Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Only reason. por DNA

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡¿Lista para la actualización?!


¡Yo sé que sí!


Así que aquí la tienen, espero que les guste el capítulo.


 


 
 

—Luhan…


Él se tensó ante el suave susurro que lo llamaba. Sentía el cuerpo entero ardiendo y al mismo tiempo bañado en sudor frío, se estremeció, apretando los ojos con fuerza; negándose a abrirlos y ver quien era que lo estaba llamado.


— Luhan…


Gimió, debido a que la voz no se detenía, completamente presa de un miedo atroz que no lo dejaba respirar con normalidad. En su mente, no podía dejar de pensar que, si se quedaba lo suficientemente quieto, esa persona iba a irse.


— ¡Abre los ojos!


Su voz elevada lo atemorizó más de lo que ya estaba. Algo estaba diciéndole que abriera los ojos y mirara. Mientras que por otro lado, algo sollozaba implorando que no se moviera. Porque de esa manera el monstruo malo iba a irse y dejarlo en paz.


*~*~*~*


— ¿Por qué lloras, Xiǎolù?


— Hunnie, Hunnie. Zhao g“ dijo que había un monstruo bajo mi cama, y vendría por mí en la noche.


— Pero Hannie, los monstruos no existen.


— Pero él dijo que…


— Entonces dormiré contigo hoy y todas las noches hasta que el monstruo bajo la cama se vaya.


— ¿De verdad? ¿No tienes miedo de él?


— Hay cosas que dan mucho más miedo, pero no importa Xiǎolù, porque yo te protegeré de todas ellas.


*~*~*~*


Abrió los ojos de golpe, cerrándolos unos segundos después de que ellos fueran agredidos por la brillante luz proveniente de la habitación. Probó una segunda vez, asegurándose de ser mucho más cuidadoso en esa ocasión y abrirlos de a poco.


— Dios, que bueno que despertaste —suspiró aliviada la rubia enfermera que había conocido el día anterior—. Estabas teniendo una pesadilla y no podía lograr despertarte —explicó con un tono de voz un tanto dramático.


Luhan no prestó demasiada atención a lo que ella decía, recorriendo la habitación en busca de la única persona a la que deseaba y esperaba ver en la habitación.


— Se…


— Fue a comer, dramático —bufó divertida—. Sehun llevaba aquí mucho tiempo, el muy idiota siquiera durmió anoche. Así que esta mañana entré y le dije: “más vale que saques tu trasero de aquí y consigas algo de comer, o te voy a cortar el pene con un bisturí” —rió divertida de sus propias palabras—. No conseguí hacerlo salir en ese momento de todas formas, pero logré persuadirlo —sonrió contenta.


— Ya veo —musitó un tanto confundido.


— Tuve que decirle que iba a estar aquí contigo y no iba a despegarme de tu lado por nada del mundo para que el muy idiota me escuchara —resopló falsamente molesta.


Luhan simplemente la miraba con curiosidad, mientras se movía por toda la habitación, revisando los monitores, abriendo la ventana para que entrara un poco de aire y acomodando un pequeño ramo de flores blancas, en un modesto jarroncito azul que se hallaba en un discreto mueble a un costado de su cama.


— Boca abajo, cariño —indicó—. Debo ver esa herida —hizo una mueca desagradable al mencionarla.


Sin embargo, para Luhan fue un escalofriante recordatorio de todo lo que había pasado y el motivo por el cual estaba ahí. Su corazón se agitó bruscamente y tuvo que cerrar los ojos mientras se giraba, buscando algo con lo cual distraerse.


— ¿Cómo se llama, noona? —Preguntó, permaneciendo muy quieto al sentir las manos de ella comenzando trabajar sobre él.


— Oh no, eso sí que no, corazón —resopló—. Simplemente dime Jessica, porque no importa qué edad tengamos ambos, yo no estoy siendo la noona de nadie —sentenció—. Bueno, puede que de Chanyeol sí lo sea, pero es porque el mocoso simplemente no se rinde —Bufó.


— ¿Usted es Jessica? —Inquirió asombrado, volviendo su cabeza en dirección a la bella mujer lo mejor que pudo.


— Awwww, mi vida —canturreó melosamente—. Hunnie te habló de mí.


— Él dijo que eras como su mamá.


— ¡Pequeño cabron, hijo de perra! —Chilló.


Luhan se estremeció, mirándola con cautela mientras ella mascullaba un montón de maldiciones para Sehun. Fue rápida con su herida, ofreciéndole la opción de volver a colocarse de costado o quedarse boca abajo.


— Muy bien. —Ella le sonrió dulcemente—. Ya que estás despierto, creo que querrás ver a ciertas personas que están muy preocupadas por ti, ¿cierto? —Luhan asintió de inmediato, sin necesidad alguna de escuchar de quienes le hablaba.


La enfermera asintió, saliendo de la habitación apenas un par de minutos antes de que la puerta fuera abierta una vez más. Dejando ver las pequeñas figuras de su madre y hermana, quienes llegaron hasta donde estaba, sollozando palabras de alegría y repartiendo pequeñas tiernas caricias en su cabello.


Su padre y Zhao estaban tras ellas, con expresiones de alivio y alegría total. Todos ellos hablándole a la vez, a lo que apenas y podía captar algo más que no fuera la promesa de que todo iba a estar bien a partir de ese momento.


Luhan no pudo no sentirse conmovido y aliviado en la misma medida, restándole gran peso al miedo que todavía albergaba en su interior. Su madre era para él su más grande refugio, y si ella estaba ahí, de algún modo tenía la sensación de que ya nada malo podía pasar.


— Mi dulce bebé —sollozó su madre—. Ya todo está bien, nadie más va a lastimarte, mi cielo.


Luhan asintió, aferrándose fuerte a la mano de la hermosa mujer que más amaba en el mundo, ella besó su mano a cambio, esbozando una sonrisa amorosa.


— No te preocupes hermanito, la policía se encargará del bastardo de Oh Minho —aseguró Zhao.


Un golpe en la puerta lo hizo verse obligado a contener un jadeo de miedo, todo él estaba colmado de un temor absurdo que lo tenía girándose en dirección a la puerta cada vez que esta hacía algún insignificante ruido.


Su madre concedió el permiso para quien fuera que había llamado entrará y simplemente con ello, un hombre que Luhan nunca en su vida había visto, asomó la cabeza. Recorriendo con la mirada la habitación, estudiándola detenidamente antes de que finalmente su calculadora mirada se adhiriera a Luhan, quien se estremeció sin poder evitarlo.


— Disculpen la intromisión — habló con una voz grave, que intentaba sonar tal vez un tanto cordial—. El médico me informó que el joven Wu había despertado y me gustaría tener unas palabras con él.


— Adelante, detective Zhang —respondió seriamente su padre.


La sorpresa se dibujó en el rostro de Luhan, entre tanto veía a su padre y al recién llegado estrechar sus manos. Los misteriosos orbes del hombre se posaron prontamente en él e inconscientemente, Luhan alcanzó la mano de su madre.


— Es bueno verte despierto —dijo el mayor, dedicándole una sonrisa falsa—. Deja que me presente, soy el detective Zhang Jiang Chen y me gustaría hacerte unas preguntas —habló amablemente, extendiendo su mano en su dirección.


Luhan la tomó débilmente, recibiendo un firme apretón que lo hizo retirar inmediatamente su mano y mostrarle a todos una sonrisa nerviosa.


— V-Voy a responder sus preguntas —dijo para tratar de distraer la atención por su reacción.


— Es normal que tengas algo de miedo al contacto —comentó con su falsa máscara de amabilidad y comprensión—. Por lo poco que me han dicho, no fue nada fácil para ti.


Algo se removió en su interior al estar bajo la mirada gélida del hombre mayor y de la nada, Luhan ya no quería tener que hablar con él.


— Entonces… —Miró al resto de los ocupantes de la habitación—. Les agradecería permitirme un tiempo a solas con Luhan para que hablemos.


Luhan se estremeció, perdiéndose los ceños fruncidos de su familia tras escuchar la petición del detective.


— Espere un minuto. —Zhao se quejó—. Luhan es menor de edad y por lo tanto…


— Está bien —interrumpió Luhan—. Quiero hacer esto solo.


Una sonrisa de lado fue esbozada por el mayor, mientras que toda su familia lo miraba sin darle crédito a sus palabras.


— Pero…


— Fue suficiente con el hecho de que yo pasara por ello —murmuró—. No quiero que ustedes tengan que escuchar eso. Así que… —Luhan los miró suplicante—, permitan que yo lo haga solo. —Sus hermanos mayores trataron de protestar, pero sus padres terminaron por ceder—. Gracias —sonrió al verlos asentir a su petición


— Estaremos afuera por si nos necesitas, cariño —dijo su madre, besando tiernamente su frente.


Luhan asintió y los vio abandonar la habitación antes de dirigir sus ojos a la bella enfermera, que hasta ese momento simplemente se había mantenido en completo silencio.


— Antes de salir, déjame ayudarte a estar más cómodo —ofreció con su dulce sonrisa, a la cual Luhan asintió, dejándose hacer.


Ella lo ayudó a sentarse, colocando todo de un modo que nada pudiese lastimarlo y de igual modo estuviera cómodo. Luhan le sonrió cuando retrocedió y se despidió con una deslumbrante sonrisa, dejándolos completamente solos.


— Muy bien —habló, borrando entonces su sonrisa falsa—. Háblame del incidente —indicó.


— Ese día estaba de camino a casa de un amigo cuando recibí una llamada extraña de una amiga del trabajo. Ella me pedía que me diera prisa en llegar, cuando en primer lugar ese día lo tengo libre, supe de inmediato que algo iba mal y fui en su ayuda. Fue entonces…


— Déjame ver si entiendo esto —interrumpió con brusquedad—. Tu compañera de trabajo te llamó para decirte que ibas tarde en un día que no trabajas, algo que de inmediato te hizo sospechar, ¿es correcto? —Luhan asintió desconcertado, puesto que simplemente estaba repitiendo sus palabras—. Bien, eso simplemente me deja con la interrogante de… ¿por qué diablos fuiste tú solo si ya sabías que era peligroso? —Inquirió con el ceño fruncido.


— Y-Yo… sentí que ella me necesitaba y tenía que ir —explicó de modo lamentable.


— Sí, pero en el tiempo que te tomó llegar, bien pudiste llamar a la policía y no llegar solo —señaló seriamente.


— No pensé en ello —respondió, queriendo que parara con el tema y no lo presionara más con ello.


— ¿No pensaste en ello? —Bufó—. Niño, todo mundo dirá que fue todo por tu propia responsabilidad, puesto que de antemano ya sabías que podías estar en peligro —resopló.


— ¿Qué? —Soltó incrédulo.


— Tú mismo fuiste quien corrió al peligro —rió con sorna.


— ¿Piensa que esto es mi culpa? —Masculló entre dientes, mirando al hombre con desprecio—. ¿Qué simplemente fui allí y pedí que me torturaran de esta forma? —Elevó la voz frustrado, furioso.


— No dije que lo pidieras, pero sabías que algo malo podría pasar —se encogió de hombros con tranquilidad.


— ¡Váyase al jodido infierno! —Rugió, su cuerpo se sacudió con violencia y una punzada de insoportable dolor lo hizo encorvarse.


— Hey, muchacho…


— ¡Largo! —Gritó temblorosamente, su respiración se volvió agitada y el dolor tenía lágrimas picando en sus ojos—. Dios, en el fondo sabía que esto iba a ser inútil —escupió entre dientes—. ¡Ustedes simplemente no harán nada contra Oh Minho! —Exclamó derrotado.


— Así que Oh Minho… —El hombre lo ayudó a recuperarse, una sonrisa extraña estaba pintada en su rostro y Luhan simplemente ya no entendía nada—. Ahora mismo estás hablando mi idioma.


Él se movió tranquilamente por la habitación, rodeando su cama y llegando hasta el pequeño mueble donde la enfermera antes había colocado flores, sirviendo un poco de agua y tendiéndole el pequeño vaso.


— Ahora… empieza por contarme de dónde conoces a Oh Minho, la razón por la que crees que no haremos nada en contra de esa rata asquerosa y porque demonios fuiste tú su objetivo —dijo seriamente, sin más máscaras de por medio.


Luhan tan sólo asintió, asustado y de alguna forma muy seguro de que podía confiar en que ese hombre no se quedaría de brazos cruzados respecto a Minho.


— Minho es mi vecino desde que era un niño —comenzó—. Este mismo año él le dio una paliza que envió al hospital a mi hermano mayor Zhao, pero… —Luhan apretó los puños—. La policía nunca hizo nada a pesar de que hicimos la denuncia. Además, meses atrás él… —No tuvo el valor de hablar, no quería recordar aquella noche.


— ¿Él…?


— Él me había atacado ya una vez antes.


— ¿Te atacó? —Luhan asintió—. ¿Por qué no lo denunciaste?


— ¿Para qué? —Espetó—. ¿Para que fingieran qué nunca pasó y no hicieran absolutamente nada como con mi hermano? —El mayor no dijo nada al respecto y Luhan simplemente negó—. Ustedes no iban a mover un dedo para detenerlo, pero en cambio le dirían que presente cargos para que entonces él viniera el doble de enojado tras de mí para terminar lo que trató de hacerme esa noche —cerró los ojos, tratando de detener los recuerdos—. Justo como lo hicieron con Zhao g“ , es por eso que él evitaba a toda costa cruzarse con Minho y yo... yo tan sólo quería olvidarlo todo —masculló, cerrando los ojos con fuerza.


— Tienes razón —aceptó tranquilamente—. Ellos no hubieran movido un dedo en su contra y además te habrían entregado. —Luhan abrió los ojos de golpes, dándole una mirada de incredulidad y a la vez quiso golpearlo al escucharlo decirlo con tanta tranquilidad, como si fuese de lo más común—. Sin embargo, ahora yo estoy de tu lado —señaló, mirándolo directamente a los ojos—, y yo voy a matarlo si llega a acercarse a ti.


Supo de inmediato que él hablaba completamente en serio y que sus palabras eran más bien un juramento para él.


— Dime ahora por qué él te odia tanto —pidió.


«Lo que ustedes están haciendo es asqueroso y anormal.»


Las crueles palabras de Minho hicieron eco en su cabeza, menguando su determinación y sembrando una insoportable duda en su corazón. Apretó los labios, resistiéndose a contestar esa pregunta al no saber cómo podría afectar al detective, la reacción de su propia familia y la de Sehun cuando eso saliera a la luz.


— ¿Y bien? —Presionó.


— La razón es…


El violento golpe de la puerta contra la pared los obligó a ambos a mirar en esa dirección. Sehun estaba ahí, mirando al detective como si fuese a saltar sobre él y, pese a ello, para Luhan fue la solución completa de todas sus dudas y lo único que necesito para hacer que sus miedos se esfumaran.


— Luhan —llamó impaciente el señor Zhang.


— Me odia porque me enamore de su hermano menor —respondió, mirando a Sehun al hacerlo.


