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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hola, mis divinas personitas!!!


He vuelto, tarde pero segura.


Y bueno, nada, yo realmente espero que disfruten mucho el capítulo, que aunque tarde aquí está.


 


 


 

Una insistente e irritante melodía lo despertó de un gran sueño, se quejó, alcanzando a tientas su móvil y medio dormido puedo lograr que su buzón de voz entregará el mensaje de la anterior llamada perdida.

— ¡Wu Luhan, quiero tu culo aquí en tres segundos, o voy a ir a tu casa para arrancarte el pene!

La furiosa voz de su mejor amigo lo hizo despertarse del todo, espantando miró a su despertador descubriendo que, en efecto, llevaba media hora de retraso.

— ¡Voy a llegar tarde! —Gritó, poniéndose de pie de un salto.

Corrió por toda la habitación, poniéndose las primeras prendas que vio y alcanzando su mochila. Podía escuchara la risa histérica de Zhao mientras bajaba de a dos las escaleras, su mamá lo despidió apenas él gritó que se iba.

Subió a su bicicleta, pedaleando como si su vida dependiera de ello, maldiciendo para sus adentros al despertador por decidir no sonar ese día en particular. Su móvil timbró una vez más y él chilló, acelerando un poco más, imaginando la cara de enojo de su mejor amigo.

Estaba en una carrera contra reloj y desde ya, se estaba lamentando por el increíble dolor que tendría en las piernas al día siguiente. Casi chilló de alegría al verse en el último tramo de su travesía, a lo lejos ya podía ver la inconfundible figura de su mejor amigo y celebró para sus adentros.

Pedaleó con un poco más de entusiasmos y de la nada, un auto apareció. Luhan gritó, el vehículo frenó de golpe, la llanta delantera de su bicicleta golpeó el auto y lo envió por los aires solamente para que aterrizara sobre el capó, rodara sobre la pulida superficie y terminará en el suelo con un duro golpe.

— ¡Luhan! —Reconoció al instante la voz aterrorizada de su novio y la de Baekhyun.

Él estalló en risas en respuesta, incorporándose algo adolorido, pero con una sonrisa inmensa.

— Joven Wu, ¿se encuentra bien? —Preguntó el angustiado hombre que trabajaba como chófer de los Park.

— Estoy bien —aseguró.

— ¿Cómo mierda vas a estar bien? —Espeto su, algo, alterado novio.

— Son solo raspones y un golpe, no es nada —afirmó.

— ¿Por qué mierda estás riéndote? —Exigió Baekhyun irritado.

— Es porque solamente a mí me pasan estas cosas —se encogió de hombros despreocupado.

— Luhan —gruñó Sehun.

— Hola —saludó, acunando su rostro para besarlo.

— Eso no debería funcionarte —bufó y Luhan sonrió victorioso.

— ¿No? —Fingió inocencia—. Supongo que entonces debo gustarte mucho —sonrió.

— Supones bien —sonrió divinamente—. Seguramente todo se debe a que eres guapísimo.

Luhan rió risueño, dejándose abrazar por él, él aún estaba en el suelo pero nunca diría que no a estar en los brazos de Sehun. Baekhyun bufó irritado y masculló entre dientes la palabra idiotas, obviamente fastidiado por sus cursilerías y por el hecho de que su sincera preocupación estaba siendo ignorada.

— Él está bien, no te estreses Yong —aconsejó Chanyeol, dándole unas palmaditas al afligido hombre.

— Pero…

— Está bien, ve a casa.

— De acuerdo, pero llámeme si siente algún dolor —pidió, dirigiéndose a Luhan en esa ocasión.

Luhan asintió, poniéndose de pie con ayuda de su novio. Baekhyun aún refunfuñaba sobre el hecho de que era un accidente con patas y Luhan todavía tenía unas enormes ganas de reírse. Hoon Jung les dio la bienvenida desde la puerta del orfanato y les hizo un par de señas para que se acercaran.

Estaban en una misión secreta después de todo.

Entraron a hurtadillas hasta una habitación vacía, tratando de no ser descubierto por alguno de los pequeños. Eran las primeras horas de esa mañana y ellos les tenían una sorpresa.

Todo idea de Sehun, quien no pudo con la idea de verlos tristes luego de que los pequeños pasarán una horrible navidad debido a un idiota que había roto sus corazones al dejarlos sin obsequios para esas fechas.

Los niños estaban deprimidos y Sehun, él no se quedó de brazos cruzados.

Luhan sabía que su novio era muy dulce, ellos también apenas el mes pasado acaban de celebrar un año de aniversario. Un año con altas y bajas, con discusiones y momentos llenos de alegría, pero aun así perfecto a su manera.

Tanto así que en ese momento, Luhan todavía era incapaz de contener la sonrisa de idiota en los labios cada vez que recordaba la horrible, pero no menos significativa, serenata que Sehun había hecho que Lay y Chanyeol le dieran para su primer aniversario.

Su novio era la mejor persona del mundo, la más interesante, su mejor amigo y también psíquico. Es decir, él siempre sabía cuándo algo no estaba bien con solo mirarlo a los ojos. Luhan con seguridad le diría a quien fuera lo enamorado que estaba de él.

Lo miró de reojo mientras se colocaba el traje de Santa Claus, resoplando ante los regaños de un impaciente Baekhyun, que seguía diciendo que se diera prisa o los niños iban a descubrirlos y eso era lo último que necesitaban.

— ¿Qué tal? —Se acercó Chanyeol dejándole ver su atuendo.

— Eres como un duende radioactivo —se burló, porque definitivamente Chanyeol debía ser el duende más alto de todo el mundo.

— ¡Lo sabía! —Exclamó—. Baek, te dije que yo no iba a quedar de duende.

— Fue un sorteo, así que te jodes —se carcajeó Lay, disfrazado como una galleta de jengibre y aun así disfrutándolo bastante.

— No te quejes idiota, que esto de ser un puto oso polar tampoco es divertido —gruñó Baekhyun.

Luhan siguió riéndose, porque ciertamente ser el reno era lo menos molesto, claro, eso en consideración que al no poder hallar un disfraz de reno como tal; Luhan tan sólo tenía que llevar una tiara con dos pequeñas astas, un suéter marrón y la pequeña nariz roja.

— ¿Listos? —Preguntó emocionado Hoon Jung.

Ellos sabían que más que una pregunta eso era una señal que les indicaba que los pequeños estaban en posición. Todos se volvieron en dirección a Sehun, quien al tener la mayor responsabilidad, era quien debía dar su aprobación para actuar.

Él asintió, mostrando pulgar arriba. Luhan asintió de vuelta, sabiendo que esa era su señal, salió rápidamente de la habitación y corrió directo al comedor donde los niños estaban siendo reunidos. Ellos miraban confusos a los encargados que les pedían acomodarse y permanecer tranquilos.

— ¡Feliz navidad a todos! —Exclamó, entrando a la habitación con una sonrisa deslumbrante.

Los pequeños lo miraron de inmediato, asombrados y curiosos. Murmurando emocionados y a la vez algo confundidos.

— Yo soy Rodolfo el reno —se presentó con seguridad, escuchando a lo lejos la risa escandalosa de Chanyeol.

— No, tú eres Luhan oppa —corrigió Young Mi, provocando la risita de todos los demás pequeños. Chanyeol se rió aún más fuerte.

— Bu-Bueno, sí —miró con nerviosismo a Hoon que parecía estar luchando por no reírse pero igual tenía un pulgar arriba como alentándolo—. Tienes razón yo generalmente soy Luhan, pero no hoy. Hoy yo tengo una misión muy importante que cumplir y por eso soy Rodolfo el reno. Es porque Santa me dijo…

— Hyung, Santa no existe —murmuró tristemente Daehyun—. Si él existiera habría dejado regalos bajo nuestro árbol en navidad.

La tristeza y decepción se apoderó de todos los niños, haciendo crecer los nervios de Luhan. Sin embargo, no iba a rendirse tan fácil.

— Es por eso que estoy aquí, él me pidió ayuda y me nombró su reno honorario —explicó risueño—. Él lamenta mucho no haber dejado ni un solo obsequio bajo su lindo árbol, pero él tuvo un problemita y le fue imposible llegar —continuó con su fantástica historia.

— ¿Un problema? —Interrogó preocupada la pequeña Sun Hee—. ¿Santa está bien?

Los pequeños comenzaron a murmurar preocupados, mirándose los unos a los otros con angustia mientras se decían que no querían que nada malo le pasara a Santa.

— No tienen que preocuparse, Santa está bien —aseguró—. Sin embargo, él se sentía realmente mal por no haber traído sus obsequios.

— Está bien, nosotros no queremos ningún obsequio. Santa debe descansar —argumentó Young Soo.

Los pequeños apoyaron la idea, diciendo que Santa tenía que tomar un tiempo para descansar y reponer energías. Luhan los observó conmovido, sabiendo que esos pequeños eran los más dulces y buenos chicos que existían.

— Oppa, dile a Santa que estamos bien, él no hizo nada malo —afirmó Yeong. Todos aprobaron esa declaración.

— Nuestros juguetes todavía sirven, estamos bien —aseguró seriamente Jung, levantando en alto su viejo conejo de felpa—. ¿Lo ves?

Un nudo se formó en la garganta de Luhan, miró en dirección de Hoon y el muchacho trataba de detener las lágrimas. Sonrió enternecido, acercándose a Jung para tomar sus pequeñas manos y hacerle saber que estaba bien.

— Es por eso que Santa quiere compensarlos —murmuró.

El pequeño le dio una mirada de confusión, gritos de emoción llenaron la habitación repentinamente. Baekhyun gritaba la frase feliz navidad a diestra y siniestra, apenas entendiéndose entre los gritos de incredulidad que decían que Santa estaba ahí.

Ellos rodearon a su héroe, diciéndole que no podían creer que estuviera ahí, preguntándole si estaba bien y pidiendo un abrazo de parte de él. Sehun estaba haciendo lo mejor posible por personificar al Santa Claus que los niños querían ver.

La emoción vibraba en cada uno de ellos, mientras tenían un par de palabras con Santa y obtenían su obsequio. Era algo adorable de ver, así como lo era ver cómo los curiosos niños se acercaban a sus amigos para preguntarles si ellos también habían sido reclutados por Santa como ayudantes especiales.

De reojo, vio a Chanyeol, que antes no había parado de quejarse, totalmente orgulloso de sí mismo al escuchar a los chicos decirle que era el duende más genial que habían visto nunca. Las chicas estaban teniendo el momento de su vida abrazando a Baekhyun el oso polar y Lay jugaba con los más jóvenes.

— Gracias —susurró Hoon, poniendo su mano sobre su hombro.

— No me agradezcas a mí —sonrió ampliamente—. Debes darle las gracias a Santa.

El mayor se echó a reír con ganas tras escucharlo, él se acercó hasta su novio mientras la pequeña Sun Hee tenía su turno. Sehun había tomado asiento hace rato y entonces la pequeña descansaba en su regazo mientras se preparaba para decirle su deseo.

— Entonces…. ¿Cuál es el deseo de la linda señorita? —Preguntó tiernamente Sehun, con una pésima imitación de voz de Santa cabe destacar.

— Yo… —Ella retorció sus dedos, mirando indecisa al suelo antes de volverse en dirección a Santa—. Yo quiero un príncipe que sea como los de los cuentos de princesas. —Sehun la miró sin saber que decir y Luhan hizo una mueca, sin tener idea de cómo decirle a la niña que eso no se podía—.Eso es lo que yo más deseo. ¿Puedes concedérmelo, Santa? —Preguntó esperanzada.

Ellos se miraron entre sí, ninguno con el valor suficiente de decirle a ella que eso era imposible y romper su inocente corazón. Sehun suspiró sonoramente luego de varios minutos, mirando en dirección a la pequeña para decirle finalmente que su deseo era demasiado incluso para Santa Claus.

Las puerta del comedor se abrieron de par en par en ese preciso instante, Kim Suho ingresó con toda su arrogante elegancia apoderándose completamente de la habitación. Todos lo miraban y Sun Hee chilló de la nada, con una sonrisa inmensa en los labios.

— Eres el mejor, Santa —dijo emocionada, dándole un rápido abrazó antes de saltar de su regazo y correr al encuentro del mayor—. Hola, yo soy la princesa Sun Hee —se presentó.

Suho la miró como si fuese la criatura más extraña que nunca hubiera visto mientras se detenía frente a él y hacía una exagerada reverencia para él. El mayor los miró sin comprender nada, Luhan apretó los labios para no reírse a diferencia de su novio que no paraba de hacerlo.

— ¿Mucho gusto? —Habló sin estar seguro de nada.

La pequeña era toda sonrisas, su pequeña mano tomó con firmeza la del mayor e insistió en que debía acompañarla a una importante fiesta de té, con su nuevo juego de té obsequiado por el mismísimo Santa Claus.

Suho parecía no tener idea de que era lo que sucedía, era obvio que su única intención había sido la de reunirse con Lay, pero entonces todo estaba de esa manera. Él le lanzó una mirada aterrorizada a la persona con la que se suponía iba a reunirse mientras era arrastrado a una de las mesas, pero Lay simplemente se burlaba sin intenciones reales de salvarlo a corto plazo.

Luhan tomó nota de pedirle una disculpa más tarde a JunMyeon y también agradecerle por hacer tan feliz a la pequeña durante un momento. Miró en dirección a su novio, quien ya hablaba con otro de los pequeños.

Aquello duró algunas horas, antes de que finalmente Santa tuviera que irse, los pequeños protestaron al inicio, pero pronto decidieron que era momento de decir adiós, alentados por la promesa de que los ayudantes de Santa todavía iban a quedarse a jugar.

Uno por unos ellos se despidieron, pidiéndole que se cuidara y que volviera siempre que quisiera. Baekhyun los alentó para iniciar un juego para impedir que ellos siguieran a Sehun y una vez estuvieron distraídos, Luhan se apresuró a alcanzar a su novio y ayudarlo a deshacerse del disfraz.

Él no estaba en la donde se habían colocado los disfraces para cuando llegó. Su ropa estaba ahí, pero no había rastros de él. Frunció el ceño confundido, tomando la mochila donde la ropa de su novio estaba y salió a buscarlo.

No fue fácil encontrarlo en todo caso, y para cuando lo hizo no estuvo completamente feliz. Aun cuando de algún modo se sentía aliviado de que él estuviera en la azotea y no donde cualquiera de los niños pudiera verlo.

Se acercó silenciosamente, suspirando pesadamente cuando se sentó justo a su lado, comenzando a desempacar en silencio las prendas del más alto y arrugando la nariz a causa del desagradable olor a tabaco.

— ¿Desde cuándo Santa fuma? —Interrogó con ojos entrecerrados luego de un largo silencio.

— Soy un Santa rebelde —respondió con una sonrisa ladina.

— Pues más le vale a este Santa apagar esa maldita cosa o este reno le pateara el trasero — advirtió, frunciendo el ceño. Él asintió obediente, apagando la dañina cosa.

— ¿Cuánto llevas aquí? —Interrogó al notar su ropa doblada en el suelo.

— Un rato.

— ¿Y por qué no me dijiste? Yo habría apagado el cigarrillo cuanto antes —frunció el ceño.

— ¿Qué está mal? —Preguntó seriamente.

— ¿Eh?

— Alguna vez dijiste que comenzaste a fumar porque te ayudaba con el estrés, también dijiste que ya no fumarías, por lo que si estabas haciéndolo ahora es por algo —explicó serenamente.

