Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Only reason. por DNA

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

He vuelto!!!


Disculpen la enorme espera pero entre la escuela y el trabajo apenas y puedo respirar. Extrañaba mucho a todos por aquí y también estas semanas han sido horribles para mí, ya que entre muchas otras cosas mi móvil se dañó y ahí perdí tres capítulos de esta historia, fue un martirio volver a reescribir todo y me tarde demasiado.


Yo tan sólo espero que esto no vuelva a pasar y de nuevo les pido una disculpa por desaparecer así.


Y bueno, sin más que agregar…


Disfruten el cap!

La luz del sol entró a la habitación apenas penetrando entre las sombras, pero no importaba porque él ya se hallaba despierto, le había sido imposible dormir a causa de las pesadillas que Luhan había tenido a lo largo de la noche; en todas ellas peleó y sollozó mientras lo llamaba a él, que tuvo que contenerlo entre sus brazos y susurrarle palabras dulces al oído para calmar su miedo.

Fue para Sehun tanto un dulce placer como una amarga tortura ser quién velara los sueños de Luhan. Por años había deseado ser quien durmiera a su lado cada noche pero jamás había querido que fuera de esa forma en la cual sentía que podría llorar al ver a Luhan llorar de miedo y luchar contra algo de lo que Sehun era incapaz de protegerlo.

Un suspiro de parte del castaño lo puso alerta y listo para repetir cada acción de la noche pasada pero en esa ocasión no hubo lucha, lágrimas o miedo; Luhan únicamente se acurrucó a su lado, suspirando tranquilamente. Sonrió por ello y se permitió disfrutar cada segundo de ello, estrechando más cerca el cuerpo ajeno.

— Pronto será hora de irme—susurró cerca de su oído—. Tendrás que cuidarte mucho mientras no estoy, se un buen niño y no salgas a la calle hoy.

Luhan suspiró suavemente después de escuchar sus palabras y él decidió tomar eso como una respuesta afirmativa.

— Regresaré más tarde —prometió, robando de sus labios un último beso—. Descansa mi ángel.

Dijo por último, saliendo de la cama con cuidado de no despertarlo y abandonado la habitación con el mismo sigilo. Chanyeol lo saludó desde frente con una gran sonrisa y una palmada en el hombro derecho.

Bajaron rápidamente al primer piso, encontrándose con la enigmática mirada de YanYan y una de esas sonrisas suyas que ponían los pelos de punta.

— Buenos días chicos —saludó.

— Buenos días jiějiě, ¿te despertamos? —preguntó Sehun, puesto que apenas estaba amaneciendo.

— Nada de eso, es normal que a estas horas yo ya esté despierta, Zhao dice que es escalofriante —aseguró entre risas pero Sehun podía ver en sus ojos la preocupación que seguramente no la había dejado dormir.

— No conozco a tu hermano pero opino lo mismo que él —habló Chanyeol.

Ella lo miró con una ceja arqueada pero no hizo comentario alguno y siguió con lo que hacía. Sehun notó solamente así el gran lienzo y los gises de colores esparcidos por todo el comedor. Se acercó curioso para ver que era lo que la chica dibujaba, encontrando una enorme figura negra sin rostro y con las manos raquíticas que sostenían una manzana putrefacta.

— ¿Qué demonios? —murmuró Chanyeol a su lado.

— Es la muerte, la vi en mis sueños anoche —explicó como si fuese la cosa más natural del mundo—. En China tenemos la creencia de que si vemos a la muerta en nuestro sueños es porque pronto ella vendrá por nosotros, así que vine a plasmar su imagen tan pronto desperté para no olvidarla cuando llegué el momento —habló con una pequeña sonrisa en sus labios.

Sehun en realidad se esperaba ese tipo de respuesta por lo que no se inmutó en lo más mínimo a diferencia de Chanyeol que parecía estar a punto de comenzar a gritar como una niña.

— Deja de asustar a Chanyeol —regañó Sehun.

Ella comenzó a reírse con ganas y finalmente le dijo la verdad a Chanyeol, mostrándole de paso la imagen de internet en la que se había inspirado para su creación y recibiendo a cambio un bufido indignado de parte de Chanyeol.

— Nosotros ya no vamos —anunció Sehun.

— ¿No les gustaría desayunar primero? —preguntó por educación.

— No jiějiě, debemos estar en casa antes de que Minho despierte —explicó.

— Ya veo —asintió comprensiva.

— Volveré más tarde, cuida mucho de Luhan mientras no estoy —pidió.

— Eso ni siquiera debes pedírmelo —bufó ante la falta de confianza de su futuro cuñado.

Simplemente porque ya se había hartado de la maldita situación y no iba a dejarlos seguir con sus estupideces así tuviera que obligarlos a estar juntos.

— Espera un poco —pidió, corriendo al comedor para tomar un trozo de papel y anotar algo en él—. Este es mi número de móvil, cualquier cosa puedes llamarme.

— Entiendo, gracias —asintió, saliendo de la residencia de los Wu finalmente.

La pelinegra suspiró pesadamente para luego dirigirse a la cocina y comenzar a preparar al desayuno, miró la hora antes de comenzar y vio que aún tenía mucho tiempo para prepararlo todo y de pasó llamar al jefe de Luhan para decirle que estaba enfermo y no iría, porque estaba más que segura de que así iba a ser.

***

Un sollozó lastimero abandonó su boca tan pronto se incorporó de golpe, con lágrimas corriendo por sus mejillas y su cuerpo cubierto de sudor. Miró a todos lados muerto de miedo antes de descubrir que estaba en su habitación y que Minho no se hayaba ahí.

Respiró con ansiedad y nuevamente recorrió la habitación en busca de alguien que sabía no estaba ahí y no lo estaría por mucho tiempo. Sus manos cubrieron su rostro y lloró quedito, sintiendo un aguijonazo en su corazón al recordar el sueño que había tenido la noche anterior. Uno donde Sehun sabía que no se encontraba bien, que tenía mucho miedo; y dónde había ido a cuidarlo toda la noche.

— Lu.

La voz de su hermana mayor al otro lado de la puerta lo sobresaltó y casi lo hizo gritar, sin embargo, se las arregló para responder con voz estrangulada, una que apenas reconoció como suya.

— El desayuno está listo, baja a comer conmigo antes de que me vaya —pidió.

— Ahora voy —susurró.

Ponerse de pie nunca fue más doloroso que en ese momento, cada músculo gritó de dolor y el ardor se sentía como fuego envolviendo cada centímetro de sus extremidades. Su espalda parecía estar a carne viva y las jodidas lágrimas no desaparecían.

Le costó largos minutos y varios sollozos llegar al baño. Aunque no tuvo la fuerza ni las ganas como para prepararlo como cada mañana solía hacer. No, esa mañana únicamente se desvistio en dolorosa calma, hizo correr el agua fría y se metió bajo la regadera, gimiendo ante el primero contacto del agua con su irritada y adolorida piel.

Usualmente uno no espera tardar mucho en una ducha pero Luhan pasó ahí exactamente treinta minutos experimentando solamente ardor debido al jabón que tocaba sus heridas, dolor que le provocaba cada músculo cada vez que hacía algún movimiento y tristeza luego de descubrir que en realidad sus heridas habían sido limpiadas con anterioridad, y eso solamente significaba que YanYan lo sabía.

Sollozó preguntándose cuanta había sido la cantidad de preocupación y lágrimas que su hermana mayor había derramado al verlo así, porque sabía perfectamente lo mucho que su hermana mayor lo amaba y estaba seguro que verlo así le había golpeado donde más le dolía.

Tardó mucho en lograr estar medio presentable y detener las lágrimas antes de finalmente mirarse al espejo y sentir que podría vomitar. Su imagen asustada, herida y lastimera le hizo sentir náuseas de sí mismo. Repentinamente sintió la quemadura de las manos extrañas de la noche pasada y salió corriendo de ahí, bajando las escaleras de a dos para escapar de los demonios que en realidad no estaba ahí.

— ¿Xiǎolù? —llamó su preocupada hermana mayor.

Luhan primero miró aterrorizado la expresión angustiada de su hermana mayor para seguidamente mirar escaleras arriba como esperando que Minho bajara en cualquier segundo.

— ¿Luhan, te encuentras bien? —preguntó asustada.

Luhan se contuvo apenas, evitando empujar lejos la mano de su hermana que descansaba sobre uno de sus hombros y asintió torpemente.

— ¿Lu? —llamó nuevamente, como suplicándole que hablara.

— N-no es na-nada —sonrió, o por lo menos hizo el intento, aunque por lo expresión de su hermana era obvio que no había salido bien—. ¿Q-qué vamos a desayunar? —preguntó para cambiar de tema, huyendo a la cocina para alejarse de la mirada y el tracto de su hermana.

El desayuno fue puesto sobre la mesa y ambos comenzaron a comer sin decirse una sola palabra, algo simplemente inusual cuando todas sus mañanas se caracterizaban por largas charlas y muchas risas.

Esa mañana, sin embargo, Luhan tan sólo miraba su plato y la tristeza ensombrecía sus hermosos ojos de ciervo. Lucia tan asustado que YanYan sentía su corazón romperse de sólo ver lo aterrorizado que estaba aún cuando se hallaba en la seguridad de su hogar.

— Lla-llame a tu jefe y le dije que no ibas presentarte, que estabas muy cansado. Él dijo que estaba bien y que se sentía aliviado de que finalmente tomarás un descanso —informó, tratando aligerar el ambiente.

— Gracias —murmuró.

YanYan guardó silencio entonces y se mantuvo mirándolo, quería que Luhan se relajara para comenzar a hablar pero era muy obvio que eso no iba a pasar, así que decidió ir al grano.

— ¿Qué pasó anoche, Luhan? —preguntó finalmente la pelinegra.

Luhan se tensó, ojos angustiados se negaron a mirarla y tragó saliva. Pasaron varios minutos en lo que él trataba de formar una respuesta entre tanto miraba fijamente su plato.

— U-uno de los chicos… s-se puso grosero por-porque no quise llevarles una ce-cerveza…, tuvimos una pe-pelea pero nada grave —respondió apenas.

Ella, quién también había estado mirando a cualquier lado menos a su hermano menor, le dio una mirada llena de incredulidad.

Luhan estaba mintiéndole.

Eso era todo lo que podía pensar mientras veía boquiabierta a su hermano menor.

Estaba mirándo sus manos temblar mientras tomaba la jarra de jugo, su mirada no era más que de puro terror y sabía que en ese momento no había cosa que Luhan odiara más que su tacto pero aún así, todavía y luego de todo eso, se atrevía a decirle una mentira.

Trató, de verdad que lo hizo, pero no pudo mantenerse callada. De verdad que no pudo.

— ¡¿Te piensas que soy una pendeja que te creerá toda esa mierda?! —gritó furiosa, asustando al menor con su explosión.

Sí antes había miedo en los bellos ojos de su hermanito, en ese momento brillaron con un nuevo nivel de miedo que lo hizo mirar en todas direcciones como una presa acorralada por un predador.

— ¡¿A quién carajos se supone que estás tratando de proteger?! —exigió saber.

Lágrimas inundaban sus ojos y también podía ver las de Luhan. Algo muy dentro le decía que no debería estar haciendo aquello, que Luhan necesitaba que fuera cálida y paciente, que debía abrazarlo y arrullarlo para que se sintiera seguro pero la frustración la sobrepasaba. No podía detenerse mientras su hermano cubría lo que probablemente debería haber sido una monstruosidad para tenerlo tan asustado.