La mueca de enojo que él antes tenía se desvaneció, reemplazada por su bella sonrisa colmada de toda la ternura del mundo. Cerró la puerta silenciosamente y fue hasta Luhan, besando suavemente sus labios antes de sentarse a su lado, en el borde de la cama.


La mirada de Sehun pronto se disparó al atónito hombre mayor, desafiándolo de ese modo a que dijera alguna maldita cosa sobre su relación. El hombre se echó a reír con ganas en lugar de decir cualquier cosa despectiva, confundiendo a ambos menores.


— ¿Qué mierda le causa tanta gracias? —Espetó Sehun molesto.


— Dios —siguió riendo—, ustedes me agradan muchísimo —aseguró—. Es decir, no solamente me están entregando al bastardo hijo de perra de Minho, sino que ahora tengo algo para reírme de la mierda intolerante de Oh Jun Hyeok. —Sehun se tensó inmediatamente al escuchar el nombre de su padre.


— ¿Us-Usted…?


— No te preocupes, hijo —sonrió abiertamente—. No voy a decirle nada de esto y haré lo posible para que nada salga a la luz hasta que ustedes quieran revelarlo. Sin embargo, me parece de lo más gracioso, puesto que tu padre es el cerdo más homofóbico que probablemente exista.


— Lo sé —escupió entre dientes Sehun.


— Es decir, él siempre se llena la boca diciendo que tú eres su más grande orgullo, su pequeño que ingresó a este importante instituto y tiene calificaciones perfectas a pesar de trabajar a tiempo parcial, incluso se pavonea sobre lo guapas que han sido todas tus novias —bufó y Luhan frunció el ceño—. Esto es a lo que yo llamo Karma.


El hombre estaba sonriendo como nadie, evidentemente teniendo el mejor de los momentos, antes de notar la expresión un tanto molesta que Sehun estaba poniendo.


— No me malentiendan, chicos —habló seriamente—. Absolutamente no tengo nada en contra de sus preferencias sexuales y estoy completamente seguro que ambos son buenos chicos, pero definitivamente me da asco ver al bastardo jactándose de algo que solamente tú has logrado con trabajo duro y no con su ayuda —explicó—. En fin —suspiró con fuerza—, yo me voy yendo.


— ¿Se irá así? —Inquirió rápidamente Sehun al verlo ir a la puerta—. ¿No se supone que debe recaudar más información?


— Sí, pero tú novio ya ha tenido suficiente emoción. Así que regreso después —dijo, de algún modo dejándoles más que en claro que hablaría solamente con Luhan, sin nadie más ahí.


— También tiene que hacer que alguien cuide de Luhan —señaló irritado.


— Y lo haré —sonrió de lado—. Dejaré a Shin aquí para que cuide que nadie vea feo a tu novio —bromeó, molestando más a Sehun.


— ¿Eso es todo? ¿Es su mayor medida de seguridad? —Espetó disgustado.


— Niño, ¿has mirado allá afuera? —Resopló señalando la puerta con su pulgar—. Byun Baekhyun tiene a prácticamente todo el personal de seguridad del jodido hospital con un ojo sobre esta habitación, puedo apostarte lo que sea a que la enfermera de tu novio me dio un ultimátum mientras salía para dejarme hablar con él, su hermana mayor esta misma mañana casi me arranca las bolas por preguntar si podía entrar a verlo antes que ella, hay un chico muy extraño a nada de pedir hasta el tipo de sangre para dejar que lleguen a menos de cinco metros de aquí y, por si fuera poco, no solamente Kim Suho puso a su mejor hombre como un centinela en la puta puerta, sino que él mismo está ahí también. Claro, todo eso además de tu jodida presencia de perro guardián rabioso —bufó.


Sehun continuó dándole una mala mirada al hombre, quien simplemente rodó los ojos fastidiado y se giró a la puerta.


— Niño, te juró que si tu maldito hermano logra pasar todo eso y además neutraliza a mi mejor agente, no únicamente voy a dejar que tenga a tu novio, sino que además le voy a jurar lealtad eterna —finalizó, abandonando la habitación antes de que el menor terminara de formular la maldición que seguramente quería dirigirle.


Tan pronto cruzó la puerta, sus ojos se encontraron con el espeluznante muchacho pelinegro que rondaba por los pasillos, un desconocido pelirrojo, el primogénito de su jefe y su muy imbécil sobrino mayor. El pasillo era como una extraña reunión de fans obsesivos.


— No sabía que ahora te gustaba charlar con los empleados de tu némesis —comentó, alternando su mirada entre el espeluznante chico y su sobrino.


Suho le dio una mirada de advertencia, volviendo su atención al lacayo de Minho, despidiéndolo con una palmadita en su espalda.


— El niño trabaja para mí ahora —habló.


— Ya veo —asintió poco interesado en el asunto.


— ¿Usted no debería estar buscando a Minho? —Interrogó Baekhyun con una mueca de enojo.


— En eso estoy, niño —bufó—. Sin embargo, por mi trabajo, debo tener un reporte que respalde el hecho de que voy a poner a mis hombres a buscar como locos por toda la ciudad, para que cuando lo hallemos él se resista al arresto y yo pueda poner una bala en su cabeza —sonrió ladino.


— ¿Eso es todo? —Suho bufó.


— No —sonrió más ampliamente—. Eso será lo que el informe dirá.


— Me importa una mierda como lo quieran o vayan a hacer —gruñó Baekhyun—. Tan sólo háganlo y ya —sentenció.


— Mis hombres están en ello, tanto como mi querido sobrino tiene a Chen moviendo cada piedra de Seúl y tu padre tiene a Mino en modo de caza —señaló—. Simplemente me gustaría recordarle a mi sobrino que la orden del señor fue que, quien sea que lo encuentre, deberá entregarlo a mí —dijo con una expresión de preocupante satisfacción.


Suho gruñó molesto y Baekhyun se estremeció levemente, hasta ser reconfortado por el desconocido niño pelirrojo que fácilmente puso una mano sobre el hombro del pequeño chico de Byun. Hizo una ligera reverencia dirigida en su totalidad al hijo de su jefe y desapareció sin decir nada más.


— Señor —llamó su subordinado—, recibí una llamada de la estación. Dicen que hay una chica esperando por usted ahí por lo del caso de Oh Minho. —Él asintió complacido.


— Esto se pone cada vez mejor —rió—. Hablaremos con ella, y una vez que tengamos información, ya sabes que hacer. —El hombre más joven asintió—. Esto tiene que hacer ruido a lo grande para que la pequeña mierda se sienta acorralada.


***


Sehun continuó mirando la puerta por donde el odioso detective se había marchado, definitivamente no estaba feliz. Para ese momento él tenía los nervios de punta y tenía la sensación de que no existía un solo maldito lugar lo suficientemente seguro en el mundo para Luhan.


— Sehun.


Lo miró en el preciso segundo que escuchó su nombre, como si fuese alguna especie de comando automático previamente programado en él. Una sonrisa cálida se extendió en sus labios, cuando tomó la mano que él elevó en su dirección.


Sin embargo, su sonrisa se borró en menos de un segundo al verlo de cerca, porque entonces había negros moretones ensuciando su pálida piel, un corte en su labio inferior y una expresión de miedo en su precioso rostro. Todo ello recordándole que no era más que su culpa y que, si tuviera algo de vergüenza, no debería de estar ahí.


— No —dijo Luhan con un suave murmullo.


Lo miró confundido, inclinándose para poder mirarlo a los ojos cuando él tiró levemente de su mano. Fue sorprendido entonces con un tierno beso en lo labios y una sonrisa colmada de dulzura, lo cual lo hizo sentir aún peor.


— Se lo que estás pensando —murmuró—. Tú no me hiciste esto.


— Luhan, yo…


— No dejes que él gane —pidió.


— Luhan, no es tan fácil —negó—. Tan sólo imagina lo que dirá tu familia, ellos no van a querer que vuelva a acercarme a ti luego de lo que mi psicópata hermano mayor te hizo —sonrió con tristeza.


— ¿Y qué? —Preguntó tranquilamente.


— ¿Y qué? —Repitió incrédulo—. Luhan, ellos son tu familia y tú simplemente no…


— Pero tú eres mi novio —le recordó calmadamente—. Es obvio que no me pondré a pelear con mi familia, pero tampoco dejaré que traten de alejarte y tú tampoco, ¿cierto? —Interrogó seriamente.


Sehun lo miró en silencio, debatiéndose entre cuál era la respuesta debería darle a Luhan y recordándose a sí mismo que esa mañana su tío había llamado para decirle lo emocionado que estaba porque llegará el próximo mes para finalmente comenzar a vivir como una familia.


«Todo irá bien de ahora en adelante, Sehun. Vas a tener la vida que te mereces.»


Una suave caricia lo despertó y una mirada a los bellos ojos castaños, le dio la respuesta que necesitaba.


— Por supuesto que no lo permitiré, cariño —respondió fácilmente, sin dudas o arrepentimientos de por medio—. Simplemente no quiero verte triste si llega a haber un conflicto entre tu familia y yo —explicó.


— Ellos no te culparían por esto. Tú no hiciste nada —sentenció—. Además… —Luhan pausó, reflexionando sobre lo que estaba por decirle—, supongo que lo mejor es decirles —musitó.


— No tienes que hacerlo —aseguró—. Puedes tomarte tu tiempo, a mí no me importa cuando sea o incluso me da igual si ellos nunca lo saben. Yo no…


— Pero yo quiero que ellos sepan —sonrió levemente.


Sehun no tenía idea alguna de que debía responder, absteniéndose de agregar cualquier cosa al escuchar la puerta abrirse. Ojos castaños se clavaron en él y Sehun esperó lo peor, porque así como la madre de Luhan era la mujer más dulce que hubiese conocido nunca, era una guerrera invencible cuando se trataba de su familia, y en ese momento ella no parecía nada feliz de verlo.


— Lo mejor será que los deje solos —murmuró, evitando volver a cruzar la mirada con ella.


— No vas a ningún lado —sentenció ella, incluso mucho antes de que Luhan pensara en decirle que se quedara.


Sehun la miró confundido, inmovilizado en su sitio cuando ella avanzó y, de modo increíblemente sorprendente, ella estiró su mano hasta pellizcar su oreja izquierda y comenzar a tirar de la sensible piel. Se quejó inmediatamente, sin estar seguro de empujar su mano o simplemente aguantarse.


— ¡Mamá! —Exclamó angustiado Luhan.


— ¿En qué has estado pensando, jovencito? —Espetó molesta—. Llevas aquí toda la noche, sin dormir y sin comer nada. ¿Pretendes enfermarte acaso?


Sehun la miró atontado, era evidente que ella estaba molesta pero era más bien como un enojo maternal mezclado con cariñosa preocupación. Su expresión molesta cambió entonces a una de cansancio y por último se volvió una sonrisa afectuosa.


— No debes exigirte demasiado, cariño —pidió, acariciando tiernamente la zona que segundos antes ella misma había atacado—. Yo comprendo que estés preocupado, pero voy a ponerme muy triste si tú también enfermas.


— Y-Yo…


— ¿Por qué no te sientas y descansas un poco mientras yo espero a que Xiǎolù termine su desayuno? —Sugirió con su cálida sonrisa—. Nosotros podemos ir entonces a conseguirte algo de comer.


Un nudo se instaló en su garganta y simplemente le quedó asentir levemente, obedeciendo sin chistar lo que ella decía.


— Ven aquí, hijo —habló gentilmente el hombre en el que, tras todos aquellos horribles sucesos, sabía debía empezar a ver como su suegro—. Siéntate a mi lado y trata de dormir un poco.


— ¿No tienes frío, Sehun? —Interrogó su cuñado—. Usas ropa demasiado ligera —frunció el ceño y lo vio quitarse la chaqueta—. Aquí, abrígate un poco —sonrió divinamente.


Él asintió torpemente, abrumado por la forma en que ellos estaban tratándolo cuando él sentía que no merecía más que su desprecio luego de todo lo que su familia les había hecho. Sus ojos buscaron los de Luhan, intentando darle una explicación lógica a todo eso y, sin embargo, lo único que obtuvo fue su preciosa sonrisa.


— Dios, Sehun —habló YanYan—. Estás pálido, lo mejor será que vayamos a buscarte algo para desayunar.


— Es-Estoy bien —balbuceó apenas, para calmar la preocupación que se reflejó en la hermosa mujer junto a Luhan.


— ¿Éstas seguro? —Interrogó no muy convencido Zhao—. Porque si quieres puedes irte a descansar a casa —ofreció—. Nosotros estamos aquí con Luhan ahora.


Iba decirle que no sin dudarlo, incluso antes de ver los ojitos de Luhan llenarse de pánico y la manera en la que apretó los labios, como si tratara de mantener algo dentro.


— Z-Zhao g“ tiene razón, ta-tal vez…


— No me iré —sentenció, respondiendo así a la silenciosa súplica que Luhan trataba de fingir que no estaba ahí, reflejada en su angustiada expresión—. Me quedaré aquí, contigo.


Luhan asintió secretamente aliviado, YanYan resopló por su terquedad, su suegra negó con una sonrisa resignada y escuchó a su suegro y a Zhao reír. Su cuñado pronto encontró un tema absurdamente ridículo sobre el cual quejarse respecto al hospital mientras Luhan comenzaba a comer.


Sehun sabía muy en el fondo que era un escape de todo lo sucedido, que ellos no iban a hacer preguntas hasta que no fueran nada más que Luhan y sus padres. Ellos trataban de reconfortar a Luhan, hacerlo olvidar todo el infierno que había pasado y la marca en su espalda que era la prueba más contundente de ello.


Era todo un intento de sedar todo aquello que lo atormentaba, para que de ese modo fuera menos doloroso cuando llegara el momento de tocar el tema, porque entonces Luhan sabría que todo estaba bien ya que su familia estaba ahí para él.


Las horas pasaron fácilmente, con una que otra visita ocasional de Jessica, quien pronto se había hecho algo así como una amiga de la señora Wu. Sin embargo, el sentimiento de querer estar cerca de él, tomarlo en sus brazos y no simplemente conformarse con un cruce de miradas, estaba comenzando tomar lo mejor de él.


— Mamá, papá —llamó YanYan, quien hacía un rato había ido a comprar algo para comer—. El doctor dice que quiere verlos para hablar un par de cosas con ustedes.


Ambos mayores se miraron entre sí, finalmente asintiendo y saliendo con la promesa de no demorar mucho dirigida a Luhan. Sehun miró en dirección a su cuñada, quien tenía un gran: “me debes una”, brillando en sus oscuros orbes, antes de fácilmente tomar a Zhao del brazo y arrastrarlo fuera mientras no para de decir que debían comer en la cafetería del lugar.


Estaban completamente solos entonces. Él no necesito más invitación que la tímida sonrisa de la persona que más quería en el mundo, para acercarse a él y deslizarse en la cama a su lado. Luhan se rió alegremente, acurrucándose en sus brazos con una maravillosa naturalidad que lo tenía casi eufórico.


Sehun tuvo entonces el absurdo pensamiento de que, así como solían decir que uno sentía que el corazón se encogía cuando algo provocaba una enorme tristeza, él realmente podía sentir como si el suyo se hinchará al punto de que temía que explotara de felicidad.


