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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Estoy viva!!!

Ok no, pero si estoy aquí ya con el siguiente cap y primero que nada les ofrezco una gran disculpa por la demora, sin embargo tuve muchas dificultades estos días que afortunadamente ya pude dejar atrás por lo que ya me tendrán de vuelta, así que sin más que agregar espero que este cap les guste.

Disfrútenlo~

El primer golpe vino sin que lo pudiera ni imaginar, su cuerpo chocó contra el librero de la sala y una punzada de un intenso dolor explotó en todos y cada uno de sus músculos. Sus ojos fueron a ella pero como siempre ella no hacía nada aunque no era como si le estuviera pidiendo ayuda tampoco, porque sabía que todo iba a ser inútil de todas formas.

Los gritos inconexos de su padre retumbaban en las paredes pero él apenas podía distinguir algo que no fuese la habitación moviéndose de una lado a otro y sí, puede que tal vez estuviera un poco intoxicado a causa del alcohol que había ingerido en aquella fiesta, sin embargo, aún podía recordar con claridad la forma en que los brazos de Luhan estaban envueltos en la estrecha cintura de cierta pelinegra.

Jodida Seohyun, quería gritar y patear lo primero que se le cruzara por enfrente pero lo único que realmente atinaba a hacer era mirar con confusión a su progenitor. Le pareció ver algo parecido a la culpa brillando en los ojos amoratados de su madre pero eso seguramente también era por culpa del alcohol.

Estaba atontado al fin y al cabo, así que ni las manos pudo meter mientras su padre le daba la paliza de esa semana, porque era así; por lo menos una vez a la semana su padre le daría una paliza por cualquier razón y la semana pasada había sido su cabello, ahora era su estado de embriaguez.

Ah~, él definitivamente no tuvo que haber escuchado a Chanyeol cuando dijo que la fiesta sería divertida. Debió quedarse en su casa y en ese momento no estaría tratando de ponerse en pie sin romperse algo en el intento.

Su madre seguía ahí aún mucho tiempo después de que todo hubiese acabado pero en ningún momento  se acercó a él, tan sólo lo miraba desde lejos y ella sólo pareció reaccionar una vez que lo vio andar dificultosamente hacia la puerta.

— ¿A dónde vas? —le preguntó tan pronto su mano se posó sobre el picaporte de la puerta.

— A ningún lado, tan sólo cerraré con llave para que él no venga y te haga lo mismo que a mí, es decisión tuya si abres la puerta o no —dijo entre murmullos.

La mirada de ella estaba totalmente vidriosa a causa de las lágrimas que querían escapársele, Sehun tan sólo la observó un par de minutos más y luego fue hasta las escaleras para subir hacia su habitación; estaba ya demasiado cansado y lo único que quería era dormir.

Un chillido agudo lo hizo levantar la mirada y se topó entonces con que las cortinas de su ventana estaban corridas y tenía una excelente vista de la habitación de Luhan. Fue entonces cuando lo vio, estaba recargado sobre la puerta, sonriendo como un tonto enamorado y con los ojos cerrados mientras dejaba ir un suspiro soñador; Sehun no supo cómo tomar eso en realidad.

Sus bonitos ojos se abrieron lentamente y se fijaron entonces en su lamentable imagen, ampliándose a más no poder y él tan sólo pudo mostrarle una sonrisa media. Luhan de un momento a otro se acercó a la ventana con pasos torpes y vacilantes y él lo único que pudo hacer fue retroceder como si temiera que el saltara por la ventana para llegar hasta él.

Había algo parecido a la súplica en su mirada y él, que lo conocía como nadie y que siempre sabía lo que su Luhan quería incluso antes que el mismo castaño, dio la media vuelta para salir de ahí a sabiendas de que Luhan se sentía preocupado pero que no quería volver a lo que habían sido, por eso iba a irse para así evitar que Luhan sucumbiera ante la latente necesidad de ir hacia él.

— ¿A dónde crees que vas? —preguntó apresuradamente su madre al verlo quitar el seguro y abrir la puerta.

— Por ahí —respondió y sin más salió de ahí.

— No, Sehun espera. Estás herido —dijo ella en voz alta, y de hecho era la primera vez que ella trataba de detenerlo, sin embargo…

Ya era tarde para fingir que le importaba.

No había nadie en las calles cuando él salió y pudo tener un buen vistazo del exterior, su mirada inmediatamente se dirigió a la casa vecina y en cuanto comenzó a escuchar movimiento y vio las luces encenderse, se obligó a alejarse tanto como le fuera posible en su condición.

Corrió tan lejos como pudo y sólo cuando sintió que sus pulmones iban a explotar se dio la vuelta únicamente para chocar su mirada con él, con esos bellos ojos de ciervo en los que se podía apreciar el revoltijo de sentimientos que iban desde la preocupación al resentimiento y del aprecio a la indiferencia.

Pero Sehun lo adoraba y por ello no podía permitir que él se sintiera confundido o preocupado, él tenía que estar totalmente tranquilo, por eso fue que siguió andando y no volvió a mirar atrás en ningún momento aun cuando todo su interior gritaba y rogaba que volviera y se ocultara entre sus brazos como cuando era un niño.

