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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

¡Ya llegué!

¿Se han dado cuenta que estoy tardando menos con las actualizaciones?

No, pues yo creo que sí, o al menos me gusta creerlo jajajaja.

 

Decir que estaba furioso era minimizar al máximo lo que estaba sintiendo mientras caminaba a zancadas a su lugar tranquilo. Los pocos chicos que se encontraban en el pasillo lo notaban sin problemas y salían de su camino tan rápido como les fuera posible.


Azotó la puerta tan pronto llegó al laboratorio y gritó, golpeando varias veces una de las mesas con los puños cerrados. Era inaudito y quería arrancarle la cabeza a alguien mientras toda la jodida escena no dejaba a de repetirse.


— Entonces… ¿Cuándo es la boda? —soltó con burla Sehun.


Sus ojos se clavaron en él, fulminándolo y advirtiéndole que no quería seguir jodiéndolo. Sehun estaba inmutable en su lugar, parecía importarle una mierda su rabieta y, si Chanyeol era honesto consigo mismo, él tampoco entendía porque estaba tan molesto.


— Te lo advertí, ese chico no es para ti.


— Jodete, imbécil —gruñó, pasándose las manos por el cabello.


— ¿Qué buscas exactamente con él?


El bastardo estaba tan tranquilo que hizo que rechinara los dientes, se sentía nada más que absurdo y seguía enojado como el maldito infierno. Sin tener idea de si quería matar a Baekhyun por lo que había hecho o a Luhan por ser un puto estorbo en su camino.


— Chanyeol.


— ¡Nada! —vociferó exasperado—. ¿Qué putas voy a querer además de lo obvio? —masculló entre dientes.


Sehun no mostró ni una sola reacción a la evidente agresión innecesaria, tan sólo lo observaba como si fuese una especie de científico tratando con una rata de laboratorios, y a Chanyeol no le gustaba ser una rata.


— Así qué, estás enfurecido porque el chico al que nada más quieres follarte un par de veces te ignora, ¿estoy en lo correcto? —inquirió, escudriñándolo con su mirada.


Chanyeol quería golpearlo tan sólo por eso, quedándose quieto y tragándose su inexplicable enojo desmedido. Era estúpido porque no era la primera vez, y estaba seguro de que no sería la última tampoco, que alguien lo rechazaba, pero de todas maneras se sentía tan molesto.


— Busca a alguien más —habló con su voz neutral.


Eso lo enojó más y se lo hizo saber a su amigo por medio de una mirada airada, ya que a esas alturas Sehun era el menos indicado para darle un consejo cuando él estaba tras el estúpido chico chino que pensaba que todo el puto mundo era su amigo y nada más.


— No me des consejos. Tú no tienes derecho —gruñó.


— Ese chico no es para ti y lo sabes.


— Oh, cierra la maldita boca, Sehun —escupió con desdén.


— Chanyeol…


— ¡A la mierda, idiota! —exclamó—. Ven a darme consejos cuando superes tus jodidos sentimientos por ese pendejo que ni te mira.


Sus palabras no habían sido necesarias y sintió culpa tan pronto las dijo, sin embargo, no iba a retroceder muy a pesar de que sabía su error y la mirada de Sehun estaba perforándolo mientras prometía que iba a partirle la cara si volvía a hablarle de esa forma.


— ¿Sabes qué? —habló nuevamente el pelinegro, su voz era tensa para ese punto—. No voy a tratar contigo estando así. Ven a buscarme cuando dejes de actuar como un hijo de puta.


Sehun se marchó tras eso, dejándolo solo y más enojado todavía. La situación era malditamente extraña para él y se odio a sí mismo por ello y por el hecho de haber tratado de aquella forma a Sehun, a sabiendas que él no tenía más que la razón al preguntarle por su extraña actitud.


Sin embargo, todavía así estaba decidido a no iba a retroceder e iba a tener a Baekhyun a como diera lugar y sin importar por encima de quien tuviera que pasar para conseguirlo.


***


— ¡HyoJin! —rugió.


Tres espantadas chicas se pusieron de pie en menos de un segundo, retrocediendo a la par que él avanzaba. Estaban blancas como fantasmas y dos de ellas se ocultaron tras la chica a la cual el peli-plata quemaba con sus ojos.


— Ba-Baekkie, déjanos explicarte por…


— ¡A la mierda con sus putas explicaciones! —vociferó, viéndolas encogerse y gemir angustiadas—. ¡¿Quién mierdas les dijo que hicieras eso?!


— No-nosotras tan solamente queríamos que él se relajara —dijo con los ojos fuertemente cerrados Fay.


— ¡¿Drogándolo?! —ladró furioso—. Es obvio que él pudo haber tenido una mala reacción a eso cuando ni siquiera quiso tomar alcohol. ¡Eso fue peligroso!


— ¡Pensamos que todo saldría bien! —chilló espantada Yuna.


— ¡Están locas! No miden en absoluto las consecuencias de sus estupideces, eso pudo volverse una tragedia —escupió entre dientes.


— Baekhyun, por favor… —suplicó HyoJin.


— ¡Luhan pudo ser gravemente lastimado por sus estupideces!


— Baekhyun, te juro que todo era seguro, me asegure de que la dosis fuera la correcta —soltó apresurada Yuna


— ¡Ese no es el jodido punto, Yuna! —explotó y trataron de retroceder—. ¿Qué mierda planeaban hacer si él resultaba ser alérgico a esa mierda? —espetó—. ¡Dios, pudo haber muerto por su culpa!


— ¡Nosotros no queríamos hacerle daño, tienes que creernos! —exclamó alterada HyoJin.


— ¡Pero le hicieron daño, HyoJin! —exclamó, sujetándola bruscamente por los brazos—. Si esa noche yo no hubiera llegado a tiempo al maldito baño, él… —Baekhyun apretó la mandíbula ante el recuerdo—. ¡Lo arruinaron todo! —La liberó con la misma brusquedad.


— Baekhyun, por favor… —sollozó.


— No son intocables, HyoJin —dijo seriamente—. El dinero de sus padres no las va a salvar de todas sus tonterías y esta ha sido la peor de todas.


— Tienes que creernos, Baek. Nunca…


— No vuelvan a acercarse nunca a él o les juro que van a conocerme —advirtió—. Yo terminó todo con ustedes aquí, porque definitivamente yo no voy a cargar con las consecuencias de las atrocidades que ustedes creen que no son más que estúpidas bromas de niñas.


— Baek…


— No, HyoJin. Esto fue demasiado hasta para ti, creí que eras más inteligente que esto —negó decepcionado y avanzó a la puerta—. Ah, y no se preocupen porque yo hablare con Luhan en caso de que planee presentar cargos en su contra, pero tengan presente que a partir de ahora están solas y piensen mejor antes de volver a cometer una tontería así —finalizó, avanzando sin mirar atrás.


La decepción ni siquiera alcanzaba a describir cómo se sentía con respecto a sus ex amigas tras lo que ellas habían hecho. Baekhyun las apreciaba demasiado a final de cuentas, había compartido muchos buenos y malos momentos con ellas. Ellas siempre habían sido sus cómplices y lo habían seguido en casi todas sus locuras y, aunque no eran ni de cerca tan íntimas como Minseok, Baekhyun igual las consideraba parte importante de su vida.


Sin embargo, ellas debían abrir los ojos y entender que existían líneas muy delicadas y que eso que habían hecho, podría haber acarreado resultados catastróficos de los que ni todo el dinero del mundo iban a librarlas. Porque, si bien podrían ayudarles a evadir las leyes, no iban a librarlas nunca del conocimiento del daño que pudieron haberle causado a un chico inocente.


No importaba si se trataba de Luhan o de cualquier otra persona, ellas no podían solamente decidir que algo así era divertido y hacerlo como si nada. Por lo que, Baekhyun esperaba que al verse sin su protección ellas entendieran eso y cambiaran por su propio bienestar antes de arruinar su futuro.


Volvió a prestar atención a su entorno tan solo cuando el hecho de que debía arreglar las cosas con Luhan, todavía era algo que tenía que resolver. Había estado pensándolo bien desde que se había separado de Chanyeol y tenía más o menos un plan.


Tan sólo esperaba que sí funcionara, mientras presionaba su móvil contra su oído y esperaba que respondiera su llamado. La voz de Kai no tardó en hacerlo y tras unas cuantas palabras intercambiadas, esperó con paciencia.


Esto debe ser una puta broma, es demasiado temprano. —Baekhyun escuchó la voz de Suho y frunció el ceño.


Tienes que responder. —Ese era Kai.


Seguramente alguna fuerza divina debe estar castigándome por toda la mierda que hago. —Hubo un ruido extraño al otro lado y Baekhyun no podía estar más divertido—. Baekhyun —masculló entre dientes el mayor.


— Buenos días, guapo —saludó con entusiasmo.


Voy a colgarte —advirtió; a Baekhyun no podía importarle menos.


— Necesito que hagas algo por mí. —Suho maldijo—. Necesito que encuentres la forma de convencer a Luhan de reunirse conmigo —indicó, valiéndole menos que nada su inconformidad.


¿Por qué mierda haría yo eso? —espetó.


— Porque yo te estoy diciendo que lo hagas —respondió con simpleza y lo escuchó bufar.


¿Qué te hace pensar que me escuchara?


— Eres su jefe, te hará caso —aseguró.


¿Por qué no mejor lo dejas en paz de una puta vez? —Gruñó.


— Porque no, así que haz lo que te ordenó —sentenció.


Muy bien, hablaré con él.


Y con esa simple respuesta le colgó sin decir nada más, haciendo que frunciera el ceño con inconformidad. Suho podía ser un idiota cuando quería y era por esa misma razón que a Baekhyun le fascinaba fastidiarlo, pero confiaba que Suho lo conseguiría a como diera lugar.


Decidió entonces regresar a su aula de clases y tomar por lo menos la última clase antes del descanso, y con ello en mente se encaminó a su salón de clases. Deteniéndose de golpe cuando oyó una familiar voz y prácticamente saltó siguiéndola.


Tenía toda la esperanza de que al estar todos los demás en clases, podría hablar con Luhan en privado y así explicarle las cosas. Estaba seguro de que sería más sencillo y si lo conseguía, él ni siquiera iba a necesitar que Suho lo persuadieron en su lugar.


No, Jackson. No me refiero a eso y sé que lo sabes.


Baekhyun se detuvo, manteniéndose quieto a pesar de estar viendo claramente a Luhan y a sabiendas de que solamente necesitar de llamarlo para que él lo notara y así, pudiera pedirle que hablaran. Sin embargo, algo estaba pasando y el solo saberlo lo dejó mudo e inmóvil.


Las siguientes palabras de Luhan, hicieron eco en su cabeza y lo imposibilito para escuchar lo que seguía diciéndole a Jackson, era como si el tiempo se hubiera detenido para él y entonces...


Crash.


Baekhyun ya sabía que eso era una simple onomatopeya que generalmente utilizaban en los cómics para cuando algo se rompía y, sin embargo, Baekhyun acababa de escucharlo dentro de su pecho. Estaba como ido, mientras bajaba la mirada y la humedad llenaba sus ojos.


Sus labios temblaron y se largó de ahí antes de que todo se fuera al demonio. Estaba caminando cada vez más rápido, hasta que finalmente comenzó a correr con los ojos cerrados y aterrorizado ante el hecho de que sentía un gran dolor en el pecho, pero su corazón ya no latía.


— No puedes estar aquí niño, regresa a clases —ordenó el portero, tan pronto lo vio ir hasta él.


— ¡Fuera de mi camino! —ladró y el atónito hombre obedeció boquiabierto.


Le tomó menos de un minuto salir de la escuela e ir hasta el auto de su escolta, que siempre esperaba hasta la hora de la salida. El chofer saltó en su asiento luego de que azotara la puerta, estaba por comenzar a interrogarlo, pero su mirada fue lo suficientemente aterradora como para que él no lo hiciera y se pusiera en camino a su casa.


Baekhyun se cubrió la boca y apretó los ojos mientras las malditas lágrimas hacían su descenso. Dolía tanto ahí, en su pecho, y no tenía idea alguna de que hacer. Era algo tan desconocido y nuevo, que afectó incluso a su movilidad y lo hizo tropezar al tratar de subir los escalones hacia la entrada de su casa.


Estaba corriendo por los pasillos de la mansión con destino al despacho de su padre, sin tener idea de cómo era que ya estaba ahí. Todavía lloraba amargamente para cuando empujó la puerta del despacho e ingreso con el único deseo de ser confortado por su padre.


— Pa…


Pero él no estaba, nunca estaba.


La habitación estaba vacía cuando él lo necesitaba tanto y eso, combinado con el dolor en su pecho, lo hicieron gritar de rabia y arrojar ese estúpido pisapapeles que tanto le gustaba al maldito bastardo que nunca tenía tiempo para él, destrozando la ventana en el proceso.


— ¡Nunca estás! —gritó dolido, encolerizado.


— Joven amo —llamó espantada una de las sirvientas—, ¿qué está…?


— ¡Quítate! —gritó.


Limpiando con frustración las lágrimas que caían en su camino hasta su habitación, cerrando la puerta con violencia y se dejándose caer sin cuidado al suelo; con su espalda pegada a la madera. Permitiéndose sollozar entonces al verse ahí, tan avergonzado de sí mismo al ser tan estúpidamente iluso.


Tenía que saber bien ya, habían pasado ya muchos años como para que él aprendiera la lección y así ya no sentirse tan herido ante lo que ya era un hecho. Porque Minseok no estaba en casa, jamás podía contar con ese hombre y ahora…


Ahora, ya sabía que lo que él había soñado con Luhan no era más que una tonta ilusión y nada más. Era todo inútil y, sin importar cuanto luchará con ello...


Él siempre iba a estar solo.


***


La campana anunció el final de la clase y Luhan suspiró aliviado por ello. Aunque, en realidad, no había prestado ni la más mínima atención a lo que sea de lo que había hablado su profesor de algebra.


En toda la clase él no había hecho más que mirar sin parar al sitio de Sehun; él no había entrado a ninguna clase desde la primera hora y eso lo tenía intranquilo debido a que Baekhyun tampoco se había aparecido tampoco, y lo último que Luhan quería era ser el causante de que Sehun se metiera en problemas.


— ¿Está todo bien Luhan? —preguntó Cherry; ella ocupaba el asiento a su lado.


— No, estoy preocupado por Sehun —respondió sin darle vueltas—. Él no está aquí y Baekhyun tampoco. Sehun estaba muy enojado por lo de aquella noche y no quiero que él se meta en problemas por mí —explicó.


— ¿Qué hacemos? —inquirió su preocupada amiga.


— Tú quédate aquí, yo iré a buscarlo —indicó y tomó su mochila para salir de ahí.


— De acuerdo —asintió al instante—. Ven a buscarme si necesitas ayuda.


Luhan asintió apenas y salió a prisa, sería un problema si el profesor lo descubría, por lo que corrió por los pasillos hasta una distancia segura de su salón de clases. No tenía ni la más mínima idea de por dónde empezar a buscar, pero recorrería cada rincón de la escuela de ser necesario.


— Luhan.


La muy conocida voz lo hizo girar de golpe y una sonrisa inmensa se extendió en sus labios, al tiempo que corría hasta donde quien lo llamaba estaba de pie. Sus brazos lo envolvieron tan pronto sintió que podía alcanzarlo.


— ¡Jackson! —exclamó con alegría y lo estrechó con fuerza.


— ¡Ah!


— Oh, dios, perdóname. —Lo liberó al instante, mirándolo con arrepentimiento—. Yo estaba muy emocionado por verte y me olvide que seguías lastimado, Lo lamento mucho. ¿Te hice daño?


