Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Algún día... por Mariela

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de este one-shot no me pertenecen, son de Masami Kurumada, y fue hecho sin fines de lucro

Notas del capitulo:

se que esta atrasado, pero lean, jejeje al menos lo intente.

Algún día...

 

“Hey Shaka, algún día volvamos a bailar juntos…”

 

 

Aquel era uno de los peores callejones donde nos pudiéramos asentar; olía a estiércol, estaba húmedo, y la luz de sol no alcanzaba a iluminarlo, pero…no teníamos opción.

 

Ni sabíamos que ese se convertiría en el último año que compartiríamos juntos.

 

Tenía catorce años, era huérfano, mi hermano Shun había muerto tres inviernos atrás, por lo que solo me quedaba Shaka, mi amigo, y junto a él, vivía en la miseria.

 

No recordábamos a nuestros padres, nunca conocimos nada fuera de esa vida y sabíamos que nunca lo conoceríamos, por lo que ese callejón, al igual que los anteriores, se convirtió en todo nuestro mundo.

 

La apariencia andrajosa que poseíamos no daba la mejor impresión, dormíamos muy juntos sobre un cartoné que intentaba disminuir el frio del suelo, además de que robábamos lo que podíamos para comer.

 

Cuando la gente nos veía solo nos mostraba pena, lastima, a veces repulsión, pero nada de eso me importaba, por mucho que me hiriera, no me importaba. No cuando lo tenía a él, a mi lado.

 

-¡¡¡Corre Ikki!!!-decía, tirando de mi mano, mientras corríamos a  todo lo que nuestras piernas daban.

 

-¡Eso intento Shaka, eso intento!

 

-¡¡¡DEVUELVAN LO QUE ROBARON, LADRONES!!!-grito el hombre que nos perseguía con un bate de madera.

 

Shaka y yo corrimos por varias calles, pero por mucho que lo intentamos, ese hombre no nos dejaba en paz, y todo por un simple pan que habíamos tomado de su panadería.

 

Cuando finalmente logramos perderlo, nos sentamos  al final de nuestro callejón que despedia un nuevo olor a animal muerto, y lo repartimos. El pan era pequeño, las partes lo eran aún más, pero estaba caliente, tan sabroso y delicioso.  No podía pedir más.

 

Pronto llego el invierno a la ciudad, aquella época a la que más le temía, pues fue en días como estos en los que perdí a mi hermanito Shun. El frio era demasiado duro, nuestras ropas tenían agujeros, no contábamos con mantas ni cobijas, tampoco con comida caliente que nos pudiera ayudar a afrontar las noches heladas, técnicamente no contábamos con nada.

 

Shaka solía abrazarme  mientras dormíamos, decía que el seria mi abrigo, y yo lo dejaba hacerlo.

 

-No te preocupes, tu solo duerme Ikki. Yo soportare el frio por ti.

 

-Gracias-dije, derramando lágrimas de mis ojos.

 

Me gustaba dormir a su lado, recostado en su pecho y sintiendo su calidez envolviéndome como si se tratara de una manta. No podía evitar sonrojarme, era una experiencia por demás dulce y hermosa, me hacía sentir feliz y me hacia olvidar la realidad que afrontábamos día a día.

 

Había ocasiones en las que no conseguíamos para comer, a veces llegábamos a enfermarnos y no había forma de curarnos, y con cada amanecer, uno de los nuestros ya no despertaba.

 

Aquellos eran días difíciles.

 

-Ya no llores, Ikki.-me decía, mientras me abrazaba para calentarme.

 

-E-Es que…no es justo. A-An-gelo murió…Afrodita estará destrozado.

 

-Lo sé, pero no hay nada que podamos hacer.

 

-¡Eso es lo peor, Shaka!

 

En vísperas de Navidad me gustaba espiar por las ventanas las casas de familias ricas, sintiendo como mi corazón se oprimía al ver lo felices que eran, con una mesa llena de una cantidad exagerada de comida, quizás suficiente para sobrevivir un año, un árbol  hermoso con luces destellantes, regalos,  y una familia unida para festejar.

 

Jejeje, había ocasiones en que organizaban bailes y danzaban durante horas, llegaba a imaginarme a mí mismo entre ellos, junto a Shaka, lo cual me hacia sonrojar. Eso nunca pasaría, pero uno puede soñar, ¿no es así?

 

Esta época en especial, me ponía triste, me deprimía, me hacia recordar a mi hermano que ya no estaba conmigo, me hacia desear algo mejor  y solo bastaba con que cerrara los ojos para verlo, el problema yacía en que al abrirlos, nada de eso era real, por mucho que lo deseara.

 

La navidad es una época de unión, de renacimiento, de amor y amistad, de familia, de dicha, y de felicidad. Sin embargo, para mí solo era frio y hambruna total.

 

 ¿Qué se sentiría comer algo caliente? ¿A qué sabría el pavo? ¿Qué era un regalo? ¿Qué se sentía estar en familia? ¿Preocuparle a alguien? ¿Qué tan suave era una cama? ¿Qué tan calientes eran las cobijas?

 

Ese año, en la farola frente a la entrada del callejón, pegaron un anuncio que los invitaba a todo el público a una fiesta de navidad  en una de las casas ricas. Inevitablemente compare mi ropa con la de la pareja del anuncio, y me di cuenta de lo diferente que era.

 

Mi sueño, y el de mi hermano, siempre había sido asistir a una cena navideña y a un baile, pero eso era algo que nunca se cumplió y nunca se cumpliría.