Caminó lo que le pareció un siglo hasta que finalmente se detuvo frente a la bonita casa de dos pisos que tenía un gran rosal cercano a la gran reja negra que rodeaba la acogedora residencia. Tocó sólo una vez el timbre y apenas el comprendió que fue lo que salió de sus labios cuando le preguntaron su identidad.

Las puertas se abrieron estrepitosamente segundos después y de ellas salió un agitado jovencito de rojizo cabello que además usaba un pijama de Pucca, apenas le entendió cuando le habló pero sospechaba que había dicho su nombre. Sintió los brazos de Kyung Min sosteniéndolo firmemente y lo siguiente que supo fue que ya se hallaba sentado sobre uno de los sofás en la sala de estar del hogar de su amigo.

— ¿Sehun, me escuchas? —preguntaba nerviosamente.

Sehun quería asentir o hablar pero tan sólo no podía, por lo que únicamente se quedó ahí mirando fijamente el rostro angustiado de su mejor amigo.

— Joder, Hun —soltó alterado—. ¿Qué es lo que ese perro te hizo?

Su voz se quebró luego de que dejara salir su nombre y las lágrimas empañaban sus pequeños ojos marrón oscuro y en realidad Sehun en ese momento se daba cuenta que tenían un bonito color, no eran tan bellos como los de su Luhan pero eran lindos.

— ¿Qué hago? —interrogó con un hilo de voz.

— Nada —murmuró finalmente luego de poder hallar su voz—, tan sólo déjame dormir.

Kyung Min asintió frenéticamente varias veces y luego lo ayudó a recostarse sobre el gran sofá rojo de su sala de estar. Cerró los ojos en ese momento y no intentó abrirlos más ni siquiera cuando sintió un ligero peso extra sobre su cuerpo.

Esa noche, mientras dormía, mil imágenes se proyectaron una tras otras como alguna especie de película; hubo una muy bella donde dos pequeños niños reían felizmente y se tomaban de la mano para andar. Eso le era tan lejano y familiar que casi podía jurar haberlo vivido, pero ya sabía que era un sueño y que en ese momento él no era más que un espectador de aquella película fantástica que nunca iba a ser una realidad para él otra vez.

« ¿Por qué la película no tiene sonido? », se preguntó en algún momento mientras las imágenes seguían proyectándose, fue entonces que descubrió con pesar que aquello sólo se debía a que lo comenzaba a olvidar.

El tiempo se estaba encargando de llevarse con él las palabras que Luhan le dijo alguna vez, el sonido de su risa; esa de verdadera alegría, e incluso el brillo, que creía recordar ver en sus ojos de ciervo, comenzaba a desvanecerse.

Se despertó de completamente agitado luego de aquel golpe de realidad y sólo atinó a mirar en todas las direcciones de esa residencia poco conocida, se sentó lentamente sobre el sofá que había decidido usar como cama y entonces se miró las manos cubiertas de benditas adhesivas, sabía que había sido Kyung Min y por alguna razón sintió unas inmensas ganas de llorar.

Lo extrañaba.

¡Joder!, como lo quería de vuelta a su lado para así volver a darle voz a esos recuerdos mudos que el tiempo estaba borrando, sin embargo ya sabía que no podía recuperarlo si de verdad quería que él estuviera seguro.

« Recuérdalo Sehun, el trato aún es el mismo… acércate a él y se lo diré a Minho. »

Eso le había dicho ella tan pronto lo vio de vuelta y con intenciones de buscar recuperar lo que hacía años había dejado atrás, era por eso que él debía obedecer, porque aún con todo lo que luchó por ser más fuerte, aún con todo lo que creció y aprendió estando en aquel lugar, seguía siendo muy débil en comparación de Minho; tan sólo no podía ganarle aún.

— Sehun —llamó suavemente su amigo desde la entrada.

Él elevó la mirada y tan pronto como lo vio le dedicó una sonrisa media para así borrar toda la preocupación que sus ojos reflejaban. Una pequeña sonrisa también se formó en los labios ajenos y al minuto siguiente ya tenía a un odioso pelirrojo sentado en sus piernas.

— ¡Quítate! —exclamó entre molesto y divertido.

— No, este es tu castigo por hacer que me preocupara —dijo entre risas.

— ¡Ya, Kyung Min!

— ¡No! —chilló risueño.

 Un gruñido brotó de entre los labios del más alto y sin aviso alguno él se puso de pie, lanzando al suelo a su fastidioso amigo el cual únicamente reía con ganas.

— Eres un idiota —farfulló el más alto.

— Oh, Hunnie —rió—, no te enojes tanto, te harás feo si sigues frunciendo así el ceño —señaló divertido.

Un nuevo gruñido fue emitido por Sehun antes de que comenzara a andar en dirección a las escaleras que daban a la segunda planta de la casa de su raro amigo, el pelirrojo lo seguía de cerca y cuando Sehun entró al baño, él se quedó de pie en la puerta con una sonrisa traviesa en los labios.

— Vete —ordenó inmediatamente Sehun. Kyung Min en respuesta únicamente se cruzó de brazos y se recargó en la marco de la puerta sin quitar sus ojos de Sehun, quien ya comenzaba a desvestirse—. Kyung Min es en serio, lárgate —exigió antes de quitarse los pantalones.