— No pasa nada, solamente quise hacerlo —respondió tranquilamente, comenzando a retirar de su cuerpo el disfraz.

— Es un mal mentiroso, al menos conmigo —frunció el ceño, entregándole la camiseta primero.

— Lu, de verdad…

— Esta bien si no quieres decirme, no voy a presionarte. Sin embargo, yo sigo aquí por si quieres hablar —sonrió tiernamente.

Sehun asintió distraídamente y él no se perdió la forma en como comenzó a jugar con el anillo de su tío. Rodándolo en su dedo como cada vez que algo estaba perturbándolo, decidió tomar su mano entonces, entrelazando sus dedos y sonriendo ampliamente cuando él lo miró tratando de no verse afligido.

— ¿Sabes? —Comenzó—, hace un rato de algún modo vino a mi mente esa vieja canción que cante cuando niños como regalo de cumpleaños para ti.

— ¿Canción para mi cumpleaños? —Luhan asintió.

— Esa de la leche de soya y los palitos fritos de pan —rió—. ¿Cómo era que se llamaba? —Sehun estaba igual de pensativo, tratando de recordar—. ¡Lo sé! 豆漿油條 (Dòujiāng yóutiáo) —soltó felizmente.

— ¿De verdad? Yo realmente no…

Luhan lo tomó por sorpresa, tirando de su mano para que se pusiera de pie y comenzó a balancearse de un lado a otro, tarareando la canción que tenía en su mente.

Sé que tú y yo somos como leche de soya y palitos fritos de pan~.

Necesitan estar juntos para saber mejor~.

Tú necesitas mi sonrisa tonta, y yo necesito tus abrazos~.

El amor es así, así nunca se desvanecerá~.

Su novio sonrió ampliamente al escucharlo cantar, la preocupación se había esfumado y no necesitaba que él lo dijera en voz alta para saber que estaba agradeciendo cuando lo abrazó con fuerza y besó su mejilla.

— Dios, tú eres la una cosita dulce. ¿No es así?

— Eres mi novio hace ya un año, ¿realmente crees eso? —Inquirió divertido.

— Bueno… —comenzó, sonriendo juguetonamente.

— Termina de vestirte y baja para jugar con los niños también —indicó, empujándolo para poder liberarse.

— ¿Qué no ibas a quedarte para ayudarme con mi ropa? —Interrogó con un tonito bromista y travieso.

— Nop —sonrió divinamente—. Para eso acordamos que iba a quedarme a dormir en tu casa —dijo con fingida inocencia.

Lo escuchó reírse con ganas mientras bajaba las escaleras, regresando al comedor donde los niños se abalanzaron sobre él. Hablando todos a la vez y siendo el hecho de lo increíble que había sido que Santa había estado ahí, lo único que realmente se entendía.

Sehun apareció poco después, fingiendo estar todo sorprendido e incrédulo mientras era rodeado por los pequeños que le contaban cómo era que Santa Claus había aparecido de la nada con un montón de regalos.

Eso definitivamente fue algo totalmente dulce. Recordándole a Luhan el cómo lo había visto esforzarse para conseguir lograr eso e inflándole el pecho de orgullo. Porque ese muchacho tan amable y noble era su novio.

Había sido elegido entre 7700 millones de personas en el mundo para estar junto al que probablemente era uno de los seres más maravillosos, leales, amables y bondadosos del mundo entero.

Era muy afortunado y lo sabía.

— ¡Luhan! —Gritó Baekhyun al fondo.

Se echó a reír al verlo en el suelo bajo el peso de los niños, corrió para ayudarlo pese a no dejar de reírse con ganas. El plan original era solamente quedarse unas cuantas horas, pero al final se quedaron toda la mañana y parte de la tarde, jugando con los niños y viendo sus caritas llenas de felicidad.

Eran casi las tres de la tarde cuando finalmente lograron salir de las instalaciones del orfelinato. Baekhyun no paraba de quejarse pese a que Chanyeol lo llevaba en su espalda, Suho continuaba ofendido por ser obligado a darle su número de móvil a la pequeña Sun Hee y Lay no paraba de bromear acerca de que era un pedófilo.

Luhan por otro lado, no podía apartar la vista de la mano de Sehun que agarraba firmemente la suya, sus miradas se cruzaron por un segundo y casi se atragantó ante el brillo en la mirada ajena.

— ¿Quieren ir a perder el tiempo a algún lado? —Preguntó animado Baekhyun.

— No, porque se suponía que yo solamente estaba aquí para recoger a Yixing e ir desayunar juntos —gruñó Suho—. Así que eso haremos y él pagará la maldita cena —sentenció.

Lay se rió de la situación, se apresuró a decir adiós y corrió tras el mayor, colgándose de su brazo mientras le decía que no se molestara tanto. Baekhyun y Chanyeol miraron entonces en su dirección a la espera de una respuesta.

— Lo lamento chicos, nosotros tenemos planes ya —respondió Sehun, mirándolo de reojo.

— Bueno, ustedes se lo pierden —Chanyeol se encogió de hombros.

— Nos vemos después, y por favor revísate ese golpe, Luhan —ordenó Baekhyun, antes de que Chanyeol diera la media vuelta y comenzara a andar con él, riéndose escandalosamente sobre su espalda.

El castaño se volvió en dirección a su novio, conteniendo la respiración bajo su intensa mirada y esa sonrisa suya que lograba que sus piernas se volvieron de gelatina.

— Vamos a casa —indicó en voz baja.

Asintió, suspirando suavemente cuando él acarició su mejilla tiernamente. Estrechó su mano, dejándose guiar de alguna forma. El móvil de Sehun sonó en ese momento, rompiendo definitivamente su burbuja, él frunció el ceño mientras lo sostenía y respondía la llamada.

— ¿Qué? —Gruñó a la persona al otro lado de la línea.

— Oh, disculpe usted por existir. No vuelvo llamarte. —Él bufó y Luhan sonrió, reconociendo la voz de Kyun Min.

— Como sea —resopló—. ¿Qué necesitas?

— Eres muy grosero —se quejó—. En fin, la verdad llamé para decirte que te envíe un paquete.

— ¿Es todo?

— Déjame terminar, tonto —gruñó—. Como decía, te envíe un paquete, pero hubo un error en la paquetería y me contactaron en la mañana para decirme que tienes que ir a buscarlo a la sucursal del aeropuerto —resopló irritado—. ¿Podrías?

— ¿Cuándo debo ir? —Interrogó.

— Hoy, el paquete debía ser entregado hoy, así que puedes ir ahora mismo—explicó.

— De acuerdo, más vale que sea algo increíble o te matare —advirtió.

— ¿Interrumpo algo acaso? —Rió divertido.

Sehun miró a Luhan, las mejillas del más bajo se calentaron y desvió la mirada como fingiendo que nada sucedía.

— Cállate, voy por tu maldito paquete —bufó.

— Genial —celebró—. Llámame cuando llegues al aeropuerto para decirte el número de folio que la paquetería me dio.

La llamada terminó de esa forma, Sehun suspiró pesadamente y dos minutos después ellos iban de camino al aeropuerto para recoger el paquete que su amigo había enviado.

— ¿Qué crees que te envió Kyung? —Preguntó curioso.

Sehun se encogió de hombros, su mano seguía pegada a la de Luhan mientras comenzaban a andar rumbo a la sucursal de la paquetería en el lugar y él hacía la llamada a su mejor amigo. Gruñó cuando la llamada se cortó tan pronto como él respondió y miró con fastidio su móvil.

— ¡Sehun! —Exclamó espantando, tomando por sorpresa a Sehun y teniendo apenas el tiempo justo para abrir los brazos.

El más alto apenas captó por el rabillo del ojo como algo pasaba corriendo, se lanzaba a los brazos de Luhan e instintivamente él mismo abrazó a Luhan para amortiguar el impacto y tal vez no caer al suelo. Afortunadamente, ellos apenas trastabillaron.

— ¡Los extrañe mucho! —Chilló Kyun Min, apretando más fuerte el cuerpo de Luhan.

Ambos miraron con incredulidad los brillantes orbes ajenos, la sonrisa inmensa en sus labios y su cabello, entonces, rubio. Había lágrimas en sus ojos, pero su sonrisa era de pura emoción mientras se apretaba al cuerpo de Luhan.

— Dios, ustedes incluso vinieron juntos —rió emocionado.

— ¿Cómo es que…? —Balbuceó incrédulo Sehun.

— Mamá fue transferida de regreso. ¡Voy a quedarme! —Exclamó feliz.

Los tres gritaron eufóricos, abrazándose al mismo tiempo. Su amigo era una de las personas que más querían y saber que él estaba de vuelta era una de las mejores cosas que podían pasar. No importaba si todos los miraban como si estuvieran locos mientras se reían a carcajadas y se abrazaban con fuerza.

— Joder, espera a que los chicos se enteren —habló emocionado Sehun.

— Yo también me muero por verlo a todos, incluso estoy ansioso por conocer al novio de Channie —dijo entusiasmado.

— Mierda, no me lo creo —dijo Sehun, tirando nuevamente de su amigo para un abrazo que incluso lo levantó del suelo. Kyun Min se rió como un niño pequeño.

— ¡De verdad vas a quedarte? —Preguntó Luhan todavía incrédulo.

— Sí, incluso iniciare este semestre en la misma escuela que ustedes.

— ¡Genial! —Chilló Luhan, abrazándolo con fuerza tan pronto Sehun lo liberó.

— ¡Wiiiiiiiii! —Exclamó risueño—. Esto me está gustando. —Sehun bufó, metiéndose entre el abrazó, haciendo reír a su mejor amigo y a su novio.

— ¿Dónde está tu madre? —Interrogó, mirando en todas direcciones en busca de la dulce mujer.

— Ella se adelantó a casa, así que soy todo tuyo hasta mañana —guiñó descaradamente.

— ¿Y yo cómo para que te querría? —Puso los ojos en blanco debido a la broma ajena.

— No te decía a ti, le decía a Luhan por supuesto —sonrió coqueto.

— Tú…

— Pero vámonos, no hay necesidad de quedarnos aquí. Tú puedes invitarme a comer porque muero de hambre —habló con dramatismo, colgándose del brazo de Luhan—. Sehun, lleva mi maleta.

El más alto le envió una mirada fulminante, haciendo lo que él ordenó de todos modos. Abordaron un taxi tan pronto como salieron del lugar, para así dejar el equipaje de Kyung Min en el departamento de Hun y luego llevarlo a comer a Lou Mei.

El chico prácticamente vibraba en su asiento, aferrado a ambos al estar sentado en el centro. Contándoles cómo había sido su tiempo en Busan y sin dejar de repetir lo feliz que estaba de volver para así poder golpearlos en lugar de estar todo preocupado desde lejos porque eran unos idiotas.

— Entonces… ¿Cómo han estado mientras no estuve? ¿Fueron buenos niños? —Luhan asintió risueño—. Eso me recuerda, yo no interrumpí alguna cita, ¿verdad? —Los miró un poquito apenado mientras entraban al departamento de Sehun.

— Sí —gruñó Sehun, recibiendo un suave golpecito de Luhan.

— No del todo, yo de todas formas me voy a quedar el fin de semana —explicó Luhan.

— Que conveniente —comentó con una sonrisilla pícara.

— B-Bueno… —Murmuró sonrojado el castaño.

— No puedo creer que ni Busan te quitara lo idiota —resopló Sehun. Kyun Min se echó a reír con ganas.

— Eso ya no se cura —soltó divertido—. En todo caso, ¿tus padres están de acuerdo con eso, Lu? —Interrogó con una graciosa expresión.

— ¿Qué se supone que eso significa eso? —Sehun lo miró con ojos entrecerrados.

— Buuuuuuuuuueeeeeno….

— Para tu información, mis suegros me aman —sentenció indignado.

— ¿Ellos ya saben que…? —hizo señas entre ellos, pero dejó la oración al aire.

— Les contamos durante las vacaciones de verano pasadas —respondió tranquilamente Sehun.

— Fue como muy necesario luego de que papá nos sorprendiera besándonos. —Luhan rió ante el recuerdo.

— ¿Ellos están bien con eso? Digo, incluso a mamá le costó un poco entender al principio.

— En realidad, resulta que mamá lo sabía desde el principio. Papá por otro lado…

«No estoy molesto por su relación, Luhan. Sehun es un buen muchacho y si te hace feliz yo voy a aceptarlo, porque eres mi hijo y tu felicidad para mí lo es todo. Sin embargo, yo esperaba que me contaras, que vinieras en mí si tenías miedo o inseguridades. Yo te amo, hijo, heterosexual, gay, bisexual o lo que sea.»

— Papá estaba más molesto por el hecho de que no le conté de inmediato —sonrió ampliamente, conteniendo el suspiro ridículo que los enamorados hacían al cruzar la mirada con la persona que amaban.

— Oh, ustedes también me dijeron por teléfono que para Navidad fueron a Beijing, ¿cierto? ¿Qué tal fue? —El pelinegro bufó sin disimulo y Luhan comenzó a reírse ante el recuerdo.

— Mi hermano mayor y él se detestan —se burló.

— Es un idiota —farfulló.

— ¿Es así? ¿Tú cuñado fue malo contigo? —Bromeó, ganándose una mirada fulminante.

— Es irritante.

— De hecho son muy parecidos, YiFan g“ incluso dice lo mismo de ti —rió al escuchar a su novio gruñir disgustado.

— Claro que no. El tipo está loco —sentenció.

— Claro que no, es solamente un poco sobreprotector —señaló Luhan.

— ¿Un poco? —Bufó airadamente—. Está tan desquiciado que cada vez que nos veía solos, se acercaba a nosotros y se metía en nuestra conversación, nos seguía prácticamente a todos lados. Joder, él incluso hizo que nuestras habitaciones estuvieran justo al lado de la suya para vigilarme cada vez que salía a donde fuera —resopló.

— Esa de hecho es una buena idea, se te nota la cara de degenerado y estoy seguro de que no arriesgaría la virtud de su pequeño Luhan —se burló.

— Lo dice el tipo que tenía a Chanyeol como follamigo —contraatacó.

El rostro de Kyung Min se volvió totalmente rojo ante la mirada de asombro total de Luhan. Le envió una mirada rencorosa a Sehun y él simplemente se echó a reír.

— ¿En serio tenían ese tipo de relación? —Interrogó asombrado Luhan.

— Bu-Bueno yo…

— Baek va a amarte cuando te conozca —continuó fastidiando—. Yo incluso como que ya imaginó su reacción.

Luhan dejó ir una carcajada sin poder evitarlo, porque simplemente la imagen mental de la escena era demasiado para no reírse.

— ¡Hannie, no te rías! —Lloriqueó.

Sin embargo, la risa de Luhan no paraba, incluso cuando entraron a Lou Mei y Jackson los saludo, preguntándole porque no paraba de reír. Kyun Min entró tras ellos, refunfuñando y con la vista clavada en su móvil, Jackson lo saludó tan pronto lo vio y él elevó la mirada.

Su expresión se volvió de graciosa incredulidad, su mano soltó el móvil y tan pronto lo escuchó caer, chilló y se apresuró a levantarlo con las mejillas pintadas de rojo. Jackson se agachó, tratando de ayudar y él no dejaba de tartamudear que estaba bien, sin embargo, su móvil seguía resbalando de sus manos. Luhan y Sehun se miraron entre sí sin comprender.

— Aquí tienes —dijo Jackson, entregándole su móvil finalmente.