Ella debía saber a quién ir a buscar para conseguir venganza. Necesitaba un nombre para hacerlo pagar y Luhan en cambio estaba ahí, tratando de minimizarlo todo.

No, no estaba pasando eso, ¡maldita sea!

— Yan...

— ¡Habla! —rugió—. He permanecido al margen de toda esta basura porque tú querías realmente esto pero ya no más. No voy a seguir ayudándote si esto pone en riesgo tu vida y menos si planeas proteger a quienes te estén haciendo daño.

— Jiějiě, ya te dije que…

— ¡No mientas más! —vociferó—. Vi todo tu cuerpo, Luhan. No soy ninguna estúpida y sé que eso no lo hizo un tipo borracho cualquiera, tú jefe, ese sujeto quién quiera que sea nunca lo hubiera permitido porque nunca había pasado hasta ahora. Esto lo hizo algunas más y lo estás protegiendo, ¡¿quién fue?! —exigió.

Luhan no contestó, tan sólo se quedó ahí mirando fijamente la mesa, con los labios apretados y lágrimas en los ojos.

— ¡Pues al infierno con todo esto! —gritó/sollozó YanYan, atravesando la habitación para tomar sus cosas y largarse de una buena vez—. ¡No digas nada entonces, pero tampoco cuentes más conmigo para ayudarte más con esta mierda! ¡Estás solo! —sentenció antes de abandonar su hogar, llorando de furia y azotando la puerta.

Luhan se tragó el sollozó que amenazó con escapar de sus labios mientras veía su desayuno casi sin tocar. Se levantó de la mesa con las rodillas hechas gelatina y llevó todo hacia el lavaplatos para limpiarlo, dejándolo minutos más tarde al darse cuenta que todo terminaría hecho pedazos porque él no podía controlar el temblor en sus manos.

Regresó a la sala de estar sin saber muy bien que hacer a partir de ese punto hasta que fuertes golpes en la puerta se dejaron oír. Luhan se congeló en su lugar tan sólo escuchando como la puerta era golpeada con fuerza. Su corazón comenzó a latir a una velocidad inhumana y el miedo se apoderó de su ser.

Minho era su vecino después de todo, él bien podría ser quien estuviera tras la puerta. Un grito de puro miedo se construyó desde dentro y amenazaba con salir en cualquier segundo si aquello no se detenía.

Fue consciente solamente entonces de lo solo que se encontraba aún estando en su propia casa y ese conocimiento, además del miedo, lo hicieron correr escaleras arriba para asegurar todas las ventanas.

No sabía qué hacer tras eso, su cuerpo seguía temblando de miedo y todavía había algo haciéndole sentir que se asfixiaba. Ya no escuchaba los golpes en la puerta pero su mente no dejaba de mostrarle horribles escenarios en los que Minho lograba entrar a su hogar y llegar a él.

Minutos más tarde se encontraba en la sala de estar de su casa, sentado en el sofá favorito de su padre, envuelto en el suéter favorito de su madre y abrazándose a su almohada, porque, por muy estúpido que pudiera sonar, él sentía que el perfume de Sehun estaba en ella y lo hacía sentir medio seguro.

¿Qué iba a pasar con él a partir de ese momento?

No lo sabía.

Lo único que sabía era que el miedo únicamente iba creciendo en lugar de desparecer, sabía que se encontraba a la deriva y lo único claro era que tenía que ocultarse de aquel demonio porque la próxima vez nadie lo salvaría de él.

 

***

« Al menos estará seguro por hoy. »

Pensó Lay mientras más se acercaba a su hogar. Esa mañana se había levantado temprano para ir a casa de Luhan y poder seguirlo para finalmente descubrir algo que le diera sentido al hecho de que él había estado tan tarde en la calle como para ser atacado.

Sin embargo, parecía que ese día Luhan no iba a salir de su casa y era lo mejor. Él también se hubiera quedado ahí por cualquier cosa pero había visto llegar a uno de los hombres de Suho y sabía que podía dejarlo por ese día, además de que no quería ser llamado por el mayor por culpa de aquel tipo.

Suspiró pesadamente antes de inclinarse y quitar el primero de los candados que mantenía cerradas las puertas de su lugar de trabajo y apenas se había puesto en pie antes de ser empujado contra la pesada cortina de metal y sentir unas manos sobre su cuello.

— ¡Sehun, detente! —escuchó la inconfundible voz de Chanyeol a o lejos y sólo entonces miró los ojos de su agresor, y Sehun no se veía feliz en absoluto.

— ¿Qué le pasó a mi Luhan? —gruñó.

— Se-Sehun… no… lo sé —respondió apenas logrando hacerlo.

— ¡¿Cómo que no lo sabes?! —le gritó justo en la cara—. ¡Tenías una tarea simple, juraste que podías hacerlo y dejas que esta mierda pase! ¡Debería darte una paliza peor que la que Luhan recibió! —vociferó.

— Se-Hun…

— ¡Prácticamente te confié lo que más amo y tú fuiste capaz de dejar que esto pasara!

— ¡Sehun, detente! —pedía desesperadamente Chanyeol.

Lay trató de responder, quería decirle que lo lamentaba ya que debido a que él había prometido cuidar de Luhan, Sehun había dejado de vigilarlo y se había alejado casi completamente para que Minho no lo tuviese en la mira, porque era seguro que si Sehun hubiera estado cuidando de él; nada de eso hubiese pasado. Luhan no hubiera sido lastimado y, ¡diablos!, Luhan no hubiera estado fuera de su hogar a esas hora en primer lugar.

Había traicionado la confianza de Sehun a lo grande y no sabía que podía decir para disculparse, aunque a esas alturas realmente no había nada que pudiera decir cuando su visión comenzaba a tornarse borrosa  por la falta de oxigeno.

— ¡Sehun, ya es suficiente! —gritó aún más desesperado Chanyeol.

Todo se detuvo tan rápido como había iniciado y Lay tomó una codiciosa bocanada de oxígeno tan pronto pudo volver a respirar, ahogándose en el proceso. Sus desorientados sentidos apenas sabiendo lo que pasaba y haciéndole difícil conseguir que sus ojos se elevaran para ver que sucedía.

¡Mierda!

Fue su primer pensamiento tan pronto logró obtener un vistazo de la figura de Kai de pie frente a él. Sehun no se veía nada feliz tampoco y si dejaba que todo siguiera adelante, alguien terminaría con algo más que un par de simples golpes.

— ¡Kai, lárgate de aquí! —vociferó tan pronto consiguió que su cerebro se reiniciara.

— No —sentenció el moreno.

El pánico se apoderó de Lay a sabiendas de las órdenes que Kai tenía de parte de Suho si es que alguien llegaba a tocarle un solo cabello. Miró con ansiedad a Chanyeol que inmediatamente se apresuró para tratar de detener  Sehun mientras que él subía las pesadas cortinas de metal para que entraran al local y seguir la discusión ahí dentro.

— Entren, todos —ordenó con un tono de voz que advertía que no iba a escuchar objeciones.

Ellos obedecieron afortunadamente y lo siguieron al interior, Sehun no se veía menos enojado entonces mientras se dejaba caer en el sofá que tenía para que sus clientes esperaran y Chanyeol lucía realmente preocupado mientras miraba a Kai que se quedaba cerca de la puerta con expresión de psicópata.

— ¿Qué pasó? —gruñó Sehun.

— No lo sé —murmuró avergonzado y pudo oír a Kai mascullar un improperio debido a ello, por lo que le envió una mirada fulminante—. Sin embargo, estoy muy cociente de la gravedad de todo esto y te pido una disculpa Sehun, aunque sé que eso no resolverá el daño que le hicieron a Luhan.

— ¡Por supuesto que no lo resuelve! ¡Está herido y aterrorizado debido a tu puta incompetencia! —gritó furioso.

— ¡¿Cómo carajos te atreves a elevarle la voz?! —rugió Kai.

— ¡Tú cállate y mantente lejos! —ordenó Lay antes de volver su atención a Sehun—. Ya sé eso Sehun, vi el estado en que estaba cuando regresó a casa por la noche y acepto toda la responsabilidad porque fui un idiota al confiarme de esa forma y dejar el cuidado de Luhan en manos de imbéciles ineptos cuando era exclusivamente mi responsabilidad.

— ¡Oye! —se quejó el moreno.

— Te falle de la peor forma luego de que te di mi palabra de protegerlo y en su lugar dejé que otros se encargaran, pero te juro que haré hasta lo imposible por llegar al fondo de todo esto, descubriré que pasó y haré pagar a todos los culpables —le juró.

— Realmente esperas que vuelva a confiar en ti luego de esto —masculló entre dientes.

— No tengo derecho a pedirte nada pero te lo debo e incluso a Luhan por dejar que eso le sucediera, debía haber estado ahí para ayudarlo —musitó con tristeza.

Kai miró con enojo como Lay se comportaba de aquella patética forma frente a aquel maldito niño, Suho lo haría pedazos si estuviera viendo aquello y él no podía permitir que aquello continuara, Lay era un Kim y ellos no se humillaban ante nadie.

— Lay…

— Lo lamento Lay —interrumpió el mocoso rubio, tras un largo suspiro—. Sé que me estoy comportando como un puto bastardo contigo al dejar caer toda la culpa en ti cuando en realidad esto no fue más que mi responsabilidad, pero no supe que más hacer luego de verlo así —explicó, su voz quebrándose un poco al final—. Soy yo quien debería estar cuidando de Luhan y no tú, fui yo quien falló al permitir que esto sucediera, es mi culpa que mi ángel fuera lastimado.

Kai miró sorprendido al chico que desviaba el rostro para que nadie pudiese ver su debilidad y frustración. No le sorprendía realmente ver la debilidad del chico, lo que si era una sorpresa era que se expresara así de Luhan, ¿sería acaso que el pequeño castaño tenía novio?

— Realmente ustedes son imbéciles —bufó el chico pelirrojo—. ¿De verdad estaremos aquí tan sólo observando cómo se lamentan y culpa el uno al otro? ¡No sean estúpidos! Aquí lo que se debe hacer es averiguar quiénes fueron los hijos de puta que pusieron sus manos sobre Luhan e ir por ellos —sentenció.

Sehun no pudo evitar sonreír debido a las palabras de su amigo y el entusiasmo que Chanyeol mostraba al sugerir arriesgarse por Luhan cuando apenas y conocía al castaño. Kai por su parte pensó que el pelirrojo seguramente era el menos idiota de los tres amigos.

— Chanyeol tiene razón —habló nuevamente Lay.

— Lo sé —soltó arrogante el pelirrojo.

— Primero debemos asegurarnos que nada vuelva a sucederle a Luhan y por ello desde hoy voy a seguirlo a todos lados, tal vez incluso pueda obtener una pista de los culpables —dijo Lay.

— ¿Qué hay del negocio? —inquirió Kai con el ceño fruncido.

— No me importa el negocio cuando se trata de ayudar a un amigo —afirmó.

— Lay, no puedes hacer esto, ¿cómo se supone que vas a mantenerte? —intervino Sehun.

— Tengo algunos ahorros —aseguró para tranquilizarlo.

— Suho no va a estar de acuerdo con…

— Me importa una mierda lo que ese imbécil opine, mi decisión no cambiara —masculló entre dientes.

— Pero Lay…

— Ya lárgate Kai, ayer dejaste muy en claro que no puedo confiar en ti y que tampoco estás dispuesto a ayudarme, así que mejor ve y dile a ese bastardo lo que quieras pero deja de joderme.

