Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Only reason. por DNA

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y como no podía dejar pasar más tiempo he aquí la actualización jajaja.


 

— ¡Arg, maldito idiota! —chilló el pequeño pelirrojo luego de leer el mensaje y se levantó de la cama a toda velocidad.

Le resultaba increíble lo imbécil que su mejor amigo podía ser si él no estaba alrededor. Tan sólo esperaba llegar a tiempo y evitar que lo mataran por imbécil.

— Hola cariño —saludó tiernamente una sonriente mujer que lo veía bajar las escaleras—, ¿vas a salir a estas horas? —inquirió al verlo tan agitado.

— Mmm, sí —sonrió a medias—, un amigo me invitó a ver la película que tanto quería ver pero tengo que correr si quiero llegar a tiempo para la función —explicó.

— Ya veo —sonrió—. Puedo pedirle al chofer que te lleve si tú quieres —ofreció.

— No mamá, está bien así —respondió, dándole su mejor sonrisa.

— Pero es algo tarde ya, me sentiría más tranquila si te llevarán —explicó.

— No te preocupes, no llegaré tarde —prometió—. Además, si el chofer me lleva a mí, tú llegarás tarde a tu conferencia, recuerda que papá se llevó el otro auto —le recordó.

— Oh, tienes toda la razón. Me había olvidado completamente —dijo con una graciosa expresión que hizo reír al más joven.

— Mejor vete ya o se te hará tarde —sugirió el menor.

— Tienes razón —asintió ella—. Nos vemos más tarde, diviértete mucho cariño —se despidió, dándole un beso en la mejilla antes de marcharse.

Kyungsoo esperó con impaciencia hasta que vio el auto donde su madre viajaba alejarse lo suficiente y salió a toda prisa. No era muy tarde, el sol apenas estaba por ocultarse y las calles aún estaban bastante transitadas, sin embargo, algo se sentía extraño tan pronto cruzó los portones de su hogar.

Consideró la idea de volver pero no lo hizo y siguió a delante porque su mejor amigo lo necesitaba pero la sensación de estar siendo observado únicamente se volvía más y más insoportable.

Sus piernas apretaron el paso mientras su cerebro le mostraba paso a paso lo que debía hacer. Atravesó las concurridas calles, esquivando a los transeúntes hasta que vio justo el camino que buscaba, deslizándose ágilmente entre la multitud hasta estar dentro de aquel callejón sin salida.

— Sabes, te imaginé más inteligente que esto, es decir, lo de la multitud fue buena idea y por poco lograste perderme hasta que decidiste ocultarte en este callejón sin salida —dijo una voz a sus espaldas.

Él por su parte miraba la pared que le impedía el paso y lentamente suspiró antes de girarse y encontrarse cara a cara con su persecutor.

— En realidad, idiota, al hacer esto yo conseguí que te descubrieras tú solo —dijo tranquilamente, sonriendo con satisfacción al ver la expresión de molestia en el rostro del perro más fiel de Suho—. Ahora, no sé porque estés siguiéndome pero si tienes que decir algo hazlo rápido que tengo mucha prisa —soltó con fastidio.

— Yo de ti no me confiaba tanto, niñito —sonrió ampliamente, pareciendo incluso alguien amigable—. No sabes con quien estás tratando.

— Guárdate tus amenazas, imbécil —masculló entre dientes.

— Muy mal, Kyungsoo, muy mal —dijo, moviendo su cabeza a modo de negativa—. Debes cuidar tu forma de hablarme, yo podría perder la paciencia y conseguir que la hermosa señora Do tenga un horrible accidente.

— ¡Jodete! ¡Tus amenazas…!

— Kang Hye Jun era su nombre de soltera antes de conocer a tu padre. Una bella y exitosa mujer de negocios que es conocida por su enorme talento empresarial y que ahora mismo viaja a una conferencia en el lado este de la ciudad, en un BMW X1 negro con placas con terminación cuatro seis —soltó, dejando atónito al menor—. Creo que luego de eso tú tal vez quieras hablarme más bonito.

— Tú… —gruñó.

— Lo que voy a pedirte será algo muy sencillo, pequeño —habló seriamente—. No me importa como lo hagas pero harás que Minho se mantenga lejos del camino de Wu Luhan o de lo contrario lo que él trató de hacerle será nada a comparación de lo que yo haga contigo —advirtió.

— ¡Vete al infierno! —vociferó.

Un gruñido se dejó escuchar en el callejón y lo siguiente que Kyungsoo sabía era que su cuerpo chocaba con el duro muro de concreto y una áspera mano le rodeaba el cuello mientras que los ojos oscuros del moreno brillaban perversamente.

— Estás agotando mi paciencia y tú no quieres eso, mocoso —afirmó—. Puedes fingir ser invencible pero al final eso no valdrá nada, porque si algo le pasa a Luhan yo voy a casarte sin importar donde te ocultes. Nadie va a salvarte de mí, primero iré por tus padres y los matare frente a tus ojos para después encargarme de ti y torturarte de formas que ni puedes imaginar y luego te haré eso mismo que Minho trató de hacerle a Luhan pero me encargaré de que sea miles de pese peor para que al final, cuando te deje con vida, pases el resto de ella con miedo a que yo pueda volver por ti. Así que más vale que cooperes conmigo, ¿te quedo claro?

El pelirrojo asintió frenéticamente, jamás en su vida nadie le había provocado tal miedo, ni siquiera Minho. Sabía defenderse a la perfección pero también sabía cuando debía retroceder y ese era uno de los momentos en los que debía hacerlo.

— ¿Y bien? —preguntó el mayor.

— Lo haré, me encargaré de Minho —aseguró.

— Muy bien dicho, Soo —felicitó.

Kyungsoo se mordió la lengua para no dejar salir los insultos que quería escupirle al moreno y asintió lo mejor que pudo.

— Eres inteligente.

Lentamente comenzó a alejarse del menor, la melodía de su tono de llamada lo distrajo y apenas tuvo tiempo suficiente para sujetar al menor cuando él trató de huir.

— Kai —dijo tan pronto respondió la llamada.

— ¡Suéltame, ya te dije que haré lo que pides! —chilló y forcejeó para ser liberado.

— ¡¿Qué hizo qué?! —exclamó.

— ¡Déjame ir! —gritó.

— ¡¿Cómo carajos lo permitieron?! ¡Si algo le pasa dense por muertos!

Kyungsoo aprovechó su distracción para patear una de sus piernas y conseguir liberarse, comenzando a correr hasta estar fuera del callejón. Estaba completamente seguro de que iba a perderlo pero no llegó muy lejos antes de que lo alcanzara y sujetara por la chaqueta para evitar que continuara corriendo.

— ¡Señora Yang! —gritó como último recurso al ver a lo lejos a la única de sus vecinas a la cual consideraba agradable.

Sin embargo, debió imaginar que él moreno no era estúpido y que por ello atrajo su cuerpo más cerca del suyo y le rodeó los hombros con uno de sus brazos, inclinándose hasta que sus labios le acariciado el oído al hablarle.

— Una sola palabra, pequeño imbécil —susurró—, y tu bella madre nunca volverá a llegar a tu casa —advirtió.

Kyungsoo asintió lentamente y miró con temor como en el rostro ajeno aparecía una preciosa sonrisa de amabilidad cuando dirigió su mirada a su vecina que los miraba con curiosidad.

— Buenas tardes —saludó.

La mujer mayor sonrió ampliamente y levantando su mano a modo de saludo para después seguir su camino como si nada hubiera pasado.

— Muy bien, niño —felicitó, empujándolo levemente en dirección a un auto que nunca había visto.

— ¿Qué…?

— Tú vendrás conmigo sin hacer ningún escándalo —indicó y al pelirrojo no le quedo otra opción más que obedecer y subir al auto del moreno sin queja alguna.

***

— Tao —llamó tan pronto llegó al lugar.

— Señor —respondió rápidamente el menor, haciendo una rápida reverencia.

— ¿Qué mierda pasó? —masculló entre dientes, avanzando a prisa por el lugar.

— No lo sé —respondió sin vacilar.

Suho no comentó nada más respecto a eso pero si masculló varias maldiciones. La preocupación podía verse en lo más profundo de sus oscuros ojos y Tao sentía la misma preocupación pero por otras razones diferentes. Porque todo lo que estaba sucediendo podía desatar un maldito infierno.

— ¿Lo has visto ya? ¿Le han hecho daño? —preguntó rápidamente.

— Está bien, tiene algunos rasguños y golpes pero es normal considerando lo que hizo —explicó, sin embargo eso no detuvo el gruñido de Suho.

— Haré que la maldita escoria se arrepienta de haber nacido —masculló entre dientes.

— Pe-pero señor, si usted…

— ¡Me importa una mierda! —gritó y al menor únicamente le quedo asentir frenéticamente.

Caminó más rápido por el asqueroso pasillo de ese inmundo lugar hasta finalmente llegar a su destino y encontrarse cara a cara con la persona que más deseaba muerta en el mundo.

— Bienvenido, Suho hyung —saludó Minho, blandiendo una sonrisa enorme.

— Devuélvemelo —masculló entre dientes.

— Que mal educado —bufó.

— ¡No pruebes mi paciencia maldita rata, entregarme a Lay! —gritó furioso.

La sonrisa de Minho se ensanchó, una risita burlona abandonó sus labios y la paciencia de Suho estaba a nada de extinguirse. Le importaba una mierda iniciar una guerra, sabía que podría ganarla pero Minho seguía teniendo a Lay en su poder.

— Sí, bueno —habló entre risas—, no creo que estés en posición de amenazarme ni nada, ya sabes —se encogió de hombros—, yo tengo a tu hermano.

— Tú…

— Tráiganlo —ordenó Minho.

Los gritos de Lay se dejaron oír por toda la habitación y la respiración de Suho se atascó en su garganta al verlo. Estaba bien y eso era lo que importaba, tenía solamente uno que otro rasguño pero nada de que preocuparse en realidad.

— Mira, me encantaría solo fingir que nada sucedió pero no es así, tu hermano no solamente llegó a mi establecimiento haciendo un gran alboroto sino que además me atacó a mí y a mis amigos —explicó lentamente—. Además, él también tiene prohibido entrar aquí, por lo que son muchas reglas las que rompió y no puedo sólo dejarlo pasar, así que…

— Dime de una puta vez lo que quieres —gruñó.

— ¡JunMyeon, no!

Fue lo único que salió de los labios de Lay antes de que la mano de alguien más cubriera su boca.

— ¡Aleja tus inmundas manos de él! —rugió.

— Tú no estás en posición de exigir nada y menos de levantarnos la voz, así que te callas y escuchas mis exigencias —soltó con arrogancia el pelinegro.

— Tú…

— Ahora bien, ya que tengo tu atención, mi primera petición será que me des un pase libre a tu territorio por un día —sonrió con malicia.

Suho lo miró con desprecio y luego llevo sus ojos a Lay que negaba frenéticamente, sabía que todo giraba en torno a Luhan y ya que el niño era apenas un conocido suyo, valía mucho menos que su pequeño hermano menor.

— Estás haciendo mucho escándalo por un maldito niño cualquiera —masculló—. Sin embargo, las reglas son claras y Lay las rompió, por lo que yo debo pagarte por ello, por lo que…

— Lamento llegar tarde, señor —interrumpió la inconfundible voz de Kai—, pero tuve que pasar a recoger a mi amigo primero —explicó, esbozado una sonrisa triunfal.

El horror fue evidente en la mirada y expresiones de Minho al ver llegar a Kai con su brazo izquierdo sobre los hombros de Kyungsoo. Su expresión se volvió feroz y una mirada fulminante le fue dirigía a Suho.

— ¡¿Qué mierda significa esto?! —gritó.

