Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Revive mi corazón por La Rosse

[Reviews - 31]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos ¿hay alguien allí con vida? Espero que estén bien y seguros. Mis disculpas por no haber actualizado en este tiempo, mi vida se ha vuelto algo caótica.

El capítulo es un poco más largo de lo usual, espero que lo disfruten.

Un abrazo y espero se mantengan seguros.

 

Recuerdo que los personajes no me pertencen.

 

DISFRUTEN EL CAPITULO

Resopla con gran fuerza mientras aprieta los dedos contra el volante.

Ya está hecho.

De repente nota un dolor en el cuello, toda la tensión se le ha ido acumulando durante la hora en que ha conducido; detiene el auto cuando piensa que está lo bastante lejos, ya no puede conducir por todas las emociones que lo recorren, mira hacia el asiento trasero y ve a Ritsu recostado, durmiendo pacíficamente.

 Tantos años viéndolo desde lejos y finalmente estaba allí, solo a centímetros de su persona; de pronto se cuestiona si todo aquello vale la pena. Estira la mano hasta el rostro del contrario y lo toca con calma, casi con cariño.

Repasa la suave piel por el ángulo de la barbilla y perfila la nariz pequeña que hace un mohín adorable, entonces él sonríe por tener al pequeño gatito y piensa que es una pena que no tenga esos bonitos ojos verdes abiertos.

Cierra los ojos con dolor, mientras por su mente pasa un recuerdo que huele jazmín, el fantasma hermoso de un jovencito de cabello rosa y pecas dispersas.

En un momento le parece verlo, apoyado sobre su pierna izquierda, tirando compulsivamente de esa ropa desaliñada, viéndolo con esos enormes ojos verdes.

La cabeza le duele, entonces todo se vuelve una maraña confusa.

Su sonrisa,

Sus pasos alejándose.

Se hunde los dedos en la cabeza y suelta en un gemido doloroso el nombre que le quema el corazón.

-Natsume.

El jazmín desvaneciéndose,

Las lágrimas de Natsume mezclándose con la sangre de sus heridas

Él rozando con sus dedos la mano de Natsume, mientras el otro caía hacia su muerte

Su voz despidiéndose, en un susurro.

-Te quiero…adiós

Solo el quejido de Ritsu, quien se remueve un poco, lo saca de sus recuerdos; el castaño está cerca de despertar; comienza conducir con mucha más prisa hacia el pequeño refugio que había preparado.

Cuando están cerca se detiene solo un momento para respirar con tranquilidad, mira a su obsesión por el retrovisor y un mal presagio le cruza por la cabeza, entonces suelta una frase que no dice hace mucho tiempo.

-Esta vez voy a protegerte

Y aunque no logró verlo en el espejo, en ese momento su expresión se llenó de determinación.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx     

Takano no había tenido que ir al hospital, a pesar de que la sangre le había añadido drama a su estado, la enfermera de la editorial supo atenderlo bien. Sin embargo, en el primer momento en que ella se descuidó, salió apresurado hasta la oficina del presidente.

-Yokozawa- gritó abriendo la puerta con fuerza- ¿Dónde está? ¿Dónde está el infeliz?

Zen hizo el amago de usar la fuerza con el pelinegro; pero su prometido negó con la cabeza y simplemente rodeó a su mejor amigo en un abrazo.

Sintió que unas cuantas lágrimas se escapaban de sus ojos ¿Qué si Ritsu estaba siendo maltratado? O peor ¿qué tal si estaba muerto? La sola idea lo hizo temblar

-Necesito que estés tranquilo- susurró el detective- Ritsu necesita que estés tranquilo.

Asintió con aire caído y se limpió las lágrimas con la manga de la camisa; Ryu le dio unas palmadas para reconfortarlo y juntos se sentaron para escuchar la explicación de Takafumi y Kirshima.

-Señores-dijo el peliazul- creo que, a estas alturas todos sabemos, que quien se llevó a Ritsu no es Natsume Tano, Zen por favor.

-Natsume Tano- continuó el oficial- ingresó a una escuela de la calle Sengu e intentó matar a uno de los profesores, cuando falló subió hasta el techo. El reporte dice que allí pareció tener una conversación con alguien no identificado y luego saltó muriendo al instante.