El ceño de Kai se profundizó, le dio una mala mirada a Lay pero optó por irse de todas formas.

— Yo no te traicione ni nada y tú tampoco podias esperar que estuviera en todos lados. Sin embargo, voy a seguir ayudándote y por eso conseguiré que Suho ponga un escolta permanente para Luhan —prometió.

— No los necesito, no quiero nada de ustedes —escupió entre dientes.

Kai no agregó nada más y terminó de abandonar el lugar ante la atenta mirada de los dos jóvenes que acompañaban a Lay. Sehun no dejó de observarlo hasta que se marchó y únicamente entonces volvió toda su atención a su mejor amigo.

— No sé quien sea él o que tenga que ver en todo esto pero creo que tiene razón, no es justo que hagas todo esto —habló Sehun.

— No, está bien —afirmó con una sonrisa—. Yo quiero hacerlo y por eso no tienes nada de que preocuparte.

— Pero…

— Es mi decisión, Sehun.

— Eso es verdad pero yo creo que tal vez si deberíamos aceptar la ayuda de ese sujeto —comentó Chanyeol.

— No, nadie aceptara nada de ellos.

— Pero…

— No Chanyeol. Suho no es una persona con la que debamos jugar, ese tipo esta malditamente loco y si Sehun acepta un favor suyo él no tendrá piedad a la hora de cobrárselo sin importar si es mi mejor amigo o no. Esa también es la principal razón por la que no recurrí a él para que resolviera lo de Minho —explicó—. Sé que la única forma para que Minho te deje ir sería que trabajaras con Suho pero eso significaría tu muerte y no voy a exponerte porque sé que tratándose de Minho todavía habrá una manera de salvarte pero con él…

Un escalofrío recorrió su cuerpo mientras los recuerdo invadían su mente y la angustiante escena volvía una vez más.

*~*~*

— Lay… por favor… —imploró llorado el bulto sangrante en el suelo frente a sus ojos, su ensangrentada mano se estiró hacia él que miraba en shock la escena que había encontrado al llegar a aquella bodega donde se vería con Jun Myeon.

— ¿Qué… l-le… has hecho? —preguntó atónito.

— Esa perra te engañó, tiene lo que se merece —escupió con asco el mayor, mientras se limpiaba las manos—. Cosas como estás no pasarían si me escucharas para variar.

— Tú… ¡no tenías que hacer esto, no te lo pedí! —vociferó alterado debido al miedo.

— Tranquilo Yixing, ella no volverá a hacerte llorar —afirmó, apuntando un arma a la desfigurada chica que se encogía mientras lloraba.

— ¡No lo hagas por favor! ¡No quiero morir! —gritó con todo lo que tenía, su voz se escuchaba como un lamento salido de la más horrible película de terror y verla arrastrarse fue algo que Lay sabía no podría olvidar jamás—. ¡Lo siento, no volveré a hacer nada parecido! ¡Lay, perdóname por favor! —imploró mirándolo directamente a los ojos.

— El daño ya está hecho, no sirve de nada suplicar perdón ahora —soltó el mayor, con un tono de voz que congeló hasta el alma del chino.

— No quiero morir —lloró desesperada.

— Debiste pensar eso antes de jurarle amor a mi hermano menor y luego irte de puta a follar con otros —escupió con despreció, forzando el cañón del arma en la sangrante boca de ella.

Ella gimió y lloró, sus aterrorizados ojos fueron hasta Lay que entonces reaccionó y se apresuró a sujetar al mayor del brazo para detenerlo.

— ¡Basta, no lo hagas! —exigió alarmado.

— ¡No, nadie se burlara de ti y vivirá para contarlo!

— ¡Yo la perdono, por favor, no la mates, te lo imploro! —sollozó muerto de miedo.

— ¡No!

— ¡JunMyeon, te lo ruego, para ya por favor!

— ¡Ella debe pagar con su vida todas las lágrimas que te hizo derramar!

— ¡Por favor, ella no sabía quién era yo! ¡Detente!

— ¡No!

— ¡Haré lo que sea que me digas, sólo por favor no dispares esa arma! —imploró desesperado.

Los forcejeos se detuvieron y Suho la dejó ir entonces, Lay sabía que estaba condenado pero no podía permitir aquello por mucho que odiara entonces a la mujer que antes había amado tanto.

— Entonces júrame que siempre te quedaras a mi lado y no trataras de huir de mí otra vez —habló, regresándolo a la realidad.

Lay la miró a ella, sopesando sus opciones y sabiendo que una vez que accediera no habría marcha atrás y él no iba a dejarlo en paz nunca, que tendría que quedarse cerca suyo para siempre poniendo en riesgo a todas las personas que llegara a amar en el futuro. Ella no lo valía definitivamente, aceptar era sacrificarse a sí mismo por una perra que lo había traicionado a la primera oportunidad y aún así…

— Te lo juro, siempre me quedare cerca de ti y nunca más tratare de huir de ti —dijo resignado.

— De acuerdo hermanito —sonrió dulcemente, dejando una caricia en su rostro antes de entregarle el arma a Kai.

Lay se apresuró a ir junto a ella y ayudarla a ponerse de pie, ella lloraba y se quejaba debido al dolor pero no quería consolarla diciendo que estaría bien porque por ella acaba de arruinar su vida. Cuando ella estuvo de pie Lay se preparó para decirle que la llevaría a casa pero el sonido de una detonación y la bala que se incrustó en la cabeza de la mujer que una vez amó lo dejaron paralizados.

Su aterrorizada mirada fue a su hermano mayor que miraba con enojo en su dirección, Kai todavía estaba apuntándole al inerte cuerpo en sus bazos y él no sabía si estrechar más cerca el cadáver de ella o dejarlo caer.

— T-tú… —balbuceó al tiempo que lágrimas se desbordaban de sus ojos.

— Como acordamos, yo no le quite la vida. Sin embargo, nunca dije que se la perdonaría —explicó tranquilamente, caminando hacía él para arrancar de sus brazos el cadáver y limpiar sus manos con un pañuelo, asegurándose de colocar su abrigo sobre sus temblorosos hombros.

Lay lo miraba atónito, sentía como si le faltara el aire y aun cuando estaba muerto de miedo debido a él, se aferró desesperado a su cuerpo cundo el mayor lo abrazó.

— Nadie, nunca se burlara de ti o te hará llorar, voy a matar a cualquiera que te haga daño. Eres todo lo que tengo y te protegeré sin importar el precio, por ti voy a tomar las medidas necesarias, incluso te encerrare de ser necesario, por eso no trates de escapar Xing. No habrá lugar donde te puedas esconder de mí —sentenció y con eso Lay supo que nunca tendría salida.

*~*~*

Sintió el miedo viniendo de nuevo y se abrazó a sí mismo tratando de ocultarlo.

— Él es lo peor que te podría pasar y por eso no es una opción para ti —sentenció.

« Nunca dejaré que vivas siendo un prisionero como yo. »

No, no podía arriesgar así a las personas que apreciaba, le había costado mucho abrir su corazón y permitirse nuevamente tener amigos. Ya no había escapatoria para él pero haría lo que fuera para no perderlos por un error.

— De acuerdo, lo entiendo perfectamente —dijo Sehun, poniendo su mano sobre su hombro en un intento de reconfortarlo.

Lo miró, esbozando para él una sonrisa con la cual le agradecía silenciosamente su comprensión.

Ellos no tardaron mucho tiempo más en marcharse luego de aquello y Lay salió a despedirlos con una gran sonrisa desde la puerta. Suspiró aliviado por haber conseguido arreglar sus problemas con Sehun, se sentía tan feliz que ni siquiera le importaba estar siendo observado por el más fiel de los lacayos de Suho.

— Tu hermano mayor se pondría  muy triste al saber la forma en que te expresas de él —habló con enfado.

— No vas a largarte nunca, ¿verdad? —preguntó con evidente resignación.

— No hasta que me escuches —respondió seriamente.

— De alguna manera ya lo imaginaba —suspiró—. Vamos, no te quedes ahí parado y sigueme, no quiero que asustes a mis clientes con esa cara tuya —ordenó.

El moreno no puso queja u objeción alguna y obenditemen lo siguió al interior del local, aún  con el ceño fruncido y mirándolo con reproche.

— ¿Algún comentario? —inquirió con una ceja arqueada.

— Tu hermano se retorceria de coraje de tan sólo ver como ese maldito niño rubio te trata —masculló entre dientes.

— Suerte que nunca lo sabrá —dijo con falsa tranquilidad y una amenaza oculta.

— No estoy de acuerdo con tus decisiones pero tranquilo que no seré yo quien le diga nada, seguramente tarde o temprano se enterara por él mismo —aseguró, consiguiendo que el menor frunciera el ceño.

— Basta, no estás aquí para darme tu opinión sobre mis amistades, así que dime lo que tengas que decir y largate.

El moreno le dio una mala mirada pero al final únicamente le quedo aceptar resignado los malos tratos del caprichoso hermano menor de su jefe, era por él que algunas veces sentía que no le pagaban lo suficien y eso que su sueldo ya era muy generoso.

— Lay, ya no eres un niño y deberías pensar más en las consecuencias de tus actos, recuerda quien eres y lo que podría suceder si algo te pasa. Tú hermano no…

— ¡Él no es mi hermano, no somos nada! —vociferó exasperado.

— Lo que sea —rodó los ojos—. Tan sólo reconcidera por favor lo que harás respecto al tema de Luhan. Lo que pasó no fue cualquier cosa y no puedo permitir que te arriesgues así.

— Dime entonces que fue lo que le pasó para así saber de que debo cuidarme —pidió.

— No puedo.

— Entonces deja de fingir que te importa y vete a decirle todo al imbécil de Suho como sé que lo harás, tú, maldito traidor —ordenó molesto.

— No estoy fingiendo nada y sabes que si le cuento todo a Suho no es por traición sino porque sé que todas tus ideas son malas, lo hago por tu seguridad y porque Suho nunca soportaría que algo te pasara —afirmó—. Eres su mundo entero, lo único que el ama y su única familia, tu hermano mayor hace todo lo posible por demostrarte cuando te quiere y procura siempre actuar pensando primero en ti pero tal parece que eso no te importa en lo más mínimo —aseguró.

— ¿Soy su mundo entero? ¿Lo que más ama? ¿Su única familia? —soltó mordaz—. Oh, por favor no me hagas reír.

— Lay.

— Si todo eso fuera verdad no me ataría a él como si fuera un maldito prisionero —masculló entre dientes.

— Lo hace porque no hay más  opción para garantizar tu seguridad y porque te ama —sentenció.

— ¡Él no me ama! —gritó furioso—. ¡Lo hace porque es un puto loco!

— No me levantes la voz.

— ¡Jodete! —gritó nuevamente, mientras comenzaba a caminar en círculos evidentemente alterado—. Estoy harto de ustedes dos.

— Lay, tu hermano lo único que quiere es…

— No —interrumpió.

Mirándolo con tanto dolor y resentimiento, igual a como siempre miraba a Suho y vaya que era difícil incluso para él soportar esa mirada y se preguntó como era que Suho podía vivir con eso.

— Él solamente está obsesionado con la idea de no quedarse solo y por eso me obliga a quedarme a su lado, por eso hace todo para alejar a la gente que llego a apreciar. Únicamente está tratándo de dejarme solo para que no tenga más opción que quedarme a su lado. Es un egoísta.

— No se trata de eso y lo sabes.