— Significa que estamos a mano —respondió Suho, con una sonrisa triunfal en sus labios.

— ¡No! ¡Tu pequeño bastardo rompió las reglas, tú debes pagar el precio! ¡Son las reglas y no puedes oponerte a ellas! —vociferó.

— Sí fuera tú, reconsideraría el tono de voz con el cual me estás hablando porque tu pequeño segundo al mando sigue en mis manos —le recordó—. Además, me permito recordarte que quien primero rompió las reglas fuiste tú al entrar en mi territorio y atacar al amigo de Lay. Desde entonces yo tenía el derecho a cobrarme cómo y con quien mejor me pareciera pero simplemente no había decidido hacerlo hasta ahora —soltó con burla.

Minho apretó los puños y mandíbula al no saber cómo contraatacar y Suho disfrutó cada segundo de su frustración. Así era siempre a final de cuentas, Minho jamás iba a poder vencerlo a él.

— Sin embargo, y considerando lo que mi hermano menor hizo, te propongo un intercambio pacífico y que nos olvidemos de todo esto, ¿estás de acuerdo? —preguntó, aunque todos ahí sabían que no iba a aceptar un no por respuesta.

— Muy bien —escupió entre dientes Minho—. Bullet, suéltalo —ordenó a regaña dientes.

— Kai, deja que el niño rico se vaya —indicó.

Ambos hombres obedecieron, Lay se apresuró a llegar junto a Suho tan pronto lo liberaron mientras que Kyungsoo se tomó el tiempo de enviarle una mirada cargada de desprecio a su secuestrador y después corrió hasta estar junto a su mejor amigo.

— ¿Todo bien? —habló Suho, mirando de reojo a su hermano menor.

— De puta madre —farfulló, porque aún sabiendo que le debía eso a Suho, sabía que el mayor iba a ser un jodido fastidio en cuanto salieran de ese lugar.

— Perfecto, entonces estamos a mano, Minho. —Él pelinegro únicamente pudo asentir con el ceño fruncido—. Vámonos —le ordenó a Tao y Kai.

Su brazo rodeó los hombros de Lay para obligarlo a caminar y lo escuchó quejarse, acción que lo hizo gruñir por lo bajo, apenas estaba logrando quedarse callado y Lay tampoco lo ponía muy fácil.

— ¿A dónde crees que vas? —preguntó tan pronto vio a Lay tratar de alejarse una vez que estuvieron fuera del alcance de Minho.

— A casa, obviamente —respondió con fastidio y siguió caminando hasta que sintió un fuerte tirón en el brazo izquierdo que lo obligó a volverse hacia la expresión furiosa del mayor.

— Tú no vas a ningún lado hasta que yo lo diga —gruñó.

— Suéltame —escupió entre dientes—, ahora.

— Haces una estupidez como venir aquí y atacar al bastardo de Minho y esperas que te deje ir así como así. ¡Te pusiste en riesgo por una jodida tontería! —vociferó.

— ¡No fue una tontería! Ese jodido enfermo quiso hacer con Luhan una atrocidad y no lo iba a dejar pasar, ¡es mi amigo y lo protegeré!

— ¡No arriesgándote tú!

— ¡Esta es mi puta decisión y soy un jodido adulto, así que vete al infierno! —gritó, forcejeando para liberarse.

— Tu jodido amiguito me está sacando de mis cabales y si no quieres que sea yo quien vaya tras él, te recomiendo obedecer —sentenció.

— No, jamás le daré la espalda a Luhan —afirmó.

— ¡Basta! —gritó, de aquella forma que Lay solamente había escuchado que usaba con otras personas y no con él—. ¡Harás lo que yo diga! ¡Ya te has metido en suficientes problemas esta noche, así que me obedecerás aunque tenga que obligarte a hacerlo!

Lay se encogió al escucharlo gritar de esa forma, nunca lo había escuchado así y no sabía cómo reaccionar ante ello, por lo que se obligó a asentir lentamente. Suho no era un juego y mucho menos enojado.

— Te llevaré a casa y no vas a salir de ahí hasta que yo lo diga, ¿quedó claro?

— Sí —musitó quedito.

— Ahora entra al maldito auto y no quiero escuchar una sola palabra —advirtió.

Lay asintió lentamente e hizo rápidamente lo que él mayor le dijo. Kai miraba todo en silencio y tan pronto su mirada chocó con la de su mejor amigo, trató de intervenir.

— Ni se te ocurra —advirtió, obligando a Kai a cerrar la boca de forma inmediata.

Tanto el moreno como Tao observaron en silencio como el mayor también abordaba el vehículo y desaparecía a toda velocidad. Kai fue el primero en emitir un suspiro cansado y Tao lo miró confundido y algo decaído.

— Ellos siempre pelean —murmuró Tao.

— Lo sé —suspiró por segunda vez.

— Realmente quisiera que Lay g“ se diera cuenta todo lo que el jefe hace por él.

Kai suspiró y desvió su mirada hacia el camino que Suho había seguido.

*~*~*

Ambos jóvenes entraron bruscamente a la habitación, uno de ellos buscando nerviosamente con la mirada algo que pudiera resolver la situación y rogando porque le respondieran el teléfono mientras que el segundo de ellos todavía no podía creer la situación.

— ¡Contesta maldita sea! —gritó uno de ellos luego de escuchar el conocido tono del buzón de voz.

— Suho —murmuró el joven que seguía en estado de shock.

Suho ignoró el llamado de su mejor amigo y continuó tratando de que su llamado fuera respondido. Un fuerte golpe en la pared los sobresalto y los hizo girarse hacia la puerta donde se toparon con la furibunda figura de un hombre mayor.

— ¡¿Cómo demonios permitiste que esto pasara?! —rugió el mayor, sujetando a Suho por el cuello de la camisa.

— ¡Yo no hice nada!

— ¡El maldito niño chino era tu responsabilidad!

— ¡Mi hermanito no hizo nada, déjalo fuera de esto! —gritó rabioso.

Porque primero iban a matarlo a él antes de llegar a su pequeño hermano.

— ¡El maldito bastardo delató a tu padre con la policía y ahora él está muerto! ¡Te parece poco!

— ¡Yixing nunca haría algo como eso! —gritó con todas sus fuerzas.

Porque quería creerlo también pero era imposible negar la verdad y lo sabía.

— ¡Pequeña mierda, voy a…!

— Señor Kim, suéltelo ahora mismo, no me haga dispararle —advirtió el joven del que ambos se habían olvidado y que en ese momento apuntaba un arma a la cabeza del furioso hombre mayor.

Kim Jongin o Kai, como su difunto padre lo había nombrado el día que lo trajo a casa cuando apenas era un niño. Un chico que con el tiempo se había convertido en uno de sus subordinados más leales y más talentosos según las palabras del padre de Suho; y fue precisamente por esas razones que al alcanzar la edad suficiente fue a aquel hombre al que su difunto padre encontró lo suficientemente capaz como para confiarle la seguridad de su único hijo.

Ambos habían crecido juntos y para Suho con el tiempo se convirtió más que en un empleado más; Kai era su mejor amigo y no había nadie en quien confiara más que en él.

— No va a cambiar nada el que me detengan a mí —bufó, liberando al más joven—. Los socios de tu padre se van a enterar lo que ese niño hizo y lo mataran de la peor de las formas —aseguró.

— ¡Yixing no hizo absolutamente nada!

— ¿Sí? Pues suerte con probarlo —escupió con burla antes de abandonar la habitación.

Kai se volvió en dirección a su mejor amigo para preguntar por su proceder y lo encontró nuevamente llamando a su hermano menor y maldiciendo al mundo entero cundo no volvió a responderle.

— ¡A la mierda esto! —gritó arrojando su teléfono contra la pared—. Kai, prepara el auto. Iremos a buscar a Lay y nos sacaras de este jodido lugar de mierda —ordenó.

Kai miró a su mejor amigo con pesar y luego le recordó algo que ya debería saber por él mismo.

— Sabes mejor que nadie que eso no funcionará, mientras tu padre te preparaba para tomar su lugar te dijo que era imposible huir cuando se cometía una traición, ellos tienen ojos en todos lados y van a encontrarlos sin importar qué —murmuró.

— No será así, algo se me ocurrirá por lo que…

— No funcionará y lo sabes —aseguró y no porque fuera un pesimista que no quisiera ayudarlo sino porque había visto ya varias situaciones como esas para saber el resultado final—. Tal vez… tú no hiciste nada por lo que puede que dejar que Lay…

— ¡No! —gritó casi con desesperación.

Un pesado silencio se instaló tras aquello, el moreno apretó los labios sin saber que hacer al ver lágrimas en los oscuros orbes de su amigo, porque Suho nunca lloraba y no tenía ni idea de cómo actuar al verlo tan derrotado y angustiado.

— ¿Suho? —llamó con incertidumbre Kai al verlo dejarse caer derrotado en uno de los sofás que adornaba la sala.

— ¿Qué haré Kai? —preguntó angustiado—. ¿Cómo se supone que voy a salvarlo? —preguntó, asustado y rogando por una respuesta con un final feliz que no podría ser.

— No lo sé —murmuró.

— ¡JunMyeon! —gritó la asustada voz del individuo que irrumpía en la habitación.

Kai se puso derecho al escuchar su voz y su rostro se transformó en una mueca inmutable. Suho por su parte se sintió en parte aliviado y en parte aterrado de saber que estaba ahí.

— ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —preguntó el angustiado menor, sus rodillas tocaron el suelo y sus manos se posaron sobre su cuerpo, comprobando su estado antes de tirar de él a un abrazo—. Dios, yo estaba tan preocupado porque tú no respondías mis llamadas —dijo con la voz quebrada.

Suho lo abrazó de vuelta, algo de paz invadió su corazón al saberlo a su lado y sin ningún rasguño, pero…

¿Por cuánto tiempo sería así?

Lay había cometido una traición imperdonable y no iban a dejarlo vivir por eso, él debía hallar una solución cuánto antes.

— ¿Qué has hecho Xing?

— Yo… yo… —balbuceó—. Perdóname JunMyeon —sollozó, abrazándolo con fuerza—. Yo… no quería esto —lloró.

— Yixing —musitó devastado, sabía que su hermano lo había hecho pero escucharlo admitirlo fue aún peor.

— N-no quise que acabará así, yo… lo único que yo quería era ayudarte a ser libre —trataba de explicar lo más coherentemente que podía—. T-tu padre quería que tomaras el mando y… tú no querías… por eso lo hice pero… pero n-nunca quise que terminará así… lo siento —sollozó.

— ¿Yixing, cómo pudiste cometer está locura? ¿En qué estabas pensando? —inquirió.

Los brazos del mayor se estrecharon más fuerte en torno al cuerpo del sollozante joven y todo el miedo del mundo se sembró en su corazón mientras miraba a Kai en busca de una solución para no perder su mundo entero.

Sin embargo, Kai solamente negó con la cabeza y agachó la mirada.

No había salida en esa ocasión.

— Lo siento mucho Suho pero esta vez no hay salida, ninguno de tus planes va a funcionar ahora.

— ¿Qué? —murmuró un confundido Yixing.

— Lo sé —sonrió con tristeza.

— ¿De qué están hablando? —insistió.

— De nada, Yixing. Yo voy a encargarme de todo, no te preocupes por nada —respondió, esbozando para él una sonrisa cálida.

— No mientas —masculló Kai entre dientes porque simplemente no iba a aceptar cerrar la boca entonces.

— Kai —gruñó Suho.

— No, esta vez no me voy a quedar callado, él debe afrontar lo que hizo —sentenció.

— ¿De qué hablan? —exigió saber el menor de los tres.

— No es nada, no te…

— Hablamos de que tu gran plan va a llevarte a la muerte, de eso hablamos —escupió el moreno.

