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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

¡Hello, personitas hermosas!


La actualización ha llegado por fin, así que espero les guste.


 

— Luhan, este es mi tío, Oh Jung Sun.


Fue capaz de escuchar a Sehun decirle aquella oración e incluso consiguió que su cerebro cooperará lo suficiente para hacer una reverencia y decirle su nombre al hombre frente a él. Él a cambió le sonrió una vez más y casi lo hizo atragantarse. Miró entonces en dirección a Sehun y su pensamiento únicamente se reafirmó aún más.


Ellos eran casi idénticos.


— Hola, bienvenido a Jung-gu. Es un placer conocerte después de tanto tiempo de escuchar de ti, Luhan —dijo, haciendo a Sehun darle una mirada de clara advertencia—. Oh, vamos —rió—, no puedes quitarme el placer de contarle a Luhan cosas vergonzosas sobre ti. Hay como una ley tácita que es la que dicta que yo debo hacerlo —bromeó con un tono risueño.


Sehun bufó ante sus palabras y Luhan no podía estar más impresionado, es decir, el hombre incluso tenía la misma sonrisa que Sehun, los mismos ojos marrones y él no podía dejar de pensar que probablemente Sehun se vería igual de atractivo que el mayor al llegar a esa misma edad.


Sabía que no estaba siendo nada discreto al observar al mayor, pero no pudo evitar prácticamente saltar en su sitio cuando él se dio cuenta de ello e incluso le guiñó traviesamente. Los colores se le subieron todos al rostro y como si de un niño pequeño se tratase, se ocultó tras Sehun con el corazón a nada de salírsele por la garganta.


— Tío, deja de molestarlo —ordenó.


— De acuerdo, de acuerdo —rió—. Pero debes saber que ya hice mi objetivo conseguir una sonrisa de él —afirmó con seguridad. Luhan por su parte sintió sus mejillas calentarse tras el comentario mientras Sehun ponía los ojos en blanco.


— Tan sólo vayamos a casa —pidió Sehun—. Luhan necesita descansar.


Él asintió, tomando la maleta de Luhan y la de su sobrino a la vez. El castaño prácticamente corrió para tratar de detenerlo y decirle que estaba bien, que él era perfectamente capaz de cargar con su equipaje y que no debía molestarse.


— No es…


— Lo es —interrumpió—. Tú y mi sobrino son mis invitados después de todo. Además, tú no te ves como si pudieras cargar las maletas y esto de alguna forma también se siente muy nostálgico.


— ¿Nostálgico? —Murmuró confundido.


— Es porque cuando Sehun vino a vivir conmigo era una pequeña, debilucha y llorona mierdecilla que ni siquiera podía con su propio equipaje. Dios, recuerdo que incluso se tropezó al bajar del bus —rió con ganas.


— ¿Qué demonios estás diciéndole? Tan solo cállate y vámonos de aquí —exigió abochornado.


Una sonrisa involuntaria se extendió de a poco en los labios del castaño, tiñendo las mejillas de su novio de rojo. Sehun bufó exageradamente tras ello, tomando su mano para arrastrarlo en dirección al vehículo del adulto que todavía se reía de aquel tonto recuerdo.


— ¿Realmente te tropezaste al bajar del bus? —Preguntó divertido ante la imagen mental de la situación.


— Por supuesto que no —resopló.


— Lo hizo —afirmó su tío—. Dios, él simplemente no dejaba de llorar porque ya no vería a Hannie —bufó.


Ambos se sonrojaron, entre tanto el mayor comenzaba a hablar de lo interesante que era el lugar y desbloqueaba el vehículo. Ellos abordaron tan pronto el hombre lo hizo y en cuanto Luhan vio su ceño fruncido a través del espejo, tragó saliva nerviosamente.


— ¿Qué? —Espetó Sehun en el asiento del copiloto.


— ¿Qué haces aquí? —Preguntó seriamente.


— ¿De qué demonios hablas? —Soltó totalmente confundido.


— De que obviamente yo no quiero ver tu fea cara todo el camino a casa, mejor cambia con Luhan. Él es muy lindo y el camino será mucho más ameno —respondió con tono bromista, dirigiéndole una sonrisa coqueta al jovencito en la parte trasera.


— Vete a la mierda y tan sólo conduce —masculló, mostrándole el dedo medio.


La profunda risa del hombre resonó en todo el vehículo, consiguiendo que el joven castaño esbozara una diminuta sonrisa. Puso el vehículo finalmente en marcha, adentrándose al concurrido tránsito de la ciudad.


— Entonces… —Habló nuevamente—. ¿Ya me dirás que mierda te pasó en la cara? —Sehun lo miró seriamente, recibiendo una sonrisa burlona a cambio—. Ya sabes, me refiero a toda la joyería y no a la cara de idiota que tienes de nacimiento —dijo divertido.


— Vete al diablo —respondió, sonriendo sin poder evitarlo.


— Hablo muy en serio —afirmó sin borrar la sonrisa de total felicidad—. Cuando yo te puse en aquel bus de vuelta a Seúl, no tenías todo eso.


— Es porque me queda bien. ¿Cierto, Luhan?


Sehun lo miró, tomándolo completamente por sorpresa, puesto que hasta ese momento él había estado más bien entretenido con la interacción de ambos y lo felices que en realidad se veían por el solo hecho de hablar.


— ¿Es así? ¿De verdad encuentras atractivo a mi sobrino? —Preguntó con falsa incredulidad.


Luhan se sonrojó levemente ante la pregunta, cosa que en realidad pasó desapercibida para los otros dos, tomando en cuenta que Sehun estaba más bien ocupado golpeando juguetonamente a su tío en el brazo y este comenzaba a dramatizar sobre tener un accidente si él hacía algo como aquello.


— Yo… realmente creo que se ve bien —murmuró, llamando apenas la atención de los otros dos.


— Te lo dije —se jactó el más joven de los Oh.


— Sí bueno, estás aquí y es obvio que Lu es demasiado educado para decirte que en realidad eres horrible —bufó—. Es decir, es la primera vez que me ve, pero te apuesto que acaba de decirse a sí mismo que obviamente soy yo quien tiene todos los buenos genes de la familia Oh —rió con ganas.


— Jódete —resopló.


— Ya enserio, fuera de broma, realmente te ves bien. Me alegra verte tan alto y saludable —sonrió cariñosamente.


Sehun asintió demasiado contento, como un niño pequeño orgulloso por recibir la aprobación por un trabajo bien hecho. Luhan al verlo, no pudo evitar sentir una opresión en el pecho, ya que era obvio que Sehun era feliz de estar ahí y sabía que él estaba quitándole eso al pedirle elegirlo a él.


— Luhan —llamó el mayor y él al instante elevó la vista hacia él—. Cuéntame de ti.


— ¿Q-Qué le gustaría saber? —Interrogó nerviosamente.


— No lo sé —se encogió de hombros pensativo—. Sehun me dijo que eres de China, ¿cierto?


— Mi familia es de Beijing y vivimos ahí hasta que yo cumplí los siete —respondió, luego de decirse a sí mismo que debía calmarse y que él mayor no iba a matarlo o algo por el estilo.


— Beijing es lindo, solamente fui una vez, pero me gustó mucho.


— ¿De verdad? ¿Hace cuánto tiempo fue?


— Tiene muchos años —rió levemente—. Yo tendría como veinte años en ese entonces.


— ¿Qué edad tiene, señor Oh?


— Tengo treinta y ocho años, pero por favor Lu, nada de señor Oh —pidió con un bufido exagerado—. Puedes decirme por mi nombre, o tío.


— ¿T-Tío? —Él asintió.


— Sehun solía decirme que tu madre siempre le pedía llamarla mamá, así que como casi somos familia, tú también puedes decirme tío —explicó tranquilamente—. Además, eres un chico adorable y sin duda voy a sentirme mucho más orgulloso de decir que tú eres mi sobrino para que todos me feliciten, en lugar de decirme que Sehun es espantoso y que debería venderlo al circo.


— Vete a la mierda, anciano —bufó Sehun.


— ¡Oh, vamos! —Resopló—. Tan sólo mira a Luhan y dime que tú no le dirías a la gente que él es quien es tu sobrino en lugar de admitir que tú lo eres.


El pelinegro soltó una carcajada, haciéndole una seña obscena al mayor de todas formas. Sus ojos viajaron a su novio, recorriéndolo con la mirada de pies a cabeza hasta que sus miradas coincidieron y entonces sonrió de lado.


— Tienes razón, él es muy lindo —afirmó, con ese algo brillando en sus ojos que hacía que Luhan perdiera el aliento.


— Yo no soy lindo, soy un chico y obviamente no puedo ser llamado lindo —bufó.


El mayor de los tres soltó una limpia carcajada al escucharlo decir aquello mientras que su novio lo miraba con los ojos muy abiertos.


— Un segundo, ¿tú has permitido que mi tío te llame lindo ya como cien veces, pero a mí me regañas? —Soltó incrédulo y a la vez falsamente ofendido.


— Él es tu tío, yo no voy a corregirlo a él —dijo con obviedad.


— Dios, él realmente me gusta —afirmó con diversión el mayor.


Una expresión de fingida indignación se dibujó en el rostro de su novio y él mismo no pudo evitar reírse de la situación, sintiéndose entonces mucho menos nervioso y siendo capaz entonces de seguir la conversación de Jung Sun con mayor facilidad.


— Muy bien niños, hemos llegado —anunció, aparcando el auto finalmente.


— Sehun dijo que vivía cerca del mar, ¿eso es verdad? —Interrogó un tanto emocionado, siguiendo al mayor mientras se dirigía a bajar el equipaje.


— Pues no es posible que lo veas a menos que subas a la azotea de la casa, pero esta como a diez minutos a pie por ese camino —dijo señalando el camino antes mencionado—. Podemos ir en algún momento si lo deseas.


— Me gustaría.


El mayor asintió sin problemas mientras Luhan aguardaba a que Sehun, o su tío, se moviera en alguna dirección que le indicará cuál de las residencias que los rodeaban era la suya. Ellos se avanzaron por el camino de piedra de una acogedora e impresionante casa de tres pisos.


La fachada era de un suave color azul y tanto en el segundo como tercer piso, había grandes ventanales de techo a suelo. El jardín también era impresionante, evidenciando que alguien realmente ponía mucho trabajo y tiempo en su cuidado.


— Entonces, chicos —habló el hombre tan pronto cruzaron la puerta—. Bienvenidos a casa.


Luhan miró maravillado los alrededores de la sencilla decoración de la sala de estar. Un chillido agudo proveniente de las escaleras lo sobresaltó y lo hizo mirar en dicha dirección, dejándolo helado en el preciso instante en que un pequeño niño de no más de cuatro o cinco años apareció corriendo en su dirección.


— ¡Papi! —Chilló eufórico, lanzándose a los brazos de Sehun.


El alma de Luhan cayó a sus pies mientras se quedaba ahí petrificado, con los ojos fijos en su novio y en el pequeño pelinegro en sus brazos que besaba repetidas veces su mejilla, mientras le decía sin parar lo mucho que lo había extrañado todo ese tiempo.


— Cielos, pero mira que grande te has puesto DongYul —dijo, levantando al pequeño tan alto como sus brazos pudieron.


— Santo cielo, ¿por qué no me dijiste que llegabas hoy, Hunnie?


Una preciosa joven estaba de pie al final de las escaleras, sus ojos eran idénticos a los del pequeño en brazos de Sehun. Obviamente ella era la madre y tan sólo ver la forma en la que ella miraba a Sehun, hizo que las entrañas de Luhan se resolvieran.


— No te dije porque quería que fuera una sorpresa —respondió Sehun, sonriéndole con ternura.


— Mmm… Sehun —llamó Jung Sun, inclinando su cabeza en dirección a Luhan.


Miró en dirección a su novio y palideció tan pronto vio la expresión devastada en su bonito rostro, bastandole menos de un segundo para caer en cuanta de lo mal que probablemente se veía la situación a los ojos de su muy confundido Luhan.


Tragó duro, entregando a su tío al pequeño DongYul con urgencia, escuchó al pequeño protestar pero no le prestó mucha atención, tomando rápidamente la mano de Luhan para arrastrarlo fuera de la casa con una lamentable excusa de ir a mostrarle el vecindario.


Él lo seguía sin objeción, completamente estupefacto y de todas formas una sombra de incertidumbre reflejada en sus bellos ojos.


— Es mi sobrino —soltó de golpe, tan pronto consideró que estaban lo suficientemente lejos de casa—. Ella, Myeong Suk noona quiero decir, fue alguien con quien Minho solía pasar el rato hasta que ella se embarazo y la desechó. Mi tío la trajo a casa cuando yo tenía doce y desde entonces se hizo cargo del pequeño DongYul, que en ese entonces tenía apenas un año —explicó con la sensación de que las palabras no salían lo suficientemente rápido de su boca.


Su confundido novio lo observó, tratando de poner todas las piezas en su lugar y cuando eso finalmente sucedió, sus piernas parecieron ceder y Sehun se apresuró a sostenerlo para evitar que se lastimara. La cosa más extraña e impensable en una situación de ese tipo, sucedió entonces.


— ¡Eres un idiota! —Chilló, para luego morder su hombro izquierdo y luego abrazarlo.


Sehun estaba en blanco, intentando de algún modo darle sentido a todo.


— ¿Por qué no me dijiste desde antes? —Espetó—. Casi me desmayo ahí mismo. ¡Rayos!, de algún modo no parecía que pudiera ser posible, pero él se parece a ti y llegó gritándote papá.


— Lo lamento, lo lamento —consiguió decir luego de salir de su confusión—. Se supone que te lo iba a explicar en el camino a casa, pero me perdí en la conversación con mi tío y terminé dejándolo pasar —explicó apenado—. Lo lamento por la confusión.


Luhan resopló un poco irritado, presionando su cuerpo un poco más cerca del de Sehun. Permitiéndose desconectarse un poco del mundo y simplemente perderse en el hecho de ser sostenido por Sehun.


— Él tuvo un hijo —murmuró.


— No me gusta llamarlo su hijo —gruñó por lo bajo—. No cuando él dejó a noona a su suerte y sin ningún recurso para arreglárselas con respecto al embarazo.


— Parece un niño muy dulce —comentó, tratando de distraerlo y borrar aquella mueca de disgusto.


— Lo es —aseguró con una sonrisa en los labios—. Vas a amarlo una vez lo conozcas bien.


Luhan asintió a todas sus palabras, no por el hecho de dar todo por sentado completamente, sino porque el rostro alegre de su novio hubiese hecho que incluso dijera que la Luna era verde si eso era lo que de verdad quería para conseguir ver esa sonrisa suya.


— Mi tío prácticamente ya te adora, así que no será difícil que noona y DongYul se encariñen contigo —afirmó—. Así que seguramente cuando le digamos que tú y yo somos…


— No creo que eso sea buena idea —susurró, cortando su entusiasta oración.


Sehun deshizo el abrazo al escucharlo, dándole una mirada de total decepción. Un nudo se formó en su estómago y comenzó a juguetear con sus dedos nerviosamente, con la vista clavada en el suelo al no tener el valor suficiente para verlo a los ojos.


— So-Solamente será por ahora —musitó—. E-Es porque creo que deberíamos s-ser cu-cuidadosos…. y-ya que no sabemos cómo va reaccionar tu tío —balbuceó angustiado.


— Tienes razón —dijo luego de eternos minutos de completo silencio.


Sus ojos se elevaron hasta chocar con los orbes marrones de su novio, había una tenue sonrisita en sus labios, y si ya eso lo hacía sentir como la peor de las escorias, fue incluso millones de veces peor cuando él lo atrajo a sus brazos.


— De-Deberíamos volver —sugirió con un débil murmullo.


— Tienes razón —asintió, dando un par de pasos atrás, separándose por completo.


Luhan lo vio elevar su mano apenas, como si quisiera tomar la suya pero al final terminó por retroceder, aumentando mucho más aquel sentimiento de culpa con el cual Luhan ya cargaba tras sus acciones.


Durante su caminata de vuelta, Sehun realmente se esmeró en mostrarle que todo estaba absolutamente bien. Comenzando a contarle un par de anécdotas sobre sus días viviendo en aquel lugar.


