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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hola, volvi!!!

Espero que el cap de hoy les guste :3

6 años después…

|Nuevo mensaje de: SoJin|

¿Dónde demonios estás?, mis padres no van a esperar por siempre.

Una carcajada escapó de sus labios tras leer el mensaje de esa tonta chica y luego de controlar su risa, apagó la móvil definitivamente; ya no estaba de humor para esas estupideces.

Sus ojos fueron inmediatamente al espejo y su ceño se frunció tan pronto vio su imagen en ella, suspiró profundamente y se revolvió el cabello con fastidio antes de tomar por fin su mochila y salir cuanto antes de su hogar.

La mirada de su madre fue dispara hacia él tan pronto terminó de bajar las escaleras, la ignoró por completo a pesar de que ella lo llamó e inmediatamente corrió a la calle; su destino, el parque que quedaba a unas cuantas cuadras.

Varias personas se giraron a mirarlo mientras corría a toda velocidad y no era para menos, sabía ya que su apariencia y fama no eran las mejores a los ojos de esos individuos que parecían vivir con un palo metido en el trasero, sin embargo a él le importaba una mierda lo que pudieran decir o pensar de él y tal vez era eso la única cualidad que probaba que era un Oh a fin de cuentas.

Una ensordecedora risotada demasiado familiar fue lo primero que escuchó al estar ya demasiado cerca donde esos imbéciles lo aguardaban. Su ceño se frunció aún más tan pronto como los vio y lo primero que hizo al estar a solo un metro de distancia, fue arrojar su mochila justo a la cara de uno de ellos.

— ¿Qué mierda? —dijo el desconcertado muchacho, que había caído al suelo luego de que le hubieran arrojado la mochila mientras su rubio acompañante se reía a carcajadas.

— Vas a pagar por esto, Park —gruñó el recién llegado que señalaba su cabeza.

Los ojos del confundido muchacho inmediatamente se posaron sobre el recién llegado y tuvo que parpadear varias veces tratando de averiguar que era lo que estaba sucediendo. Una cabellera multicolor fue lo primero que reconoció antes de que sus ojos se desviaran a los oscuros ojos del malhumorado chico.

Lo reconoció de inmediato y no es que fuera tan difícil cuando  cinco piezas de acero inoxidable se encargaban de hacer de él alguien fácil de reconocer. Si bien el más alto recordaba, su amigo tenia cuatro tipos de perforaciones y todas ellas habían sido hechas por el rubio idiota que no paraba de reírse.  

Una en la ceja izquierda, había dos perforaciones más en su oreja izquierda; una en el lóbulo y la llamada Hélix situada en el borde del cartílago, y por último estaban esas dos piezas metálicas casi en la esquina derecha de su labio inferior; spider bite era como la llamaban.

Esas cosas y la expresión de indiferencia que siempre mantenía en su estoico rostro eran como su sello personal de presentación, pero sin duda la mirada mortífera que tenía justo en ese instante habría hecho que cualquier otro se orinara del miedo, porque él definitivamente tenía los ojos del mismísimo demonio, sin embargo, no fue salir corriendo lo que el otro hizo sino todo lo contrario.

Una carcajada fue lo que salió de su boca y no sólo de su parte sino también del chico rubio que aún se encontraba sentado en una de las bancas del parque sosteniendo una vieja guitarra de madera. Un gruñido fue emitido por el de cabello multicolor y el pelirrojo simplemente rió más fuerte.

— Oh, pero mírate nada más —se carcajeó—, te ves tan guapo, Hunnie —dijo burlón.

— Vete a la mierda, Chanyeol —farfulló molesto.

— Parces una de esas paletas que venden en los festivales —dijo el rubio entre risas.

— Cierra la boca, Lay —advirtió, dándole una mirada asesina.

Y sí, ese par de idiotas eran sus dos mejores amigos, sus nombres…

Park Chanyeol: 15 años de edad, hijo único proveniente de una familia de buena posición social y fanática religiosa, estudiaba en un colegio católico y sus padres pensaban que él era un santo sin saber que en realidad él estaba muy lejos de eso y seguramente de saber todo lo que Chanyeol realmente hacía se habrían muerto de un disgusto.

Y Zhang Yixing: 19 años, nacionalidad china, tenía su propio estudio de tatuajes y vivía por su cuenta, también se suponía que era el mayor de los tres pero era también el más idiota, así que básicamente era como si en realidad tuviera tres años menos que ellos.

