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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hello everybody!!!


 

 

«Mamá tiene buen gusto.»

Fue ese su pensamiento justo antes de bajar del vehículo y plantarse frente a la bella residencia para su primer buen vistazo. El conductor se apresuró a bajar para ayudarle con su equipaje, él le sonrió cortésmente antes de pagar por su servicio y escuchar el vehículo alejarse.

Se tomó unos cuantos minutos para apreciar la linda fachada, avanzando hasta finalmente estar frente a la entrada principal. El peculiar sonido del timbre lo hizo sonreír algo enternecido, y la alegre voz respondiendo al llamado simplemente ensanchó la sonrisa en sus labios.

— ¿Sí? —Habló la preciosa mujer de ojos castaños.

Su pequeña boca se mantuvo levemente abierta tan pronto sus bellos ojos se fijaron en su rostro, pareció congelarse en su sitio y él no pudo esconder su sonrisa alegre, que también trataba de delatar lo mucho que la extrañaba.

— Hola —murmuró apenas.

— ¡Mi bebé! —Exclamó emocionada, arrojándose a sus brazos sin poder contener sus lágrimas de felicidad.

La estrechó de vuelta, aspirando el familiar y dulce perfume de lilas que recordaba desde pequeño. Cerró los ojos, concentrándose en ese precioso instante, que lo hacía sentir otra vez como un niño pequeño corriendo a sus brazos por miedo o tristeza.

Casi no creyéndose que simplemente ahora ella era tan pequeña y frágil entre sus brazos. Los papeles habían cambiado mucho tiempo atrás y de todos modos la seguía amando incluso más que en aquel entonces.

— ¡Wen Yi, nuestro niño está aquí! —Gritó con voz rota.

Rió levemente por ello, elevando la vista justo cuando escuchó el alboroto que iba en su dirección, hallando ahí la sorprendida cara de su padre. Le sonrió con el mismo amor que tenía por la mujer en sus brazos y pronto su padre también se unió al abrazo.

— No puedo creerlo —habló su padre completamente emocionado—. ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no nos avisaste? —Interrogó el mayor.

— Acabo de llegar —respondió risueño—. ¿Qué tal si entramos para hablar más cómodos?

Su padre asintió felizmente, ayudándolo con sus maletas, puesto que su mamá se negaba a soltarlo en un futuro cercano. Al entrar, inmediatamente se sintió como volver tiempo atrás, porque aun cuando todo en el lugar era diferente, aquel sentimiento de familiaridad estaba ahí igual que cuando era pequeño y vivían todos juntos.

— ¡YiFan!

El gritó jovial de su hermano menor lo hizo reír, e inmediatamente extendió su brazo libre para estrechar al siempre inquieto Zhao. Sus ojos brillaban de felicidad y, aunque sabía que el joven estaba a nada de volverse un hombre, para él seguía siendo el mocoso que iba llorando con él cuando otros niños lo molestaban.

Su hermana le sonrió desde el otro lado de la habitación, una sonrisa pequeña, mientras levantaba la mano a modo de reconocimiento. No le sorprendió, YanYan era de esa forma, siempre seria y poco afectuosa, pero él la conocía a la perfección y sabía que estaba feliz de verlo.

Desvió la mirada en busca del más joven de los integrantes de su familia, esperando ver los ojos de ciervo brillar en su dirección, deseando ver su dulce sonrisa llena de amor y admiración, pero sobre todo, ansioso por jalarlo a sus brazos y asegurarse que estaba bien.

— Ven, ven a sentarte —insistió un hiperactivo Zhao, distrayéndolo y prácticamente arrastrándolo al sofá más cercano.

— ¿Quieres algo de tomar? —Ofreció YanYan, llamando su atención justo cuando iba a volver a revisar el lugar.

— Agua —sonrió.

— ¡Yo la traigo! —Chilló Zhao, corriendo hacía lo que sabía era la cocina.

— Cariño, ¿por qué no dejas de aferrarte al brazo de nuestro hijo? —Habló cariñosamente su padre—. Él no se va a ir —prometió con dulzura.

Ella elevó su preciosa mirada, un adorable mohín adornaba su hermoso rostro y tanto amor como veía en esa mirada de ciervo, también estaba una nota de molestia que simplemente lo hizo sentir enternecido.

— ¿Por qué no nos dijiste que llegabas? Hubiéramos ido a buscarte al aeropuerto —Soltó con voz temblorosa, tratando de verse molesta.

— Era una sorpresa para la mujer más bella del mundo —respondió amorosamente, besando su mejilla.

Ella rió como una niña, abrazándose un poco más fuerte a su brazo, muy probablemente todavía incrédula de verlo ahí. Durante el año, ellos trataban de verse tanto como podían, pero ella siempre reaccionaba así, como si hubiesen pasado años sin verlo.

— Nos alegra mucho verte hijo —agregó su padre.

— A mí también, los extrañe mucho esta navidad —dijo con honestidad.

— Y nosotros a ti también, pero ahora que estás aquí podremos tener una gran fiesta de año nuevo —comentó con emoción la bella mujer a su lado.

— Me encantaría. Yo por nada del mundo recibiré el año nuevo si no es con ustedes —sonrió.

La sensación de estar siendo observado lo hizo desviar la mirada en dirección a las escaleras, esperaba a encontrarse con la figura de su pequeño hermano, pero en su lugar se vio cara a cara con un impresionante dóberman negro.

— No sabía que tenían un perro —comentó seriamente.

Su madre miró en la misma dirección que él, sonriendo dulcemente para el bellísimo animal, dando un par de palmaditas en su regazo, sin embargo, el perro seguía mirando fijamente a YiFan.

— Ven aquí, chico —llamó.

El perro gruñó, dio la media vuelta y desapareció escaleras arriba, dejándolo totalmente confundido. Escuchó a su mamá reír tiernamente mientras le daba un par de palmaditas en el hombro debido a su expresión de desconcierto.

— Jiāo Táng es tímido.

— ¿Tenemos un perro tímido como mascota? —Interrogó confundido.

— Oh no, en realidad él está aquí como un huésped —explicó risueña y eso lo confundió incluso más—. Actualmente, el pequeño Jiāo Táng, solamente gusta de mí y de Xiǎolù. Él es tímido con todos los demás —dijo y YiFan pudo escuchara a su única hermana bufar.

— Ya veo —murmuró, pese a no entender nada y decidiendo dejar para después la pregunta sobre de quién era el perro entonces—. Ahora que lo mencionas… ¿Dónde está mi pequeño Luhan? —Interrogó, echando un vistazo alrededor.

Su madre se tensó al igual que su padre, YanYan hizo una mueca y eso lo hizo fruncir el ceño visiblemente.

— Oigan…

— ¿Vi-Viniste solo? ¿LiXue jiějiě, no te acompaña? —Habló apresuradamente YanYan. Él frunció aún más el ceño por eso, algo no le gustaba.

— Esperaba acompañarme, pero su madre no se sentía bien y tuvo que ir Shenzhen para verla —respondió de todos modos.

— E-Es una lástima, hubiera sido genial que ella también viniera. —YanYan rió nerviosamente.

Algo que era mucho para decir, puesto que era extremadamente difícil ver a la siempre estoica muchacha nerviosa.

— ¿Luhan no está? ¿Acaso salió con algún amigo? —Inquirió seriamente.

YanYan quiso agregar algún otro comentario, sin embargo, su padre intervino, sosteniendo su mano y dándole una sonrisa que puso aún más irritado a YiFan.

— Luhan no está en casa, hijo —habló tranquilamente su papá—. Él no va regresar hoy.

— ¿Está de pijamada con algún amigo o algo así? —Espetó.

— Xiǎolù está de viaje, cariño —explicó nerviosamente su mamá—. Él no volverá hasta pasado mañana por la tarde.

— ¿Viaje? —Masculló, imaginando de algún modo toda la situación.

Por el rabillo del ojo pudo captar la figura de Zhao, su hermano estaba petrificado en su sitio y YiFan sabía que iba a herirlo al traicionar, cómo iba a hacer, la confianza que él ciegamente había depositado en su persona.

— Está en Incheon con Hunnie —musitó la dulce mujer a su costado—. HunHun quería presentarle a su tío.

La ira hirvió en él, recordando como Zhao le había dicho que Luhan había tenido ciertos conflictos con la familia de su amigo y por ello se habían mudado. Casi rechinó los dientes y se puso de pie bruscamente, dándole a sus padres una mirada severa y acusadora.

— ¿Y simplemente lo dejaron? ¿Permitieron que mi hermano fuera con ese chico? —Escupió entre dientes.

— Hijo, no tiene nada de malo. Sehun es…

— ¡Ese niño es un extraño! ¡No pueden dejar que Hannie se vaya tan lejos con alguien que no conocemos! —Ladró furioso.

— Pe-Pero... —Balbuceó su madre, pálida—. Hunnie es de la familia, es un buen chico

— ¡Importa un carajo si es un santo! ¡No es de la familia! —Exclamó—. Es impensable que dejaran que ese mocoso se llevará a Luhan —sentenció.

— ¡Te digo que HunHun es un niño bueno! —Aseguró su mamá—. Él adora a Luhan.

— ¡¿Enloqueciste?! —Vociferó.

— ¡Cállate, YiFan! —Ordenó su furiosa hermanita, plantándose protectoramente frente a su madre.

La dulce mujer se encogió en sí misma, agachando la mirada con el corazón encogido debido a la dura mirada que su hijo le estaba dando.

— ¡Están poniendo en riesgo a mi hermano menor al permitir a que ese mocoso se lo llevara tan lejos! —Exclamó.

—¡YiFan! —Vociferó su padre, mirándolo duramente.

Miró entonces a su mamá, ella lloraba y eso le partió el corazón, recobró la compostura pero ni eso lo hizo dudar ni un ápice sobre su decisión. Luhan no iba quedarse en un lugar donde no estaba seguro.

— Hago esto por Luhan —sentenció—. Dejar que se fuera con un desconocido fue un completo error —finalizó, dando la media vuelta sin más.

— ¡Estás pendejo si crees que te voy a permitir decidir con quien puede y no puede hablar Luhan! —Gritó YanYan—. ¡No vas a venir a imponer tu mierda a nuestro hermanito menor! ¡No tienes ningún derecho!

Zhao lo miró con total horror al pasar a su lado, la culpa en él era evidente y por un segundo se sintió de lo más bajo por traicionar la confianza que su hermano le había dado al contarle que las cosas no estaban muy bien.

Su hermano menor no había sido muy claro con la situación, pero él estaba ahí para averiguar qué andaba mal y ponerle fin, algo que sabía que al final su familia iba agradecerle.

 

***

 

— Luhan —susurró suavemente, moviendo suavemente el cuerpo de su novio.

Él se quejó, revolviéndose entre las mantas y frunciendo el ceño por sexta vez desde que Sehun había comenzado a llamarlo. Suspiró sonoramente, haciendo un nuevo intento de despertarlo y esta vez, consiguiéndolo finalmente.

Luhan se incorporó, adormilado, con el cabello hecho un lío y mirando en todas direcciones como si tratara de ubicarse. Era completamente adorable, pero tanto como Sehun hubiera querido permanecer ahí, adorando su imagen, ellos debían hacer algo.

— Bǎobèi Lù —llamó una vez más—, debes levantarte ya.

— ¿Sehun? —Murmuró confundido.

— Exactamente —sonrió cautivado.

— ¿Qué hora es?

— Temprano —respondió sin querer dar muchos detalles.

— Afuera todo está oscuro —señaló con un puchero inconsciente.

— Es por eso que estoy despertándote, iremos a ver el amanecer a la playa —informó sonriente.

Luhan gruñó, acomodándose nuevamente en la cama y cubriéndose de pies a cabeza con las mantas, mientras que refunfuñaba cosas como que era ridículamente temprano y que hacía mucho frío. Sehun resopló, tirando con fuerzas de las mantas hasta que no eran más que un desastroso bulto en el suelo.

La mirada molesta de un ciervo bebé le fue lanzada y comenzó a reírse, ofreciendo su mano para ayudarlo a levantarse. Luhan resopló, tomando su mano y finalmente se levantó, refunfuñando mientras tomaba un cambio de ropa y se dirigía al baño para cambiarse.

Unos cuantos minutos más tarde, ellos caminaban por las tranquilas calles, tomados de la mano. Era su último día ahí y antes de irse, Sehun quería ver una vez más el amanecer al igual que cuando habían llegado ahí.

Al llegara a la playa, Sehun se sentó sobre la arena, seguido de Luhan. Él recostó su cabeza en el hombro de Sehun y esperaron hasta que lentamente, los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar el cielo y él, se giró emocionado en dirección a Luhan solamente para ver su carita sonriente. Él se estaba durmiendo, sin embargo.

— Luhan ni siquiera estás mirándolo —bufó.

— Si lo hago —susurró adormilado—. Es como amarillo, ¿no?

— Luhan —refunfuñó, dándole una mala mirada.

Una sonrisita se esbozó en los labios del castaño, un beso se presionó en su cuello a forma de pedirle que quitara el ceño fruncido y, justo cuando pensó en decirle que no iba a ser tan fácil, sus ojos chocaron con esos ojos traviesos a los que podría hacer un altar.

Sabía que estaba derrotado, pero no podía importarle menos, no cuando Luhan finalmente besó sus labios tiernamente. Porque solamente Luhan había conseguido besarlo así, despacio y volviendo cada bendito segundo el más dulce y maravilloso.

— Volvamos a casa para que puedas dormir —susurró.

Él sonrió, asintiendo con los ojos cerrados y Sehun lo ayudó a volver a sus pies, notando que él parecía más dormido que despierto. Sonrió resignado y se colocó en cuclillas, con el claro mensaje de que iba a llevarlo en su espalda.

Él no discutió su idea y apenas un par de minutos de caminata más tarde, Sehun fue capaz de escuchar el suave respirar de su dormido novio. Comprobó el reloj tan pronto llegaron a casa y entraron a su habitación.

Tenían tiempo aún, por lo que decidió que Luhan podía dormir un poco más. Rodeándolo en sus brazos tan pronto como entró a la cama justo a su lado.

El estridente sonido de su alarma lo despertó horas más tarde, Luhan aún pedía que lo dejara dormir y por muy tierno que eso era, ellos debían abordar un autobús. En esa ocasión fue más fácil hacer que él se levantara de la cama y una vez hecha la tarea más difícil, lo dejo para que se preparara mientras él les conseguía el desayuno.

— Buenos días —saludó a su tío tan pronto entró a la cocina. El hombre levantó su taza de café como respuesta.

— ¿Listo para el viaje? —Interrogó.

— Claro que estoy listo para el viaje, me hubiera ido al día siguiente del incidente con DongYul, pero no había boletos para el bus —farfulló.

No pudo evitar poner mala cara tras el recuerdo, él había estado furioso después de todo y, pese a que no estaba ni remotamente molesto con su sobrino y había tenido una larga charla con él, Sehun había querido poner toda la distancia posible entre Luhan y Myeong Suk.

Razón por la cual estaba adelantando su viaje de vuelta a pesar de todavía contar con tres días antes de la fecha en que habían acordado con sus suegros para volver. Al inicio Luhan no había estado de acuerdo con la idea, pero él había hablado con su tío y este no había puesto objeción, mientras que su pequeño sobrino no tenía idea de que ellos estaban adelantando su viaje de todos modos, por lo que Luhan simplemente lo aceptó.

— Myeong Suk está arrepentida, hijo —habló serenamente—. Ella no es mala y lo sabes. Es simplemente que ella es imprudente y no termina de superar lo de Minho —explicó.

— Yo sé que ella no es una mala persona, pero simplemente no voy a pasar por alto toda la mierda que soltó contra Luhan y mucho menos que tratará de poner a DongYul en nuestra contra —sentenció.

— De acuerdo —aceptó resignado—. Simplemente trata de no hacer sentir triste a DongYul con esto.

— Lo haré —aseguró.

— Bien —asintió conforme—. Entonces… ¿Qué tal dormiste?

— Muy bien —rió divertido, ya con una idea de a donde el mayor iba.

— Oh, que bueno. Yo por otro lado, fui despertado por mi inconsciente hijo que decidió salir a las putas cuatro de la madrugada con su adorable novio a quien sabe dónde. Al hijo de perra nada más le faltó pasar a llamar a mi puerta para ser más escandaloso —bufó.

