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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Volví!!

Disculparan la demora pero lo importante es que ya estoy de vuelta con nuevo cap.

Espero les guste :3

Disfrútenlo~

Algo dentro de él le gritó que escapará cuando la vio dirigirse rápidamente hasta él, el sonido de un golpe hizo eco por todo el lugar y fue justo en ese instante que Sehun se sintió realmente como la más asquerosa de las basuras. 

Sus cuadernos se hallaban todos en el suelo junto con un pequeño estante de golosinas que siempre estaba en el mostrador y que se había caído tras las acciones de la señora Wu. En ese momento se sentía mareado y rápidamente su visión se sintió vidriosa mientras aquel familiar perfume de azucenas lo impregnaba todo con su suave aroma. El calor de un afectuoso abrazo suyo era algo que no pensaba volver a sentir pero estaba pasando, de verdad que estaba siendo nuevamente rodeado por el aura protectora de esa hermosa mujer.

— Oh, cariño —habló ella, su voz era débil y Sehun no sabía qué hacer, ni siquiera podía devolver el abrazo—. Mira nada más lo cambiado que estás —dijo, alejándose un poco tan sólo para mirarlo de pies a cabeza mientras que en sus ojos, esos tan iguales a los de Luhan, únicamente se reflejaba una gran emoción.

— Señora Wu, yo…

¡Mierda!, iba a comenzar a llorar.

— No —negó dulcemente—, soy mamá —sonrió con esa dulzura que únicamente ella poseía.

Las lágrimas amenazaron con escapársele y en esa ocasión no pudo ponerle un alto a sus acciones siendo él quien la envolvió en un necesitado abrazo que ella correspondió con una risita débil y algo rota.

— Mi pequeño Sehun, te extrañé mucho —murmuró.

— Yo…

Se había quedado sin palabras o más exactamente era que tenía mil cosas que decir y no sabía por cual empanzar, lo más lógico seguramente era comenzar con los miles de lo lamentos que quería decirle por haber lastimado a su precioso y valioso tesoro pero tan sólo no podía porque su garganta estaba obstruida.

— Te has puesto tan grande —dijo con emoción, alejándose nuevamente de él sólo lo suficiente para mirarlo de pies a cabeza una vez más—, también estás muy guapo —rió.

— Gracias —sonrió, aún con el nudo que sentía en su interior.

— Me gusta tu cabello —dijo risueña y se puso un poco en puntas para alcanzar su cabello y revolverlo un poco, sólo entonces Sehun se dio cuenta que él había crecido y ahora ella era algo más pequeña que él.

— En realidad —rió suevamente—, esto es porque perdí una apuesta y no es que me guste mucho —señaló su colorida cabellera.

— Te queda muy bien, incluso las perforaciones, de alguna forma te hacen lucir como el chico malo y guapo del lugar —aseguró ella, dejando ir una ligera risita.

En ese momento un agradable silencio se instaló en la habitación y durante todo ese tiempo la señora Wu sostuvo sus manos, acariciándolas con cariño mientras le sonreía con la misma ternura que casi había olvidado y eso tan sólo lo hizo sentir aún más mierda porque sabía perfectamente que no lo merecía.

— Lo siento —musitó, agachando la cabeza a causa de la vergüenza.

— ¿Por qué? —preguntó serenamente.

— Por todo —dijo quedito—; por haber traicionado su confianza, por herir a Luhan, por ocultarme como un cobarde y por… por ser tan hijo de puta —sonrió amargamente.

Ella le dedicó una mirada escrutadora durante lo que él sintió como siglos hasta que por fin una sonrisa se dibujó en sus labios y sus delicadas manos más pequeñas le dieron un ligero apretón a las suyas.

— Tonterías  —restó importancia—, sé que HunHun tuvo sus razones para todo.

— Pero yo le hice algo horrible a Hannie y…

— Y sigues llamándole Hannie —señaló—. ¿Por qué seguirías haciéndolo si todo no era más que una farsa? —inquirió y Sehun la miró sin saber que responder ante su evidente error—. No se finge —sentenció—, todo el cariño y dulzura que tú le mostrabas a mi Hannie no puede fingirse, es por eso que sé que algo debió haber sucedido para que Hunnie hiciese todo aquello.

— ¿Usted realmente ha creído en mí durante todo este tiempo? —preguntó agradecido e incrédulo al mismo tiempo.

— No voy a mentirte y decirte que sí porque en realidad hubo momentos en los que miraba a Hannie y detestaba el hecho de que se hubieran conocido —admitió y aún con lo doloroso que le resultó escuchar eso de ella, igual se quedó callado y aguantó—, pero… me di cuenta de mi error en el instante en que me enteré que Hunnie se había ido lejos y pude ver por mí misma que esa mujer parecía ser más feliz que nunca, fue entonces que supe que era su culpa y lo lamento tanto mi pequeño —dijo con tristeza, su voz estaba quebrada y lágrimas brillaban en las esquinas de sus bellos ojos.

— ¿Por qué se disculpa? —interrogó aturdido y sintiendo más pesado ese algo atorado en su garganta.

— Por haber dudado de ti pero sobre todo por no haber estado ahí para protegerte de ella e impedir que los separaran —murmuró—, porque no puedo ni imaginar lo difícil que es y debió haber sido para alguien tan bueno como lo es HunHun. —Sehun tragó dificultosamente y sus ojos se cerraron al sentir la gentil caricia que ella dejó sobre su rostro—. Lamento mucho no haber podido protegerte como prometí.

— No, nada de esto es culpa suya, lo juro —soltó angustiado tan pronto las lágrimas comenzaron a correr por las pálidas mejillas de la dulce mujer.

— Me sentía tan impotente —sollozó—, y siempre pensaba: mí Hannie lloró por tanto tiempo pero al menos él me tenía a mí pero… ¿quién abrazó a HunHun en esos momentos? —interrogó.

