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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hola a todo mundo!!!

Finalmente se acabo la espera, pero de todos modos perdonen que me desaparezca de así :´(

 

— Bienvenido, hermanito.


Sehun gruñó por lo bajo, permaneciendo en su lugar con sus ojos clavados en la despreciable figura frente a él. Él parecía estar más tranquilo que nunca, sentado en un viejo sofá individual con una lata de cerveza en la mano.


— Así que… —Sonrió divertido—. ¿Cómo está mi Luhan?


La ira se desató, explotando y corriendo por todo su cuerpo. Fue tras él cegado por la rabia, con el recuerdo de aquel maldito día en su mente en conjunto con la mirada asustadiza que Luhan siempre tenía a partir de entonces.


«¡Destrúyelo!, ¡Destruye todo lo que lo amenace!»


La voz de su cabeza gritaba como un mantra, veía rojo y cuando se abalanzó sobre el demonio que intentaba lastimar a quien más amaba. Él fue a su encuentro, viendo venir el primer golpe de parte del menor sin lograr evitarlo.


El puño de Sehun golpeó duro, haciendo crujir algo en el rostro ajeno. Atacando por segunda vez sin darle ni un segundo para reaccionar, estrellando su puño una vez más sin importar el lugar donde conectaban.


Lo escuchó quejarse y un estallido de dolor fue lo siguiente que sintió, dándole rápidamente pasó a la sensación de humedad corriendo desde su nariz y goteando hasta manchar el suelo. Todo se volvió frenético, un enfrentamiento casi animal.


La adrenalina bombeando a su máxima capacidad, golpes yendo y viniendo entre gruñidos y quejidos guturales. El sonido de cristales estrellándose se hacía más y más constante, el aire olía a sudor combinado con sangre y sus pulmones quemaban por un respiro.


Un brutal golpe en la cabeza lo aturdió, casi enviándolo al suelo y consiguió apenas recuperarse, tacleando al mayor con toda la fuerza que tenía. Llevándolos al suelo, donde se movió tan rápido como pudo para estar sobre él y entonces…


Entonces dejó que su odio se hiciera cargo.


Esperando desesperadamente que con cada golpe lo hiciera sentir lo mucho que lo despreciaba y que experimentará el mismo dolor que le había causado a través de los años. Quería verlo gritar, sufrir y llorar de desesperación, pero él simplemente no lo hacía.


Aumentando su cólera y frustrándolo al ver que el bastardo no estaba rogando piedad como había hecho que Luhan lo hiciera. Y sin importar que lo golpeó cada vez con más saña, hasta un punto que él mismo lo sentía físicamente doloroso, aún con ello, Minho rió con cada golpe.


— ¡No tienes las bolas! —Rió enloquecido—. ¡No podrás hacer más que esto y entonces iré por lo que es mío!


Sehun rugió, cerrando sus manos alrededor de su cuello con el único deseo de acabar con todo de una vez y para siempre. Minho convulsionó, enterrando sus dedos en sus brazos y sonriendo perversamente aun cuando era incapaz de respirar.


— ¡Sehun, detente! —Ordenó Bobby, tirando de su ropa para separarlo de Minho.


Sehun gruñó, apretando más fuerte en espera de escuchar su cuello romperse mientras que Bobby seguía gritándole que se detuviera con desesperación.


— ¡Niño, apártate! —Gritaron a lo lejos. Sehun reconoció la voz del detective Zhang.


Un grupo de hombres los rodeó, apuntando sus armas en su dirección y a Sehun no le importaba, simplemente quería al bastardo hijo de puta muerto de una vez por todas.


— ¡Déjalo ahora, no arruines tu vida así! —Gritó. Las manos de Minho comenzaron a perder fuerza y la sonrisa en su rostro se desvaneció.


— ¡Piensa en Luhan! —Vociferó Bobby.


Algo hizo click y se apartó de golpe, odiándose a sí mismo cuando escuchó a Minho tomar una codiciosa bocanada de oxígeno y comenzar a toser. Los hombres que los rodeaban se movieron y rodearon a Minho mientras que él caminaba en círculos, tirando de su cabello, sintiéndose frustrado como nunca antes.


— Está bien, Sehun —dijo Bobby, colocando su diestra en su hombro—. Hiciste lo correcto.


— ¡Te lo dije! —Exclamó Minho con la voz áspera. Arrastrándose hasta él y siendo rápidamente inmovilizado por el detective Zhang—. ¡Eres débil! —Rió con fuerza.


Sehun avanzó todo lo que pudo hasta que Bobby lo sujetó para retenerlo por más que trató de liberarse.


— ¡¿Crees que con esto vas a lograr algo?! ¡¿Qué la policía es suficiente?! —Rió enloquecido—. Me desharé de ti fácilmente y, una vez estés fuera del camino, iré para reclamar a mi Luhan.


Sehun gruñó, forcejeando para llegar al malnacido. Se estaba conteniendo ya demasiado, pero de seguir así, nadie iba a ser capaz de detenerlo de matarlo si él volvía a decir que Luhan era suyo.


— Sehun, cálmate —ordenó Bobby—. Te está provocando porque sabe que le ganaste.


— ¡Irás a la cárcel conmigo! —Gritó eufórico—. ¡Te voy a hundir!


De algún modo, descubrió que le importaba una mierda que Minho confesara todo lo que había hecho, porque al final era un pequeño precio a pagar si con ello se aseguraba que todos aquellos a quienes amaba estarían seguros.


— ¿Es así? —Habló tranquilamente el detective Zhang—. ¿Y tú de verdad crees que van a creer tu mierda? —Inquirió con una sonrisa sádica en los labios.


— ¡¿A qué jodidos te refieres?! —Ladró enfurecido—. ¡Él es mi cómplice!


— ¿Oh Sehun? ¿Un delincuente? —Soltó casi con deleite—. ¿El mismo chico con una beca en un prestigioso instituto? ¿El primero en ingresar con un puntaje perfecto? ¿El que lleva el mejor promedio de su clase? ¿Quién tiene dos empleos para mantenerse a sí mismo? ¿Ese niño del que todo mundo solo sabe decir lo bondadoso que es? ¿El mismo chico que consiguió un montón de benefactores para un orfelinato y que además cuida de su anciano vecino enfermo sin pedir nada a cambio? —Minho palideció en ese preciso momento—. ¿De verdad tú crees que alguien va a creer en todo lo que tu digas en contra de tu hermano menor? Seguro que ni tu eres tan pendejo—Rió por lo bajo.


Sehun se estremeció levemente, Bobby tragó saliva con dificultad y retrocedió varios pasos. El hombre que sometía a Minho los miró a ambos cual depredador, volviendo sus ojos una vez más al cuerpo en el suelo, ensanchando su sonrisa.


— Además, tanto yo como mis colegas acabamos de escuchar como tú le gritaste a tu pobre hermano menor que ibas a acusarlo falsamente porque lo odias a él y a su lindo novio por el hecho de que son pareja. ¿No es así, chicos? —Ambos hombres sonrieron ampliamente—. Claro, eso además de que lo secuestraste y lo arrastraste aquí para torturarlo igual que a su pareja.


Minho rugió y se retorció bajo el peso ajeno, arañando por liberarse y llegar a Sehun. El detective se rió de ello, clavando más su rodilla en la espalda del más joven, hasta oírlo quejarse de dolor.


— Por supuesto que estás en tu derecho decir lo que quieras, así como nosotros estamos en la obligación de investigar a fondo —dijo con falsa amabilidad—. Aún si la investigación nos arroja que tu hermano jamás estuvo involucrado, pero en cambio descubrimos que Do Kyungsoo no solamente fue tu cómplice sino además tu segundo al mando —Bobby y Minho se tensaron visiblemente—. ¿Así que decide ahora, Minho? —Ordenó fríamente—. ¿Acepta mis términos? o, ¿estás dispuesto a contradecirme y observar cómo vuelvo la vida de tu pequeño amiguito un destino peor que la muerte?


Minho rugió, sacudiéndose en busca de libertad. El mayor de todos se rió de ello, elevando su despiadada mirada hasta conectar con los dos menores ahí.


— Lárguense —ordenó con un tono letal.


Bobby no lo dejó formular pensamiento alguno siquiera, arrastrándolo fuera de aquel lugar hasta meterlo en su auto y salir disparados de ahí. Pisando el acelerador como si quisiera hacer un agujero en el auto, avanzado sin dirección aparente.


O por lo menos eso había pesado Sehun hasta que finalmente se detuvo frente a la fachada de una vieja y descuidada casa. Ambos bajaron en completo silencio, atravesando el viejo camino de piedra hasta la puerta principal.


Se miraron a la cara por primera vez desde que habían salido de aquel sitio, ambos con la ropa hecha un desastre, rasguños sangrantes, magulladuras, cortes y sangre todavía manchándolos. Ambos sabían que no podían ignorar lo que acaba de pasar, pero ninguno se atrevía a tocar el tema.


— Luhan nos va a matar —habló Bobby finalmente, esbozando una sonrisa de pura diversión.


— Joder —suspiró pesadamente, decidiendo que también iba a ignorar todo por esa ocasión—, ¿qué diablos voy a decirle?


— Simple —se encogió de hombros—, le diremos que estabas lamentándote y culpándote de todo, así que tuve que patear tu inútil trasero.


Sehun rió ligeramente, golpeando el brazo de su amigo juguetonamente. Sabiendo entonces que la decisión estaba tomada y que ellos harían como si aquello jamás hubiera pasado.


***


— Iremos con el médico un momento, Xiǎolù —informó su madre, besando su frente antes de salir de la habitación.


Luhan apenas había asentido, frunciendo el ceño tan pronto ella salió y mirando en todas direcciones en espera que Sehun apareciera de una vez. Se suponía que su novio había ido con su madre a conseguir algunas cosas para él.


Sin embargo, su madre había vuelto sola y él no estaba respondiendo las varias llamadas que le había pedido a su hermana mayor hacer. La ansiedad estaba comenzando a ponerle los nervios de punta y le estaba resultando demasiado difícil aparentar estar bien frente a sus padres.


Todo estaba listo ya para que lo dejaran marcharse, le habían dado ya todas las instrucciones a su familia para sus cuidados, el psiquiatra ya había ido a darle algunas recomendaciones también e incluso le habían permitido ya cambiarse la ropa de hospital por la suya. Sin embargo, Sehun no volvía.


— Hannie, tan sólo relájate —aconsejó Baekhyun, sosteniendo su mano suavemente.


— ¿Dónde se metió? —Bufó irritado.


— Oh, vamos —rió divertido—. Es Sehun de quien hablamos, seguro no tarda en regresar. Él no se perdería de ninguna forma tu salida de este lugar —aseguró.


— Lo sé, pero aun así… —Luhan negó—. Algo no me gusta —se removió inquieto en su lugar.


— Es tan lindo verte así —dijo dulcemente—. Él es uno de los afortunados supongo —se encogió de hombros.


— ¿Uno de los afortunados?


— Sí —asintió—. Tan sólo ponte a pensar y dime cuántas personas pueden decirte que consiguieron estar al lado de su primer amor.


Luhan permaneció en silencio, pensando en lo que su amigo acaba de decirle y recordándose a sí mismo qué bien todo aquello habría podido tener un desenlace completamente diferente. Si Bobby y aquella persona, de la cual solamente había escuchado la voz, no hubieran llegado aquel día, probablemente…


Luhan se estremeció, estrujando las mantas con fuerza, volviendo toda su atención de vuelta a su mejor amigo.


— Háblame de tu primer amor —pidió, buscando más que nada distraer aquel sentimiento de angustia.


Baekhyun le sonrió cariñosamente, subiendo a la cama a su lado antes de dejar ir un sonoro suspiro. Una expresión melancólica se apoderó de su rostro y le tomó un par de minutos antes de volver a fijarse en él.


— Lo conocí cuando tenía seis años —rió lindamente—. Él tenía dieciocho por ese entonces, y mi padre me dijo que él iba a ser mi guardaespaldas.


— ¿Tú primer amor fue un tipo doce años mayor que tú? —Soltó sorprendido. Baekhyun volvió a reír.


— Él era genial —sonrió—. Tan alto, fuerte, inteligente y con esa imagen de chico malo que hace que varias chicas mojen las bragas. Tú sabes, justo como a ti te gustan —bromeó, moviendo las cejas sugestivamente.


Luhan frunció el ceño luego de sus palabras y Baekhyun hizo un gracioso gesto dramático, recibiendo un golpe en el brazo por parte de su amigo. Su mano tomó suavemente la de Luhan, entrelazando los dedos y simplemente así, Luhan supo que era su forma de sentirse reconfortado.


— Nos hicimos amigos rápidamente, porque él era realmente divertido y siempre que yo lo necesitaba, él estaba ahí sin falta. Incluso cuando ese día llegó —murmuró, con una nota de tristeza en su voz.


— Baekkie —lo miró preocupado.


— Hasta el día de hoy —susurró—, creo que en gran parte es gracias él que yo no me rendí hace mucho tiempo. —Una sonrisa suave se extendió en sus labios y volvió a mirarlo por fin—. Me di cuenta de mis sentimientos cuando cumplí trece y sabía que no solamente se trataba de mi corazón haciendo Bum Bum como solía decirle a Minseok.


— ¿Y qué hiciste? —Interrogó sumamente interesado.


— Me confesé —musitó quedito—. En ese momento, él puso la cara de alguien que recibe la peor noticia del mundo —rió apenas—. Naturalmente me rechazó, porque yo era menor de edad y el hijo de su jefe además, pero no me rendí de todas forma. Yo hice todo para que me notara.


— ¿Funcionó?


Baekhyun cerró los ojos, como saboreando cada recuerdo agridulce de todo ese tiempo, antes de mirarlo a los ojos una vez más.


— Él decía que yo era realmente hermoso, así que utilice eso a mi favor. Cuando eso no funcionó, lo quise tomar a la fuerza, pero no importaba cuantas veces él me dejara besarlo, porque de todos modos seguía igual por mucho que yo supiera que él sentía lo mismo. Al final siempre sería no por las mismas razones; eres un niño, siempre me decía —suspiró profundamente—. En el fondo yo bien sabía que en parte era honesto, pero también era sumamente consciente que mayormente todo se debía a mi padre.


— ¿Por qué no te rendiste entonces?


— Porque había días en los que creía que podía conseguirlo, ya que de alguna forma él parecía mirarme como si fuese su mundo entero. Sin embargo, había otros tantos en los que él no podía tenerme lo suficientemente lejos. Y pocos días después de mi cumpleaños número catorce, él me dijo que sería el escolta de mi padre.


— ¿Qué pasó entonces?


— No me rendí —sonrió tristemente—. En su lugar cambié de táctica y fingí haberlo entendido todo, incluso comencé a salir con un chico de mi edad —dijo con un tono un tanto burlón—. Él lo odiaba a muerte y yo use eso a mi favor, lo presione hasta que no pudo resistirlo más y terminó por quebrarse. Tuve mi primera vez con él. —Luhan se sonrojó tras aquella declaración.


— ¿Tú y él entonces…?


— Me dijo que había sido el peor error de su vida —admitió con amargura—. “Nadie puede saber nunca de esto. Olvida que pasó.” Eso fue lo que me dijo y aun con ello no quise rendirme, traté de que convencerlo y una vez más mi padre fue su mayor excusa. Le propuse huir lejos, le rogué que me eligiera a mí, y cuando me miró parecía que lo había logrado, pero…


— ¿Qué hizo?


— Bueno~ —habló con un falso tono cantarín—, Mino sigue siendo el escolta de mi padre cómo puedes ver y ya ha pasado más de un año a fin de cuentas —sonrió melancólico.


Luhan estaba boquiabierto mientras veía a Baekhyun ponerse de pie y esbozar su más grande sonrisa. La puerta se abrió silenciosamente y la imponente figura de Mino invadió la habitación. Él simplemente no pudo evitar ponerle mala cara al hombre cuando sus miradas conectaron.


— Joven Baekhyun, su padre me envió a…


— Lárgate, Chanyeol me llevara —soltó con una indiferencia contundente.


— Su padre dio instrucciones precisas —masculló entre dientes.


— Mino —llamó seriamente y el hombre se tensó en espera de sus instrucciones—, dile a Channie que no tardó en salir cuando te vayas, él me acompañara a casa de Luhan —sonrió ampliamente, dejando al hombre estupefacto.


— Pero…


— Ya te dijo que se queda conmigo. —La voz de Chanyeol fue baja y amenazadora, interviniendo antes de que Luhan incluso terminará de pensar en qué decirle para hacerlo salir.


— Su padre fue muy específico —masculló entre dientes—. Usted llevaba una semana quedándose en casa del joven Chanyeol y por eso el señor lo extraña —dijo, sin detenerse a ocultar el desprecio a la hora de decir el nombre de Chanyeol.


— ¿Y eso debería importarle por...? —Una sonrisa socarrona adornaba el rostro del más alto.


Luhan estaba atónito, mirando a Baekhyun en espera de que dijera cualquier cosa respecto a lo que Mino acaba de revelar. Baekhyun resopló, levantando su mano justo cuando ambos estaban por decir cualquier otra cosa.


— Regresaré esta tarde luego de que Luhan esté en su casa y pasé un momento con él. Así que ve y dile eso a mi padre —ordenó irritado.


Mino asintió de mala gana, abandonando la habitación obviamente muy molesto. Luhan quiso preguntar entonces, pero no creyó conveniente decir nada al ver a Chanyeol acercarse a Baekhyun y sonreírle de aquella forma tan dulce.


Baekhyun por su parte frunció el ceño, volviendo su atención completamente a él. Sonriéndole divinamente, algo que definitivamente no tenía nada feliz a Chanyeol y volvió el ambiente demasiado incómodo.


— ¡Ey! —La animada voz de Lay lo hizo mirar en su dirección al instante—. ¿Listo para irte a casa?


«No hasta que Sehun vuelva.» Era eso lo que quería responderle y en cambio asintió, esbozando para él una sonrisa más bien forzada.


— Genial, porque el medicó acaba de darte el alta —anunció felizmente.