— ¿Por qué? —inquirió haciendo un ridículo puchero—. Ya te he visto desnudo antes, ya no vería nada que no he visto y por cierto, lindo paquete —elogió, mostrándole una sonrisa pícara.

— Me importa un infierno si ya me has visto desnudo mil veces, tú loco pervertido. Para tu información hay algo llamado privacidad. ¿Sabías eso? —espetó con el ceño fruncido.

— Sí, y realmente debo decir que me sorprende mucho que el degenerado que se masturba espiando a su vecino por la ventana luego de que el pobre chico sale de la ducha, sepa lo que es la privacidad —contraatacó.

— Vete a la mierda —masculló.

— Lo siento, cariño, pero así de fastidiosa es la vedad. —El de cabello multicolor le dio una mala mirada y a cambio él tan sólo sonrió ladino—. Ahora, sino te importa iré a preparar nuestros uniformes para que nos vayamos a la escuela.

Fue capaz de escuchar un par de insultos más saliendo de la boca de su amigo pero tan sólo se rió de eso y siguió su camino hacia la habitación contigua que en realidad era su habitación. Las miles de coloridas prendas de vestir eran lo que más llamaba la atención cuando alguien veía dentro de su armario del cual sacó dos uniformes escolares perfectamente planchados y listos para usarse.

Porque no era la primera vez que Sehun acudía a él de esa forma y era por eso que él se había tenido que preparar para ese tipo de ocasiones y en realidad le resultaba demasiado gracioso porque era en ese tipo de ocasiones en que se sentía como la esposa que ayudaba a su marido a prepararse para un nuevo día laborar.

Sin embargo, ni ellos estaban casados, ni veía a Sehun más que como a su mejor amigo y lo más importante, el que sería su esposo estaba enamorado de un complicado muchachito con cara de ángel y mirada de ciervo que lo trataba peor que a basura, claro que el chico tenía sus razones y no era como que lo pudiera criticar mucho la verdad.

De hecho él aún recordaba perfectamente el día que Sehun llegó a la escuela, esa había sido una época muy oscura para él que era un chico demasiado afeminado metido en una escuela donde todos los alumnos atacaban todo lo que creían anormal y de hecho la verdad era que no podía expresar con palabras el alivio y alegría que había sentido con la llegada de Sehun porque él, a diferencia de todos los demás, si había notado la mirada de absoluta adoración que el chico malo le había dirigido a su perfecto y amable presidente de clase.

Le había costado mil insultos y feas miradas de desprecio poder llegar a ser cercano a él, su necesidad de ser amigo de Sehun lo había hecho hacer cosas que nunca había ni imaginado intentar, lo habían hecho más valiente y atrevido, él lo había liberado de esa cadenas de temor que siempre le impidieron mostrarse como era y de verdad que no sabía cuánto se lo agradecía.

Porque él no sólo lo había liberado sino que también lo protegía de una forma que sólo su madre había hecho y sí, Sehun podría ser un imbécil la mayor parte del tiempo pero era el único que lo apoyaba y seguía en todas su locuras, era como su hermano y Kyung Min lo adoraba inmensamente y era justo por eso que cada vez que algo malo le ocurría él estaba ahí, listo para cuidarlo y curar sus heridas.

Sin embargo, pronto iba a irse lejos y no sabía cuándo iba a volver a verlo; lo iba a dejar solo y era lo que más le preocupaba, por eso quería ayudarlo a forma de darle gracias por todo lo que, sin saber, había hecho por él y era por ello que iba a darle un último obsequio y, costara lo que costara, él iba a volver a unir a Sehun y Luhan, porque sólo en Luhan podía confiar para que cuidara de Sehun.

— Kyung Min —llamó Sehun desde la puerta—, la ducha está libre, ya puedes usarla.

— Sí, ya voy.

— ¿Cuál es el mío?

— Este —murmuró al tiempo que le extendía las prendas.

Sehun asintió algo dudoso y luego le dio una mirada interrogante a su amigo, al cual repentinamente parecía que le habían drenado todo su fastidioso buen ánimo, de hecho parecía bastante serio en ese momento y eso era realmente raro tratándose de él.

— Hey, ¿te encuentras bien? —preguntó seriamente el más alto.

— ¿Eh? —Sehun lo miró aún más confundido—. Claro, estoy bien —aseguró.

— Bien —asintió poco convencido—, en ese caso mejor apresúrate o se nos va a hacer tarde.

— ¡Ja! —bufó—, como si eso pudiese ser posible, siempre somos los primeros en llegar —le recodó.

— Pues no lo seremos si no te das prisa.

— Sehun, aún es muy temprano, todavía tenemos que desayunar, tengo que ponerme bonito también y debó volver a ayudarte con tus heridas además de darte algo para la resaca monumental que finges no tener pero que en realidad si tienes —dijo con fastidio—. Además…

La frase quedo a medias y ambos se miraron entonces a los ojos en espera de que alguna interrupción de parte de Sehun o de la continuación de Kyung Min.

— Sabes que al estar aquí es imposible que te encuentres con Luhan por estos rumbos —soltó finalmente el pelirrojo.

Sehun lo miró fijamente durante lo que parecieron horas y el pelirrojo ya sabía que había dado en un punto sensible, sin embargo él era así; siempre le había dicho a Sehun las cosas tal como eran y no iba a cambiarlo en ese momento.