Sehun se echó a reír con ganas, dándole una mirada burlona. — Deberías decirle algo entonces, es obvio que es muy desconsiderado.

Jung Sun resopló, mostrándole el dedo medio al insolente chico. Lo escuchó reírse una vez más y no pudo contener la sonrisa de melancolía, al saber que no vería su muchacho en un tiempo. Sin embargo, igual estaba feliz al saber que sin importar nada, su hijo iba a hacerlo muy bien.

Joder, él estaba muy orgulloso de ese pequeño idiota.

— Muy buenos días, Jun…

— Tío —interrumpió, sonriendo ampliamente al dulce niño castaño—. Ahora definitivamente estás obligado a llamarme tío —afirmó felizmente.

La sonrisa de Luhan era hermosa en ese momento. El adorable muchacho era un ángel en sí mismo y él se había encariñado inmensamente con él, no solamente por el hecho de tener a Sehun sonriendo como nunca, sino por su maravillosa forma de ser.

— Entiendo, tío —dijo felizmente.

— ¡Mierda, eres muy lindo! —Chilló, aplastando al chico en sus brazos—. Tú definitivamente debes volver a visitarme —dijo algo infantilmente.

— Lo haré —prometió risueño.

— Idiota, tu sobrino continúa aquí —refunfuñó.

— Oh, tú no tienes que venir. Tu fea cara me estresa —resopló y Sehun le lanzó una uva, haciéndolo reír con ganas.

— No arrojes comida —señaló seriamente Luhan.

— Eso, Hannie, regáñalo —se burló.

Sehun rodó los ojos divertido, volviendo a su tarea de preparar el desayuno. Luhan se unió a él, diciendo algo sobre que no le gustaba mucho el yogurt de frambuesa y Jung Sun simplemente los observaba sonriente.

— Okay, es hora de ponerle atención al tío, niños —habló para que los dos chicos lo miraran—. Entonces, como hoy es el último día de ambos aquí, es hora de sus obsequios de navidad.

— Navidad ya pasó —soltó Sehun socarronamente.

— No hay regalo para ti —resopló.

Su sobrino comenzó a carcajearse por su infantil comportamiento y, antes de que algo más pasara, salió de la cocina y fue por los regalos de ambos menores. Ellos lo esperaban con expresiones curiosas en sus rostros y él solamente sonrió.

— De acuerdo —comenzó—. Primero que nada... Luhan, esto es tuyo —indicó, entregándole al menor un sobre.

— ¿De cuantas hojas es la carta? —Preguntó divertido su sobrino, al ver el grosor del sobre.

Luhan simplemente ignoró eso, abriendo el sobre y soltando un sonoro resuello al ver el contenido. Su sobrino le dio una mirada incrédula, igual a la que Luhan le dirigía entonces. En respuesta él simplemente rió suavemente.

— No, yo no…

— Ese dinero es tuyo —sentenció—. Era mi deber hacerme cargo de las necesidades de Sehun, sin embargo, al tú decidir ayudarlo con la colegiatura, fue como un préstamo que yo ahora estoy pagándote.

— Pero…

— Pero nada, es tu dinero y si el imbécil de mi sobrino ahora me dice que él va a pagarme por hacer esto, yo voy a patear su trasero —amenazó falsamente.

— Tío, yo puedo…

— Lo sé —aseguró seriamente—, pero me gustaría que me dejes hacer este tipo de cosas por ti, me hace sentir más como tu padre —explicó, sonriendo casi con anhelo.

Sehun lo miró sin saber que decir, asintiendo a final de cuentas. Él asintió victorioso, entregando a Luhan su verdadero obsequio de navidad, pese a que tuvo que obligarlo, puesto que él no dejaba de decir que había sido suficiente con el dinero.

— Espero que te guste —dijo emocionado mientras el menor abría su obsequio.

Él miró confundido el pequeño objeto negro en el interior de la caja, disparando una mirada curiosa al mayor, entre tanto Sehun se reía a carcajadas al identificar el objeto.

— Es un electroshock táser, sirve para defensa personal —explicó—. ¿Puedes ver el pequeño arco que se forma en la parte superior al accionarlo? —Luhan asintió—. Bien, pues esto le dará a tu atacante una descarga de cinco mil kilovoltios.

— ¿Cinco mil kilovoltios? —Soltó sorprendido y algo espantado.

— Tranquilo —rió tranquilamente—, esto solamente causará al individuo la pérdida del equilibrio y el balance en el control de los músculos, además de confusión y desorientación. No hay daños permanentes y la recuperación de la persona toma un total de cinco a diez minutos.

— De acuerdo —murmuró algo inseguro—. Sin embargo… ¿Por qué me está obsequiando esto? —Interrogó.

— Porque tú, pequeño niño, eres un imán de problemas —soltó divertido—. Además, ya no había gas pimienta.

— A mí me parece un gran regalo —comentó su muy divertido novio. Luhan en cambio le dio una mala mirada.

— En fin —suspiró—. Aquí tienes tu obsequio, Sehun.

El muchacho tomó el paquete que el mayor le tendía, permaneciendo en silencio y con la vista fija en la pequeña cajita de madera.

— Ábrelo —lo alentó cuando le dio una mirada curiosa.

Al levantar la tapa de madera, sus ojos se fijaron en un sencillo anillo de plata con el dibujo de una cadena trenzada en relieve. Al extraerlo de su estuche, Sehun notó que no era un anillo nuevo y en el interior, encontró grabada la frase “el mundo es tuyo”.

Miró a su tío, encontrando en sus labios una sonrisa paternal y la misma mirada comprensiva que siempre había tenido para él desde la primera vez que había secado sus lágrimas en aquel autobús que lo llevó lejos de Luhan.

— Era de tu bisabuelo, él se lo heredo a mi padre y mi padre me lo dio a mí —explicó tranquilamente—. Técnicamente se suponía que era para tu padre, pero desde que el bastardo siempre fue un hijo de puta mal agradecido, el anillo fue para mí. Es tradición en la familia pasarlo de padre a hijo, así que…

Se encogió de hombros, tragándose el nudo que le provocaba el saber que su muchacho se iría una vez más y que, como antes, era lo suficientemente capaz para salir adelante sin su ayuda, todavía con lo mucho que él deseaba poder ser su soporte.

«¡¿Por qué demonios te importa?¡ ¡Nunca le ha importado a nadie como me sienta!»

— Ahora es tuyo, hijo —murmuró, tratando que su voz no fallara por la emoción.

«He decidido que tú eres la clase de hombre que yo quiero ser.»

Los labios de Sehun se torcieron en una mueca, la misma que hacía cuando de niño advertía su llanto, y él no pudo contenerlo más, jalando a sus brazos el cuerpo de a su hijo; el mismo pequeño revoltoso que crío con tanto esmero y amor.

«No tienes que preocuparte por mí, Oh Jung Sun. Me has criado bien.»

— Estoy muy orgulloso de ti, Hun. Desde que nos conocimos y hasta ahora, no has dejado de sorprenderme y sé que vas a convertirte en un gran hombre. —Él estaba completamente convencido de ello y dispuesto a moler a golpes a cualquiera que tratara de poner en duda la capacidad de Sehun.

«Tío, muchas gracias por darme una familia de verdad.»

— Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacerlo o te trate como si no valieras. Mantente siempre fuerte, cuida tu salud y si tienes un problema, solamente llámame y yo iré para poner el mundo de cabeza de ser necesario.

Sehun asintió apenas y Jung Sun sintió sus lágrimas derramarse, mientras se repetía que le importaba un bledo que lo vieran llorar si se trataba de su pequeño Sehun. Lo único bueno que había en su vida, la única familia que le quedaba y que lo hacía sentir agradecido por haber tenido la dicha de verlo crecer.

— Dios, ya deja de llorar —dijo con la voz entrecortada y una risa floja—. No me iré para siempre ni nada —aseguró el pequeño bastardo que también tenía la mirada llorosa mientras lo empujaba para poner distancia.

— Tienes razón —hizo el intento de una risita—. Bueno… ¿Por qué no van por sus maletas ya? —Sugirió, necesitando un minuto para calmarse.

Él asintió, girándose en dirección a Luhan, quien sin dudarlo tomó su mano. El castaño tenía los ojos húmedos y esbozaba una sonrisa conmovida. Los vio avanzar hacia la puerta y algo dentro de él le pedía llamar a su sobrino, aun cuando no lo hizo.

— Muchas gracias por darme una familia de verdad, Hun —musitó para sí mismo, parpadeando lejos sus lágrimas de felicidad.

Un par de horas más tarde, la despedida real finalmente había llegado. Las maletas estaban en el suelo, justo al lado de ambos chicos. DongYul abrazaba a Luhan repitiéndole que recordara su promesa de ir en para las vacaciones de verano y pidiéndole a su tío llamarlo de vez en cuando. Sehun asintió, mirando en dirección a su tío.

Sabía que no era necesario volver a decir adiós, sin embargo, eso no fue impedimento alguno para compartir una vez más un breve abrazo con el hombre. Tanto Hae Kyun como Hae Joon lo miraron con melancolía para cuando estuvieron frente a frente, ellos sonrieron y luego de hacer su infantil y ridículo saludo de niños, se despidió de ambos chicos.

Los vio apresurarse a abrazar a Luhan, diciéndole lo mucho que iban a extrañarlo y pidiéndole que volviera para llevarlo a lugares increíbles. Luhan asintió, volviéndose en dirección a Jung Sun, quien tras una risita encantadora, abrazó al menor, diciéndole que esperaba volver a verlo pronto y pidiéndole que cuidara de Sehun.

Su sobrino bufó ante eso y Luhan rió, asintiendo sin dudarlo. Ellos abordaron el bus después de que todo finalizara, agitando sus manos a manera de despedida cuando el bus comenzó a avanzar, dejando atrás a una pequeña parte del corazón de Sehun, pese a saber que su padre siempre estaría cuando lo necesitara.

— Los voy a extrañar mucho —murmuró Luhan, cuando era ya incapaz de verlos.

— Yo también —admitió, sintiéndose algo melancólico.

— Pero… —Luhan murmuró—, también extraño a mamá.

La cálida mirada de Sehun se posó en él, acarició suavemente su mejilla y seguidamente besó la misma área que había acariciado.

— En realidad —comenzó cuidadosamente, tanteando el terreno—, nosotros todavía no iremos a tu casa. —Luhan lo miró confuso.

— ¿Entonces?

— Me gustaría pasar estos últimos días solamente contigo. Además, hay algo que quiero hacer antes de que termine el año —explicó tranquilamente.

¿Cómo Luhan siquiera se atrevía a pensar en decirle que no cuando le sonreía así?

Él no tenía oportunidad alguna, por lo que simplemente asintió. Maravillándose por la forma en que los ojos contrarios se iluminaron por la emoción, asegurándole de que su respuesta había sido la correcta.

Plasmando una sonrisa durante el viaje en bus y de camino al pequeño apartamento que sería el hogar de Sehun de ese momento en más. Las familiares calles le dieron la bienvenida de vuelta, aumentando su emoción y tan pronto como bajó del taxi.

Su corazón se estremeció al estar de pie frente al bloque de apartamentos, mientras uno tras otro los pocos recuerdos que tenía del lugar se precipitaban en su mente.

El lugar estaba igual que la última vez que lo había visto aquella mañana antes de salir con intenciones de ver a Baekhyun. Se estremeció con el pensamiento y se concentró en la voz de Sehun que lo invitaba a pasar.

— ¿Todo bien, Hannie? —Preguntó seriamente él.

— Acabo de recordar que no pude devolver a Kai hyung su arnés —respondió distraídamente.

— ¿Qué? —Frunció el ceño.

— Tonterías mías —agitó su diestra, restándole importancia—. No me hagas caso.

— ¿Por qué rayos ese tipo te daría algo como un arnés? —Insistió inconforme.

— ¿Está será mi habitación? —Preguntó, de pie frente a la que sabía era la habitación opuesta a la de Sehun.

— Sí, Luhan. Esa es tu habitación —masculló irritado.

Luhan sonrió ampliamente, adentrándose al lugar para curiosear un poco. Sehun lo seguía de cerca, quedándose en el umbral de la puerta mientras él revisaba el closet que contenía una que otra prenda que él sabía no eran de Sehun.

— ¿Esto es de Chanyeol? —Preguntó divertido.

— Sí —resopló—. ¿De verdad vas a quedarte en esta habitación? —Inquirió en parte molesto y en parte algo decepcionado.

— Sí —dijo, girándose lo suficiente para verlo directamente—. Me acostumbre a dormir contigo, por lo que tengo que hacerme a la idea de que no será de ese modo una vez vuelva a casa.

Sehun frunció el ceño, asintiendo de todas formas al comprender el punto de Luhan. Él mismo tenía que hacer eso también, o de lo contrario él iba a pasar cada noche dando vueltas en la cama sin poder dormir.

Suspiró enfurruñado y avanzó hasta estar lo suficientemente cerca para tirar del cuerpo ajeno en sus brazos. Escuchó su jovial risa y un rápido beso fue presionando en su mejilla, a cambio besó sus tiernos labios de azúcar, deleitándose con su suavidad de terciopelo.

— ¿Quieres ver una película antes de la cena? —Luhan asintió—. ¿Deberíamos salir a comer fuera o pedimos algo?

— Podemos ir a comprarla a Lo Mein y luego venir aquí para ver la película —sugirió entusiasmado.

Sehun contuvo una mueca ante la sugerencia, no disfrutando la idea de tener que ir a ese lugar tras lo sucedido aquel día. Lamentablemente, para su mala fortuna, él era débil e incapaz de decirle que no a esa carita sonriente.

Razón por la cual ellos caminaban rumbo a Lo Mein un par de minutos más tarde, Luhan luciendo feliz y Sehun preguntándose porque no simplemente daban la media vuelta y regresaban por donde habían venido.

Los pasos de Luhan vacilaron al estar a una cuadra y media del restaurant, su mano buscó la de Sehun, apretándola con fuerza. Sehun quiso pedirle en ese mismo instante que regresaran, pero no se atrevió, no cuando Luhan tomó una gran respiración y avanzó determinado.

Lo siguió hasta la entrada del lugar, deteniéndose al cruzar la puerta mientras Luhan parecía escanear el lugar medio vacío. Los oscuros ojos de la única mesera en el lugar se fijaron en ellos, labios rojos se extendieron en una sonrisa inmensa y ella corrió hasta ellos sin dudar.

— ¡Hannie! —Chilló con su aguda voz, envolviendo sus delgados brazos en torno a Luhan.

Sehun frunció el ceño por la acción, además del hecho de que Luhan acababa de soltar su mano para así poder abrazar de vuelta a la bella muchacha. Por el rabillo del ojo logró ver la imagen de Jackson, saliendo de la cocina y mirando en dirección a ellos con una sonrisa gigantesca.

— ¡Lu! —Exclamó animado, estrechando a Luhan en un abrazo de oso que incluso lo hizo elevarse un poco.

Puso los ojos en blanco debido a la excesiva efusividad y la risa alegre de Luhan mientras todo sucedía.

— Pensé que estabas en Incheon. ¿Cuándo volviste? —Preguntó la emocionada chica.

— Hace un rato —rió risueño.

— Oh, te extrañe tanto. —Ella lo abrazó una vez más—. Jackson siempre me está molestando —se quejó como una niña—. No puedo esperar a que vuelvas a trabajar para que me defiendas —dijo e hizo un puchero al decir lo último.

Él por su parte hizo una mueca, porque definitivamente no quería que Luhan volviera a trabajar en ese lugar. Sin embargo, sabía que convencerlo de eso iba a ser algo difícil, sino que hasta imposible de lograr.

— Yo no te molesto, solamente digo que deberías ser más amable al tratar con los clientes —se defendió Jackson.

— Sí, pero… —La chica se detuvo, mirándolo como si fuera un fenómeno. Luhan y Jackson también se volvieron en su dirección, y contraría a la mueca de molestia de Jackson, Luhan sonrió.

— Perdón —sonrió apenado—. Chicos, ¿recuerdan a mi novio Sehun?

Jackson asintió con el ceño fruncido, mientras la chica hacía una expresión de sorpresa y asentía torpemente. Él sonrió tontamente, sujetando la mano que su dulce novio le ofreció y entrelazando sus dedos con los ajenos.

Dejándose llevar por esa sensación de poder absoluto que siempre venía cada vez que Luhan admitía la relación que ellos tenían. Naturalmente, él sabía que la palabra novio era un mero título y nada más, sin embargo, igual lo hacía sentir todopoderoso.