— S-sí, m-muchas gra-gracias —balbuceó.

— Kyun Min —llamó Luhan—. Él es Jackson, mi amigo y compañero de trabajo —los presentó.

— Mucho gusto —sonrió el chino, haciendo una reverencia.

El rubio se apresuró a imitarlo, golpeando su cabeza con la contraría. Sehun se rió escandalosamente, Luhan se apresuró a preguntar si estaban bien mientras ambos se quejaban, Kyun Min se sonrojó hasta las orejas y comenzó a disculparse sin parar.

— No, está bien —aseguró Jackson—. Fue un accidente —sonrió.

El rubio asintió, estirando su mano en lugar de hacer una reverencia por segunda vez. — Me llamo Kyung Min.

— Mucho gusto —repitió, estrechando la mano contraria. El más bajo asintió, mirando al suelo y sin soltar su mano—. Bueno, creo que mejor regreso a trabajar. Siéntense donde gusten —sugirió, soltando la mano ajena y alejándose finalmente.

La atención del chico volvió a centrarse en sus dos amigos, se aclaró la garganta y como si nada hubiese pasado, se encaminó hasta una de las mesas, diciéndoles que se dieran prisa porque él moría de hambre.

Sehun lo siguió con una sonrisa perversa en los labios, y tan pronto como tomaron asiento le hizo señas a Jackson para que se acercara. Kyun Min se ocultó tras el menú en cuanto se detuvo frente a su mesa.

— ¿Qué van a ordenar? —Preguntó el sonriente joven.

— ¿A qué hora es tu turno para comer? —Interrogó Sehun con interés.

Kyun Min gimió quedito al escucharlo, Jackson lo miró con extrañeza y Luhan pellizco su muslo por debajo de la mesa, pese a seguir sonriéndole a su amigo.

— En unos treinta minutos —respondió titubeante Jackson.

— Genial. ¿Por qué no lo adelantes? —Sugirió—. Digo, puedes sentarte con nosotros ya que estamos aquí y así charlamos.

— Sehun, deja de quitarle el tiempo —dijo con un toque de advertencia—. No le hagas caso Jackson, no tienes que hacerlo.

— De hecho, me parece una buena idea —sonrió divinamente—. Déjenme avisar a mi jefe y conseguirnos algo bueno de comer —soltó entusiasmado.

Lo vieron marcharse, Kyun Min bajó el menú, revelando sus mejillas rojas y de todas formas le lanzaba a su amigo una mala mirada, al igual que Luhan. Sin embargo, el pelinegro parecía a nada de reírse a carcajadas.

Jackson demoró apenas un par de minutos en volver con lo que sería su comida. Una sonrisa adornaba sus labios y eso ya tenía las mejillas de Kyun Min lo suficientemente rojas como para que lo empeorara al sentarse justo a su lado.

— ¿Qué tal les fue con los niños? —Preguntó sin percatarse de que algo pasaba con los otros tres.

— Muy bien, ellos estaban muy felices —habló finalmente Luhan.

— Que bueno, me sentí muy mal cuando escuche por Lay hyung lo que había pasado. Tienes que ser muy hijo de puta para robarle a unos niños —gruñó.

— Por fortuna se pudo hacer algo —comentó Sehun algo malhumorado.

— En realidad, ¿no es mejor decir que gracias a ti se hizo algo? —Señaló un poco de mala gana.

Luhan sintió su corazón llenarse de orgullo al escuchar esas palabras. Eso había sido un trabajo duro, Sehun no solamente se había conformado con recaudar lo suficiente para darle a cada niño un juguete, sino que él había hecho todo lo posible por darle a los pequeños mucho más.

Había buscado por todos lados, recurrido a todas las personas que conocía para pedirles contribuir y hacer posible un pequeño milagro para los pequeños. Dios, él incluso se tragó su orgullo y pidió la ayuda de Suho y Kai.

— Lo importante no es quien lo hizo posible, sino el hecho de que los niños están felices —sentenció Sehun seriamente, aunque Luhan con sólo verlo podía decir que estaba avergonzado por los cumplidos.

— Y eso habla muy bien de ti. Hacer lo mejor sin pedir nada como recompensa —admitió Jackson.

— Oh, joder. ¿Fue eso un halago? —Soltó falsamente incrédulo.

— Que te jodan —gruñó fastidiado.

Miró entonces en dirección a su novio, levantando una ceja y con una sonrisa sugerente, que casi hizo a Luhan escupir su bebida. Jackson se sonrojó al entender lo que pasaba, mientras que Kyun Min se echó a reír escandalosamente.

— ¿De verdad? —Limpió sus lágrimas provocadas por la risa—. Yo siempre pensé que eras el que estaba arriba —comentó divertido.

— Oh, yo estoy arriba. ¿No es así, cariño? —Le obsequió un guiño, algo que hizo a Luhan enrojecer.

— Tan sólo cállence —ordenó abochornado.

El rubio volvió a reírse, notando entonces la mirada de Jackson en él. Había una sonrisa dulce en sus labios y él por poco se atraganta con su comida. Volvió rápidamente la vista al frente, justo a la expresión curiosa de Luhan.

— ¿De dónde eres? —Preguntó Jackson.

Él chilló vergonzosamente al escucharlo hablar. Sehun se rió a carcajadas, importándole poco la mirada de reproche que Luhan le daba. Se apresuró a cubrir su boca con una servilleta, como si realmente todos fueran a creerse que había hecho aquello por tener comida en la boca.

— E-En realidad soy de aquí, de Se-Seúl quiero decir —respondió finamente—. E-Es solo que a mamá le ofrecieron este trabajo en Busan, entonces tuve que irme por lo que yo pensé que sería mucho tiempo. Sin embargo, supongo que mamá seguía mirando que yo estaba triste por no estar cerca de mis amigos, así que pidió su traslado en secreto. Creo que lo hizo así en caso de que no la dejaran volver y así yo no estuviera triste. Ella me dijo de nuestro regreso apenas unos meses atrás y yo estaba muy feliz, no solo por volver sino también por lo que ella hizo. Quiero decir, mamá es genial y ella…

— Kyun Min —interrumpió Sehun. Él levantó la mirada, de la servilleta que no dejaba de retorcer con sus manos, hacia su mejor amigo—. Ya entendimos —sonrió burlonamente.

Las mejillas del rubio se encendieron todavía más, torpemente trató de alcanzar la bebida y en el proceso hizo que el plato de Jackson se volcara. Jackson siseó debido al calor, poniéndose de pie con un salto.

Kyun Min gimió angustiado, alcanzó una servilleta y trató de arreglar el desastre que había hecho. Vagamente escuchó a uno de sus amigos, o tal vez el mismo Jackson, inhalar ruidosamente. pero siguió con su desesperado intento de ayudar al pobre chico chino.

— ¡Kyun Min, no! —Exclamaron los otros tres a la vez.

Se detuvo en seco, mirando fijamente la servilleta en su mano presionada contra la entrepierna de Jackson. Quitó sus manos de inmediato, elevando sus ojos llenos de pánico al chico, él simplemente se cubría el rostro con su diestra, apretando los labios en una línea rígida.

No supo qué decir, mierda, no había nada que decir y simplemente agachó la cabeza cuando Jackson se fue de ahí a grandes zancadas. Sintió una mano posarse en su hombro con suavidad y de alguna forma quiso llorar al cruzar miradas con Luhan.

— Ven, vayamos a casa —sugirió dulcemente.

Asintió despacio, poniéndose de pie lentamente. Sehun pasó un brazo alrededor de sus hombros, presionándolo cerca en aquel familiar gesto que trataba de consolarlo cuando estaba triste. Caminó sin ganas hasta la puerta del lugar y una vez afuera, suspiró pesadamente.

Joder, eso sin duda había sido lo más vergonzoso que le había pasado, incluso peor que aquella ves que casi mordió el pene de Chanyeol porque el imbécil era un bruto y definitivamente había creído su mentira de que no era su primer oral.

Lo mejor era irse y jamás volver a ese lugar si sabía que el guapo muchacho chino estaría ahí. Sin embargo, a pesar de que se dijo eso, se encontró a sí mismo soltándose del gesto reconfortante y volviendo al interior del lugar.

Jackson estaba saliendo del baño justo en ese momento, por un segundo cruzó por su mente la idea de correr sin mirar atrás. Pese a ello, tomó un profundo respiro y valientemente se acercó a él, aunque sus piernas temblaban en cada paso.

El más alto lo observó con atención, esperando seguramente a que dijera algo, cualquier cosa probablemente iba ser mejor que simplemente quedarse mirándolo como un completo idiota. Una vez se armó de valor y se obligó a hablar.

— Yo… ¿Sabes? Re-Realmente me siento mal por lo que acaba de suceder —comenzó nervioso—. Fue un accidente y me gustaría disculparme debidamente. E-Entonces pensé que tal vez podríamos…

— Claro —interrumpió con su preciosa sonrisa extendiendo sus lindos labios—. ¿Mañana como a las cuatro?

— S-Sí, perfecto —sonrió felizmente.

— Genial. ¿Dónde nos vemos?

— En la estación de Gangnam. ¿Está bien para ti?

— Perfecto —asintió. Kyun Min podría desmayarse si él sonreía así otra vez—. Nos vemos mañana entonces.

— Sí —casi suspiró, saliendo finalmente del local para reunirse con Luhan y Sehun.

Su mejor amigo tenía una expresión burlona en el rostro, y en lugar de molestarse por ello, se abalanzó sobre él completamente feliz. Riendo como un niño pequeño.

No hubo poder humano que lo hiciera callar después de eso, repitiendo ya como veinte veces la misma historia sobre cómo había invitado a Jackson a salir. Luhan le sonreía cortésmente, sin atreverse a decirle que ya no era necesario que les contara otra vez, Sehun tenía el ceño fruncido entonces.

— Yo de verdad me sentía muy nervioso, y entonces…

— ¿Qué tiene de fascinante salir con un tipo como él? —Bufó Sehun irritado.

— ¿Qué? —Gruñó, entrecerrando los ojos a su amigo.

— Es decir, es tan sólo Wang Jackson —resopló—. Ese chico no tiene nada extraordinario ni nada.

—Claro, lo dice el tipo feo del que Luhan tal vez no habla por pena —contraatacó.

— Para tu información, mi Luhan habla de mí con mucho orgullo —masculló.

— Aja, como no.

— Tú…

— ¿Crees regresar muy tarde mañana? —Intervino Luhan, no deseando escuchar como peleaban esos dos sobre quién era más guapo.

— No. Tal vez. No estoy muy seguro —murmuró distraídamente—. ¿Por qué?

— Me gustaría que hiciéramos una fiesta de bienvenida para ti —anunció.

— ¿Eso no debería ser como sorpresa? —Señaló risueño.

— Sí, pero desde que solamente babeas por Wang, como que no estamos seguros de que vengas si no te decimos que es una fiesta —bufó Sehun. Kyun Min le dio una fea mirada.

— Bueno, yo en realidad no podría responderte, Lu —recalcó el nombre de su amigo para que el entrometido novio de este se quedara callado—. ¿Tiene que ser necesariamente mañana?

— Bueno...

— Es el último fin de semana antes de iniciar las clases, claro que debe ser mañana. —Sehun bufó.

— Sí, eso ya lo sé, pero…

— Oh vamos, solamente irán a comer. No es como si fueras a tener sexo con el sujeto en la primera cita —arqueó una ceja de forma arrogante, haciendo al otro sonrojar.

— Sehun —amonestó Luhan.

—Quien sabe, tuve sexo con Chanyeol en la primera cita —contestó y fue el turno de Sehun para sonrojarse—. Oh, veo que nos pusimos tímidos. ¿Qué acaso tú no tienes sexo? —Preguntó burlón.

— Tengo sexo con bastante regularidad, muchas gracias —masculló irritado.

— Basta, tan sólo cierren la boca — sentenció Luhan—. Tú, ya deja de molestar a Kyun Min —señaló a su novio—. Y tú, la fiesta es a la siete, me enojare si no llegas — advirtió, adelantándose en el camino mientras los otros dos se miraban con culpabilidad por hacerlo enojar.

El resto de su día fue más fácil de llevar. Kyun Min era un chico extremadamente fácil de complacer, nada parecía aburrirle e iba a encontrar un lado positivo en todo. Su risa era contagiosa y al estar a su lado, parecía que nunca te quedarías sin un tema de conversación.

Luhan había reído hasta las lágrimas con sus ocurrencias y absurdas peleas con Sehun. Además de esa adorable insistencia por querer saber más sobre Jackson. Sehun no lo había dejado en paz con ese tema, bromeando sobre que eran incompatibles.

Pasaron todo el día fuera y la noche ya caía en la ciudad para cuando estuvieron de regreso en casa de Sehun. Kyun Min tuve entonces su primer encuentro con la mascota de Sehun y, contra todo pronóstico, Jiāo Táng parecía amarlo.

El rubio en sí mismo estaba encantado de conocerlo, ellos parecían conocerse de toda la vida, manteniéndose juntos incluso mientras cenaban pizza y veían una película, la cual había sido elección de Kyun Min. Simplemente porque él era el invitado y porque el actor que personificaba al villano era lindo.

— Bueno, chicos —habló, estirándose perezosamente. Jiāo Táng se puso de pie tan pronto como él lo hizo—, será mejor que vayamos a dormir. Mañana es un gran día y yo tengo una cita —sonrió divinamente tras decir lo último.

— ¿Estás seguro de esto? —Interrogó Sehun, no había más tono burlón y algo parecido a la preocupación era evidente en sus facciones.

— Claro —respondió sin dudar—. Jackson parece un gran chico.

— Él lo es —admitió él y Luhan no pudo evitar mirarlo con sorpresa ante sus palabras—. Sin embargo, podrías terminar decepcionado —murmuró.

— No te preocupes, Hunnie. Aún si este pequeño flechazo no se queda más que como una amistad, yo voy a estar muy bien con eso —aseguró.

— Min… —suspiró pesadamente—. Puede que no seas el tipo de Jackson —comentó incómodamente—, hasta hace nada él todavía tenía sentimientos por Luhan y…

— Nos entenderemos muy bien, entonces —afirmó con una expresión casi serena.

La pareja miró en dirección a su amigo sin habla, él se rió de ambos y con un sonoro beso en la mejilla, se despidió de cada uno, deseándoles buenas noches. Ambos lo observaron marchar despreocupadamente hacia la habitación en compañía de su nuevo amigo canino y cerrar la puerta.

Sehun resopló, masajeando sus sienes y Luhan no pudo evitar sonreír enternecido ante su actitud sobre protectora.

— Estará bien —aseguró tranquilamente.

Él frunció el ceño, asintiendo de mala gana e informándole que tomaría una ducha. Rió ligeramente debido a su tierna sobreprotección, terminó de ordenar la sala de estar y finalmente se dirigió a la habitación de Sehun. Directo al armario, más específicamente, tomando de él un pijama limpio.

Sonrió tontamente ante el pensamiento de que, de alguna forma, eran como una pareja viviendo juntos. Aunque técnicamente no era así, sin embargo, había algo realmente precioso en tener algunas cosas suyas en casa de su novio y viceversa. Inevitablemente eso lo hizo pensar una vez más en ese año juntos y en cada pequeño suceso que habían vivido juntos.

Los torpes inicios de su relación; y lo tímido que había sido entonces. Luhan actualmente se reía cada vez que recordaba que tan pronto veía a su novio, era 100% seguro que se sonrojaría y tartamudearía como idiota.