— No te preocupes, Hannie —sonrió adolorido—. Estoy bien —le restó importancia y extendió su mano sana para revolverle el cabello—. Yo también te extrañe mucho todos estos días. —Una sonrisa preciosa se apoderó de los labios del castaño, sin saber, que hacía estragos en su mejor amigo.


— Estoy tan contento de verte. ¿Cuándo volviste? ¿Está bien que vengas a la escuela en primer lugar? —Frunció el ceño al percatarse del yeso en su brazo.


— Muchas preguntas —rió ligeramente, tiñendo las mejillas de Luhan de rojo—. Bueno, primero que nada, apenas he vuelto hoy y sí, está bien que venga a clases, aunque no voy a poder estar participando en clase de gimnasia —explicó risueño. Luhan asintió conforme—. ¿Y tú? Te vi pasar frente a mi salón de clases con mucha prisa y por eso te seguí. ¿A dónde ibas?


El castaño recordó de golpe todo y se volvió para mirar el pasillo con preocupación. Sabía que tenía que hallar a Sehun cuanto antes y de todas formas estaba perdiendo ahí el tiempo. Comenzó a avanzar hasta que Jackson tomó su mano, Luhan se volvió a mirarlo con ansiedad para que lo liberara.


— Hannie, ¿qué pasa? —Jackson preguntó preocupado.


— Es Sehun, tengo que ir con él cuanto antes —explicó apremiado.


— ¿Sehun? —Frunció el ceño—. ¿Por qué razón debes ir con él con tanta urgencia?


— No te puedo contar ahora, pero Sehun me necesita, o se puede meter en muchos problemas —respondió y tiró suavemente de su mano al ser todavía consciente de las lesiones de su amigo. Jackson no lo estaba soltando, sin embargo—. Jackson, por favor.


— No tienes que ir a salvarlo —sentenció—. Si es tan bueno para meterse en problemas puede salir de ellos por su cuenta —afirmó.


— No, no lo entiendes. Yo…


Jackson gruñó y antes de que Luhan se diera cuenta, él estaba arrastrándolo lejos. Luhan se quejó alarmado y lo llamó sin parar para que lo soltara, negándose a hacerle daño por mucho que eso significaba conseguirlo lo que quería.


Razonar con él, por otra parte, no estaba ayudando en absoluto y Luhan comenzó a forcejear entonces, temeroso ante la posibilidad de lastimar a su mejor amigo pero sin más opciones. Él no podía perder el tiempo porque Sehun lo necesitaba y Jackson no estaba escuchándolo.


— Jackson, tienes que dejarme ir. No quiero hacerte daño —soltó como último recurso.


— ¿Qué acabas de decir? —Él lo miraba como si jamás lo hubiera hecho y por mucho que Luhan se sintiera mal por eso, Jackson no le había dejado otra opción.


— Tengo que ir con Sehun —murmuró afligido.


— ¿Por qué? —Su mandíbula se apretó al igual que su agarre y Luhan seguía sintiendo que la forma en que lo estaba mirando dolía más.


— Esto es mi culpa, Jackson. No puedo dejar que se meta en problemas por mí —explicó.


— No —masculló entre dientes—. ¿Por qué siempre tienes que correr a su lado?


— Porque…


— ¡Él puede defenderse! ¡Tan sólo mira como ese jodido enfermo me dejó!


— ¡No lo llames así! —Se olvidó entonces de sus heridas y lo empujó con fuerza, haciéndolo retroceder.


Su amigo lo veía estupefacto y, tanto como Luhan quería pedirle perdón por lo que acaba de hacer, no estaba permitiendo que Jackson se expresara así de Sehun y mantuvo su mirada feroz fija en él.


— Tú…


— No lo conoces en absoluto —dijo con firmeza—. Sehun cometió un error, pero él no es malo.


— ¿Estás escuchándote? —Negó incrédulo—. ¡Mira como estoy, Luhan! —vociferó


— ¡Te veo, Jackson! —Lo vio retroceder y la culpa lo atormento por estar gritándole a él de esa forma—. Pero yo conozco a Sehun, él me explicó todo y si tú estuvieras dispuesto a escucharlo, entenderías que…


— ¡Te lavó el cerebro Luhan! Nada de lo que te haya dicho pudo ser verdad, pero estás tan ciego que eres incapaz de darte cuenta. —La expresión de Jackson era de pura decepción y Luhan se sentía miserable al estar siendo observado así.


— Sehun no…


— ¿Por qué no me estás escuchando? —Inquirió dolido—. ¿De verdad crees tú, siendo tan amable y bueno como eres, qué alguien es capaz de hacer esto a otra persona y tener una excusa?


— Yo… —Apretó los puños frustrado, porque Jackson tenía razón y Luhan todavía así se negaba a aceptarlo.


— Él no es bueno, Luhan —musitó, tomando suavemente una de sus manos—. Se que para ti significa mucho y tratas de recuperar su amistad, pero debes quitarte la venda de los ojos y entender que no vale la pena. Sehun es alguien peligroso y yo no puedo permitir que por su culpa tú salgas lastimado, así que, por favor Luhan… Aléjate de él —pidió suplicante.


Los orbes del castaño chocaron con los ajenos e importando poco su mirada afectuosa y preocupada, arrancó su mano de la de Jackson y retrocedió sin dejar de mirarlo a los ojos para que pudiera ver su determinación.


— Tú no lo conoces —dijo sin titubear—. No estuviste ahí desde el inicio y por lo tanto no sabes lo que nosotros pasamos juntos. No sabes nada y por lo tanto no te permito decir nada malo de él, porque soy yo quien sabe lo bueno que es Sehun. Yo fui quien camine a su lado durante los peores momentos y por ello sé que, sin importar nada, Sehun jamás permitiría que nada malo me pasara a mí sin saber que lo último que yo deseo es que él salga lastimado por mí.


— Luhan, por favor…


— Ya basta, Jackson —sentenció—. No importa lo que digas, yo no voy a cambiar de opinión. Yo lo quiero.


— Eso lo sé, Hannie. Él es tu mejor amigo y por eso tú quieres creer en él, pero...


— No, Jackson —lo interrumpió—. No me refiero a eso y sé que lo sabes.


— Luhan —musitó desbastado.


— Yo quiero a Sehun y si tú no puedes entender eso… —Apretó los labios—. Yo no voy a elegirte a ti —dijo a sabiendas de que era de lo peor.


Porque Jackson jamás le habría dado la espalda y de igual manera, él estaba haciéndole algo así, pero no podía mentirle aunque eso significaba perder a su mejor amigo.


— Perdóname, Jackson.


Con eso dio por terminada su conversación y se alejó tan rápido como pudo para no tener que enfrentarse con la decepción y rencor de Jackson. Él mismo ya se odiaba a sí mismo por lo que acababa de hacer, por mucho que supiera que no era suficiente. Aun así, Luhan no estaba listo para enfrentar al otro.


No estaba seguro de hacia dónde era que iba, o sí todavía estaba buscando a Sehun, de lo único que estaba convencido era que era un bastardo y que por más que parpadeara las lágrimas en sus ojos parecían a punto de desbordarse, aunque odiara la idea.


Sus pasos se detuvieron en seco para evitar a la persona que apenas había notado que venía de frente. Trató de disculparse por casi chocar y en su lugar envolvió sus brazos a su alrededor, sin pedir permiso siquiera.


— ¿Qué demonios…?


— Déjame, solo un momento —pidió con un hilo de voz—. Por favor, Sehun.


— ¿Luhan? —Murmuró evidentemente confundido—. ¿Qué pasó, Luhan?


Luhan negó levemente con su cabeza y se negó a mirarlo a los ojos. No se sentía capaz de decirle que era lo que había pasado, no quería llorar y más aún, no podía decirle todavía sobre sus sentimientos. Lo único que quería era que él estuviera ahí y nada más.


— Bǎobèi Lù, por favor —suplicó.


Luhan no lo escuchó, limitándose a estrecharlo sólo un poco más fuerte, suspirando de alivio cuando él también lo abrazó de vuelta.


— Todo va bien Xiǎolù —susurró para reconfortarlo.


Y él por su parte tuvo que morderse la lengua para no sollozar luego de que Sehun le dijera justo los mismo que le había dicho años atrás, cuando era un niño miedoso y tenía pavor de que le cortaran el cabello. En ese tiempo Sehun ni siquiera entendía ninguna palabra de lo que decía y de alguna forma el recuerdo de ello casi lo hizo llorar.


Eso no borro nada al final, él seguía sintiéndose el bastardo más grande por la forma en la que había hecho todo con Jackson. Su amigo, que siempre había estado ahí, con una enorme sonrisa para él sin importar nada mientras él le acaba de dar la espalda sin más.


— Estoy aquí, pequeño —arrulló Sehun, estrechándolo solo un poco más fuerte.


Luhan lo sabía, Sehun nunca lo dejaría solo sin importar nada. Eran ese tipo de cosas que Jackson no podía ver; aunque, de igual forma eso en nada justificaba su actuar pero al menos ayudaba a quitar un poco de todo lo que sentía que trataba de aplastarlo.


Su mirada se posó en algún punto lejano, descansando su cabeza sobre uno de los hombros del pelinegro. Todavía no se atrevía a mirarlo a la cara; Sehun no estaba obligando ni le estaba preguntando nada tampoco, lo cual Luhan le agradecía en silencio. En ese momento él era un desastre total del cual no quería hablar.


La campana que anunciaba el descanso lo regreso a la realidad, tras un tiempo que en realidad no había considerado. Sehun se distanció y él se mordió el labio inferior para no gritarle que siguiera abrazándolo, porque no tenía derecho y porque los pasillos también estaban llenándose de alumnos.


— Bueno… —comenzó Sehun—. Supongo que…


— Quédate conmigo —pidió, con sus ojos fijos en el suelo y los puños apretados.


El pelinegro no respondió durante lo que Luhan sintió una eternidad antes de que Luhan decidiera hablar nuevamente y suplicar si tenía que hacerlo. No fue necesario al final, permitiendo sin protestas que Sehun tomara suavemente su brazo y comenzara a guiarlo a, no estaba seguro dónde.


Caminaron en silencio hasta lo que parecía la zona más solitaria del instituto, de hecho ahí no había realmente nadie además de ellos dos. Era como pensaba se veía el lugar los sábados y domingos cuando todos estaban en sus casas.


Sehun señaló algo en el frente, donde había ahí una banca justo a la sombra de un gran árbol. Luhan no espero instrucciones más instrucciones que eso y fue hasta ella, sentándose con un pesado suspiro. Era bueno estar ahí a final de cuentas, porque de esa forma no tendría que ver a Jackson y sentirse aún más vil y despreciable de lo que ya se sentía.


— ¿Tengo que hacer la pregunta o…? —Habló, sentándose a su lado.


— Jackson y yo ya no somos amigos —musitó, dando respuesta a la pregunta inconclusa de Sehun.


— Oh, vaya —frunció el ceño—. No era muy fan de tú y ese chico conviviendo, pero lamento escuchar eso. —Luhan asintió—. ¿Quieres contarme lo que pasó?


Definitivamente no. No había discusión en ello e incluso hizo una mueca de solamente pensar en tal cosa.


— De acuerdo —suspiró—. ¿Qué hacías entonces fuera de clases entonces? Tu jamás te escapas del salón —dijo seriamente y Luhan decidió que podía decirle eso.


— Estaba buscándote —musitó—. Tú no estabas y Baekhyun tampoco... No quería que te metieras en problemas por mi culpa. —Sehun rió levemente y lo miró de esa forma que iba a matarlo.


— Muchas gracias por eso, pero te juro que todo este tiempo he estado con Chanyeol —aseguró.


Eso le sacó un suspiro de alivio, se animó también a aprovecharse de la situación y recargó su cabeza en el hombro de Sehun. Él no iba a quejarse, Luhan lo sabía perfectamente, así que iba a tomar algo de ventaja de ello.


Disfrutando del momento hasta que la mirada devastada de Jackson momentos atrás, apareció tan clara para él, que pensó que de hecho él estaba ahí mirándolo y su pecho se oprimió. Era una horrible persona, eso era un hecho indudable pero se trataba de Sehun.


¿Qué otra opción tenía?


Jackson no quería escucharlo, llevando tal vez algo de razón ello y dejando a Luhan sin idea de que hacer más que, probablemente, tomar la más estúpida, egoísta y horrible de las decisiones sin pensar en los sentimientos de buen amigo.


— Esto es un desastre —musitó— Jackson no se merecía nada de esto. Soy de lo peor.


— Hey, eso no es verdad —aseguró el pelinegro, pasando su brazo sobre sus hombros—. Lo que sea que Jackson hizo…


— Él no hizo nada, todo es mi culpa —confesó afligido—. Simplemente pensé en mí mismo, igual que siempre.


— Luhan, ese definitivamente no eres tú en absoluto. Si él te dijo eso está muy mal.


— No, él no...


— Mira, durante una discusión, de cualquier tipo, nunca va a ser todo por tu culpa. La otra persona no simplemente será inocente del todo y tiene que tener parte de la responsabilidad también —afirmó seriamente.


Pero Sehun no sabía, él no había escuchado lo cruel que había sido con Jackson, o la forma en que Jackson lo había mirado en ese momento y mucho menos sabía sobre cómo seguramente él había traicionado su confianza.


— Luhan, puedes contarme lo que sea y lo sabes —lo alentó.


Luhan negó, no quería pensar más en ello a sabiendas que eso no iba a borrar nada. Ignorarlo no resolvería mágicamente las cosas tampoco, y de todas formas él estaba eligiendo hacer eso para, tal vez más tarde, poder pensar en que debía hacer. Buscar a Jackson y hablar con era lo más obvio, pero también era a lo que más miedo le tenía.


— Bueno —suspiró tal vez un poco exageradamente—, al menos ahora me dices abiertamente que no quieres hablar del tema. Recuerdo que cuando éramos niños no me decías nada y te encerrabas en uno de esos pequeños compartimentos de la alacena de tu casa, con letrero de no molestar y todo.


Luhan no pudo evitar la carcajada que se escapó de sus labios, Sehun se rió también estrechándolo un poco más cerca. Parecía incluso orgulloso mientras seguía hablando sobre ese tiempo y Luhan no pudo hacer nada cuando se perdió en algún lugar muy lejano, donde, ya no importaba lo que Sehun estaba diciendo y solamente estaba su sonrisa y el brillo tan especial de su mirada.


— Ven siempre aquí, quiero estar contigo —musitó, tan hechizado que no parecía notar lo que decía.


— ¿Te refieres a este lugar? —inquirió algo confundido. Luhan asintió todavía hipnotizado—. Te puedo dar eso —sonrió dulcemente.


¡Lo quiero todo!


Quiso gritarle pero no lo hizo, era incapaz de pensar siquiera. Sehun había dejado todo en su cabeza envuelto en una bruma, se dirigía por algo desconocido y no quiso, ni pensó, en detenerse cuando presionó un pequeño beso en su mejilla.


No iba a ir más lejos que eso y su corazón estaba pendiendo de un hilo en espera de una reacción; aceptación, rechazo, enojo, confusión o cualquier otra cosa. Estaba en verdad aterrado por el rechazo pero también estaba secretamente feliz por todo eso.


Sehun estaba tenso, lo vio tragar con fuerza, logrando que la ansiedad amenazara con hacerlo vomitar. La incomodidad estaba ahí, casi aplastándolo, dejándolo con la guardia baja hasta que la mano de Sehun tomó la suya, entrelazando sus dedos.


Eso era bueno, ¿cierto? No era una pregunta para nadie en particular, pero tenía su pulso a mil, una sonrisa temblorosa en sus labios, con la bruma flotando en su mente y un sentimiento de que justo en ese momento era capaz de todo.


— Sal conmigo —dijo antes de darse cuenta de lo que pedía.