Aun así, aunque Luhan asentía y sonreía lo mejor que podía al escucharlo, seguía completamente consciente de que realmente había hecho algo malo.


— Volvieron —dijo la madre de DongYul, tan pronto los vio cruzar la puerta.


Su sonrisa tensa no pasó desapercibida para Luhan, tampoco la manera en la que disimuladamente lo miró de pies a cabeza con cierto desdén.


— Entonces, tú debes ser…


— Mucho gusto, mi nombre es Luhan —se apresuró a decir.


— Ya veo —respondió simplemente—. Mi nombre es Myeong Suk —agregó sin mucho interés.


La tensión era densa en ese momento, era totalmente evidente que ella no estaba contenta con su presencia en aquel lugar y Luhan supo que Sehun también lo había notado tan sólo ver el ceño fruncido en su rostro.


— Noona…


— ¡Papi! —Chilló el pequeño infante, corriendo a su encuentro e interrumpiendo lo que estuviera por decirle a Myeong Suk.


— ¡Volvieron! —Exclamó felizmente el tío de su novio, uniéndose a ellos—. ¿Qué te parecieron los alrededores, Lu?


— E-Es un lugar muy lindo —comentó apenas.


— ¿Quién es él, papi? —Preguntó el niño, con una expresión de curiosidad.


Como si Luhan fuese alguna especie de ser extraño que sus ojos veían por primera vez en toda su joven vida.


— Él es Luhan —respondió con voz cálida—. Es… un amigo —musitó, logrando simplemente así que Luhan saboreara la amargura de sus palabras.


— ¿Y qué hace aquí? —Interrogó inocentemente.


— Bueno…


— Él está aquí seguramente para pasar navidad con Hunnie, cariño. Ya que desde hoy Hunnie comienza a vivir aquí definitivamente, supongo que su amigo se quedará unos días con él antes de volver a su casa —se adelantó Myeon Suk.


— ¿Sí? ¿Y por qué no te despediste antes como todos sus demás amigos? —Lo observó con su ceño fruncido, como si estuviera pensando realmente mucho en ello. Luhan se tensó sin poder evitarlo.


— DongYul, lo que pasa es…


— Basta de charlas —intervino el tío de Sehun—. Vayamos a comer y después podemos hablar de todo lo que quieran —indicó.


Todos ocuparon la mesa tal como Jung Sun les había pedido, Luhan se sentía entonces mil veces más nervioso que antes, al punto de sentir sus manos sudar y temblar sin control alguno. La sonrisa alentadora de Jung Sun no estaba ayudándolo en esa ocasión y ni siquiera podía apoyarse a Sehun al tenerlo al otro extremo, sentado entre Myeong Suk y su pequeño sobrino.


La comida fue servida por el tío de Sehun, quien alardeaba de que el platillo era su increíble especialidad y que Luhan nunca iba a probar nada igual. Él sonrió levemente al escuchar al hombre y seguidamente al pequeño niño, quien apoyaba alegremente lo que decía.


— Papi, ¿dónde está Jiāo Táng ? —Interrogó el inquieto pequeño—. Dijiste que él también vendría a vivir aquí con nosotros.


— Bu-Bueno…


— Cariño, basta de preguntas —reprendió cariñosamente su madre—. Discúlpalo Hunnie, es que él realmente ha estado muy feliz y emocionado desde que le dijimos que ibas a regresar a casa —sonrió tímidamente tras sus palabras.


El corazón de Luhan se oprimió, la comida que realmente sabía espléndida comenzó a saber a tierra y, pese a que ya llevaba un largo rato sintiéndose como el peor, el sentimiento únicamente aumentó. Desviando su mirada al ser incapaz de mirar al sonriente rostro del pequeño que pronto estaría llorando al enterarse del cambio de planes.


— Lu hyung, ¿por qué no comes? ¿No te gusto la comida del abuelo?


Todos lo miraban entonces, pero él simplemente prestaba atención a la expresión de preocupación absoluta que su novio tenía.


— N-No es eso —maquinó una sonrisa lamentable—. Es solamente que no estoy muy bien del estómago —se excusó.


— ¿Tienes náuseas? —Preguntó rápidamente Sehun.


— N-No, yo...


— ¿Te duele? ¿Comiste muchos dulces acaso? —Interrogó preocupado el pequeño.


— N-No, es porque estoy tomando medicina y me hace sentir un poco de malestar.


— ¿Es medicina para las pupas en tu carita? ¿Te caíste?


— L-Lo que pasa…


— Luhan no sé cayó, cielo —dijo Myeong—. Algunas veces los chicos mayores pelean entre ellos, aunque eso no debería hacerse.


— Myeong Suk —habló severamente Jung Sun.


— ¿Acaso no es eso? —Resopló—. No lo digo de mala manera, pero deberías evitar meterte en ese tipo de problemas por tu propio bien, Luhan. Minho es exactamente así y…


— Myeong Suk, ya basta —Llamó severamente Jung Sun, logrando incluso minimizar lo ruidoso que fue Luhan tras ponerse de pie bruscamente.


Todos estaban mirándolo de todas formas, él sonrió a cambio y se puso lo más derecho que pudo a pesar de sentir sus piernas temblar y sus emociones revolucionadas.


— Lo lamento, realmente me siento un poco indispuesto. ¿Podría salir un momento? —Preguntó todo lo cortes que pudo ser.


— Adelante, pequeño —respondió seriamente el mayor de todos los presentes.


Luhan apenas y asintió, caminando apresuradamente hasta estar fuera de la residencia, dando vueltas en el jardín delantero.


— Es-Está bien —murmuró—. Ella no lo dijo a propósito, así que está bien, Luhan. Todo está perfectamente, no te pongas nervioso —se dijo a sí mismo, esforzándose por sentirse en calma.


Sus ojos se centraron momentáneamente en el paisaje frente a él, sintiendo la suave caricia de la fría brisa de invierno. El invierno había llegado hacía un tiempo, las calles a esa hora eran frías y con cada respiración era capaz de ver su aliento como una pequeña nube de vapor.


— ¿Te sientes mejor?


Asintió sin más, sabía que se trataba de Sehun por lo que no lo miró y simplemente se dejó hacer, cuando él colocó sobre sus hombros lo que sabía era una manta.


— Lo lamento —musitó todavía de pie detrás suyo cuando decidió rodearlo en un reconfortante abrazo y descansar su mentón sobre su hombro izquierdo—. Myeon Suk noona siempre es así, pero ella no lo hizo con…


— Está bien —aseguró—. De algún modo, tal vez es porque no parecía realmente justo simplemente salir sin pagar aunque fuera un poco por todo lo que pasará a partir de ahora.


— ¿Pagar por lo que pasara? —Inquirió extrañado.


— Sehun —suspiró profundamente—, ellos contaban con el hecho de que ibas a quedarte. DongYul está muy feliz al pensar que va a ser así. Sin embargo, yo me porté egoísta y te pedí elegirme a mí, así que…


— No me estás obligando a nada —afirmó, estrechándolo un poco más fuerte, como si tratara de protegerlo de algo en particular.


— Lo sé —rió levemente—, pero de todos modos, yo creo que es justo pasar este incómodo momento ya que por mi culpa DongYul llorara al final, así que voy a estar bien —afirmó firmemente.


— Bǎobèi Lù —murmuró—. Tú no...


— No pasa nada —dijo tranquilamente—. Ahora vayamos dentro. —Sehun asintió un tanto inconforme por las pasadas palabras de su novio, además del hecho de tener que liberarlo y mantenerse al margen.


Volvieron a ocupar la mesa, y tan pronto el pequeño niño los vio comenzó con un interrogatorio sobre la salud de Luhan. Él descubrió pronto que el pequeño era adorablemente curioso y se dispuso a responder todas y cada una de las preguntas que él le hacía.


Fue capaz de sentir la penetrante mirada que Myeong Suk le dio durante cada segundo mientras estuvieron ahí, sin embargo, prefirió pasarlo por alto y centrarse en la charla que Jung Sun mantenía con él.


— De acuerdo, chicos —habló el mayor luego de que los platos fueron retirados de la mesa—. Lo mejor será que les muestre su habitación, deben estar cansados y también necesitan acomodarse.


Luhan sabía que seguramente aquello era más bien por el hecho de que descaradamente había mentido minutos atrás debido a su salud. Era obvio que el hombre estaba un tanto preocupado. Lo cual, aunque era realmente amable de su parte, también lo hacía sentir tremendamente culpable por mentirle.


— Eso sería genial, tío —dijo tranquilamente Sehun—. Ya casi es hora del medicamento de Luhan y eso siempre lo noquea.


Luhan le dio una mirada fulminante tan pronto lo escuchó decir aquello. Él por su parte únicamente se rió por ello.


— Andando —indicó el dueño de la residencia. Ambos lo siguieron al instante escaleras arriba—. Así que, como cierta persona no me dijo que venías —dijo, mirando mal a su sobrino—, no tuve tiempo de alistar algo para ti. Por lo que pueden dejar sus cosas en la antigua habitación de Sehun mientras trato de pensar en que hacer antes de que caiga la noche. —indicó con una expresión apenada.


— No hay problema —afirmó Luhan tranquilamente.


— ¿Seguro? La habitación está en el tercer piso y tú pareces tenerla difícil por ahora.


— Estaré bien.


Su respuesta fue para restarle importancia y esbozó una gran sonrisa, muy a pesar de que hizo una mueca para sus adentros. No por el hecho de que le disgustara que el hombre se preocupara por él, sino más bien porque la verdad era que todavía tenía ciertos problemas para moverse adecuadamente y un tercer piso no se escuchaba muy agradable.


— ¿Sabes?, la habitación de Sehun incluso ahora es la única en el tercer piso que se utiliza como dormitorio —comentó—. Myeong Suk, DonYul y yo ocupamos todo el segundo piso, mientras que en el tercero además de la habitación de Hunnie, solamente está mi estudio personal y algo así como un gimnasio.


Luhan asintió cuando el hombre lo miró por sobre el hombro, porque era obvio que la explicación era por completo para él. La alegre voz de DongYul se escuchó tan pronto llegaron al tercer piso, informándole al hombre mayor que tenía una llamada.


Él se excusó, pidiéndole a Sehun llevarlo a la habitación antes de marcharse tras darle una mirada significativa a su sobrino y una sonrisa cálida a Luhan. Miró en dirección a Sehun, a la espera de que él le dijera cuál era la puerta que daba acceso a su habitación, pero él simplemente se quedó de pie en las escaleras hasta que su tío no estuvo a la vista.


Sonrió de la nada y sin darle tiempo para preguntarle nada, él tomó su mano guiándolo a la primera puerta del pasillo.


— ¿Listo para ver mi habitación? —Preguntó sonriente.


— Yo ya he visto tu habitación antes —le recordó un tanto confundido.


— No. Tú viste un simple cuarto que realmente no tenía nada porque desde siempre supe que tarde o temprano iba a salir de esa casa —explicó—. Está habitación en cambio… Bueno, ve por ti mismo.


Entró cautelosamente, sin realmente tener idea alguna de que esperar y con la curiosidad incitándolo. Dentro, no era diferente a la habitación de cualquier otro muchacho en los primeros años de adolescencia.


Con las paredes pintadas de su color favorito, una cama ordenada con mantas del mismo color de las paredes, algunas figurillas de acción aquí y allá, un armario con algunos stickers en él y uno que otro póster en la pared, además de varias cosas más.


Sin embargo, todo eso en sí mismo era lo sorprendente, porque la realidad era que Sehun jamás había tenido nada parecido en su antiguo hogar. Todo aquello era algo que en realidad Luhan veía por primera vez, y no por el hecho de que no supiese que su novio gustaba de varias de esas cosas, sino más bien porque de algún modo era algo que no estaba acostumbrado a ver.


— ¿Qué opinas? —Preguntó luego de un rato de dejarlo curiosear.


— Me gusta —respondió sonriente, ya que al final había decidido que definitivamente la habitación encajaba perfectamente con él.


— Naturalmente, esta es la habitación de un niño de trece años y algunas cosas ya no son de mi completo agrado —comentó, apuntando con su pulgar al póster de algún cómic que en realidad Luhan no conocía.


— De todas formas, me gusta mucho. Ya que todas estas cosas, sea que te sigan gustando o no, muestran que estando aquí estabas feliz y cómodo.


— ¿Es así? —Interrogó con esa sonrisa ladina que ponía siempre que quería algo.


— ¿Y si comenzamos a desempacar? —Soltó aprisa, tratando de desviar su atención.


— Bǎobèi Lù —susurró, sujetando suavemente su mano.


— ¿S-Sí?


La distancia comenzó a desaparecer, Luhan sentía sus latidos por cada rincón de su cuerpo y sus piernas temblaron simplemente por el hecho de que su novio acunó su rostro y besó su mejilla tiernamente.


— Estás sonrojado, bebé —comentó con un murmullo.


— Es-Espera… a-alguien po-podría entrar —balbuceó nervioso, empujando con sus manos sobre su pecho al percatarse del próximo movimiento que él estaba por hacer.


— Nadie lo hará —prometió, acortando cada vez más la distancia.


— T-Tú no sabes eso —bufó, empujando un poco más.


— ‘非常‘—急,請“‘吻你 (W’ f“icháng zhāojí, qǐng ràng w’ wěn nǐ) —susurró, empleando ese tono de voz que bien sabía que desarmada a Luhan y lo hacía salir de con la suya.


*Estoy muy ansioso, por favor déjame besarte.


— E-Eso es jugar sucio —se quejó con las mejillas encendidas.


— Entonces tomaré eso como un sí —sonrió triunfante.


Aguardo con el corazón revolucionado, con ganas de que el momento finalmente llegará y él fuera por ello sin más. Por alguna razón contuvo la respiración y, cuando finalmente sus labios se rozaron, un golpe en la puerta lo hizo empujar un poco demasiado fuerte al más alto.


Dirigiendo una mirada angustiada a la entrada, por la cual un pequeño niño ingresó con una sonrisa resplandeciente y un montón de juguetes en las manos. Volvió su vista a su novio, él no estaba contento, parecía más bien herido y confundido por sus acciones.


— Se…


— ¡Juega conmigo, papi! —Solicitó el pequeño.


Sehun frunció el ceño aun cuando terminó por asentir de todas formas, no se atrevió a intervenir y se limitó a asentir cuando el amablemente le pidió que tomara su medicamento y descansará, antes de salir de la habitación con nada más una sonrisa apagada dirigida a él.


Al estar solo, finalmente pudo reprocharse todo lo sucedido y decirse que debía buscar una solución a todo lo que ya había causado. Sin embargo, solamente parecía haber una solución posible y mentiría por completo si no admitiera que era la que más le aterraba.


***


Algunas horas después, y luego de que DongYul decidiera ir con su mamá a algún lugar, Sehun estaba de pie frente a su habitación, son su diestra en el pomo de la puerta, pero sin atreverse a abrirla. Ya que, de alguna manera, algo no estaba bien luego de aquel incómodo momento con Luhan.


— Hun, que bueno que te veo —habló su tío al otro lado del pasillo.


— ¿Me buscabas? —Interrogó curioso.


— Algo así —sonrió ampliamente—. Ven conmigo —pidió risueño.


Lo siguió sin objeción hasta su despacho, tomando asiento justo en el lugar que el mayor señaló, mientras que él rodeó el escritorio, ocupando el lugar tras él, dándole esa mirada penetrante y severa que empleaba cuando hacía alguna travesura en la escuela.


— ¿Qué te pasó en el rostro? —Preguntó sin rodeos, a sólo seis segundos de estar solo mirándose entre sí—. Y muy bien sabes que no es referente a los piercings, pero estaba seguro que un momento atrás no me dirías porque Luhan estaba ahí y lo dejé pasar. Por lo que, quiero la verdad ahora.


— Minho —respondió con simpleza.


— Jodido bastardo —masculló entre dientes—. Es obvio pensar que lo de Luhan…


— No lo menciones frente a él —pidió seriamente.


— Por supuesto que no lo haré, sin embargo, yo espero que tú me cuentes todo lo que pasó.


Sehun asintió, a sabiendas de que eso no era un simple pedido nada más. Suspiró pesadamente, acomodándose mejor en su sitio mientras se perdía en todo lo sucedido durante el último mes antes de, finalmente, comenzar a hablar.


