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Amantes de mentira por ami4alice

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Notas del capitulo:

Holis! De nuevo yo con otro fic... no lo puedo evitar, la inspiración me esta dando de regalo de navidad un poco de inspiración.

Como todas las veces KKM no me pertenece, si así fuera, la serie se centrara en el amor de Yuuri y Wolfram.

Espero disfruten esta historia.

 

Era un día cualquiera de diciembre. La nieve caía cubriendo las calles con un color blanco, a lo lejos se escuchaba el ruino de los autos que pasaban no muy lejos de donde un moreno se encontraba parado. Exhalo dejándose notar el frío que había en el aire al momento en que un humo blanquecino se mostró al realizar su acción. Volvió a realizar la misma acción antes de llevar su mano al bolsillo y con ello sacar el celular. Miró la hora, eran apenas las cinco de la tarde, aun le quedaba tiempo para esperar, si con la persona que se iba a ver llegaría a las cinco y media, hora original bajo acuerdo mutuo.

Guardo de nuevo su celular viendo un momento su alrededor, observando como las personas caminaban de un lado a otro solo dejando un camino de huellas. Observo el cielo viendo como este estaba cubierto de unas cuantas nubes, sin poder evitarlo se sintió de alguna manera nostálgico, era inevitable si todo aquello había comenzado en esa misma época. Ya habían pasado más de siete años desde aquel recuerdo de su juventud. Yuuri Shibuya, con ahora veintidós años aun recordaba perfectamente aquella época de su juventud, si se encontrara con su yo de aquella época jamás fuese pensado que hubiese durado tantos años con su pareja, pero ahí estaban celebrando su séptimo aniversario.

Las cosas con su actual pareja no se habían dado de una manera común, por esa razón el moreno lo recordaba muy bien, en realidad, en aquella época nunca se vio viviendo de esa manera. ¿Cómo había empezado todo? Con una proposición que al inicio le había parecido una locura, pero que aun así termino aceptando. No tenían nada, al inicio no tenían ningún sentimiento por el otro y por cosas del destino terminaron enamorándose. Jamás pensaron que su amor no correspondido terminaría de aquella manera. ¿Es una locura que dos personas que tienen un amor no correspondido terminen juntos? Eso pensaba el moreno en aquella época.

Tenía apenas unos quince años la primera vez que se encontraron. Yuuri era un jugador de béisbol, siendo entrenados por su padrino, quien tenía una hermosa novia. Susanna Julia Wincott, una hermosa mujer de pelo azul y ojos más claros que el mismo cielo, de piel blanca como la nieve y suave como la seda. La mujer de la cual Yuuri se había enamorado, pero para su tristeza poco después de tener aquel enamoramiento se enteró que era la novia de su padrino. Aun a pesar de ese hecho Yuuri no pudo detener su amor por aquella hermosa mujer que le robaba los suspiros.

Intento ocultarlo, pero el amor que sentía por ella se le desprendía de los poros por sí solo, así de enamorado se encontraba el moreno. Aunque era imposible, pues no podía decir que le gustaba Julia pues era la pareja de su padrino, jamás sería capaz de hacer tal cosa, pero no podía controlar acciones como oler su chaqueta cuando se la dejaba, o sentirse alegre cuando le daba comida casera. Una vez casi se le escapa el amor cuando le dio un chocolate de amistad el día de san Valentín, ya el moreno no estaba siendo capaz de controlar aquel amor que cada día que pasaba crecía sin poder controlarlo.

El día que le conoció no era diferente a aquellas tantas veces que de manera oculta se dejaba llevar por la tentación. Había ido a la casa de su padrino para hablar sobre unos asuntos del equipo de béisbol, como siempre Julia también se encontraba de visita, por casualidad llegaron al mismo tiempo. Conrad les sirvió un poco de té, pero luego de un poco de conversación se marchó por un asunto y detrás le siguió Julia. Yuuri quedando por completo solo en la sala observo unos instantes aquella taza ajena, la miro fijamente decidiendo si caer en la tentación o no, termino cediendo el paso al pecado. Tomo la taza que antes había estado bebiendo Julia y la llevo a sus labios.

“Un beso indirecto” pensó mientras tenía una expresión boba en su rostro. Duro unos minutos con la taza cerca de los labios oliendo un poco a ver si tendría la esencia de Julia. Después de un momento se la paso por la mejilla, esa era la taza donde había bebido su amada.

Fuese continuado en su ensimismamiento con la taza si no fuera porque sintió unos ojos fijos en su persona. Cuando llevo su vista al frente se encontró con unos ojos verdes que le observaban con intensidad. Tensó su cuerpo al verse descubierto, era demasiado evidente lo que estaba haciendo, no necesitaban de mucha información para descubrirlo. Para agregar más cosas al asunto lo había descubierto el “príncipe”. ¿A qué se refería con ese apodo? El príncipe fue el apodo que le dieron a aquel hermoso chico que tenía ahora enfrente. Era el deseo de todas las chicas salir con aquel hombre que parecía de la realeza.

Wolfram Bielefeld, apodado el príncipe, le observaba de manera larga sin soltar ni una palabra, Yuuri tampoco tenía algo para decir. Cuando escucho pasos dejo la taza en su lugar intentando relajarse, pero cuando llevo su vista a donde estaba aquel chico rubio se encontró con que ahora no estaba. Luego de eso no pudo sacarse de la cabeza el hecho de que ahora alguien tan famoso en su escuela conocía su secreto que se había esforzado por ocultar, eso le hizo pasar el resto del día con el nervio a mil. Ahora seguro sería conocido como el pervertido de la taza de café, solo imaginárselo hacía agonizar al moreno. Gracias a eso no pudo dormir esa noche.

Al día siguiente fue con el corazón en la garganta a clases. Al ver la puerta de entrada se esperó lo peor, pero para su suerte todo paso con normalidad. Las personas que le trataban lo hicieron de manera normal, las que no ni pendiente con su existencia, se sintió por un momento tranquilo, pero cuando comenzó a imaginarse que sería lo que querría aquel chico famoso en su escuela para no decir lo que vio el día anterior le volvió a regresar el nerviosismo. Espero impaciente hasta que se presentó la persona que le estaba matando lentamente. Wolfram apareció a la hora del almuerzo en la puerta de su salón solicitándolo, obviamente todos miraron raro la situación, normalmente alguien tan famoso y popular como Wolfram no andaría buscando a alguien sin importancia como Yuuri.