— ¿Están en una cita? —Interrogó Rin—. ¿Quieren una mesa alejada de todos?

— No es eso, Rin noona —habló risueño—. En realidad, veníamos a conseguir algo para llevar, nosotros vamos a ver una película.

Ella asintió efusivamente, tomó la mano de Jackson y se apresuró a la cocina, diciéndoles que tomaran asiento mientras ella les decía que dejaran todo en sus manos y que les prepararía la mejor comida que tenían.

No fue necesario que esperaran demasiado antes de que ella apareciera con lo prometido. Su sonrisa igual de grande mientras les decía que todo era por su cuenta, pese a las protestas de Luhan. Sin embargo, era una chica terca y fue imposible hacerla retractarse.

Se despidieron de ella brevemente, emprendiendo su camino de vuelta entre triviales anécdotas de cómo era el trabajo de Luhan, ese mismo que Sehun quería que dejara. No porque él lugar fuera malo o las personas que ahí trabajaban no le gustaran, simplemente la zona no era segura y Luhan ya le había provocado más preocupaciones de las que podía resistir.

— ¿Qué película veremos? —Preguntó el castaño tan pronto entraron al apartamento.

— La que tú quieras.

Esa simple respuesta le dio como regalo su preciosa sonrisa de ángel, lo observó atentamente mientras se encargaba de elegir. Tenía en ceño levemente fruncido y un pequeño puchero en los labios, luciendo demasiado adorable.

— ¿Qué vamos a ver? —Interrogó, dejando sobre la mesa lo que sería su cena.

— Milagro en la celda número siete —respondió entusiasmado.

— ¿Qué no es esa película que hace llorara a todos? —Soltó divertido, tomando de la mesa algo que no estaba seguro si era puré o salsa.

Luhan asintió, acomodándose a su lado y quitando de sus manos eso que al parecer si era una especie de salsa que iba sobre los fideos. Lo miró seriamente y luego a su plato, no estando muy seguro de querer probarlo.

— Te gustara, lo prometo —afirmó, dando el primer bocado antes de señalar con emoción el inicio de la película.

Una hora treinta y tres minutos más tarde, Sehun estaba aburrido. La película estaba dándole sueño y, aunque admitía que la historia era bastante buena, simplemente no tocaba su corazón como alguna vez leyó que pasaría en alguna reseña en Internet.

Bostezó sin poder evitarlo, mirando hasta su plato de fideos ya vacío. Luhan había tenido razón al decirle que le iban a gustar, tal vez alguna vez podrían ir a comer al lugar y pedir lo mismo. Fue un lindo pensamiento que lo hizo sonreír y quiso decirle a Luhan sobre él.

Sin embargo, solamente se quedó ahí, mirando fijamente a su novio, que a diferencia suya si había sentido un toque al corazón debido a la película. Lo observó con ternura, mientras intentaba ocultar sus lágrimas tras la servilleta de papel con el logotipo del restaurante y lo jaló a sus brazos, besando su sien.

— No llores, Bǎobèi Lù. Es solamente una película —dijo enternecido.

— No estoy llorando —farfulló, aun cuando se acomodó entre sus brazos.

— Bueno, es obvio que yo vi mal, pero de todos modos no llores —pidió, besando su cabello y dejando ir una pequeña risita.

Luhan refunfuñó, acurrucándose tan cerca como pudo y fingiendo que el final de la película no lo había hecho llorar. Sus ojos estaban fijos en la pantalla incluso después de los créditos, Sehun limpiaba la mesa de centro, bromeando sobre jamás dejar que mirara esa película una vez más y Luhan, de alguna forma, tenía algo en mente.

— ¿Crees que estaremos juntos siempre? —Interrogó, sin mirar realmente a Sehun.

Pero sabía que él había escuchado su voz, porque había dejado de manipular la loza sucia en el fregadero. Incluso fue capaz de notar el momento exacto en que Sehun cortó el flujo de agua del grifo.

— ¿Luhan? —Habló interrogante.

— Es como en la película, esos dos, ellos querían ser una pequeña familia feliz por siempre y terminó de esa forma —murmuró—. Nosotros antes queríamos estar juntos por siempre, pero luego esa mujer te envió muy lejos de mí y para cuando volviste…

Él miró a sus manos, jugó con sus dedos y repasó uno a uno cada pequeño detalle del camino que habían cruzado para llegar a ese punto.

— Parecía ser que saltabas un muro para toparte con uno incluso más alto debido a mí.

— ¿Tú que quieres, Luhan? ¿Nos ves estando juntos siempre? —Preguntó seriamente, luciendo como demasiado relajado de pie bajo el umbral de la cocina.

— Lo que yo quiero… —Susurró apenas—. Lo que yo quiero es que esta vez ambos saltemos juntos todos los muros que vengan, no importa que tan altos sean ni lo que pase al final —sentenció, mirándolo a los ojos.

Sehun sonrió y asintió, caminando finalmente de vuelta al sofá junto a él. Hubo un gran suspiro y tras eso, Sehun frotó las palmas de sus manos sobre sus jeans, como preparándose para decir algo de suma importancia.

— Hasta este momento todo ha parecido un sueño, sin embargo, debe haber algunos puntos que poner en nuestra relación. —Luhan asintió comprensivo—. Lo principal es la honestidad, porque estarás de acuerdo que es la principal razón de las dificultades pasadas.

— También es importante la confianza —señaló Luhan.

— Tienes razón, así que ambos debemos ser honestos y confiar el uno en el otro —dijo seriamente—. No está permitido temer o dudar, por lo que debemos prometer que antes de hacer todo un problema, vamos a hablar sobre lo que este mal y de ese modo evitaremos problemas innecesarios y lo resolveremos.

— Muy bien —asintió.

— Claro que esto no quiere decir que no va haber alguno que otro conflicto, pero nos ayudará mucho —rió tras decir eso—. Entonces… ¿Alguna otra sugerencia antes de dejar cerrado el tema?

— De hecho, sí —musitó.

— Te escucho —lo alentó.

— Promete que ninguno de los dos se irá esta vez —Habló, mirando directamente a sus ojos y tomándolo por sorpresa—. No importa lo mal que todo esté, ni aunque queramos huir sin mirar atrás, e incluso si en algún momento te enamoras de alguien más, me vas a decir pero no vas a irte lejos —susurró.

— Luhan, eso no…

— Lo sé —sonrió dulcemente—. Sin embargo, debemos prometernos esto.

Sehun tenía expresión pensativa hasta finalmente hacer un movimiento afirmativo con su cabeza, su mano tomó la de Luhan y de sus labios brotó un sencillo lo prometo. Luhan sonrió satisfecho, respondiendo de igual forma.

Dejando la charla en el olvido tan fácilmente como había iniciado. Sehun era un experto en deshacerse de cualquier pequeño instante que pudiese hacer que Luhan se sintiera incómodo o inseguro y Luhan lo adoraba por ello.

Repitiéndose eso mismo en la mente mientras lo observaba terminar de lavar la loza y hablar lo mucho que le habían gustados los fideos, esperando volver a repetir y tal vez en esa ocasión hacerlo en el restaurante para agradecer al señor Li por ellos.

Estuvo de acuerdo, en ese momento era seguro que hubiera dicho que sí, aunque Sehun le dijera que el mar era color rosa y los árboles de algodón de azúcar.

— Oye, ¿quieres ayudarme a desempacar? —Preguntó sonriente—. Ya sabes, esta ahora es mi casa, así que debo acomodar todavía unas cosas antes de que Jiāo Táng llegue.

La sonrisa de Luhan vaciló al escucharlo, porque aun cuando Sehun no iba a decirlo en voz alta, él sabía que ese hecho tenía el corazón de su dulce novio hecho pedazos. Por mucho que Luhan quisiera decirle que no valía la pena.

— ¿Cómo es que tienes un departamento siendo menor de edad?

— Técnicamente es de mi tío —respondió entre risas—. Él decía que los hoteles eran caros y que necesitaba un lugar al cual llegar si yo lo iba a hacer venir cada año como mi mensajero personal. Eso fue cuando me dio las llaves y me dijo que era mío.

— ¿Es así?

— ¿Sabes? Yo como que creo que en realidad lo consiguió cuando le dije que iba a regresar a Seúl, supongo que sabía que no iba a poder vivir con esa familia por mucho tiempo —murmuró.

— ¿Por qué seguías viviendo con ellos si desde el principio ya tenías este lugar para ti? —Interrogó seriamente.

— Ya lo sabes —respondió, desviando la mirada—. Tú eras mi vecino entonces y yo…

— No, tú igual me verías en la escuela —señaló—. ¿Era por ella no es así? —Espetó molesto.

Porque esa mujer nunca había merecido ni la mitad de todo lo que Sehun sentía por ella. Esa mujer que jamás había sabido valorar el bello tesoro que le estaban obsequiando, ya que en el fondo sabía que Sehun seguía amándola.

— Es mi madre, cariño —sonrió tristemente—. Alguna vez ella realmente me amó y por eso sentía que era mi deber protegerla.

— No lo era, esa mujer…

— Fui un hijo no planeado, Hannie. Ellos solamente habían pensado en concebir a Minho, pero cuando ella se enteró de mí, simplemente no pudo hacerlo cuando ese bastardo le pidió interrumpir el embarazo. En algún momento ella me amó tanto, que se enfrentó al hombre del cual cree estar enamorada aún.

— ¿Qué cambió entonces? ¿Por qué ella se volvió de esta forma si luchó por ti antes?

— Porque él comenzó a serle infiel, se volvió insensible, comenzó a hacerle daño y ella me culpó de todo cuando él ya no la amaba más. Y yo también lo creía, Luhan, pensaba que si yo jamás hubiera nacido, ella todavía tendría su familia feliz y como era mi culpa, yo debía quedarme a su lado para protegerla y tal vez así, una día ella me perdonaría y volvería quererme.

Luhan sintió su corazón encogerse, lo abrazó con todas sus fuerzas y por mucho que quiso decirle que nunca había sido culpable de absolutamente nada. El nudo en su garganta no dejaba que ni un solo sonido saliera.

— Entonces te conocí —musitó, estrechándolo entre sus brazos—. Yo era tan imperfecto, pero tú seguías diciendo que yo era perfecto, mirándome con esos precioso ojos tuyos como si fuera increíble y diciendo que me querías cuando nadie más lo hacía. Tú incluso celebraste mi cumpleaños cuando yo había crecido que esa fecha solamente traía desdicha.

Luhan se tragó el amargo sabor en su boca, maldiciendo para sus adentros a esa maldita familia y deseando con toda su alma que ellos se arrepintieran hasta el último de sus días por haber dañado tanto a su Sehun.

— Eras tan lindo, yo no podía dejar de mirarte y cuando Zhao g“ dijo que debían volver, yo solamente quería tomar tu mano para que te quedaras conmigo.

— Yo también, no quería irme —confesó con un hilo de voz—. Quería seguir hablando contigo, aunque no te entendía nada, yo todavía quería saber tu nombre y por eso regresé.

— Dime que me amas, Luhan —pidió con anhelo.

— Te amo, mucho —dijo sin titubear, mirándolo a los ojos para que pudiera ver que era honesto.

Una sonrisa temblorosa fue esbozada por sus labios antes de besarlo. Un beso que lo hizo saber lo mucho que Sehun necesitaba de él y lo herido que estaba su corazón a causa de esa mujer. Quería decirle que nunca más estaría solo, pero Sehun simplemente se alejó.

Se aclaró la garganta y dijo que era hora de dormir pese a ser apenas las siete. No se volvió a mirarlo y de todas formas Luhan sabía que había lágrimas en sus ojos.

Se esforzó en darle su espacio porque él parecía así quererlo y se metió a la cama con el corazón encogido, dando vueltas sin poder conciliar el sueño, pero repitiéndose que debía darle eso a Sehun, que él quería estar solo y debía respetarlo.

Al final perdió la batalla, saliendo de su habitación directo a la de Sehun. Entró silenciosamente, deteniéndose a centímetros de la cama del más alto. Él estaba de espaldas, podía ver el ligero temblor en su cuerpo y él mismo sentía ganas de llorar.

— ¿Hunnie? —Susurró apenas.

Todo estaba oscuro y de todas formas Luhan logró registrar como él limpiaba su rostro antes de girarse en su dirección y extender su mano para él. Luhan la tomó, sin embargo, no se movió ni hizo intento alguno de entrar en la cama.

— ¿Todo bien, cariño? —Su voz fue baja, con la intención de ocultar el temblor en ella.

— Tengo frío.

Esa fue la simple oración que le dio. Sehun acarició su mano suavemente, abriendo las mantas para él y envolviéndolo en sus brazos tan pronto entró a su cama. Labios suaves besaron su frente y casi se perdió el débil gracias que fue murmurado.

No respondió y simplemente se acurrucó en los brazos del más alto, dejándose arrullar en la tierna forma en la cual él tarareaba alguna canción para ayudarlo a dormir y tras solo un par de minutos, el cansancio se hizo cargo de todo.

Para la mañana siguiente, Luhan despertó completamente solo en la cama, recorriendo la habitación de extremo a extremo sin hallar ni rastros de su novio. Refunfuñó para sus adentros mientras se envolvía en una de las mantas y salía de la cama para buscarlo.

El sonido y dulce aroma proveniente de la cocina le dio una muy buena pista de donde podría estar él. Ingresó a la habitación sin decirle nada, simplemente abrazándolo por la espalda y farfullando que estaba congelándose por su causa. Sehun rió brevemente, dejándose hacer pese a continuar con su labor de preparar el desayuno para ambos.

— ¿Despertaste de malas? —Inquirió divertido.

— No, desperté solo y con frío —farfulló a sus espaldas, acurrucándose lo más cerca que pudo del cuerpo ajeno.

— Siempre puedes volver a la cama —señaló tranquilamente.

— ¿Vas a venir conmigo?

— Eso es una propuesta indecorosa —se volvió, una sonrisa coqueta adornando sus labios, tiñendo de rojo las mejillas de Luhan.

— Eres un tonto —soltó risueño, dando un paso atrás finalmente—. ¿No es eso mucho para nosotros dos? —Señaló lo que Sehun preparaba.

— Sí, para nosotros dos si es mucho, pero…

— ¡Hannie!

El escandaloso chillido, más los inesperados brazos envueltos firmemente a su alrededor, lo dejaron confundido, solamente hasta el momento en que pudo enfocarse correctamente y distinguir que era nada más y nada menos que Baekhyun.

— ¿Baek?

El chico sonrió ampliamente, mirándolo con esos brillantes ojos de cachorro y luciendo tan tierno como Luhan lo recordaba. Sonrió de vuelta, estrechando un poco más fuerte el cuerpo de su mejor amigo antes de elevar su vista en dirección a esa molesta sensación de ser observado, notando entonces la presencia de Chanyeol.

El más alto tenía el ceño fruncido y el propio Luhan no pudo contener la mueca de molestia al verlo ahí. La voz de Sehun lo hizo relajarse un poco, entre tanto observaba a ambos amigos compartir un rápido abrazo y una sonrisa alegre.

— ¿Por qué no me avisaste antes que llegabas, Hannie? —Soltó Baekhyun, un puchero en sus labios como señal de disgusto.

— Bueno, en realidad no tuve oportunidad —explicó algo apenado—. Sin embargo, me vengo preguntando… ¿Ustedes vienen juntos? —Interrogó, dándole a Chanyeol una mirada recelosa.

— Ah, sobre eso…

— Venimos juntos —se adelantó el pelirrojo, como retando a Luhan a decir cualquier cosa sobre ese hecho.

— Chanyeol —gruñó Sehun por lo bajo.

— Baek —llamó, preguntando silenciosamente sobre cómo se sentía respecto a todo lo sucedido.

— Tranquilo, Lu —sonrió divinamente—. Actualmente como que tratamos de ver para donde va a esto.

— Bien, entre tanto tú estés de acuerdo con todo —comentó ya más tranquilo de saber que Baekhyun estaba conforme y era su decisión.

El pequeño chico peli-plata rió jovial, pellizcando las mejillas de su mejor amigo juguetonamente, adorando lo dulce que él podía ser con esa actitud sobreprotectora suya, la cual seguro no asustaba ni a un conejo.

— Eres súper lindo cuando te pones en modo sobreprotector —dijo risueño.

