarme en tu casa —le recordó.

— Sí, Chanyeol, todavía no lo olvido —se burló puesto que su amigo había repetido eso mucho durante las última horas.

***

Su cuerpo permaneció congelado y sus ojos no paraban de desbordar lágrimas luego de oír las palabras de Minho. Vio inmóvil un par de manos viajando al botón de su pantalón y no se movió, algo dentro de él le gritaba que luchara pero su cuerpo ya no respondía a esas órdenes y únicamente cerró los ojos mientras lloraba audiblemente.

Estaba seguro que eso ocurriría, ya nada podía hacer para detenerlo y se sentía completamente resignado. Estaba muerto de miedo y aunque nada estaba pasando aún, ya podía sentir un gigantesco dolor, ellos iban a destrozarlo, tal vez incluso moriría y aunque no podía dejar de repetirse todo eso, también lloraba porque quería ver a Sehun y a su familia una vez más.

« Sehun. »

*~*~*

— ¿Por qué me miras así? —preguntó el castaño luego de terminar de contarle a Sehun algo que le había ocurrido ese día.

— Lo que pasa es que realmente tengo curiosidad —respondió el rubio.

— ¿Curiosidad?

— Sí —asintió—, me estaba preguntado si tú tienes instinto de supervivencia alguno.

— ¿Eh? ¿Por qué te preguntas eso? —inquirió confundió.

— Porque tú siempre estás metiéndote en peleas que sabes que no vas a ganar —dijo seriamente.

— Eso no es verdad, yo…

— Luhan, tan sólo analiza la situación de hoy —lo cortó—. Acabas de decirme que eran tres contra uno y aún así tú los desafiaste porque hablaron sobre tu aspecto, ellos bien pudieron hacerte papilla.

— ¿Qué debo hacer entonces? ¿Me tengo que quedar callado mientras ellos me molestan? —espetó molesto.

— No dije que deberías hacer eso, sin embargo, debes ser más inteligente y analizar bien la situación y no simplemente creer que lo resolverás solo —explicó, aún con esa escalofriante expresión neutral.

— Si yo no me defiendo nadie…

— Yo lo haré —interrumpió una vez más—. Tú tan sólo debes acudir a mí y yo me haré cargo de todo —prometió.

Luhan lo miró asombrado, no únicamente por sus palabras sino también por la seguridad con la que las había dicho. Sabía bien que Sehun iba a cumplir con esa promesa pero seguía sin poder aceptarlo.

— No puedo hacer eso, en primer lugar; porque debo ser capaz de cuidarme por mí mismo y en segundo; porque no quiero que tú salgas lastimado por mi culpa —explicó.

El rubio no le dijo nada y únicamente se mantuvo mirándolo fijamente por lo que Luhan creyó fueron años. No pudo evitar dar un pequeño saltito luego de sentir la mano de Sehun sobre su cabeza así como no pudo detener el rubor en su rostro cuando él le sonrió.

— Creo que ya me esperaba esa respuesta —suspiró—. Realmente sigo creyendo que es peligroso pero sin duda admiro mucho que no dejes que nadie se aproveche de ti, creo que incluso es una de las cosas que más me gusta de ti y espero nunca lo cambies.

*~*~*

— ¿Cómo se supone que haremos esto? —oyó mascullar a Minho, volviendo de aquel momento en el que había hablado con Sehun.

— ¿Creo que se supone que debes lubricarlo o algo así? —respondió alguien más.

— ¿De verdad? —soltó asombrado a medida que el terror de Luhan crecía.

— Sí, creo que es para que entre más fácil —explicó rascándose la nuca en un gesto que demostraba que no estaba muy seguro de sus propias palabras.

— Ya veo —murmuró el mayor—. Aunque en realidad no creo que haya problema alguno si no lo hago, el pequeño chupapollas tiene cara de haber recibido cosas más grandes —sonrió perversamente, mirándolo fijamente a los ojos mientras todos los demás reían.

Las alarmas en su interior volvieron a la vida entonces, sonando tan fuerte y constante que le devolvieron la movilidad de su cuerpo, sus pantalones ya no estaban en su lugar y cuando fue el momento de que su ropa interior fuera la siguiente, comenzó a retorcerse y gritar aun a sabiendas de lo inútil que era.

— Con un carajo —bufó—. Controlen al puto niño —ordenó.

Luhan no se detuvo, obligando a sus piernas, que antes se encontraban extendidas y abiertas, se flexionaran para evitar que su última prenda bajara. Siempre había luchado para no ser la victima de nadie e iba hacer lo mismo en esos momentos.

— Joder, quédate quieto —exigió uno de los hombre que lo sujetaba.

— Su ropa interior está abajo —anunció otro de ellos.

La lucha frenética que daba se volvió aún más desesperada al ver a Minho colocarse de rodillas entre sus piernas, blandiendo una sonrisa triunfal. Su cuerpo convulsionó violentamente al sentir una de las manos de Minho sobre su descubierta rodilla izquierda. Su cabeza chocó duramente con algo duro y el tipo tras suyo gritó liberando la cuerda en su boca.

Los otros dos que sujetaban sus brazos y piernas aflojaron su agarre debido a la sorpresiva acción y el castaño lo aprovechó para patear a uno de ellos, el otro apenas reaccionó y al tratar de devolverlo al suelo los dientes del menor se cerraron con tanta fuerza en su brazo hasta hacerlo sangrar y gritar de dolor.

Se fue contra Minho tan pronto el otro retrocedió y sus uñas se clavaron profundamente en su cuello, atravesando la carne lo cual lo hizo merecedor de un golpe que lo envió lejos, sin embrago, era libre.

— ¡Maldito maricon hijo de puta! —gritó furioso el mayor.

— ¡No voy a ser tu victima! ¡Me defenderé con uñas y dientes así me cueste la vida! —gritó de vuelta, sosteniendo su ropa como podía para mantenerla en su lugar y mostrando como arma un trozo de vidrio que había tomado del suelo al ponerse de pie y que había cortado su carne con la brusquedad con la cual lo había tomado.

— Vaya, no sé si halagar tu valentía o burlarme de tu estupidez —rió.

Luhan miró a todos lados, nuevamente estaba rodeado y sabía que llevaba todas las de perder. Las lágrimas nunca se detuvieron pero se negaba a quedarse de brazos cruzados mientras todo sucedía, por lo menos iba a luchar para detenerlo aunque fuera imposible.

Un grito abandonó su boca luego de que alguien lo tomara por la espalda, blandió su arma tratando de alcanzar a su captor pero otro par de manos la arrancaron de sus manos y ayudaron a derribarlo. Nuevamente se vio inmovilizado y entonces no importó cuanto gritó y luchó para liberarse, en esa ocasión quienes lo inmovilizaban eran mucho más fuertes que los hombres de antes y su cuerpo estaba firmemente clavado en el suelo.

— Eres realmente violento, ¿no? —habló Minho, acariciando levemente la herida abierta en su cuello, sintiéndose triunfante al ver como en esa ocasión Luhan luchaba y se aferraba a no paralizarse por el miedo, aquello simplemente lo hacía mucho mejor—. Aunque supongo que esto es culpa mía, ¿no es así? —sonrió como un psicótico Y Luhan se sintió morir entonces—. Es decir —rió—, como pude pensar que ibas a disfrutar algo artificial. Lo que tú necesitas es un hombre real, ¿cierto? —inquirió—. Jack, es todo tuyo —le habló a unos de sus subordinados.

El perverso sujeto se abrió paso entre la multitud, llevando sus manos al botón de sus pantalones mientras le daba una mirada nauseabunda.

— ¡No! —gritó desesperado el menor, cuando el mayor comenzó nuevamente a luchar contra su ropa—. ¡No lo hagas, por favor te lo ruego! —imploró llorando—. ¡Ayúdenme! —gritó para que alguien hiciera algo.