Un ligero toque reventó su burbuja de pensamientos ridículos, las yemas de los dedos ajenos rozaron sus labios y Sehun sabía perfectamente lo que Luhan quería, cuando justamente él lo había estado deseando insoportablemente también.


No lo besó de inmediato, más sin en cambio, analizando primero que no hubiera un solo riesgo de provocarle ni un solo daño al hacerlo. Luhan resopló inconforme, ignorando todo aquello que Sehun estaba tratando de tomar en cuenta y simplemente ir por lo que quería.


Un beso suyo.


Lento, profundo y que le reafirmará cuanto él lo quería. Luhan quería sentir una vez más ese sentimiento abrumador que lo hacía pensar que iba a derretirse entre sus brazos y que provocaba un maravilloso cosquilleo en su piel.


Dios, Luhan quería escucharlo decirle cuanto lo amaba una y mil veces más.


— Mi Luhan, mi dulce y bello Luhan —susurró cariñosamente sobre sus labios.


Luhan sonrió con el pleno conocimiento de que se debía ver como un completo idiota, no le importaba de cualquier forma. Todos eran más que bienvenidos para ver lo feliz que Sehun conseguía hacerlo únicamente al estar ahí a su lado.


— Luhan.


Aquel leve murmullo lo hizo mirar directo a la puerta, encontrando ahí a un desolado y tembloroso Baekhyun.


— Baekhyunee —susurró tiernamente.


Él corrió con los brazos extendidos, buscando tal vez una prueba de que todo estaba bien, simplemente para ser detenido por Sehun impidiéndole el paso y dejando a ambos atónitos con su repentina acción.


— Contén tu emoción —ordenó—. Luhan no está en las mejores condiciones ahora mismo.


Sorprendentemente, Baekhyun asintió despacio y dejó caer sus brazos, aguardando hasta que Sehun se hizo a un lado y lo dejó llegar por completo hasta él. Él se quedó de pie, con la mirada clavada en el piso y los puños apretados con fuerza.


— Lo siento, Luhan —musitó con la voz quebrada.


— ¿Baekhyun?


— Yo debí tener mucho más cuidado —dijo con un tono de voz colmado de nada sino más que arrepentimiento—. No debía dejar que te fueras esa noche, debí decirte que te quedaras ahí a hablar con Sehun de todo lo que quisieras, tuve que haber llamado a la mañana siguiente como pensé en hacerlo. —Luhan vio entonces la primera lágrima rodar completamente estupefacto.


Más se unieron rápidamente, volviendo el bonito rostro de Baekhyun en un completo lío de lágrimas y una mueca dolorosa. Sus hombros temblaban ligeramente y llevó ambas manos a su rostro, tallando sus llorosos ojos como un niño pequeño.


— Lo lamento mucho, Hannie —sollozó—. Todo esto te paso porque fui descuidado y no hable con mi padre antes. Yo… yo…


— ¡Baekhyun! —Elevó la voz.


Él gimió como si algo lo hubiera lastimado y finalmente dirigió sus ojos a Luhan, quien no tenía más que una sonrisa para él. El puchero en sus labios tembló en el segundo que Luhan alcanzó su mano y dio un ligero apretón en ella.


— Esto no es tu culpa, Baekkie —susurró cariñosamente—. Sé que tú nunca me harías daño.


Baekhyun cerró los ojos con fuerza, derramando varias lágrimas y se arrojó a los brazos de Luhan cuando lo vio abrirlos para él. Luhan le susurró palabras que no pudo entender del todo mientras frotaba su espalda para reconfortarlo.


— Dios, yo tenía tanto miedo —admitió—. No quería que me odiaras.


— Que tonterías, Bakkie —rió suavemente—. ¿Cómo podría odiarte?


— Y-Yo pensé que…


— Eres mi mejor amigo —aseguró y pese a lo feliz que Luhan se veía al decirle eso, Baekhyun todavía sintió esa declaración agridulce—. Hasta ahora, no has hecho más que ayudarme, escuchar y reconfortarme cuando estaba triste.


Baekhyun esbozó una sonrisa falsa y asintió apenas, sintiendo su pulso detenerse cuando la sonrisa más hermosa y sincera se extendió en los labios de Luhan, mientras sus brillantes ojitos estaban fijos en Oh Sehun.


— Además… —La mano que antes había sostenido la suya se elevó para unirse a la de Sehun, quien además besó suavemente el dorso de la misma—, es gracias ti que puedo estar junto a la persona que quiero.


La genuina y absoluta felicidad que Luhan parecía estar experimentando fue un duro golpe para afrontar. Ver a Sehun inclinarse y besar sus labios lo tuvo agachando la cabeza y apretando la mandíbula para no exigirle alejarse de él.


— ¡Estoy tan feliz por ti, Hannie! —Exclamó, escondiéndose tras aquella falsa máscara de felicidad que se había encargado de crear luego de perder a las dos únicas mujeres que había amado en su vida.


Sus manos se agitaron en el aire aparentando una falsa emoción entre tanto hacía una que otra broma acerca de la relación de Luhan y Sehun. Se rió a carcajadas cada vez que vio a Luhan sonrojarse, repitió sin parar lo feliz que estaba por Luhan, pero…


Al final, y luego de despedirse con la más grande sonrisa que tenía, simplemente se alejó un par de pasos hasta recargar su espalda contra un frío muro y cerrar los ojos para así no desmoronarse y verter todo lo que sentía su roto corazón.


— Baekhyun —llamó con preocupación Chanyeol.


Baekhyun lo miró y sonrió incrédulo, ya sin recordar ya cuantas veces le había exigido marcharse, dejarlo en paz de una maldita vez. Pese a ello, él simplemente no parecía entenderlo y, aunque Baekhyun no iba a admitirlo, en el fondo estaba feliz de verlo.


— Lo comprendo ahora —musitó—. Ellos de verdad hacen una muy bonita pareja —sonrió tristemente.


— Oh, Baekhyunee —murmuró tristemente.


— Luhan se veía precioso con esa sonrisa en sus labios —afirmó con la voz rota—. Estoy muy feliz de haberlo ayudado ahora —dijo, lágrimas amargas mojando su bello rostro y opacando esa cosa que buscaba ser una sonrisa de felicidad.


— No hagas esto —pidió, limpiando con suavidad las saladas gotitas—. No te mientas a ti mismo.


— ¡Lo odio! —Sollozó sin contenerlo más.


Arrojándose a los brazos que Chanyeol extendía para él, se refugió ahí en espera de que de ese modo toda la tristeza que intentaba hundirlo no fuese capaz de llegar. Chanyeol lo arrullaba con palabras de ternura y uno que otro beso en su cabello.


Lamentablemente, no era ni sería suficiente a pesar del noble esfuerzo del muchacho más alto que trataba de consolar su herida alma. No cuando no era él la persona que Baekhyun quería que lo estuviera abrazando en ese momento, tampoco eran las suyas las palabras dulces que quería escuchar y mucho menos eran sus labios los que necesitaba besándolo.


Chanyeol también lo sabía y de todos modos se quedó ahí hasta que pudo parar de llorar y lo llevó a casa, a sabiendas de que no iba tener el valor de entrar una vez más la habitación de Luhan estando Sehun ahí.


Se despidieron sin mucho que decir una vez Baekhyun estuvo en la puerta de su hogar, la cual atravesó arrastrando los pies y con una presión asfixiante en el pecho. Inkei se emocionó tan solo verlo pero a diferencias de otras veces, Baekhyun lo pasó por alto, yendo de inmediato al encuentro de Minseok que corría a abrazarlo.


No hubo llanto en esa ocasión más sin en cambio, pero sí un sin fin de palabras compasivas y la incesante promesa de que al final todo iba a estar bien. Aun así, ninguna llegó a él, todo se escuchaba falso para él.


— Baekhyun, creo que debes dejar de ver a Luhan —susurró Minseok.


Eso tuvo un efecto en él, haciéndolo apartarse del abrazo casi maternal de su amigo y mirarlo como si acabara de decirle la cosa más horrible del mundo. Pese a sus pensamientos, tan sólo había una enorme preocupación reflejada en la expresión de su mejor amigo.


— Prueba distrayéndote de otro modo —sugirió suplicante—. Por ejemplo, puedes salir y pasar el tiempo con ese chico, Chanyeol, como antes —sonrió de forma tensa—. Siempre parecías muy feliz al estar con él.


Baekhyun no podía dar crédito a todo lo que su amigo dijo, no cuando antes él se había encargado de repetirle sin parar lo en desacuerdo que estaba con el hecho de que conviviera con Chanyeol, repitiendo hasta el cansancio que él iba a lastimarlo.


— ¿Por qué tú…? —Soltó a medias, incapaz de continuar debido a su desconcierto total—. Odias a Chanyeol.


— Yo sé que él no me agradaba al principio —dijo, jugueteando con sus dedos nerviosamente—, pero ha demostrado que es un buen chico al siempre estar a tu lado en los peores momentos. Además, yo sé que te gusta y…


— ¡Basta! —Ordenó alterado—. ¿Por qué estás haciendo esto? —Exigió irritado.


— Es por tu bien, Baekhyunee —explicó preocupado—. Tan sólo mira cómo estás —señaló afligido—. Tienes el corazón roto y es peor que todas las veces anteriores. Luhan te hace mal —sentenció.


— No, Luhan no...


— Por el amor de Dios, Baekhyun —elevó la voz apenas—. No me vengas con esa mierda cuando ahora mismo pareces muerto en vida a pesar de que Luhan ni siquiera te dio alas, él siempre fue honesto respecto a sus sentimientos y de todas formas estás llorando por él.


— ¡¿Y qué si estoy llorando?! —Espetó—. Tengo derecho a llorar cuando he perdido a la persona de la cual me enamore.


Una mirada penetrante se clavó en él, como si su mejor amigo estuviera por echarle en cara su más sucio secreto.


— El problema es… —Minseok comenzó, haciendo una pausa eterna para al final de cuentas negar levemente—. Baekhyun, tú ni siquiera estás enamorado de ese chico —dijo por fin.


Baekhyun sintió como si algo acabara de quebrarse a su alrededor y no tenía palabras para responder a la declaración ajena, por más que deseara hacerlo.


— Lo quieres a tu lado únicamente porque crees que es como Baekhee —sentenció con pesadumbre.


La primera reacción de Baekhyun fue la confusión para luego darle paso a una ardiente ira que lo llenó por completo, debido a que solamente había una persona que antes le había dicho eso mismo y que entonces sabía había llenado la cabeza de Minseok con sus malditas ideas estúpidas.


— ¡¿Por qué mierda estás escuchando lo que el idiota de Mino te dice?! —Rugió, molesto y traicionado.


— Baekhyun, tan sólo escucha —insistió angustiado.


— Ese imbécil simplemente hace esto porque no soporta la idea de que lo supere y existe alguien capaz de hacerme tan feliz como merezco —afirmó con una falsa apariencia de seguridad.


— No es eso, él está preocupado por ti —aseguró.


— ¿Ahora se preocupa por mí? —Resopló incrédulo—. ¿Dónde estaba entonces cuando le pedí renunciar a toda la mierda que tenía que ver con mi padre e irse conmigo?


— Tú sabes lo que pasó en ese entonces, él no…


— ¡Que no se entrometa más en mi vida entonces! —Gritó furioso.


Minseok lo miró inmutable, nada sorprendido por uno de los tantos arrebatos de los cuales ya había sido testigo innumerables veces. Porque había aprendido hace mucho que el enojo era la forma en que Baekhyun trataba de protegerse de todo lo que daba miedo o trataba de herirlo.


— Tú sabes que al final Mino dice la verdad —aseguró seriamente—. Lo que te atrae de Luhan no es él, sino lo mucho que te recuerda a Baekhee.


— ¡Mientes!


— Pero en el fondo sabes que es inútil —continuó tranquilamente—, porque él no es como tu hermana gemela y que por más que te hayas aferrado a esa idea, Luhan no va a poder reemplazarla. —Una sonrisa compasiva estaba plasmada en los labios de su mejor amigo y Baekhyun quiso borrarla de un golpe, no lo hizo más sin en cambio.


— ¡Te equivocas! —Vociferó—. ¡Tú no sabes nada de cómo me siento!


— Soy tu mejor amigo, Baekkie —musitó tiernamente—. Te conozco incluso mejor que tú mismo.


— ¿Mi mejor amigo, dices? —Sonrió con sorna—. ¿Es por ello que me ocultas tu patética relación con Chen? —Espetó, haciendo al otro palidecer.


— Tú… ¿C-Cómo es que…?


— Siempre lo supe —sonrió dolido—. Era obvia en la forma en que mirabas a ese hombre tan despreciable y luego, repentinamente, él te miraba igual. Decidí entonces fingir que no sabía nada, esperando a que me contaras —negó con la cabeza—. Tú nunca lo hiciste, porque no confías en mí y simplemente pensaste que soy un idiota egoísta que simplemente iba a pensar en sí mismo y pedirte que terminaras con él tan sólo porque a mí no me agrada.


— Baekhyun, eso no…


— No vengas a decirme que eres mi mejor amigo y me conoces mejor que nadie, cuando ni siquiera sabías que lo único que yo necesitaba era saber que él te hacía feliz para dejarlo estar —Minseok sacudió la cabeza frenéticamente en negación.


— Baek, yo nunca…


— No sabes nada de mí, por lo que no tienes derecho a decirme que miento acerca de mis sentimientos por Luhan —finalizó, dando la media vuelta y prácticamente corriendo hasta la puerta.


— ¡Baekhyun, espera! —Suplicó desesperado—. ¡Tienes que escucharme!


No quería hacerlo y con ello en mente, salió apresuradamente del lugar con el único pensamiento de irse tan lejos como le fuera posible. Pese a ello, se quedó petrificado en su lugar, con los ojos abiertos ampliamente por el asombro y fijos en el alto chico pelirrojo que lo veía seriamente.


— ¿Chanyeol? ¿Cómo es que tú…? —Balbuceó—. Tú te habías ido y…


— Pensé que podrías necesitarme, por eso volví —sonrió cariñosamente.


Baekhyun parpadeó para contener sus lágrimas y se mordió el labio inferior con fuerza. Chanyeol simplemente lo abrazó, calmando un poco su roto corazón.


— No quiero estar aquí —musitó con la voz quebrada.


Él asintió, tomando su mano fuertemente y comenzó a caminar lejos. Y a pesar de simplemente estarlo llevando lejos de casa, Baekhyun no pudo evitar sentir como si lo estuviera alejando de todo lo que estaba atormentando.


***


«Sehun odia todo lo que es mío


Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, su cuerpo comenzó a temblar violentamente y Minho lo miraba de frente pero él no podía correr. Gritó con todas sus fuerzas cuando él avanzó, con una sonrisa demoniaca y la mirada de un loco.


Lágrimas de puro terror corrieron por sus mejillas y sus gritos se volvieron desgarradores cuando él lo alcanzó. Llamó a Sehun con todo lo que tenía pero él no venía, nadie lo hacía y entonces Minho lo sujetó con fuerza.