— ¡Estupendo! —Exclamó emocionado Baekhyun—. Vamos, déjame ayudarte a ponerte de pie.


Luhan quiso decirle que no y terminó por asentir en el segundo que vio a su familia cruzar la puerta acompañados de Suho y Kai. Con el primero de estos dos últimos yendo rápidamente hasta él, agachándose hasta estar en cuclillas frente a él ante los ojos de todos, solamente para ponerle él mismo las zapatillas.


Kai inhaló ruidosamente y su madre corrió hasta el hombre mayor, diciéndole que aquello no era necesario y de todas formas él no lo escuchó en lo absoluto. Luhan por su parte, estaba petrificado bajo la intensa mirada que sabía le pertenecía a Lay.


— Listo, tiánmì de tiānshǐ —dijo cariñosamente.


Luhan asintió apenas, dirigiendo sus ojos a los de su madre, quien le daba una significativa mirada. Baekhyun bufó sonoramente, casi empujando a Suho para tomar sus manos y así regresar a su tarea de ayudarlo a ponerse de pie.


— Espera —pidió Jessica, corriendo fuera de la habitación para regresar apenas un minuto después—. Voy a ponerle un analgésico, de esa forma podrás caminar sin malestar.


Ella le sonrió mientras que Luhan frunció el ceño sin poder evitarlo, no solamente por el dolor del pinchazo de la aguja, sino porque al final el analgésico iba a noquearlo por algún tiempo y realmente odiaba dormir por las pesadillas que conllevaba.


— ¿Listo? —Preguntó Baekhyun, volviendo a tomar sus manos con un poco más de fuerza. Seguramente por el hecho de que acababan de ponerle un analgésico, además de que tenía una rodillera ortopédica en la pierna izquierda.


Luhan sostuvo las manos ajenas sin fuerza, sin querer levantarse realmente, queriendo esperar a Sehun hasta que volviera y pudiera ver con sus propios ojos que simplemente se preocupaba en vano. Tomó un respiró, listo para asentir y ponerse finalmente de pie, justo cuando la puerta de la habitación se abrió, revelando tras ella a Sehun y Bobby.


Sus ojos se clavaron en las lesiones que estaban en su rostro y su corazón se detuvo por una fracción de segundo, pero el simplemente sonrió apenado.


— ¿Qué demonios les sucedió a ustedes dos? —Soltó Lay, avanzando hasta Sehun para sostener su rostro y mirar de cerca las lesiones.


— Lo lamento, fue mi culpa —respondió apenado Bobby—. El idiota no dejaba de lamentarse y decir que esto era todo su culpa, así que me desespero.


Todos parecieron creer en ello, Luhan no. Sin embargo, no podía preguntar frente a todos y también estaba completamente seguro que Sehun no iba a decirle la verdad de todas formas.


— Tú muy bien, este idiota merecía que alguien lo hiciera entrar en razón aunque fuera a golpes —habló YanYan, aplaudiendo incluso.


— YanYan, ¿cómo le dices eso a los niños? —reprendió su madre—. Esto definitivamente no estuvo nada bien, y sepan que estoy muy molesta con ambos.


Pese a sus palabras, ella de todos modos estaba acariciando con sumo cuidado la semi hinchada mejilla de Bobby, como esperando que eso fuese suficiente para eliminar lo que seguramente pronto sería un feo moretón.


— Señora Wu, nosotros…


— ¡Sehun! —Llamó un poco demasiado alto, llamando la atención de todos—. ¿Pu-Puedes ayudarme a caminar?


Sehun lo miró largamente, antes de finalmente ir hasta él y aguardar a que Baekhyun se apartara. Sus manos sostuvieron las de Luhan y tiró de él hasta que estuvo de pie, escuchándolo gemir quedamente. Él no demoró en rodear su cintura con el brazo derecho para sostenerlo por temor a que perdiera el equilibrio.


Se miraron a los ojos por una fracción de segundo, hasta que finalmente Luhan pusiera distancia y le dijera que estaba bien para continuar. Él no retiró el brazo en su cintura, incitándolo a rodear su cuerpo también para de esa manera apoyarse.


El trayecto en dirección a su hogar fue todo sonrisas y palabras de felicidad por su regreso, algo que simplemente lo dejaba imposibilitado de preguntar absolutamente nada. Sumado a eso, su madre prácticamente lo tenía como rehén entre sus brazos y durante todo el viaje, cruzar miradas con Sehun había sido casi un lujo.


Aguardo más sin en cambio, con la esperanza de que una vez en casa todo se calmaría y ellos podrían estar a solas. Todo mundo se apresuró al auto una vez se estacionó y Luhan casi no pudo contenerse de bufar fastidiado.


— ¿Listo para ver nuestra casa? —Preguntó Zhao con una sonrisa radiante.


Luhan se tensó, repentinamente temeroso ante el recuerdo de que la casa de Oh Minho estaba justo al lado de la suya. Sintió escalofríos, algo que por un instante provocó que dudara en bajar del auto y pedirle al oficial que lo llevara a cualquier otro lugar. Pero al mirar al frente, se encontró con un lugar que jamás había visto.


— ¿Dónde…?


— Te explicaremos adentro —dijo su madre con una preciosa sonrisa.


Asintió aturdido, hasta que la voz de Sehun lo devolvió a la realidad y no dudó ni un segundo en tomar la mano que le ofrecía, aferrándose a ella para de ese modo tal vez conseguir disimular lo nervioso que estaba.


Como si presintiera que alguien iba a atacarlo tan pronto se acercará a la puerta de ese lugar. Pese a ese pensamiento, lo que halló al cruzar la puerta, fue una hermosa sala de estar y un coro de gritos eufóricos, acompañados de los rostros de Cherry, Jackson, Rin y su jefe.


Rin fue la primera de ellos en correr a su encuentro, jalándolo a un estrecho abrazo mientras le repetía entre lágrimas de felicidad; lo feliz que estaba de verlo, lo agradecida que siempre estaría por haber sido salvada por él y lo asustada que había estado todo ese tiempo.


Luhan apenas logró responder, sonriendo a medias. Cherry fue la siguiente en abrazarlo, disculpándose por no haber sido capaz de visitarlo adecuadamente porque un oficial no la había dejado pasar.


Verla a ella ayudó a restar un poco de la ansiedad que lo atormentaba, su expresión se suavizó para ella y le repitió con ternura que estaba bien, porque las flores que ella siempre llevaba eran entregadas a diario sin falta. Ella asintió, tallando las gotitas que humedecían sus ojos y dejándole el camino libre a su jefe.


El hombre estrechó su mano, al tiempo que le decía lo feliz que era de verlo y pidiéndole que jamás les diera un susto como aquel. Luhan asintió y entonces miró en dirección a Jackson. Él esbozó una sonrisa temblorosa, se encogió de hombros levemente y parpadeó, dejando caer un par de lágrimas.


— Me defendí justo como me enseñaste —dijo, sonriéndole como nadie a su amigo.


Él no fue capaz de mantener la sonrisa al final, llegó a él con grandes zancadas y lo tomó entre sus brazos, sollozando quedamente mientras lo mecía suavemente.


— Dios, tenía tanto miedo —confesó, besando una y otra vez su cabello sin importarle quien lo estuviera mirando—. No vuelvas a hacerme esto, nunca.


— Estoy bien, Jackson —aseguró.


Su rostro fue gentilmente acunado y Jackson unió sus frentes, mirándolo a los ojos con fervor absoluto. Sus manos estaban temblando y Luhan sabía que trataba de decirle algo, pero no parecía encontraba el cómo.


— Jackson…


— Es suficiente, Luhan debe descansar —sentenció Sehun.


Jackson retrocedió de inmediato, con una sonrisa triste en los labios. Quería preguntarle, pero en su lugar dirigió sus ojos a su mano, que ya era sostenida por la de Sehun.


— HunHun tiene razón, cariño —habló dulcemente su mamá—. Mejor dejen que les demos un tour por la casa mientras hablamos de algunas cosas. ¿De acuerdo?


— ¿Y los invitados? —Inquirió, mirando solamente a Jackson.


— Zhao y yo nos hacemos cargo —respondió YanYan tranquilamente.


Asintió torpemente a su hermana, Sehun rodeó una vez más su cintura y sus ojos castaños de inmediato se dispararon a esos orbes marrón, reparando incluso en su ceño fruncido mal disimulado. Algo en lo cual casi no pensó mientras subían las escaleras tras sus padres y se vio obligado a centrar toda su atención en no quejarse de dolor a cada paso que daba.


Ellos los guiaron por toda la segunda planta hasta llegar a una habitación sencillamente decorada, con un balcón justo en el lado opuesto a su puerta. Todas sus cosas ya estaban ahí.


— ¿Por qué no se sientan? —Ofreció su padre, señalando a la cama.


Ambos siguieron la orden, sentándose tan juntos el uno del otro, que fácilmente disimularon el hecho de que sus manos estaban unida. Los señores Wu pronto estuvieron frente a ellos, con la madre de Luhan sentada en una silla que antes estaba cerca del escritorio y su esposo de pie justo a su lado.


— Bueno niños —comenzó a decir su mamá, mirando entre ellos y su esposo—. Respecto a esta casa, fue por sugerencia del detective Zhang. Así que papá y yo hablamos de esto seriamente, así que…


— Debido a los recientes acontecimientos —continuó su padre.


— Además del evidente hecho de que para ninguno de nosotros es más una opción seguir viviendo cerca de esa mujer que abandonó a HunHun y que además es una p...


— Nosotros decimos aceptar el ofrecimiento de detective y mudarnos —se adelantó su padre.


Luhan se tensó de pies a cabeza, sujetando con fuerza la mano de su novio, con el corazón comenzando a latir de modo irregular por temor.


— YiFan ya sabe de esto, no de las razones del porqué tomamos esta decisión, pero aun así él nos sugirió volver a Beijing —dijo cuidadosamente su mamá.


Fue el turno de Sehun para apretar su mano, bajando la vista para evitar la de la pareja mayor. Luhan, por su parte, se congeló al escucharla decir eso, como si su cerebro no fuera capaz de conseguir comprender lo que le decían.


— Sin embargo, no creemos que esa sea una opción para nosotros, así que simplemente nos movimos aquí —anunció finalmente su padre, con una cálida sonrisa en los labios—. Todo fue muy rápido pero el lugar nos encantó desde la primera vez, así que no le dimos vueltas y trajimos todo a la nueva casa antes de que salieras del hospital.


Los orbes castaños de la señora Wu se fijaron entonces en Sehun, su mano alcanzó la mano libre del menor y la tomó con delicadeza, esbozando para él una sonrisa llena de cariño.


— Esta casa tiene cinco habitaciones, además de este lindo patio trasero donde Jiāo Táng puede jugar felizmente —dijo con voz maternal—. Yo siempre te he visto como uno más de mis bebés, así que…


— Muchas gracias —interrumpió, sonriendo amorosamente—. Realmente no podría decirle todas las veces que he deseado que usted fuera mi mamá, pero… —Suavemente apartó su mano, tratando de transmitirlo lo agradecido y lo mucho que la amaba—, yo tengo una familia.


— Pero...


— Sé que a usted le preocupa que mi tío se encuentra en Incheon y no aquí conmigo, pero eso no quiere decir que él y yo nos amemos menos por la distancia —aseguró—. Haré esto por mi cuenta porque cuento con el apoyo de mi tío y el suyo. —Ella lo miró con amor y orgullo, aumentando el sentimiento de felicidad en su corazón—. Le juro que los haré sentirse orgullosos.


Ella asintió, con lágrimas empeñando sus bellos ojos y una sonrisa pintando sus labios. La vio ponerse de pie e inmediatamente la imitó, devolviendo el abrazo que ella le dio mientras susurraba tiernamente que estaba orgullosa de él.


— De cualquier forma, está también es tu casa y tienes una habitación aquí, puedes venir cuando quieras —aseguró, besando su mejilla.


— Lo sé —sonrió, estrechando su pequeño cuerpo un poco más fuerza.


— Bueno, lo mejor será dejarlos darle un vistazo por su cuenta y que Luhan descanse un poco. —Ella sintió a las palabras de su esposo y liberó al menor.


— Les avisaremos cuando la cena esté lista.


Ambos asintieron, Sehun los acompañó a la puerta, cerrándola suavemente para luego guiarse hacia Luhan, quien sorpresivamente estaba frente a él.


Al estar finalmente solos, lo primero que Luhan notó, fue la expresión de tristeza que Sehun trataba de esconder tras la charla con sus padres. Algo que simplemente le provocó una punzada en el corazón, ya que de alguna forma sabía que se debía a que Sehun ahora estaba por su cuenta entonces.


Un silencio incómodo se instaló dentro de la habitación. Repentinamente, Sehun frunció ceño y sabía que se debía a Jackson, lo cual en ese momento era lo último que le preocupaba cuando las heridas en su rostro eran todas nuevas.


— Probablemente ahora tú vas a preguntarme qué pasó, ¿cierto? —murmuró apenas.


— No me des detalles —pidió seriamente, rodeando entre sus brazos el cuerpo ajeno—. Tan sólo asegúrame que todo estará bien.


— Todo se acabó, lo prometo —murmuró, besando apenas su frente.


Luhan asintió, convencido de que él estaba diciéndole nada más que la verdad. Acunó su rostro todavía preocupado por las heridas en él, percatándose solamente entonces que él se había quitado los piercings de su ceja y labio inferior.


Pasando con sumo cuidado sus pulgares sobre los pómulos del más alto, él cerró los ojos dejándose hacer por las lentas caricias de Luhan, suspirando suavemente cuando dedos cuidadosos delinearon la línea de su mandíbula, paseándose por sus mejillas y terminando con sus labios.


— Eres hermoso —musitó sin darse cuenta realmente de sus palabras.


Sehun sonrió divinamente, mirándolo una vez más, sus manos descansando en sus caderas fácilmente lo ayudaron a acercar más la esbelta figura de su novio y sus labios pronto encontraron los ajenos.


Tomándolos con calma y dulzura, porque de esa forma, Luhan terminaría de convencerse que estaba todo bien y que nada malo le había pasado. Él se aferró a su cuerpo, silenciosamente pidiendo un poco más de lo que estaba dándole y no titubeó para conceder sus deseos.


Sehun a esas alturas sabía que movería el cielo y la tierra para conseguir lo que fuera que Luhan deseara.


Un suave golpecito lo obligó a dejar ir los labios de azúcar y mirar hacia el abajo, donde encontró a Jiāo Táng tratando de alejarlo de Luhan. Ambos rieron, dándole espacio suficiente al can para que este se levantara en sus dos patas traseras para, de alguna forma, abrazar a Luhan.


— ¿De dónde saliste, pequeño? —Interrogó Luhan cariñosamente.


Jiāo Táng ladró y movió la cola completamente feliz. La preciosa risa de Luhan llenó la habitación mientras continuaba abrazando de vuelta al emocionado doberman, obligando a Sehun a intervenir en el preciso momento en que vio a su novio a punto de perder el equilibrio.


Jiāo Táng los siguió de inmediato una vez Sehun guió a Luhan hasta su cama, subiéndose a esta y acomodándose en una esquita en la parte inferior una vez su amor humano estuvo sentado en la orilla, con Sehun retirando su calzado.


— Puedo hacer eso por mí mismo —le recordó divertido.


— Lo sé, Bǎobèi Lù —sonrió, apoyándose contra la palma de su mano cuando está cubrió su mejilla—, pero todavía estoy un poco alterado. ¿Podrías dejarme cuidar de ti un poco más hasta que me sienta más relajado?


— Aunque dijera que no, tú no vas a escucharme —dejó ir una risita tras decir eso.


Sehun sonrió ampliamente, robando un beso de sus labios antes de tirar de las mantas y ayudarlo a recostarse. Luhan hizo una mueca por ello, ya que por un tiempo, tendría que acostumbrarse a dormir boca abajo.


— Vas a quedarte, ¿verdad? —Su mirada era suplicante y estaba sosteniendo su mano como si temiera escuchar un no.


— No me moveré de aquí así traten de obligarme — respondió cariñosamente, apretando levemente la mano de Luhan.


Él asintió, acurrucándose entre las mantas y cerró los ojos finalmente. Sehun sonrió amorosamente, tomando asiento justo a su lado, asegurándose de no soltar su mano. Jiāo Táng hizo un sonido parecido a un suspiró, acomodándose de alguna forma entre ellos.


— ¿Me has extrañado, grandote? —Le preguntó a su tierna mascota, cuando el animal colocó una de sus patas sobre su pierna.


El hizo un sonido parecido al de alguien bufando y Sehun rió por ello, alcanzando un libro que descansaba sobre la mesita de noche a un costado de la cama de Luhan. Esperando matar el tiempo de algún modo.


Un suave golpe en la puerta lo interrumpió de su lectura treinta minutos más tarde, se levantó sigilosamente para no despertar a los dos, profundamente dormidos, ocupantes de la cama y abrió pensando que seguramente sería su suegra avisándoles que la cena estaba lista. En su lugar, se encontró cara a cara con Jackson Wang.


— La señora Wu dice que despiertes a Luhan para que baje a cenar —habló tras tensos y desagradables seis minutos de puro silencio.


— Sí. —Fue esa la única respuesta que se sentía capaz de darle.


Jackson asintió, pero no se movió ni un centímetro de su lugar al igual que él. Lo vio mirar por encima de su hombro al interior de la habitación, y no necesitaba dirigir su vista en la misma dirección que él para saber que estaba viendo a Luhan dormir.


— Voy a matarte si lo lastimas —prometió seriamente.


— Tranquilo —sonrió lo mejor que pudo, considerando de quien se trataba—, yo mismo iré hasta ti para que hagas lo que tengas que hacer si alguna vez llegó a hacerle daño.


Jackson asintió de mala gana, dando la media vuelta y se alejó finalmente. Le resultó un tanto difícil conseguir a Luhan totalmente despierto y una vez abajo, fue igual de difícil no patear un poco a Baekhyun cada vez que conseguía meterse entre él y Luhan.