Su primera cita real; diablos, esa había sido espantosa y terminó con Luhan en la sala de urgencias tras descubrir que lo suyo no eran los bolos y que aparentemente solamente a él iban a golpearlo accidentalmente con la bola. Tal vez era por eso que Baekhyun había modificado la ley de Murphy en su honor: «Si algo malo puede pasar, seguramente le pasará a Luhan.»

También estaba el día que descubrió que Sehun siempre diría y haría lo que sea para verlo feliz; incluso comerse un platillo absolutamente salado con gusto y repetiría lo delicioso que era. Para cuando Luhan había descubierto la verdad luego de que Zhao confesara su travesura a su experimento culinario, Luhan no estaba seguro de si quería besar a su novio o golpearlo por idiota.

También estaban las mil y una forma en las que le diría un te amo; desde firmar todos sus mensajes con 520, hasta aparecer bajo el balcón con un cartel.

Incluso el sexo era impresionante, además de una actividad en la que Sehun era muy creativo, cabe destacar. Luhan se volvía rojo brillante solamente al pensar en ello.

Sin embargo, ellos no eran perfectos y como prueba de ello estaba su primera pelea.

¡Ugh!, esa había sido fea. Luhan había actuado indiferente frente a él, pero una vez a solas, él lloró como un recién nacido y pensó que todo había terminado. Sabía entonces que no había sido más que una tontería, pero en su momento...

*~*~*~*

— Luhan, cálmate.

— ¡Qué te jodan! ¿Cuánto más planeabas verme la cara?

— Amor, no es de esa forma.

— ¡Te acostaste con ella por quién sabe cuánto y luego me la presentaste, Sehun!

— No es de esa manera. ¡Lo malentiendes!

— ¡¿Malentender qué?! ¡Jessica acaba de tirarme a la cara que follaban y tan sólo te reíste!

— ¡Eso ya pasó! ¡Fue tan solo una puta vez, entiende!

— ¿Y piensas que soy así de estúpido para creerme eso? ¡Si fue de esa manera, me hubieras dicho que se trataba de ella cuando la conocí!

— ¡Al diablo entonces! No tengo porque soportar tu infantil desconfianza. Yo he terminado con esto, Luhan.

*~*~*~*

De algún modo, saber aquello y la forma tan tranquila en que Jessica noona se lo había confesado, había sido doloroso. Los celos habían sacado lo peor de él y a pesar de que había actuado con indiferencia. Se había desmoronado cuando nadie lo veía.

Y eso también trajo ese sentimiento liberador que viene con la reconciliación y el hecho de admitir un error debidamente. Porque ninguno de los dos había estado bien. Él lo sabía cuándo se presentó frente a la puerta de Sehun, dispuesto a confesar que sus celos e inseguridad lo habían movido, porque ella era hermosa y a comparación de ella, Luhan no tenía nada de especial.

Ese había sido el plan, pero se quedó sin habla cuando el más alto lo envolvió en sus brazos tan pronto lo vio, besando una y otra vez sus labios, mientras ambos repetían lo mucho que lo sentían.

Todo eso no era ni la mitad de todo lo que habían pasado, pero todo ello le recordaba constantemente que era afortunado. De algún modo, era como tener el momento de su vida y no ser capaz de creerlo por completo, al punto de sentirse tan absurdamente feliz que todo parecía ser irreal.

— El baño es todo tuyo. —La voz de Sehun lo regresó a la realidad.

Un sonriente Luhan se volvió para mirarlo, pero él miraba en otra dirección con una expresión extraña en el rostro. Recordándole su extraña actitud de esa misma mañana en la azotea del orfelinato.

Por supuesto, conocía a Sehun tan bien y era más que seguro que él no iba a decirle que lo molestaba. Optó por no presionar en ese preciso momento, avanzando directo al baño en espera de lograr tener una idea de cómo conseguir que su novio hablara.

Fue inútil a final de cuentas, él no tenía nada para cuando volvió a la habitación, secando su cabello con, tal vez, demasiada rudeza.

— Oye —llamó inmediatamente Sehun, quitando la toalla de sus manos—. ¿Tratas de arrancarlo? —Soltó divertido, haciendo la tarea por su cuenta.

— No me di cuenta —musitó.

— ¿De verdad? —Arqueó una ceja ante su declaración—. De todos modos, trata bien a tu cabello, a mí me gusta mucho —sonrió divinamente para acto seguido besar su húmedo cabello.

El castaño lo abrazó por instintos, tomando una profunda respiración, adorando el rico aroma que él siempre desprendía. Lo escuchó reír antes de ser aplastado un poco en sus brazos, acción que lo hizo quejarse levente.

— Lo siento. ¿Te hice daño? —Preguntó preocupado.

— No, supongo que estoy comenzando a resentir la caída —rió ante el recuerdo de eso.

Sehun, por otro lado, tenía el ceño fruncido. Ágilmente trabajó sobre los botones de la camisa y deslizó la prenda por sus hombros. El más bajó contuvo el aliento, su piel comenzó a calentarse pese a que afuera todavía era invierno y aguardo por cualquier cosa con el corazón zumbando en su pecho.

— Gírate para mí —susurró dulcemente.

Obedeció, dándole la espalda con la anticipación cosquilleando en su piel. Luhan había tenido algo importante en mente desde hacía un tiempo y él esperaba con ansias poder dar el paso finalmente. Diablos, él como que presentía que esa sería la noche al fin.

— Se ve horrible —gruñó su novio.

Luhan se tensó, porque aunque él sabía que en absoluto podía referirse a la cicatriz en su espalda, él todavía había desarrollado una especie de conflicto con el hecho de que eso lo macará. Sin embargo, Sehun tenía esta especie de sexto sentido que le decía que algo estaba perturbándolo.

La mano ajena se colocó justo sobre su cicatriz, labios suaves besaron su hombro y su impresionante sonrisa lo dejó un poco ido cuando le dio un vistazo.

— Vamos, lindura. Te daré un masaje para que no duela tanto. —Asintió torpemente, dejándose guiar hasta la cama—. Boca abajo, cariño —indicó.

El castaño se movió torpemente, subió a la cama y se recostó de la forma que Sehun le dijo. El calor se había apoderado ya de sus mejillas y suspiró en un intento de disminuir sus nervios. Y en efecto, él era perfectamente consciente de que a esas alturas ya no debería sentirse nervioso, pero si todo salía como lo había planeado…

Ese iba a ser un gran paso para ellos.

— Relájate —susurró dulcemente Sehun.

El tacto frío en su espalda lo sobresaltó y al mismo tiempo se vio obligado a contener un suspiro. Miró por sobre su hombro al pelinegro, esperando que le explicara qué era lo que estaba pasando.

— Es un antiinflamatorio en crema, debe ayudar con el dolor —sonrió cariñosamente.

Asintió, dejándose hacer. Derritiéndose bajo las firmes, y al mismo tiempo, suaves caricias, mordiéndose los labios para no dejar ir ningún sonido vergonzoso. Intentó concentrarse, pero la dulce presión amenazaba con lograr que perdiera su mente.

— ¿Todo bien? No estoy haciéndote daño, ¿cierto? —Preguntó dulcemente y se detuvo de golpe, luego de que Luhan no pudiera retener un tembloroso quejido.

— N-No —balbuceó.

Las talentosas manos de Sehun volvieron a su trabajo, Luhan casi lloriqueó cuando las dulces atenciones sobre cargaron sus terminaciones nerviosas y dispararon corrientes eléctricas por cada rincón de su cuerpo. Se estremeció mientras que su miembro palpitaba y esperó que Sehun no lo notara en absoluto.

Se esforzó por mantener el control un poco más, pero entonces los pulgares de Sehun presionaron suavemente en la parte baja de su espalda, amasando la piel deliciosamente. Sus labios se abrieron y su voz escapó en un quedo gemido que le puso alto total a todo.

— ¿Bebé?

Respiró profundamente, incorporándose con ayuda de sus temblorosos brazos. Sehun lo observaba intensamente, una sonrisa sensual en sus labios y todo en unión era como una especie de confesión que le decía que todas sus atenciones habían tenido como fin ese resultado.

Acunó con ambas manos el rostro del más alto y lo atrajo para un beso que lo hizo gemir de alegría. Podía sentirlo sonreír aun en el beso y sonrió a cambio. Aquello fue la clave, Sehun tomó el control entonces, saqueando y probando su boca, lamiendo y mordiendo sus labios.

Sus lenguas se buscaron, todo era desordenado y sucio, y Luhan amo cada segundo de ello. De la manera en la que su cuerpo descendió lentamente hasta que su espalda tocó el colchón, de las manos traviesas que tocaban por debajo y por sobre la ropa, pero sobre todo, de cómo el cuerpo de Sehun cubría el suyo.

Él terminó el beso, elevándose por encima suyo, con sus brazos a cada lado de su rostro sosteniendo su peso. Lo observó atentamente, él siempre lo hacía, como si de algún modo le pidiera permiso para continuar.

— Eres hermoso —susurró Luhan.

Acariciando con sumo cuidado el rostro del más alto. Sehun sonrió cerrando los ojos mientras él trazaba su rostro con la punta de los dedos.

— Tienes los ojos más bellos del mundo —musitó, rozando apenas sus párpados cerrados.

Sus dedos continuaron su camino, acariciando su piel como si fuera de la más fina seda, casi con reverencia. Tal vez completamente ignorante de lo que sus acciones provocaban a su cuerpo, ya en llamas.

— Me encantan tus labios.

Sehun se estremeció con la declaración, sumada al hecho de los suaves dedos trazando su labio inferior, se humedeció los labios y no hizo intento alguno de ocultar la reacción de su cuerpo. Suspirando cuando esos dedos traviesos acariciaron su mentón, bajando a su cuello y deteniéndose justo donde sabía estaba su lunar.

— Eres por mucho el chico más atractivo que he visto —elogió, inflando solo un poco el ego de Sehun.

— Eso quiere decir que eres afortunado, yo lo tengo todo —sonrió arrogante, mirando entonces los preciosos ojos de Luhan.

El pequeño provocador sonrió sensualmente y sin previo aviso, separó sus piernas, dejando que se alojara entre ellas. Sehun gimió extasiado cuando sus erecciones se tocaron, mientras que él mantenía la vista clavada en la lasciva expresión de gozo en el rostro ajeno, sin embargo, Luhan quería mucho más.

Su boca se abrió en un gemido estrangulado cuando Sehun movió sus caderas, frotando su dura erección contra su propia excitación, embriagando con la más deliciosa fricción. Una sonrisa lenta y malditamente sexy se apoderó de los labios que lo volvían loco, y él repitió la acción, sacándoles un dulce jadeo a ambos.

— Mierda, amor, vas a besar a tu madre con esa boca —masculló entre dientes mientras los labios de Luhan besaban cada porción de piel que tuviera a su alcance.

— Más —balbuceó a duras penas.

Buscando la deliciosa fricción, sintiéndose medio borracho y desconectado. Escuchó su hechizante risa, sus labios buscaron nuevamente su boca, besándolo exquisitamente despacio, desesperándolo y al mismo tiempo haciendo que adorara cada segundo.

— Sehun, por favor —lloriqueó.

— Despacio —susurró seductoramente.

Labios suaves tocaron la piel de su cuello y su cuerpo se revolvió, gimiendo placenteramente. Él se burló de la sensible zona, lamiendo y mordiendo juguetonamente la piel, haciéndolo temblar y gemir ansioso.

— Continua así, cariño —musitó sensualmente—. Te daré todo lo que me pidas.

Esa parte de su cerebro que aún funcionaba le dijo que era momento, sin embargo, se apagó tan pronto como las caderas de Sehun se movieron, trayendo consigo la deliciosa fricción. Sus labios se separaron para un gemido ahogado, mientras se empujaba al encuentro del anhelado roce entre sus miembros.

Encontrándose a sí mismo más excitado al saber que era por él que Sehun estaba en ese estado, que por el acto en sí mismo. Sin embargo, para él era completamente justificado, en momentos así su novio era la imagen más lasciva que hubiera tenido frente a sus ojos.

La mirada en esos ojos era capaz de reducirlo a un desastre caliente y necesitado. Esas manos lo acariciaban como si fuese la más delicada pieza de arte mientras con sus labios le robaba el aliento. Embriagando todos sus sentidos, hundiéndolo cada vez más en el placer y calentando cada rincón de su cuerpo.

Casi lo hizo llorar al hundir su mano en los confines de su ropa, rodeando su miembro, estimulando más y más la sensible y caliente piel. Haciendo a su tembloroso cuerpo sacudirse de ansiedad y a su respiración agitarse.

Fue apenas consciente del momento en que él se incorporó, sintiéndose hechizado por esa ardiente mirada. La sonrisa seductora de sus labios que prometía el cielo y él casi no se dio cuenta que había dejado de respirar hasta que jadeó ante la imagen de su cuerpo desnudo.

Las únicas prendas aún sobre su propio cuerpo fueron arrancadas, las quejas que pudiera tener y él suspiró de placer al sentir sus pieles tocarse, murieron en los labios dulces del pelinegro. Él se movió sobre su cuerpo, meciendo sus caderas y frotando juntas sus erecciones.

Luhan gimió, fuerte y continuamente, su cuerpo vibrando y en llamas. Apenas consciente de la voz que le imploraba por más, combinándose en dulce sincronía con los suspiros y gemidos de Sehun.

— ...Hun… Sehun…

— Joder Luhan, tu voz —gruñó.

— Tómame, Sehun —suplicó, arqueando su cuerpo en busca de más.

Él se detuvo, con la respiración irregular y sus ojos oscuros fijos en los de Luhan, quien lo observaba con total desconcierto. Sin embargo, si hubo alguna pregunta sobre qué estaba mal, esta desaparición en cuestión de segundos, cuando la mano de Sehun envolvió sus intimidades juntas.

Gimió fuerte, empujándose a sí mismo en el puño de Sehun, respirando ruidosamente y clavando sus uñas en la espalda del más alto. Los gemidos y gruñidos de Sehun lo acompañaron todo el camino, mientras la gloriosa sensación de estar en el borde le arañaban la piel.

Cerró los ojos con fuerza, gritó y su cuerpo convulsionó en la cama cuando el placer se acumuló y finalmente explotó arrasador, intenso y confusamente exquisito. Su cuerpo se volvió de gelatina, su mente era papilla y era ultra consciente de la humedad su propia simiente sobre su torso.

Con un gruñido, Sehun, anunció su orgasmo escasos minutos después, se corrió sobre él y Luhan gimió bajito apenas logrando que su cerebro conectara. Dificultosamente consiguió enfocar con sus ojos la manera en que se relamió los labios y le sonrió de ese modo que le garantiza que nadie iba a darle el placer que le proporcionaba únicamente con simples caricias.

Sehun lo besó una vez más y se entregó, fundiéndose en uno de esos besos que mareaban y te hacían olvidar de tu nombre, pese a que su apenas funcional cerebro le decía que estaba olvidando algo muy importante.

— Deberías verte a ti mismo ahora, eres un desastre muy bonito —susurró dulcemente.

Labios suaves besaron con suma ternura su frente, él cerró los ojos adorando la sensación y finalmente tuvo un momento de lucidez. Recordó entonces sus palabras y cómo estás claramente habían sido ignoradas una vez más.

— ¿Crees que hayamos molestado a Kyun Min? —Interrogó con un tono juguetón mientras salía de la cama.