Eso no podía estar pasándole, tenía que ser una horrible pesadilla y seguramente pronto despertaría en su casa, dándose cuenta que el tiempo realmente no había avanzado y seguía siendo el pequeño niño recién llegado de China que dormía en brazos de su mejor amigo.

Sehun iba a mirarlo preocupado, le besaría la mejillas y le diría que había sido un feo sueño antes de acurrucarlo en sus brazos para finalmente susurrarle palabras de consuelo al oído hasta que volviera a dormirse.

Pero los segundos pasaban y él no se despertaba en brazos de Sehun sino que continuaba ahí a punto de ser violado por un maldito psicópata, sin poder defenderse por más que tratara. Algo duro rozó entonces uno de sus muslos y gritó aún más desesperado.

— ¡Te lo ruego, para por favor! —sollozó a gritos y finalmente no pudo evitarlo más, sus piernas fueron separadas por fin y el desconocido se inclinó sobre su cuerpo.

Luhan cerró los ojos, entonces ya resignado, sin parar de llorar mientras rezaba por algún milagro que lo salvara por muy inútil que supiera que fuera.

Las férreas manos que mantenían a su cuerpo inmóvil desaparecieron entonces, podía escuchar gritos pero no se atrevió a abrir los ojos hasta que alguien tiró de su cuerpo bruscamente y se encontró a sí mismo en medio de una pelea de los hombres de Minho y otros más que no sabía de dónde habían salido, topándose de frente con un par de ojos oscuros.

Una alta figura con negro cabello, los ojos de la mismísima muerte y en su cuello un tatuaje que no pudo descifrar era quien lo ocultaba a sus espaladas. Luhan conocía a esa persona aunque no sabía su nombre, lo había visto ya muchas veces antes y con la mirada se encargó de suplicarle que lo salvara.

— ¡Entrégame al niño, Kai! —rugió Minho y el moreno de negro cabello le quitó la mirada de encima para volverla hacía Minho.

— Vete a la mierda Minho, voy a matarte por esto y Suho también te arrancara el pene para luego metértelo por la boca por meterte en su territorio y además atacar a este mocoso —afirmó.

— Jodete, esta área es neutral y el mocoso vive en mi territorio, así que no te metas en esto y entrégamelo —masculló entre dientes.

— Vaya que eres imbécil —se burló—. ¿Tienes una idea de todas las reglas que has roto al atacar a este niño?, porque no solamente invadiste nuestro territorio sino que atacaste a uno de los subordinados de Suho, eso ya es suficientemente malo pero no lo peor —aseguró con una sonrisa torcida, ganándose una mirada confusa del otro—. Lo peor es que este niño no solamente es empleado de Suho y está bajo su protección, sino que también es uno de los mejore amigos de Lay, prácticamente tú estás muerto por involucrar en tu mierda a alguien cercano a Lay —rió.

— Me importa una mierda si es o no amigo de la puta china de Suho, el acuerdo solamente menciona no ir tras Lay y alejarme de sus subordinados, y estoy seguro que el jodido bastardo no trabaja para Suho. Él es muy débil para eso, así que no me vengas con esa mierda —escupió.

— Tú mejor que nadie sabe que Suho tiene muchos negocios y nadie dijo que el niño trabajara directamente con nosotros —se burló—, pero ese no es el punto, el punto aquí es que voy a meterte ese tubo por el culo sino desapareces de mi vista y más te vale mantenerte lejos de Luhan o lo próximo que sabrás es que tendrás tres tiros en la cabeza y luego iré tras ese pequeño que tienes como segundo al mando para hacerle lo mismo que le ibas a hacer a Luhan pero créeme que a mí nade va a detenerme —advirtió.

Minho le envió una mirada cargada de odio al moreno y a Luhan antes de chaquear los dedos y reunir a sus hombres, dando la media vuelta y por fin alejarse de ahí.

El mayor se volvió entonces hacia el pequeño castaño para ver su estado, lo llamó insistentemente por su nombre y cuando eso no funcionó, sacudió un poco su cuerpo para regresarlo en sí pero no funcionó, Luhan parecía en otro mundo aun cuando sus lágrimas seguían cayendo.

— ¡Maldita sea! —bufó al ver que era inútil—. Lay me arrancara las bolas por dejar que esto pasara y cuando Suho se entere que falle en algo tan sencillo como proteger al amigo de Lay me hará algo peor por ocultárselo —masculló frustrado.

— Señor…

— ¡Ahora no! —le ladró al otro—. Vamos niño, reacciona con un carajo —exigió agitando violentamente el cuerpo ajeno pero él ni se inmutó, ni siquiera parecía estar parpadeando.

— Señor…

— ¡Cállate maldita sea! —rugió, haciendo retroceder a los hombres que lo acompañaban—. Vamos Lu, ya pasó, nadie te hará daño de nuevo —dijo, utilizando un tono de voz más suave pero no hubo reacción aunque al menos el pequeño había tenido tiempo de acomodarse la ropa—. ¡Esto es jodidamente perfecto! —bufó.

— Se-señor —volvió a llamar el tipo de las dos veces anteriores.

— ¡Ya di de una puta vez lo que tan desesperadamente tienes que decir Lee! —le gritó al pobre hombre.

— ¡El jefe lo llamó y lo quiere ahí ya mismo! —soltó asustado

— ¡¿Y por qué mierda no me lo dijiste antes?! —ladró y aunque el joven hombre podría decirle que realmente había sido su culpa, prefirió callarse porque quería vivir un poco más.

Kai miró a sus hombres y a Luhan, debatiéndose entre entregárselos a ellos y ordenar que llegara sano y salvo a casa pero algo le dijo que no sería su mejor idea por lo cual tomó al chico por el brazo y comenzó a arrastrarlo a su auto. Era hora de que Suho lo conociera para que el niño por fin estuviera a salvo del imbécil de Minho y de idiotas como los que había tenido que golpear antes en el restaurante de Li.

— Lo siento Lay pero tendré que recurrir a Suho, yo solo no puedo con esto —dijo para sí mismo luego de ponerle al menor el cinturón de seguridad y arrancar el auto.

***

— ¿Está todo? —preguntó el lindo jovencito, acercándose demasiado a su espacio vital como para la comodidad del mayor.

— Sabes que sí, así que aléjate de mí —gruñó.

— ¿Por qué tu siempre eres tan malo conmigo? —preguntó con un puchero—. Yo siempre soy muy amable y cariñoso contigo —se quejó con un puchero en los labios.

— Ya trajiste el dinero, así que lárgate —ordenó.

— ¿De verdad quieres que me vaya? —preguntó con voz sugerente, colocándose tras la silla que el mayor ocupaba en el escritorio al tiempo que pasaba sus atrevidas manos por sus hombros.

— Te doy tres segundos para alejarte de mí —advirtió irritado.

— ¿De verdad? ¿Qué explicación le darás a tu jefe si llegas a tocarme un solo cabello? —inquirió divertido.

— Tú…

— Encárguense de él, denle agua y cualquier cosa que les llegue a pedir —escucharon la inconfundible voz de Kai fuera de la habitación—. ¡Y por un carajo que el maldito chiquillo reaccione!

La puerta fue abierta sin cuidado alguno y un irritado Kai entró por ella, mirando primero a su jefe y luego al chiquillo que tenía sus manos sobre los hombros del mayor.

— Hola Kai —saludó el más joven en la habitación.

— ¿Por qué mierda no venias? —exigió saber su jefe.

— Tenemos que hablar —sentenció seriamente, haciendo un movimiento de cabeza en dirección a la puerta abierta.

— ¿Luhan? —soltó sorprendido.

— ¿Conoces a ese chicos? ¿Es acaso el famoso Lay? —interrogó el menor, mirando de reojo al chico al otro lado de la puerta.

— Ese no es Lay pero tengo el presentimiento de que esto, sea lo que sea, se tratara del niño sentado ahí a afuera —señaló la imagen del castaño que podía verse a través de la puerta—. ¿Acaso Luhan ahora es tu nueva conquista? —inquirió seriamente.

