¿Por qué las cosas tenían que ser tan difíciles? ... ¿Por qué el amor era algo tan complicado, que ahora le causaba un dolor en su pecho?... él no había elegido enamorarse de ese hombre, ni en sus pensamientos más descabellados había imaginado sentirse atraído por ese alguien, pero con el paso del tiempo se dio cuenta que aquella admiración que sentía por su persona favorita, en algún punto de su vida se convirtió en este profundo y sincero enamoramiento.
Se encontraba en las penumbras de su habitación, abrazando con fuerza una de sus almohadas y su cuerpo aun titiritando levemente tras haber llorado lo suficiente como para sentir que esa presión en su interior menguaba, ¿Cómo es posible sentir tal dolor sin marcas en su piel o el flujo rojizo de su sangre caer? Se sentía cansado cuando al fin Morfeo le llamaba después de pasadas las tres de la madrugada, enderezo un poco su cuerpo para cubrirse con la manta que se encontraba a sus pies e intentar dormir aferrándose a la almohada.
Los rayos del sol se colaban en su ventana, llegando a su cara y obligándolo a despertar, tallo su ojo en un intento por despabilarse cuando la voz de "su tutor" le llamo para desayunar, soltó un suspiro de cansancio y tristeza. El nombre del chico que está sufriendo por un amor prohibido es Alibaba Saluja, de un cuerpo apropiado para su edad (19 años), hermoso cabello rubio, ojos color miel y rostro atractivo, sin lugar a dudas no tenía nada que envidiar; y pese a esto, en su adolescencia había tenido tan mala suerte con las mujeres que termino descubriendo que lo suyo eran los chicos y no se quejaba, sus ex-novios eran muy guapos y disfruto mucho de cada relación. No obstante, esos momentos de felicidad se sentían muy lejanos... todo había comenzado a decaer cuando se dio cuenta que estaba enamorado de Sinbad.
Sinbad era un hombre exitoso en el mundo de los negocios a sus 28 años, sumamente atractivo y con un físico digno de un Dios griego, rico y como si fuese ley, mujeriego. Alibaba le había conocido hace unos ocho años, aun recordaba con suma exactitud aquel día...
Flashback**** La muerte de su madre recién cumplía un mes, su padre Rashid y el, sentían más que nunca la inmensidad y soledad de su mansión; aun cuando estaban sirvientes en su casa, ese día al escuchar el timbre, el niño rubio corrió a abrir la puerta, esperando alguna visita de sus amigos que le ayudase a olvidar un poco su perdida. Grande fue su sorpresa cuando un apuesto joven que fácilmente era mayor a él por diez años, de increíbles ojos dorados y exótico cabello morado, le sonreía amigablemente al mismo tiempo que le decía - ¡Vaya, pero cuanto ha crecido el heredero Saluja!- mientras revolvía sus cabellos.
-¿Usted me conoce señor???- le cuestiono sumamente cohibido el menor.
-¡Claro que sí!, aun eras muy pequeño cuando vine a visitarlos, así que supongo que por ello no me recuerdas, y yo... lamento su perdida- menciono con voz melancólica y abrazaba al pequeño, adentrándose más al lugar. El ahora viudo observaba aquello con ternura y alivio, al ver que su protegido le tenía cariño a su hijo.
De ahí, el menor de los Saluja, descubrió que ese muchacho de nombre Sinbad, era un amigo cercano de su padre pese a la diferencia de edad, que había estado estudiando fuera del país para poder manejar mejor su empresa familiar, desde hacía tres años. Inevitablemente el peli morado en cada visita que hacía, jugaba con el rubiecito, forjando una amistad, aunque su presencia sea esporádica. ****Fin FB
-Oiii... Alibaba... Alibaba... ALIBABA!!!- escucho como Sinbad le llamaba con voz fuerte mientras lo veía preocupado -¿estás bien?- pregunto cuando colocaba su mano en el hombro del menor.
- ¿ehh? No pasa nada, solo estaba recordando algo- respondió algo avergonzado por andar en las nubes.