Luhan se sentó, con la mirada fija en las sabanas e intentando hacer a un lado la desconcertante confusión, la maldita y familiar frustración, además de ese pequeño pinchazo de tristeza que siempre acompañaba a todo lo demás.

— ¿Por qué? —Musitó quedito, no logrando quedarse callado y sin atreverse a mirar el rostro del pelinegro.

Sehun hizo un extraño sonido con los labios, oyó cómo se movía por toda la habitación antes de salir y regresar un par de minutos más tarde, con un paño húmedo. Él realizó como de costumbre la tarea de limpiar el desorden con mucho cuidado, solamente que en esa ocasión no lo miraba a los ojos en absoluto.

— Sehun —llamó impaciente.

— No estás listo —respondió igual que las otras veces.

— ¿No estoy listo? —Masculló entre dientes—. Llevas meses diciendo lo mismo —señaló irritado.

— Luhan…

— ¿Cuándo estaré listo según tú? —Espetó—. Te lo estoy pidiendo yo, Sehun. ¿Qué más necesitas además de eso?

— Lo dices al calor del momento, Luhan —resopló—. No sabes lo que pides.

— ¿Que no sé lo que pido? —Soltó incrédulo, molesto más que nada.

— ¿Sabes de lo que estás pidiendo por lo menos? ¿Lo que implica? ¿Lo que va a tener que pasar dado el momento? —Interrogó seriamente.

— Por supuesto que lo sé —gruñó—. ¿Me crees tan estúpido como para no investigar?

Sehun no necesitó responder a eso, la forma en que él lo miró fue como si le diera la respuesta que buscaba. Él agachó la cabeza molesto, decepcionado y sintiéndose ridículo, porque en el fondo, algo le había dicho que iba a ser rechazado una vez más.

— Me crees estúpido —afirmó.

— Bǎobèi Lù, eso no…

— Es suficiente —pidió apenas—. Mejor vamos a dormir.

— Hannie, mírame a los ojos, cielo —suplicó, su mano sostuvo su mentón obligándolo a elevar la mirada—. Yo jamás diría que eres estúpido.

— ¿Qué tengo de malo entonces? —Él no respondió nada.

Cansado, empujó la mano ajenas lejos y se cubrió con las mantas, esforzándose por controlar el sentimiento amargo que siempre lo molestaba tras un desacuerdo con él. Lo oyó suspirar pesadamente, antes de que las luces se apagaran y se acomodara en la cama a su lado.

Cerró los ojos, queriendo olvidarse del tema y simplemente sumergirse en sus sueños, algo que resultaba bastante difícil cuando su cerebro seguía lanzando preguntas al no entender nada de lo que estaba pasando.

Fue casi imposible dormir al final. Fue el primero de los dos en levantarse, pensando únicamente en salir de ahí cuanto antes. Por lo cual, correría a refugiarse con Baekhyun como siempre que algo no estaba bien. Su amigo siempre sabía qué decirle en momentos así.

Sehun no demoró mucho en levantarse también, lo saludo con un quedo hola y fue directo a la despensa para tomar los cereales. Asintió a su saludo, andando de un lado a otro en la habitación para reunir sus pertenencias y salir de ahí cuanto antes.

— ¡Buenos días! —Exclamó un muy feliz Kyun Min.

— Buenos días —murmuró apenas y Sehun solamente asintió.

Él los miró desconcertado, obviamente notando que algo pasaba, sin embargo, no dijo nada al respecto de todas formas y simplemente fue a servirse el desayuno. Pero no dejó de observarlos intrigado de todos modos.

Luhan sabía que el rubio no tardaría mucho en comenzar a interrogarlos por lo que pasaba, y pensando en ello se apresuró a alistarse ante la atenta mirada de su confundido amigo, quien entonces parecía muy sorprendido al notar que estaba por marcharse.

— ¿Ya te vas? ¿No desayunas con nosotros? —Preguntó Kyun Min, viéndose realmente desconcertado con su actitud.

— Ya desayune, además, debo irme ya en realidad —sonrió de un modo tenso—. Tengo que preparar todo, te dije que haremos tu fiesta de bienvenida.

— ¿No iba a ser aquí? —Interrogó confuso.

— El espacio es muy pequeño —murmuró en respuesta Sehun.

— ¿Dónde será entonces?

— No te preocupes, yo te envió la dirección una vez que esté todo listo. Si no sabes llegar, llama a Sehun para que vaya por ti —finalizó, colgándose la mochila al hombro y estuvo listo para salir.

El rubio miró entonces a Sehun, él continuaba comiendo sus cereales como si estos fueran trozos de vidrios, además de lucir tremendamente miserable. Él simplemente no había mirado a Luhan ni una sola vez a la cara y cuando él pasó justo a su lado, su mano instintivamente tomó la ajena, mirándolo a la cara finalmente.

— ‘愛你,‘美—的…’. (W’ ài nǐ, w’ měilì de guāngmáng.)* —Sehun murmuró débilmente

*Te amo, mi hermosa luz.

— ‘也是. (W’ yěshì.)* —Luhan le sonrió apenas, besó su frente y se alejó sin decir nada más.

*Yo también.

El rubio se quedó aturdido, sin estar seguro de decirle a Sehun que le sorprendía lo cursis que eran incluso peleados, o patear su trasero por haber hecho que Luhan estuviera triste. Sin embargo, descartó rápidamente la idea al escuchar el suspiro lastimero de su mejor amigo.

— ¿Qué le hiciste? —Interrogó seriamente.

— Nada.

— ¿Nada? —Espetó con un tono sarcástico—. Ambos se ven como si quisieran llorar, eso no es nada —sentenció.

— Kyun Min —llamó con voz de advertencia.

— Es que todo que es tan raro —farfulló infantilmente—. Anoche todo parecía ir bien. Ni siquiera podría tratar de culpar a tu falta de habilidad en la cama, porque a como se escuchaba, Luhan parecía estar bien con ello —soltó descaradamente.

— Tú…

— Sólo digo que nadie puede estar molesto luego de buen sexo, a menos que tu amante apeste en ello —hizo un puchero—. ¿Hiciste algo estúpido después?

Sehun lo miró en silencio, recordando el desastroso desenlace de la noche anterior. Se pasó la mano por el cabello un par de veces y finalmente suspiró ruidosamente.

— Es solo… —Él negó frustrado—. Vamos, salgamos de una maldita vez. Te acompañare una parte del camino a tu cita.

Su compañero frunció el ceño, pero igual se apresuró a obedecer al verlo tomar su chaqueta y llaves. Jiāo Táng se unió a ellos tan animado como siempre, mirando a su dueño como si esperara que él le dejara alguna orden.

— Se bueno mientras no estoy —dijo con una sonrisa débil.

El can ladró con entusiasmo de todas formas, sentándose en la puerta a la espera de que la puerta fuera finalmente fuera cerrada. Kyung Min insistió un poco más con sus preguntas, rindiéndose por fin cuando llegaron a su destino y tuvo que dejarlo ir por su cuenta, no sin antes desearle suerte.

Él se dirigió por un familiar caminó, enviándole un rápido mensaje a su amigo para advertirle que estaba por llegar. Él lo esperaba en la entrada del local, con una sonrisa de bienvenida y sin demoras lo llevó dentro, poniéndose cómodos al saber que ahí nadie los iba a molestar o tendrían interrupción alguna al estar ahí.

Sehun comenzó a hablar entonces, desahogándose finalmente. Él lo miraba atentamente, una sonría fue esbozada de la nada y fue haciéndose más y más amplia. Sin embargo, Sehun antes no le había prestado atención y continuó hablando.

Repentinamente, el estruendo de una carcajada hizo que todas las personas en el interior del local se volvieran hacia ellos. Sehun se detuvo, frunció el ceño y le envió una mirada de reproche a su amigo, quien se sostenía el estómago de la risa, en lugar de estarle dando un buen consejo luego de que le contara sobre lo sucedido con Luhan y su pelea.

— Quieres dejar de reírte de una puta vez —gruñó al ver que él no parecía tener intención de parar.

— Es que… Oh, joder, eres un imbécil —se carcajeó aún más.

— Lay —hubo advertencia en su voz en esa ocasión.

— No te preocupes amigo, te juro que haré hasta lo imposible por conseguir una habitación en el Vista Walkerhill Seoul —se burló, irritando más a Sehun—. ¿Quieres que haya una botella de champagne o prefieres vino? ¿Debería decirles que hagan un corazón de pétalos de rosa en la cama o prefieres los pétalos en el jacuzzi?

Se echó a reír escandalosamente tras soltar todo eso y para ese momento Sehun parecía listo para arrancarle la cabeza. Tal vez eso debería ser preocupante, pero no podía importarle menos mientras se carcajeaba de lo lindo.

— Eres un pendejo —farfulló el menor.

— Es tu culpa —señaló, limpiándose la lágrimas que se le habían escapado por la risa—. Además, ¿quién es el pendejo aquí? ¿Yo, o el idiota que tiene a un caliente y dispuesto chico pero no se atreve a follarlo como merece?

— Ya te dije que quiero que sea diferente, no quiero que Luhan se sienta como si fuera cualquiera. El merece que esta experiencia sea memorable. Mierda, Lay, voy a ser su primero —masculló irritado.

— Lo sé, amigo —suavizó su expresión—. Sin embargo, ¿qué tienes en mente? ¿Cuándo lo harás? ¿Qué hace falta para que sea memorable como tú dices? —Interrogó seriamente.

— Yo…

— No tienes idea —señaló lo obvio—. ¿Y sabes por qué? —Sehun negó dubitativo—. Porque no hay fórmula mágica o un protocolo. Conseguir una maravillosa habitación, recitar poesía, las flores, las velas y toda esa mierda de película adolescente que te dice que eso lo hace especial, no es más que una idiotez —soltó sonriente.

— Pero…

— ¿Qué más necesitas además del hecho de que es Luhan, la persona que amas? ¿Para qué planearlo? ¿Qué tal si le pones fecha y ese día él se siente fatal? ¿Insistirás solamente porque ya lo planeas? ¿La última palabra será la tuya porque es entonces que dices que está listo? —Él negó de inmediato—. Piensa en esto Sehun, porque mientras tú estás siendo un idiota al respecto, tal vez para Luhan ya vaya a ser la mejor experiencia de su vida porque será contigo.

Él agachó la cabeza y Lay cálidamente colocó una mano en su hombros, mostrándole una sonrisa comprensiva.

— Eres tú, Sehun. Te matarías antes de llevarlo a una madriguera y actuar sin sentido. Lo amas y lo atesoras tanto que respiras y vives para protegerlo de cualquier cosa que pueda ensombrecer su rostro sonriente, pero… ¿Qué pasa si quien lo hace eres tú? ¿Cómo crees que Luhannie debe sentirse cada vez que él te lo pide y tú dices que no?

— Joder, Lay, ya lo sé —revolvió su cabello exasperado—. Me siento un completo hijo de puta cada vez que él me mira decepcionado, pero…

— ¿Pero? —Presionó.

— Tengo miedo de cagarla y que sea horrible para él, que sienta que fue igual que todas las chicas con las que solía salir —confesó.

— Hun, él sabe que jamás haría una idiotez así. Además del obvio hecho de que no es como si él tuviera alguna experiencia para comparar tu desempeño en primer lugar —bufó—. Es Luhan, por dios, ese chico te ama tanto que afirma que eres un regalo divino con patas —puso los ojos en blanco al decir aquello.

— Yo…

— Mira —intervino—, si todavía, luego de hablarlo conmigo, no lo harás, por lo menos habla con él y dile la verdad en lugar de siempre darle la misma pobre excusa.

— Oye, no es…

— Lo es, Sehun —sentenció—. Simplemente porque quien no está listo eres tú y no él.

Sehun frunció el ceño, muy probablemente por el hecho de que, por mucho que quisiera refutar eso, no tenía argumento alguno con el cual hacerlo. Así que simplemente iba enfurruñarse ahí, mirando a Lay como si fuera el peor de los amigos.

— No vas a poder huir para siempre —señaló seriamente—. Luhan terminará aburriéndose y dejará de perdonarte.

— Lo sé —masculló, suspirando pesadamente.

Yixing lo observó con atención, frunciendo el ceño cuando aparentemente vio algo que no le agrado. Entrecerró los ojos hacia él y chasqueó la lengua luego de un rato de solamente estarlo mirando como si supiera que ocultaba algo.

— ¿Qué te pasa? —Interrogó por fin.

— Te lo acabo de contar —bufó.

— No, es más que eso. ¿Qué tienes? —Insistió.

— Estás loco —resopló.

— Sehun, te conozco mejor que a mí mismo y estoy seguro que algo…

— Se hace tarde, Lay —interrumpió, dándole esa mirada que le advertía que estaba yendo muy lejos—. No te quito más el tiempo, regresa a trabajar —finalizó.

Su amigo asintió inconforme y nada hizo para detenerlo una vez se puso de pie y fue hasta la puerta. Fuera del local, todo estaba lleno de vida a pesar del clima, las personas eran todas sonrisas tontas y él los odio a todos por ser felices mientras él no lo era.

 

***

 

— ¡Hannie! —Chilló la alegre voz de Baekhyun.

Luhan sonrió a medias, andando hasta su amigo que bajaba las escaleras con los brazos abiertos. La mucama que lo había recibido se retiró silenciosa y respetuosamente, quitando de alguna forma un poco de la incomodidad que Luhan sentía.

— ¿A qué debo tu visita tan temprano? —Interrogó entusiasta.

— Bueno, la verdad es que quiero pedirte un favor.

— ¿Cuál? Tú sabes que no hay nada que yo no haría por ti, lindura —acompañó sus palabras con un coqueto guiño y Luhan no pudo evitar reírse.

— Bien, ahora veo porque Chanyeol como que siempre tiene que estar pegado a nosotros dos.

— En absoluto, mi chico solamente finge sentirse celoso para obtener mis disculpas más tarde —sonrió travieso y él frunció el ceño.

— Demasiada información —gruñó—. Pero dejando eso de lado, todavía me gustaría saber si me dejarías usar tu casa para una pequeña fiesta improvisada.

— Claro —sonrió—. ¿Qué celebramos?

— Es para darle la bienvenida a un viejo amigo. Lo adorarás cuando lo conozcas —aseguró.

— De acuerdo, tienes mi completa cooperación en esto —rió.

Luhan asintió felizmente, sin embargo, difícilmente podía mantener una sonrisa feliz en sus labios tras la noche anterior. Su pecho todavía se oprimía ante el recuerdo del rechazo de Sehun, él sabía, quería creer en las palabras de Sehun, pero a ese punto, no podía evitar que las dudas lo torturaran.

— ¿Qué pasa, Hannie? —Preguntó preocupado.

— Nada —mintió.

— Lu —amonestó.

— Oye, ¿dónde está Minseok hyung? No lo he visto desde que llegué —soltó, tratando de desviar la conversación.

— Él salió con su novio desde el miércoles, llámalo unas mini vacaciones —bufó—. Sin embargo, ya deja de escaparte y dime qué está mal.

— No hay…

— Soy tu mejor amigo, Luhannie —dijo dulcemente—. Si no me cuentas a mí que es lo que te tiene triste, ¿a quién le dirás? —Luhan lo observó sin idea de que decir, asintiendo al final.

Obtuvo una sonrisa un poco maternal y sin más, dejó que su amigo lo llevara hasta su habitación para que ambos pudieran hablar con privacidad. E incluso así, con ambos cómodos en la cama de su amigo y con las puertas cerradas, Luhan no se atrevió a decir nada.