— A decir verdad, me sorprende que no mataran al bastardo mucho antes que esto —masculló entre dientes, una vez Sehun terminó con su relato de lo ocurrido.


— Pienso lo mismo —resopló—. En todo caso... ¿Vas a decirle a Myeong Suk noona?


— No, pero no porque crea que le afecte el hecho de que él esté muerto. Ella probablemente estará feliz por ello, ya que realmente lo odia, así que en realidad es innecesario decirle —se encogió de hombros.


— Tienes razón.


— Así que… ¿qué tal lo está haciendo él?


Sehun supo al instante que se refería lo que Minho había hecho a Luhan, apretó los puños momentáneamente para no dejarse llevar por la rabia que el mero recuerdo de todo eso le provocaba e inhaló profundamente.


— Yo espero que a partir de ahora todo este bien. Él ya no puede hacerle daño nunca más.


— Tienes toda la razón, además ahora te tiene a ti —comentó seriamente, mirándolo de forma penetrante.


— Tío…


— Oye —interrumpió felizmente—, juega conmigo una partida de ajedrez como cuando eras niño. Hace tiempo que quiero una partida de ajedrez decente —comentó, esbozando una gran sonrisa.


Sehun asintió sin chistar, siguiendo los movimientos del mayor al levantarse para buscar el tablero. Una vez volvió e igual que cuando era niño, él comenzó colocar el tablero, charlando animadamente sobre el cómo, aunque estaba tratando de enseñarle a DongYul a jugar, el menor siempre se aburría y se iba.


El juego comenzó poco después y pronto Sehun se concentró tanto en él, que terminó por desconectarse por completo de todo lo que no fuera estar seguro de su siguiente movimiento.


— ¿Y bien? —Interrogó de la nada el mayor, tras de varios minutos de estar inmersos en su juego.


Sehun lo miró seriamente, la culpa era evidente en sus ojos y el mayor simplemente sonrió para alentarlo a dejar salir eso que probablemente no tenía idea alguna de cómo comunicarle a pesar de que la presencia del adorable niño castaño lo hacía más que evidente.


— Yo… —Comenzó inseguro.


— No quieres vivir aquí —afirmó sin titubeos.


Su sobrino le dio una expresión de total asombro, para finalmente asentir y bajar la cabeza pareciendo más que avergonzado.


— No tienes porqué sentirte mal por eso, Sehun —lo animó, mostrándole su expresión más cariñosa y comprensiva—. Yo lo supe desde el segundo en que vi al pequeño Luhan justo a tu lado.


— Lo lamento, yo fui quien te pidió esto y al final…


— Hijo —intervino—, yo supe que difícilmente tú regresarías a mi lado una vez te dejara ir. Sin embargo, yo estoy bien con ello, porque sin duda alguna te ves feliz a pesar de todo.


El menor lo observó seriamente luego de escucharlo decir eso, algo estaba por decirle y él pacientemente aguardo a lo que fuera.


— Luhan es mi novio —confesó finalmente y esperó.


— Lo sé —rió divertido—. Tú nunca ocultaste tus sentimientos precisamente.


— ¿Estás bien con ello? —Interrogó igual de serio.


— Hunnie, si yo estoy o no de acuerdo con ello es lo de menos, lo único que a mí me importa es saber que tú eres feliz.


— Lo soy —aseguró, sonriendo deslumbrantemente entonces.


— Entonces yo apruebo por completo a Luhan.


— Gracias —musitó, viéndose totalmente aliviado con sus palabras—. Pero… ¿podrías no decirle que lo sabes?


— ¿Él no quiere que lo sepa?


— Tiene miedo de tu reacción —admitió.


— Lo entiendo a la perfección. Es decir, el que él admita su relación no va ser nada fácil, van a ser juzgados, rechazados e incluso acosados, por lo que yo comprendo que él tenga miedo todavía —dijo comprensivamente—. Tendrás que tener mucha paciencia.


— Lo sé desde el principio y no me importa —afirmó sin titubear—. Además, creo que él también teme que tú me hagas lo mismo que mis padres —explicó un tanto triste.


— Ellos lo saben y te echaron, ¿no es así? —Sehun lo miró asombrado, puesto que todavía no le decía nada de eso—. Sehun, en realidad te confieso que yo ya sabía sobre todo.


— ¿Cómo es que tú…?


— Kyung Min me lo dijo —confesó, dejando al menor atónito y probablemente molesto—. Por favor te pido que no te enojes con él, porque él solamente estaba pensando en ti cuando me llamó. Él estaba tan molesto entonces que no paraba de llorar y maldecir a tus padres.


— Ya veo.


— Hijo, con el riesgo de que esto vaya a molestar o hasta vaya a herir tus sentimientos, yo he hecho algo.


— ¿Hiciste algo? —Inquirió confundido.


Su tío asintió, suspirando profundamente mientras se ponía de pie y se dirigía a un librero para tomar un folio que seguidamente le entregó. Él comenzó a revisar el documento que contenía y para cuando finalmente lo comprendió todo, su rostro se volvió una máscara de pura tristeza.


— Hace casi dos semanas fui a Seúl para solicitar la firma de tus padres, ellos no pusieron objeción alguna y luego de llevar toda la documentación pertinente, solamente estoy a la espera de la audiencia para la decisión final. Sin embargo, mi abogado dijo que es poco probable que no consiga tu custodia.


— Bien —musitó.


— Hun, sé que te duele el que ella te haga esto, pero yo no podía dejar las cosas así. Te mereces algo mucho mejor y si todo va como lo tengo planeado, el siguiente año conseguiré ser trasladado a una unidad en Seúl para por lo menos estar un poco más cerca de ti.


Él asintió con un nudo en la garganta, porque tan feliz como se sentía de saber que su tío lo amaba tanto como para querer protegerlo y darle una familia, su madre lo cedía como si fuera cualquier cosa.


— Sehun, ¿sabes por qué no importa si no encuentro alguien para formar una familia? —Sehun negó, sin tener idea de a que veía aquello—. Es porque yo ya tengo un hijo —afirmó, mirándolo con adoración—. Tú, Oh Sehun, eres mi más grande orgullo y desde el momento en que esa mujer te hizo subir a aquel bus conmigo, tú ya eras mi hijo y yo me juré que mientras yo viviera, nunca ibas a estar solo. Así que, ya sea que quieras vivir aquí conmigo o en Seúl por tu cuenta, de todas formas tú puedes llamarme y yo iré para estar a tu lado pase lo que pase.


— Gracias —murmuró con voz temblorosa.


— Gracias a ti, Hun. Tú me volviste un mejor hombre —sonrió con orgullo.


— Entonces… —Habló, tomando una profunda respiración—. ¿Esperas que yo te llame papá o algo así? —Bromeó para romper la incómoda atmósfera. Su tío rió con ganas por eso.


— Solamente mientras Luhan sea tu novio, así yo podré ir por la calle diciéndole a todos lo malditamente adorable que es mi yerno. Por lo que, si él te abandona, voy a sacarte de mi testamento —dijo divertido, consiguiendo alegrar al menor un poco.


— Él va a patearte si te escuchar decirle adorable —comentó entre risas.


— No lo dudo, es un chico realmente único en su tipo. —Sehun rió y asintió completamente de acuerdo con ello—. En fin —suspiró—, ahora tengo mucha curiosidad sobre tu relación. Así que… ¿Ya lo besaste? —Preguntó con una sonrisa traviesa, entre tanto el rostro del menor se volvía un poema de color rojo.


— ¿Qué diablos te importa eso? —Espetó sumamente abochornado.


— Eso quiere decir que no —resopló y frunció el ceño. 


— No, eso quiere decir que yo no voy a contarte sobre lo que hago o no con Luhan —bufó.


— ¿De verdad ni un beso? —Soltó con tono dramático—. Yo no te eduque de esa forma, Sehun —soltó falsamente decepcionado.


— Tan sólo cierra la boca —exigió—. Y para tú información obviamente ya lo he besado —bufó indignado.


— ¿Sólo besar? —Interrogó, moviendo sugestivamente las cejas.


— ¡¿Estás loco?! —Exclamó con el rostro totalmente sonrojado—. Luhan está herido, tiene miedo aún y además estábamos quedándonos en casa de sus padres. ¿Por qué clase de pervertido me tomas? —Espetó escandalizado.


— Bueno… —Pausó dramáticamente—. Ahora mismo él ya está mucho mejor, está no es la casa de sus padres y las paredes son a prueba de sonido —comentó, guiñando a su sobrino exageradamente.


El rostro del menor se volvió más rojo aún, le mostró el dedo miedo y salió de ahí dando pisotones mientras que él se reía a carcajadas.


— Jodido degenerado —refunfuñó mientras entraba en su habitación.


— ¿De quién hablas? —Preguntó Luhan al otro lado de la habitación.


— Del idiota de…


Todo se fue al demonio tan pronto elevó la vista.


— ...mi tío —susurró apenas.


— ¿Por qué?


Se veía adorablemente confundido ahí sentado en la cama, su cabello mojado y el hecho de que no usara nada de la cintura hacia arriba, obviaba el hecho de que recién salía de la ducha. Además, de que probablemente lo estaba esperando.


— ¿Pasó algo? —Interrogó curioso.


Sehun se aclaró la garganta, negándose a sí mismo que acaba de recordar las tonterías que el mayor le acaba de decir y avanzando hasta donde Luhan estaba para quitar de sus manos la toalla que usaba para secar su cabello y hacerlo él mismo.


— Le gusta molestarme, es todo —respondió, esperando no estar sonrojado.


— Sí, lo noté —rió levemente.


— ¿Quieres que te ayude con las vendas? —Luhan inmediatamente asintió.


Lo vio darle la espalda y, por alguna maldita razón, todo aquello que no había notado al pasar de las semanas anteriores, parecía estar lanzándose frente a su cara luego de las estúpidas bromas de su tío.


Luhan tenía un bonito cuello, sus hombros eran delgados, y no era que no lo hubiera notado antes nada de eso, simplemente era que estaba comenzando a pensar tonterías gracias al idiota de su tío. Joder, él debía estar muy mal de la cabeza si estaba ahí prestando atención a cosas así cuando Luhan esperaba que revisara la quemadura y no en el hecho de que, de la nada, decidía pensar que su piel se veía realmente suave.


— ¿Cómo se ve?


— ¿Cómo se ve qué? —Preguntó aturdido.


— La quemadura —lo observó por sobre el hombro, interrogante por su falta de atención.


— Ah, bi-bien. —Luhan le dió una expresión aún más confundida—. M-Me refiero a que ya no se ve tan mal, parece sanar sin problemas —agregó, maldiciéndose para sus adentros por su distracción.


— ¿Crees que se note mucho la cicatriz? —Musitó débilmente.


Eso bastó para enfriarle por completo la cabeza, lo rodeó apenas entre sus brazos y plantó un beso en su mejilla.


— Apenas y se ve —mintió, mirándolo a los ojos.


Luhan sonrió, no por la respuesta, sino porque sabía que él mentía para hacerlo feliz, recordándole así lo mucho que Sehun lo atesoraba y protegía. Sin embargo, también empeoraba la culpa que sentía por sus acciones.


— S-Sobre lo de hace un rato… —comenzó con un murmullo, a pesar de no estar muy seguro de lo que diría—. Creo que…


— Quieres que mantenga mis manos para mí mismo —dijo por él, eso que a Luhan le costaba dejar salir.


— Es solamente que…


— Lo entiendo, cariño —aseguró con una radiante sonrisa.


— ¿De verdad? —Inquirió sorprendido.


— Luhan, yo realmente no me di cuenta que me gustaba un chico y lo acepté de buenas a primeras —rió tras decir aquello—. Entiendo tus preocupaciones y no voy a presionar —prometió tranquilamente para tal vez así borrar la preocupación en su mirada—. Entonces, una vez aclarado todo, vamos a cambiarte las vendas.


— Te quiero —musitó, sosteniendo su mano antes de que se pusiera de pie del todo.


— Lo sé, Bǎobèi Lù —revolvió su cabello con su mano libre y fue en busca de lo que necesitaba.


Luhan se veía realmente cómodo cuando volvió, la sonrisa en su rostro valía pasar por todas esas pequeñas cosas en el fondo de verdad no le gustaban. Se concentró en prestar atención a los planes que Luhan estaba haciendo para su tiempo ahí, al menos hasta que los ridículos comentario de su tío lo hicieron dejar la conversación de lado.


Una vez más sus ojos se concentraron en la suave piel de la espalda de su novio, su nuca y en la curva entre sus hombros y cuello. Siempre había sido cuidadoso en la forma en la que colocaba los vendajes por miedo a lastimarlo y, pese a ello, no tardó en descubrir que en realidad sus dedos estaban rozando más de lo debido.


Tragó duro, sintiéndose estúpidamente tímido ante una situación tal vez incluso inocente, y no pudo evitar sobresaltarse cuando Luhan rió de la nada.


— Hace cosquillas —dijo con una expresión demasiado linda.


Dios, para esas alturas él sabía que quería algo más que hacerle cosquillas.


— Lo siento —susurró nerviosamente.


— Está bien, a mí me gusta la forma en que la que tus manos lo hacen —comentó ingenuamente. Sehun, por otro lado, sintió el aire atorarse en sus pulmones—. YanYan jiějiě siempre me ponía las vendas con demasiada brusquedad, pero estaba esforzándose y no me atrevía a decirle que era un tanto molesto.


Sehun asintió como un tonto, las manos estaban temblándole y para cuando su novio lo miró, preguntándole si estaba bien, una vez más asintió torpemente. Todo pareció volver a su curso normal minutos más tarde que su tío los llamara para la merienda.


Luhan estaba mucho más tranquilo y eso lo hacía secretamente feliz, porque en definitiva él estaba ganándose a su familia, excluyendo por supuesto a Myeong Suk que parecía no desear algo que no fuera que Luhan se esfumara.


Su sobrino, por otro lado, estaba encantado con las historias que Luhan le contaba sobre China, como si se tratara de un planeta desconocido y el castaño fuera la criatura más impresionante que había visto nunca jamás.


— Abuelo, ¿puedo ir yo también a Beiming? —Preguntó con una mirada de centellante emoción.


— Es Beijing, y claro que iremos alguna vez —dijo felizmente.


— ¡Sí! —Chilló emocionado—. Yo también iré a Beiming, Luhan hyung —saltó felizmente, tirando de la camiseta de Luhan—. Vamos a visitarte para que me muestres todos los lugares lindos.


— Por supuesto que lo haré —prometió con esa dulce sonrisa que derretía el corazón de Sehun.


— Bueno, es hora de que todos los niños buenos vayan a dormir, así que… —Miró en dirección al menor de todos—. Despídete ya de tío Hun y de Luhan —indicó.


— ¡Sí señor! —Rió divertido, corriendo para abrazar a su tío y seguidamente a Luhan, quien apenas pudo reaccionar—. Buenas noches, papi. Buenas noches, Luhan hyung.


El pequeño prácticamente rebotaba mientras iba de la mano de su madre, sin dejar de decirle que irían a China para conocer todos esos lugares de los que Luhan le había contado. Jung Sun sonrió enternecido por ello, antes de volver a poner su atención en ellos.


— Bueno, Luhan —comenzó, luciendo un tanto apenado—, como ya te había dicho con anterioridad, y por la muy obvia culpa de mi estúpido sobrino que no se tomó la molestia de decirme que vendrías, no tengo idea de que hacer respecto a una cama provisional para ti. Así que…


— N-No se preocupe, yo puedo…


— Si vas a decir que duermes en el suelo, sacaré a Sehun a dormir a la calle —advirtió.


— ¡¿Y a mí por qué?!


— ¿Acaso prefieres que saque a Luhan? —Arqueó una ceja como desafiándolo.


— Jódete —farfulló malhumorado.


— Como decía —continuó—, espero que no te moleste, pero… ¿podrían dormir juntos? —Pidió, juntando sus manos para respaldar su pedido.


Sehun le dio una mirada fulminante mientras Luhan estaba sin habla.


— La cama de Sehun tiene el espacio suficiente, puesto que el niño idiota no dejaba de caerse de su cama individual y tuve que hacer algo al respecto —bufó—. Además, ninguno de los dos puede dormir en el suelo con este maldito frío de mierda, entonces…


— No hay problema —respondió al instante Luhan—. De todas formas, no sería la primera vez ni nada.