Sehun estaba estupefacto al volverse para mirarlo y él se apartó de golpe, saliendo por fin de la bruma para que todo lo que acaba de hacer, cayera sobre él como un cubo a rebosar de hielos. Quería darle alguna explicación lógica para todo, pero apenas abría la boca nada salía de ella.


— M-me re-refiero a…


— El viernes —lo interrumpió Sehun. Su hermosa sonrisa apareció y Luhan sintió como si estuviera por vomitar el corazón al no poder explicar lo que este hacía, no parecían latidos—. ¿Estás de acuerdo?


Luhan asintió más que conforme, teniendo la sensación de que si seguía sonriendo como lo estaba haciendo, podría ser que sus labios se quedaran de esa manera siempre. No podía evitarlo, sin embargo, Sehun era como un golpe a su organismo de pura serotonina y lo único que hacía era estar ahí sentado a su lado.


— De acuerdo, será una sorpresa a donde vayamos —le guiñó traviesamente.


Una corriente eléctrica atravesó su cuerpo y, como si fuera la primera vez que lo veía, Luhan se percató entonces de cada perfecto rasgo de Sehun. La forma en que lo vio, ya no era la de su mejor e inocente amigo de la primaria, como dándose cuenta por primera vez de lo guapo que Sehun realmente era.


Su mirada tenía un brillo que por poco lo hizo ahogarse, cada detalle e imperfección parecían estar perfectamente elegido para complementar su masculino atractivo y sus labios estaban extendidos en una media sonrisa que encontró sexy -un término que nunca había usado para describir a absolutamente nadie-, pero que lo estaba haciendo sentir como si algo comienza a calentarse en algún lugar muy dentro de él.


Sus ojos aterrizaron en los dos aros de metal que adornaban su labio inferior y lo hizo preguntarse cómo se sentirían cuando Sehun lo besara, acordándose también de los piercings en su lengua. Su mente voló y el horror lo golpeó al darse cuenta del camino en que sus pensamientos estaban yendo.


Se puso de pie tan rápido que se sintió mareado, Sehun lo miraba confundido y Luhan no se atrevía a verlo a los ojos por temor a que descubriera lo que había estaba en sus pensamientos apenas unos segundos atrás.


Tan solo debía irse cuanto antes.


— Luhan. —Levantó la vista al ser llamado y frunció el ceño al ver a HyoJin ahí.


— ¿Qué demonios quieren ustedes? —gruñó Sehun, dando un paso frente a él. Tan dulce y protector como siempre.


— Tranquilízate, Oh —bufó, cruzándose de brazos. Tras ella estaban Yuna y Fay—. Buscamos a Luhan.


— No me interesa nada de lo que ustedes puedan decirme —frunció el ceño—. Ya le dije a Baekhyun que los quiero lejos de mí —sentenció.


— Es sobre él que queremos hablar.


— No me importa. Váyanse —ordenó.


— Como te atreves a darme órdenes —gruñó la molesta chica—. ¿Quién te crees que…?


— Él dijo que se fueran —intervino Sehun—. Así que lárguense antes de que pierda la paciencia —advirtió.


Las tres chicas se tensaron visiblemente, ninguna de ellas se movió de todas formas. Luhan no trató de detenerlo en absoluto, lo conocía muy bien y sabía que Sehun no iba a hacerles nada por mucho que las amenazara.


— HyoJin —llamó nerviosa Fay.


Ellas aparentemente si creían a Sehun capaz de lastimarlas, lo cual lo molestó por completo. Eran unas tontas al pensar que todo mundo podía llegar tan lejos como ellas y Baekhyun lo hacían.


— Baekhyun no hizo nada, ¿de acuerdo? —soltó en voz alta Yuna.


— Yuna —gruñó HyoJin.


— Lo que pasó en Hell fue todo por nuestra culpa. Nosotras tuvimos la brillante idea de hacer lo que hicimos —ignoró a su amiga, viéndose realmente arrepentida—. Baekhyun no sabía nada, porque de haberlo sabido él no nos hubiera dejado seguir adelante —aseguró.


— ¿Y realmente crees que Luhan creerá esa mierda? —espetó el pelinegro.


— No importa si no me cree. Yo solamente quiero que lo sepas y decirte también que lo siento mucho. —Su voz se quebró en la última palabra—. Fui una tonta al hacer lo que hice y también pudo haber terminado muy mal. Era una broma muy estúpida y debí pensar en ello antes actuar. Baekhyun me hizo darme cuenta de ello.


— Eso no borra nada —señaló con indiferencia.


— Lo sé —asintió—, pero si sirve de algo para ti, Baekhyun ya no es más nuestro amigo por lo que te hicimos. A él de verdad le importas —afirmó, dejándolo boquiabierto.


— Me importa un carajo. No se acerquen nunca más a Luhan —sentenció Sehun.


Su mano se cerró en torno a su muñeca y lo sacó de ahí antes de que ellas tuvieran oportunidad de decir nada más. Luhan no iba a protestar en absoluto, Sehun lo estaba protegiendo a fin de cuentas y él no debería siquiera darle vueltas a lo que Yuna le había dicho.


Pero ella se veía tan sincera que no podía evitar pensar que tal vez había sido injusto con Baekhyun. Teniendo problemas para concentrarse en el hecho de que el descanso había terminado y ellos estaban entrando al salón de clases. Sehun le sonreía como despidiéndose, animando con ello a volver a su sitio.


Le sonrió de vuelta, caminando hasta donde Cherry le dedicaba una resplandeciente mirada antes de que el profesor apareciera para comenzar su clase. Baekhyun no entró a ella y a ninguna de las demás, acrecentando la duda que antes apenas había sido diminuta.


Tratando sin éxito de darle alguna razón para desaparecer por completo, volviéndose inútil al final de cuentas.  Llevándose una gran sorpresa al darse cuenta que las clases habían terminado y él apenas había prestado atención.


Trató de olvidarse del tema cuando Cherry comenzó a hablarle, ellos solían irse juntos a casa e iba a ser realmente grosero de su parte no prestarle atención a su amiga. Sin embargo, Cherry se excusó por ese día con él al no poder acompañarlo, eso no pudo ser más que un alivio de cierta forma y se despidió sin más.


Era mejor para él hacer el camino solo al tener tantas cosas en la cabeza. Su situación con Sehun, la pérdida de su relación con Jackson y todo sobre Baekhyun lo iban a enloquecer, por lo que la soledad no iba a ser mala para él justo en esos momentos mientras se alejaba de las instalaciones de la escuela.


Un auto negro apareció en su campo visual y Luhan jamás le habría prestado atención de no ser porque el vehículo se detuvo frente a él, impidiéndole el paso. Un hombre que nunca había visto bajo de él, con el ceño fruncido y su mirada gélida fija en su persona.


— Súbete. —Fue su simple orden.


Luhan se dio la vuelta y trató de correr tan pronto la escuchó, resultando en una acción sin éxito mientras su mochila era jalada hacia atrás y una mano cubría su boca impidiéndole gritar. Todo comenzó a volverse borroso en segundos, sus fuerzas se desvanecieron, la oscuridad lo arrastró con ella pronto, dejándolo en manos extrañas.


***


— No me pagan lo suficiente para esto —bufó irritado y finalmente aparcó.


Se bajó del auto apresurado y, con la misma prisa e irritabilidad, abrió la puerta trasera metiéndose a medias para arrastrar fuera al inconsciente mocoso mientras dos pares de ojos lo miraban atónitos cuando se giró en dirección a la puerta de entrada.


Gruñó por lo bajo, echándose al pequeño idiota al hombro como si se tratara de un saco de basura, avanzando por fin a grandes zancadas hasta donde dos personas lo miraban horrorizadas. Aparentemente todos se creían críticos de sus métodos.


— Te matará cuando lo vea —resopló el pequeño en la puerta, mirándolo con reprobación.


— Él puede besarme el culo —gruñó.


Entró empujando un poco al menor en el proceso y avanzó lanzando miradas mortíferas a quien quiera que se encontrara en el camino, regocijándose por dentro cuando todos salían corriendo lejos de él.


Tuvo un sentimiento parecido al alivio cuando finalmente llegó a la habitación donde debía dejar el paquete, cruzando la puerta e inmediatamente dejando caer al suelo al castaño. El golpe fue duro y definitivamente le iba a doler cuando abriera los ojos. Era maravilloso saberlo.


— ¿Estás loco? —Puso los ojos en blanco al escuchar eso y ser casi arrollado mientras él entraba en la habitación—. Se pudo haber golpeado la cabeza —lo regañó y se arrodillo al instante junto al cuerpo inmóvil, revisándolo.


Eso le molesto mucho pero prefirió cerrar la boca en lugar de pedirle al menor que se alejara del mocoso chino. Incluso fue un caballero y lo ayudó a colocarlo sobre la estúpida cama cuando se lo ordenó.


— Eres un bruto —bufó.


A JongDae le dio exactamente igual eso y prefirió envolver sus brazos en torno al cuerpo más pequeño, besándolo antes de que él tuviera cualquier otro reproche con respecto al estúpido niño juguete de Baekhyun.


Minseok no puso mucha resistencia luego de que sus labios se tocaran y Jongdae adoraba la forma en que su novio parecía derretirse en sus brazos, así como también amaba su preciosa expresión ruborizada después de besarlo.


Era por él que soportaba a Baekhyun; su Minseok lo valía todo.


— JongDae, mi padre trabaja aquí, ¿recuerdas eso? —dijo en un triste intento de poner distancia.


Él sabía bien que Minseok no quería eso, así como también sabía que le daba igual si su padre elegía precisamente ese momento para entrar a la habitación y los atrapaba. Sin embargo, había tenido ya suficiente con el niño juguete y prefería salir de ahí sin confrontación alguna.


— Pudiste ser más cuidadoso con él, ¿sabes eso? —señaló, mirando de reojo hacia el inconsciente castaño.


— Sí, pero no me interesaba serlo. Además, él tampoco cooperó cuando se lo pedía amablemente —se encogió de hombros.


— ¿De verdad se lo pediste amablemente? —inquirió su risueño novio, después de que lo estrechara un poco más fuerte.


— Le dije que entrara al auto y él no obedeció —se encogió de hombros.


— JongDae —resopló.


— Mejor olvidemos eso y vayamos a algún lado, el que tú quieras —ofreció, sonriéndole cariñosamente.


— No puedo —respondió apenado—. Baekhynee no se encuentra bien y me necesita.


— ¿Qué tiene ahora ese? —espetó inconforme por no poder pasar tiempo con Minseok.


— No lo sé —suspiró—. Él no me quiso decir y fingió que nada pasaba, pero yo sé que estaba mal porque las sirvientas me dijeron que llegó mucho antes de que terminaran las clases y no se veía nada bien. También estaba metido en la cama con Inkei como rehén y eso únicamente lo hace cuando algo va mal. Él me necesita aquí —explicó.


Él asintió comprensivo, aunque no significaba que eso le gustara de todos modos. A pesar de ello, siempre había admirado y adorado el enorme corazón que su chico poseía y él no estaba comenzando a decirle que cambiara quien era.


— También quiero tener unas palabras con este chico antes de que Baekhyun llegue de su paseo con Inkei.


— De acuerdo —asintió—. Nos vemos mañana entonces.


Minseok asintió, robándole un rápido beso antes de ver a su novio dirigirse a la puerta y salir de ahí, dejando al menor solo con Luhan. Suspiró pesadamente entonces y miró a todos lados buscando algo que lo ayudara a despertar al castaño.


Obviamente, con solamente mirar a todos lados no encontró nada para despertar al chico castaño. Decidió darle un vistazo al final, observando con toda la atención del mundo cada rasgo que poseía y, al final, frunció el ceño. Luhan era…


Todo menos el tipo de Baekhyun.


Precioso en realidad, pero ni de cerca el tipo de chico con el que Baekhyun solía salir. Era como demasiado bonito, con sus facciones tan delicadas y ni siquiera era tan alto. Minseok incluso le dio una olfateada y él olía como bebé.


Eso era tan raro de Baekhyun, él siempre había sido más de chicos altos, con la típica imagen cliché del chico malo y fuertes rasgos masculinos. Kai sería el ejemplo perfecto y, a pesar de ello, ahora resultaba que estaba enamorado de ese pequeño y bonito muñequito de porcelana.


— ¿Q- qué…?


Oh, él estaba despertando.


— ¿Dónde…? —murmuró y por la mueca que hacía, le dolía algo.


Minseok no dejó de mirarlo y encontró ahí un precioso par de ojos castaños que sin duda te harían hacer cualquier cosa si eso significaba verlo brillar de alegría. Admitía que eso le daba un gran punto a favor, pero seguía siendo inusual.


— ¡¿Quién eres tú?! —Luhan chilló y retrocedió tan rápido en la cama que fue gracioso.


Minseok sonrió ante su expresión de puro terror. Era realmente adorable y ya comenzaba a gustarle un poquito más, pero eso no quería decir que estaba pasando por alto que muy probablemente él era el culpable del estado anímico de Baekhyun.


— Yo soy la mamá de Baekhyun —respondió tranquilamente. Los ojos ajenos se abrieron como platos y su mandíbula se desencajó luego de su declaración—. Así que... más vale que lo trates bien o de lo contrario, te voy a cazar y haré de ti pequeños pedacitos que luego esparciré por toda la ciudad para que jamás nunca los encuentren.


El rostro del chico se volvió blanco y Minseok se rió un poco de ello, aprovechándose de que estaba demasiado aturdido como para pensar en salir de la habitación y cerrando con llave para que él no pudiera escapar hasta que Baekhyun llegará.


— ¡Estás loco! ¡Déjame salir de aquí! —exigió, golpeando la puerta.


Minseok se carcajeó por eso y se alejó tranquilamente. Aunque no estaba muy seguro de que era lo que pasaba por la cabeza de Baekhyun en ese momento al dar semejante orden.


***


Una profundo cansancio y molestia lo atacaron tan pronto cruzó las puertas de su hogar nuevamente. Inkei ladró entusiasmado, haciéndole saber que por lo menos él sí se había divertido en la caminata que el peli-plata había decidido dar para poder despejarse un poco por lo menos.


No había funcionado, no para él por lo menos.


Su pequeña mascota era otra historia más sin en cambio, eso al menos le sacó una sonrisa porque Baekhyun realmente amaba a su pequeña y muy especial mascota. Era único en su clase y muy probablemente, dejar que Baekhyun lo mantuviera, era lo único bueno que su padre había hecho por él.


— Hola. —La inconfundible voz de Minsoek lo hizo elevar la mirada y sonreírle lo mejor que pudo, ya que simplemente odiaba preocuparlo—. Me alegró que llegaras. Hay una sorpresa para ti en tu habitación —sonrió travieso.


— ¿Qué? —Hizo una mueca—. ¿Mi padre ya se enteró del desastre de su oficina y me compro ropa nueva para mantenerme quieto? —Farfulló irritado.


Minseok negó con la cabeza, tomando su mano sin dejar de sonreírle para llevarlo rumbo a su habitación. Baekhyun se sentía más allá de la confusión, dejándose llevar de igual manera hasta que, por la mitad del pasillo, comenzó a escuchar gritos procedentes de su habitación.


Le dio a su amigo una mirada interrogante y cuando esté simplemente rió, se apresuró hasta la puerta para abrirla de golpe, encontrándose con la expresión furiosa de Luhan. Recordando de golpe que él mismo le había pedido a Suho que hablara con Luhan para que accediera a hablar, aunque por su furiosa expresión, parecía todo menos que había sido disuadido para estar ahí.


Cerró la puerta tan pronto lo vio venir hacia él, gritando de nuevo mientras él miraba con total horror a Minseok. Su amigo seguía manteniendo una sonrisa, que en ese momento era más bien de incomodidad total.