— No estás aquí para eso, Byun —bufó Sehun, apartando su mano y metiéndose entre ellos.

Resopló y rodó los ojos, antes de finalmente enfocarse en la razón de que ellos estuvieran ahí. Puso su mejor sonrisa e importándole poco, alcanzó la mano de su mejor amigo para arrastrarlo al comedor y bombardearlo con mil preguntas.

Desayunaron los cuatro juntos, en una especie de escena que tal vez tres de ellos no hubieran visto posible. Porque a Sehun no le agradaba el mejor amigo de Luhan, a Baekhyun todavía le dolía ver al castaño con otro y Chanyeol no creía a Luhan digno de ni de su mejor amigo y mucho menos del maravilloso chico que él tanto adoraba.

Luhan parecía no darse cuenta de nada, continuando con la charla de lo mucho que se había divertido en Incheon. Baekhyun lo observaba, como buscando aún las heridas de la última vez, pero estás se habían desvanecido casi completamente.

Su sonrisa también confirmaba que él era feliz entonces, trayendo algo de paz a su corazón. Fingió estar interesado en cada palabra que él dijo sobre su tiempo con el pelinegro. Su mirada se cruzó con la del más alto y se recordó a sí mismo cuál era la razón de estar ahí en primer lugar.

— Salgamos —habló repentinamente—. Ya saben, como una cita doble —propuso.

— Me parece una buena idea —apoyó Chanyeol.

— ¿Qué dices?

Luhan asintió, sabiendo que era imposible decirle que no a la dulce y esperanzada mirada que Baekhyun le daba.

Fue Baekhyun quien prácticamente lo planeó todo, ninguno le diría que no cuando parecía tan emocionado. Eso ayudó en gran parte a borrar la incomodidad, eso y el hecho de que Luhan notara la mirada de pura adoración que Chanyeol le dirigía a su mejor amigo.

— ¿Lotte World? —Sehun arqueó una ceja, como no creyendo que esa fuera la genial idea de Baekhyun.

— Sí —respondió, prácticamente vibrando en su sitio—. Pero no se queden ahí, rápido, rápido —apresuró Baekhyun, sosteniendo la mano de Chanyeol para arrastrarlo dentro del concurrido lugar.

Se miraron entre sí y luego a la pareja que se alejaba cada vez más. Sehun se encogió de hombros al final, tomando su mano con el pretexto de que no se separaran entre la multitud. Luhan se burló de eso, siguiéndolo de todos modos.

Dejándose arrastrar por todas y cada una de las atracciones que Baekhyun eligió, hasta culminar en la pista de hielo.

Algo en lo que pronto descubrieron Chanyeol y Baekhyun apestaban, sin embargo, ellos no paraban de reírse como idiotas a pesar de que cada caída se veía más dolorosa que la anterior.

— ¡Otra vez! —Escucharon chillar a Baekhyun.

Chanyeol se puso de pie tambaleante, sirviendo apenas de apoyo para un igual de tambaleante Baekhyun. Se deslizaron apenas un par de centímetros antes de perder el equilibrio y caer dolorosamente. Luhan se estremeció al verlo caer.

Su mirada insegura fue hasta Sehun, las piernas le temblaban como a un ciervo bebé y solamente por ese hecho, él estaba seguro que iba a caerse. Algo que lo tenía a nada de decirle a su novio que se daba por vencido y que quería salir de ahí.

— Lo estás haciendo muy bien, Bǎobèi Lù —alentó.

— Me voy a caer —musitó angustiado, sosteniendo las manos de Sehun como si su vida dependiera de eso.

— Estarás bien —aseguró—. No dejaré que te lastimes —prometió.

— Pero Baekhyun…

— Él está bien, tal vez un poco más idiota que antes, pero míralo —señaló en dirección al par de tarados—. Él está muy feliz.

Luhan asintió, tomando una gran respiración y una vez más trató de enderezarse. Apenas lo consiguió a pesar de que sentía que las piernas le temblaban cual gelatina, una sonrisa victoriosa se extendió en sus labios y miró en dirección a su novio esperando que le dijera algo.

— Te dije que lo harías —soltó orgulloso.

— Genial —celebró—. ¿Podemos salir de aquí ahora? —Sehun asintió entre risas, haciendo un par de señas a Chanyeol, quien se retorcía de la risa sobre el duro hielo junto con Baekhyun.

El pelirrojo ni siquiera mostraba interés alguno en prestarles atención, así que simplemente dejaron de intentarlo y salieron de la pista para que así Luhan pudiera sentir que no iba a terminar en la sala de emergencias si llegaba a caerse.

— Iré a buscar una bebida caliente mientras te quitas eso —señaló los patines.

Luhan asintió, terminó rápidamente con la tarea de volver a sus propios zapatos y tan pronto como acabó, una pequeña lata de café fue extendida en su dirección. Sonrió agradecido, tomando el pequeño obsequio de Sehun y miró al frente, donde Baekhyun y Chanyeol seguían besando el hielo.

— ¿Crees que alguien llame a algún empleado si ellos siguen así? —Interrogó Sehun con una mueca, luego de la caída número…

En realidad, ya ni siquiera llevaban la cuenta.

— Tal vez no —se encogió de hombros—. Ambos se ven felices y probablemente todos piensen que está bien.

— Cuando sugirieron la pista de hielo pensé que al menos uno sabía patinar —comentó distraídamente.

— Oh no, Baekhyun dijo que ellos iban a aprender mientras estaban en la pista —hizo una mueca tras decir eso.

Sehun no pudo evitar reírse, miró de reojo a Luhan que parecía tratar de calentar sus manos con el café y sin dudarlo atrapó una de ellas, entrelazando sus dedos y sonriendo para él cuando lo miró medio avergonzado.

— ¿Frío?

— Se me están congelando partes del cuerpo que no sabía que se podían congelar —bufó.

El más alto arqueó una ceja ante la respuesta, su sonrisa se volvió coqueta y Luhan por poco se atragantó con su propia saliva cuando él se acercó, tanto, que parecía que iba a besarlo en cualquier segundo.

— Puedo ayudarte a entrar en calor si eso quieres —susurró sugerentemente.

— N-No bromees conmigo, Oh —farfulló, empujando levemente al más alto y sintiendo repentinamente mucho calor.

Lo escuchó reírse con ganas y masculló un par de insultos a su persona. La voz de Baekhyun lo hizo reaccionar y casi gritó al ver a su amigo gateando sobre el hielo para llegar a la salida de la pista.

Tanto él como Sehun se pusieron rápidamente de pie para ayudar a su amigo a volver a sus pies y llevarlo a la banca que ellos ocupaban.

— ¿Chanyeol no vendrá? —Preguntó Sehun, mientras ayudaba a Baekhyun a volver a sus pies.

— En realidad, yo como que esperaba que volvieras la pista y le enseñaras a patinar de verdad —soltó risueño—. Hacerlo a nuestra manera es lindo y divertido durante un rato, pero comienzo a sentirme adolorido —rió.

Sehun lo miró seriamente, y contra todo pronóstico, asintió. Volvió a colocarse los patines una vez Baekhyun estaba sentado y seguro en la banca, diciéndole a Luhan que no se moviera de ahí mientras él regresaba.

La sonrisa de Baekhyun era aterradoramente enorme cuando volvió su atención en su dirección, Luhan sabía que esa conversación no iba a gustarle y de todas formas no se atrevió a levantarse de esa banca.

— Mmm… ¿A-Algo que decirme respecto a Park? —Preguntó algo nervioso, tratando de evitar cualquiera que fuera el tema que Baekhyun tuviera en mente.

— Estamos intentando algo —respondió tranquilamente.

— ¿Algo? —Baekhyun se encogió de hombros.

— ¡Chanyeol, te digo que te endereces de una puta vez! —Escucharon gritar a un muy irritado Sehun. Baekhyun fue el primero en reírse, desviando su mirada a ambos chicos brevemente.

— Él es persistente, idiota y muy lindo.

— Bueno, mientras tú estés bien con ello, yo te apoyo —afirmó.

Su amigo asintió todo sonrisas, tenía algo en mente y Luhan se resignó a que simplemente lo dijera, porque lo conocía lo suficiente como para saber que simplemente no iba a dejarlo ir hasta que tuviera respuestas de su parte.

— Te ves muy feliz —comentó risueño.

— ¿A sí? —Murmuró sonrojado.

— También note ya los accesorios de pareja —dijo, moviendo sus cejas graciosamente y golpeando con su codo uno de los costados del otro.

— Bue-Bueno, las pulseras son un amuleto chino. Fueron mi obsequio de navidad para Sehun —murmuró apenas.

— Me alegró mucho —rió—. Supongo entonces que ya le dijiste TA —lo miró curioso.

— S-Sí.

— ¡Maravilloso! —Aplaudió—. Aunque no lo creas, estoy muy contento por ambos. Sehun puede ser ultra irritante, pero es un chico espectacular y estoy mil por ciento seguro de que nadie va a quererte tanto como él.

— ¿Quién eres y qué hiciste con Baekhyun? —Bromeó.

— Tengo mis momentos —se encogió de hombros—. Pero de verdad, es genial que ustedes avancen por buen camino. Solamente recuerda que no debes tener miedo cuando haya momentos feos, siempre confíen el uno en el otro y respéntense mutuamente —aconsejó.

— Lo haremos.

— Sabes que puedes confiar en mí y buscarme si sientes que algo va mal o si tienes algo que te intranquiliza, probablemente no voy a tener todas las respuestas, pero haré lo que pueda —prometió con su hermosa sonrisa que conmovió a su amigo—. Además, Sehun pronto va querer ir más lejos que un beso y tú vas a tener muchas preguntas —aseguró.

El rostro de Luhan se calentó, los ojos de su amigo se ampliaron y sus labios formaron una perfecta o. Baekhyun se levantó de golpe, señalándolo con un dedo acusador y una brillante mirada que sinceramente daba miedo.

— ¡Lo hicieron! —Exclamó.

— ¡Dios, cállate! —Chilló, jalando al peli-plata para tapar su gran boca.

— Lo hicieron, ¿verdad? —Insistió, apartando la mano ajena—. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Tuviste miedo? ¿Él fue amable contigo? Recuerda que fue la primera vez y eso siempre…

— ¡Tan sólo cállate! —Exigió tapando una vez más la boca del más bajito, haciendo una mueca de angustia y mirando en todas direcciones, esperando que nadie los estuviera escuchando.

— Tengo curiosidad… ¿Qué tamaño tiene? —Luhan gimió horrorizado—. Ya sabes, hay un dicho que dice que cuando hombre tiene la nariz grande…

— ¡¿Por qué diablos te diría yo sobre su tamaño?! —Exclamó.

La carcajada de Chanyeol lo obligó a mirar al frente, donde el pelirrojo se reía a todo pulmón y Sehun lo observaba con sorpresa. Gimió de vergüenza, excusándose rápidamente con el pretexto de ir al baño y huyó de ahí.

Baekhyun rió con ganas, arqueando una ceja en dirección a Sehun que tan solo parpadeaba como tratando de procesar lo que había escuchado.

— ¿Algo que decir? —Interrogó con diversión.

Sehun sonrió ladino haciendo una seña con sus dedos, como simulando alguna especie de medida, algo que hizo que las mejillas de Baekhyun se volvieran rojas, antes de girarse y seguir a su abochornado Luhan.

— ¿Y piensas que me voy a creer eso? ¡Presumido! —Lo escuchó chillar a sus espaldas, acompañado de las inconfundibles y escandalosas carcajadas Chanyeol.

Entró al baño tranquilamente, topándose con la linda imagen de Luhan cubriendo con sus manos su muy avergonzada expresión.

— ¿Todo bien? —Inquirió divertido, tirando del cuerpo ajeno a sus brazos.

— No, fue vergonzoso —masculló algo que apenas y entendió debido a que sus manos aún cubrían su rostro.

— En ese caso, puedo mostrarte para que la próxima vez puedas responderle —bromeó.

Luhan jadeó, empujándolo levemente para poder mirarlo, como preguntándole si estaba hablando enserio. Sehun se rió de su expresión, besando rápidamente esos dulces labios y abrazando solamente un poco más fuerte su cuerpo.

Un enfurruñado Baekhyun los esperaba afuera, Chanyeol aún estaba riéndose y Luhan suspiró sonoramente, dejando que su mejor amigo se abrazara a su brazo, diciendo que no podía irse así y tampoco ser escandaloso en un lugar público. Luhan únicamente puso los ojos en blanco y asintió de todas formas.

El móvil de Chanyeol los hizo mirar en su dirección, lo vio hacer una mueca y responder apresurado, mirándolo de reojo mientras intercambiaba algunas palabras con la persona que lo llamaba. Sehun sabía que esa era su señal y su estómago se hizo un nudo debido a los nervios.

— ¿Todo bien? —Preguntó seriamente Baekhyun.

— No, yo olvide por completo que le había prometido a Lay hyung ayudarlo a mover unas cosas —explicó algo apenado.

— Oh, es eso —murmuró Baek—. Pensé que me acompañarías de compras luego de salir de aquí, pero...

— Lo siento, Baekkie —se apresuró a decir—. Te juro que no lo recordaba.

— No, está bien —suspiró—. Supongo que no se puede hacer nada y tendrás que ir —soltó con una evidente decepción.

— De hecho, yo como que esperaba que Sehun nos ayudara —dijo, sonriendo tímidamente.

Él miró a Luhan, como esperando que expresara algo con respecto a la idea. En cambio, Luhan hizo una mueca, mirándolo de vuelta, seguramente a la espera de que dijera algo al respecto.

— Vamos, Sehun —insistió—. Lay hyung estará feliz de verte, acabaremos más rápido con tu ayuda y así Luhan puede acompañar a Baek de compras.

— Yo no tengo problema —respondió tranquilamente—. ¿Estarás bien sin mí un par de horas? —Preguntó con una sonrisa cariñosa.

— Bueno…

— ¡Lo estará! —Exclamó alegremente Baekhyun—. Nosotros vamos a tener un momento genial y luego te lo llevaré hasta la casa del novio de Suho —rió alegremente.

— Baekhyunee, ya hablamos sobre qué Lay hyung no es…

— Será mejor que nos vayamos yendo —interrumpió, empujando al más alto hacia la salida del lugar—. Les deseo mucha suerte con el asunto de Lay.

Chanyeol asintió resignado, agitó su mano a modo de despedida y finalmente se fueron. Luhan frunció el ceño un poco inconforme, obligándose a sonreír al final cuando su amigo se giró a verlo con aquella sonrisa resplandeciente.

— Vamos —apresuró, jalándolo en dirección opuesta a donde los otros dos se habían ido—, tengo que aprovechar esta oportunidad para comprar el regalo para Chan.

— ¿Lo ibas a llevar a comprar un regalo para sí mismo?

— No —bufó ofendido—. Yo de verdad iba comprar un par de cosas y observarlo para averiguar qué le gusta y así comprar un regalo para él a escondidas —soltó como si fuese los más obvio del mundo.

Para Luhan no tenía sentido, pero igual fingió que sí. Después de todo, Baekhyun siempre actuaba por una razón por mucho que pareciera que sus acciones no tenían sentido alguno.

— Además, tú todavía debes decirme cómo fue tu primera experiencia —comentó emocionado.

Luhan le dio una mirada alarmada, negando frenéticamente, Baekhyun difícilmente le prestó atención y su risita le dijo que no importaba cuanto tratará de zafarse de esa, él simplemente no lo iba a dejar.

— ¿Por qué rayos quieres saber sobre eso? —Farfulló de mala gana.

— Aunque no vayas a creerme, realmente es para saber que estás bien con ello y no te presionó —confesó.

— Él no haría algo como eso, además, ni siquiera lo hicimos —musitó en voz de baja, sintiendo su rostro realmente acalorado.

— ¿No? ¿Por qué actúas tan avergonzado entonces?

— Bueno, técnicamente algo pasó, pero no ese algo —admitió.

— No comprendo nada de lo que dices —frunció el ceño—. ¿Qué fue lo que hicieron con exactitud? —Espetó, deteniéndose en seco, con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados, justo frente a la entrada del mall.

— Bueno… —Él estaba sonrojado, no era necesario mirar su reflejo en los aparadores para saberlo—. Él usó su boca, solo eso —susurró débilmente, haciendo un triste intento de encogerse de hombros como si él tema no fuera tan importante, aun cuando falló miserablemente—. No fue la gran cosa y en todo caso, yo simplemente me desmaye o algo así después de que todo pasó —hizo una mueca al recordarlo, Baekhyun hizo exactamente lo mismo tras escucharlo.

