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VOY A ROMPER LAS VENTANAS por Huitzil

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Notas del fanfic:

Buenas a todos los bonitos de esta pagina hay que agradecer al dios del yaoi que tenemos otro año en este lugar con sus defectos y demas pero que realmente contiene las mejores historias del mundo, yo soy una de sus mas fieles lectoras y contribuyendo para hacer un mundo mas homosexual les traigo mi fanfic inspirado en las novelas de Sherlock Holmes e influenciada por los de la televisora de BBC. bonitas fiestas a todos y todas que leen y comentan! 

Notas del capitulo:

Inspirado en la canción de Love of Lesbian... las mejores letras en las mejores canciones.

CAPITULO 1

Love of...

Simplemente no lo entendía…

Era demasiado perfecto.

Era un ser divino que merecía ser adorado pero yo no era de los que adoraban.

Era de las personas que no tenían tiempo siquiera para morir.

 

Lo nuestro estaba destinado a romperse y se rompió. Fue lento como todo lo que duele, y al mismo tiempo rápido como una explosión, aún recuerdo como sentía que mi corazón se rompía con esa discusión, como sus frías palabras calaron hasta lo más profundo de mí ser. Él sabía que me lastimaba, él sabía que lo que decía surtían efecto en mi persona pero no le importo y me quede como un idiota, como un pez fuera del agua sin saber que decir y lo único cuerdo que salió de mi boca hasta en ese entonces fue…

“-Me largo, esto se acabó.”

Y él lo acepto sin ningún problema, abrió la puerta de su despacho invitándome a salir y lo hice, apresure mi paso escuchando como se cerraba la puerta y un atisbo de esperanza nació cuando se volvió abrir pero él se encargó de matarlo cuando me llamo por mi nombre y dijo:

-Le diré a Anthea que te envié tus cosas de vuelta a tu departamento de soltero.-

En un impulso inapropiado de mi le mostré el dedo de en medio mientras mis labios le decían que se jodiera, gire sobre mis talones y salí en verdad molesto del lugar ignorando toda racionalidad volví a mi lugar de trabajo y sumergí mi nariz en todos los expedientes que pude sin darme cuenta que mi celular también lo había dejado en casa del pelirrojo. Mi eficacia no era excelente pero si la mejor que tenían en el cuerpo de policía y yo amaba lo que hacía además de que contaba con la novata Sally  para cualquier cosa.

Ese día no llegue a casa a dormir, ni el que le siguió, no quería volver a mi departamento, no quería encontrarme con la realidad de que… lo nuestro en verdad se terminó. Quería que el regresara y me dijese que me amaba, que se había equivocado; pero eso nunca pasaría porque él nunca se equivocaba y no fue hasta como unas dos o tres semanas después que regrese y en efecto ahí estaban mis cosas, empolvadas. Mi casa seguía igual, era pequeña y nada ostentosa a diferencia de como donde vivía Mycroft, era humilde como toda mi persona y parecía gritar “suicidio” a todo pulmón.

No me quede por mucho tiempo así que solo tome un cambio de ropa y salí del lugar rápidamente sin mirar atrás para sumergirme todo lo posible en el trabajo, si me mantenía ocupado no pensaría en Mycroft y estaba seguro que él tampoco pensaba en mí, porque él siempre estaba ocupado.

Habían pasado oficialmente tres meses desde que no veía al Holmes mayor, me gustaría decir lo mismo del menor pero de vez en cuando venía a darse una vuelta por el lugar, la primera vez me echó en cara lo de su hermano según él ya me había dicho como terminarían las cosas era tan “obvio” no me importo mucho lo que dijo porque yo también lo sabía solo que me gustaba mentirme de vez en cuando. En aquel entonces no exista un Watson y no existía poder humano que parara la maquina descontrolada que representaba Sherlock.

Al cuarto mes, me creía curado de amor (claro que desde el principio nunca me detuve a pensar en él y no lo haría ahora) desde que habíamos cortado nunca derrame una lagrima, me pareció extraño porque cuando mi mascota un perro pastor alemán murió me fui a emborrachar al primer bar con Sally y me puse a llorar como un niño pequeño en sus brazos maternales e incluso llore  en la primera navidad sin él. Seguramente ahora no podía llorar porque no había en mí ni una lagrima más para dar y me sentía orgulloso por eso.

Al llegar al catorceavo mes iba de vez en cuando a mi hogar pero solo a dejar algunas tonterías o tomar otras tantas, jamás me digne a dormir ahí, comer, ducharme o a desempacar lo que aún estaba en las cajas que Mycroft Holmes mando, no lo creía necesario. No quería desempacar mis cosas porque todas ellas me recordaban a él. Me compre un par de pantalones de segunda mano al igual que unas camisas, sacos y los colgué en mi ropero vacío, prefería pagar por una comida comercial o por ir a una lavandería antes que quedarme en mi departamento completamente solo, ante mi necesidad también me compre un celular desechable y deje olvidado el viejo aunque sinceramente eso no representaba un problema porque casi nunca iba a mi casa, casi...