— ¡No! —Gritó con todas sus fuerzas, peleando contra el demonio que le recordaba que ahora le pertenecía y que iría por él sin importar donde se escondiera.


Riéndose a carcajadas porque no importaba cuando gritara el nombre de Sehun, él no estaba en ningún lado y no iría a su rescate.


— ¡Déjame ir! —Imploró, retorciéndose entre las manos que lo mantenían prisionero.


— ¡Luhan!


Reconoció la voz de Sehun a lo lejos, Minho rugió furioso y aflojó su agarre permitiéndole a Luhan estirar su mano y golpearlo en alguna parte. Fue libre entonces y su cuerpo entero se sacudió violentamente, obligándolo a abrir los ojos y hacerle ver que todo aquello no había sido más que una pesadilla y que seguía en el hospital.


Se movió precariamente, sosteniendo apenas su peso en sus temblorosos brazos y dirigió sus llorosos ojos al frente, donde su familia lo veía atónita y Sehun se cubría la boca. La realidad lo golpeó duramente entonces, obligándolo a afrontar que la persona con quien había luchado no era nadie más sino Sehun que únicamente había querido calmarlo y Luhan tan sólo lo había lastimado.


Desvió la mirada avergonzado y frustrado en la misma medida, clavando su vista en sus manos que apretaban con fuerza las sábanas blancas. Lágrimas ardían en sus ojos y quería gritar hasta que su garganta quemara y ya no hubiera más miedo.


En ese momento, cuando sentía que iba volverse loco, el perfume de Sehun lo rodeó y fue envuelto en un protector abrazo. Luhan ocultó su rostro, no queriendo que él viera lo molesto que estaba consigo mismo.


— Lu...


— Señora Wu —habló Sehun, interrumpido las palabras con las cuales ella trataría de tranquilizarlo—, ¿nos podrían dejar a solas?


Luhan no podía ver el rostro se sus padres o de sus hermanos, pero de cualquier forma era consciente de que ellos no estaban muy de acuerdo con la idea debido al absoluto silencio que había tras la petición de Sehun.


— D-De acuerdo, cariño —respondió totalmente dubitativa su mamá.


Ellos salieron lentamente, dejándole saber a Luhan que ellos estaban solos, únicamente cuando oyó la puerta cerrarse. Sehun se apartó un poco entonces y aguardó seguramente a que Luhan se encontrará con su mirada. Sin embargo, él no tenía el valor para mirarlo a los ojos.


— Luhan —llamó seriamente.


Él no se movió a pesar del tono exigente que Sehun había empleado al hablarle.


— Estoy hablando contigo, mírame a los ojos —ordenó.


Luhan negó, con el ceño fruncido, la cabeza agachada y los labios apretados en una rígida y tensa línea. Su novio bufó molesto, intentó en esa ocasión obligarlo a verlo a los ojos al sujetar su mentón para que hacerlo levantar el rostro. Luhan por su parte, empujó su mano cada vez.


— No voy a tener esta conversación así. Mírame —exigió severamente.


Negó con un apenas perceptible movimiento de cabeza en respuesta. Cerrando los ojos con fuerza en caso de que Sehun quisiera obligarlo una vez más.


— Muy bien, será como tú quieras entonces —resopló irritado—. En vista de que no vamos a llegar a ningún sitio con esto, voy a dejarte solo para que te calmes.


Luhan abrió los ojos de golpes y se tensó cuando la cama se ajustó al perder el peso de Sehun en ella. Su rostro se alzó rápidamente y su mano agarró apenas el dobladillo de la camiseta que él usaba para detenerlo.


El más alto miró por sobre el hombro su expresión angustiada y se giró por completo, dejándole ver su piel levemente enrojecida justo al lado de la comisura de sus labios. Una punzada de culpa pálpito en su pecho y una vez más agachó la mirada.


— Lo lamento —susurró lastimeramente.


— Oh, nene —dijo tiernamente.


Tomando asiento una vez más y Luhan apenas se dio cuenta de lo que había pasado antes de estar sentado en su regazo. Con su mano izquierda descansando sobre su cadera y la derecha acariciándole con ternura el rostro.


— No hiciste nada malo, todo fue un accidente —sonrió, de ese modo precioso que hacía que el corazón de Luhan se agitara con violencia—. Yo sé que todo fue porque estabas asustado y yo mismo también lo estaba, porque estabas sufriendo y yo no podía hacer nada para ayudarte.


— Odio todo esto —admitió molesto con toda la jodida situación y con él mismo.


— Está bien, amor —susurró, rozando apenas su sien con los labios—. Todo esto es pasajero, lo prometo.


Luhan asintió despacio, sus ojos viendo en cualquier punto que no fuera el rostro de Sehun y la prueba de lo que había pasado.


— ¿Luhan? —Él emitió un quedo sonido para hacerlo saber que prestaba atención—. 你想成為‘的”朋友? (Nǐ xiǎng chéngwéi w’ de nán péngy’u?)*


*¿Quieres ser mi novio?


Su rostro se volvió a él tan rápido que sintió su cuello doler, una expresión atónita adornaba su rostro y Sehun le sonreía divinamente.


— Ambos ya lo dimos por sentado, por eso ninguno de los dos hizo la pregunta —explicó, alisando las arrugas inexistentes de la blanca manta y de todos modos, el sutil rubor rosa en sus mejillas no pasó desapercibido para Luhan—. A decir verdad… —Murmuró con un tono nervioso—, me gustaría escuchar tu respuesta.


Y de ese modo, tan fácil como chasquear los dedos, todas las preocupaciones de Luhan desaparecieron por completo, y supo de inmediato que los acelerados latidos en su pecho ya nada tenían que ver con el miedo que aquella pesadilla había dejado atrás.


Un extraño silencio cayó entre ellos, entre tanto Luhan se esforzaba al máximo para recordar cómo formular un simple sí, sus manos comenzaron a sudar y sentía que como si estuviera ruborizado desde la punta de los pies hasta el último de sus cabellos.


Tuvo entonces el tonto pensamiento de que si abría la boca, Sehun iba a ser perfectamente capaz de escuchar cómo su corazón golpeaba con fuerza sus costillas.


— T-Tú no ti-tienes que res…


— Sí —escupió bruscamente, cortando todo lo que él estaba por decirle para tranquilizarlo.


— ¿Q-Qué? —Balbuceó Sehun, ruborizado hasta las orejas—. ¿A-Acabas de de-decir que…?


Sus labios colisionaron descuidadamente, convirtiéndose seguramente en el beso más torpe de la historia y provocando más dolor que la recreación perfecta de alguna película romántica donde el protagonista corta las palabras de su pareja con un beso.


Ambos retrocedieron cubriendo sus bocas y quejándose. La situación en ese momento era absolutamente ridícula y, cuando ambos se miraron a los ojos, estallaron en carcajadas sonoras. Recordándole con ello a Luhan, que ellos todavía eran un par de enamorados y tontos niños.


— ¿Sabes? Nunca he sido de este modo con nadie —rió tontamente. Luhan ladeó el rostro confundido, esperando una explicación a su comentario—. Yo jamás había hecho esto —admitió—. Eres mi primer novio —admitió emocionado.


La sorpresa se apoderó del bello rostro de Luhan, sin embargo, pronto fue reemplazada por un ceño fruncido.


— ¿Qué hay de las chicas con las que…?


— Era físico, Luhan —aseguró—. Yo jamás les prometí nada, no había sentimientos de por medio y ellas lo sabían.


Luhan los miró con los ojos entrecerrados, evidenciando algo de desconfianza sobre aquella declaración.


— Era imposible para mí enamorarme de ellas cuando he estado enamorado de ti incluso antes de saber lo que la palabra significaba siquiera. —Luhan se sonrojó furiosamente—. En ese entonces era un niño que creía que podía cambiar las cosas en casa si era lo suficientemente bueno y sentía cosquillitas de Luhan cada vez que te veía. —Luhan no pudo contener su risita al escucharlo.


— ¿Cosquillitas de Luhan? —Preguntó divertido y emocionado al mismo tiempo.


— Era un mocoso que no sabía que las cosquillitas de Luhan eran eso que llaman mariposas en el estómago. Al final, lo único importante es que a tu lado me sentía y aún me siento inmensamente feliz —sonrió alegremente.


— Santo cielo, eres real pero realmente cursi —cubrió su rostro con ambas manos, tratando inútilmente esconder lo que le provocaban las dulces palabras ajenas.


— Extraño, ¿no es así? —rió divertido—. Incluso yo, cuando me permitía imaginar que esto se volvía real, tenía el presentimiento de que iba a ser el tipo de novio que no iba a ser capaz de mantener las manos para sí mismo.


Luhan descubrió su rostro y frunció el ceño tras escucharlo, sus mejillas todavía teñidas de un lindo color rojo y Sehun no pudo evitar acunar con su diestra el bello rostro de Luhan.


— Sin embargo, ahora que esto es real, yo simplemente te miro y pienso que eres tan precioso, que yo debo tener cuidado, que quiero hacer las cosas bien contigo e ir despacio, porque te mereces eso y mucho más. Únicamente tú sacas mi lado cursi —sonrió divinamente.


— ¿Qu-Qué no se supone que deberías estar en la escuela? —Balbuceó avergonzado. Sehun por su parte dejó ir una suave risita.


— Eres adorable cuando intentas cambiar de tema porque te avergüenza —dijo sonriente, besando castamente sus labios.


Luhan lo empujó juguetonamente e hizo un puchero que tenía a Sehun secretamente encantado, el comenzó a refunfuñar mientras volvía a sentarse correctamente sobre la cama y tomaba el mando del pequeño televisor en la habitación.


— No iré a la escuela y tú tampoco —respondió por fin.


— ¿Qué?


— El detective dijo que no es conveniente.


— ¿Y los exámenes de fin de semestre? —Interrogó, aun cuando eso era lo que menos le importaba en realidad.


— El detective Zhang habló con el director para informarle lo sucedido, ellos están dejando que hagamos los exámenes en cuanto te sientas en condiciones y después de eso, por seguridad, no vamos a presentarnos más —explicó.


Luhan asintió, pellizcándose el puente de la nariz completamente irritado y Sehun simplemente levantó la mano, posándose sobre su cabeza y revolviéndole el cabello.


— Está bien, Bǎobèi Lù —aseguró tranquilamente.


— Lo sé, pero…


— En realidad es bastante conveniente, pensando en que todavía tengo que viajar a Incheon para reunirme con mi tío.


Aquello lo dijo sin pensar realmente, pero vio el grave error de hacerlo en el segundo que el rostro de Luhan se volvió tan blanco como una hoja de papel y sus preciosos ojos no reflejaban más que temor.


— Bǎobèi Lù…


— Prometiste que ibas a quedarte conmigo —le recordó un tanto alterado.


— Y voy a hacerlo, cariño —afirmó, tomando sus manos con fuerza.


— ¿Entonces por qué tú…?


— Debo decirle yo mismo, Luhan —se adelantó—. Quiero mirarlo a los ojos cuando le explique porque al final estoy rechazando su oferta. Es lo mínimo que debo hacer —explicó.


Luhan comprendió la situación de inmediato, asintiendo levemente, robándole una sonrisa cariñosa a su novio que lo tenía embobado. Sus ojos se cerraron instintivamente en el preciso instante que acunó su rostro y aguardo con paciencia a que lo besara.


Lamentablemente, ambos tuvieron que detenerse en seco y fingir que miraban en cualquier otra dirección tan pronto la puerta fue abierta. Ambos llevaron sus nerviosas miradas a ella, encontrándose con la sonrisa burlona de Jessica.


— Oh, mis dulces niños —se burló—, por mí no se detengan y bésense con confianza —rió con ganas.


Sehun gruñó por lo bajo y Luhan se ruborizó visiblemente, mientras la bella mujer caminaba con confianza por la habitación.


— ¿Qué no tienes otras ocupaciones? —Farfulló disgustado Sehun.


— Es por ello que estoy aquí, querido —ensanchó su sonrisa traviesa—. Hannie es ahora mi paciente y tengo que venir a revisarlo. Además, me gusta charlar con él. Ya sabes —se encogió de hombros—, conocernos mejor —comentó, sonriendo traviesamente.


Sehun se tensó y Luhan alterno su mirada entre ambos, preguntándole con la mirada a Sehun que era lo que estaba pasando.


— Hasta ahora yo sé que él es muy pero muy lindo y él sabe que yo soy tu mamá —dijo con una suave risita.


Sehun masculló algo intangible, ella simplemente sonrió ampliamente y miró fijamente a Luhan antes de pedirle que se diera la vuelta para limpiar una vez más la quemadura de su espalda.


— Sehun —llamó antes de hacerlo lo que ella pedía—, ¿po-podrías salir un minuto? —Sehun arqueó una ceja ante su pedido, asintiendo de todas formas al final.


Aguardó hasta que él abandonó la habitación para cumplir con el pedido de la hermosa mujer que lo cuidaba, colocándose boca abajo y tomando una profunda respiración cuando ella descubrió su espalda.


— No podrás evitar para siempre que él no lo vea —señaló serenamente.


— Lo sé.


— ¿Por qué le pediste salir entonces? —Interrogó curioso.


— Porque ahora mismo él ya se está culpando por todo y temo que al ver la quemadura, él se atormente más y decida alejarse al pensar que estaré seguro de ese modo —explicó.


— Lo conoces bien —dijo con un todo de felicidad.


Luhan suspiró, cerrando los ojos y apretando la almohada cuando ella comenzó a trabajar, queriendo que todo acabara cuanto antes y arrepintiéndose de haberle pedido a Sehun irse, porque en ese momento él seguramente estaría tomando su mano y consolándolo con palabras dulces.


«No, él no puede ver su marca en mí.»


Fue ese su último pensamiento, antes de las suaves palabras que Jessica le susurró y sus párpados cedieran finalmente. Para él apenas mantuvo los ojos cerrados un par de segundos, antes de que la oscuridad comenzara a volverse aterradora. Sus ojos se abrieron de golpe, como un modo de escapar de aquella enorme sombra que trataba de atraparlo.


Una mirada amable y una sonrisa cálida le fueron dirigidas al estar nuevamente despierto, pero de igual modo el chico a su lado continuó masajeando cuidadosamente su mano izquierda y tarareando una canción que no reconocía.


— Bobby —murmuró, esbozando una sonrisa para él.


— Tenía un ángulo poco natural cuando entré y te vi dormido —explicó tranquilamente—. Pensé entonces que podría doler cuando despertaras, así que estoy tratando de que eso no pase.


— ¿Qué hora es? —Preguntó, extrañado de ver todas las luces de la habitación ya encendidas.


— Casi las siete, llevas un buen rato dormido —rió levemente—. Sin embargo, quiero pensar que es por el medicamento, lo mal que lo estás pasando a la hora de dormir y lo poco que comes —frunció el ceño al decir lo último—. Es por eso que tengo un regalo para ti.


Luhan lo vio buscar algo al interior de su chaqueta, hasta que poco después una pequeña bolsita de ositos de goma fue tendida en su dirección.


— Sehun dice que te gustan mucho, así que me las arregle para traerlos de contrabando —susurró la última palabra, haciendo al otro reír.