— No, lo único que yo sé es que sí todo lo que tu dices fuera verdad él no me hubiera dado la espalda hace años —sentenció, odiandose a si mismo al su voz fallar.

— ¿Se trata de eso, no es así? —suspiró—. Todavía no logras perdonar el pasado.

— Te importa una mierda, así  que lárgate de una puta vez —ordenó.

— Eso fue hace mucho tiempo y si todavía crees que él te traicionó tú no sabes nada —aseguró, poniéndose de pie y abandonando el lugar finalmente.

Lay quiso gritar y romperlo todo una vez él se marchó. Sin embargo, no hizo nada de eso y tan sólo se dejó caer en el sofá que el moreno anteriormente ocupaba, topándose con un sobre que descansaba en el reposabrazos pero únicamente lo arrojó a la mesa de centro.

Algo le decía que lo que  contenía no iba a gustarle y decidió que estaría mejor leyéndolo después.

***

— Cálmate, maldición —se regañó a sí mismo.

Las horas estaban transcurriendo terriblemente lentas  y él no podía conseguir que el miedo se fuera, se había puesto a llorar dos veces antes cuando llamaron a la puerta y en esas dos ocasiones solamente podía pensar que era Minho que iba por él.

Un tercer llamado hizo que ahogara un grito entre sus manos, su cuerpo comenzó a temblar una vez más y tal vez hubiera corrido escaleras arriba a ocultar en su habitación de no ser porque estaba paralizado.

— ¿Luhan?, ¿estás ahí? —escuchó en voz alta desde el exterior.

Jackson.

Su inconfundible voz le trajo un poco de calma, se puso de pie apenas y corrió a la puerta para abrirla con ansiedad, esperando que la calma que su amigable voz le traía aumentara pero no lo hizo y simplemente se convirtió en alguna clase de malestar al ver su sonrisa sincera.

— Hola —saludó alegremente—, pensé que no estabas en casa porque no me abrías —dijo y Luhan únicamente pudo asentir lentamente.

Un silencio se instaló entre ambos chicos y pronto la sonrisa de Jackson ya no exista más.

— Ey Lu, ¿todo bien? El señor Li dijo que estabas enfermo, ¿todavía te sientes mal? —preguntó visiblemente preocupado.

— Y-yo…

— Esta bien Lu, puede decirme lo que sea —lo alentó, tratando incluso de poner su mano sobre el hombro del castaño y viendo con asombro como él prácticamente corría lejos de él.

— En-entra por favor —pidió desde dentro de su residencia.

El pelinegro se apresuró a entrar, estaba dispuesto a hacer lo que fuera para averiguar que estaba mal y porque Luhan lo miraba como si esperara que en cualquier segundo se fuera sobre él y le arrancara la cabeza o algo por el estilo.

— ¿Qué está mal, Lu? —preguntó preocupado.

— Na-nada, no te-tengo ni idea de a que pu-puedas referirte — respondió con evidente nerviosismo además del hecho de que se alejaba seis pasos de él cada vez que él daba uno en su dirección.

— Luhan, habla conmigo por favor —suplicó.

— N-no hay na-nada que hablar —aseguró angustiado. Jackson estaba muy cerca, demasiado y no quería ser tocado por nadie, tal vez nunca más.

— Luhan, soy yo, tu amigo Jackson —le recordó, esbozando una sonrisa triste—. Yo jamás te lastimaría —trató de tranquilizarlo al lograr dejarlo sin lugar a donde huir.

— ¡Jackson, aléjate! —gritó sin poder detenerse, estaba acorralado una vez más y Jackson no iba a alejarse.

— Tranquilo, Lu —pidió suplicante—. No dejare que nadie te haga daño —prometió, tomando apenas una de sus manos y desatando el caos.

— ¡Aleja tus asquerosas manos de mí! —gritó aterrorizado antes de romper en llanto y caer de rodillas a suelo ante la atónita mirada de su amigo.

— ¡Luhan! —exclamó tan pronto consiguió reaccionar y trató de ayudarlo a ponerse en pie.

— ¡No me toques! —lloró, empujando las manos ajenas lejos y arrastrándose tan lejos como podía—. No te me acerques —sollozó, abrazando sus piernas contra su pecho y ocultándose de esa manera.

— Luhan —murmuró apenas su amigo—, ¿qué te han hecho? —inquirió con dolor.

Luhan no respondió, no podría haberlo intentado de todos modos. Él únicamente estaba ahí muerto de miedo y luchando por tratar de respirar entre sollozo y sollozo. No quería estar ahí desmoronándose frente a su amigo, él deseaba estar de regreso en su sueño de la noche pasada, donde Sehun estaba con él y hacía que no hubiera miedo.

— Luhan —habló una vez más Jackson.

— Vete —pidió llorando.

El pelinegro se puso de pie para obedecer aquel pedido pero no pudo dar paso alguno, porque Luhan lo necesitaba y él no iba a dejarlo solo. Una vez más se puso de rodillas en el suelo para luego sentarse y esperar pacientemente a que todo pasara.

— No te irás, ¿verdad? —musitó Luhan luego de largos minutos en los que lograra conseguir hablar.

— No te dejare solo, y si tengo que quedarme solamente a verte llorar, lo haré —sentenció.

Luhan levantó apenas la mirada fuera de su escondite para verlo con sus ojos húmedos. Jackson le sonreía levemente, su mirada era muy triste también pero de alguna forma se sentía reconfortado de saber que él estaba ahí.

— ¿Qué pasó, Luhan? —preguntó cuidadosamente.

— Yo… únicamente lo quiero olvidar todo… tengo miedo hasta de estar en mi propia casa y… es tan frustrante y… mi hermana mayor está muy molesta conmigo y… ya ni siquiera tengo alguien a quien recurrir para contarle y tal vez sentirme un poco menos miserable y asustado… yo… yo solo…

— Me tienes a mí —dijo dulcemente y Luhan miró con sorpresa y confusión como él le ofrecía lo que parecía un bolígrafo—. Tú pareces no querer que nadie te toque así que tal vez de esta forma yo pueda simular que tomo tu mano pero sin tocarte, o eso fue lo único que se me ocurrió —sonrió apenado.

Luhan apenas pudo hacer una mueca que trataba de ser una sonrisa pero igual tomó el bolígrafo aunque lejos de causarle tranquilidad únicamente sintió repulsión y un fuerte deseo de soltarlo al saber que Jackson lo estaba tocando también.

— Cuéntame todo, Lu —pidió.

Luhan dudó unos segundos antes de asentir. La expresión inmutable de Jackson se transformo en una de confusión cuando le contó el porqué de que estuviera haciendo todo el trabajo que hacía, terminando en una mueca llena de rabia y horror combinados cuando le relató lo que había pasado la noche anterior.

— ¡Esos bastardos hijos de perra! —rugió.

Luhan tembló, encogiendose en sí mismo mientras observaba a Jackson maldecir e insultar al mundo entero.

— Esto no se quedara así, ahora mismo iremos con la policía y tu les dirás lo que te hicieron para que los hagan pagar —soltó rabioso, caminando hacia él para que se pusiera de pie y fueran a hacer lo que decía—. Vamos Han, todo estará bien una vez que los hagan pagar —aseguró.

— No lo haré —susurró, encogiendose más.

— ¿Qué? —inquirió atónito.

— No puedo, yo no… no iré.

— No tienes nada que temer Lu, yo no voy a dejar que nada te pasé y sé que la policía también va a ayudarnos —aseguró.

— No lo haré… no diré nada —murmuró.

— ¡No puedes quedarte callado! —exclamó frustrado—. ¡Ellos podrían volver por ti si no haces algo!

— No voy a decir nada.

— ¡Luhan!

— Jackson, si digo algo será mucho peor, no puedo hacerlo —explicó afligido.

— No será así Lu, la policía…

— El padre de Minho es policía y se encargará de que mi denuncia no sea escuchada igual que lo hizo cuando Minho atacó a Zhao antes, no van a hacer nada pero en cambio todos van a enterarse y Minho se encargará de hacerme algo mucho peor —sollozó impotente.

Jackson apretó los puños sintiéndose aún más molesto y frustrado. Él mismo quería llorar al ver el estado de Luhan y saber que nada podía hacer al respecto.

— Esto no es justo —masculló entre dientes.

— Nadie debe saberlo, no quiero que Sehun se entere —musitó, temiendo que el rubio fuera tras Minho como había hecho cuando Zhao había sido atacado por el mayor.

— Luhan, debes detenerte —pidió.

— No.

— Luhan, ya es suficiente, has hecho demasiado por ese amigo tuyo —masculló.

— No puedo fallarle.

— ¡No le has fallado! ¡Has hecho más que suficiente ya por él, tan sólo mira las consecuencias de tu afán por ayudarlo! —vociferó sin poder evitarlo.

— No, no es suficiente —se dijo más a sí mismo que respondiendo a su amigo.

Sin embargo, sabía muy dentro suyo que de verdad todo aquello era insuficiente y no estaba seguro de como podría conseguir salir de nuevo a la calle para seguir con lo planeado. ¡Demonios, él no soportaba ni el toque de su propia hermana!

— ¿Por qué ese tipo significa tanto para ti? —preguntó con el ceño fruncido.

— Él es mi mejor amigo —respondió, esbozado su primera sonrisa del día al decir aquello.

— ¿Eso es todo? —inquirió, mirándolo seriamente.

— ¿Qué más podría haber? —cuestionó con confusión.

— Nada, es sólo que… —guardó silencio al final y negó con la cabeza—. Solamente digo que ya te has expuesto lo suficiente Luhan, ya déjalo —pidió.

— No puedo fallarle.

— ¿Pero qué caso tiene seguir con algo de lo que él nunca sabrá y por lo que jamás te agradecerá?

— Que yo lo sabré y eso es más que suficiente —aseguró.

— De acuerdo, pero debes prometerme que ya no irás más a hacer trabajos a casa del gran jefe.

— No, sí hago eso no podre...

— Yo te ayudaré a reunir el resto del dinero —prometió.

— Pero…

— Luhan, tal vez para ti yo no sea tan importante y valioso como ese chico Sehun, pero… para mí tú si eres un amigo muy valioso y si hay algo que yo pueda hacer para que nunca nadie te haga más daño, yo lo haré —prometió, obsequiándole su más radiante sonrisa.

— Muchas gracias Jackson, voy a pagarte este favor, eres un gran amigo—afirmó, tratando de sonreír de vuelta pero no fue capaz de hacerlo bien del todo.

— N-no tienes que a-agradecer ni pa-pagarme nada —tartamudeó, girando el rostro para ocultar el rubor que lo cubría—. Eres mi amigo y quiero ayudar.

— De todas formas yo te debo una. —Jackson asintió al final.

— Entonces… ¿qué hacemos a partir de aquí? —interrogó, sentándose en el suelo nuevamente.

— No sé —suspiró—. Yo únicamente quiero olvidar todo por hoy, ya no quiero continuar sintiéndome así —musitó.

Jackson lo miró atentamente, una idea cruzó por su cabeza y aún cuando sabía que probablemente era súper estúpida, igualmente se puso de pie y miró al castaño.

— Luhan, tal vez está es la idea más estúpida que he tenido pero es lo único que se me ocurre. ¿Confías en mí? —preguntó, poniéndose de pie y viéndolo a los ojos. Luhan asistió—. Entonces vamos, te llevaré a un lugar.

Luhan se levantó tambaleante y lo siguió obediente hasta la salida, vacilando y comenzando a temblar cuando estuvo bajo el marco de la puerta desde dónde podía ver el exterior.