-Si el verdadero Natsume murió hace cinco años- dijo Ryu- ¿Entonces quien estuvo trabajando aquí todo este tiempo?

Yokozawa suspiró sonoramente.

-No sabemos con seguridad; pero creemos que debe tratarse de algún familiar cercano.

-Ese chico- pausó Zen- el editor, se parecía muchísimo a Natsume, por eso me descoloqué cuando lo vi.

Su prometido puso una mano sobre su hombro, reconfortándolo, para después mirar con seriedad a los oyentes

-Ya solicité los registros familiares, tal vez haya información útil.

Takano se puso en pie de pronto, temblando ligeramente.

- ¿Y hasta entonces? ¿Me quedo sentado sin hacer nada?

Ryu hizo el amago de decir algo; pero fue cortado por las palabras airadas del pelinegro.

-Está solo…solo con ese mal nacido, no sabemos dónde está ¿Y tú quieres que me quede sin hacer nada?

-Yo nunca dije eso Masamune.

Respiró profundo y sacó de su bolsillo una nota doblada

- CALLE SENGU 3021- leyó con detenimiento

Los ojos del ojimiel se abrieron con sorpresa

- ¿Es la dirección de la escuela?

-No- dijo Zen- el número 3021 ya no existe en la calle Sengu; pero es un buen lugar para empezar a buscar.

Ryu se levantó súbitamente para tomar su abrigo y sus llaves.

-Takano y yo iremos en mi auto- dijo ayudando al ojimiel a levantarse

Los policías se vieron entre sí y suspiraron, sabían que objetar no serviría de nada con esos dos.

Los cuatro salieron esperando que, donde sea que estuviese, Ritsu se encontrara bien.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

 

Los párpados le pesaban, dentro de su cabeza todo se volvió una maraña de sucesos borrosos.

Takano…

Sangre…

Cloroformo…

Todo una y otra vez.

Cloroformo…

Sueño…

“Descansa mi amor”

Sus ojos se abrieron súbitamente, abrió la boca; pero notó la garganta tremendamente seca, sus piernas hormigueaban y tenía las manos esposadas a ambos lados de la silla.

Miró a su alrededor

 Era una habitación pequeña; la luz tenue hacía que las paredes recubiertas por un azul verdoso se vieran aún más avejentadas; el lugar olía a una extraña mezcla entre cloro y humedad; siguió con los ojos el pobre mobiliario: Un escritorio, un estante grande de madera y una camilla.  ¿Estaba en un consultorio?

El sonido de la puerta abriéndose lo alertó, cerró los ojos e intentó regular su respiración lo más que pudo. Unos pasos se adentraron lentamente y escuchó como le echaban cerrojo a la puerta.

La persona lo rodeó con parsimonia, como decidiendo si su actuación era suficientemente buena, sintió el aliento de su captor caer sobre sus labios y luchó por no hacer una mueca de desagrado.

Se alejó un momento para arrastrar lo que Ritsu supuso era una silla y después… nada.

Silencio absoluto, ni siquiera podía oírlo respirar.

Estuvo tentado a soltar un suspiro de alivio; pero la voz del contrario rompió la poca calma que había ganado.

-Sé que no estás dormido- dijo suavemente, casi en un susurro.

No sonaba molesto, ni siquiera un poco malhumorado; su voz era sedosa, dulce, casi divertida por su pequeño intento de actuación.

Juntó todo el valor que tenía y con el corazón martillándole en los oídos abrió los ojos y finalmente lo vio.

- Pero ¿qué? - exclamó confundido, haciendo que una sonrisa se plasmara en el bonito rostro del otro.

-Hola mi amor

El castaño frunció el ceño, quería gritar, quería golpearlo y correr hasta que sus piernas dolieran; pero no hico nada de eso.

-Natsume- dijo con calma forzada- tienes que dejarme ir

El pelirosa caminó despacio hasta situarse detrás de él, sus manos de le acariciaron la espalda y los hombros; el gesto era delicado, reconfortante; Ritsu lo odió de inmediato.

- ¡No me toques! - gritó- ¡Déjame!