Sehun se quedó callado entonces y agachó la cabeza mientras apretaba fuertemente los puños maldiciéndose por lo inútil que era al no encontrar forma alguna de detener las lágrimas de esa maravillosa mujer que tanto parecía quererlo.

— Yo… no estuve tan solo —aseguró haciendo que ella elevará la mirada hacia él—. Mi tío resultó no ser tan mala persona y solía ayudarme en todo lo que podía.

— ¿De verdad? —inquirió esperanzada.

— De verdad —asintió, mostrándole una pequeña sonrisa.

— Me alegra mucho oír eso —sonrió trabajosamente—, estoy feliz de saber que no estabas solo mientras estabas lejos.

Sehun dio un suave apretón a las delicadas manos que aún no lo soltaban y muy despacio las llevó hasta sus labios para poder depositar en ellas un tierno beso que, si bien no alcanzaba a demostrar lo mucho que la adoraba, por lo menos era su forma de darle las gracias por estar ahí para él aún después de todo lo que había pasado.

— Yo… pensé que iba a odiarme—confesó con un murmulló.

— ¿Odiarte? ¿Por qué haría tal cosa? —interrogó confundida.

— Ya sabe —murmuró al tiempo que se encogía de hombros—, por lo mucho que yo lastime a Hannie —le repitió con pesar.

— Eso lo recuerdo perfectamente pero ya te dije que también estoy plenamente convencida de que no querías pero sin embargo tuviste que hacerlo, no sé por qué y tampoco estoy pidiéndote una explicación porque yo no soy a quien debes dársela y además, también es porque yo creo en ti —afirmó.

— Pero… —Su voz falló por fin y se vio obligado a callar por unos segundos mientras intentaba tranquilizarse—. Parecía tan molesta cuando me miró que yo… yo pensé que…

— Estaba molesta pero era porque hasta el día de hoy tú no me habías saludado, por eso estaba molesta —explicó entre suaves risitas.

— Yo… es sólo que no me atrevía a acercarme a usted porque sentía mucha vergüenza por lo que hice y…

— Tonterías —lo interrumpió—. Hunnie no hizo nada de lo que deba avergonzarse, es un buen niño, yo sé que es así —sentenció.

Una traicionera lágrima halló su caminó a través de su rostro y así como él se encontraba pudo verla caer en el impecable piso bajo sus pies, sin embargo, no importó que esa lágrima cayera porque había varias más todavía nublándole la vista.

— ¿Por qué? —musitó confundido y con miles de sentimientos diversos tratando de sobrepasarlo al igual que las lágrimas—. ¿Por qué continúa confiando en mí?

— Es porque ese es mi trabajo —respondió tranquilamente—. Yo soy la mamá de HunHun después de todo —dijo alegremente.

Luchar o fingir ser fuerte le resultó totalmente inútil luego de aquella declaración, su mirada fue directo a la bella mujer frente a él y sin más todas las lágrimas que no había dejado salir nunca se derramaron sin control y no tardó mucho en ser envuelto en la seguridad de un tierno abrazo.

— Shhh, está bien amor, mamá está aquí —arrulló con su cándida voz.

— Perdón —sollozó con su rostro ocultó en su hombro.

— No hay nada que perdonar, HunHun es un buen niño —afirmó.

— Lu me odia.

— No, eso no es así cariño —prometió, acunando delicadamente su rostro para así poder mirarlo a los ojos mientras le hablaba y así también poder limpiar sus lágrimas—. Xiǎolù está molesto contigo pero eso es todo, él sigue queriéndote mucho.

— ¿Cómo puede saberlo? —preguntó desolado.

— Porque soy su mamá y es mi trabajo saberlo —contestó—. Además, él también sigue guardando la tarjeta que HunHun le dio el primer cumpleaños que pasaron juntos cuando niños —reveló ese que seguramente era el secreto mejor guardado de su pequeño.

« No importa… está bien si Hunnie no pudo comprarme algo más que esto… para mí este es el mejor regalo del mundo únicamente porque es Hunnie quien está dándomelo… »

El recordaba perfectamente ese día y era incluso uno de sus recuerdos más valiosos, sin embargo no había ni llegado a imaginarse aquello y fue por eso que la sorpresa brilló intensamente en los ojos del muchacho de cabello multicolor y minutos después una sonrisa adornó sus labios mientras ella acariciaba parsimoniosamente sus húmedas mejillas. Ella también sonreía y se quedó a su lado mucho tiempo después, ayudándolo a limpiar la evidencia de su llanto y el desastre en el suelo, despidiéndose ahí luego de un tiempo, con la promesa de que ya ninguno de los dos se alejaría del otro.

El detergente en polvo que ella llevaba sólo era un recordatorio de eso tan valioso que había recuperado, la felicidad irradiaba de cada uno de sus poros mientras guardaba su compra y luego se iba directo a la cocina para hacer la cena.

Miró con alegría como uno por uno sus adorados niños ingresaban a su hogar para darle un beso en la mejilla a forma de saludo; Zhao era siempre el primero en llegar llenándolo todo con esa aura tan suya que contagiaba de ánimo a todos los demás, tras él YanYan ingresó tan callada y serena como siempre aunque igual había una sonrisa pequeña en sus labios debido al parloteo de su hermano menor y por último, pero no menos especial, Luhan ingresó, cerrando la puerta tras él.

Por lo regular él siempre llegaba con una preciosa sonrisa en los labios pero ese día era diferente y eso la angustió. Uno a uno sus hijos se acercaron para besarla en la mejilla y cuando el turno de Luhan llegó, ella lo tomó de la mano y le acarició el rostro mientras le daba una mirada de absoluta preocupación.