— Muchas gracias.


— No me agradezcas nada, pequeño —guiñó juguetonamente—. Es solamente porque eres adorable y me agradas muchísimo —sonrió divinamente.


— Mmm… ¿dónde están todos? —Interrogó curioso.


— Tú adorable y bella mamá arrastró a Sehun y a todos los demás a conseguir algo de comer. Debiste haber visto su cara —rió con ganas.


Luhan rió también, hasta que notó que él no reía más y simplemente estaba ahí, mirándolo fijamente sin borrar su sonrisa cálida. Estiró su mano y revolvió juguetonamente su cabello, mirándolo con nada más que aprecio.


— Traté de odiarte —susurró—. Porque él estaba enamorado de Sehun y era sumamente especial para mí, por eso decidí que tú no me agradabas al ser su rival.


— ¿Qué? —Murmuró sin comprender absolutamente nada.


— Me dije muchas veces a mí mismo que no iba a dejar que Sehun nos presentará si él rompía su corazón y que jamás iba a ser tu amigo —apretó ligeramente la mano de Luhan que antes masajeaba—. Pero entonces te apareciste ante mí —sonrió tímidamente—; tan amable, inocente y enamorado de mi mejor amigo…


Luhan apretó de vuelta la mano del chico, animándolo a continuar con lo que estaba tratando de expresarle.


— Se suponía que era solamente un trabajo —sonrió de un modo indescifrable—. Por eso comencé a pasar tiempo contigo y a conocerte mejor. Descubriendo que tú siempre ibas a sonreírme sinceramente, que ibas a preocuparte cuando vieras algún rasguño en mí, que siempre me preguntarías si había comido ya, que te reirías de todas mis bromas y que no ibas a avergonzarte de decirle a tu madre que somos amigos.


Bobby parpadeó un par de veces y se aclaró la garganta, luego de recordar aquella vez en la que se habían topado con la madre de Luhan y esté, en lugar de mentir sobre porque estaban juntos, había sonreído y le había presentado a la hermosa mujer que le había dado la vida.


— Fue entonces que me di cuenta que te habías vuelto valioso para mí y que me gustaba mucho ser tu amigo. Me dije a mí mismo que iba a protegerte entonces, pero…


— ¿Bobby? —Llamó preocupado.


— Lo lamento, Luhan — agachó la mirada—. Yo debí evitar esto, debí…


— Me salvaste —sonrió para él—. Si no hubiera llegado cuando lo hiciste, quien sabe qué habría hecho Minho después.


— Luhan, yo…


— Tú me ocultaste entre tus brazos, prometiéndome que todo estaría bien y fue verdad. Yo estoy aquí y tú me debes un helado —rió dulcemente. Bobby asintió varias veces, tragando con dificultad, aferrándose aún a la mano ajena.


— ¿Puedo darte un abrazo?


Luhan sintió su sonrisa crecer más, no solamente asintiendo sino también abriendo sus brazos para él, estrechándolo suavemente cuando él finalmente lo abrazó.


— Dios, yo voy a ser súper pegajoso contigo y volveré loco a tu estúpido novio —bromeó, riendo al mismo tiempo que Luhan.


Un débil golpe los hizo mirar en dirección a la puerta, donde una bella joven de largo cabello negro aguardaba. Luhan nunca en su vida creía haberla visto, pero Bobby se puso de pie de un salto y prácticamente corrió al otro extremo de la habitación tan pronto la vio.


Quiso preguntar por la extraña actitud de su amigo, pero apenas pudo pensarlo tras escuchar a la chica aclararse la garganta y volver su atención a ella.


— ¿T-Tú eres Luh-Luhan? —Habló apenas lo suficientemente alto para ser escuchada.


Luhan asintió sin tener más idea de qué hacer y tras eso, ella comenzó a avanzar muy despacio, mirando a todos lados como a la espera de que algo horrible le sucediera y con una expresión de puro miedo en su bello rostro. Tomó asiento silenciosamente en el pequeño banco junto a su cama y comenzó a juguetear con las mangas de su abrigo.


— ¿Tú…?


— M-Me llamo Hye Mi —soltó precipitadamente—. S-Soy algo así como u-una amiga de Sehun oppa —murmuró en voz apenas perceptible.


— Mucho gusto —respondió aún confundido.


— Y-Yo vine aquí po-porque... —Ella tomó una gran bocanada de aire—. Se-Sehun oppa me habló de ti. —La nerviosa jovencita trató de sonreír y en simpatía con ello, Luhan sonrió para ella.


— ¿De verdad? —La chica asintió varias veces.


— É-Él siempre estaba diciéndome que tú… que tú eres realmente lindo —susurró quedito—. Decía que era por ti que era quien es. Es por eso que quería verte yo misma —admitió—. Q-Quería ver con mis propios ojos al Luhan de Sehunnie oppa —sonrió finalmente.


Luhan no supo cómo reaccionar a sus palabras, sentía el calor en sus mejillas y tenía mil preguntas en la punta de la lengua para hacerle a la joven desconocida.


— Él me salvo —confesó con la voz un tanto quebrada—, pero él no puede admitirlo y simplemente sigue pidiéndome perdón por algo que, a comparación de todo lo que pasó ese día, fue lo menos grave. —Sus llorosos ojos se cerraron momentáneamente, volviendo a mirarlo poco después—. Sé que, aunque no fue lo mismo, tú vas a poder entenderme un poco al menos.


Luhan quiso preguntarle de qué era que hablaba, no teniendo realmente la oportunidad una vez que ella comenzó a relatarle cómo era que había conocido a Minho, el cómo ese monstruo se había mostrado ante ella como el más dulce de los hombres y la romántica forma en que le había pedido ser su novia.


Él había sido amable, protector y detallista, así que ella pensó que era muy afortunada. Finalmente, tras varios meses de lo que estúpidamente había pesado como un cuento de hadas, él la había arrastrado ese horrible lugar y la había hecho experimentar lo que para ella era el más horrible infierno.


Las entrañas de Luhan se revolvieron con cada palabra que ella dijo, describiendo cada cosa que ellos le hicieron, las veces que se repitió, los rostros de cada uno de ellos y la forma en que se había rogado de rodillas porque la dejaran ir.


Quiso pedirle que parara, que no podía seguir escuchando más y entonces ella dijo el nombre de Sehun. Consiguiendo que contuviera la respiración y escuchara con un alma en un hilo lo que había pasado luego de que Minho dijera que Sehun tenía que hacerle pasar por lo mismo que todos los demás si quería sacarla de ahí.


Ella le relató cada segundo de lo vivido en esa habitación, el aplastante miedo de ser forzada una vez más y de lo aterradoramente confundida que había estado cuando él simplemente la abofeteó la primera vez, con la expresión de estar sufriendo tanto como ella y lágrimas en sus ojos.


— Sé que de algún modo él me lastimó también —musitó débilmente—, pero no lo odio por eso —aseguró.


Luhan estaba temblando, algo estaba atorado en su garganta y cada vez que parpadeaba sus ojos dejaban caer dos lágrimas más.


— Porque aun cuando me golpeó igual que aquellos hombres, él no fue más allá y yo en el fondo sabía que él no quería hacerlo. —Sus lindos ojos llorosos se fijaron en Luhan una vez más—. Él tenía que hacerlo para que Minho nos dejara ir y después de eso me llevó a un sitio donde nunca iban a encontrarme. Él cuido de mí y me repitió sin para que debía hacerlo pagar, incluyéndose a él mismo en eso.


La mirada alarmada de Luhan se disparó a la chica tras escuchar eso, temeroso de escucharla decir que iba a tomarle la palabra a Sehun.


— Minho lo descubrió todo entonces. —La vio estremecerse—. Así que aceptó su trato de irse lejos y acudió a Suho oppa para asegurarse de que yo iba a estar segura junto con mi familia. Ahora sé que le debe un favor a Suho oppa por mí. Sin embargo, tal vez no tenga que pagarlo nunca.


La miró sin comprender y ella le sonrió apenas, como dándole su palabra de que, aunque no podía asegurarle que todo saldría bien, por lo menos iba a luchar para que fuera de ese modo.


— Me enteré por una de las mucamas de Suho oppa lo que te había pasado y de la investigación, así que fui con el detective Zhang para denunciarlo también. —Luhan se tensó, pero sabía que no tenía derecho a decirle que no dijera nada acerca de Sehun—. Le conté de todo lo que Minho y esos hombres me hicieron, así como también le dije como un desconocido me había salvado.


La sorpresa absoluta se apoderó de Luhan y ella de algún modo pareció feliz con ello, suspirando después al mismo tiempo que tallaba sus manos sobre sus jeans.


— Yo jamás vi su cara, pero él me sacó de ese lugar y me llevó a un lugar seguro donde una bella mujer cuido de mí antes de que finalmente me llevaran con mi familia.


— T-Tú…


— Ahora estoy bajo la protección del detective Zhang y ya no voy a huir —dijo con seguridad y miedo a la vez—. Aun cuando no sé si voy a conseguir justicia al final, yo de todos modos quería que ese despreciable hombre supiera que no logró quebrarme y también quería tú supieras que, de algún modo, yo te entiendo y tienes todo mi apoyo—tomó su mano a tientas—. Así que… no hay que rendirnos, ¿está bien? —Luhan asintió como pudo.


La delicada mano de Hye Mi soltó la suya entonces y se puso de pie despacio, despidiéndose nada más que con una sonrisa temblorosa y una reverencia. Luhan la observó con los labios apretados, luchando por eliminar el sentimiento que lo mantenía inmóvil y se puso de pie con dificultad.


— ¡¿Qué haces?! —Exclamó alarmado Bobby—. ¡No puedes salir de la cama!


Lo ignoró y dio el primer paso con piernas temblorosas, consiguiendo apenas la estabilidad necesaria para continuar adelante, escuchando tras él las súplicas de Bobby por volver tras cruzar la puerta de su habitación.


Kai y otro hombre que no reconoció, casi se atragantaron al verlo abandonar la habitación y aunque ninguno de ellos lo detuvo, se apresuraron a ir hasta él para seguirlo. Escuchó a Kai comenzar a regañarlo, pero su atención estaba por completo en mirar a todos lados en busca de Hye Mi, repitiéndose que no había sido una alucinación cuando no la vio en ningún lado.


— ¡Luhan! —Zhao chilló horrorizado.


Luhan apenas consiguió llegar hasta él, aguantándose el dolor de cada músculo en su cuerpo y prácticamente lanzándose contra él cuando lo tuvo lo suficientemente cerca para que consiguiera sostenerlo.


— ¿Qué demonios…?


— Llévame afuera, g“ —pidió de golpe.


Y aun cuando él parecía más que confundido, de todas formas asintió y se puso en cuclillas, invitándolo a subir a su espalda y, tras estar seguro de que Luhan no iba a caerse, corrió tan rápido como pudo, con tres espantados hombres y una horrorizada enfermera tras él.


Hye Mi estaba cruzando la entrada principal del hospital cuando finalmente la halló, el detective Zhang iba a su lado y Luhan gritó su nombre para hacerla detener. Ella se giró sorprendida y el hombre a su lado frunció el ceño, dándole una dura mirada al desconocido de antes.


La bella chica corrió a su encuentro tan pronto su hermano lo puso correctamente de pie y comenzó a cojear hasta ella.


— Vamos a conseguirlo, Hye Mi —aseguró con una sonrisa, incluso antes de que ella hiciera cualquier pregunta que tuviera en mente—. Minho no va a salirse con la suya y pagará por todo —afirmó con seguridad.


Ella lo observaba incrédula, sonriendo al final y abrazándolo con cuidado sorpresivamente. Luhan correspondió sin pensárselo dos veces y antes de que la dejara ir, la dulce joven besó suavemente su mejilla.


— Ahora sé porque te quiere tanto —susurró y Luhan se sonrojó débilmente—. Te visitare, así que cuídate mucho, Luhan oppa.


Esa fue su despedida y Luhan se quedó ahí hasta que verla cruzar las puertas, agitando su mano suavemente. Él la imitó antes de volver su atención a las personas que lo había acompañado, justo a tiempo para ver a su amable enfermera golpear con su mano abierta la cabeza de su hermano mayor.


— ¡¿Por qué me golpeas?! —Exclamó el agredido.


— ¿Cómo se te ocurre sacarlo de su habitación? —Espetó la furiosa mujer.


— ¡Él me lo pidió! —Acusó.


— ¿Y qué? ¿Es acaso que si te pide romperle una pierna lo harás? —Bufó y Zhao simplemente refunfuñó—. Llévalo ahora mismo a su habitación —ordenó.


Zhao resopló, pero de todas formas le sonrió para él antes de que volviera a subir a su espalda y fuera escoltada hasta su habitación, donde se encontró con todo un revuelo.


Sehun tenía una expresión furiosa cuando entró, su hermana estaba discutiendo acaloradamente con su médico, su padre y Baekhyun parecían a nada de desmayarse y su mamá, ella les sonreía. Lo cual simplemente lo hizo estremecerse de pies a cabeza.


***


Una semana y tres días después, Luhan estaba por volverse loco, aun con lo mucho que entendía lo necesario que era todo lo que hacían y las medidas de seguridad que tenían sobre él. Sin embargo, estaba llegando a un punto donde Luhan comenzaría a desarrollar claustrofobia si pasaba un segundo más en esa maldita habitación.


La compañía de su familia, amigos y sobre todo, la presencia de Sehun, ayudaban en gran medida a tranquilizar su irritación y ansiedad. Sin embargo, todo se volvía estresante una vez se encontraba solo.


Él comprendía que ellos tenían otras ocupaciones y era necesario que él se quedara solo por ratos. Era por ello que no pedía nada, aun cuando tal vez debería decirles que las pesadillas no paraban y que le era imposible no mirar con miedo a la puerta cada que esta se abría.


Algunas veces la sensación de que alguien lo miraba no lo dejaba en paz y eso siempre le provocaba la sensación de no poder respirar. A ese punto se había aferrado a la idea de que era culpa de la habitación y que estar ahí encerrado simplemente ayudaba a que recordara una y otra vez lo que había pasado.


En el fondo, al final sabía que simplemente se estaba mintiendo a sí mismo y de todos modos siempre preguntaba cuando era qué podría irse cada vez que Jessica cruzaba la puerta. Tenía los nervios de punta y a pesar de saber que necesitaba distraerse con algo, no se atrevía ni a encender el pequeño televisor en la habitación.


No luego de que la última vez, lo único que encontrará en todos los canales, era la noticia de su ataque y la narración de cada maldito detalle, algo que se suponía que solamente el detective Zhang sabía tras su última entrevista dos días atrás.


Esa única vez, Luhan había sentido un miedo insano mientras la locutora narraba paso a paso todo, mientras que la mente de Luhan volvía a mostrarle todo vívidamente. En ese instante, Luhan había pensado que estaba teniendo un ataque cardíaco, creyó incluso que iba a morir.


Todo había comenzado con un sofocante dolor en el pecho, su corazón comenzó a palpitar violentamente, su cuerpo había comenzado a temblar y estaba bañado de sudor. Sintió náuseas, lágrimas corrieron sin parar e incluso se vio incapaz de respirar.