— ¿Qué?

— Yixing, no lo escuches, él solamente…

— Fuiste la causa de que el líder muriera y pusiste en riesgo a toda la organización al hacer lo que hiciste, los socios del jefe irán por ti en cuanto lo averigüen todo —respondió despiadadamente.

— JunMyeon —llamó asustado.

— Yixing, yo… no dejaré que nada te pase —prometió.

— ¡No! —gritó Kai—. ¡No tomaras la responsabilidad por él en esta ocasión, no lo permitiré!

— ¡No eres absolutamente nadie para interferir en mis decisiones! —rugió, levantándose de su lugar para enfrentar a su mejor amigo.

— ¡Esto no es como cuando te enfrentabas a tu padre! ¡Ellos te mataran!

— ¡No me importa!

— ¡JunMyeon no lo hagas por favor! —suplicó entre lágrimas su hermano menor.

— Está bien Yixing, no va a pasarme nada —mintió.

— ¡Ellos te mataran por muy hijo del jefe que seas! ¡Tu padre murió y nada les impedirá ir por ti y luego por tu precioso hermano menor!

— ¡Cierra la boca Kai! —gritó rabioso, estrechando fuertemente al adolescente contra su cuerpo.

— Suho, solamente entrégalo —suplicó.

Suho lo miró con el mismo odio con el que siempre había mirado a su padre que por mucho que había amado a la difunta madre de Lay, nunca había querido al pequeño niño chino que ella había engendrado antes de que se casaran.

Para su padre Yixing había sido solamente equipaje extra que la mujer que amaba había traído consigo y por ello solamente lo había tratado lo más amablemente que pudo mientras ella estaba con vida y trató de echarlo de su vida tan pronto ella murió pero hubo un obstáculo y ese siempre fue su único hijo que se había aferrado a Yixing con su vida y lo había convertido en todo su mundo.

Era por ello que lo defendería con uñas y dientes de quien fuera.

— Huyamos —habló el menor—. Vámonos muy lejos, donde nadie pueda encontrarnos nunca, de esa forma no nos pasara nada y seremos libre como siempre quisimos, vámonos por favor —imploró.

— Es inútil y lo sabes, no tienes más opción, Suho. Entrega a Lay o sacrifícate en vano por él —dijo seriamente.

¿Eso era todo?

Se preguntó a sí mismo, sabía que iba a sacrificarse por Yixing sin dudarlo pero una vez muerto él correría aún más peligro y nadie lo defendería entonces, tenía que haber otra opción.

« Eres un Kim, nunca olvides eso. »

La había, tenía una tercera opción. Tal vez la que más detestaba y que probablemente le rompería el corazón a Yixing pero solamente así lo mantendría a salvo. Él se aseguraría de que nadie tocara a su precioso hermano.

— ¿JunMyeon? —murmuró al verlo alejarse de su abrazo y sonreírle con cariño.

« Sé que ahora no comprendes todo lo que hago pero un día te darás cuenta que en este mundo necesitas poder si es que quieres proteger lo que amas, nunca olvides eso JunMyeon. »

Las palabras que su padre siempre le repitió cuando cuestionó alguno de sus actos resonaron muy dentro de él, las comprendió en ese momento y aún cuando se había negado a aceptar ser su sucesor ya no había otra salida.

No cuando veía las lágrimas y el miedo que los bellos ojos de su hermano reflejaban. Había comenzado su preparación para tomar el cargo pero había decidido rechazar al final y ahora se veía en la necesidad de aceptarlo.

¡Qué ironía!

— Bueno, es obvio que ahora vamos a tener que apresura los planes ante este imprevisto —habló tranquilamente.

— ¿De qué hablas? —preguntó confundido el menor.

— Iba a esperar a que el viejo me enseñará un poco más antes de tomar el cargo pero ahora tendré que adelantaron todo, pero no te preocupes Yixing, nada de esto es tu culpa —sonrió.

— No… no es cierto…

— Fuiste de mucha ayuda para mí —rió.

— ¿JunMyeon, de qué estás hablando? —lágrimas cayeron de sus inocentes ojos y Suho se obligó a no reaccionar a ello—. Tú nunca quisiste esto, nosotros va-vamos a huir —sonrió como pudo.

— Kai, reúne a todos los socios. Es hora de que se enteren que ahora se jugará con mis reglas —ordenó, yendo hasta el escritorio de su padre y ocupando un lugar que nunca deseo.

— S-sí —balbuceó confundido el moreno.

— No… JunMyeon g“… tú no…

— Ah, sí —miró al devastado menor y le suplicó en silencio que lo perdonara—, y encárgate que Lay sea llevado a su habitación y que lo encierren ahí hasta que yo diga lo contrario —indicó mirándolo con toda la indiferencia que consiguió fingir.

— Enseguida, jefe.

— ¿Q-qué? —lo miró en shock.

— Lleven al joven Lay a su habitación y que no salga hasta que el jefe lo ordene —escuchó decir a Kai mientras el miraba la atónita expresión del menor.

— ¡¿Qué están haciendo?! ¡Suéltenme! —gritó al ser apresado por dos de sus hombres—. ¡JunMyeon!

— Basta ya, Lay. No puedo ignorar tu falta, te hace falta disciplina y yo conseguiré que te comportes de ahora en más —dijo con voz gélida.

— ¡No, este no eres tú! ¡¿Por qué estás haciendo esto?! —gritó, logrando liberarse para correr hacia su hermano mayor.

Sus manos alcanzaron a rozar apenas la tela de su blanca camisa antes de que un sonido, que sólo había escuchado cuando se reunía con el señor Kim, rompiera el silencio y su corazón en trizas.

Su diestra cubrió su mejilla lastimada y su estupefacta mirada fue hasta el mayor, que todavía tenía la mano en alto y una expresión sin misericordia.

— Jun…

— ¡No vamos a discutir esto y más vale que no te resistas o los autorizare a usar la fuerza! —rugió furioso.

— Me… golpeaste… —sollozó—. Tú… tú…

— ¡No ha sido más que estorbo desde que llegaste a mi vida y en lugar de comportarte y saber cuál es tu lugar, sigues actuando como un obstáculo, deberías darle las gracias al cariño que siento por ti porque no he decidido acabar contigo!

— No… no es verdad, tú… ¡tú dijiste que me querías! —sollozó.

— Te quiero pero intervienes en mis planes —murmuró.

— ¡Dijiste que no querías nada de esto!

— Fuiste muy ingenuo al creer en mí, te mentí dese el principio pero necesitaba una manera de conseguir que te quedaras a mi lado, ahora tengo el poder y a ti, te guste o no —sentenció, ignorando como pudo el dolor reflejado en la mirada de su hermano.

« Perdóname, Yixing. »

Rogó desde el fondo de su alma.

— ¡Me estuviste engañando todo este tiempo! —berreó—. ¡Todo este tiempo solamente me mentiste, eres igual a tu padre!

Su cuerpo quiso ir tras Suho pero sus hombre lo detuvieron comenzaron a arrastrar a la salida.

— ¡No te voy a perdonar nunca! ¡Te odio!

La última palabra fue repetida incesantemente pero no había salida si quería salvarlo.

— ¿Por qué? —interrogó Kai una vez estuvieron solos.

— Porque es la única manera de salvarlo —cerró los ojos aguantando sus propias lágrimas—. Ahora ve, deshazte de mi tío sin importar los métodos y haz lo que debas para que todo mundo crea que fui yo y que todo fue un plan para tomar el lugar de mi padre.

— Lay te va a odiar toda la vida —le recordó.

— Prefiero tener su odio pero saberlo vivo a que me quiera y verlo morir. Ahora ve —Kai asintió y se fue rápidamente a cumplir las órdenes de su nuevo jefe.

*~*~*

— A mí también me gustaría —murmuró, luego de recordar cómo era que habían llegado hasta ahí en primer lugar.

— Kai, tu celular —dijo, regresándolo a la realidad.

Kai, asintió y rápidamente atendió la llamada. Escuchando con atención lo que su mensajero decía.

— ¡Joder, estoy rodeado de imbéciles! —rugió.

— ¿Qué sucede? ¿Qué pasó ahora? —preguntó Tao preocupado.

— El imbécil de Jackson, eso pasó —masculló el moreno.

— ¿Jackson hizo algo malo? —preguntó asombrado.

— Está llevando a Luhan a Dark Horse —explicó agotado, corriendo a su auto.

— ¡¿Qué?! —exclamó—. Pe-pero lo más probable es que el jefe vaya hacia allá una vez que deje a Lay en casa, tenía una reunión importante que atender ahí —explicó nervioso.

— Lo sé —gruñó y arrancó su auto a toda velocidad.

***

« Hunnie… »

El ceño fruncido de pelinegro apareció tan pronto el recuerdo de la escena que había presenciado el día anterior aparecieron en su cabeza, esa donde Luhan se abrazaba a ese chico rubio con tanta facilidad. No estaba contento y tenía mil dudas acerca de esa situación.

¿Quién era ese tipo?

¿Por qué Luhan se había comportado así con él?

¿Y quién mierda era él para amenazarlo de aquella forma?

El imbécil ni siquiera sabía con quien estaba metiéndose, Jackson era uno de los mejores hombres de Suho y podría hacerlo pedazos antes de que pudiera siquiera intentar cumplir su insignificante amenaza.

— ¡Jackson! —gritó Rin, quien llevaba ya un rato llamándolo desde que habían comenzado a desayunar.

— ¿Eh?

— Tú ni quiera estás aquí conmigo —bufó—. Llevo un rato llamándote y tú ni me miras.

— Perdón Rin noona —sonrió avergonzado—. Estaba pensando en algunas cosas.

— De eso me di cuenta —farfulló—. En fin, te estaba diciendo que espero que sea la última vez que vayas a ese maldito antro —masculló entre dientes.

— Rin noona, yo…

— Mira Jackson, no tengo nada en contra de que Mark y tú sean amigos. Él es un buen chico y hasta me agrada pero no quiero que tú estés cerca de ninguno de los lugares que ese hombre frecuenta, ya suficiente malo es que trabajemos en un restaurante que es de su propiedad pero no quiero que te acerques a lugares donde te lo puedes encontrar. Kim Suho es un monstruo que siempre está intentando llevar a jóvenes como tú por el mal camino —dijo preocupada y al mismo tiempo molesta.

— Noona, yo... —agachó la cabeza sin poder decir nada más, porque si Rin supiera lo que hacía realmente en su segundo empleo, ella estaría muy triste.

— Jackson, eres mi única familia en el mundo y me niego a perderte, promete por favor que te mantendrás lejos de ese hombre —suplicó.

— Lo haré —susurró quedito, sintiéndose basura por mentirle a ella.

— Gracias —sonrió cariñosamente—. Ahora, ¿me dirás ya que te ha tenido tan pensativo desde ayer? —preguntó ella y únicamente eso bastó para que la imagen de Luhan y ese sujeto volviera.

— Yo… —pausó antes de hablar, formulando en su mente lo que realmente quería decir—. Tú… ¿crees que Luhan sea gay? —murmuró.

— ¿Eh? La última vez también me preguntaste eso, ¿por qué? ¿Viste o él te dijo algo? —preguntó curiosa.

— No, pero… —se rascó la nuca sin saber que decirle. Ella lo observó con atención antes de sonreírle ampliamente y decidir responderle.

— Él ciertamente no lo parece, sin embargo, no pasa nada si lo es porque seguirá siendo el maravilloso niño que es, ¿no es así? —sonrió ampliamente.

Jackson asintió lentamente pero la respuesta no era precisamente lo que buscaba, porque al final no hacía que el malestar que sentía desapareciera.