— ¿Qué tienes, Xiǎolù?  —preguntó dulcemente.

— Nada —murmuró—, estoy algo cansado nada más.

Mentía, ella lo supo de inmediato y era simplemente porque ella les había dado la vida y sabía cuando ellos mentían, sin embargo, no quiso hostigar a su pequeño niño y simplemente le sonrió levemente antes de besarlo en la frente, dejándolo ir.

Pocos minutos después el comedor ya era ocupado por toda la familia, con Zhao y su padre hablando tan animadamente como siempre mientras YanYan ponía atención, Luhan estaba en completo silencio y jugaba con la comida ante la atenta mirada de preocupación de su progenitora.

— Hoy me encontré con alguien a quien no veía hace mucho tiempo —comentó casualmente, obteniendo la inmediata atención de todos los ocupantes del comedor.

— ¿A sí? —inquirió su sonriente marido—. ¿Quién fue esa persona?

— Me encontré con HunHun —dijo totalmente alegre.

La mesa de quedó en completo silencio en ese momento y la tensión llenó la atmósfera mientras todos dirigían sus nerviosas miradas al castaño con la mandíbula desencajada.

— Ha crecido mucho y también se ha vuelto un joven muy guapo —aseguró con emoción.

— Cariño, yo no creo que sea bueno que tú…

— Sigue igual —interrumpió—, continúa siendo el dulce niño de hace años, HunHun es bueno —aseguró.

— ¿Qué rayos hay de bueno en un vago bueno para nada que simplemente está siguiendo los pasos del delincuente que tiene por hermano mayor? —escupió con resentimiento el más joven de los Wu, dejando a todos boquiabiertos.

— No, Hannie, él no…

— ¡No lo conoces! —exclamó, elevando su voz varios niveles y golpeando la mesa con ambas manos.

La rabia brillaba en su, por lo usual, gentil mirada y todos en la mesa lo miraban en estado de shock, se puso de pie sin mediar palabra alguna con nadie y salió de esa habitación directo a la suya. Al llegar la puerta fue cerrada con un estruendoso golpe y su mirada fue disparada rápidamente hacia la ventana vecina que se situaba frente a la suya.

Las cortinas estaban cerradas como siempre y aún cuando no sabía si él se hallaba ahí dentro, continuó mirando la ventana con todo el rencor que sentía, deseando que él fuese capaz de saber cuánto lo detestaba.

Dos golpecitos en la puerta lo devolvieron a la realidad y al girarse se encontró con la preocupada mirada de su madre que le recordaba que prácticamente le había gritado e inmediatamente comenzó a sentirse arrepentido.

— Lo siento —dijo quedamente, agachando la mirada.

— Está bien, todos podemos enojarnos de vez en cuando —dijo con una sonrisa colmada de dulzura.

— Lo sé pero… no quería gritarte —musitó avergonzado.

— No pasa nada Xiǎolù, hacer eso no quiere decir que seas malo  —aseguró.

— Pero…

— Todavía duele —dijo seriamente ella—, sé que todavía te duele y es por eso que guardas ese rencor hacia él.

— A mí ya no me duele absolutamente nada de lo que él me hizo, es algo pasado —afirmó seriamente.

— Sabes que no —negó cuidadosamente—, y se podría arreglar si tan sólo lo escucharás.

— ¿Escuchar? —bufó—. ¿Escuchar qué exactamente? ¿Acaso tengo que volver a escuchar todas las cosas que me dijo? ¿Qué me repita cómo estuvo engañándome? ¿Qué nuevamente me diga un montón de mentiras para luego patearme lejos suyo como si fuese basura? —preguntó rencorosamente.

— No, Hannie, por supuesto que no —respondió afligida—. Nada de eso volverá a pasar, Sehun no es así, él es bueno y por eso debe haber una razón para todo lo que hizo, tan sólo tienes que escucharlo —aseguró completamente segura de ella misma.

— No mamá, eres tú la que es muy buena —sonrió levemente.

— Pero…

— Tú no lo conoces —murmuró—, lo que sea que él haya dicho no son más que mentiras y no puedes saber porque no eres tú quien se ve obligada a convivir con él durante todo el tiempo que yo debo hacerlo —declaró seriamente.

— ¿Por qué dices eso? ¿Es qué él te ha hecho algo malo acaso? —preguntó angustiada.

Luhan no respondió a aquellos cuestionamientos y simplemente se quedó mirándola fijamente antes de suspirar y forzarse a sonreír; no se atrevía a ser tan malvado y decirle lo horrible que era convivir con Sehun, no se atrevía a contarle cómo era realmente y mucho menos le diría lo que ese día le había hecho justo ese día.

— Ya no quiero hablar de eso —pidió—. Mejor cambiemos de tema.

Ella asintió titubeante y se quedó mirando fijamente al más joven de sus hijos, él se forzó a sonreír pese a toda la tristeza que era evidente en sus bonitos ojos y tan pronto como una mueca angustiada amenazó con formarse en el bello rostro de su madre él se alejó.

— ¿Sabes?, hoy realmente fue un buen día para mí —comenzó a decir muy sonriente—, fui el mejor de la clase en el examen de física —anunció.

— ¿De verdad? —preguntó con evidente emoción su mamá.

 — Sí —asintió con entusiasmo—, y también hoy finalmente me armé de valor e invité a Seohyun a salir, ¿adivina lo que me respondió? —inquirió emocionado.

— ¡Te dijo que no! —chilló exageradamente, echándose a reír con ganas al ver el ceño de fruncido que Luhan puso.

— ¡Ella dijo que sí! —exclamó indignado, haciendo reír a su madre con más ganas.

— Eso ya lo sé, ninguna chica se resistiría a mi bello bebé—aseguró risueña—, pero igual es muy divertido molestar a Xiǎolù —explicó.