Era más que consiente que el hecho de estar rodeados de tantas personas se debía más que nada al hecho de que Luhan era valioso para todos ellos, pero en el fondo él sentía que ellos no podían estar largándose tan rápido como él quería.


Sintiéndose cada vez más impaciente por poder compartir con Luhan algo más que miradas cómplices y sonrisas tontas. Siendo también esa la razón principal para su mal disimulado alivio una vez todos comenzaron a marcharse.


— ¿Cansados? —Preguntó divertida la señora Wu, tras despedir a los últimos invitados.


— Bueno…


— La verdad yo sí —se adelantó Sehun antes de que Luhan terminara su oración—. Así que me gustaría ir a descansar y creo que Lu también lo necesita.


Se puso de pie en un parpadeó y extendió su mano a su novio, con el único propósito de arrastrarlo hasta su habitación y conseguir algo de atención. Lamentablemente para él, de inmediato supo que eso tendría que esperar una vez la señora Wu se aclaró la garganta de forma poco discreta.


— De hecho, hay algo que me gustaría hablar contigo —explicó.


— No te preocupes, yo llevaré a Luhan a su habitación —sonrió su suegro, acercándose para ayudar a Luhan a levantarse.


YanYan intercambio miradas con ambos mayores y en un segundo ya estaba arrastrando a Zhao al segundo piso de la residencia, con Luhan y su padre siguiéndolos. Su suegra le pidió entonces seguirla al comedor y una vez ahí, lo miró insegura, como buscando la forma de empezar a hablar.


— Has crecido mucho, HunHun —comenzó, sonriendo amorosamente—. Te has vuelto un chico muy inteligente, y muy guapo también.


Sehun se sonrojó un poco ante el elogio y la escuchó reír un poco ante ese gesto. Ella lo miró a los ojos con dulzura y guardó silencio por un escaso par de minutos, antes de bajar la mirada y que su naturalmente risueña expresión cambiara a una de tristeza.


— Lo siento mucho, cariño —susurró, alcanzando su mano a través de la mesa.


— ¿Por qué? —Inquirió totalmente confundido.


— Durante todo este tiempo... yo siempre dije que iba a protegerte, que podías llamarme mamá, pero… —Ella parpadeó, intentando ahuyentar las lágrimas—. Yo simplemente no hice nada.


— Eso no…


— Realmente te admiro mucho —confesó, mirándolo con un orgullo que de algún modo lo dejó aturdido—. Te has convertido en un chico maravilloso, gentil y fuerte sin ayuda de nadie. Tú, mi pequeño HunHun, eres un gran hombre y yo no puedo ni siquiera poner en palabras lo orgullosa que estoy de ti.


— Mamá —murmuró con un hilo de voz.


— Mi Xiǎolù eligió bien —aseguró.


Él palideció en ese preciso segundo, sus manos comenzaron a temblar y un creciente miedo comenzó a invadirlo pese a que ella continuaba sonriéndole cálidamente.


— ¿Có-Cómo…?


— Porque soy su mamá y también estoy enamorada del padre de mis hijos —respondió con simpleza—. Hace años que lo sé, tesoro. Tú lo miras como si fuera el mundo para ti.


— Y-Yo… —balbuceó tímidamente.


— No tienes que avergonzarte de absolutamente nada, mi cielo. El amor no es ningún motivo de vergüenza —lo animó, acariciando su rostro tiernamente—. Ambos son mis bebés y no voy a dejar de amarlos simplemente porque persiguen su felicidad.


— Lo siento —susurró—. Jamás quise actuar a sus espadas con esto, pero… le juro que lo amo como a nadie en este mundo.


— Mi Luhan también te ama, pero es algo torpe y le va tomar tiempo decírtelo apropiadamente. Lo sacó de su padre —rió ante sus palabras—. Pero yo sé que eso ya tú lo sabes, así como sé que puedo pedirte que cuides de mi bebé —sonrió, dejando caer la primera lágrima.


Sehun comprendió que eran de emoción y no de culpa como al principio había creído. Ella estaba feliz por ellos, ella nos los odiaba y Sehun sentía que podría llorar de alegría antes ese hecho.


— Mi niño es muy dulce y eres su primer amor, también le tomará un tiempo no temerle a lo que pasará una vez él nos cuente sobre ustedes, por eso… no vayas hacerlo llorar y ten paciencia con él. ¿Lo prometes?


— Se lo juro —respondió, apretando la delicada mano que aún sostenía la suya.


— Tú ya eres mi hijo desde el día que te conocí, así que no te diré: bienvenido a la familia. En su lugar… —Sehun la vio ponerse de pie e hizo lo mismo, abrazándola con fuerza cuando ella así lo hizo—. Yo les deseo toda la felicidad del mundo, a mi Luhan y a ti, mis dos amores.


Él no pudo evitar soltar un par de lágrimas, las cuales ella retiró con ternura. Esa noche, tal como cuando era niño, ella lo acompañó hasta la habitación que había destinado para él y lo cobijó. Al final, e igual que antes, lo besó en la frente antes de salir, no sin antes recordarle lo mucho que lo amaba y desearle lindos sueños, Sehun suspiró contento por ello.


Dejando que el cansancio y el estrés de ese día se hiciera cargo finalmente. Cerrando los ojos lo que para él no fueron más que un par de segundos antes de volver abrirlos, tras escuchar la puerta de su habitación abrirse y cerrase.


Miró en su dirección, encontrándose con la nerviosa figura de Luhan que lo tuvo de pie en un parpadeo. Luhan casi corrió a su encuentro para tomar sus manos, viéndolo a los ojos con una angustiante ansiedad que le partía el corazón.


— No puedo, Sehun —dijo nerviosamente—. Lo intente, incluso Jiāo Táng estaba a mi lado pero… yo…


— Está bien, todo está bien —susurró, estrechando sus manos con fuerza.


— Voy a volverme loco —musitó.


— No, bebé —sonrió lo mejor que pudo—. Eso no será así —prometió.


Luhan asintió débilmente, aferrándose a sus manos y haciendo lo mejor posible por controlar su acelerada respiración.


— ¿Re-Recuerdas que cuando éramos niños y-yo…, solía pedirte que durmieras conmigo siempre que tenía miedo? —Interrogó inseguro. Sehun asintió, sonriendo con dulzura para él—. Ahora mismo yo tengo mucho miedo, ¿sabes?


Fue imposible para él no desear regresar con Minho y acabar por su cuenta el trabajo. Sin embargo, en su lugar, guió a Luhan a la cama, ayudándolo a entrar bajo las mantas antes de deslizarse a su lado y rodeándolo entre sus brazos protectoramente. Él suspiró temblorosamente, luego de que Sehun besara sus labios castamente, justo antes de desearle dulces sueños.


09:00 am fue la hora exacta en la que despertó a la mañana siguiente, con el alma en un hilo tras una pesadilla y completamente solo en la cama. Se levantó tambaleante, sintiéndose mareado y dando torpes pasos hasta conseguir alcanzar la puerta.


La figura de su hermana fue lo primero que vio al abrirla, ella lo miró con ojos entrecerrados y ante ello Luhan sonrió a medias. La sonrisa le fue devuelta, ella tomó su mano y lo llevó a la planta baja donde se encontraron con sus padres, ambos ya ocupando la mesa para comenzar a desayunar.


Sehun no estaba por ningún lado más sin en cambio.


Para cuando el reloj marcó las diez, sus padres se despidieron, prometiendo volver tan pronto terminaran con algunos detalles para finalizar la mudanza y diciéndolo que de todos modos Zhao volvería directo a casa después de la escuela.


Luhan asintió, con sus ojos fijos en el reloj, solamente para descubrir que únicamente habían pasado cinco minutos desde la última vez que lo había mirado.


— Xiǎolù —llamó suavemente, obviamente sabiendo que estaba algo alterado—. Sehun me pidió que paseara a Jiāo Táng. ¿Puedes quedarte tú solo un rato? —Interrogó, con un tono de voz que nada hacía por ocultar su preocupación.


— ¿Dónde está Sehun? —Preguntó, como si no hubiera escuchado nada de lo demás.


— Fue a hablar con su jefe para hacerle saber que iba a ausentarse por un tiempo —respondió, estrechando la mano del menor—. ¿Está bien si me voy? Puedo quedarme si tú me lo pides —aseguró.


— N-No, está bien —musitó no muy seguro de sus palabras—. Estaré bien —prometió, porque seguramente ella regresaría pronto de todas formas.


— De acuerdo —sonrió—. De todas formas, el detective Shin y Kai estarán a fuera por si lo necesitas —le recordó, al tiempo que tomaba la correa de la mascota de su novio. Luhan asintió a sus palabras.


Ella se despidió con un tierno beso y salió, entre tanto Luhan se decía a sí mismo que estaba bien y que no había nada de malo en quedarse solo unos cuantos minutos. Aun cuando todavía seguía sintiéndose cada vez más ansioso y nervioso con cada minuto que transcurría.


Tomó una larga y temblorosa respiración, regañándose mentalmente por seguir mirando al reloj y acurrucándose más en el sofá mientras se repetía que no había porqué tener miedo. Que, aunque estaba solo, estaba completamente seguro y que también había dos hombres custodiando su casa. Se trató de convencer que estaba bien, que apenas habían pasado treinta minutos y que YanYan ya casi estaba de vuelta.


Pero no podía dejar de preguntarse porque a Sehun le estaba tomando tanto volver. Trató de recordar con empeño donde era que estaba el lugar de trabajo de su novio, pero de alguna forma estaba bloqueado y no era capaz de recordar pese a ya haber visitado el local antes.


El sonido de la puerta lo alertó entonces y se puso de pie en un parpadeó, cojeando fue hasta ella, encontrando ahí a Sehun. Él lo miró al instante y Luhan no pudo contenerse, yendo a su encuentro para abrazarlo con fuerza.


Sehun correspondió sin dudarlo, besando su sien dulcemente mientras lo mecía entre sus brazos y le repetía que todo estaba bien.


— No tengas miedo, cielo. Estoy aquí —murmuró tiernamente.


— Odio esto —masculló frustrado.


— ¿De verdad? —sus dedos elevaron gentilmente su mentón para que lo mirara a los ojos—. Porque de algún modo a mí me gusta. Es decir —sonrió risueño—, tú abrazándome todo el tiempo y no queriendo que me aleje de tu lado ni un segundo, esto es demasiado bueno.


La obvia broma, lo tuvo sonriendo por primera vez esa mañana. Su boca buscó la suya y Luhan correspondió sin titubear, olvidándose por completo de todo lo demás que lo preocupaba y concentrándose totalmente en lo sublime qué era ser besado por él.


— Hola niños —saludó una animada YanYan, empujándolos sin mucho cuidado para ingresar en compañía de Jiāo Táng.


Luhan se sobresaltó, tratando de empujar a su novio, quien simplemente sonrió entre el beso y no se detuvo, importándole poco quien estaba mirándolos.


— ¿Ya desayunaron? —Preguntó ella, como si nada sucediera mientras colgaba su abrigo.


Sehun lo liberó finalmente para responder la pregunta, Luhan sentía el rostro en llamas y él en cambio se reía abiertamente, dejándolo esconder su avergonzado rostro.


— ¿Nos harás el desayuno, jiějiě? —YanYan bufó en respuesta.


— Claro que no, suficiente ya hice con ir a pasear a tu fea mascota —bufó, señalando a Jioa Tang, que ladró a modo de protesta—. Yo sólo pregunto porque entonces Xiǎolù puede prepararlo. —La respuesta tuvo a Sehun frunciendo el ceño.


— Él no puede.


— Oh, vamos —resopló —. Él cocina delicioso y si se cansa podemos acercarle una silla — bromeó, provocando a Sehun obviamente.


— Preparare lo que tú me pidas, pero deja de molestar a Luhan —dijo irritado.


Ella por su parte sonrió sumamente complacida y comenzó a enlistar todo lo que quería. Luhan en cambio le sonrió apenado mientras la seguían a la cocina y conseguir algo para comer.


— Eso me recuerda —habló una vez en la cocina y tras haber ocupado ya un banco en frente a la isla de la cocina—. Mamá dijo que llamaron de su escuela.


— ¿Para qué? —Interrogó Luhan.


— Tal parece que alguien logró convencer al director y a los profesores para que ellos vinieran a aplicarles sus exámenes aquí debido a su especial situación —respondió, recalcando alguien y especial para luego bufar al final.


— ¿Cómo fue que…?


— Oh, vamos, Luhan —resopló—. Es obvio que, o Baekhyun los convenció, o bien puede que el señor mafia lo hiciera.


Luhan le dio una mala mirada tras sus comentarios, mientras que Sehun no podía decir que no estaba dándole la razón.


— De acuerdo. ¿Eso fue todo? —La chica negó a la pregunta de su cuñado.


— Pues, también me dijo que ellos comenzaran a venir a partir de pasado mañana y que comienzan con álgebra y química —anunció felizmente.


Luhan hizo una mueca, acción que ellos interpretaron como disgusto a esas dos asignaturas en particular y se burlaron un poco de él. La realidad, era más bien un rechazo al hecho de que toda su familia, amigos e incluso el mismo Sehun, actuarán de aquella forma en la que parecía que, si ignoraban la existencia de Minho, él simplemente desaparecería.


Cuando en realidad, Luhan no podía ni estar dos segundos solo sin sentir que él aparecería para terminar con lo que había comenzado en aquel almacén. Y, que por mucho que Luhan comprendiera que ellos solamente querían hacerlo sentir seguro, el fingir que nada de eso había pasado en realidad lo hacía sentir más angustiado.


Observó a los otros dos comenzar una charla como si nada en el mundo estuviera mal y no pudo más que sonreír y asentir cada vez que se dirigían a él, quien aún no conseguía volverse ciego y sordo a todos sus temores.


Desayunaron en calma, ellos continuaban con alguna especie de charla absurda mientras que Luhan se perdía en sus divagaciones y se planteaba el decirles a todos lo intranquilo que se sentía al verlos a todos actuando como si no les preocupara el hecho de que Minho continuará en las calles, seguramente jurándose que iba a acabar con él por haberlo denunciado.


— Muy bien entonces, todo está decidido.


La voz de Sehun lo sacó de sus pensamientos y nuevamente puso atención a lo que los otros dos estaban diciendo.


— Ustedes estudien con calma, yo me hago cargo del pulgoso —prometió. Jiāo Táng gruñó ante las palabras de YanYan y Sehun simplemente rió por ello.


— Vamos entonces —dijo, extendiendo su mano en su dirección.


Luhan la tomó a pesar de no tener ni la más remota idea de que era lo que los otros dos hablaban. Sehun esbozó para él la misma preciosa sonrisa que le aceleraba el corazón y comenzó a guiarlo hasta la segunda planta y directo a su habitación.


Él hablaba de enviarle un mensaje a Chanyeol para pedirle un temario y así comenzar a repasar, mientras que Luhan tan sólo podía pensar en lo bien que encajaba su mano con la de Sehun. Su novio le informó que iban a comenzar con álgebra y tras eso salió, prometiendo no tardar.


Luhan sonrió enternecido porque, aunque a la gran mayoría el álgebra no era más que una tortura, Sehun parecía tan emocionado como un niño con juguete nuevo al decir que iban a estudiar para el examen de dicha asignatura.


Pese a todas sus preocupaciones, igual reunió sus libros y apuntes para esperar a Sehun ya sentado frente a su escritorio. Él apareció un par de minutos después, Luhan miró en dirección a la puerta tan pronto lo escuchó entrar, solamente para sentir que le robaban el aliento.


Él lo miró con confusión y se acercó sin tener idea de a lo que se debía la extraña manera en que Luhan lo miraba.


— ¿Pasa algo? —Interrogó confundido.


— No sabía que usabas gafas —murmuró.


Preguntándose para sus adentros cómo era posible que a sus ojos Sehun luciera increíblemente bien con cualquier cosa que usará. Él por su parte le sonrió, muy probablemente sabiendo lo que ello provocaba en Luhan, quien de la nada se percató de lo interesante que su libro de álgebra.


— Se supone que las tendría que usar a diario, pero no me gusta cómo me veo con ellas —se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.


— A mí me gusta cómo te ves —murmuró apenas.


Una sonrisa traviesa se apoderó de los labios del más alto mientras se sentaba justo a su lado, su diestra fácilmente encontró su mano y Luhan por un momento sintió que su corazón podría salir disparado de su pecho cuando él se acercó hasta que sus labios hicieron cosquillas en su oreja.


— ¿Es así? —Luhan se estremeció de pies a cabeza tan sólo oír su voz—. ¿Debería usarlas todos los días entonces?


— ¿Po-Por qué m-me preguntas e-eso a mí? —Balbuceó con las mejillas teñidas de rojo—. S-se- trata de t-tú vista, así que…


— Pero quiero gustarte —susurró.


— Tú ya me gustas, mucho —musitó—. Yo voy a quererte con o sin gafas, no necesitas usar nada especial para eso.


Una sonrisa boba se extendió en los labios de Sehun y su corazón se hinchó de ese sentimiento tan maravilloso que solamente Luhan lograba provocarle.


— Bǎobèi Lù —llamó con un suave murmullo. Luhan se volvió en su dirección sin más tan pronto lo escuchó.


Pensó que era sumamente afortunado mientras lo miraba tan de cerca, tan bello como la primera vez que lo había visto aún con las lesiones en su bonita cara.


— Soy muy feliz, Bǎobèi Lù —admitió y con ello, esa sonrisa que se juró iba a proteger se dibujó tímidamente en los labios ajenos.


— 你“‘很–心 (Nǐ ràng w’ hěn kāixīn)* —respondió, robando un rápido beso de sus labios.


*Me haces muy feliz.


— ‘愛你, 寶貝鹿 (W’ ài nǐ, Bǎobèi Lù).* —Luhan rió felizmente cuando él lo envolvió en sus brazos y besó su mejilla sin parar.


*Te amo, Bǎobèi Lù.


Sus antiguas preocupaciones se esfumaron como por arte de magia, entre tanto ese momento le mostraba que nada era más importante que verlo feliz a él y que si era por eso, estaba bien fingir que aquel demonio que seguía ahí afuera, jamás iba a llegar a ellos.