— Oh, viejo —habló nuevamente Chanyeol luego de controlar su ataque de risa—. No me puedo creer que lo hayas hecho.

— ¿Y qué se supone que debería haber hecho sino me distes opción? —espetó fastidiado.

— Pudiste haberme dado el efectivo —le recordó.

— No lo tengo —masculló entre dientes y no mentía, estaría sin efectivo por un rato pero no se arrepentía de haberlo gastado.

— Entonces te jodes y te quedas todo un mes con la cabeza pareciendo mierda de unicornio —se encogió de hombros, dándole a su amigo una sonrisa socarrona.

— Espero que un negro te viole la próxima vez que te emborraches en una fiesta —farfulló.

— Igual te quedas con la cabeza así —sentenció divertido.

— Que te den —masculló.

Una mirada fulminante fue disparada a su alto mejor amigo y al ver su sonrisa no pudo evitar sonreír también, porque aunque Chanyeol era un idiota de altura titánica y unas orejotas, igual era su estúpido mejor amigo y siempre lograba contagiarle su sonrisa de asesino en serie.

— ¿De verdad te dejaras así el cabello? —preguntó curioso el rubio que hasta ese momento había continuando riéndose—. ¿No tendrás problemas en la escuela?

La mirada de Sehun fue entonces dirigida al mayor de todos los ahí presentes y sonrió de lado al ver la expresión curiosa que tenía el rubio de nacionalidad china.

— Tranquilo, ningún maestro dirá absolutamente nada —aseguró con una sonrisa ladina en los labios.

Los otros dos se miraron entre sí con complicidad y sonrieron maliciosos; porque era bien sabido que Sehun no era un alumno muy ejemplar que digamos, sus profesores le tenían un miedo atroz y no era para menos. Un ejemplo claro de ello era el motivo de su última suspensión luego de que le rompiera la nariz a su profesor de historia, y según lo que habían  escuchado, el hombre había necesitado cirugía, claro que eso último bien podrían ser puras de exageraciones de la gente.

— ¿Vas a romperle la nariz a la directora sino te deja entrar así? —preguntó Chanyeol, tratando de no reírse.

— Por supuesto que no —sonrió ladino—, hay otros métodos para tratar con ella.

Lay lo miró confundido y Chanyeol se echó a reír como si no hubiera un mañana, Sehun también comenzó a reírse y eso únicamente confundió más al de nacionalidad china porque en realidad aún estaba procesando la información; era algo lento, no era su culpa realmente.

— No entendí —admitió por fin—, ¿a que otros métodos te refieres? —inquirió curioso.

Tras aquella pregunta Chanyeol elevó las manos al cielo mientras negaba con insistencia y Sehun tan sólo puso los ojos en blanco, porque de verdad que su amigo era todo un caso perdido.

— ¿A qué métodos te imaginas tú? —interrogó Chanyeol mientras que con una de sus manos hacía un pequeño aro e introducía dentro de él uno de los dedos de su otra mano.

Los ojos de Lay se ampliaron cómicamente tras esa revelación y miró espantado a Sehun, que casi estaba convulsionando de la risa luego de ver a Chanyeol hacer aquello.

— ¡¿Vas a follarte a la vieja?! —exclamó incrédulo y horrorizado.

— ¡Oh, rayos!, claro que no —respondió entre risas—. Yo me refería al chantaje.

— ¿Chantaje? —inquirió aún confundido.

— Mejor olvídalo Lay —dijo ya algo fastidiado el de cabello multicolor.

— ¡Salgan de mi jodido camino!

Aquella exclamación hizo a los tres chicos girarse para averiguar que era lo que estaba sucediendo y en realidad era lo mismo de siempre; las estúpidas mascotas de Minho jodiendole la existencia a un pobre infeliz. Lo único que era diferente en esa ocasión era que el pobre infeliz no estaba mudo del miedo sino que estaba peleando.

— Mierda —masculló Sehun por lo bajo, porque sólo había alguien así de atrevido, y tal vez algo tonto también, como para tratar de defenderse y ese era Wu Luhan.

— Oh, vamos —dijo riendo el chico de cabello naranja—. No seas así cuñado.

— Vete al carajo —gruñó ferozmente.

— Wooooo, resultó ser fiera la gata —se mofó el otro chico que ahí se encontraba.

— Salgan de mi camino —masculló entre dientes el menor.