— ¡¿Qué demonios hace Luhan aquí?! —chilló un tanto histérico.


— No estoy muy seguro —respondió—. JongDae simplemente lo trajo.


— ¡Ese imbécil! —exclamó por lo bajo, tirando de su cabello.


Secuestrar a Luhan tan sólo jodía todavía más las cosas. Estaba seguro de que le bonito castaño iba a patearle la entrepierna tan pronto abriera la maldita puerta. Podía escuchar la ira en su voz con cada nuevo grito.


— Luhan —llamó en voz alta—, tienes que calmarte para que yo abra la puerta —pidió.


— ¡Voy a matarte, jodido psicópata! ¡Abre la puta puerta! —Bien, eso no se escuchaba para nada bien.


— Hannie, por favor —lloriqueó—. Te lo explicare todo, pero necesito que te calmes —pidió con voz suplicante.


— ¡Abre de una jodida vez!


— Vaya boquita —musitó con el ceño fruncido.


— ¿De verdad tú estás criticando su léxico? —soltó Minseok, dándole una mirada conocedora.


— Cállate. —Le enseñó la lengua de forma infantil—. Luhan, abriré la puerta ahora y necesito que me escuches. ¿Está bien?


No hubo respuesta y, arriesgándose a una agresión de parte del castaño, abrió la puerta. Luhan salió estrepitosamente de la habitación, echando humo mientras que Baekhyun lo seguía rápidamente.


— Luhan, por favor —suplicó.


— Voy a ir a la policía y conseguiré una maldita orden de restricción —escupió entre dientes.


— Luhan, te juro que esto no lo hice yo —insistió—. Bien, admito que llame a Suho para pedirle que hablara contigo y que así me escucharas, pero jamás le dije que te trajera aquí a la fuerza.


Él no respondió en esa ocasión, no estaba escuchándolo tampoco y Baekhyun quería llorar nuevamente por la frustración de toda la jodida situación. Incluso tenía las miradas entrometidas del personal de su hogar mientras corría escaleras abajo persiguiendo al castaño.


— Luhan, te lo suplico.


— No te quiero volver a tenerte cerca otra vez, o iré con la policía —amenazó.


— Por favor —pidió, sujetando su mano cuando abrió la puerta—, solamente deja que te explique y si después quieres irte, no te detendré y tienes mi palabra de que no me acercaré más —prometió como su último recurso.


Y no estaba totalmente seguro de si fue esa promesa o la desesperación en su voz, pero él retrocedió, viéndolo con inconformidad y a la vez con resignación. Una sonrisa inmensa se formó en sus labios y sin pensárselo dos veces, tomó su mano para arrastrarlo de vuelta a su habitación, donde Minseok esperaba algo molesto.


— ¿Podrías pedirle a alguien que nos traiga algo de tomar? —pidió, con una expresión un tanto apenada.


Sabía perfectamente que a su amigo no le gustaba absolutamente nada eso de que corriera tras ninguna persona en absoluto. Minseok algunas veces podía ser tan sobre protector como una madre y era por ello que Baekhyun lo amaba mucho. Además de que su mejor amigo jamás le podía decir que no a nada y era por eso mismo que había terminado por suspirar pesadamente y se marchó para hacer lo que pedía.


Baekhyun se volvió hacia Luhan, dándole una sonrisa tímida e invitándolo a pasar. Él resopló fastidiado pero lo hizo de todas formas, Baekhyun lo siguió de inmediato, casi saltando de emoción mientras lo seguía y lo invitaba a sentarse.


— Habla —ordenó irritado el castaño, tan pronto se sentó en el puff que había ahí.


— Primero que nada, realmente quiero decirte que lo siento por todo, por lo del antro y por esto quiero decir. —Luhan rodó los ojos obviamente no creyendo nada—. Puedes creerme o no, pero yo jamás pedí que te hicieran nada parecido a todo lo ocurrido —afirmó.


— Sí, claro —soltó con sarcasmo.


— Luhan, te estoy diciendo la verdad —gruñó por lo bajo—. ¿Sabes qué? Al demonio, me limitaré tan sólo a decirte lo que pasó y puedes creerme o no —dijo con firmeza.


— ¿Realmente actuaras como si fuera mi culpa? —Soltó incrédulo—. Si que eres descarado.


— Yo jamás pediría que nadie te diera droga, ni siquiera yo estoy tan idiota como para consumir esa mierda. Sé bien que es peligroso y que, en el peor de los casos, podría matarte —masculló—. No sé qué mierda pasó ese día pero yo no lo pedí, ¡nunca te haría ningún daño a ti! —exclamó lo último.


Luhan lo miró evidenciando que no le creía nada, se cruzó de brazos y esperó seguramente a que terminara de hablar para marcharse después. Baekhyun no podía sentirse peor para ese punto, quería romper algo y tal vez, solo tal vez, golpear a Luhan por tratarlo de esa manera.


— No me creas, no me importa ya, pero yo de verdad te aprecio y estaba muy feliz de poder pasar tiempo junto a ti. Me enoje mucho con ellas por lo que sucedió e incluso termine nuestra amistad —confesó—. Es verdad también que quería hablar contigo para arreglar las cosas pero nunca dí orden alguna de que te trajeran aquí por la fuerza ni nada —finalizó.


— ¿Terminaste? —espetó duramente.


— Sí —asintió tristemente derrotado.


— Me largo entonces —sentenció, poniéndose de pie sin más.


Baekhyun no insistió más, no tenía sentido alguno a final de cuentas, por lo que únicamente se limitó a ponerse de pie también para acompañarlo a la salida. Lo siguió en silencio y con la mirada clavada en el suelo, tragándose sus ansias de tirarse al suelo y hacer una rabieta.


Un sonido lo hizo levantar la vista cuando Luhan también se detuvo, mirando con confusión algo en el suelo. Dirigió su vista al mismo punto y sus ojos se abrieron como platos, su corazón se detuvo y miró con horror hacia la ventana.


— ¡Corre! —Gritó tan pronto humo comenzó a salir del objeto en el suelo y los gritos comenzaron.


Luhan se paralizó cuando hombres armados aparecieron por el pasillo y Baekhyun se adelantó, pateando la maldita bomba de humo en su dirección, tomando después la mano de Luhan para correr hasta en dirección contraria.


Entró a su habitación tras la carrera de su vida para después cerrarla con pestillo para detener un poco a los hombres. El castaño estaba aterrorizado mientras él se movía hasta una de las paredes, retirando el cuadro que la adornaba para revelar un pequeño teclado, en el cual ingresó un código a toda velocidad.


Fuertes golpes en la puerta lo alertaron y empujó a Luhan dentro de la habitación del pánico que se revelaba cuando la puerta secreta se abrió. Ingresó con la misma prisa, alcanzado a cerrar la pesada puerta justo cuando ellos ingresaron a la habitación y comenzaron a disparar.


Estaba seguro ahí, su padre la había construido para él en casi todas las habitaciones en caso de emergencias como esas. Estaba sellada a menos que él la abriera, equipada con todo lo necesario en caso de tener que permanecer ahí durante largo tiempo y con una alarma silenciosa a la que corrió para alertar tanto a su padre como a los empleados. Baekhyun tan sólo esperaba haber actuado a tiempo.


Se giró tratando de regular su respiración, Luhan estaba en una esquina cerca de la pequeña cama que ahí había. Viéndolo con total horror, culpándolo de todo seguramente y él no podía tener más razón con ello.


— ¿Qué demonios…?


— Están aquí por mí —respondió seriamente y fue directo a un pequeño sofá, derrumbándose sobre él.


Luhan lo siguió, tomando asiento en el sofá contiguo, mirando a todos lados como si eso simplemente hiciera que todo desapareciera. Lo vio detenerse de su escaneó solamente cuando sus ojos se fijaron en el único cuadro adornando una de las paredes de la habitación.


Baekhyun lo conocía bien, ese era el único que existía en todo su hogar y algunas veces, él simplemente se encerraba ahí para contemplarlo por horas. El silencio de la habitación era pesado entre más pensaba y se odiaba a sí mismo por todo mientras rogaba a quien fuera, que nadie saliera herido. Sin importar lo que pasará con él si con ello conseguía que nadie más saliera lastimado.


***


El alto volumen de la música los golpeó al abrir la puerta del local de Lay. Chanyeol se cubrió los oídos haciendo una mueca mientras él se reía al ver a su chino amigo bailar con la escoba en el centro del lugar. Él no se detuvo cuando los vio en la puerta y les sonrió ampliamente.


Tan aparentemente feliz como Sehun sabía que no lo estaba; su sonrisa estaba ahí pero no le provocaba ese brillo en sus ojos que la caracterizaba. El brillo no estaba más desde aquel día en que lo había dejado irse solo. Sin embargo, no podía preguntar porque Lay no iba a decirle nada a menos que se acercara por iniciativa propia.


El espectáculo finalizó cuando la canción lo hizo, provocando un resoplido airado de Chanyeol y que Lay corriera al reproductor para apagarlo y así ponerles toda su atención a ellos dos.


— Hola, niños —sonrió, dejando ver sus hoyuelos—. ¿Qué los trae por aquí?


— Verte bailar mientras terminamos sordos definitivamente no —bufó Chanyeol, haciéndolos reír.


— Pensamos que tal vez te gustaría acompañarnos por pizza o algo así —habló Sehun.


— ¿Esto es alguna clase de trampa donde yo digo crédulamente que sí iré y después ustedes me hacen pagar la cuenta porque soy el hyung? —preguntó con los ojos entrecerrados y bueno, puede que ellos lo hicieran alguna vez.


Aunque, pese a lo tentador que eso se oía, Sehun realmente lo estaba invitando de verdad en esa ocasión, primero; porque quería animar a Lay de alguna forma, y segundo; estaba de muy buen humor tras pasar tiempo con Luhan, por mucho que supiera que no debía pero al infierno con ello.


¡Luhan lo había besado!


En la mejilla claro, pero eso no quitaba lo perfecto y maravilloso que eso había sido por mucho que en ese momento la conciencia estuviera vociferando mil insultos por la estupidez de aceptar salir en una cita -que técnicamente no lo era- con Luhan. Pero Sehun retaba a cualquiera a que mirara esos hermosos ojos avellana y le dijera que no a Luhan.


Así que sí, Sehun estaba bastante feliz y por ello actuaba tan generosamente con Lay, porque Chanyeol definitivamente estaba pagando su parte. Su familia se bañaba en dinero y tenía más que suficiente para pagar por más de una pizza por su cuenta.


— No Lay, esta vez no es una trampa —respondió por fin. Su amigo lo miró con ojos entrecerrados, sonriendo finalmente.


— Déjenme tomar las llaves y mi billetera entonces.


Sehun asintió, aguardando con paciencia hasta que su amigo estuviera listo. El sonido de la campana los hizo mirar en dirección a la puerta para decirle a quien fuera que estaba cerrado, quedándose sin palabras cuando se fijó que era Bobby quien ingresaba, en compañía de un hombre que jamás había visto.


El desconocido no era cualquier persona y Sehun no solamente lo intuía por el costoso traje a la medida que llevaba puesto, sino también por la peligrosa aura que lo rodeaba. Todo en el gritaba peligro sin tener realmente nada que ver con su apariencia, las perforaciones o los tatuajes en ambas manos.


Su simple mirada era calculadora y gélida mientras recorría la habitación para algo, que Sehun presentía era más que simplemente mirar por curiosidad. Lo estaba analizando todo y cuando finalmente lo miró a él a los ojos, todas sus sospechas se confirmaron, advirtiéndole que no se metiera en el camino de ese sujeto por nada del mundo.


— ¿Qué te trae por aquí, Bobby? ¿Quién es este hombre? —soltó seriamente Sehun, sin apartar la mirada del desconocido.


Tanto Chanyeol como Lay se colocaron a su lado, brindándole su silencioso apoyo en caso de que cualquier cosa llegara a suceder. Bobby, por su parte, le dio una expresión de indecisión, revolviéndose el cabello con evidente frustración.


— Él es Mino, un viejo amigo mío que tiene justo la información que tú buscas —habló por fin Bobby, a pesar de la evidente lucha con ello.


La sorpresa lo envolvió, haciéndolo mirar con incredulidad a su afligido amigo y luego al hombre a su lado, quien le sonreía mordaz. Como si el maldito supiera algo que no, lo cual era verdad en realidad pero no significaba que le gustara.


— Tú…


— No quería hacer realmente esto, Sehun —se adelantó Bobby—. Yo lo hubiera evitado a toda costa, pero Minho se está convirtiendo en una amenaza para Kyungsoo y Dios sabe que nunca permitiría que él fuera lastimado, y si para asegurarme de ello debo entregarte a Minho, pues que así sea —soltó con determinación.


— Muy bien, alto ahí —dijo Lay—. No estaremos teniendo esta conversación aquí como si nada, vayamos arriba —instruyó.


Sehun asintió, adelantándose para guiarlos a la segunda planta donde Lay tenía su departamento mientras que su amigo cerraba el local. Los invito a tomar asiento justo cuando él hizo lo mismo y aguardo con impaciencia a que Mino dijera algo.


— Un placer conocerte por fin, Oh Sehun —habló, mirándolo de forma indescifrable.


— ¿Cómo diablos se supone que sabes su…?


— La pregunta correcta en realidad sería; que es lo que no sé yo de la vida de Minho —sonrió ladino ante la cara estupefacta de Chanyeol.


— Vayamos al grano —pidió, sintiéndose ansioso para sus adentros—. ¿Qué nos tienes que decir?


— La forma más eficaz de sacar a Minho de camino, por supuesto —soltó como si no fuese la gran cosa.


— ¿Por qué confiaríamos en ti? —inquirió Sehun, sonando un poco agresivo.


— Naturalmente, yo no espero que ustedes confíen en mí, pero sé que sabes que Bobby no te mentiría —aseguró, cruzándose de brazos tranquilamente.


— Y supongo que vas a pedirnos a cambio por la información, ¿me equivoco? —señaló, asegurándose de permanecer inmutable en todo momento, a pesar de querer exigirle que le dijera.


— En absoluto —sonrió de lado—. Yo no voy a pedir absolutamente nada a cambio, sin embargo, espero que no falles en esto.


— ¿Por qué harías eso? —interrogó desconfiado Lay.


— El por qué, es muy fácil de imaginar —miró fijamente a Sehun—. Tú mismo lo has sentido desde hace mucho tiempo, ¿no es así?


— Muy bien —asintió Sehun, más que convencido entonces—. Habla.


— Primero que nada, debes saber a lo que te enfrentas, niño —rió levemente—. Debes ser consciente de la clase de persona que es tu hermano mayor.


— Lo sé —afirmó sin ni una pizca de duda.


— No, no lo sabes. Esto va mucho más allá que simples robos o venta de ciertas cosas en la calle.


— ¿Crees que soy tan estúpido como para no imaginarme que Minho ha ido mucho más lejos que eso? Podre no tener pruebas, ni haberlo visto pero sé muy bien que Minho es el mismo demonio —sentenció. Mino rió entre dientes, aparentemente complacido.


— Muy bien, niño. —Sehun gruñó, estaba ya hastiado de ser llamado niño—. Primero que nada, tienes que nada debes saber que lo que sea que trates de hacer en contra de Minho, no servirá de absolutamente nada sino cuentas primero con el respaldo de este hombre —explicó, sacando una fotografía que luego le mostró.


En la fotografía se podía ver a un hombre maduro, con una expresión severa y negro cabello. Sehun lo conocía, aunque no sabía su nombre pero sin duda había visto su rostro en algunos periódicos e internet.


— Debes estar bromeando —bufó Chanyeol—. ¿Cómo se supone que vamos a conseguir el respaldo del gran empresario Myung Jin? ¿Qué demonios tiene que ver él en todo esto en todo caso?