El mayor sonrió pícaramente, dándole a su sobrino una mirada traviesa que él respondió con una seña obscena aprovechando que Luhan no estaba mirando.


— Está arreglado entonces. Ahora vayan a dormir, porque mañana Luhan y yo iremos a dar un tour —informó alegremente.


Sehun puso los ojos en blanco e hizo un ademan a su novio para que lo siguiera. Muy dentro de su ser, él esperaba que todo fuera como siempre una vez estuvieran de vuelta en su habitación, pero tan pronto cruzaron la puerta, los nervios lo invadieron.


Maldijo a su tío por ser el causante de eso, puesto que para esos momentos Sehun estaba culpándolo al cien por ciento de hacerlo consciente de detalles que antes había pasado por alto completamente.


Como el hecho de que Luhan tenía algo por dormir abrazado a él, lo cual era extremadamente lindo y sí, también lo hacía sentir como un estúpido súper orgulloso de tener tal honor.


Lamentablemente, para él, también resultaba que solo hasta ese preciso momento, tuvo la brillante idea de notar lo cerca que estaban sus cuerpos y del hecho de que su novio tenía ese hábito de entrelazar sus piernas con las suyas.


Sehun admitía a ese punto que, aunque tal vez en algún lado había leído que era algo muy íntimo y que significaba que la relación tenía emociones muy intensas, también empeoraba mucho más la situación, ya que entonces era aún más consciente de cada movimiento que Luhan hacía durante su sueño. Algo que no era de ayuda precisamente.


Otro de sus dilemas estaba en el hecho de que Luhan gustaba de ocultar su rostro en el hueco de su cuello, acción que al principio le resultó extremadamente adorable. Sin embargo, ahora que notaba el suave cosquilleo de su respiración y el ocasional roce de sus labios, no podía evitar sentirse diferente respecto a ello.


Por supuesto que por diferente, en realidad se refería a un tanto excitado, además de ruín por estar ahí pensando todo aquello cuando su novio dormía inocentemente en sus brazos desde que el reloj había marcado las 10:30 pm.


Sin embargo, eran las 03:00 am y Sehun continuaba ahí, paralizado por temor a que cualquier movimiento, por pequeño que fuera, despertara a Luhan y, como si de un adivino se tratase, descubriera sus sucios pensamientos con solamente mirarlo.


Bien, tal vez era únicamente que hacía una tormenta en un vaso de agua, estaba plenamente enterado que exagerada demasiado las cosas, pero de todos modos se tensó tan pronto escuchó a Luhan suspirar y lo sintió removerse.


Los ojos de Sehun fueron inmediatamente a sus labios, maldiciendo al universo entero tras recordar que Luhan había pedido mantener la distancia. Gruñó para sus adentros, insultando a la jodida razón de que, pese a que él estaba esforzándose por dar por sentado sus sentimientos, casi siempre conseguirlo traía consigo miedos e inseguridades.


Lo odiaba, sin embargo, muy a pesar de que se dijo a sí mismo que no podía reprochar por ello cuando él mismo había estado horrorizado la primera vez que se dio cuenta que sus sentimientos por Luhan no eran de amistad. Maldición, él ni siquiera se atrevía a mirar aquella fotografía de Luhan sin sentirse como alguna especie de degenerado, tras descubrir el otro sentimiento que venía junto con el amor.


Y como si no fuese suficiente estrés, en ese momento, recordar aquello únicamente lo jodida más. La situación no podía ser más molesta y todo era culpa del bastardo que probablemente estaba dormido tranquilamente en el piso de abajo.


— ¿Sehun? —Murmuró adormilado su novio.


Parecía un poco desorientado y tenía el ceño levemente fruncido, se removió hasta alcanzar algo de la mesita de la noche y resopló tan pronto revisó la pantalla de su móvil.


— Son las tres y media de la mañana. ¿Qué haces despierto? —Preguntó, aun escuchándose somnoliento.


— Yo… —Sehun realmente pensó una buena excusa, pero no parecía haberla—. Un gato estaba maullando muy fuerte y me desperté por el ruido.


Y sí, eso había sido realmente lamentable.


— ¿Un gato? —Tuvo la osadía de asentir incluso—. ¿A esta hora? ¿Con este frío? —Luhan lo veía con escepticismo, retándolo a sostener su historia ridícula y de todas formas Sehun asintió.


— Mejor no me hagas caso y vuelve a dormir —sugirió, sonriendo nerviosamente.


— Esto no es por lo de momentos atrás, ¿verdad? —Interrogó con un tono de culpabilidad.


— Claro que no, Bǎobèi Lù —sonrió cariñosamente—. Yo comprendo por completo y haré lo posible por que te sientas cómodo.


— Te quiero tanto —dijo alegremente, abrazándolo con fuerza.


Para que con únicamente ello, Sehun se sintiese completamente dichoso. Era consciente que esa no era la declaración que realmente quería como definitiva, pero el hecho de que él lograra decirle un te quiero tan fácilmente, sabía que era un paso importante para su relación.


— Vamos, ya es tarde, así que vuelve a dormir.


— No —se incorporó hasta lograr sentarse—, creo que mejor me quedaré despierto contigo. Quien sabe, tal vez escuchemos al gato de nuevo —se burló.


Sehun se rió con ganas de aquello, sabía que para él realmente jamás sería sencillo engañar a Luhan y pese a ello, de todos modos, tenía la confianza de que su novio no presionaría para obligarlo a decirle cuál era el problema si en primer lugar él no le contaba primero.


En este caso en especial, no era como que estuviera muy deseoso de compartir con Luhan que por culpa de su tío acaba de recordar que, en algún punto, él aspiraba a llevar su relación más allá de solamente tomarse de las manos y besarse. Diablos, Luhan estaba comenzando a liberarse de las inseguridades y él ni siquiera quería imaginarse cómo iba a reaccionar cuando de la nada llegará explicarle a cómo funcionaba el sexo entre dos chicos.


— Sehun —llamó Luhan, mirándolo con ojos entrecerrados.


— Lo lamento. ¿Qué me decías? —Sonrió apenado.


Él resopló de forma adorable, haciendo una mueca de exasperación incluso, pero de todas formas Sehun sabía que él le diría.


— Te estaba diciendo que tu familia realmente me gusta y por eso quería hacer algo por ellos.


— Oh, cariño —dijo conmovido—. Mi tío ya te quiere y apuesto a que DongYul ya comienza a encariñarse contigo, no es necesario que hagas nada por ellos.


— Pero quiero hacerlo —insistió.


— ¿Qué tienes en mente entonces?


— Haré conejitos —contestó felizmente.


— ¿Qué? —Lo miró desconcertado.


— Como los de mamá —explicó—. Vayamos mañana a buscar todo y así yo pueda hacer el desayuno.


— Bueno, el mercado generalmente abre a eso de las seis treinta de la mañana, así que podría llevarte.


— Sería perfecto —celebró.


Sehun asintió embobado por la expresión de total entusiasmo y determinación de su novio, porque aun cuando era verdad que él no necesitaba nada para agradar a su tío y sobrino, de todas formas era bellísimo verlo esforzarse por ganarse a su familia.


El resto de sus horas la pasaron con Luhan diciéndole todos sus planes una vez que el sol saliera y él escuchando atentamente, emocionado por ver una vez más sus ojos castaños brillando de alegría y no ocultos bajo aquel velo de absoluto miedo.


Luhan lo hizo salir de la cama y atravesar con él las desiertas calles del barrio donde había pasado parte de su infancia, exactamente a las cinco treinta de la mañana. Afuera estaba helando, todavía el manto nocturno cubría el cielo y de todas manos se aferró a la mano de Luhan mientras corrían calle abajo.


El sonido de las olas fue lo siguiente que escuchó al llegar al final de la calle y Luhan lo guiaba hasta que bajo sus pies solamente hubo la arena de mar.


— ¿Por qué…?


— Quiero ver el amanecer contigo —fue su sencilla respuesta.


Ambos guardaron pacientemente, y mientras que Luhan tenía la vista fija en el horizonte a la espera del Sol. Sehun no podía quitarle los ojos de encima al chico a su lado, centrado en el presentimiento de que algo estaba por pasar y que no tenía que ver con la imagen que Luhan esperaba.


— ¡Está pasando! —Exclamó Luhan con asombro e inmensa emoción.


Su expresión en ese momento era igual a la de su infancia, cuando fue hasta él y tomó su mano invitándolo a jugar por primera vez. Era como estar de pie frente a la más bella revelación que jamás hubiese tenido. La sonrisa que él estaba mostrándole era tan resplandeciente como los primeros rayos del sol que iluminaban el firmamento.


— ¡Es hermoso!


— Lo es —murmuró, hipnotizado por la única persona que hasta entonces lograba obtener su atención con un solo pestañeo.


Le bastó un segundo a Sehun para saber que estaba completamente perdido y que a partir de ese momento no había camino de retorno. Mientras, que un vistazo de los brillantes ojos de Luhan fue lo que le tomó para darse cuenta que ahí, en ese preciso momento, su vida realmente estaba iniciando y que, pese a lo mucho que había pensado que no era posible, parecía que podría ser feliz.


— ¿Te gusta? —Preguntó, tímidamente.


— Mucho —respondió, pese a que en realidad ni siquiera estaba mirando la salida del Sol.


— Genial —sonrió divinamente—. Realmente pensé en ello, además tú siempre haces cosas como estas por mí y por eso…


Sehun no pudo evitar dejar ir una suave risita, adorando la forma en que Luhan frunció el ceño e hizo un puchero como si lo retara a decirle que era lo que le resultaba gracioso.


— Eres adorable, nene —dijo risueño, envolviéndolo en sus brazos.


Él se quejó, aun cuando lo abrazó de vuelta, incrementando todavía más aquella preciosa sensación de total calma y seguridad.


— Oye, tal vez lo mejor sería irnos ahora. Mi tío no es precisamente el tipo de dormir hasta tarde —comentó.


— ¡Es verdad! —Chilló, tomando la mano de su novio para arrastrarlo fuera de la playa.


Caminaron tranquilamente por las calles que Sehun conocía de memoria, donde todos los días sus actividades empezaban muy temprano en la mañana. Recibieron muchas miradas curiosas mientras andaban y uno que otro saludo de las escasas personas que lograban reconocer al muchacho que alguna vez caminó por esas mismas calles siendo un niño.


Todo parecía casi igual, había algunas caras nuevas y otras tantas no tanto. Le contó a Luhan una que otra anécdota de su tiempo ahí y, por sobre todo, reafirmó para sí mismo el hecho de que amaba estar a solas con su novio.


Ver en sus ojos reflejado todo ese inmenso afecto cada vez que él lo miraba, era la cosa más impresionantemente gratificante en su vida. Escucharlo reír con ganas se había convertido como en un objetivo que le producía la más bella emoción y su actividad favorita.


— ¿Estás seguro de que no quieres que te ayude? —Interrogó, asomando su cabeza desde la puerta de la cocina.


Luhan lo había echado de ella tan pronto habían llegado, pese a lo mucho que insistía en ayudar. Él le dio una mirada de falsa molestia y volvió a decirle que se fuera. Ocupó un lugar en la barra a pesar de las protestas ajenas y se dedicó a mirarlo ir de un lugar a otro.


Varios minutos más tarde, la estufa estaba a su máxima capacidad, los conejitos estaban ya en el horno, había mil ingredientes diferentes en la barra listos para ser agregados a alguna de las varias preparaciones, la cocina estaba saturada con los diferentes aromas de los platillos que ahí se preparaban y Luhan era la cosita más preciosa del mundo todo concentrado en lo que hacía.


A ese punto Sehun sentía que podría derretirse de amor si su novio se aventuraba a mirarlo, él lo hizo y Sehun casi se atragantó por eso. Recibiendo una mirada interrogante de parte del castaño, que únicamente se acercó para tomar algunas cosas que necesitaba.


— ¿Terminaste? —Preguntó entusiasmado, justo cuando escuchó que el movimiento empezaba en el segundo piso y Luhan suspiró profundamente.


— Solamente hay que ponerlo en la mesa —dijo, viéndose completamente satisfecho con su trabajo—. Y sí, Sehun, puedes ayudarme ahora —rió por la expresión que él puso al escucharlo adelantarse a lo que estaba por decir.


De todos modos él saltó de su asiento y se apresuró a la cocina para ayudarlo a servir todo y colocarlo en la mesa. Luhan lucía infinitamente orgulloso una vez la mesa estuvo lista y Sehun quería besarlo tan mal.


— ¿Qué es todo esto? —Soltó Myeong Suk tan pronto cruzó la puerta del comedor.


— Luhan preparó el desayuno —respondió Sehun, completamente orgulloso de su novio.


— No pregunte quien lo hizo, sino que es —farfulló disgustada.


El ánimo de Luhan se esfumó en un parpadeó y Sehun le envió una mirada hostil a la madre de su sobrino, desafiando a hacer algún otro comentario.


— Yo tan sólo…


— ¿Qué tiene de malo la comida? —Espetó Sehun, adelantándose a cualquier cosa que Luhan fuese a decir.


— ¿Qué tiene de malo, dices? —Bufó—. Tu tío detesta la comida china —señaló con fastidio.


Y así de simple, toda la alegría de Luhan se había ido y fue reemplazada por pura decepción. Sehun no tenía idea alguna de que decir para arreglar la situación o para detener a Myeong Suk cuando se acercó a la mesa con claras intenciones de deshacerse de todos los platillos en los que Luhan se había esforzado tanto.


— Eso no es verdad, mi tío nunca ha dicho eso —se adelantó cuando ella tomó el primer plato, sin tener un mejor argumento que ese.


— Sehun, tú sabes que él no deja que nadie que no sea yo prepare su desayuno, así que déjame reparar esto —pidió irritada.


— No, Luhan puso mucho esfuerzo en esto y…


— Está bien, Sehun —murmuró él, luciendo tan triste que le partió el corazón—. Myeong Suk noona tiene razón, supongo que yo me tomé libertades que no…


— Muy buenos días a todos —saludó animadamente el dueño de la residencia—. ¿Por qué todos se ven tan lúgubres tan temprano? —Preguntó mirando aleatoriamente entre los tres ocupantes de la habitación para finalmente reparar en la mesa—. ¡Comida china! —Exclamó emocionado.


El hombre rápidamente ocupó su lugar bajó la mirada estupefacta de los tres jóvenes, tomó sus palillos y se llevó el primer bocado a la boca.


— Dios, es tan bueno —gimió contentó—. ¿Dónde lo compraron?


— ¡Usted dijo que odiaba la comida china! —Exclamó molesta Myeong Suk.


—No, yo dije que no me gustaba la que hacían por aquí —corrigió y siguió comiendo—. ¿Me dirán ahora donde la compraron?


— Eso…


— Luhan lo preparó —soltó rápidamente Sehun, para evitar algún otro comentario de Myeong Suk.


— ¿De verdad? —Luhan asintió tímidamente—. Está delicioso, muchas gracias Luhan —sonrió divinamente—. Pero no se queden ahí parados, siéntense a comer también.


Sehun le dio una última mirada fulminante a Myeong Suk antes de tomar la mano de Luhan y hacer justo lo que su tío había pedido. Ella bufó molesta, diciendo que debía ir a ver a DongYul antes de salir de la habitación.


— Alguien necesita un poco de sexo en su vida —murmuró Jung Sun luego de que la joven salió.


— Tío —advirtió Sehun.


— ¿Qué? Es la verdad —resopló—. Yo mismo se lo he dicho algunas veces.


Sehun le dio una mala mirada, mientras que Luhan se sonrojaba levemente al pensar lo bochornoso de una situación como esa.


— Ella sabe que yo no tengo problema alguno con el hecho de que tenga una pareja. Es decir, ella es una joven muy guapa, así que mientras ella me permita ver a mi sobrino y su pareja trate bien a DongYul, tiene mi bendición para seguir con su vida —comentó.


— De todos modos, no deberías ir por ahí diciéndole que le hace falta follar —regañó seriamente.


— Se nota que a ti también te hace falta —farfulló.


Tanto él como Luhan se sonrojaron furiosamente, Luhan rápidamente desvió la mirada mientras él le mostraba el dedo medio al mayor, que simplemente siguió comiendo como si nada.


