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Revive mi corazón por La Rosse

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Notas del capitulo:

HOLAAAAAAAAAAAAAAAA, YA SE QUE ME HE DEMORADO MILES DE MILES DE MILLONES DE AÑOS EN SUBIR ESTE CAP PERO EN VERDAD LO SIENTO, TUVE UN MUY GRAVE BLOQUEO Y CON LOS TRÁMITES DEL NUEVO AÑO ESCOLAR PUES NO PUDE ACTUALIZAR.

PERO AQUI LES TRAIGO LA CONTINUACION Y ESPERO LES GUSTE Y PUEDAN PERDONARME 

GRACIAS POR SU PACIENCIA Y POR SUS REVIEWS

RECUERDEN QUE LOS PERSONAJES NO SON DE MI AUTORIA.

BESOS Y DISFRUTENLO

Decir que se encontraba confundido era poco, en realidad no tenía idea que sucedía, por el momento solo sabía que estaba en el piso de su habitación con un dolor de cabeza de los mil diablos, seguramente por la borrachera de ayer y que su estómago amenazaba con vomitar todo lo que tenía dentro. Los sucesos de la noche anterior estaban borrosos, sabía que se había encerrado  como todos los años, después se sentó a beber como siempre y asumía que hizo un desastre de su apartamento para variar, nada fuera de la rutina; pero entonces por qué su habitación estaba tan organizada?

Para su sorpresa logró ponerse en pie sin que su cabeza diera vueltas, respiró profundo, las imágenes empezaban a dibujarse en su mente, alguien lo consolaba pero su figura era difusa, recordaba una voz que le hablaba dulcemente y después… -Sus ojos se agrandaron  <<un beso>>   susurró mientras sus manos viajaron a sus labios instintivamente y el pánico se plasmó en su rostro cuando supo la historia que contó y una sola frase apareció en su cabeza, “estoy jodido”.

El barullo de la cocina lo sacó de sus cavilaciones, al parecer quien quiera que fuese aún seguía ahí y por el olor que le llegó dedujo que estaba cocinando algo; lentamente caminó fuera de la habitación, sus ojos se pasearon por la pequeña sala sorprendiéndose ante el orden que irradiaba, se tensó cuando llegó a la puerta de la cocina, su mano empujó sigilosamente hasta dejarla abierta, topándose con esa singular figura que de espaldas a él agitaba azarosamente la sartén; casi por inercia se recargó en el umbral, empapándose con avidez  de aquella imagen, definitivamente algo andaba mal con él,  porque no le molestó verlo allí, es más  se le antojó muy tierno el gesto, incluso   sintió  sus labios formar una sonrisilla por la torpeza del alto “Es como si fuésemos novios” se regañó mentalmente por pensar eso y convenciéndose de que era culpa de la maldita resaca se dispuso a irse en silencio pero fue muy tarde, el otro ya había volteado.

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El ambiente era tenso, lo único que rompía el silencio era el sonido metálico de platos contra cubiertos, agradecía mentalmente que Onodera se haya comido los waffles en silencio y que estos no terminaran en el suelo o aún peor sobre su cabeza; el asunto en ese preciso momento era que no sabía que decir, si bien  se levantó con la idea de tener una seria conversación jamás se detuvo a pensar en cómo empezarla, debía pensar ya porque el silencio se volvía realmente incómodo.

-¿Qué haces?- murmuró el castaño

-  Recojo los platos- respondió  sin entender  la pregunta

-No, me refiero a qué haces aquí, por qué sigues en mi casa.- dijo mientras se levantaba, -ya vete de una vez-

La respuesta le confirmó que la borrachera  ya había desaparecido y con ello todo rastro de fragilidad; pero no se rendiría tan fácil, no podía, él no sabía perder.

-No voy a irme de aquí hasta que me escuches, ayer nosotros…

-Nosotros nada, no existe un nosotros Takano; y en cuanto a lo que pasó ayer, olvida todo lo que dije, nunca debí hacerlo ese es un tema que no te incumbe en lo absoluto.

Lo perdía,  cuando lo vio levantarse de la mesa supo que de nuevo lo perdía – Nada de eso es asunto tuyo- murmuró, y eso fue suficiente sintió como las grandes manos se cerraban sobre sus brazos con agarre de acero, obligándolo a voltear para toparse con el desencajado rostro “por qué se ve tan triste”.