— De acuerdo —dijo, todavía luciendo completamente feliz—, por mucho que podría quedarme todo el día así, igual debemos estudiar. Así que no me distraigas. —Luhan asintió entre risas y se concentró por completo en lo que debían hacer.


De esa forma, casi cinco horas y media después de iniciar, además de la breve interrupción de su hermana mayor diciéndole que debía tomar sus medicamentos, Luhan sentía que Sehun le hablaba en otro idioma mientras le recordaba cómo era que debía resolver un trinomio cuadrado perfecto. Sin embargo, Sehun parecía tan emocionado con su explicación que él no tenía el corazón para decirle que los medicamentos comenzaban a pasarle factura.


Aprovechó que Sehun estaba completamente centrado en su cuaderno y apoyó su cabeza sobre el escritorio y cerró los ojos. Prometiéndose que simplemente serían unos segundos, justo cuando sus parpados comenzaron a pesar.


Un profundo miedo y un fuerte ladrido lo obligó a abrir los ojos de golpe, tras lo que para él se sintieron como unos segundos más tarde. Pero la habitación estaba ya a oscuras, él ya estaba recostado en su cama y no ocupando el escritorio justo al lado de Sehun.


Su cuerpo entero temblaba incontrolablemente y el sudor corría por sus sienes, entre tanto su cerebro terminaba de caer en cuenta que no era más que otra pesadilla y nada más. Miró a todos lados temeroso de todas formas, buscando a Sehun pero Jiāo Táng era el único ahí con él.


El dulce perro estaba gimoteando y dando vueltas, con lo que parecía preocupación brillando en sus oscuros ojos. Luhan inhaló profundamente, ocultando por un momento su rostro entre sus manos mientras lograba controlarse a sí mismo.


Llamó a Jiāo Táng varios minutos después, dándole un rápido abrazo para así tal vez aliviar un poco la preocupación del noble can. Él lo observó con suma atención mientras se ponía de pie, siguiéndolo hasta el baño, Luhan a cambio le sonrió antes de adentrarse a la pequeña habitación y tal vez deshacerse un poco de su lamentable imagen.


Salió algunos minutos después, sintiéndose un tanto más tranquilo o por lo menos era de esa forma hasta que sus ojos se clavaron en la imagen de Sehun. Él lo miró de pies cabeza un tanto aturdido, bajando la vista poco después y se aclaró la garganta.


— ¿Quieres que te ayude con las vendas? —Preguntó Sehun con una preciosa sonrisa.


Luhan quería decir que sí, pero una vez más el miedo pudo más y tuvo que negar. Inconscientemente retrocediendo a sabiendas que lo único tras él era la puerta del baño y que entonces él no podría ver nada en absoluto.


— Je-Jessica noona le explicó mejor a YanYan jiějiě como hacerlo, así que… —La sonrisa de Sehun se desvaneció y suspiró pesadamente. Luhan tan sólo pudo apartar la mirada sintiéndose de lo peor.


— De acuerdo, cariño —dijo, obviamente queriendo fingir que estaba todo bien—. La llamaré.


Él apenas asintió, aun con la mirada clava en el suelo hasta que lo escuchó salir. Arrepentimiento era lo único que sentía en ese momento, sus ojos se fijaron entonces en su espejo y fue hasta él, con el único deseo de mirar con sus propios ojos la gravedad de lo que había en su espalda. Pensando que tal vez así dejaría de temerle tanto a mostrarlo a Sehun.


Le tomó varios minutos hasta que finalmente le dio la espalda al espejo y giró el rostro para mirar por encima de su hombro. Sus ojos se cristalizaron tan pronto vieron la enorme quemadura aún fresca que claramente mostraba las iniciales de Minho.


Apenas soportó verla y se volvió, quedando de frente al espejo, con una expresión lamentable y lágrimas tratando de desbordarse de sus ojos. Con aquel miedo que se suponía buscaba erradicar simplemente aumentando más.


Cerró los ojos frustrado y luchando para no derramar ni una sola lágrima. Una suave caricia lo hizo abrirlos de golpe y se congeló por completo, al ver en el espejo la imagen de Sehun justo detrás de él, con sus ojos fijos en la quemadura.


Inhaló ruidosamente cuando sus miradas chocaron a través del espejo y otra suave caricia recorrió su espalda.


— ¿Tanto miedo te daba que yo pudiera verla? —Interrogó seriamente.


Luhan había perdido el habla, sintiéndose indefenso ante la indescifrable expresión que él estaba mostrándole. Quería llorar entonces más que antes incluso, presa de aquel terrible miedo que entonces él le dijera que no podía seguir con lo que tenían al ser incapaz ver aquella marca en él.


Sehun se acercó un poco más, besando suavemente su cuello antes de recargar su mentón en su hombro desnudo. Luhan se estremeció por la acción, incapaz de despegar sus ojos de la imagen ajena en el reflejo.


— No voy mentirte y decirte que no odio verla, pero no por las razones que tú crees —habló seriamente—. Es únicamente que al ver eso me recuerdo a mí mismo que no pude protegerte.


— Eso no…


Luhan se giró de golpe, listo para decirle que nada de eso había sido su culpa y que no tenía nada por lo cual sentirse responsable. Sehun lo tomó entre sus brazos y lo besó rápidamente, antes de volver a mirarlo a los ojos.


— Te amo, mi dulce ángel —le recordó antes de que dijera algo más—. La cicatriz que eso deje no lo va a cambiar en lo absoluto, pero si tú me lo pides podemos hablar con un profesional y así borrarla una vez cicatrice si eso es lo que deseas. Yo haré lo que tú quieras, si con ello consigo borrar esa expresión de angustia y tristeza de tu hermoso rostro.


Luhan cerró los ojos con fuerza, estrechando tan fuerte como pudo el cuerpo ajeno, ocultando su rostro de la mirada ajena cuando le fue imposible seguir conteniéndose más y dejó salir quedos sollozos.


— Está bien, mi amor —arrulló—. No tienes nada que temer.


Se aferró a esa promesa tanto como al hecho de que Sehun lo atesoraba como a nadie en el mundo. Con el pasar de los días, se dio cuenta que, siempre que algo lo asustara o lo hiciera sentir inseguro, bastaría con solo una mirada para que Sehun lo notara y lo ayudará a soltar todo sentimiento de negativo que lo atormentara.


Cuando hubiera pesadillas, después de cada sesión con el psiquiatra, en los momentos que sentía que no podía con aquella actitud tan relajada de todos e incluso cuando sentía que se volvería loco si se enfrentaba una vez más a la mirada de lástima que le daban sus profesores cuando iban a aplicar sus exámenes. En cada una de esas situaciones, Sehun siempre iba a salvarlo de una u otra forma.


Ya fuera alentándolo con palabras de consuelo, dulces caricias, sujetando fuertemente su mano, abrazos protectores, tiernos besos, bromas absurdas, sonrisas deslumbrantes, miradas cómplices o simplemente estando ahí, repitiéndole lo mucho que lo amaba. Para Luhan, su sola presencia se había vuelto algo que constantemente lo ayudaba a recordarse que podía enfrentarlo y salir vencedor sin importar que.


Aun cuando lo único en lo que no pudiera ayudarlo era en el hecho del que no tener noticia alguna sobre la investigación y el encierro lo estuvieran volviendo loco. Sus amigos lo visitaban con bastante regularidad, pero no parecía ser suficiente de todas formas.


— ¿Bǎobèi Lù? —Levantó la vista, encontrándolo justo en la puerta.


Una sonrisa incontenible se dibujó en sus labios, correspondiendo a la suya. Sus ojos lo siguieron a cada paso que dio dentro del desván hasta llegar a su lado y sentarse en el suelo junto a él.


— Te he buscado por todos lados —dijo sin borrar su sonrisa—. ¿Qué haces aquí?


— Estaba aburrido, así que decidí explorar un poco y terminé aquí revisando cajas con cosas viejas —refunfuñó infantilmente.


Sehun hizo una mueca que solamente significaba que él iba decirle lo mismo de siempre y Luhan inevitablemente frunció el ceño.


— ¿Y qué has encontrado? —Preguntó más sin en cambio.


Él le dio una mirada con ojos entrecerrados y un largo suspiró al final, a sabiendas que no iba a poder ganarle a su terco novio y simplemente por ello era que estaba aceptando ese cambio de tema nada casual.


— Solamente viejos álbumes de fotografías —respondió, levantando un poco lo que antes estaba viendo.


— ¿Este es Zhao? —Interrogó divertido, señalando al pequeño de no más de dos años en la imagen y acercándose más a él con la excusa de ver mejor la fotografía.


— Sí.


— Era un niño horrible —rió con ganas. Luhan no pudo evitar sonreír por el comentario—. Tú en cambio eras un bebé precioso —sonrió coqueto, haciéndolo sonrojar.


— Ta-Tan sólo cállate —bufó abochornado. Sehun rió, pasando su brazo por los hombros del otro. Acción que de alguna forma ya se había demorado bastante en hacer, considerando que Sehun parecía querer vivir abrazado a él.


— ¿Qué más hay en las cajas?


— No lo sé —se encogió de hombros—. Hasta ahora solamente he abierto esas dos —señaló hacia la izquierda.


Sehun se separó lo suficiente para jalar una de las tantas cajas que los rodeaban, sonriendo ampliamente cuando pareció encontrar algo en ella. Luhan lo miró interrogante, hasta que él levantó la vieja caja y la giró para que él pudiera ver su nombre escrito en grandes letras ya descoloridas en una de los lados.


Los colores se le subieron al rostro y antes de poderle decir a Sehun que no la abriera, él ya estaba hurgando en el interior de esta.


— ¡Dios, pero que bonito! —Chilló, levantando muy en alto una muy pequeña prenda blanca—. ¡Guardan tu ropita de bebé! —Exclamó, agitando con emoción el pequeño mameluco blanco con estampado de ballenas bebé.


— ¡Guarda eso! —Exigió avergonzado.


— ¡Tus zapatitos eran tan pequeños!


— ¡Sehun! —Lloriqueó.


— ¿Estos son de esos pañales de tela? —Preguntó divertidísimo, levantando en alto la fina tela blanca.


— ¡Es una frazada, idiota! —Chilló, tratando de arrebatársela pero él era más rápido y la quitó de su alcance.


— Incluso hay algunos juguetes —comentó. Luhan a ese punto ya se había rendido y simplemente se cubría el rostro con ambas manos—. ¡Una foto de bebé dónde estás desnudo!


— ¡¿Qué?! —Exclamó horrorizado, descubriendo su rostro en un parpadeo.


Sehun comenzó a reírse escandalosamente y él le envió una mirada fulminante por su broma.


— Amor, tus orejas están rojas —señaló risueño.


— Idiota —farfulló entre dientes, cruzándose de brazos e inflando las mejillas inconscientemente.


— Lo siento, pero definitivamente tienes que ver esto —sonrió inmensamente, levantando la prenda muy en alto—. ¡Sorpresa! —Exclamó totalmente emocionado.


Un pequeño Hanbok con el jeogori de color blanco y la chima de un brillante color rojo. Casi se atragantó con su propia saliva al verlo y prácticamente se abalanzó contra su novio para quitarle eso. Sehun dejó ir una carcajada y lo envolvió en sus brazos, plantando un rápido beso en una de sus sonrojadas mejillas.


— ¿Tienes idea de lo feliz que me hace ver esto? —Interrogó tiernamente—. Es como la prueba física de que yo podía sentir algo más que miedo y enojo.


La brillante mirada de Luhan se fijó en la suya, esbozó su mejor sonrisa para él y acarició su rostro con calma.


— En ese momento pensé que eras la criatura más hermosa que había visto nunca jamás —suspiró soñadoramente—. También pensé que eras una niña miles de veces más bonita que Cherry.


— ¿Te atreviste a asumir que era una niña? —Espetó con ojos entre cerrados.


— Oh, vamos —rió—. Te apareciste todo lindo con un hanbok femenino. ¿Qué querías que pensara?


— Obviamente, que era un niño —bufó.


Sehun se rió con ganas, estrechando un poco más fuerte el delgado cuerpo ajeno. Acomodo con cuidado un rebelde mechón de cabello mientras él rezongaba por lo bajo y lo insultaba por creerlo una niña.


— ¿Sabes? —Murmuró apenas—. Ese día, cuando Zhao g“ te dijo que era hora de irse, yo sentí que podría llorar si no te detenía —confesó, recibiendo una mirada de total asombro—. En ese momento yo simplemente me paralice y algo me dijo que te siguiera, pero no me atrevía a moverme. Tú fuiste hacia mí entonces y tomaste mi mano, haciéndome experimentar algo que no sabía que era capaz.


Su diestra tomó la mano de Luhan, colocándola sobre su pecho a la altura de su corazón y cerró los ojos solo el tiempo suficiente para disfrutar de exactamente la misma reacción que había tenido la primera vez que él había tomado su mano.


— Tú hiciste que mi corazón se acelerara por algo que era totalmente diferente al miedo.


Sehun lo vio hacer una mueca, frunció el ceño ante ello y antes de atreverse a preguntar qué estaba mal, los labios ajenos se presionaron contra los suyos, arrebatándole una sonrisa enamorada y acelerando su corazón.


El entusiasmo de Luhan pronto lo hizo perder el equilibrio, lo sujetó firmemente para amortiguar la caída y rió en medio del beso cuando su espalda chocó con el suelo y una mueca extraña se apoderó del rostro ajeno.


— ¿Estás bien? —Preguntó preocupado.


Sehun asintió alegremente, rozando el rostro de su novio con la yema de los dedos. Lo escuchó suspirar aliviado y lo siguió tan pronto se incorporó hasta volver a su anterior posición, para seguidamente ponerse de pie y tenderle una mano a Luhan.


— Me gustaría mostrarte algo.


Él tomó su mano y una vez de pie correctamente, se dejó llevar fuera del desván y hasta la habitación de Sehun. Aguardando pacientemente mientras Sehun revolvía entre sus pertenencias en su maleta y sonrió bellamente cuando pareció encontrarlo.


— ¿Lo recuerdas? —Interrogó, levantando un desgastado muñeco de felpa.


Su color rosa ya no era tan brillante entonces, estaba un poco sucio por el polvo, todavía le faltaba una de sus orejitas puntiagudas y una asta, pero su pequeña sonrisa y ojitos negros seguían exactamente igual.


— Bǎobèi Lù —musitó, tomando al pequeño ciervo con manos temblorosas—. Lo guardaste todo este tiempo.


— Es mi tesoro —respondió con simpleza—. Nunca me hubiera atrevido a deshacerme de él.


Los labios de su novio formaron un adorable puchero y al segundo siguientes estaba envuelto en un fuerte abrazo. Un gesto que él inmediatamente correspondió, sosteniéndolo con sumo cuidado, sin todavía poder creerse del todo que todo hubiera terminado así y todavía algo asustado de que toda esa dicha le fuera arrebatada de las manos si bajaba la guardia.


Realmente pero realmente, él necesitaba que aquel hombre se apresurara a decir cualquier cosa sobre lo que había pasado con Minho.


***


El quedó sonido de la campana de final de clases lo alertó, haciéndolo erigirse correctamente, empuñando el pequeño objeto que lo tenía en ese lugar. Los jóvenes chicos y chicas comenzaron a salir lentamente, todos ellos sonrientes y llenos de vida, pero sus ojos solamente estaban fijos en el pequeño chico que caminaba con el rostro cabizbajo.


— Kyungsoo —llamó apenas lo suficientemente alto para que él elevará la vista en su dirección.


— ¿Kai? —Habló sorprendido, siendo obvio que no esperaba encontrarlo a la salida de su colegio—. ¿Qué haces aquí?


El más alto hizo una mueca, apretando lo puños y sin decir nada, simplemente tomó la pálida mano ajena, colocando sobre su palma el pequeño objeto que llevaba. Al no tener palabras para decirle al pequeño muchacho.


Él lo miró desconcertado, antes de mirar en dirección a su mano. En ella, encontró una fina cadena de plata, con una pieza de plata en forma de un pequeño avioncito de papel como dije. Una pieza que reconocía perfectamente.


La había elegido él mismo después de todo y desde que la obsequio, Minho la había usado todos los días sin falta.


Elevó la mirada hasta que sus ojos chocaron con los ajenos, encontrando en ella una dolorosa compasión que le hizo trizas el corazón. Lágrimas llenaron sus ojos y rodaron una tras otra, mientras que su mano empuñaba la modesta joya y la acunaba contra su pecho.


— Lo lamento, pequeño —susurró, estrechando en sus brazos al devastado niño.


— Idiota, jodido idiota —sollozó fuertemente, aferrándose al hombre que simplemente había sido su mensajero.


***


Era el día…


Demonios, Luhan ya ni siquiera lo sabía, pero el encierro lo estaba volviendo loco y por ello estaba comenzando a tomar algunas medidas absurdas.


— Sehun —llamó Luhan, ingresando a su habitación con cautela.


La habitación aparentemente estaba vacía, pero de todas formas él entró sigilosamente y fue hasta la ventana con un único pensamiento.


— ¿Luhan?


Él se sobresaltó tan pronto su novio lo llamó, se giró rápidamente y sonrió con falsa inocencia. Sehun entonces lo veía con una ceja arqueada y los brazos cruzados a la espera de porqué era que estaba yendo a la ventana.


— ¿Y bien? —Cuestionó al ver que Luhan simplemente no decía nada.


— Y-Yo… ve-venía por… porque buscaba un juguete para Jiāo Táng, eso es —soltó rápidamente.


— De acuerdo —dijo, evidentemente sin creer nada de lo que le decía—. Eso están aquí —señaló justo a su izquierda—, junto a su cama como siempre.


— Ti-Tienes razón —sonrió a medias, apresurándose hasta donde todos los juguetes de Jiāo Táng estaban dispersos.


— Bǎobèi Lù —murmuró Sehun, sujetando suavemente su brazo y mirándolo como si tratara de disculparse—. Cariño, yo sé que tú...


