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El Jardinero. por Mc-19051

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Vida aburridamente cómoda.


 


Menudo título más atrayente posee esta historia, nótese el sarcasmo, gracias. Tiene toda la pinta de ser una historia con trama nivel porno y yo, como buena escritora y genio social que soy, no les mentiré; esto es una ‘historia’ con ‘trama’ nivel porno.


¿Por qué las comillas? Preguntaréis, pues esta aberración escrita ni siquiera merece ser considerada una historia o ser digna de poseer trama.


Así que, háganse la idea de que esto es alguna clase de porno escrito muy irreal y distante de toda realidad existente o verdadero comportamiento humano.


Algo así a lo 50 sombras de Grey, si, que el meme está ya bien gastado pero es imposible evitarlo.


Aja, que me desvío.


¿Habéis notado que la letra al principio de tres párrafos consecutivos fue la letra ‘A’?


Que me sigo desviando.


Bueno, supongo que estáis aquí es para leer algo y no exactamente mis auto-críticas ¿Cierto? Entonces saltemos al verdadero prólogo.


[…]


Oh, era un maravilloso y aburrido día en su acomodada vida como hijo de una familia perfectamente funcional y adinerada sin ningún tipo de problemas o angustias de verdadera importancia.


No era millonario al punto de estar en una mansión llena de gente extraña trabajando arduamente haciendo cosas que él muy bien podía hacer o su madre, o su propio padre; era adinerado al punto de vivir en el renglón de clase media alta.


Poseía sus lujos, claro que lo hacía pero tampoco le atraían lo suficiente, le gustaba muchísimo más la sencillez de la cosa, la sencillez de los problemas ligeros y  diarios de la vida misma; como prepararse un sándwich por ejemplo, no necesitaba de otra persona para hacerlo y odiaba la simple idea de tener a alguien más que a si mismo tocando su comida.


Tocando sus cosas, tocándole a él de manera indirecta. Odiaba el contacto físico con gente que no conocía de nada o que no sabía si se habían desinfectado las manos antes de tocarle.


Era alguien que se podría considerar fácilmente como excéntrico, molesto e incluso ciertamente diva pero ¿Le molestaba? Claro que no, porque no interactuaba con nadie, era lo que se conocía en internet como un genio social.


A nivel sarcástico significaba alguien que se desenvolvía fácil y amistosamente con desconocidos.


Él interactuaba con sus padres a duras penas, no era como si no le agradaran, bueno, si le desagradaban un poco porque no eran sus padres; solo eran una pareja que  lo habían criado como su hijo desde los diez años, cuando los servicios sociales hicieron acto de aparición en la pocilga que compartía con su madre prostituta y su padre drogadicto.


Y aparentemente tener a un niño de diez años en un lugar altamente peligroso y con una cantidad considerable de animales con los que un niño no debía interactuar era malo.


Los servicios encarcelaron a sus padres biológicos por tener un sembradío de drogas y él terminó en esa familia donde obviamente desencajaba.


Una madre de cabello negro, piel blanca ligeramente quemada y ojos color ámbar llamada Samanta era su madre adoptiva, su padre era un hombre de cabello castaño oscuro de piel clara, nariz achatada, hoyuelos, ojos verdes y de nombre Thomas era su padre adoptivo.


Sus ‘hermanitos’ eran un par de mellizos más que adorables de tan solo tres años con los que no tenía nada en contra, ambos muy parecidos a sus padres adoptivos, solo que sacaron más rasgos de su madre que de su padre pero no dejaban de parecerse a Thomas.


Y él, bueno, él era un jodido muñeco de fantasía que no tenía nada que ver en esa familia tan normal y cliché.


Cabello color rojo, ojos color violeta, piel pálida (ridículamente pálida), nariz respingada y claro, para complementar; pecas, no tenía un montón pero si tenía varias.


Estaba más que obvio que no encajaba en esa familia, con un pasado repetidamente oscuro y abrumador que incluso era plano para él mismo, con una conducta que debía ser mejorada a toda costa; obviamente no pertenecía a esa familia tan extraña parra él.


Aunque tampoco sería tan idiota como dársela de Bruna y dejar su cómoda vida para meterse a prostituto ilegalmente porque era un incomprendido.


Eso era tener retraso y una deficiencia de atención bastante severa.


Así que él simplemente prefería pasar como la oveja negra de la familia, estudiar, graduarse, conseguirse un trabajo y quizá conseguirse una pareja  antes de volverse alguna clase de persona con ideales extraños de la vida al sentirse tan especial para el mundo que debía convertirse en una prostitua ilegal ¿Estaba siendo redundante? Quizá, la prostitución ya de por si era ilegal.


Oh, y algo que se le había olvidado comentar era que, a los quince, le habló francamente a sus padres sobre su orientación sexual, sobre su más que obvia homosexualidad; cosa que ellos aceptaron con total naturalidad bajo la excusa de ‘Ya nosotros vivimos nuestras vidas a nuestra manera, no podemos obligarte a ti a vivir la tuya a nuestra manera.’ Eso sinceramente había logrado que él los quisiera un poco más.


Eran extrañamente mente abierta, luego pensó en ellos teniendo sexo para traer a los mellizos al mundo y luego entendió porque eran tan mente abierta.


Esa noche sus padres habían hecho sonidos muy raros que pudo escuchar desde el baño a las tres de la madrugada.


Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al pensar en eso.


—Entonces por eso contrataré a un nuevo jardinero. — Escuchó a Samanta desde la cocina, posiblemente hablando con su esposo.


—Ya pero ese jardinero ni siquiera tiene pinta de jardinero ¿Estás segura de que lo quieres contratar? Digo, ¿Y si termina arruinando tus rosas? ¿PO se roba las cosas?— Si, había acertado, ese era Thomas el que estaba hablando en esos momentos.


— ¿Acaso dices eso porque es latino? — Y esa era Samanta con tono de indignación en su voz.


— ¡Claro que no! Es que simplemente es un veinteañero que seguro y ni tiene experiencia trabajando en jardinería, además ¿De dónde lo sacaste?


—Eso es confidencial, amor mío. — Y allí había terminado la conversación, cuando vio a sus padres salir de la cocina se hizo el desentendido y se puso  jugar en su teléfono.


—Bueno, está bien pero como falte algo llamo a la policía.


—Tranquilo, mi amor, no pasará nada.


—A todas estas ¿Y qué pasó con el antiguo jardinero? El señor Perkins.


—Pues, tuvo que salir a visitar a su hija al otro lado del mundo por cuestiones que no recuerdo. — Su madrastra se le veía pensativa, posiblemente intentando recordar los asuntos a  los que el señor Perkins debía atender.


No se necesitaba ser un genio o poseer un turbante en la cabeza para saber que pronto vendría un nuevo jardinero a cuidar de las delicadas rosas de su madrastra, cosa en la cual su padrastro no se encontraba para nada de acuerdo  y a él, sinceramente, podía importarle menos.


Total, solo era un día más en su vida aburridamente cómoda.


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