¿Y si Minho lo veía y le hacía algo?

Lo atormentó su mente y lágrimas pronto se formaron en sus ojos entre tanto el miedo hacia un nudo en sus entrañas.

— No temas, Lu. —La voz de Jackson lo trajo de vuelta y su sonrisa amable lo impulsó a dar el paso que lo sacó de su hogar—. Estaré contigo en todo momento, nadie va a lastimarte —prometió.

El castaño asintió vacilante y sintiéndose estúpido ante la necesidad de mirar a todos lados en espera de que algo o alguien le hicieran algo.

— Aquí tienes —habló Jackson, sacándole de sus pensamiento una vez más.

Luhan vio el casco que su amigo le ofrecía sin comprender, hasta que él le sonrió.

— Iremos en mi motocicleta por el momento, tú usaras el casco —explicó.

El rostro del castaño palideció tras lo dicho por su amigo y lo miró asustado. No había forma de que se subiera a una motocicleta y tuviera que tocar a Jackson.

— Tranquilo Lu, tú no tienes que tocarme, puedes sostenerse fuerte de aquí. ¿Lo ves? —explicó, señalando la parte trasera del asiento de su motocicleta.

No era así de fácil y ambos lo sabían pero lo hicieron de todos modos y durante todo el viaje no hubo un segundo que Luhan no se vio en la obligación de morder su labio inferior para no gritar su repulsión.

Al llegar a su destino, Jackson aguardo con paciencia a que él bajará de la motocicleta y a que se diera cuenta en donde era que estaban, sintiéndose mal cuando Luhan le dio una mirada llena de miedo.

— No… y-yo no… no podré…

— Calma, Lu —dijo con preocupación—. No dejaré que nadie se acerque a ti, no voy a dejarte solo —prometió.

— ¿Por qué me trajiste aquí?

— Dijiste que lo querías olvidar todo y aunque probablemente es la peor idea del mundo, es lo único que se me ocurrio —explicó avergonzado y dispuesto a irse si Luhan eso decía.

— ¿Es-estás seguro que esto ayudará? —preguntó vacilante.

— No lo sé, pero fue lo único en lo que pude pensar.

— En-entremos —pidió nervioso.

Jackson asintió y le ofreció una mano para guiarlo dentro del lugar, sin embargo, Luhan fue incapaz de tomarla y únicamente lo miró con tristeza. Jackson en cambio le sonrió tan ampliamente como pudo y comenzó a caminar delante de él, cuidando que nadie se acercará demasiado o lo tocara de alguna forma mientras avanzaban dentro de aquel antro que Luhan nunca había visitado.

Había muy poca gente a esas horas en las que el sol apenas se ocultaba, se trataba más del ir y venir de los empleados que daban los últimos toques antes de que el lugar tuviera más gente. Luhan miraba todo con nerviosismo mientras avanzaban a la barra y así llegar a ella donde un sonriente chico los saludo.

— Jackson —saludó animadamente, chocando puños con el pelinegros.

— Ey, Mark —saludó de vuelta.

— Es raro que vengas aquí tan temprano, ¿saliste de trabajar antes? —preguntó el chico que aparentemente era el barman.

— Mmm, algo así —hizo una mueca.

— ¿Todo bien? —preguntó curioso, notando entonces la presencia del chico castaño a un costado de Jackson—. ¿Quién es él?

— Su nombre es Luhan y… —pausó, pensando en que decirle a su amigo pero nada bueno venían a él.

Mark aguardó en silencio a la explicación de su amigo, permaneciendo inmutable aún después de que el pelinegro saltará la barra y lo sujetara de la camisa para arrastrado lejos de la barra y del chico que miraba aterrorizado en todas direcciones.

— Mira, Luhan a tenido un día de mierda y únicamente lo quiere olvidar todo, tan sólo dale algo de tomar y que sea muy fuerte —murmuró para no ser escuchado por Luhan.

Mark lo miró con la una de sus cejas arquetas y luego desvió la vista a Luhan. — Él es menor de edad —señaló con obviedad.

— No me vengas con eso Mark, tú apenas y tienes la edad para ser barman —masculló irritado.

Su amigo siguió mirándolo fijamente antes de suspirar pesadamente e ir hasta el mueble donde todas las bebidas estaban. Mezcló rápidamente algunas de ellas y seguidamente se volvió hasta Jackson para entregarle un pequeño vaso de cristal.

— Haz que se tome hasta la última gota, entre más rápido lo haga más rápido se le subirá. Después vas esperar a que este mareado y entonces le daré dos más de esto —indicó.

El pelinegro asintió a todo lo que su amigo le dijo y regresó con Luhan que lucía bastante nervioso, colocando el pequeño vaso frente a él.

— ¿Qué es esto? —inquirió confundido y temeroso.

— Fue la única idea que logré pensar para ayudarte —explicó inseguró.

— ¿Embriagarme es la única opción? —lo miró dubitativo.

Luhan nunca lo había hecho, tal vez en alguna ocasión había probado la cerveza al ser un adolescente curioso pero nunca había pasado de ser una pequeña travesura que no había contado a sus padres.

— Yo… —Jackson dudó—. Tienes razón Lu, lo lamento mucho. Yo únicamente quería ayudarte y yo siempre lo olvido todo cuando…

— ¿Entonces si funcionará, verdad? —preguntó, viéndose dolorosamente desesperado.

— Sí, Luhan, yo espero que sí —respondió, mostrándole una pequeña sonrisa—. Adelanté y tomalo que yo voy a estar aquí, cuidando de ti —prometió.

Luhan asintió levemente y le dio una última mirada al contenido del pequeño vaso de cristal antes de cerrar los ojos y tomarse todo el contenido de una.

Su garganta se sintió a carne viva cuando el líquido pasó por ella, se ahogó en el proceso y comenzó a toser fuertemente, intentando ver a través de las lágrimas que llenaron sus ojos. Calor líquido pasó por su garganta hasta su estomago y un sabor amargo como ningún otro se quedó en su boca.

— Está bien Lu, todo irá bien —aseguró Jackson entonces.

Luhan tan sólo esperaba que fuera verdad entre tanto el malestar en su estómago iba en aumento y que no lo abandonó ni horas después cuando ya comenzaba a sentir los estragos del alcohol en su sistema.

Dos tragos más le fueron dados en el transcurso de ese tiempo y él ya ni siquiera podía estar de pie o formar palabra alguna. Su mente estaba en blanco y todo daba vueltas por mucho que luchará por enfocar algo a su alrededor.

Había sonidos que se escuchaban lejanos y destellos de algo que no sabía que era. Alguien estaba a su lado sosteniendolo, Luhan no sabía quien era y aunque no podía recordar bien el porqué, sabía que no quería ni debía ser tocado por esa persona, por lo que torpemente luchaba por empujar las manos ajenas.

— N… o…

¿Eso fue un No, cierto?

Escuchó dos voces cercanas a él  pero solamente identificó la de Jackson pero no tenía ni idea de que era lo que decía.

Bien.

Debe.

Casa.

Fueron las tres únicas palabras  que pudo recibir correctamente de voz del desconocido que hablaba con Jackson, sin embargo, no tenía idea alguna que era lo que significaban.

— Ja… son… —balbuceó, empujando las manos que lo sostenían. Él había dicho que lo cuidaria.

Jackson por su parte miraba con impotencia como Luhan se retórica y peleaba en sus brazos. Estaba totalmente perdido y apenas podía conseguir mantenerse en pie pero aún así empujaba las manos de Jackson y luchaba por alejarse de él.

— Él ya está más allá de ebrio, Jackson —señaló Mark, quien lo veía luchar con Luhan desde hacia un tiempo—. Ya lleválo a su casa —sugirió.

— Eso intentó pero… ¡Luhan! —chillón luego de que el menor le diera un débil golpe en la cara. Mark sin en cambio se rió con fuerza, callando al instante cuando un individuo se acercó a la barra.

— Bienvenido, señor —dijo respetuosa y rápidamente.

Jackson inmediatamente se puso derecho y se giró hacia el recién llegado, sosteniendo como podía a Luhan para que no cayera al suelo frente a los ojos del hombre.

— Mark, Jackson —murmuró. Su gélida y calculadora mirada se mantuvo fija en Luhan y eso tenía a Jackson con los nervios de punta—. ¿Nueva conquista, Jackson? —preguntó sin despegar los ojos del castaño.

— ¡No! —chilló completamente ruborisado y maldiciciendose minutos más tarde al darse cuenta de su falta—. Lo siento jefe, lo que quise decir es que no es de esa forma señor —explicó nerviosamente.

— ¿Es así? —inquirió con una ceja arqueada ante la imagen del menor sosteniendo tan cerca al otro.

— Sí, bueno él… es solamente mi amigo y ahora no está muy bien así que por eso lo ayudo. Además, usted sabe que  me gustan las chicas —dijo rápidamente.

— Sin embargo, no podemos negar que tu amigo es una lindura —soltó Mark con una amplia sonrisa.

— Jodete idiota, deja de decir tonterías y mejor ponte a   trabajar —gruñó.

— En realidad, Mark tiene razón. No es que me gusten los hombres pero tu amigo tiene un bello rostro —dijo, aunque por su inexpresiva expresión no se escuchaba como un halago realmente.

— Mmm, de acuerdo —murmuró inseguro.

Aquello se estaba tornando muy incómodo y el jefe no quitaba la vista de Luhan, mientras que él no podía conseguir que Luhan se quedara quieto y dejará de tratar de alejarse.

— Bu-bueno, ya es tarde y creo que es hora de que nos vayamos, así que…

— El lugar se está ambientado demasiado hoy —comentó Suho—. Realmente todos lucen como si estuvieran divirtiéndose mucho.

— Tiene razón, hoy veo más personas de lo habitual —concordó Mark.

— Permite que baile una canción con tu amigo —soltó de repente, congelándole la sangre y la respiración a Jackson.

El menor ya sabía por experiencia propia que aquello no era una pregunta o un pedido amable. Suho lo estaba diciendo porque esperaba que se le obedeciera inmediatamente pero él no podía dejar a Luhan.

Él estaba nervioso a pesar de estar borracho y Jackson temía que hiciera algo que molestará a su jefe y consiguiera que ambos murieran.

— Y-yo no…

— Jackson —cortó inmediatamente el barman—, el jefe ha dicho algo —sentenció.

Jackson tragó con fuerza y a regañadientes forzó a Luhan a avanzar hasta estar cerca de Suho. El mayor no dudó ni tardó en elevar las manos e intentar tomar a Luhan, recibiendo varios rechazos y protestas del alterado chico.

Frunció el ceño ante aquello y sin tanta ceremonia arrancó al castaño de brazos del joven chino, sosteniendolo con fuerza por los hombros, escuchando varios quejidos de parte del menor.

— No.

Fue la única palabra comprensible que abandonó los labios del jovencito y lo hizo profundizar más su ceño.

¿Qué había de especial en ese niño?

Se preguntó, mirando con desdén lo patético que él lucia en ese momento; con sus ojos de ciervo llenándose de lágrimas y el terror combinándose con la incertidumbre.

El  chico poseía unos preciosos ojos pero también tenía los rasgos de una chica en su opinión, y fuera de todo eso no había nada más que lo hiciera extraordinario o merecedor de la atención de Lay.

¿Por qué su hermanito se tomaba tantas molestias por alguien así  de ordinario e insignificante?

— Alé… jate —ordenó, empujando con más insistencia.