***

El primer sonido que se escuchó dentro de la habitación fue el despertador y para Luhan no fue más que un horrible sonido que por poco hacia estallar su cabeza. Torpe y apresuradamente lo buscó para callarlo, lamentablemente eso no disminuyó ni un poco el insoportable dolor que trataba de hacerle estallar el cerebro.

Sentía que podía escuchar cualquier sonido, por leve que fuera, amplificado por mil además de que su boca estaba tan seca que por un segundo temió que su lengua se hiciera polvo. Se cubrió con las mantas de pies a cabeza, intentando mitigar el dolor pero no parecía funcionar realmente.

¿Qué había pasado el día anterior?

Lo último que recordaba era que Jackson lo había llevado a ese bar y luego no había nada más.

Sehun.

Se descubrió el rostro a medias al recordar su rostro, sentía como si nuevamente él hubiera estado ahí pero sabía que no era de esa forma.

Su mirada derrotada se desvió hacia su reloj y suspiró pesadamente antes de incorporarse hasta estar sentado sobre su cama. Sabía que tenía que volver a trabajar ese día, no podía aplazarlo más si quería continuar ayudando a Sehun pero la idea de que todo se repitiera y el miedo que sabía que sentiría ante la gente iban a ser un maldito gran problema.

Se puso de pie apenas, maldiciendo el dolor y las náuseas que le provocó esa simple acción. Caminó torpemente hacia el baño para asearse y tal vez deshacerse del dolor y la maldita resaca, aún sentía una opresión en el pecho pero de algún modo también había disminuido un poco.

« No debes tener miedo de nada… »

— Sehun —suspiró.

Cada vez sus sueños eran más recurrentes y siempre parecía aparecer cuando más lo necesitaba. Al final Sehun siempre estaba ayudándole de una u otra forma mientras que él estaba acobardándose ante la idea de salir.

— No, no puedo quedarme aquí sintiendo miedo —se dijo a sí mismo y se apresuró a prepararse para salir.

YanYan no estaba para cuando salió de su habitación y tampoco era como que esperará encontrarla, ella estaba furiosa con él a final de cuentas. No trató de desayunar esa mañana porque sabía que su estómago no iba a retenerlo de todas formas por lo que un simple café fue suficiente y antes de marcharse se aseguró de dejar una carta para su hermana mayor sobre la mesa de centro en la sala de estar.

— Tú puedes —se auto alentó al estar a un paso de salir de su hogar—. Lo haces por él —se recordó a sí mismo.

Las piernas le temblaban cuando dio el primer paso y sintió como si fuera a ahogarse. Su respiración se agitó y el terror casi lo hizo volver a corriendo a su casa para ocultarse bajo las mantas y llorar de miedo pero…

« Bǎobèi Lù… »

— No, yo puedo con esto —dijo con firmeza y se obligó a caminar.

— Hey, Luhan —llamaron y al levantar la mirada, se encontró con la amistosa sonrisa de Lay.

— Lay g“ —murmuró.

— Hola —sonrió—, hace un tiempo que no te veo, ¿vas a trabajar? —preguntó alegremente.

— Mmm… sí —musitó apenas.

— Oh, que coincidencia —rió ligeramente. Luhan tan sólo rezaba silenciosamente para que él no se acercara demasiado—. Yo vengo a reunirme con amigo que me llevará a conseguir unas cosas que me hacen falta.

— Y-ya veo.

— Ahora que lo pienso… ¿trabajas muy lejos?, porque si quieres podemos llevarte —ofreció.

Luhan no respondió de inmediato y se quedó ahí considerando la oferta que Lay le hacía. Por un lado; podía irse por su cuenta pero tener que estar luchando para controlarse y no salir corriendo a cada segundo y, por otro lado; podía aceptar la propuesta de Lay e ir tranquilamente con él a sabiendas que él jamás iba ha lastimado pero arriesgándose que algo pasara y él tuviera una crisis frente al mayor.

— Está bien —aceptó. Lay era su mejor opción y confiaba en que podría controlarse.

— Genial —sonrió ampliamente e hizo un ademán con su mano derecha, pidiéndole seguirlo—. Mi amigo está por aquí.

Luhan asintió y siguió al mayor un poco más lejos de su casa, quedándose helado cuando su mirada chocó con los penetrantes ojos del hombre que lo había salvado aquella fatídica noche.

— Luhan, te presento a Kai, un viejo amigo mío —habló Lay.

Luhan no respondió y simplemente se quedó ahí mirando con temor al moreno porque sabía que si ese hombre decía algo, todo iba a ser un desastre.

— Es bueno poder conocer a uno de los amigos de Lay, puedes decirme Kai —habló.

— Mucho gusto —murmuró quedito.

Ese hombre parecía estar dispuesto a fingir que no lo conocía y una vez más, Luhan le dio las gracias en silencio.

— Vamos a llevar a Luhan a su trabajo —informó Lay, antes de abrir una de las puertas traseras del auto.

— Claro, no hay problema —asintió, mirando con atención a Luhan mientras abordaba el vehículo.

Lay subió en el asiento del copiloto una vez la puerta de atrás estuvo cerrada y Luhan abordo. Kai ya estaba en el volante para entonces y no demoraron mucho en comenzar a avanzar.

— Lu, vamos a necesitar instrucciones para llegar al lugar donde trabajas —indicó Lay, sin dejar de sonreírle.

— S-sí, no hay problema —murmuró.

El viaje fue fácil y sin contratiempos, Lay no intentaba hacer nada como tocarlo y no paró de hablar de esto y aquello al azar. Kai, por su parte, no dijo ni una sola palabra durante el trayecto y por alguna razón, Luhan sentía que estaba seguro ahí con ellos.

— ¿Es aquí? —preguntó Lay, mirando fijamente todo a su alrededor.

— Sí —respondió tranquilamente.

— Okay —dijo y se bajó del auto para abrirle la puerta al menor—, nos vemos más tarde entonces —sonrió amablemente y Luhan correspondió su sonrisa con una algo más pequeña.

— Gracias por traerme, nos vemos —se despidió y emprendió su camino hacia el restaurante ante la atenta mirada de Kai y Lay.

— ¿Por qué mierda él está trabajando en ese lugar? —le preguntó molesto a Kai.

— ¿Cómo diablos voy a saberlo yo? —bufó—. Él único que maneja el restaurante de tu madre es Li, pregúntale a él porque el niño está trabajando aquí —respondió entre dientes.

— Arranca, debemos alejarnos un poco para vigilarlo —indicó.

— Debería darte vergüenza darme tantas ordenes luego de que decidiera arriesgar mi pellejo al sacarte de casa pese a las claras ordenes e Suho —bufó.

— Cierra la boca, después te lo compensare —aseguró.

Kai bufó una segunda vez e hizo avanzar el auto para aparcarlo en un lugar que les permitiera observar todo lo que sucedía pero lo suficientemente lejos para estar fuera del campo visual de los amigos que se reunían. Lay bajó seguido de él y observaron dese la distancia como Rin se abalanzaba sobre Luhan y aún pese a la distancia la incomodidad del castaño era obvia aunque no la empujó.

— ¿Por qué Luhan trabaja en un lugar como este? —se preguntó en voz alta a sí mismo.

— ¿De que hablas?, la paga es muy buena para alguien que trabaja por primera vez además de que Li y los chicos son buenas personas —señaló Kai casi ofendido.

— Eso lo sé y no es a lo que me refiero, es decir, no hay que ser un idiota para saber que esta zona es una mierda y que probablemente podrían matarte únicamente por el hecho de ser un forastero —explicó y Kai tuvo que estar de acuerdo con ello aunque no lo dijo.

Lay suspiró cansado seguramente debido a las duda que se formaban en su cabeza una tras otra y Kai aprovecho eso para hablar y aclarar sus propias dudas.

— ¿Por qué fuiste tras Minho ayer? —preguntó con el ceño fruncido—. Fui específico en la nota que te deje; te estaba diciendo todo pero a cambio tú debías quedarte quieto. ¿Tienes una idea de lo que Suho podría hacerme si se entera que yo fui quien te dijo todo? —farfulló.

— Lo sé y lo lamento, pero cuando leí lo que pasó y… —sus puños se apretaron y casi rechinó los dientes—. No puedo ni imaginar todo el miedo que Luhan sintió y que aún carga, él ni siquiera se deja tocar por nadie y… no podía dejarlo así, tenía que ir por el maldito infeliz y hacer algo —explicó.

Kai lo miró atentamente antes de decidir exteriorizar una duda que llevaba un tiempo cargando y que sabía que tal vez Suho también tenía, lo cual explicaría su creciente desprecio a ese pobre chiquillo.

— ¿Por qué haces tanto por él? ¿Acaso Luhan es más que un amigo para ti? —soltó seriamente.

Lay comenzó a reírse con ganas tan pronto escuchó aquello. — ¿Bromeas, cierto? —inquirió entre risas.

— No te hagas el tonto y responde mi pregunta —exigió molesto.

— Muy bien, muy bien —rió levemente—. No voy a decir que Luhan no es un chico muy dulce y que no me agrada. Sin embargo, admito que no me arriesgaría tanto solamente por eso.

— ¿Por qué lo haces entonces? —inquirió.

— Por Sehun —respondió sin vacilación alguna y entonces todas sus preguntas fueron respondida.

Sehun había dicho muchas veces que Luhan no tenía necesidad de trabajar porque sus padres pagarían todo lo referente a la escuela y sin embrago Luhan estaba ahí siendo un empleado de Li e incluso haciendo trabajos extra. Recordó entonces el día que vio a Luhan frente a la puerta de Sehun y todo tuvo sentido para él en ese momento.

— Mierda —murmuró.

— ¿Qué? —habló Kai pero no obtuvo respuesta, Lay parecía asustado o algo por el estilo—. Lo mejor será que nos vayamos, Suho no tardara mucho en volver a casa y vamos a meternos en problemas si no te encuentra ahí, no te preocupe por Luhan, voy a hacer que uno de los chicos se asegure que él…

La frase quedo inconclusa y al segundo siguiente Kai estaba en el suelo quejándose de dolor después de experimentar como se sentía el puño de Lay, abrió la boca para reclamar por el puñetazo pero en su lugar solamente volvió a quejarse luego de que el menor le diera una patada que casi lo hace desmayarse.

— Lo siento, es por tu bien —le dijo mientras buscaba entre sus bolsillos las llaves de su auto—. Si JunMyeon te pregunta algo, yo te golpee y robe tu auto —explicó, dejándolo ahí en el suelo y arrancando su auto a toda velocidad.

***

Luhan dio un largo suspiro al ver a sus compañeros de trabajo, recordándose con insistencia que tenía que estar en calma, que ellos jamás iban a hacerle daño y que tampoco podía preocuparlos.

— ¡Luhan! —chilló emocionada Rin tan pronto lo vio y corrió para abrazarlo—. Te he extrañado mucho.

El cuerpo de Luhan se tensó por completo pero logró mantenerse en control para no empujarla lejos. Miró a Jackson de reojo y su amigo le sonrió apenado.

— Y-yo también los extrañé —murmuró, alejando a su amiga tan educadamente como le fue posible.

— Bueno, te perdono únicamente porque eres muy lindo —dijo sonriente, pellizcando una de las mejillas de Luhan y comenzando con ello a ponerlo nervioso.

— Gra-gracias —balbuceó.

— Rin, ya deja en paz al pobre de Luhan y mejor llama al señor Li, que se está tardando mucho —intervino Jackson.

Rin refunfuñó pero igual hizo lo que Jackson decía, alejándose finalmente de Luhan. Luhan por su parte le dio una sonrisa agradecida que el pelinegro apenas pudo corresponder, aún se sentía muy extraño luego de lo sucedido.

— Gracias —murmuró Luhan.