Todo a su alrededor se volvió un caos total, hubo gritos por todos lados y pronto se vio rodeado por enfermeras. La habitación había comenzado a dar vueltas a una velocidad vertiginosa y entonces, hubo un pinchazo y todo se volvió oscuridad total.


Despertó horas después, encontrándose solamente con Jessica y una vez ella lo vio consciente, corrió fuera de la habitación, volviendo minutos después con un hombre de bata blanca que no había visto antes, y su médico.


El desconocido habló largas horas con él, haciendo demasiadas preguntas y pidiéndole a Luhan que le contara un montón de cosas de las que ya no quería hablar. Él se despidió cuando el sol se había metido y descubrió poco después que ese hombre era un psiquiatra.


Quien inmediatamente recomendó iniciar un tratamiento para ayudar a Luhan a superar lo sucedido, para así evitar que terminará por desarrollar TEPT (Trastorno de estrés postraumático).


Sus padres habían sido quienes le habían explicado todo, y tras esa vez, el estoico hombre regresaba una vez al día para charlar con él. Luhan lo odiaba secretamente, porque de alguna manera el profesional simplemente hacía que tuviera mucho más miedo.


A ese punto sentía como si todo estuviera acorralándolo y que el psiquiatra tan sólo estaba disparando sus niveles de estrés cada vez que entraba en esa habitación. Muchas veces antes, cuando el hombre había presionado demasiado, se había visto tentado a gritarle que su tratamiento era inútil y que simplemente le bastaba con ver a Sehun para sentir que todo estaba bien, que aquel horrible infierno ya era cosa del pasado y que estaba seguro entonces.


No lo había hecho al final, temiendo que él atribuyera sus palabras a algún otro trastorno mental y le dijera que debía dejar de ver a Sehun. De tan sólo pensarlo Luhan se sentía como si estuviera a punto de sufrir un ataque de pánico otra vez.


Lamentablemente, Sehun no estaba ahí ese día para reconfortarlo una vez el psiquiatra se retiró. Su novio había ido a visitar a Hye Mi y Luhan tenía que lidiar solo con ello por esa ocasión. Tenía miedo sin embargo, sentía los recuerdos demasiado frescos y la habitación parecía a encogerse con cada respiración suya.


Se apresuró a la ventana, abriendo rápidamente en espera de que, de algún modo, un poco de ventilación lo ayudará a relajarse un poco. Escuchó la puerta abrirse mientras seguía de espaldas y se giró tan rápido que todo se tambaleó para él.


Suho de inmediato puso una expresión de preocupación total, y se apresuró a llegar a él para sostenerlo ante el temor de que perdiera el equilibrio. El mayor lo ayudó a volver a la cama, ocupando el pequeño banco a un costado de la misma, dándole su mejor sonrisa mientras tomaba suavemente su mano.


— Hey —habló finalmente.


— Pensé que nunca vendrías a visitarme, hyung —comentó despreocupadamente, sacándole una risita nerviosa.


— He tenido mucho trabajo —se excusó, pero Luhan sabía que no era por ello y la forma en la que rehuía de que sus ojos se encontraran, era la prueba de ello.


— ¿Seguro que no es por todo lo que pasó antes? —Interrogó directamente.


Suho se tensó visiblemente, la mano que él sostenía fue fuertemente apretada y Luhan apenas hizo una mueca por ello.


— No estoy molesto, ¿sabes? —Admitió tranquilamente.


— ¿Cómo podría ser así, Luhan? —Musitó con una nota de vergüenza en su voz.


— Es porque entiendo que todo era por ver feliz a la persona que tú amas —suspiró profundamente—. En cierta manera, yo no puedo decir que no habría hecho lo mismo.


Suho lo miró por fin a los ojos, una expresión de puro arrepentimiento dibujada en todo su rostro y, aun cuando Luhan sabía que él no iba decirlo en palabras, igual entendía que él estaba pidiéndole perdón.


— Yo no te odio, hyung —aseguró—. Porque tú en realidad no me lastimaste.


— ¿Cómo es posible que tú…?


— Eres Kim JunMyeon —señaló serenamente—. De haberme querido lastimar en verdad, yo ni siquiera estaría aquí.


Una mueca de horror se apoderó del pálido rostro ajeno y Luhan no pudo contener una leve risita al verlo.


— Además… —Una sonrisa inmensa se apoderó de sus labios y se sentía la persona más dichosa del mundo al pensar en lo que estaba por admitir—, Sehun está a mi lado ahora.


Con sólo admitirlo en voz alta, Luhan ya se sentía ridículamente afortunado y absurdamente feliz.


— Eres un buen niño, Luhan. —El mayor sonrió entonces, estirando su mano para acariciar tiernamente una de sus mejillas—. Esa es mi principal preocupación.


— ¿Eh?


— Sin embargo —se puso de pie con una sonrisa tranquila—, no quiero que cambies esa forma tuya de ser.


Luhan asintió sin comprender del todo, él rió levemente y revolvió su cabello cariñosamente. Y de alguna manera, Luhan sintió que él tenía algo en mente que no iba a decirle en realidad pero que de igual forma intentaba transmitirle.


— Tú…


El tono bajo y amenazador lo hizo girarse rápidamente, encontrando bajo el umbral de la puerta de su habitación a la señora Oh. Se estremeció de pies a cabeza y perdió el aliento cuando la vio avanzar hasta él con todo el desprecio del mundo brillando en sus ojos.


Vio apenas a Suho moverse y sujetarla, justo en el momento que ella se abalanzó tratando de llegar a él. Le fue inevitable no tratar de retroceder a pesar de que tener un limitado movimiento mientras tenía los ojos clavados en la mujer que se retorcía y chillaba como un animal salvaje.


— ¡Tú arruinaste a mi familia! —Gritó enloquecida.


— ¿Qué mierda está diciendo, señora?


— ¡Todo esto es por tu culpa! ¡Fuiste una maldición desde que llegaste aquí!


— ¡Cierre la maldita boca y salga de aquí! —Gritó Suho, al no saber que hacer de que como contener a la mujer sin lastimarla.


— ¡Me quitaste a mi hijo! ¡Convertiste a Sehun en algo asqueroso!


Hubo una punzada de dolor en el pecho de Luhan tras escuchar tales palabras, porque ella era la madre de Sehun y no podía entender cómo era que decía algo así de cruel. Se preguntó en ese instante si era esa la forma en que todos mirarían a Sehun a partir de ese momento.


— ¡Minho debió matarte!


Apretó los labios y los puños, mientras un nudo se formaba en su interior al mismo tiempo que el dolor palpitaba más fuerte.


— ¡¿Qué demonios estás diciéndole?!


Su vista se disparó de inmediato a Sehun, quien entonces sostenía a su madre de las muñecas y la miraba con rabia.


— ¡¿Te has vuelto loca acaso?! —Vociferó furioso.


— ¡¿Todo esto es su maldita culpa y de todas formas te pondrás de su lado?! —Espetó rabiosa—. ¡Destruyó a nuestra familia!


— No se puede destruir algo que desde el inicio ya estaba así —masculló entre dientes.


Ella se quedó inmóvil, mirándolo con lo que parecía horror total, otorgándole la oportunidad perfecta para sacarla de ahí en completo silencio.


— Se…


— No, Luhan —intervino Suho—. Él debe hacer esto por su cuenta —sentenció.


Sehun agradeció para sus adentros las palabras del hombre y continuó avanzando rápidamente sin soltar la mano de su madre. Completamente consciente de que nada bueno iba a salir de todo eso mientras abordaba un taxi y le daba la dirección de su casa al chófer.


La mujer sentada a su lado no emitió más que quedos sollozos en todo lo que el viaje duró, y para cuando finalmente llegaron, ella fue la primera en abandonar el vehículo y correr al interior de la residencia.


La siguió apenas unos instantes después y la encontró dando vueltas por la sala de estar como alma en pena, mientras repetía sin parar que todo era por culpa de Luhan. Ella estaba devastada, no podía dejar de llorar y pese a todos aquellos años de total indiferencia de su parte, para Sehun seguía siendo su madre y le dolía verla así.


— Mamá —llamó en voz baja, rezando para que ella lo escuchara por una vez en la vida—. Mamá, tienes que calmarte.


Ella lo miró, su rostro cansado estaba desfigurado en una mueca de puro dolor. Él se acercó cautelosamente y casi sonrió contento cuando ella simplemente permitió que gentilmente tomará sus manos.


— Mamá, sé que esto no es fácil para ti, Minho es tu hijo después de todo y yo lo entiendo —comenzó con cuidado—. Sin embargo, lo que él hizo no puede quedarse así.


— No, Sehun —sollozó—. Yo sé que tu hermano ha hecho cosas que no están bien, pero él no iría tan lejos. Ellos están mintiendo —afirmó.


— No, mamá, ellos no lo hacen —susurró suavemente, endulzando su tono de voz para ella—. Minho es malo.


— ¡Te digo que ellos mienten! —Exclamó llorando—. ¡Yo no pude cría a alguien tan perverso! ¿Has escuchado acaso lo que dicen que le hizo a ese maldito niño? Y esa chica —negó repetidamente—, seguramente ella fue la que sedujo a tu hermano y ahora que la descubrieron quiere hacerse la inocente. Sí, eso debe ser —se dijo a sí misma.


Sehun tomó una profunda inhalación para no perder los estribos, ella estaba fuera de sí y gritarle que no insultara de ninguna manera a Luhan o a Hye Mi no iba a convencerla de lo contrario. Sin embargo, era difícil, lo consiguió apenas al final, y decidió proseguir con lo que iba a decirle.


— Mamá, esto no es culpa tuya —aseguró—. Sé que hiciste lo que pudiste con él, pero ya es suficiente y no te mereces seguir sufriendo.


— ¡Él es mi hijo, no puedo dejar que eso…!


— Él lo hizo —interrumpió, mirándola a los ojos—. Yo estaba ahí mamá, él lo hizo.


— N-No… Minho no… é-él… —tartamudeó incrédula.


Gruesas lágrimas se derramaron con más insistencia y ella cubrió su pálido rostro, llorando desconsolada ante la revelación.


— No… m-mi hijo no pu-puede ser un mo-monstruo. —Ellos se abrazaron por primera vez en muchos años. Sehun tratando de darle un consuelo y de algún modo hacerle ver que, aunque Minho ya no estaría ahí, ella todavía lo tenía a él.


— Tú no hiciste nada malo, mamá —murmuró tiernamente—. Esto no es culpa tuya.


— T-Tú padre… él ya está furioso y si esto continúa va a… —balbuceó atemorizada.


— No tiene que ser así, mamá —afirmó firmemente—. Te mereces más que la mierda que ese hombre te da, puedes irte y podemos ser felices sin él, los dos, juntos —ofreció con una dulce sonrisa, colmada de todo el amor que nunca había dejado de sentir por ella.


A pesar de la indiferencia, de los dolorosos años, del abandono y de todo lo demás que había pasado, únicamente porque alguna vez ella había sido amorosa y cálida con él.


Ella lo miró como si fuera la criatura más grotesca del mundo, más sin en cambio. Empujándolo con fuerza y retrocediendo rápidamente. Sehun la veía en estado de shock, sin poder articular palabra alguna.


— Ellos te lavaron el cerebro —acusó—. ¡¿Cómo puedes decirme estas cosas?!


— Mamá, escúchame, esto…


— Acusas de las peores cosas a tu hermano pero tú eres de esta forma —escupió con desdén—. ¡¿Cómo puedes darle la espalda a tu familia?! ¡A tu madre! —Gritó.


Sehun estaba paralizado, un estruendo lo hizo estremecer y sus ojos se clavaron en la iracunda imagen de su padre, exigiendo una explicación de los gritos de ella y sediento por cobrarse en quien fuera todo el escándalo en que su hijo mayor lo había metido. La vio acercarse a él a prisa y entonces supo que ya no iba a haber marcha atrás y que estaba tirando a la basura la última oportunidad que le daba.


— ¡Todo es por culpa de tu hijo! —Ella lo señaló—. ¡Está haciendo algo asqueroso!


Traicionado era poco para nombrar lo que Sehun sentía al presenciar cómo su madre, aquella mujer que debía amarlo y luchar por protegerlo, lo entregaba a la bestia que lo había hecho vivir aterrorizado cuando era apenas un niño.


— ¿De qué mierda está hablando, Sehun? —Espetó colérico. Sehun no contestó.


— Dile a tu padre —desafió ella—. Cuéntale cómo viniste a decirme que estás enamorado del asqueroso niño chino —soltó con asco.


El rostro de su padre se volvió una mueca de estupefacción total, Sehun lo apretó los puños y agachó la cabeza, tragándose el nudo en su garganta y cerrando los ojos con fuerza para evitar derramar lágrima alguna.


Había solamente un pensamiento en su cabeza en ese momento…


Él ya no tenía a nadie que lo retuviera más ahí.


— ¡Sehun! —Rigió su padre, exigiendo una maldita explicación.


Su madre lo miraba con malicia y desprecio, evidentemente desafiando a decir algo al respecto, seguramente esperando a que él lo negara todo por miedo. En su lugar, Sehun levantó la mirada, conectando con los amenazantes ojos de su padre.


— Es verdad —admitió con una sonrisa orgullosa—. Me enamoré de él desde que era un mocoso, porque es el chico más maravilloso del mundo y la única razón por la que decidí ser mejor que la mierda que hicieron de mi hermano mayor.


Ellos lo veían atónitos, Sehun tomó una respiración profunda, ignorando el dolor que ella había provocado y concentrándose en su decisión.


— Sé que ahora ustedes van a decirme que no soy más que una decepción, que nunca debí de haber nacido y que no son más mis padres. ¿Y saben una cosa? Me da absolutamente igual porque de todas formas nunca fueron mis padres —rió débilmente—. Fueron únicamente el bastardo hijo de perra que me usaba como saco de boxeo y la mujer a la cual le gustaba fingir que no tenía un hijo además del bastardo sádico que torturó al chico que amo y violó a una chica inocente.


Un rugido lo alertó, vio a su padre ir hacía él y permaneció quieto hasta que el puño del enfurecido hombre golpeó de lleno en su rostro con una fuerza brutal, que hizo crujir algo en él y dejó su boca con sabor a pura sangre.


Sehun sonrió de lado al verlo volver a levantar su puño y, en esa ocasión, no recibió el golpe, sujetando su mano y devolviéndole el golpe el doble de fuerte. La esposa de ese hombre gritó y corrió hasta él, al verlo caer al suelo inconsciente.


— ¡¿Cómo pudiste atacarlo?! ¡Es tu padre! —Gritó histérica.


— Se llama defensa propia —escupió entre dientes.


Se apartó entonces, corriendo escaleras arriba hasta la que hasta unos minutos atrás había sido todavía su habitación, tomando todo lo que le pertenecía y arrojándolo todo a una vieja mochila. Lágrimas picando en sus ojos mientras lo hacía, con la mirada de su amada mascota siguiéndolo por toda la habitación.


— Vamos amigo, es hora de irnos —dijo, colocándole su correa y colgándose la mochila al hombro.