— Date prisa —habló por fin Sehun.

El pelirrojo no agregó más a esa conversación y simplemente obedeció el mandato de su amigo. Todo lo demás transcurrió igual que siempre que Sehun acudía a él; prepararse para la escuela, volver a tratar las heridas de Sehun, reunirse con su madre en el comedor y desayunar con ella para que luego los llevara a la escuela, despedirse de ella y luego caminar tranquilamente al salón de clases.

— ¿Sabes?, de verdad me sigo preguntando cómo es que tu padre no ha logrado arrancarte algún piercing del rostro de las golpizas que te da —comentó Kyung Min en algún punto de su caminata hacia el salón de clases.

— Me defiendo —respondió sin interés.

— Te defiendes, si como no —farfulló—. Si te defendieras no te daría tales palizas en primer lugar.

— Kyung Min —llamó, usando un tono un tanto amenazador.

— Enójate todo lo que quieras pero sabes que tengo razón, sabes perfectamente que de querer hacerlo tú podrías ganarle a ese bastardo hijo de puta y así él no pensaría ni en volver a mirarte mal —aseguró.

— No es tu asunto y no te pedí tu opinión —masculló.

—Ya sé, si tú nunca escuchas a los demás y simplemente decides por ti mismo lo que consideras mejor.

— Basta —ordenó.

— No, basta tú. Haces esto simplemente por esa perra que llamas madre, porque bien sabes que podrías ganarle a esa bestia y defenderte pero sigues queriéndola tanto que no te atreves a hacerlo simplemente porque sabes que va a dolerle más lo que puedas hacerle a ese hombre que lo que alguna vez le ha dolido lo que ese monstruo les hace a ustedes.

— Dije que pares o…

— ¿O qué? —preguntó desafiante y lo encaró justo en la puerta del salón de clases—. ¿Qué vas a hacerme?

— Nada —respondió serenamente. Su mirada estaba fija en algún punto más allá de él y cuando se giró a ver qué era lo que su amigo miraba se encontró con la mirada de Luhan.

Una sonrisa inmensa surcó los labios del pelirrojo y nuevamente actuaba como si nada malo estuviera pasando, se adentró rápidamente al salón de clases y fue directo hasta donde el castaño estaba, justo a frente al pizarrón de la clase.

— Buenos días señorito presidente —saludó animadamente.

La incomodidad de Luhan fue evidente en su sonrisa forzada y a Kyung Min no pudo importarle menos porque la realidad era que estaba ya acostumbrado al rechazo, porque todo mundo lo rechazaba por ser como era aunque no era precisamente por eso que Luhan no lo toleraba, porque Luhan no lo odiaba como todos los demás pero aun así era evidente que no disfrutaba de tenerlo cerca y la razón era su cercanía con Sehun y lo mucho que Luhan secretamente se sentía envidioso de ella.

— Buenos días —musitó el castaño de sonrisa forzada.

— Es muy raro encontrarte aquí a estas horas, ¿te levantaste demasiado temprano hoy?

— Mmm, no —respondió lo más cordial que logró sonar—. En realidad tenía que llegar antes para preparar algo que nuestro asesor me encargo.

— Ya veo.

« Mentiroso », pensó para sus adentros el pelirrojo, porque a él no iba a verle la cara luego de que había visto la forma en la que había estado mirando a Sehun, era evidente que algo había pasado la noche anterior y que Luhan había estado preocupado por Sehun y por ello había llegado antes únicamente para asegurarse que estaba bien.

— ¿Y qué es lo que te pidió el profesor? —preguntó, aparentando tener mucha curiosidad.

— Bueno… en realidad es sobre el festival escolar, tenemos que comenzar a organizarnos y decidir que vamos a hacer para ese día —explicó—. Así que, si tienes una idea no dudes en comunicármela —sonrió amablemente.

— Mmm, no creo que mis ideas te sirvan.

— Que no te de pena, cualquier idea es bien recibida —lo alentó, y de hecho a Kyung Min le provocaba morderle una mejilla cuando era tan dulce.

— Las mías no —aseguró con una sonrisa traviesa—, a no ser que estés dispuesto a poner algo parecido a un club de strippers masculinos —dijo con coquetería y le dio un travieso guiño.

Los ojos el castaño se ampliaron cómicamente y su boca se abrió pero nada salió de ella, provocándole una estruendosa carcajada al pelirrojo.

— Kyung Min, déjalo en paz —ordenó Sehun, quien hasta ese momento se había mantenido callado.

— No seas amargado, Hunnie.

— No lo voy a repetir.

Kyung Min únicamente le dio una mirada de fastidio y nuevamente volvió a poner toda su atención en Luhan que ya no tenía la linda sonrisa de antes y en su lugar le disparaba dagas imaginarias al de cabello multicolor.

— Sólo bromeaba, Luhan. Te prometo que si Hunnie o yo tenemos alguna idea te la vamos a decir —aseguró.

— No creo que él pueda dar alguna idea útil —masculló y luego se giró hacía el pizarrón para seguir escribiendo, dando por finalizada la conversación.

Kyung Min miró sorprendido al castaño luego de aquel cambio tan radical, se giró rápidamente hacia su amigo pero él ya se había ido hasta su asiento y se había sentado, recargando la cabeza sobre el escritorio dispuesto a dormirse.