Mientras iban caminando por el pasillo Yuuri se imaginó un sinfín de situaciones que podrían pasar. Tal vez lo iba a distorsionar, o amenazar, posiblemente le iba a hacer su esclavo hasta que estuviera satisfecho o lo iba a obligar a donar sus órganos, Yuuri se imaginó tantas cosas hasta llegar a lo peor. Soltó un grito interno antes de darse cuenta que se encontraban en la azotea de la escuela, tal vez lo iba a amenazar con lanzarlo de la azotea si no aceptaba. Respiro hondo viendo con cautela lo que hacía el otro. Wolfram camino unos pasos por delante del moreno antes de girarse y quedar frente a frente.

-¿Por qué tienes esa expresión? No es como si fuese a hacerte algo –comento con molestia el rubio. Ahí estaba su lengua afilada, tan famosa como su apariencia.

-Ah… no, lo siento –se disculpó el moreno sin saber el porqué de su disculpa.

-Seguro te preguntas porque te llame aquí –dijo llevando su mano a su cabello para evitar que se moviera con el viento que paso en ese momento -, es para algo importante.

-¿Importante? –se cuestionó el moreno.

-Sí. Shibuya Yuuri, sal conmigo.

Se esperó de todo, menos aquello que le dijo, por eso no pudo evitar quedar unos minutos en shock.

-Espera… ¿Qué?

-Espera, lo siento, no fui claro –comento llevando una mano al frente en gesto de que se detuviera antes de pensar cualquier cosa -, la verdad dije que salieras conmigo, pero no es de esa forma.

-¿Entonces cómo se supone que es?

-Cuando te vi ayer pude darme cuenta de que ambos estamos en el mismo barco.

-¿El mismo barco? –cuestiono el moreno aun sin entender.

-Ambos sentimos un amor no correspondido por alguien que no debemos –eso le dolió al moreno, había sido fácilmente descubierto, pero se detuvo un momento a analizar las palabras del otro.

-¿Qué? ¿El príncipe tiene un amor no correspondido? –no sabía si estar en shock por la proposición o por esa noticia que le había llegado.

-¿Acaso es algo tan raro? Soy una persona normal como cualquiera, también me puedo enamorar…y por favor deja de llamarme de esa forma.

-Lo siento, es solo que es algo impresionante. Las chicas te tienen en tan alta estima que a veces se olvida ese hecho –sin poder evitarlo se rasco la nuca en gesto de disculpa.

-Bueno, entonces ¿Qué dices? Ambos tenemos un amor no correspondido que comenzamos a no poder ocultar –era evidente con lo que había pasado el día anterior -. Por eso te propongo el fingir que somos pareja, de esa manera nadie sospechara de nuestro amor no correspondido.

-Entiendo, pero… -dijo con duda el moreno, entendía que no podía ya ocultar su amor, pero salir con un hombre para ocultarlo le parecía demasiado -. ¿Por qué yo?

-Como dije antes, es conveniente, al salir ocultaremos el amor que tenemos por aquellas personas –suspiro rascando un momento su nuca -. En realidad, le dije a la persona que me gusta que me sentía atraído a los hombres, me miró de una manera que no pude evitar decirle que estaba saliendo con alguien. Esa es la razón por la cual había estado buscando a alguien, pero no puede ser cualquiera, no quiero ilusionar a alguien por mi capricho. Eso no sería correcto.

-Entiendo eso, pero salir con un hombre es demasiado para mí –confeso con sinceridad.

-Ya veo, así que es demasiado para ti –suspiro con resignación -. Por favor solo piénsalo, no me des una respuesta ahora. Cuando te encuentres en una misma situación en la que yo estuve entenderás el cómo por si solo sale ese tipo de locuras.

Antes de que el moreno pudiera contestar a las palabras del rubio ya se encontraba solo en la azotea. Las palabras del otro rondaban su cabeza sin parar, tenía cierta lógica, si salía con alguien podría ocultar sus sentimientos, pero no podía ser cualquiera, sería cruel hacerle algo como eso a otra persona. Aunque ese no era el caso de ambos, tanto Yuuri como Wolfram se verían beneficiados con aquel trato.

Las clases llegaron a su fin y como siempre el moreno fue a su práctica de béisbol. Todo iba de manera normal, como de costumbre, pero al estar por acabar el día sucedió algo que termino siendo la causa de que aquel loco trato se terminara dando. Al acabar la práctica terminaron siendo Conrad y Yuuri quienes se quedaron al final para limpiar los equipos. Estaban en el salón donde guardaban todos los objetos, Yuuri se encontraba pasándole un pañuelo a los bates mientras Conrad limpiaba las pelotas de béisbol. Los cubría un silencio agradable, termino cuando el castaño soltó un ligero suspiro.

-¿Qué sucede Conrad? –pregunto Yuuri evidentemente preocupado.

-Bueno… es que he tenido una pelea con Julia –comento en otro suspiro. Yuuri tuvo que mirar fijamente el bate para disimular la sonrisa que aquella noticia le había provocado.

-¿Una pelea? ¿Y eso? –pregunto sin mirarle, no podía borrar su sonrisa.

-La otra vez habíamos salidos a comprar algo, y terminamos por escoger cosas diferentes, eso fue toda una pelea para decidir. Aún seguimos peleados por ese asunto –dijo mirando fijamente al moreno, pues este evitaba su mirada.

-Oh, ¿Por qué no decidiste escoger el de ella?

-Porque lo que había escogido era horrible, aunque evidentemente no se lo dije –comento en un nuevo suspiro.

-Ya… si hubiese sido yo habría escogido el que le gusto a Julia solo para hacerla feliz –soltó sin pensarlo dos veces el moreno.

Un silencio los invadió luego de que el moreno soltara aquellas palabras. Después de unos minutos Yuuri se dio cuenta que se había dejado en evidencia, pero tuvo miedo de mirar directamente a su padrino quien se mantenía en silencio. Sin poder evitarlo tenso lo hombros cuando le escucho suspirar.

-Yuuri… -auch, Conrad solo lo llamaba por su nombre cuando era algo serio. Ahora estaba más nervioso –Yuuri, ¿A ti te gusta Julia?

La pregunta que nunca quiso escuchar de parte de su padrino llego. Yuuri no sabía qué hacer, su cabeza era un completo lio en ese momento. Por una parte quería decirle al castaño que su respuesta era un sí, que amaba a Julia, que la veía como a una mujer; pero por otro sabía que no era correcto, ¿Qué era eso de andar enamorándose de la novia de su padrino? Era imposible. Aunque su cabeza era todo un lio se dio el valor de mirar fijamente a su padrino, entonces le llego a la mente…

-Yo…

 

 

 

 

 

 

 

Al día siguiente se podía escuchar el chapoteo de unos pasos que iban por las calles con gran velocidad. Las únicas veces que se detenía era para acomodar el paraguas que llevaba que por la fuerte brisa lo volteaba. El moreno corría por las calles sintiendo de vez en cuanto las gotas de las lluvias pegar con su rostro, había amanecido con lluvia, así que el moreno iba más abrigado de lo normal. Dio un gran brinco de alegría cuando vio la entrada del instituto, aunque eso solo causo que por poco se resbalara y terminara en el piso. Estando cerca del edificio principal de manera torpe guardo el paraguas, antes de visualizar a su objetivo.