— Peleaste con Sehun.

No fue una pregunta en absoluto, Luhan hizo una mueca y suspiró pesadamente. Sus ojos se centraron en su amigo y se preparó para dejar ir eso que tanto le molestaba.

— ¿Crees que yo no le guste? —Murmuró.

— Oh, cariño. —Baekhyun le dio una expresión enternecida—. Él te ama.

— Yo no dudo eso —resopló—. Yo sé que él me ama. Pero… ¿Yo le resultó físicamente atractivo? ¿Qué no terminé de sentirse cómodo con el hecho de que soy un chico?

— ¿Qué? —Baekhyun frunció el ceño visiblemente confundido.

— Eso, yo soy un chico, Baek —suspiró agobiado—. Tú debiste ver las chicas con las que él salía. Todas ellas hermosas, como si fueran modelos con esas piernas largas y grandes pechos. ¿Qué tengo yo para competir con ellas?

— ¿Ahora de qué tonterías hablas, Luhan? —Él lo miró molesto—. Ustedes han tenido sexo antes —le recordó.

— Sí, pero...

De nuevo, todo lo sucedido la noche anterior regresó a él. Su garganta se hizo un nudo y tenía miedo de no ser suficiente para Sehun.

— Él no quiere llegar al final conmigo —confesó tristemente—. Siempre dice lo mismo, dice que no estoy listo, pero yo quiero hacerlo.

— Hannie —lo abrazó, tratando de darle consuelo—. Tal vez…

— ¿Tal vez, qué? —Gruñó y se puso de pie bruscamente—. Yo no entiendo, él siempre da la misma excusa, me rechaza cada vez que lo intento y… ¿Por qué lo hace? —Cuestionó dolido, pese a saber que Baekhyun no tenía la respuesta.

— ¿Quieres que hable con él? —Ofreció.

Luhan negó, él mismo lo haría, aunque no en ese momento. Estaba demasiado sensible en cuanto al tema y no quería terminar discutiendo una vez más.

— ¿Me dejas quedarme aquí hoy? —Baekhyun sonrió ampliamente, asintiendo sin más.

— Tú siempre serás bienvenido —afirmó felizmente—. Ven, dejemos ya este tema —pidió tomando su mano—. Debemos organizar una fiesta.

Se dejó arrastrar por su amigo, siguiéndolo de arriba abajo primero por el centro comercial y luego por toda su casa. Pronto descubrió que su amigo se lo estaba tomando muy seriamente, queriendo hacer de eso la fiesta del siglo, llamando a personas a diestra y siniestra.

Pero no tenía el corazón de detenerlo, no cuando estaba tan emocionado. Chanyeol se unió a ellos a eso del mediodía, más que feliz de seguir cada orden que Baekhyun le daba, a diferencia de la servidumbre de su amigo, quienes parecían a segundos de echarse a llorar si escuchaban una orden más de Baekhyun.

En el fondo, él sabía bien que Baekhyun hacía eso más para animarlo que por la fiesta de bienvenida en sí misma, es decir, él parecía todo menos muy feliz cuando le dijo de quién se trataba. Aparentemente, él sabía la historia de Chanyeol con Kyun Min, sin embargo, siguió adelante.

Horas más tarde, el lugar era un espectáculo de luces, música alta y un montón de personas conocidas y desconocidas. No era precisamente la idea que Luhan había tenido para una fiesta de bienvenida, pero tampoco podía decirle a Baekhyun que se había emocionado de más.

Además, ya le había avisado a Kyun Min y el chico debía estar por llegar en cualquier momento. También había enviado un mensaje a Sehun, pese a que él no había respondido en absoluto, y de todas formas Luhan seguía mirando su móvil.

— A todo esto, ¿en honor a quien es la fiesta? —Preguntó curioso Chanyeol, dando un vistazo a su alrededor y sacando a Luhan de sus pensamientos.

— Oh, pero que tonto, yo no te dije. —Luhan sonrió avergonzado—. La fiesta es en honor a…

— ¡Chan!

Chanyeol lo reconoció al instante, como en los viejos tiempo, se giró y abrió los brazos para revisar al inquieto chico. Él saltó a sus brazos, aferrándose a su cuerpo con brazos y piernas. Ambos rieron como idiotas y al verlo a los ojos, fue incapaz de contener la sonrisa afectuosa que se extendió en sus labios.

— ¡Sigues igual de feo! —Chilló risueño Min.

— ¡Todavía eres un enano! —Respondió, haciéndolo reír.

Por un instante, se perdió en esos lindos ojos que lo habían mirado con una mezcla de miedo y anticipación la primera vez que lo vio en aquel antro. Su sonrisa todavía era bellamente contagiosa y, aunque no iba decirlo en voz alta, su corazón todavía lo hacía sentir sobreprotector con ese pequeño malcriado.

Alguien se aclaró la garganta un poco demasiado ruidosamente a sus espaldas. Chanyeol frunció el ceño y se volvió, más que preparado para preguntar cuál era el maldito problema del sujeto, eso hasta que se topó con la expresión sombría de su lindo novio.

Él no pudo poner a Kyun Min sobre sus pies con la suficiente rapidez, dio incluso un paso lejos del rubio y sonrió tímidamente, a sabiendas de lo mal que toda la escena debió haberse visto. Aquello había lucido como un reencuentro entre enamorados más que nada. Mierda, incluso Luhan parecía incómodo y confundido.

— K-Kyun Min, déjame presentarte a mi hermoso novio, Byun Baekhyun —se apresuró a decir, esperando que la adulación fuese suficiente—. Baekkie, bebé, este es mi viejo amigo Kyun Min.

La impasible mirada de Baekhyun fue de la cabeza a los pies del chico rubio, lo vio tensarse y mirar por sobre su hombro. Encontró entonces a Jackson dándole una sonrisa tranquilizadora y sonrió satisfecho ante la amenaza descartada.

— Kyun Min —habló, tirando del confundido chico a un apretado abrazo—. Channie me ha hablado mucho de ti, Luhan también. Estaba muy emocionado de conocerte.

— A-Ah, sí, gracias. Yo también estoy feliz de conocerte —respondió un tanto aturdido.

— ¡Maravilloso! Yo como que ya presiento que seremos muy buenos amigos —sonrió deslumbrante.

El chico estaba medio boquiabierto, tal vez algo aturdido por su actitud o por ese efecto que su encanto natural solía tener en las personas.

— ¿Por qué eres novio de Chanyeol? —Farfulló.

— ¿Disculpa? —Interrogaron a la vez Chanyeol y Baekhyun.

— No lo malinterpretes. Es solo que eres hermoso —señaló—. Chanyeol no debió tener ni una sola oportunidad contigo.

— ¿Qué diablos significa eso? —Soltó indignado y Baekhyun tan sólo se rió

— Admítelo, Baek debería estar muy lejos de tu liga —sentenció, agitando su mano con presunción—. Es decir, no es ofensa ni nada, pero eres un imbécil y él obviamente es un chico encantador e inteligente. Por lo qué… ¿Por qué siquiera se fijó en ti? —Hizo una mueca.

— Tú… —comenzó, siendo interrumpido por la risa de Baekhyun.

— Me agradas —afirmó Baekhyun.

— Baekhyun —se quejó el más alto.

— Ven, charlemos un rato —pidió, tirando del brazo del muchacho.

Chanyeol los miró derrotado, Jackson le dio un par de palmadas en la espalda, como diciendo que sentía mucha lástima por él ahora que esos dos se habían juntado. Luhan también le sonrió con algo de compasión y se unió a ellos.

Mientras el tiempo avanzaba, algunas personas se habían acercado para decirle hola a Kyun Min, pese a que nadie lo conocía en realidad. Baekhyun por su parte, no dejó de presentarlo como un gran amigo suyo y ambos se aferraron el uno al otro sin intenciones de separarse a largo plazo, charlando y riendo sin cesar.

Él apenas prestó escasa atención a su conversación entre tanto su vista seguía viajando entre todas las personas en busca de Sehun. Pero él no estaba y Luhan de todas formas tuvo que forzar una sonrisa cuando vio a Cherry acercarse a ellos.

— ¡Min! —Gritó eufórica, corriendo a los brazos del rubio cuando él estuvo de pie y abrió los brazos—. ¿Cuándo llegaste?

— Ayer —rió alegremente.

— Oh, yo estoy tan feliz de verte —dijo con la voz algo quebrada, envolviendo sus brazos en torno al chico una vez más.

— Yo también, cariño —aseguró.

Un carraspeó muy mal disimulado y nada discreto los hizo ver en dirección al chico castaño con el ceño fruncido. Cherry se apresuró a dejar a su amigo ir y se acercó, son las mejillas pintadas de rojo mientras jugueteaba nerviosamente con sus dedos.

— Em, Mi-Min, él es Jun Hong —tartamudeó un poco—. Jun, este es mi amigo Kyun Min.

— ¿Es tu novio? —Preguntó el rubio con una sonrisa divertida.

— Oh, no, por supuesto que no —negó avergonzada, igual que el muchacho repentinamente tímido.

— Nosotros somos amigos —afirmó el nervioso chico.

Los ahí presentes se miraron entre sí, Baekhyun se echó a reír sin pena y las mejillas de la pareja se encendieron. Era bien sabido que Cherry y él chico estaba intentando algo desde la primavera pasada, pero simplemente no daban el paso aún.

— A-A todo esto, ¿doné esta Hun? —Interrogó la abochornada joven.

La sonrisa de Luhan se esfumó, agachó la mirada y se mordió el labio inferior. Deseando tener la respuesta que Cherry quería.

— Es verdad —habló Chanyeol—. ¿Él no debería haber llegado ya? —Sus ojos se clavaron en Luhan, pero él no sabía.

— Seguramente no tarda —intervino Jackson.

— Es verdad, ese sujeto es incapaz de dejar solo a su precioso novio —soltó, falsamente fastidiado Kyun Min.

Sehun apareció dos horas más tarde, acompañado de Suho, Lay y él tío de este. No se acercó, más sin en cambio, haciendo para todos evidente que había algo mal entre ellos, nadie hizo comentario alguno de todas formas, aparentando que todo estaba bien por Luhan.

Pero no era suficiente, las bromas tontas le sacaban solamente sonrisas a medias, estaba y no estaba escuchando la conversación y la única ocasión que se animó aunque fuera un poco, fue cuando Kyun Min fue hasta donde Sehun y Lay estaban para decirles que se unieran a ellos.

Ellos se negaron sin importar cuanto Min insistió, argumentando que no había suficiente espacio. Una excusa patética, pero ellos usarían lo que fuera y Kyun Min no se atrevió a presionar al sentirse intimidado por Suho.

— Oye, Han —llamó Chanyeol—. ¿Pelearon Sehun y tú? —Preguntó una vez estuvieron solos, todos los demás bailaban en el centro de la habitación.

Luhan se tensó ante la pregunta, sus labios se torcieron en una mueca y de alguna forma se las arregló para asentir. Él más alto le dio una mirada sumamente penetrante, antes de suspirar sonoramente y mirar en dirección a donde él sabía estaba Sehun sentado.

— Se ve muy triste, debe de haber sido realmente malo —murmuró preocupado.

Luhan miró discretamente en la misma dirección, intentando no parecer muerto de remordimiento. Él tenía la mirada perdida en algún otro lugar e hizo una mueca agria repentinamente, bebiéndose de golpe eso que Luhan bien sabía no era soda en absoluto.

Algo le dijo que había algo malo, que era más que la pelea de la noche anterior. Sehun simplemente lucía miserable y era casi imposible que se debiera al problema entre ellos. Sus ojos buscaron aquello que él veía, topándose con la imagen de Suho, Lay y el tío de este último.

El hombre había aparecido de improviso, seguramente siguiendo a su sobrino. Él adoraba a Lay después de todo, era obvio con toda esa protectora actitud con él, el modo en que revolvía su cabello y la sonrisa fácil en sus labios al verlo feliz. El hombre probablemente movería montañas para asegurarse que su pequeño sobrino fuera tan feliz como fuera posible, incluso convivía con Suho por complacerlo a él.

De una u otra manera, Luhan algunas veces pensaba que le recordaba un poco a Jung Sun

Oh, carajo.

«Está casi confirmado, Bǎobèi Lù. Mi tío vendrá vivir conmigo.»

— Oh, no —musitó.

— ¿Luhan? —Llamó extrañado su acompañante.

— Despídenos de Kyun Min y los demás. Hun y yo nos vamos —informó, poniéndose de pie y se apresuró a llegar a su lado.

Logró llegar justo a tiempo para quitar la bebida de las manos de su novio. Él lo observó con confusión y al mismo tiempo con mucha tristeza.

— Vamos a casa —susurró.

Lo vio levantarse un poco tambaleante, no lo mencionó en absoluto y tomó su mano para guiarlo hasta la salida del lugar. Caminando silenciosamente bajo el manto oscuro de la noche, con las calles todavía algo transitadas y el fresco aire frío.

— Negaron la solicitud de transferencia —musitó en algún punto del camino—. Le dijeron que lo necesitan más allá.

— Hunnie —susurró, deteniendo su andar para mirarlo.

— Él dijo que sabía que yo estaría bien y yo le dije que sí, porque no tenía el valor para decirle que hay veces que odiaba regresar a una casa vacía —hizo una mueca—. No podía decirle que me sentía solo algunas veces.

Tiernamente acunó su rostro, besando superficialmente sus labios. Él lo abrazó con fuerza, demasiada tal vez, pero no le diría si eso lo hacía menos infeliz.

— ¿Por qué no me habías dicho? —Interrogó afligido.

— Si te decía tú ibas a querer estar conmigo todo el tiempo, pero yo no puedo apartarte de tu familia, bebé —murmuró, estrechándolo un poco más fuerte en sus brazos.

— También es tu familia, ellos te aman. Tú puedes venir a casa siempre que te sientas solo —aseguró.

— Yo no…

— No serás una molestia —sentenció, sosteniendo su rostro para que pudiera ver que era honesto—. Dios, Hunnie, creo mamá te quiere más que a nosotros —sonrió dulcemente.

Hubo entonces una suave risita y eso lo hizo sentir realizado mientras que el beso en su sien lo hizo sentir más feliz que cualquier otra cosa.

— ¿Sabes?, nunca te lo he dicho, pero eres muy valiente.

— ¿Valiente?

— Viviste en esa familia, lo aceptaste todo y aun así tuviste el coraje de no huir y proteger a quienes más amabas. Hiciste grandes sacrificios, soportaste una carga enorme, ser señalado por todos e incluso le diste la espalda al que podría ser tu único lugar seguro porque necesitabas volver. Tal vez cualquier persona, incluso yo, nos hubiésemos rendido a la mitad del camino, pero aun así tú seguiste adelante sin dejar que nada te hiciera retroceder o pensar en tirar la toalla.

— Luhan — musitó sin poder decir más.

— Me pone triste saber que te sientes solo, porque no lo mereces en absoluto, pero yo no me atrevería a decirte que eres libre de volver con tu tío y que yo estaré bien, porque yo no voy a ser tan valiente como tú y yo me pondré a llorar como un recién nacido si te vas. Temo que mi corazón se romperá en mil pedazos —admitió.

Repentinamente, el peso de sus palabras le provocó una mueca de angustia, miró entonces a Sehun con una disculpa dibujaba en su rostro mientras retrocedía, jugueteando con sus dedos y masticando su labio inferior nerviosamente.

— Soy muy egoísta —declaró avergonzado.