El más pequeño de los tres reparó entonces con más atención al chico que estaba en la pequeña sala de espera fuera de la oficina de Suho. Estaba pálido y parecía ido, varios hombres lo rodeaban y llamaban pero él no se movía y simplemente estaba inmóvil y con la mirada fija en la nada, pensó ignorarlo pero no pudo hacerlo al ver una lágrima caer.

— ¡¿Qué mierda le hiciste?! —soltó furioso y corrió fuera de la habitación—. ¡Lárguense! —ladró y todos los hombres que antes trataban de ayudar al castaño, huyeron despavoridos.

— ¡Yo no le hice nada! ¡Yo le salve la vida! —sentenció el ofendido moreno.

— Tranquilo cariño, nadie va a hacerte nada aquí —habló con un suave tono de voz—. Estás seguro ahora —prometió, acariciando suavemente su rostro.

— Kai, más vale que me expliques que demonios está pasando aquí —exigió ya visiblemente enojado.

— Luhan fue atacado por Minho y yo lo salve, se suponía que alguien más debería haberlo seguido hasta su hogar para asegurarse que llegara sano y salvo pero el imbécil al que le encomendé el encargo no lo hizo —explicó—. Esto está ya fuera de mi alcance Suho, no siempre puedo estar vigilándolo, tienes que hacer algo —pidió.

— ¿Y por qué mierda se supone que me debería importar la seguridad de un simple mesero? —masculló entre dientes.

— Porque, mi querido amigo, la seguridad de este simple mesero asegura que Lay no venga aquí para arrancarte la polla y después metértela por Dios sabe donde —bufó.

— ¿Qué?

— Lo lamento, pero Lay me pidió no decirte nada. Hace unos meses atrás me pidió un favor y eso incluía darle protección a este niño, me prohibió decirte nada pero me es imposible estar vigilándolo siempre y ahora que Minho está tras él, creo que debes tomar cartas en el asunto.

— ¿Por qué mierda no me habías dicho nada? —escupió entre dientes.

— Lay me pidió no decirte, ya te lo dije.

— ¡¿Quién mierda es este puto mocoso y por qué Yixing lo quiere a salvo?! —vociferó, estaba furioso y por un instante Kai no supo que decir o hacer.

— Yo no lo sé, no me dijo la gran cosa pero hasta donde yo sé ellos son simplemente amigos —respondió lo mejor que pudo.

La mirada iracunda de Suho se disparó hasta el chico sentado en el pequeño sofá de cuero negro pero no pudo acercarse tanto como hubiera querido gracias al odioso mocoso con el que antes había estado hablando.

— Ni se te ocurra acercarte a él —advirtió, golpeando uno de sus delgados dedos en el pecho ajeno—. Cualquier mierda que tengas la resuelves con tu amante, o la mierda que el tipo sea, pero no vas a alterar más a este pobre niño —sentenció—. Kai.

El moreno asintió automáticamente aún a pesar de que nunca seguía las ordenes del odioso niño.

— Llévate a este chico y asegúrate de que llegue sano y salvo a casa, trata también de que reaccione o será mucho peor después —ordenó.

Kai no puso objeción a las ordenes ajenas, su mano volvió a cerrase en torno al brazo del castaño y lo levantó de un solo tirón como si este fuese alguna clase de mueco sin vida. Gruñó ante eso y sacó al menor de ahí antes de que Suho tuviera oportunidad alguna de protestar.

— ¡¿Quién mierda te crees para darle ordenes a mis hombres?! —gritó el furioso mayor.

— Sé que no soy nadie pero tú no ibas a lastimar más a ese chico, si quieres alguna explicación llama a tu amado Lay y que él sea quien te la de —habló tranquilamente, dando la media vuelta y abandonando la habitación

Suho sabía que el menor tenía razón pero no podía evitar sentirse enfermo al pensar en la posible relación de Yixing con Luhan porque simplemente ese niño no era apto para hacerlo feliz, nadie lo era desde su punto de vista.

— ¡Tao!

— ¿Señor? —habló el joven chino luego de oír su nombre en labios de su jefe.

— Ve ahora mismo y trae a Yixing aquí —ordenó.

— ¡¿Qué?! —chilló alarmado el más joven—. Jefe, no me haga ir a mí por favor —suplicó—. La última vez que lo hice, Lay casi me mata —lloriqueó.

— He dicho que vayas —masculló entre dientes.

— Pero jefe…

— ¡Ahora!

Fue eso lo único que necesito para que el menor saliera de ahí corriendo para cumplir con su orden. Él por su parte regresó a su oficina para ir hacia el mini bar y servirse cualquier cosa en espera de que lo hiciera calmarse; no podía recibir así a Yixing.

***

— Llegamos —anunció el moreno luego de aparcar frente a la residencia del castaño.

Sin embargo, Luhan seguía igual que antes, parecía casi un cadáver y a Kai estaba poniéndole los nervios de punta.

— Oye, niño —habló—, sé que lo que te pasó no es fácil de procesar, sé que tienes miedo y todo eso pero no puedes dejar que ellos ganen de esta forma. Tiene que reaccionar y demostrar que ni eso logró doblegarte. Demuéstrales que no importa lo que hagan a tu cuerpo porque no vas a dejarte vencer —dijo, atreviéndose a poner su mano sobre la de Luhan.

Eso tuvo una reacción y su mano fue bruscamente empujada lejos. Aterrorizados ojos lo miraban fijamente.

— L-o siento yo… —su angustiada mirada fue en todas direcciones—. Te-tengo que irme.

El castaño bajó rápidamente del auto, seguido del mayor que lo llamaba en un vano intento de tranquilizarlo, podía escuchar una segunda voz pero todo él estaba más concentrado en abrir la puerta de su hogar e ingresar a él cuanto antes.

— Luhan —llamó la segunda voz y alguien tomó su mano.

— ¡No me toques! —gritó angustiado. La expresión atónita de Lay lo hizo sentir aún peor y solamente pudo abrir y cerrar la boca sin saber que decir.

— ¡¿Qué demonios le han hecho?! —habló Lay, mirando con despreció a Kai.

— No le hicimos nada.

— ¡Nada! ¡¿Qué pasa con Luhan entonces?! ¡¿Por qué luce tan asustado y viene en ese estado?!

— Lay, tranquilízate y...

— ¡Me tranquilizo una mierda! ¡Habla!

— La-Lay —balbuceó un chico del que nadie se había percatado—. El jefe quiere verte, así que por favor…

— Ahora voy —respondió sencillamente pero no menos enojado—. Luhan, entra a tu casa, luego hablamos.

Luhan asintió como pudo, quedándose ahí un par de minutos después de ver a Kai y Lay marcharse de ahí. Sentía que comenzaría llorar en cualquier segundo y se obligó a guardar la compostura porque sabía que su hermana estaba adentro esperándolo y no podía romperse frente a ella.

— ¡Luhan! —exclamó su hermana tan pronto cruzó la puerta, corriendo a abrazarlo.

El impulso de empujarla fue casi imposible de controlar pero lo consiguió apenas. La mejor sonrisa que logró conseguir esbozar fue la que le dirigió a su preocupada hermana mayor.

— ¿Se puede saber por que llegas a etas horas? ¡Son casi las cuatro de la mañana! —regañó su hermana.

— L-lo lamento, la fiesta se extendió —explicó, peleando duramente para que su voz no temblara.

Ella le dio una mirada indescifrable, haciéndolo sentir asustado hasta que finalmente se cruzó de brazos e hizo un puchero.

— Pues que no se vuelva a repetir —farfulló infantilmente.

— L-lo prometo —sonrió.

— ¿Luhan, estuviste llorando? —preguntó al ver sus ojos.

— N-no —musitó, alejándose de su hermana—. Debe ser que no he dormido bien.

Su hermana le dio una mirada interrogante pero él se negó a quedarse ahí para que ella descubriera todo y corrió hacia las escaleras, subiendo de a dos los escalones.