-Buenos días Príncipe –un superior saluda a un rubio que se estaba acomodando los zapatos de interiores.

-Ah…sí…

Antes de poder agregar algo más sintió como su mano era tomada, y sin siquiera oportunidad de reprochar era arrastrado por todo el pasillo. Cuando se fijó mejor notó que era el chico con el que había hablado el día anterior. Yuuri al entrar al edificio había corrido hacía Wolfram tomándolo de la muñeca y así continuar corriendo por todo el pasillo. Terminaron en la azotea de la escuela, como el día anterior.

-Que… ¿Qué es lo que te sucede? –dijo el rubio respirando de manera agitada, encorvando su espalda hacía adelante buscando recuperar el aliento.

-Wolfram, salgamos.

La seguridad que le dio el moreno al pronunciar aquellas palabras lo dejo tan impactado que duro unos minutos en silencio procesando la información. Al cabo de unos minutos parpadeo soltando un leve suspiro, ya había recuperado la respiración que antes había perdido.

-¿Qué sucedió? –pregunto sin contestarle a sus palabras. El moreno dudo en si comentarlo, pero termino por decidir que era lo mejor.

-Bueno… casi he sido atrapado. Mi padrino me pregunto si me gustaba su novia…y bueno, yo…

-¿Le dijiste que salías con alguien? ¡Ja! Te dije que eso pasaría –comento el rubio con orgullo.

-Sí, sí. En realidad le especifique que no me gustaba su novia, le dije que era imposible porque a mí me gustaba era el hombre con el que estaba saliendo. Aunque todo eso lo dije porque recordé tu proposición, si no hubiese sido por eso sería hombre muerto.

Suspiro con pesadez el moreno, volvió a repetir la acción cuando pudo notar como el rubio se reía de manera disimulada por la desgracia que había pasado. Agito su cabeza restándole importancia al asunto, ahora tenían que acordar las cláusulas de aquel contrato que estaban sellando.

-Entonces, ahora ambos debemos presentarnos a esas personas para que nos crean.

-Sí. Mi padrino quiere conocerte para certificar que no le he mentido –dijo suspirando –, debemos ahora decidir qué hacer de ahora en adelante para lo que se viene.

-Bien, en eso tienes razón –comento Wolfram para sin más indicar con la mano que se sentaran en el suelo cerca de la puerta de entrada a la terraza –Lo primero que debemos hacer, creo, es llamarnos por nuestros nombres.

-¿Nuestros nombres? –soltó el moreno mientras estaba sentado al lado del otro -. Entonces, a partir de ahora será Wolfram.

-Sí, entonces yo te llamaré Yuuri. Si nos llamamos por nuestro nombre se verá aún más la cercanía, lo otro… -el rubio quedo unos minutos en silencio pensativo sobre el asunto.

-¿Qué sucede? –pregunto con curiosidad el moreno escuchado la campana de entrada a clases, evidentemente ellos iban a saltarse el primer periodo.

-¡Piensa por ti mismo también! –casi grito Wolfram -. No solo puedo ser yo quien de ideas –se cruzó de brazos refunfuñando.

-Ya, ya, pensaré en algo, no te molestes.

-No estoy molesto… y debes dejar de tratarme de tu cuando te dirijas a mí.

-Cierto… -dijo pensativo sobre el asunto.

Yuuri se quedó unos minutos observando el cielo mientras pensaba que cosas podían hacer para aparentar ser novios. Pensó un buen rato pero no se le ocurrió ninguna idea, no era raro, si nunca había si quiera salido con una chica. Suspiro agitando su cabeza con resignación.

-No se me ocurre nada.

Ambos dijeron en sintonía al mismo tiempo junto a un suspiro. Al parecer ambos estaban en la misma situación, no conocían las maneras para aparentar ser una pareja de verdad. Ninguno había salido con alguien más, después de todo, esos quince años que tenían lo habían vivido con un amor no correspondido.

-¿No sabes que deben hacer los novios? –soltó con sorpresa el moreno.

-¿¡Acaso eso es algo malo!? –se quejó Wolfram ofendido.

-No, no. Simplemente creí que ya tenías experiencia, como eres tan popular…

-No me gusta salir con alguien del cual sé que no me enamoraré, además, ya estoy enamorado de alguien, así que es tonto salir con otra persona que no amo –confeso con completa sinceridad.

-Eso es bastante cierto…

De nuevo un silencio los invadió, pero a diferencia del anterior a ninguno le molesto estar en completo silencio. No se dieron cuenta en ese momento, pero ambos se sentían cómodos estando con el otro, aunque fuera simplemente para estar en completo silencio. Quizás se debía a que, como había dicho Wolfram, ambos se encontraban navegando en el mismo barco.

-Supongo que lo segundo sería intercambiar mail –comento Wolfram de pronto.

-¡Oh! Esa es una buena idea.

Luego de soltar aquellos ambos sacaron sus celulares para que, a través de infrarrojo, intercambiar sus correos, ahora podrían comunicarse para cualquier cosa.

-¡Ah! –soltó de pronto el moreno -. También debemos saber nuestros gustos y disgustos, no vaya a ser que metamos la pata dándonos algo que odiemos.

-Tienes un punto –dijo con ligera sorpresa –No eres tan enclenque como creí.

-¡Hey! –dijo en un suspiro el moreno.

De esa manera comenzaron a relatarse las cosas que le gustaban y las que le disgustaban. Que comidas amaban, que música escuchaban, que genero de películas le gustaban, que tipos de libros leían. Para sorpresa de ambos, hubieron muchas cosas en las que congeniaron, ambos amaban el mismo género de películas, casi todas las bandas que les gustaban eran las mismas. Congeniaban más de lo que ellos mismo llegaron a pensar.

-Es impresionante que te guste la autora Agatha Christie.

-Bueno, son bastante interesantes sus libros, sobre todo me gusta el de cianuro espumoso. Ese te dice la manera elegante de poder matar a un amante.

-Me preocupa que pienses de esa forma… -dijo con una suave risa, ya se encontraban en la tercera hora, tanto así se habían quedado a conversar.

-¡Que cruel! –soltó antes de decidirse a levantarse del suelo. Se sacudió un poco la ropa para mirar al moreno con una leve sonrisa -. Entonces así quedamos Yuuri, por favor cuida de mi a partir de ahora.