— No, yo no…

— Fuiste un gran amigo al haberte quedado a mi lado en ese momento e incluso al final me llevaste a casa y cuidaste de mí, seguro fui un gran problema ayer y por eso realmente te agradezco todo lo que hiciste —sonrió divinamente.

— ¿Cuidar de ti? —preguntó desconcertado.

— Sí, aunque seguro fue un problema cargar conmigo desde aquel lugar hasta mi casa y luego tener que lidiar conmigo incluso para llevarme a mí habitación —sonrió avergonzado.

Jackson lo miró incrédulo, era obvio que Luhan no recordaba absolutamente nada acerca del chico rubio.

— Luhan, tú no…

— Chicos —llamó Rin—, el señor Li no contesta pero no creo que sea lo ideal seguir esperándolo aquí, por lo que vamos a abrir el local y esperarlo dentro —explicó.

Los dos menores asistieron y ayudaron a abrir el local, entrando los tres para dirigirse a la habitación donde los empleados dejaban sus pertenencias. Jackson miraba atentamente al castaño pero no se acercó a él sino hasta que su prima abandonó la habitación.

— Luhan —llamó—, ¿estarás bien al estar aquí rodeado de gente? —preguntó preocupado.

— No lo sé —admitió el castaño—, pero no puedo quedarme en casa de brazos cruzados o de lo contrario Sehun nunca…

— Ya entendí —soltó tajante y abandonó la habitación sin mirarlo.

El tema de su amigo no estaba siendo muy fácil de llevar para él y sin duda alguna sabía que odiaba demasiado al tipo aquel. Él no merecía nada de lo que Luhan estaba teniendo que soportar por él y aún así el castaño seguía empeñado en continuar con aquella locura.

Al salir de la habitación se topó de frente con su prima que estaba al teléfono y con una expresión de preocupación. Se acercó a ella para averiguar que era lo que estaba sucediendo y Luhan no demoró mucho en unírseles antes de que ella terminara la llamada y los mirara con algo de irritación.

— ¿Está todo bien? —preguntó Jackson.

— No, el señor Li acaba de llamarme para decirme que no podrá llegar a tiempo y que lo mejor será que no abramos el lugar hoy puesto que no cree poder llegar antes de las tres —explicó.

— ¿Le pasó algo malo al señor Li? —interrogó preocupado Luhan.

— No, nada de eso —sonrió levemente—. Le salieron unos problemas de último minuto y tuvo que ir a hacer un par de trámites —explicó.

— Ya veo, entonces lo mejor será que volvamos a cerrar, ¿no es así? —comentó Jackson.

— Pues aparentemente sí, aunque lo más probable es que el gran jefe reprenda severamente al señor Li por esto —suspiró ella.

Luhan vio atentamente como ambos hacían una cara de pesar y no pudo evitar sentirse mal por la situación. Lo último que quería era que el señor Li tuviera problemas por algo tan tonto como aquello y si tan sólo hubiera algo que él pudiera hacer para ayudar, entonces…

« Lo hay, yo puedo hacer algo. »

Se recordó entonces, ignorando el momento en que Rin les decía que se marcharán y corrió a la cocina para revisar el refrigerador y la despensa, sonriendo triunfante al ver que su plan podría ir sin problemas.

— ¿Luhan? —llamó desconcertada la chica.

— Rin, llama al señor Li y dile que nos las arreglaremos hasta que él pueda estar aquí —pidió rápidamente.

— ¡¿Qué?! —chilló—. ¿Cómo se supone que haremos eso?

— Yo puedo hacerlo todo aquí —señaló la cocina—, únicamente vamos a alterar un poco el menú hoy pero lo lograré —aseguró.

— ¿Luhan, estás seguro de esto? —preguntó dubitativa.

— Por supuesto —respondió con una sonrisa enorme y sin vacilar.

— Pero…

— Ya lo oíste Rin —intervino Jackson—, nosotros podemos hacerlo y Luhan solamente debe decirnos que hacer para ayudarlo —giñó confiado, animando a su prima.

— De acuerdo —asintió la china—. Dinos que tenemos que hacer entonces.

Luhan asintió rápidamente y sin perder un minuto comenzó a dar todas las instrucciones, tan sólo esperaba que nada se le fuera de las manos al final.

***

— Buen trabajo Sehun —felicitó su jefe—. Ahora ven a ayudarme con este motor, por favor.

— S…

— ¡Sehun! —la inconfundible y alterada voz de Lay impidió que su respuesta fuera concluida y lo hizo girarse en su dirección.

Se suponía que su amigo no debería estar ahí, él había prometido que estaría vigilando a Luhan todo el tiempo y él que estuviera ahí no podía significar nada bueno.

— Sehun, rápido, debes venir conmigo —ordenó, sujetando su brazo y comenzando a arrastrado hacia la salida del taller.

— ¿Por qué la prisa? ¿Sucedió algo? —preguntó preocupado.

— Es tú madre, Sehun —respondió y únicamente eso bastó para decirle que todo era una excusa para sacarlo del lugar, cosa que solamente lo preocupó más—. Ella tuvo un accidente y está en el hospital.

— Señor Young —se giró hacia su jefe.

— Tranquilo, hijo, es más urgente la situación de tu madre que él trabajo, ve sin problemas —dijo su comprensivo y buen jefe.

Los dos jóvenes salieron rápidamente del lugar, Sehun seguía a Lay en silencio hasta que estuvieron frente a un auto que jamás había visto y sólo entonces se decidió a hablar.

— ¿Qué está pasando Lay? —preguntó sin rodeos tan pronto abordó el auto.

— ¿Qué? ¿Acaso no crees que realmente algo le haya pasado a tu mamá? —soltó con un tono irónico.

— No te hagas el bromista que ambos sabemos que si fuera algo que le pasó a mi madre, tú seguramente estarías celebrándolo y diciéndome que la muy perra lo merecía —bufó—. Déjate de juegos idiotas y dime que pasó. ¿Luhan está bien? —interrogó angustiado.

La expresión de Lay se volvió sería en ese momento y suspiró pesadamente. —Él está bien pero hay algo que necesito que veas —explicó.

— ¿Qué es?

— Lo descubrirás antes de lo que te imaginas —aseguró, acelerando un poco más para llegar cuanto antes a su destino.

Apenas les tomó un par de minutos y su mirada era de completa confusión una vez que estuvieron frente a la fachada del restaurante chino al que Lay algunas veces lo llevaba.

— ¿Qué hacemos aquí? —inquirió confundido.

— Luhan trabaja aquí —respondió seriamente y, sin agregar nada más, entró al restaurante seguido del menor.

— ¡Hey, Lay! —saludó la agradable chica que recordaba de antes—. Hace tiempo que no venías, ¿qué te trae por aquí?

— Hola Rin —saludó a la simpática mesera—, ya extrañaba la comida, así que aquí me tienes —dijo entre risas.

— Eso siempre es bueno —asintió—. Vamos, los llevaré a una de las mesas —indicó.

— Sí, sobre eso… —murmuró— ¿podrías por favor llevarnos a una mesa donde nadie pueda darse cuenta de nuestra presencia? —preguntó vacilante—. También voy a necesitar que seas tú la única que nos atienda.

—Mmmm… okay —dijo confundida—, ¿y puedo preguntar porque tanto misterio?

— Lo que pasa es que JunMyeon…

— Listo, ya no me digas nada más —lo interrumpió—. No necesito saber nada acerca de los negocios de ese tipo, mejor síganme para que los lleve a su mesa —indicó y ambos chicos asintieron obedientemente.

Sehun cada vez entendía menos lo que su amigo pretendía mientras que ocupaban una de las mesas más alejadas del lugar pero en la cual tenían vista de todo el lugar. Observó a su alrededor, el lugar parecía más llenó que las veces que recordaba haber ido con Lay pero aun así no encontraba la razón por la cual estaba ahí en primer lugar, ni siquiera cuando la mesera se alejó momentáneamente para buscar el menú.

— Espero que algo del menú llame su atención hoy, ya que tenemos nuevo cocinero —anunció sonriente.

— ¿Nuevo cocinero? —interrogó un desconcertado Lay.

— Síp —asintió alegremente y Lay negó con la cabeza.

— ¿Pero por qué hay alguien nuevo?, ¿pasó algo con él señor Li?

— No te preocupes, el señor Li está bien —aseguró—. Él solamente tuvo algunos problemas para venir hoy y dejó al chico nuevo a cargo de la cocina. —explicó—. No hay de que preocuparse Lay, hasta ahora él lo está haciendo muy bien, tan sólo mira —señaló a su alrededor—, es temprano todavía y el lugar ya está lleno —rió.

Lay miró con asombro a su alrededor, dándose cuenta que su amiga estaba en lo cierto.

— ¿Quién es él cocinero nuevo entonces? —interrogó curioso.

— Bueno… —sonrió—, digamos que él es realmente dulce y le gusta consentir a los clientes —dijo, colocando sobre la mesa un plato con el único postre que Sehun siempre amaría—. Él envía esto, es cortesía para todos los clientes hoy —anunció.

— Luhan —musitó despacio al ver sobre la mesa aquellos pastelitos con forma de conejitos que el castaño alguna vez le había obsequiado en su cumpleaños.

Su diestra se estiró y tomó el dulce postre como si fuera lo más bonito y frágil del mundo entero, dándole el primer bocado y sonriendo tontamente al saborearlo.

Estaba mejorando y casi, casi, eran como los de la señora Wu.

— Amigo, ahora mismo tienes una sonrisa bastante espeluznante —comentó Lay y al tratar de tomar uno de los bonitos pastelitos, recibió un golpe que lo hizo chillar.

— Son míos —anunció Sehun y tomó el plato para alejarlo de su amigo.

— ¡Eso no es justo, Rin dijo que era regalo para todos los clientes! —chilló de forma infantil.

— No me importa, estos son míos —sentenció y siguió comiendo como si nada, adorando cada bocado.

— Egoísta —masculló el mayor.

Sehun lo ignoró y siguió comiendo a la espera de que lo que sea que Lay quería mostrarle apareciera pronto aunque tal vez solamente todo se trataba de hacerle saber que Luhan trabajaba en ese lugar y aunque tal vez no era un restaurante cinco estrellas el lugar parecía agradable y la compañera de Luhan también parecía buena persona, aunque toda su calma se vino abajo al ver al pelinegro del día anterior y entonces todo lo que quería era ir por Luhan y alejarlo de ahí cuanto antes.

— ¿Quién es ese? —masculló entre dientes.

— Su nombre es Jackson, trabaja aquí como mesero durante el día y es uno de los matones de Suho durante la noche —explicó Lay.

— No me gusta —farfulló.

— ¿Por qué? —inquirió confundido—. Trabaja para Suho pero es un buen chico, seguro que se hacen buenos amigos —comentó, fingiendo inocencia.

Burlándose del desagrado evidente con el cual Sehun miraba como el pelinegro le daba una palmada amistosa en la espalda a Luhan cuando el pequeño castaño salió de la cocina para poder llevar una orden más.

— Jodete Lay —escupió con los dientes apretados.

No hubo nada más que resaltar tras eso y Sehun comenzaba a aburrirse luego de llevar todo el maldito día ahí sentados. Incluso vieron llegar al maldito cocinero y aunque fue realmente gratificante tener a Luhan un poco más a la vista a partir de ese momento, también sentía que apuñalaría al próximo al que Luhan volviera a sonreírle de la forma en que lo hacía.

Su paciencia estaba agotándose y la tarde comenzaba a caer ya afuera. Estaba a punto de exigirle a Lay que se marcharán pero entonces las puertas se abrieron de golpe, dejando entrar a un hombre que Sehun supo que no iba a ser más que un dolor de cabeza, confirmándolo tan pronto vio la forma en la que Lay se tenso tan pronto lo vio cruzar el umbral seguido de dos hombres que no había visto nunca y de aquel chico moreno que recordaba del estudio de Lay.