Un agudo chillido los sobresaltó y obligó a Sehun detener lo que estuviera por decir. Hubo fuertes ladridos, todos acompañados de un sin fin de malas palabras que Luhan incluso no había escuchado nunca. Apresurados, se dirigieron a la sala de estar, donde encontraron a Jiāo Táng ladrando con fuerza y a YanYan insultándolo.


— Jiāo Táng —llamó severamente Sehun.


Su mascota detuvo sus insistentes ladridos, le dio una mala mirada a YanYan y seguidamente fue a ocultarse tras su dueño.


— ¿Qué está pasando aquí? —Exigió saber Luhan.


— Es su culpa —respondió la temperamental joven, señalando al doberman.


— ¿Su culpa? —Inquirió desconcertado Sehun.


— Yo estoy aquí, esforzándome mucho para volverlo una obra de arte —manoteó en dirección a su blog de dibujo—, pero el muy maldito no deja de moverse.


Ambos menores se miraron entre sí, ellos sabían que la joven era peculiar pero no se atreverían a decirle de frente que era obvio que Jiāo Táng no podría quedarse quieto en la pose que ella quería por mucho tiempo.


— Probablemente él quiera salir afuera un rato, así que lo llevaré a pasear —dijo Sehun, en su intento por salvar a su canino amigo de los regaños de su cuñada.


— Buena idea, yo voy contigo. —Sehun hizo una mueca tan pronto escuchó a Luhan y se frotó la nuca.


Su hermana también guardó absoluto silencio y le dio una mirada significativa. Él por su parte, frunció el ceño y se cruzó de brazos, ya sabiendo la respuesta que ellos estaban por darle.


— ¿Qué? —Espetó desafiante de todos modos.


— No puedes salir —sentenció sin más su hermana mayor.


— ¿Por qué no? —Resopló.


— Cariño, tú sabes que…


— ¡Solo iremos al maldito parque de enfrente! —Exclamó irritado.


— Luhan, no grites —reprendió Sehun.


— Lo hago porque me están volviendo loco —bufó—. Nada va a pasar por salir cinco malditos minutos al parque —afirmó fastidiado.


— No vas a salir y punto —sentenció seriamente Sehun.


Luhan le dio una mirada fulminante tras escuchar su respuesta, acción que no inmuto en lo más mínimo al más alto. Empezando una lucha silenciosa, en la cual simplemente se miraban el uno al otro a la espera de que alguno cediera.


YanYan simplemente los veía en silenció, desviando su atención solamente cuando escuchó a alguien acercarse a por el pasillo. El detective Shin ingresó en compañía de Bobby a los pocos segundos, y ambos simplemente miraron entre Sehun y Luhan sin tener idea de que era lo que pasaba.


— Ho-Hola —saludó indeciso Bobby.


Los otros dos se giraron rápidamente en su dirección, Sehun a punto de decir algo y Luhan prácticamente corriendo hasta él para hacer eso que sabía volvía loco a Sehun; ocultarse tras Bobby e ignorarlo.


— Luhan —farfulló Sehun.


— ¿Qué le has hecho a mi pequeño? —Interrogó Bobby, con lo ojos entrecerrados.


— Tú jodete, imbécil —gruñó—. Luhan, tan sólo no puedes…


— Ya vete a pasear a Jiāo Táng —farfulló—. Yo estaré aquí con Ji Won g“ —dijo, sabiendo demasiado bien que Sehun siempre iba a quejarse por el hecho de que usara el nombre de pila de su amigo.


— Lu…


— Dios, tan sólo dejen de volverme loca —resopló la hermana de Luhan—. Vamos de una puta vez a pasear al saco de pulgas y que Luhan se quede aquí con ellos diciéndoles que lo tenemos prisionero o lo que sea.


Sehun puso los ojos en blanco pero de todos modos obedeció, dándole a Luhan una mirada que le advertía que se avecinaba una charla muy seria entre ellos. Luhan bufó tan pronto ellos se fueron y Shin salió para seguir con su trabajo de vigilancia. Bobby tan sólo se rió de todo.


— Sabes que él te está cuidando, ¿cierto? —Luhan asintió a las palabras de su amigo, aún con el ceño fruncido y haciendo un ademán en dirección al sofá como una invitación a sentarse.


— Sin embargo, están volviéndome loco —bufó.


— Oh, vamos —lo animó, dando un par de palmaditas en su cabeza—. No puede ser tan malo.


— Ayer estuvieron a nada de llamar a FBI solamente porque me descubrieron mirado a la calle desde el balcón —resopló ante el recuerdo, entre tanto Bobby se echaba a reír con ganas—. Ahora tengo terminantemente prohibido acercarme a cualquier maldita ventana.


— Bueno, eso definitivamente no se escucha bien, pero… —Bobby lo miró serenamente—, estoy muy seguro de que eso no es lo que te molesta realmente.


Luhan hizo una mueca de disgusto y asintió. Su amigo aguardó pacientemente, mientras que Luhan parecía tratar de ordenar sus pensamientos antes de atreverse a decir cualquier otra cosa.


— Lo que realmente no soporto es que todos aparenten que nada está pasando casi todo el tiempo, pero cuando yo quiero hacer lo mismo y pido salir, o simplemente preguntar si el detective Zhang ha dicho algo del caso, ellos se vuelvan locos —explicó.


— Entiendo que te sientas frustrado por todo esto, sin embargo, sabes que ellos están preocupados —señaló—. Además, no es como si el detective dijera nada sobre el caso de todos modos —murmuró con una mueca extraña.


— Lo sé, pero…


— ¿Pero?


— Pero a este paso ni siquiera podré ir a despedir a Sehun cuando él tenga que irse a Incheon —susurró con un poco de tristeza.


Su amigo sonrió con ternura, revolviendo suavemente el cabello castaño de Luhan. Realmente no estaba muy seguro de que decirle e incluso antes de tener la respuesta, el móvil del menor emitió ese particular sonido que le notificó que tenía una llamada entrante.


— Es Baekhyun —dijo con una leve sonrisa de disculpa antes de atender—. Baek —saludó con una gran sonrisa.


 Hola —musitó apenas al otro lado de la línea. Luhan frunció el ceño tan pronto escuchó el tono de su voz—. Solo llamaba para saber cómo estás y eso.


— Mmm… yo estoy bien. ¿Y tú? —Interrogó seriamente.


De maravilla —afirmó con una fingida voz de alegría.


Un silencio profundo e incómodo siguió a continuación y Luhan casi podía jurar que Baekhyun en ese momento estaba en blanco, mordiendo el interior de su mejilla y con algo que realmente quería decirle en la mente.


— Bien, supongo…


— ¿Qué pasó, Baek? —Soltó ya sin rodeos—. ¿Otra vez peleaste con tu padre? ¿Mino te dijo algo cruel?


Baekhyun inhaló bruscamente y más tarde rió falsamente divertido por sus cuestionamientos. Pese a ello, Luhan todavía podía escuchar el débil temblor en su voz.


 Imaginas cosas, Hannie —musitó—. Estoy bien, así que no hay de que preo…


— Dame cinco minutos e iré a verte —afirmó seriamente. Bobby le dio una mirada de total alarma y Baekhyun comenzó a balbucear.


 N-No es ne-necesario, además…


— Te veo en un rato —finalizó, cortando la llamada de golpe y volviéndose en dirección a su amigo.


— ¡No! —Chilló al instante.


— Baekhyun me necesita, tengo que ir con él —habló con voz suplicante.


— Luhan, por favor —lloriqueó—. No puedes salir de casa.


— Por favor —insistió.


— El detective Shin no va a dejarnos ni dar dos pasos fuera de aquí —señaló, esperanzado en que eso lo disuadiría.


— Algo se nos ocurrirá.


— ¡Sehun va a matarme! —Exclamó casi desesperadamente.


— Necesito ir —murmuró con una expresión de tristeza—. Por favor, Ji Won g“.


Y simplemente con decir su nombre y mirarlo con esos tristes ojitos de ciervo, Luhan ya lo tenía en la palma de su mano.


— Le diré a Sehun que me amenazaste con hacer una locura cuando él vaya tras de mí —soltó exasperado y Luhan al instante asintió con una sonrisa inmensa—. Ve y ocúltate en la cocina —ordenó para luego correr afuera.


Luhan se apresuró a llegar a la cocina y ocultarse tras la isla, solamente para escuchar a los otros dos correr con dirección a las escaleras, mientras que Bobby continuaba gritando que él había tenido un accidente en el baño.


Hubo varios minutos de silencio y, finalmente, su amigo apareció poco después, sujetándolo del brazo para ponerlo de pie y prácticamente arrastrarlo hasta la puerta.


— Estoy muerto, estoy jodidamente muerto —farfullaba.


— ¿Qué hiciste? —Interrogó tan pronto Bobby lo ayudó a subir a su motocicleta.


— Lo encerré en el baño de tu habitación —respondió antes de ponerle el casco y poner en marcha la motocicleta.


***


«Imposible, no hay forma de que Sehun le permita venir.»


Baekhyun estaba más que seguro de ello, aun así, muy en el fondo, él quería que Luhan realmente fuera a verlo. Ya que de verdad quería hablar con él y al mismo tiempo quería tanto abrazarlo para así terminar de creer que él realmente se había dado cuenta de cuán triste se sentía con solamente escuchar su voz al teléfono.


Cerró los ojos, diciendo que simplemente se olvidara de ello. Cayendo nuevamente en el hecho de que Luhan era feliz al lado de Sehun, que Chanyeol había pisoteado su confianza y le dolía más de lo que había imaginado que podría, que Mino no dejaba de decirle que simplemente buscaba reemplazar a BaekHee inventando un amor imaginario y que, por más que necesitaba de Minseok para contarle todo eso, todavía no podía perdonarlo por su estúpido orgullo.


Sumado a todo eso…


Esa fecha estaba por llegar y muy en el fondo, Baekhyun sabía que sería otro año más en el que no se atrevería a ir a ese lugar para ver sus nombres tallados en lápidas de mármol.


Inkei gimoteó justo a su lado, Baekhyun giró en la cama y lo atrajo a sus brazos, sonriendo levemente cuando su tierna mascota se acurrucó más cerca. De esa forma que Baekhyun había decidido, a través de los años, que era su manera de decirle que él siempre estaría a su lado.


Agitadas voces lo hicieron incorporarse y, pese a que se había dicho a sí mismo que iba a ser imposible, Luhan cruzó la puerta con Bobby y una empleada tras él. En sus brazos todavía sostenía Inkei, pero ello no fue impedimento alguno para que Luhan lo abrazara de todas formas.


— ¿Qué pasó, Baekhynee? —Preguntó preocupado, liberándolo de su abrazo para poder mirarlo a la cara—. ¿Quién te hizo estar triste?


Hizo una mueca, sin tener el valor suficiente para responder a su pregunta, porque para empezar no tenía idea de si decirle que todos a su alrededor, era una respuesta que debería de dar. Pero quería desahogarse y Luhan parecía la única persona dispuesta a escucharlo hasta el final.


— Chanyeol es un idiota —fue la primera oración en abandonar sus labios. Sorprendiéndolo tanto al él mismo como a Luhan.


— ¿Chanyeol? —Lo miró confundido.


Baekhyun agachó la mirada, estrechando un poco más a su mascota. Sabiendo que no sería capaz de contarle todo a Luhan y tomando la decisión de solo decirle una de las mayores causas de su tristeza.


— Los dejaré solos —dijo Bobby, abandonando la habitación discretamente.


Baekhyun miró a Luhan a los ojos, un puchero su apoderó de sus labios y sintió esa familiar sensación que traían las lágrimas, mientras que Luhan acariciaba su mejilla cariñosamente, probablemente animándolo a hablar.


— Dijo que yo le gustaba —susurró dolido—. Yo comenzaba a creerlo, me gustaba mucho pasar tiempo a su lado, pero…


— Está bien, confía en mí —pidió esa dulce voz suya.


Siendo eso lo único que hizo falta para que todo se desbordara, sin mentiras y resultando tan doloroso como no había tenido ni idea al decidir convencerse a sí mismo que estaba totalmente bien y que Chanyeol en realidad no le importaba.


¿Por qué llorar entonces?


Esa fue la pregunta que se hizo en el instante que se descubrió a sí mismo hipando y limpiando desordenadamente las incontrolables lágrimas. Con su corazón encogido y su voz sonando extraña tras cada sollozo.


Luhan lo escuchaba, con una expresión cada vez más furiosa tras escuchar que era la herramienta de un plan estúpido que él jamás les había pedido llevar a cabo.


— ¿Y sabes que es lo peor de todo? —Sollozó—. Que el comenzaba a gustarme mucho.


— Bakkie —murmuró con un nudo en la garganta.


— Porque él era muy lindo conmigo, porque me divertía mucho estando a su lado y porque… —Apretó los labios—. Porque él dijo que creía que era hermoso sin tener que fingir lo que no soy para agradar a los demás. ¡Incluso dijo que era precioso aun sin maquillaje! —Exclamó frustrado, molesto pero sobretodo decepcionado.


— Tú lo eres, eres precioso —afirmó sin chistar.


Baekhyun hizo una mueca, encogiéndose y sosteniendo un poco más fuerte a su mascota, justo como cuando era un niño luego de ser reprendido severamente por su padre.


— ¿Sabes? —Sonrió entre lágrimas—. No es el plan lo que me molesta y tampoco estoy molesto con Sehun, porque yo mismo en su lugar hubiera hecho incluso eso por la persona que amo.


Luhan frunció el ceño, porque sabía que en el fondo él también coincidía con lo que Baekhyun acababa de decir. Sin embargo, no podía perdonar el hecho de que hubieran lastimado tan mal a su mejor amigo.


— Yo incluso los hubiera ayudado por voluntad propia si ellos me lo hubiesen pedido —apretó los labios—. Chanyeol no tenía que mentir de esa forma —cerró los ojos con fuerza y Luhan inmediatamente lo atrajo a sus brazos.


— No llores más, Baek. Él no merece la pena —aseguró molesto.


— Ahora él dice que nunca mintió, pero yo no puedo creerle.


— Oh, Baekhyunee —susurró tiernamente, retirando sus persistentes lágrimas—. Dulce, dulce Baekhyunee.


Baekhyun hipo, acurrucándose tan cerca como pudo del calor de Luhan. Su corazón contento y dolido en parte iguales, mientras aquel estúpido lado suyo al que siempre le gustaba salir lastimado, comenzó a susurrarle que fuera egoísta y luchará por Luhan.


Sin embargo, aquel pensamiento fue abandonado casi tan rápido como el amigo de Luhan ingresó a la habitación como si su vida dependiera de ello, subiera a la cama y prácticamente se ocultará tras ellos. Obligando a Baekhyun a voltear su rostro en la dirección opuesta para ocultar los restos de sus lágrimas.


— Bobby, ¿qué…?


— ¡Luhan! —Sehun rugió furioso, empujando la puerta con tal fuerza que hizo saltar a Baekhyun y a Bobby en su lugar.


Luhan se puso de pie tan pronto escuchó su voz, su mirada era la del mismísimo demonio y con solamente un vistazo a su implacable expresión, tuvo a Sehun cerrando la boca de golpe.


— ¡¿Cómo siquiera tienes el descaro de venir hasta aquí?!


Baekhyun estaba de pie en un parpadeo, dejando a su mascota en brazos de Bobby y corriendo para sujetar el brazo de su amigo.


— Luhan, por favor —pidió Baekhyun, ante la expresión aturdida de Sehun.


— ¡De todas las cosas estúpidas que has hecho, esta es la peor de todas! —Vociferó.


— Luhan, ¿qué…?


— ¿Cómo pudieron hacerle esto a Baekhyun? —Espetó—. ¡Yo jamás lo pedí!


Sehun miró en dirección al chico que le impedía avanzar a su novio. Sus ojos estaban rojos, sus mejillas estaban mojadas y apretó los labios, desviando la vista tan pronto chocó con la del más alto. Solamente entonces todo tuvo sentido.


— Hannie, yo…


— No puedo creer que te haya importado tan poco pasar por encima de los sentimientos de una persona inocente solamente por esa estúpida obsesión tuya de querer mantenerme a salvo. ¡Yo no lo necesitaba!


— Cariño, deja que te explique —suplicó.


— ¿Y qué podrías decirme ahora? —Bufó—. Durante todo este tiempo tú mismo fuiste testigo de lo mucho que Baekhyun se estaba encariñando con Chanyeol y no lo detuviste.


— Eso no es así, yo te juro…


— No —interrumpió tajante—. No quiero escucharte, y si es que sientes un poco de vergüenza luego de que le hicieron a Baekhyun, te vas a ir —sentenció, apuntando en la dirección en la que había llegado.


Todos en la habitación parecían en estado de shock tras escuchar las severas palabras de Luhan. Sehun agachó la mirada, apretando los puños y tomando una profunda inhalación para luego volver a mirar a los preciosos ojos enfurecidos de su novio.


— No —respondió sin titubear.


— Tú… —Gruñó, acercándose peligrosamente a Sehun.


— Puedes estar todo lo enojado que quieras, está bien para mí —dijo seriamente—. Sin embargo, tú en primer lugar no deberías estar aquí sin autorización, así que yo no voy a dar un paso fuera de este lugar sí tú no vienes conmigo.


Luhan rechinó los dientes, su mirada pareció centellear y tras dejar ir un gritito ahogado, salió pisoteando de la habitación con Bobby corriendo tras él. Tanto él como Baekhyun se miraron entre sí, antes de seguir a los otros dos.


Diez minutos más tarde, Sehun aguardaba en una de las mesas del jardín de la casa de Baekhyun, mientras que este mismo hablaba con Luhan, quien estaba enfurruñado unos metros más adelante sentado en el césped.


Él comprendía a la perfección que estaba metido en un gran lío, pero aun así no podía dejar de pensar que Luhan se veía hermoso así de enojado, además de lo orgulloso que se sentía al verlo ser tan protector con su mejor amigo.