— Lo haremos, tan sólo dime que me conseguirás una cita con tu hermana —soltó maliciosamente el de cabello naranja.

— Jodete —farfulló el menor.

Ambos chicos se echaron a reír con ganas ante su mirada amenazante y lo próximo que Luhan sabía era que uno de ellos estaba sujetando su mano con demasiada fuerza y por más que luchaba le era imposible liberarse.

— ¡Suéltame! —exigió.

— No —sonrió malicioso—. Tu cara parece la de una chica, ¿sabías que eso?

— ¡Vete al infierno, soy un hombre! —gruñó.

— Tal vez deberíamos dejar de insistir con esa chica rara y empezar a tratar contigo, porque es eso lo que quieres, ¿verdad, hadita? —escupió con asco.

La mirada del castaño estaba cargada de despreció y eso únicamente sirvió para hacer reír a los otros dos. Una sensación repulsiva comenzó a crecer en su interior a medida que su frustración iba en aumento y quería gritar de rabia por ser tan débil.

— ¿Qué? ¿Ya se te terminó el valor, acaso? —inquirió con burla.

Su rostro de estaba a pocos centímetros del ajeno y contra todo pronóstico, y muy contrario a todo lo que el mayor se esperaba, el pequeño chico no solo le escupió a la cara sino que también lo hizo trastabillar varios pasos luego del puñetazo que logró conectar.

— ¡Vete a la mierda, hijo de puta! —rugió el atrevido menor.

El aturdido muchacho llevó sus dedos hasta su nariz, descubriendo que de ella ya salía un delgado hilo de sangre, gruñó furioso y su puño se elevó en el aire con la intención de alcanzar al castaño, sin embargo lo único que pudo hacer fue rozarlo apenas luego de que un nuevo golpe lo alcanzará, enviándolo al suelo definitivamente.

— Se-Sehun —escuchó tartamudear a su compañero e inmediatamente su piel se erizo.

Su expresión se desfiguró en una mueca de preocupación y temor, tragó dificultosamente y finalmente se atrevió a elevar la mirada sólo para toparse de frente con la fiera mirada oscura del chico con piel de marfil y los ojos del diablo.

— ¿Qué parte de que no quiero verlos por aquí no les ha quedado claro? —preguntó con un escalofriante tono de voz.

— No te metas en esto, Sehun. El asunto es con el niño chino —escupió con desdén el de cabello naranja.

— No fue eso lo que pregunte —masculló entre dientes.

— Hey, Joon —llamó el otro—. Mejor vayamos —pidió con un tono casi suplicante.

— No —sentenció—. No vamos a huir de él sólo porque es el hermano de Minho.

Un bajo gruñido brotó de los labios del menor y para el otro todo pasó a una velocidad que no supo describir, sólo había parpadeando y lo próximo que supo fue que su cabeza estaba siendo aplastada entre el suelo y una bota negra estilo militar.

— ¡Jo-Joon! —chilló espantado su amigo.

— Escucha y más vale que lo hagas bien —farfulló—. Me importa una mierda la relación que tengas con el imbécil de Minho pero yo no los quiero ver ni por error en el mismo lugar donde yo esté porque entonces voy romperles el alma, ¿estamos claros?

— ¡Que te den! —rugió el sometido chico.

— ¡¿Estamos claros?! —alzó la voz e hizo más presión con su pie.

— ¡Sí! —casi gritó adolorido—. ¡Ya que entendí, joder!

El más joven retiró su pie no sin antes reírse del otro al verlo levantarse con desesperación. Una mirada de despreció le fue enviada por el mayor antes de que saliera corriendo junto con su compañero y finalmente pudo girarse hacia el chico que lo miraba rencorosamente.

Sus labios se extendieron en una sonrisa ladina al ver al castaño fruncir aún más el ceño y dio un paso más cerca sólo por el placer de verlo rabiar, porque si había algo que Luhan odiaba más que nada, eso era tenerlo cerca.

— ¿Qué pasa, Wu? —inquirió—. ¿No vas a darme las gracias?

— Púdrete —masculló entre dientes.

— ¡Hey!, esa no es forma de hablarle a tu salvador.

— Nadie te pidió ayuda.

— Pues… no parecías que estar defendiéndote muy bien que digamos —se burló.

— Sal de mi camino —ordenó ya sintiéndose harto de su presencia.

— No lo creo —sonrió malicioso y dio un paso más cerca del castaño que parecía estar a nada de prenderle fuego con la mirada—, te salve de esos dos y yo no hago nada gratis, Wu.

