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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

I'm back!!!

 


Tras cerrar la puerta, Sehun no pudo moverse por un tiempo. La idea de que tal vez él también iba a necesitar un psiquiatra, sonaba bastante razonable. No tardó mucho en hacer una mueca de asco e ir en la dirección que Lay le había indicado.


Al llegar a la habitación, tal vez su pasada experiencia lo hizo pensar más antes de actuar, y primero golpeó a la puerta. No hubo respuesta luego de varios minutos, y finalmente decidió entrar sin armar escándalo.


Al ver a Luhan dormir tan profundamente, se felicitó para sus adentros por lo acertada de su decisión. Se acercó a la cama sin hacer ruido y se sentó en el borde, estirando la mano lo suficiente para acariciar el rostro dormido de su pareja.


Él tenía el ceño fruncido, dejando más que claro que su sueño era todo, menos pacifico, y eso lo hizo sentir impotente.


Todo aquello estaba lastimando a la persona que amaba, pero él no era incapaz de hacer nada. Viendo cada día como la sonrisa, que antes brillaba más que cualquier estrella, era cada vez más apagada y su expresión se volvía cada día más cansada.


Su piel era mucho más pálida de lo normal, e inclusos esos ojos de ciervos perdían el brillo cada día más. Lo peor era cuando el miedo lograba pasar la barrera de los sueños y lo atormentaba aún despierto, obligándolo a correr como había pasado horas atrás.


Un suspiró apesadumbrado fue incontenible y con mucho cuidado se recostó a su lado, envolviéndolo en sus brazos con la esperanza de que eso pudiera ayudarlo a sentirse seguro y lo ayudará a descansar.


— Hola —susurró la suave voz de su dulce novio.


— Hola, Bǎobèi Lù —sonrió levemente antes de besar su frente—. ¿Te desperté?


— Más o menos —murmuró, acurrucándose entre los brazos ajenos—. Fue algo bueno a final de cuentas.


— Bueno, me sentiré mal a medias —comentó divertido.


Luhan asintió, su mano acunó su mejilla, acariciando lentamente con el pulgar. Sabía que él tenía mil preguntas que quería hacer pero no tenía idea de cómo hacerlas. Por lo que tendría que darle un empujoncito.


— ¿Le contaste a él? —Preguntó él la única cosa que quería saber.


— ¿Contarle qué a quién? —Habló confundido.


— A tu amigo Kyungsoo —susurró—. ¿Tú le contaste lo que pasó ese día?


Esa pregunta lo hizo hacer una cara realmente fea, una mezcla de incredulidad y miedo, pero Luhan no estaba molesto en absoluto y no parecía que eso fuera a cambiar fuera cual fuera la respuesta.


— Por supuesto que no, cielo. Yo no…


— Entonces lo sabe de la misma forma que todos los demás se enteraron —interrumpió, estrechando su cuerpo aún más cerca.


— Oh mierda, amor…


— Está bien —murmuró—. Fue solamente que su forma de narrarlo fue más escalofriante que las demás.


— Lu…


Cualquier cosa que estuviera por decir fue silenciada por los suaves labios de su pareja, utilizando la perfecta mezcla de ternura y calma. Sonriendo como un niño al cual le acaban de dar el mejor premio, al tiempo que enterraba su rostro en el hueco de su cuello y aspiraba suavemente.


— Me asustó escucharlo —confesó, incluso antes de que Sehun preguntara—. Por un momento mi alrededor parecía mezclarse y todo lo que quería era salir de ahí.


Sehun apretó sus brazos en torno al delgado cuerpo de su novio, apretando los dientes y jurándose para sus adentros, que iba a hacerlos sentir el mismo miedo que habían hecho que Luhan sintiera.


— Venir a buscar a Lay g“ parecía una buena idea en ese momento y solo lo hice.


— Está bien, Bǎobèi Lù —consoló—. Hiciste bien.


Anteriormente, había preparado un gran discurso de cómo acercarse a Kim JunMyeon era una pésima idea, cuando el hombre había estado tan estrechamente ligado con aquella pesadilla, pero…


¿Cómo decírselo luego de eso?


¿Con qué cara además de todo?


Kyungsoo también había estado ahí aquel día y él no le había dicho nada de eso, pensando egoístamente que quería que ellos se llevaran bien. Sin embargo, lo más probable es que su estúpida decisión fuera la peor que había tomado.


— Quiero dormir contigo esta noche, ven a casa —pidió con un suave murmullo que volvió a llamar su atención.


— Lo que tú quieras, cariño —respondió sin dudar.


Él dejó ir una risita adorable, levantando nuevamente su rostro para poder mirarlo a los ojos. Sehun no dudó en acariciar su bonito rostro y besar la punta de su nariz, obteniendo una nueva risilla y un abrazo más apretado.


Sin embargo, todavía podía sentir su corazón pesado y no hubo ninguna duda en sus pensamientos.


Nadie estaba por encima de Luhan.


 


***


 


¿Cuánto más seguiría de esa manera?


Era la única pregunta que él se hacía mientras seguía mirando con una mueca al menor, sollozando patéticamente. De alguna forma, eso dejaba la sensación de que uno era un villano despiadado, de esos que se ríen maquiavélicamente tras asustar a un cachorro.


— Este mocoso —refunfuñó—. ¿Cuánto más vas a seguir llorando? ¿Por qué diablos lloras en primer lugar? —Espetó fastidiado.


— ¿Cómo no voy a llorar, hyung? —Preguntó con la voz quebrada Bobby.


— Ya deja de llorar —ordenó.


— Pero hyung... —Hipó.


— Bobby, de verdad, basta —pidió fastidiado—. De haber sabido que ibas a ponerte así, no te hubiese dicho nada.


El chico lloriqueó solo por un par de minutos más, antes de limpiar desordenadamente sus lamentables lágrimas y hacer un puchero que lo hacía ver algo lindo, no mucho en realidad, pero podía hacerte sentir algo conmovido.


— ¿De verdad esta es la única opción? —Murmuró tristemente.


— Sí —sonrió levemente—, así que tendré que encargártelo. ¿Está bien?


— Hyung, yo ni siquiera soy tan capaz. Yo…


— Lo harás bien, Bobby. Eres la única persona en la que puedo confiar —dijo con calma, colocando una mano sobre el hombro del menor.


Los ojos del menor volvieron a llenarse de lágrimas y Kai hizo una mueca desagradable mientras retiraba su mano.


— ¿Otra vez vas a llorar? —Espetó irritado.


— ¡Sí, no hay nada de malo o vergonzoso en llorar por un amigo! —Exclamó llorando.


Sus palabras conmovieron de alguna forma al mayor y, como si fuese alguna clase de mascota, dio un par de palmaditas en la cabeza del más joven, en un intento de reconfortarlo. Ganándose una mirada llorosa y brillante de parte del menor.


— Lo siento, pequeño Ji Won.


— No, hyung —negó torpemente—. Gracias por todo lo que haces por mí.


— En ese caso, para darme las gracias, debes prometer que cumplirás con mi encargo. ¿De acuerdo?


— ¿De verdad tiene que ser así? —Murmuró abatido.


— Sí —sonrió tristemente.


— Bien —dijo con la voz rota—. Lo prometo.


— Buen chico —felicitó, pellizcando la mejilla del mocoso—. Ahora, seca esas lágrimas y vete —ordenó con voz bromista.


— De acuerdo —hipó, retirando las gotas saladas de su rostro.


Se alejó apenas un metro antes de detenerse y mirar hacia atrás, sintiendo que iba llorar una vez más pero en su lugar, cerró los ojos y echó a correr sin mirar otra vez la imagen del mayor y dejarse caer de rodillas para suplicarle que no hiciera eso.


Algunas personas en la calle no pudieron evitar darle un par de vistazos a su patética imagen. Él los ignoró y siguió caminando cabizbajo hasta que, sin darse cuenta, se encontró de pie frente al lugar que había planeado visitar en un principio.


Su expresión cambió en un parpadeó, volviéndose fría al tiempo que retiraba todo rastros de su pasada debilidad y avanzó directo a la hermosa fachada de la maravillosa residencia, justo a tiempo para interceptar a aquella persona.


Los grandes ojos del pequeño chico brillaron con sorpresa y una pizca de alegría al verlo ahí y, aunque en el fondo de su corazón, Bobby hubiera querido sonreírle y preguntarle cómo había estado, mantuvo su fría expresión.


— Hola —saludó Kyungsoo dubitativo.


— Hola —murmuró.


— ¿Qué…?


— Tú sabes bien porque estoy aquí —interrumpió despiadadamente—. Te he enviado ya muchos mensajes.


— Lo sé, los leí pero…


— ¿Por qué no haces lo que te pido entonces? —Espetó,


— Bobby, yo no quiero...


— ¿Qué importa lo que tú quieras? —Masculló entre dientes—. Perdiste el derecho de querer cualquier cosa en el momento en que fuiste parte de toda esa mierda.


— Eso no fue mi culpa —sentenció.


— ¿Qué no fue tu culpa dices? —Soltó rencorosamente—. ¡No seas cínico! —Alzó la voz—. Ten un poco de vergüenza y aléjate de ellos. Se los debes.


— ¿Por qué? ¿Solamente porque ustedes lo dicen? —Inquirió con una expresión feroz—. Sehun es mi amigo y no voy a alejarme a menos que…


— ¡Estás lastimando a Luhan! —Gritó—. ¿Tendrás el descaro para decir que no lo ves? ¿Qué no es culpa tuya también que él haya llegado hasta este punto?


— ¿Por qué tiene que ser mi culpa? Yo no…


— ¡Tú…!


— ¡Yo no hice nada malo! —Exclamó y no pudo evitar que su voz se quebrara en la última palabra—. Vienes aquí, a exigirme no sé qué, como si yo fuera un puto monstruo.


— No seas hipócrita, Kyungsoo. Tú bien sabes que fuiste tú el que le dijo a Minho...


— ¡Fueron palabras, Bobby! —Gritó—. Yo no obligue a Minho a hacerle a ese chiquillo nada de eso. ¡No dejaré que insinúes que yo lo obligue a hacer todo eso!


— ¡Kyungsoo!


— ¡Dios! ¡Piensas que es tan bueno, tan puro! —Vociferó exasperado—. Él los tiene a todos comiendo de la palma de su mano, Sehun se vuelve un pendejo a sus pies. Sin embargo, yo soy una mierda, el mismísimo Lucifer.


— ¿Cómo puedes tener todavía el descaro de...?


— Que rápido se te olvidó de quién fue la culpa de todo el dolor que Sehun tuvo que soportar a manos de Minho. Cuál fue la razón que lo orilló a ser el juguete de su hermano mayor. —Bobby estaba por protestar pero no iba a dejarlo—. Oh, pero no es su culpa, ¿verdad? Las decisiones que Sehun tomó, fueron suyas a final de cuentas. A él si le es permitido escudarse tras esa excusa pero a mí no, ¿no es así?


— No compares lo que Sehun hizo con toda la porquería de Minho —masculló entre dientes—. Sehun no llegó a cometer nada comparado con las monstruosidades que Minho hacía. Tampoco te compares con Luhan.


— Tú sabes que no hay diferencia, es lo mismo pero como se trata de él, finges lo contrario — sonrió con burla.


— Es ahí en donde te equivocas —aseguró—. Porque si Luhan hubiera sabido lo que estaba pasando, se hubiera entregado a Minho por voluntad propia para liberar a Sehun. Tú en cambio... —Sonrió con desdén—. Estás aquí, diciendo que nada fue tu culpa pero aun nombrando a Luhan con todo ese desprecio.


— Eso no…


— Ahora si tratas de echar toda la culpa sobre Minho, pero… ¿acaso olvidaste como tú corrías llorando y exigiéndole que hiciera algo? ¿Cómo me pediste ayuda para ocultar a Minho luego de la asquerosidad que hizo?


— Lo hice porque era nuestro amigo, Bobby —masculló—. En ese entonces, yo quería protegerlo por lo que alguna vez él…


— Que alguna vez hubiera sido mi amigo no significa que iba a cubrirme los ojos y permitir que siguiera de aquella forma. Detenerlo, por la memoria de lo que fue antes de que todo se jodiera, esa fue mi forma de mostrarle mi agradecimiento por aquel tiempo.


Kyungsoo apretó la mandíbula, sus ojos parecían estar por derramar lágrimas, las cuales era más que probable eran de rabia al no poder defenderse de las palabras de su ex amigo.


— ¿Siquiera sabes lo que es el remordimiento? —Interrogó con tristeza—. Porque yo sí, Kyungsoo. Yo me siento una mierda cada vez que veo a Luhan y recuerdo que, durante un tiempo, yo te apoye con tus planes en nombre de esa amistad que acabas de mencionar. —Bobby negó lentamente—. Luhan nunca mereció todo ese odio que querías que le tuviéramos.


— Yo…


— Ah, pero dirás que nunca nos obligaste a nada, ¿verdad? —Kyungsoo cerró la boca de golpe—. Tienes razón, fue decisión nuestra. Así como ahora es mi decisión protegerlo.


Kyungsoo dejó ir una risa burlona tras sus palabras, risa que a él no pudo afectarle en lo más mínimo, porque sabía que, si Kyungsoo creía tener cartas a su favor, él tenía unas mucho más fuertes.


— Si Sehun te ha aceptado de vuelta es porque yo le oculté la verdad y le dije que tú nunca supiste nada de la mierda de Minho, pero créeme que le diré toda la verdad si sigues retándome.


La risa burlona del pequeño chico se borró, su mirada feroz fue algo que Bobby ni siquiera había conocido hasta ese día y lo hizo sentir un dolor indescriptible en el corazón.


— Haz lo que se te venga en gana —bufó airadamente.


— Esta es mi última advertencia pacífica —sentenció—. Aléjate de Luhan y Sehun.


Con eso último dicho, dio la media vuelta sin darle oportunidad alguna al otro de responder al respecto. En su corazón, sabía que tenía que entender que esa sería la última vez, que ya no había forma de ver a esa persona como su querido amigo si quería proteger a las otras personas que atesoraba su corazón.


 


***


 


— Bienvenidos de vuelta, mis amores —saludó alegremente su madre tan pronto los vio cruzar la puerta—. ¿Cómo les fue en la escuela?


Ambos jóvenes se miraron de reojo, antes de que Sehun sonriera levemente y volviera el rostro en dirección a la adorable mujer.


— Bien, bastante tranquilo diría yo.


Luhan agradeció silenciosamente que su novio no mencionara absolutamente nada de su arrebato y posterior escapé. Evitando preocuparla más de lo necesario, cuando Luhan ya se sentía bastante culpable de hacer que ella dejara de lado muchas cosas por tener que cuidarlo.


— Haré conejitos, ¿quieren ayudarme?


Ambos chicos asintieron, siguiendo obedientemente a la bella dama luego de dejar sus mochilas en algún lugar de la sala de estar.


— ¿Vamos a celebrar algo? —Preguntó Luhan.


El postre era una receta que su madre había creado y solamente lo hacía cuando había algo que ameritaba una celebración. Sin embargo, por más que Luhan se esforzó, no pudo recordar nada que su familia tuviera la costumbre de celebrar en esa fecha en específico.


Tras su pregunta, ella dejó de vaciar la harina dentro del cuenco donde haría la mezcla, su sonrisa suave tembló levemente y sus claros ojos castaños se fijaron en las figuras de ambos muchachos, dejándolos pasmados al ver las lágrimas en los bellos orbes.


— Xiǎolù —comenzó con la voz quebrada—, mi bebé tendrá un bebé —pronunció con emoción.


Les tomó un par de minutos descifrar lo que ella había querido decir y tan pronto Luhan lo logró, una sensación de calidez se instaló en su corazón.


