Y entonces lo vio,
Cubierto de heridas,
Le pareció más hermoso aun,
Las besó todas y se bebió sus lágrimas,
Con sus caricias las sanó
Y con su amor lo revivió
Una nueva mañana llegó, trayendo consigo un nuevo día de trabajo para la Editorial Marukawa, varias pilas de papeles adornaban su escritorio ya para esa hora y el teléfono no paraba de sonar, era de esperarse, al fin había dado la noticia de que Onodera Ritsu no solo escribiría la narrativa principal de L´ AMOUR MAGAZINE , sino que el huraño escritor la leería personalmente en la fiesta de aniversario de la revista, si ya de por sí era una sorpresa que el castaño hubiese aceptado, ahora que se mostrara en público como rara vez lo hacía era todo un acontecimiento.
Ruy sonrió satisfecho, le costó mucho trabajo convencer a su amigo de aceptar la propuesta. Después de la repentina salida del editor de su despacho, tomó un gran respiro y con paciencia invitó al pequeño a sentarse.
-Ritsu, no pienso obligarte a escribir nada que no desees y lo sabes; pero tu negación no es solamente por el tema de la propuesta o sí?
-¿Qué te hace pensar eso?
- El hecho de que tu discurso de “yo no escribo en lo que no creo” no me cuadra para nada. Te he visto escribir miles de escenas románticas en tus novelas, así que no pienso que seas incapaz de hacer una simple narrativa, corrígeme si me equivoco pero, ¿esto tiene algo que ver con Takano?
Ritsu se tensó notablemente y por primera vez maldijo lo intuitivo que era su amigo, no podía mentirle no a Ruy, él se había convertido en su única familia durante años, como podría mentirle.
-Sí- confesó con voz trémula- ¿recuerdas el día que nos hicimos amigos?
El mayor se extrañó por la pregunta, no entendía que tenía que ver con el tema; pero aun así respondió. –Cómo olvidarlo, fue en el lanzamiento de tu primer libro- dijo sonriendo- te emborrachaste como un cuba y tuve que llevarte a casa.
-Y termine contándote toda mi vida- completó el contrario-
-Ritsu sigo sin verle el punto a lo que me dices.
-Ese día te conté por primera vez como me rompieron el corazón- hizo una pausa mientras respiraba profundo.- te dije que el hombre al que amaba jugó conmigo, tú me preguntaste quien era; pero nunca te dije quién- continuó explicando- Bueno, ese hombre es el mismo que contrataste como mi editor.
Isaka no cabía en sí de la sorpresa, jamás pensó que el mismo contrataría al verdugo de su amigo. Comprendió entonces el porqué de la actitud del castaño el último mes y en un gesto paternal lo encerró entre sus brazos, brindándole su apoyo.
-Ritsu- dijo mirándolo fijamente- No dejes que su presencia te afecte, si no aceptas la propuesta no me molestaré; pero piensa que si escribes esto vas a poder recuperar una parte de ti que has guardado por años, permítete ser tú mismo aunque sea por esta vez, lo necesitas. – explicó el mayor para después retirarse del lugar dejándole un piénsalo como despedida.
Y justamente dos días después, el escritor murmuró un escueto sí para salir de su oficina tan rápido como entró. Definitivamente escribir eso ayudaría mucho a Ritsu, aunque todavía faltaba un largo camino por recorrer.
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Los delgados dedos tamborilearon sobre el teclado por quinta vez en esa hora, tenía que admitirlo estaba bloqueado, le resultaba frustrante observar la página que debería contener una sensible y apasionada narrativa totalmente en blanco, simplemente las ideas no fluían en su mente, no lograba comunicar aquello que le pedían.
Había pasado mucho tiempo desde que tuvo que escribir algo que albergara sentimientos propios, y justo ahora se sentía como un escritor inútil, incapaz de terminar su trabajo para la fecha de entrega. Y como si sus problemas no fuesen suficientes, la puerta se abrió dejando entrar a su nuevo dolor de cabeza.
-Necesito que me muestres la narrativa para el aniversario de la revista- mencionó el azabache.
-Cuando lo escriba te lo mostraré.
-¿Cuándo lo escribas?, debía estar listo ya, la fiesta es pasado mañana- espetó preocupado.
-Pues ya ves, no lo tengo y no sé cuándo lo tendré, la verdad ni siquiera he comenzado.
-Que¡¡¡, acaso no conoces tu responsabilidad?, dime por qué no lo has comenzado.- dijo molesto- vamos¡¡ contesta¡¡ .
Los gritos de Takano solo le confirmaron lo que temía, no debió aceptar, no era capaz de hacerlo. Su rostro enrojeció por la frustración, sus manos se hicieron puños y su voz se quebró al gritar
-¡!!!Porque estoy bloqueado¡¡¡ no puedo escribir de amor , no quiero escribir- dijo mientras tapaba su rostro- no quiero recordar, esto me lastima- susurró- iré a decirle a Ruy que cancele el compromiso.