-Sí es asunto mío - gritó fuera de sí- también era mi hija maldita sea, también era mía- su voz se fue quebrando nota a nota perdiéndose entre sollozos, con la misma lentitud que su cuerpo se deslizaba hacia el suelo.- yo también la perdí-  y por fin pasó, había tocado fondo, no podía más,  solo se quedó llorando de rodillas, aferrado fuertemente a su amor, rogando por una oportunidad cada vez más lejana. Lo había jodido todo es verdad; pero sufrió mucho por aquella estupidez, no había pagado ya suficiente con el odio del otro, ¿acaso no merecía una segunda oportunidad?.

Ritsu se encontraba desasosegado, jamás pensó que vería el día en que ese arrogante hombre se viera tan patético, tantas veces deseó verlo humillado; pero la esperada satisfacción no apareció, sino más bien  dentro de él se removió una profunda compasión por el ser que a sus pies lloraba.

- Takano- dijo mientras se acercaba vacilante- levántate por favor

-No- sollozó-, déjame aquí esto es lo que merezco. ¿No lo entiendes Ritsu?, sin tu amor, sin ti yo no tengo nada, nada por que vivir.

- tu vida entera la has vivido sin mí, mi perdón no es tan importante.

-Esto no es una vida, no sin ti a mi lado - sus manos tomaron las ajenas entrelazándolas- yo sé que me amaste, me atrevo a decir que fui lo más importante para ti  , tarde me di cuenta de mi amor y vaya que lo he pagado; no sabes cuanta falta me has hecho en estos años, cuántas veces soñé que te tenía en mis brazos para despertar y encontrarme con una cama vacía, cuantas veces corrí detrás de un desconocido pensando que eras tú,  las noches que pasé imaginando tu voz, tu aroma, tu risa. Sé que no es nada comparado con lo que sufriste tú; pero  te ruego que en nombre del amor que me tuviste, me escuches solo una vez, si después de eso quieres que desaparezca de tu vida lo haré, prometo irme para siempre.

Para siempre, un desconcierto creció ante esas palabras, se molestó por sentirse triste, sería mejor que se fuera de una buena vez, después de todo él lo odiaba, “estas seguro de eso”,  susurró su conciencia, sorprendentemente no pudo responderse, ¿él en verdad lo odiaba?, buscó en su memoria viendo que jamás había dicho que lo odiaba, se encontró odiando sus acciones pero jamás a él ; miró nuevamente al hombre tembloroso que tenía en frente mientras recibía el último empujoncito de su conciencia  Solo escúchalo una última vez .

-Está bien- susurró,- Te escucho- dijo acomodándose, mientras el otro empezaba a relatar-

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“Cuenta la leyenda que Dios se regocija por cada bebé que nacerá, es tanto su júbilo que  de sus labios una risa brota, y de esa efímera risa el alma de aquel niño surge envuelta en luz y esplendor, siendo una pero conteniendo dos. Al llegar aquí el ángel designado intenta depositarla en el cuerpo del pequeño; pero hay un problema, la energía de las almas es muy poderosa y el cuerpo del infante es frágil aún, así que Dios las separa en dos, dejando a una en ese cuerpo y guardando a la otra hasta que llegue su momento. Cuando nace el bebé, este llora al sentir la ausencia de su otra mitad, mas su llanto cesa al sentir un ligero tironcito en su mano, el pequeño logra ver  por una breve y única vez un brillante hilo rojo atado a su meñique,  ¡El Señor no los ha separado del todo!; esa es la promesa que hace el creador de que aunque ahora debió separarlas, pronto se reunirán, el hilillo las une para siempre con  un lazo de amor irrompible.”

Recostada en la pequeña cama una joven mujer, cierra el libro terminando de contar la historia, mientras su hijo menor la observaba con gesto pensativo

-¿Qué tienes Masa-chan?

-Mamá, si la historia dice que solo vemos el hilo una vez ¿Cómo se supone que voy a saber quién es mi otra mitad?- respondió bastante preocupado.

-Verás cariño- explicó- sabrás que es tu otra mitad, porque esa persona va a despertar en ti un profundo amor.

Genial, si antes estaba confundido ahora estaba mucho peor, ¿amor?, cómo rayos se sentía eso,  papá le había dicho que cuando te enamoras sientes  tu estómago como revuelto, él sentía su estómago revuelto cuando desayunaba demasiado antes de ir  corriendo a la primaria y estaba seguro de que eso no era amor.

Su madre rio ante la cara de confusión del niño, imaginando la serie de ideas locas que desfilaban por su cabecita, así que decidió explicar.

-El amor, es un sentimiento que te hace querer proteger a esa persona especial, hace que tu corazón lata muy rápido, que quieras mimarla y estar tanto con ella que no te imaginas estar con nadie más, así se siente el amor.

.¿Cómo sabes todo eso?