— En fin —canturreó—. Esto de verdad está delicioso, Luhan. ¿No te gustaría quedarte a vivir conmigo?


— ¿Por qué mierda él querría quedarse aquí contigo? —Espetó Sehun.


— Será genial, podrás ir al mar siempre que quieras, yo te voy a querer muchísimo y si quieres puedo hacer que Sehun nunca venga —habló sin tomar en cuenta a su sobrino.


— ¡Deja ya de decir estupideces! —Exclamó molesto.


La profunda risa del mayor pronto se escuchó por todo el lugar, acompañada de la entusiasta voz de DongYul, que tan pronto cruzó la puerta corrió hasta Sehun para ser levantado en brazos y acomodarse en su regazo.


— Buenos días, abuelo —saludó sonriente a Jung Sun.


— Buenos días, soldadito —dijo dulcemente.


— Buenos días, Lu hyung.


— Bu-Buenos días, DongYul —se apresuró a responder, mirando de reojo a Sehun como esperando a que le dijera que lo había hecho bien. Él por supuesto le sonrió en aprobación.


— ¿Qué es eso? —Preguntó curioso, señalando a los platos en la mesa.


— Comida china, y no señales DongYul —masculló Myeong Suk, ocupando su sitio y comenzando a servirse con obvio desagrado.


— Eso, deliciosa y bien preparada comida china —agregó el mayor de todos, suspirando de gusto mientras comía.


El pequeño miró con brillantes ojos todo lo que había en la mesa y uno a uno comenzó a probar cada platillo, sin ser capaz de ocultar su agrado o desagrado por cada uno. Jung Sun dio las gracias tras un rato y Luhan se apresuró a pedirle quedarse, corriendo a la cocina.


— ¿Pasa algo? —Preguntó confundido.


Luhan reapareció solamente segundos después, con una pequeña canasta y algo de té. Los ojitos de su sobrino se volvieron brillantes y una sonrisa inmensa adornó sus labios, mientras veía a Sehun con mucha emoción.


— ¡Son conejitos! —Exclamó entusiasmado.


— Oh, son muy lindos —comentó su tío.


Luhan lucía orgulloso de sí mismo y nada podía hacer a Sehun más feliz, o al menos eso pensó antes de ver la sonrisa tímida que él esbozó tan pronto su tío y su sobrino comenzaron a decirle lo bien que sabían. Él mismo tomó uno, dando un bocado antes de sonreír y mirar al castaño, que parecía desafiarlo a decir alguna cosa negativa de sus conejitos.


— Cerca, pero tu mamá sigue teniendo mi favoritismo —dijo divertido.


— No trató de copiar los de mamá, estos son a mi estilo —habló, evidenciando cuán complacido estaba con lo hecho.


— ¿Eso quiere decir que me puedo comer tu parte? —Interrogó su tío—. Ya después le pedirás más a la mamá de Luhan —rió levemente.


El menor le dio una mala mirada antes de acercar más su planto y gruñirle. Su tío bufó y continuó comiendo a gusto, escuchando a DongYul mientras le decía que eran realmente sabrosos y que se acababan de convertir en su postre favorito.


La sonrisa que Luhan tenía en ese momento no podía ser más bella y él no podía sentirse más dichoso de ver lo mucho que su familia estaba aceptando a la persona que él amaba. Había algo verdaderamente indescriptiblemente maravilloso en ver a Luhan convivir con su sobrino y la forma casi paternal en la que su tío lo miraba.


— ¿Sehun? —Llamó Luhan al percatarse que estaba observándolo.


— 永遠不要停止‘‘展示你的微‘ (Y’ngyuǎn bùyào tíngzhǐ xiàng w’ zhǎnshì nǐ de wéixiào) —susurró practicamente embelezado.


*Nunca dejes de mostrarme tu sonrisa.


Las mejillas de Luhan se cubrieron de un suave color rojos mientras que Myeong Suk le daba una mirada de total confusión y su sobrino exclamaba maravillado.


— ¿Qué fue eso? ¿Qué dijiste? —Soltó el asombrado niño.


— E-Está hablando chino —murmuró Luhan—. Me felicito por el postre —mintió, mirando en cualquier dirección que no fuera Sehun.


— Así que chino —murmuró Jung Sun—. En ese caso tú podrías traducir para mí algo, Luhan —masculló, sonriendo tenebrosamente a su sobrino. Sehun tragó duro.


— Claro, ¿qué quiere que traduzca?


— 混蛋 (Húndàn) —dijo.


— Pues, entre otras traducciones, significa hijo de perra —soltó Sehun.


— Tú, pequeño…


— Bueno, nosotros nos vamos yendo. Debo ayudar a Luhan a cambiar sus vendas y luego saldremos para que conozca los alrededores —se adelantó, tomando la mano de Luhan para sacarlo de ahí a toda prisa.


Luhan reía divertido, aun cuando de todas formas se apresuró a hacer lo que Sehun le había dicho a su tío tan pronto entraron a la habitación. Sehun incluso podía jurar que él incluso saltaba de anticipación para cuando salió del baño con todo lo necesario para cambiar su vendaje.


— ¿A dónde iremos? —Preguntó expectante, tan pronto se sentó dándole la espalda a Sehun para que lo ayudara con las vendas.


— Caminaremos por el lugar —respondió con una sonrisa cariñosa.


— Genial —sonrió ampliamente, permaneciendo muy quieto.


Sehun apenas miró por encima del hombro a la puerta, justo cuando su tío se detuvo ahí, con sus ojos fijos en la espalda de su distraído novio. Intercambiaron miradas brevemente, antes de que el pusiera toda su concentración en lo que hacía.


— ¿Crees que estemos aquí antes de las cuatro? —Interrogó, tratando de distraerse con cualquier cosa para no pensar en el ardor que provocaba el lavar la zona afectada.


— ¿Quieres volver antes de las cuatro? —Luhan negó, siseando cuando Sehun comenzó con la limpieza.


— No, es… —tomó aire—, tengo que llamar al doctor Jung para mi sesión.


— Es cierto, prometiste continuar con las sesiones por videollamadas —murmuró, sin pasar por alto el apenas perceptible sonido de los pasos de su tío al ingresar completamente a la habitación—. No debe haber problema, solamente hay que estar pendiente de la hora.


— Genial —intentó sonar tranquilo, pero no funcionó en lo absoluto.


— Voy a secar, ¿de acuerdo? —Informó.


— Está bien —susurró apenas.


El pelinegro miró de reojo a su tío, notando en primer lugar la rabia que parecía brillar en sus ojos negros mientras veía de cerca la lastimada piel que él secaba con suaves toquecitos para seguidamente, desempacar el vendaje nuevo y comenzar a colocarlo.


— ¿Estás bien? —Preguntó dulcemente tras largos minutos de silencio de parte de Luhan.


— Sí, no es tan incomodo ahora —aseguró—. Aunque todavía odio el lavar la herida de este modo.


Él pareció congelarse tan pronto se giró y se encontró con la imagen del tío de Sehun. El hombre por su parte le mostró una sonrisa amable, pese a que Sehun sabía que estaba conteniendo su frustración tras ver lo que Minho había hecho.


— ¿Por qué llevas una venda? —Preguntó, fingiendo que en realidad no había alcanzado a ver nada.


Luhan pareció relajarse un poco tras escucharlo y Sehun agradeció para sus adentros lo que su tío acaba de hacer.


— No es nada grave, no se preocupe —respondió el castaño.


El mayor asintió, avanzando rápidamente hasta la puerta como si no consiguiera largarse lo suficientemente rápido, se detuvo un instante bajo el umbral y miró por sobre su hombro, en su dirección.


— Eso me recuerda, tus amigos llamaron, Hun —dijo, con un tono de voz un tanto inusual—. Te verán en el pequeño café cerca de la playa que solías frecuentar —finalizó para luego salir a toda prisa.


Luhan le dio una mirada interrogante, mientras que él simplemente le dedicó una sonrisa para así no tener que explicarle que su tío estaba furioso por lo que acaba de ver y que, muy probablemente en ese momento, él también sentía que la muerte de Minho no era suficiente.


— Vamos, te voy a presentar a unos amigos —anunció.


La expresión de Luhan se iluminó y lo tuvo de pie en un parpadeó. Él se aseguró de sacar a Luhan de casa tan pronto como pudo, sabiendo que era lo mejor, ya que una vez que su tío quería sacar su frustración, nadie podía estar cerca.


Mientras avanzaban por las tranquilas calles del vecindario, se aseguró de decirle a Luhan un par de cosas acerca de las personas a las que iban a ver. Ellos eran idiotas y lo último que necesitaba era que usaran a Luhan como el objetivo para sus bromas infantiles.


Al entrar por fin al local, lo primero que Sehun hizo fue mirar en todas direcciones en busca de sus amigos. Al no hallarlos permitió que la joven mujer les daba la bienvenida, los llevará hasta una de las mesas desocupadas, para seguidamente decirles que volvería cuando estuvieran listos para ordenar.


— ¿Crees que ellos vayan a tardar mucho? —Interrogó, nerviosamente ansioso.


— Seguramente, ellos son así —resopló irritado.


Luhan asintió, y veinticinco minutos más tarde, los tipos todavía no aparecían y la mesera comenzaba a verlos raro. Empezaba a pensar entonces que los amigos de su novio definitivamente los habían dejado plantados y cruzarse con la mirada sospechosa de la joven mujer tan sólo lo hacía peor.


Se apresuró a desviar la mirada, clavándola en el ventanal que daba a la playa. — Creo que la mesera está pensando que tramamos algo —murmuró Luhan.


— Voy a matar a esos imbéciles cuando aparezcan —oyó mascullar a Sehun.


Pensó en decirle que tal vez algo les había impedido llegar, justo cuando un extraño joven se asomó por el ventanal, clavando sus oscuros ojos marrones en él. Una sonrisa ladina se dibujó en el rostro del extraño, poniéndole los pelos de punta al castaño que de inmediato se volvió a su novio para decirle.


— Sehun, el ventanal —dijo apresurado.


Sehun giró rápidamente al ventanal para no encontrar nada, parpadeó un par de veces, volviendo su atención a Luhan, quien también lucía confundido.


— Bueno, iré a pedir algo antes de que la mesera llame a la policía y les daremos cinco minutos más a los idiotas —anunció.


Luhan asintió, todavía mirando con desconcierto el ventanal. Sehun únicamente suspiró profundamente y se puso de pie para ir hasta la joven mujer que entonces se encontraba limpiando la barra, aun viendo hacia su mesa con total desconfianza.


El castaño se obligó a salir de su trance tan pronto como su novio se alejó, frunció el ceño y clavó sus ojos en la mesa, como si con ello fuese a ser capaz de encontrarle una respuesta lógica a lo que acaba de pasar. La silla frente a él se movió y levantó la vista, esperando encontrar a Sehun, pero en su lugar estaba el mismo chico de antes.


Fue entonces que se alarmó, pues estaba viendo doble y ambas alucinaciones parecían verlo con la curiosidad escrita en sus ojos.


— Tú debes ser Luhan —habló el chico de la izquierda.


— Sehun nos habló de ti antes —agregó el de la derecha.


— Ah…


— Te ves mejor en persona.


— Sehun nos mostró fotos y todo.


— ¿Te trajo para que te conociéramos?


—Idiota, por supuesto que para eso está aquí —bufó ante la pregunta.


— Puede que el profesor no le haya dicho que lo queríamos ver —se encogió de hombros—. ¿Quién sabes?, podemos estar interrumpiendo una cita o algo.


— ¿En el mismo lugar donde lo citamos nosotros? —Interrogó con un tono mordaz.


— Es un lugar muy bonito —sonrió ladino.


— Tú realmente eres imbécil —resopló—. Por favor, dile que es un idiota.


— Bu-Bueno, yo…


—¿Qué mierda creen que están haciendo? —Todos se giraron en dirección a un nada feliz Sehun.


— Hola Sehunnie —saludaron ambos al unísono.


Aquello pareció molestarlo aún más y los hizo recibir cada uno un golpe en la cabeza, pronto empezaron las quejas. Las cuales apenas duraron tan pronto como Sehun los fulminó con la mirada mientras tomaba asiento justo al lado de Luhan.


—¿Por qué diablos tardaron tanto en llegar? —Espetó.


— No fue tanto tiempo —afirmaron a la vez.


— ¿No fue tanto tiempo? —Gruñó—. Hace nada estaba luchando por convencer a la dueña de que no éramos criminales tratado de cometer un robo.


Los chicos pusieron los ojos en blanco, para luego sonreír resplandecientemente a Luhan, quien veía todo en total confusión.


— Yo soy Hae Joon —se presentó el chico de la izquierda—, y él es mi gemelo Hae Kyun —señaló a la derecha, al chico que sonrió ampliamente para él.


— Lamentamos asustarte, simplemente teníamos mucha curiosidad —explicó Hae Kyun.


— Sabíamos que Sehun llegaría, pero no esperábamos verte a ti. Así que cuando te vi por la ventana no me lo podía creer —rió divertido Hae Joon.


— Es verdad, pensamos en hablar contigo un momento a solas —agregó su hermano—. Sin embargo, no eres muy hablador, ¿cierto?


Luhan negó, obligándose a sí mismo a salir de la bruma de asombro y confusión que esos dos le habían provocado. Frunció el ceño y los miró fijamente, obteniendo una reacción de total confusión de su parte.


— No es eso —dijo finalmente—, pero cualquiera estaría en shock cuando un par de desconocidos lo abordan así. —La risa de Sehun pronto se hizo presente, ellos se miraron entre sí para luego sonreír de forma indescifrable.


— ¿Solamente ustedes vinieron? —Preguntó tranquilamente Sehun.


— Lo dices como si tuvieran un montón de amigos que visitar —se burló Kyun, desatando la ruidosa risa de su gemelo.


— Sabes a lo que me refiero —farfulló con el ceño fruncido.


Luhan miró entre ellos con curiosidad, una expresión un poco triste se instaló en el rostro de los gemelos y Sehun los observaba de un modo enigmático. Algo que en definitiva no le gustaba, y no solo por el hecho de que se sentía un tanto excluido, sino porque algo había ahí que no le daba buena espina.


— Haneul se mudó, Sehun —habló finalmente Joon.


Bien, ¿quién era Hanuel?


Luhan no pudo evitar fruncir el ceño y darle a su novio una ardiente mirada, pese a que este ni siquiera lo estaba mirando de vuelta.


— ¿Se mudó? ¿Cuándo? ¿A dónde? —Interrogó desconcertado, un poco triste incluso.


— El verano pasado —respondió Kyun.


— Ella no nos dijo a dónde y solo se fue —agregó Joon.


— ¿Así nada más? ¿Por qué simplemente se iría así? Son sus mejores amigos.


—No lo sabemos. —Los gemelos se encogieron de hombros.


— En realidad, nosotros ya no éramos nada cercanos —explicó Kyun.


— Ella se alejó una vez te fuiste a Seúl —murmuró Joon.


Algo parecido al enojo destelló en los orbes de Sehun, ambos chicos se encogieron en sí mismo como si estuviesen siendo reprendidos por un adulto y Luhan sintió algo removerse en su interior. Lo había sentido antes, él sabía bien lo que era y, dios, él no quería ponerse todo celoso porque sí y parecer un loco.


— ¿Por qué rayos ustedes...?


— ¿Quién es Haneul? —Soltó sin poder evitarlo, mirando con intensidad a Sehun cuando él lo enfrentó.


— Ella era nuestra mejor amiga —se apresuró a contestar Kyun. Joon asintió simplemente.


— Ya veo —musitó, dirigiendo su vista a la mesa como si fuese lo más interesante del mundo.


Él definitivamente no se sentía tranquilo.


— Oigan, ¿qué dicen de ir por un tour? —Ofreció Joon con una sonrisa amable, que obviamente trataba de deshacer aquella incómoda atmósfera.


Luhan esbozó una gran sonrisa y asintió tratando de estar entusiasmado. Ellos pagaron la cuenta y en menos de un minuto, aquel peculiar par ya los arrastraba por las tranquilas calles, señalando uno que otro local o lugar, describiéndoles cada detalle de ellos o haciendo una que otra recomendación.