— No me provoques, Oh —advirtió y comenzó a andar con la clara intención de alejarse de ahí cuanto antes.

El primer paso que dio fue suficiente para poner en alerta a Sehun, quien sin permiso alguno sujetó fuertemente la mano del castaño. Ojos color marrón claro chocaron instantáneamente con los suyos más oscuros, el despreció brillaba en ellos y aún así no dejaban de ser hermoso, tan iguales a su propietario.

Luhan había crecido magníficamente, convirtiéndose en un joven demasiado bello e incluso su actitud había cambiado dejando atrás al pequeño asustadizo que alguna vez había sido, de ese niño sólo quedaba la amabilidad que siempre había poseído y se había sumado esa actitud rebelde y agresiva que sólo era mostrada a unos cuantos, a Sehun principalmente.

Porque no había persona que lo hiciera enojar con su sola presencia más que Oh Sehun.

— Esa no es mi intención, sin embargo acabo de salvarte por lo cual creo que es justo recibir una recompensa —dijo sonriente.

— Vete al carajo. ¡Suéltame ahora! —exigió ferozmente.

— Oblígame —lo retó, atreviéndose incluso a jalarlo más cerca suyo.

— ¡Deja de joder y suelta me ya! —vociferó rabioso.

Los ojos del castaño parecían estar a punto de comenzar a sacar chispas y aún así para él seguían siendo la misma mirada de hacía seis años, su lindo rostro que antes acostumbraba a ver iluminado por su resplandeciente sonrisa en ese momento no era más que una mueca que dejaba al descubierto todo su enojo, mismo que pronto lo tenía forcejeando por su libertad.

— ¡Quita tus asquerosas manos de mí! —gritó furibundo.

— ¿Qué harás si digo que no? —preguntó socarronamente.

— ¡Hey, Sehun! —llamó Chanyeol—. Deja en paz ya al niño y ven aquí.

La mirada de Sehun viajó hasta donde su amigo estaba y asintió, su mano soltó lentamente la de Luhan, que continuaba a mirándolo molesto. Una sonrisa ladina se extendió en sus labios haciendo fruncir aún más el ceño al más bajo.

— Ya oíste, debo irme. Nos vemos mañana, Wu —se despidió antes de empezará caminar.

— ¡Jodete! —exclamó furioso antes de comenzar a caminar.

Varias maldiciones y improperios abandonaron sus labios por varios minutos más mientras caminaba calle abajo con rumbo a su destino principal. Las personas se quedaban mirando de forma extraña mientras avanzaba pero poco le importó; insultarlo y maldecirlo era su única forma de liberar su enojo.

— Imbécil, ¿por qué no en lugar de estar jodiendo a los demás se da un tiro o algo así? —farfulló al tiempo que abría la puerta e ingresaba a la conocida residencia—. Maldito sea el puto día en el que decidiste volver.

— ¿Y ahora, quién hizo enojar tanto a Hannie para que dijera semejante cosas? —preguntó divertido el propietario de aquella residencia.

— ¡Señor Kim! —chilló espantado luego de ser descubierto mientras maldecía.

Una risa brotó de los labios del anciano hombre que a paso lento comenzó a acercarse a él, el rostro de Luhan se encontraba totalmente sonrojado para ese momento debido a la vergüenza y sin más que decir el viejo hombre le dio un par de palmaditas en los hombros.

— Tranquilo muchacho  —dijo entre risas—, aquí nadie te va a regañar por unas cuantas malas palabras.

— Aún así me siento apenado por ello —murmuró—, le prometo que no volverá a suceder —aseguró al tiempo que hacía una perfecta reverencia.

El hombre mayor sólo pudo echarse a reír luego de ver eso y nuevamente le dio al menor un par de palmaditas para que se relajara un poco; él era demasiado formal casi siempre.

— Vamos, mejor dirijámonos a la cocina; me muero de hambre.

— De acuerdo pero… —El mayor lo miró atentamente en espera de que terminara lo que iba a decir—. ¿Su enfermera ya le suministro sus medicamentos?

— No —respondió, sonriéndole con amabilidad—. Aún no es hora.

Un asentimiento y una sonrisa del menor bastaron para afirmar y así finalmente se dirigieron a la cocina donde Luhan finalmente podría ir iniciar con su trabajo de todos los días por la tarde, aunque tal vez era erróneo llamarlo trabajo cuando no cobraba ni un solo centavo por ayudar al señor Lee con sus tareas diarias.