— ¿Tendré un sobrino o una sobrina? —Se atrevió a preguntar queriendo una reafirmación.


Ella asintió, cubriendo la sonrisa temblorosa en sus labios con su delicada mano. Luhan cortó la distancia sin dudar, abrazando con fuerza a su madre.


— ¿Cuándo fue que te llamó YiFan g“g“? —Interrogó emocionado.


— Por la mañana.


— ¿Te dijo cuántos meses tiene Lixue jiějiě?


— Casi cuatro meses.


Luhan se volvió a Sehun, él parecía genuinamente sorprendido aún y apenas reaccionó cuando él lo abrazó vibrando de emoción. Una sonrisa se dibujó en los labios del más alto, contento al ver a Luhan tan genuinamente tan feliz luego de aquel tormentoso tiempo.


— Mamá —llamó Sehun, viendo con alegría como los ojos de ella se iluminaban todavía más—, ¿Saben ya si es niña o niño?


— No, ellos quieren que sea una sorpresa y…


Ella se movió inquieta, como una niña a la espera de que sus padres le dieran una sorpresa maravillosa.


— A-Li quiere que yo la oriente y cuide hasta que dé a luz —dijo con emoción.


— ¿De verdad? —Ella asintió a su hijo.


— Ella y YiFan lo hablaron, él estuvo totalmente de acuerdo y ella llegará la semana siguiente para instalarse —anunció—. Él también vendrá más seguido a casa para poder ver a su esposa y a nosotros.


Luhan observó con alegría lo feliz que ella era luego de tantos días estando preocupada por él. En secreto, agradeció a su dulce cuñada y a su hermano mayor por darle a su madre esa gran felicidad.


— Entonces Lixue jiějiě necesitará que le preparen una habitación para estar cómoda.


— ¡Es verdad! —Exclamó ella, evidenciando que no lo había pensado hasta que Sehun lo mencionó—. Oh, HunHun, ¿puede mamá tomar tu habitación por este tiempo?


Sehun rió, asintiendo porque de todas formas él ni siquiera la ocupaba. Ella aplaudió emocionada y salió apurada, avisándoles que tenía que llamar a su querido esposo y pidiéndoles que empezaran a preparar la masa para los conejitos.


Ambos chicos rieron enternecidos por su tierno entusiasmo, Sehun continuó sonriendo con ternura cuando sus miradas conectaron y cariñosamente tomó su mano, para seguidamente besar el dorso.


— Me encanta verte feliz, Bǎobèi Lù.


— Es porque mamá está feliz.


— Bueno, eso no solamente te hace feliz a ti —rió ligeramente—. Ven, preparemos la masa antes de que mamá venga y yo pueda aprovechar para pedirle que me deje quedar esta noche.


Su novio asintió yendo obedientemente a hacer lo que les habían dicho. Luhan era talentoso en esa área en particular y Sehun solamente podía mirar con algo de asombro cómo trabajaba limpiamente en amasar.


El sonido de la música los dejó momentáneamente petrificados y ambos se miraron el uno al otro, mientras escuchaban de fondo aquella canción tan anticuada que a su madre le gustaba tanto.


Ella entró con una sonrisa resplandeciente, bailando alegremente al ritmo de la melodía y solamente por ello, ambos chicos podían soportarlo.


Ellos trabajaron entre canciones, cantando alegremente contagiados por la alegre mujer y tan pronto los conejitos estuvieron en el horno, Luhan miró entre risas como su novio y su madre se apoderaban de la sala de estar para volverla una pista de baile.


— ¿Por qué HunHun no me dijo que era tan buen bailarín? —Preguntó con un lindo puchero.


— No soy tan bueno.


Ella entrecerró los ojos pero no dijo nada más, dejándose guiar entre risas por su joven pareja de baile.


— ¡Sugar! ¡Yes please! —Cantó ella a todo pulmón, mientras Sehun la guiaba en una vuelta.


El sonido de algunas cosas cayendo apenas pudo llegar a los oídos de Luhan, haciéndolo girar para encontrar a una asombrada YanYan, que había dejado caer su mochila ante la sorprendente escena.


— ¿Por qué nuestra madre y tu novio bailan Sugar de Maroon five en nuestra sala? —Inquirió aturdida.


— Porque sí —respondió Zhao, apareciendo tras ella mientras la empujaba al centro de la pista para obligarla a bailar con él.


Luhan dejó ir una carcajada y aplaudió, sorprendiéndose un poco cuando una mano se extendió frente a sus ojos. Sehun le sonreía cuando elevó la mirada y solamente se dio cuenta en ese momento, que su padre había tomado el lugar como la pareja de baile de su madre.


Risueño, tomó la mano ajena y se puso de pie, riendo al sentir como su cintura era rodeada por uno de los brazos de su pareja mientras se dejaba llevar por la pegajosa melodía.


Aquella noticia, pronto se volvió en el acontecimiento más alegre que su familia, y él mismo, había tenido en mucho tiempo. Luhan vio a su padre y hermana mayor, quienes no eran tan emocionales, conmoverse hasta el punto de las lágrimas mientras Zhao gritaba sin restricción alguna.


Secretamente, Luhan lo atesoro en lo profundo de su corazón, deseando poder seguir así a pesar de que aquello que parecía perseguirlo aún se aferraba a él con garras y dientes. Su único consuelo, o al menos en el que creía fielmente, era que tan sólo debía descubrir qué era y ponerle fin cuanto antes.


— Tengo una idea, ¿te gustaría oírla?


La voz risueña de su novio lo hizo sonreír, prestándole atención mientras terminaba de colocarse su pijama. Su familia ya se había retirado a sus habitaciones luego de toda la emoción hacía algún tiempo.


— ¿Qué es? —Interrogó curioso.


— Tomemos clases de baile —sugirió.


— ¿Clases de baile?


— Sí, sería divertido. Di que sí —pidió mientras abrazaba su cintura, usando a su favor su actitud más mimada y su radiante sonrisa. Ambas siendo el punto débil de Luhan.


— Bueno, busquemos opciones y entonces decidimos. —Sehun asintió felizmente antes de besar su mejilla.


— ¿Te gustaría un sobrino o una sobrina? —Interrogó suavemente.


— Mientras él, o ella, nazca sano y fuerte. ¿Qué más da el sexo?


— Eso es natural, pero… —se detuvo, pareciendo muy pensativo respecto al tema.


— ¿Y tú? —Interrumpió, mirándolo con atención—. ¿Te gustaría más una sobrina o un sobrino?


La pregunta lo tomó desprevenido, al final él sonrió ampliamente, estrechando el cuerpo de Luhan entre sus brazos antes de besar su mejilla una vez más.


— ¿No sería lindo si fuese una niña? —Luhan le dio una mirada de curiosidad y él rió ligeramente—. Tan sólo piénsalo, ella sería adorable. Lixue jiějiě es hermosa y tu hermano mayor no está tan mal.


— ¿No está tan mal? —Frunció el ceño—. Mi hermano es muy guapo, gracias —refunfuñó haciendo reír aún más a Sehun.


— Bien, ellos son guapos, por lo tanto, ella sería preciosa y además… —Su mirada parecía brillar por la emoción—. La mayoría de los miembros de tu familia son chicos, sería lindo que hubiera una pequeña más. ¿Te imaginas si ella llegara a heredar los ojos de mamá?


Luhan lo observó con atención, recordando repentinamente que, aunque Sehun adoraba a los niños que vivían en Deditos pintados por igual, las niñas siempre lo habían tenido haciendo todo lo que ellas pidieran. El pensamiento le robó una sonrisa y terminó por asentir.


— Tienes razón, sería lindo.


La dulce risa del más alto lo hizo sentir como si flotara. Había sido realmente fácil descubrir la maravillosa sensación que se disparaba en su corazón cada vez que sabía que Sehun era feliz y que dicha felicidad, tenía que ver con él. Ya fuera por alguna acción o por el solo hecho de dejarlo salirse con la suya.


— Bien, siéntate para que pueda cepillar tu cabello.


Tras decir eso, él finalmente lo dejó alejarse de su abrazo. Tranquilamente se sentó, sobre la cama, con Sehun colocándose tras él para llevar a cabo la interesante tarea de cepillar su cabello luego de haber, casi, exigido que lo dejara hacerlo.


— ¿Luhan? —Llamó, rompiendo el tranquilo silencio.


— ¿Mm?


— La próxima vez... —Musitó—. La próxima vez que quieras huir… ¿Puedes prometer que lo haremos juntos?


Luhan permaneció en completo silencio, su rostro se volvió en dirección a la figura ajena y no pudo emitir ni un solo sonido al percatarse de la triste expresión que él lucía.


— Hoy, cuando fui a buscarte y no estabas, sentí como si no pudiera respirar —susurró débilmente—. Me quedé en blanco y cuando vi a Ji Hoon desviar la mirada de ese modo, yo…


Él fue capaz de sentir la tensión de Sehun mientras pronunciaba cada palabra, la imagen de su desesperada expresión no tardó en materializarse en su mente e inevitablemente sintió unas inmensas ganas de golpearse a sí mismo.


— Kyungsoo se acercó antes de que lograra mi objetivo —suspiró—. Él fue quien me dijo que te habías ido luego del incidente con el imbécil de Ji Hoon y solamente de ese modo tuve la idea de llamarte para saber dónde estabas. Vi tu mensaje solo entonces.


— Lo siento —murmuró afligido.


— No importa, Bǎobèi Lù —sonrió finalmente—. Está bien si quieres irte cuando sientes que no puedes enfrentarlo, solo… —Lo miró serenamente—. Promete que iremos juntos la siguiente vez.


— Lo prometo.


Tras decir eso, él se volvió poniéndose de rodillas sobre el colchón para estar a la altura de su novio y de esa forma poder rodear el cuerpo contrario en sus brazos. Él aceptó, abrazándolo de vuelta visiblemente satisfecho. Un tierno beso se presionó en sus labios, haciéndolo reír tontamente.


Fue él mismo quien continuó aquel juego, dándole una serie de cortos besitos a los labios ajenos. Antes de darse cuenta, Sehun había sostenido su mentón, manteniéndolo quieto para profundizar lo que había iniciado como un tierno jugueteo.


Sus ojos se cerraron cooperativamente, disfrutando del momento, saboreando el ligero toque de menta en los labios ajenos. Dócilmente abrió sus labios, dándole acceso total, sintiendo su cuerpo entero temblar y derretirse bajo el control de aquellos seductores labios.


Sus lenguas danzaron juntas y un quedo gemido brotó de la boca de Luhan, muriendo dentro del sensual beso. Sus pensamientos se volvieron brumosos y sintió su cuerpo hervir más y más con cada segundo.


Sehun le permitió recuperar el aliento un poco más tarde, mordiendo cariñosamente su labio inferior antes de dejarlo ir del todo. Las largas pestañas que enmarcaban aquellos impresionantes ojos, de los que Luhan era poseedor, temblaron y abrió los ojos lentamente, dándole una mirada ardiente que hizo a Sehun tensarse.


— Sehun —llamó con voz hipnótica, persiguiendo sus labios en busca de un nuevo beso.


— Lo siento, cariño —dijo torpemente, obligándose a no mirar esos brillantes ojos castaños—. Tus padres están dos a habitaciones más allá y tú no eres precisamente silencioso, así que…


— Sehun, quiero dormir contigo —susurró quedamente.


Él ya le había dicho eso en casa de Suho, pero solamente en ese momento, en esa situación, fue que Sehun entendió completamente lo que su dulce amante había querido decirle realmente con aquella frase.


Sehun se relamió los labios, mirando indeciso hacia la puerta de la habitación, solamente para volver a poner su vista en Luhan. La indecisión era tan evidente en su rostro, que era un poco divertido.


Una sonrisa se dibujó en los labios de Luhan, poniéndose de pie y cerrando la puerta con pestillo antes de que él por fin lograra articular palabra alguna. Lo vio tragar duro y darle una mirada algo preocupada, cuando una vez más estuvo de pie frente a él.


Mirándolo desde arriba en toda su altura mientras que él seguía sentado sobre la cama, viéndose en la necesidad de mirar hacia arriba para encontrar los astutos ojos castaños de su adorable novio.


— No creo que esto sea buena idea —murmuró con una voz apenas audible.


— Tal vez no lo sea —respondió en voz baja.


La expresión de nerviosa anticipación del más alto era adorable, sus manos estaban hechas apretados puños a sus costados y se mantuvieron quietas mientras Luhan subía a su regazo, sentándose a horcajadas.


El cuerpo ajeno estaba totalmente rígido, un suspiro lastimero escapó de sus labios para cuando Luhan puso sus manos sobre sus hombros y se inclinó para rozar sus labios con los contrarios.


— D-De acuerdo, pero no iremos hasta el final. ¿Okay? —Sentenció, tratando de verse inexorable con su decisión.


Luhan asintió despacio, sus labios volvieron a rozarse y en esa ocasión Sehun no lo dejó retroceder. Todo fluyó lentamente, como si se probaran por primera vez, con los suspiros de Luhan muriendo dentro de sus bocas mientras las manos de Sehun acariciaban su cuerpo.


— Recuerda, no puedes hacer ruido —recalcó el más alto.


Su aliento caliente acarició la piel sensible del cuello de Luhan, obligándolo a cerrar los labios con fuerza. Los labios del más alto besaron la caliente piel, al mismo tiempo que las manos ajenas recorrían sus muslos, instalándose en sus caderas.


La húmeda lengua probó su piel y las manos de Luhan apretaron los hombros del más alto conteniendo apenas el sonido. La tierna mordida en su manzana de Adán lo llevó a enterrar sus manos en el cabello negro de Sehun y tirar suavemente de él.


Vagamente lo escuchó reír traviesamente de sus esfuerzos por no hacer ruido y su ceño se frunció, dándole una mirada irritada para que dejara de provocarlo de ese modo. Las manos que anteriormente descansaban en sus caderas, ascendieron, colándose bajo la ligera camisa de algodón.


Su cuerpo se estremeció y se derritió bajo el toque de las manos contrarias. Echando su cabeza hacía atrás mientras cerraba los ojos y entre abría los labios emitiendo suspiros apenas audibles.


Dejándose llevar por la caricia de las manos contrarias, que recorrían cada centímetro con cuidado y un toque de sensualidad que se arrastraba por la suave piel por donde esas manos se paseaban.


La neblina de ardiente excitación apenas lo hizo consciente de la tela resbalando por sus hombros y los labios que besaron con ternura sus clavículas. Descendiendo por su pecho hasta detenerse en uno de sus pezones.


Su cuerpo se estremeció violentamente cuando los dientes ajenos lo pellizcaron juguetonamente y se vio obligado a cubrir su boca con ambas manos. Una traviesa risilla hizo cosquillas en la sensible carne antes de que la lengua contraria lo acariciaba tiernamente. Como si pidiera perdón por las pasadas acciones.


Las pequeñas piezas esféricas de metal en su lengua masajeando la sensible área con aquella acción. Volviendo el cuerpo de Luhan un lío de ligeros temblores, que iban en aumento con cada segundo en el que él seguía jugando en esa zona.


— E-Espera —balbuceó.


Sehun se detuvo, mirándolo interrogante y por un segundo, ante esa ardiente mirada que parecía querer devorarlo, Luhan casi había olvidado lo que tenía la intención de decir.


— ¿Qué pasa, amor? —Susurró en su oído.


Su aliento caliente sopló sobre el tierno lóbulo antes de que sus dientes lo mordieran traviesamente. El cuerpo de Luhan dio un respingo, apretando los labios para no dejar salir sonido alguno.


— M-Me caeré —balbuceó finalmente.