Luhan la miró falsamente molesto antes de comenzar a reír también y correr a abrazarla con fuerza. Su madre era la mejor y siempre conseguía levantarle los ánimos sin importar que tan disgustado estuviese, era por ello que la adoraba tanto y sabía que podía contar siempre con ella y por ello no iba a compartirla con nadie más y mucho menos si ese alguien era Oh Sehun, él no la merecía.

Sin embargo, ella no iba rendirse tan fácilmente, porque estaba convencida de que ambos se merecían una segunda oportunidad e iba hacer todo cuánto estuviera en sus manos para que ellos pudieran charlar y si bien no recuperar su amistad por lo menos tener un cierre adecuado que eliminará todo lo que fuera doloroso.

Se aseguró de idear un plan para reunirlos y también se encargó de ir cada tarde a visitar a Sehun para así charlar con él, descubrió rápidamente que él no podía ocultarle nada y fue él mismo quien le confesó cada cosa mala que le había hecho a Luhan desde que había llegado.

Se enojó y eso era inevitable pero en cada ocasión al final sus brazos terminaron envueltos en torno a su pequeño hijo ajeno, le dio un sin fin de palabras de aliento y se aseguraba de hacerlo reír tanto como pudiera por miedo a que si no lo hacía el terminara por olvidar como hacerlo.

Tuvo incluso el privilegió de ser presentado con uno de sus mejores amigo y se sintió casi como si fuera su madre real y sin duda adoró a Kyung Min, el chico era adorable y también parecía tener los mismos objetivos que ella.

Al final le costó algunos días más hasta que el fin de semana —más exactamente el viernes— llegó y pudo finalmente poner en marcha su ingenioso plan. Estaba oscureciendo ya afuera cuando ella se acercó al sofá donde Zhao se retorcía de la risa a causa de la película que miraba mientras que Luhan, quien estaba a su lado, parecía mucho más interesado en los mensajes que estaba recibiendo en su celular.

Sabía bien que debía ser esa chica que tanto le gustaba a Luhan y que debían estar arreglando los últimos detalles para la cita que tendrían al siguiente día pero eso poco le importó y de todas formas se acercó con un pequeña caja en las manos; era más importante para ella volver a unir a sus dos hijos que a cita que su pequeño iba a tener con una perfecta extraña.

— Xiǎolù —llamó dulcemente, obteniendo su inmediata atención—, ¿podrías por favor llevar a esto al minisúper que está en la siguiente calle? —pidió.

— ¿Yo?, ¿no podría hacerlo Zhao gē? —preguntó al ver a su hermano totalmente desocupado a diferencia suya que estaba teniendo una agradable conversación con Seohyun.

— Yo no voy —dijo rápidamente el mayor de los dos.

Luhan le dio una mirada fulminante a la cual él no le puso la más mínima atención, suspiró pesadamente y sin tener otra opción se puso de pie para tomar lo que su madre estaba pidiéndole que llevara al minisúper.

— ¿Qué es? —preguntó curioso al darse cuenta de que aquello pesaba un poco.

— Un almuerzo —respondió sonriente.

— ¿Y por qué estás pidiéndome que lleve esto a alguien del minisúper? —interrogó aún más desconcertado.

— Es un favor que le hago a una amiga, su hijo trabaja ahí y hoy le toca quedarse hasta media noche en ese lugar, así que me pidió que le enviara esto para que pudiera tener energías —explicó.

— De acuerdo —asintió convencido porque eso sin duda se oía como algo que su amable madre haría —. ¿Por quién debo preguntar?

— Lo reconocerás de inmediato y sino dile al otro chico que ahí trabaja que vas de parte de la señora Wu —indicó.

Luhan la miró con extrañeza pero de todas formas tomó sus llaves y salió de su hogar para así ir a cumplir el encargo que le habían hecho. Todavía había mucho movimiento en la calle pero de todas formas él se dio prisa ya que corría el riesgo de ser atrapado por el terror de esa calle y con ello se refería a Oh Minho.

Le tomó apenas unos minutos llegar a su destino y se sorprendió de no ver a nadie dentro del local, estaba únicamente uno de los empleados hojeando una revista cuando él se acercó para cumplir con su encargó y poder finalmente volver a casa.

Se aclaró la garganta para llamar la atención del tipo que cundo lo miró sólo reflejó pura indiferencia, su ceño se frunció debido a eso pero igual decidió que pelear era la peor que podía hacer y decidió hablar en su lugar.

— Vengo de parte de la señora Wu —dijo y el tipo lo miró de pies a cabeza antes de asentir con demasiada pereza.

— Está atrás en bodega haciendo el inventario, espera que ya lo llamo —respondió antes de tomar un pequeño walkie-talkie y presionar un botón—. Hey, aquí te buscan, dice que viene de parte de la señora Wu —habló y luego volvió a colocar el pequeño aparato en su sitio—. No tardara.

Luhan asintió levemente y dejó que su mirada viajara a través de las varias golosinas en el aparador, tal vez no sería mala idea decirle al desconocido que bien podría regalarle una golosina por haber sido bueno y llevarle el almuerzo. Su mirada se elevó tan pronto escuchó una puerta abrirse, se obligó a sonreír cordialmente pero esa sonrisa se fue tan pronto vio a Sehun aparecer tras la puerta.

— Este chico vino a buscarte, trajo el almuerzo que la señora Wu dijo que te enviaría —dijo el otro sujeto.

El ceño de Luhan se frunció evidentemente y Sehun maldijo al jodido universo entero por hacer que la señora Wu tuviese esa pésima idea, vio a Luhan bufar y luego colocar bruscamente la caja de almuerzo sobre el aparador.

— Que lo disfrutes y espero te atragantes —escupió entre dientes antes de dar la media vuelta y salir de ahí hecho una fiera.