Tuvieron que parar en algún punto, luego de que Luhan realmente necesitara sentarse. Ellos ocuparon las bancas de un agradable parque, solamente para ser abandonados pocos minutos después por Kyun y Sehun. El segundo de ellos diciéndole al primero que de verdad podía ganarle una carrera alrededor del lugar.


— ¡No puedes regresar a casa si no le ganas, Hae Kyun! —Exclamó su gemelo desde la banca, él había decido hacerle compañía a Luhan.


— ¡Jódete! — Chilló, para luego comenzar a correr como si su vida dependiera de ello.


Luhan se rió por la situación, suspirando un poco sin ser realmente consciente ello. Pensó en conversar un poco con Hae Joon mientras los otros dos no estaban, y justo cuando miró en su dirección pensando sobre algo de qué hablar, descubrió al otro mirándolo fijamente con una sonrisa amable en los labios.


— Eres su novio.


No fue una pregunta, sin embargo, Luhan de todos modos estaba total y completamente mudo ante sus palabras.


— Él tampoco va a quedarse, ¿verdad? —Luhan negó con la cabeza agachada, porque entonces había cierta tristeza en su expresión—. Bueno, eso la verdad lo supimos tan pronto te vimos con él.


— Lo lamento —murmuró, otra vez sintiéndose aplastado por aquel sentimiento de culpa que parecía señalarle que estaba alejando a Sehun de personas que realmente lo amaban.


— No tienes porque hacerlo, él parece muchísimo más feliz ahora de cuando lo conocí. Así que es bueno —aseguró.


— Pero…


— Tal vez tú creas que estás siendo egoísta al pedirle que vaya contigo, pero en realidad… —Él suspiró—. Decirle que se quede va a ser peor.


— ¿Cómo podría? Su familia y amigos están aquí —murmuró.


— Él siempre hablaba de ti —dijo tranquilamente—. Todo el tiempo decía que volvería para verte una vez más, que se haría fuerte para que las cosas no se repitieran y algunas veces también se deprimía, se preguntaba si tú estabas bien pero no parecía ser suficiente decirle que seguramente estabas haciéndolo genial por tu cuenta.


Escuchar al otro decir eso lo hizo tan feliz como miserable, porque mientras que él se había esforzado en enterrar sus recuerdos sobre Sehun, él nunca había dejado de pensarlo ni un segundo.


— Ya no hay forma en el mundo de que Sehun vaya a quedarse, esa opción se fue justo cuando él decidió volver a Seúl en primer lugar —explicó—. Pedirle que se quede le rompería el corazón y Haneul ya no está aquí para sanarlo.


— Ella…


— Ella fue la única persona por la que Sehun sintió algo casi comparado por lo que siente por ti —se adelantó—. Era su novia y la única persona a la cual yo he visto que le sonrió de la misma forma que a ti.


Se quedó en blanco, mirando al muchacho sin tener idea de que decir o hacer luego de escuchar aquello.


— En ese entonces él dijo que se quedaría, que parecía que tú lo estabas haciendo genial y estaba seguro de que volver simplemente te iba a lastimar. Él también creía haber conseguido algo aquí, así que…


— ¿Por qué volvió entonces? —Interrogó afligido—. Era mejor quedarse, así que porque él…


— No lo sé —susurró con la mirada gacha—. De la nada él simplemente comenzó a alejarse de Haneul a pesar de haberle prometido quedarse —explicó tristemente—. Sin embargo, nosotros seguimos diciéndole a ella que todo iba a estar bien.


— ¿Qué pasó?


— Dijo que no podía seguir fingiendo algo que no era, que era inútil buscar lo que anhelaba en alguien más. Nos dijo que se iría —murmuró—. Le pidió a su tío dejarlo ir, terminó con Haneul, nos hizo prometer que cuidaríamos de ella y… ¿Has visto su tatuaje?


Luhan asintió despacio, tratando de pensar con todas sus fuerzas cual podría haber sido la razón por la que Sehun simplemente había dejado todo atrás.


— Tal vez más tarde él irá tras de mí por contarte todo esto —rió levemente—, pero necesitaba hacerlo porque… a decir verdad, yo ni siquiera quería conocerte —confesó—. Yo sentía que tenías la culpa de todo lo que pasó y de que Haneul llorara, por eso...


— Yo lo...


— No —interrumpió—. No fue tú culpa, realmente tú no hiciste nada y probablemente tarde o temprano esto iba a pasar de todos modos —rió risueño—. Me costó un tiempo, pero ya he comprendido que lo más importante es el hecho de que se ve demasiado feliz y sé que es por ti.


— No, yo no…


— Además, ahora que te veo en persona… —Joon se puso de pie, colocándose frente a él y se inclinó hasta que su rostro estuvo a la altura del de Luhan—. Tú eres muy lindo y tal vez incluso yo hubiese dejado de lado la idea de quedarme —dijo, sonriendo traviesamente.


El rostro de Luhan se volvió rojo, quiso decir algo, pero únicamente podía dejar ir torpes balbuceos incoherentes.


— ¡Hae Joon! —Exclamó Sehun del otro lado—. ¡Tienes un segundo para alejarte, o yo pateare tu inútil trasero!


El chico se echó a reír con ganas mientras retrocedía rápidamente, se volvió a Sehun con una expresión alegre y le mostró la lengua como cualquier niño pequeño.


— Él está siendo malo conmigo, Lulu —señaló infantilmente, corriendo tras la banca para ocultarse, usando a Luhan como escudo.


— Vete al diablo —gruñó Sehun—. Deja de ponerle sobrenombres —ordenó irritado.


— Eres un aguafiestas, nosotros simplemente nos estamos haciendo amigos —bufó, haciendo reír a Luhan con toda la situación.


— Eso se llama acoso, imbécil —gruñó.


El chico volvió a reír, mientras Sehun llegaba hasta ellos y se dejaba caer exhausto al lado de Luhan, todavía con el ceño fruncido. Hae Kyun llegó justo después de él, dándole una sonrisa enigmática a su gemelo. Solamente con eso Luhan descubrió él lo había planeado para que se quedaran a solas y poder hablar.


— ¿Quién ganó entonces? —Preguntó Luhan, tratando de distraerse de la confusión que sentía.


— Yo —respondió arrogantemente Sehun.


— ¡Él hizo trampa! —Kyun se quejó.


— No es mi culpa que el idiota se haya tropezado —soltó burlón Sehun.


La risa de su hermano gemelo pronto se escuchó, mientras que el otro rezongaba por ser el motivo de sus burlas. Ellos insistieron para seguir con el recorrido, sólo hasta que Sehun le dijo que era hora de volver a casa cuando el reloj estaba por marcar las cuatro.


Ambos gemelos insistieron para tener una fotografía de todos juntos y una vez la consiguieron, insistieron todavía más para que ambos aceptaran la invitación a la fiesta de navidad que su familia hacía cada año, argumentando que de todas formas el tío de Sehun los haría ir.


Tan pronto llegaron a casa, Luhan se apresuró hasta la habitación de Sehun, preparado su portátil e inició la videollamada con el estoico hombre que siempre lo saludaba con un asentimiento y una mirada inquisitiva.


Sehun le sonrió desde la puesta, haciéndole unas cuantas señas para hacerle saber que iba a estar en la planta baja. Lo vio asentir y salió, escuchando apenas la voz de Luhan respondiendo a las preguntas de su psiquiatra.


Su tío lo saludó desde un sofá tan pronto ingresó a la sala de estar. El hombre lucía exhausto y aunque sonreía levemente, Sehun lo conocía demasiado bien como para asegurar que estaba de mal humor.


— ¿Y Luhannie? —Preguntó casi al instante de verlo sentarse en el extremo contrario del sofá que ocupaba.


— Arriba, son las cuatro —respondió con simpleza.


Su expresión se volvió un poco más sombría, pero de igual forma asintió. Sehun sabía que algo quería decir, y si lo conocía tan bien como lo hacía, él iba a decirle lo que fuese que estaba molestándolo respecto al tema de Luhan.


— ¿Cómo les fue con los gemelos? —Interrogó, tal vez tratando de contenerse.


— Bien, a ellos les agrada Luhan —respondió seriamente, observando intensamente a su tío.


— Ellos saben que él…


— Lo saben, incluso antes de que yo les dijera nada.


— ¿Qué tal lo tomaron?


— Muy bien, y antes de que sigas con esta falsa preocupación por la reacción de los gemelos, dime mejor lo que quieras decir —sentenció.


El mayor estaba un poco boquiabierto, sus labios se apretaron segundos después y Sehun aguardó paciente a que él hablara por fin.


— Él no debería estar tomando terapia, no debería llevar esa quemadura en la espalda —masculló entre dientes.


— Lo sé —suspiró pesadamente.


— Joder, ese niño es muy dulce y de todas formas…


— Está en el pasado —le recordó seriamente.


— Sin embargo…


— Sin embargo, pese a todo lo que esa bestia le hizo, Luhan sigue de pie —dijo con orgullo—. Él lo enfrentó aún en el peor de los momentos, mi chico es un guerrero.


Su tío lo miraba estoico, una suave sonrisa estiró las comisuras de sus labios un par de minutos más tarde y por último dio un apenas perceptible asentimiento.


— Tienes razón —suspiró—. Incluso ahora su sonrisa es la misma que vi tantos años atrás. —La risita boba de su sobrino lo hizo rodar los ojos y bufar.


— Bien, iré a ver si terminó con la videollamada.


El mayor asintió en aprobación, continuando con su atención en el televisor mientras Sehun subía las escaleras hasta la tercera planta y se adentraba a la habitación. Se detuvo de golpe en la puerta, observando entre confundido y un tanto divertido.


Luhan estaba en el suelo sobre sus rodillas de una forma que hacía sentir a Sehun un tanto avergonzado, por supuesto, eso no aplicaba del todo cuando la parte superior de su cuerpo totalmente bajo la cama y resultaba una escena más extraña que excitante.


— Luhan —llamó confundido.


Lo escuchó maldecir y seguidamente un hubo un golpe que lo angustió y lo hizo avanzar a donde Luhan estaba luego de salir de debajo de la cama y masajearse la cabeza.


— ¿Te encuentras bien? —Soltó preocupado.


Luhan sonrió avergonzado y en lugar de responder, elevó la mano con el pequeño frasco de medicamentos que debía consumir. Sehun rió ligeramente, mirando con adoración y ternura al dulce chico de rodillas en el suelo frente a él.


— Niños, estaba pensando qué...


Jung Sun no terminó la oración permaneciendo de pie en la puerta con una expresión confusa mirando a Sehun, quien apenas lo miraba por sobre el hombro. Luhan no podía verlo al tener frente a él a Sehun, por lo que asomó su cabeza desde un costado para mirar al mayor y tras esa acción, una expresión graciosamente extraña se apoderó del tío de su novio.


— No sabía que interrumpía, discúlpenme. Sin embargo, por favor cierren la puerta o DongYul los puede ver —dijo apresurado y dio la media vuelta.


— ¡¿En qué demonios estás pensando enfermo?! —Exclamó Sehun, apurándose a tomar al mayor del brazo—. ¡No estábamos haciendo nada! —Chilló con la cara completamente roja.


Luhan seguía en el suelo tratando de darle algún sentido a lo que Jung Sun acaba de decirles, lo escuchó reírse a carcajadas y simplemente dejó pasar la obvia broma del hombre que parecía tener como hobbie favorito molestar a Sehun.


Se reunió con ambos en el pasillo, escuchando finalmente la propuesta del hombre sobre comer fuera una vez que DongYul volviera de su clase de taekwondo, Luhan aceptó felizmente y con ello automáticamente significaba que Sehun estaba de acuerdo.


El hombre no podía tener una sonrisa más grande en ese momento y Sehun sabía a la perfección que eso significaba que Luhan fácilmente lo tenía en su bolsillo. Aun cuando lo más probable era que había sido así desde la primera vez que su tío lo vio.


Sehun no podía sentirse más que satisfecho con ello, porque aun cuando no lo hubiera admitido a Luhan, en su momento, en realidad había estado preocupado por lo que la reacción que su tío hubiese podido tener.


Sin embargo, y con el tranquilo pasar de los días, Luhan se ganó a su familia con una tranquilizante facilidad que ni él había esperado. Para esas alturas, su tío le pedía a Luhan llamarlo tío también y se emocionaba ridículamente cuando conseguía que Luhan lo hiciera.


DongYul parecía no querer jugar a nada si Luhan no jugaba también y sus dos estúpidos amigos difícilmente se negaban a alguna petición del castaño. Sehun estaba feliz, muy a pesar de que sus noches podían ser realmente difíciles, no había podido besar debidamente a su novio en días y Myeong Suk ni siquiera se preocupaba por ocultar su desaprobación hacia su novio.


Lamentablemente, su tío le había pedido que tuviera paciencia con ella, por lo cual se había obligado muchas veces a no comenzar una pelea con ella. Luhan también siempre ignoraba sus comentarios y de algún modo eso ayudaba bastante a que Sehun mantuviera a raya su temperamento.


En su lugar se concentraba mayormente en la felicidad que le provocaba ver a Luhan cada día más feliz, dejando aquel día atrás cada vez más rápido. Las pesadillas casi habían desaparecido casi por completo y cada herida en su cuerpo estaba sanando, casi haciendo parecer que aquello jamás había pasado.


— Sehun.


Su sonrisa fue involuntaria al escuchar la voz de Luhan, se volvió en su dirección aceptando de buena gana la taza de chocolate caliente que él le tendía. Era ya de noche, su tío estaba de humor para una película y todos estaban reunidos en la sala.


Vio a su novio sentarse justo a su lado, colocando una manta sobre su regazo y él no perdió la oportunidad para acercarse, para compartir la misma manta y a su vez, discretamente, tomar su mano bajo ella.


Luhan no lo rechazó, algo que lo hizo sentir sumamente contento y aliviaba un poco esa frustración provocada por tener que esperar ese tipo de ocasiones para tener por lo menos el más pequeño contacto.


Elevó una vez más su vista al frente, encontrándose con la intensa mirada de su tío, quien probablemente sabía que estaba pasando, pero difícilmente diría algo. Tristemente, para él, el contacto terminó tan pronto DongYul ingresó a la habitación, corriendo hasta donde ellos estaban y saltando arriba del sofá para acomodarse entre ambos.


— DongYul —llamó seriamente Myeong Suk.


— Mamá, yo quiero sentarme con tío Luhan y papá —dijo suplicante.


Luhan sonrió, rodeando con el brazo a su pequeño y sonriente sobrino. Sehun adoraba la relación entre ellos, esperanzado con la idea de que una vez le dijera a su sobrino que iba a marcharse, la noticia no fuese un shock total.


Escuchó a la madre de DongYul mascullar algo, pero decidió no prestarle atención y concentrarse en la película para así tal vez no sentir que iba a enloquecer si no conseguía un poco de atención y mimos de su novio. Odiaba admitirlo, pero estaba llegando a un punto en el cual su mal humor aparecía de la nada y comenzaba a inclinarse por aquel plan de acorralar y atacar a su novio en algún futuro cercano.


Joder, en ese maldito momento incluso tenía envidia de su sobrino acurrucado cerca de Luhan, pese al hecho de que él dormía abrazado al castaño cada noche.


— ¿No te gusta la película, papá? —Preguntó inocentemente DongYul.


Todos se volvieron hacia él, que sin haberlo notado tenía el ceño fruncido y golpeaba su índice contra el reposabrazos del sofá. Hizo una mueca por la excesiva atención y sin más se puso de pie, mostrando la mejor sonrisa que consiguió esbozar.


— Tengo jaqueca, iré a dormir primero.


Sus ojos se clavaron en Luhan, porque una parte de él esperaba que el castaño dijera que iba a acompañarlo y así, tal vez, él podría decirle que no podía más y suplicar por un beso al menos. Luhan no se movió de su lugar más sin en cambio, esquivando el contacto visual.


Sehun suspiró pesadamente y salió de la sala de estar ante la atenta y culpable mirada de Luhan. Ya que en él sabía que Sehun mentía y que aquello no había sido más que una forma de pedirle su atención.


Demonios, estaba más que consciente de lo frustrado que su novio se sentía. Era casi imposible que no notará el cómo Sehun siempre tenía que retroceder o contenerse para no tocarlo de una forma que pudiera hacerlo sentir angustiado.