-Bueno, yo te decía que si querías vamos a almorzar fuera... a donde mejor te parezca- menciono el de ojos dorados.
-Claro, a donde sea que quieras ir, yo iré- respondió.
Tal y como había dicho su tutor, salieron al centro comercial más grande de Shibuya a almorzar; una vez que llegaron al restaurante, la mayoría de mujeres ahí presentes veían al mayor con sumo interés, incluso hubo unas cuantas que el derrame nasal las delato. Sinbad solo sonreía por el gusto de haber llegado a ese lugar (se moría de hambre), cuando los acomodaron en una mesa, el poder de atracción que tenía este hombre se hizo más notorio, las féminas de las mesas aledañas le miraban y sonreían coquetamente, incluso la mesera que les atendía comenzó con sus coqueteos que eran olímpicamente ignorados por el ojidorado, puesto que en esos momentos encontraba mil veces más interesante la carta del menú que aquella mujer. Cuando la mesera se retiró, y habiendo hecho sus pedidos, el mayor presto atención a una joven que se encontraba dos mesas más al frente, una rubia de ojos chocolate muy bien parecida, el haciendo uso de sus encantos, le correspondió sus indirectas con una leve sonrisa y un giño de ojo.
-Podrías dejar de hacer eso- le regaño el Saluja, que se había sentado frente a Sinbad pero le daba espalda a la rubia. El chico no tenía necesidad de siquiera voltear para saber que el otro estaba ligando con alguien - es molesto verte así desde estas horas... además, se supone que es nuestro momento "familiar"- dijo mientras hacia el ademan de comillas con sus dedos.
-mmh... ¿Qué? ... acaso tienes ¿celos??- le contesto con tono burlón.
-¿eehh?- se sonrojo un poco para luego negar rápidamente en un intento por que no notara nada - ¡claro que no!! Solo... quería estar un poco contigo, ya que últimamente trabajas mucho- decía mientras rascaba su mejilla con su índice.
- Si lo se... qué más quisiera poder estar más en casa- respondía el pelimorado con una mirada afligida - pero... ya que insistes... saliendo de aquí, iremos a buscarte una chica- le hablaba nuevamente en tono de burla.
-Sabes muy bien sobre mis gustos-contestaba el menor con tono indiferente.
-jajaja ¡claro que sí!... era solo una broma, vamos apúrate a comer, hay que aprovechar el día-
Este transcurrió entre tiendas y el cine, ambos exhaustos y a la vez tranquilos porque todo el estrés acumulado de la semana se había ido. Para el anocher, ambos cenando con comida a domicilio, contaban anécdotas de su día a día.
-Y ¿Cómo esta Hakuryuu?- pregunto desinteresadamente Sinbad -hace rato que no lo he visto por aquí-
-No sé si te haces o en verdad lo olvidas... tiene más de un mes que ya no somos pareja- contesto tranquilamente el rubio mientras llevaba un poco de comida a su boca.
-¡Maldición! ¡Discúlpame! No lo recordaba... ¡perdonameee!- se disculpaba exageradamente el otro.
-Descuida, a pesar de eso... aun somos buenos amigos... quedamos en buenos términos-
-Me alegro... bueno y recuerdas el nuevo vecino del otro día... pues el...- el mayor decidió conducir la plática hacia otro rumbo para alejar la tristeza que el semblante ajeno mostraba.
Justo antes de entrar a su cuarto, desde su espalda sintió los fuertes brazos del pelimorado proporcionándole un cálido abrazo y le decía sobre su cabeza apoyando la suya. -Aun cuando no funciono... tienes la vida por delante y veras que encontraras a una persona que realmente amaras y te amara- antes de soltarle depósito un beso en la coronilla de hebras doradas. "Y recuerda... no estás solo, aquí estoy yo para ti" fueron la últimas palabras que le dirigió a su persona.