El extravagante chico no pudo hacer más que suspirar sonoramente e ir directamente a su asiento igual que Sehun, quien al final se quedó dormido durante toda la primera clase, que en realidad no había sido otra cosa más que una hora de pura planeación para el dichoso festival.

Cuando la siguiente hora llegó el pelirrojo descubrió a cierto chico con mirada de ciervo mirando de vez en vez en dirección a Sehun y no pudo hacer otra cosa que sonreír divertido y negar repetidamente con la cabeza simplemente porque de verdad que esos dos eran muy idiotas.

— Muy bien, chicos, antes de que terminé la clase les entregare sus exámenes, los cuales debo decir me decepcionaron mucho —dijo la profesora de Física.

Varios pares de ojos se enfocaron en la mujer adulta que rápidamente sacó de su maletín un montón de hojas de papel que comenzó a entregar una a una entre los nervioso chicos que ocupaban la habitación. Durante ese tiempo hubo muchos  suspiros de alivio, sonrisas de moción y varias expresiones de decepción hasta que finalmente solo quedaron dos hojas que entregar.

— Felicidades, señor Wu —dijo al llegar a su lugar—. Casi obtuvo los cien puntos pero un noventa y ocho tampoco está mal ­—sonrió.

Luhan sonrió orgulloso de sí mismo, su mirada se cruzó furtivamente con la de cierta chica pelinegra que elevó dos pulgares al aire a modo de felicitación e inmediatamente sus mejillas se tiñeron de un tímido color rosáceo.

— Señor Oh. —La autoritaria voz de la profesora lo devolvió a la realidad e inmediatamente sus ojos se dirigieron hasta el lugar que él ocupaba—. ¿Se puede saber quién le dio permiso de quedarse dormido? —exigió saber la molesta mujer.

Sehun la miró con ojos adormilados y el ceño fruncido, no respondió a su pregunta e ignoró el suspiro de cansancio que ella dejó ir. Tomó la hoja de papel que ella le tendía y no se molestó ni en mirarla.

— Es realmente el colmo con usted —bufó—. ¿Cuántas veces ya le he dicho que no puede traer esas cosas en la cara?, quíteselas ahora mismo —ordenó—. Mire además el estado en el que está, ¿con quién se peleó ahora?

­— Que le importa —respondió fríamente.

— Más respeto, no puede contestarme de esa forma —señaló molesta—. Usted no conoce lo que es el respeto, ¿qué no se lo enseñaron en su casa? Es realmente increíble que sea usted quien logró obtener los cien aciertos en el examen, ¿a quién le copió?

— A nadie y usted lo sabe —sonrió arrogante—, así que le recomiendo ahorrase esta vez el esfuerzo porque siempre que me repite el examen el resultado es el mismo, igual obtengo los cien aciertos.

El rostro de la enojada mujer comenzó a tornarse rojo y el silencio se volvió sepulcral mientras veían como el alumno con las notas más altas de la clase pero sin ningún tipo de disciplina, estaba por hacer gritar a la maestra de Física.

— ¡A dirección, ahora! —explotó finalmente la profesora.

Sehun se rió con ganas justo en su cara, tomó su mochila y se puso de pie, quitándose incluso la capucha que había estado cubriendo su cabeza y dejándole ver a la mujer mayor su colorido nuevo estilo; ella tan sólo palideció y parecía estar justo a punto de desmayarse por el disgusto.

Salió tranquilamente del salón de clase y avanzó hacía la dirección con calma, ya sabía que la directora no iba a poder decirle nada porque la tenía en sus manos, es decir, era peor que se supiera que ella solía follarse a sus alumnos que un alumno anduviera por ahí con piercings en el rostro y el cabello multicolor.

***

— ¿Realmente necesita que haga esto? —preguntó suplicante el castaño.

— Lamento hacerte pasar por esto, Luhan, pero eres el único que puede ayudarme —dijo la agobiada mujer.

— Pero…

— Ya lo sé, estoy plenamente consciente de que este es mi trabajo y que habla muy mal de mi capacidad el hecho de estar recurriendo a un alumno para solucionar algo que es mi responsabilidad pero simplemente ya no sé qué hacer —dijo con la voz algo quebrada—. Eres el único al que parece escuchar.

— Eso no es así —sentenció con el ceño fruncido—. Nosotros no nos toleramos el uno al otro.

— Pero él te escucha, además, también eres el presidente de esa clase y debes ayudarnos cuando hay algún problema —señaló casi con desesperación.

Luhan sabía que lo que la directora decía no era cierto porque no era su responsabilidad corregir a los alumnos problema sino ser simplemente un representante cada vez que hubiera un problema o situación que requiriera de la participación de todos los alumnos que componían su clase.

Sin embargo aun así aceptó intervenir y ahí estaba él, caminando a toda prisa por toda la escuela en busca de Oh Sehun para obligarlo a comportarse y teñirse el maldito cabello, esperando no matarlo en el proceso.

— Oh —llamó fuerte y claro tan pronto lo visualizó en el jardín trasero a unos metros lejos de él.

El más alto se giró inmediatamente, dirigiéndole su gélida mirada de indiferencia y exhibiendo sin problema alguno el cigarrillo que sostenía con la diestra. Luhan gruñó sin poder contenerse y se apresuró a llegar a él, arrebatándole el pequeño y toxico objeto que tenía en las manos.