En ese momento el más alto pareció recordar que ellos estaban al borde de la cama y que de seguir de esa forma, Luhan podría perder el equilibrio. Las piernas temblorosas de Luhan a duras penas cooperaron para ponerlo de pie.


Sus ojos siguieron cada movimiento de Sehun, hipnotizado por la hechizante escena de él desprendiéndose de cada pieza de ropa, revelando lentamente el impresionante cuerpo que lo hacía delirar.


Sehun no tardó en darse cuenta de cómo Luhan lo miraba, con ese brillo tan lascivo y no puedo evitar reír suavemente. Su mano sostuvo el mentón del chico que era su adoración y besó castamente sus labios antes de subir a la cama.


— Ven aquí, cielo —llamó seductoramente desde el centro de la cama.


Luhan asintió algo aturdido, deteniéndose sólo tras el primer paso, en el que pareció recordar algo. Sus pulgares se engancharon a cada lado de la cintura del pantalón del pijama y sin dudarlo fueron abandonados ahí mismo.


Dejando solamente la última pieza de ropa que cubría su intimidad y lo hacía sentir incómodo, sin embargo, a Sehun le gustaba ser quien termina de desnudar su cuerpo.


La sonrisa pintada en los labios del más alto era un tanto burlona, para cuando Luhan volvió a sentarse a horcajadas sobre sus muslos. Sus ojos oscuros se fijaron en los suyos y su mano acarició con ternura el bonito rostro de Luhan.


Instintivamente, su traviesa lengua lamió el pulgar que acariciaba esos dulces labios rosas. La sonrisa en sus labios se ensanchó y suavemente lo atrajo a un beso lento, amando el familiar sabor dulce de esa boca.


Un gemido fue amortiguado dentro del erótico beso, los brillantes ojos de Luhan reflejaron su éxtasis, cuando la mano libre de Sehun masajeó su erección por encima de la incómoda ropa interior.


— No hagas ruido.


Él silenciosamente lo maldijo, mordiéndose los labios para no emitir ninguno de los sonidos causados por las provocaciones del otro. La mano izquierda continuó rozando tentativamente la sensible zona, mientras sus labios se dedicaban a besar su cuello.


Las manos de Luhan picaban al estar tan quietas, e incapaz de refrenarlas más, recorrió con impaciencia el pecho contrario. Acariciando la suave piel de su pecho, deslizándose hacia abajo, hasta lograr alcanzar el área que quería.


Envolviendo su mano en la palpitante erección y casi arrancó un fuerte gemido de los labios contrarios, de no ser por él mismo, quien había cubierto su boca con la propia para silenciarlo. Imitando el mismo ritmo con el cual el contrario comenzó a mover su mano sobre la dura longitud.


En medio de la bruma de exquisita lujuria, algo destello en su mano y suavemente apartó la mano del más alto y detuvo la suya propia. Moviéndose antes de que el otro pudiera alcanzarlo e inmovilizarlo sobre la cama como probablemente quería hacer.


Volviendo a su posición original apenas unos segundos después para mostrarle al Sehun lo que había obtenido del interior del buró. La primera expresión que le mostró fue una de sorpresa, volviéndose pronto un ceño fruncido.


No pudo importarle menos en realidad.


— ¿Por qué tienes algo como esto? —Interrogó seriamente. Todavía mirando lo que sostenía en sus manos.


— Baekhyun me lo obsequió.


— ¿Y por qué diablos él…?


La pregunta quedó a medias y él tuvo que morderse los labios para no gemir, tan pronto las suaves e inquietas manos de Luhan envolvieron ambas virilidades y comenzaron una tortuosa caricia.


El dulce olor a durazno del lubricante, que antes había mirado con molestia, se impregnó en el espacio a su alrededor y la fría sensación casi líquida, pronto iba calentándose con cada caricia de las manos de Luhan.


El causante de aquella enloquecedora sensación no parecía menos afectado, su elegante figura temblaba visiblemente y sus blancos dientes aplastan sin piedad su labio inferior para mantenerse callado.


Sus caderas se movieron al mismo ritmo lento de la deliciosa caricia, empujando cada vez más los límites de Sehun. Sus manos apretaron con fuerza esas mismas caderas, al mismo tiempo que apretaba los dientes para retener su propia voz.


Sus ojos se fijaron en la lasciva imagen del amor de su vida, entregándose felizmente al placer con los ojos cerrados. Su mirada descendió del hermoso rostro hasta su pecho, inclinándose hasta tomar en su boca uno de los bonitos botones que lo adornaban.


El cuerpo ajeno se sacudió y sus caricias vacilaron por un instante, volviéndose un poco más bruscas unos minutos después. La boca de Sehun buscó una vez más la contraria, bebiéndose cada pecaminoso sonido.


Poniendo distancia solamente para recuperar el aliento y una vez más, sus ojos descendieron, hasta la imagen obscena de ambas erecciones siendo estimuladas por las delicadas manos de su adorable pareja.


Contuvo la respiración y volvió a levantar la mirada, aferrándose a la poca cordura que le quedaba. Sus ojos se encontraron con la expresión lujuriosa en el hermoso rostro de Luhan y con ello, la racionalidad de Sehun se hizo añicos.


En un parpadeó, la posición de Luhan cambió, su cuerpo fue presionado sin cuidado de cara a su cama, la última prenda de ropa que quedaba fue arrancada completamente y antes de que tuviera oportunidad alguna de procesar la situación, dos largos y lubricados dedos invadieron su cuerpo.


Sus manos apenas lograron cubrir su boca y callar el grito causado por la brusca acción y sus rodillas hubieran fallado en soportar su peso, de no ser por la mano que sostenía su cadera, manteniéndolo en su lugar.


— Lo siento, cariño.


Esa fue la única frase de parte de Sehun antes de seguir moviendo sus dedos en su interior, obligando a mantener sus manos sobre su boca mientras ambos dígitos se empujaban con impaciencia mientras un sonido obsceno, producto del exceso de lubricante, acompaña cada movimiento, elevando la excitación de Luhan.


Un grito con en nombre de su amante en él, apenas fue amortiguado y su cuerpo se sacudió, cuando el placer lo recorrió de pies a cabeza luego de que él finalmente encontrara aquel punto que lo hacía enloquecer.


El tercer dígito se empujó con la misma impaciencia que los dos primeros, golpeando una y otra vez ese mismo lugar. Haciéndolo sollozar de éxtasis. Sin embargo, la exquisita sensación apenas duró un momento antes de que él retirara sus dedos.


Apenas dejándole una fracción de segundos para darse cuenta de sus acciones, empujándose dentro de las apretadas y calientes paredes, reemplazando hábilmente las manos de Luhan para contener su voz.


No hubo ternura en las acciones, cada embestida fue más despiadada que la anterior, empujando su cuerpo sobre la cama y Luhan se encontró a sí mismo, amando cada segundo de ello.


La mano sobre su boca contuvo cada grito y lamento que evidenciaban su placer, mientras su cuerpo vibraba con cada dura embestida que empujaba su cuerpo en un violento torbellino desenfrenado de pasión.


La mano que no cubría su boca, sostenía firmemente su cadera y aunque tal vez iban a dejar marcas en su piel, a él no podía importarle menos. Pudiendo concentrarse únicamente en las embriagantes sensaciones que parecían querer quemar su cuerpo.


El sonido de piel contra piel y la respiración pesada de Sehun se combinaban con los lamentos ahogados de su propia boca. Sus ojos se empeñaron con lágrimas de pura satisfacción, derramándose con un grito estrangulado cuando cada estocada fue dirigida a ese lugar que lo hacía vibrar.


Sus manos empuñaron las mantas bajo su cuerpo, tratando de aferrarse a cualquier cosa para no colapsar mientras su abusado cuerpo era empujado al más intenso sentimiento de dicha y placer que había experimentado.


Su piel se sentía millones de veces más sensible y los labios de Sehun recorriendo su nuca, lo empujaban aún más al borde con cada segundo. Sus jadeos y gemidos incoherentes trataban de advertir al otro de su inminente orgasmo siendo inútil al final.


Un familiar cosquilleo atormentó cada centímetro de su piel, su cuerpo entero se tensó tras una estocada brutal que provocó una revolución en cada uno de sus sentidos. Enviándolo directo a una marea de tortuoso deleite mientras se venía sobre las suaves mantas de su cama.


El devastador orgasmo lo hizo sentir mareado y confuso, un quejido pareció brotar de sus labios acompañado de un pinchazo de dolor en uno de sus hombros y la respiración caliente de Sehun en su piel.


El cuerpo caliente y mojado que todavía cubría el suyo se tensó mientras la mano en su cadera apretaba su agarre, acompañando la caliente sensación derramándose en su interior. Todo en conjunto anunciando el clímax del más alto.


Ambos cuerpos se derrumbaron sobre la mullida superficie, que anteriormente había sido manchada por él mismo, aumentado la pegajosa sensación humedad. El cuerpo de Sehun aplastaba el suyo, pero no tenía la fuerza ni las ganas para decirle que se moviera.


Era incluso incapaz de respirar correctamente, sintiéndose increíblemente saciado y con su mente todavía nublada, al punto de ni siquiera recordar dónde estaba, cómo se llamaba y que día era ese. Ahora sabía que realmente era posible confirmar aquella vulgar frase de Baekhyun; “ser follado hasta perder la razón”.


La bruma post orgásmica de Sehun fue la primera en dispersarse, se incorporó cuidadosamente, retirándose con el mismo cuidado y captando un lastimero gemido proveniente de Luhan.


Su mirada se elevó en su dirección y su cuerpo entero se congeló al ver el desastre que el cuerpo contrario era. Se maldijo una y mil veces al ver las múltiples marcas dejadas en la tierna piel ajena, además de la horrible mordida en su hombro izquierdo. La culpa y el arrepentimiento golpearon dolorosamente su corazón.


Luhan se incorporó con brazos temblorosos y Sehun sintió un nudo en la garganta al no saber cómo iba a enfrentarlo una vez él mirara en su dirección.


— Amor, yo… —balbuceó atormentado.


— No sabía que podías hacer eso —sonrió con pereza, revelando en su cara nada más que satisfacción.


El shock fue evidente en su rostro, haciendo reír suavemente al chico. Sus brazos envolvieron el cuerpo contrario y sin más, se dejó caer de espaldas en la desastrosa cama, arrastrando al estupefacto Sehun con él.


— Espera un segundo, ¿tú no estás molesto? —Preguntó desconcertado, incorporándose a medias para poder mirar su rostro.


— ¿Por qué? —Interrogó, mirándolo confundido.


Sehun tenía una excelente respuesta a esa pregunta, pero sabía que era inútil al ver la radiante expresión de Luhan. Por lo cual, simplemente negó y guardó silencio, solo el tiempo suficiente para recordar donde estaban y lo que acababan de hacer.


Su rostro se volvió una fea mueca y la culpa que antes estaba desapareciendo poco a poco, regresó con mucha más fuerza acompañada de un aplastante sentimiento de vergüenza.


— Mañana, vayámonos antes de que todos —murmuró sombríamente.


— Miedoso —se burló risueño.


Sehun puso mala cara, levantándose de la cama sin importar cuanto Luhan trató de impedirlo juguetonamente.


— Vamos, pequeño desvergonzado. Tenemos que ducharnos.


— ¿Te importa cargarme? —Inquirió, pareciendo algo tímido—. No creo poder ponerme en pie —agregó.


La expresión del más alto se hizo todavía más extraña y Luhan comenzó a reírse al verla, haciendo que frunciera el ceño, cargándolo de todas formas con dirección al baño.


— ¿Dónde fue que quedó mi adorable y tímido novio? —Farfulló indignado.


— Oh, sigo aquí —respondió risueño—. Tal vez solo se me cruzaron los cables luego de lo que me acabas de hacer.


Su rostro indignado y teñido de color rojo se volvió en su dirección, dándole la oportunidad perfecta para robar un beso de sus labios.


— Ahora, con respecto a lo que acaba de pasar, no es que me esté quejando, pero todavía no creo poder manejar cada vez toda tu energía.


— ¡Lu…! —La exclamación fue callada por un suave beso, seguido de una juguetona risilla.


— No hagas ruido, mis padres duermen —le recordó en absoluto preocupado.


Resignado, Sehun lo dejó, igual que siempre, salirse con la suya. El desastre fue limpiado completamente por él, en vista de que la declaración de Luhan sobre no poder sostenerse en pie fue preocupantemente real.


Por supuesto, Sehun no admitiría nunca que, en el fondo, había sido una experiencia memorable. En lugar de eso, simplemente arrastró a Luhan de vuelta a la cama y tras un par de bromas más, ambos se dejaron vencer por el sueño. El aroma familiar y fresco que el cuerpo de Sehun desprendía lo arrulló esa noche, volviendo la primera en la que el tenebroso fantasma de aquel monstruo no apareció para atormentarlo.


Su imagen era radiante a la mañana siguiente, haciéndolo sentir que todo era normal una vez más. Tan feliz como era, aceptó fácilmente salir antes de que todos se despertaran, dejando atrás una nota con una lamentable excusa sobre Sehun teniendo una reunión con el club de Física.


La tranquila y fresca mañana no podía ser más perfecta, era como si todo volviera y encajara una vez más en el lugar que le correspondía. Como si los días pasados nunca hubieran sucedido.


Tan natural como caminar tomados de la mano. Sin embargo, todo fue un parpadeó, desvaneciéndose tan pronto aquella figura de sonrisa inquietante llamó a Sehun y agitó su mano con entusiasmo saludándolos.


— Hola, buenos días a ambos —dijo alegremente.


La sonrisa en sus labios parecía encantadora y suave, encogiéndose de repente. Sus misteriosos ojos negros se clavaron en algún lugar en su cuello, provocándole a Luhan un sentimiento insoportable.


Discretamente, como si fuera una acción casual, cubrió esa zona que ya se sentía incómoda ante la intensa mirada del muchacho.


— ¿Noche interesante? —Habló con un tono que buscaba ser bromista, sin embargo, la sonrisa en sus labios era más bien lóbrega.


— Eso no es asunto tuyo —respondió bruscamente Sehun.


— Okay, era una pequeña broma nada más —dijo tranquilamente.


— Si, bueno… —Sehun lo miró, sonriendo cálidamente antes de besar su mejilla con ternura—. ¿Por qué no te adelantas, Bǎobèi Lù? —Persuadió tiernamente Sehun.


Luhan le dio una mirada de confusión, desviándola poco después a Kyungsoo, por quien albergaba un enorme sentimiento de desconfianza. Sin embargo, asintió de mala gana y murmuró una vacilante adiós a ambos chicos.


Sehun lo observó marcharse en completo silencio, aun sonriendo ampliamente el par de veces que Luhan se volvió en su dirección. Una vez que él salió de su campo de visión, su rostro se tornó sombrío y sin darle a Kyungsoo la oportunidad de preguntar que pasaba, su mano se cerró fuertemente en el delgado brazo del más bajo y lo arrastró en la dirección contraria.


— ¿Qué putas pretendías ayer al abrir la boca? —Espetó con la voz cargada de furia.


Kyungsoo lo miró completamente estupefacto, para luego dirigir su vista al brazo que Sehun sujetaba con demasiada fuerza. La amargura se instaló en su corazón y con una expresión apenas compuesta, volvió a mirar a la cara del más alto.


— No pretendía nada —murmuró.


— ¿Por qué diablos fuiste a abrir la boca entonces?


— Hun, mi intención no era la de lastimar a tu novio. Yo simplemente trataba que ellos cerraran la boca respecto al tema —explicó afligido—. Pensé que estaba ayudando.


— ¿Narrando lo que pasó ese día? —Escupió entre dientes—. ¿Cómo mierda eso ayuda a Luhan?