— Luhan —llamó angustiada.

— Es-estoy muy cansado, hasta mañana —habló rápidamente y corrió a su habitación, cerrando la puerta con llave.

Su cuerpo comenzó a temblar una vez estuvo ahí, trataba como podía de aferrarse al control y no desmoronarse pero las imágenes de lo sucedido esa noche simplemente no querían dejarlo en paz mientras se preguntaba e imaginaba que habría sido de él si el moreno nunca hubiera llegado.

— Tra-tranquilo Luhan —se dijo como pudo—. N-no pasó nada… es-estás bien ahora. —Quiso creerlo de verdad pero las palabras no ayudabas y las ganas de llorar no se iban, todavía sentía el miedo aferrando en su corazón y estaba asfixiándose—. U-una ducha, estaré bien luego de eso —trató de convencerse e intentó ir hasta el baño.

Sus piernas no respondían por más que quiso moverse, decidió entonces desvestirse ahí en su lugar y no pudo evitar derramar un par de lágrimas al quitarse la camisa y sentir el escozor que el roce provocó en sus heridas.

Le estaba resultado imposible controlar sus manos para cuando estás llegaron a sus pantalones y fue aún peor conseguir abrir el botón y bajar la cremallera. El proceso de bajarlos fue casi tan doloroso como el de quitar su camiseta.

Se quedó estático en su lugar cuando ambas prendas estuvieran fuera, estaba muy consciente de que a su costado derecho se hallaba el espejo pero no sabía si quería mirarse. Los minutos le resultaron años para cuando finalmente llevó su mirada al espejo y vio su lastimado reflejo.

Había marcas en sus brazos y piernas debido a sus forcejeos, la comisura de sus labios se veían lastimadas, su cabello estaba en desordenadas puntas y su pómulo ya estaba morado e hinchado. Apenas se giró para ver su espalda pero no tuvo que hacerlo mucho para ver los profundos y frescos raspones en ella.

Se dio cuenta entonces que YanYan si debía haberse dado cuenta de que algo le había sucedido pero que no había dicho nada, sin embargo, seguramente ella le preguntaría después y entonces él no iba saber cómo explicárselo a su hermana.

« ¿Qué te pasó? »

La pregunta hizo eco en su cabeza y Luhan apretó los labios.

— M-me…

La respuesta no salió pero saladas gotas de agua sí, se movió torpemente entonces y encendió el reproductor de música, subiendo el volumen lo máximo posible porque así YanYan no lo escucharía y no iba a preocuparse, o por lo menos eso parecía algo razonable para él.

« ¿Qué te paso? »

La pregunta se repitió y lentamente Luhan se hincó en el suelo para hacerse un ovillo, esperando sentirse seguro de alguna forma pero simplemente se sintió más asustado.

— Me iban a violar, jiějiě —susurró.

Haciendo caer entonces el peso de lo que había pasado y obligándolo a ver la gravedad de todo, todo se desbordó entonces y sollozó fuertemente, todavía abrumado por la angustia y desesperación de minutos atrás.

Estaba asustado aún, podía percibir todavía cada segundo de todo lo ocurrido, lo sentía en la piel y dolía más que cualquier cosa en el mundo. Deseaba correr a un lugar seguro porque ni siquiera estando en su casa podía dejar de sentir que todo podía repetirse y nadie iba a evitarlo entonces, cerraba los ojos y veía a Minho mirándolo con burla.

Necesitaba ser abrazado y que le prometieran que todo iría bien, quería a su madre junto a él pero sobre todo, necesitaba a Sehun.

***

Sehun abrió la puerta con pereza, gruñendo levemente cuando Chanyeol lo empujó para ir directo a la cama y lanzarse sobre ella. Bufó por la actitud de su amigo y llevó entonces su mirada a su mascota, que miraba fijamente la ventana y emitía un sonido parecido a un lamento.

— ¿Jiāo Táng? —llamó desconcertado.

Sin embargo, el dóberman tan sólo comenzó a dar vueltas y luego pararse a dos patas como si tratara de mirar por la ventana. Trató de acercarse para ver que era lo que su mascota veía pero Chanyeol se interpuso en su camino al tiempo que la ensordecedora música comenzaba a dejarse oír.

— Creo que tu vecino tiene una fiesta —comentó burlonamente Chanyeol.

— Yo realmente no creo que…

— Oh, mierda —habló nuevamente su amigo—. Sehun —lo llamó para que se acercara a mirar.

Sehun se acercó y realmente deseó no haberlo hecho nunca al ver a Luhan hecho un mar de lágrimas mientras se abrazaba a sí mismo y se mecía pareciendo tan perturbado y desesperado que lo hizo experimentar un insoportable dolor en el pecho. Salió velozmente de la habitación con Chanyeol llamándolo a sus espaldas pero daba igual, él tenía que llegar con Luhan.

— Sehun, no vayas —pidió Chanyeol, logrando apenas darle alcance.

— ¡No, él me necesita! —exclamó angustiado.

— Lo sé pero…

Ambos se quedaron callados en cuanto la puerta se abrió y ambos llevaron su vista a ella, encontrándose con la imagen de Minho.

— ¿Qué hace él aquí? —interrogó mirando fijamente a Chanyeol.

— Va a dormir aquí —respondió con simpleza el rubio que aunque antes se había negado a obedecer a Chanyeol, en ese momento no tenía más opción que volver a su habitación—. Andando —ordenó.

Ambos regresaron a la habitación del rubio que ya no pudo despegarse de la ventana. Chanyeol observaba de vez en cuando solamente y es que no sabía porque pero sentía un nudo en la garanta de solo ver al pobre chico ahí pareciendo tan destrozado.

Sehun comenzó a desesperarse a medida que pasaba el tiempo y por más que Chanyeol trataba, nada se le ocurría para que su amigo pudiera ir a donde el castaño estaba. Volvió a asomarse una vez por la ventana puesto que Sehun se había alejado hacía unos minutos y sintió su corazón detenerse.

— Se-Sehun —llamó apenas—, Lu-Luhan ya no se mueve —murmuró.

El rubio corrió a la ventana y miró con horror a Luhan inmóvil, ambos miraron en todas direcciones sin saber cómo actuar hasta que fue Chanyeol el primero en hacer algo, poniéndose de pie y abriendo sigilosamente la puerta.

— Creo que Minho ya está dormido, salgamos de aquí y vamos a ver a Luhan —susurró.

Sehun asintió lentamente y ambos salieron silenciosamente, dirigiéndose al jardín en lugar de ir hacia la puerta principal, logrando que Chanyeol mirara al rubio sin comprender hasta que vio como se las ingeniaba para llegara a la cima del muro y luego pasar al jardín vecino.

Imitó sus acciones y al estar del otro lado apenas pudo ver a Sehun trepar el árbol que daba a la ventana de la habitación del castaño. Se apresuró a seguirlo y tan pronto estuvieron en el interior de la habitación, Sehun corrió hacia Luhan, acunándolo en sus brazos.

— Lu —lo llamó con un lastimero murmulló—, vamos cariño, ¿qué tienes? —preguntaba.

Chanyeol lo miró mecer al inconsciente chico mientras lo llamaba con miedo y ternura combinados en su voz cuando el inconsciente castaño empezó a luchar contra él. Miró su cuerpo y no supo que pensar antes los múltiples hematomas y las heridas frescas en sus espalda.

— ¿Qué te demonios te hicieron, bebé?

La voz de Sehun falló y Chanyeol no podía sentirse más inútil al estar solamente como un simple espectador. Se obligó a pensar con la cabeza fría y se dirigió hasta la cama, tomando la primera manta que vio para acercarse a Sehun. Luhan estaba temblando y aún con los ojos cerrados trataba de alejarse de Sehun.

— Sehun, tenemos que cubrirlo —instruyó.

— Dame la manta —extendió la mano para que su amigo le entregara la manta.