— Para empezar, Luhan; eso que hicieron es sexo —soltó con obviedad. Luhan se sonrojó furiosamente al escucharlo—. Quien te dijera a ti que el sexo es únicamente cuando él la mete, es un idiota —bufó.

El castaño miró a todos lados con nerviosismo, su amigo simplemente no media su tono de voz y él no deseaba que un montón de desconocidos escucharan sobre su evidente falta de conocimiento en cuanto a sexo y mucho menos lo que él hacía en el dormitorio con su novio.

— Escucha, Lu —habló una vez más—. En teoría, aun cuando tal vez no fue lo que tu pensabas que era, tuvieron sexo. Sexo oral, pero incluso eso necesita cierto grado de confianza y no lo haces con el primero que pase frente a ti —se detuvo, analizando sus palabras—. Tú no lo harías de esa forma, al menos. Además, era tu primera vez experimentando algo así, apuesto a que Sehun no esperaba de ti la habilidad de una estrella porno. ¿Qué más da si la intensidad de la situación te superó y te desmayaste?

— Dios, esto es malditamente vergonzoso —lloriqueó—. Y por favor, ¿puedes dejar de decir la palabra sexo frente a las puertas de un lugar público y lleno de gente? —Pidió abochornado.

— A lo que voy, Luhan, es que no lo veas como algo sin mérito alguno —explicó—. Recuerda que hasta hace unos pocos meses Sehun solamente había estado con mujeres, por lo que obviamente lo que pasó entre ustedes también fue su primera vez y déjame decirte que hacer lo que él hizo necesita mucho valor y sí, de algún modo significa que eres muy especial para él. Así que, no pienses en ello como si fuera cualquier cosa, en su lugar, mejor guárdalo en tu memoria como algo trascendental. Es un enorme paso para ustedes y su relación —sonrió divinamente y tomó sus manos—. Y tú definitivamente vas a sentarte conmigo para que yo te explique lo que es el sexo real.

— Estás loco —resopló.

— Pero sé que hice que cambiaras tu forma de pensar —rió—. En fin, dejaremos esto por hoy y en su lugar concentrémonos en el regalo de Yeol —habló animado, tomando su mano.

No discutió, sintiéndose un poco más contento de haber hablado con su amigo y permitiendo que él lo arrastrara directo a Lotte Mall, para así recorrer cada tienda habida y por haber dentro del lugar. Sin embargo, ninguna parecía tener lo que Baekhyun buscaba.

Cada prenda, accesorio, aparato u objeto tenía un pero. Desde el hecho de que definitivamente no era el estilo de Chanyeol, hasta que probablemente ya lo había comprado o su favorito, “puede que no le guste”.

A ese punto, Luhan sabía que, lo que se suponía solamente iban a ser un par de horas, se había transformado en una eternidad y él estaba punto de arrojar a su amigo por las escaleras si llegaba a decir que la maldita chaqueta en sus manos tampoco era lo que buscaba.

— Es espectacular, pero…

— ¡Le encantará! —Chilló exasperado.

— ¿Tú crees? —Interrogó con el ceño levemente fruncido, analizando la prenda en busca de cualquier insignificante detalle que lo hiciera cambiar de opinión.

— Sí, Baekhyun. Tan sólo págala y vámonos —suplicó.

El peli-plata miró la prenda de cerca, luego la alejó, ladeó la cabeza a ambos lados y finalmente la volvió a mirar de cerca. Un suspiro abandonó sus labios, extendiendo la chaqueta a la vendedora y casi haciendo llorar a Luhan.

— Me la llevo —anunció finalmente.

Tanto Luhan como la vendedora se miraron con alegría, la chica tomó la prenda y prácticamente corrió a la caja registradora mientras que Luhan estaba por hacer un baile de la victoria ahí mismo. Ambos caminaron hasta la caja para pagar de una buena vez y largarse de ahí, o al menos era ese el plan antes de que algo llamara la atención de su amigo.

Lo vio correr en dirección opuesta y se apresuró a seguirlo, diciéndole que la caja estaba del otro lado. Sus lindos ojos se iluminaron y de entre un estante, tomó al muñeco de felpa más horrible que Luhan hubiera visto nunca jamás.

— ¿Baekhyun? —Llamó desconcertado.

— Es perfecto —habló emocionado—. ¿Cuánto cuesta? —Preguntó a la nerviosa chica que antes los guiaba a la caja.

— No está en venta, señor —respondió confundida—. Es solamente un viejo muñeco que usamos para que el estante no se vea tan vacío.

—No me importa, pagaré el precio que sea por él.

— Pe-Pero…

— Tranquila, hablaré personalmente con el gerente de la tienda.

Tanto Luhan como la angustiada chica lo siguieron a la caja y, tras lo que pareció una eternidad más, ellos finalmente salieron de la tienda con la chaqueta y el feo muñeco. Luhan estaba totalmente confundido, pero no se atrevía a preguntar nada al ver a su amigo tan feliz con la peculiar adquisición.

— Realmente te gusta, ¿cierto? —Preguntó luego de quince minutos de viaje con destino a la casa de Lay, tiempo en el que su amigo no había dejado de repetir lo mucho que el feo muñeco iba a gustarle a Chanyeol.

— ¿E-Eh? —Balbuceó con las mejillas sonrosadas.

— Chanyeol, él te gusta mucho —afirmó.

— Cla-Claro que no —resopló falsamente ofendido—. Es solamente que hizo algo por mí y es mi manera de darle las gracias.

Luhan lo miró con ojos entrecerrados, bufando y riendo al ver lo nervioso que él se ponía. No le creía una palabra sobre lo de sentirse agradecido. Baekhyun trataba de defenderse inútilmente, hasta que finalmente llegaron a su destino y ambos tuvieron que bajar del taxi.

— De acuerdo, Baek. Fingiré que te creo —se burló, caminando rumbo a la puerta.

— Luhan, espera —llamó, tomó su mano y le dio una sonrisa dulce que lo dejó desconcertado—. Esto es lo mínimo que te mereces, así que no dejes que te demuestre menos que esto.

Lo observó con confusión, la puerta del estudio de Lay se abrió de la nada y Cherry apareció como por arte de magia, tomó su mano y lo llevó dentro, diciéndole que se diera prisa. Avanzaron a través de lugar de trabajo de Lay hasta las escaleras que lo llevaban a la segunda plata, la cual Lay usaba como residencia personal.

Arriba, varias miradas les fueron dirigidas desde el comedor. Reconoció inmediatamente a todos los ahí presentes, pero sus ojos seguían fijos en Sehun y en esa sonrisa suya colmada de amor, la misma que le decía que él lograría hacer que a su corazón caer más y más.

— Como decía —habló él—, hasta ahora ustedes no han dejado de repetirme que soy una maravillosa persona, que me sienta orgulloso de ser como soy, que llegue a donde estoy por mis propios méritos. Pero no es así del todo, porque yo simplemente le debo todo eso a alguien que me hizo desear ser diferente, ser mejor.

Luhan se sintió tímido bajo su mirada, su corazón parecía latir en sus oídos y contuvo la respiración a la espera de lo que él fuera a decir a continuación.

— Es por eso que, aunque ya lo conocen, yo quiero compartir esto con ustedes —elevó la mano derecha, extendiéndola en su dirección—. Les presento a mi novio, Luhan.

Todas las miradas estaban en él, mientras sentía algo cálido extenderse por cada rincón de su cuerpo, pero no era vergüenza. ¿Cómo podría serlo cuando se sentía estúpidamente feliz? Tan feliz que no sabía si echarse a llorar ahí mismo o correr a la ventana más cercana para gritarle al mundo que era un tonto con muchísima suerte.

No lo hizo más sin en cambio, en su lugar, se encaminó apresurado hasta alcanzarlo y abrazarlo con fuerza, ocultando de alguna manera la sonrisa inmensa que estiraba sus labios. Esperando que nadie pudiera escuchar los violentos latidos de su corazón y sin tener idea de cómo expresar las preciosas emociones que Sehun le provocaba.

— No tienes por qué sentirte avergonzado, Bǎobèi Lù —susurró solamente para él.

Su sonrisa tembló, las mariposas en su estómago parecían estar moviéndose por cada rincón de él, revoloteando por todos lados, extendiendo con ellas esa bella sensación de absoluta adoración y calidez que lo mareaba dulcemente.

— E-Eres un idiota —balbuceó apenas.

Su preciosa risa vibró a través de ellos, lo estrechó un poco más fuerte antes de finalmente dejarlo ir y darle la cara a las personas dentro de la habitación. Buscando entre ellas el rostro de la mujer más importante en la vida de Sehun. Ella estaba sonriéndoles, parecía genuinamente feliz y eso fue la mejor cosa del mundo

— Cuida a mi bebé, Lu —pidió Jessica, elevando un vaso de lo que parecía soda como si brindara con él.

Asintió, de algún modo Sehun había conseguido dejarlo mudo. Eso no pareció molestar para nada a Jessica, ella en realidad parecía más que complacida con esa respuesta.

— Yo no soy tu bebé —se quejó el más alto.

— Tú ya sabes, Lu. Él es un imbécil y me preocupa —soltó dramáticamente.

— Tú…

— ¿No deberíamos estar más preocupados por el hecho de que Sehun no muera antes por un ataque al corazón? —Soltó bromista Hoon Jung—. Ya saben, por eso de que Luhan es el tipo de chico que se mete en las situaciones más absurdas —comentó, provocando la risa de los demás.

— No problem —habló Baekhyun, ocupando el lugar a un costado de Chanyeol—. Después de todo, Hannie tiene a la mafia de su lado y un montón de amigos más locos que cuerdos —guiñó traviesamente.

— Oh, hablando de amigo —intervino Bobby—. Desde ahora sepan todos los aquí presentes, que yo soy el único y oficial mejor amigo de Luhan. Lo aclaro por aquello de que Lu es demasiado lindo para decirles la verdad y puedan llegar tener la idea equivocada —anunció, señalando a todos.

— Ese soy yo, idiota —farfulló Baekhyun.

— Bueno, te dice eso porque obviamente, como ya antes lo dije, él no quiere lastimarte —se defendió, recibiendo una mirada fulminante de Baek.

— Que genial es ser la única amiga de ambos —celebró Cherry.

— ¿Disculpa? ¿Acaso yo soy un chico? —Soltó ofendida Rin.

— No, pero Sehun ni siquiera te conoce, no cuentas —afirmó Baekhyun—. Aquí los únicos amigos reales somos, Cherry, Channie, el novio de Suho y yo —sentenció, ignorando la tos violenta de Lay.

— Él y yo no…

— ¿Entonces Suho es soltero? —Preguntó Jessica con interés.

— No, no lo es —gruñó.

— Pero no es tu novio —argumentó un divertido Jackson.

— N-No, lo que pasa es…

— ¿Hyung no vino a la fiesta porque le daba miedo que lo descubriéramos todo sobre ustedes? —Continuó molestando Bobby.

— No, él no pudo venir porque está muy ocupado —masculló entre dientes.

— Entonces Suho oppa te aviso y todo. ¿Qué no eso es algo que harían las parejas? —Cherry fingió inocencia al decir aquello.

— Somos familia, es obvio que él…

— ¡¿Ya te pidió matrimonio?! —Exclamó falsamente asombrada Rin.

— Dios, todos ustedes son unos… —Suspiró profundamente, masajeando sus sienes—. ¿Podemos tan sólo volver a poner nuestra jodida atención en la bonita pareja de allá? —Apuntó con irritación a Luhan y Sehun, quienes veían con entretenimiento todo desde su lugar mientras todos los demás se reían con ganas de Lay.

— A ellos ya los felicitamos, así que… ¿Suho hyung es o no es tu novio? —Continuó Chanyeol.

— Eso no es verdad, nadie nos ha felicitado —bromeó Sehun, queriendo salvar a su amigo.

— Felicidades muchacho, se inteligente y no la cagues como sueles hacerlo. ¿Ya van a servir la comida ahora? —Masculló el malhumorado señor Lee.

— Nop—sentenció Baek—. Ahora, tomen sus vasos y... ¡Que viva la bella pareja! —Gritó Baekhyun eufórico, secundado por los exagerados gritos de alegría de todos los demás presentes.

La risa de Luhan no se hizo esperar, la alegría brillaba en él, desde sus fascinantes ojos de ciervo, hasta esa sonrisa que le robaba el aliento. Mentalmente Sehun se auto felicitó por haber logrado eso, que para él era una proeza digna de admirar.

Una que se había propuesto a repetir un millón de veces más si esa sonrisa sería su recompensa. Porque lo había descubierto desde niños y verlo sonreír a él era lo más bonito que existía en su pequeño mundo.

— ¿Hun? —Llamó desconcertado ante la mirada ajena.

— 你是‘的特別人, 鹿— (Nǐ shì w’ de tèbié rén, Lù Hán) —murmuró tiernamente.

*Eres mi persona especial, Luhan.

Sus palabras tomaron por sorpresa a Luhan, pero pronto apareció esa sonrisa que le daba sentido a todo a su alrededor.

— 你是‘的特別人, –勛 (Nǐ shì w’ de tèbié rén, Shì Xūn) —dijo de vuelta, tomando su mano y dirigiéndose esa mirada amorosa que solamente había soñado tener para él alguna vez.

— ¿Por qué rayos hablan en clave? —Soltó escandalosamente Bobby.

— Eso es muy grosero, ¿saben? —Refunfuñó Chanyeol.

— Es grosero si no lo entendiste, en realidad fue muy dulce —suspiró conmovida Cherry, mientras Jackson y Lay se miraban entre sí con sonrisas burlonas.

Jessica no demoró en echarse a reír, la atención se volvió a Baekhyun que amenazaba con aprender mandarín para que no pudieran volver a ocultarle nada, apoyado por las quejas o risas de todos los demás. Todo en conjunto lo hizo incluso más especial de cómo se sentía para Sehun.

Descubriendo entonces que su pequeño mundo, lentamente comenzaba a crecer.

 

***

 

La sonrisa de Baekhyun era gigantesca luego de que su improvisada fiesta terminara y tanto él como Chanyeol estuvieran de vuelta en la residencia del más alto. Sus manos se aferraban a la bolsa de lo que había comprado para el pelirrojo mientras el auto se detenía frente a la residencia, recordándole que casi era hora de decirle adiós y él todavía se debatía sobre cuál era el momento perfecto para entregarle el presente.

— Bueno eso fue muy divertido y la pasé muy bien —dijo distraídamente, intentando no evidenciar sus nervios—. Sin embargo...

— Es ahora que vas a decirme que estos tres días no fueron suficientes para convencerte, ¿verdad? —Soltó repentinamente Chanyeol.

Baekhyun palideció, mirando con incredulidad al muchacho de triste sonrisa y mirada cálida. Su cerebro se quedó en blanco, impidiéndole responder y decirle que estaba equivocado, que su único propósito había sido el de darle un obsequio.

Balbuceó incoherencias, logrando que la mirada ajena se viera incluso más triste que en un principio, y tan pronto el chófer se detuvo, Chanyeol bajó del auto. Él lo siguió inmediatamente, porque no podía dejar que todo pasara así, tenía que explicarle todo.

— ¡Chanyeol! —Llamó angustiado—. Eso no… —Él apenas y lo miraba—. Yo… ¿Cómo es que…?

— Dejaste tu móvil en la biblioteca esa noche, yo fui a devolvértelo y escuché cuando se lo decías a Inkei —respondió tranquilamente, abriendo la puerta de su hogar.

Solamente entonces Baekhyun registro a que su corazón había comenzado a doler y sus manos temblaban. Él lo invitó a entrar, y aunque no hubiera sido así, Baekhyun lo siguió al interior, con el corazón en un hilo y la indecisión de decirle a Chanyeol que había pensado mejor las cosas, o simplemente dejar que eso pasara y aceptar el final.

— Chanyeol, yo…

— Yo no voy a rendirme, Baekhyun —interrumpió—. Aún son las ocho pm, tengo todavía seis horas del tercer día que me diste para convencerte y voy a jugar mi última carta —declaró, mirando con determinación al pequeño chico que le había robado el corazón.

— Oh, Channie, que bueno que llegaste —escucharon la dulce voz de la señora Park, pero aun con ello, él no dejó de mirar a Baekhyun—. Ven aquí y ayuda a mami con este jarrón —pidió la risueña mujer.