Un gruñido se escapó de la boca del mayor y seguidamente su diestra empuñaba con fuerza el suave cabello castaño, arrancando un quejido de dolor del jovencito y una exclamación de alguien al fondo. Sin embargo, nunca nadie le daba órdenes a él y ese mocoso miedoso no iba a comenzar.

— ¡Jefe, no! —Escuchó la voz de Jackson pero supo que Mark se había hecho cargo cuando él no se acercó.

Iba a ser fácil si decidía acabar con todo el maldito asunto en ese preciso instante y nadie iba a decir absolutamente nada ni mucho menos movería un dedo para tratar de intervenir por el chico. Tal vez la única persona que trataría de hacerle frente sería Jackson pero podría encargarse también aunque fuera una lástima perder tanto talento para nada, pero los sacrificios para él siempre eran habituales.

— ¡¿Enserio?! —escuchó la exclamación de una irritante voz—. Se supone que vienes conmigo pero me doy la vuelta apenas dos segundos y cuando volteó tú ya tienes en brazos a quién sabe quién —bufó.

Suho gruñó por lo bajo y empujó lejos el tembloroso cuerpo del castaño que rápidamente fue recibido por Jackson en tanto él se giraba para ver la pequeña e irrítate mirada del chico que estaba hablándole.

— Maldito bastardo hijo de perra, ¿cómo carajos te atreves a hacerme una cosa así a mí? ¡¿Acaso no valoras tu patética e inútil existencia?! —escupió el furioso chico.

Todos lo miraron boquiabiertos porque todo aquello ya habría hecho a Suho matarlo y más sin en cambio el chico seguía mirándolo como si fuese a prenderle fuego, con el ceño fruncido y sus manos sobre sus caderas.

— Tú… —gruñó Suho.

— ¡A mí no me gruñas! —vociferó el histérico chico—. ¡Debería hacer que te maten por tu osadía! Te estoy concediendo mi valioso tiempo al aceptar salir contigo y en lugar de sentirte agradecido por ello y aprovecharlo te atreves a dejarme solo y aburrido en un rincón de este inmundo lugar mientras tú vienes aquí a coquetear con un imbécil que apenas se puede mantener de pie —soltó, golpeando uno de sus impertinentes dedos sobre el pecho del mayor— ¡¿Qué mierda estás mirando?! —le gritó a Mark tan pronto sus ojos se posaron sobre él.

El rubio negó frenéticamente y prácticamente salió corriendo lejos, feroces ojos se posaron entonces en Jackson que no sabía si salir corriendo o quedarse ahí por miedo a la ira del otro.

— ¿Se-señor Byun? —balbuceó apenas Jackson.

— Saca a tu perra de aquí antes de que yo mismo lo mate —masculló entre dientes.

— ¡Sí! —respondió instantáneamente y con la misma velocidad consiguió ponerse de pie con Luhan a cuestas y salió de ahí.

Los ojos del peli plata volvieron a Suho que seguramente estaba a nada de darle un tiro en la cabeza y tan pronto lo vio estirara su mano hacia él, retrocedió emitiendo una odiosa risita de triunfo.

— Te dije que no iba a hacerle nada a ese niño desde la otra noche —le recordó.

— No intervengas —escupió entre dientes.

— El problema que tengas lo resuelves con tu idiota y dejan fuera de esto a ese pobre imbécil que ya tuvo suficiente con lo que sea que le pasó —sentenció.

— Voy a…

— No, no creo que puedas —se encogió de hombros—. Sé que matarme sería un sueño húmedo para ti, pero lamentablemente soy intocable —rió—. Aunque tal vez sería muy divertido averiguar que es lo que él te haría si te atreves a hacerme algo —soltó divertido.

— Lárgate de aquí antes de que decida cumplir mi sueño —advirtió antes de alejarse.

Baekhyun suspiró fastidiado, Suho era tan escalofriante algunas veces. Sin embargo era por eso que era más divertido molestarlo pero tampoco era alguna especie de suicida y lo más inteligente era no acercarse a él por algunas horas o tal vez días. Lo único que él esperaba era que Kai hubiera recogido a Jackson y al castaño como le había ordenado.

Ahora bien, no podía estarse ahí sin hacerle la vida imposible a alguien y le hacía falta una víctima. Notó entonces al animado barman que trabajaba al ritmo de la música y fue hasta él, viéndolo palidecer.

— Hola Mark —saludó como si nada hubiera sucedido antes.

— Señor —murmuró respetuosamente, asegurándose de no tener contacto visual alguno.

— Entonces… —comenzó, pareciendo totalmente desinteresado—, ¿quién es el nuevo novio de Jackson? Hasta el día de ayer yo me imaginaba que él y tú estaban en algo —comentó, viendo al barman casi dejar caer el vaso que limpiaba.

— El castaño no es su novio y tampoco teníamos un romance —respondió con el ceño fruncido—. Ya te he dicho más de mil veces que Jackson es hetero y yo también —sentenció.

— ¿De verdad? —inquirió burlón—. ¿Por qué intervino por ese niño entonces? —cuestionó.

— Porque son amigos, obviamente. Jackson es así y siempre ayudará a un amigo si lo necesita —sonrió con orgullo.

— Pues dejame estar en desacuerdo contigo —sonrió al ver el ceño fruncido del rubio—. Yo creo que el chico si debe ser especial para Jackson si casi consigue ser decapitado por mi prometido, al cual por cierto Jackson admira tanto que sí pudiera besaría el suelo que pisa, como para que ese chico no signifique nada para él —aseguró.

— Ya te dije que…

— Sino mal recuerdo, aquella vez que fuiste castigado por mi prometido debido a aquel pequeño error, Jackson no movió no un dedo y dejó que te dieran la paliza de tu vida —le recordó.

— En primer lugar; yo fui quien le dijo que no interviniera en aquella ocasión y en segundo —lo apuntó con el dedo—; deja de llamar prometido al jefe porque si te escucha o esto llega a oídos del señor Lay, hará que te maten sin importar qué —afirmó.

Baekhyun frunció el ceño y bufó audiblemente por la reprimenda del rubio, decidiendo ignorarla igual que siempre hacia con todas las demás.

— En primer lugar —comenzó, imitando el tono de Mark—; no importa lo mucho que lo hayas  pedido, si es tu amigo no va a soportar que te lastime y tratará de hacer algo y no como Jackson que esa vez únicamente se cruzó de brazos y no hizo absolutamente nada, así que sí, aquel chico es especial para él y punto —sentenció, dejando al otro sin nada para responderle—. Ahora, en segundo lugar; yo le digo prometido porque quiero y me importa una mierda quien me escuche.

— Te recuerdo que el gran jefe es heterosexual —aseguró con una sonrisita ladina.

— Pues, sólo para que estés informado, mi querido Mark… —dijo con malicia—; si alguien aquí puede decirte sin duda alguna que Suho no es cien por ciento heterosexual, ese soy yo —soltó tranquilamente, dándole un travieso guiño al estupefacto joven y alejándose de la barra por fin.

***

— ¿Se puede saber cómo demonios fuiste a pensar que esto era buena idea? —preguntaba el enojado hombre tras el volante.

— Yo solamente…

— Suho casi lo mata a él y a ti por tu negligencia —reprendió.

— Lo lamento, sí —dijo el afligido joven, mirando al dormido chico a través del retrovisor —. No fue mi intención poner a Luhan en peligro, yo únicamente quería ayudarlo a sentirse mejor —explicó.

— ¡¿Emborrachandolo?! —exclamó el moreno.

— No tuve una mejor idea, Kai hyung —murmuró—. Luhan estaba muy mal, dijo que quería olvidarse de todo y yo no pude pensar nada mejor.

— Eres un reverendo imbécil Jackson, tendrás  suerte si Lay no nos descubre y decide contarnos en trozos cuando vea el estado de Luhan —bufó.

— ¿L-Lay hyung es a-amigo de Lu-Luhan? —inquirió asustado y soreprendido.

— Sí Jackson, ellos son amigos y Lay va a estar muy pero muy enojado si llega a ver a Luhan —suspiró.

— ¿Qué vamos a hacer, hyung? —preguntó espantado.

— ¿Vamos? —soltó con un tono ironico—. Yo no hice absolutamente nada, así que estás solo en esto. Ahora, baja del auto —ordenó.

— ¡¿Qué?! —exclamó.

— Mira, yo sin problemas podría hacerle frente a Lay, tal vez incluso lograría ganarle pero, eso significaría enfrentar la furia de Suho y eso es algo que no quiero, así que bajate, ahora —exigió.

— ¡Pero ni siquiera estamos cerca de la casa de Luhan! —se quejó.

— ¿Dejarlos frente a la puerta de la casa del niño y arriesgarme a que Lay me vea? —bufó—. No gracias.

Jackson farfulló mientras bajaba del auto y abría una de las puertas traseras para ayudar a bajar a Luhan. Descubriendo que el castaño no había estado dormido como él había pensado. Sin embargo, fue un reto intentar bajarlo del auto luego de que él comenzará a luchar tan pronto sintió sus manos tocarlo.

— Tranquilo Lu, soy yo —le habló, tratando de calmarlo—. Vamos Luhan, no te haré nada —aseguró—. ¡Luhan! —chilló luego de que el castaño casi lo pateara en el rostro.

— ¿Puedes o no? —preguntó irritado el moreno.

— Sí, solamente dame un minuto para que…

Kai observó todo con atención en espera a que Jackson consiguiera algo, no lo hacía sin embargo; Luhan no para de luchar, gimotear y patalear impidiendo que Jackson consiguiera nada en absoluto.

— Jackson, tienes dos minutos pata bajarlo o lo haré yo mismo —advirtió y tras eso a Jackson le bastó con medio minuto para tener a Luhan medio de pie en la acera—. Bien, ahora asegúrate que el niño llegue sano y salvo a su casa —dijo antes de poner el auto en marcha y desaparecer.

Jackson suspiró pesadamente antes de gritar agudamente y alejar las manos de Luhan, luego de que el castaño lo mordiera. Se miró el antebrazo y se quejó por lo bajo, recordando de golpe a Luhan. Miró alarmado en todas direcciones hasta verlo unos metros adelanté luchando por ponerse en pie.

— ¡Luhan! —llamó alarmado y corrió hacia él.

Sus manos intentaron llegar a él, recibiendo varios manotazos y quejidos de parte del castaño que a ese punto ya ni siquiera podía emitir sonidos más allá de gimoteos lástimeros.

— Lu, por favor —suplicó.

Los quejidos aumentaron, Luhan se retórica frenéticamente y Jackson únicamente rezar internamente para que nadie pasara por ahí y pensará que trataba de hacerle algo al castaño cuando lo único que él quería era ayudarlo.

— Lu, por favor yo única… ¡Joder! —exclamó adolorido al recibir un golpe en el rostro.

Cubrió su nariz con sus manos mientras lloriqueba, buscó al castaño con la vista y al verlo correr tambaleante, olvido su dolor y corrió tras él antes de que cayera duramente al suelo.

— ¡Detente, Luhan!

No lo escuchó, no importaba si no sabía a donde era que corría, lo único que en ese momento quería era poner distancia entre aquella persona y él por muy difícil que fuera al no ser capaz de mantenerce estable del todo o que todo dejará de moverse ante sus ojos.

Tropezó varias veces, terminando en el suelo más de la mitad de ellas pero se negaba a dejar que lo alcanzarán.

— ¡Luhan!

« No, no te dejaré hacerme daño. »

Pensó angustiado, tenía tanto miedo y no sabía porque razón, lo único de lo que era consciente era de lo urgente que era llegar a su casa, porque solamente ahí estaría seguro y al por fin lograr ver su hogar casi suspiró de alivió.