-Lo sé porque yo amo a tu padre, a tu hermano, y a ti mi bebé- dijo besando las gorditas mejillas, para después despedirse. Esa noche Takano durmió con una sonrisa, imaginando el día  amaría a alguien tanto como sus papis lo hacían.

Lástima que los años le enseñarían de una triste forma que no todo lo que decían sus cuentos era verdad.

Las cosas cambiaron gradualmente, al principio notó que sus padres ya no se abrazaban tanto como antes, a eso le siguieron  pequeñas discusiones sin importancia “todas las parejas pelean masa-chan” le había dicho su madre; pero él sabía que eso no era normal. Unos meses después supo que su familia no estaba bien, sus padres apenas se hablaban,  ni siquiera dormían en la misma habitación, ya no le leían cuentos como antes, incluso ese cálido masa-chan, fue cambiado por un seco Masamune, su único consuelo siempre fue su querido y dulce hermano mayor, hasta que un día lo perdió.

Ese día se levantó más temprano que de costumbre, lo gritos de la sala habían interrumpido su sueño, así que aún con su pijamita de jirafas puesta bajó los escalones silenciosamente para saber por qué tanto alboroto y cuando llegó, prefirió no haberlo hecho. Frente a sus ojos, su padre sujetaba con ira a su hermano, mientras que su madre  le gritaba mil improperios, desde su escondite vio como el hombre estaba a punto de asestarle un golpe  y fue entonces que un rubio se interpuso recibiéndolo  en su lugar.

-! Koichi ¡- gritó su hermano ayudándolo a ponerse en pie mientras tomaba su rostro entre sus manos.

-Estoy bien- dijo apenas el joven que reconoció como el mejor amigo este

Aquel chico se paró erguido a pesar del dolor y tomando la mano del azabache mayor dijo a su padre

-Yo no le permito que golpee a Kotaro, él no ha hecho nada malo

-¡Que no ha hecho nada malo ¡es un maricón- gritó el hombre- ¿Te parece poco?

-Nosotros solo nos amamos papá- dijo Kotaro al borde de las lágrimas

-¿Amor?, eso no es amor, es una aberración a la naturaleza; pero ya verás te voy a quitar eso aunque sea a golpes, porque en mi casa no hay lugar para maricas como tú.

-Entonces será mejor que me vaya- respondió con las lágrimas ya corriendo- yo esperaba que entendieran cuánto amo a este hombre; pero veo que no es así, iré por mis cosas.

Vio al rubio tomarlo por la cintura y susurrarle algo que no pudo escuchar, su hermano lo encontró escondido en las escaleras y le sonrió débilmente, para besar su frente

-Siento tener que irme pequeño, solo recuerda que te amo- dijo para subir a empacar

Esa fue la última vez que vio a su hermano, con el paso del tiempo su padre prohibió que lo mencionara y así el asunto quedó zanjado.

Al crecer, fingir que jamás tuvo un hermano se volvió más fácil, en esos años las tiernas ideas del amor se habían quedado empolvadas en su mente, hasta el día que lo vio. Un precioso castaño, lloraba frente a él tristemente; en ese momento su mundo de 12 años se puso de cabeza, sentía tantas cosas protección, ternura, felicidad y todas eran provocadas por ese pequeñito. Su vida pareció cobrar sentido, solo se dedicaba a gozar del espectáculo que era su sonrisa, que importaba que después llegara a una casa vacía.

Cuando cumplió 17  notó la magnitud de sus sentimientos por primera vez, había tenido sexo con una chica del instituto; todo iba bien hasta que de pronto ya no era la joven quien estaba bajo él, sino un rostro muy conocido, uno de hebras castañas y ojos verdes, un cuerpo de blanca piel y pequeños pezones; pero lo que más le sorprendió fue que esto no le desagradó en lo absoluto sino que aumentó su lívido, hasta el punto de llegar al clímax mientras gritaba el nombre de su mejor amigo, cuando todo terminó estaba impávido, tuvo sexo por primera vez pensando en su mejor amigo. A su memoria vinieron las palabras que su madre le dijo hace mucho tiempo “tu otra mitad hace que despierte en ti un profundo amor”, eso era imposible él no podía amar a Ritsu, entonces recordó a  su hermano, no él no podía estar enamorado de un hombre, seguramente solo fueron sus hormonas