— Sehun, yo…


— Kyungsoo —interrumpió—, en todo este tiempo, no he mencionado de donde te conozco porque mi intención era que Luhan te conociera primero y no sintiera rechazo hacia a ti.


— Lo sé, yo también estoy poniendo de mi parte para que nos llevemos bien —aseguró.


— ¿Por qué demonios hiciste algo como eso entonces?


— No veo qué tiene de malo. Yo únicamente quería ayudar a que ellos dejaran de intimidarlo —masculló finalmente, no logrando mantenerse impasible.


— Esto debe ser una puta broma —bufó.


— Sehun…


— Todo este tiempo he culpado de todo a Seohyun, ignorando que podría tratarse de ti.


— ¿Q-Qué quieres decir? —Murmuró, su rostro palideció al instante.


— Mantente lejos de Luhan, Kyungsoo.


— Pero…


— No es un juego, te quiero muy lejos de él por ahora —sentenció, dando la media vuelta sin nada más que decir.


— ¡Pero tú dijiste que…!


— Lo que dije no importa —habló seriamente—. Si se trata de elegir, sabes qué lado es el que lleva las de perder —finalizó, dejando al otro ahí pasmado.


Jung Hong, quien los había visto a lo lejos y se había acercado para saludar, presenció toda la escena y se quedó pasmado en su lugar. Corriendo tras Sehun solamente cuando se percató que él había pasado justo a su lado con una expresión oscura.


— Se-Sehun —llamó nervioso—. ¿Qué fue todo eso?


El chico le dio una mirada que claramente decía: “¿Tú qué crees?”. El joven que lo seguía tragó duro e hizo una mueca.


— ¿Es por lo que Baekhyun y los demás nos dijeron? —Interrogó con un murmullo.


— ¿De qué hablas? —Habló finalmente Sehun, deteniendo su andar incluso.


— Bueno, es que a las chicas y a mí nos pareció muy extraña su actitud con ese chico. Fue por eso que les preguntamos qué estaba pasando, pero ellos simplemente dijeron que estaba absolutamente prohibido que lo aceptáramos o interactuamos con él —explicó.


— ¿Por qué? —Espetó.


— Ellos no lo dijeron, solamente dijeron que lo mantuviéramos lejos —respondió.


La expresión de Sehun se volvió todavía más tenebrosa y en esa ocasión, él ya no quiso seguirlo cuando lo vio alejarse. No era tonto y sabía que lo que fuera que los demás no decían en voz alta, era algo muy grande y de ninguna forma debía involucrarse más de lo que era necesario.


 


***


 


Un silencio un tanto sobrecogedor se apoderó del aula completa cuando él entró. La misma Haneul vaciló en acercarse al presenciar aquello, olvidándose de todo eso solamente cuando vio la sonrisa amable que Luhan le dedicó.


— Muy buenos días, Lu —saludó tan alegre como siempre, arrastrándolo animadamente a su asiento para comenzar su rutina diaria de hablar sin parar.


Luhan prestó atención a medias, más concentrado en la sensación de estar siendo observado por todos a su alrededor. Sin embargo, la sensación no era la usual que esas personas le dirigían mientras cuchicheaban.


Había algo diferente, ellos incluso estaban en completo silencio y Luhan no sabía cómo sentirse respecto a ello.


En ese momento, alguien más entró al salón de clases. Ese alguien fue Kyungsoo y la expresión en su rostro fue demasiado aterradora e insoportable. De un modo que ni siquiera fue capaz de observar hasta el final.


— ¿Qué le pasó? —Susurró Haneul a su lado.


— No lo sé —murmuró, sabiendo que no volvería la mirada en esa dirección por nada del mundo.


— Muy buenos días, muchachos.


La voz animada y juvenil de su profesor de física los hizo mirar al frente. El hombre les mostró la misma sonrisa brillantes de siempre, pero su vista rápidamente se movió entre todos hasta aterrizar en él.


— Hola, Luhan. ¿Estás mejor?


Únicamente tras esa pregunta, él recordó la forma en la que había corrido el día anterior. Los nervios se hicieron presentes y, al no saber de qué otra forma enfrentarse a la expresión sincera de su profesor, fingió no haber escuchado bien la pregunta.


— ¿Di-Disculpe?


— ¿Qué sí te sientes mejor? —Repitió—. El día de ayer tu compañero Ji Hoon, me explicó que no te habías sentido muy bien y me entregó la papeleta de permiso que te dio la enfermera escolar para que volvieras a casa.


Sorprendido, Luhan miró en dirección a Ji Hoon, pero este simplemente se dedicó a mirar en una dirección completamente opuesta. Volvió entonces su atención al hombre joven al frente de la clase.


— S-Sí, estoy mucho mejor ahora —sonrió torpemente.


Afortunada o desafortunadamente, dependiendo del punto desde el que se examinara, su joven maestro era demasiado amable e ingenuo para su propio bien, y no notó en absoluto la obvia vacilación de Luhan.


— Me alegra escuchar eso —soltó alegremente—. Muy bien, entonces, comencemos con la clase.


Todos respondieron positivamente, prestando atención al frente. Los ojos de Luhan volvieron a echar un vistazo en dirección a Ji Hoon, pero este parecía estar más decidido a no mirar en su dirección sin importar que.


Sorprendentemente, sus dos siguientes clases tuvieron el mismo desarrollo y ambos profesores nuevamente le informaron de la buena acción de su compañero Ji Hoon. Ya sabiendo la historia entonces, su respuesta fue mucho mejor que al inicio. Aunque para la única que no parecía tener una respuesta clara era para Haneul, quien no sabía qué era lo que había pasado el día anterior.


Finalmente, con el sonido de la campana del descanso, Luhan inmediatamente tomó la mano de su amiga, ansioso por salir de ahí y huir de esa escalofriante sensación de peligro a sus espaldas. Desafortunadamente, una familiar voz los detuvo justo en la puerta.


— Luhan. —Ante el llamado, Luhan llevó su desconfiada mirada a Ji Hoon pero le dio la oportunidad de continuar—. ¿Ti-Tienes un minuto? —Murmuró inseguro.


— ¿Para qué? —Espetó bruscamente Haneul.


— Estoy hablando con él, no contigo —respondió irritado.


— Pues si no me dices…


— Está bien, Hanuel —intervino Luhan—. Adelántate.


La chica frunció el ceño, dudosa en lo que debía de hacer, terminando por aceptar de mala gana. No sin antes darle al mastodonte una mirada amenazante que decía: “aunque me vaya le diré a Sehun que estás con Luhan y él te romperá la cara si tiene un solo rasguño al volver”.


Ji Hoon bufó ante la obvia amenaza que la chica le dio antes de largarse, sus ojos aterrizaron en el inexpresivo rostro de Luhan e hizo un ademán para pedirle que lo siguiera, dejando más que en claro que le daba vergüenza que los vieran juntos.


Solamente que se había olvidado de una pequeña cuestión y esa era que, aunque Luhan había accedido a escucharlo, no era estúpido y no iba a seguirlo ciegamente. Por lo cual, se dio la vuelta y lideró el camino en la dirección opuesta, hasta llegar a una pequeña zona que, aunque no era muy concurrida, todavía se podía ver a algunas personas a su alrededor.


— Te escuchó —habló serenamente, cruzándose de brazos tras finalmente detenerse.


El chico frunció el ceño, mirando a todos lados como si temiera que alguien pudiera escuchar lo que sea que tuviera que decir. Su expresión un tanto irritada y al mismo tiempo avergonzada, volvió a centrarse en Luhan y susurró algo con una voz tan baja que ningún ser humano podría haberlo escuchado.


— ¿Qué? —Inquirió Luhan confundido.


— D-Dije que lamento lo de ayer —masculló trabajosamente.


— ¿Lo de ayer?


— Y-Ya sabes, lo del rumor y eso.


Luhan se tensó tan pronto lo escuchó y los nervios del muchacho se volvieron más obvios que antes.


— Y-Yo simplemente no pensé que sería tan grave como ese tipo dijo. Cre-Creí que había sido algo sin importancia y que tú lo habías superado hace mucho porque seguramente ese tipo de cosas te ocurren a menudo —explicó.


— ¿Qué diablos se supone que significa eso? —Masculló entre dientes.


— Bueno, e-es porque tú eres gay, p-por lo que las personas normales seguramente te molestan —balbuceó estúpidamente.


— ¿Eres al menos algo consciente de toda la basura que está saliendo de tu boca? —Espetó molesto.


— ¡Oye! Estoy aquí tratando de ser amable —Exclamó—. Deberías estar agradecido.


— ¿Agradecido por qué? —Espetó—. ¿Por el hecho de que insinúes que soy anormal? ¿O será por insinuar que todos tienen derecho a hacerme daño solamente porque tiene prejuicios estúpidos?


— Eso...


— Solo para que lo sepas, Ji Hoon, yo soy libre de amar a quien yo quiera —sentenció—. Yo como persona, valgo tanto como tú y nadie tiene derecho alguno a decir lo contrario.


— S-Sí, pero al estar con otro hombre, las personas….


— Mi relación no es de la incumbencia de nadie, más que mía y de Sehun. Tampoco vale más ni menos, solamente porque no se ajusta a lo que tú y otros definen como normal. No se trata de que sea un hombre o una mujer, amor es amor, y no distingue color, género o alguna otra tonta etiqueta.


Ji Hoon lo observó totalmente mudo, obviamente luchando por aceptar lo que Luhan estaba diciéndole.


— Pero lo normal es que…


— Yo soy normal —dijo solemne—. Soy un ser humano como tú, soy capaz de pensar por mí mismo al igual que tú y estoy tan vivo como tú. A decir verdad, no debería decirte esto, pero… En realidad, a mí no me gustan los hombres.


— ¿Entonces qué rayos es ese novio tuyo? —Bufó ante su declaración algo absurda a su parecer.


— Yo me enamore de Sehun, no porque fuera un hombre, sino porque es simplemente Sehun. Sin embargo, alguien tan cerrado y prejuicioso como tú, nunca podría entender ni un ápice del lazo que nosotros compartimos y que nos ha unido desde aquel día en que nos vimos por primera vez.


Él apretó los labios, seguramente tratando de no tomar acciones en su contra al sentir como si lo hubieran insultado. A Luhan ciertamente le daba igual si no actuaba o no.


— Estás tan encerrado en tu propio mundo que no te das cuentas que no todo es blanco y negro como alguien te dijo —bufó—. Sin embargo, te haré el favor de decirte que, en este mundo, las personas no tienen que vivir de acuerdo a lo que tú creas correcto.


Una mueca se dibujó en el rostro contrario mientras agachaba la cabeza pareciendo avergonzado.


— Yo no tengo porque avergonzarme de estar enamorado de él. Estoy orgulloso de ello y no pediré perdón o voy a esconderlo de ti ni de nadie. Tampoco voy a aceptar que asumas que los demás tienen derecho a pasar sobre mí o llegar a lastimarme porque según tú, yo no soy normal. Mi amor también es perfectamente normal e incluso más verdadero que el de muchas otras personas allá afuera.


— Yo…


— Si eso era todo lo que tenías que decirme, me voy.


— No, espera —pidió bruscamente—. Yo…


Un silencio absoluto los rodeó, el conflicto se reflejaba en cada una de las expresiones en el rostro ajeno y todavía así, Luhan aguardo pacientemente a lo que fuera que él intentaba decirle.


— Lo siento, por todo —emitió en un débil murmullo—. N-No puedo ofrecerte mi amistad, pero tienes mi palabra de que no volveré a actuar en tu contra —habló, extendiendo su mano como muestra de paz.


— ¿Hablas en serio? —Interrogó desconfiando.


— Sí —asintió levemente—. ¿Q-Qué dices?


— De acuerdo —asintió seriamente, estrechando la mano contraria.


Con todo dicho, ambos se despidieron con simpleza y tomaron su propio camino. Al llegar donde los demás lo esperaban, Baekhyun prácticamente empujó a todos a su paso para acercarse a él. Fracasando al final en su cometido al no poder mover ni un centímetro a Sehun.


— ¿Estás bien? ¿Te agredió de alguna forma? —Interrogó preocupado.


— No, solo hablamos.


— ¿De qué? —Soltó impaciente Baekhyun.


— Pues al inicio dijo una sarta de tonterías sobre que no somos normales porque somos una pareja del mismo sexo y que hacemos sentir incomodos a los que si son normales.


— Eso es algo que ya se esperaba, la mayoría de las personas son prejuiciosas —dijo Kyun Min—. Sobre todo de imbéciles como Ji Hoon. Ese tipo de personas son tan idiotas como para creer que, al ser gay, uno entra al puto baño esperando verle el pene a los que están a su lado. Sin embargo, si tuvieran al menos una neurona funcional, se darían cuenta que cuando uno ya tiene un novio con el que es feliz, lo último que uno haría es actuar de acuerdo a sus pensamientos absurdos.


— Exactamente —Baekhyun asintió.


— ¿Y qué demonios significa eso? —Farfulló Sehun.


— Que Ji Hoon la tiene corta y que alguien debería decirle, que lo último que Luhan haría es entrar al baño para ver su vergüenza si puede ocupar ese tiempo mirándote a ti —soltó tranquilamente Haneul.


Cherry escupió su bebida tan pronto como la escuchó decir aquello, Chanyeol puso cara de asco y tanto Jackson como Jun Hong fruncieron el ceño agraviados por el exceso de información.


— No, Haneul. Eso no era lo que quería decir con mis palabras —corrigió Kyun Min un poco divertido con las ocurrencias de la chica—. Lo que estaba tratando de decirle a Luhan, era que la gente puede ser sorprendentemente pendeja y debería prepararse porque encontrará a muchos individuos así en su vida —explicó.


— Oh, eso tiene mucho más sentido —murmuró por lo bajo ella.


— No se preocupen por ello, de alguna forma ese asunto quedó concluido y no creo que debamos preocuparnos más por ello —aseguró Luhan.


Todos parecían algo dudosos de sus palabras a pesar de que todavía dieron una respuesta de compresión. Sehun fue la única persona en darle el tipo de expresión que advertía que tendría que darle una mejor explicación y Luhan aceptaba eso.


Nadie más profundizó más en el asunto, el resto de su tiempo pareció transcurrir con normalidad, pese a que Luhan todavía sentía un escalofrío desde su espalda por lo que resto de sus horas de clases.


Fue un alivio para cuando estas terminaron y pudo regresar a casa, en compañía de Baekhyun que, tras enterarse de la noticia de su próximo sobrino por nacer, insistió en visitar a su mamá para darles sus felicitaciones, arrastrando a Chanyeol en el proceso.


Ella no pudo ser más feliz al ver a los cuatro jóvenes llegar, hablando con emoción sobre el tema e incluso aceptando la propuesta de los dos amigos de su hijo para ayudar a adecuar la habitación para la llegada de nuera.


Su muy hermosa y adorable madre no estaba dispuesta a dejarlos ir tan fácilmente, casi obligándolos a quedarse para la cena. Insistiéndoles para que aguardaran en la sala de estar mientras ella se hacía cargo.


En el fondo, Luhan sabía que ella lo hacía porque quería verlo feliz y relajado. Al ser más que probable que ella notara que algo estaba molestando. Por lo tanto, se esforzó por no pensar en nada innecesario y preocuparla más.


— Sehun —llamó repentinamente YanYan, irrumpiendo apurada en la sala e interrumpiendo la charla que tenían anteriormente.


— ¿Qué pasa?


— Quítate la camiseta —ordenó con un tono de impaciencia.


El nombrado casi escupe su soda y tanto Luhan, como los demás, miraron a la peculiar muchacha, con ojos muy redondos debido a la sorpresa.


— ¿Por qué diablos harías eso? —Interrogó tras recuperarse de la sorpresa.