Así como también notaba todas aquellas veces que Sehun se quedaba mirando sus labios, ¡simplemente era imposible no darse cuenta cuando! Él mismo lo había estado haciendo, conteniendo las ganas de tan sólo mandarlo todo al diablo y tomar lo que quería.


Pero…


¿Y si alguien los veía?


Pensar eso lo aterraba y lamentablemente su cobardía siempre era más fuerte que su deseo de poder expresarle a Sehun cuanto lo quería. A final de cuentas se quedó ahí hasta que la película estaba por sus últimos minutos, escuchando a Myeong Suk despedirse y tomar entre sus brazos a su hijo dormido.


Jung Sun, le mostró una breve sonrisa mientras salía y una vez estuvieron solos, sus intimidantes ojos se posaron sobre Luhan, quien se esforzó por fingir que estaba completamente concentrado en las imágenes en la pantalla.


— Me alegra que nos quedáramos solos —comentó, provocando que Luhan tragara duro.


Asintió apenas, sin despegar su mirada de la pantalla hasta que repentinamente está se quedó completamente en negro. Desvió su nerviosa mirada al tío de su novio, quien simplemente le sonreía amablemente.


— Ven conmigo, Luhan —indicó.


Él obedeció titubeante, estrujando entre sus manos la manta que antes había estado sobre su regazo. Pensó entonces, que cuando antes subir las escaleras le resultaba eterno, en ese momento apenas había notado cuando había puesto el pie en el primero de los escalones y entonces, en un parpadeo, estaban ya en el tercer piso.


Atravesaron el pasillo tan silenciosamente que Luhan temió que el hombre consiguiera escuchar a su voz interior gritando en pánico porque corriera a su habitación al pasar cerca de la puerta de esta. Sin embargo, siguió adelante e ingresó al despacho del mayor cuando él le abrió la puerta, incluso tomó asiento en el lugar y momento que el hombre lo indicó.


Él ocupó su lugar frente al suyo y sonrió cariñosamente, pese a que Luhan sabía que algo estaba rondando la mente del mayor.


— Has crecido mucho —comentó de la nada, consiguiendo una mirada confusa de Luhan—. La última vez que te vi fue en tu cumpleaños número diez —rió—. Eras de verdad una cosita adorable.


— ¿Di-Disculpe? —Soltó totalmente perdido con respecto a todo.


— Estabas en primaria, sentado en una banca lejos de los otros chicos cuando yo me acerque —relató—. Parecías muy triste pero fuera de eso, no te asustaste en absoluto cuando yo te hablé, me mirabas más bien con curiosidad —hizo una alegre expresión.


Él por su parte trataba de darle sentido a las palabras ajenas, forzándose a recordar la escena que él describía con tanta felicidad.


— Hablamos un poco y, aunque no quisiste decirme porque estabas triste, eso no te impidió sonreír tímidamente, ofrecerme tu jugo de manzana y darme las gracias por ser bueno contigo —suspiró de un modo algo tierno.


«Me tengo que ir, señor soldado. Le obsequio mi jugo y muchas gracias por hablar conmigo.»


— Era usted —murmuró incrédulo.


— Te has convertido en un gran muchacho —afirmó con un tono de voz cálido.


— Lo lamento, yo no lo…


— No pasa nada, Luhan —rió—. Yo no esperaba que recordarás de inmediato algo que pasó hace tanto. Sin embargo… —Él puso una expresión más sería y suspiró—, admito que estoy preocupado.


— ¿Preocupado?


— Él te adora y por mucho que yo no esté poniendo en duda tu amor por él, no me gusta verlo triste o frustrado —explicó, sin apartar sus ojos del estupefacto jovencito.


— ¿Cómo…?


— Él jamás lo ocultó, Luhan —suspiró—. Fue obvio desde aquel primer cumpleaños que me rogó ir hasta Seúl para que te diera su regalo. Tras eso, yo iba cada año sin falta para entregar el regalo que él consiguiera para ti.


Luhan apretó los labios, agachando la mirada sin tener idea de que decir al respecto. En el fondo, él simplemente siempre lo había sabido, pero escucharlo tenía su corazón tan feliz como triste, puesto que recordaba a la perfección los años en los que injustamente había guardado tanto rencor a la persona que probablemente lo amaba más que a nadie en el mundo.


— Luhan, a estas alturas yo únicamente te pido no jugar con su corazón.


— Yo nunca…


— No lo harías intencionalmente, eso lo sé bien —interrumpió—. Sin embargo, independientemente de quien lo trajo al mundo, él es mi hijo —murmuró tímidamente—. Yo no quiero ver como rompen su corazón, y me temo que él está muy enamorado.


Las mejillas de Luhan se tiñeron de rojo, su corazón tembló para luego volverse una máquina a toda marcha, golpeando su tórax con tal fuerza, que tontamente pensó que tal vez podría ver el golpear en su pecho si ponía atención. Porque él lo amaba, y lo amaba tanto que cualquier persona era capaz de verlo.


— Sé que tú todavía tienes miedo a lo que pasara una vez lo admitas abiertamente, yo no pretendo presionarte para que lo hagas tampoco. —Luhan lo vio estirar sus manos, colocándolas sobre la mesa con las palmas arribas y sin titubear colocó sus manos sobre las ajenas—. Yo únicamente te pido que no lo rechaces.


Luhan pensó en lo de minutos atrás y se sintió incluso cien veces más culpable que antes.


— Tienes miedo y yo lo entiendo, pequeño —sonrió cariñosamente—. Te asusta pensar en cómo van a ser vistos, como los demás van a reaccionar y está bien, porque en el fondo sé que es porque más por el hecho de que Sehun pueda salir herido de algún modo. Sin embargo, al querer protegerlo no te das cuentas que tú podrías ser el que más daño le hace al poner una barrera entre ustedes.


Un nudo en la garganta le impidió decir nada, sabiendo perfectamente que el hombre tenía toda la razón del mundo y que por más que tratara de decir que era por su bien. Ver como la mirada de Sehun prácticamente le rogaba por un beso, un abrazo o simplemente poder sostener su mano, dejaba más que claro que estaba haciendo un pésimo trabajo.


— Nosotros vamos a estar bien, pequeño mío —sonrió—. Yo los amo y acepto de pies a cabeza, perfectos o imperfectos.


— Pero y si alguien…


— Que se vaya al demonio —sentenció—. No necesitan que nadie apruebe su actuar, no cuando se trata de su felicidad.


— Lo sé, pero… —apretó los puños—. Si todo se sale de control, si tratan de hacer algo más, entonces… entonces yo no voy a ser capaz de enfrentarme a ellos, no cuando ni siquiera puedo cuidar de mí mismo. Yo simplemente no...


— Sehun va a romperles las piernas en esos casos —afirmó risueño—. Después de todo, yo lo preparé para que fuese un hombre capaz de defenderse a sí mismo si no conseguía nada con palabras. Así que, no tengas miedo y permite que él te muestre todo lo que realmente siente por ti.


El menor bajó la mirada a sus manos, apretando ligeramente sin darse cuenta. Había algo que el menor no estaba diciéndole y en el fondo esperaba que él se abriera para decirle que era aquello que realmente lo molestaba.


— ¿Está bien? ¿Usted de verdad lo aceptara? —Interrogó inseguro.


Se sintió algo decepcionado al escucharlo, sabiendo que Luhan de antemano ya sabía la respuesta a esa pregunta. Se resignó, esperando que, aunque no fuera con él, Sehun pudiera descubrir cuál era la razón por la que el brillo en los ojos castaños parecía algo apagado.


— Bueno, siempre y cuando no llegues tan lejos como para hacer algo indecente frente a mí o DongYul, yo no voy a asustarme porque lo beses —rió suavemente, fingiendo que había creído en la falsa preocupación del menor.


Supo que valió la pena tan pronto una sonrisa resplandeciente se dibujó en el joven rostro del chico, apenas logrando reaccionar cuando él simplemente se puso de pie y rodeó el escritorio para darle un apretado abrazo.


— Muchas gracias por todo, tío —murmuró.


Algo cálido se extendió por todo su pecho, provocando en él esa misma sensación que únicamente sentía cada vez que reafirmaba que Sehun era su hijo. Se sentía enormemente orgulloso de ambos y esperaba haber conseguido algo para ayudar a Sehun.


Luhan retrocedió un par de segundos más tarde, despidiéndose brevemente y llevándose consigo un sentimiento de calma que, aunque lo hacía sentir menos asustado, también sumaba un poco más de peso sobre aquel cúmulo de culpabilidad que ya cargaba consigo mismo.


Sus ojos castaños se fijaron en la figura de Sehun tan pronto ingresó a la habitación, él ya estaba durmiendo pero incluso de esa forma se podía ver todavía en él la decepción. Se acercó con cautela, subiendo a la cama todo lo discreto que pudo ser.


Lo observó con atención, no consiguiendo evitar sentirse como alguien que ganaba la lotería únicamente al decirse a sí mismo que ese chico estaba enamorado de él. Porque sabía que Sehun era la persona más maravillosa que hubiera conocida y que bien podría haber elegido amar a cualquier otra persona.


Sin embargo, ahí estaba él, decidiendo amar a alguien como él que era un desastre con piernas. ¿En qué momento Sehun había pensado siquiera que aquello era una buena idea?


Demonios, hace unos días había visto lo bella que era Haneul y lo hermosa que era la sonrisa de Sehun solamente por estar con ella en una simple fotografía.


¿Por qué darle la espalda a lo que parecía ser la vida que él deseaba y merecía para regresar a aquella pesadilla en Seúl?


Si la respuesta era amor, Luhan no estaba seguro de que jamás, por más que el tiempo pasara, lograría amar a Sehun más de lo que él lo hacía. Pese a ello, estaba jurándose hacerlo tan feliz, incluso más, como para rivalizar con lo que estaba pidiéndole dejar atrás.


— ¿Luhan? —Llamó adormilado.


— ¿Sí? —Susurró suavemente.


— ¿Ya terminó la película? —Luhan asintió.


— ¿Cómo te sientes? —Sehun frunció el ceño, frotándose el rostro con ambas manos.


— ¿Tendremos una conversación tan solo con preguntas? —Luhan rió sin poder evitarlo, negando lentamente.


— No —respondió risueño—, pero de verdad me gustaría saber cómo sigue tu jaqueca.


— Mejor, supongo —musitó desinteresado.


Su mentira era tan obvia como la tontería del gato la otra noche, sin embargo, Luhan era el menos indicado para señalar cuando era responsable de ello. Por ello, en lugar de decirle que sabía que mentía, prefirió besar su frente.


Inmediatamente, él lo miró como si acabara de hacer algo realmente inaudito y en respuesta lo único que hizo fue sonreírle a su muy confundido novio.


— Lo lamento mucho —murmuró.


— ¿Por qué? —Interrogó confundido.


— Porque todo este tiempo yo he tomado todo tipo de decisiones sin dejar que tú opines sobre ellas y tan sólo las aceptes.


— Bueno, en realidad no es como si…


— De igual manera no fue correcto —interrumpió—. Porque se supone que estaba haciendo esto porque no quería que nadie llegara a lastimarte y aun así yo mismo era quien lo hacía al rechazarte. Lo siento —susurró, agachando la cabeza.


— Oh, cariño —dijo enternecido, al tiempo que se incorporaba para atraerlo a un abrazo—. Yo no estoy molesto por absolutamente nada. Sé que tienes miedo, así que…


— Pero tú tío ya lo sabe —habló apresurado, dejándolo atónito—. Era la única persona de la que me preocupaba su reacción, pero él dijo que está bien, por lo que…


— ¿Estás seguro? —Preguntó seriamente. Luhan hizo una mueca, parecía estar considerándolo demasiado—. Luhan, tú no…


— Estaré bien —prometió determinado—. Yo te quiero.


Esa fue la respuesta más acertada y perfecta que podía tener, una sonrisa emocionada surcó sus labios y se dejó caer hacía atrás en la cama, con sus brazos envueltos en torno al chico que amaba con locura.


— Tu corazón está latiendo muy rápido —lo escuchó susurrar—. ¿Por qué? —Preguntó, con aquella dulce mirada inocente en sus preciosos ojos avellana.


— Bien, yo definitivamente no tendré la conversación del porque mi corazón late tan rápido cuando estoy contigo —farfulló sonrojado.


— ¿Puedo besarte? —Preguntó tímidamente.


Sehun contuvo el aliento tras su pregunta, la forma en que Luhan lo miraba en ese momento lo hacía sentir como si flotara y como si su cuerpo estuviera por derretirse bajo el calor del cuerpo ajeno. Sus ojos se fijaron en los dulces labios ajenos y su cuerpo tembló tan pronto volvió a chocar con esa mirada alucinante.


— Tú puedes hacerme lo que quieras —balbuceó hipnotizado.


Su melodiosa risita le calentó el alma, los labios de algodón que él poseía rozaron los suyos y se paralizó, temiendo que el más ligero movimiento lo hiciera alejarse, como si de un animalito salvaje se tratara. Apenas hubo una ligera presión y de todas formas para él fue la gloria, uno de los besos más perfectos de su vida.


— ¿Esto… esto significa que ahora vas a presentarme como tu novio frente a los gemelos? —Interrogó un poco nervioso.


— A ellos y a todos los que pregunten —respondió con una sonrisa que parecía brillar en la oscuridad.


La simpleza de esa oración fue lo suficientemente abrumadora para anestesiar cualquiera de las preocupaciones que Luhan pudiera tener. Estaba realmente y totalmente feliz luego de días en los cuales se había sentido dividido entre lo correcto y lo que él quería.


En ese momento se sentía capaz de todo, incluso de poder escuchar aquella parte de la historia que Sehun no le decía todavía. Sintiéndose valiente puso distancia, acomodándose justo a su lado para tomar su mano y entrelazar sus dedos.


Sehun lo veía como si fuera el tesoro más impresionante que nunca hubiera visto, su sonrisa tembló y tomó aire antes de atreverse a decir cualquier cosa.


— ¿Por qué viniste a vivir con tu tío cuando niño? —Esa pregunta no era la primera que había imaginado haría tras ordenar todas sus ideas, pero ya no había marcha atrás. Sehun lo miraba sin habla al inicio y cuando estaba por hablar, Luhan se adelantó—. Esta vez dime la verdad, porque te juro que voy a golpearte si te escucho decir que por el amor de tu madre.


Sehun sonrió apenas, por el hecho de que Luhan hubiera tomado aquella respuesta que sabía era una absoluta mentira y fingir que todo estaba bien hasta ese momento.


— Fue porque le confesé a esa mujer que sentía algo por ti y a cambio ella dijo que no iba a tener un hijo desviado como yo —apretó la mandíbula—. Me amenazó con hacer tu vida miserable si yo accedía a venir aquí y al ser un niño… ¿qué más podía hacer?


No tenía una respuesta para ello y decir que ambos lo hubieran resuelto juntos no era más que una absoluta mentira. No cuando en aquel tiempo ni siquiera podía hacer que el padre de Sehun dejará de lastimarlo.


— Planeabas nunca volver, ¿no es así? —Susurró con un nudo en la garganta—. Por esa razón todo terminó de esa forma, por eso tú me dijiste todo eso en aquel entonces.


— Sí —admitió.


— ¿Y por qué no te quedaste aquí? —Interrogó seriamente.


Su novio le dio una expresión desconcertada, Luhan tomó una gran bocanada de aire una vez más y distraídamente acarició con su pulgar la palma de la mano del más alto.


— Es decir… —Hizo una mueca de indecisión—. Aquí todo marchaba bien, tu familia está aquí, hay dos buenos chicos que te dan su amistad incondicional y…


— ¿Y…?


— Haneul —susurró apenas.


— Ellos te contaron de nuestra relación, ¿verdad? —Soltó irritado.


— Pero fue porque yo no les di otra opción —agregó rápidamente, tratando que los dos chicos no se vieran demasiado perjudicados.


— Luhan, no vamos a hablar de…


— Yo quiero saber —replicó—. Tan sólo quiero entender porque dejaste este lugar que tan feliz te hacía para volver al infierno que era vivir con tus padres.


— Tú no estabas aquí —dijo quedito, mirándolo intensamente a los ojos.