El contrario no se inmutó, siguió acariciándolo con cariño ajeno a las protestas del escritor.

-Silencio- dijo en voz baja- sé bueno y deja de hablar

El cuerpo del escritor vibró de miedo cuando sintió que giraban su rostro, iba a besarlo. Sacudió sus manos lastimándose con las esposas y una lágrima cayó por su mejilla. Él no quería eso.

Los labios se cernieron sobre los suyos de una forma cálida, se le revolvió el estómago y apretó sus labios cuando el otro intentó profundizar el beso; la mano libre del editor bajó lentamente por su cuello apretándolo y obligándole a abrir la boca; siguió bajando por el vientre del castaño hasta casi meterse en su pantalón.

Ritsu temblaba de indignación, la idea de morder su labio le cruzó por la cabeza; pero al sentir la mano intrusa dentro de su pantalón soltó un llanto sonoro.

De repente, se detuvo.

-Lo siento, Dios, lo siento, no quería que lloraras.

Sonaba sincero, no entendía cómo era posible.

-Perdón cariño- dijo mientras le secaba las lágrimas- fue muy rápido, aún no has tenido tiempo de asimilar todo.

- ¿Asimilar? - preguntó con voz temblorosa

El de cabello rosa le dedicó una sonrisa cálida, alejándose.

-Asimilar que ahora estamos juntos- soltó con voz emocionada

Onodera no entendía cómo había pasado de estar abrazado en la cama con Takano a estar esposado en esa estúpida silla, él no entendía nada.

- ¿por qué haces esto Natsume?

Los ojos castaños del contrario se iluminaron, como si hubiera estado esperando por ese momento.

-Antes de responderte, creo que primero debería presentarme- pausó solemnemente- mucho gusto, mi nombre es Keiji Tano.

-Si tú eres Keiji- decidió preguntar- ¿Quién es Natsume?

-Tú- dijo mostrando una sonrisa

Un escalofrío lo recorrió, nada bueno se avecinaba.

-¿Yo?

- ¿Sabes? él y tú eran muy parecidos- continuó- talentosos, honestos, apasionados, con los más hermosos ojos verdes que jamás haya visto; él te habría agradado.

El hombre se pellizcaba compulsivamente la piel del brazo mientras hablaba de su eterno fantasma.

-Él era… era bueno; no de esos que te irritan con su perfección y esas mierdas, él era la clase de persona que siempre recuerda tu nombre y te presta su chaqueta cuando tienes frío, que te da la mano cuando te caes y todos están ocupados riéndose, era el que hacía chistes para que dejaras de llorar y luego te revolvía el cabello ¿entiendes? Era esa clase de bueno.

Sin saber muy bien qué hacer, el castaño asintió con lentitud.

-Entiendo- pausó- Era muy bueno

El pelirosa se levantó de la silla con gesto eufórico.

- ¡Exacto! él era especial- exclamó- cuando él decía tú nombre y te miraba con esos enormes ojos, te sentías invencible, no te quedaba más remedio que amarlo.

Arrastró la silla para situarse junto a su pequeño.

-Mi hermano era un artista, era sensible- pausó- yo entendía eso; pero el viejo… el viejo nunca lo entendió. Siempre muy ocupado en la estúpida clínica, demasiado importante para prestarnos atención, para reconocer su talento.

-¡Natsume deja de perder el tiempo pintando! – imitó la voz de su padre- ¡Eres un inútil! ¡Una vergüenza para la familia!  

-¿qué le pasó?- se atrevió a preguntar- ¿Qué le pasó a Natsume?

Keiji se quedó mirando a un punto inexistente en la habitación, se puso en pie, apesadumbrado, con aire fúnebre.

-Fue ese maldito, él se aprovechó de su cariño y lo rompió. Intenté advertirle que el imbécil no era de fiar; pero él estaba tan enamorado, yo sabía que algo andaba mal, regresó llorando, a penas y podía caminar; lo cargué hasta la ducha y allí las vi, marcas…. Tantas marcas y la sangre seca entre sus piernas.

El escritor se estremeció, sintió que venía algo más.