De nueva cuenta en las penumbras de su dormitorio, su mente comenzaba a divagar; iniciando desde aquel día en el que todo su mundo cambio por segunda vez en su vida. De eso, un año atrás... a sus 18 años comenzaba su vida como estudiante universitario en la carrera de Negocios Internacionales, su padre había fallecido tras un repentino infarto, ese día el Saluja se encontraba en clases cuando recibió la llamada de un número desconocido, después de escuchar todo lo que la voz a través del teléfono tenía que decirle, tomo sus cosas abruptamente del salón de clases y corrió al hospital; solo para darle la terrible noticia que había muerto a tan solo 15 minutos después de su internamiento. Al ya ser mayor de edad, se le pedía que llevara a cabo todos los tramites de defunción correspondientes, sin embargo en esos momentos no tenía cabeza para ello y termino recurriendo a un allegado de Sinbad, Ja'far.
Cuando el entierro ocurrió, se sorprendió de ver a Sinbad ahí mismo, sonriéndole lo mejor que podía y con la extraña petición de que vivieran juntos ahora que había regresado, el rubio aun impactado por todo lo que había pasado, acepto sin pensárselo mucho. Por esa época recién había comenzado a salir con Ren Hakuryuu, primo de una de sus amigas, el chico a pesar de no llevar mucho juntos, (solo 5 meses) lo apoyo lo más que pudo y estuvo a su lado intentando animarlo, no obstante, quien le ayudaba a sobrellevar sus penas era el pelimorado; su presencia, sus palabras y los momentos juntos, le hacían sentir mucho mejor que su novio ojiazul. Un recuerdo muy preciso impacto su mente**
**Inicio Flash Back** Ambos estaban en sala de la casa del rubio, los brazos de Hakuryuu en su cintura mientras veían una película, el semblante de Alibaba aun denotaba tristeza y su mente parecía estar muy ausente de ese lugar.
-Ali... Ali...- llamaba el azabache a su novio.
-mmh? ¿Qué pasa?- contesto descolocado el ojimiel.
-¿Estas bien?... te noto muy distante-
-Si... lo estoy... es que me quedé pensando algo-
-Parece que aun te duele la perdida ¿verdad?- antes de que pudiera contestar, el sonido de su celular se escuchó en la sala.
-Diga... ¡ah! Sinbad... dime ¿Qué pasa?- el Saluja se paró del sofá y se alejaba un poco para contestar la llamada, al volver junto con el otro chico, el semblante de este era pensativo.
-Sucede algo Haku?...-
-Últimamente he pensado, que cada Sinbad-dono está con nosotros o a tu lado... tu rostro muestra verdadera felicidad, sonríes con sinceridad.- el silencio se hizo presente. ¿Cómo había llegado a tales conclusiones? Acaso ¿era muy obvio?
-Haku...ryuu... yo-
-No soy tonto ¿sabes?... antes de que falleciera tu padre, sonreías de esa forma cuando estabas conmigo, te veías feliz... pero ahora, siento que te estas forzando por hacerlo. Al principio pensé que era por cómo me habías dicho, él era a quien admirabas y tú amigo. Pero no me puedo seguir engañando, la forma en que tus ojos vuelven a brillar me confirma lo que sospecho las últimas semanas... tú le quieres, ¡no! (se corrigió) tú le amas y entiendo por qué no le has dicho nada...- un suspiro salió antes de poder continuar - sabes? En realidad me gustas mucho todavía... aunque... sé que por más que luche, esta batalla ya la he perdido, sé que no fue tu intención engañarme de este modo ni mucho menos, por eso es que quiero que ser tu amigo... si es que tú me lo permites-
Tras unos segundos de inquietante silencio -¡gracias!! Gracias por todo, por entenderme y quererme así- agradecía el de hebras doradas al mismo tiempo que le daba su último beso, transmitiendo el cariño y agradecimiento que sentía por él; una vez que se separaron ambos sonrieron y el azabache llevaba su palma a la mejilla del otro, dando una leve caricia.
-Acaso... ¿quieres despedida?-dijo Alibaba intentando bromear.
-Tonto...- le contesto con una sonrisa que no podría describir, su ahora, expareja. **FIN del FB**
Pero el ya conocía sus sentimientos sobre esa persona... si se ponía a recordar con más atención, se daría cuenta que le quiso incluso antes de su primer novio y todo empezó...