Ella estaba ahí en cuanto cruzó la puerta, dándole una mirada llena de incredulidad. Sehun simplemente tomó una gran inhalación y dio el primer paso lejos de ella.


— ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! —La escuchó gritar mientras bajaba las escaleras—. ¡¿A dónde vas?!


Él se negó a mirar atrás, avanzando completamente decidido a terminar con todo aquello de una vez y para siempre. Manos ajenas tiraron de su mochila, los gritos de ella se escuchaban por todo el lugar y Sehun apenas miró un poco en su dirección.


— ¡No puedes irte! —Vociferó histérica—. ¡Eres mi hijo! ¡Me perteneces!


Jiāo Táng dejó ir un potente ladrido, empujándola con sus grandes patas delanteras, haciéndola caer y retroceder asustada al verlo ponerse en posición de ataque, mientras le mostraba los dientes con ferocidad. Sehun no lo detuvo, sabiendo perfectamente que su mascota no iba a atacarla y únicamente estaba alejando lo que él veía como una amenaza. Ella estaba aterrorizada de todos modos, llorando sin control y temblando de pies a cabeza.


— Vamos, cachorro —indicó—. Ya no tenemos nada más que hacer en este lugar.


Salieron juntos de la residencia, con todo lo que poseían dentro de una vieja mochila. Él sabía que tenía un lugar al cual ir, pero de igual modo dolía saberse rechazado por la mujer que le había dado la vida.


Su postura orgullosa e indiferente apenas le duró para llegar al parque apenas unas calles más allá de su antiguo hogar. Se desplomó en una banca tan pronto llegó ahí, cerrando los ojos y tomando pausadas respiraciones, ocultando su rostro con sus manos en caso de no poder contenerse al final. Mientras su dulce mascota, se frotaba contra él y gimoteaba como pidiéndole no estar triste.


— ¿Sehun? —La angustiada voz femenina lo obligó a descubrir su rostro para mirar la preocupada expresión de YanYan.


— Y-Yo… —apretó los labios, antes de aclarar su garganta y continuar—. ¿Qué haces aquí? ¿Luhan está bien? —Preguntó rápidamente, para evitar que ella hiciera alguna pregunta sobre su estado.


— Me enviaron a conseguir algunas cosas para él —respondió simplemente.


Él asintió, su mente estaba totalmente en blanco a pesar de desesperadamente querer encontrar algo para decirle y evitar tocar el tema.


— ¿Qué pasó, HunHun? —Interrogó con voz cálida, sentándose a su lado y colocando su delicada mano en su hombro—. ¿Qué haces aquí luciendo como si acabaras de recibir la peor de las noticias? ¿Qué significa esta mochila? ¿Y quién mierda se atrevió a ponerte la mano encima? —Espetó, acunando su rostro para verificar el daño.


— Yo supongo… —Se encogió de hombros, parpadeando repetidamente para ahuyentar las saladas gotas que no quería derramar—. Supongo que ahora soy huérfano o algo así —sonrió con tristeza, evitando mirar a la joven a su lado.


— Ellos te echaron —afirmó con incredulidad. Sehun simplemente dejó ir una risita lastimera, negando levemente.


— Técnicamente fui yo quien decidió irse, así que… —Volvió a encogerse de hombros.


La joven lo miró con el ceño fruncido, poniéndose de pie al final y tomando su mano firmemente. Él la observó confundido, levantándose de todas formas cuando ella así se lo indicó, caminando a su ritmo al verla avanzar.


— ¿A dónde…?


— A casa —respondió de golpe—. Te estás quedando con nosotros, tú y ese feo perro tuyo —sentenció.


— YanYan jiějiě, yo tengo donde…


— Sé que tienes miles de lugares donde quedarte, pero no voy a permitir que te aísles en este momento. Te quedarás con nosotros y puedes compartir habitación con Luhan cuando salga del hospital —dijo animadamente, guiñándole traviesamente tras mencionar lo de Luhan.


Sehun no pudo evitar sonreír, siguiéndola obedientemente e incluso ayudándole a hacer una pequeña maleta para Luhan. Ninguno de ellos volvió a tocar el tema de su familia, ella simplemente se dedicó a hablar de lo mal entrenado que estaba su perro, de lo patético que Chanyeol se veía persiguiendo a Baekhyun por todos lados y lo contenta que estaba al saber que Luhan pronto regresaría.


Trató de centrarse en todo eso, en no pensar en lo que había pasado ese día y poner su mejor sonrisa en el momento que cruzó la puerta de la habitación de Luhan. Sin embargo, él no estaba sonriéndole de igual forma y en su lugar, lo veía como esperando algo.


YanYan notó de inmediato eso, pidiéndole a sus padres y hermano que la siguieran a la cafetería con el pretexto de conseguir algo de comer para todos. Ellos aceptaron sin discutir, seguramente muy conscientes de que ella tenía algo muy importante que decirles. Sehun ya imaginaba que era.


— Hun…


— ¿Cómo te sientes? —Inquirió, no queriendo escuchar lo que venía—. ¿Te dijeron ya cuando puedes ir a casa?


— Mañana, pero eso no…


— Genial —se forzó a sonreír ampliamente—. Vas a estar más cómodo en casa y…


— Estoy a tu lado, Hunnie —interrumpió, apretando ligeramente su mano—. Sabes que puedes contarme lo que sea —le recordó tiernamente.


Sehun apenas y logró asentir, apoyándose en su diestra cuando esta acunó su rostro con suavidad, buscando sentir su dulce calor. El pulgar de su novio trazó una sutil caricia en su mejilla y él tragó el nudo atascado en su garganta.


— ¿Por qué ella no puede ser como tu mamá? —Interrogó dolido y decepcionado.


— ¿Ella te golpeó? —Gruñó por lo bajo, apenas tocando la herida en su labio inferior.


Sehun negó, con el fresco recuerdo de que a pesar de que ella no le había levantado la mano, había hecho algo muchísimo más doloroso.


— No lo hizo —respondió con palabras—. Pero de todas formas duele más que una herida física.


Su voz se quebró sin que pudiera evitarlo y se maldijo por ello, porque entonces el rostro de su dulce novio reflejaba pura tristeza.


— Está bien, Bǎobèi Lù —mintió—. Esto iba a pasar tarde o temprano, así que…


— Mentiroso —acusó—. Esto te duele porque tú la amas, porque a pesar de todo ella seguía siendo tu madre.


Sehun no fue capaz de defenderse de ello, sus labios se apretaron rígidamente y fue imposible detener el cúmulo de dolor que se desbordó de él. Luhan lo rodeó en un abrazo estrecho y protector, rociando pequeños besitos sobre cada centímetro de él que alcanzaba.


— Ella se lo dijo, Luhan —confesó—. Me entregó a él porque no quise apoyar al maldito demonio de su hijo —sollozó traicionado—. ¿Qué más tenía que hacer para que me viera?


Luhan lo estrechó con más fuerza, mordiendo la lengua para no emitir ni un solo quejido de dolor cuando Sehun hizo lo mismo, enviando punzadas de dolor por todo su cuerpo cuando sus manos prácticamente se clavaron en su espalda. Su herida no era importante entonces, no cuando Sehun lo necesitaba tanto.


— Me esforcé, Luhan —masculló entre dientes—. Me convertí en una persona medianamente decente para ella, traté de no causarle ningún problema, me aseguré de que se sintiera orgullosa de todos mis logros pero, aun así…


— No hiciste nada mal, Hunnie —arrulló cariñosamente.


— ¿Qué me hacía falta? ¿Qué más quería de mí? —Interrogó llorando.


Luhan sintió su sangre arder al escucharlo, porque él era perfecto de pies a cabeza y no debería estar sufriendo por una mujer que jamás había merecido ser su madre en primer lugar. Se apartó solamente lo necesario y lo besó, sin ternura o cuidado, para que de ese modo supiera que podía dejar ir de ese modo todo eso que lo atormentaba.


Él correspondió de inmediato, besándolo con ferocidad, hambre y esa pizca de dulzura que Sehun jamás perdería. Importándole menos que nada la herida en su labio, incluso cuando el sabor de su sangre se combinó con el de los labios de azúcar de Luhan.


— Eres perfecto —afirmó Luhan, cortando el beso y juntando sus frentes para mirarlo a los ojos—. De pies a cabeza; con todo tu mal genio, tu desesperante sobreprotección, cursilerías, sonrisa irritante y los miles de pequeños defectos que me muero por terminar de descubrir.


Sehun lo observaba boquiabierto y Luhan a cambio le sonrió de forma resplandeciente, tomando sus manos y entrelazando sus dedos.


— Ella está loca si dice lo contrario —sentenció—. Porque solamente eso explicaría que no sea capaz de ver todo lo que yo veo al poner mis ojos en ti. Tú eres tan maravillosamente único e increíble, que yo sigo preguntándome cómo fue que alguien tan yo, logro que me amaras.


Sehun no pudo contener su sonrisa temblorosa, amando un poco más al precioso ser que tenía frente a él.


— Fuiste mi primer amigo real, la primera persona que me importó realmente además de mi familia, mi primer beso y ahora estoy muy seguro de que mi primer amor —musitó con una tímida sonrisa en los labios—. También pasamos por muchas cosas y si el destino, o lo que sea, se las ingenió para hacernos llegar a este punto, yo espero que tu seas todas mis demás primeras veces de aquí en adelante.


Con un único, irregular y demoledor latido de su corazón, Sehun supo que alguien como él era capaz de enamorarse de la misma persona por centésima vez. Presionó un casto beso en su mejilla amoratada y se derritió a sus pies al escucharlo reír alegremente.


— Gracias por siempre ser mi salvación —murmuró quedito. Sintiéndose más tranquilo, liberado y conforme con todos los sucesos.


Luhan no tuvo palabras para responder a eso, sonriendo lo mejor que podía mientras envolvía sus brazos en torno a Sehun. Lo dejó acurrucarse a su lado en la cama y permaneció de ese modo hasta que su respiración se volvió lenta y pacífica.


Lo observó dormir tranquilamente, como si nada en el mundo estuviera en su contra y parpadeó varias veces no queriendo llorar de coraje e impotencia. Teniendo miedo de que en el futuro, su familia también le diera la espalda por elegir estar con Sehun.


Acomodo de vez en vez los negros mechones de su cabello y acarició con cuidado su rostro, en un lamentable intento por convencerse a sí mismo de que no tenía nada de qué preocuparse al final. La puerta se abrió media hora después, dejando ver tras ella la frágil figura de su madre.


Con sus bellos orbes castaños cristalizados por lágrimas y su bello rostro contraído en una mueca de rabia y frustración. Luhan no hizo comentario alguno, simplemente manteniendo su vista fija en ella mientras avanzaba hacia ellos.


— Oh, HunHun —murmuró con la voz quebrada—. Mi pequeño, tierno y dulce HunHun. —Su fina mano acarició el rostro del joven dormido y parpadeó un par de lágrimas—. Ella no te merece, nunca lo hizo.


Luhan apretó los puños y se mordió la lengua para no despotricar sobre toda la jodida situación y perturbar el descanso de Sehun, entre tanto veía a su dulce madre besar castamente la mejilla de Sehun.


— Al infierno con ella entonces —hizo un pequeño puchero—. No la necesitas, yo soy tu mamá y voy a protegerte con mi vida de ahora en adelante. Vivirás con nosotros y seremos una familia —aseguró tiernamente.


Luhan se tensó, sonriendo apenas cuando ella le dio una mirada y lo tomó de la mano. El amor brillaba en sus preciosos ojos, tan iguales a los suyos.


— ¿Qué tal, Xiǎolù? ¿Crees que HunHun sea feliz ahora que van a ser hermanos de verdad?


Deseó corregirla, contarle todo pero las palabras simplemente no lograban salir de sus labios. Era un cobarde y lo sabía bien, pero ella lo veía con tanto amor, que le aterraba pensar que eso podía cambiar en cuestión de segundos.


— Mamá —musitó débilmente—. Lo mejor será dejarlo dormir.


— Tienes razón —sonrió, limpiando sus lágrimas desordenadamente—. Volveré cuando sea hora de comer.


Él asintió, esbozando una débil sonrisa antes de verla salir. Sus ojos viajaron entonces a un muy despierto Sehun, quien lentamente se incorporó, con una expresión indescifrable en el rostro, manteniéndose en silencio durante más tiempo del que Luhan sentía cómodo.


— Entonces… —Sus penetrantes ojos oscuros se fijaron en los suyos—. ¿Estás feliz de que sea parte de la familia ahora, hermanito? —Una sonrisa burlona y sensual se extendió en sus labios.


Luhan bufó, rodando los ojos y tras eso, se pasó una mano por el rostro nerviosamente. Aquello era como una muy mala broma y le irritaba ver lo divertido que Sehun parecía con ello.


— No te estreses, bebé —aconsejó, tirando suavemente de él a sus brazos—. Mamá tendrá que preguntarme antes de tomar alguna decisión definitiva y me haré cargo de todo —dijo con confianza.


Decidió confiar ciegamente en sus palabras, acurrucándose tranquilamente en sus brazos, resuelto a únicamente concentrarse en la maravillosa fragancia de Sehun y lo tranquilizadora que era su presencia a pesar de todo lo que parecía ir mal.


***


No había sido su más brillante idea.


Darse cuenta de ello le tomó apenas una fracción de segundos, una petición casi autómata para retirarse de un hombre extraño, la expresión llena de pánico de Kai, la evidente decepción de Bobby y el infinito desprecio brillando en los oscuros orbes de Kim Suho


— Le vuelvo a repetir —dijo uno de los hombres que resguardaba la puerta—, Wu Luhan no está recibiendo visitas de nadie que no sean los autorizados por la familia —sentenció.


— Yo…


— Ya vete —ordenó seriamente Bobby, adelantándose antes de que Suho actuará.


— Necesito ver a Sehun, ni siquiera se trata de Luhan —murmuró quedito.


— Dije que no —gruñó por lo bajo—. Hasta ahora no le he dicho nada de lo que hiciste a Sehun, así que no me obligues a...


— ¡No voy a acercarme a tu precioso amigo! —Exclamó—. Yo simplemente necesito decirle a él…


— ¿Kyungsoo? —La voz de Sehun lo hizo estremecer.


Levantó la vista del suelo, encontrándose frente a él. Le bastó apenas un segundo para notar que algo había cambiado en él y que se podía ver claramente en sus ojos. A su lado, una preciosa mujer lo veía con curiosidad, y con solo cruzar sus ojos a los ajenos, supo que ella era la madre del adorado chico de Sehun. Luhan era casi una copia suya, sobre todo de aquellos ojos castaños y en la suave sonrisa ingenua que ella esbozó al descubrirlo mirándola.


— ¿Es un amigo tuyo, HunHun? —Preguntó con una voz maternal.


— S-Sí —respondió torpemente—. Su nombre es Kyungsoo —lo presentó, luciendo bastante confundido.


— ¿Podemos hablar a solas? —Se apresuró a decir, antes de que alguien más interviniera.


Sehun le dio una mirada desconcertante, hizo una mueca con los labios y simplemente así, supo que él estaba a punto de decirle que no.