Su sonrisa se volvió indescifrable, algo le dijo a Baekhyun que eso no podía ser bueno. Pese a ello, no pudo reaccionar para cuando él alcanzó su mano y se aferró a ella, al tiempo que se giraba en dirección a su madre.

— Estoy enamorado de Baekhyun, mamá —soltó seriamente, estrechando su mano con fuerza.

La madre del más alto había entrado en estado de shock y sus delicadas manos dejaron caer el jarrón de porcelana, mientras su piel se volvía tan blanca como la nieve que cubría las calles. Baekhyun en cambio, sintió como si eso que antes le había hecho ver lo mucho que Luhan le gusta, se abriera paso el triple de fuerte y devastador que en ese entonces.

Un cúmulo de emociones golpearon entonces con mucha más fuerza, su corazón se detuvo una milésima de segundo para luego estallar en un ataque de latidos, mientras que su cerebro colapsaba entre los caóticos pensamientos sobre el futuro que le deparaba a Chanyeol al confesar aquello y esa voz que le gritaba que él sentía lo mismo que el idiota que acaba de exponerse solamente por él.

Estaba cayendo por el imprudente chico y no sabía qué hacer con ello.

El padre del más alto no demoró en aparecer, sobresaltado por el ruido. Inmediatamente preguntó cuál era el problema, sin embargo, su esposa no podía ni hablar y simplemente los observaba como si fuesen un horrible fantasma.

El hombre mayor miró en su dirección entonces, y lo que sea que él fuera a preguntar murió en su garganta tan pronto como vio sus manos juntas. La madre de Chanyeol comenzó a llorar de pronto y Baekhyun sostuvo más fuerte la mano de Chanyeol.

— Padre…

— A la biblioteca, ahora —ordenó con la voz temblorosa y una expresión fúnebre.

Baekhyun lo obligó a caminar cuando el más alto no se movió, sus manos se aferraban juntas y tan emocionado como se sentía al saber que Chanyeol lo arriesgaba todo por él. Su corazón igual dolía al pensar en el horrible desenlace que eso podía tener.

— ¿Por qué hiciste esa tontería? —Susurró apenas cruzaron las puertas de la habitación donde Chanyeol se había declarado.

— No quiero esconderme más —musitó—. Además, también quería demostrarte que no miento con mis sentimientos hacia a ti.

— Eres un idiota —masculló—. Esto puede destruir tu perfecta vida y tampoco te garantiza que yo vaya a corresponder tus sentimientos —sentenció, asustado y agobiado por la culpa.

— No me importa —se encogió de hombros con simpleza, pese a todo el temor y tristeza que veía reflejados en sus ojos.

— Eres un idiota —musitó, rodeándolo en un abrazo reconfortante.

— Baekhyun, ahora mismo yo…

La puerta se abrió repentinamente y ellos fueron capaces de escuchar la ingesta brusca de aire de parte de ambos mayores. Ellos los veían como si fueran la obra más maligna que nunca antes hubieran visto.

— Dios mío, ¿qué hice mal para que me castigues de esta manera? —Sollozó la señora Park.

Chanyeol agachó la mirada, apretando los labios y Baekhyun les lanzó a ambos mayores una mirada hostil. Sujetando una vez la mano ajena, entrelazando sus dedos con los contrarios y guiándolo hasta el uno de los sofás dobles en la habitación.

Ellos los imitaron, ocupando el sofá al otro lado de la habitación, con la dura mirada del señor Park clavada en su hijo y de fondo, los quedos lamentos de la señora Park.

— ¿En qué momento, Chanyeol? ¿Cómo es que llegamos a este punto? —Inquirió severamente—. Te hemos educado lo mejor posible y tú… —Él apretó la mandíbula y resopló—. Tan solo mira nada más cómo vienes vestido.

— Este soy yo —musitó—. Siempre me ha gustado vestirme de esta manera, me gusta la música; pero no ser parte del coro de la iglesia y, aunque muchas veces no estoy de acuerdo con su forma de pensar, hasta ahora siempre me he callado y obedecido —confesó—. Hay mucho que no saben sobre mí, porque yo tenía miedo de decepcionarlos y preferí ocultarlo.

El hombre mayor se levantó, dando vueltas por la habitación con una expresión de frustración y dolor en el rostro.

— Esto debe ser una prueba, no puede ser verdad —murmuró nerviosamente—. Nosotros rezaremos por ti y vas a salir de esta confusión.

— No estoy confundido, yo estoy enamorado de Baekhyun —insistió angustiado.

— ¡No! —Gritó el mayor—. ¡Tú eres normal! Tuviste una novia incluso.

— Esto no me hace menos normal —susurró tristemente.

Baekhyun instintivamente sostuvo más fuerte la mano del más alto y le envió una mirada hostil al hombre mayor, retándolo a que dijeran cualquier otra mierda sobre Chanyeol y entonces iba a tener que lidiar con el mismísimo demonio.

— ¿Qué eres normal, dices? —Soltó mordaz—. ¡Tienes una relación con un hombre! ¡¿Qué tiene eso de normal?! —Vociferó histérico.

— Señor Park, sé que esto es difícil de entender para ustedes, pero esto no hace de Chanyeol un anormal o algo por estilo. Él solamente…

— ¡Silencio! —Vociferó alterado—. Tan sólo no hables. No tienes derecho luego de lo que has hecho con mi hijo —exigió.

— Padre, no le hables a Baekhyun de esa forma —pidió seriamente—. Todo esto es mi error, él no tiene la culpa de nada de esto. Yo voy a cargar con toda la responsabilidad, así que…

— ¡De ningún modo! —Baekhyun exclamó—. No voy a dejar que tu simplemente cargues con todo este problema. Yo soy tu novio y voy a apoyarte pase lo que pase —sentenció.

Una sonrisa diminuta se esbozó en los labios de Chanyeol, besó la mano que sostenía con cuidado, importándole menos que nada los improperios que su padre soltó ante su acción. Baekhyun apenas pudo no echarse a llorar ante sus dulces acciones.

— Son sus padres —murmuró—. Miles de personas allá afuera lo trataran como basura, como un anormal, como si Channie no valiera nada, pero se supone que él todavía podría contar con su apoyo y amor.

La señora Park gimió y el señor Park lo miró sin habla. Sin embargo, él no apartó su mirada del muchacho que, pese a saber que antes lo iban a rechazar, se había arriesgado hasta el final por convencerlo de que valía la pena darle una oportunidad.

— Su hijo no es alguien malo. Él no está cometiendo ningún crimen o lastimando a inocentes. Él tan sólo decidió que valía la pena quererme, aun cuando yo soy un desastre total y un malcriado. —No pudo evitar sonreír al decir eso y finalmente se volvió hacía sus suegros—. ¿Es acaso que les parecería mejor que él fuera un criminal siempre y cuando fuera heterosexual?

Ellos hicieron muecas de horror total, la señora Park comenzó a negar mientras su boca se abría y cerraba, seguramente buscando algún argumento para responder a cada palabra que él había dicho.

— ¿Era acaso que ustedes lo iban a amar siempre y cuando hiciera todo lo que ustedes dijeran?

— Por supuesto que no, nuestro hijo…

—Entonces demuéstrenlo —sentenció—. Yo no pido y mucho menos necesito que me vean con buenos ojos, no quiero agradarles y mucho menos lo necesito. No mientras ustedes no rompan el corazón de Chanyeol y mucho menos lo hagan sentir como si fuera alguna clase de error.

Los padres del más alto se miraron entre sí, luchando con el hecho de tener que aceptar las palabras de Baekhyun, quien para ellos no era más que el único culpable de lo que estaba pasándole a su hijo.

— Tan sólo escúchenlo y traten de comprenderlo.

Supo que había logrado algo cuando las expresiones de repulsión se fueron y solamente quedó la confusión. Sabía también que a partir de ese punto la conversación no lo incluía y se puso de pie, extendiendo por fin el presente al más alto.

— No iba a rechazarte, realmente ni recordaba lo que le dije ese día a Inkei. Yo en realidad quería darte esto, pero me sentía nervioso y no sabía cómo —explicó tímidamente.

Chanyeol tomó el presente y al abrirlo, lo primero que sacó de la poco llamativa bolsa, fue aquel feo muñeco de felpa por el cual había pasado algunos problemas para conseguir. Lo miró sorprendido y a cambió Baekhyun sonrió.

— Es feo porque seguramente te han dado un montón de lindos muñecos, por eso él es especial ya que cuando lo veas tú dirás; “rayos, sí que es feo” y entonces recordarás que fui yo quien te lo regalo —rió lindamente, dando la media vuelta sin esperar respuesta alguna de su parte.

El chófer de la familia lo esperaba afuera con su siempre cordial sonrisa, imitó el gesto y tan pronto como el hombre preguntó por su destino, Baekhyun no dudó en pedir que se dirigiera rumbo completamente distinto al que debería estar yendo.

Se despidió del confiable chófer tan pronto llegaron al lugar que había solicitado. Él le pidió ir con mucho cuidado y a pesar de que vaciló al dar el primer paso, siguió adelante hasta estar frente a las finas tablillas bellamente talladas, casi completamente cubiertas por la nieve.

Lágrimas picaron en sus ojos y de todas formas sonrió, porque ellas siempre habían estado tristes cuando Baekhyun lloraba. Tomó una temblorosamente larga inhalación, dejándose caer sobre la nieve y reacomodándose la bufanda para que su voz fuera clara cuando empezara a hablar.

— Mamá, Baek Hee noona —pronunció quedito—. Yo… tengo a alguien que me gusta, ¿saben?

Sus memorias de los últimos días fue la clave, al final apostaba que terminaría por llorar cuando llegara el momento de pedirles perdón por ser cobarde. Sin embargo, igualmente se volvió más fácil a medida que hablaba de Chanyeol y de lo especial que él era, aun cuando fuera algo tonto.

 

***

 

El día finalmente había llegado.

Sehun ya sabía que sus vacaciones no eran eternas, pero si era honesto consigo mismo, tan feliz como se sentía de volver a ver a la familia de su novio y a su tierna mascota, él realmente no quería que su tiempo a solas con Luhan terminará.

El día anterior era un buen ejemplo, ellos habían tenido una cita real, aun cuando solamente habían sido ellos comprando algunas cosas que él necesitaba para el apartamento. Sin embargo, Luhan era su persona favorita y sin importar el plan que tuvieran, él lograba hacer de un simple momento, una experiencia que le sacaría una sonrisa cada vez que la recordara.

Joder, él adoraba tanto a ese chico que la infantil pelea de nieve que habían tenido había sido de lejos la más divertida de su vida. Para ese punto Sehun era más que consciente del hecho de que su vida no sería la misma si jamás hubiera tenido la dicha de conocerlo.

Su burbuja se reventó tan pronto como el conductor del taxi les anunció que habían llegado a su destino. La sonrisa de Luhan no podía ser más grande y fue el primero en bajar del vehículo, casi vibrando en su lugar por las ganas que tenía de reunirse con su familia.

Vagamente lo escuchó decirle que se diera prisa mientras él pagaba el taxi y bajaba también. Su sonrisa era preciosa cuando se reunió con él y el castaño tomó su mano, alentándolo a avanzar y cruzar la acera de una buena vez. Sehun simplemente atinó a reírse de su impaciencia.

— Xiǎolù.

Ambos se detuvieron tan pronto escucharon el grave tono de voz, Luhan miró al frente con incredulidad y el alto hombre pelinegro al otro lado de la calle le sonrió, abriendo sus brazos para él. La mano de Luhan dejó ir la contraria y corrió al otro lado, arrojándose a los brazos del pelinegro.

El hombre rió, levantando sin problema alguno al pequeño chico que se aferraba a él. Sehun frunció el ceño, cruzando la acera y compartiendo una mirada hostil con YiFan. En el fondo, él sabía desde niño que una vez conociera a su cuñado, ellos simplemente no iban a llevarse bien.

— ¿Desde cuándo estás aquí? —Preguntó risueño el castaño.

— Llegué hace tres días.

— ¿Qué? ¿De verdad? —El más alto asintió—. ¿Por qué mamá no me dijo nada cuando llame?

— Yo les pedí guardar el secreto para darte una sorpresa —respondió todo sonrisas.

Sehun casi resopló no creyendo ni una sola palabra, los oscuros ojos del hombre se posaron en él y se aseguró de poner su mejor expresión de fastidiosa indiferencia.

— ¿Quién es tu amiguito? —Preguntó, dándole un especial énfasis a la última palabra.

— Él es Sehun —presentó Luhan, sin notar la tensión en el aire.

— Mucho gusto… Sehun —dijo casi con repulsión—. Te agradezco mucho llevar a Luhan a Incheon y cuidar de él mientras estuvo ahí. Nos veremos en otro momento y tal vez charlemos —finalizó, tomando la mano de su hermano menor, con toda la intención de arrastrarlo lejos de él.

— YiFan g“, espera —lo detuvo—. ¿Por qué estás despidiendo a Hun?

— Bueno, naturalmente es porque seguramente él debe ir a casa también —bufó.

— Esta también es casa de Hunnie —gruñó, zafándose del agarre del más alto y tomar la mano de Sehun.

Él por su parte trató de no echarse a reír en la cara de su cuñado mientras caminaba hacia la entrada de la residencia bajo su arrogante rostro estupefacto.

Al entrar, él sinceramente esperaba un gran alboroto, pero lo que encontraron fue todo lo opuesto. Claro, la señora Wu sonreía y les dio la bienvenida a ambos, sin embargo, esa sonrisa lucía apagada y triste. Eso no impidió el escándalo que siguió a continuación.

Ladridos alegres retumbaron por todo el lugar, su tierno cachorro se abalanzó primero sobre él y después sobre Luhan, lamiendo por todos lados y brincando de un lado a otro. Sehun se rió, haciéndole un ademan para que se acercara y lo abrazó felizmente.

— Fuiste bueno, ¿cierto? —Él ladró en respuesta, como afirmando.

— Es un perro muy bien entrenado —aseguró el señor Wu, estrechando su mano como gesto de bienvenida.

— Estoy muy feliz de verlos a ambos —dijo su dulce esposa, plantando un beso en la mejilla de cada uno—. Pero vengan, cuéntenme que tal les fue —pidió, tomando el brazo de su hijo para llevarlo hasta uno de los sofás.

Sehun los siguió ocupando el sofá contiguo y dejando que Jiāo Táng saltara a su regazo aún con lo pesado que era. Miró discretamente a su alrededor, solamente para percatarse que, de hecho, toda la atmósfera ahí era completamente incomoda, volviéndose todavía más insoportable cuando YiFan finalmente hizo su entrada.

Sehun no se perdió la manera que el señor Wu frunció el ceño, la mirada de la señora Wu se volvió aún más triste, la forma en que YanYan apretó la mandíbula, el gruñido inconforme de su mascota o el cómo Zhao desvió la vista sin más.

El hijo mayor de la familia, por su parte, hizo como si nada pasara. Acercándose hasta donde Luhan y su madre estaban, revolvió el cabello castaño de Lu y seguidamente se sentó a su lado. Él por su parte juraría que escuchó como su cuñada rechinaba los dientes.

La señora Wu se puso de pie, diciendo que iría a revisar la cena y desapareció tras la puerta de la cocina, Jiāo Táng la siguió al instante y él simplemente lo permitió. No se perdió ni un solo detalle de eso, mucho menos de cómo ese hombre inmediatamente se hizo cargo de desviar la atención de Luhan cuando notó el extraño comportamiento de su mamá.

Buscó discretamente un contacto visual con su cuñada, pero ella estaba más bien tratando de desarrollar piroquinesis y prenderle fuego a su hermano mayor. Por lo cual sus dudas tendrían que esperar para cuando ella se relajara.

— La cena está lista —informó la dulce señora Wu un par de minutos más tarde.

Sehun se apresuró a ayudarla a colocar la mesa pese a su insistencia en que no debía al ser un invitado. No pudo detenerlo de todas formas y en todo momento él sintió la penetrante mirada de YiFan en él. No se detendría aún si el hombre se quejaba, no cuando pudo ver que aquella sonrisa triste era más genuina entonces.

Todos ocuparon la mesa, algo que lo ayudó entonces a notar como Zhao no se atrevía a mirarlo a la cara ni a él ni a Luhan. Eso y él hecho de que en esa mesa la única charla que se escuchaba era la de YiFan y Luhan, simplemente hizo que las alarmas se dispararan más.