-Ese día, cuando entró en la escuela, no pude detenerlo- su voz se cortó por las lágrimas- Todos dicen que fue algo horrible; pero yo no lo creo- dijo alzando la voz- Si el bastardo le había quitado la vida a Natsume ¿Por qué él no podía hacer lo mismo? ¡Era lo justo! Vida por vida, corazón por corazón.

Keiji clavó su mirada en la del castaño y se acercó peligrosamente para acunar su rostro.

-La primera vez que te vi, creo que fue dos años después de eso- le sonrió- entraste a la clínica del viejo y tus ojos me recordaron tanto a él, verdes y rotos, tristes. Cuando supe qué pasaba, lo de tu embarazo, el aborto; cuando mi padre te dio las ropas viejas de Natsume, de pronto lo supe.

-¿Qué supiste?- dijo en un susurro.

-Que eras diferente, que eras especial- le acarició el cabello con cariño- que tú eras mi segunda oportunidad- pausó- alguien te había roto y era mi deber arreglarte, cuidarte.

El gesto de su captor se endureció.

-Al fin estabas bien- dijo cortante- pero volviste con el bastardo que te rompió.

-Yo no…

Una bofetada resonó en el lugar.

- ¡Silencio! - gritó- ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no sé qué lo dejas besarte? - dijo tomándolo del cuello- que dejas que te toque ¿No ves que no te merece?

-Lo siento- su voz sonaba apagada

-Shhh- lo calmó- está bien, no lo sientas. Ya me encargué de él, esta vez no va a pasar lo mismo, esta vez voy a protegerte Natsume.

Ritsu repasó mentalmente sus opciones.

Estaba esposado en lo que, probablemente, era un consultorio; no sabía qué tan lejos estaba de la calle; pero las piernas aún le temblaban, así que por ahora correr no era una opción.

Intentó imaginar qué haría si fuera el personaje de alguno de sus libros.

<<No puedes correr, ni atacarlo, ni pedir ayuda>> pensó <<Él es más grande, más fuerte y conoce el terreno>> << estás en desventaja>>

Y de pronto entendió la única opción que le quedaba.

Actuar.

Si quería información, si quería salir de allí, tenía que seguirle el juego.

<<Asiente, sonríe, habla suave>> se dijo a sí mismo <<Piensa que eres Lisbeth Salander* en el acto final y mantén la maldita calma>>

Respiró profundo y buscó en su interior la fuerza necesaria, y de pronto ahí estaba, una sonrisa brillante, casi genuina, plasmada en sus labios.

-Sí- dijo con voz tierna- tú siempre me cuidas, siempre me proteges bien.

Quiso borrar de un golpe la sonrisa que se instaló en el rostro del contrario

-Mi amor- se encorvó para besarlo; pero Ritsu lo cortó.

-Pero no debiste haberlo golpeado- siguió con voz calmada- ahora nos están buscando, espero que estemos bien escondidos. Estamos lejos de la ciudad ¿cierto?

-Mi vida ¿no lo reconoces? - exclamó señalando a su alrededor.

El pequeño negó con la cabeza rápidamente.

- CALLE SENGU 3021, estamos en la vieja clínica de mi padre, bueno. Rio ligeramente- Lo que queda de ella dentro de este edificio abandonado.

La mente de Ritsu se despertó

<<Sengu, el distrito Mapgu>> pensó << No está tan lejos, apuesto a que hay personas en la calle ahora mismo>>

-El primer lugar donde nuestras miradas se encontraron- sonrió- es el final perfecto, para un final perfecto.

El escritor se quedó impávido.

-¿Final?

-Sí, sé que nos van a encontrar pronto y no voy a dejar que te alejen de mi lado- sentenció- esta vez, nos iremos juntos.

-No pensarás…

-No hay nada más glorioso que morir por amor ¿no crees?

Los ojos verdes se abrieron con desespero.

- ¡Que vengan todos y lo vean ¡- gritó ya fuera de sí- ¿Qué te pasa mi amor? ¿Crees que llevarte conmigo es vil? Claro que no, el amor transforma lo bajo y vil, en digno y excelso* ¿No lo sabe bien señor escritor?

Ritsu hizo uso del último resquicio de valor que le quedaba, no quería morir allí, quería llegar a casa y abrazar a Takano, quería reírse con Ryu, quería vivir.