— Veo que lo conoces bien —sonrió mordaz—. Ahora, respondiendo a tu pregunta… Ustedes necesitan a Myung Jin porque es quien mueve los hilos detrás de todos nosotros. —Sehun frunció el ceño más que confundió, pero antes de que pudiera preguntar él volvió a hablar—. Kim JunMyeon, su mano derecha y el cerebro que maneja cada aspecto de sus otros negocios bajo la promesa de que mientras trabaje para él su hermano menor será intocable.


— ¿Qué? —Lay estaba atónito bajo la calculadora mirada.


— Oh Minho, quien se encarga de quitar de su a camino a quien le estorbe y a cambió puede hacer lo que quiera sin tener que preocuparse por las repercusiones y por último, yo, que no soy más que su humilde jefe de seguridad —sonrió tranquilamente, tanto que era escalofriante—. Sin embargo, odio a Minho tanto o más que tú y lo quiero acabado. Si ese es tu objetivo tienes que conseguir que mi jefe esté de tu lado —Sus ojos destilaban odio y con solo eso Sehun sabía que podía confiar en él.


— ¿Qué tengo que hacer para conseguir eso?


— Sehun, no —dijo de golpe Lay.


— ¿Te has vuelto loco acaso? —Soltó Chanyeol.


Sehun no los escucharía por mucho que protestaran y se lo hizo saber al hombre frente a él, con una sola mirada que hizo que los labios ajenos esbozaran una sonrisa de total satisfacción ante ello. Sabía que una vez que él hablara, ya no iba a haber marcha atrás y lo aceptaba. A esas alturas él estaba dispuesto a venderle su alma al diablo si con ello sacaba a Minho de su vida y la de Luhan.


— Hay muchas formas, de hecho —habló calmadamente—. Sin embargo, todas ellas tardarían demasiado tiempo en rendir frutos, así que usaremos la más fácil y rápida. Esa para ti será pan comido —afirmó—. Atacaremos en su punto débil —dictaminó.


— No —se opuso firmemente Lay.


— Te das cuenta que acabas de decirnos que tu jefe es de la peor calaña y pese a eso, pretendes que Sehun vaya tras él. Ni de joda —masculló Chanyeol. Mino rodó los ojos, ignorándolos y manteniendo su total atención en Sehun.


— Mi jefe solamente tiene una debilidad —continuó—. Si tu consigues llegar a ella, todo será pan comido para ti —prometió.


— Entendido, pero no estás diciéndome nada para conseguirlo —gruñó impaciente.


— Sehun, espera un segundo tú no…


— Mi jefe tiene un hijo por el que haría lo que fuera, está desesperado por su aceptación y no va a dudarlo —dijo, mostrándoles una fotografía que lo dejó atónito e hizo a Chanyeol inhalar ruidosamente—. Consigue la simpatía de Byun Baekhyun, gánate su confianza y él hará lo que sea por tenerte contento. Eres justo su tipo y será fácil para ti —afirmó.


Sehun no podía dar crédito a nada de eso por mucho que sus ojos siguieron clavados en la imagen de un muy sonriente Baekhyun con los brazos envueltos en un chico que jamás había visto en su vida. Mino se la entregó sin dudarlo, mientras él continuaba en un semi estado de shock.


— Tú no vas a hacer esto —dictaminó Chanyeol bruscamente, consiguiendo que todos lo miraran.


— ¿Lo quieres hacer tú? Sería exactamente lo mismo a final de cuentas, Baekhyun tiene debilidad por los chicos como ustedes —comentó sin mucho interés.


— Tú…


— Chanyeol —amonestó Sehun—. Entonces, esto es todo lo que debo hacer—elevó la fotografía del peli-plata—. Solamente seducir a Baekhyun y manipularlo para que haga el trabajo sucio. —Mino asintió.


— Como dije, su padre haría cualquier cosa que el caprichoso niño le pida si con ese tiene un poco de su aprobación. Yo sé que, de algún modo, te has preguntado porque razón el niño prácticamente hace lo que quiera donde quiera que esté y te acabo de dar la respuesta a esa pregunta y la solución a tus problemas.


— No puedes hacer esto, Sehun —sentenció Chanyeol.


— Como ya dije, también puedes hacerlo tú mismo. Tal vez hasta tengas más puntos a tu favor por ser quién eres, Park —sonrió ladino.


Chanyeol le dio una mirada cargada de desprecio al no poder avanzar por impedimento de Sehun. Tenían por fin la pieza que les faltaba y aunque la decisión no estaba tomada, estaba más que dispuesto a hacer lo que fuera a esas alturas.


— Será fácil —afirmó—. Mi jefe ni lo dudará ya que en realidad no tolera a Minho. Actualmente ya tan sólo está a la espera de cualquier excusa, por estúpida que esta sea, para acabar con él —comentó para persuadirlo aún más.


— Sehun, esto no…


— En fin —suspiró tras interrumpir al pelirrojo—. La propuesta está hecha y si tienes que pensarlo, lo cual me sorprende a estas alturas de tu parte, házmelo saber por medio de Bobby —finalizó, poniéndose de pie.


— Espera —pidió apresurado Lay.


Él se detuvo, mirándolo fijamente en espera de que cualquier cosa que el joven chino estuviera a punto de decirle. Sehun también lo miraba, un tanto confundido pero no intervendría tras ver la expresión de su amigo.


— ¿Sabes qué pasó con una joven llamada Juliet? —preguntó nerviosamente.


— Está muerta —respondió sin más, como si fuera cualquier tema—. Suho evita hacer ese tipo de trabajos tanto como puede pero todo el asunto fue su culpa y el señor Myung Jin no iba a pasarlo por alto. Fue realmente molesto acerca del tema de no querer hacerlo, sin embargo, sus errores tenían que tener represalias y fue obligado a hacerlo de todos modos—rió levemente—. ¿Era eso lo que querías escuchar acerca de tu hermano mayor? —inquirió con una sonrisa maliciosa.


Lay no respondió, agachó la mirada y mantuvo todo su cuerpo rígido. Sehun se puso de pie, colocando una mano en su hombro en una muestra de silencioso apoyo para su amigo. Ya que, siempre que se trataba de su hermano, los temas eran realmente delicados.


— No deberías poner esa cara, niño —bufó—. Mejor agradece que te eligió a ti y no a ella.


El pelinegro le dio una mirada fulminante tan pronto dijo aquello. Mino por su parte lo miró sin emoción alguna, hasta que su teléfono móvil comenzó a sonar, haciéndolo resoplar antes de contestar.


— Mino. —Hubo una larga pausa, una mueca se formó en su rostro y maldijo entre dientes—. Me tengo que ir. No le des muchas vueltas a este asunto, mocoso —gruñó y salió de ahí como si el lugar estuviera en llamas.


Sehun suspiró pesadamente; por un lado teniendo la mirada enojada de Chanyeol y por otro a Lay luchando contra algo que él no podía ni entender. Su atención se fue a Bobby entonces, quien no había dicho ni pío desde que toda la charla con Mino había comenzado.


— Lamento ponerte en esta situación —le dijo con sinceridad.


— Ya no importa —suspiró—. Solamente pido que Kyungsoo quede fuera de esto —dijo seriamente—. Yo mismo sé que desde hace un tiempo atrás debía hacer algo con respecto a Minho saliéndose de control cada vez más, pero no quería arrastrar a Kyung. Él es bueno y no tiene la culpa de nada —afirmó. Sehun asintió en respuesta.


— Kyungsoo no será lastimado, lo prometo.


Su amigo hizo una mueca tras escucharlo, realmente era evidente que la situación no era la mejor para él y, pese a ello, estaba ayudándolos. Sehun se lo agradecería de verdad e iba a hacer todo por no romper su promesa.


***


Un ladrido lo sacó de sus pensamientos, tal vez, varias horas después y se giró rápidamente en dirección a Luhan, quien sostenía en sus brazos a Inkei que no podía parecer más feliz. Se sintió mucho peor entonces, no había pensado en su pequeño perro antes y se sentía agradecido con todo su corazón que él los hubiera seguido hasta ahí, disfrutando de los mimos que Luhan le estaba dando.


Aun cuando era obvio que Luhan estaba realmente asustado por todo lo que estaba pasando, Baekhyun se sentía un poco feliz de que él estuviera ahí, pese que sabía castaño no debería en primer lugar. Veía entonces lo idiota que había sido por ponerlo en semejante situación y se dijo a sí mismo que debía hablar para así tal vez hacerlo sentir menos asustado.


— S-se… —Tuvo que aclarar su garganta cuando su voz sonó extraña—. Su nombre es Inkei.


— ¿Inkei?


— Es japonés —hizo una mueca abochornada—. Significa pene —murmuró, sonrojándose ante la mueca que Luhan hizo. Todo mundo solía hacerlo en realidad—. Lo llame de esa forma sin pensarlo, simplemente para molestar a mi padre, pero… —Suspiró—. Luego me encariñe con él y pues… Ahora todos me miran horrorizados cada vez que les digo el significado de su nombre.


— Es muy lindo —dijo Luhan, sonriendo lindamente—. ¿Siempre ha sido así?


Baekhyun no necesito que su pregunta fuera más específica, porque siempre se refería a lo mismo. Inkei tenía solo tres de sus patitas; las dos traseras y una delantera, y todavía así era el perro más inteligente e inquieto que pudiera existir. Para Baekhyun era perfecto en todo sentido y lo amaba.


— No. La perdió luego de que el chofer lo arrollara por accidente —explicó, acariciando su cabecita—. Papá dijo que debíamos sacrificarlo tras eso porque el veterinario no daba muchas esperanzas —relató—. Yo en respuesta a eso hice un berrinche más épico en la historia de los berrinches y justo en medio de una fiesta muy importante. Me castigaron como por todo un año pero valió la pena; yo tenía razón cuando dije que Inkei podría sobrevivir —sonrió afectuosamente al inquieto perro.


— Te adora, es obvio —sonrió de vuelta.


— Yo también lo amo, es como mi mejor amigo —murmuró, mirando con adoración a esa pequeña criatura. Haciendo una mueca de culpa tras eso—. Lo siento mucho, Luhan —murmuró con la voz en un hilo—. Nunca quise esto, jamás te involucraría en algo así.


— Lo sé —aseguró, tomando suavemente su mano.


Baekhyun estaba por agregar algo más cuando un fuerte estruendo se escuchó, poniéndolo en máxima alerta al saber a la perfección de que era casi imposible escuchar algo proveniente del exterior desde el interior. Se puso de pie justo cuando Luhan también lo hizo con Inkei en sus brazos y ambos retrocedieron hasta que la pared ya no permitió que lo hicieran.


Otro estruendo se dejó escuchar y Baekhyun se movió en un parpadeó, corriendo al pequeño mueble a un costado de la cama y sacando del interior un arma que apuntó sin temor al frente. Lo habían entrenado para muchas cosas a lo largo de su vida, y estaba más que dispuesto a ponerlo en práctica justo en ese momento si esos hombres entraban.


La pesada puerta comenzó a moverse, Baekhyun la miraba con ferocidad hasta que una figura se hizo presente. Su sangre hirvió, su mandíbula se apretó hasta el punto que tal vez haría que sus dientes se rompieran y sin dudarlo disparó sin que su pulso temblara.


Luhan gritó a sus espaldas a la vez que Inkei comenzaba a chillar aterrorizado, alguien maldijo desde el exterior y él siguió disparando sin parar. Dándole al bastardo apenas unos segundos para cubrirse entre tanto continuaba vaciando el arma.


— ¡Baekhyun! —gritó Suho al otro lado—. ¡Baja la puta arma, somos nosotros! —advirtió.


Eso él ya lo sabía, reconocería a su padre donde quiera que fuera, pero todo era su maldita culpa y Baekhyun ya estaba harto de toda esa maldita vida de mierda. Quería dejar de esconderse y mirar a todos lados en espera que fueran tras él.


Aunque eso no significa que planeaba hacerle daño, había sido entrenado y su puntería era impresionante y en ningún momento había apuntado ni remotamente cerca de donde él estaba. No iba a hacerle daño alguno, quería asustarlo y sacar su rabia más que nada.


Las balas se acabaron en menos de un minuto, su padre se abrió paso sin darle tiempo para reaccionar y arrancó de sus manos el arma. Estaba rojo de furia y Baekhyun no dejó que eso le afectara, mirándolo con todo el odio del mundo.


Luhan se mantuvo inmóvil, mirándolo todo sin lograr reaccionar. Aquel hombre parecía querer prenderle fuego a Baekhyun tras lo sucedido; Luhan sabía que era el padre del peli-plata y no comprendía porque él había hecho aquello. En un parpadeó la mano del mayor se levantó, Baekhyun no se movió de su lugar y Luhan no dudó en correr hasta ellos cuando vio la mano del mayor caer.


— Ni se le ocurra —dijo seriamente, sosteniendo la mano ajena y tirando de Baekhyun para colocarlo a sus espaldas.


— Luhan, retrocede ahora —ordenó al instante Suho.


No lo hizo, manteniendo una mirada feroz sobre el mayor. Ellos acaban de pasar un infierno y en lugar de reconfortar a su hijo iba a golpearlo sin escucharlo antes, eso sí que no. Dudaba que Baekhyun hubiera hecho aquello si no fuera porque temía que fuera alguien más, él estaba defendiéndolos y por ello le importaban un demonio las consecuencias pero simplemente no estaba dejando que le tocara un solo cabello.


— Baekhyun —masculló entre dientes el señor Byun.


Su hijo no prestó la menor atención, su mano tomó la de Luhan y lo siguiente que el castaño sabía era que estaban saliendo de ahí con los gritos de aquel horrible hombre tras ellos. Baekhyun estaba temblando, había lágrimas contenidas en sus ojos y tanto Inkei como un hombre desconocido les seguían el paso en completo silencio.


— Mino, prepara el auto para que llevemos a Luhan a su casa cuanto antes —dijo apresurado Baekhyun, prácticamente arrastrándolo escaleras abajo.


— Como ordene —respondió e hizo una perfecta reverencia el hombre, que hasta hace nada era un total desconocido.


— Marie, asegúrate de que todos los empleados estén bien. Me reuniré con todos ellos en cuanto vuelva y en cuanto veas a Minseok dile que me llame. —Luhan estaba aturdido ante lo rápido que Baekhyun iba, pero no se perdió el temblor en su voz cuando hablo de Minseok.


— Así se hará, joven amo —respondió sin chistar la joven, marchándose con la misma rapidez que el hombre de antes.


— Baek…


— No te preocupes, Luhan. Ahora mismo te llevaré a tu casa —aseguró.


Sin embargo, Luhan sabía que eso era lo último que Baekhyun quería hacer. Era obvio que el peli-plata estaba muriendo de preocupación por su amigo y las demás personas en la mansión. Luhan no podía ignorarlo, así que plantó firmemente sus pies para obligarlo a detenerse.


— Luhan…


— Yo puedo esperar un poco más y JunMyeon hyung también está aquí ya. Vamos a ver a tu amigo —dijo con seguridad.


— Pero…


— Está bien, Baekhyun —le sonrió para tranquilizarlo.


— Te juro que te llevaré a casa tan pronto vea a Minseok —prometió y volvió a tirar de su mano para llevarlo en una dirección diferente a la salida.


A medida que avanzaron se toparon con muchos de los sirvientes, pero ninguno era Minseok y eso simplemente hizo que la ansiedad de Baekhyun comenzara a crecer. Aplastando la mano de Luhan con cada segundo que pasaba y no encontraba a su amigo.


Todos corrían de un lado a otro, Luhan vio personas heridas cuando irrumpieron en lo que parecía un salón bellamente adornado. Baekhyun miró con angustia en todas las direcciones del caos que ahí había.