Baekhyun regresó a su lado, suspirando pesadamente mientras se dejaba caer sin ninguna elegancia en la silla frente a él. Era obvio que no quería hablarle y ese simple hecho volvía todo aquello la situación aún más jodidamente incómoda de lo que ya era.


— ¿Cómo demonios dejaste que se te escapara así? —Espetó finalmente, totalmente irritado y Sehun sabía que era por su presencia más que por el hecho de que Luhan estuviera ahí sin permiso.


— Engañaron a Shin y lo encerraron en el baño. Yo ni siquiera estaba ahí —respondió pellizcando el puente de su nariz ante el recuerdo.


Baekhyun resopló con el ceño fruncido, sus ojos ni siquiera lo veían a él, pero en cambio seguían cada movimiento que Luhan hiciera como si fuera lo más interesante del mundo.


— ¿El detective Zhang ha dicho algo respecto a Minho? —Interrogó seriamente.


— Nada —suspiró—. El hecho de que fue él quien se hizo cargo de Minho luego de que Bobby y yo nos fuimos fue la última noticia que tuvimos de él —apretó los puños.


— ¿Crees que algo malo haya pasado? —Inquirió levemente angustiado.


— No estoy seguro, pero no quiero arriesgarme mientras él no nos diga nada en concreto —murmuró un poco exasperado.


El inconfundible ladrido de Inkei hizo a Sehun volver a prestar toda su atención a Luhan, quien jugaba con él a pesar de todavía tener una expresión un tanto molesta. Se dio cuenta entonces que la atmósfera entre ellos se iba relajando de a poco y aguardó a la espera de cualquier palabra de parte de Baekhyun.


— Él no quiere hablarte —comentó un poco divertido con ese hecho


— Lo sé, está furioso —respondió sin apartar su vista de su novio y de Bobby.


— Sé que no te va a gustar, pero en realidad me siento un poco feliz al verlo reaccionar así —admitió, haciendo que Sehun frunciera el ceño—. Al menos ahora sé que, aunque tú y él estén juntos, yo no voy a ser dejado de lado —sonrió a medias.


Sehun asintió de mala gana, Baekhyun pareció incluso un poquito más feliz tras eso y dirigió su mirada a Luhan. Sehun se quedó mirándolo en silencio, con una mueca en sus labios y un golpe de culpa al tomar mayor atención a los ojos enrojecidos del otro.


— Lo lamento —murmuró, ganándose la atención total del otro—. Probablemente decirlo no sirve de nada ahora, pero de verdad lo siento mucho por lo que te hice.


— No importa ya —musitó apenas.


— No es una excusa, pero realmente busque otras formas. Hacer lo que hice fue mi más desesperada jugada cuando ya nada parecía funcionar —explicó.


— Realmente no estoy molesto por ello, porque de algún modo yo hubiera hecho lo mismo de haber sido tú. Así que está bien —dijo, pese a que sus ojos reflejaban lo contrario.


— Yo… —Se aclaró la garganta—. A decir verdad, también lo hice porque estaba algo celoso y no quería que tú y Luhan se volvieran más cercanos —confesó, levemente sonrojado. La sonrisa de Baekhyun pareció entonces un poco más alegre.


— Bueno, ciertamente es muy alentador para mí escucharte decir que me tienes miedo.


Sehun bufó, logrando de algún modo que él riera. Comprendió entonces lo que todos veían realmente en ese chico tan peculiar, porque su risa era muy linda y había algo adorable en su simple sonido. Además…


Esa era real, no como aquella otra que parecía algo creado más bien para agradar.


Él le dedicó brevemente una sonrisa sincera, para poco después volver su rostro una máscara de total seriedad. Baekhyun pareció desconcertado por ello pero mantuvo su vista fija en él.


— Chanyeol tampoco mintió —aseguró—. Realmente le gustas.


La sonrisa del otro se fue entonces, sus ojos se fijaron en los elegantes patrones en la superficie de la mesa. La tristeza empañó sus ojos y Sehun se sintió entrar en pánico ante la posibilidad de que él rompiera a llorar.


— Baekhyun, te lo juro —se apresuró a decir, alcanzando su mano por sobre la fría superficie—. Chanyeol me suplicó para no hacer esto, se negó a hacerlo hasta el cansancio y solamente accedió luego de ver lo desesperado que yo estaba. Él ahora mismo ni siquiera quiere dirigirme la palabra por cómo terminó todo contigo.


— Todo eso yo ya lo sé —susurró—. Sin embargo… no es suficiente.


— Pero…


— Ya han estado mucho tiempo fuera de casa, van a meterse en problemas si se quedan más tiempo. Hablaré con Luhan para que acceda a irse. —Sehun asintió de mala gana a sabiendas que él no quería escucharlo.


Le resultó más difícil de lo que había imaginado, pero al final había conseguido convencer a Luhan para que abordara el mismo vehículo que Sehun y fueran a casa. Se sintió mucho más ligero una vez los vio partir, sentía su sonrisa más natural.


Él sabía que estaba lejos de sentir que todo estaba bien una vez más, pero para cuando cruzó las puertas de su casa y se encontró con la arrepentida expresión de Minseok, se dio cuenta de lo mucho que lo extrañaba y que no quería que una tontería se entrometió entre ellos.


— ¿Quieres que tengamos una pijamada, Minnie? —Preguntó sonriente.


Él levantó lo vista con ojos llenos de sorpresa, asintiendo frenéticamente a tal grado que lo hizo reír. Asintió de vuelta y corrió hasta su amigo, prendándose de su brazo como estaba acostumbrado a hacer mientras comenzaba a hablar de sus planes para esa noche.


***


Luhan fue el primero en bajar del vehículo una vez este aparcó frente a su hogar, Sehun lo siguió en estado de pánico tras descubrir que de verdad prefería a Luhan maldiciéndolo que aplicándole la ley del hielo.


YanYan apareció en el pasillo en el preciso segundo que Luhan cruzó la puerta, lista para dejar ir un torbellino de regaños. Su hermano por su parte, la ignoró olímpicamente, avanzando en línea recta a grandes zancadas y con Sehun corriendo detrás.


— ¿Qué demonios…?


— Luego te explico —respondió de golpe.


Ella puso mala cara y se cruzó de brazos, exigiendo una respuesta inmediata. Sin embargo, no tuvo otra opción que forzar su camino luego de que vio a Luhan comenzar a subir de a dos las escaleras. Apenas consiguiendo alcanzarlo, justo cuando trataba de cerrarle la puerta de su habitación en la cara.


— Largo —ordenó entre dientes.


— Cariño, por favor —suplicó.


— Me importa un demonio, déjame en paz —exigió.


— Bebé, tan sólo deja que yo te explique —pidió al borde de la ansiedad.


— ¡Jodete! —Gritó furioso, empujando la puerta con todas sus fuerzas y pese a ello, apenas hizo que él retrocediera un poco.


— Tan sólo escúchame.


— ¿Escuchar qué, exactamente? —Espetó—. Lo que hicieron no tiene ninguna maldita justificación.


— Luhan, únicamente deja que yo…


— ¡Ya vete! —Ordenó.


Un ladrido se unió a la voz de Luhan, algo golpeó duro contra la puerta, obligándolo a retroceder luego de que esta se cerrara de golpe y la miró sin poder terminar de comprender que Jiāo Táng acaba de traicionarlo y que Luhan había puesto pestillo para dejarlo fuera.


YanYan lo observaba con la confusión escrita en todo el rostro desde el otro lado del pasillo. Él resopló frustrado y derrotado fue hasta su propia habitación, seguido de YanYan que naturalmente no iba a quedarse sin respuestas.


Los dos días siguientes fueron una locura considerando que Luhan actuaba como si nada pasara frente a sus padres, pero una vez ellos no estaban mirando no solo él estaba aplicándole la ley del hielo, sino que su mascota se había unido a ello también. YanYan parecía estar divirtiéndose de lo lindo con ello mientras que Baekhyun no dejaba de tratar de persuadir a Luhan para que dejara de estar molesto.


Su viaje estaba a la vuelta de la esquina, debía acudir a la mansión de Kim Suho por órdenes del jodido detective y acaba de recibir sus notas finales y solamente hacía faltaba que sus padres las firmaran para que fuera libre por completo.


Ahora estaba por su cuenta, pero de cualquier manera ellos no habían sido quienes figuraban como sus tutores, sino Jessica y sabía que debía llamarla tan pronto saliera de la mansión de Kim Suho. Así como también era más que consciente de que estar concentrado en ese absurdo problema no era más que un pretexto para evadir lo que verdaderamente sentía ante el hecho de por fin saber que estaba pasando.


Tenía un nudo en el estómago que solamente se apretaba más y más con cada cosa, por lo que esperaba que lo que fuera a decirles ese hombre pudiera darle algo de tranquilidad, porque tal vez así, él por sentiría que todos los demás problemas eran nada luego de ver concluido el mayor de todos.


La incomodidad, la tensión, la incertidumbre y un cúmulo más de emociones negativas estaban por cada rincón del lugar tan pronto Sehun cruzó la puerta del despacho de Kim Suho. Baekhyun fue la primera persona con la cual intercambió miradas, desviándose después a Bobby y finalizando en Suho y Lay. Cruzó la habitación, llegando a donde Bobby estaba y tomó asiento en espera a que el detective Zhang llegará.


Todos en el lugar permanecieron en silencio, por lo que Sehun le parecieron décadas, llegando al punto hasta el cual se sintió agradecido con Lay cuando se aclaró la garganta.


— ¿Qué tal las notas? —Preguntó de la nada, evidentemente desesperado por hablar de cualquier cosa si eso mataba el maldito silencio.


— ¿Bromeas? —Baekhyun se unió, bufando falsamente molesto—. Este chico barrió con todos en el maldito salón sino es que con toda la escuela.


— Ese es mi chico, estoy muy orgulloso —dijo dramáticamente Bobby.


Lay sonrió ampliamente y Sehun trató de hacer lo mismo, pero no estaba seguro de haberlo conseguido. Tenía un enorme sentimiento de ansiedad atorado en su pecho y no podía ni mirar a otro lugar que no fuera la maldita puerta por la cual el detective debía entrar.


— ¿Hannie sigue molesto? —Interrogó Baekhyun y únicamente la mención de su novio sacó una reacción de él.


Un largo y pesado suspiro.


— Incluso el jodido traidor de mi perro lo está, y él ni siquiera sabe que pasó —masculló, haciendo reír a sus amigos.


— ¿Te pregunto a donde ibas? —Sehun negó.


— Él estaba dormido cuando salí. Le dije a su mamá que me habían citado en la escuela. —Él asintió, aparentemente conforme con su respuesta.


Sehun incluso pensó en decir algo más tras eso, todo fuese para que el jodido silencio no volviera a hacerse presente, siendo innecesario a final de cuentas, una vez el detective Zhang atravesó la puerta acompañado de uno de los hombres que siempre estaban a su lado.


Todos aguardaron expectantes, mientras el hombre atravesaba la habitación hasta el escritorio de su sobrino mayor, se servía un trago de lo que Sehun sabía era Whisky y lo tomaba de una. Cruzando miradas hostiles con su sobrino mayor y obsequiándole una cálida sonrisa a Yixing antes de finalmente mirar alrededor del lugar.


— El trabajo está hecho —anunció, haciendo un ademán para uno de sus subordinados.


El hombre se movió rápidamente, dejando caer frente a los ojos de todos, una vieja sudadera, la misma que había visto usar a Minho varias veces, toda ella casi completamente manchada de lo que Sehun sabía era sangre.


Aquel objeto fue como la más escalofriante de las escenas, Baekhyun cubrió su boca y cerró los ojos asustado casi al instante que vio la prenda. Lay apartó la mirada, colocando su mano sobre el hombro de su hermano mayor, como si de alguna forma eso lo ayudará a sobrellevarlo.


Suho elevó su mano hasta tomar la de su hermano menor, manteniendo una expresión estoica, al igual que Mino, quien acompañaba a Baekhyun. Bobby fue el único que se puso de pie, tomó la sudadera y la observó con un poco de tristeza.


Sehun por su parte…


No sentía otra cosa que alivio al ver terminaba esa pesadilla.


— Mis chicos y yo nos encargamos del trabajo tan pronto el niño —miró directamente a Sehun—, nos facilitó el paradero. Chen y Kai se encargaron del resto.


— ¿Qué sigue después de esto? —Interrogó seriamente Suho.


— Esperaremos un poco para hacer público el cómo sorpresivamente encontramos el cuerpo y entonces el amor de todos ustedes pueda ser feliz —respondió con indiferencia, ganándose una mirada fulminante de Sehun.


— ¿Por qué no ahora? —Espetó con el ceño fruncido Baekhyun—. Luhan tiene derecho a volver cuanto antes su vida a la normalidad —señaló.


— Mira, niño —gruñó—, deberías dejar de darme órdenes y mejor usar el cerebro.


— Mucho cuidado con…


— Cierra la puta boca, Mino —ordenó ferozmente—. Para tú información, mocoso, tú amigo está traumatizado y no porque yo anuncié hoy mismo que maté al bastardo hijo de perra que lo lastimó, él va a olvidarlo y a salir dando saltitos de su casa.


Sehun no pudo contenerse de gruñir, pero también sabía que el idiota hombre tenía la razón y tan sólo le bastaba con recordar el hecho de que las emociones de Luhan estaban hechas un maldito caos.


— Tío basta, esto…


— Él necesita tiempo, así que mejor vete metiendo en la cabeza que esto se hace como yo diga —sentenció.


— ¡Basta! —Vociferó Suho—. Cuida mucho como le hablas, él es un Byun —le recordó severamente, a lo que el detective simplemente bufó.


— Lo que sea —farfulló—. Yixing, ven conmigo, te llevaré a desayunar —indicó al ponerse de pie y dirigirse a la puerta.


— Yo…, en realidad ya tengo planes con JunMyeon g“ —sonrió apenado.


Ambos hombres se miraron con desprecio, pero el malhumorado hombre mayor terminó por asentir y retirarse, dejándolos solos. Hundidos de nueva cuenta en un pesado e insoportable silencio incómodo.


— Sí esto es todo, me iré —anunció Sehun. Bobby rápidamente lo siguió.


Todos asintieron sin palabras de por medio, la atmósfera le resultaba insoportable y también quería llegar cuanto antes a casa para ver a Luhan. Su amigo estaba siguiéndolo y por un instante pensó que él quería ir a ver a Luhan, pero al girarse hacia él, Bobby continuaba sosteniendo la sudadera.


— ¿Qué harás con eso? —Interrogó seriamente. Bobby le sonrió a medias.


— Sé que para ti él era una basura, pero… —Miró la prenda en sus manos con tristeza—. Hubo un tiempo en que él fue un amigo para mí, y por esa memoria, al menos a esto quiero darle una despedida.


Sus palabras de algún modo trajeron a su mente a Kyungsoo y terminó por asentir simplemente, despidiéndose ahí de su amigo para seguir su camino y volver a lado de Luhan, aun cuando él no iba a hablarle en absoluto.


Zhao lo saludó tan pronto cruzó la puerta y le hizo saber que Luhan estaba en la segunda planta acompañado de Cherry y Jackson. Y tras escuchar eso, él no estaba muy seguro de si sentía irritado por escuchar el nombre del chino o por escuchar la risa de Luhan incluso de tan lejos.


Su cuñado se despidió tras eso y se marchó para llegar a su trabajo de medio tiempo. Esperó un poco hasta que estuvo seguro de que nadie iba a escucharlo para llamar a Jessica, pero ella no respondió y en su lugar lo único que escuchó fue el buzón de voz.


Lo intentó un par de veces más antes de finalmente convencerse de que ella probablemente estaba de turno y no iba a responderle, decidiendo dejar un mensaje en su lugar.


— Noona, soy Sehun —murmuró, sintiéndose triste de repente—. Mmm, veras, ya tengo mis notas así que… ya sabes, yo esperaba que pudieras ir a firmar —dijo, aclarándose la garganta y querer deshacerse del nudo en ella—. Sé que es molestamente repentino, pero ellos dijeron que mis padres o quien figurara como mi tutor debía hacerlo, así que desde que fuiste tú la única persona que quiso ayudarme con la inscripción, yo… —Sehun cerró los ojos y apretó los dientes—. Tan sólo llama si puedes ir —Finalizó.


Un pensamiento cruzó su mente fugazmente y lo hizo desear tener a su tío ahí. Porque entonces no tendría que recurrir a nadie más, él tendría a su lado a alguien a quien llamar familia para mostrarle lo bien que estaba haciéndolo.


E incluso si fallaba, sabía que él iba a estar ahí para motivarlo y hacerlo ver que podía hacerlo mucho mejor.


— Podemos hacerlo funcionar si realmente quieres irte. —La voz de Luhan lo sobresaltó y lo hizo mirar al frente.


Tristeza oscurecía sus brillantes ojos de ciervo y una mueca, que de ningún modo podía ser llamada sonrisa, se había apoderado de sus labios. Él se acercó, su mano que era un poco más pequeña que la suya propia que entonces sostenía, temblaba ligeramente y la tensión era más que evidente incluso en su respirar.


— Una relación a distancia estaría bien si se trata de que seas feliz. Nosotros podemos llamarnos, escribirnos cartas y… una vez que esto acabe, yo podré ir a visitarte —dijo tratando de parecer tranquilo.


Pero la mano que sostenía la suya, estaba por hacerle trizas los huesos si apretaba con un poco más de fuerza y su voz había fallado al final de su dulce discurso. Sehun se contuvo para no sonreír y mostrar su postura más seria, pese al hecho de que no quería nada más que jalarlo a sus brazos y cubrirlo de besos.


Sin embargo, se suponía que Luhan seguía molesto con él y no estaba muy seguro de salir totalmente ileso si se atrevía a hacer lo que quería.


— Las relaciones a distancia nunca funcionan —afirmó seriamente el más alto.


Luhan se tensó aún más, no parecía saber que decirle en respuesta y casi pudo jurar que escuchó un crujido de su mano cuando él apretó más su agarre.


— ¿Quieres quedarte? —Preguntó sin más rodeos.


— ¿Dónde están tus invitados? —Soltó simplemente por molestarlo.