— ¡Luhan! —gritó al verlo salir por la puerta—. ¡Mierda!, Joon estás a cargo por un rato —indicó antes de salir corriendo tras Luhan.

Luhan llevaba un buen tramo recorrido cuando logró verlo pon fin, corrió en su dirección y tan pronto lo vio lo suficientemente cerca lo tomó del brazo obligándolo a girarse en su dirección. El enojo brillaba como fuego en sus bellos orbes avellana y al verlo Sehun tan sólo atinó a aflojar su agarre hasta hacerlo desaparecer por temor a empeorar las cosas mucho más.

— Lo siento. —Fue lo único que pudo decir al tener de frente a él.

— No me jodas y mantente lejos de mí —exigió.

— Luhan, espera —pidió en cuanto se dio la vuelta y tuvo que comenzar a seguirlo.

— ¡Déjame en paz! —elevó la voz.

 — No, primero vamos a hablar —sentenció, sus manos cerrándose fuertemente sobre las muñecas del más bajito para no darle oportunidad de huir.

— ¡No tengo nada que hablar contigo! —exclamó furioso, forcejeando desesperadamente contra su agarre por temor a que lo de la ocasión anterior se repitiera. ¡Dios!, él incluso estaba dispuesto a gritar por ayuda.

— Tranquilo, no te haré nada —le juró con voz ansiosa.

— ¡Suéltame! —ordenó histérico.

— Luhan, clámate —suplicó.

— ¡Gritaré! —amenazó, aunque en realidad ya estaba gritando.

— ¡Carajo Xiǎolù, quieres callarte de una vez y escucharme! —explotó por fin.

Luhan se detuvo entonces, mirándolo aturdido  sin saber si se debía a que acababa de gritarle o al hecho de que recordara ese apodo cariñoso que sus padres le habían dado. Parpadeó varias veces hacia el suelo y luego de varios minutos Sehun lo liberó pero él no se fue y se quedó en si sitio en espera de cualquier cosa.

— Lo lamento —comenzó Sehun, dejándolo aún más aturdido—, entiendo que estés molesto pero realmente la ultima vez yo no quería lastimarte, estaba jugando y simplemente no pensé que lastimaría tus sentimientos, lo lamento de verdad porque si yo hubiese sabido que los demás te molestaban por ello yo jamás me hubiera burlado, te lo aseguro.

Los ojos de Luhan fueron directamente a los de Sehun y pudo ver en ellos un montón de emociones que no pudo clasificar, algo dentro suyo suplicaba para que aceptara sus disculpas y se olvidara de todo lo demás, sin embargo esa parte nunca ganaba y la parte que le guardaba rencor a Sehun siempre terminaba apoderándose de él sin importar lo arrepentido o sincero que el pudiese parecer, justo como en ese momento.

— ¿De verdad me crees tan imbécil? —escupió con ironía—. ¿Realmente crees que voy a creerme esa patética actuación tuya? Ya no soy el niño idiota al que puedes engañar con esa falsa máscara de niño bueno, no me creo ni media palabra tuya —sentenció.

— Luhan, estoy siendo sincero, yo no quise hacerte daño —le juró.

— ¿A no? —soltó con burla—. Creo que olvidaba lo bueno que eres y seguro debí malinterpretar las cosas, ya sabes —se encogió de hombros mientras en sus labios una sonrisa burlona se extendía—, debió haber sido el hecho de que fueras tan hijo de puta con todos, o tal vez fue debido a que seas un bastardo que juega con los sentimientos de las chicas que se te acercan, o no, ¡ya sé que fue! —exclamó—. ¡Debió haber sido el hecho de que te la vivas jodiendome la puta vida! —casi gritó.

— Lu…

— Vete a la mierda Oh Sehun —masculló entre dientes—, porque tal vez pudiste haber engañado a mi madre debido a que ella es demasiado buena persona pero yo no creo en esa mierda del chico malo con un gran corazón. Yo si veo lo que eres y déjame decirte que por mucho que trates de ocultarlo no eres diferente a la porquería que son tu padre y tu hermano, ¡eres igual o tal vez mucho peor!

Silencio. Eso fue todo lo que hubo tras escupir aquellas palabras justo en la cara del más alto, un sabor amargo le impregnó la boca al darse cuenta de la devastada mirada que Sehun tenía por mucho que su expresión parecía inmutable y sabía, Luhan sabía ya que lo había herido profundamente aunque no lo demostrara.

— No me mires de esa forma —murmuró inconscientemente el castaño.

Sehun no trató de cambiar ni un poco la expresión de su rostro cuando dio un paso hacia él, Luhan retrocedió un tanto temeroso y cerró fuertemente los ojos cuando la mano del más alto de estiró hacia él en espera de cualquier cosa.

Sin embargo, el golpe nunca sucedió y en su lugar sintió algo caer sobre sus hombros, abrió de a poco los ojos y al mirar al frente Sehun continuaba ahí sólo que un par de pasos lejos de él, estaba sonriéndole levemente y sólo entonces el castaño se dio cuenta de que era la chaqueta de Sehun la que sentía sobre sus hombros.

— Está haciendo frío —musitó—. Ve con cuidado por favor.

Esas fueron sus últimas palabras antes de que diera la media vuelta y comenzará a alejarse, Luhan estiró su mano derecha rápidamente en un intento por detenerlo pero al abrir la boca nada salió de ella, se mordió los labios y sin más dio la media vuelta, echándose a correr de regreso a su hogar.

La imagen de su sonriente madre fue lo primero que vio al entrar, sus puños se apretaron fuertemente y sin miramientos alguno se arrancó la chaqueta que él le había dado y la arrojó al suelo en un arrebato de rabia y frustración.

— ¡No vuelvas a hacerme esto! —gritó furioso.