— ¿Dónde está Minseok? — le preguntó algo alterado a una joven chica que llegaba al salón con un montón de toallas en las manos.


— No lo sé, joven amo. Nadie lo ha visto después de que corriéramos a las habitaciones de pánico —explicó apremiada y corrió dentro del salón cuando gritaron para que se apresurara con las toallas.


— Baekhyun… —apenas consiguió decir Luhan antes de que la mano de Baekhyun liberara la suya y corriera fuera.


— ¡Minseok! —Gritó con la voz rota—. ¡Minseok!


— Baekhyun, espera, tranquilízate —pidió Luhan, corriendo tras él.


— ¿Por qué él no me está respondiendo? —Soltó alterado, dando vueltas al llegar a la entrada de la mansión—. ¡Minnie por favor! —sollozó.


— Baekhyun, mírame —suplicó, tomando sus manos—. Él está bien, vamos a encontrarlo —prometió.


— Pero él no está en ningún lado —lloró—. ¡Esto no es gracioso, Kim Minseok! —gritó nuevamente.


— Baekkie, por favor…


— ¡¿Dónde carajos estás?!


— Aquí, deja de gritar ya. —Ambos se giraron en dirección a las escaleras, Minseok estaba ahí junto a un hombre mayor y él tipo que antes lo había llevado ahí en primer lugar.


— Minnie —sollozó—. ¡Eres un idiota! —Chilló abalanzándose sobre su mejor amigo—. ¿Dónde diablos estabas y por qué no me respondías? —Minseok suspiró enternecido y acarició su cabello mientras lo abrazaba de vuelta.


— Eres tan dramático —se quejó falsamente irritado. Luhan en cambio podía ver el cariño y alivió en la mirada de Minseok.


— Estaba tan preocupado cuando no te encontré, pensé que algo malo te había pasado —sorbió por la nariz, separándose de su amigo solo lo suficiente para acunar su rostro—. Estoy tan contento de verte sano y salvo.


— Puedo cuidarme yo solo, Baekhynee —sonrió cariñosamente—. Además, Jongdae hyung llegó justo a tiempo para rescatarme —aseguró.


Baekhyun miró en dirección al hombre a un costado de Minseok, Luhan sabía que el peli-plata y él no se agradaban por la forma en que ambos se miraron. Y pese al momentáneo choque, Baekhyun no dudó en precipitarse sobre él y envolverlo en un inesperado abrazo que dejó a más de uno sorprendido.


— Muchísimas gracias, JongDae —dijo todavía con la voz quebrada y aun así toda la gratitud era notable en ella—. No me lo hubiera perdonado si algo le pasaba a Minnie, muchas gracias por protegerlo.


La escena parecía tan extraña que el mayor apenas y logró articular un quedo de nada a las palabras de Baekhyun. Luhan lo supo entonces, Baekhyun era alguien realmente cálido bajo toda esa fachada de arrogancia y vanidad.


Veía claramente lo mucho que él amaba a su amigo y entendía por fin la amenaza que Minseok le había hecho al principio, además de sentirse arrepentido de lo mal que lo había tratado esa misma mañana en la escuela, señalando como culpable sin escuchar su versión de los hechos.


— Tengo que llevar a Luhan a casa. —Lo escuchó decir—. Por favor, tú y tu padre vayan con Suho hyung para estar seguros, llévate a Inkei también contigo —pidió, dándole un rápido abrazo a su amigo.


— Lo haremos —sonrió para tranquilizar los nervios de Baekhyun.


— Vamos —indicó, tomando su mano otra vez.


— ¡Baekhyun! —Escucharon gritar al señor Byun desde la segunda planta—. ¡Vuelve aquí ahora mismo! ¡Es peligroso!


El peli-plata apretó dolorosamente su mano y lo arrastró a la salida. Mino ya los esperaba ahí con la puerta del auto abierta para ellos, Baekhyun lo empujó al interior tan velozmente que apenas registró el hecho de que ya estaban avanzando lejos de la mansión de los Byun y de los gritos ya inentendibles del padre de Baekhyun.


— Le diré que usted me obligo —dijo el chófer tranquilamente.


— De acuerdo, solo llévanos a casa de Luhan —pidió sin discutir más.


— Es una pésima idea salir con todo lo que pasó pero sé que no me va a escuchar, así que por su bien lo acompañaré todo el tiempo y tendremos que ir por una ruta diferente —explicó. Luhan no entendió nada de eso pero vio a Baekhyun asentir.


Él jamás había ido a la casa de Baekhyun por lo cual no estaba seguro de si era normal que hubieran tardado cuatro horas en llegar a su casa, prefiriendo quedarse con la duda al final porque algo le decía que Baekhyun sabía bien lo que estaba haciendo.


— Llegamos —anunció Mino.


— Bien —asintió el castaño y se volvió hacia Baekhyun.


Él estaba en la misma posición que había adquirido dos minutos después de empezar el viaje; su cabeza apoyada sobre uno de los cristales y había tanta tristeza en su rostro que hizo que su pecho se contrajera.


— ¿Por qué no te quedas conmigo? —ofreció sin pensárselo dos veces.


Baekhyun le dio una mirada estupefacta, como recordándole que no debería estar invitando a pasar la noche en su casa, ya que se culpaba a sí mismo de lo que lo habían pasado esa misma tarde. Él ya era completamente consciente había sido una experiencia preocupante y no podía importarle menos, quería que Baekhyun se quedará de todas formas y que también entendiera que nada era su culpa.


— Joven Baekhyun, yo no creo que…


— Es ya tarde y es peligroso para ti marcharte, mejor quédense —pidió, cortando las protestas de Mino.


Una pequeña sonrisa fue esbozada por los labios del peli-plata, escuchó a Mino comenzar a protestar nuevamente pero no se tomó la molestia de escucharlo y se limitó a bajar del vehículo, tendiéndole una mano a Baekhyun, quien no dudó ni un segundo en tomarla y seguirlo.


La puerta se abrió incluso antes de que llamara y fue recibido por el ceño fruncido de YanYan, negó con la cabeza cuando la vio abrir la boca e ingresó, sujetando suavemente la mano de Baekhyun que, por primera vez desde que lo conocía, se veía como un niño tímido y asustado. Demasiado extraño y frágil para Luhan.


— ¿Xiǎolù? —habló algo extrañada su mamá—. ¿No ibas a quedarte con tu amigo esta noche? Eso fue lo que me dijo el educado jovencito que me llamó —inquirió confundida. Luhan no tenía idea de que era a lo que se refería, pero sabía que Baekhyun tenía algo que ver con ello.


— Buenas noches, señora Wu —se adelantó Baekhyun—. Lo que pasa es que mi padre no llegara a casa esta noche y le preocupaba que estuviéramos ahí sin él, por lo que su hijo me invitó a su casa en su lugar —explicó.


La excusa era patética, Luhan no necesitaba ver las caras de sus dos hermanos mayores para corroborarlo, pero no significaba que iba a dejar a Baekhyun como un mentiroso. Alguien se aclaró la garganta a sus espaldas y todos los ojos fueron hasta el escolta de Baekhyun.


— Disculpe las molestias señora Wu, yo soy Mino y soy el escolta personal del señor Byun. Él me pidió que le diera las gracias por dejar que el joven amo se quede aquí con ustedes; puesto que él es un hombre muy ocupado le preocupa que su único hijo se quede solo en casa y por ello estaba muy aliviado cuando el joven Luhan ofreció que viniera aquí. Me pidió también quedarme aquí para cuidar del joven Baekhyun, espero no incomodar pero de ser así no tengo problemas en quedarme en el auto —dijo con educación, haciendo también una perfecta reverencia.


— Oh, ahora lo entiendo. —Color rojo tiñó las mejillas de su mamá—. No se preocupe en absoluto, Baekkie está en excelentes manos y no hay ninguna necesidad de que usted pase la noche afuera. Aquí es más cómodo —sonrió ampliamente.


— Muchas gracias por su hospitalidad. Es muy raro que el señor Byun permita que el joven Baekhyun pasé la noche fuera, pero él siempre está diciéndole lo amables que son ustedes y por ello el señor accedió sin problemas —sonrió también.


Era como estar en dimensión desconocida en ese momento, notaba lo raro que todo era incluso en la mueca que Baekhyun tenía. Pero su mamá era otra historia, ella era tan dulce e inocente que sin problemas se lo creyó todo, sintiéndose incluso halagada con la inexistente confianza del padre de su amigo.


— Bueno —habló nuevamente ella—, ya es tarde y seguro Baekkie tienes sueño. Vayan ya a dormir, cariño. YanYan y yo buscaremos algunas cobijas y almohadas para el señor Mino.


Luhan asintió, pero no se marchó y aguardó pacientemente a que su madre besara su mejilla. Ella no podía dejarlos ir a dormir sin un beso de buenas noches. Y fue realmente dulce cuando ella también se acercó a Baekhyun y beso su frente.


— Descansen, mis amores —dijo con su dulce tono maternal que Luhan amaba.


Baekhyun estaba estupefacto y Luhan le rió ligeramente de ello antes de tirar de su mano para obligarlo a caminar. Su amigo parecía tan felizmente confundido que Luhan se preguntó dónde era que su madre estaba y porque Baekhyun parecía tan extrañado con los actos de su mamá.


¿Sería acaso que la señora Byun no lo besaba?


Tenía esa duda pero eso no quería decir que iba a decirla en voz alta. Se limitó simplemente a llevar a su amigo a su habitación, dejando que se adentrará como un animalito asustado, mirando con curiosidad cada rincón hasta que fuertes ladridos lo hicieron saltar de la impresión.


— ¿Acaso tienes un perro? —inquirió, mirándolo sorprendido.


— No, ese es Jiāo Táng  —señaló a la ventana de su habitación.


El peli-plata se asomó con el ceño fruncido y los ladridos se volvieron más insistentes, sorprendiéndolo ante la evidente falta de felicidad en ellos. Eran todos agresivos y tan sólo ese hecho lo tuvo apresurándose a la ventana para revisar que el doberman no estuviera en problemas. Jiāo Táng, por otro lado, estaba asomado también por la ventana sin parar de ladrar y gruñir.


— Qué extraño —murmuró pensativo—. Jiāo Táng es muy dócil, no sé porque esté ladrando así.


— Yo creo que él me odia —bufó el peli-plata, cerrando de golpe las cortinas para no ver más al perro.


— No lo creo —negó todavía un poco confundido—. Él es muy dulce, seguramente algo más pasó. En fin —restó importancia—, tú puedes tener la cama mientras yo voy por algunas mantas.


Baekhyun no respondió, él parecía más en otro mundo durante todo el tiempo que le tomó preparar su cama improvisada, apagar las luces y acomodarse por fin. El silencio se apoderó por completo de la habitación tras eso y por mucho que el tiempo pasara, Luhan estaba completamente seguro de que Baekhyun seguía despierto.


— ¿No puedes dormir? —preguntó con un murmullo.


— No —respondió—. Supongo que es esa tontería de que uno no puede dormir sino es su casa.


Su voz triste tuvo a Luhan suspirando pesadamente, sabía que todo eso era mentira, así como también sabía que no iba a poder hacer nada si Baekhyun no era completamente honesto con él y le decía que estaba mal.


Aunque, considerando como estaba su relación en esos momentos, Baekhyun no estaba diciéndole nada a él por mucho que estuviera en la idea de compartir sus sentimientos. Hizo una mueca ante ese hecho y trató de pensar en algo que hacer al respecto.


— Me gustas.


La confesión fue un balde de agua helada, además de casi un grito en medio de todo el silencio. Estaba en un estado de estupefacción completo, sentía que era incapaz hasta de parpadear. ¿Qué se esperaba que hiciera justo entonces?, se preguntó angustiado.


— Por eso quería ser tu amigo, quería que me vieras porque me gustas desde la primera vez que te vi —confesó seriamente y aguardo un largo rato—. ¿Yo te gusto, Luhan?


Luhan tragó duro, sus manos comenzaron a temblar y su cerebro iba a toda marcha en busca de una forma de rechazar sus sentimientos sin herirlo mucho. Tal vez incluso podría decirle que podían seguir siendo amigos a pesar de todo.


Ya para esas alturas Luhan estaba más que convencido que Baekhyun no era quien él creía. El peli-plata se lo había demostrado a lo largo de ese día de mierda y Luhan estaba seguro de que quería llegar a conocerlo mejor.


— Yo… —Su mente quedo en blanco—. Quiero a Sehun —musitó al ser eso lo que vino a él con una fuerza devastadora.


— Lo sé —susurró Baekhyun con tristeza.


El castaño miró al techo, completamente arrepentido de sus palabras, porque era más que consciente de que acababa de herirlo profundamente, cuando eso había sido lo único que se dijo que no quería hacer.


Por otro lado, algo le decía que estaba bien, que la verdad era la mejor respuesta que podía dar y que además, admitir sus sentimientos lo hacía sentir cada vez más tranquilo, calmando las aguas de la tormenta que su inseguridad y confusión creaba.


— Yo...


— Tu mamá es muy linda —soltó de la nada, evadiendo por completo el tema.


— Baekhyun, no puedes simplemente…


— Estoy seguro de que mi madre hubiera sido justo como ella —susurró tan bajo, que de no haber estado ya todo en silencio, Luhan no lo hubiera escuchado—. La mujer del retrato que había en la habitación del pánico… —Suspiró como si decirle le estuviera costando mucho—. Ella era mi madre.


— Lo sé —se incorporó hasta estar sentado para mirarlo de alguna forma—. Te pareces mucho a ella. —Baekhyun sonrió al oírlo decir eso, como si fuese el mejor cumplido del mundo.


— Mi hermana se parecía muchísimo más —sonrió, pero esa sonrisa era más bien melancólica—. Ella se enojaba tanto cuando decía eso porque éramos gemelos idénticos y decía que yo solamente trataba de buscar algo para ser diferente de ella —rió, anunciando también el llanto—. Dios, te habría encantado conocer a BaekHee —afirmó—. Éramos gemelos idénticos, pero ella mucho más hermosa, te lo juro.


La primera lágrima vino con esa promesa acompañada de una sonrisa triste que consiguió que un nudo se formara en la garganta de Luhan. Mucho temía saber el cómo continuaría esa historia y de todas formas se arriesgó a hablar.


— ¿Dónde están ellas? —musitó.


— Ellas… —Inhaló, evidenciando lo mucho que estaba costándole—. Murieron en mi cumpleaños número siete —confesó, dejando a Luhan sin aliento y con un nudo mucho más grande en su garganta.


— Dios, Baek lo…


— Ellas eran tan dulces y yo las amaba tanto a las dos, aunque BaekHee algunas veces fuera una niña mimada —rió/sollozó—. Ambas eran mis reinas y yo lo hubiera dado todo por verlas felices siempre —sollozó—. Pero no pude hacer nada, nunca pude defenderlas de él.


— ¿Él?


— Ellas siempre estaban tristes porque ese idiota nunca estaba en casa, todo con él siempre era el jodido trabajo y nada más —masculló entre dientes—. A mí no me importaba verlo mucho después de que entendí que nunca iba a poder contar con él, pero lo detestaba por ponerlas tristes. Sin embargo, ellas lo amaban y por eso lo hice prometer que estaría para nuestro cumpleaños porque era lo único que BaekHee quería como regalo ya que él jamás estuvo en ninguno de ellos.


Hubo más lágrimas, además de un bufido airado, Baekhyun estaba sufriendo y Luhan se sentía inútil al solamente poder tomar su mano.


— Éramos tan ingenuos, yo incluso alguna vez pensé que era admirable alguna vez, sin saber el tipo de escoria que en verdad es —escupió con tanto odio como Luhan jamás había escuchado—. Debí saberlo, tal vez así ellas… —Baekhyun negó dolorosamente.