Sin embargo, sus dudas le atormentaron llevándolo a comprobarlo la noche de la graduación, no fue tan difícil como pensó, sus padres olvidaron por completo que se graduaba de la preparatoria por lo que ambos estaban de viaje con sus respectivas empresas, así que invitó a Ritsu a su casa y le instó a beber con el afán de celebrar, pronto tuvo al castaño sobre su cama, con su cuerpo laxo y medio dormido, fue cuando actuó, se acercó con lentitud hasta los rosados labios y los besó sutilmente, acariciando las mejillas rojas por el alcohol, su lengua se abrió paso, profanando el sabor de aquella boca, mas contrario a lo que pensó, la lujuria no invadió su cuerpo, sino una tremenda  plenitud, se aterró al saber que era amor; cuando estaba por salir de la habitación, un ebrio susurro terminó por condenarlo: -Te amo Masamune-

Era terrible no solo se dio cuenta de que estaba enamorado, sino que el pequeño también lo amaba a él; qué iba a hacer, no estaba dispuesto a sufrir como Kotaro, eso le petrificaba no era tan valiente para soportar que todos le señalaran; además, el amor no traía cosas buenas, era un sentimiento egoísta que te ilusionaba para después dejarte caer, él lo sabía bien, toda su vida las personas que  decía amarlo no hicieron más que abandonarlo y lastimarlo, el amor se había llevado a sus padres, a su hermano y ahora había llegado para quitarle a su mejor amigo, “el amor daña todo lo que toca” se dijo a sí mismo, seguramente  con el tiempo Ritsu le dejaría como todos los demás, él no lo iba a permitir, no esta vez .

Las palabras quedaron bailando en el aire, para diluirse en el silencio de aquella sala, ambos estaban perdidos uno enfrentaba tristes memorias, mientras otro veía las cosas desde el cristal contrario.

-Yo estaba asustado, toda la vida el amor me había quitado lo que era importante para mí, no iba a soportar que a ti también te alejara de mi lado y sin darme cuenta  yo mismo nos alejé; pero en el corto tiempo que volví contigo, tú lograste enseñarme lo que nadie jamás pudo, me enseñaste cómo se siente amar de verdad.

-Po.. por qué, nunca me contaste lo de tu familia, lo de tu hermano, Dios Takano se supone que era tu mejor amigo.

-Yo era  tu héroe, no quería que dejaras de verme como tal, tú eras lo único que tenía para alegrar mi vida, no podía perderte.

Eran muchas cosas para un solo día, Ritsu no alcanzaba a procesar todo aquello, estaba aturdido.

-Ritsu, sé que fui un cobarde que prefirió esconderse a defender lo nuestro; pero solo deseo que sepas, que yo te he amado desde que era un niño y aunque no me perdones y deba irme, te amaré siempre, hasta el día que mi cuerpo deje de existir sobre esta tierra, no me cansaré de decir con orgullo que te amo.

No fue necesario que el castaño lo echara, después de aquella confesión él mismo se retiró del apartamento, dejando a Ritsu con un vacío en su corazón.

 

 

 

 

 

 

 

El Gran Salón del Hotel Teito abrió sus puertas a los invitados, maravillándolos con la exquisita decoración, todo derrochaba la sutileza y buen gusto propios de Hinami Makiro, la elegante mujer se había encargado de cada detalle personalmente  para que todo saliera tan perfecto como lo había ideado, no era para menos después de todo su adorada revista cumplía diez años.

El sonido de sus brillantes tacones se detuvo en la entrada del salón, sonrió al ver que tal y como lo predijo, el lugar estaba lleno de reporteros atraídos como moscas a la miel, no los culpaba, no todos los días se juntaban la celebración de una de las revistas más prestigiosas del país con la aparición en público de del famoso Onodera Ritsu. Ni siquiera evitó reprimir la nueva sonrisa que se posó en sus labios, casi pudo saborear el triunfo de conseguir que el escritor se presentara en su fiesta, ella había logrado conseguir aquello que demás medios de comunicación matarían por tener; gracias a esas victorias demostraba que también poseía una mente brillante, no por nada ese imperio había crecido bajo su tutela.

Peinó sutilmente sus cabellos y acomodó su vestido negro de coctel, esa sería una larga noche y tenía muchos invitados que saludar.

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-¿En serio eres editor en jefe?, debe ser difícil lidiar con la presión, he escuchado que…..

Las palabras de la chica frente a él por alguna extraña razón no llegaban a sus oídos, en definitiva esa mujer no sabía identificar el rechazo, no paraba de parlotear, sin darse cuenta que él solo podía fijar su mirada en la silla que llevaba el nombre de Ritsu; pero que aún seguía vacía. Cómo planeaba esa mujer que la escuchara si no lograba pensar en otra cosa que no fuera la ausencia de Ritsu, mientras  la cara de pánico de Isaka-san parecía gritarle “dónde demonios está”.