Un silencio profundo se apoderó del local y nadie más se atrevió a mirar en dirección a la mesa que el recién llegado ocupó, confirmándole a Sehun sus sospechas de que ese hombre no podía ser otro sino el hermano mayor de Lay. Lo miró apenas de reojo, registrando con su memoria cada detalle, desde su negro cabello pulcramente peinado hasta su fino traje de diseñador.

Su diestra se alzó levemente e hizo un rápido movimiento, disparando la angustia del rubio al ver a Luhan acercarse a la mesa rápidamente, su cerebro dio la inmediata orden de que hiciera algo pero la mano de Lay lo impidió y retuvo en su lugar mientras veía con preocupación como aquel hombre le hablaba al castaño, clavándole en todo momento una mirada llena de desprecio.

Luhan asintió varias veces antes de alejarse e ir por lo que el hombre le había pedido. Apenas y tardó en volver con una charola ocupada por el pedido del hombre. Sehun estaba rezando para sus adentros para que Luhan no cometiera ningún error, sintiéndose inquieto incluso aunque Luhan no estaba mirando al hombre a la cara ni por error.

— Luhan. —La fría voz del hombre se escuchó por todo el lugar y nuevamente Lay tuvo que detenerlo para no ir hacia allá.

— ¿Sí, Señor? —respondió sin vacilar.

— Cambie de opinión, tráeme otra cosa y llévate esto —ordenó.

— Enseguida.

Luhan trabajó rápidamente para hacer lo que el hombre ordenaba, sin embargo, eso únicamente fue el inició ya que el bastardo maldito hizo que el castaño retirara y trajera la orden ocho veces más. Luhan no se quejó ni una sola vez pero fue evidente que comenzaba a ponerse nervioso, sus manos ya temblaban cada vez que ponía las cosas sobre la mesa y Sehun no estaba mejor que él.

Nada pasó hasta la novena vez cuando Luhan accidentalmente derramó una cerveza, apresurándose a levantarla para limpiar el desastre pero aquel hombre no se veía nada feliz y Sehun sintió su corazón detenerse cuando él tomó la muñeca de Luhan con fuerza. Se puso de pie rápidamente pero Lay apenas lo dejó avanzar.

— ¡¿Eres estúpido acaso?! —escucharon gritar a Suho.

— ¡Suéltame! —le exigió a Lay tras aquello pero él no lo hizo.

— No Sehun, si intervienes será peor —dijo, luchando por mantenerlo quieto.

— ¡Contesta! —exigió el mayor, angustiado más a Sehun.

— Se-señor… yo… l-lo siento, n-no quise…

— ¡¿Sabes lo que cuesta llevar a la tintorería un traje como este?!

— Y-yo…

— Pero por supuesto que no, que sabrá un insignificante imbécil como tú —escupió con desprecio, dándole un empujón que lo hizo caer al suelo—. Veamos que opinas tú de que arruinen tu ropa.

Todos miraron en silencio el justo momento en el que uno de los platos de alguna clase de pasta fue derramado sobre Luhan pero nadie movió un dedo y la única persona que quería intervenir estaba inmovilizada por Lay.

— Eres torpe e inútil, no sé porque mierda Li continúa teniendo aquí —bufó—. Haré que te despida.

— No —murmuró apenas.

— ¿Qué has dicho? —Su voz estremeció a todos pero no hubo ruido alguno.

— Creo que él imbécil ha dicho que no —habló arrogantemente uno de los hombres que estaban ocupando la mesa a su lado—. Debe estar realmente asustado de perder su empleo —se burló.

— ¿Es eso? —sonrió con sorna pero Luhan no respondió—. Bien, me siento muy generoso hoy y estoy dispuesto a dejar todo esto pasar si tú comes lo que ha ido al suelo —indicó.

Todo mundo observaba la escena sin parpadear y en el movimiento menos imaginable, Luhan se levantó con un puñado de las pasta en su mano, dejando a todos con la boca abierta cuando la metió a su boca y se la tragó justo frente a la atónita mirada de Suho.

— Haré lo que diga —dijo sin temor alguno—. No importa lo que me ordene yo lo haré, por lo que puede terminar este estúpido e infantil juego o continuar tratando de humillarme y asustarme todo lo que quiera porque yo no voy a renunciar a este empleo sin importar nada.

— Tú… —gruñó y su mano se elevó en el aire.

— ¡Luhan!

— ¡Jefe, no!

— ¡JunMyeon para!

Gritaron tres personas al fondo y los ojos de Luhan se cerraron con fuerza esperando lo inevitable pero el golpe nunca llegó y en su lugar la mano del mayor descansaba en su cabeza.

— Bien hecho, niño —felicitó.

— ¿Eh? —balbuceó confundido.

— Tienes las bolas bien puestas y eso me gusta —sonrió ladino—. Kai, encárgate del resto —ordenó, abandonando el lugar unos segundos después ante la mirada atónita de todos.

— ¡Luhan! —llamó alterado Jackson—. ¿Estás bien? ¿Te hizo daño? —interrogó preocupado.

Luhan negó apenas, alejándose de Jackson cuando el pelinegro puso sus manos en sus hombros, sintiendo la repulsión de su tacto, además de la sensación de que lo peor que podía hacer en ese momento era dejar que Jackson se acercará demasiado.

Recorriendo el lugar con la vista, para buscar con la mirada a una persona que sabía no estaría ahí por mucho que hubiera creído escuchar su voz.

— ¿Luhan? —llamó un preocupado Jackson.

— ¿Eh?

— Lo lamento, yo no…

— Tranquilo —sonrió lo mejor que pudo—, iré a limpiarme —se excusó y alejó rápidamente.

Lay aprovechó que Sehun estaba distraído sintiéndose celoso de Jackson para sacarlo de ahí antes de que recordara lo que había pasado antes y que decidiera ir tras Suho y así conseguir un tiro en la cabeza.

— ¡Suéltame ahora mismo! —rugió furioso al darse cuenta de lo que estaba pasando.

— No, es hora de movernos para que finalmente veas lo que tengo que mostrarte —explicó y continuó arrastrándolo.

— ¡No voy a dejar solo a Luhan después de esto!

— Él estará a salvo, Kai se encargará de eso pero tú y yo debemos irnos —sentenció y entre forcejeos consiguió que su amigo obedeciera.

***

Las últimas horas que quedaron de su jornada laboral, Luhan no tuvo mayor problema y para su buena suerte el señor Li le permitió quedarse con él dentro de la cocina donde tuvo el menor contacto posible con las personas, evitándose así una crisis nerviosa o tal vez algo peor.

Para cuando fue hora de marcharse el señor Li volvió a darle las gracias por tomar su lugar en la cocina y le dio el mismo sobre blanco que sabía que contenía su pago por su trabajo durante la semana y un poco más que eso.

— Esto es…

— Es tu sueldo de la semana y la propina que él jefe te dejó por lo de esta tarde, también hay un extra por lo de hoy —explicó con una sonrisa.

— Muchas gracias señor Li —sonrió de vuelta.

— No agradezcas nada, tú te lo ganaste —rió, dándole una palmada en la espalda que tenía a Luhan a nada de salir corriendo—. Hasta mañana Luhan.

Luhan asintió y rápidamente recogió sus cosas, reuniéndose con sus amigos en la entrada. Sin embargo, había alguien más ahí también.

— ¿Tú? —dijo sumamente sorprendido.

— Hey —saludó.

— ¿Se conocen? —preguntó Jackson aunque bien sabía la respuesta.

— Mmm… sí, algo así —musitó el castaño.

— Jackson, es hora de irnos —dijo con voz autoritaria Rin.

— Pero noona…

— No, vámonos —ordenó.

— Tranquilo Jackson, yo me haré cargo de llevar a Luhan sano y salvo —prometió el moreno.

Rin le disparó una mirada fulminante a Kai, mirada que él moreno ignoró por completo, centrando su total atención en el pequeño castaño que miraba nervioso a cualquier otro lado.

— Sube —ordenó el moreno, abriendo para él la puerta del copiloto de su auto.

Luhan lo miró dubitativo, no estaba muy seguro de si aquello era buena idea pero era su mejor opción a no ser que quisiera ir a pie y encontrarse con Minho. Tan sólo la idea fue lo suficientemente aterradora y lo hizo subir sin pensar en nada más.

El moreno abordó el vehículo casi inmediatamente detrás de él y poco después ya estaban avanzando. El miedo comenzó a ponerlo nervioso y se abrazó a su mochila como si esta fuese la solución a todos sus problemas.

— No tienes que tenerme miedo, no voy a hacerte nada y tampoco le diré nada a Lay —habló el moreno, sacándolo de sus tormentosos pensamientos.

— Y-yo…

— Lo que Minho te hizo sin duda fue una mierda pero no significa que todos vayan a lastimarte igual —sonrió amablemente—. Sin embargo, me gustaría saber el porqué de que te arriesgas tanto —su voz sonó autoritaria a pesar de lo baja que sonaba y Luhan supo que no le estaba dejando alternativas.

— N-no tengo que decirte nada a ti, n-ni siquiera te conozco —se aventuró a decirle aunque sabía que él no aceptaría un no.

— Bien —se encogió de hombros despreocupadamente, aparcando el auto a lo que Luhan supo que era una cuadra de su casa—, ya puedes bajar del auto para que yo pueda ir con calma a contarle a Lay que ya te conocía antes de hoy y cómo fue que lo hice —habló con calma.

— ¡No puedes hacer eso! —exclamó el menor alterado.

— Entonces habla —exigió.

Luhan apretó los labios y cerró los ojos con impotencia antes de atreverse a hablar finalmente, sintiéndose molesto y angustiado al verse en la obligación de compartir su secreto celosamente guardado ante un total desconocido pero podía más su temor porque todo llegara a oídos de Lay y él fuese a contarle todo a Sehun.

Cuando terminó de hablar y abrió los ojos se aseguró de no levantar la mirada para evitar ver a la cara de aquel hombre. Escuchó un ruidoso suspiró pero de igual manera mantuvo la vista en fija en su regazo.

— Hiciste bien en guardar silencio —habló el por fin—. Minho podrá ser el imbécil más grande sobre la Tierra pero es demasiado peligroso y no importa lo que hubieras hecho, igual él encontraría la forma de llegar a ti y acabar contigo por delatarlo —murmuró.

La mirada aterrorizada de Luhan fue entonces dirigida en su dirección y a cambio el moreno le sonrió con tranquilidad y le revolvió el cabello, recibiendo un golpe para alejar su mano antes de que el nervioso muchacho bajara del vehículo. Lo siguió rápidamente, maldiciendo a todo el mundo por tener que ser él quien tuviera que hacer ese tipo de trabajos.

Mierda, él simplemente no servía para ser el niñero de nadie.

— Luhan, lo lamento, no quise…

— Está bien —lo cortó—. Supongo que es la reacción natural a saber que estás en la mira de un psicópata que ira tras de ti a la primera oportunidad —murmuró angustiado.

— Él no te lastimara, no puede, ya no por lo menos —aseguró.

— ¿Cómo lo sabes? —inquirió preocupado y a la vez desesperado por algo que logrará mantenerlo a salvo.

— Porque estamos de tu lado —dijo con una sonrisa ladina.

— ¿Están de mi lado? ¿Quiénes? —interrogó confundido.

— No necesitas esa respuesta, únicamente debes saber que estarás seguro —prometió.

— Pero… —no terminó la frase al ver directo en los ojos del mayor que no importaba cuanto lo intentara, él no iba a decirle nada—. De acuerdo —asintió—. Solamente dale las gracia a Lay g“ por mí —pidió, con una pequeña sonrisita.