***

— Bien, yo me largo —anunció Sehun cuando el sol comenzó a ocultarse.

— ¿Tan temprano? —preguntó desconcertado Chanyeol.

— Sí —asintió—, hoy es domingo.

La expresión de sus amigos se volvió seria tras lo último que dijo y él también ya lo sabía; su padre estaría temprano en casa y de no querer recibir una paliza tal vez debería irse a su hogar, fue por eso que los otros dos lo despidieron sin más problemas, sin embargo, el camino que siguió no fue el que llevaba a su hogar.

Una sonrisa altanera se dibujó en sus labios cuando se topó de frente a la señora Lee, quien siempre tenía para él esa mirada reprobatoria en un inútil intento por hacerlo cambiar pero a él poco le importaba y mucho menos le importó la expresión de horror que ella hizo al verlo detenerse en aquella puerta tan conocida por todos.

Con una sonrisa pintada en los labios se apresuró a tomar la llave de la pequeña maceta que estaba colgando cerca de la puerta y luego de abrir la puerta se dispuso a entrar tranquilamente aún a pesar de la mirada atónita de su chismosa vecina.

Ingresó tranquilamente a la pequeña residencia al tiempo que la propietaria salía de la cocina. Ambos de miraron fijamente sin hacer movimiento hasta que el ceño de ella se frunció y una sonrisa ladina se dibujó en los labios del menor, y no era para menos cuando ella sólo usaba sus diminutas pantaletas.

— Bonita forma de recibirme —dijo con burla el menor.

— Oh, cierra la boca —farfulló la rubia, que sin vergüenza alguna siguió con lo que hacía a pesar de su desnudes—. ¿Por qué mierda no llamaste a la puerta?

— Sé donde está la llave —respondió relajadamente al tiempo que se adentraba por completo a la sala de estar y se dejaba caer en uno de los sofás.

Ella le dio una mirada feroz que al menor poco le importó. Se quedó ahí mirándolo y luego de un buen rato se echó a reír provocando un gruñido de parte más joven.

— Así que tú noviecita al final si te pidió conocer a sus padres —se burló.

Sehun la maldijo a ella y a Chanyeol en ese justo momento, también se maldijo a sí mismo por haberle contado a Jessica sobre la estúpida apuesta que había hecho con Chanyeol, ahora por esa tontería su cabello parecía una puta paleta.

— Ella no es mi novia —masculló entre dientes.

— Sales con ella y te la follas, ¿qué eso no la vuelve tu novia? —inquirió ella con una ceja arqueada.

— Nop —respondió con desinterés—. Eso en realidad la convierte en la idiota con la que jugué esta semana.

Una carcajada resonó en la habitación y Sehun únicamente pudo ensanchar su sonrisa al ver como Jessica se carcajeaba sin parar. Y estaba casi seguro que pronto iba a agregar uno de sus comentarios molestos; siempre lo hacía.

— Ella me caía bien, ¿no puedes tenerla una semana más? —preguntó mientras hacía un puchero.

— Pfff, hablas de ella como si fuese un perro o algo así —bufó.

— ¡Ja!, te molesta que me refiera a ella de esa forma pero tú la ves como algo desechable —señaló.

— Es diferente —se encogió de hombros.

— ¿Qué lo hace diferente según tú?

— Ya lo sabes —murmuró seriamente.

— Oh… —sonrió. Lentamente se acercó al menor y sin más se subió a su regazo, tomando las manos del menor y llevándolas a su cintura—. ¿Sera acaso que aún no olvidas tu primera vez? —susurró seductoramente cerca de su oído.

— Tsk —chasqueó la lengua tras sentir los labios de la rubia en su cuello—, eres realmente odiosa cuando te comportas así —farfulló antes de empujarla y ponerse de pie.

Ella tan sólo empezó a reírse porque realmente era muy fácil y divertido hacerlo enojar.

— Tranquilo, ya sé que fui la mejor aún cuando te empeñes en negarlo —dijo y le guiñó con coquetería.

— Pero que humilde —soltó con sarcasmo.

— Lo sé, y también soy ardiente.

— Sí, claro —rodó los ojos—. ¿Tienes mi encargo? —cuestionó sin más rodeos.

— En la mesa —señaló el mueble con uno de sus delgados dedos.