— Está prohibido —masculló, mirándolo amenazadoramente.    

Una sofocante nueve de humo fue expulsada de los labios ajenos justo frente a su rostro provocando que comenzara a toser. Le lanzó una mirada asesina  al más alto y él a cambio le sonrió ladino, haciéndolo bajar tres niveles más en sus niveles de tolerancia y paciencia.

— No vas a seguir comportándote más como te de tu jodida gana, así que más vale que cambies tu puta actitud, comiences a actuar conforme a las reglas y cambies tu ridículo color de cabello para mañana —advirtió.

Una media sonrisa  se dibujó en los labios del más alto mientras daba un paso adelante, acercándose tanto como le era posible al precioso muchacho que lo miraba amenazadoramente.

— ¿Qué me harás si decido mandarte a la mierda ahora mismo? —preguntó con un desafiante tono de voz.

— No me provoques Oh —gruñó—. Yo no soy uno de los profesores de esta escuela y fácilmente puedo romperte la nariz de un golpe. Así que, o te comportas, o hago que te comportes—advirtió.

— Me encantaría verte intentarlo —lo desafió, mostrando en todo momento una sonrisa burlona—, ya sabes, por eso de que ni siquiera pudiste tú solo con las mascotas de Minho y tuviste que ser salvado por mí —le recordó con arrogancia.

— Yo no te lo pedí, te inmiscuiste por cuenta propia —masculló entre dientes.

— Lo sé, pero siendo el caballero que soy no podía pasar por alto a una damisela en peligro —rió.

— ¡Estás muerto, Oh! —exclamó furioso, extendiendo sus manos en un intento de llegar a él.

Una carcajada escapó de la boca de Sehun al ver a Luhan lanzarse sobre él y para él no fue más que un juego poder detenerlo e inmovilizarlo, lo escuchó gritar de rabia y tan sólo siguió riéndose de todo lo enojado que él estaba y de sus intentos por liberarse.

— ¡Suéltame! —gritó.

— Oh, vamos —murmuró y con un rápido movimiento le dio la vuelta al cuerpo ajeno, quedando de espaldas a él—, pensé que ibas a darme una lección —se mofó.

— Voy a acabar contigo en cuanto me libere —le juró en medio de sus frenéticos forcejeos.

— ¿De verdad? —soltó con fingido asombro—. Pues estás tardando mucho —sonrió de lado.

Luhan gruñó y siguió luchando con todas sus fuerzas pero era totalmente inútil, una sensación desagradable se instaló en su pecho debido a la frustrante situación y todas sus alarmas internas se activaron cuando sintió el aliento de Sehun sobre su nuca.

— ¿Sabes?, creo que ahora comprendo la razón por la que ellos estaban tan interesados en ti. Tienes un rostro precioso, ¿sabías eso? —inquirió con un murmullo.

— ¡Vete a la mierda! —gritó con fuerza.

— Realmente esa cara tuya hace que cualquiera dude sobre si eres un chico o no —rió–. Veamos, ¿que tenemos aquí? —preguntó mientras llevaba una mano al pecho del castaño como esperando sentir un par de senos o algo por el estilo.

Luhan volvió a gritar rabioso y su lucha por la libertad se volvió aún más frenética. Sehun únicamente se reía con ganas mientras sus brazos se envolvían con mayor fuerza en torno al cuerpo ajeno y sus manos apretaban más las muñecas del castaño.

— No temas, Hannie —susurró—. Yo seré amable —le dijo al oído.

— ¡Déjame! —rugió rabioso.

Sehun decidió obedecer finalmente y terminó por empujarlo al suelo, seguía riéndose con ganas de la situación e ignoró por completo la mirada que Luhan le estaba dando justo en ese preciso momento.

— Eso fue divertido —dijo entre risas—, pero no hay de qué preocuparse Wu, no estoy tan desesperado como para enredarme con alguien como tú —aseguró.

Su mirada volvió a fijarse en el castaño que continuaba en el suelo y bastó únicamente con verlo para saber que era realmente un imbécil y que había ido demasiado lejos en esa ocasión, porque Luhan se había vuelto un chico realmente fuerte con el pasar de los años pero justo en ese momento sus bellos ojos estaban empañados por culpa de las lágrimas de enojo.

El rencor y la frustración brillaban en ellos pero por mucho que Luhan intentará verse enojado lucía mucho más como alguien herido y únicamente con eso Sehun ya sentía que podría dejarse caer al suelo y rogar de rodillas por su perdón.

— Joder, Luhan te juro que yo no…

— Vete a la mierda —masculló con un hilo de voz antes de ponerse de pie y salir corriendo de ahí.

— ¡Luhan! —llamó pero no lo siguió, revolviéndose el cabello con ansiedad ante la maldita culpa y arrepentimiento.

— ¿Qué demonios hiciste ahora, Sehun?  —exigió saber Kyung Min quien lo había visto todo pero no se había inmiscuido hasta ese momento que le lanzaba una mirada reprobatoria a su mejor amigo.

— Nada —respondió el más alto con un murmullo.

— ¿Nada? —bufó—. Como se nota que eres un maldito imbécil que actúa antes de intentar siquiera pensar un poco en las consecuencias  —reprendió—. ¿Tienes siquiera una idea de lo mucho que los imbéciles de nuestro salón molestan a Lu por su aspecto?