Es decir, la siempre alegre familia era todas risas y charla una vez que se sentaban a comer. Además, de único que YiFan tenía interés era la vida escolar y diaria de Luhan. Él no le hizo ni una sola pregunta sobre el viaje del que Luhan estaba volviendo.

— ¿Qué tal Incheon, chicos? —Habló YanYan, ganándose una fea mirada de YiFan que fue obvio le importó un bledo.

— YanYan —gruñó por lo bajo el pelinegro.

— ¡Fue increíble! —Exclamó Lu y Sehun solamente se sintió un poco más enamorado de él—. Todo el lugar era maravilloso, la casa de Hunnie era preciosa y estaba cerca del mar. Aunque no pudimos nadar porque hacía demasiado frío, pero fuimos a ver el amanecer y fue extraordinario.

— ¿El amanecer? —Luhan asintió frenéticamente—. Genial, debe ser algo muy romántico y eso —comentó, ignorando el enojo que ya se veía en YiFan.

— Y Jung Sun es genial, es muy amable y divertido, es como el mejor tío del mundo, ustedes tienen que conocerlo. También a DongYul, él es el pequeño sobrino de Hun y es muy lindo, lo van adorar y a también a los amigos de Hunnie, ellos son gemelos idénticos y son realmente divertidos y conocen los lugares más geniales de todos.

— Vaya, eso es increíble, hijo —afirmó el señor Wu.

— Debemos ir todos juntos la próxima vez. Yo le prometía DongYul que iría en verano y quiero que vengan también para que conozcan todo y a todos —su mirada se volvió algo suplicante mientras YiFan parecía a punto de ebullición.

— Pero Xiǎolù —habló su mamá con un pucherito, viéndose más animada—, nosotros somos muchos, vamos a ser una molestia para el tío de HunHun.

— No se preocupe, señora Wu. No creo que mi tío tenga problema alguno, pero de ser necesario, hay una pequeña posada cerca del mar.

— Oh vamos, mamá. Yo también quiero ir a la playa —insistió un animado Zhao.

— Querida, yo creo que podríamos ir siempre y cuando Sehun hable con su tío y él acepte que lo visitemos —argumentó el señor Wu.

— En ese caso, creo que podríamos ir. Siempre y cuando el señor Oh este enterado y acepte nuestra presencia, ¿de acuerdo?

Luhan asintió frenéticamente, su sonrisa y ojitos resplandecientes fueron dirigidos en su dirección, alterando su corazón debido al hecho del cómo era que su Luhan se expresaba de su familia tan cariñosamente.

Mierda, Sehun quería besarlo hasta que se desmayara.

La atmósfera se volvió más animada entre tanto Luhan seguía hablándoles de su viaje, su familia parecía mucho más animada, todos menos YiFan, quien le dirigía una mirada feroz desde el otro lado de la mesa.

Niño caprichoso.

Ese era el pensamiento que Sehun tenía de él, porque era justo así como se comportaba, como un mocoso mimado que odiaba compartir y creía que todo era de su propiedad. Era una lástima que Sehun fuera del tipo que iba a patear su presumido trasero si trataba de alejarlo de su dulce novio.

— Vamos, Hunnie —llamó alegremente Luhan—. Tienes que ayudarme a desempacar.

Él podía hacer eso, por lo cual lo siguió sin objeción hasta su habitación, ignorando olímpicamente la inconformidad del hijo mayor de los señores Wu. Vagamente escuchaba a Luhan diciendo lo genial que sería si ellos viajaban juntos en verano y los sonidos raramente lindos que Jiāo Táng hacía mientras los seguía.

Su mascota brinco directo a la cama tan pronto como entraron a la habitación, y tan pronto como la puerta estuvo cerrada, el más alto lo aprisionó entre sus brazos y beso juguetonamente su mejilla.

— Tu hermano mayor me odia —comentó divertido.

— Lo note —rió, besándolo de vuelta—. Sin embargo, a YiFan difícilmente le gusta alguna persona que acaba de conocer. Es como YanYan jiějiě, pero menos extraño.

Asintió poco interesado, mirando de reojo como su mascota se revolcaba en la cama de Luhan, como si quisiera marcar territorio. Lo miró con ojos entrecerrados y escuchó la risa de Luhan, liberándolo de su abrazo para que se acercara al mimado perro y lo acariciara como era obvio que él quería.

— Dudo mucho que él vaya a querer venir a casa conmigo ahora que te ha visto —bufó.

— Bueno… no tienes que irte —musitó quedito.

— ¿A qué te refieres?

— Y-Ya sabes —se encogió de hombros, poniéndose de pie y comenzando a desempacar distraídamente—. Puedes quedarte hoy en casa para que Jiāo Táng no se ponga difícil y eso.

— Entonces… ¿tú quieres que me quede a dormir? —Preguntó con un tonito travieso que tenía las mejillas de su novio sonrojadas.

— No… es decir, sí… bueno, en realidad... —Él jugó con sus dedos, mirando al suelo mientras intentaba hablar con coherencia—. A mí me gustaría que te quedes siempre y cuando quieras quedarte —susurró tímidamente.

Esbozó una sonrisa lenta, adorando la forma tan linda en la que Luhan dio un respingo al sentir como acariciaba su mejilla. Amando el poder verse reflejado en sus dulces ojos de ciervo y regocijándose en el cómo Luhan cerró los ojos y levantó el rostro en busca de un beso suyo.

Su corazón se infló de amor, buscó los suaves labios de azúcar y justo cuando sintió su cálido aliento, la puerta se abrió, empujándolos bruscamente fuera de su burbuja. Luhan inmediatamente retrocedió, mirando aturdido a la cara de un nada feliz y confuso YiFan.

— ¿Qué es…?

— De acuerdo, Bǎobèi Lù —interrumpió, dirigiéndose hasta la cama y sentándose ahí junto a su mascota—. Me quedaré a dormir.

La emoción de Luhan fue imposible de ocultar, él prácticamente corrió hasta estar a su lado con una sonrisa inmensa en los labios. Sehun amó cada segundo de ello, no sólo porque vivía adorando la sonrisa feliz de su novio, sino también por la secreta satisfacción que le provocó el desprecio absoluto con el cual su cuñado lo veía.

— ¿YiFan g“?

— Venía preguntarte cuanto tiempo tu amigo iba a quedarse, pero creo que no será necesario —farfulló irritado.

— Él se queda a dormir —anunció felizmente su hermano menor.

— ¿Le has pedido permiso a mamá?

— Ella dirá que sí —afirmó.

— Lo imagino —bufó.

— ¿Algo más que quisieras decirme, g“?

— Quería hablar contigo, pero necesito que sea en privado por lo que vamos a dejarlo para después. —La expresión del tipo no trataba de ocultar para nada que no era bienvenido por él, Sehun sostuvo su mirada de molestia y finalmente lo vio salir de ahí sin nada más que decir.

— Ten paciencia con g“, estoy seguro de que se llevaran bien una vez se conozcan más.

Él asintió a las palabras de su dulce e inocente novio, incapaz de decirle que de ninguna forma ellos iban a ser amigos y a Sehun le iba a importar una mierda, hermano de Luhan o no, si él bastardo arrogante trataba de meterse entre ellos.

 

***

 

Ese día en particular fue…

Un completo y total dolor en el culo.

A ese punto YiFan no estaba seguro de cómo había podido soportarlo todo. Para empezar, su madre seguía distante con él, su padre estaba molesto, YanYan lo miraba como si fuera mierda bajo su zapato y Zhao ni siquiera se dignaba a dirigirle la palabra.

Su familia estaba contra él y Luhan era la única persona con la que podía llevar una charla, claro, eso sí la pequeña peste no estaba ahí. Porque entonces su hermano no tenía ojos ni oídos para nadie que no fuera ese pequeño hijo de perra.

Ese moscoso bastardo era la fuente de todos sus problemas, el culpable de que todo a ese punto fuera un desastre total y la jodida forma en que él miraba a su pequeño Lu lo hacía querer vomitar. Él sabía que ambos ocultaban algo, Luhan siempre actuaba diferente en su presencia y por eso su corazón le decía que algo sucedía.

Tenía una teoría, era imposible no tenerla cuando había notado las miradas y sonrisas cómplices, la forma en la que ese imbécil siempre tocaba a su hermanito o la manera en la que su pequeño parecía hablarle sin decir nada realmente, como si hubiera telepatía entre ambos.

Sin embargo, pese a que había señales, él no podía aceptarlo del todo. Aquello era impensable y debía haber algo en lo que él estaba equivocado.

Ese día sería su cena de año nuevo y él como que había tenido la esperanza de poder estar a solas con su familia y hablar con ellos de una buena vez. Lamentablemente, la maldita suerte no estaba de su lado y apenas algunas horas atrás se había enterado de que no sólo el imbécil amigo de su hermano menor estaría invitado en la fiesta, sino algunas personas más.

¡Eso se había vuelto una puta fiesta pública!

No estaba nada feliz, no iba a ocultarlo tampoco y mucho menos a mover un dedo para ayudar a su padre y a Zhao a dar los últimos toques al jardín que sería ocupado por ellos y los invitados.

El timbre anunció al primer invitado y él casi rechinó los dientes al ver a Oh Sehun cruzar la puerta junto a su molesta mascota. Luhan apareció en un parpadeó, luciendo como un lindo ángel y corriendo al encuentro de ese maldito demonio.

Su madre lo estrechó en sus brazos tan pronto lo vio, besando su frente y recibiendo quién sabe que de manos del mocoso como si la maldita cosa fuera de oro puro. Otra voz, una que nunca había escuchado, se hizo presente y únicamente así el noto que la puerta realmente nunca se había cerrado y un par de jóvenes entraban.

El horror lo invadió al ver la fachada de delincuentes que ambos portaban, sin embargo, ambos abrazaron a su pequeño hermano y a su tierna mamá. Su papá y Zhao también les dieron una cálida bienvenida y fue incluso cien veces peor al notar como la mirada de YanYan se iluminó al ver a uno de ellos.

— Hola Yixing —saludó su hermanita.

Su corazón casi se detuvo al verla, ella era del tipo de chica que siempre usaba jeans y alguna camiseta, sin embargo, ese día ella se veía como nunca, usando un encantador vestido negro, algo de maquillaje y...

¡Oh, por dios! ¡Ella estaba sonrojada!

— Hey YanYan —saludó con una sonrisa amable—. Te ves increíble.

— ¿Tú crees? —Murmuró tímidamente—. No es la gran cosa en realidad.

— Pero si hasta te bañaste —se burló Zhao, recibiendo una mirada fulminante.

— Como sea —bufó—. Vamos, tienes que ver como se ve el jardín —insistió, colgándose del brazo de ese hombre para guiarlo.

— Oh, yo tengo que ver esto —dijo el otro sujeto y se apresuró a seguirlos.

YiFan se puso inmediatamente de pie para seguirlos, porque de ningún modo su hermana iba estar flechada por un hombre con un dragón tatuado en el cuello. El timbre volvió a escucharse y se giró en espera de lo peor.

Lo cual sucedió cuando el hijo de Byun Myung Jin entró de la mano de un alto chico pelirrojo. Su chillona voz pronunció el nombre de Luhan y lo vio abalanzarse sobre él, se sentía en estado de shock y al mismo tiempo en una horripilante pesadilla.

El mocoso liberó finalmente a su hermano, girando causalmente en su dirección y palideció tan pronto lo vio de frente. YiFan no debía verse diferente al shockeado muchacho, a ese punto tenía el presentimiento de que explotaría y gritaría exigiendo que se largara.

— Oh, Baekhyun, te presento a mi hermano mayor, YiFan g“. —Luhan lo interrumpió antes de hacer nada.

— ¿Baekhyun? —Llamó el alto chico pelirrojo, visiblemente inconforme con el prolongado contacto visual entre ambos.

— U-Un gusto verlo una vez más, señor Wu —murmuró el aturdido muchacho.

— Lo mismo digo —masculló entre dientes.

Él definitivamente debía hablar con su familia lo antes posible.

— ¿Se conocían de antes? —El pelirrojo frunció el ceño mientras preguntaba.

— Bu-Bueno…

— Iré a ver cómo está YanYan —interrumpió, abandonando la habitación.

Pronto todos los invitados y su familia estaban ocupando el jardín, Luhan le había presentado a sus amigos uno a uno y él no ocultó su disgusto con ninguno de ellos. Mucho menos intentó convivir con alguno de los ahí presentes conforme la noche avanzaba, sintiéndose más y más irritado por las risas y la algarabía de la fiesta.

Vio de reojo a su única hermana darle una mirada fulminante, apartándose del lado de aquel chiquillo chino para ir hasta él. Ella lo miraba verdaderamente enojada, pero ni eso lo hizo cambiar la mala cara.

— ¿Puedes quitar esa jodida cara tuya? Estás amargándole la fiesta a todos —gruñó la bella jovencita.

— ¿Por qué tendría que hacerlo? Yo jamás estuve de acuerdo con esta ridícula fiesta desde el inicio.

La muchacha tembló debido al enojo, todos estaban mirándolos entonces y de ningún modo él iba a dejar que tuvieran un espectáculo con ellos. Trató de tomar la mano de YanYan entonces, pero esta simplemente se zafó de su agarre bruscamente.

— ¡¿Cuál es tu maldito problema?! —Exclamó ella furiosa.

La música se detuvo del todo, su madre corrió hacía ellos y YanYan lo empujó lejos una vez cuando trató de tomar su mano y llevarla dentro de la casa para tener aquella jodida conversación.

— Estás haciendo una escena —gruñó entre dientes.

— ¡¿Te preocupa acaso?! —Bufó—. Te has pasado toda la maldita fiesta aquí, mirando a todos como si fueran basura en tu camino.

— Niños, por favor —suplicó su madre.

— Deja de ser infantil, YanYan. Compórtate —ordenó.

— ¿Comportarme? ¿Qué derecho tienes tú de pedirme algo como eso cuando eres el primero en ser grosero con todos?

— ¿Y qué rayos esperas que haga? ¿Pasármela pegado a un tipo y ser todo sonrisas como tú? —Él negó con molestia—. Es obvio que te hace falta disciplina, así que no…

— ¡¿No qué, YiFan?! ¡¿Vas a corregirme?! —Lo desafió.

— ¡Respétame, niña! ¡Yo soy tu hermano mayor! —Rugió.

YanYan retrocedió un poco asustada, sus ojos fueron directo al suelo y la vio apretar sus manos hechas puños.

— ¿Y ahora te acuerdas de eso? —Susurró quedito—. ¡Elegiste a la abuela por encima de nosotros y ahora vienes a tratar de imponer tu autoridad! ¡¿Quién te crees que somos? ¿Tus empleados?

— YanYan…

— Tú simplemente ya no eres mi hermano, tan sólo lárgate ya —exigió con voz rota.

La observó inmóvil mientras se alejaba apresurada, cubriendo su rostro. Escuchó la voz de su madre llamándola y la vio ir tras ella, se arrepintió de todas sus palabras tan pronto vio todo eso. Fue tras ellas, queriendo pedir perdón por absolutamente todo, pero la mano de Luhan sosteniendo la suya le impidió seguir.

— Ya basta, YiFan g“ —pidió—. Debes dejarla sola.

— Pero…

— Fuiste muy cruel con ella —musitó tristemente.

— No era mi intención, es solamente que todo aquí está mal —señaló frustrado.

— ¿A qué te refieres con eso? —Espetó.

— A todo esto, a su forma de actuar, a ti. Todo esto está pasando por ti —acusó—. ¿Qué está pasando contigo, Luhan? —Espetó—. Este no es el hermano menor que yo recuerdo.

— ¿De qué se supones que estás hablando? No entiendo porque rayos estás tan enojado —respondió molesto.

— ¿Por qué estoy molesto, dices? —Bufó—. ¿Te parece poco lo que está pasando allá afuera?

— ¿A qué te refieres? —Gruñó desafiante.

— ¡A la clase de persona con la que te relacionas, de eso hablo! —Exclamó furioso.

— No te atrevas a insultar a mis amigos —sentenció.

— ¿Amigos? —Rió mordaz—. ¡¿Llamas amigos a esos dos vagos y al promiscuo hijo de Byun Myung Jin?! —Vociferó, apuntando en dirección al jardín.

— ¡YiFan, cállate! —Exigió furioso.