— No, claro que no lo eres, cielo —negó inmediatamente él, tomando sus manos.

— Pero me estás diciendo que te sientes solo sin tu familia y a cambio yo te digo que no soportaría si te vas. Lo correcto sería…

— Me acabas de decir lo correcto —dijo alegremente—. Aunque me dijeras que no pasa nada si me voy, ¿cómo podría irme? Me temo que mi corazón también se rompería en mil pedazos si nos separamos —murmuró, estrechando sus manos—. ¿Qué más da si me siento solo algunas veces? Es un pequeño precio a pagar si todavía puedo estar contigo.

La alegría fácilmente se hizo cargó, acunó el bello rostro del más alto y besó sus labios castamente. Sonriendo como el estúpidamente enamorado mocoso que era.

— Vamos a casa —pidió, sujetando firmemente su mano—. Jiāo Táng debe estar esperando por nosotros.

Asintió, él nunca podría ir en su contra o la forma en que lo miraba. Luhan siempre se salía con la suya por más absurda que la situación fuera.

Al llegar a casa, Jiāo Táng los recibió con mucha más alegría que otras veces, tal vez sabiendo que Sehun se sentía decaído. Él los observó mientras jugaban, Sehun le hablaba y su sonrisa entonces era más genuina, pero algo también seguía opacándola.

Pensó en que hacer, pese a saber que Sehun no le pediría absolutamente nada, pero qué más daba tratar si así podía conseguir traer de vuelta la sonrisa real de Sehun. Pronto el ladrido de Jiāo Táng llamó su atención y al mirar en su dirección, el mimado can estaba juguetonamente agazapado, moviendo su cola de lado a lado. Ladró por segunda vez y dio una vuelta completa en su lugar, de esa forma tan suya en la que pedía jugar.

Sehun se rió ruidosamente, aplaudiendo y él se acercó al dulce animal, que de inmediato se puso en dos patas y lo abrazó a su propio estilo. Afortunadamente, tan pronto como el perro obtenía lo que quería, se iba tranquilamente.

Se quedaron solos, con Sehun todavía sentado en el suelo en medio de la sala de estar y con la sonrisa tranquila dibujada en sus labios. Y él no lo pensó antes de dejarse caer justo a su lado, sonriendo ampliamente mientras tomaba su mano.

— ¿Realmente eres capaz de sentirte solo con Jiāo Táng aquí? —Bromeó. Él a cambio rió suavemente.

— Ese perro es más mimado que Baekhyun, hay días en los que tienes que tener cuidado de cruzarte en su camino o sufrirás dolorosamente —respondió con diversión, haciéndolo reír.

— Es solo que tú no sabes cómo tratarlo —afirmó, provocando un bufido del contrario.

Un suspiró profundo escapó de los labios de Sehun, su cabeza descansó sobre el hombro de Luhan y gruñó de un modo algo adorable, Luhan miró en su dirección con una expresión divertida.

— Quiero conejitos —murmuró, haciendo un tierno puchero.

— ¿Cuántos años se supone que tienes? ¿Dos? —Preguntó entre risas.

— ¿No me harás conejitos? —Interrogó infantilmente.

— No tengo los ingredientes, amor —respondió dulcemente. Él bufó.

— ¿Mañana? —Intentó una vez más.

— Mañana haré lo que quieras para ti —aceptó.

Sehun aceptó fácilmente su respuesta, asintiendo un poco demasiado torpe y cerró los ojos. Lo más aceptable era que le pidiera seguirlo a la habitación y conseguir que se metiera a la cama al verlo cabecear debido al sueño. Y, sin embargo, Luhan igual no se atrevió a moverse por temor a perturbar su descanso.

— Ya recordé la canción —murmuró.

— ¿Canción? —Bajó la voz también, acomodando unos cuantos mechones de su cabello.

— La de la leche de soya y los palitos fritos de pan —sonrió somnoliento. Luhan sonrió enternecido y asintió en respuesta—. Fue un gran regalo. No la canción, esa era un poco tonta —rió—. Pero te veías precioso ese día.

Luhan dejó ir una carcajada, estando más que seguro de que si por Sehun fuera, él ya figuraría como el hombre más bello del mundo. Lamentablemente para la suerte de su novio, Luhan no lo era, de hecho, él personalmente se consideraba a sí mismo como un chico bastante promedio. Sin embargo, escucharlo decirle que era atractivo también era agradable de vez en cuando.

Decidió que al final eso era lo de menos, aprovechando el saber que él no estaba dormido para llevarlo a la cama. Él siguiendo su actitud infantil pasada, no hizo nada por ponerse el pijama y en su lugar hizo que Luhan se encargará de casi todo el trabajo.

Luhan lo permitió de buena gana, riéndose la mayor parte del tiempo y sintiéndose aún más absurdamente feliz cuando ellos finalmente estuvieron bajo las mantas, abrazados tan humanamente juntos cómo era posible.

Esa noche, Luhan no durmió de inmediato, pensando en una manera de darle solución al hecho de que su novio se sentía solo algunas veces. Por lógica él sabía que no era como que pudiera abandonar su hogar diciendo que decidía vivir con el pelinegro.

Tampoco llamaría al tío Jung Sun para hacerlo sentir terrible con la revelación, además de que Sehun no iba a perdonarlo por ello. Él ciertamente no creía conseguir hallar una respuesta en una sola noche, pero como si fuese una especie de milagro, había una idea repitiéndose en medio de sus pensamientos de preocupación, junto al recuerdo que siempre tendría alguien que probablemente esperaba que Sehun fuera feliz más que nada en el mundo entero.

Comenzó a maquinar entonces un plan. Sehun se despertó con el estridente sonido de su móvil poco después, mirándolo primero a él como si le preguntara qué hacía despierto y frunciendo el ceño poco después a darse cuenta que su móvil no iba a callarse.

Respondió con una voz irritada, mascullando un mal educado qué a la persona que llamaba. Su ceño se frunció aún más luego de que aparentemente recibiera una respuesta, parecía estar a nada de comenzar a discutir pero entonces le colgaron.

Luhan se incorporó con una expresión entre preocupada y curiosidad mientras que él parecía estar tratando de llamar de vuelta sin éxito. Poco después, le dio una expresión irritada y apenada, confundiéndolo aún más.

— ¿Qué pasó? —Preguntó preocupado.

— Era el idiota de Kim —refunfuñó, poniéndose de pie de muy mala gana—. Necesita que vaya a su casa y lo ayude con algo, y desde que me ayudó a resolver el problema de Deditos Pintados, yo como que estoy obligado a ir —gruñó.

— Ya veo —musitó, intentando parecer decepcionado, porque definitivamente no lo estaba. Justo antes de hecho, estaba pensando en que excusa inventar para irse.

— Lo lamento, Hannie. Se que teníamos planes para hoy —dijo afligido, sosteniendo su mentón para verlo a los ojos—. Voy a compensártelo —prometió.

— No pasa nada —afirmó sonriente.

Él parecía todavía poco convencido, pero de todas formas terminó por cambiarse de ropa, se despidió con un beso en los labios y salió prometiendo darse prisa. Luhan lo despidió alegremente, sin embargo, tan pronto como estuvo fuera de vista, corrió hasta el baño y se duchó tan rápido como fue posible.

Se alistó para salir y, para tener un pretexto en caso de que Sehun llegase antes que él, tomó la correa de Jiāo Táng y finalmente abandonó el departamento. Jiāo Táng alegremente lo siguió, mirando curioso de aquí para allá y mirando mal a cualquiera que pareciera querer acercarse de más.

Luhan lo regañó un todas esas veces, pero él era protectoramente terco, tampoco estaba visiblemente feliz cuando finalmente llegaron a su destino. De alguna manera, el desconfiado perro parecía mirar con recelo en todas las direcciones y Luhan realmente no podía culparlo.

El barrio dónde estaban era todo menos bonito.

Al ingresar al caminito descuidado de una pequeña casa, Jiāo Táng pareció calmarse, reconociendo de inmediato la descolorida fachada de la pequeña residencia de un solo piso. Luhan pudo escuchar pasos ligeros corriendo en su dirección tras el primer golpe a la vieja puertecilla de madera, una sonrisa se instaló en sus labios y de alguna manera logró volverse más grande cuando la esbelta figura de cabello revuelto finalmente abrió.

— ¡Hannie! —Exclamó ella y tiró de su cuerpo a un abrazo.

— ¡Jessica jiějiě! —Chilló, estrechando el fino cuerpo de ella en sus brazos.

Jiāo Táng ladró como para decirle que él también estaba ahí y que se merecía unas palmaditas, algo que ella inmediatamente hizo al verlo. Al ser tan mimado, Jiāo Táng parecía muy feliz de recibir atención.

— ¿Qué los trae por aquí? —Preguntó ella luego de un rato de estar en cuclillas acariciando al dóberman.

— Vine a verte —respondió, utilizando su más encantadora sonrisa.

Jessica lo observó con ojos entrecerrados, pero de igual forma se hizo a un lado y los invito a pasar. El lugar, igual que todas las veces que Luhan había ido antes, era un desastre.

El suelo tenía regados varios objetos, había ropa colgando de algunos muebles y en él único sofá, cosas esparcidas por la mesa además de algunos platos sucios. Luhan le dio una mirada discreta a ella entonces, su cabello estaba revuelto, usaba una vieja camiseta verde y unos pantaloncillos azules, tenía los pies descalzos y en su rostro no había ni un solo rostro del ligero, pero siempre pulcro, maquillaje que ella usaba. Supo de inmediato que acaba de levantarse.

— Disculpa el desorden —comentó, agitando su mano con desinterés, era obvio que le daba igual.

— ¿Acaso no siempre se ve igual? —Preguntó risueño.

— No —murmuró ella, haciendo un pequeño mohín—. Cuando invito a alguien a mi casa no se puede ver así —argumentó, sonriendo coqueta.

Luhan rió tras su comentario tan descarado, Jiāo Táng tiró entonces de su correa y él fácilmente dejó que se fuera, perdiéndose en el estrecho pasillo que llevaba a las dos únicas habitaciones del lugar. Muy probablemente iba a arrojarse a la cama de Jessica.

Miró entonces de reojo a la bella mujer que parecía buscar algo entre una pila de cosas en la barra de la cocina. Era hora de hacer su jugada, por lo que se aclaró la garganta y entró en el pequeño espacio que apenas tenía una pequeña despensa, una nevera y la estufa.

— ¿Tu viste tuno nocturno esta semana? —Interrogó ya sabiendo la respuesta.

— Esta, la anterior, ya ni siquiera recuerdo cuantas van —se encogió de hombros.

— ¿Éstas comiendo bien? —Habló honestamente preocupado.

— Sí, algo así —rió tras responder.

— Jessica jiějiě —se quejó.

— Tranquilo, Lu. Estoy bien —afirmó con esa excesiva seguridad suya.

— Tal vez sería bueno si tuvieras un poco de ayuda en casa —murmuró.

Ella lo miró con una ceja arqueada, algo que en definitiva Luhan esperaba. Jessica era un mujer muy inteligente después de todo.

— ¿Y con qué dinero? Porque en definitiva mi sueldo no alcanzara —bufó.

— No tendrías que pagar ni nada —afirmó rápidamente.

— Si acaso estás sugiriendo venir aquí para hacer las labores domésticas, olvídalo —sentenció—. Sehun va a tener un ataque si es que a mí se me ocurre hacer que vengas aquí.

— Tampoco sugiero eso —balbuceó débilmente.

— Escúpelo —ordenó con una mirada amenazante—. ¿Qué es lo que en realidad te hizo venir aquí.

— Yo… —Jugueteó con su dedos—. ¿Sabes? Ayer en la noche Hunnie me confesó que se siente solo al no tener a nadie viviendo con él, entonces pensé, como Jessica jiějiě también vive sola, tal vez…

— No —sentenció tajante.

—Pero jiějiě —lloriqueó, haciendo un puchero y ojitos de cachorro—. Ambos van a estar mejor viviendo juntos, él ya te ve como a su mamá.

— ¡Luhan! —Chilló indignada.

— Él dijo eso, además, tú lo adoras —señaló.

— Eso no quiere decir que vaya a simplemente meterme a vivir con él —bufó.

— Pero será bueno para ambos, Sehun así ya no se sentirá solo y tú no vas a tener que preocuparte por nada porque Sehun es muy ordenado —aseguró.

— ¿Pretendas que se vuelva mi mucama a cambio de mi compañía? —Entrecerró los ojos y frunció el ceño.

— No, pero…

— Luhan, soy enfermera, yo difícilmente estaré en casa. Será lo mismo que estar solo —gruñó.

— Pero…

— Cariño, tu intención es buena, pero no podemos hacer esto a la fuerza —explicó cariñosamente, cepillando sus dedos en el cabello castaño del más joven.

— Pero Sehun va a estar muy feliz si vas a vivir con él. Además, este lugar es horrible y Jessica jiějiě es muy bonita, podría pasarle algo —susurró cual niño de tres luego de ser reprendido—. Jiějiě, por favor —suplicó como último recurso.

— Luhan —suspiró algo irritada.

Luhan sabía que las cosas estaban yéndose directo al fracaso y decidido a conseguirlo, utilizaría todos los argumentos, trucos y métodos que lo ayudaran a lograr lo que tanto quería. Fue por ello, que decidió que podía ser tan desvergonzado como para hacerla sentir pena por él.

Discretamente, agachó la mirada con la expresión de un niño desolado, lágrimas se formaron en sus ojos y sus labios formaron un tembloroso y pequeño puchero. La expresión en la cara ajena cambió de irritación a alarma en cuestión de segundos.

— Esto es lo único útil que puedo hacer por Hunnie —dijo con una voz rota y diminuta.

La mirada de la bella mujer brilló con angustia, pareció resistirse todavía un poco a la idea y al final, dejó salir un suspiro derrotado y se pellizcó el puente de la nariz como si no creyera que fuera hacer eso.

— Mira, Lu —comenzó—, como ya dije, no puedo imponerme a Sehun —, pero haremos esto —agregó rápidamente al ver que Luhan pareció listo para discutir—. Voy a inventar un pretexto y para que Sehun me deje quedarme por un tiempo. Sí, luego de convivir a diario, tanto él como yo no tenemos ni una sola queja del otro, yo voy a pedirle que me deje quedarme con él de forma indefinida. Pero si no es así, cada uno irá por su lado.

Luhan inmediatamente asintió con entusiasmo, eso era mejor que nada por lo que definitivamente iba a tomarlo y hacer todo lo que pudiera porque Jessica se quedara. Ella suspiró pesadamente, indicándole que al menos la ayudara a hacer sus maletas y él la siguió de inmediato, repitiendo sin parar que no iba a arrepentirse.

Algunas horas más tarde, ellos ya ingresaban al apartamento de Sehun con Jiāo Táng liderando el camino. Durante el tiempo que hicieron antes de llegar finalmente, Luhan se había esmerado en señalar lo beneficioso que sería que viviera con Sehun, como que no tendría que preocuparse por llegar a un lugar frío y solitario, además del hecho de que el hospital donde trabajaba le quedaba mucho más cerca.

En todo ese tiempo, la bella mujer lo había observaba con ternura y una pizca de irritación. Parecía algo sorprendida cuando ellos finalmente estaban ahí. Todo en el lugar estaba en completo orden y había un aroma agradable viniendo de algún lado.

— Te mostraré la habitación —ofreció el entusiasta jovencito.