Sehun no respondió y tan sólo bajó la mirada sintiéndose realmente miserable por lo que acababa de hacerle a Luhan.

— ¿Cómo diablos esperas poder arreglar las cosas con él cuando sigues comportándote como los imbéciles que lo molestan únicamente por como se ve? —espetó.

— Yo no pretendo ni mucho menos estoy intentando arreglar nada con él —respondió con el ceño fruncido debido al cuestionamiento ajeno.

— ¿Entonces qué? ¿Quieres que él te odie?, porque déjame decirte que si es eso estás haciendo un gran trabajo —afirmó. Sehun en respuesta a eso únicamente le dio una mala mirada y sin decir nada mas dio la media vuelta para comenzar a alejar de su amigo—. ¿A dónde crees que vas?

— A buscarlo —farfulló, haciendo resoplar al otro.

— Pero que bueno que no quieres arreglar nada con él —soltó con un tono irónico que Sehun ya no alcanzó a escuchar.

***

Encontrarlo y decirle un ‘lo siento' a alguien era algo que en ese momento para Sehun era asunto de máxima prioridad, lamentablemente nada estaba yendo como tenía que ser, Luhan no estaba por ningún lugar por más que estaba buscando.

No se atrevía a preguntar tampoco porque a los únicos que veía era a sus compañeros y a ellos en realidad tenía un inmenso deseo de patearles el trasero y problemas con la jodida directora era lo último que necesitaba porque ya había descubierto que la muy perra iba a enviar a Luhan para hacer el trabajo sucio.

Un rostro familiar fue lo que vislumbró a lo lejos luego de lo que sintió fueron eternas horas, corrió hacia dicha persona y con la delicadeza que lo caracterizaba la sujetó por los hombros y la empujó bruscamente contra la pared, ignorando por completo su mirada de completo terror.

— ¿Dónde está Luhan? —exigió saber.

La asustada chica únicamente abría y cerraba la boca sin saber que responder, su mirada angustiada iba de un lado a otro como pidiendo ayuda pero todo el mundo parecía haber desaparecido dejándola ahí sola y a merced de Sehun.

— No voy a repetirlo Shin —advirtió él.

Cherry comenzó a abrir y cerrar la boca pero ningún sonido salía de ella, la cercanía de Sehun la estaba aturdiendo por completo y la volvía incapaz de decirle al más alto que en realidad ella también ignoraba el paradero de su mejor amigo.

— ¿Para qué quieres saberlo? —habló por fin, fingiendo ser tan valiente como no lo era.

La mirada de hielo del chico frente a ella se incrustó sobre su figura y por un segundo pensó que podría comenzar a llorar pero no lo hizo y únicamente se mantuvo mirando fijamente esos oscuros ojos fríos que él poseía.

— Él se enojara conmigo si te digo algo y luego tú vas a molestarlo —murmuró la nerviosa joven.

La mirada ajena pareció suavizarse entonces e incluso lo vio retroceder dejándola libre, su mirada estaba agachada y lucía como si una pelea estuviera llevándose a cabo en su interior únicamente a causa de su comentario.

— Voy a pedirle perdón —dijo finalmente y Cherry se quedó completamente atónita—. Hace un rato hice algo que no debí y debo disculparme —explicó.

La chica continuó en silencio y con la boca totalmente abierta incluso después que él le gruñó para hacerla reaccionar, esperó un poco más por su respuesta pero ella siguió igual por lo cual decidió alejarse y buscarlo por su propia cuanta.

— Sehun —llamó apresurada. Sehun se detuvo al instante y se giró a mirarla en espera de la información que él quería escuchar—. No sé dónde esté Hannie porque yo también lo estaba buscando cuando tú me encontraste pero…

— Ya veo, gracias —la cortó; no le interesaba realmente lo que ella fuera a decirle.

— Sehun —volvió a llamarlo—, estoy feliz de que volvieras —soltó a prisa esperando detenerlo y sonrió al ver que lo había logrado—. Porque en el fondo yo sé que algo pasó para que tuvieras que irte y también sé que Luhan está muy feliz aunque no lo admita; él sigue queriéndote como antes —aseguró.

« Mentirosa. »

— ¿Por qué algo pasó, no es así?, es por eso que te fuiste. ¿Tú también nos extrañaste, verdad? —preguntó con un murmulló un tanto estrangulado.

« Sí, algo pasó pero nada tiene que ver contigo; tú eres nadie en mi vida. »

— Yo sé que Hunnie es bueno —sonrió débilmente.

Sehun se giró para encararla entonces y la miró con la misma indiferencia con la que la había mirado desde el primer día a qué Luhan la había presentado ante él como una gran amiga.

— Yo no soy bueno, y me da absolutamente igual lo que tú creas o dejes de creer —sentenció y finalmente siguió su camino para así tratar de arreglar la estupidez que había hecho.

Sin embargo, y sin importar todos los lugares en los que buscó, al final del día no volvió a ver a Luhan y eso simplemente lo hacía sentir como mierda, porque simplemente no podía olvidarse de esos preciosos ojos llenos de lágrimas; la culpa estaba por enloquecerlo y quería gritar pero no podía hacerlo y a sabiendas de eso únicamente se le ocurrió algo que hacer.