— No, Baekhyun —apretó su mano—. Lo que haya pasado no fue tu culpa —afirmó y lo vio negar en respuesta.


— Ese día, él nunca llegó por más que BaekHee espero. —Sus palabras no ocultaron el resentimiento en absoluto—. Ella estaba tan triste y yo estaba tan molesto, a pesar de que mamá estaba tratando de animarnos. Fue por eso que decidió llevarnos a comer a nuestro lugar favorito y… —Cerró los ojos—. Durante el trayecto… unos autos aparecieron de la nada, le dispararon al chófer y a mamá frente a nuestros ojos. Nosotros gritábamos, yo tomé su mano tan fuerte como pude y de igual forma esos hombres nos separaron y sacaron del auto. BaekHee gritaba y lloraba llamándome, pero nunca pude llegar a ella porque estaba tan asustado y tenía miedo de que ellos me dispararan también si trataba de huir.


— No fue tu culpa Baek, eras solo un niño.


— Pero ella me necesitaba y yo me acobarde cuando le prometí que siempre la protegería. En lugar de eso, yo… yo estaba dejando que nos separaran y para cuando reaccione, los escoltas y papá estaban llegando, pensé que estaríamos a salvo entonces, pero… —Baekhyun ahogó un lamento mordiéndose el labio inferior hasta que sangró—. Ellos también comenzaron a disparar, yo tan sólo cerré los ojos porque tenía tanto miedo y… cuando los abrí… BaekHee estaba en el suelo y no se movía más —lloró con fuerza.


La urgencia impulsó a Luhan y tiró de Baekhyun, envolviéndolo en sus brazos como tratando de protegerlo de todos esos recuerdos dolorosos y cualquier otra cosa que tratara de lastimarlo.


— Yo no debí soltar su mano, ella no debió morir, Luhan —dejó ir un doloroso lamento—. Todos siempre dijeron que ella era la mejor de los dos, ella tenía un gran futuro a diferencia de mí.


— No es así Baekhyun, te juro que no —sollozó también.


— Ella lo habría hecho mucho mejor que yo, debí haber sido yo.  


— No es verdad, Baekhyun —le juró.


— Ella no sería tan cobarde y débil, ella estaría mejor a diferencia de mí… porque simplemente yo…  ¡Yo ya estoy harto de estar solo! —gritó dolorosamente.


— ¡Luhan! —La puerta golpeó contra la pared al abrirse y Luhan se aferró más fuerte a Baekhyun—. ¡Oh, Dios mío!


Los cálidos brazos de su madre se envolvieron en torno a los dos, susurrando palabras dulces y promesas de que todo iba a estar bien, pero Luhan sabía que ella era incapaz de poder prometerle eso a Baekhyun.


Veía ahora lo delicado que era el interior de quien todos miraban como alguien inquebrantable y tanto como quería jurarle que él jamás iba a dejarlo solo de nuevo, tenía miedo de terminar rompiendo esa promesa y a Baekhyun con ella. Le había fallado a Jackson ya y no podía hacerlo con alguien tan delicado como lo era Baekhyun.


¿Qué iba a hacer si se veía obligado a escoger entre Sehun y Baekhyun también?


Separarse de Sehun lo destrozaría, pero él rompería más a Baekhyun si le daba la espalda. Sentía el miedo crecer al igual que la necesidad de proteger a Baekhyun.


— ¡Odio esto! —berreó Baekhyun.


La decisión fue rotunda entonces.


— Yo no voy a dejarte Baekhyun, me quedaré a tu lado hasta que tú ya no me quieras ahí —prometió.


Un lamento angustiante desgarró la ya destrozada paz y lo hizo gemir de dolor tras sentir las uñas de Baekhyun clavarse en su carne. Quería desesperadamente calmarlo de alguna manera y lo único que lograba era estrecharlo más cerca en un fallido intento de hacerlo sentir seguro.


Dios, estaba aterrorizado.


***


Cuando el sol finalmente apareció, Baekhyun estaba cumplido con una fantasía que tenía desde la primera vez que había visto a Luhan y…


No podía ser más infeliz.


Despertar con Luhan en sus brazos no era el problema en absoluto, de hecho era demasiado agradable. El problema en sí, radicaba en el hecho de saber que Luhan estaba haciéndolo por pura lastima luego de que se desmoronara de aquella forma tan patética y lamentable la noche anterior.


¿En qué estaba pensando al hacerlo? Era obvio que en nada, debió haber sabido que Luhan iba a rechazarlo sin importar cuánto lo intentara y contarle lo que había pasado aquel día no iba a estar cambiando absolutamente nada. Se negaba a quedarse por más tiempo al saber eso.


Con ello en mente se levantó muy cuidadosamente, dándole un último vistazo al castaño, tal vez tratando de encontrar algo que lo hiciera cambiar de opinión y claro que lo encontró, pero Luhan seguía sin gustar de él y no planeaba a quedarse a ver como Oh Sehun le restregaba su triunfo en su cara.


Se negaba a ver a Luhan en brazos de ese idiota que estaba muy lejos de merecer a esa persona tan preciosa.


Salió al pasillo sin hacer ruido, Mino no necesitó que lo despertara y lo siguió sin queja fuera de la casa hasta el auto. Su mirada chocó apenas con la expresión estupefacta de Oh Sehun, decidiendo por cómo se veía que el chico venía de hacer ejercicio. Seguramente él tenía mucho que decirle, luego de que su expresión se tornó furiosa, pero no estaba interesado a escucharlo en realidad.


Subiendo al vehículo antes de que el chico tuviera oportunidad alguna de acercarse más a él. Mino apenas tardó en hacer lo mismo e iniciar con su viaje con rumbo directo al último lugar en el mundo al que quería ir. No tenía alguna otra opción, sin embargo, por lo que se dedicó a prepararse mentalmente para todo lo que venía.


No fue suficiente y nunca lo había sido.


Su estómago se rebeló igual que siempre, algo dentro suyo entró en pánico y gritó que saliera corriendo de ahí justo cuando Mino le abrió la puerta. Sus piernas se negaban a cooperar, pesando horriblemente cuando dio el primer paso hacia la puerta.


Los hombres no lloran.


Su padre odiaba que portara débil, Baekhyun lo sabía bien y estaba luchando duro contra las ganas que tenía de llorar tal vez de rabia, tal vez de tristeza; él ya no estaba muy seguro debido a que había pasado tanto tiempo en ello que ya no recordaba bien la razón correcta para ello.


Las enormes puertas dobles se abrieron a la vez para él, pasos serenos se dirigieron a él y de verdad podía jurar que el sonido de la palma abierta de su padre contra su rostro había hecho eco por todo el maldito lugar.


No dijo nada y mantuvo una expresión imperturbable durante todo ese tiempo, a sabiendas que esa no sería la primera ni la última vez para lo que acaba de pasar. El rostro de su padre estaba hecho una furia, algo que estaba muy acostumbrado a ver.


— Es la última vez, Baekhyun —soltó en ese familiar tono endurecido.


— ¿Acabaste? —Lo miró impávido—. Me gustaría ir a dormir.


— ¡¿Cómo te atreves?! —Gritó furioso—. ¡¿Te piensas que esto no es más que un juego?!


Baekhyun parpadeó; había muchas cosas que podría gritarle a ese hombre pero eso nunca llegaba a nada. No estaba de humor y mucho menos quería perder el tiempo, así que eso sería lo único que él obtendría si elegía enfrentarlo.


— ¡Tan difícil es para ti comportarte! —Siguió vociferando—. ¡Me estás haciendo perder la paciencia, Baekhyun!


— Lo siento.


— ¡¿Por lo menos finge que estás siendo honesto?! ¡Ten un poco de vergüenza! —El hombre comenzó a caminar de un lado a otro, intentando calmarse—. Esto será lo último que voy a tolerar, Baekhyun. Estás a un paso de que te mande a un maldito internado —amenazó.


— De acuerdo —respondió inexpresivo.


Eso pareció suavizar a su padre, o probablemente decidió que estaba resultando todo inútil. Baekhyun lo vio suspirar pesadamente y tras eso sus manos se colocaron en sus hombros y su mirada cambió por completo.


— Yo solamente intento protegerte, hijo.


« ¿Cómo protegiste a BaekHee y a mamá? », realmente estuvo tentado a preguntarlo pero se lo guardó para sí mismo. Tan sólo quería irse y revolcarse en su miseria completamente solo.


— Eres mi hijo, sabes que te quiero, aunque algunas veces sea muy duro contigo —dijo con un pequeño apretón sobre sus hombros—. Ayer casi enloquezco cuando me informaron que accionaste la alarma, lo único que pensaba era en que debía protegerte. Perdóname si he sido irracional, pero estaba preocupado por ti —explicó, viéndose realmente afligido.


— Es por eso que estás dejando de hacer todas esas cosas que me ponen en riesgo, ¿no es así? —Dejó ir ácidamente y su padre palideció—. Olvida eso, tengo sueño y no sé lo que digo —murmuró, rompiendo todo contacto y subiendo las escaleras de a dos.


Él no lo siguió y probablemente no iba a acercarse a él durante un tiempo, algo que ridículamente le dolía. La maldita culpa siempre llegaba después de que sabía que lo había herido y era tan odiosamente molesto eso, porque en el fondo sabía que tenía razón pero seguía arrepintiéndose tontamente.


No quería pensar en ello, su único deseo era ocultarse bajo las mantas y no salir hasta que su mundo decidiera que era merecedor de algo más que decepciones. Lastimosamente, su habitación era un total desastre en ese momento y simplemente le recordó cómo era que se sentía.


Se adentro a ella, dirigiéndose directamente a su escritorio volcado en suelo. Eso era lo de menos importante en realidad, pero no pudo evitar que su corazón se rompiera al ver la fotografía de su dulce BaekHee en el suelo.


«Nunca vayas soltar mi mano hermanito, estaremos juntos para siempre…»


— Todo fue mi culpa —susurró apenas.


Obligándose a morder su lastimado labio inferior para no romper a llorar una vez más, harto de todo lo que estaba pasando y deseando únicamente que todo se acabara de una jodida vez para él. Se odiaba por ser así de débil y sobre todo por haber sido él quien estaba con vida cuando ella lo hubiera merecido mucho más.


— Mi arma está cargada por si te animas. —Baekhyun dio un respingo al escuchar la grave voz, girándose rápidamente hasta Mino, quien estaba recargado en el marco de su puerta—. Solamente promete que lo harás a fuera para no darle más dolores de cabeza a los sirvientes.


— Vete a la mierda —gruñó.


— Deja de culparte entonces —pidió seriamente—. Lamentarse no hará que el tiempo regrese y ellas vuelvan a la vida.


— No lo entiendes —masculló entre dientes.


— No, probablemente no lo hago —suspiró—, pero conocí a tu madre y ella no sería más feliz si tú hubieras vivido en lugar de ella.


— Tú no lo sabes, todos decían que ella…


— Todos son una bola de estúpidos con el solo propósito de hacer sentir miserables a otros para olvidarse de cuan patéticos son ellos mismos —sentenció—. Te he visto crecer, Baekhyun. Se de todo lo que eres capaz de hacer y créeme cuando te digo que tu futuro será brillante siempre y cuando tú lo quieras así —aseguró seriamente.


— Yo… —El menor negó lentamente—. No puedo, no quiero estar aquí —musitó con la voz quebrada.


— Dime entonces —habló en un murmullo, acercándose hasta que pudo sujetar su mentón—. Dame una orden y lo haré para ti. —Baekhyun se vio reflejado en su intensa mirada, sintiéndose de algún modo algo sedado.


— Sácame de aquí —susurró. Mino asintió, rodeando sus hombros antes de comenzar a caminar nuevamente al exterior.


Siempre podía contar con él y lo sabía muy bien, le importaba realmente poco si el hombre lo hacía por conveniencia propia o no. Eso era lo último en lo que quería pensar en realidad, solamente deseaba alejarse lo más que pudiera.


***


— ¿Escuchaste lo que pasó en casa de Baekhyun?


— ¿Bromeas? Yo prácticamente estaba ahí.


Sehun gruñó por lo bajo tras escuchar aquello por millonésima vez en el día, tenía un muy mal presentimiento de todo eso, además del hecho de que había visto a la pequeña mierda salir esa mañana de casa de Luhan. Quien por sí mismo era otro tema, puesto que no lo había visto en todo el maldito día; su hermoso y pequeño dolor de cabeza lo estaba evitando a como diera lugar.


— Hey. —La voz de Chanyeol ayudó a ignorar la molesta conversación y prestarle toda la atención del mundo en espera de información—. Esto no te va a gustar nada —aseguró.


— Habla —farfulló ya bastante enojado.


— Al parecer ayer por la tarde la mansión Byun fue atacada, aparentemente buscaban tomar a Baekhyun o una mierda así. Su padre logró llegar antes que todo se pusiera feo y lo saco ileso, probablemente es por ello que no lo hemos visto en todo el día —suspiró.


— Yo si lo vi —gruñó, había un sabor a bilis en su boca y estaba muy seguro de que arrancaría la cabeza de la próxima persona que lo mirara de mal modo.


— ¿De verdad? ¿Dónde? —Su tono de voz no trató ni siquiera de ocultar su ansiedad y eso simplemente irritó más a Sehun.


No respondió, encaminándose a la cafetería con todo y su mal humor. Era casi la hora del almuerzo y le había prometido a Luhan verse en aquel lugar a partir de ese día, lo que significaba que debía conseguir algo de comer para él y esperarlo. Estando más que decidido a hacerlo pagar si se le ocurría no ir.


— Sehun —llamó Chanyeol tan pronto entraron.


El pelinegro lo miró, desviando después su vista al lugar donde apuntaba solamente para encontrarse con Luhan hablando con las amigas de Baekhyun. No iba a esperar en absoluto y se acercó sin más, esperando que lo que sea que Luhan fuera a decirle para explicar la situación, fuese una buena excusa.


— Ya te dijimos que no sabemos nada —bufó HyoJin.


— Ustedes son sus amigas, deben tener por lo menos alguna idea —insistió el castaño.


— Te recuerdo que eso ya no es así después de que decidiera elegirte a ti. Nosotros ya no tenemos nada que ver, tú resuélvelo —resopló Fay.


— Les he repetido ya mil veces que él no me responde cuando lo llamó y no tengo ninguna otra idea de cómo contactarlo —gruñó irritado el castaño.


— Ve a su casa entonces —farfulló HyoJin—. Acabas de decirnos que estuviste ayer con él cuando todo se fue al diablo, tú sabrás llegar.


Fue totalmente oficial después de eso, Sehun iba a estrangularlo por siempre encontrará la forma de meterse en las situaciones más horribles y peligrosas. Además, de todavía después de aquello querer ir tras el idiota de Baekhyun, arriesgándose a quien sabe qué.


— Tal vez…


— Luhan —se adelantó antes de que la boca floja de Yuna dijera nada.


El grupo entero se volvió hacia él y se estremeció, haciéndolo plenamente consciente de que su expresión debía ser la del mismísimo diablo en ese preciso instante. No le importaba de todas maneras, en ese momento lo único que quería era alejar a Luhan de ahí.


— Se-Sehun —balbuceó apenas.


— Ven conmigo, ahora —ordenó, utilizando un tono de voz que advertía que esperaba que obedeciera.


— No te vayas —pidió apresurada Yuna—. Yo creo podría decirte dónde está Baekhyun.


Sehun no necesitó escuchar más que eso para tomar la mano del castaño y arrastrarlo fuera del lugar, ya que ni loco iba a dejar que Luhan continuará relacionándose de ninguna maldita forma con ese chico, luego de saber quién era.


— Sehun, espera —pidió.


— Baekhyun es peligroso, no permitiré que vuelvas a estar cerca de él —sentenció.