Se apresuró a salir de la oficina para evitar derrumbarse y casi lo logró; de no haber sido por unas grandes manos que lo voltearon con ternura, y por ese fuerte cuerpo que lo aprisionó contra la puerta. Su respiración se aceleró y se sintió débil cuando el más alto lo atrajo hacia sí, para susurrarle con ternura – No eres el único que ha sufrido Ritsu, podemos cambiarlo, solo déjame amarte otra vez
El frágil cuerpo tembló, contra el pecho del azabache, sus palabras habían calado profundo en él, se removió ansioso, intentando librase del abrazo, siendo sujetado nuevamente en su intento de huida.
-Por favor, suéltame-susurró el castaño
-No puedo, yo te necesito…
-No quiero…
-Claro que quieres, sabes que tu lugar está junto a mí- Vuelve a mis brazos Ritsu- dijo levantando el mentón del pequeño para verlo a los ojos- por favor regresa a mí.
No dijo nada, solo se alejó de esas manos que lo confundían, dejando a un pelinegro esperanzado detrás de aquella puerta
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Takano pasó saliva con dificultad, Isaka lo había citado en su despacho muy temprano y se hacía cierta idea de por qué, ayer se había pasado, no debió acercarse tanto; pero no pudo evitar aceptar aquella oportunidad, abrazar el frágil cuerpo, aspirar su aroma, quiso quedarse así para siempre, contándole cuanto lo extrañó, cuánto sufrió sin él, deseó por fin borrar los tristes recuerdos que lo acechaban.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz del presidente, quien lo instó a pasar a la oficina.
-Escucha, sé que no debo meterme en la vida privada de mis empleados; sin embargo Ritsu es mi amigo así que puedo intervenir.
-A qué se refiere Isaka-san
-Sé lo que pasó entre ustedes- dijo él, haciendo que el azabache se sorprendiera- no pretendo juzgarte; pero si quiero saber cuáles son tus intenciones con él.
El más alto le dirigió una mirada cargada de seguridad antes de responder- Recuperarlo-dijo firme- sé que no merezco la oportunidad; pero yo lo amo y lo necesito a mi lado.
Isaka sonrió, el chico no mentía, él sabía que ambos se necesitaban y estaba dispuesto a ayudarlos.
-Sé que dices la verdad; pero necesitas más que buenas intenciones para recuperarlo-suspiró- Ritsu está en una etapa de aislamiento crónico, se niega a mostrar cualquier emoción ante nadie que no sea yo- Isaka respiró profundo antes de continuar y rezó por estar haciendo lo correcto- necesitas aprovechar un momento en que esté frágil y ese momento es hoy.
Takano lo miró con confusión, siendo respondido al instante
-Todos los 10 de abril, Ritsu me llama muy alterado avisándome que no vendrá, luego apaga su celular y se encierra en su departamento; sus vecinos dicen que lo escuchan llorar y romper cosas durante todo el día.
Isaka sacó una llave del primer cajón de su escritorio- esta es una copia de su llave, no sé porque hace esto y no me compete; pero seguramente a ti sí- dijo dándole la llave- Hoy es tu oportunidad para arreglar todo, no la arruines porque no habrá otra.
Masamune salió de aquella oficina con un solo pensamiento en la cabeza <>.
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Copas y platos rotos adornando el piso de la cocina estilo americano, estantes caídos, libros desperdigados a lo largo de la sala y un penetrante olor a alcohol recibieron a Takano apenas llegó a aquel departamento sumido en penumbras; caminó indeciso entre el reguero de cosas hasta que su mirada se topó con un bulto acurrucado en una de las paredes de la habitación.
Abrió ligeramente las cortinas para poder ver con algo de claridad, la figura de Ritsu estaba frente él, sus ojos estaban rojos, su cabello despeinado, parecía haber bebido de más y su cuerpo temblaba ligeramente, mientras miraba absorto un papel que tenía entre sus manos
Se acercó lentamente para no asustar al pequeño, se sentó en el suelo junto a él encerrándolo con cuidado en un cálido abrazo para calmar su temblor; pero lejos de lograrlo el frágil cuero comenzó a temblar violentamente por los nuevos sollozos,
-Tranquilo Ritsu, no llores, -susurró en su oído-dime que te pasa por favor
Pero el castaño no contestó, solo recargó su cabeza en el amplio pecho sin decir palabra, fue cuando el más alto pudo notar que el pedazo de papel que sostenía el otro no era una fotografía sino una ¿ecografía?; y sin necesidad de preguntar por qué Ritsu dijo en un susurro- es mi hija- sonrió- me gusta pensar que era una niña, nunca la pude conocer.
El alto se quedó de una pieza al escuchar aquello ¿una hija?, eso no tenía sentido en lo absoluto, según investigó el otro jamás mantuvo una relación con alguien en los últimos años y mucho menos con una mujer.
Una voz trémula interrumpió sus pensamientos, el castaño miraba a la nada mientras debido a su embriaguez empezaba a relatarle a aquel hombre el peor capítulo de su vida
Después de que me fui de ese salón, me sentí perdido, no sabía que hacer y por inercia conduje hasta la casa donde jugábamos de niños, la casa que guardaba mis recuerdos felices, solo allí me desplomé y lloré por horas y horas, hasta que anocheció. Yo no estaba bien, caí en una profunda depresión; pero mis padres apenas lo notaron, ni siquiera se dieron cuenta que había dejado de asistir a la universidad.