Igual que la sala de estar, la habitación estaba impecable pese a que había una pequeña maleta en un rincón al fondo. Miró entonces a Luhan, quien le sonrió ampliamente con un claro mensaje de que no se preocupara.

— Es de Kyun Min, probablemente él va a venir por ella en algún momento de la tarde.

Jessica asintió apenas, sin saber porque, desde que habían entrado, había algo extraño instalado muy en el fondo de su corazón. Sus ojos jamás dejaron de mirar al pequeño castaño que iba de una lado al otro por toda la habitación, desempacando y haciendo todo por hacerla cómoda para ella.

Su sonrisa era preciosa y eso de una forma u otra, la hacía sentir como si acabara de entregarle el mundo en sus jóvenes manos.

Como él predijo, un simpático chico rubio se apareció en la puerta a eso de las tres de la tarde, la saludó con entusiasmo y a pesar de que fue a recoger su maleta, él no se marchó de inmediato, quedándose para lloriquear un poco sobre Luhan y Sehun yéndose muy pronto de alguna fiesta.

Ella se despidió para dejarlos hablar en privado, alegando tener cosas que desempacar todavía. Ambos asintieron sin quitar sus expresiones risueñas, esas que de alguna forma le daban envidia, siendo obvio que su joven ingenuidad seguía intacta.

— Ella es muy bella —halagó Kyun Min una vez se fue—. Sehun me había hablado antes de Jessica noona, pero jamás tuve el placer de conocerla.

— Se podría decir que yo la conocí por accidente —rió abiertamente, pese que algún momento había sido un angustiante recuerdo.

— Ella no estaba aquí anoche —comentó curioso.

— Acaba de llegar, se quedará por un tiempo —anunció felizmente.

Kyun Min le dio una mirada sospechosa, pero jamás lo cuestionó, despidiéndose en su lugar. Él todavía debía reunirse con su madre y ya había perdido demasiado tiempo jugando en la casa de Baekhyun y charlando ahí con él. Prometió verlo al día siguiente a primera hora en la escuela y finalmente se retiró tras un sonoro beso en su mejilla.

Tan pronto como él se fue, Luhan corrió a la cocina para preparar la cena. Tarea que técnicamente le correspondía a Sehun, según el pequeño pizarrón en el cual dividían sus tareas las veces que él se quedaba en casa.

Sin embargo, él no estaba y Jessica no parecía estar dispuesta a salir de su habitación en un futuro próximo. Jiāo Táng fue su única compañía y como era su pequeña extraña costumbre, Luhan comenzó a hablarle, diciéndole paso a paso lo que estaba haciendo.

Era lindo, porque el dulce perro incluso lo observaba como si realmente estuviera prestando atención a lo que le decía. Tan concentrado estaba, que apenas se percató de la esbelta figura que se deslizó sobre uno de los bancos frente a la barra, observándolo con diversión y ternura.

— Y de esta forma es como deben quedar —explicó e incluso le mostró a Jiāo Táng lo que tenía en sus manos—. Después los dejamos reposar un rato antes de meterlos al horno.

— Entonces, ¿cuándo Jiāo Táng podrá hacerlos por sí mismo? —Habló Jessica en un tono bromista.

Luhan se sobresaltó al oír repentinamente su voz, sus mejillas se volvieron un poco rojas, pero luego dejó ir una carcajada y se acercó a ella limpiando sus manos.

— No estoy muy seguro, pero creo que lo hará bien —aseguró con el mismo tono que ella había usado.

Ella resopló, se puso de pie y entró a la cocina, colocándose un delantal y advirtiéndole que no esperara que ella fuera la mejor ayudante. Luhan no se quejó en lo absoluto ni una vez de su falta de habilidad, no perdió la paciencia tampoco y pese a que solamente hizo tareas simples, Jessica estaba más emocionada que él mismo del resultado final.

La adorable mujer puso la mesa con una sonrisa enorme y ojos brillantes, repitiendo sin parar que Sehun no iba a creerlo cuando le contara que ella había hecho la cena. Luhan asentía sin parar, todavía felicitándola por todo su esfuerzo.

Para cuando la puerta se abrió, ella corrió en dirección a la puerta, la escuchó chillar sobre sus impresionantes habilidades culinarias y arrastrándolo al comedor. Él parecía más bien confundido, interrogándole a Luhan sobre Jessica, pero ella solamente lo arrastró hasta que estuvo sentado y con un plato frente a él.

— Prueba, prueba —instó.

Sehun obedeció un tanto aturdido, llevándose la primera cucharada a la boca, su ceño se frunció mientras saboreaba el platillo y tragaba.

— ¿Qué tal? ¿Sabe bien? —Interrogó intrigada.

— Lo hizo Luhan, claro que sabe bien —bufó.

— Sí pero yo corté todos los vegetales, ¿verdad? —Se volvió a Luhan con una expresión de orgullo total.

— Por supuesto —respondió Luhan, tratando de no reírse por accidente.

— Lo ves, la mitad del crédito es mío —sentenció.

— Pero por supuesto —soltó con obvio sarcasmo.

Ella no le prestó atención y se acomodó en su propia silla, dio el primer bocado a su propia comida y gimió quedito.

— Sabe taaaan bien, yo como que me puedo acostumbrar a esto —rió—. Oh, por cierto, hay ratas en mi casa, así que contraté a alguien para que se hiciera cargo, por lo cual me estaré quedando aquí contigo un tiempo —anunció tranquilamente.

Luhan aguardo en silencio, conteniendo la respiración y dándole apenas una mirada de reojo a Sehun a la espera de su respuesta.

— No hay problema, a estas alturas creo que ya hasta te instalaste, así que está bien —se encogió de hombros—. De todas formas iba a llamarte hoy para pedirte que no olvidaras que tenías que ir a firmar como mi tutora este nuevo semestre.

— Lo sé, lo sé —bufó—. Por eso te dije que tomaría el turno de noche en el hospital. Tú nunca me pones atención —se quejó infantilmente.

—Todo se te olvida.

— Luhan, mira, me está molestando —lloriqueó.

— A él no le importa —resopló.

— Lu —insistió.

Él no pudo aguantar más y se rió con ganas, verlos conviviendo así, de alguna forma era como una prueba de que esto iba a funcionar y que tal vez no solamente sería beneficioso para Sehun. De alguna manera, Jessica también se veía más feliz en ese momento.

— Son unos niños —se burló.

— Disculpe usted, señor —refunfuñó Jessica.

Ellos no se detuvieron ahí, continuando con peleas infantiles durante el resto de la cena, sobre todo cuando fue hora de limpiar y Jessica prácticamente saltó diciendo que ella ayudaría a Luhan. Era como una adorable niña por un momento mientras que otros hacía cualquier comentario que hacía a Luhan sonrojarse furiosamente.

El tiempo pasó en un parpadeó y mientras se preparaban para ir a la cama, Luhan esperó todo menos ver a Jessica en la puerta, con lo que parecía ser su pijama puesto y su almohada bajo el brazo izquierdo.

— ¿Qué haces aquí? —Interrogó Sehun con el ceño fruncido.

— Lo estuve pensando un rato —comenzó, avanzando hasta subir a la cama—. Solo hay dos habitaciones aquí, una es mía y ustedes comparten esta. Sin embargo, ustedes son novio y peor aún, son adolescentes. Así que, como yo no estoy quedándome en mi habitación para escucharlos mientras follan, voy a dormir aquí —sentenció.

— ¡¿Estás loca?! ¡Sal de aquí! —Ordenó su abochornado novio. Luhan solamente se quedó ahí, rojo como una señal de alto.

— No —respondió e incluso tuvo la gran idea de sujetarse de las esquinas superiores del colchón.

— Tú…

— Tan sólo vamos a dormir, mañana tenemos clases —le recordó Luhan.

Muy en contra de la idea, Sehun refunfuñó durante el tiempo que les costó estar listos, apagar las luces y acomodarse. Jessica ya estaba dormida profundamente, lo cual pareció indignar todavía más a Sehun, pero no pudieron hacer nada de todas formas.

Durmieron de esa manera y para la mañana siguiente, el primero en despertarse fue Luhan debido a la insistente alarma. La apagó con pereza, mirando adormilado a todas direcciones, pronto se encontró con la imagen de Sehun y Jessica abrazados fuertemente y roncando.

Se burló un poco y decidió levantarse antes de que los otros dos acapararan la ducha. Una idea que fue brillante luego de que Jessica se encerrara en el baño y Sehun tuviera que golpear la puerta más de tres veces para exigirle salir antes de que se le hiciera más tarde.

Ella salió media hora más tarde, viéndose como una súper modelo. Sehun la maldijo y se metió al baño para una ducha exprés. Finalmente, dejaron el apartamento con el tiempo encima y llegaron apenas evitando que les cerraran las puertas en la cara.

Aunque muy probablemente eso más bien fue gracias a que el portero estaba más bien ocupado mirando a Jessica como si fuera la primera vez en su vida que veía a una mujer. Baekhyun, que los esperaba en la entrada en compañía de los demás, los saludo, elogiando a Jessica exageradamente.

— Chicos —llamó Jackson—. Deben darse prisa y revisar la pizarra de comunicados, van a reorganizar las clases —los apresuró.

Se miraron entre sí y confundidos fueron hasta dicha pizarra, que se encontraba justo a un costado de la entrada a la dirección escolar. Jessica, al notarlo tomó el brazo de Sehun y lo obligó a ir de una vez para hacer el papeleo, con Chanyeol y Kyun Min siguiéndolos, a pedido de este último.

— ¿En qué clase estás? —Preguntó con impaciencia Baekhyun.

Luhan casi se rió al verlo tan nervioso, sin embargo, no lo podía culpar. Generalmente las clases no se alteraban sino hasta que iniciaba el nuevo año escolar, era la primera vez que pasaba al iniciar el semestre. Ellos como que habían tenido suerte y siempre quedaban en la misma clase.

— En la clase tres —respondió algo decepcionado.

— ¡¿Qué?! —Exclamó escandalizado—. Eso no es posible, Cherry, tú y yo siempre estamos en la misma clase —señaló molesto.

— Aparentemente este semestre no —sonrió algo decepcionado.

— Imposible, iré a hablar con el director —masculló.

Luhan se apresuró a tomar su mano, diciéndole que todo estaba bien y que solamente estaban en clases diferente, y definitivamente no estaba mudándose a otro continente ni nada. Su amigo siguió quejándose de todas formas mientras caminaban lejos para así encontrar sus salones de clase.

— ¿En qué clase están? —Preguntó Sehun, uniéndose a ellos más adelante.

Chanyeol y Kyun Min, que había ido a la dirección para conseguir sus horarios de clases y un croquis de la escuela, lo acompañaban, por lo tanto ellos no estaban enterados de el orden en el que estaban las nuevas clases.

— ¿Y Jessica jiějiě? —Interrogó más para aplazar el tema que por querer saber.

— Sigue firmando algunos documentos, pero como no me necesita en absoluto, me dijo que me fuera —respondió con calma.

— Ya veo.

— Entonces… ¿En qué clase estás? —Insistió.

— Baekhyun, Kyun Min, tú y yo, estamos en la clase dos —respondió Jackson.

— Y Channie, Jun y yo en la clase uno —continuó Cherry.

— ¿Y Luhan? —Interrogó con el ceño fruncido.

— Estoy en la clase tres —respondió sonriente.

— ¿Estarás tú solo? —Soltó inconforme.

— Voy a estar bien —rió—. Es una clase diferente, no una horda de asesinos.

— Sí, pero…

— ¿Oh Sehun? —Llamó la simpática secretaria escolar, interrumpiendo sus quejas—. ¿Podría acompañarme un momento?

— ¿Acompañarla?

— Se olvidó de firmar una de las formas y es importante que lo haga antes de que su tutora se marche —explicó.

Sehun asintió de mala gana, siguiendo a la amable mujer, no sin antes darle una mirada que advertía que su charla estaba pendiente. Luhan se rió, comenzando a andar hasta su salón de clases con sus amigos tras él, como si fueran sus escoltas personales.

— Sigo diciendo que no debieron habernos separado —refunfuñó Baekhyun.

— No importa, Baek —sonrió, caminando de espaldas para dejarle ver a su mejor amigo que todo estaba bien con una gran sonrisa—. Todavía estaremos juntos en el descanso —señaló tranquilamente.

— Igual es injusto —bufó. Luhan en cambio rió, girándose para caminar correctamente.

Una figura apareció repentinamente y él apenas pudo registrarla precipitándose en su dirección. Chocaron inevitablemente, la mochila de Luhan cayó al suelo, al igual que la carpeta ajena, regando todo su contenido, acompañado de un chillido agudo luego de que ambos terminaran en el suelo al igual que sus pertenencias

— ¡Lo siento! —Exclamó ella, incorporándose y al mismo tiempo apresurándose a recolectar todos lo que estaba en el suelo—. Y-Yo venía demasiado rápido y no te vi, lo lamento tanto —balbuceó nerviosa.

— No te preocupes —respondió Luhan, tras haberse recuperado de la caída.

Trató de ayudarla, tomando en sus manos lo poco que quedaba en el suelo. Ella hizo un sonido ahogado y elevó sus grandes ojos color miel en su dirección, con una sonrisa apenada en los labios y un pálido rubor rosa pintando sus mejillas.

Luhan contuvo la respiración al ver su bello rostro, la sonrisa en sus labios se amplió un poco más y ella se puso elegantemente de pie, ignorante del hecho de que Luhan sentía que su corazón se había detenido entonces.

— ¿Qué demonios pasó aquí?

«Sehun.»

Se giró con un nudo en la garganta, aterrorizado por la presencia de la preciosa muchacha de pie frente a él.

— Luhan fue arrollado —soltó Chanyeol en un tono bromista.

— ¿Luhan? —Susurró ella, observando con sorpresa y algo que no pudo interpretar a través de su ceño levemente fruncido.

Sus bellos ojos color miel se dirigieron a Sehun entonces, los objetos en sus manos resbalaron al suelo y esos encantadores ojos se ampliaron con incredulidad. Sehun estaba pálido y, cuando ella dio el primer paso, Luhan quiso gritar.

— ¿Haneul?

— ¡Hunnie! —Exclamó ella con la voz temblorosa, arrojándose sobre Sehun.

Apartó la vista tan rápido como pudo, levantando en completo silencio todo lo que aún estaba en el suelo. Luchando por no decirle a ella que no abrazara al más alto, o exigirle a él que no correspondiera.

— Hunnie, te he extrañado tanto —murmuró con la voz en un hilo.

— ¿Cómo es…?

— Me mude aquí al empezar las vacaciones de invierno —Explicó—. Estoy tan contenta de encontrarte —sonrió divinamente.

Dios, Luhan se sentía ridículo al estar ahí y también se sentía pequeño e insignificante ante ella. La chica era preciosa, delgada, con su piel perfecta y esos asombrosos ojos color miel, mierda hasta su cabello castaño rojizo era impresionante.

Él quería más que nada que ella se fuera cuanto antes, pero no podía decirlo en voz alta. No tenía derecho o autoridad alguna para simplemente ordenarle desaparecer. Se sentía y sabía que actuaba ridículo.

— Yo también estoy muy feliz de verte, preciosa —escuchó decir a Sehun y él…

Bueno, él quería salir de ahí.

 

Notas finales:

Como siempre, les agradezco infinitamente toda su paciencia, les recuerdo como siempre lo mucho que los amo y me despido por el momento.


Cuídense mucho, mucho. ♥♥♥


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