— Necesito verte sin ella —explicó con impaciencia.


— No voy a hacer tal cosa —sentenció.


— Sabes que es el novio de tu hermano menor y que es mega raro que le pidas cosas como estas, ¿verdad? —Preguntó Baekhyun con una mueca.


— YanYan jiějiě, ¿para que necesitas que Hun haga tal cosa? —Intervino Luhan, aunque igual no se veía menos incómodo que su novio con la petición.


— Es para un proyecto de la universidad, necesito un modelo y antes de decidirme, necesito verlo a él.


— ¿Harás un desnudo o algo así? —Interrogó Chanyeol.


— No exactamente, y si ya terminaron de interrogarme, haz lo que te digo.


— No…


— Sé lo que hicieron anoche y le diré a papá si no me obedeces —amenazó.


Los rostros de su hermano y su cuñado se pintaron de rojo intenso tras su amenaza, Sehun se quitó la camiseta en menos de un parpadeo y Luhan fingió toser mientras apartaba la mirada de las muecas de completa curiosidad de sus amigos.


Ella se puso muy seria, observando atentamente a Sehun mientras caminaba a su alrededor, evaluándolo de tal forma, que él necesitaba volver a cubrir su torso cuanto antes.


— No me gustan mucho los tatuajes, pero no tengo que ponerlos en el trabajo —murmuró ella, pasando sus manos por el área—. Me gusta mucho la constitución de tu torso, es la imagen que estaba buscando.


— ¿Me puedo vestir?


— Tienes una magnífica figura, a Luhan le debe gustar mucho —sonrió traviesamente, logrando que Sehun sintiera la piel de gallina.


— No es la gran cosa. —Baekhyun bufó.


— Lo dices porque tu novio es feo —respondió con burla.


— ¡Oye! —Se quejó al unísono la pareja.


— Ya puedes vestirte, ya he decidido que serás mi modelo.


— ¿Y cuándo dije que aceptaría?


— Nunca, pero igual lo harás como pago por mi silencio —sonrió con malicia y Sehun supo de inmediato que no tenía otra opción.


— Eso se llama chantaje —señaló Baekhyun.


— No me importa —sonrió—. Por cierto, aprovechando que los veo, tengo una pregunta que hacerles.


— ¿Qué pregunta? —Habló Sehun, dándole una mirada de desconfianza.


— Es sobre Yixing g“g“, verán…


— En ese caso deberías ir a buscarlo a casa de su novio, JunMyeon hyung —soltó traviesamente Chanyeol como venganza por su insulto.


La chica pareció sorprenderse, su rostro pronto se oscureció y Luhan se puso de pie al instante para correr a consolarla. Para nadie era un asunto desconocido el hecho de que su hermana mayor gustaba de Lay, él mismo Lay lo sabía y prácticamente corría lejos cada vez que la veía por miedo a que ella decidiera confesarse directamente.


— Jiějiě…


— No me dijo nada —murmuró con voz sombría.


— Tú sabías que él tenía sentimientos por ese hombre —agregó Sehun sin saber qué más decir.


— ¿Quién diablos está hablando de los sentimientos de Yixing g“g“? —Espetó—. Yo habló de el idiota de Kim.


— ¿De Suho? —Baekhyun y los demás la miraron sin comprender.


— Hace unos días, me reuní con él para entregar una obra que me pidió y me habló con respecto al tema de Yixing g“g“ y su patético acto de resignación, donde aceptaba el rechazo y toda esa mierda —explicó irritada—. Pero yo sabía que su propuesta sería aceptada, así que hice una apuesta con él.


— ¿Qué clase de apuesta? —Preguntó Luhan con el ceño fruncido.


— Aposté a que Yixing g“g“ definitivamente iba a aceptar y si lo hacía, él debía compra para mí ese kit de artes profesional que quería, pero que nuestros padres no iban a querer comprarme porque cuesta 3,999,194.12 wons*.


— ¡¿Qué?! —Chilló horrorizado su pequeño hermano.


— ¿Por qué demonios la cosa es tan cara? —Interrogó igual de impactado Sehun.


— Bromeas, ¿verdad? —Espetó, mirándolo como si fuera indigno de estar en su presencia—. El kit de arte Karlbox, es uno de los más completos que he visto y contiene nada más y nada menos que ciento veinte Albrecht Dürer; lápices acuarelables totalmente solubles en agua, resistencia a la luz y brillo del color sin igual. Sesenta polychromos; lápices color suave e intenso color excepcional resistencia a la luz. Sesenta polychromos pasteles; pasteles altamente pigmentados para detalles y sombreados de áreas grandes. Sesenta Pitt artista marcadores; pincel tinta china de secado rápido con punta pincel flexible. Trece Pitt artista; marcadores punta fina tinta china de secado rápido para dibujo detallado. Tres Pitt artista; marcadores metálicos tinta china de secado rápido con gran opacidad para papel oscuro. Doce Castell 9000; el clásico lápiz grafito para escribir, dibujar o bocetar. Cinco Castell 9000 jumbo extra grueso; mina de grafito de 5.3 mm para bocetos rápidos. Cinco lápices grafitos aquarelle para bocetos preliminares y acuarelas. Cuatro crayones Pitt grafito; gráfito rico e intenso para trabajo en gran escala. Un pincel para acuarela ideal para trabajo de alta densidad con fibra para una perfecta absorción de agua. Un afilador dual box Castell 9000; cuchilla de titanio plateado gigante para un mejor rendimiento de afilado. Un afilador dual metal para lápices de colores. Una goma de borrar moldeable art para corregir o iluminar trabajos en carboncillo o pastel. Una goma de borrar art sin residuo para un borrado preciso y limpio. Un afilador para las correcciones gráficas y el afilado de lápices. Un bloque de papel de lija; papel de lija fino y grueso para funciones de afilado delicado. Y un vaso Clic&Go práctico con mecanismo de plegado para uso y guardado —describió con gran emoción.


— ¡¿Para qué quieres todo eso?! —Exclamó Luhan.


— Para uso escolar, por supuesto. Además, él dijo que sí —sentenció—. Así que ahora mismo iré a patear su mafioso trasero por no llamarme para pagar su deuda.


— ¡No harás tal cosa! —Exclamó Luhan—. ¡Eso es excesivo!


— Como dije —resopló—, él estuvo de acuerdo.


— Pero…


— No lo sé, Luhan. Lo que YanYan noona dice tiene sentido.


— ¡Dejen de apoyarla! —Ordenó irritado.


— Pero Baek tiene razón, Suho apostó sabiendo las consecuencias. Una deuda es una deuda —habló solemnemente Chanyeol.


— Ves, tus amigos, futuros delincuentes, si saben de apuestas.


— ¡Oye! —Se quejaron a la vez.


— No sé ni porque todavía pienso que puedo confiar en ustedes en situaciones así.


— Como sea, tengo que irme para reclamar mi premio —sentenció.


— Le diré a mamá —amenazó en un intento por detenerla.


— Yo también —sonrió con malicia—. Por cierto, bonita marca la de tu cuello —señaló con un tono travieso.


La mano de Luhan voló a dicha zona para cubrirla, ella se echó a reír mientras salía de ahí, dejándolo mudo y furiosamente ruborizado ante la atenta mirada interrogante y acusadoras de sus amigos.


— ¿Eso en tu cuello, es…?


— Nada, no es nada —afirmó abruptamente, dejando en claro que no hablaría más del tema.


Ellos se quedaron hasta la cena, despidiéndose rápidamente tras eso. Sehun se negó a quedarse a pasar la noche a pesar de la insistencia de la señora Wu y el propio Luhan, utilizando un pretexto flojo de no querer dejar tanto tiempo solo a Baekhyun, ninguno de ellos insistió más, despidiéndose en la puerta.


Sehun siguió en silencio tras sus amigos solamente por un par de cuadras, antes de finalmente detenerse de la nada. Ambos chicos lo notaron inmediatamente y se giraron para mirarlo con expresiones interrogantes.


Su primer impulso fue no dar rodeos e interrogarlos para que le dijeran qué demonios estaba pasando respecto a Kyungsoo. Sin embargo, algo le dijo que ellos no iban a decirle la verdad, por lo que debía usar otros medios.


— ¿Sehun? —Llamó Chanyeol.


— Acabo de recordar que tengo algo que hacer. Váyanse primero —respondió.


Ninguno de los dos tuvo oportunidad alguna de objetar o preguntar al respecto. Él simplemente se había dado la media vuelta, yendo en dirección opuesta.


Una hora más tarde, el sol había desaparecido del firmamento y finalmente entró en las familiares y poco concurridas calles a las que nadie más se atrevería a entrar si tenían el deseo de salir en una sola pieza.


Una figura enigmática lo saludo desde una de las esquinas y Sehun se acercó sin vacilación. Ninguno de los dos dijo palabra alguna y silenciosamente hubo un secreto intercambio antes de que ambos se separaron para ir en direcciones opuestas.


Tras eso, Sehun continuó a su destino final y no pasó mucho antes de que lo vislumbraba. La decadente fachada del pequeño edificio desprendía un aura de peligro que él simplemente ignoró, cruzando la puerta de todos modos. Varios pares de ojos se volvieron en su dirección tan pronto cruzó la puerta mientras una oleada de olores golpeaba su sentido del olfato sin piedad.


Los más distintivos entre todos era el olor a cigarrillo y sangre, ambos siempre estaban presentes en el interior del lugar, volviéndose más y más penetrantes con el tiempo. Las miradas antes puestas en él, se volvieron todas a sus asuntos apenas unos segundos más tarde de reconocerlo y sin dudar avanzó dentro del lugar.


— ¡Hey, miren todos! ¡Nuestro general ha venido! —Exclamó un hombre desde una de las mesas al fondo del lugar, misma que era su objetivo y frente a la que se detuvo antes de que él le hablara.


Todos los ocupantes lo miraron y emitieron sonidos torpes de celebración, la superficie de la mesa estaba repleta de botellas vacías y algunas otras cosas que no deberían tener con ellos. También había una sonrisa algo intoxicada en el demacrado rostro del hombre y en el de la chica escasamente vestida sentada en su regazo.


— ¿Cómo va todo, Red? —Habló tranquilamente.


— No me quejo —respondió antes de soltar una carcajada—. Así que… ¿qué trae a nuestro general aquí? —Preguntó sin rodeos.


— ¿No puedo simplemente venir a visitar a un amigo? —Preguntó con una sonrisa ladina y una ceja arqueada, tomando de la mesa una botella de cerveza para seguidamente darle un trago.


Red, quien había estirado lentamente su mano para tomar esa misma botella, se echó a reír con ganas mientras negaba.


— ¿Realmente nuestro niño genio, con un futuro brillante e ilimitado, se arriesga a venir a verme solo para decir hola? —Inquirió divertido—. ¿No te da miedo que ese bonito niño tuyo se entere? 


— No debes preocuparte por eso —aseguró.


— Si no hubiera visto con mis propios ojos lo que estabas dispuesto a hacer por él, te creería —se burló—. Así que sé bueno y dile a tu viejo amigo que necesitas.


La expresión de Sehun se volvió seria finalmente, con un simple movimiento de cabeza le indicó al otro que lo siguiera y sin duda alguna el hombre lo siguió hasta un rincón lo suficientemente cubierto de miradas indiscretas.


— Necesito información —habló sin más rodeos.


— ¿Información? ¿Acaso el pequeño Bobby no puede conseguirla? —Preguntó con un toque de diversión—. Porque déjame decirte que, si él no puede, yo menos lo conseguiré.


— No, la verdad es que no he recurrido a él. Bobby tiene las manos ocupadas con los asuntos de su nuevo jefe y esto realmente no es tan importante —explicó.


— Bueno, en ese caso… ¿Qué quieres que averigüe para ti?


— Necesito saber dónde encontrar al resto de las mascotas de Minho.


La sonrisa perezosa en los labios ajenos se desvaneció de inmediato. Sus enrojecidos ojos barrieron toda la habitación, como si le preocupara ser escuchado.


— ¿Para qué quieres saber eso? —Interrogó seriamente.


— Es algo personal —respondió, dejando en claro que no diría más que eso.


— Sehun, mira —suspiró—, eso no es tan fácil. Desde lo que le pasó a Minho y a sus perros de confianza, el resto de sus seguidores más fieles se han estado escondiendo muy bien.


— Red, esto es importante. No te lo pediría si no fuera algo que realmente necesito —aseguró.


La indecisión en el rostro ajeno fue evidente, sin embargo, tras varios tensos minutos después él silenciosamente asintió.


— No va a ser barato —advirtió.


— Lo sé —sonrió ladino, pasándole discretamente lo que había conseguido antes. Los turbios ojos ajenos brillaron—. Te daré el resto una vez me des la información.


— De acuerdo, dame unos días —Sehun arqueó una ceja al escucharlo y el hombre se rió con fuerza—. Amigo, yo no soy como el pequeño Bobby, así que necesito algunos días para reunir la información que quieres.


— De acuerdo —asintió—. Espero entonces noticias tuyas.


Con esas últimas palabras, ambos se separaron y Sehun abandonó el demacrado edificio. Había solo un pensamiento en su mente:


«Lo que sea que escondieron de mí, lo voy a averiguar.»


 


***


 


Luego de que todos se marcharan, Luhan tuvo un agradable momento en compañía de su muy emocionada madre. Ayudándole a colocar las primeras cosas dentro de la habitación que estaría destinada a ser ocupada por su cuñada durante los próximos meses.


La escena familiar fue tan pacífica y agradable como de costumbre, para cuando el reloj marcaba las 10:00 pm, cada uno se despidió para retirarse a sus propias habitaciones.


Él realizó la rutina acostumbrada antes de irse a la cama; revisar que su mochila y uniforme estuvieran en orden para el día siguiente, tomar una ducha, ponerse el pijama, colocar el diario de sueños en el buro y, finalmente, leer un capítulo más de aquel aburrido libro que su psiquiatra le había pedido que leyera.


La aburrida lectura lo hizo bostezar un par de minutos más tarde, arrojó el libro a algún lugar y apagó la luz de la lámpara para dormir.


Al cerrar los ojos, el cansancio acumulado tras largas semanas pronto lo arrastró a un profundo sueño, arrullado por un agradable aroma. Era el perfume de Sehun que se había impregnado en su almohada desde la noche anterior.


En sus sueños la atrayente imagen de Sehun lo llamó un par de veces, la imagen algo borrosa que lo llamaba extendió su mano hacia él y un sentimiento de duda se instaló en su corazón mientras veía la mano que se extendía para él.


Un susurró dulce dijo su nombre mientras sus titubeantes acciones acercaba su mano a la de esa imagen turbia que poseía aquella familiar voz. Cuando sus dedos se rozaron, ese algo tiró de él, su alrededor se volvió oscuro y aterrador a medida que el sutil aroma del perfume de Sehun era reemplazado por un nauseabundo olor familiar.


Una risa macabra hizo eco, estremeciendo su corazón y una vez más se vio a sí mismo siendo arrastrado de vuelta a aquella noche, en aquel callejón y rodeado de aquellos rostros con expresiones viciosas y crueles.


Quiso gritar, pero nada salió de sus labios y sus aterrorizados ojos cayeron en la tenebrosa figura que era la protagonista de todas sus pesadillas.


«De nada sirve gritar. Nadie vendrá en tu ayuda.»


La declaración familiar lo hizo sentir aún más desesperado, necesitaba correr pero sus piernas estaban inmóviles. La angustiante escena que había quedado grabada a fuego en sus recuerdos cobró vida.


«Lo que tú necesitas es un hombre real, ¿cierto?»