— Sehun —gruñó por lo bajo—. Estoy hablando seriamente y ellos acaban de irse, pero no se despidieron porque estabas al teléfono. Así que no me cambies el tema.


— ¿Qué te hace creer que querría irme? —Interrogó.


— Porque él es tu familia —susurró—. Es obvio que lo adoras y sé que él a ti, por eso… está bien si quieres irte —aseguró.


— ¿Lo está?


— Sí —musitó con un hilo de voz—. Lo está si eso es lo que realmente quieres y borra la tristeza de tu rostro cada vez que piensas en esas personas que te dieron la vida.


— ¿Y tú? —Lo miró a los ojos, expectante a su respuesta.


— Yo voy a estar bien siempre que tú seas feliz —afirmó, sonriendo según él.


«¿Por qué te aferras con tanta desesperación a mi mano entonces?»


«¿Por qué razón pareces estar por romper a llorar?»


— Yo ya soy muy feliz, nene —aseguró, esbozando una sonrisa divina.


Luhan contuvo el aliento, su boca se torció en una mueca desagradable y su mano libre pasó temblorosamente por su desordenado cabello castaño.


— Gracias al cielo —murmuró aliviado.


Una ridículamente exagerada alegría le infló el pecho tras sus palabras, besó su mano apenas y se aseguró de colocar su mano libre en su cintura tan pronto notó que las piernas de su novio temblaban cual gelatina.


— Yo dije que estaría bien, pero tenía mucho miedo de que dijeras que querías irte —confesó—. Ni siquiera tenía idea alguna de como diablos simplemente te vería marcharte sin tratar de detenerte.


— Siempre podías correr tras el bus — bromeó.


Luhan le dio una mirada con ojos entrecerrados mientras se reía un poco, trató de abrazarlo entonces y se congeló en su sitio al verlo retroceder en un obvio rechazo.


— Todavía tenemos que hablar respecto a Baekhyun —sentenció.


Sehun asintió, siguiendo hasta a su habitación seguramente dando la perfecta imagen de un cachorro regañado. Jiāo Táng le gruñó tan pronto lo vio ingresar a la habitación de su gran amor y en repuesta ello Sehun únicamente pudo poner los ojos en blanco.


— Muy bien —se cruzó de brazos, mirándolo atentamente—. Te escucho.


Sehun tomó un gran respiro, pero no dijo nada durante algunos minutos en los cuales trató de ordenar sus ideas y descubrir por dónde era que debía comenzar a explicarlo todo.


— Chanyeol no quería hacer esto —soltó justo después de decidir que no había un orden y que simplemente lo diría como se le viniera a la mente en el momento.


Luhan arqueó una ceja tras sus palabras, como si con ese gesto le preguntara la razón por la que decidía querer minimizar la participación de Chanyeol.


— Te digo esto porque es la verdad, y él muchas veces me pidió detenernos durante el tiempo que comenzamos con este estúpido plan — explicó algo nervioso—. Traté de que Baekhyun me escuchara pero no lo conseguí, así que tal vez tú…


— De ningún modo —lo cortó sin más.


— Pero…


— ¿Vas a darme una razón por la cual deba no sentirme como un desgraciado cada vez que Baekhyun te vea conmigo?, ¿o es que acaso es más importante hacer que yo piense que Chanyeol es inocente y que a quien tengo que darte toda la responsabilidad es a ti? —Espetó seriamente.


El pelinegro negó repetidas veces sin dar una respuesta en concreta a ninguna de las interrogantes que Luhan estaba haciéndole.


— Yo… —Inició una vez más, quedándose en blanco tras unos míseros segundos. Luhan lo observaba con impaciencia—. Baekhyun es detestable y simplemente actúa por su propia conveniencia, así que no pasa nada si lo utilizo —dejó ir con un murmullo. El rostro de su novio se volvió una expresión feroz y lo vio avanzar—. Eso fue lo que pensé en ese momento —se apresuró a añadir.


Luhan se detuvo, haciéndole saber que podía continuar. Afortunadamente, todos sus pensamientos eran más claros entonces.


— Al principio… realmente ni siquiera pensé en ello como un plan porque creí que podía lograr algo por mi cuenta, pero no conseguía nada por más que trataba mientras él podía alcanzarte en un parpadeó. Pensé que estaba bien si simplemente me mantenía alejado de ti, porque entonces él no haría nada, pero entonces…


— ¿Entonces? —Preguntó tras varios minutos de la pausa.


— Entonces tú me diste alas —musitó—. Joder, yo casi enloquecí de emoción cuando descubrí que existía una posibilidad de que sintieras lo mismo que yo. Lo que más quería era decirte todo, confesarme, y entonces tal vez tú dirías que podíamos estar juntos. La realidad me golpeó entonces, porque, aunque existía una pequeñita probabilidad, yo no podía hacer nada porque Minho iría tras de ti.


Sus labios se apretaron y juró que una vez más los gritos furiosos de Chanyeol retumbaban en sus oídos mientras él le rogaba por acceder a cooperar con su plan. De hecho, incluso su quijada dolió ante el recuerdo del puñetazo que Chanyeol le propinó como su pequeña venganza por arrastrarlo en eso.


— Me aterre y tan sólo quise que todo se terminara —admitió—. Yo tenía dos posibles soluciones, ambas las había ya descartado antes porque me dije a mi mismo que no iba a ser un cobarde como Minho, pero…


— ¿Pero?


— Pero tenía mucho miedo de que Minho te hiciera daño y… también estaba celoso de él. —Luhan con una graciosa expresión de incredulidad y él tan sólo sonrió a medias—. Porque de la nada, simplemente note la facilidad con la cual te hacía sonreír y me supero el miedo de que, mientras que yo debía mantenerme lejos, él podría conquistar tu corazón. Fue eso lo que me impulsó a tomar aquella decisión egoísta, diciéndome a mí mismo que Baekhyun no era alguien tan inocente y que de todos modos a Chanyeol ya le gustaba.


— Oh, Hunnie —murmuró algo afligido—, eres un tonto.


— Sé que estuvo mal, pero al ser hijo de ese hombre, yo pensé que él era mi única opción y que tú estarías a salvo siempre que Baekhyun decidiera protegerte y al mismo tiempo destruir a Minho. Yo no confiaba en él y por ello pensé que no iba a ayudarnos si simplemente se lo decía, pero si Chanyeol conseguía que él se enamorara entonces yo…


— Podrías manejarlo a tu antojo, ¿cierto? —Sehun asintió avergonzado. Luhan suspiró profundamente—. Eres muy pero muy idiota —dijo torciendo los labios.


Sehun ni siquiera trató de protestar, asintiendo sin más. Una sonrisa se extendió en los bonitos labios del castaño y sus manos sostuvieron las del más alto, dando un suave apretón para alentarlo a que dejara de mirar al suelo.


— Yo te quiero incluso así. —Las comisuras de sus labios temblaron y lentamente él le mostró una pequeña sonrisa—. Sin embargo, yo no soy especial ni mucho menos alguien que merece que pasen por sobre otras personas únicamente por mi seguridad. Tú no eres esa clase de persona, por eso, no lo hagas nunca más. ¿De acuerdo?


— Lo prometo —respondió, sus manos picando por abrazarlo.


Luhan fue quien lo hizo primero, toda la felicidad lo invadió y sin más lo estrechó fuertemente. Deleitándose con su bonita risa luego de que lo levantara ligeramente, solamente para así poder besar la punta de su linda nariz.


— Luhan —llamó YanYan desde la puerta, cortando su pequeño momento.


Ella naturalmente era pálida, pero en ese momento su rostro se veía exageradamente blanco. Luhan se zafó de sus brazos justamente cuando Sehun sintió que no debía soltarlo. Se quedó pasmado más sin en cambio, mirando como se apresuraba fuera de la habitación hasta que su cerebro le gritara seguirlo.


Para cuando lo alcanzó, él ya estaba de pie frente al detective Zhang, viéndose casi tan pálido como YanYan. El hombre tenía una mano sobre su hombro, diciéndole que todo finalmente había terminado y que no había ya nada de qué esconderse con una voz llena de monotonía.


Sehun sentía sus manos sudando para cuando él terminó de hablar y solamente hacía falta la respuesta de Luhan. Para sus adentro rezaba para que nada malo pasara, pero algo dentro de sí mismo le dijo que algo más estaba por pasar.


— ¿Puedo verlo?


La pregunta de Luhan le congeló el corazón, YanYan exhaló fuertemente y él detective tan sólo arqueó una ceja, mirándolo como si fuese el bicho más raro del mundo.


— No hay problema —respondió finalmente y Sehun apenas pudo contenerse de estrangular al maldito.


El vehículo que abordaron unos minutos después estaba bajo la influencia de un sentimiento asfixiante. Luhan no se movía, siquiera parpadeaba y Sehun apenas podía con la preocupación de verlo así. En ese momento, él no quería otra cosa que ordenarles dar la media vuelta, pero cuando finalmente pensó que las palabras podían salir, el detective Zhang les informó que habían llegado.


Siguieron al hombre en completo silencio por los solitarios y fríos pasillos de ese lúgubre lugar. YanYan, quien siempre parecía valiente, estaba aferrada al brazo de su cuñado y temblaba ligeramente.


— Ustedes quédense aquí —ordenó, mirando a Sehun con clara advertencia antes de hacer un ademán a Luhan para que continuaran.


Sehun tomó su brazo luego de que diera el primer paso, suplicándole con la mirada que no fuera y sin darle una respuesta, se liberó de su agarre para seguir al hombre mayor a través de aquel pasillo que parecía interminable, hasta finalmente entrar a una fría habitación, impregnada con un olor que jamás había percibido.


Un delgado hombre de bata blanca los esperaba en ella. Con una expresión vacía, tan pálido como una hoja de papel y tan delgado que de algún modo no parecía saludable.


— ¿Estás completamente seguro de esto? —Interrogó seriamente el agente, sacándolo de sus pensamientos vagos sobre el joven hombre frente a ellos.


Luhan guardó silencio, con sus ojos fijos en la manta blanca que cubrían el cuerpo inerte al cual hasta entonces se atrevía a mirar. Una parte de él le suplicaba dar la media vuelta e irse cuanto antes, mientras que otra exigía verlo con sus propios ojos para así estar seguro de que todo había terminado.


— Sí —murmuró apenas.


El agente asintió, indicando al hombre de bata blanca que retirara la manta. Tan pronto como lo hizo, Luhan se cubrió la boca y retrocedió aterrorizado. Su cuerpo sacudiéndose en violentos temblores, sin poder creer lo que veía.


— ¿Qu-Qué…?


— Alguien más fue tras él —respondió a sus balbuceos—. Esto fue lo que encontramos.


Su rostro está desfigurado, su cuerpo destrozado pero Luhan sabía que era Oh Minho. Su estómago se hizo nudos y sentía un peso de plomo en su interior.


— Lo mejor será…


— ¿Podría dejarme a solas un momento? —Preguntó débilmente.


— ¿Te quieres quedar solo aquí? —Inquirió incrédulo.


— Por favor —insistió.


El detective asintió, haciendo una seña para el joven hombre de bata blanca. Él lo siguió y lentamente ambos lo dejaron a solas en aquella fría sala. Sus ojos estaban fijos en el cuerpo sin vida del monstruo más aterrador que había conocido en la vida y se acercó a él con pasos temblorosos.


Sin embargo, él no se levantó de la nada y lo atacó como temía que pasara. En su lugar, él continuaba tan inmóvil como cuando habían descubierto su rostro.


Su estómago dio un vuelco una vez estuvo de pie justo a su lado, el olor era nauseabundo y su rostro era la imagen más grotesca que había visto jamás en la vida. Se veía entonces tan horripilante, justo como siempre debió haberse visto su alma y tal como los monstruos con los que Zhao lo asustaba cuando era un niño.


Elevó una mano, completamente temeroso, hasta ponerla sobre el pecho y pese a todos sus miedos, él no sujetó su mano y amenazó con no dejarlo irse nunca. Una sonrisa temblorosa se extendió en los labios de Luhan mientras lentamente quitaba su mano.


— Se acabó —susurró débilmente—. Es el final de verdad, tan sólo así.


La sonrisa temblorosa comenzó a desvanecerse lentamente, sus labios se apretaron al igual que su mandíbula y, finalmente, dejó ir un grito que hizo quemar su garganta.


— ¡Hijo de perra! —Vociferó, golpeando con todas sus fuerzas el pecho del cuerpo frente a él.


— ¡Luhan! —Exclamó el oficial Zhang, corriendo para apartar al menor.


— ¡No puede acabar así! —Rugió fuertemente—. ¡No puedes librarte de todo tan fácilmente! —Chilló agudamente, forcejeando con el mayor.


— ¡Tranquilízate!


— ¡No! Él no simplemente puede morir así de fácil. ¡Debo ser yo! —Gritó—. ¡Debo hacerle pagar por todo lo que me hizo! ¡Por lastimar a Sehun!


— ¡No te quedes ahí parado! ¡Haz algo! —Ordenó el hombre, quien apenas podía con el alterado muchacho.


El pequeño hombrecito fue hasta a ellos, tratando de sacarlo de la habitación y Luhan luchó con más fuerza, consiguiendo de algún modo liberarse. Corriendo hasta Minho sin tener idea alguna de cómo sacar de su sistema la maldita rabia y frustración que estaban ahogándolo.


— ¡Tú…!


— ¡Luhan!


Sus piernas dejaron de moverse en el preciso segundo que escuchó la voz de Sehun, sus ojos viajaron rápidamente hasta él y lo vio avanzar.


— Para, esto simplemente ya se terminó —sentenció.


Luhan apretó los puños y rechinó los dientes, sentía su corazón latiendo con una fuerza casi dolorosa. Caminando rápidamente hacia la salida, sin mirar a nadie en su camino.


— ¡Luhan, ven aquí! —Ordenó Sehun.


— ¡Tan sólo déjame solo! — Exigió, avanzando tan rápido como su lesionado cuerpo lo dejó.


— ¡Luhan! —Vociferó severamente su hermana mayor luego de pasarla de largo.


Ambos corrieron tras él en vano, hasta llegar a la calle únicamente para descubrir que él no estaba por ningún lugar al que mirarán.


— ¿Dónde está? —Interrogó el detective tras reunirse con ellos en el exterior.


— Se fue —masculló Sehun—. ¡Maldita sea, se fue!


— Genial —farfulló el mayor—. De puta madre —gruñó furioso—. Ahora por favor alguno de ustedes llamen al jodido hijo de papi para contarle lo bien que le hizo al mocoso que hiciera a su padre llamar para presionarme a darle la jodida buena nueva —escupió entre dientes—. ¡Díganme que tengo mil putas fotos de su cara de felicidad! —Exclamó colérico.


Sehun quería despotricar igual que él hombre mayor, sin embargo, no lo hizo. No después de conseguir una mirada de advertencia de su cuñada y decidió en su lugar seguirla a la espera que ella pudiera llevarlo con su novio.


***


¿Qué debería decir?


Esa fue la interrogante que se planteó luego de pasar media hora en completo silencio bajo el escrutinio de la gélida mirada del hombre mayor. Sin embargo, se sentía incapaz de hablar sin comenzar a vociferar su rabia a los cuatro vientos.


Algo estaba atorado en su pecho peleando desesperadamente por salir y explotar junto a un conjunto de emociones aterradoramente negativas.


Se pasó las manos por su ya desordenado cabello castaño, tirando con algo de fuerza de él, como si mágicamente eso fuese a poner todo en orden para que pudiera hablar finalmente. Pero eso no estaba ocurriendo y para su fortuna, eso tampoco parecía molestar en absoluto al hombre de expresión inconmovible.


— Él murió —se atrevió a hablar con finalmente, con los dientes apretados.


— Ya veo —respondió con voz neutral.


Luhan le dio una mirada cargada de rabia y frustración, él ni se inmuto ante ello. Observándolo de vuelta apenas un par de minutos antes de comenzar a anotar algo en aquel pequeño cuaderno forrado de cuero que Luhan secretamente odiaba.


— ¿Acaso…?


— ¿Por qué esto te molesta? —Interrogó seriamente—. ¿No su muerte significa que todo termino definitivamente?


— ¡No! —Exclamó—. ¡Esta es una salida fácil para él!


— ¿La muerte te parece una salida fácil? —Inquirió con una ceja levemente arqueada.


— ¡Él debía pasar el resto de su inmunda vida pagando lo que me hizo! —Gritó, abandonando de un salto el sofá que había estado ocupando desde su llegada—. ¡Tenía que ser yo quien lo hiciera pagar!


— ¿Tú?


— Él tenía que mirarme a los ojos mientras cuando eso pasara. Él debía saber que a pesar de toda la mierda que me hizo, yo estaba de pie e iba destruir su jodida vida. ¡Él tenía que verme devolverle todo el daño que nos hizo a Sehun y a mí! —El médico asintió, pese a que probablemente no comprendía nada.


— Escucha, Luhan —habló serenamente—, toda esta ira y frustración al no ver culminada esta especie de venganza tuya —hizo un ademán con la mano—, es comprensible si nos centramos en tu situación y tu sentir.


Luhan se detuvo un poco entonces, mirando con suma atención al hombre que solamente entonces parecía expresar alguna emoción humana. La irritación, en este caso.


— Sin embargo… ¿Has pensado en ver esto desde el punto de vista de la otra víctima? —Interrogó con su fría mirada fija en los asustadizos ojos del más joven—. Hye Mi, quiero decir.


— ¿Hye Mi?


— Ella pasó por algo más que golpes. Ella tiene pesadillas que repiten el suceso una y otra vez, además de que es incapaz de dejar a otro hombre; incluyendo a su padre, tocarla —explicó seriamente—. Ella denunció lo ocurrido, es verdad. Indiscutiblemente es una chica muy valiente, pero… ¿Tú sabes lo que ella estaba dispuesta afrontar realmente con ello?


Luhan lo miró inseguro, negando con un apenas perceptible movimiento de su cabeza y ese algo en su pecho creciendo insoportablemente.