— Es importante —insistió.


La indecisión seguía en sus facciones igual, mientras que Bobby parecía estar por perder la paciencia. La bella mujer se aclaró la garganta y les dio una resplandeciente sonrisa a los tres, justo cuando miraron en su dirección.


— Ve con confianza, cariño —lo animó dulcemente—. Bobby puede acompañarme mientras no estás. ¿Verdad, querido? —Bobby asintió sin chistar y Kyungsoo pensó que si fuera un cachorro, él estaría agitando la cola con emoción.


— De acuerdo —asintió finalmente, indicándole con calma que lo siguiera.


Así lo hizo, atravesando los largos pasillos del lugar, hasta finalmente estar fuera de este y ocupando la mesa de una modesta cafetería un par de cuadras más allá del hospital. Algo que de alguna forma, le dejó muy en claro a Kyungsoo, que Sehun quería poner distancia entre él y su amado Luhan.


— ¿Y bien? —Interrogó luego de un largo silencio incómodo y de que una mesera dejará sus bebidas.


— Y-Yo…


— Supongo que es aquí donde me pides que haga algo para detener a Baekhyun y Suho de que persigan a la porquería de amigo que tienes —escupió con desdén—. Es eso, ¿cierto?


— No —murmuró, sorprendiéndolo evidentemente—. ¿Qué cambiaría? —Se encogió de hombros con tristeza—. Yo… —Negó, incapaz de continuar y conseguir decir algo para explicarse a sí mismo.


— Yo simplemente nunca lo entendí, Kyungsoo —suspiró pesadamente—. Vives una vida cómoda, tus padres te aman, eres amable y divertido a tu modo. Yo sé que, aunque tratas de ocultarlo, en el fondo eres una muy buena persona, además de inteligente. Sin embargo… —Sehun negó levemente—. ¿Por qué le tienes tanto cariño a una porquería como él? —Escupió entre dientes.


Kyungsoo apretó los puños, sus ojos estaban clavados en la mesa y parpadeó varias veces para ahuyentar la prueba de su debilidad. En su garganta retuvo un grito para exigir que se retractara, porque sabía que Sehun tenía razón y tenía la vergüenza suficiente para no saltar a defender lo indefendible.


— No lo entiendes —dijo con un apagado murmullo.


— ¿El qué? —Bufó—. ¿El hecho de que admiras a una completa basura? ¿O el que no seas capaz de darte cuenta de que nunca has tenido la necesidad de hacerlo? —Kyungsoo se tensó, aguardando a decir algo más mientras ordenaba sus ideas—. Eres mucho mejor que esto, Kyungsoo. Tan solo date cuenta de una vez por todas de que es mejor mantenerse lejos de alguien que podría destruirte la vida —sentenció.


— Nadie tiene una vida tan perfecta —murmuró—. Tal vez tengas razón, probablemente tengo la vida que cualquier otra persona quisiera tener, sin embargo… —Sus ojos se cerraron por una fracción de segundo, mostrándole pequeños fragmentos de su pasado—. Yo estaba muy lejos de ser feliz cuando conocí a Minho.


Sehun bufó y él simplemente pudo sonreír tristemente, dándose cuenta que era lo que lo aguardaba de ese punto en adelante. Nadie iba comprenderlo como Oh Minho lo había hecho.


— Él fue amable conmigo, secó mis lágrimas cuando fue necesario y me mostró en más de una forma lo capaz que yo soy. Gracias a él yo pude ver que soy capaz de enfrentarme a todo lo que me de miedo y salir vencedor. Él me hizo la persona que soy ahora, para bien o para mal.


— Él te engañó —gruñó.


— Todos engañamos, Sehun —sentenció—. Las personas simplemente van a mostrarte lo que ellos desean que veas. Y yo conozco a Minho desde que tengo doce años, así que he decido que esa parte de su persona que me mostró a mí, es con la que voy a quedarme y la atesoraré siempre.


— ¡¿Qué acaso…?!


— Él era mi familia también —sentenció, manteniendo contacto visual en todo momento—. Sé que no vas a comprenderme porque su relación siempre estuvo podrida, pero conmigo…


«Oh, Soo. Ellos son unos imbéciles, no los escuches. Es obvio que te envidian porque eres muy lindo.»


— Él nunca me rechazó por quien soy, e incluso cuando él mismo tenía un mal día, siempre me sonreía y me decía lo especial que yo soy —musitó.


«¿Te rendirás tan fácil solamente por unas pocas palabras crueles? Sí es así, al carajo con el patético suspenso y simplemente salta, niño.»


— Yo sé que no vas a creerme porque él nunca fue un hermano para ti, pero para mí… —Apretó los labios, dejando ir la primera lágrima—. Yo lo adoraba, Sehun.


Sehun parecía horrorizado con sus palabras, Kyungsoo no podía reprochárselo más sin en cambio. No cuando él mismo había visto de primera mano lo cruel que Minho había sido con Sehun.


— Yo era especial para él y él siempre me lo demostraba, porque yo fui la única persona capaz de ver su sonrisa sincera —sonrió a medias al recordar la imagen—. Minho me salvó de muchas maneras, pero yo no pude hacer lo mismo por él —sollozó—. Byun Myung Jin lo cambió por completo, pero me negué a aceptarlo y cerré mis ojos dejando sucediera. Dejé que ese hombre lentamente convirtiera a mi mejor amigo en un monstruo y me negué a aceptarlo.


Sus ojos se cerraron con fuerza y las voces de sus compañeros, todas ellas diciendo que Minho estaba fuera de control y que debían hacer algo al respecto, taladraron en su cabeza.


— Debí escuchar a los chicos —cubrió su rostro con ambas manos, ocultando su lamentable rostro—. Ellos seguían diciendo que Minho ya no era el mismo, ellos tenían miedo de él y yo… —Gimió debido a la frustración—. Yo me cerré a todo, repitiéndome que él estaba bien porque seguía mirándome como si fuera precioso para él y su sonrisa todavía estaba ahí.


— Kyungsoo —masculló, ya sin tener idea de cómo hacerle entender que Minho jamás había sido el gran héroe que él se había empeñado en ver.


— Lo siento, Sehun —lloró, dejándole ver su expresión devastada—. Todo fue culpa mía.


— Kyungsoo…


— Todo este tiempo no he sido más que una persona egoísta. Pensando solamente en mi propia satisfacción y actuando como si fuera yo la única persona que importara. Es por eso que… —Cerró los ojos por un par de minutos, como si luchara contra ello. Lo miró a los ojos cuando su decisión estuvo tomada—. Aquí —puso algo sobre la mesa—. Voy a entregártelo a ti —sollozó.


Sehun lo miró atónito mientras se ponía de pie, con las manos apretadas en puños para así contenerse de retractarse y quitar lo que estaba sobre la mesa.


— No sé qué va a pasar, ni la decisión que vas tomar luego de esto —sonrió desolado—, y no la quiero saber. Así que, pase lo que pase… —Él suspiró profundamente—. Deja que yo también me vuelva ciego a esto y guarde en mi corazón la esperanza de que voy a volver a verlo alguna vez.


Sehun únicamente pudo asentir, obteniendo una sonrisa de agradecimiento antes de que mirara durante largos segundos a la mesa y seguidamente a él. Hizo una reverencia y silenciosamente abandonó el lugar.


Dirigió su vista a al pequeño trozo de papel sobre la mesa y lo recogió, encontrando en él una dirección además de una llave. Su sangre hirvió y se levantó con un solo pensamiento repitiendo en su cabeza.


Iba a matarlo con sus propias manos. Le haría ver un infierno peor del cual él había hecho pasar a su Luhan.


Bobby lo esperaba al otro lado de la calle tan pronto estuvo fuera del local, sus ojos oscurecidos y tan fríos como sabían debían verse lo suyos. Ellos probablemente no tenían las mismas razones y sin embargo ambos querían venganza.


***


Sehun se estaba demorando mucho.


Era ese su único pensamiento y algo se sentía mal respecto a todo ello. Sin embargo, no se trataba de la soledad o del miedo que no parecía dejarlo en paz. En ese momento Luhan se sentía más ansioso que nunca.


— ¿Luhan? —Llamó YanYan.


Su ceño estaba fruncido entonces, dejándole saber a Luhan que ella probablemente lo había estado llamando más de una vez y él había estado más bien absorto en sus pensamientos de querer que Sehun volviera cuanto antes.


— Lo siento, estaba distraído —sonrió a modo de disculpa.


— No me digas —bufó de forma nada linda.


— De nuevo, lo siento. ¿Qué estabas diciéndome? —Ella rodó los ojos ante su pregunta.


— Te preguntaba si estás bien con el hecho de que sea yo a quien la enfermera acaba de enseñarle cómo hacerse cargo de la quemadura en la espalda. Sehun se veía bastante decepcionado cuando le pediste salir —comentó.


Luhan hizo una mueca tras recordar aquello, sin embargo, no se sentía listo para dejar que su novio mirara lo que había en su espalda.


— Lo sé —admitió—. Soy perfectamente consciente de que él siente que estoy apartándolo respecto a este tema, pero no quiero que él la vea y se sienta más culpable de lo que ya sé que piensa que es.


YanYan lo observó con suma atención, asintiendo finalmente. Parecía haber aceptado por completo su explicación, pero en el fondo Luhan sabía que no era de esa forma, porque ella siempre tenía algo más que decir.


— ¿Es realmente eso? —Interrogó seriamente—. ¿De verdad no es más bien que tienes miedo de que Sehun vea las iniciales de su hermano ahí y decida que ya no te quiere más?


— ¡Eso no…!


— No estoy tratando de molestarte —interrumpió su exagerada reacción—. Solamente quiero que sepas que si tienes miedo de algo, puedes hablarlo conmigo —sonrió tiernamente.


Luhan se pasó una mano por el cabello y asintió apenas. Para sus adentros sabía que ella tenía toda la razón, pero de todas maneras, algo decía que a quien quería decirle era a Sehun, para que cuando lo hiciera, él lo abrazara y le dijera que estaba todo bien.


— Sehun no viene —dijo con un suave murmullo.


— Oh, vamos —resopló—. Él tan sólo fue a casa con mamá para conseguir unas cuantas cosas.


— Lo sé.


— Dios, ustedes son todos empalagosos y patéticos ahora que son pareja —refunfuñó infantilmente.


Pánico puro se apoderó del rostro de Luhan cuando miró nuevamente en dirección a su hermana mayor. Ella tenía una sonrisa engreída en sus labios y estaba cruzada de brazos como en espera a que Luhan lo negara todo.


— ¿Cómo es que tú…?


— ¡Son súper obvios! —Rió con ganas—. Además, Sehun desde niño fue todo evidente con el tema. Siempre mirándote con esa expresión idiota y embelesada, mientras te perseguía a todos lados como un perrito sediento de amor.


Luhan se sonrojó furiosamente, su hermana mayor no podía estar más divertida sobre la situación y de todas formas, las palabras de ella igual le calentaron el corazón.


— Así que todos lo notaban menos yo, ¿cierto? —Ella suavizó su expresión y acarició su mejilla al verlo entristecer un poco.


— Es porque Xiǎolù siempre ha sido algo lento —rió al verlo fruncir el ceño—. Pero tú tampoco te quedabas atrás, siempre siendo el primero en correr cuando se trataba de él. Aun cuando decías que lo detestabas. —Fue su turno de sonreír un poco.


— ¿Estás bien con esto? ¿Con que él sea un chico, quiero decir?


— Por supuesto que sí, Xiǎolù —aseguró, tomando las manos de su hermano menor—. Sí él es capaz de hacerte sonreír de ese modo tan lindo, tiene mi aprobación. —Luhan sonrió tímidamente cuando ella pellizcó cariñosamente su mejilla—. Además, era él o el chico Byun, así que…


— YanYan jiějiě —dijo a modo de reprimenda.


— ¿Qué? —Resopló—. Baekhyun puede ser todo lo bonito que tú quieras, pero es molesto, escandaloso y viene con Chanyeol incluido —bufó y Luhan no pudo no reírse de ello—. Sehun en cambio es sexy, está tranquilo siempre que tú estés cerca y tiene a este lindo amigo Lay —suspiró exageradamente tras mencionar lo último.


— Si te das cuenta que no tienes oportunidad con Lay g“, ¿verdad? —Interrogó divertido.


— ¿Por qué? —Enarcó una de sus cejas—. ¿Por el señor mafia que lo mira como si quisiera comérselo? —Bufó—. Pequeñeces —afirmó con arrogancia, haciendo que riera nuevamente.


— Yo sé que sabes que es mucho más que solamente eso.


— Igual puedo hacer mi intento —se encogió de hombros.


Luhan negó divertido, relajándose con el tacto de ella, quien masajeaba con ternura sus manos. Pese a ello la ansiedad seguía ahí, pronunciandose con cada latido de su corazón.


— Pero ya hablando en serio... —habló nuevamente—. Debes de hablar con Sehun sobre este tema, porque sabes que no podrás ocultarlo para siempre. —La sonrisa de Luhan se desvaneció mientras asentía apenas—. Tan sólo piénsalo… ¿qué planeas hacer cuando tengan sexo?


El rostro de Luhan se pintó de todos colores, entre tanto su hermana mayor seguía viéndolo con aquella cara de total seriedad con la que había hecho aquella pregunta.


— Y-Y-Y-Yo…


— Esto es en serio, Luhan —sentenció, tras verlo comenzar a balbucear—. Tal vez el ejemplo no es el mejor, pero no pongas esa cara de no saber sobre ello —resopló.


— Pe-Pero…


— La verá, tarde o temprano, y eso es lo que estoy intentando decirte —sentenció—. Sin embargo, él no va a detenerse por esa estúpida cicatriz. Dios, el sujeto te ama tanto que es capaz de venderle su alma al diablo para conseguirte el mejor cirujano para que borre eso. —Luhan apretó las manos de su hermana, consciente de cuánta razón ella tenía—. Tan sólo habla con él respecto a cómo te sientes.


— Lo haré —prometió.


— Sé que así será, cariño —tiró suavemente de él para un abrazó casi maternal—. Así que ya no te preocupes por ello.


Luhan asintió, sintiendo un poco más ligero y de todas formas, sin poder dejar de repetirse que deseaba que Sehun volviera cuanto antes.


***


«Si tú mismo te predispones al fracaso, entonces fracasaras. Recuerda siempre eso, Sehun, porque esa es la razón por la cual eres incapaz de vencer a Minho.»


Las palabras que su tío le había dicho una vez resonaron en su cabeza, su sangre se sentía como fuego mientras sus ojos se mantenían clavados en la persona que más odiaba en el mundo. Él lo miraba de vuelta, con una sonrisa perversa pintada en los labios.


— Bienvenido, hermanito.


Lo vio levantarse, sus ojos brillando diabolicamente y en ese momento, simplemente un solo pensamiento se aferró a él.


Todo iba a estar bien.

Notas finales:

Como siempre, esto es todo por mi parte, así que…


Como es costumbre, les envió todo mi love y miles de abrazos.


Bye Bye


♥♥♥♥♥♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).