Su cuerpo yacía una vez más en el suelo de aquel inmundo callejón. La sonrisa maníaca en la cara de Minho era torcida y lo hacía ver como un monstruo real. Una mano cubría su boca mientras lágrimas frescas empapaban sus mejillas al ver con impotencia cómo su ropa era arrancada a la fuerza.


«Jack, es todo tuyo.»


La risa perversa de aquella figura lo hundió en la desesperación, mientras se cernía sobre su propio cuerpo, sujetando sus piernas que se movían con desesperación y separándolas bruscamente.


«Veamos cuanto te puede a amar Sehun después de esto.»


— ¡No! —Gritó aterrorizado.


Su cuerpo, bañado en sudor frío, se incorporó de la cama casi logrando que cayera al mismo tiempo que la puerta se abría violentamente. Asustado, miró en su dirección como si esperara ver al diablo cruzar el marco, pero en su lugar la delicada figura de su madre entró y lo envolvió en sus brazos.


— Ya pasó, amor —dijo dulcemente—. Mamá está aquí contigo.


La mente caótica de Luhan no pudo reaccionar al inicio y su cuerpo luchó durante un momento antes de percibir el aroma familiar que transmitía seguridad. Echándose a llorar con el rostro oculto en el pecho de su madre.


— No tengas miedo, bebé. Fue solo una pesadilla —susurró con la voz temblorosa—. Nadie te hará daño, mami no dejará que pase.


Dos horas más tarde, todo volvió a estar en calma y su madre limpiaba con ternura los restos de su llanto, besando con suavidad su rostro. Su padre se encontraba sentado a su lado, frotando su espalda suavemente, dándole la misma mirada de preocupación que la dulce mujer a su lado.


YanYan y Zhao miraban impotentes desde la puerta. Mientras que el único deseo de Luhan era poder ir directo a la ducha para arrancar de su piel la asquerosa sensación que no creyó volver a experimentar.


— Quiero ducharme —susurró.


— De acuerdo, mi amor. Iré a preparar la ducha para ti —informó la hermosa mujer.


Cuando ella le dijo que todo estaba listo, Luhan se tambaleó al cuarto de baño y lavó su cuerpo hasta que su piel ardió y se volvió rojiza por sus descuidadas acciones.


Al salir tras un largo tiempo, solamente ella estaba esperando por él. Al verlo, sus brazos se extendieron en su dirección y Luhan no dudó en ocultarse una vez más en ellos. Ella no se separó de su lado, acunó su rostro para mirarlo a los ojos y tomó sus manos suavemente, antes de atreverse a hacer esa pregunta que antes nunca se había atrevido a hacer.


— ¿Qué soñaste?


Él guardó silencio, nunca le había dicho a ella e incluso le había suplicado a su psiquiatra mantener eso en secreto.


— Está noche, parece ser peor —explicó con tristeza—. Como sí…


Sus labios se apretaron con fuerza y apartó la mirada, parecía dudar de sus palabras hasta que finalmente volvió a mirarlo a los ojos.


— Como si fuera igual que antes, cuando Hunnie se colaba por la ventana para que pudieras dormir sin pesadillas —murmuró con una expresión de tristeza.


Luhan la observó estupefacto, sus labios se apretaron y agachó la mirada sin saber que decirle tras descubrir que ella siempre había sabido que había algo mal.


— Xiǎolù —llamó suplicante.


— Mamá…


Con eso, él finalmente le confesó aquel secreto con la voz temblorosa. Las bellas facciones de la dulce mujer se fueron torciendo en una mueca difícil de ver y con un ahogado lamento, ella lloró mientras lo abrazaba con desesperación y preguntaba por qué.


Tal vez refiriéndose a porque se lo había ocultado, o al porque eso había sucedido. Él no lo sabía y simplemente se quedó quieto, sin saber que hacer o decir.


— Esa bestia… Ese monstruo… —Lloró, acunando con manos temblorosas el rostro de su hijo—. ¡Lo mataría una vez más con mis propias manos si pudiera!


Luhan la observó con emociones confusas, su corazón se desgarraba con cada nueva lágrima que ella derramaba y él mismo no pudo evitar pensar que Minho debió haber pagado más caro por todo lo que le había hecho.


— Yo no pude protegerte en ese entonces —sollozó.


— No, mamá, nada de eso fue culpa tuya —declaró angustiado.


— Mi pequeño niño —arrulló, sosteniendo su cuerpo entre sus delicados brazos—, te juro que nadie más volverá a hacerte daño.


— Lo sé, nadie más me hará daño —aseguró.


Nunca iba a volver a permitirlo, él no era más el niño que le temía a Minho. Él había atravesado un infierno y había logrado salir de él, lo haría una vez más de ser necesario. Esta vez, él iba a buscar a quien trataba de poner su mundo en ruinas e iba a atacar primero.


La voz de su madre llamó su nombre el resto de la noche y Luhan las sostuvo en sus brazos haciéndole saber que sin importar lo que había pasado, todavía seguía ahí sano y vivo, creciendo ante sus ojos.


Ella estaba algo reacia a dejarlo ir esa mañana, su mirada se posó en Sehun con una sombra de miedo y duda oscureciendo sus bellos ojos. Sus delicadas manos sostuvieron las de su joven yerno mientras le pedía con la voz temblorosa que cuidara de Luhan hasta que ella fuera a buscarlo por la tarde.


Sehun probablemente no comprendía que estaba mal, pero aun así le dio su palabra a la hermosa mujer de que nada ni nadie dañaría a Luhan sin pasar antes por encima de él. Con esa promesa y una mirada complicada, los dejó ir finalmente.


— ¿Pasó algo que yo no sepa? —Interrogó un par de cuadras más adelante.


— Le confesé lo que había pasado aquella noche —respondió, poniendo un especial énfasis en la palabra aquella.


La expresión de Sehun se tornó sombría, sus pasos se detuvieron mientras le daba una mirada significativa. Luhan suspiró al identificar lo que él quería decirle aun cuando no había pronunciado palabra alguna.


— Soñé con eso anoche, por lo que de alguna forma algo parecía todavía más fuera de lugar de lo que ya es.


— Tú…


— Está bien —sonrió inmediatamente al notar la preocupación del más alto—. Puedo manejarlo, fue solamente una pesadilla.


Los labios del contrario se torcieron demostrando todavía más su infelicidad. Luhan tuvo en ese momento una idea impulsiva, tomando la mano de su novio y corriendo en dirección opuesta a la parada del bus.


— ¿Luhan?


— Vamos, saltémonos la escuela. Será divertido —prometió risueño.


— Pero mamá…


— Solamente debemos regresar antes de la hora de salida.


Con eso, él no tuvo objeción alguna y lo siguió todo el camino hasta llegar a una pequeña plaza que apenas empezaba a mostrar signos de actividad.


Su primera parada fue una cafetería y tan pronto entraron un olor empalagosamente dulce golpeó sus sentidos. La empleada los saludó con una sonrisa cordial y sin que Luhan lo dejara hablar, ordenó la rebanada de pastel de chocolate más grande que había visto nunca y dos bebidas muy coloridas que gritaban exceso de azúcar.


— ¿Tratas de suicidarte con azúcar? —Bromeó.


— No, vamos a morir juntos porque me ayudaras a terminarlo —respondió risueño.


¿Y quién se negaba a morir tan dulcemente en compañía de la persona que amaba? Sehun por supuesto no lo hacía.


Sehun sintió que había consumido suficiente azúcar por el resto del año luego de que terminaran de comer todo eso. Era como si su boca estuviera llena con algodón de azúcar, Luhan en cambio parecía estar perfectamente. Arrastrándolo en una dirección diferente luego de pagar la cuenta.


— ¿A dónde vamos?


— A jugar —respondió entre risas.


La respuesta lo dejó aún más confundido que al principio hasta que se vio siendo arrastrado a una impresionante sala de juegos arcade. La sonrisa de Luhan era inmensa mientras lo jalaba hasta un mostrador tras el cual el empleado les dio una mirada sorprendida.


Sin embargo, apenas duró puesto que seguramente no eran ni los primeros ni los últimos chicos que se saltaban la escuela para entrar ahí.


— Esto es así —habló Luhan—. Intercambiamos nuestro dinero por fichas, las fichas hacen funcionar los juegos y los juegos te dan un boleto por victoria. Dichos boletos equivalen a diez puntos y esos puntos se cambian por premios, y yo quiero ese Death Note de baja calidad de ahí —señaló dicho objeto tras el empleado, el cual tenía un gran número 500 en una esquina.


— ¿Por qué no solo lo compramos? —Interrogó.


— Porque eso es aburrido. Ahora, escoge el premio que tú quieras —indicó—, luego nos separamos y tenemos hasta el mediodía para reunir los puntos para el premio que el otro quiere.


— ¿Qué pasa si él otro no lo consigue? —Preguntó interesado.


— Naturalmente el perdedor tendrá que cumplir una petición al ganador —explicó divertido.


— ¿Qué me darás si gano?


— Lo que tú quieras —respondió sin vacilar.


— ¿Lo que yo quiera? —Su voz y la mirada en sus ojos tenían un significado oculto en ella. Luhan asintió fingiendo no notarlo.


— Ya dije que sí —murmuró avergonzado—. Ahora elige un premio.


— ¿Qué tal ese Pikachu con los ojos chuecos?


— Niños, ¿van a comprar fichas o solo vinieron a criticar los premios? —Espetó irritado el joven tras el aparador.


Luhan se echó a reír, entregando el dinero para obtener las fichas. Luhan le recordó nuevamente las reglas de su juego y finalmente se separaron, por así decirlo. Puesto que, aunque Sehun no caminaba precisamente a su lado, se mantuvo a una distancia prudente en la cual todavía lo tenía en su campo de visión.


Sonriendo tontamente ante el infantil y adorable entusiasmo que Luhan expresaba, celebrando con emoción con cada victoria y frunciendo el ceño cuando no conseguía ganar.


Para cuando el mediodía llegó, ambos se acercaron de vuelta al mostrador y si el ceño fruncido de Luhan decía algo, él no había conseguido los 500 puntos para el horroroso muñeco amarillo mutante.


Sus bellos ojos lo miraron expectante y él mantuvo una expresión estoica solamente para molestar. Al no verlo hacer movimiento alguno, una sonrisa alegre se dibujó en sus labios, probablemente tras asumir que no lo había conseguido.


— Cincuenta boletos de diez puntos cada uno, quiero la mala imitación de la Death Note —dijo con un tonito algo arrogante.


— ¿Realmente lo conseguiste? —Interrogó impresionado, él había reunido apenas 35 boletos.


— Por supuesto —sonrió, entregándole directamente el premio luego de que el empleado se lo diera a él de mala gana—. Aquí tienes.


— ¿Cómo lo hiciste? —Interrogó malhumorado.


— Son juegos bastante simples y Baekhyun es un maldito adicto a este tipo de cosas. Me ha arrastrado a jugar más veces de las que puedo contar y sería una vergüenza si luego de eso no hubiera aprendido nada —explicó con calma.


— Eso no es justo —se quejó.


— Lo es. Tú no dijiste nada sobre eso antes —sonrió triunfante.


Luhan hizo un mohín, mascullando palabras intangibles que realmente hacían que quisiera besarlo. Tristemente, antes de que cumpliera su objetivo, Luhan se volvió hacia el aparador para decirle algo al empleado.


El sujeto asintió de mala gana, entregando lo que Luhan había pedido a cambio de sus boletos. Una sonrisa preciosa adornaba sus labios al volverse en su dirección y extender para él un bolígrafo que tenía la forma de un sable de luz como los de Star Wars.


— Ya tengo los puntos, así que puedo darte esto —dijo con alegría.


— Okay, aunque no es esto lo que quiero de ti realmente —soltó con un tono travieso.


Las mejillas de Luhan se tiñeron de rojo y tomó apresuradamente su mano para sacarlo de ahí, no deseando seguir recibiendo miradas extrañas del empleado del lugar.


— ¿A dónde vamos ahora? —Interrogó, estrechando la mano de Luhan que no había soltado la suya luego de que lo alejó de la sala de juegos.


— No lo sé —se encogió de hombros—. Caminemos un poco y veamos si encontramos algo bueno.


— Okay, todavía tenemos una hora antes de que tengamos que volver si queremos que nadie nos descubra.


— Mira, mira ahí —pidió, señalando al frente—. Vamos, veamos que es.


Ambos se acercaron al lugar donde se podían ver varias pequeñas carpas plegables y un gran número de personas ingresando. Ellos se acercaron primero al hombre que parecía custodiar la entrada para preguntar.


— Disculpe, ¿qué está pasando dentro? —Preguntó Luhan.


— Oh, se está llevando a cabo una feria gastronómica internacional. Varios representantes de diferentes países vinieron para participar.


— ¿Y podemos entrar? —Interrogó interesado Sehun.


— Claro, pueden comprar entradas en la taquilla que está allí —explicó, señalando el lugar—. Una vez dentro pueden acercarse y recibir una muestra gratis de los platillos que se están preparando para la exhibición. Si les gustan, pueden comprar para obtener una porción completa.


Luhan agradeció emocionado la amabilidad del guardia, arrastrando a Sehun para preguntar por el precio de la entrada. Sorprendentemente era bastante barato y muy pronto ambos entraron, mirando con asombro todo a su alrededor.


Siendo atacados por diferentes aromas y los colores con los que estaba adornado cada puesto en representación de su país.


— Mira, ahí está el representante de China.


— ¿Quién quiere comida china? Si quieres algo, yo lo haré para ti. En su lugar, vayamos a otros puestos.


Sehun no pudo evitar reírse de la declaración, dejando que su entusiasta novio lo llevara directamente al pequeño puesto con la bandera de Italia. Una bella mujer los saludo con una gran sonrisa mientras le daba a cada uno un pequeño plato con una pequeña porción de su platillo.


Ambos aceptaron con una sonrisa, dando el primer bocado y, aunque a Sehun no le agrado demasiado el sabor, no pudo decirlo al ver la expresión de deleite de Luhan.


— ¡Es delicioso! —Exclamó—. ¿Cómo se llama?


La dama esperó a que el hombre a su lado tradujera la pregunta del joven, sonriendo alegremente al descubrir que le había gustado.


— Vincisgrassi —respondió.


— Sabe increíble. ¿Puedo saber los ingredientes?


Una vez más el hombre tradujo para ella y luego ella habló con él para que respondiera la pregunta del muchacho.


— La vincisgrassi es la versión rústica y de sabor más imponente de la lasaña. Se prepara con láminas de pasta al huevo. Y las capas se rellenan con una salsa elaborada de varios tipos de carne picada de cerdo, res, salchichas, hígados de pollo, cebolla, apio y zanahoria. Todo con sal y pimienta —explicó amablemente el traductor.


— Ya veo, realmente me gustó mucho. Muchas gracias —sonrió radiante.


La bella mujer se rió suavemente, entregando una nueva porción para Luhan mientras le decía algo al traductor.


— La chef Bianca te lo obsequia, dice que eres encantador —dijo él.


— Gracias, es muy amable y su comida es deliciosa.


Ella asintió alegremente luego de que el traductor le hablara de nuevo. Ambos hicieron una reverencia, agradeciendo nuevamente antes de despedirse.


— ¡Grazie a te, adorabile ragazzo*! —Exclamó la encantadora mujer mientras se marchaban.


*Gracias a ti, encantador muchacho.


Luhan sonrió, agitando su mano a modo de despedida para luego mirar a su novio con una linda expresión de interrogación, como preguntándole que era lo que ella había dicho. Sehun dejó ir una suave risilla antes de alzar su mano y pellizcar una de sus mejillas.


— Ella cree que eres un encantador muchacho, aparentemente le causaste una muy buena impresión.