Luhan perdió el habla al tiempo que algo dentro de él se derramaba, colmándolo con ese sentimiento maravillosamente inexplicable y abrumador.


— Yo lo intente —confesó—. Puse todo de mí para convencerme que era lo mejor, que no había nada para mí si volvía a Seúl. Trate de poner mi corazón aquí, pero… ¿cómo tratar de dar algo que ya no era tuyo?


En ese momento Luhan era la viva imagen de la confusión, y pese a ello, había un destello de ese algo que dulcemente lo seducía para seguir alentando sus esperanzas con respecto al futuro.


— Todo ya era un caos en ese entonces, fingir que todo era perfecto me hacía sentir enfermo y… —Sehun suspiró afligido—. Haneul me dijo te amo —musitó avergonzado, culpable por lo que había pasado entonces.


— Le dijiste que tú no lo hacías, ¿cierto? —Inquirió quedito.


— Fue peor que eso —confesó, viéndose algo atormentado—. Yo no solo no le dije que no la amaba, sino que le dije que te amaba a ti y que iba a regresar a Seúl porque tú estabas ahí.


Luhan lo observaba en estado de shock, la culpa lo golpeó incluso con más fuerza que en aquel entonces, cuando Haneul había derramado lágrimas frente a sus ojos y había preguntado qué error había cometido.


— Supuse estúpidamente que, si simplemente me marchaba y les pedía a los chicos cuidar de ella, entonces… —Negó molesto consigo mismo—. Fui un bastardo con ella, pero no podía seguir tratando de forzarme a pensar que todo estaba bien a pesar de sentir que me faltaba algo importante.


— ¿Y lo valgo? —Preguntó con un murmullo bajito—. ¿De verdad lo merezco?


— Luhan, tú…


— Te traté como basura tan pronto te vi —señaló con amargura—. Todo este tiempo yo te culpé de cada cosa mala que pasaba en mi vida. Tú…


Sehun lo miraba angustiado y Luhan, apretó su mano un poco más fuerte para dejar salir cada uno de sus pensamientos.


— Tú prácticamente me repites sin parar que soy tu todo, pero yo en cambio siempre tuve a alguien más importante que tú. A diferencia mía, ella te amaba y jamás te habría hecho lo que yo te hice al elegir a Seohyun. Entonces, ¿cómo es posible que tú…?


Luhan negó varias veces, sin tener el valor para terminar la pregunta anterior.


— Tú incluso, en todos estos años te convertiste en mi admirador secreto.


— ¿Qué?


— Ya sabes —murmuró—. Luego de que te fueras, cada año alguien dejaría un regalo en mi cumpleaños para mí solo con una nota anónima. —Luhan negó una vez más—. Yo simplemente no entiendo como pudiste hacer todo aquello a pesar de que yo…


— Supongo que fue por la misma razón que tú tuviste para buscar un trabajo y ayudarme a apagar los gastos de la escuela —comentó tranquilamente. Luhan lo miraba estupefacto.


— ¿Cómo…?


— Lay me lo dijo —respondió simplemente—. Aunque ciertamente lo hubiera descubierto por mí mismo luego de que la letra con la dirección cambiará. Es decir, YanYan jiějiě hizo un gran trabajo en escribir de una forma que no era la suya y que yo de algún modo pensé era la de Myeong Suk noona, pero habría reconocido la letra de Kai aún si Lay no me lo hubiera dicho.


— E-Eso significa que tú… tú sabes lo…


— No importa —intervino en busca de desaparecer la mueca de temor en su rostro—. Nada de lo que pasó antes importa ya. Estamos juntos ahora y de ahora en adelante, yo voy a hacer todo lo necesario y más para que ni tú, ni yo, tengamos nada que temer —prometió—. Yo te amo, Luhan —declaró, acunando su rostro—, y aunque no puedo prometerte que vamos a estar juntos para siempre... yo no renunciare a ti tan fácilmente.


La adoración reflejada en los ojos del más alto era abrumadora, su corazón a ese punto dolía al no poder manejar tanto la alegría y el temor. Sehun besó su frente y con ello consiguió que las palabras se atascaran todas en su garganta.


— Sehun, yo…


— Lo sé, Bǎobèi Lù —sonrió dulcemente—. Puedo verlo en tu mirada, aunque no lo digas.


Luhan asintió apenas, un poco frustrado por no conseguir aún las palabras que necesitaba decirle. Sehun a cambio estrechó un poco más fuerte su mano, mostrándole aquella impresionante sonrisa que siempre sería la más bonita que jamás había visto.


— Mañana es Navidad —murmuró—. ¿Te enojaría mucho si te dejó solo luego del desayuno? —Preguntó tímidamente.


— ¿Vas a salir?


— Bueno… —Sonrió de la misma forma que un pequeño antes de hacer una travesura—, la cosa es que debo comprar el regalo de mi novio.


Las mejillas de Luhan se pintaron de rojo, no únicamente por lo que él acaba de decirle, sino también por el hecho de que secretamente él había estado dándole vueltas al hecho de cómo escaparse de Sehun para hacer justamente lo mismo que él.


—No hay problema —murmuró.


— Genial —respondió risueño, envolviéndolo entre sus brazos para finalmente obligarlo a acomodarse en la cama—. Dulces sueño, cariño —dijo, robando de sus labios un rápido beso.


Luhan asintió torpemente, para finalmente suspirar y cerrar los ojos, dejándose arrullar por el calor ajeno.


Despertó la mañana siguiente por culpa de la luz del sol y se encontró solo en la cama. Se incorporó desorientado, mirando a todos lados con el ceño fruncido y preguntándose dónde estaría su novio. Él apareció como por arte de magia, con su impresionante sonrisa y más que listo para salir.


— Buenos días, Bǎobèi Lù. —Luhan asintió torpemente—. Estoy por salir, ¿desayunas conmigo antes de que me vaya o prefieres dormir?


Le dio otra respuesta muda, negando levemente y se incorporó de la cama. Sehun dejó ir una risita apenas, le dijo que lo esperaría en el comedor y salió de la habitación. Una vez solo, le tomó quince minutos estar listo y llegar al comedor.


La familia de Sehun charlaba y al verlo, Jung Sun fue el primero en sonreírle. Extrañamente, Sehun no le sonreía, de hecho ni siquiera lo estaba mirando, sino a Myeong Suk, quien en realidad parecía muy feliz.


— Te lo digo, Hunnie, con Min Ji ya van cinco chicas que preguntan por ti cada vez que voy a hacer las compras —habló risueña.


Luhan se tensó, sus ojos se clavaron en el plato frente a él y algo dentro de su estómago se revolvió. Logró oír a Sehun gruñir por lo bajo, pero no se atrevía a mirar en su dirección en ese momento. En su lugar, tomó sus palillos y llevó el primer bocado de comida a su boca a pesar de no creerse capaz de tragarla.


— ¿Y por qué demonios me interesaría a mí lo que ellas digan? —Masculló irritado.


— Oh, vamos —río—. Es obvio que les gustas, eres un muchacho muy guapo y te aseguro que todas ellas son muy bonitas. Podrías hacer una gran pareja con alguna de ellas, aunque personalmente prefiero a Min Ji —comentó alegremente.


— Myeong Suk —llamó severamente Jung Sun.


— Pero tío, Hunnie es soltero y estoy completamente segura de que una de esas bellas chicas podría robarle el corazón —afirmó.


— Te digo que no me interesa —masculló entre dientes Sehun.


— Al menos deja que te presente con Min Ji, ella irá esta noche a la fiesta de los Lee y estoy segura que…


— Sehun, me pasas la sal por favor —interrumpió Luhan, ganándose una mirada disgustada de la chica.


Luhan la evitó, volviéndose en dirección a su novio, quien en ese momento lo observaba de forma indescifrable. Le sostuvo la mirada, sin tener idea de qué esperar, pero a la vez trataba de transmitirle lo mucho que la conversación no le gustaba.


— Como te decía, Hunnie. Yo creo que…


— Eres precioso cuando te pones celoso —halagó, besando rápidamente sus labios.


Una sonrisa tonta estiró la comisura de sus labios, pudo escuchar al fondo a Myeong Suk chillar y un pequeño estruendo.


— ¡¿Pero qué infiernos…?!


— ¿Acaso no te lo había dicho, noona? —Interrogó algo burlón—. Luhan es mi novio —anunció alegremente.


— ¿Te has vuelto loco acaso? —Elevó la voz—. ¡No puedes salir con un hombre!


— ¿Por qué no? —Espetó molesto—. ¿Por qué tú lo dices?


— ¡Tú no eres gay! —Chilló—. ¡Tuviste una novia antes! ¿Cómo es posible que tú…?


— Porque estoy enamorado, incluso antes de que supiera de tu existencia y tú de la mía —respondió furioso—. Esto simplemente no te incumbe.


— ¿No me incumbe, dices? —Resopló—. Dime entonces como mierda piensas decirle esta… esta… cosa a tu sobrino.


— ¿Cosa? —Gruñó—. En lugar de preocuparte como lo va a afectar el hecho de que su tío tenga una relación con un chico, ¡deberías mejor preocuparte por el daño que tu homofobia de mierda le hará!


— Sehun —intervino Luhan, tomándolo del brazo y suplicándole silenciosamente que se calmara.


— Estar enamorado de Luhan no es algo de lo que voy a avergonzarme, así que toma tus putos prejuicios y métetelos por…


— Wow, wow, wow —habló Jung Sun—. Niños, estamos desayunando por dios.


— ¡Entonces dígale algo a su sobrino! —Exigió la histérica mujer.


— ¿Y qué esperas que le diga, Myeong Suk? —Espetó—. ¿Qué desapruebo su relación? ¿Qué es anti natural? —Soltó seriamente—. ¿Eso esperas?


— ¡Por supuesto que sí! —Vociferó.


— Pues estás muy mal, Myeong Suk. Sehun y Luhan no están haciendo absolutamente nada de lo que yo no haya estado enterado antes y mucho menos lo desapruebo. Ellos son felices y al ser así, yo soy el doble de feliz por ellos —explicó con calma, mirando a la pareja con ternura—. Además, mientras sea Sehun quien se comprometa a explicarle todo a DongYul, yo no tengo problemas —se encogió de hombros y se dispuso a seguir comiendo.


— Esto debe ser una maldita broma. —La chica rió incrédula—. ¡Me alegro tanto que mi hijo no esté aquí para ver que usted está igual de dañado que esos dos ma...!


— ¡Cuida tu boca, niña! —Rugió, golpeando la mesa con sus manos y sobresaltándolos a todos—. Está es mi jodida casa y tú no eres más que inquilina aquí, así que mientras que vivas en ella harás lo que yo diga y te exijo respeto para mi hijo y su novio —Sentenció furioso, mirando ferozmente a la pálida joven— . Ah, y más vale mantener tus comentarios negativos para ti misma y no decirle idioteces a DongYul, porque entonces no me haré de la vista gorda como otras ocasiones. ¿Estamos claros? —Ella asintió de mala gana, temblando de furia.


Los oscuros ojos del hombre coincidieron con los orbes avellana de Luhan, suavizándose para él y vio entonces una sonrisa de disculpa en sus labios. Únicamente así se percató que sus manos estaban aferradas al brazo de Sehun y que seguramente tenía una expresión de miedo.


— Bien, sigamos desayunando entonces —sugirió.


Tanto Luhan como Sehun volvieron a ocupar sus lugares, mientras que la chica en la habitación arrojaba su servilleta a la mesa y masculla que debía salir, abandonando la habitación con grandes zancadas mientras que el mayor de todos le deseaba un muy buen día.


— Lo lamento tanto, bebé —dijo Sehun tan pronto ella se fue, tirando de él a un abrazo—. Sabía que ella iba a ser un problema, pero… Joder, lo lamento muchísimo, cariño —soltó con total arrepentimiento.


— N-No, está bien. Yo sólo…


— No tienes que forzarte a ti mismo a fingir que nada pasó. Nosotros vamos a entender a la perfección si tú estás disgustado con Myeong Suk —declaró el tío de Sehun—. Además, yo mismo lamento mucho esto, Luhan.


— De verdad no hay necesidad de disculparse por nada —sonrió para tranquilizarlos—. Tengo muy presente que puede haber reacciones como estas a nuestro alrededor, pero no me importa y no cambia absolutamente —afirmó con convicción.


Una sonrisa orgullosa se pintó en el rostro de su novio, quien sin preocuparse por su tío volvió a tomar de sus labios un rápido beso. El sonido del timbre hizo a Sehun fruncir el ceño y levantarse a pesar de que Luhan trató de pedirle que no fuera en caso de que Myeong Suk hubiese vuelto.


Escandalosas risas se escucharon desde la sala de estar antes de que los gemelos irrumpieran con alegres saludos y sonrisa deslumbrantes. Ambos prácticamente corrieron hasta Jung Sun simplemente por fastidiar y comenzaron a hablarle sin parar.


Sehun resopló, tomando del brazo a Hae Kyun, que ni de esa forma dejaba de hablar, arrastrándolo hasta la salida, no sin antes decirle a Luhan que se verían más tarde. Luhan no pudo contener una sonrisita divertida, antes de ponerse de pie y decirle a Hae Joon que estaban por salir.


Él asintió enérgicamente, y tras despedirse de Jung Sun, ambos fueron directo a la parada de bus más cercana y abordar uno con destino al centro de la ciudad. Durante su trayecto, Hae Joon no paraba de hablar, diciendo lo emocionado que estaba por ayudarlo y preguntando qué era lo que tenía en mente para el obsequio de su novio tan pronto bajaron del bus.


Luhan le sonrió, tomando su mano para arrastrarlo a la primera plaza comercial que vio, pensando ingenuamente que eso iba a ser pan comido. Lamentablemente, las horas habían pasado rápido, los pies le dolían como nunca antes, las calles abarrotadas lo tenían de los nervios y a pesar de ya casi haber ido a las tiendas que pudo encontrar, ninguna tenía lo que buscaba.


— Lulu, será mejor volver —sugirió su agotado acompañante.


— No, todavía no encuentro lo que busco —sentenció frustrado.


— Pero ya hemos ido a todas las tiendas que el GPS nos arrojó, no hay más —insistió—. Además, ya casi son las siete y estoy seguro de que en cuanto lleguemos, Sehun va a jugar a las canicas con mis bolas por haber estado rechazando sus llamas desde las tres —resopló.


— ¡Queda una! —Chilló esperanzado, dejándole al chico más que en claro que ni siquiera le había prestado atención.


— ¡No! ¡Tan sólo vámonos ya! —Exclamó infantilmente.


— Por favor, Hae Joon —sujetó su brazo cuando él se levantó para irse—. Solamente una tienda más, por favor, por favor —suplicó, usando pucheros e incluso dando saltitos como un niño pequeño.


Las mejillas del chico se sonrojaron, masculló algo por lo bajo y asintió, no sin antes hacerlo jurarle que luego de esa tienda ellos iban a marcharse.


— ¡Eres el mejor! —Exclamó alegremente, abrazándolo efusivamente.


Su mano tomó la del atontado joven y comenzó a correr calle abajo sobre esa misma avenida, esquivando personas en el camino, hasta que cinco cuadras más tarde, Luhan por fin vio el llamativo letrero con el nombre de la tienda.


Miró a todos lados apurado y cruzaron tan pronto estuvo seguro que era seguro. Sus ojos brillaron al ver ahí, a través del gran cristal lo que tanto había buscado y no pudo quedarse ahí, de pie, con la emoción contenida.


— ¡Lo encontré! ¡El regalo perfecto! —Gritó con alegría, abrazando al chico a su lado y volando dentro de la tienda.


— Muy buenas…


— Los quiero, no importa el precio —casi gritó, señalando en dirección al escaparate principal de la tienda y estrellando su mano en el mostrador con todo el dinero que cargaba con él.


El hombre asintió torpemente, rodeando con prisa el mostrador a pesar de que probablemente no tenía idea de cúal de los artículos era del que Luhan le hablaba, dejando más que claro que tal vez lo había asustado, pero daba igual si al final tenía el regalo perfecto para su novio.

Notas finales:

Ustedes saben que les agradezco mucho por leer y espero que esten cuidándose mucho. Así que, sin más que decir, les envió un enorme abrazo desde aquí y me despido hasta la próxima.


Bye Bye


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