Era por eso que estaba ahí a pesar de lo mucho que detestaba ir a ese lugar pero no tenía otra opción si quería hacer aunque fuera algo insignificante para así borrar un poco de lo que le había hecho a Luhan. Desde el inicio se sintió enfermo al entrar a ese lugar y ser foco de las miradas horrorizadas que le dirigían todas las señoras mayores no ayudaba en nada.

Gruñó sin poder contenerse y ellas inmediatamente comenzaron a cuchichear espantadas y se persignaron una y mil veces al tiempo que él ocupaba una de las muchas bancas de la iglesia, su mirada buscó rápidamente a su amigo y cuando finalmente sus miradas coincidieron únicamente hizo un discreto movimiento de cabeza para que saliera.

Chanyeol asintió con torpeza, luciendo realmente sorprendido por verlo ahí y luego de eso él fue el primero en salir de aquel fastidioso lugar. Esperó pacientemente a la llegada del más alto y cuando por fin lo vio llegar casi se echó a reír debido a su atuendo, o más bien, a su disfraz de niño bueno.

Cabello perfectamente peinado al puro estilo de un libro, lentes de pasta gruesa sobre su rostro, pantalones de vestir grises pulcramente planchados, la camisa del más espantoso color beige bien fajada dentro de sus espantoso pantalones, una ridícula corbata de moño color gris adornando su cuello y los zapatos tan bien lustrados que seguro podría ver su reflejo en esas cosas.

— Te patearé las bolas si te ríes —advirtió el ‘respetable’ chico que tocaba la guitarra en el coro de la iglesia.

— Claro, como digas —rodó los ojos.

— ¿Qué haces aquí?

— Necesito que hagas algo por mí.

— No tengo dinero si es lo que buscas. Además, se supone que ya tienes un trabajo de medio tiempo, ¿no?

— No es efectivo lo que necesito.

— ¿Qué es entonces?

— Necesito que te olvides de la apuesta o que cambies el castigo, debo teñirme el cabello de otro color —explicó.

— ¿Por qué?, nosotros quedamos en algo y tú aceptaste, no puedes echarte atrás ahora —respondió con el ceño fruncido.

— Lo sé pero esto es importante, de verdad que sí —afirmó. Chanyeol le dio una sería mirada durante varios minutos hasta que finalmente suspiró pesadamente.

— Mira —comenzó—, lo que podemos hacer es reducir el castigo; será solo una semana más en lugar del mes completo.

— No, yo necesito…

— No debiste hacer la apuesta en primer lugar si ibas a retractarte después, ni siquiera es tanto lo que tienes que seguir teniendo así el cabello —reprochó.

— Vete al carajo Chanyeol —gruñó.

— ¡Oye, Sehun! —llamó molesto.

Sehun no se detuvo y siguió caminando porque de verdad que odiaba estar en ese lugar y estaba demasiado molesto con el imbécil de su mejor amigo además de que estaba haciéndosele tarde para ir a trabajar.

Y no era que fuera la gran cosa o que el sueldo estuviera de lujo pero no podía permitirse llegar tarde y que su fastidioso jefe le descontara algo por el retraso, porque sus padres habían tendido la jodida gran idea de ya no seguir pagando la escuela una vez se graduara de la secundaria y él no permitiría que ellos lo detuvieran ahí.

Se había jurado que sería algo más que un mediocre policía como lo era ese bastardo que llamaba padre e iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para salir adelante solo; ya estaba acostumbrado a final de cuentas.

El señor Gun lo saludó tan pronto como entró al pequeño minisúper, fue hasta la parte trasera del local y se puso el uniforme antes de salir y recibir las instrucciones para esa tarde antes de que el hombre mayor se marchara dejándolo todo en sus manos.

Comenzó haciendo lo mismo que hacía desde hacía varios días y varios minutos más tarde la tienda ya lucía tan impecable como cada tarde, aprovechó que nadie entraba y comenzó con las tareas que tenía para él día siguiente a sabiendas que no demoraría casi nada y que a esas horas casi nadie iba.

La campana sonó algunas horas después cuando estaba a mitad de los ejercicios de química y al levantar la mirada alcanzó a ver a una señora entrando al pasillo donde estaban los productos de limpieza, cerró su cuaderno por unos instantes para esperar a que la señora se acercara a pagar y cuando finalmente ella comenzó a acercarse Sehun quiso desaparecer.

La señora Wu se detuvo en seco tan pronto lo vio y él maldijo a todo el universo en ese justo momento ya que esa era la primera vez que se cruzaban desde que había vuelto y sabía, joder, él sabía que ella seguramente lo odiaba por lo que le había hecho a Luhan y era por ello que había hecho todo evitar encontrarla pero ahora todo ese esfuerzo se había ido a la mierda y ella estaba ahí, mirándolo con enojo.

Algo dentro de él le gritó que escapará cuando la vio dirigirse rápidamente hasta él, el sonido de un golpe hizo eco por todo el lugar y fue justo en ese instante que Sehun se sintió realmente como la más asquerosa de las basuras.   

Notas finales:

Y buenooooo...

Espero el caítulo haya sido de su agrados, muchas gracias por leer y por el momento me despido.

Hasta la próxima :)


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