El rostro de su encantador novio se iluminó con una preciosa sonrisa, su mano lo arrastró en dirección opuesta. Barriendo de norte a sur cada pequeño puesto, probándolo todo a su paso. Sehun se dejó llevar a la voluntad de su dulce novio, probando platillos con sabores de todo tipo.


Había perdido la cuenta de cuantos platillos habían probado a ese punto, sin embargo, actualmente la pequeña muestra que probaba en la actualidad tenía un asombroso sabor. Era uno de los que más le habían interesado.


Su mirada se posó en Luhan para saber su opinión, sin embargo, solamente pudo quedarse algo pasmado al verlo. Una de sus manos cubría su boca, sus ojos se cristalizaron como si fuera a llorar y su rostro poco a poco se volvió algo rojo.


Los animados chefs se rieron con ganas, diciendo algo que no entendían. Ambos habían sido realmente alegres y carismáticos desde que habían llegado, fue por la animada atmósfera del lugar que se habían acercado.


— ¿Luhan? —Llamó desconcertado.


— Es muy picante —habló como si algo le doliera.


Uno de los carismáticos chefs dijo algo, entregándose una botella de agua a Luhan con amabilidad. Luhan murmuró palabras de agradecimiento y tomó la botella, bebiendo como si estuviera muerto de sed.


Sehun no pudo evitar reírse también y al verlo, él puso mala cara antes de mostrarle la lengua en un gesto completamente infantil. Ambos dieron las gracias a ambos chefs y se alejaron rápidamente a causa de Luhan que todavía se quejaba de lo picante que había sido la comida.


— A mí me gustó —dijo despreocupado, recibiendo una mirada de reproche.


— Como sea —resopló—. Ahora necesito algo dulce —farfulló, tirando de su brazo hasta donde la bandera francesa se mostraba con orgullo.


Una bella y joven chef los saludó, entregando a ambos un pequeño pastelillo. Los ojos de Luhan brillaron, probándolo de inmediato y casi gimió ante el delicioso sabor, Sehun simplemente lo observó con una ceja arqueada.


— Es el mejor postre que he probado luego de los conejitos de mamá —soltó emocionado.


Una sonrisa suave y amorosa se extendió en los labios de Sehun, levantando su mano para retirar cuidadosamente los restos de crema en los labios ajenos. Una suave risita vino del otro lado del aparador y ambos se encontraron con la brillante mirada de la chef.


— Ce sont des amants?* —Habló, tomando desprevenido a su traductor.


*¿Son amantes?


— Oui* —respondió tranquilamente Sehun, sorprendiendo a los otros tres.


*Sí.


— Ils forment un très beau couple. Félicitations à vous deux!* —Continuó la joven con entusiasmo.


*Son una pareja muy bonita. ¡Felicitaciones a ustedes dos!


— Je te remercie*.


*Te agradezco.


Su atención volvió a centrarse en Luhan, quien todavía tenía una cara de total asombro que casi lo hizo soltar una carcajada.


— ¿Qué dices si compramos esto? —Preguntó sonriente.


— S-Sí, por supuesto —respondió torpemente.


— Pouvez-vous me vendre une boîte?* —Se dirigió una vez más a la amable joven.


*¿Puedes venderme una caja?


— Clair!* —Exclamó con animada— Ici tu as*.


*¡Claro!


*Aquí tienes.


— Merci beaucoup* —agradeció tras recibir el pequeño paquete.


*Muchas gracias.


— De rien. Et encore une fois, félicitations à vous deux* —sonrió divinamente.


*De nada. Y una vez más, felicitaciones a los dos.


Sehun pagó y una vez más le dio las gracias a la simpática mujer, tomando finalmente la mano de su muy impactado novio para sacarlo de ahí e ir directo a la escuela si no querían ser descubiertos.


— ¿Desde cuándo sabes francés? —Interrogó algo enfurruñado.


— Solo sé un poco. Lo aprendí en secundaría por influencia de Kyun Min —explicó con voz serena.


— ¿Y por qué nunca me lo habías contado? —Espetó con los ojos entrecerrados.


Una sonrisa astuta se pintó en los labios del más alto. Con un elegante movimiento sus brazos se envolvieron en la cintura de su novio, atrayendo su cuerpo tan cerca como era físicamente posible mientras acercaba sus labios a su oído.


— Oh, mon amour*. Si realmente quieres escucharme hablarlo, te prometo que te susurraré al oído palabras de amor en ese idioma la próxima vez que te haga el amor.


*Oh, amor mío.


El rostro del más bajo se coloreó de rojo, sus manos lo empujaron torpemente y le dio una fea mirada que solamente lo hizo reír.


— N-No me re-refería a eso, tonto —soltó avergonzadamente indignado—. Además, dame mi postre. Ya ni siquiera pude preguntarle a la chef como se llamaba —refunfuñó.


— Se llama Mont-Blanc y está hecho de puré de castañas endulzadas y cubierto de nata montada. Se puede servir sobre un merengue, macaron o bizcochuelo —explicó.


Luhan una vez más le dio una mirada bastante impresionada y Sehun aprovechó su guardia baja para robarle un beso. Su graciosa expresión avergonzada lo hizo soltar una carcajada mientras tomaba su mano y lo llevaba de vuelta a la escuela.


Su llegada fue justo a tiempo, colándose perfectamente entre los alumnos, dando la imagen de que de hecho acaban de salir de clases también. Sin embargo, había personas que los miraron mal porque obviamente sabían la verdad. Esas personas eran su grupo de amigos.


— ¿De dónde demonios vienen ustedes dos? —Exigió saber un molesto Baekhyun.


— Tuvimos una cita —respondió con calma Sehun.


— Tan descarado —bufó—. Es la última vez que me preocupo por ustedes dos.


— Genial.


— Tú…


— Baekhyun —llamó Luhan para que dejaran de pelear—, te envíe un mensaje pidiéndote que nos cubrieras. ¿No lo viste?


Baekhyun hizo una mueca de total confusión antes de alcanzar su móvil y revisarlo. Jun Hong se echó a reír al instante. El sonido familiar del claxon del auto de su madre llamó la atención de Luhan e inmediatamente la saludó. Volviéndose en dirección a Sehun.


— ¿Vendrás? —Preguntó algo esperanzado a pesar de ya saber la respuesta.


— Lo siento, Bǎobèi Lù. Baekhyun y yo le dimos nuestra palabra a Jessica noona que la ayudamos a empacar para su viaje a Incheon —le recordó.


En realidad, Luhan realmente se había olvidado que la bella mujer había solicitado sus vacaciones con el único propósito de ir a visitar a tío Jung Sun, por lo cual había prácticamente obligado a Sehun a ayudarla con todos los aspectos del viaje.


— Es verdad. En ese caso…


— Está bien —sonrió para luego besar suavemente su mejilla—. Llámame cuando vuelvas a casa.


Asintió dubitativo, despidiéndose rápidamente de sus amigos antes de ir a reunirse con su madre. Una sonrisa débil apareció en sus labios cuando él subió al auto y besó su mejilla como saludo.


— ¿Qué tal la escuela?


— Bi-Bien —murmuró algo culpable.


— ¿Y eso? —Señaló la caja en sus manos.


— Es un obsequio de Sehun. Se llama Mont-Blanc, sabe muy bien. ¿Te gustaría probarlo? —Preguntó con entusiasmo.


— ¿Qué tal si lo guardamos para después de visitar al doctor Jung?


La sonrisa de Luhan se torció, se encogió de hombros para luego asentir. La delicada mano de su madre palmeó su cabeza y sin decir nada más, se pusieron en marcha.


La amable y relajada figura de la recepcionista los saludo a ambos con una sonrisa cándida, haciendo un ademán para Luhan en una silenciosa petición de seguirla. Ambos fueron a través del conocido pasillo hasta llegar a la puerta, donde tras un suave golpe de ella, entraron y se encontraron con la profesional imagen de su psiquiatra.


— Bienvenido, Luhan —habló con serenidad—. Toma asiento.


Obediente, Luhan hizo lo que le dijeron mientras comenzaba a buscar en el interior de su mochila el diario de sueños sin que el hombre se lo hubiera pedido todavía. Él le sonrió con satisfacción, recibiendo el objeto y comenzó a hojearlo en solemne silencio.


— ¿Cómo te has sentido, Luhan? —Preguntó tras algunos minutos.


— Cansado —respondió honestamente.


— Me doy cuenta, aunque, he de señalar que hoy pareces un poco más animado que otras veces. ¿Pasó algo bueno?


— Sehun —respondió sin vacilar, sonriendo tontamente.


— Lo supuse —murmuró—. Hay dos fechas con las hojas en blanco, específicamente la noche de ayer y una noche antes de esa. ¿Puedo saber la razón?


— La primera se debe a que Sehun se quedó a dormir conmigo —respondió lentamente—. La noche de ayer…


Los recuerdos frescos de la desastrosa noche anterior lo hicieron guardar silencio, había un sabor amargo en su boca y su pecho dolió inevitablemente.


— Luhan.


— Soñé con aquella noche en el callejón —confesó con un débil susurro—. Mamá supo que había algo diferente sobre esa pesadilla y finalmente le conté sobre ese incidente.


La expresión profesional del hombre no tuvo cambio alguno, pero cerró el diario que antes revisaba, devolviéndolo a Luhan. Su mirada inquisitiva estaba fija en él, poniéndole la piel de gallina.


— Luhan, ¿qué pensaste sobre mi sugerencia de comenzar a tomar algo que te pueda ayudar a conciliar el sueño? —Interrogó seriamente.


La mirada alarmada del menor voló en su dirección, era obvio que el muchacho no quería hacer tal cosa, pero por la forma en que apretaba los labios sin decir nada, él simplemente parecía asumir que no tenía opción alguna.


— Tras revisar tu diario, parece que las pesadillas se vuelven más violentas y tu aspecto físico simplemente se ve peor con cada visita. Tal parece que con cada visita, en lugar de avanzar, estamos retrocediendo.


— Yo…


— Al ver la dirección en la que vas, me temo que podrías desarrollar un caso aún más grave de insomnio. Lo cual podría traer consecuencias aún peores —explicó seriamente—. Tras este tiempo, la terapia no parece estar funcionando y tras un largo análisis, desde mi punto de vista, deberíamos atacar primero este problema e ir trabajando lo demás en base a el resultado de este nuevo tratamiento.


— Esto… ¿Realmente es necesario?


— Sí, Luhan —habló con calma—. Verás, el insomnio no solo puede causar somnolencia diurna y falta de energía. También puede hacerte sentir ansioso, deprimido o irritable. Además, a la larga, desarrollarás problemas para concentrarte, prestar atención, aprender y recordar. Por lo cual, antes de que estos problemas puedan llegar a presentarse, deberíamos atacar de raíz el problema.


— Pero…


— Esto también podría ayudarnos con el tratamiento —interrumpió—. Hasta ahora me he dado cuenta que tú no estás siendo totalmente abierto respecto al problema, por lo que el tratamiento resulta inútil y el problema se hará más grave. Es por eso, que esta alternativa es la más idónea por el momento para evitar consecuencias posteriores.


— Yo no…


— Necesito que te comprometas, Luhan. Es por tu salud.


— ¡Pero es que no se trata de culpa! —Exclamó frustrado. El mayor por su parte permaneció impasible ante su arrebato—. Cada visita, usted simplemente trata de hacerse aceptar y superar sentimientos de culpa que yo ya dejé atrás. No importa cuando le diga que no se trata de eso, ¡simplemente no me escucha!


— Bien, te estoy escuchando justo ahora —dijo sin inmutarse—. ¿Cuál crees tú que es el problema entonces?


— Yo… —Luhan lo observó aturdido, repentinamente mudo—. Es solo que se siente como si subconscientemente tratara de decirme algo, como una advertencia.


— ¿Una advertencia? —El mayor arqueó una de sus elegantes cejas, pero su mirada simplemente decía que creía que estaba paranoico.


Luhan se rió con un toque de burla mientras negaba con impotencia.


— Usted no me cree —acusó—. Piensa que ya he perdido la razón.


— Yo no he dicho eso.


— ¡No necesita decirlo! —Vociferó—. Basta con la forma en la que me mira. Sin embargo, no estoy loco. ¡Yo sé que algo está mal!


— ¿Y qué podría estar mal? —Inquirió imperturbable—. Tu agresor está muerto. Todos sus cómplices están en prisión. ¿Cuál podría ser el problema desde tu perspectiva?


Eso dejó completamente mudo al menor, sus puños se apretaron con fuerza y el sabor amargo en su boca se hizo aún más intenso mientras veía al hombre con la palabra derrota escrita en todo su rostro juvenil y cansado.


— Yo…


— Hagamos una cosa, Luhan —propuso—. A partir de ahora, te dejaré actuar como desees.


— ¿Qué? —Interrogó pasmado.


— Puedes ir e investigar todo lo que quieras hasta descubrir esa verdad que crees que nadie te ha dicho. Sin embargo, una vez que llegue el plazo que estipulemos, si todavía no has encontrado pruebas que respalden tus sospechas, te someterás a mi tratamiento con toda tu voluntad. ¿Estás de acuerdo?


La expresión del menor era de completa incredulidad, sin embargo, ese camino era la única manera de que él se convenciera de que estaba viendo demonios donde no lo había.


— ¿Luhan?


— D-De acuerdo —balbuceó finalmente.


— Muy bien, te daré dos meses a partir de hoy. ¿Te parece adecuado? —Él asintió esta vez más dudoso entonces, pero sabía que el mayor no iba a negociarlo—. También tienes que seguir registrando tus sueños en el diario y mostrarme los avances de tu investigación en cada visita.


— Bien.


— Muy bien. Entonces... —Se puso de pie con elegancia—, nos veremos en dos semanas. Cuídate mucho, Luhan.


Con eso, él supo que había sido despachado y susurró una vaga despedida antes de tomar su mochila y salir del consultorio. La suave sonrisa de su madre le dio una cálida bienvenida, antes de dirigirle a la recepcionista una educada despedida y tomar su mano con la intención de volver a casa.


— Mamá —llamó apresurado, evitando así que ella abriera la puerta del copiloto—, acabo de recordar que quedé con Haneul para un proyecto. Ella no vive lejos de aquí, así que…, si no es inconveniente, me gustaría…


La expresión de su madre fue indecisa, asintiendo muy despacio varios minutos después. Luhan sonrió ampliamente, besando rápidamente su mejilla a modo de despedida, luego de prometer que no llegaría muy tarde a casa.


Con eso, Luhan se dirigió sin prisa en la dirección contraria, haciendo trabajar a máxima velocidad su memoria hasta que pudo recordar bien la dirección.


Un elegante edificio no tardó mucho en aparecer en su campo de visión y apresurándose a la entrada, se detuvo solamente para dirigirse al portero.


— Muy buenas tardes, buscó al señor Kim.


El hombre de mediana edad lo miró de pies a cabeza, entrecerrando los ojos como si tratara de recordar algo.


— Oh, ya lo recuerdo, debes ser aquel jovencito que mi compañero mencionó antes. Adelante por favor, es el sexto piso, apartamento treinta —dijo cortésmente.


Luhan no entendió nada de ello, parecía poco probable que el mayor lo hubiera mencionado antes a los empleados de la puerta, siendo la primera vez que lo visitaba desde que se había mudado. Pese a eso, no podía perder la oportunidad y aprovechó la situación para subir de todos modos.


Muy poco tiempo después, se encontró a sí mismo, de pie frente llamando a la puerta que el hombre mayor le había indicado. La agradable voz del mayor habló al otro lado y tan pronto como la puerta se abrió, Luhan irrumpió.


— ¿Luhan? —Soltó sorprendido.