Veinticuatro meses y no tenía noticias del hombre de hielo no es como si las quisiera pero a veces por la calle cuando caminaba miraba de reojo las cámaras de seguridad para saber si me estaban viendo pero solamente era mi paranoia, incluso alguna veces me parecía verle caminando entonces me apresuraba mi paso para alcanzarle y cuando descubría que no era el pelirrojo del que me enamore simplemente pasaba de largo e incluso corría, corría sin rumbo fijo; corría hasta que mis pulmones se quedaban sin aire, hasta que mis piernas me pedían piedad y me escondía en un callejón o bajo un puente donde no hubiera nadie que me viera solamente para encogerme y dejarme caer al suelo para recuperar el aliento, mis ojos se llenaban de lágrimas y la necesidad de respirar se volvía más esencial que la de llorar y podía dejar el llanto para después, otro día, otra noche, pero no hoy.

36 meses y medio, mi adicción al cigarrillo había vuelto y más fuerte que nunca, yo que me creía curado de ese vicio, me había rentado otro departamento más barato, más pequeño, más sucio pero no por eso había dejado de pagar el primero, de alguna manera no me podía deslindar de ese lugar e iba a trabajar todos los días sin tomarme un día de descanso o una hora para holgazanear, trabajo, trabajo y más trabajo. Las ojeras bajo mis ojos eran evidentes y empezaban a oscurecer. A veces me olvidaba de comer por días de tan concentrado que estaba, solo el café tenía cabida en las mañanas o madrugadas obscuras y frías.

Habían pasado cinco años desde que nos habíamos dejado y para mi desgracia en una redada después de correr un maratón tras un fugitivo (que gracias a todos los cielos había atrapado) antes de llegar a la estación  me dio vómito, un insoportable dolor de cabeza y me desmaye. Cuando desperté estaba en el hospital, me encontraba con una sonda y la soledad me calo nuevamente hasta los huesos, ansioso apreté el botón para llamar a una enfermera y salir de este lugar y volver a trabajar, cuando está llego me comento que solo había tenido un caso leve de anemia, me sonrió amablemente y platicamos sin descanso e incluso compartimos números telefónicos, así que para cuando Sally me vio solo hubo una reprimenda y me llevo en su coche a mi antiguo departamento a pesar de mis reproches, alegó que no tenía tiempo para discutir con un niño grande, me comento que vendría a verme, que ahí de mi si no me encontraba en este lugar y no me dejo volver al trabajo hasta nuevo aviso “órdenes del director”.

Después de recorrer con la mirada la casa me digne a tomar un baño como dios mandaba, busque un cambio decente entre las cajas para vagabundear en mi casa encontrándome con mi celular apagado, lo prendí por instinto y ni siquiera tenía una llamada perdida o un mensaje de Mycroft, lo guarde en el bolsillo de mi pantalón y seguí husmeando, todo estaba en orden y pulcramente arreglado me sorprendí de la exactitud con la que se habían colocado las prendas, incluso después de tanto tiempo olían delicioso, y sentí como un escalofríos recorría mi espalda no quería admitirlo pero lo extrañaba bastante y lo más triste era que al parecer el a mí no, y como si con ese pensamiento mis objetos personales me quemaran los deje en su lugar quedándome únicamente con un cambio mientras un pensamiento en mi cabeza cruzo fugas “ya no las necesitaría”

Entre al baño con mucho desgane, de alguna manera se encontraba mi arma conmigo como siempre y mientras me desnudaba y sentía los bellos de mi piel erizarse no podía dejar de verla, me pregunte qué pasaría si una bala surcaba por mi cráneo. ¿Mycroft lamentaría mi pena? Posiblemente no, siempre se mantuvo fiel en que todas las personas se morían y que incluso a él le llegaría su hora y que no había porque preocuparse así que darme un tiro ahora en la cabeza solo sería un desperdicio de los impuestos de muchos. Suspire con desgane al darme cuenta que hasta para morir era una molestia, un idiota, un maldito cobarde trate de ponerme un poco de humor estar pensando tanto en el pasado me mataría y mi celular cayó al suelo. Ese aparato electrónico tenia mis mejores canciones ¿cómo pude vivir sin ellas por tanto tiempo? Me pregunte mentalmente mientras ponía la primera y la más ruidosa de todas ellas a todo lo que daba y me puse a cantarla.

El agua caliente toco mi piel como tiernas caricias y me cayó bien hasta que de la nada un nudo en mi garganta se alojó impidiéndome seguir cantando y mis ojos se llenaron de lágrimas, recargue mi mano en el azulejo azul porque todo se movía bajo mis pies y comencé a llorar sin poder contenerme, cada letra de las canciones que antes no tenían importancia ahora cobraban sentido y afloraban mi dolor al tiempo que lo anestesiaba. Solo quería morirme.

Notas finales:

Drama...

Drama...

soy la reina del drama y como me amo. Gracias a todos por leer XD


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