— ¿Necesitas ayuda? —preguntó al verlo luchar con la manta.

— No Chanyeol, en este momento lo que menos quiero es que toquen a Luhan, mantente apartado —pidió.

Chanyeol obedeció aunque no quería, teniendo que apretar los puños para no tratar de ayudar al rubio. Luhan no dejaba de retorcerse, las lágrimas que seguía derramando fueron acompañadas por lastimeros gimoteos y quedos sollozos.

— Tranquilo Hannie, soy yo —susurró—. No tengas miedo, ya no llores más —imploró, luciendo como sí él mismo comenzaría a llorar también.

— Sehun, deja que…

— ¡Con un carajo Chanyeol, no lo toques! —explotó tan pronto las manos de su amigo rozaron apenas la piel de Luhan.

No era su intención reaccionar así con Chanyeol pero en esos momentos Luhan estaba tan asustado y vulnerable que al ver a Chanyeol tocarlo, todo se volvió rojo y no pudo detener su rugido.

Por lo general aquello hubiera sido algo que el más alto se habría tomado a pecho y hubiera mandado a Sehun al mismísimo infierno. Sin embargo, en ese momento él sabía que su amigo estaba nervioso y asustado por la condición de Luhan, por lo cual simplemente dio un paso atrás y aguardo en silencio.

— Tranquilo Bǎobèi Lù, soy yo, Hunnie —susurró dulcemente—. Yo jamás te haría daño, lo sabes. Únicamente estoy tratando de ayudarte, déjame hacerlo —pidió con tono suplicante.

La angustiosa lucha de Luhan cesó de un momento a otro, su cuerpo aún temblaba y las lágrimas seguían ahí pero sin duda su expresión se volvió más relajada tras las palabras de Sehun y el cómo se acurrucó más cerca del rubio.

— Eso es Hannie —musitó—. Estoy aquí contigo, no hay nada que temer —sonrió levemente, acariciando con el dorso de su mano una de las húmedas mejillas del castaño.

Chanyeol lo miró todo como si estuviera mirando alguna clase de alienígena, porque aunque tenía conocimiento previo de los sentimientos de Sehun hacia Luhan, nunca lo imaginó así, tan…

Tierno y cuidadoso.

Era una faceta del rubio que desconocía y no pudo evitar sonrojarse un poco cuando vio a su mejor amigo juntar sus labios con los del castaño. Se recriminó a sí mismo por ruborizarse por una estupidez como un beso así de infantil pero simplemente no pudo evitarlo, tal vez era porque se trataba de Sehun o algo así.

— Mmm… ¿po-por qué no lo mueves hacia la cama? —habló sin saber que más hacer para no quedarse ahí con expresión de idiota.

Sehun asintió sin dejar de mirar el cuerpo del castaño. Chanyeol se apresuró a arrojar al suelo todo lo que hubiera sobre la cama y que él creyera que le incomodaría al castaño antes de que Sehun depositara suavemente sobre ella el cuerpo de Luhan, asegurándose de que estuviera boca abajo para no lastimar más su espalda.

— No —sollozó Luhan tan pronto Sehun se apartó de su lado.

— Shhh, tranquilo —susurró, sujetando suavemente la mano ajena, ya que el contacto parecía calmarlo—. No me iré a ningún lado, Bǎobèi Lù —prometió, calmando nuevamente al castaño.

—Necesitamos hacer algo con esas heridas —señaló Chanyeol, mirando fijamente los cortes y rasguños en la espalda del más bajo.

— Sí —asintió, sin soltar ni un poco la mano del castaño—. Luhan no tiene un botiquín en su habitación porque solía usar las benditas sin necesitarlas realmente y por eso sus padres se lo ocultaron, así que deberás ir al segundo piso, hay un baño antes de llegar a la cocina —instruyó.

Chanyeol asintió rápidamente, dándose la media vuelta solamente para detenerse sin dar un paso siquiera.

— ¿Qué hago si alguien me ve? —preguntó preocupado.

— No hay nadie aquí, y la única que podría estar es YanYan jiějiě pero no ha venido así que tal vez no se encuentre en casa —explicó.

— Bueno, supongo que tienes razón, es decir, dudo mucho que sí hubiera alguien no habría venido ya luego de tus gritos —dijo, rascándose la nuca.

— No realmente —habló una voz femenina, haciéndolos girarse hacia la puerta.

Sehun sabiendo que ahí iba a encontrar a YanYan y Chanyeol mirando con temor a la bella china que bien podría llamar a la policía para acusarlos de allanamiento. Sin embargo, ella no gritó que llamaría a la policía ni les exigió marcharse, lo único que ella hizo fue acercarse a Sehun y entregarle el botiquín.

— Gracias —murmuró.

— Supe que algo malo había pasado desde que lo vi cruzar la puerta pero sabía que no me diría nada; lo escuché llorar aún con el volumen tan alto de la música pero no intervine porque también sabía que tú vendrías tan pronto lo vieras e ibas a encargarte de todo, es por eso que no entré a pesar de que me quedé cerca en todo momento —explicó.

— ¿Te dijo algo cuando llegó? —preguntó.

Las manos le temblaban mientras luchaba por abrir el botiquín, YanYan se sentó en el borde de la cama por si acaso y miró con tristeza como su hermano menor se alejó de su toque cuando le acarició su cabeza, de sus labios comenzaron a salir débiles lamento y quejidos a medida que comenzaba a alterarse nuevamente.

— Estoy aquí, nadie te hará nada malo —susurró Sehun para tranquilizarlo.

Una vez más él se relajó bajo el toque ajeno y YanYan aprovechó aquello para quitarle a Sehun el botiquín y abrirlo finalmente. Chanyeol, que hasta ese momento seguía de pie sin hacer nada, se dio cuenta de la dolida y triste mirada de la hermosa chica.

Pensó en decirle que Luhan no lo hacía a propósito sino que estaba asustado pero decidió quedarse callado al final, aquello no le correspondía y en ese momento él no era más que un simple espectador.

— No me dijo nada y tampoco traté de preguntarle porque iba a mentirme y decirme que fue un accidente laborar. Además… —pausó como pensando bien sus palabras—, Luhan lucia como si sintiera asco de estar cerca de mí, lo vi en su mirada —musitó.

— YanYan jiějiě, tú sabes que Lu nunca…

— Lo sé, así que cállate y deja de dar una excusa que no necesito. De verdad que tú sobreprotección puede ser a un dolor de cabeza —bufó.

Sehun sonrió levemente antes de regresar su mirada a Luhan y teniendo extremo cuidado Sehun comenzó a tratar con las heridas de su espalda, hablándole al castaño cuando esté se queja por la incomodidad o dolor. YanYan supo que sobraban ahí y sin aviso previo, tomó la mano de Chanyeol y lo arrastró fuera de la habitación, dándoles su espacio a los dos menores.

Un nuevo quejido obligó a Sehun a detenerse cuando trataba de limpiar el raspón más grande y tuvo ganas de matar a alguien.

— ¿Qué pasó Lu? ¿Por qué te hicieron esto? ¿Quién fue? —murmuró, rogando por una respuesta.

Sin embargo, no la hubo y en su lugar solamente lo vio relajarse al sonido de su voz. Eso lo hizo sonreír con tristeza y llevar una mano al revuelto cabello castaño, acariciándolo apenas como si fuese del más fino cristal.

— Supongo que por hoy prefieres dormir, ¿cierto? —suspiró—. Ahora regreso, iré a ver como lo está pasando YanYan jiějiě —murmuró, dejando sobre su frente un beso para luego abandonar la habitación.

Apenas bajó las escaleras se topó de frente con una escena que seguramente lo hubiese hecho reír en cualquier otro momento. Chanyeol parecía estar por tener un ataque de pánico ante la mirada tan penetrante y fija que la china le estaba dedicando, Sehun podía jurar incluso que él estaba sudando justo en ese momento.