— ¡¿Te has vuelto loco?! —le gritó la voz de la que antes trataba de huir.

Comenzó a pelear contra el fuerte agarre en sus hombros, empujando tanto como podía a esa persona pero no se iba y él no podía conseguir que nada saliera de su boca.

— ¡Basta ya, Lu! —exigió la voz, oyendose tan triste y preocupada que hizo a su repulsión retroceder un poco—. Lo lamento mucho, sé que está idea ha sido pésima pero yo únicamente trataba de ayudarte. No quería verte así de asustado pero creo que únicamente lo he empeorado todo, perdóname —dijo con la voz algo extrangulada.

En ese momento Luhan notó que en realidad la voz le resultaba muy familiar pero no recordaba exactamente donde la había escuchado.

— ¿Quién mierda eres tú y que le estás haciendo a Luhan?

« Esa voz… »

Al notar que no estaban solos ya, Jackson instintivamente puso a Luhan tras él y miró al recién llegado. Un chico rubio que jamás había visto y que lo miraba con todo el desprecio del mundo, parecía querer matarlo incluso y Jackson lo sabía porque al trabajar con Suho podía distinguir bien ese tipo de cosas.

— No tengo porque darte explicaciones —respondió, dándole una mirada feroz; nadie lo intimidaria y menos un imbécil salido de quien sabía donde.

— Luhan, ven aquí —masculló entre dientes el rubio.

— Él no irá a ningún lado contigo, yo estoy cuidando de él —sentenció. El maldito imbécil debería pasarlo antes de tocar a Luhan.

Luhan, sin embargo, avanzó  hacia adelante y trastavillo hasta caer. Jackson se movió para tratar de sujetar a Luhan pero se paralizó al ver como el rubio lo sujetó antes de que tocara el suelo. La preocupación lo invadió y se preparó para ordenarle que se alejara de Luhan porque sabía de la reacción del castaño.

No quería que sufriera más e iba a hacer lo necesario para protegerlo, sin embargo, la reacción de Luhan no fue lo que esperó.

— Hunnie —habló Luhan, rodeando con ambos brazos el cuello del rubio.

— Shhhhh, te tengo —susurró el chico—. Todo está bien Bǎobèi Lù, no temas.

La escena dejó al pelinegro atónito y a la vez dolido, ya que antes Luhan había repudiado su tacto con tanta vehemenciapero no tenía problema al estar envuelto en los brazos de ese desconocido.

— ¿Qué le hiciste? —gruñó el rubio, devolviendo a la realidad.

Jackson no pudo responder esa pregunta y únicamente se quedó inmóvil, mirando con inconformidad toda la escena. Se preguntó por un momento que  era esa persona en la vida de  Luhan y porque razón se abrazaba a él de esa manera, aferrandose tanto a él cuando horas antes había estado huyendo del tacto de su hermana incluso.

—…miedo. —Fue la única palabra que el pelinegro consiguió distinguir de los murmullos del castaño.

— Tranquilo, vamos a casa —respondió el rubio y él nada pudo hacer para detenerlo cuando se puso de pie, sosteniendo firmemente a Luhan para ayudarlo a caminar.

No podía intervenir cuando era obvio que Luhan quería ir con él.

— Vete —le ordenó el rubio, mirándolo con todo el desprecio del mundo—, y no vuelvas a acercarte a él o haré que te arrepientas por el resto de tu vida —amenazó, antes de entrar del todo al hogar del castaño.

— Luhan —susurró desconcertado y algo dolido.

Símplemente aquello no tenía sentido alguno para él.

***

¿Quién diablos era ese?

Se preguntó Sehun tan pronto la puerta estuvo cerrada del todo, decidiendo al final que ese asunto lo trataría despues. En ese momento tenía que concentrarse en Luhan y en averiguar que demonios había sucedido mientras él no había estado cerca.

Lo miró de reojo, apenas y se mantenía en pie y podía oler a kilómetros el alcohol en su sangre. Lo guió a uno de los sofás de la sala de estar para que se sentará y tan pronto lo tuvo quieto se apresuró a revisarlo.

— ¿A dónde diablos se te ocurrió ir? Te dije que te quedarás en casa y tú haces esto —soltó molesto.

Luhan no respondió, era obvio que ni siquiera estaba entendiendo lo que le decían.

— ¿Cómo puedes ser tan inconciente e irte con quien sabe quién, a quién sabe donde y regresar así? ¿Acaso no mides las consecuencias de tus tonterías? ¿Qué demonios pretendías con todo esto? —soltó.

Luhan en esa ocasión frunció el ceño, porque tal vez no entendía del todo lo que estaba sucediendo pero sí podía distinguir cuando lo estaban reprendiendo y le molestaba que quien lo haciera fuera Sehun.

— Te comportas como un niño inmaduro al cual no pueden dejar solo. —Sus manos acunaron el rostro del castaño, sorprendiendose cuando él empujó sus manos lejos—. Deja de comportarte como un malcriado —regañó, volviendo a su tarea pasada.

La mirada del castaño estaba en cualquier otro lado menos en él y eso lo molestaba pero se negó a ser mucho más rudo con él. Le había dicho ya lo suficiente y además Luhan estaba tan borracho que seguro ni siquiera recordaba lo que le había dicho aunque de ello hubiesen pasado tan sólo unos minutos.

— Voy a prepararte un café, no vayas a moverte de  aquí —indicó, poniéndose de pie y alejándose por fin.

Luhan frunció el ceño tan pronto él se fue. No entendía porque Sehun se había molestado tanto, aunque él siempre parecia enojado con Luhan de cualquier forma. En tododo caso…

¿Eso era real? ¿Sehun de verdad estaba ahí?

No sabía y como Sehun parecía muy enojado, Luhan prefería que no lo estuviera y fue por esa misma razón que se puso de pie lo mejor que pudo y comenzó a avanzar con rumbo a su habitación.

Estaba luchando realmente  por caminar derecho pero al final siempre terminaba yéndose de un lado u otro. Miró con duda las escaleras cuando estás  parecieron comenzar a meserse frente a sus ojos pero se las ingenio para subirlas, tropezando sólo ocasionalmente con uno que otro escalón.

Finalmente llegó a su habitación y le tomó tres intentos poder tomar el picaporte y abrir la puerta para finalmente entrar y mirar a todos lados pensando en cual debería ser su proceder a partir de ese punto.

¿Realmente todo aquello era real? ¿Sehun estaba ahí de verdad y no era otro sueño? ¿Por qué estaba enojado entonces?

No tenía por qué estarlo, él no había hecho nada malo, Jackson lo había cuidado.

—…sueño —murmuró apenas. Se sentía menos aturdido pero definitivamente seguía estando mareado.

— ¡Luhan!

Escuchó proveniente del primer piso y frunció el ceño; estaba comenzando a enojarle aquello. Pudo oír las  ruidosas pisadas y se esforzó por conseguir ser capaz de ponerse tan derecho como le fuese posible y hacer funcionar un poquito más su cerebro, planeaba defenderse a toda costa.

— Te dije que no te movieras —dijo pareciendo realmente enojado—. Vamos, regresa…

— ¡No! —exclamó, golpeando lejos la mano del rubio.

Sehun lo miró atónito, pensando con angustia que el miedo de Luhan había crecido tanto que ahora ni siquiera él iba a ser capaz de tocarlo.

— Hannie, no me temas, yo…

— ¡No! —exclamó—. No voy a seguir escuchando tus reclamos… ¡Tú no sabes nada! ¡Te odio!

El rubio lo observó atónito y Luhan se auto felicitó por conseguir unir todas las palabras, todavía se encontraba mareado pero por lo menos podía hablar más o menos bien, aunque fuera lento.

— ¿De qué estás hablando? —preguntó Sehun, suspirando con cansancio—. No, mejor no me digas y bajemos para tratar de conseguir que estés lúcido y después hablamos —dijo e intentó tomar su mano.

— ¡Aléjate! —ordenó—. ¡No te acerques a mí!

— ¡Déjate de niñerías, Luhan!

— No son niñerías… tú simplemente no podrías comprenderlo, no entiendes nada de mí —masculló entre dientes.

Estaba tan molesto y no sabía porque o de donde era que venía toda esa ira.

— Mi paciencia comienza a agotarse Luhan, así que más vale que hables claro antes de que te arrastre piso abajo —advirtió irritado.

— ¡Quien está harto soy yo! ¡Tan sólo quiero que me mires! —soltó, ganándose una mirada llena de confusión.

— Dios, tú ya ni siquiera sabes ni lo que dices —bufó—. Vamos —ordenó e intentó una vez más tomar su mano pero únicamente recibió la misma reacción de antes.

— ¡No me toques y escúchame! —exigió—. ¡Tú… t-tú simplemente no estás haciéndolo! ¡Yo…, lo único que quiero es que me mires y que… que notes que sigo aquí! Lo único… lo único que te pido es que no me sigas haciendo a un lado —pidió desesperado.

— Luhan —musitó apenas.

— No comprendes nada… yo lo único que quiero es que me mires de nuevo como cuando éramos niños, ¡quiero a mí Sehun de regreso! ¡Tienes que devolvérmelo! —exigió.

— ¿Luhan, de qué hablas? —preguntó confundido y angustiado—. Soy yo, soy tu Sehun —murmuró para tratar de  calmarlo.

Las cosas estaban yéndosele de las manos y no tenia ni idea de como controlar a Luhan en ese estado que desconocía.

— ¡No, yo no te quiero a ti! ¡Tú solamente eres un extraño! —gritó—. Yo… yo quiero que regreses a ser el de antes… pero tú… simplemente no… y no importa cuánto me esfuerce porque… porque al final tú siempre… vas a dejarme atrás como en el pasado.

— ¿De qué hablas? —preguntó con temor.

— Yo me he esforzado tanto y aún así… ¿por qué no es suficiente para ti? —preguntó, mirando al suelo para ocultar las lágrimas que su voz rota delataban—. ¿Qué quieres de mí? Yo simplemente ya no lo sé porque cada maldita cosa que hago simplemente lo empeora todo y te alejas más —lloró.

— Lulu, tienes que calmarte, mírame por favor —imploró.

— ¿Por qué me dejaste? —le preguntó, luciendo tan lastimado y temeroso que Sehun sintió algo quebrarse en su interior—. Yo... te esperé… aún cuando te marchaste yo no pude dejar de preguntar que había hecho mal… y todos… e-ellos comenzaron a ser malos conmigo po-porque tú también lo habías hecho… ellos decían que lo merecía pero yo... ¡tan solo era un niño y todos podían torturarme y nadie diría nada!

— Lu…

— Mamá estaba asustada y siempre preguntaba porque tenía moretones, porque perdía mis cosas o porque siempre parecía haber llorado pero yo nunca le decía nada… porque aún con todo… yo… yo seguía esperando que volvieras para decirme que todo era una broma y así todo estará bien… pero… pero pasaba el tiempo y no viniste por mucho que yo me lo repitiera o cuanto tiempo pasara mirando a la ventana en espera que tu cruzaras la puerta de tu habitación, ¡tú tan sólo no aparecías nunca! —sollozó.