— Niño listo —rió ligeramente—, anda, mejor ve a casa —sugirió.

— Sí pero… —suspiró—antes debo hacer algo, así que… —murmuró apenas—, ¿podrías hacerme un favor más?

— ¿Un favor? —interrogó curioso.

— Podrías por favor… —comenzó y un sobre blanco le fue extendido a Kai que miró todavía más confundido al pequeño castaño—, ¿puedes por favor escribir una dirección en este sobre? —pidió nerviosamente.

Kai lo miró sin comprender al principio, sonriendo luego de unos minutos cuando lo comprendió todo pero de igual forma tomó el sobre en sus manos e hizo justo lo que el menor le pedía, escribiendo sin queja los datos que el castaño le dictó.

— Ese sujeto tiene una suerte tremenda al tener a un chico como tu haciendo esto por él —comentó con una sonrisa coqueta en los labios, lo cual lo hizo recibir una mirada desconfiada del menor.

— ¿No estás tratando de coquetear conmigo, verdad? —preguntó con desconfianza.

Kai por su parte se echó a reír con ganas.

— Eres lindo y todo pero en definitiva no eres mi tipo, ya sabes, me gustan más del tipo que son mujeres con muy buenas curvas —sonrió coqueto.

Luhan asintió levemente y lo vio volver a dirigirse a su auto, levantando la mano a forma de despedida cuando él también lo hizo. Suspiró entonces y terminó de avanzar la cuadra que lo separaba de su hogar, caminando un poco más allá para cumplir con su misión como siempre. Sin embargo, en esa ocasión dudó en acercarse a la puerta y el temor a saber que Minho podría estar ahí lo paralizó.

Se dio la media vuelta dispuesto a marcharse pero justo en ese momento el recuerdo de los sueños que había tenido los últimos días le dieron el valor que necesitaba y lo ayudaron a ir hacia la puerta y cumplir con lo que debía hacer.

***

— Al infierno, yo me largo —masculló Sehun luego de pasar horas ocultó mientras vigilaban la entrada de su hogar.

— No, no puedes irte hasta que veas esto —sentenció Lay y lo sujetó del brazo para detenerlo.

— Llevamos mucho tiempo aquí y nada ha pasado —le recordó fastidiado.

— Ten paciencia —pidió y al escuchar un ruido, cubrió la boca de su amigo para que la próxima queja no saliera e hizo un movimiento de cabeza en dirección hacia la puerta.

Sehun miró hacia la dirección que Lay le indicaba, sorprendiéndose al ver a Luhan frente a la puerta para luego inclinarse, dejando algo sobre el suelo. Una sonrisa feliz fue esbozada por el castaño y por alguna razón Sehun sintió su estómago volverse un nudo mientras veía inmóvil como Luhan se alejaba.

Espero únicamente lo suficiente para estar seguro que Luhan no sabría que había estado observándolo y caminó rápidamente hacia la puerta, abriéndola de golpe para encontrarse tras ella con su mascota a punto de tomar un sobre blanco.

Su corazón se hundió y sus manos estaban temblándole cuando tomó el sobre y lo giró esperando que no fuera lo que tanto temía. Sin embargo, el peor de los escenarios apareció cuando encontró los datos que se suponía su tío siempre ponía en sus envíos, escritos ahí con una letra totalmente diferente a la de siempre, rectificando sus sospechas y aun así lo abrió para ver su contenido como si fuese una especie de ilusión.

El dinero fue el único contenido como siempre, su mirada incrédula pasó del sobre hacia su mascota que movía su cola con alegría y entonces comprendió que su perro tomaba el sobre porque en él estaba la fragancia de Luhan.

— No, joder, esto no es verdad —murmuró antes de dar la media vuelta.

— ¿A dónde crees que vas? —habló Lay, impidiéndole el paso.

— ¿A dónde crees tú? —masculló entre dientes—. Voy a devolverle esto y todo lo demás —sentenció.

— No, tú no harás tal cosa. Luhan se ha esforzado demasiado por esto y también es imposible que empieces desde cero ahora, hasta ahora él te ha dado casi todo el dinero hasta ahora —le recordó.

— ¡No aceptaré las limosnas de nadie! —rugió y trató de empujar a su amigo fuera del camino.

— ¡No son limosnas, imbécil! ¡Luhan lo hace porque realmente quiere ayudarte y no por lástima! —sentenció dándole un empujón para detenerlo.

— ¡Nadie se lo pidió!

La siempre amable mirada de Lay se oscureció, en un parpadeó Sehun sintió la mano ajena sobre su cuello y su espalda contra la pared. Nunca en su vida había visto a su amigo mirando a nadie con tanta furia, ni siquiera a su hermano Suho.

— ¡No vas a menospreciar y tirar por la borda el esfuerzo de ese dulce chico! —sentenció furioso—. Tú no sabes nada acerca de como Luhan se esforzó por ti —escupió entre dientes.

— ¡¿Acaso tú si lo sabes?!

— ¡Por supuesto que lo sé! —gritó—. ¡¿Qué acaso te has olvidado de lo que viste hoy en el restaurante?! Es obvio que ese niño está haciendo hasta lo imposible por ayudarte y no vas a arruinarlo por tu jodido orgullo y sí, tal vez no estuve ahí pero ahora sé toda la mierda que Luhan tuvo que soportar al estar trabajando en el restaurante, o los turnos y trabajos extras que decidió tomar solamente para poder darte más e incluso lo que aquella noche… —guardó silencio de golpe y apartó la mirada para no decir nada estúpido.

— ¡¿Lo que esa noche qué!? ¡No te quedes callado! —exigió, siendo entonces él quien empuñaba el cuello de la camiseta de su amigo.

— Sehun, si voy a decirte esto tú debes prometer que no harás nada estúpido —dijo seriamente, alejando las manos ajenas y dando un paso atrás.

— Habla —masculló entre dientes.

— Primero promete que…

— ¡Lay! —vociferó.

— De acuerdo —suspiró resignado—. Esa noche, el día que Luhan fue atacado, él estaba volviendo de un trabajo extra que hacía por la noche —comenzó.

— ¿Trabajo extra? —musitó confundido.

— Sí, él los hacía de vez en cuando, siempre eran por la noche y luego él volvía a casa pero… —pausó, apretando los puños—, esa noche Minho lo estaba esperando. Luhan hizo todo lo que pudo por huir y defenderse pero sabes que no es rival para ese tipo y sin importar lo que hizo ellos igual lo atraparon, lo arrastraron a un callejón y lo inmovilizaron para… —Lay guardó silencio y su expresión se volvió una de rabia y asco, diciéndole a Sehun el resto de la historia sin necesidad palabras.

«…tal vez también le hagan algo realmente horrible a la bella señora Wu y a su extraña hija que también es una belleza e inclusive puede que el pequeño Luhan pueda... »

El recuerdo de las palabras de Minho que lo habían condenado regresaron con fuerza a él y la rabia se apoderó de él.

— ¡Lo voy a matar! —rugió, viéndose y oyéndose irreconocible para Lay, que por un segundo se quedó pasmado ante la aterradora imagen.

— ¡Sehun, detente! —ordenó.

— ¡Sal de mi camino, ya! —gritó iracundo.

— ¡No puedes ir tras él! ¡No voy a dejarte! —sentenció, dándole un empujón al rubio para hacerlo retroceder.

Un gruñido familiar alertó a Lay y al ver que Jiāo Táng no iba a quedarse mirando en esa ocasión, se obligó a levantar las manos para dejarle ver al protector animal que no iba a hacerle daño a Sehun.

— Sehun, piensa con la cabeza fría antes de ir a hacer una tontería —pidió—. Sí vas tras Minho, él volverá a hacer que Luhan lo pague —le recordó.

— ¡No lo hará si lo mato de una puta vez! —escupió entre dientes.

— ¿Arruinaras tu vida realmente por una mierda como él? —preguntó seriamente.

— ¡No me importa en lo absoluto si con eso consigo que Luhan esté seguro!

— ¿Y crees que Luhan va a estar feliz? —murmuró apenas pero sabía que Sehun lo había escuchado a pesar de toda esa rabia y odio cegándolo—. Luhan ha estado haciendo todo esto por ti, se expuso porque deseaba ayudarte con todo su corazón y tú… ¿realmente crees que él va a estar feliz si llega a pasarte algo o te metes en problemas por su culpa? —preguntó dejando ir un bufido después—. No lo conoces en lo absoluto si crees eso.

— ¡Tú no sabes nada de él! —vociferó.

— ¿Y tú sí? —preguntó seriamente—. Se supone que tú conoces a Luhan mejor que cualquier otra persona y deberías saber que si algo te pasa a ti habrás mandado al carajo todos sus esfuerzos y será como si Minho hubiera ganado. Además, si ti fallas ese perro irá por Luhan y nadie podrá salvarlo entonces.

Sehun gritó con fuerza mientras frente a sus ojos el tétrico escenario aparecía. Había fallado tanto que lo único que quería era correr hacia Luhan y pedirle perdón hasta lograr borrar el daño.

— Sehun, no puedes ir tras Minho, no todavía —habló Lay.

— ¡¿Y qué hago entonces?! ¡¿Dejo que el bastardo hijo de puta se salga con la suya y vaya tras Luhan siempre que yo haga algo?! —exigió, mirando a Lay con tanta rabia y miedo que el chino sintió ganas de llorar.

— Por supuesto que no —suspiró, pensando en cómo iniciar lo que diría a continuación —. Mira Sehun, puede ser que no tenga ni idea de lo que sientes en este momento al saber lo que sucedió esa noche pero sin duda comprendo lo mierda que te sientes al saber que no pudiste proteger a la persona que amas, esos sentimientos los conozco perfectamente y por eso debes saber que tú no estás solo en esto —prometió, colocando su mano tras el cuello del menor para acercarlo a él y juntar sus frentes—. Esto no se quedara así y haremos que el maldito pague por esto, pero también debes ir con cuidado, por ahora ten por seguro que vamos a tomar precauciones y Minho no podrá acercarse a él —explicó.

— No puedo Lay, no me podré controlar, no estaré en paz si sé que en cualquier momento mi Luhan puede ser herido. Voy a terminar yendo a cobrar venganza —masculló entre dientes.

— Entonces voy a estar aquí para correr a detenerte si algo pasa —prometió—. No importa si tengo que pasar aquí la noche entera —aseguró.

Sehun asintió levemente aun cuando no creía que hubiera poder humano alguno que logrará detenerlo al final.

— Vamos, ambos entren a casa ahora —indicó, mirando a dueño y mascota con una sonrisa leve.

Por segunda vez el rubio asintió e hizo lo que su amigo le pedía hacer. Sin embargo, no se sentía mejor.

Jiāo Táng había corrido a la ventana tan pronto había ingresado a la habitación y ladraba mientras que él caminaba en círculos tratando de calmarse y no dejarse llevar por la rabia. Su mente no ayudaba en lo absoluto al traerle de vuelta una y otra vez los recuerdos de aquella noche.

El miedo que Luhan había tenido aún inconsciente y su angustioso llanto eran la prueba más grande de su falla. El castaño había sido salvado por un milagro o por una casualidad que de no haber llegado a tiempo…

No, simplemente no podía quedarse cruzado de brazos. Tenía que detener a ese perro para siempre, asegurarse de que jamás tuviera oportunidad alguna de acercarse a Luhan y sólo había una forma de hacerlo, no le importaban las consecuencias a ese punto.

La residencia estaba tan en silencio en ese momento que fue capaz de captar justo el momento en que la puerta principal se cerró anunciando que alguien había ingresado. Sus ojos se fijaron entonces en el desarmador que la noche pasada había dejado sobre su escritorio luego de que había reparado su lámpara de escritorio y sin dudar lo tomó con fuerza.