— YanYan jiějiě —llamó a la chica, salvando a su amigo de la intensa mirada de la pelinegra—, dejé a Luhan descansando pero de todas formas pasare con él la noche para vigilarlo —informó, porque de ninguna manera estaba pidiéndole su autorización.

— De acuerdo —asintió—. Supongo entonces que tu amigo también se quedara —señaló a Chanyeol, haciéndolo estremecer.

— No puedo dejarlo sin vigilancia, es mi responsabilidad y se queda también.

— Claro, no hay problema —se encogió de hombros mientras se ponía de pie y se dirigía a la cocina—. Él puede ocupar la habitación de Zhao en tanto no robe sus valiosísimos y costosos muñequitos de friki perdedor —soltó con burla.

« Tan linda como siempre. »

Pensó Sehun, sonriendo un poco por eso.

— ¿Quieren una cerveza? —preguntó, asomando su cabeza desde la puerta de la cocina.

— Oh no, nosotros no… —comenzó a decir un nervioso Chanyeol, siendo cortado por un fuerte resoplido de parte de la china.

— Oh vamos, yo no nací ayer y no me trago ni una mierda del asunto de: “claro que no noona nosotros somos unos putos santos y no bebemos alcohol, arderas en el infierno por querer corromper a unos niños tan inocentes como nosotros”; dejen eso para alguien menos imbécil —soltó burlonamente, arrojándole al estupefacto pelirrojo una lata de cerveza. Sehun no pudo no reírse entonces.

Aunque eso poco duró tras ver la expresión sombría y entristecida en el rostro de la única chica en la habitación, sabía que ella les diría algo y por ello aguardo en silencio mientras ella le daba el primer trago a su bebida.

— Es gracioso, ¿saben? —comenzó ella—. Ya saben, él como alguien que antes no soportabas se puede volver tan importante en tu vida, tanto que su alegría es tu alegría, sus problemas también son tuyos y sientes al doble su dolor.

Ella se detuvo a darle un segundo trago a su bebida y apretó los labios en una rígida línea recta, al tiempo que sus oscuros ojos se cristalizaban levemente.

Porque sólo existía una forma de lastimarla a ella al punto de hacerla llorar y esa era herir a Luhan.

— Lo odie tan pronto nació y nada tenía que ver con la envidia del hermano mayor que cree que sus padres dejaran de prestarle atención, yo ya tenía como experiencia de ello a Zhao y él me dio exactamente igual siempre. Sin embargo, algo fue diferente con Luhan, algo me hacía detestarlo sin razón aparente, era simplemente que él estaba ahí y yo no lo soportaba. Sumado a ello mamá había desarrollado una especie de migraña durante el embarazo y empeoró tras el parto, esa fue una razón más para odiarlo.

— Eso es ridículo, como se supone que un bebé recién nacido tiene la culpa de eso, es una tonte…

— Chanyeol —gruñó Sehun, deteniendo su argumento y haciéndolo callar.

— Sé que es una estupidez pero supongo que tenía que darle una razón a todo ese desprecio que sentía por él —murmuró—. Por eso lo culpe y lo traté mal durante sus primeros dos años de vida y a mitad del tercero. Por ese entonces la migraña de mamá había empeorado y los médicos dijeron que había riesgos de algo más, mis padres hablaban de un tumor y aunque ellos me lo dijeron hasta el cansancio yo seguía culpando a Luhan y fue por eso que un día se lo grité a la cara, le dije que lo odiaba con todo mi ser, que todo era su culpa y que si él no hubiera nacido nunca, mamá no estaría en riesgo de morir. Fui una estúpida y lo lastime, pero era una niña y me era muy difícil comprender muchas cosas —explicó, su voz estaba rota entonces pero ninguno de los dos chicos trató de consolarla o hacerle ver que ya era parte del pasado.

YanYan no iba a tomarlo bien si lo hacían.

— Él desapareció esa tarde y ese mismo día me enteré que mamá no estaba en riesgo, que la migraña era por una razón menos preocupante que en realidad ya no recuerdo. Mi familia se volvió loca al descubrir su desaparición y a mí me estaba comiendo viva la culpa porque sabía que todo había sido por la forma en que le había hablado. Todo mundo salió a buscarlo menos yo, a mí se me pidió quedarme por si él volvía aunque la posibilidad era muy poca y lo esperé por horas frente a la puerta, mirándola con ansiedad y esperanza cada vez que oía pasos cerca de ella pero él no volvía ni cuando fue muy tarde y todo estaba oscuro. Sólo entonces comencé a llorar y rece para que volviera sano y salvo porque ya era de noche y él era muy pequeño, le tenía miedo a la oscuridad y porque todo había sido mi culpa. También jure que si el volvía yo sería una mejor hermana mayor e iba a protegerlo, fue entonces que…

Una débil sonrisa se dibujó en sus labios y la primera lágrima se escapó de sus ojos.

— Él abrió la puerta y entró con la ropa húmeda y llena de lodo; su cabello era un desastre, traía varios raspones en la cara, brazos y piernas mientras que en sus manos sostenía un par de secas ramitas pero aún así me sonreía como nadie mientras alzaba las ramitas con orgullo y me decía: “YanYan jiějiě, traje las hiervas milagrosas de la abuela para hacerle a mamá un té para curarla, ya no estés molesta conmigo por favor”. Fue tan tonto —sollozó con fuerza—. Fue por las estúpidas hierbas para que yo dejara de odiarlo y las malditas cosas ni siquiera servían para la migraña sino para la fatiga. Nos preocupo a todos y…

— YanYan jiějiě —llamó suavemente Sehun.

— Me jure desde ese día que iba a cuidar de él, que jamás dejaría que nadie lo dañara y hasta ahora no he hecho más que fallar una y otra vez —lloró con fuerza—. Deje que saliera herido cuando te fuiste, cuando esa zorra lo utilizó de aquella forma y ahora dejo que pase esto; soy una pésima hermana mayor.

Sehun miró con el corazón encogido como ella se cubría el rostro con ambas mano y lloraba con fuerza, no sabía que decirle y eso lo hizo sentir inútil. No tenía idea de cómo consolarla a ella, de hecho el no podía hacer nada cuando alguien que no fuera Luhan lloraba.

— No eres una mala hermana mayor —la voz de Chanyeol irrumpió entre los sollozos de la chica y lo hizo merecedor de las miradas de Sehun y YanYan—. No tengo hermanos y no sé mucho de ello además de la experiencia que tengo de la relación de Sehun con el hijo de perra que tiene por hermano mayor pero, sin duda sé que si tuviera un hermano o hermana mayor quisiera que fuese como tú porque para ti tal vez todo lo que has hecho hasta ahora sea un fracaso pero no es así, haz hecho mucho por tu hermano y no puedes culparte y decir que fallaste cuando no siempre vas a poder estar al pendiente de él —explicó tranquilamente, esbozando en sus labios una cálida sonrisa.

— Pero yo…

— Luhan está creciendo y deberá aprender a hacerlo solo porque no puede egoístamente esperar que tú siempre lo resuelvas por él, además, ambos sabemos que Luhan no es así y es también por eso que se calla sus problemas, es porque no quiere preocuparte —aseguró—. Por esa razón no debes culparte de nada, nunca ha sido tu culpa y estoy seguro de que cualquier error del pasado ya lo has reparado, además… —dijo mientras se ponía en cuclillas, tomando con su mano izquierda una de las manos de YanYan y con la derecha limpiando sus lágrimas—, Luhan se pondrá muy triste si te ve así.

Sehun sonrió levemente ante las palabras de su amigo, observando con atención la reacción de YanYan. En un inicio ella no emitió sonido alguno, únicamente se quedó ahí mirando fijamente al alto pelirrojo en cuclillas frente a ella y un minuto más tarde una sonrisa pequeña curveo sus delgados labios.

— Me gusta tu nueva mascota —dijo la sonriente chica.

Chanyeol se detuvo de la tarea de limpiar sus lágrimas entonces y le dio una mirada ofendida que los hizo reír a ambos.