Con el paso de los días mi cabello se tornó opaco y grandes ojeras aparecieron, sentía que mi cabeza punzaba todo el día ocasionándome mareos, me veía patético, a mi parecer no podría estar peor; pero me equivoqué.- El cuerpo de Takano se tensó anticipando que lo peor estaba por revelarse.
-“Onodera-san, usted está embarazado”- esas palabras se quedaron en el aire taladrando mi cabeza y me quedé mirando al doctor sin comprender mientras el proseguía con naturalidad.
-Seguramente está enterado de que aproximadamente el siete por ciento de la población masculina tiene la capacidad de concebir, esto es debido a una formación cromosómica anómala, haciendo que cuente con un aparato reproductor interno similar al de una mujer.
Era cierto, la notica había sido todo un acontecimiento hace algunos años, hombres denominados donceles, jóvenes de caderas redondeadas, cuerpo menudo (generalmente) y facciones finas que eran capaces de concebir, lo escuché; pero jamás pensé estar dentro de aquella minoría, suponía que mi cuerpo menudo era debido a que no me ejercitaba y le atribuía mis finas facciones a la herencia familiar.
Entonces entendí por qué papá siempre me miró con desdén, él lo sabía y se avergonzaba de haber engendrado una aberración como yo, debido a mi naturaleza me castigaron con su indiferencia y me dejaron solo.
El anciano médico tomó mis manos interrumpiendo mis conjeturas- Onodera-san, solo deseo que sepa que esto es un preciado don que la vida le ha regalado y no debe avergonzarse jamás de darle vida a un ser de su propia sangre.-
Como si no hubiese llorado lo suficiente, volví a sollozar mas esta vez de alegría, había una vida en mi interior, por fin tenía alguien a quien amar, ya no estaba solo jamás lo estaría.
Y así pasaron tres meses, puse todo mi empeño en mantenerme saludable, al parecer embarazo en hombres era diferente por lo que la barriga apenas se notaba, lo que era conveniente porque mis padres no sabían nada, yo solo esperaba conseguir un empleo para salir de esa casa con mi bebé pero tardé demasiado, no lo vi venir, yo estaba en mi habitación mirando la última ecografía del trimestre cuando papá entró furioso, diciendo que ya sabía todo, que encontró mi celular en la sala y cuando se disponía devolvérmelo el doctor había llamado y ajeno a mis secretos le relató feliz mi situación.- Takano aferró sus brazos al lánguido cuerpo intentando protegerlo de los recuerdos mientras Ritsu ahogado en llanto continuó- fue horrible, él gritaba que era una vergüenza, indignado decía que él no había criado maricones y que la cosa que llevaba en el vientre era una aberración como yo; todo empeoró cuando intenté acercarme, entonces me abofeteó con toda su ira, las bofetadas se volvieron golpes cada vez más fuertes, temí por mi hijo, en un descuido suyo lo empujé y corrí fuera del cuarto; pero antes de bajar la escalera principal me agarró del brazo y me zarandeó con fuerza, fue inevitable perdí el equilibrio y rodé escaleras abajo .
Por un momento un triste silencio invadió aquel lugar, el dolor que emanaba del relato era tangible, Takano había desecho su agarre de la cintura ajena para limpiar con sus manos las gruesas lágrimas que surcaban sus mejillas.
No fue necesario que los doctores me dijeran algo, yo lo supe desde el momento en que desperté, donde debía estar mi hijo solo se encontraba un arrasador vacío, una vez más había perdido todo.
Como era de esperarse mi familia me desheredó, me quedé en la calle solo con mi preciada ecografía y unas cuantas mudas de ropa que el doctor me regaló; conocí a Ryu por ese tiempo, su editorial era joven y nuestras historias eran similares así que me dio una oportunidad y mi nuevo yo comenzó a vivir
Fue entonces que Takano entendió, que aquel dolor sobrepasaba los límites que él conocía, miró detrás de las grandes murallas de Ritsu y por fin vio el muchachito lastimado y asustado que allí se escondía. Ese chico arrogante estaba dejándole ver cuán herido estaba, pidiéndole a gritos que lo consolara.
A pesar de las débiles protestas del castaño, que ahora se encontraba un poco más sobrio, lo atrajo hacia su pecho inundándolo con su calor, haciendo al otro abandonarse a los brazos ajenos que lo recibían. Llorando juntos por primera vez a su hija, llorando por la felicidad que les fue arrebatada y que no volvería jamás.
Y aquel dolor compartido los unió en un cálido beso, los labios del azabache se cernieron sobre los ajenos con dulzura, el contacto carecía de sensualidad, era algo mayor, los fuertes brazos enlazaron su cintura, en muda promesa de no dejarlo caer nunca más.
Ambos cayeron rendidos de tanto llorar, durmiéndose en el piso de la habitación, con sus corazones más cerca que nunca.