-Eso debería decir yo –dijo rascándose la nuca realizando la misma acción que el rubio  -. Es mejor que regresemos o todos se preguntaran dónde nos metimos, sobre todo tú.

-Solo les contestare que me encontraba con mi amante –soltó con una risa el rubio abriendo la puerta de la azotea.

-Supongo que a partir de ahora no está muy lejos de la verdad.

Sin agregar más entre leves risas ambos hombres bajaron para dirigirse a sus respectivos salones. Ya todo estaba acordado, esa tarde Wolfram se presentaría ante el padrino de Yuuri como su pareja, y Yuuri se presentaría ese fin de semana a la persona que le gustaba Wolfram. Ese había sido el acuerdo entre ambos. Los dos fingirían ser amantes para poder ocultar aquel amor que jamás iba a poder ser correspondido.

Las clases pasaron con normalidad, así pensaba el rubio, después de todo estaba acostumbrado a ser el centro de atención, pero por otro lado, el día fue medio incómodo para el moreno. Él si no estaba acostumbrado a ser el centro de atención, y ese día lo estaba siendo por el hecho de haberse perdido las primeras horas con el príncipe, para luego regresar juntos. Eran el chisme de ese día.

Yuuri agradeció cuando el último timbre sonó indicando que las actividades curriculares habían cesado. Sin ninguna duda, ni siquiera esperando la reacción de sus amigos salió literalmente corriendo del salón. En la entrada se encontró con Wolfram y antes de que todos comenzaran a hablar le tomo de la muñeca para salir del instituto, quería acabar con todo eso, al moreno particularmente no le gustaba ser el centro de atención, por eso se sentía incómodo a cualquier parte que veía, después de todo, las miradas se centraban en él.

Medio camino fueron corriendo, pero cuando Wolfram se quejó que le dolía el agarre se detuvieron, por lo menos ya no había nadie del instituto cerca, podía relajarse por esos segundos. El moreno se disculpó por su acción anterior explicando las razones por las cuales lo había hecho, como respuesta solo tuvo una risa de parte del otro. Refunfuño por tal reacción, pero a los minutos termino riendo junto al otro.

-Ahora vamos a tu práctica de béisbol –comento Wolfram mientras iban caminando.

-Sí, te presentaré de una vez. Así si deseas marcharte luego no habrá ningún problema.

-Está bien, me quedaré. Sería descortés como tu novio el irme mientras prácticas, se supone que estamos muy enamorados. Aunque evidentemente no entenderé nada.

-¿Y eso? –pregunto con curiosidad el moreno -. ¿Acaso no sabes de béisbol?

-Siempre he querido saber, pero nadie me ha explicado. Suelen decir casi todo el tiempo que no debo preocuparme por eso, “que estoy bien como estoy y que no me moleste en cambiarlo” –dijo con un pesado suspiro.

-Pero has querido aprenderlo, ¿No?

-Evidentemente, pero no termino de comprenderlo.

-Entonces yo te explicaré, cualquier cosa que no entiendas yo te explicaré con gusto –comento el moreno con una sonrisa amable.

-¿De verdad? –pregunto dudoso el rubio.

-¡Por supuesto! Sería todo un placer hablar sobre el béisbol –dijo con orgullo el moreno. Wolfram rio y como respuesta lo único que hizo fue tomarle de la mano. El moreno evidentemente se sorprendió.

-Esta será tu recompensa por explicarme sobre béisbol –comento con una sonrisa.

-N-no creo que sea necesario –dijo Yuuri nervioso.

-¡Claro que si lo es! A partir de ahora somos pareja, debemos actuar como una y las parejas se toman de la mano –comento el rubio de lo más normal. Lo había dicho de una manera que el moreno solo suspiro resignado.

-Supongo que en eso tienes razón.

El resto del camino hacía el campo de béisbol donde el moreno entrenaba fueron de la mano. Al parecer ninguno de los dos se sentía incómodo por andar de aquella manera, ni siquiera se molestaron cuando las miradas se posaron en ellos, ambos estaban bien con eso y aquello era lo verdaderamente importante. El moreno no lo notó, pero se sentía tan cómodo de aquella manera, más de la que en su vida habría de imaginar con una chica.

Al llegar al campo solo se encontraba Conrad. Wolfram soltó un quejido de sorpresa cuando lo vio a lo lejos, fue en ese momento que este le dijo al moreno sobre el asunto. Al rubio se le había olvidado mencionar que Conrad, el padrino de Yuuri era su hermano mayor, Wolfram lo sabía, pero Yuuri sí que no lo sabía. Termino siendo el moreno el impresionado por la noticia, pero se resignó dejándo de lado el asunto, tenían que convencer a Conrad de que ellos dos eran amantes. Era más fácil decirlo que hacerlo, por eso, sin poder evitarlo Yuuri apretó un poco la mano que tenía unido a la de Wolfram.

-Está bien –escucho decir a Wolfram de manera baja –Cualquier cosa yo seré tu apoyo.

Esas palabras fueron suficiente para darle valor al moreno, y así poder enfrentarse a su padrino. Tanto nerviosismo por el asunto para que a la final Conrad aceptase gustoso su relación, en realidad, a vista del moreno, parecía celebrarlo. Suspiro de alivio por el asunto, aunque se sintió un poco incómodo, ahora lo único que quedaría sería convencer a la persona que Wolfram amaba. Eso sería el final del primer acto de fingir ser amantes.

 

 

 

 

 

Antes de llegar al fin de semana habían comenzado a actuar como pareja. Ambos descubrieron que se encontraban cómodos con aquel hecho, no se sentían nerviosos al tomarse de las manos o darse mimos solo para que fuese más creíble aquel acto. Muchas lloraron cuando Wolfram les declaro abiertamente que estaba saliendo con el moreno, muchas odiaron al moreno por aquel hecho. Evidentemente como el moreno se lo espero obtuvo unas cuantas maldades de parte de los fans de Wolfram, pero le restaba importancia cuando Wolfram mismo lo hacía.

Aunque todos los del instituto creyeron completamente en aquel acto, hubo uno que dudo de todo aquello, era muy extraño que de pronto su mejor amigo se hiciera un amante, y lo más extraño era que la otra parte era un hombre. Murata Ken jamás había visto a su mejor amigo sentirse atraído a un hombre, siempre creyó que se enamoraría de una mujer, se casaría y tendría hijos, por eso aquel acto le estaba pareciendo extraño. Un día de esa misma semana se encontraban los dos solos, estaban guardando los equipos que usaron en educación física.

-Qué horror, ese profesor de verdad que es un demonio –soltó el moreno con cansancio.

-Eso es verdad, que hacernos correr por casi tres horas, bajo este sol. Este hermoso cuerpo no nació para tanto esfuerzo –comento exageradamente.