— Bien —asintió. Una bolsa de papel fue lo que tomó de la mesa y seguidamente lo metió en su mochila para finalmente girarse a su noona y despedirse—. Gracias, te debo una.

— Más vale que tengas cuidado con eso, porque si alguien te descubre vas a estar en muy serios problemas —advirtió.

— Tranquila, nunca me han descubierto —aseguró.

Ella asintió resignada y Sehun rápidamente se acercó a ella para darle un beso en la mejilla antes de salir del pequeño hogar de su noona. Tan pronto salió, comenzó a correr con todo lo que tenía a sabiendas de que iba ya tarde.

Aporreó la puerta tan pronto llegó a su destino y cuando esta se abrió una malhumorada imagen apareció frente a sus ojos haciéndolo tragar duro.

— Llegas tarde —gruñó el mayor.

— Oh, vamos. No es tan tarde —se defendió.

El mayor le dio una fea mirada pero al final se hizo a un lado dejándolo pasar por fin, Sehun se apresuró a entrar antes de que cambiara de opinión e inmediatamente sacó de su mochila lo que Jessica le había dado.

— Miré —habló, alzando en alto la bolsa de papel—, le tengo una buena noticia para que ya no esté tan molesto —aseguró.

— ¿Una buena noticia? —lo miró curioso.

— Conseguí el medicamento que le hacía falta.

Los pequeños ojos rasgados del señor Kim se ampliaron desmesuradamente y más luego de ver al menor sacar los frascos de esa conocida y cara medicina que su médico le había ordenado comenzar a consumir.

— Pero… ¿cómo…?

— Secreto —respondió el sonriente chico—. Ahora, vaya y siéntese mientras yo voy por agua, el resto de sus medicinas y el esfigmomanómetro para medir su presión —anunció al anonadado hombre.

— Se-Sehun —llamó rápidamente antes de que se marchara.

— ¿Sí?

— Gracias, por todo —murmuró, porque no quería que su voz fallara.

— No, gracias a usted por haber cuidado de él mientras yo no estaba —dijo y sin más que agregar fue en busca de todo lo que necesitaba.

Luego de que Sehun volviera, ambos hablaron de cosas sin importancia mientras Sehun realizaba la misma rutina de siempre y no era que le interesará mucho charlar sobre su día a día pero igual lo hacía para así distraer al mayor y que así no se sintiera agobiado por todo ese tedioso ritual.

— Lu venía muy molesto el día de hoy —comentó de la nada el anciano hombre—. ¿Volviste a meterte con él?

— No… no era esa mi intención, fue porque las mascotas de Minho estaban…

— Me hizo comida china hoy —lo interrumpió; sabía bien ya lo agobiante que era para Sehun hablar de esos temas—. Te guarde un poco, está ahí —señaló la mesita de centro de la sala.

Le costó un poco de tiempo reaccionar a lo dicho por el mayor pero cuando finalmente logró volver en sí, se dio cuenta de que ya se hallaba frente a la mesita de centro. Quitó con cuidado la servilleta que cubría todo y justo entonces sintió como si su corazón se detuviera por una milésima de segundo sólo para volver a latir mil veces más de su velocidad normal.

« E-esos son pastelitos, ma-mamá los hace para ocasiones especiales y como es tu cumpleaños, yo... le pedí hacerlos… »

— También hizo esos, dijo que normalmente sólo son para ocasiones especiales pero quería probar la receta ya que su madre por fin se la había dado —explicó el señor Lee.

Una sonrisa estúpida fue esbozada por el menor mientras cuidadosamente tomaba uno de los pastelillos y lo llevaba a su boca, le dio el primer mordisco y no pudo contener la suave risita que escapó de sus labios justo en ese momento.

— ¿Por qué te ríes? —preguntó confuso el mayor.

Sehun simplemente negó levemente y siguió comiendo sin borrar la sonrisa boba que se había apoderado de sus labios.

— Saben bien pero aún te falta para superar los de tu mamá, Bǎobèi lù —susurró para sí mismo, sintiéndose ridículamente feliz sólo por eso y por el hecho de saber que aún con toda su nueva fachada, Luhan seguía siendo muy en el fondo el mismo dulce niño que había conocido durante sus únicos y más felices días de infancia.

Notas finales:

Y bueno... 

Como tal vez se quedaron con algunas dudas, sólo me queda decir que todo se va a aclarar poco a poco así que deben tener paciencia.

Ojala que el cap les haya gustado, muchas gracias por leer y hasta la próxima <3


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