Vio a su madre levantarse de su asiento rápidamente pero no se detuvo a escucharla, subiendo de vuelta a su habitación donde se encerró para que así ella no pudiese entrar a decirle absolutamente nada; no estaba de humor y sabía que también iba a decirle cosas horribles por eso era mejor así.

***

El fin de semana terminó por irse en un abrir y cerrar de ojos, nadie tocó aquel tema durante ese tiempo y Luhan realmente lo agradeció porque simplemente ya tenía suficiente con tener en su posesión la chaqueta de Sehun que constantemente le recordaba la mirada que él le había dado aquella noche luego de sus crueles palabras.

Rayos, él ni siquiera la había pasado tan bien en su cita con Seohyun y tan sólo esperaba que ella no lo odiara por haberla arruinado por completo.

— Muy buenos días Hannie —saludó una animada Cherry la mañana del lunes.

Su voz se encargó de sacarlo de sus pensamientos, Luhan le sonrió inmediatamente y como cada mañana le extendió la mano en espera de que ella le entregará su mochila para así poder comenzar su caminó hacia la escuela. Eran vecinos y estaban acostumbrados a ir juntos casi tanto como Luhan estaba acostumbrado a que su amiga hablara todo el camino hacia su escuela.

Esa mañana en particular su parloteo se enfocó únicamente en lo ansiosa y emocionada que estaba porque ese día comenzarían los preparativos para el próximo festival escolar pero por más que Luhan trataba de prestarle atención sólo podía pensar lo sucedido con Sehun y de hecho llevaba su chaqueta en las manos lo que únicamente lo empeoraba todo.

Al llegar a la escuela varias de sus compañeras lo saludaron y como cada mañana él les respondió con un saludo de vuelta y una sonrisa deslumbrante, Cherry se había prendado de su brazo en algún punto del camino y Luhan estaba demasiado tentado a reírse de cómo su amiga parecía incapaz de quedarse quieta.

La puerta de su salón de clases estaba ya abierta cuando ellos llegaron al lugar y con sólo dar un paso dentro todo el poco buen ánimo de Luhan se fue al diablo. Sus ojos se clavaron sobre el muchacho de rubios cabellos que permanecía inmóvil mientras Kyung Min acercaba su rostro peligrosamente al suyo.

Su cuerpo se tensó completamente al ver la sonrisa que Sehun le dio al pelirrojo y antes de poder pensar con claridad se zafó del agarre de su mejor amiga y caminó a paso firme hasta la banca del, ahora, rubio.

— Esto es tuyo —masculló, lanzándole la chaqueta en la cara.

La mirada asombrada de Kyung Min se clavó inmediatamente en su persona y a cambio él le dio una fea mirada antes de dar la media vuelta e ir directo a su sitio donde Cherry lo esperaba con la boca abierta. Se dejó caer bruscamente sobre su silla y continuó insultando mentalmente al estúpido chico que con su mera presencia era capaz de joderle todo su buen ánimo.

Sehun no dijo o hizo algo tras su agresivo saludo y se quedó quieto en su sitio hasta que el asesor llegó y comenzó a darle las indicaciones que debían seguir para ese día. Durante todo ese tiempo Luhan no paró de escuchar como las chicas repetían una y mil veces lo bien que se veía con el cabello rubio y él tan sólo podía pensar una cosa.

Ellas eran estúpidas.

— Hannie, quita esa cara o tendrás el ceño fruncido de por vida —dijo Cherry con un bajo murmullo.

— Lo siento, no puedo evitarlo —susurró de vuelta—. Es decir, ¿qué rayos le ven todas a Oh Sehun? —inquirió.

— Mmm —se encogió de hombros—, físicamente Sehun es un chico realmente atractivo. Ya sabes, tiene un rostro realmente bello, sus ojos te atrapan en el segundo en que los miras, su sonrisa es atrayente y el hecho de que parezca el chico malo de las películas de adolescentes tontas le da un punto extra —explicó como si nada.

— Sé que el tipo es lo que podrías llamar guapo pero ya todas saben lo bastardo y cretino que es, saben que el únicamente saldrá con ellas durante una semana en la que no va a buscarlas más que para tener hacer… “eso” —susurró lo último y Cherry estuvo demasiado tentada a reírse al ver a su amigo siendo tan tímido con ella—, pero después de eso él va a botarlas como si no fuesen más que juguetes viejos y aún sabiendo eso no entiendo cómo pueden seguir tras él —comentó confundido.

— No sé —volvió a encogerse de hombros—, lo más probable es que a la mayoría no le importe porque al final querrán lo mismo que él, otras tantas será por tontas y la minoría… tal vez ellas creen que lo pueden salvar —murmuró.

— ¿Salvarlo?, por favor. ¿Salvarlo de qué? —bufó.

Cherry le dio una mirada demasiado seria, algo que ella casi no hacía y por un instante Luhan pensó que esa no podía ser su mejor amiga ya que a ella le faltaba la sonrisa resplandeciente y el brillo de alegría en la mirada.

— ¿Cherry, acaso tú…?

— Señor Wu —llamó el profesor.

— Ya voy —respondió rápidamente.

Luhan no demoró mucho en unirse a su profesor para comenzar a darle las instrucciones de lo que harían ese día y como lo harían, ya que esa parte le correspondía sólo a él. Todos escuchaban con atención al castaño y Sehun no pudo hacer más que sonreír al verlo tomar el control, porque era justo en esos momentos donde podía observar, aunque fuera de lejos, la preciosa sonrisa que él poseía.

— Debe ser una broma —escuchó decir a alguien un asiento delante del suyo—, ¿el profesor realmente no espera que nosotros dejemos que la hadita no dirija, cierto? —bufó el chico frente a él.