El menor había entrado sin ceremonia alguna, invadiendo su espacio personal y prácticamente acorralándolo contra la pared, luciendo una mueca algo ansiosa. La situación era por mucho, la cosa más rara que le había sucedido en las últimas semanas.


— Kai hyung, disculpa por venir sin avisar pero necesito…


— Jong In.


Esa voz hizo que Luhan se congelara de pies a cabeza, su mirada temerosa se movió al final del pasillo solamente para encontrarse con la pequeña figura de ceño fruncido de Kyungsoo. Sus penetrantes ojos negros estaban fijos en ellos dos, y si Luhan no hubiera estado mirándolo tan atentamente, no habría notado en absoluto como sus labios se contrajeron con disgusto.


Inmediatamente dio un par de pasos atrás, agachando la mirada, permitiendo finalmente que Kai se moviera libremente.


— Vaya, que sorpresa verte aquí, Luhan —habló una vez más Kyungsoo.


— Luhan es un amigo, puede venir cuando él quiera —intervino el mayor—. Aunque si que es sorpresivo, entonces… ¿A qué debo tan grata sorpresa? —Preguntó, esbozando su sonrisa habitual.


— Yo… —Sus ojos se desviaron inconscientemente a Kyungsoo, quitándole toda intención de hablar—. Simplemente pasaba por el vecindario y quise visitarte —murmuró.


Obviamente, Kai no era tan estúpido como para creer eso pero todavía así decidió cubrir al pequeño protegido de sus dos hermanos.


— Así que es eso —rió con ganas—. Realmente me siento halagado. Y llegas en muy buen momento también, estamos a punto de servir el almuerzo. ¿Qué tal si te quedas?


— No, yo no…


— Quédate. Ya estás aquí de todas formas —dijo Kyungsoo.


Luhan se preparó para negarse educadamente, desafortunadamente, Kai actuó mucho antes de que tuviera oportunidad de hacerlo. Colocando ambas manos sobre sus hombros para medio guiarlo, medio empujarlo, al comedor.


— Vamos, no seas tímido. Tienes mi palabra de que amaras la comida de Soo —soltó con entusiasmo.


Impotente, Luhan no tuvo más remedio que sentarse a la mesa, con la vista conectada en la pequeña figura de Kyungsoo, quien ya estaba sirviendo la comida en el plato de Kai. El mayor, quien se había adentrado momentáneamente a la cocina, regresó con un plato y cubiertos extras. Entregándoselos a Luhan una vez estuvo servido.


Él sonrió tensamente, mirando el contenido de su propio plato como si fuera alguna clase de animal ponzoñoso. El hombre al otro de la mesa parecía no darse cuenta de esa aura de incomodidad que los rodeaba persistentemente, halagando con entusiasmo y algo de exageración el platillo que su pequeño amigo había preparado.


— ¿Hay algo mal en la comida, Luhan? —Preguntó tranquilamente Kyungsoo.


— N-No, para nada —murmuró.


— Oh, ¿podría ser que no te guste? —Continuó—. Si ese es el caso, podría preparar algo más.


La intensa mirada de Kai se movió de la decepcionada imagen de Kyungsoo a Luhan. Su ceño fruncido y solamente por ello él supo que de no comerse eso, parecería como si tuviera alguna clase de mala voluntad hacia el muchacho.


— No, está bien —sonrió débilmente—. Es solo que al ver el agradable aspecto de tu comida sentía de repente que hubiera sido mejor no comer nada antes para no estar tan lleno.


Kyungsoo pareció algo así como satisfecho con la respuesta, además del hecho de que Luhan comenzaba a comer por fin. El mayor por su parte se echó a reír alegremente, todavía repitiendo que aquel chico tenía un talento extraordinario para la cocina.


— Ahora que me doy cuenta... —Kyungsoo una vez más rompió el silencio—. ¿No se supone que tú no fuiste a clases porque estabas enfermo? ¿Por qué estás usando el uniforme entonces?


Él se tensó, levantando la mirada que había mantenido fija en su plato. Kai también estaba mirándolo con curiosidad pero de alguna forma, Luhan no quiso decirle la verdad. Además, también la frase: “ese no es asunto tuyo”, también se atascó en su garganta por respeto al mayor.


— Tuve algo que hacer y no pude asistir —respondió en voz apenas perceptible.


— Con que fue eso —murmuró—. ¿Y Hun lo sabe?


Sus manos apretaron los cubiertos, no era ningún estúpido y detectó al instante el tono de maliciosa insinuación en la pregunta contraria. Aun así, lo que más tocó sus nervios fue la forma en que él se refería a Sehun.


Molestándolo lo suficiente como para obligarlo a apretar sus labios, y así tratar de controlar la oleada de un absurdo instinto protector que quería exigirle no pronunciar el nombre de su novio.


— Sí, le cuento todo. ¿Cómo podría él no saber? —Soltó con un tono ácido.


— ¿De verdad?


— Kyungsoo —llamó con advertencia el mayor de los tres.


— Entonces él sabe que estás aquí ahora, ¿verdad? ¿Por qué no vino contigo? —Continuó, ignorando la clara advertencia de Kai.


— ¿Estás insinuando algo? —Escupido sin poder contenerlo más.


— Luhan, cálmate. Esto…


— No insinuó nada. Solamente me pareció extraño no verlo a tu lado hace un momento que estabas charlando tan íntimamente con Jong In en la puerta —comentó con aparente despreocupación.


La mueca de Kai se volvió extremadamente desagradable pero no fue capaz de decir nada tras escuchar a Luhan golpear ambas manos en la mesa y notar su mirada agresiva.


— ¿Qué diablos pretendes? —Espetó—. Lo que tengas que decir, simplemente dilo y deja de usar ese jodido tono de falsa inocencia.


— Luhan, siéntate —pidió seriamente Kai.


— Dios, cálmate. Cualquiera que te viera así de molesto podría malinterpretarlo —resopló burlonamente—. Yo únicamente trató de que veas que no es bueno que le ocultes cosas a Hun, o él podría enterarse por otras personas…


— ¡Entonces ve y dile sí esa es tu maldita intención! ¡No necesitas andar por las ramas para eso! —Exclamó furioso.


— ¿De qué rayos hablas? —Bufó—. ¿Cuándo dije yo qué haría eso? Estás paranoico, así que ten cuidado porque eso realmente se verá mal y hará pensar cosas a los demás —se burló.


— ¡Tú…!


— ¡Luhan, no te atrevas! —Rugió Kai, metiéndose en su camino antes de que llegara un paso más cerca de aquel chico.


La mirada feroz de Luhan se clavó en él, el cuerpo entero del niño estaba temblando debido al enojo pero él no dijo nada más, tomando su mochila y salió de ahí furioso, azotando la puerta al salir.


— Vaya, que delicado —resopló con desdén.


Una mirada siniestra posó en su figura, haciéndolo hacer una mueca y maldecir por lo bajo.


— ¿Qué mierda fue eso? —Escupió el mayor entre dientes.


— Lo lamento, Jong In —dijo, mostrando su mejor mirada de arrepentimiento—. Es solo que Sehun ya parece tener algo en tu contra y que ese chico haga esas cosas podría ponerte las cosas difíciles, por eso…


— ¡No me trates como si fuera el pendejo de Minho! —Gritó, sobresaltado al menor—. Conmigo ese jodido truco de niño inocente no va a funcionar, Kyungsoo.


El mencionado frunció el ceño, observando al mayor en completo silencio. No ocultando ni un poco la indignación que sentía ante sus acusaciones.


— ¿De qué mierda estás hablando? —Escupió entre dientes—. ¿Cuándo he fingido algo cuando se trata de ti?


— Kyugsoo, no juegues con mi paciencia —advirtió.


— Entonces has lo que se te venga en gana. Ve y corre tras él, me importa un carajo —vociferó enfurecido.


— Tal vez lo haga —dijo con calma.


— ¡Tú…!


— Yo no soy Minho, Kyungsoo —sentenció con frialdad—. Ya me estoy metiendo en muchos problemas por ti.


— ¿Acaso yo te he pedido que lo hagas? —Masculló desdeñoso.


— No, yo lo hago porque quiero. Porque te quiero, Kyungsoo. —La expresión del menor cambió tras escucharlo y Kai lo aprovechó para continuar—. Sin embargo, tú no eres el centro de mi universo y si acaso llegas a representar un obstáculo para el resto de mis seres amados, yo no voy a dudar en darte la espalda.


El rostro del menor rápidamente se tornó de un color rojo debido al enojo, sus bonitos y expresivos ojos reflejaron pura rabia, además de una indescriptible tristeza. Él no hizo nada por detenerlo al verlo avanzar como una tormenta hacia la puerta y salir con un portazo el doble de fuerte que el de Luhan.


Un suspiró pesado abandonó sus labios, poniendo una cara llena de amargura al contemplar la comida sin terminar en la mesa.


— Cambia, Kyungsoo —murmuró—. Hazlo por mí, así como yo cambie para ti —susurró esa lamentable plegaria a nadie en particular.


 


***


 


De vuelta en su hogar, Luhan continuaba despotricando en contra de aquel odioso sujeto, maldiciendo una y otra vez. Es decir…


¿Quién demonios se creía?


Hasta ese momento, Luhan lo había ignorado completamente porque era el preciado amigo de Sehun. Fingiendo cuidadosamente que no se percataba en absoluto de la forma desagradable en la que veía a su novio.


¡Por dios, ese era Oh Sehun! Luhan había visto ya suficientes miradas deslumbradas y codiciosas dirigidas a él cada vez que salían, sería un completo imbécil si no se percatara de las intenciones de Kyungsoo.


Sin embargo, a pesar de su descarada actitud, ese… ese… tipo todavía se atrevía a insinuar que podría estar siéndole infiel a Sehun.


Tan solo recordar todo lo hacía enojar más y más, desquitándose con las cosas que tenía a su alcance. Andando de un lado a otro en su habitación como un espíritu maligno, mascullando insultos en todos los idiomas que sabía.


— 下地獄,你這個小混蛋 (Xià dìyù, nǐ zhège xiǎo húndàn)* —escupió entre dientes.


*Vete al infierno, pequeño bastardo.


Al mismo tiempo, un quejido brotó de sus labios y casi derramó lágrimas de dolor tras golpearse el dedo pequeño del pie con una de las esquinas de su escritorio. Eso lo hizo maldecir aún más al odioso sujeto.


Una impresionante y desconcertada figura lo miraba desde la puesta desde que había dejado ir aquella maldición, su accidente y él como se había derrumbado en la cama ahogando en la almohada un grito de frustración. Dudoso de acercarse o no, ya que era obvio que él estaba furioso y le preocupaba ser el daño colateral.


— Bǎobèi Lù —llamó dudoso.


— ¿Qué? —Gruñó, sin mover su rostro aún enterrado en la almohada.


— Amor, ¿pasa algo malo? —Interrogó preocupado.


— ¡¿Qué si pasa algo malo?! —Exclamó, incorporándose con una expresión furibunda.


Sehun se paralizó ante su reacción, observándolo sin tener idea de qué hacer y al ver esto, Luhan frunció el ceño sintiéndose culpable.


— Lo lamento, cariño —suspiró pesadamente y tan pronto como soltó aquel mote cariñoso, Sehun fue todo sonrisas mientras se acercaba.


— ¿Qué sucedió, nene? ¿Por qué estás tan molesto? ¿Fue algo mal durante la visita al doctor Jung? —Interrogó, acariciando el rostro contrario con ternura.


— No es solo… —Luhan se tomó un momento antes de continuar—. Fui a ver a Kai hyung —confesó por fin.


— ¿Para qué? —Preguntó con una expresión un poco malhumorada.


— Estaba inquieto por lo de la pesadilla de anoche y la charla con el psiquiatra —murmuró, compartiendo la mitad a medias—. Entonces, como él fue quien me ayudó esa noche yo… yo tan sólo…


— Está bien, tranquilo —consoló dulcemente—. ¿Ese idiota te dijo algo malo? —Luhan negó con su cabeza.


Sus ojos miraron fijamente a los contrarios, indeciso en lo que debería decir. Todavía quería golpear al idiota aquel, pero no quería poner a Sehun en una difícil posición donde tuviera que elegir un bando.


Por supuesto, Luhan sabía que él iba a elegirlo ciegamente, sin embargo, no quería verlo triste. Porque, aunque definitivamente no había modo de que la relación de aquel tipo y él fuera estable, no significaba que ese idiota fuera un mal amigo para Sehun.


— ¿Realmente tengo que llevarme bien con tu amigo Kyungsoo? —Preguntó al no saber qué decisión tomar.


— Bueno, definitivamente me encantaría que se llevaran bien, pero no estás obligado a ser su amigo o algo si no estás cómodo —respondió con calma—. ¿Por qué me preguntas esto de repente?


— Él estaba ahí cuando fui a ver a Kai hyung y no terminó bien. Honestamente no creo poder convivir con él pero nunca te haría elegir, por lo que independientemente de mi opinión, no quiero que te veas obligado a nada por mi causa —explicó.


— ¿Pelearon? ¿Cuál fue la razón? —Interrogó visiblemente molesto.


— No vale la pena mencionarlo, solamente quería hablar con la verdad respecto a este tema —agregó apresurado.


— Luhan…


— Está bien —interrumpió—. Simplemente necesitaba decirte que esto. Yo simplemente no puedo ser cercano a él —sentenció.


Sehun no estaba contento, pero sin importar cuánto insistió, Luhan simplemente no dijo nada respecto a cuál había sido el problema real. Dejando en claro que tendría que obtener una respuesta de Kyungsoo.


Pero debería saber lo astuto que esa persona era, él simplemente no se presentó al día siguiente y los días posteriores no importaba cuanto lo buscara, él simplemente era como un fantasma.


Sin embargo, Sehun simplemente no iba a dejar pasar el asunto. Él iba a darle una maldita explicación no importaba el método que tuviera que utilizar para obtenerla, ni el tiempo que tuviera que esperar.


Desafortunadamente para su pequeño amigo, y aun cuando la paciencia no era unos de los atributos más destacables de Sehun, él simplemente esperó en silencio. Analizando y calculando pacientemente como un depredador al acecho, y el día finalmente llegó.


La expresión en el rostro de Kyungsoo no era diferente a la de un animalito asustado mientras se encontraba a sí mismo acorralado por Sehun. Mirándolo como si fuera el mismísimo demonio.


— ¿Qué mierda le hiciste? —Escupió entre dientes, con una mirada mortífera clavada en el pequeño individuo en sus garras.


El chico palideció y su boca se abría solamente para cerrarse pocos segundos después.


— Hu-Hun, yo no…


— No te hagas el desentendido, Kyungsoo —advirtió—. Ya has jugado lo suficiente con mi maldita paciencia.


— Entonces, si de todos modos ya me estás culpando a mí de todo, ¿por qué no le preguntas a él? —Masculló frustrado—. Es obvio que diga lo que diga, no va a importar. Así que simplemente ve y que termine de decirte todo a su manera.


— Tú…


— Solo una cosa, pídele por favor que no se le olvide decirte la razón por la que prácticamente estaba sobre Jong In cuando los encontré —soltó venenosamente.


Y finalmente, luego de varios días de rabia contenida, Kyungsoo se deleitó secretamente al ver la expresión descompuesta y desagradable en el rostro del más alto luego de sus palabras.

Notas finales:

Como siempre, disculpen los 200 años de espera e igual que de costumbre, espero el capítulo les gustara.

Me despido recordándoles que las adoro y les envío miles de besos donde quiera que estén jejeje.

 

*3,999,194.12 wons: Son 3,407.92 dólares y en pesos mexicanos serían 76,000.

El  kit de arte KARLBOX fue lanzado al mercado por la marca Faber Castell, les dejo aquí el link para que puedan ver como es que se ve:

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