-Claro, un gran final para una gran historia de amor- sonrió intentando transmitir confianza- Tiene sentido.

Se removió un poco en la silla, divisando algo en la habitación que lo pudiera ayudar.

-Pero Keiji- dijo con voz suplicante- ¿no crees que es injusto? Irnos sin disfrutar el uno del otro.

Los ojos del captor lo miraron con hambre, contaba con ello.

-Quiero que me beses- pausó viendo como se le acercaba- quiero que me toques, lo necesito.

El besó llegó, eventualmente, apasionado y desordenado por parte del pelirosa; Ritsu se dejó hacer, obediente y complaciente, hasta que soltó un gemido incómodo.

-¿Qué pasa?- inquirió

-Quiero tocarte- suspiró con pesar- quiero abrazarte; pero estas esposas no me dejan.

Se esforzó por no soltar un suspiro de alivio cuando vio a Keiji sacar el manojo de cuatro llaves de su bolsillo.

Tan pronto sus manos fueron liberadas el contrario lo cargó, obligándolo a enredar sus piernas en la cadera.

 Un nuevo beso, húmedo y necesitado.

Keiji lo puso sobre la vieja camilla, intentando desnudarlo lo más rápido posible. Bajó con un camino de besos hasta su vientre bajo, donde se concentró en desabrochar los pantalones.

Ritsu estaba dando la actuación de su vida, mientras se deshacía en gemidos fingidos tanteaba rogando encontrar cualquier cosa que lo ayudara, estiró la mano un poco más y allí estaba. Un tubo que parecía haber sido parte de algún soporte.

 Lo tomó con firmeza, esperando.

Cuando el contrario se aventuró a bajar su bóxer con los dientes, respiró profundo y lo golpeó en la cabeza.

El sonido seco del cuerpo cayendo lo hizo reaccionar, no estaba muerto, solo inconsciente, tenía que apurarse.

Se acomodó los pantalones y buscó en el bolsillo las llaves, la tercera finalmente abrió la puerta, corrió con prisa hasta notar que no sabía dónde se dirigía.

Paró un momento, aguzando el oído; de pronto lo escuchó, eran autos.

Corrió en esa dirección, bajando por las escaleras lo más rápido que podía. Atrás, sonaron unos pasos apresurados acompañados de su nombre en forma de grito.

- ¡Ritsu ¡

<<Va a alcanzarme>> <<Va a alcanzarme>>

Miró a su alrededor, la vieja estructura estaba poco iluminada; decidió esconderse dentro de un estante enorme, en lo que él supuso, había sido la recepción.

Escuchó los pasos descender por la escalera y sostuvo el aliento, intentó pensar que no estaba allí, pretendió que estaba jugando a esconderse del lobo* como cuando era pequeño.

<<Juguemos en el bosque, que el lobo no está aquí>> resonó en su cabeza

Los pasos se hicieron más pesados, escuchó su respiración agitada.

<<Si el lobo aparece…>>

-Ritsu- canturreó- sal ya, no voy a hacerte nada.

Lo sentía, estaba cerca.

<<…Nos comerá>>

-Ritsu- dijo y el castaño casi podía oír la sonrisa en su voz, había perdido.

El escritor cerró los ojos aterrado.

<<Takano… Yokozawa… Quien sea, alguien ayúdeme>>

Y en ese momento, un ruido atravesó la estancia.

Notas finales:

GRACIAS POR LEER.

Algunas aclaraciones sobre las partes con asteríscos 

*Lisbeth Salander: Personaje de la saga Milenium de Stieg Larsson, también se encontró alguna vez cautiva, por eso Ritsu intenta pensar como ella.

*el amor transforma lo bajo y vil, en digno y excelso: Fragmento del monólogo de Helena en la obra Sueño de una noche de verano.

*Esconderse del lobo: Es algo que los niños solían jugar mucho aquí, lo que escucha Ritsu es la canción del juego, cuando corres a esconderte del "lobo".

 

Sin nada más que agragar, agradezco que hayan leído y si quieren comentar cualquier cosa, responderé encantada.

 

Un abrazo.

Au revoir


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).