— Oh, vamos Tae —dijo uno de sus amigos—, ¿qué no has escuchado que las mujercitas son mejores para los detalles bonitos? —se burló, haciendo a todos reír y a Sehun gruñir por lo bajo.

— Debo admitir que en eso tienes toda la razón pero no por eso yo voy a permitir que ese mariquita me de órdenes —farfulló el más alto de todos.

— ¿Y, qué haremos entonces? —preguntó el tercer y último integrante del grupo.

— Fácil —se encogió de hombros—, nos vamos a largar.

Los otros dos asintieron en aceptación a esa idea y Sehun no volvió a quitarles la mirada de encima porque eran realmente unos imbéciles si creía que él iba a permitir que jodieran a Luhan de esa forma.

Cuando las instrucciones terminaron de ser dichas el profesor abandonó el aula dejando todo en manos de Luhan que sin perder tiempo comenzó a repartir las tareas hasta llegar a él y al grupo de idiotas; su tarea era fácil, tan sólo debían ir por la utilería y adornos que pondrían dentro del salón y Sehun bien podría hacer todo él solo pero debían trabajar todos y era ese precisamente el problema.

— Bien, todo está en la bodega que está atrás de este edificio, por favor tráiganlo cuanto antes —pidió.

— ¿Y por qué no lo traes tú? —espetó Tae Jun.

Luhan frunció el ceño al instante y solamente con eso Sehun supo que habría problemas. Mierda, era justo en momentos así en los que Sehun realmente se preguntaba por qué era que a Luhan le fascinaba meterse en problemas.

— No tengo tiempo ni ganas de liderar contigo Tae Jun, así que mejor muévete —masculló entre dientes, dándole una mirada feroz al tipo que era varios centímetros más alto que él.

— No.

— Mira —suspiró cansado—, me encantaría encargarme por mí mismo y así no tener que lidiar con un idiota como tú pero lamentablemente debo quedarme aquí a supervisar que todo se haga conforme a las indicaciones del profesor, así que mejor déjate de tonterías y haz lo que te digo —ordenó firmemente

— ¿Cómo me has llamado pequeño maricon? —escupió enojado.

— Ya me oíste, idiota —respondió desafiante.

Tae Jun rugió furioso y todos los demás exclamaron espantados al ver el puño del más alto elevarse, Luhan se mantuvo firme en su lugar en espera del golpe pero este nunca llegó y lo siguiente que sabía era que Tae Jun está en el suelo sobre un montón de escritorios y con la nariz sangrando.

— ¡Sehun, no! —exclamó Kyung Min.

La mirada de Luhan fue inmediatamente dirigida al nombrado, la mirada de advertencia que tenía el rubio le heló la piel sin embargo sabía que esta no iba dirigida hacia él sino al temeroso muchacho en el suelo.

— Ahora —habló fríamente, poniéndose en cuclillas frente a Tae Jun—, vas a ser un chico bueno y nosotros iremos a hacer lo que Wu nos dijo o de lo contrario yo voy a arrancarte la lengua y meterla por donde tú ya sabes —advirtió.

Tae Jun y sus amigos asintieron frenéticamente a sabiendas que hacer enojar a Sehun no era algo que quisiera hacer alguien con un poquito de amor propio. Luhan vio a Sehun asentir y luego ponerse correctamente de pie para salir del salón seguido de Tae Jun y sus dos amigos.

Su mirada de incredulidad viajó sobre todos los demás que se hallaban igual de sorprendidos hasta que se quedó fija en Cherry, ella no lucía reglamente sorprendida sino sería y él no supo interpretar en absoluto la mirada que ella le dio tan pronto sus ojos de chocaron.

Nadie volvió a mencionar el asunto luego de que Luhan les diera la orden de ponerse a trabajar, decidió ignorarlo en realidad y seguir con la tarea que tenía aunque por mucho que lo intentó no pudo evitar no mirar en dirección a Sehun cada vez que esté entraba al salón.

Todo estaba marchando bien para el gusto de Luhan y ya casi tenían la mitad del trabajo hecho, sonreía de va en vez al ver a su amiga corriendo de un lado a otro totalmente alegre y miraba de reojo a Seohyun cada vez que podía, sonrojándose cuando ella lo descubría mirándola y le sonreía.

— Oye, entiendo que hoy no se te antoje hacer nada pero todos debemos ayudar, así que muévete mi niña —dijo irritado Kyung Min.

La atención de Luhan fue inmediatamente hasta donde el pelirrojo estaba y frunció el ceño al ver la expresión molesta que adornaba el rostro de Seohyun, le pidió a su compañero seguir con lo que hacían y de apresuró a llegar hasta donde los otros dos estaban.

— ¿Y cómo pretendes que yo haga eso? —espetó la molesta chica.

— Pues subiéndote a la banca —señaló con obviedad el pelirrojo.

— ¡¿Estás loco?! —exclamó horrorizada—. ¿Qué si me caigo?

— Obviamente eso no pasará —aseguró con fastidio—. Yo voy a sostenerla banca y quiero pensar que eres lo suficientemente delgada como para no romperla —soltó con burla.

— ¿Acabad de llamarme gorda? —masculló furiosa.

— Yo no dije nada como eso pero si lo mencionas debe ser por algo —respondió con arrogancia.

— Tú…

— ¿Se puede saber que pasa aquí? —exigió saber Luhan.

— Él acaba de llamarme gorda —acusó con la voz en un hilo.

— Oh, por Dios —resopló el pelirrojo—. Yo jamás le dije nada así, pero aparentemente a la señorita le molesta que la quiera hacer trabajar ya que no ha hecho más que estar ahí sentada charlando con sus amiguitas —señaló Kyung Min.

— Seohyun no…

— Sí, sí —lo cortó—, ya sé que ahora tú me dirás algo casi tan absurdo como que ella sola ha hecho casi todo el trabajo pero ambos sabemos que eso no es así y es injusto para todos los que sí estamos trabajando.