Sabía bien que la persona que había llegado no podía ser su madre porque ella esa noche estaba de guardia en el hospital y el bastardo se su marido tampoco iría a casa esa noche ya que ella no iba a estar, lo cual únicamente dejaba una posibilidad.

Minho.

El sólo pensar en su nombre lo hizo sentir rabia y asco a la vez, no iba a detenerse a pensarlo y por ello tomó el desarmador y caminó hacia la puerta. No le importaba en lo absoluto lo que le iba pasar después o hasta donde lo arrastraría eso que estaba a punto de hacer. Lo único que a él le importaba era mantener lo que más amaba lejos de las garras de Minho sin importar nada más.

La decisión era esa y ya no iba a haber marcha atrás, esa noche iba a acabar con el problema de raíz.

— ¡Se-Sehun!

Esa voz.

Únicamente ese bonito y familiar sonido bastó para frenar su mano que no terminó de girar el picaporte. Se giró lentamente y se acercó vacilante hacia la ventana, ocultándose con ayuda de las cortinas como solía hacer cuando lo observaba sin que él se diera cuenta.

Luhan estaba sentado frente a la ventana, su expresión era una sonrisa un poco triste que seguramente era porque sabía que nadie iba a abrir la ventana y saludarlo como cuando eran más jóvenes. Lo vio dejar ir un gran suspiró y colocar sus manos en el marco de la ventana antes de que tomara aire.

— ¡Sehun! —llamó fuertemente.

Una sonrisa se dibujó en los labios del rubio antes de sujetar las cortinas y abrirlas de par en par ante la incrédula mirada del pequeño castaño.

— ¿Qué sucede? —preguntó, fingiendo desinterés.

Un chillido abandonó los labios de Luhan antes de que se levantara bruscamente y cayera al suelo. Sehun miró la escena con preocupación pero no se movió hasta verlo levantarse por sí solo.

— ¿Es-estabas en casa? —inquirió y su rostro estaba cubierto de un color rojo intenso.

— Bueno, es mi casa —respondió con un toque de indiferencia, que pronto tuvo al castaño agachado la mirada—. En todo caso… ¿por qué me llamaste?

El color rojo se intensificó en el rostro ajeno, su mirada seguía clavada en algún punto en el suelo y todo eso junto era lo más bonito que Sehun había visto ese día, por lo que contener la sonrisa en su rostro le fue imposible aun con lo mucho que se esforzó por contenerla.

— Bu-bueno yo… l-lo que pa-pasa es… e-en realidad… —balbuceó y Sehun decidió ponerle fin a eso antes de que el nerviosismo terminará con Luhan y lo hiciera cerrar la ventana.

— Voy a sacar a pasear a Jiāo Táng —anunció, ganándose una mirada asustada de parte de Luhan—, puedes venir si quieres.

— ¿D-de verdad? —inquirió demasiado sorprendido.

— Estaremos en la puerta en cinco minutos —respondió, ignorando la pregunta ajena.

No se quedó a mirar la reacción de Luhan y simplemente se giró, cerrando las cortinas. Su diestra seguía empuñando el desarmador pero ya no estaba la misma fuerza de antes y de alguna forma eso lo hizo sonreír porque una vez más la prueba de que Luhan lo hacía una mejor persona estaba ahí.

Porque Luhan era la razón de que su vida no se hubiera ido al infierno desde que era un niño. Era porque había conocido a Luhan que decidido hacer las cosas bien y convertirse en todo lo contrario de lo que su familia era.

Sabía gracias a él todo el potencial que tenía y muy a pesar de su mala actitud, se estaba esforzando en la escuela, asegurándose de cumplir con cada tarea y proyecto que les asignaban; estudiando cómo era debido y llevando calificaciones que le cerrarán la boca a todos lo que tan sólo por cómo se veía o de donde venía se atreviera a decirle que nunca llegaría lejos. Él sabía de lo que era capaz y su más grande inspiración siempre se encargaba de recordarle eso y más.

Él siempre estaba presente cuando sentía ganas de tirar la toalla o cuando estaba por hacer una estupidez justo como la que había estado a punto de hacer de no ser porque Luhan, una vez más, lo había detenido justo a tiempo.

Le debía más de lo que él imaginaba y ahora también sabía de todo lo que su dulce Bǎobèi Lù había estado esforzándose por él.

— Oh, Sehun —habló su madre cuando se encontraron en la sala de estar, sacándolo de sus pensamientos—. ¿Vas a salir? Pensé que podíamos comer juntos —dijo, esbozado una sonrisa tímida.

Sehun al verla casi comenzó a reírse, había estado a nada de apuñalarla a ella en su deseo de vengarse del bastardo de su hermano y era realmente irónico porque aunque ella no lo sabía, había sido salvada por la persona a la que tal vez más odiaba en el mundo.

— Tengo mejores cosas que hacer, llama a alguien más si te sientes sola sin tu esposo y tu jodido hijito —escupió venenosamente, no le importaba en lo más mínimo herirla.

La mirada de ella estaba cargada de tristeza cuando se cruzaron por un instante mientras que él tomaba el collar de su mascota, algo en él todavía dolía al verla tan triste porque ante todo ella seguía siendo su madre pero la otra parte que seguía guardándole rencor por separarlo de Luhan, terminó imponiéndose como siempre y lo hizo avanzar hacia la puerta para finalmente salir de ese maldito lugar, encontrándose de frente con los ojos más bonitos del mundo.

La mirada del castaño pareció iluminarse tan pronto lo vio y una sonrisa tímida apareció en sus labios rosas que hacían una perfecta combinación con sus ligeramente sonrojadas mejillas. Seguía llevando la ropa de hacia horas atrás, esa que seguramente seguía llevando el aroma de la comida que había sido derramada en él y al recordarse eso, Sehun apenas pudo resistir las ganas de abrazarlo con todas sus fuerzas.

Luhan había estado soportando tanto por él, todo eso sin importarle que durante todo ese tiempo él hubiera sentido gratitud hacia alguien más. ¡Dios, tenía tantas ganas de besarlo!

— ¿A d-dónde vamos? —preguntó el castaño y eso lo ayudó a centrarse en el momento y lugar en el que estaban.

— Al parque al final de la calle —respondió con simpleza y comenzó a andar.

Luhan lo siguió en silencio pero Sehun pudo ver por el rabillo del ojo la sonrisita que adornaba sus labios mientras avanzaban. No dijo nada más sin en cambio, tampoco trató de iniciar alguna charla cuando llegaron a su destino y quito la correa a su mascota para que corriera libremente y el muy maldito parecía no caber en la felicidad de que Luhan estuviera ahí.

Durante ese tiempo Sehun no hizo otra cosa más que observarlos jugar, disfrutando de la bella risa de Luhan y los ladridos de emoción de su mascota. Ambos jugaban como se conocieran de años y Sehun adoró cada segundo de ello sin atreverse a decir ni una sola palabra que pudiera herir o hacerle saber a Luhan que ya había descubierto toda la verdad.

— ¿Te encuentras bien? —Hermosos orbes castaños lo observaban con preocupación luego de esa pregunta y Sehun se quedó sin aliento al tenerlo tan cerca.

— Nada. —Fue la respuesta más coherente, y de hecho la única, que pudo formular al estar ahí de pie, mirándolo seguramente con cara de imbécil.

— Ya veo —murmuró con evidente decepción—, entiendo que no quieras contarme nada a mí —musitó.

— Lu…

— Está bien, yo lo comprendo de verdad, es únicamente que… —sus labios se apretaron—, solamente quería ayudar —susurró esa última parte.

¿Quería ayudar?

Eso debía ser una jodido broma.

¿Cómo mierda se suponía que él podía sentir que no hacía nada luego de todo lo que ya había hecho?

Repentinamente el enojo apareció acompañado de unas gran preocupación porque el siempre lo arruinada cuando estaba enojado.

— Tú…

Apenas eso había salido de su boca antes de que todo lo demás muriera en su garganta y sus ojos se abrieran ampliamente. Un dulce calorcito se extendió desde su mejilla izquierda hasta el resto de su cuerpo y su corazón acelerara su ritmo cardíaco a niveles que seguramente eran ridículos.

Los ojitos de ciervo de Luhan lo veían fijamente y su mano todavía estaba tocando su mejilla izquierda.

— Es igual que en mis sueños —susurró y Sehun apenas logró oírlo—. Puedo tocarte —dijo un poco más alto mirándolo a los ojos con tanta sorpresa y felicidad que lo dejo sin aire—. No fui capaz de hacerlo con YanYan jiějiě ni con nadie más pero contigo… se siente… tan cálido y... bien. Estoy tan feliz por saber que no solamente sería en mis sueños —musitó con la voz algo quebrada.

Su cerebro apenas logró hacer las conexiones necesarias luego de aquella declaración, consiguiendo el movimiento que necesitaba y como si él fuese lo más frágil que existía, lo rodeó en sus brazos con suavidad.

— ¿Por qué me haces sentir tan seguro? —preguntó a nadie en particular.

— No sé que está pasando —mintió—, pero si esto hace que no tengas miedo, puedes estar así cuanto lo necesites, yo dejaré que me toques si eso te calma —prometió, estrechándolo un poco más cerca.

— ¿Y...? —susurró apenas.

— ¿Dijiste algo? —preguntó al no estar seguro de haberlo escuchado hablar.

— ¿Y si quiero estar así para siempre? ¿Me vas a dejar hacerlo? —Su mirada suplicante chocó con la suya y la sorpresa no lo dejaba pensar correctamente.

¿Qué pretendía Luhan al preguntar eso y por qué él se sentía tan feliz de escucharlo decir aquello?

— Te extraño mucho Sehun—murmuró quedito, abrazándolo con fuerza al tiempo que ocultaba la expresión de su rostro de la mirada ajena al descansar su frente en el hombro derecho del rubio.

— Luhan, yo…

— Sehun —llamó una irritante tercera voz. Sehun se puso en alerta total en un segundo y se volvió rápidamente hacia el recién llegado, ocultando a Luhan tras él.

— ¿Qué mierda quieres? —masculló entre dientes, mirando con ferocidad a Kyungsoo.

— El jefe te quiere ver cuanto antes —anunció, mirando con insistencia por sobre el hombro del rubio.

— Ya voy, así que lárgate —escupió entre dientes, lanzándose una mirada de advertencia.

El chico pelirrojo maldijo por lo bajo antes de dar media vuelta y comenzar a caminar lejos de ellos. Sehun suspiró aliviado al verlo lo suficientemente lejos y se giró apresurado hacia Luhan.

— ¿Quién…?

— Da igual —lo cortó y le entregó la correa de su mascota—. Cuida fe Jiāo Táng por mí, voy a ir a buscarlo mañana por la mañana —indicó.

— Pero…

— Ve a casa, Luhan —ordenó severamente.

Luhan lo miró con preocupación pero igual terminó asintiendo y lo observo alejarse sin hacer intento alguno de detenerlo o seguirlo. Acción que Sehun agradeció de sobre manera una vez estuvo frente al ceño fruncido de Kyungsoo.

— Sabes bien que no deberías estar cerca de él —le recordó con molestia.

— Eso a ti no te incumbe, así que no te metas y más te vale mantener la boca cerrada o te arrepentirás —amenazó, chocando sus hombros al pasar a su costado.

« Te extraño… »

La voz de Luhan hizo eco en su cabeza una vez abordó el auto con el que Kyungsoo había ido a buscarlo y cerró los ojos con fuerza.

« Por favor no te rindas todavía, tan solo espera un poco más por mí, Bǎobèi Lù. »

Notas finales:

Espero de verdad que el cap les haya gustado y yo me despido por el momento.


Muchos besos y abrazos para todos.


Bye Bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).