Yuuri rio antes de comenzar a acomodar los equipos que llevaban en las manos. El gran sabio miró a su alrededor, como buscando certificar que se encontraban completamente solos. Respiro hondo antes de decidirse a armar la pregunta que tanto le rondaba en la cabeza.

-Shibuya –le llamo mirándolo fijamente, el nombrado le miro con duda -. ¿Tú de verdad estas saliendo con Bielefeld?

-Por supuesto –dijo de inmediato como tantas veces había practicado y realizado antes.

Murata le miro con duda unos minutos antes de suspirar. Camino hasta los colchones y se sentó en la pila que había a unos centímetros de Yuuri. Rasco su cabeza, de nuevo dudando sobre lo próximo que diría.

-Te creería… -comento centrando su mirada en su amigo -. Te creería si de verdad al verte pudiera notarlo, pero siento que me estas mintiendo Shibuya. No por nada nos conocemos tantos años.

Yuuri duro unos minutos en silencio. Termino por romperlo cuando dejo salir un suspiro. Yuuri lo sabía, sabía que le iba a poder mentir a todos sobre el asunto del amante menos a Murata, su mejor amigo era más ingeniosos de lo que se mostraba y como le había dicho, no por nada tenían tantos años conociéndose. Yuuri había estado esperando el momento en que el otro le enfrentara sobre el asunto del amante.

-Sabía que ni en mil años podría engañarte a ti Murata –comento para sentarse al lado del otro.

-Entonces es lo que creí, ustedes de verdad no están saliendo –comento como terminando de certificar su suposición.

-La verdad es que no. Todo esto es un montaje que es conveniente para ambos –dijo junto a un suspiro.

-Eso quiere decir que no eran cosas mías cuando al verlos juntos, Bielefeld no te estaba viendo a ti…

-¿No me estaba viendo a mí?

-Creo que solo yo lo noté, pero cada vez que ustedes están juntos, cerca de Bielefeld se siente un aire de lejanía, como si no estuviera a tu lado, ¿Algo así?

-Así que tú también lo notaste, creí que era solo yo –confeso Yuuri de pronto -. Aunque supongo que se debe a que no nos amamos.

-Shibuya, no diré nada sobre la manera en que estas llevando tu amor no correspondido, pero te diré una cosa –e hizo una pausa que Yuuri sintió como exagerado –. El amor nace de las pequeñas cosas. Ten cuidado de eso.

-¿De qué estás hablando? –Pregunto Yuuri sin entender.

-¿Qué es lo que hace que nos enamoremos? Evidentemente son aquellos pequeños gestos que creemos menos importantes. Por eso ten cuidado de eso, el amor siempre vive en un constante cambio, ten eso presente.

-Sigo sin comprender de que hablas Murata.

Palabras sabías que le dedico su amigo y que en aquel entonces Yuuri no comprendió. Años después comprendería esas palabras, pero para ese momento ya el moreno había tomado su decisión. Yuuri desconocía el peso que tenían aquellas palabras y como se iban a cumplir mientras el tiempo siguiera corriendo.

 

 

 

 

 

 

 

Más rápido que pronto llego el fin de semana. Como había acordado con el rubio, se verían en la entrada de la estación para luego encontrarse con la persona que Wolfram amaba, de ahí irían a un café a conversar, ahí podrían conversar todo lo que desearan. Yuuri no había podido evitar levantarse excesivamente temprano para prepararse, como si fuese una chica se probó un sinfín de combinaciones de ropas, no quería verse de una mala manera y no ser aceptado. Si no era aceptado significaba el fin de aquel acto que estaban interpretando.

Al final se decidió por algo sencillo. En realidad el que escogió la ropa fue su hermano quien lo obligo a ponerse eso, después de todo le había molestado su comportamiento desde tan temprano. Termino colocándose una franela con un logo de béisbol en la espalda, unos jean negros igual que sus zapatos, realmente no resaltaba mucho con aquella ropa, pero era mejor que nada. Había llegado al lugar media hora antes, creyó que iba a tener que esperar, pero para su sorpresa no fue así.

Wolfram también había llegado antes de la hora pautada. Tal vez el nerviosismo le estaba haciendo actuar de aquella manera. El rubio estaba parado esperando mientras observaba a la nada, al cambio de como andaba el moreno, el rubio por su parte llevaba una camisa de un color azul cielo, encima una chaqueta negra con detalles de color dorados. Llevaba unos pantalones de vestir igualmente negros y unos botines. En ese momento entendió porque era fácilmente el centro de atención, aun estando ahí parado mirando a la nada daban ganas de observarlo un largo rato. Agito su cabeza sacando esos pensamientos antes de caminar a donde se encontraba el otro.

-Así que has llegado temprano –dijo primeramente viendo la sorpresa en el rostro del otro -. Hola.

-Hola, bueno… Solo estoy un poco nervioso –soltó quitándole importancia.

-¿Un poco? –dijo con incertidumbre mirando fijamente al rubio. El moreno pudo ver al otro refunfuñar desviando la mirada.

-Ya sabes cómo se siente –susurro.

Ambos entendían aquel sentimiento de nerviosismo. Esa misma emoción la había sentido Yuuri cuando le dijeron a Conrad que eran amantes, así que entendía el comportamiento del otro. Se quedaron ahí parados un rato solo oyendo el ruido de su alrededor. El moreno pensó la manera para poder calmar el nerviosismo del otro, pero no se le ocurrió nada. Solo una cosa, aunque no sabía si sería bien recibida.

Duro unos minutos decidiendo en si realizar la acción que había pasado por su mente, llevo su vista al rubio unos instantes para poder decidirse, al final, al verlo fijamente se decidió a hacerlo. Sin saber porque había pensado que aquello iba a funcionar llevo su mano a la del rubio, tomando la ajena y entrelazando sus dedos. Evidentemente Wolfram se sorprendió, pero en vez de soltarse o algo por el estilo, lo único que hizo fue mirar directamente a Yuuri.

No necesitaron decir alguna palabra, el solo mirarse ese corto momento fue suficiente para que Wolfram entendiera la situación. Yuuri se acomodó al lado del otro sin soltar la mano, cuando estuvieron uno al lado del otro Wolfram apretó la mano ajena en señal de agradecimiento por el gesto. Aunque no lo dijera, Wolfram de verdad se había logrado calmar con aquello, la mano del moreno le daba una inexplicable seguridad.

-Será mejor que nos pongamos en marcha –dijo Wolfram al fin, pero a pesar de pronunciar aquellas palabras ninguno de los dos se movió.

Parecía como si ambos buscaran alargar un poco más aquel momento. Aquel silencio para nada incomodo, tomados de la mano sin importar donde se encontraban. Era algo increíblemente agradable y cómodo para ambos. Esa media hora que habían llegado con anticipación a la hora acordada solo se quedaron parados ahí tomados de la mano.