— Buen, niños —suspiró, poniéndose de pie frente a un ofendido Chanyeol—, ya es tarde, así que a dormir todo mundo.

— Ahora subimos —respondió Sehun, mirándola subir las escaleras.

— No tarden mucho y no hagan escándalo —indicó, dándole una mirada significativa a Sehun, con el claro mensaje de que se encargará de Luhan—. Llámenme si algo pasa.

— Lo haré.

— De acuerdo —asintió satisfecha—. Oh, casi lo olvido —rió ligeramente—. Chanyeol.

— ¿Dime? —interrogó, mirándola con ojos entrecerrados.

— Sí quieres romper los muñequitos del friki de Zhao puedes hacerlo, te los has ganado —sonrió ampliamente al decir aquello.

Chanyeol frunció el ceño por el comentario y escuchó a Sehun reír a su lado. Ambos vieron a la chica reír antes de subir las escaleras y poco después la siguieron también.

— La hermana de Luhan es linda —comentó Chanyeol al estar frente a la que sería su habitación por esa noche.

— Ni lo sueñes Yeol, YanYan jiějiě está muy por encima de tu liga —afirmó seriamente.

— No me refería a eso y, además, tampoco me dejaste terminar de hablar —bufó el pelirrojo, recibiendo una mirada curiosa de su amigo—. Como decía, ella es una chica linda pero sin duda alguna muy aterradora, es el tipo de chica que tal vez te mate mientras duermes —dijo, estremeciéndose ante la idea y haciendo reír al rubio.

— No es tan aterradora en realidad, únicamente la tienes que conocer mejor. Ya sabes… —se encogió de hombros—, ella es del tipo de mujer que ya lo he experimentado casi todo —explicó.

— A mí no me importa si ya experimento todo, para mí es aterradora —sentenció, cruzándose de brazos cual niño obstinado.

Sehun sonrió al tiempo que negaba ligeramente con la cabeza, dio un par de palmaditas en el hombro de su amigo y sin más palabra se dirigió a la habitación de Luhan para ver que estuviera bien y tal vez conseguir unas horas de sueño.

Un quejido angustiado fue lo que lo recibió al entrar a la habitación e inmediatamente corrió hacia la cama para revisar al dormido castaño que se hallaba boca arriba sobre su lastimada espalda, luchaba con las mantas y sollozaba. Intentó tomar sus manos pero él las empujó una y otras vez.

— Luhan —llamó con firmeza y severidad.

El sonido de su voz bastó para tenerlo un poco más tranquilo mientas él miraba con tristeza los rastros húmedos que las lágrimas dejaban. Un nudo se formó en su garganta cuando su mano rozó el rostro de Luhan y él tembló ligeramente.

— No voy a dejarte solo por hoy, voy a cuidarte así me tenga que pasar la noche en vela —le prometió.

Su mano tomó la de Luhan para hacerlo saber que no estaba yéndose a ningún lado mientras él volvía a ponerlo boca abajo, evitando que se provocará más dolor al estar sobre su lastimada espalda. Tuvo un especial cuidado al meterse él a la cama y resguardar a Luhan entre sus brazos, susurrándole al oído cuando comenzó a alterarse una vez más.

— YanYan jiějiě está preocupada por ti y yo también, así que debes recuperarte pronto, Bǎobèi Lù —pidió.

— Hunnie… —suspiró.

— Estoy aquí, amor —musitó, estrechándolo tan fuerte como pudo sin hacerle daño—. No dejaré que nada te pasé.

Una adorable mueca se dibujó en el rostro del dormido chico antes de que su cuerpo se pegara más al de Sehun. El rubio sonrió por ello y cuidadosamente elevó el rostro de Luhan para besar suavemente sus labios.

— No te preocupes por nada Hannie, yo voy averiguar quién te hizo esto y haré que se arrepienta hasta el día de su muerte —prometió.

— Sehun —suspiró quedamente.

— Aquí estoy Bǎobèi Lù, aunque no podamos estar cerca el uno del otro yo siempre voy a estar aquí —musitó, estrechando un poco más el cuerpo más pequeño y cerrando los ojos para finalmente dormirse.

De todo lo demás ya se preocuparía al día siguiente.

***

Sus ojos se abrieron de golpe tan pronto escuchó el escándalo y las maldiciones fuera de la puerta. Se reclinó más en la cómoda silla de cuero y dio un nuevo trago al líquido ámbar que había conseguido del mini bar, cerrando una vez más los ojos entre tanto esperaba que la fiera entrara finalmente.

— L-Lay, po-por favor… —balbuceaba Tao en un vano intento de calmarlo.

— ¡Cierra la puta boca o te arranco las bolas imbécil! —vociferó la fiera.

— ¡Lay! —habló severamente Kai.

— ¡Que te jodan inútil de mierda! ¡Te pedí hacer algo muy fácil pero tú vas y dejas que pase esto, me encargare de ti después! —advirtió.

Una mueca se dibujó en el impasible rostro del mayor tras escuchar todo aquello. La puerta no tardó mucho en abrirse estrepitosamente, golpeando fuertemente la pared en el proceso pero no hizo intento alguno de mirar al recién llegado.

— ¡Fuiste tú! —gritó Lay, golpeando con sus manos su escritorio, haciéndole saber lo cerca que ya se encontraba.

— Baja la voz, te escucho perfectamente sin que me grites Yixing —habló con calma.

— ¡No bajo la voz nada! ¡¿Qué le hicieron a Luhan?! —exigió saber, provocando una mueca en el rostro antes impasible de Suho.

— Yixing nadie le ha hecho nada al jodido niño —gruñó por lo bajo.

— ¡¿Crees que soy estúpido?! —rugió—. Se la clase de porquería que son tú y todos los imbéciles que te lamen las bolas y también vi el estado en el que Luhan estaba cuando bajó del auto de Kai. No voy a volver a repetirlo JunMyeon; ¡¿qué le hicieron?!

Ah~, su nombre real.

Secretamente le gustaba saber que el único con permiso de decirlo era Yixing, lástima que siempre que hablaba con él y este lo llamaba por su nombre era cuando estaban gritándose el uno al otro.

— Ya te dije que no le hicimos nada al puto niño. Además, ¿por qué mierda te importa tanto? —masculló entre dientes.

— ¿Y piensas que voy a creerte? —soltó mordaz, incluso tuvo el descaro de dejar ir una risita irónica—. Más te vale mantenerte alejado de Luhan o haré que te arrepientas —amenazó.

Suho bufó con fuerza, puesto que eso era lo único que podía hacer para no levantarse y ordenar ir por Luhan y llevarlo hasta él para que así le diera un tiro al puto mocoso por haber hecho que Yixing lo amenazara, se forzó incluso a mantener los ojos cerrado para no perder el control si veía el rostro de Yixing.

— Tú… —gruñó—. ¡Mírame a los ojos cuando te estoy hablando!

El ceño del mayor se frunció aún más, la maldita situación lo estaba sobrepasando y sumado a eso estaba el hecho de que odiaba recibir órdenes además de que jamás tolero que nadie le gritaran y Yixing estaba haciendo ambas cosas. Sus ojos se abrieron entonces para encontrarse primero con la expresión aterrorizada de Tao y después con la iracunda e Lay.

Se puso de pie lentamente para encarar a la que tal vez era la única persona que le importaba en el mundo y lo vio retroceder entonces que tal vez, solo tal vez, se dio cuenta que él ya no iba a tenerle la más mínima paciencia.

— Voy a escuchar lo que tienes que decirme Yixing, pero… vuelve a gritarme y entonces haré que te saquen de aquí y vuelvan a encerrarte donde tú ya sabes como la última vez —advirtió.

Lay comenzó a ponerse rojo a medida que sus, por lo general, amables ojos echaban chipas, pudo ver por el rabillo del ojo que Tao estaba a punto de salir corriendo y Kai comenzaba a ponerse incomodo también, sin embargo, él permaneció sereno.