Luhan frunció el ceño ante aquellas duras palabras y le dio a Kyung Min una fea mirada, el pelirrojo no se inmutó en lo absoluto y le sostuvo la mirada con sus ojos falsamente verdes, cruzándose de brazos incluso.

— ¿Qué es lo que quieres que ella haga en todo caso? —preguntó molesto.

— Mmm, no sé, igual y ella podría ayudarnos un poco con el cartel —dijo, señalando el gran trozo de papeles de colores que colgaba sólo sujetó de uno de sus lados.

— Bien, si eso es lo que causa tanto escándalo yo me hago cargo —farfulló.

Kyung Min abrió ampliamente los ojos y se apresuró a seguir a Luhan cuando lo vio ir hasta la banca y subirse sobre la delgada paleta de esta. ¡Mierda!, Sehun iba a despellejarlo vivo como algo le pasará al terco castaño.

— Luhan, ¿por qué no mejor bajas de ahí? —pidió preocupado.

— No, esto era lo que tanto querías y ya lo estoy haciendo —masculló entre dientes mientras se ponía de puntitas para tratar de hacer que el cartel llegará hasta el clavo en la esquina superior.

— Luhan eso es peligroso, ni siquiera yo que soy un poquito más alto que tú alcancé, vas a caerte —le advirtió angustiado.

— Yo puedo —afirmó tercamente.

La banca comenzó a temblar y aun así él no desistió hasta que finalmente el cartel quedó atorado justo donde quería, una sonrisa triunfal se dibujó en sus labios sólo para borrarse tan pronto la banca cedió bajo sus pies.

— ¡Luhan! —gritaron horrorizadas tres voces.

Un sonido metálico y un par de exclamaciones fue lo último que pudo registrar antes de sentir el golpe, sin embargo este no dolió como imaginó, era de hecho suave y tenía un agradable aroma. Ese no podía ser el suelo y al darse cuenta de ello levantó rápidamente la mirada a la persona que sabía lo estaba sosteniendo.

Los ojos de Sehun fue lo único que logró identificar antes de que lo alejara bruscamente y comenzará a mirarlo de pies a cabeza con algo parecido al temor brillando en su oscura mirada, sus manos temblaban mientras lo sujetaban por los hombros y Luhan tan sólo no entendía nada.

— ¿Se puede saber en qué mierda estabas pensando? —exigió saber el rubio—. Eso fue realmente estúpido e irresponsable, pudo haberte pasado algo malo —reclamó.

Luhan lo miraba totalmente aturdido y sin poder articular palabra alguna, su único pensamiento era el de preguntarse el porqué sobre el miedo que podía ver reflejado en los ojos de Sehun y no hallaba respuesta lógica.

— Nunca, jamás vuelvas a hacer nada como esto, ¿entendido? —soltó casi con voz histérica.

Pero Luhan no respondió de ninguna forma aún cuando abrió la boca. La diestra de Sehun se pasó por su cabello y sus labios se apretaron en una temblorosa línea mientras lo observaba fijamente seguramente esperando una respuesta de su parte.

— Hannie —exigió.

— Tú…

— Ammm… Sehun —llamó de mala gana Kyung Min.

Fue sólo entonces que el rubio se percató de la mirada atónita que todos le estaban dando, sus ojos rápidamente se clavaron en la persona que hacía apenas unos segundos atrás casi le había provocado un ataque al corazón y su mirada no era nada diferente a la de todos los demás.

— Joder —masculló entre dientes antes de liberar a Luhan y salir de ahí a toda prisa.

Nadie se movió tras la intempestiva salida de Sehun, los cuchicheos no demoraron en iniciar y Luhan únicamente podía continuar sentado en el suelo mientras su cerebro hacía su mayor esfuerzo por descifrar todo lo que había pasado minutos atrás.

— ¡¿Qué rayos hacen aquí parados como imbéciles?! —vociferó un irritado Kyung Min, haciendo uso de ese tono de voz que hacía que todos recordaran que por muy extravagante que fuese su actitud él continuaba siendo un hombre—. Pónganse a trabajar —demandó e inmediatamente todos comenzaron a circular para centrarse en sus propios asuntos.

— ¿Te encuentras bien, Lulu? —le preguntó Seohyun con angustia.

Luhan no respondió a esa pregunta ni a la que secretamente Cherry le hacía con la mirada, se puso de pie a toda prisa y recorrió toda la escuela en busca del rubio pero al final fue inútil y debió haberlo sabido ya que era de conocimiento público que Sehun siempre tenía una forma para salir de la escuela sin ser visto.

No tuvo otra opción más que volver al salón de clases y al entrar alguien le extendió una vieja mochila negra que sí bien recordaba le pertenecía a Sehun. Sus ojos se elevaron hacia dicha persona y halló ahí una sonrisa forzada de parte de Kyung Min.

— No es alguien malo y sé que tú lo sabes, sin embargo no soy yo quien tiene que tomar la decisión de qué hacer —suspiró—, pero si yo fuera tú… yo lo escucharía.

— Afortunadamente no eres yo —respondió agresivamente y de la misma forma le arrebató la mochila al pelirrojo.

— No es igual —dijo cuando pasó a su lado—, ya sé que la historia que yo comparto con él en nada se asimila a la suya pero… lo quiero, así que por favor deja de ser tan idiota o ten por seguro que no vas a volver a verlo porque créeme que haré hasta lo imposible para que eso suceda —advirtió, pasándolo de largo y abandonando el salón.

Notas finales:

Jajajajajaja amo a Kyung Min.

Y bueno, espero que el capítulo de hoy les haya gustado, muchas gracias por leer, les envió un enorme abrazo a todo mundo y hasta la próxima.

Las amo <3


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