Como si fuesen invocado a un tercero, a la hora justa el celular de Wolfram sonó haciéndoles recordar que tenían un compromiso. Si no fuera por aquel sonido que interrumpió su momento, ambos pensaron que iban a pasar horas ahí sin darse cuenta. El rubio saco su celular del bolsillo para ver que era una llamada lo que estaba recibiendo, sin ninguna duda contesto comenzando a hablar mientras aún se encontraba ahí parado tomado de la mano del moreno.

-¡Hola! –saludo el rubio con una sonrisa cuando tuvo el celular cerca de su oído –. Sí, sí, ya vamos de camino para el lugar. Sí, está bien, si llegamos antes esperaremos adentro, ¿De verdad? Entonces pediré todo el menú, debo de aprovechar que pagaras tú. Sí, sí, bueno, nos vemos dentro de unos minutos.

Y colgó para regresar su móvil al bolsillo de su chaqueta. Yuuri lo miró unos minutos antes de decidirse a hablar, aunque evidentemente primero dejo salir un suspiro.

-¿Ese era él, no? ¿La persona que te gusta?

-Sí. Ya viene en camino, así que mejor nos ponemos en marcha.

Sin agregar más nada a la conversación ambos decidieron ponerse a caminar al café que habían acordado reunirse. Era una pequeña cafetería que últimamente era algo popular entre la gente joven, tal vez se debía a su toque retro que en la actualidad estaba siendo popular. Al llegar al lugar se sentaron en una mesa para cuatro, Wolfram fue el único que pidió algo de comer, el nerviosismo le había causado hambre. Yuuri por su parte solo pidió una bebida, ahora era él quien se encontraba nervioso.

No necesito de mucho para darse cuenta cuanto llego al lugar la persona con la que se iba a reunir. No era necesario si al ver entrar a un hombre mayor, alto y de cabellera rubia, se parecía un poco a Wolfram, así que la mente de Yuuri divago pensando si así se vería dentro de unos años. Dejo de rondar por sus pensamientos cuando notó como Wolfram se levantaba de su asiento con alegría teniendo una resplandeciente sonrisa.

“Ah… así que es ese hombre” pensó el moreno sin darse cuenta.

El hombre también sonrió cuando cruzo miradas con Wolfram caminando a la mesa que estaban ocupando actualmente los dos jóvenes. El hombre, luego de un saludo a Wolfram, siendo un abrazo lleno de cariño que el más joven no dudo en recibir, se sentó en la mesa quedando frente a los otros dos.

-Bueno, bueno, ya era hora que me presentaras a tu pareja Wolfram –se le escucho decir al hombre mayor con una risa.

-Vamos, te dije que lo iba a hacer, solo que me daba un poco de vergüenza –Wolfram estaba actuando de una manera sumisa, cosa rara en él o así lo pensó Yuuri.

-No tienes por qué sentir vergüenza. Yo quería conocer la persona que actualmente te hace feliz. Es mi deber como tu tío.

Yuuri iba asintiendo mientras bebía pero por poco no se atraganta cuando escucho aquellas palabras. ¿Tío? ¿Aquella persona delante de él era el tío de Wolfram? Yuuri miró fijamente al rubio menor buscando una respuesta, pero verlo ahí, mirando hacía la mesa con un toque de vergüenza, le dio la respuesta. Por eso era un amor no correspondido.

-¿Y? ¿Cuál es tu nombre? –pregunto el tío de Wolfram dirigiéndose a Yuuri. Como este estaba mirando al otro duró unos minutos en reaccionar.

-Ah…Shibuya…Shibuya Yuuri –dijo finalmente dejando la bebida en la mesa y golpeando el vaso de vidrio con uno de sus dedos -. Un honor.

-El honor es mío –dijo con una sonrisa el mayor –. Yo soy Waltorana, como te abras dado cuenta, soy el tío de Wolfram. Casi como un padre.

-No lo digas de esa manera –se quejó Wolfram bajo la risa del mayor.

-Bueno, bueno, ahora, háblenme de ustedes, ¿Cómo terminaron estando juntos? Quiero saber –pregunto con interés mirando turnadamente a cada uno.

-Bueno… -dijo Yuuri con duda mirando a Wolfram. Eso sí que no lo habían pensado.

Era la primera vez que iban a salir con alguien, así que no sabían qué clase de cosas le iban a preguntar. Cuando estuvieron con Conrad no pregunto tanto, así que se sintieron aliviados, pero se notaba a la distancia que no iba a hacer lo mismo con Waltorana. Ambos se miraron intentando pensar que podrían responder a aquella pregunta. Wolfram se veía más confundido que el mismo Yuuri. Yuuri suspiro unos minutos.

-¿Qué sucede? –escucharon preguntar a Waltorana.

-Ah, lo siento. Es que nos da un poco de vergüenza –mintió para tapar su rato en silencio. El moreno respiro hondo antes de continuar -. La verdad, fue Wolfram el primero que llego a mí, se podría decir.

-¿A si?

-Sí, digamos que la primera vez que nos vimos fue por un error –comento con una pequeña risa, Wolfram se vio sorprendido de la capacidad de mentir del moreno -. ¿No es cierto Wolfram? –El mencionado sentía que el moreno le estaba pidiendo ayuda.

-Ah… sí, la verdad la primera vez que nos vimos lo encontré en una escena vergonzosa. Era toda una escena divertida –comento con una risa, no estaba muy lejos de la verdad.

-¿Divertida? ¿Tan mal me vi delante de ti? –pregunto Yuuri dejando de lado el asunto principal.

-Bueno, no era la mejor escena, dejaba mucho que decir –rio por lo bajo escuchando el bufido de parte del otro -. ¡Tú solo te buscaste esa reacción! –se excusó el rubio menor.

-Ya, ya, entiendo que fuera mi culpa, pero por favor no digas que es divertida hieres mis sentimientos –dijo con una pequeña risa antes de comenzar a pinchar la mejilla del otro -. Además que fue tu culpa también, ¿Quién entra por la sala a su propia casa? ¡Tienes parte de la culpa!

-¿Eh? ¿Por qué? Yo puedo entrar por donde quiera en mi casa.

Estaban tan ensimismado en la conversación que ni siquiera se percataron que habían dejado de lado al mayor. Waltorana los observaba en completo silencio con una sonrisa. Por lo menos con aquello podía certificar que la pareja de su sobrino era un buen chico, no solo eso, que se llevaba bien con Wolfram. El rubio mayor entendía que Wolfram no se llevaba muy bien con la gente por su personalidad, era evidente que lo iba a saber si fue quien lo crío, por esa razón, verlo de esa manera tan animada hablando con alguien más a parte de su persona le llenaba de gozo.