— ¡No es posible que te comportes de este modo, Luhan! —Gritó—. Ya no eres un niño pequeño, debes ser más inteligente a la hora de actuar y elegir a las personas que te rodean. ¡Eres un Wu, por el amor de dios!

— ¡Basta, tú no…!

— ¡Madura, Luhan! A tu edad yo sabía exactamente lo que quería para mi futuro y no andaba por ahí perdiendo el tiempo con idiotas buenos para nada, o comportándome como un…

— ¡¿Un qué, YiFan?! —Gritó furioso, dolido y sobre todo decepcionado.

El mayor guardó silencio, observando seriamente la herida expresión de su pequeño hermano. Tomó un largo respiro y finalmente se dispuso a hablar.

— Luhan, tú debes entender que hay ciertas actitudes que podrían mal…

— Tú también eres diferente a la persona que yo recordaba —susurró—. Antes, mi hermano mayor hubiera estado dispuesto a conocer a mis amigos, hubiera querido conocerme a mí.

— Luhan, no seas tan sensible. No eres una delicada chica —gruñó con desagrado.

— ¡Eres un imbécil! —Su voz falló en la última sílaba y la mirada de YiFan se llenó de horror—. ¡Tan sólo lárgate de una vez!

Vio inmóvil como el menor desaparecía, dejándolo ahí como único objetivo de las miradas de reproche y rencor de todos los ahí presentes. Sin embargo, ninguna fue como la de Sehun, nada podría compararse con esos negros ojos cargados de puro odio y la promesa de cobrarse el daño a Luhan.

Apenas se cruzó con esos ojos, antes de que el chico corriera escaleras arriba tras Luhan. Aturdido, se derrumbó en el sofá más próximo, imposibilitado para procesar del todo lo que era obvio desde la primera vez que había cruzado miradas con el odioso niño.

Apenas tuvo noción de cómo su padre despedía a todos, él lo sujetó de la camisa y lo arrastró a la habitación más próxima. Tenía una expresión severa, sabía a la perfección que sería reprendido como si de un niño se tratara, pero nada podía hacer.

Él admitía sus errores y tomaría las consecuencias por completo.

 

***

 

Silencio.

Eso fue lo que le dio la bienvenida a Luhan al entrar al hogar de Sehun. No había querido quedarse en casa tras la discusión con su hermano mayor y su novio felizmente lo había sacado de ahí. Sin embargo, se sentía igual de triste que cuando YiFan había dicho todo aquello.

Vaya inicio de año.

Su atención se volvió a Sehun, él se veía igual de enojado que cuando se encontraron tras la pelea, él mismo seguía molesto, diablos, incluso Jiāo Táng se veía deprimido. Era consciente de que todo era un enorme desastre y pese a todo lo sucedido, no quería que su novio tuviera una mala impresión de su hermano mayor.

Se esforzó en poner para él una sonrisa que no le complacía fingir, él observó con una expresión que le dijo que pudo ver claramente a través de su mentira. Aun así, fingió no notarlo y continuó adelante.

— Bueno, ha sido una noche —rió sin ganas—. Lo mejor será que terminemos por hoy.

— Luhan —llamó, su penetrante mirada fija en él, advirtiendo que no se forzará a seguir con esa actuación.

— Tranquilo, todo está bien —aseguró—. Bueno, todavía tengo que llamar a los chicos para disculparme por el mal rato y eso, pero se resolverá —prometió.

— Luhan, no…

— Que sueño tengo —interrumpió, bostezando incluso—. Tomaré la habitación de Chanyeol —rió a la espera de que su voz no temblara—. Hasta mañana.

Esa última oración marcó su huida, no se atrevió siquiera a mirar atrás y ver el rostro de Sehun. Sabía que hacerlo simplemente empeoraría el cómo ya de por sí se sentía en ese momento. Él tampoco intervino y lo dejó ser, algo que Luhan realmente agradecía.

Ahora bien, la puerta de la habitación ya estaba bien cerrada y Luhan se podía permitir ser tan débil como nunca dejaría que Sehun lo viera ser. Tenía el pensamiento de que probablemente se iba quebrara y llorara como un niño, por lo que no dejaría a Sehun verlo.

Un golpe en la puerta lo sobresaltó, se apresuró a limpiarse el rostro pese a que solamente eran sus ojos los que sentía ardiendo. Se giró con una sonrisa falsa en los labios, listo para abrir y en su lugar se percató de algo que yacía en el suelo.

|¿Estás bien?|

Luhan sonrió levemente al leer el pequeño trozo de papel que había pasado bajo su puerta. Recordándose entonces que ellos habían prometido ser honesto. Sin embargo, Luhan igual no quería que Sehun odiara a su hermano mayor por hacerlo llorar.

Era obvio que Sehun se había dado cuenta de sus intenciones de no mostrarse triste frente a él y por eso mismo hacía eso. Él podía responder si era de esa forma, y con eso en mente, se apresuró, revolviendo los cajones del buro hasta hallar un bolígrafo y regresar para responder la pregunta antes de pasar el pequeño trozo de papel por debajo de la puerta.

|Me siento triste|

|Pero no quieres hablar de ello, ¿verdad?|

|No quiero que creas que mi hermano mayor es una mala persona.|

|Es un idiota.|

|Pero yo quiero a ese idiota.|

|Y a mí no me gusta verte triste.|

|Lo siento.|

|No es tu culpa, no has hecho nada.|

|Yo no puedo creer lo que él me dijo.|

|¿Estás llorando?|

|No.|

|¿Quieres un abrazo? Yo no voy a preguntarte nada sobre tu hermano.|

|Quiero que me abraces.|

Y tan fácil como fue escribir eso, la puerta se abrió y Sehun lo envolvió en sus brazos, besando su sien y arrullándolo con su calor.

— Él no es una mala persona —murmuró con la voz débil, asegurándose de mantener su rostro lejos de la vista de Sehun.

— ¿De verdad? —Gruñó—. Ni siquiera Jiāo Táng se creerá eso, ahora veo porque le gruñía cada vez que lo veía.

— De verdad, él solamente cometió un error —argumentó quedito.

— Voy a cortarle las bolas si estás llorando —amenazó, haciéndolo reír.

— No estoy llorando —se aseguró de mirarlo a los ojos al decir eso.

— Bien por él —bufó—. De todas formas…

Luhan aguardó en silencio a lo que fuera que él iba a decirle, pero él simplemente miraba al frente en silencio. La tentación de preguntar qué estaba mal fue más fuerte, pero no logró hacer la pregunta, no cuando él repentinamente lo besó.

— Feliz año nuevo, cariño.

La sonrisa que en esa ocasión se apoderó de sus labios era totalmente real, Sehun sonrió de vuelta y de la nada Luhan chilló, abrazándose con fuerza al más alto cuando este lo levantó del suelo. Jiāo Táng se volvió todo ladridos alegres y brinquitos emocionados mientras Luhan era llevado cual princesa en apuros a la habitación del más alto.

— Bájame ahora mismo —ordenó falsamente enojado.

Él no le prestó la más mínima atención, su cuerpo fue depositado suavemente sobre la cama y aun cuando pensó en levantarse de inmediato, el cuerpo de Sehun cubrió el suyo en un parpadeó. Contuvo la respiración bajo la mirada ajena, deseando y no, saber lo que seguía a continuación.

— ¿Qué planeas hacer? —Susurró apenas.

— Bueno —murmuró risueño—, yo estoy siendo muy bueno aquí, por lo que te dejaré elegir entre tres espectaculares opciones. —Luhan asintió felizmente—. Genial, ahora, como número uno; podemos quedarnos aquí para que yo te abrace y bese toda la noche. Número dos; podemos salir a la sala de estar y ver el Grinch. O número tres; llamo a Chanyeol y a Baekhyun para invitarlos a una fiesta improvisada solamente los cuatro.

— Mmm, debo admitir que ver la película del Grinch me tienta —bromeó, viéndolo fruncir el ceño.

— Luhan —se quejó.

— Bromeó —sonrió, atrayéndolo para un beso—. Sin embargo, tú solamente vas a besarme, ¿verdad? —Interrogó con una mirada recelosa.

— Wu Luhan, ¿tratas de seducirme, acaso? —Soltó divertido, consiguiendo una mala mirada—. Lo lamento, pero tanto como eso me gustaría, Jiāo Táng ya se acomodó en la cama, así que debemos mantener las manos para nosotros mismos.

Luhan bufó provocando la risa de su novio, un rápido beso se presionó en sus labios y finalmente Sehun se puso de pie, diciéndole que era hora de ir a buscar su pijama entre tanto el lograba que Jiāo Táng saliera de la cama para acomodar las mantas.

Al volver, Sehun todavía peleaba por sacar a su mascota del medio de la cama, un llamado de Luhan fue lo único que hizo falta para conseguirlo y Sehun resopló, llamando al dóberman mimado antes de finalmente acomodarse los tres en la cama.

Dormir de esa forma con Sehun era una de las mejores cosas que podían pasarle a Luhan, casi tan buena como despertar y que él fuera lo primero que vería. Era por esa sencilla razón que su mañana fue más animada.

Incluso fue por solamente eso, que fue fácil para él aceptar el ofrecimiento de su hermano mayor para hablar. Muy a pesar de las quejas que Sehun tuvo acerca de ello, sin embargo, era algo que él tenía que hacer.

Se despidió de su novio luego del desayuno, prometiendo verlo en la comida que sus padres habían organizado para reparar el mal rato de la noche anterior.

No demoró casi nada en llegar a la cafetería donde YiFan lo citó y al entrar, lo primero que vio fue una sonrisa arrepentida dirigida a él. Aquello ayudó a desvanecer la tensión e hizo más fácil avanzar hasta la mesa.

Compartieron un breve saludo antes de que el silencio se hiciera presente, ninguno de los dos parecía con intención de hablar. Luhan al menos no lo haría porque no era él quien debía decir la primera palabra de todos modos.

— Lo siento mucho, Luhan —comenzó el mayor—. También hablé esta mañana mamá y con YanYan para pedirles que me perdonaran. Realmente sé que cometí un gran error anoche y me arrepiento de lo que hice.

— Eso ya lo sé —suspiró—. Lo que no sé es porqué lo hiciste.

— Yo…

— Tú no eres así, YiFan g“. Jamás habías insultado a nadie sin razón alguna —murmuró con un tono de decepción.

— Lo sé, lo lamento mucho —agachó la mirada—. Es solamente que realmente me siento ansioso, supongo que la ansiedad y preocupación me sobrepasaron.

— No te entiendo en absoluto —negó irritado.

— Sé lo que pasó contigo —admitió finalmente.

Un escalofrío recorrió de pies a cabeza al Luhan, su voz se fue y, aunque no tenía como ver su propio reflejo, algo le decía que debía verse tan blanco como la nieve que cubrían las calles de Seúl.

— Bueno, técnicamente no lo sé, Zhao no me dijo lo que pasó con exactitud, pero lo puedo averiguar y en el fondo también sabes que este lugar ya no es seguro para ti —señaló seriamente—. Yo no voy a permitir que nada vuelva pasarte, por eso te pido que vengas conmigo.

Luhan se tensó, haciéndole ver de inmediato al mayor que iba negarse y antes de que dijera nada, él sacó un folleto de su chaqueta y se lo entregó. YiFan sabía que iba ser muy difícil, pero confiaba plenamente en conseguir convencerlo.

— Ya me hice cargo de todo, esa es una muy buena escuela, Lu —habló tiernamente.

El menor miraba fijamente el pequeño folleto que él acaba de darle, todo el con información y fotografías de lo que podría ser su nueva escuela.

— Todo está listo para que Zhao y tú inicien este semestre, también preparé todo para una prestigiosa universidad de artes para YanYan. Incluso empecé a ver lugares para que papá pueda seguir con su sueño de ser fotógrafo. Lo hice todo para ustedes —su mano alcanzó la de Luhan sobre la pequeña mesa—. Tan sólo debemos decirles, Hannie. Regresen conmigo a Beijing —pidió.

El más joven lo miró pasmado, la duda escrita por todo su rostro y YiFan estrechó su mano por sobre la mesa para ayudarlo a tomar la decisión que él creía correcta.

— Ya no quiero que estemos separados, Xiǎolù —murmuró tristemente—. Tú sabes que este no es nuestro hogar.

El castaño miró entre el folleto y su hermano mayor, mentiría si dijera que eso no había hecho que pensara en cuanto extrañaba su ciudad natal y vivir con su hermano, verlo todos los días y saber que podía ir con él si lo necesitaba.

Sin embargo, tampoco podía perder el hogar que tenía ahí tan fácilmente. había personas en ese lugar que no quería dejar de ver y él había hecho una promesa. En ese momento, él sabía que quería estar con Sehun más de lo que quería estar con su hermano.

Porque YiFan siempre iba a estar ahí para lo que pasara, eran familia y él lo amaba. Sehun por otro lado…

Él no se creía capaz de soportar el hecho de no verlo más, por lo que puso el folleto sobre la mesa y lo empujó en dirección a su hermano mayor.

— Este no es tu hogar porque tú nunca quisiste verlo así —habló seriamente—. Te recuerdo que estás son también las raíces de mamá.

— Luhan, este lugar es peligroso…

— ¿No todos lo son? —Interrogó seriamente—. ¿Es acaso que me dirás que en Beijing nunca pasa nada?

— Pero…

— Estoy feliz aquí —afirmó con una sonrisa divina—. Tengo muchas personas que me quieren en este momento y todas viven aquí. Incluso Sehun está aquí.

— Lo amigos vienen y van, Lu. En Beijing tú también puedes…

— Pero Sehun no es un simple amigo —confesó, viendo de frente el horror en el rostro de su hermano—. ¿Podrías vivir lejos de LiXue jiějiě?

— Eso no…

— Regresa a Beijing, YiFan g“. Yo no quiero ir —finalizó.

Algo dolía en su pecho cuando se puso de pie y avanzó a la entrada del lugar. La idea de inmediatamente ir a casa no era una opción y se detuvo en la acera mirando a todos lados, pensando en a donde debería ir. Suho fue la respuesta inmediata.

— Luhan, no hemos terminado de hablar —sentenció, sujetando su brazo.

— G“, tan sólo…

— No estoy de acuerdo y tampoco lo entiendo, Luhan —se adelantó—. Entre todas las personas existentes en el mundo ese chico sería la última persona que yo consideraría como el mejor prospecto para ser tu pareja.

— Sehun es…

— Sin embargo —elevó la voz para hacerlo callar—, el bastardo altanero te adora y tú también pareces no mirara a nadie que no sea él —gruñó—. Yo no estoy feliz con nada de esto, pero dejaré que sigas adelante con esta decisión tuya.

Una sonrisa incontenible se dibujó en los labios del menor. Lo abrazó con fuerza y todavía con lo mucho que YiFan temía lamentar esa decisión, dejaría todo eso pasar.

— Dios, yo sólo te advierto desde ya, que si algo malo pasa, vendré por ti y nunca volverás a ver a esa peste —gruñó, estrechando el cuerpo ajeno.

— Gracias por comprenderlo.

— Eres mi hermanito, yo voy a apoyarte sin importar nada —sonrió amorosamente, besando la frente del menor—. Ahora vamos, tenemos una fiesta a la que llegar y si tenemos suficiente suerte, tal vez consigas que tu irritante novio y yo tengamos una charla decente.

Su dulce risa fue la mejor recompensa que pudo tener, ayudando a que el dolor de saber que que seguirían separados no fuese tan grande. Lo importante era ver a su familia feliz y por mucho que le costara admitirlo…

Luhan se veía más feliz de lo que jamás lo había visto.

 

Notas finales:

Entonces...


Esta es la primera actualización de este año, que sin duda empezó con muchas sorpresas, ¿verdad?


Actualmente yo todavía como que no salgo de la gran sorpresa de nuestro dulce JongDae, sin embargo, no podría estar más feliz por él. Se merece el mundo entero y espero de todo corazón que nuestros buenos deseos y amor incondicional lleguen a él


En fin, yo como que quería tocar este tema porque las cosas han estado muy tensas, pero eso no debe desanimarnos, en su lugar, compartamos su felicidad y brindemosle nuestro apoyo.


Ahora, sin más que agregar, espero que les gustara el capítulo de hoy. Les envío un enorme abrazo a donde quiera que estén y les recuerdo lo mucho que las adoro. Hasta la próxima.


Bye Bye


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