— ¡Vete al carajo! —gritó aún más furioso—. ¡¿Quien putas te crees tú?! —exigió saber, siendo frenado por Kai cuando trató de abalanzarse sobre él.

— Te recuerdo que estás bajo mí cuidado hasta el día que yo muera, es mi deber protegerte y tomaré las medidas necesarias para ello—dijo tranquilamente, tomando asiento una vez más entre tanto Kai peleaba con el iracundo chico—. Sé que te molesta pero lamentablemente para ti siempre seré yo quien decide que puedes y no puedes hacer, por lo que acabo de decidir que te quiero lejos de ese chico. Él representa una amenaza para ti después de lo de hoy —sentenció tranquilamente.

— ¡Jodete! ¡Tú no decides nada en mi vida, no voy a alejarme de Luhan, es mi amigo y lo voy a proteger!

— ¡Tú no vas a proteger a esa pequeña mierda, te alejaras de él porque yo te lo estoy ordenando! —gritó de vuelta, haciendo retroceder a los tres hombres dentro de la habitación, las cosas nunca terminaban bien cuando él se enojaba.

— Es uno de los único amigos que tengo —musitó, mirando tristemente al mayor esperando convencerlo de que tenía que hacer lo que fuera por Luhan.

— Lo siento mucho Yixing pero no voy a cambiar de opinión, te quiero lejos del niño o te juro que la próxima vez seré yo quien realmente vaya por él —advirtió.

— ¡Estás loco! ¡No puedes simplemente decidir que mataras a mis amigos si no te gustan!

—Es por tu bien, yo estoy tratando de mantenerte seguro.

— ¡Yo te me puedo cuidar solo! ¡Ya soy un adulto, así que no te metas en mi vida! ¡Aléjate de mí!

— Eres mi única familia y haré lo que tenga que hacer para que nada te pase, lamento mucho si esto no te gusta pero así tiene que ser.

— ¡No somos nada! —gritó—. ¡Nunca lo hemos sido!

— Te recuerdo que tu verdadero apellido dice lo contrario por mucho que te empeñes en usar el de nuestra difunta madre, hermanito —señaló.

— ¡No eres mi hermano! ¡Ni siquiera compartimos la misma sangre, toda esta mierda se acabó cuando tu padre y mamá murieron! ¡Entiéndelo ya! —soltó histérico.

Su corazón, que antes latía a velocidad vertiginosa, se detuvo tan pronto lo vio ponerse de pie y darle la vuelta al escritorio para acercársele. Su primer pensamiento fue el de salir corriendo pero Kai seguía manteniéndolo en su lugar. Su respiración se atoró en su garganta cuando finalmente lo tuvo de frente y él elevó su mano para acariciar su rostro.

— Una familia no se termina cuando algunos de sus integrantes mueren, no importa si entre nosotros no hay un lazo sanguíneo, sigues siendo mi hermano menor, mi única familia y planeó mantenerte a salvo sin importar a quién me tenga que llevar por delante —dijo seriamente.

Mirándolo a los ojos de esa forma tan escalofriante con la que únicamente lo mirada a él. En su interior amaba profundamente a su hermano y seguía pensando en él como su única familia pero también lo odiaba profundamente por no dejarlo ser libre.

— JunMyeon, por favor —suplicó sin saber bien que era lo que estaba pidiéndole.

— Me encargaré de este problema Xing, no te preocupes —prometió, mostrándole la más dulce de las sonrisas.

— ¿Qué? —inquirió tratando de entender esas palabras y cuando por fin lo logró, angustia pura se apoderó de su corazón—. No.

— Kai, llévate a Yixing y asegúrate de que llegue sano y salvo a casa —ordenó.

— ¡JunMyeon, no hagas esto por favor! —pidió desesperado mientras el moreno lo arrastraba en contra de su voluntad.

— Ten una agradable noche Xing, nos vemos el viernes en la noche —se despidió tranquilamente. Ignorando las súplicas desesperadas y las maldiciones que el menor lanzaba mientras era sacado de su oficina.

Por varios minutos el escándalo siguió haciéndose poco a poco más lejano mientras que él fingía no prestar atención. Cuando todo finalmente cesó, elevó su mirada para encontrarse de frente con Tao, quién se suponía ya no debería estar ahí.

— Necesitas decirme algo —preguntó con el ceño fruncido.

—Es un buen hermano mayor, jefe —dijo el sonriente menor—. Lo hace a su manera pero sé que Lay sabe que lo hace por su bien y en el fondo se lo agradece —aseguró.

Suho hizo con sus labios algo parecido a una sonrisa y con un ademán despidió al más joven. Volvió a reclinarse sobre su silla y cerró los ojos una vez más.

En el fondo el rezaba para que las palabras de Tao fueran verdaderas.

***

Un suspiro de cansancio abandonó sus labios tan pronto vio al menor bajar del auto azotando la puerta, había lágrimas formándose en los ojos el obstinado chino y el enojo solamente parecía haber aumentado. Maldijo por lo bajo al temperamental chico y a su jefe por obligarlo a hacerla de niñera cada vez que el menor se metía en algún lío, y luego se bajó del auto para seguirlo.

— Lay —llamó fuertemente.

— ¡Jodete, traidor!

— Lay, tenía que decirle, yo no puedo siempre estar tras el niño —intentó explicar.

— ¡Y ahora por tu culpa ese maldito psicópata irá tras Lu! —señaló.

— No Lay, no le hará nada y lo sabes, tan sólo ha dicho eso porque está celoso —aseguró—. Sabes que eres la luz de los ojos de tu hermano mayor, él nunca haría nada que te lastimara, vive para mantenerte a salvo y tan feliz como le sea posible.

— ¡Mentiroso!

— Sabes que no miento —sonrió levemente—. Suho te quiere, lo demuestra a su desastrosa manera pero sé que te das cuenta de lo mucho que le importas, además, sabes que puede ser realmente estúpido al momento de expresarse y siempre termina diciendo cosas que te vuelven loco.

Lay pareció calmarse y comenzar a analizar la situación; en el fondo sabía que Kai tenía toda la razón. Sin embargo, eso no fue impedimento para que se cruzara de brazos y le diera una mala mirada al moreno.

— De acuerdo, voy a darte la razón por ahora pero igual me dirás qué mierda le hicieron a Lu —farfulló.

— Suho no te mintió, nosotros no hicimos nada, fue alguien más pero no hay de que preocuparse, ya me ocupe de ello —aseguró.

— ¿Quién fue? —espetó.

— Lay, yo… —suspiró—. No puedo decírtelo, Suho me cortaría el pene y me lo daría de cenar si se entera que te lo dije.

— ¡No me vengas con eso! —vociferó, sujetando bruscamente al moreno por el cuello de la camisa.

— Lo siento pero si te lo digo irás a enfrentarlos y Suho me matará si algo te sucede —explicó con calma.

— ¡Me importa un carajo! ¡Habla!

— No.

— ¡Muérete! —gritó—. ¡Debí saber que no hablarías y que no podía confiar en ti cuando no eres más que el perro faldero de ese idiota! —escupió, dándole un fuerte empujón para luego comenzar a alejarse.

— ¡Lay!

— ¡Déjame en paz y mejor regresa a lamerle las bolas al imbécil ese! —rugió, entrando a su hogar y cerrando la puerta de un golpe.

No escuchó nada más de parte del moreno tras eso. Sus ojos estaban cristalinos y se sentía realmente frustrado, sentía como si hubiese pisoteado la confianza con la que Sehun ciegamente le había pedido que protegiera a Luhan. Tenía arreglarlo cuanto antes y averiguar que había pasado a como diera lugar, así tuviera que dedicarse a seguir a Luhan por todos lados.

Suspiró profundamente y talló sus ojos con sus manos; bien, era estúpido pero tenía un plan.

Notas finales:

Ojala que el capítulo de hoy les haya gustado.

Muchas gracias por leer y hasta la próxima <3


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