Para Waltorana, que a pesar de ser el tío de Wolfram lo crío como su propio hijo, verlo siendo feliz con alguien más lo hacía la persona más feliz del mundo. Quizás ya sería momento de también buscar la felicidad. Río por lo bajo por aquel pensamiento viendo como los otros dos aún continuaban como si él no estuviera sentado en la misma mesa. Se le notaba lo bien que se llevaban.

-Wolfram… -llamo Waltorana a lo que los otros dos se quedaron en silencio, como si con eso recordaran que no estaban solos. El mencionado miro fijamente al mayor esperando –Realmente estoy feliz.

-¿De verdad? –aunque dejo salir la pregunta, Wolfram no quería escuchar la respuesta.

-Sí. Al principio estaba horrorizado cuando me dijiste que te gustaban los hombres. Ese mundo no es un lugar bonito para vivir el resto de tu vida, pero… -e hizo una pausa para mirar al moreno -, ver que has encontrado a alguien tan bueno me hace feliz. Me hace darme cuenta que no tengo que preocuparme por ti.

Yuuri quien se mantenía en silencio llevo su vista unos minutos a Wolfram, notando como sus manos, por debajo de la mesa, se presionaban con fuerza mientras el hombre mayor hablaba. Entendía el cómo se sentía el rubio, él mismo lo vivió cuando después de decírselo a Conrad se lo dijeron a Julia. Y para su suerte, ambos obtuvieron la misma respuesta. El moreno llevo una de sus manos a la de Wolfram y tomo una de ellas, no sabía que podía hacer en esos momentos, pero quería decirle al otro que él se encontraba ahí. Aquello calmo más a Wolfram de lo que se imaginó Yuuri.

-Eso es bueno –dijo Wolfram más calmado -. Es bueno saber que te sientes feliz por mí… -e hizo una pausa para hacer una pequeña reverencia -, muchas gracias por cuidar de mí todos estos años.

Luego de aquellas palabras de parte de Wolfram, duraron un rato en el café conversando de otro tipo de cosas sin importancia. En todo ese rato que estuvieron conversando con el mayor estuvieron tomados de la mano. Evidentemente el mayor no lo iba a notar nunca puesto que tenían sus manos por debajo de la mesa. A pesar de que el momento más crítico para Wolfram había pasado este no quiso dejar ir la mano que lo apoyaba y Yuuri tampoco insistió en romper el agarre.

Unas horas más tardes se encontraban fuera del café despidiendo al tío de Wolfram. Cuando salieron del café fue entonces que Waltorana notó que los otros dos estaban tomados de la mano, no solo eso, aun cuando salieron del café y estaban en las calles, cerca de la estación, ese agarre se mantuvo. Waltorana estaba alegre de que Wolfram decidiera buscar su felicidad. Se quedaron parados cerca de la estación hasta que perdieron de vista al mayor. Yuuri llevo su vista al rubio intentando saber que sería lo que harían, después de todo no sabía que planes podía tener Wolfram. Se quedaron un rato ahí parados hasta que el rubio decidió hablar.

-Yuuri, tengamos una cita.

-Sí tienes razón, debemos…. ¿Qué? ¿Una cita? –soltó con sorpresa el moreno, no se esperaba algo como eso.

-Sí, somos amantes, los amantes tienen citas ¿No? –soltó como si fuese lo más evidente.

-Sí, creo yo que es así, pero… -el moreno miro con duda al rubio, no creía que eso fuera lo más correcto.

-Yuuri –le llamo con suavidad mirando el suelo -. Ahora mismo tengo el corazón roto. La persona que amo me deseo la felicidad con otro hombre…Quiero olvidar por un momento de todo.

La sonrisa triste que le regalo Wolfram en ese momento fue suficiente para convencerlo. Él también había pasado por lo mismo, por eso entendía muy bien el sentimiento.

-Vayamos al cine…

Ambos estaban en el mismo barco, ambos sentían un amor por alguien con quien jamás iban a poder estar, ambos iban a vivir con eso amor no correspondido toda su vida. Por esa razón a partir de ese momento ambos se ayudarían a llevar esas heridas, las dividirían para así ser menos el dolor que llevarían en sus hombros.

Se convertiría en un silencioso amor no correspondido.

 

 

 

 

 

 

 

Los días y meses continuaron pasando mientras que aquella mentirá seguía en boca de ambos. Para esas alturas era oficial que eran amantes, para sus familias, para las fan de Wolfram, todos habían aceptado (algunos obligadamente) que Yuuri y Wolfram eran amantes, no solo eso, comenzaron a ver lo bien que se veían juntos. Natural, era la palabra para describir la relación de los otros dos. Yuuri y Wolfram se veían tan natural juntos que jamás se llegaría a pensar que llevaban solo unos meses saliendo.

Yuuri se encontraba con Wolfram en mitad del camino y terminaban llegando juntos al instituto. Al momento en que sus miradas se encontraban sus manos se acercaban para unirse, lo hacían de manera tan natural que nadie le prestaba atención a ese hecho. Desde aquella vez que tuvieron la primera cita, le siguieron otras más. Cada vez que les provocaba o para poder olvidar algo que les paso con la persona que amaban tenían citas, entonces se concentraban solo en ellos y lo que estaban realizando. Era un pacto, un pacto entre ambos que parecía no se iba a acabar nunca.

Una de las cosas que hizo fortalecer su relación fue en la navidad de ese año. Aun a pesar de ser amantes ambos decidieron, sin decirle al otro, comprar un regalo para la persona que les gustaba. No es que con eso buscaran ser correspondidos o algo, simplemente querían hacerlo, porque así lo dictaba su corazón, pero las cosas nunca van bien cuando uno más lo desea. Ninguno de los dos pudo entregar su regalo. Wolfram fue porque su tío decidió regresar a Europa sin siquiera consultarlo con él, cuando el rubio se enteró le rompió el corazón, su tío ya ni siquiera consultaría esas cosas con él. Yuuri no lo hizo porque cuando pensaba hacerlo, pudo ver como Conrad le regalaba algo mejor que su regalo barato, además, pensó que aquello era demasiado.

Como de costumbre, cuando pasaba algo malo con la persona que amaban ambos se reunían. Ya era tanta la costumbre que a veces sin siquiera planearlo se encontraban, como si el universo los estuviera reuniendo. Esa vez no fue diferentes, ambos se encontraban en un parque, sentados en el borde de una fuente, teniendo espalda con espalda mientras observaban el envoltorio donde se encontraba el regalo. No decían ni una palabra, solo se quedaban ahí, sintiendo el calor del otro a través de la espalda. En el cielo se podía ver un hermoso atardecer, pero ninguno tenía ánimos de apreciarlo, querían simplemente ser sumidos en la oscuridad para olvidar sus penas.