— Lamentablemente, una víctima de violación no solamente pasa por el trauma del suceso sino además por el trauma de todo lo que la investigación va a conllevar—señaló—. Ella iba a tener que revivir el suceso una y otra vez; primero frente a la policía y después ante la corte, eso sin contar de todos aquellos que la cuestionen por el bien de la investigación. Se necesitan pruebas del ataque, por lo que ella seguramente fue desvestida, le tomaron fotografías, la tocaron aun cuando ella probablemente estaba aterrorizada y el contacto humano era lo última que deseaba, pese a que ellos fueran quienes tratan de ayudarla. Luego, ella enfrentaría el juicio, reviviría nuevamente aquella pesadilla mirando a los ojos de quienes le hicieron todas esas atrocidades y con un abogado defensor que trataría de hundirla en el lodo y hacerla ver como la culpable, como alguien que en realidad lo pidió y provocó.


Luhan se estremeció, toda la ira que antes sentía se esfumó en un segundo y en su lugar sentía unas inmensas ganas de llorar tan solo de imaginar a la pequeña Hye Mi en tal situación.


— Hye Mi iba a ser expuesta y agredida de todas las formas posibles, estaba aterrorizada pero a pesar de ello estaba más que dispuesta a enfrentarlo porque tu propio valor le daba fuerzas —señaló—. Luhan, al decirte todo esto, no estoy diciendo que ella nunca debió denunciar, simplemente quiero hacerte ver que aun cuando para ti la muerte de tu agresor no es castigo suficiente, tal vez para ella es algo bueno porque entonces estará completamente segura de que nunca en su vida tendrá que tener miedo de él y que finalmente se acabó.


Luhan se mordió el labio inferior con fuerza, apretó los puños hasta sentir sus uñas incrustarse en las palmas y cerró los ojos con fuerza cuando no pudo más con el ardor de las lágrimas en ellos.


— Puede que también tú tengas razón al querer hacerlo pagar, pero debes entender que tal vez la rabia no te deja ver que esto también puede ser un castigo para ese hombre. Además, significa que se acabó, Luhan, es hora de dejarlo ir y darte cuenta que ya no tendrás que mirar a todas direcciones en espera a que él vaya tras de ti, es ahora parte del pasado y tú, valiente muchacho, tienes una vida brillante frente a ti.


El menor asintió repetidas veces, tallando las saladas gotas de sus ojos e hipó un par de veces. Una sonrisa diminuta surcaba los labios del hombre, entonces, en cuclillas frente a él mientras su mano descansaba en uno de sus hombros.


— Gracias —susurró apenas.


— Soy tu psiquiatra, muchacho. Es mi trabajo ayudarte a pasar por todo esto —dijo aún con aquella sonrisa que en realidad parecía no estar acostumbrado a mostrar—. Aunque debo decir que me sorprendió un poco que vinieras aquí. Es decir, en más de una ocasión me gritaste que me odiabas y que te dejara en paz —rió levemente.


— Lo lamento por eso —murmuró avergonzado.


— No te preocupes, Luhan. Te aseguro que eso es nada a comparación de varias de las cosas que he tenido que enfrentar con algunos de mis demás pacientes —aseguró tranquilamente— Ahora vamos, aprovechare que he terminado por hoy y te llevare con el chico que siempre me mirara como si quisiera prenderme fuego.


No pudo evitar sonreír un poco ante la mención de Sehun. Poco después, durante su viaje, descubrió que la inquietud había desaparecido casi por completo y pese a que aquella negatividad y rabia todavía estaban muy dentro, eran algo soportable para entonces.


También descubrió durante su trayecto, que pese a todas sus anteriores creencias, su psiquiatra era un hombre sumamente amable y que su sonrisa podía inspirar confianza. Lo escuchó hablarle de algunas trivialidades, como si de ese modo buscará distraerlo de lo que estaba aquejándolo y para cuando se dio cuenta, ellos habían llegado a su hogar y él le abría la puerta de su automóvil para que saliera.


— Creo que alguien ha estado esperando por ti —dijo con su tranquila voz.


Su vista se desvió del médico hasta chocar con los ojos preocupados de su novio, quien tan sólo verlo avanzó a grandes zancadas hasta donde él estaba. Él inmediatamente se quitó su abrigo para colocarlo sobre sus hombros y seguidamente tomó sus manos para frotarlas, todas esas acciones sin poder quitar aquella expresión de angustia.


— Jamás hagas esto de nuevo —habló sin poder ocultar el ligero temblor en su voz—. Tan sólo te marchaste así, completamente alterado y sin permitirme tratar de hacer nada. ¿Sabes lo preocupado que yo estaba? Dios, yo solamente quería ir a buscarte pero YanYan jiějiě no dejaba de decirme que únicamente debía esperar.


— Sehun —llamó quedito. Él lo miró a los ojos en silencio, en espera a que dijera cualquier cosa que quisiera—, Minho se ha ido —musitó.


— Lo sé, bebé —musitó, atrayéndolo a sus brazos—. Se acabó.


La calma se hizo presente, recordándole así que era estúpido tratar de correr lejos para buscar sentirse seguro cuando Sehun lograba hacerlo sentir de esa forma con simplemente estar a su lado.


— De acuerdo —habló el hombre mayor del cual ya se habían olvidado—. Es hora de que yo me vaya, pero te dejo mi número de móvil personal en caso de que necesites algo, Luhan —sonrió, entregándole una pequeña y elegante tarjetita.


— Muchas gracias, doctor Jung —sonrió de vuelta.


Lo vio asentir levemente antes de que abordara su auto y se alejara, poco después se encontró con la reprimenda de su hermana mayor y la amenaza de que no iba a ocultarlo de sus padres si él volvía a hacer algo parecido para, finalmente, estrecharlo fuertemente en sus brazos y jurarle que todo estaba bien y que ella siempre iba a cuidarlo.


Ella le permitió marcharse únicamente cuando Sehun no dejó de insistir en que ellos debían subir para revisar que la quemadura en su espalda estuviera bien luego de haber forcejeado y huido como lo había hecho.


Él obedeció a todo lo que Sehun le pidió, siguiéndolo hasta su habitación y descubriendo su torso para darle acceso a las vendas. Igual que siempre, él trabajó con mucho cuidado, rozando apenas sus dedos sobre su tibia piel.


De algún modo, se sentía como si fuese de la porcelana más fina y aun cuando secretamente disfrutaba de cada segundo de ello, en esa ocasión se sentía medio desconectado de todo. Todavía intranquilo y a la vez como dentro de un sueño extraño.


— Lo he estado pensando mucho —habló Sehun y él tuvo que mirarlo por sobre el hombro—, se acerca Navidad y con eso las vacaciones. Yo sé que normalmente eso significaría que tu familia y tú irán a Beijing para pasar esas fechas con tu hermano mayor.


Luhan hizo una mueca, no por el hecho de algo que en realidad era como una especie de tradición en su familia, sino más bien por el hecho de que por ese año su familia se había visto en la necesidad de no viajar tras lo sucedido, además del hecho de que le habían mentido a YiFan para justificar el no pasar las fiestas con él y su esposa.


— Tu mamá dijo que este año no van a ir, así que… ¿Te gustaría venir a Incheon conmigo en su lugar?


La pregunta lo tomó con la guardia baja, de tal forma que su única respuesta fue poner una expresión tontamente sorprendida y separar los labios como si estuviese por darle una respuesta que en realidad no tenía.


— Yo seré quien convenza a tus padres y realmente creo que será una muy buena distracción para ti. Además, te prometo que vas a divertir mucho y…


— ¿Y? —Murmuró con el corazón acelerado ante la posible respuesta.


— Quiero que conozcas al único hombre que he considerado como un padre y que, aun si yo no le digo sobre lo nuestro, realmente quiero que él conozca a la persona que amo —confesó tímidamente.


— Si quiero, quiero ir contigo —respondió de golpe, con la emoción brillando en sus ojos castaños y una sonrisa incontenible en los labios.


La alegría de Sehun fue más que evidente y solamente por eso Luhan estaba seguro de que haría el viaje una y mil veces más si con ello veía a Sehun así de feliz. No obstante, convencer a sus padres era otra historia, muy a pesar de que ya supieran que Minho no era y nunca más sería una amenaza para él. Ellos de todas formas seguían diciéndole que no.


Las vacaciones habían iniciado oficialmente, Sehun se marcharía al día siguiente pero sus padres seguían firmes con su decisión, Luhan pronto se sintió frustrado y derrotado. Si era honesto, él realmente estaba asustado del hecho de que, una vez en Incheon, Sehun se sintiera tan feliz que decidiera no volver a Seúl.


Su psiquiatra no tardó en notarlo esa tarde durante su sesión. Él lo escuchó con muchísima atención mientras exteriorizar sus temores y algo realmente le provocó un buen presentimiento cuando él le sonrió ampliamente, prometiéndole que aquello tenía solución.


Una hora más tarde, los padres de Luhan estaban sentados justo frente al escritorio del mayor luego de que él le pidiera al menor abandonar la habitación. El hombre tenía su expresión más neutral y profesional, igual que siempre, a sabiendas de que con ella los ponía sumamente nerviosos.


— Luhan me contó que quería hacer un viaje pero que ustedes dijeron que no —comenzó. La pareja se miró entre sí, pero aguardaron a que el médico siguiera—. Debo decir que en este tipo de situaciones yo recomiendo que la idea sea desechada justo como ustedes hicieron.


Ambos mayores suspiraron aliviados, ya que aquello significaba simplemente que ellos tendrían una razón más sólida para negarse cuando su hijo tratara de insistir con la idea.


— Sin embargo —habló con voz solemne, ganándose su completa atención—, en el caso de Luhan alejarse un poco puede ser algo positivo para su recuperación.


— Pero…


— Escúcheme antes, señora Wu —intervino ante la inminente protesta—. Como sus padres, ustedes tienen la última palabra a final de cuentas, pero de todas formas creo importante hacerles este tipo de recomendaciones —explicó. El señor Wu le dio una mirada a su esposa y luego asintió.


— Lo escuchamos, doctor.


— Luhan está bajo mucho estrés tras las recientes noticias, en pocas palabras, él no está asimilando como debería la situación y realmente me parece un foco de atención importante. —La preocupación rápidamente se apoderó de la pareja—. Tras las últimas sesiones, he llegado a la conclusión de que hay una probabilidad que él podría estar reaccionando negativamente a su entorno diario, así que es por ello que yo me atrevo a sugerirles que lo dejen hacer el viaje con su amigo.


— ¿Qué hay de sus sesiones entonces? —Habló la señora Wu, obviamente empeñada en no dejarlo ir.


— Fácilmente puedo arreglar que estás sean mediante videollamadas, para mí eso no es un problema y también espero que de esta forma Luhan responda mucho mejor al tratamiento. Por supuesto, siempre está la opción de comenzar a tratar a Luhan con algunos medicamentos e igualmente obtener resultados favorables —dijo seriamente, viendo a la pareja estremecerse ante la idea—. Sin embargo, les reitero que lo del viaje no es más que una sugerencia y ustedes tienen la última palabra, pero de igual forma estaré a la espera de su decisión —finalizó con un ademán que los invitaba a salir justo cuando su secretaría anunciaba a su siguiente paciente.


Ambos se reunieron prontamente con su hijo y Sehun, sin mediar palabra alguna con ninguno de los dos desde el momento que salieron del lugar hasta que llegaron a casa. A pesar de ello, Luhan no se marchó tan pronto cruzaron la puerta, sabiendo que ellos querían decirle algo.


— Xiǎolù —comenzó su madre, mirándolo con inseguridad—, el doctor hoy nos dijo algo que realmente nos ha hecho reflexionar.


— ¿Sucede algo malo? ¿Hay algún problema con el tratamiento de Luhan? —Inquirió con preocupación Sehun.


— En realidad... —El señor Wu hizo una mueca—. Él más bien nos hizo una recomendación.


— ¿Recomendación? —Musitó inseguro su hijo.


— Xiǎolù, tu papá y yo hemos decidido que vayas a Incheon con Sehun —respondió y con solamente ver la expresión de alegría de su hijo, supo que estaba bien—. Gracias al médico nos dimos cuenta de que tú necesitas tranquilidad y que hacer este viaje podría ayudar. Claro, siempre y cuando prometas que seguirás con la terapia por videollamadas.


— Lo haré —aseguró felizmente.


— Bien —suspiró su padre—, en ese caso lo mejor será que vayas a empacar.


Ambos siguieron con la vista a los dos chicos que prácticamente corrieron escaleras arriba para hacer lo que ellos decían.


— Hicimos lo correcto —afirmó tranquilamente la señora Wu, sintiéndose dichosa al ver a su hijo así de contento luego de tanto tiempo.


Muy a pesar de saber que estaba bien y que la decisión que había tomado era la correcta, llevar a su pequeño y estar por verlo partir, pese a saber que solamente serían unos cuantos días, era para ella una historia totalmente diferente.


— Sé bueno, bebé —dijo mientras lo estrechaba entre sus brazos—. Come bien y diviértete mucho.


— Lo haré, mamá —murmuró un tanto abochornado, puesto que llevaba abrazándolo ya casi treinta minutos.


— Llámame antes de ir a la cama para desearte dulces sueño, no olvides llamar todos los días al doctor Jung para tu terapia y recuerda que si en algún momento quieres regresar, puedes llamarme y mami irá corriendo a buscarte —aseguró con la voz algo quebrada y un puchero en los labios.


— Sí, lo prometo, pero podrías ya…


— Cuida mucho a mi bebé, Hunnie —pidió sin soltarlo.


— No se preocupe, no va a ir a ninguna parte sino es conmigo —aseguró.


Ella asintió conforme, aun cuando no soltó a su hijo. Escuchó las risas divertidas de sus dos hijos mayores y un suspiró de parte de su esposo, pero siguió sin soltar a su pequeño. Completamente tentada a echarse atrás y decirle que no podía ir, solo hasta que recordó el hecho de que entonces había una gran probabilidad de que Luhan tuviera que comenzar a tomar alguna droga.


— De acuerdo —sonrió, dejándolo ir finalmente—. Ve con cuidado y llama a mami para navidad. ¿Está bien? —Su voz tembló y sus ojos se humedecieron levemente. Fue el turno de Luhan para abrazarla, besando su mejilla seguidamente.


— Te voy a extrañar mucho, mamá.


— Yo también, mi cielo.


Ellos compartieron otro breve abrazo, antes de finalmente abordar el bus. Luhan tomó una profunda respiración cuando estaba ya acomodado en su sitio y el vehículo comenzó a moverse por fin, recordándole que estaba de camino a conocer a quien Sehun consideraba su padre y que el hombre bien podría odiarlo.


— Tranquilo —habló su novio, tomando su mano.


— Sigo pensando que lo mejor era avisarle que yo también voy —musitó nervioso.


— Pero eres una sorpresa, una muy bella por cierto.


Luhan resopló tras el comentario mientras él reía suavemente, acomodándose en su asiento y recostando su cabeza en el hombro de Luhan.


— ¿Y si tu tío me detesta? —Interrogó preocupado. Sehun se rió por su pregunta—. Sehun, estoy hablando seriamente —resopló.


— Bǎobèi Lù, él va a adorarte —afirmó risueño.


— ¿Cómo lo sabes? —Bufó estresado.


— Eres adorable, divertido y tremendamente guapo, por lo que si él decide no quererte es obvio que tiene un serio problema —sentenció sonriente.


Luhan bufó, fallando de igual forma en ocultar una sonrisa debido a los elogios de Sehun. Adorando el esfuerzo que él puso a cada minuto del viaje para distraerlo y que se olvidara de los nervios que estaban por tragarlo entre más se acercaban a su destino.


Terminó por perder la noción del tiempo, y para cuando se dio cuenta, ellos ya estaban bajando del bus. Sehun seguía diciéndole que todo iba a salir bien, su estómago estaba hecho nudos y sentía sus piernas temblar, lo cual nada tenía que ver con el frío clima de invierno.


— Vamos, si mi tío no ha llegado aún podemos salir para que veas el mar —lo animó, tomando su mano para guiarlo.


Asintió torpemente, conteniendo sus ganas de correr de vuelta al autobús para tal vez así calmarse y no vomitar debido a los nervios.


— Sehun, a decir verdad, no me siento muy…


— ¡Atención, cabo! —La potente voz masculina lo detuvo en seco.


Sehun por otra parte, sonrió ampliamente e hizo un saludo militar, para luego mirar en su dirección. él estaba por decir algo, pero algo hizo eco en su cabeza y en lugar de escuchar lo que él tenía que decir, arrancó de golpe su mano de la de Sehun y clavó sus ojos en el suelo, temblando de angustia por lo autoritario del tono de voz del hombre al cual podía escuchar acercarse.


Su novio hizo una mueca ante sus acciones, pero no hizo comentario alguno al final, volviendo a centrar su atención en el hombre que Luhan sabía entonces estaba de frente a ellos a pesar de que no lo miraba directamente.


— Bienvenido a casa, hijo —saludó con la voz cargada de orgullo.


— Gracias, tío.


Tan sólo escuchar la felicidad en la voz de su novio lo hizo definitivamente estar por vomitar de angustia. Sentía el corazón a punto de salir disparado de su pecho y apenas tuvo el valor para elevar la vista hasta el rostro del mayor.


Él lo estaba mirando de vuelta, con una mirada curiosa en sus ojos marrones y una sonrisa suave dibujada en sus labios. El corazón de Luhan dejó de latir entonces, sabía que estaba boquiabierto pero no podía evitarlo.


— Tú debes ser el pequeño Luhan —dijo con una sonrisa demasiado familiar en los labios.


Luhan lo supo entonces…


Él realmente quería echarse a llorar en ese momento ya que probablemente estaba por avergonzarse a sí mismo ante el hombre que probablemente debía ver como a su suegro.

Notas finales:

De todo corazón espero que la actualización sea de su agrado. Yo por el momento me despido, no sin recordarles como siempre que los adoro con toda mi alma y enviarles miles de abrazos a donde quiera que se encuentren.

Amor para todos!!! :3


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