Su mente dejó de pensar cuando la maestra de ceremonias invitó a todos a tomar su lugar, suspirando aliviado por alejarse de esa chica; pero su tranquilidad no duró mucho pues se dio cuenta de que la oradora estaba por anunciar la intervención de Ritsu, cerró los ojos cuando el escritor fue llamado al pequeño escenario del salón, empezó a preparar mentalmente sus mejores disculpas cuando una suave voz se oyó por el parlante.

-Muchas gracias, Buenas noches a todos.

Lo contempló atónito, ahí estaba ataviado con un elegante traje azul marino y su rostro serio, ¿era él?, ¿realmente estaba allí?

- Sé que muchos esperan oír una pomposa y dulce narrativa sobre el amor, para quienes pensaron eso, siento decepcionarlos; pero de nada serviría que dijera bellas palabras si estas carecen de un verdadero valor para mí.

La audiencia quedó expectante hasta que el castaño inició el relato.

Desde la niñez, creemos que el amor es como una brisa  de verano, que va  dibujando  tonos rosas a su paso, regalando suaves caricias al alma, pensamos que es una utopía donde todo derrocha dulzura y miel; pero al crecer todo cambia, empezamos a olvidar y de pronto vemos el amor como una lejana ambición, ya no deseamos entregarnos, porque al crecer nos damos cuenta que el ser amado puede lastimarnos, puede destruirnos, entonces preferimos cambiar amor por migajas de cariño.

Grave error, al crecer nos volvemos cobardes que no conciben que el amor traiga dolor, oh pero es así, claro que sí.

El amor conlleva dolor, el dolor de destruir nuestras murallas para que algo mejor surja, el dolor de arrancar una parte de nosotros para ponerla en manos ajenas, el miedo de entregar nuestra parte más sensible.

No logramos comprender, que los sueños del niño, los anhelos del joven y el pesar del adulto; todo aquello es el amor.

Es la brisa que acaricia y el huracán que destroza, el rosa y  el gris, desenfreno y sutileza. Es un gran rastro de lágrimas y días interminables risas, fragilidad y fortaleza- En ese momento buscó con su mirada la del azabache- pero sobre todo el amor es rencor y….. también es perdón.

El tiempo paró para ambos, todo el mundo desapareció de su vista, el de ojos miel sentía que el discurso solo para él.

No  abandonemos al amor, porque a pesar de que sea difícil y que muchas veces duela, es nuestra parte más humana, es lo único que nos recuerda por qué estamos vivos.

Aquellas palabras removieron muchos sentimientos dentro del más alto, amor, gratitud  felicidad, todo eso lo embargó, llevándolo a ponerse en pie y aplaudir sonoramente, sacando a la conmovida audiencia de su letargo, haciendo que todo el salón prorrumpiera en aplausos  felicitaciones.

Ligeramente apenado, Ritsu bajó del pódium para recibir un fuerte abrazo de Ryu que lo miraba de forma maternal; pero en medio de toda aquella algarabía sintió una intensa mirada que se posaba en él.

En el centro del salón Takano le veía con una expresión que él ya conocía, una expresión enamorada y nerviosa, por primera vez en mucho deseó ir a su encuentro, mas sin embargo prefirió caminar en sentido contrario, lo confrontaría mañana hoy necesitaba descansar de aquel embate de emociones.

Cuando estuvo a punto de irse, sintió que era jalado hacia los baños, aunque el plan del más alto era entrar, el castaño hizo que se detuviera justo en la puerta.

-¿Qué sucede Takano?- preguntó nervioso

-Sucede que quiero confirmar si lo que estoy pensando es verdad- respondió acercándose a su rostro.

-¿Qu… qué cosa?- el rostro del otro estaba demasiado cerca

- ¿en verdad me perdonas?- dijo para después murmurar en su oído- dímelo hermosura- levantó su mentón – dime que me perdonas.

- Yo.. yo sí, te Perdono Takano Masamune  

Eso fue suficiente para que el mayor hiciera nula la distancia, cerró sus labios sobre los ajeos que lo acogieron con suavidad, degustó la miel de aquella boca, sintiendo su corazón sobresaltarse al sentir las manos del pequeño en su cuello, se estaban dejando llevar, todo era perfecto, hasta que el flash de una cámara los separó.

-¡!!Sonrían para la cámara¡¡¡¡- y al escuchar eso supieron que se habían metido en problemas .

 

Notas finales:

QUÉ DICEN OS HA GUSTADO

ESPERO CON ANSIAS SUS COMENTARIOS LAS ADORO Y LES MANDO MUCHAS BENDICIONES


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