-Wolfram… -Yuuri fue el primero que hablo luego de ese largo rato -. Sé que puede sonar extraño pero, ¿Cómo te empezó a gustar tu tío?

No sabía si iba a tener una respuesta, pero aun así quiso saber de pronto el porqué del amor del otro hacía su tío. Por su parte Wolfram lo pensó un momento antes de contestar.

-Es una pregunta fuera de lugar enclenque –soltó con una pequeña risa -. Es una buena pregunta, no sé cuándo comenzó, pero cuando me vine a dar cuenta ya tenía esta clase de sentimientos. Para mí, mi tío es todo mi mundo, él fue quien me crío, me dio todo, él lo era todo para mí. Cuando me lo pensé mejor comenzó a irse a lo romántico. Me enojaba cuando alguien se acercaba a él, quería que toda su atención fuera para mí, actuaba como un gran niño malcriado para que me prestara atención. Quería todo de él, quería que fuera solo para mí, quería que me amara solo a mí.

Cada vez que iba hablando apretaban con un poco más de fuerza aquel regalo entre sus manos. Esos eran sus verdaderos sentimientos desde hace muchos años, quería todo de su tío, pero entendió que no podría tenerlo, porque eran familia y su tío jamás lo vería como algo más que su sobrino.

-Ya veo… -fue lo único que pudo decir Yuuri.

-¿Y?

-¿Eh? ¿Y qué? –pregunto dudoso el moreno.

-¡Enclenque! Yo dije lo que querías, ahora es tu turno de decirlo. ¿Cómo te enamoraste de esa chica? ¿Julia, no?

-Sí, Julia –soltó en un suspiro -. Me has dejado en las mismas…a ver, me enamoré de ella por lo amable que fue conmigo, sé que puede sonar algo tonto, pero su amabilidad, su hermosa sonrisa, el cómo me apoyaba a realizar las cosas. Cuando me vine a dar cuenta, yo quería esa mirada, la mirada que le regala a tu hermano. Quería que me mirara de aquella manera enamorada como lo hacía con mi padrino. Quería todo de ella.

Yuuri había conocido a Julia por Conrad, pero no fue sino hasta años después que se enteró que estaban saliendo, en el transcurso que el moreno se enamoró de la mujer, no era consciente de que los otros dos mantenían una relación. Cuando lo descubrió Yuuri se dio cuenta de la verdad, entendió el porqué de las acciones de Julia. Solo lo hacía porque era el ahijado de Conrad. Para ella no sería más que eso.

-Somos unos idiotas. ¿Por qué hemos decidido enamorarnos de alguien imposible? –soltó con una risa triste.

-Pero no es algo que a estas alturas podamos detener –una verdad que ambos sabían.

El silencio volvió a invadir a ambos y ahora se encontraban siendo observados por la brillante luna y las estrellas.

-Esto es molesto, no quiero botar esto… -dijo Wolfram en un suspiro -. ¡Ya sé!

-¿Eh?

Antes de que Yuuri pudiera decir algo más pudo observar como el rubio se paró de donde se encontraba para sentarse ahora enfrente de él. Le observo rompiendo el papel que guardaba aquel regalo que iba a ser para Waltorana, era un prendedor. Un hermoso emblema teniendo a los lados unas alas, era un hermoso prendedor. Wolfram lo abrió para sin más colocárselo en la camisa del moreno.

-Es un desperdició que algo tan bonito vaya a la basura. Así que te lo daré a ti Yuuri, será mejor que lo cuides –comento el rubio con una amplia sonrisa terminando de colocárselo.

-¿Estás seguro? –pregunto con duda tocando con la punta de sus dedos el prendedor.

-Sí. Te pega bastante enclenque, te hace ver más genial. Será mejor que lo cuides bien.

Iba a decirle que no tenía por qué esforzarse en dárselo a él cuando era evidente que era para alguien más, pero al ver la sonrisa que le dedico al final de su frase hizo que no pudiera refutar.

-Entonces yo te daré el mío –comento ahora siendo él quien rompía el envoltorio.

-No, no, no tienes por qué hacerlo, yo lo he hecho por capricho…

-Wolfram… Déjame también hacerlo –comento con suavidad haciendo que el otro terminara aceptando.

El regalo de Yuuri era un pequeño collar con una piedra de colgante. Era una piedra azul brillante, un poco más claro que el azul rey. No era un collar demasiado llamativo, pero el azul le recordaba a los ojos de Julia, aunque en ese momento pensó en la ropa que llevaba Wolfram. Ropa de color azul, como casi siempre.

-Te queda bien, aunque es azul, quedaría mejor si fueran verdes como tus ojos –dijo con una pequeña risa.

-No –negó con la cabeza Wolfram tomando la piedra entre sus dedos -. Está bien de esta manera… Lo llevaré conmigo todo el tiempo. Así que será mejor que lleves el tuyo todo el tiempo.

Yuuri sonrió asintiendo con la cabeza, ese era otro nuevo acuerdo que iban a tener en aquella mentira de ser amantes. El silencio de nuevo los invadió, pero a los minutos dejaron de observar el regalo que el otro le había dado, llevando su vista a los ojos del contrario. Se observaron unos minutos antes de sonreír complacidos con la decisión que habían tomado.

-Feliz navidad.

-Feliz navidad enclenque.

Dijeron al unísono los dos. Cuando acabaron sin dejar de verse rieron por un corto tiempo. Tal vez se debía al tipo de ambiente que estaban teniendo o quizás al hecho de que se sentían aliviados a pesar de no haber entregado el regalo a la persona que querían, pero estaba bien, ambos pensaron que estaba bien que el otro llevara el regalo que no pudieron entregar. Unos minutos de silencio solo observándose, la luna brillando sobre sus cabezas y el sonido de los grillos que vivían en aquel parque hizo que no pudieran evitar acercarse con lentitud.

De manera lenta acercaron sus rostros hasta que sus labios se encontraron. Ese fue el primer beso que se dieron. El primer beso que tuvieron fue en la víspera de navidad, antes de que la nieve comenzara a caer sobre sus cabezas. No solo sus labios se encontraban juntos sino que la mano que no estaba en el regalo busco la ajena para entrelazarse.

El primer beso que se dieron fue en la víspera de navidad. En la época de la nieve.

Notas finales:

¿Y? ¿Les gusto? A mi sí, me divitió escribir este tipo de historia.

Una donde no estaban enamorados originalmente. Yo pienso que el amor nace de esa manera, así que lo quise plasmar en este fic.

Espero les halla gustado y nos veremos en otra historia.

Posdata: la historia esta dividida en dos partes porque me quedo larga.


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