 

-No te preocupes-Shaka me abrazo por detrás, calmando el dolor que llevaba dentro-Algún día tendremos una cena  de navidad, y bailaremos en un lujoso salón.

 

-¿De verdad?-pregunte, mirándolo con lágrimas en los ojos.

 

-Claro. Te lo prometo, Ikki-y me abrazo con más fuerza, tanta que sentí que lloraba en mi espalda.

 

Llore aun más.

 

Ese mismo año, el frio golpeo con más fuerza, más intensidad, los vientos helados nos entumecían los huesos, nos hacían temblar, y toser, el invierno se había hecho insoportable. Tanto que ya ni sentía el calor de Shaka, aunque él me abrazara.

 

Varios de mis amigos ya no despertaron, y las lluvias lo empeoraron todo. Camus, Hyoga, y Degel fueron los últimos vivos de un grupo de treinta que vivía al norte de la ciudad, Shaka y yo, los últimos de los nuestros.

 

Peque una horrible tos que cada día me debilitaba más, me sentía tan frio y cansado, sabía que me quedaba poco para no volver a despertar.

 

Y el 24 de diciembre, en noche buena, supe que no vería otra navidad.

 

-Quiero comida caliente…quiero una manta caliente…-decía con una sonrisa a Shaka, mientras me ponía el abrigo que había robado para mí-Quiero zapatos, ¿Qué se sentirá usarlos? Y si es posible, quiero calcetines también.

 

-Ikki…-lloro, acariciando mi mejilla con dulzura.

 

Supe en ese instante que Shaka se sentía impotente, que creía que no me había dado lo suficiente, pero no era así. Me lo había dado todo, y le estaría eternamente agradecido por eso.  Incluso en ese momento, prefería morirse de frio que verme toser de nuevo, era un ángel para mí.

 

-Sé que he pedido demasiado este año, coff,coff, coff-la tos fue intensa durante un rato, hasta que por fin  ceso, y lo mire con una sonrisa para que no se pusiera triste-Shaka, quisiera que esta navidad la pasemos juntos.

 

-Siempre la pasamos juntos, ¿Por qué…

 

Negué con la cabeza.

 

-No. Este años, realmente quiero que la pasemos juntos-y sin darle tiempo de responder tome su manos y empezamos a correr por las calles.

 

Todo estaba decorado con luces de colores y adornos navideños, la gente vestía con abrigos grandes debido al intenso frio, y las tiendas de regalos estaban llenas por las compras de último momento. También se cantaban villancicos  en todos lados, y Shaka y yo pasamos entre ellos para llegar a donde queríamos.

 

Casi caí en varias ocasiones, me costaba respirar, y esa molesta tos no hacia las cosas sencillas, pero al final, logramos llegar.

 

-¿La playa?-pregunto confundido-¿Qué hacemos aquí?

 

-La promesa que me hiciste, coff, coff.

 

Entonces, de entre una rocas, saque un plato de comida exquisita que logre conseguir de un restaurante, y le sonreí, sentándome en la arena para comenzar  a cenar junto a él.

 

-Esto es un gran detalle, Ikki. Pero se suponía que yo debía hacerlo.

 

-Me lo compensaras con el baile.

 

Reímos. Para cuando terminamos, tal y como lo prometió, me tomo en sus brazos y comenzamos un vals que pretendía seguir el ritmo de una música inexistente, un vals que disfrute como nunca. Ninguno sabía  bailar, sin embargo, hicimos el intento por muchas veces que casi tropezábamos.

 

Sonreíamos a pesar del frio, pronto una nevada se hizo presente como pronosticando el final de todos, pero eso no importo cuando nuestras manos empezaron a buscar algo más. Las caricias se hicieron presentes, los besos, la excitación, cuando nos dimos cuenta estábamos sobre la nieve sin pantalones y besándonos con desesperación.

 

Aquella fue la primera y última vez que tuvimos sexo. El calor de nuestros cuerpos me hizo olvidar el frio del invierno.

 

Él se quedó dormido luego de susurrarme un “te amo”, y me dolió saber que ya no habría una continuación. No, mañana yo ya no despertaría. Le puse el abrigo que había robado para mí, y me aferre a su pecho con todas mis fuerzas, llorando sin consuelo alguno.

 

-Todo ha sido maravilloso…-murmure a su odio-Hey Shaka, algún día volvamos a  bailar juntos, prometo que lo hare mejor…usare ropa más elegante…será más bonito. Gracias por todo lo que hiciste por mí, gracias por amarme, y por hacerme tan feliz-él se removió un poco-Quiero volver a comer ese pan juntos, volver a dormir juntos, volver a sentir tu calidez, y volver a espiar a la gente por sus ventanas…coff, coff, coff…pero-coff, no ahora-me abrace más a él, llore y entre lágrimas sonreí, ese era el fin, todo se perdía en la oscuridad, todo se desvanecía, el dolor se volvía paz, y ya no sentía nada-Feliz navidad, Shaka.

 

 

Al otro día, en las noticias se dio a conocer la muerte de un adolecente en la playa, según paramédicos, a causa del frio intenso de la estación.

 

“La navidad significa agradecer que tenemos todo, y reconocer que hay en el mundo quienes no tienen nada. Entre eso, agradecer que un tenemos a los que aman, y decirles lo que sentimos por ellos antes de que sea demasiado tarde.”

 

 

-Hey Ikki, algún día volvamos a bailar juntos…

 

 

Fin.

Notas finales:

gracias por leer y no olviden comentar, 

chao, chao lindas


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).