 — T-Tú… Dios, Lulu, yo nunca quise que las cosas…

— ¡Fui un infierno! —exclamó—, y… yo… pensé que... que si yo cambiaba todo iba terminar y tú también volverías pero lo hice y no venías… me enoje tanto contigo y finalmente decidí rendirme, pero entonces… tú  volviste y yo… estaba muy feliz y quería… iba a olvidarlo todo si con eso te recuperaba pero cuando me acerque a ti. Tú… tú…

« Pero mira nada más, si te has vuelto toda una señorita, Wu. Espero que por lo menos ya no seas tan patético como antes… »

— Hannie —fue lo único que pudo decir al recordarlo y trató de abrazarlo como si aquello lo borrara todo.

— ¡Te detesto tanto! —gritó Luhan y su manos lo empujaron lejos—. ¡Yo únicamente quería que me dijeras hola y en cambio tú me lastimaste! Tú me humillaste e hiciste que todos se volvieran a reír de mí pero aún así mi corazón continuaba diciéndome que te perdonara y que hiciera lo que fuera para tenerte de vuelta  y entonces… entonces tú… ¡te volviste su amigo!

— Lu, clámate —suplicó, luchando por contenerlo.

— ¡Kyung Min era todo lo que dijiste que odiabas de mí y aún así parecías mirarlo como si fuera lo más precioso del mundo! ¡¿Por qué él sí y yo no?! ¡Aléjate! —gritó al final al verse inmovilizado entre los brazos ajenos.

— Luhan, detente por favor —suplicó.

— ¡¿Por qué?! ¡¿Cuál era el error en mí entonces?! ¡¿Qué me hacía falta a mí en comparación con él?! ¡¿Por qué aun cuando volvimos a intentarlo tú seguías poniendo una barrera entre ambos?! —preguntó alterado—. ¡Te odio, por darle a él lo que yo más quería! ¡Por destruir las barreras que me costaron años y lágrimas construir!

— Luhan, escúchame por favor…

— ¡No! ¡Es mi turno de hablar!

— Luhan, por favor.

— ¡No me toques más! ¡No te acerques ya! —ordenó al conseguir liberarse—. ¡Eres la causa de todo lo infeliz que fui cuando era niño, te llevaste todo contigo al largarte y aunque sabía eso yo seguía deseando que me aceptaras, te seguía queriendo a mi lado!

— Lu…

— ¡Cállate! —exigió—. No te permito defenderte, no tienes derecho luego de todo lo que pasó. Todo mundo siempre dijo que yo era el malo, que todo era porque era un imbécil contigo pero y yo qué. ¡Ninguno de ellos pensó en lo doloroso que era para mí saber que la persona que yo más quería era quien encontraba cualquier escusa para burlarse de mí y pisotearme! ¡Que todos los días me esforzaba para no rogarte que dejaras de mirarme con tanta indiferencia! ¡Qué volví a llorar luego de años el día regresarte y rompiste mi corazón nuevamente y aún así no deje de quererte! ¡¿Por qué nadie se puso en mi lugar?!

— Hannie tienes que calmarte, te lo suplico —pidió.

— Sé que yo cometí errores y te lastime pero… ¿qué se supone que hiciera? Estaba herido, asustado y por mucho que supiera que debía alejarme yo no quería rendirme y por eso me esforcé tanto para dejarlo todo olvidado aquella noche pero no sirvió de nada porque de todas formas yo no era nadie en tu vida.

— No digas eso, nunca...

— Fue entonces que ella apareció y… parecía que finalmente alguien iba a mirarme solo a mí y yo… creí que si estaba con ella podría llenar los espacios vacios y entonces podría superar la barrera que ponías entre nosotros pero… yo… sé que lo arruine pero… ¿qué hay de ti, Sehun? —sollozó—. ¿Por qué continuaste alejándome?

— Yo…

— ¿Si… si tanta repulsión te causo por qué sigues aquí?

— ¡No es eso! ¡Yo jamás he sentido repulsión por ti! —afirmó con ansiedad y una vez más intento acercarse pero él retrocedió.

— ¿Qué hay de malo en mí entonces? ¿Por qué soy el único al que no dejas acercarse?

— Yo no… no puedo decirte —murmuró.

Apenas se atrevió a levantar la mirada para encontrarse con los ojos tristes de Luhan, una sonrisa temblaba en sus labios y supo que una vez más había vuelto a romper el corazón de quien  más amaba.

— D-de a-cuerdo —asintió y desvió la mirada—. Y-yo... qui-quiero de-cir que es-tá bien s-si tú…

Sus labios se apretaron y quedos sollozos interrumpieron su frase, lo vio darse la vuelta y transformarse en el pequeño niño que le daba la espalda al llorar porque no comprendía lo que estaba diciéndole y se  desesperada.

— Luhan.

— Su-pongo que e-el al-alcohol me... —Luhan no podía hablar y por muy erróneo que supiera que hiciera se acercó a él—. Ve-te por fa-favor —balbuceó.

— No voy a dejarte sólo estando así, Bǎobèi Lù.

Orbes avellana inundados por lágrimas lo miraron y su corazón le dijo que algo malo pasaría.

— D-detente por favor —sollozó—. ¿Qué quieres de mí?

— Yo no…

— Tengo mucho miedo y no hay absolutamente nadie a quien pueda recurrir porque fui un estúpido y aleje a todos de mí. Te juro que lo estoy pagando, por eso… yo… —sus manos limpiaron torpemente su rostro antes de atreverse a mirarlo a los ojos—. Lo único que quiero me que me digas que hacer, por favor —suplicó y Sehun vio con horror cómo se deslizaba hasta estar de rodillas en el suelo—. Ya no sé que más hacer… lo estoy intentado tanto pero yo… no sé si pueda más… tan sólo… quiero parar pero no sé cómo… dime qué hacer, por favor…

— ¡¿Qué demonios estás  haciendo?! —exclamó horrorizado, tirando bruscamente de su cuerpo para ponerlo de pie.

— Y-yo…

— ¡¿Te has  vuelto loco acaso?! ¡¿Por qué diablos tú haces esto?! —soltó exasperado y al verlo de  esa forma Luhan tuvo miedo de verlo irse.

— ¡No me alejes por favor! —pidió, rogando para sus adentros que en esa ocasión él no se marchará.

— ¿Por qué…?

— Porque yo siempre logró desesperarte y… entonces tú te vas —explicó—, pero… hoy… tan sólo está vez yo…

Sehun suspiró pesadamente y con sumo cuidado, acarició su húmedo rostro antes de envolverlo en sus brazos.

— Pequeño tonto —musitó.

— Te extraño mucho —admitió—, pero no tengo ni idea de lo que debo...

— Nada —dijo quedito.

— ¿Nada?

— No te hace falta nada y mucho menos tienes  que hacer nada por mí —explicó.

— Pe-pero…

— Nunca ha hecho falta, Luhan, pero no puedo decirte nada todavía, debes esperar. ¿De acuerdo? —Luhan asintió despacio—. No debes tener miedo de nada, porque yo únicamente puedo verte a ti, eres mi mundo entero —musitó, estrechándolo cautelosamente entre sus brazos, Luhan parecía demasiado confundido y acababa de comprobar que eso era peligroso.

— Mientes —afirmó, imitando la acción del rubio y estrechándolo con fuerza por temor a que desapareciera.

— No lo hago y sé que tú también lo sabes —susurró, levantando con una de sus manos su mentón para que lo mirara a los ojos.

— ¿Lo hago? Porque yo… hay ocasiones que siento que no sé nada de ti —admitió, cerrando los ojos al sentir los labios de Sehun en su frente.

— No, tú eres y serás la única persona a quien yo quiera mostrarle todo de mí —continuó besando suavemente su rostro.

— Tu voz… —suspiró—, me hace sentir como las bebidas que ese barman me dio.

— Bueno —rió suavemente sin detener su tarea—, me han dicho muchas cosas lindas pero eres el único que me ha dicho que mi voz le gusta tanto que lo hace sentir embriagado.

— ¿Por qué se siente tan bien? —murmuró—. No quiero ser tocado por nadie, rechace a Jackson —murmuró y al escucharlo Sehun frunció el ceño—, incluso no quería que YanYan jiějiě me tocará pero contigo no tengo miedo, me siento seguro al estar así.

— Es porque soy yo —respondió, ganándose una mirada de confusión de parte del castaño y a cambio él únicamente sonrió—. Debes descansar, Bǎobèi Lù. Vamos a la cama.

Luhan asintió obedientemente, dejó que Sehun lo llevara a su cama, donde lo ayudó a recostarse y lo cubrió con las mantas.

— Luhan —llamó mientras suavemente acariciaba su cabello—, ¿Jackson es el chico que trajo a casa en este estado?

— Sí…, él es mi amigo —dijo con un tono adormilado.

— ¿Dejarías de ser su amigo si yo te pidiera hacerlo?

— No —negó antes de bostezar y Sehun sonrió por ello.

— Imaginaba esa respuesta —suspiró resignado, antes de besar una vez más su frente—. Trata de descasar ahora —pidió y antes de poder alejarse, Luhan tomó su mano.

— Tú… —su mirada era de ruego y solamente eso le bastó a Sehun para saber lo que probablemente él iba decirle—. ¿Estarás aquí cuando yo despierte, verdad? Porque… esto no… yo no estoy soñando, ¿cierto?

La respuesta era no pero no se atrevió a decírselo directamente. — Yo siempre estoy cerca de ti, Bǎobèi Lù.

Luhan asintió aunque probablemente no había comprendido la respuesta y finalmente cerró los ojos. Se quedó unos minutos mirándolo antes de estar convencido que todo iba a estar bien y al salir de la habitación se encontró con YanYan frente a la puerta, ella  o lucía feliz en lo absoluto y supo que no lo estaba luego de sentir el puño de la pelinegra de lleno en su cara.

— Esto es por hacerlo llorar —dijo entre dientes.

Sehun se quejó y masajeo su mandíbula. ¡Joder!, la loca tenía fuerza.

— De acuerdo, aceptó que lo merezco.

— Por supuesto que lo haces—bufó—. Ahora dime cómo está —ordenó inmediatamente.

— Está descansado ahora.

— ¿Y tú?

— Tranquila, yo estaré bien —aseguró y se las ingenio para sonreírle sin mostrar su dolor.

— Me tranquiliza saber eso pero también me gustaría saber qué planeas hacer después de esto —dijo seriamente y tenía un punto. Luhan acababa de prácticamente contarle sus más profundos secretos.

— Lo que debió ser desde el inicio, Luhan es mío —sentenció.

— Entonces…

— Pero primero tengo que hacer algo con Minho, así que por el momento voy cuidar de él sin que se dé cuenta como siempre lo he hecho.

— De acuerdo —asintió comprensiva.

— Por ahora me voy a casa, no será nada bueno si Minho comienza a sospechar algo. Estaré aquí más tarde —informó.

— Esta bien, dejaré la ventana de Luhan abierta aunque si llegó a olvidarlo sé que igual encontraras la manera de escabullirte dentro como siempre —sonrió con malicia.

— Me conoces bien —sonrió de vuelta—. Bueno, hasta más tarde. —YanYan asintió y lo vio comenzar a caminar rumbo a las escaleras.

— Sehun —llamó, deteniéndolo justo antes de que baja el primer escalón—, me alegra que finalmente uno de ustedes tuviera las bolas suficientes como para hacer lo que debían.

— A mí también —sonrió para finalmente continuar su camino.

— Pues… mucha suerte entonces, mi querido cuñado —susurró, mirando fijamente la puerta de la habitación de su hermano menor para quien solamente deseaba toda la felicidad del mundo y nada menos que eso.

Notas finales:

Espero que les gustara y una vez más les pido una disculpa por la enorme demora.

Hasta pronto y cuidense mucho <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).