— No, escucha —insistió—. Baekhyun no es malo, él…


— Él te puso en riesgo para su diversión —le recordó con enojo.


— No fue Baekhyun, él me explicó todo y…


— No vas a volver a relacionarte con ese tipo de ninguna forma y punto —dictaminó.


Luhan no logró responder, cerrando y abriendo la boca nada más. Lo que más temía estaba frente a él y no quería elegir. No era capaz de hacerlo cuando su corazón se contraía de dolor ante la posibilidad de distanciarse de Sehun y luego de prometerle a Baekhyun siempre estar con él.


— Baekhyun es una buena persona, te lo juro —insistió casi desesperado.


— ¿Y lo descubriste cuando exactamente? —Bufó, mirándolo de frente por fin—. No puedes seguir siendo tan ingenuo, Luhan.


— No estoy siendo ingenuo, yo estaba ahí —soltó al borde de la ansiedad porque Sehun no le creía.


— Ese chico es un manipulador de primera, obviamente te engañó —aseguró.


— ¡Te digo que no! —Luhan elevó la voz, mirándolo con determinación—. Él es no es de esa forma por mucho que finja, él es una buena persona. Tengo que ayudarlo —dijo con determinación.


— Luhan…


— Yo no elijo a tus amigos —se adelantó.


— Ellos no son como ese idiota —masculló entre dientes, porque por mucho que adorara a su dulce Luhan, él no iba a permitir que se metiera con Lay o Chanyeol solamente para defender a ese extraño.


— Pero Lay g“ es peligroso para ti —musitó—. Tú sabes quién es su hermano mayor y por ello tú te podrías meter en problemas, pero yo no estoy aquí diciéndote que te alejes de él porque sé que Lay g“ es una buena persona.


— ¡Lay de ninguna forma es como ese tipo! ¡Él eligió alejarse de ese hombre para no arriesgar a quienes son importantes para él! —explotó.


— Baekhyun no eligió nada de esto tampoco —sostuvo firmemente.


— Haz lo que desees entonces —gruñó, marchándose sin darle oportunidad alguna de decir nada más.


Algo se rompió dentro del castaño mientras observaba con impotencia como él cada vez se alejaba más y más. Deseando correr tras él, sin hacerlo al final, primero tenía que saber de Baekhyun y buscar un modo de demostrarle a Sehun que no estaba viendo todo lo que el peli-plata era.


Lo dejaba marchar para no empeorar las cosas y volver todavía más grande la pelea, pero no iba a permitirle distanciarse, lo obligaría a terminar con eso si era necesario. Y con eso en mente dio la media vuelta para volver con las ex amigas de Baekhyun y tal vez averiguar algo.


Ellas apenas hablaron, dejándolo al final del día con las manos completamente vacías, aun cuando sabía que ellas estaban diciendo menos de lo que sabían. Yuna parecía su mejor opción, pero tanto Fay como HyoJin no dejaron que ella dijera nada.


Lo que, al final de la semana cuando el viernes, tenía a Baekhyun desaparecido y a él ahogándose en preocupación. Su cita con Sehun también estaba más que cancelada al ser más que obvio que el pelinegro seguía molesto y algo comenzaba a decirle que, de seguir así, enfermería de alguna manera.


— ¿Luhan? —La preocupada voz de Cherry lo hizo suspirar como por decimonovena vez ese día, consiguiendo apenas sonreír un poco—. ¿Sehun sigue molesto? ¿Ya no saldrás con él?


— Sí, él sigue molesto y por ende sé que todo está cancelado para hoy —suspiró pesadamente.


— Ya veo —musitó decepcionada.


— Hey, eso no significa que sea el fin —aseguró, sonriente—. Esta vez no será fácil.


Cherry asintió, riéndose tal vez de emoción, o tal vez de su gran determinación, lo cual no quitaba el hecho de que Luhan estaba hablando muy en serio, ya incluso con el plan de aparecerse frente a la casa de Sehun el sábado y amenazarlo con no irse hasta obtener su cita.


— Ahora solamente tengo que encontrar a Baekhyun —dijo estresado.


— Tienes que relajarte Hannie, probablemente te estás preocupando de más y él pronto volverá —aseguró, esperando con eso que Luhan no estuviera tan preocupado.


— Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme.


— Luhan —susurró alguien cerca de donde ellos estaban.


Tanto él como Cherry se giraron a la derecha para ver a Yuna, haciendo toda clase de señas extrañas que seguramente buscaban que ellos se acercaran. Luhan lo hizo, mirando a la chica con mucha cautela.


— ¿Qué pasa, Yuna? —interrogó extrañado.


— Aquí —le entregó un trozo de papel—. Esta es la dirección de un lugar que Baekhyun siempre frecuenta, así que si lo quieres encontrar es casi cien por ciento seguro que lo hagas en este lugar hoy en la noche —explicó.


Luhan miró el trozo de papel en sus manos y luego a la chica, ella actuaba bastante raro, por lo que Luhan supo de inmediato que ella estaba actuando a escondidas de sus amigas y Luhan no tenía palabras para darle las gracias por ello.


— Aprecio mucho esto, muchas gracias Yuna —sonrió.


— De nada —devolvió el gesto con timidez—. Ah, espera —pidió antes de que él diera un paso siquiera—. Ese lugar es un antro, debes saber eso.


El castaño la vio algo alarmado, volviéndose a su mejor amiga que mantenía la boca en una perfecta o. Yuna se veía algo apenada por la situación pero Luhan no iba a molestarse con ella, porque era obvio que únicamente quería ayudar.


— Gracias, pensaré en algo para entrar —aseguró.


— Oh, no creo que eso sea problema para ti —sonrió ampliamente.


— ¿A qué te refieres? —Yuna estaba por contestar, no siendo capaz al ver a sus amigas yendo en su dirección.


— Debo irme —dijo apresurada—, pero de verdad no te preocupes. Lo único que debes hacer para es decir que eres empleado de Suho oppa y llevar la ropa adecuado.


— ¿La ropa adecuada? ¿Qué se supone que eso quiere decir? —Ella no se quedó a responder su pregunta y corrió a toda velocidad de un momento a otro. Luhan solamente pudo mirar en dirección a Cherry tras eso—. ¿Qué? —Interrogó al verla reír.


— Nada —sonrió, prendándose de su brazo—. Pero no voy a dejarte ir solo esta noche.


— Cherry, tú no…


— No acepto un no por respuesta, esta noche ambos iremos en una misión secreta —anunció con evidente emoción.


Luhan no trató ni de disimular su confusión, aun cuando permitió que su amiga decidiera acompañarlo esa noche. Conseguir el permiso de sus padres fue algo un poco más difícil, lográndolo únicamente cuando menciono el nombre de Cherry y Baekhyun momentos más tarde.


Aunque correr del su trabajo a casa horas más tarde no fue tan divertido, así como tampoco lo fue casi romperse el cuello en el baño por las prisas y su negativa de no oler a comida por más tiempo. Se preparó rápidamente, Cherry llegaría en cualquier momento y tan pronto eso sucediera ellos irían para buscar a Baekhyun.


Esperaba tener suerte y encontrar al peli-plata para hablar con él de una vez por todas, él debía entender que Luhan hablaba en serio al prometer que no iba a dejarlo solo y estaría ahí hasta que fuese el mismo Baekhyun quien le dijera lo contrario.


— ¿Listo para esto?


El castaño se volvió hacia la puerta al escuchar a su mejor amiga, su mandíbula se desencajó tan pronto puso sus ojos en ella. Era como ver a una persona totalmente diferente a la que conocía desde que eran niño.


Su amiga usaba un vestido tan revelador y corto de llamativo color dorado que jamás hubiera imaginado en ella, su cabello generalmente algo ondulado esa noche era totalmente lacio, las zapatillas que usaba le daban la sensación de que ella podría romperse el cuello con el primer paso que diera y su rostro estaba perfectamente maquillado, algo que ella nunca había tenido la necesidad de hacer. Ella no era de esa forma.


— ¿Sorprendido? —Ella sonrió, dando una vuelta—. ¿Cómo me veo?


— Te ves… —Luhan hizo una mueca sin saber cómo continuar—. Cherry, no quiero molestarte porque sé que ellas no te agradan, pero te ves como las amigas de Baekhyun y ellas no son muy buenas personas que digamos —dijo incómodamente, tras recordar las veces que había pasado escuchando a las tres chicas hablando de sus proezas.


— ¡Genial! —Chilló alegremente.


— ¿Qué? —Ella volvió a reírse y lo apunto con uno de sus dedos.


— Iremos de encubiertos, esto es necesario —aseguró—. Así que cámbiate y vámonos —indicó.


— Mmm, yo ya estoy listo —respondió algo confundido.


— ¿Usarás eso? —Lo señaló con el ceño fruncido.


— Pues sí —bufó.


— No puedes —sentenció.


— ¿De qué estás hablando? ¿Qué tiene de malo mi ropa?


— Pues si llevas eso vamos a tener muchos problemas, así que debes cambiarte ahora mismo —dictaminó—. Lo bueno es que me imagine que esto podría pasar y traje esto —levantó una bolsa.


— ¿Qué es eso? —Luhan sintió un escalofrío y trago duro al instante.


— Tu ropa, así que date prisa —ordenó, empujándolo al baño.


Luhan apenas reaccionó, entrando de todas formas para hacer obedientemente lo que su amiga le dio, quedando horrorizado tan pronto salió del baño y vio la ropa sobre su cuerpo. Cherry ni siquiera dejó que lo procesara, empujándolo sobre la cama y volviendo todo un borrón confuso con un penetrante y extremadamente dulce aroma a fresas.


Fue empujado frente al espejo una eternidad después y casi se desmaya al verse en él, con la enorme posibilidad de casi verse tan blanco con la nieve de no ser por las sombras, el delineador y el brillo en sus labios, además de seguramente varias cosas más. La cosa que fuera que estaba en su torso no podía ser llamada ropa al ser casi transparente y el pantalón que usaba tampoco ayudaba, dejando poco a la imaginación; Luhan de solo verlo ya sentía que le faltaba el aire, la maldita cosa era tan ceñida que bien podría hacer que las personas pensaran que había decidido solamente pintarlo ahí.


Su cabello era lo único que en realidad le gustaba como se veía pero no por eso significaba que estaba saliendo de esa forma.


— ¡Estás perfecto!


— ¡Parezco un chico de la calle! —Exclamó horrorizado.


— Pero uno muy bonito —aseguró con una sonrisa radiante.


— ¡Me niego salir de esta forma! —Sentenció.


— Pero Luhan —lloriqueó—. Es por Baekhyun, debemos hacerlo.


— Ni loco —bufó—. Mis padres tampoco permitirán que salga de esta forma —afirmó.


— Pero ellos no están, fue Zhao oppa quien me abrió la puerta y él no te dirá nada —sonrió positivamente—. Además, también traje esto —anunció, levantando lo que parecía un abrigo blanco de piel sintética.


— Estás loca —acusó, tratando de correr lejos.


Su amiga no lo dejó de todas formas, arrastrándolo fuera y concediéndole apenas unos segundos para que se pusiera el abrigo antes de llevarlo a la planta baja. Zhao estaba en el sofá, mirando algún anime, girándose apenas un poco hacia ellos.


— ¿Listos? —Cherry asintió frenéticamente y él rezó para que su hermano se diera cuenta de su mirada suplicante y lo salvara. Zhao no lo hizo—. Diviértanse mucho y no vayas a dejar solo a mi hermanito por ahí. Él es precioso y no dudo ni por un segundo que habrá una bola de lujuriosos tipos tras él —dijo en tono bromista.


— Tranquilo oppa, te juro que no dejaré que nadie por debajo de la belleza de Song Joong Ki se atreva a llegar a segunda base con Hannie —giñó traviesamente, haciendo reír a su hermano.


— Tan solo vámonos ya —farfulló abochornado, tomando la mano de su amiga para salir de ahí.


— ¡Diviértanse mucho y no olvides usar protección, Lu! —Zhao gritó desde la sala.


— ¡Ya cállate! —Chilló más que sonrojado.


Cherry no dejó de reírse desde que salieron de su hogar, ni cuando subieron al taxi, para ese momento Luhan estaba completamente avergonzado no sólo por ello sino también por la mirada que les daba el anciano hombre del taxi debido a su ropa y tras decirle el lugar al que irían. Fue incluso peor cuando su amiga lo obligó a quitarse el abrigo porque: “debía mostrar bien su disfraz”.


Decir que Luhan se sentía atacado y desnudo tras finalmente bajar del taxi sería muy poco para describirlo. El cadenero del lugar era enorme y los miró con ojos entrecerrados cuando se atrevieron a saltarse la fila e ir directamente a él. Su expresión aterradora tan sólo dejó a Luhan en blanco por mucho que Cherry lo golpeara con el codo para hacerlo hablar.


— Déjanos pasar —ordenó Cherry con un tono altanero—. Somos los nuevos chicos del señor Suho.


Luhan se tragó el chillido por el tono grosero de su amiga, recibiendo una ceja arqueada de parte del gigantesco sujeto, que bien podría lanzarlos al otro lado de la calle con únicamente un soplido.


— Te he dicho que nos dejes entrar —exigió su amiga ya impaciente.


— Mira niña, más vale que…


— Perfecto, llamaré a Yixing oppa para decirle sobre ti —masculló, sacando su móvil incluso.


Eso tuvo justo el efecto que ellos buscaban e incluso el sujeto estaba evidentemente asustado cuando se movió dejándolos entrar, dirigiéndoles una sonrisa nerviosa.  Su amiga le sonrió con orgullo, tomando su mano para llevarlo adentro, donde la música sonaba tan alto que Luhan temía que las ventanas del lugar explotaran mientras una masa de cuerpos se movían frenéticos en el centro del lugar.


— ¿Ves a Baekhyun? —Gritó Cherry seguramente para poder conseguir ser oída sobre la música.


Luhan revisó en segundos el lugar con la mirada pero la escasa iluminación lo hacía todo difícil, lo que lo llevó a negar en respuesta. Ella asintió sin más y sin soltar sus manos, se adentraron al lugar esperando encontrar algo, o al menos salir bien parados de ahí luego de las miradas preocupantes que ellos ya habían recibido.


— ¿Crees que podría ayudar en algo si preguntamos por él en la barra? —Volvió a gritar ella.


Se encogió de hombros, avanzando con mucha dificultad entre las personas y sus desagradables miradas. Y al llegar a la barra, no había otra cosa que Luhan deseara más que de salir corriendo de ahí.


— ¡Oye! —Escuchó gritar a Cherry mientras él miraba a su alrededor. Ella parecía hacerlo mejor, por lo que iba dejar que se encargara.


Lo vio entonces, en medio de la pista de baile, luciendo tan ido y con esos dos tipos a su alrededor a pesar de su evidente mal estado. Su mano dejó entonces la de su amiga y se adentró al mar de gente, ignorando por completo los toques indeseados, con el solo objetivo de llegar a él.


Su mano se estiró hasta él en el momento en que estaba seguro de que podía alcanzarlo, además de no poder seguir avanzando. Lo alcanzó afortunadamente y tiró de su muñeca para alejarlo de ello.


— Baekhyun —llamó cuando su plan no funcionó y en su lugar el terminó de frente a su muy asombrado amigo y en medio de los otros dos.


— ¿Lu-Han? —balbuceó apenas—. ¿Qué...?


— Vengo a llevarte a casa —respondió con firmeza, dejándolo confundido mientras que los otros dos no parecían nada felices entonces y bueno…


Estaba absolutamente jodido.

Notas finales:

Y bueno, espero que el cap les haya gustado de todo corazón, esto es todo por mi parte y me voy, recordándoles que los amo con todo mi corazón, les mando besos y muchos abrazos a donde sea que estén.

Bye Bye

 


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