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CRAZY OF LOVE por Taoris4ever

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Notas del fanfic:

THE EYE-INFINITE

Holis... he regresado con otro OneShot, y como se podrán imaginar la canción de arriba es mi inspiración, pues me ha gustado el resultado final, aunque es algo sobrecargado, y espero que no sea confuso.

Mi querida Kami, alias Key jaja... te dedico este fic con mucho cariño a ti, sé que este proyecto ya lo tenía, y que tú ya sabías de él, pero te lo quiero dar como una compensación, ya que el KaiTao que te prometí hace meses que no puedo terminarlo, y quería darte esto de corazón, ya que no pude complacerte con la pareja que te gusta. Te quiero niña bella :)

Las callejuelas por las que estaba atravesando cada vez se iban haciendo más y más escabrosas, mal olientes y oscuras, pero sí quería poder esconderme de él está era mi única opción. Mis piernas empezaron a temblar después de media hora de huir, la herida en mi abdomen empezó a doler y escocer una vez que la adrenalina había pasado.

Me detuve en medio de una intersección, donde solo habían basureros viejos y oxidados, me recargué sobre mis rodillas y pude respirar finalmente más tranquilo, dejé salir las lágrimas que había estado conteniendo, porque no entendía lo que había pasado, hace tan solo unos minutos la persona que he amado durante toda mi vida acaba de atentar contra mí, aún recuerdo sus golpes impactando contra todo mi pecho y el filo frío de una navaja atravesar mi abdomen, su sonrisa cruel, así como sus palabras: “Te odio tanto, siempre te he odiado…”

No sé qué fue lo que me dolió más, si sus palabras o las heridas que él me provocó, me incorporé nuevamente, vi mi abdomen totalmente teñido de carmesí y enseguida presioné sobre la herida sangrante, aquella que con cada minuto parecía empeorar, debía encontrar ayuda. Sin embargo cada vez que intentaba salir a una vía principal, donde encontraría personas, lo único que lograba hallar eran viejas casas, callejones tenebrosos y una total destrucción a mí alrededor.

Di un paso con intención de continuar con mi camino, pero no pude, sin preverlo un cuerpo se estrelló contra el mío, como si me hubieran tacleado, yo caí inevitablemente al suelo, me retorcí del dolor por el fuerte impacto, no tuve ni tiempo de reaccionar cuando ya sentí otro peso encima, aprisionando con sus piernas y manos todo mi ser.

Supe quién era inmediatamente, sin necesidad de ver su rostro, un escalofrió recorrió mi cuerpo.  

—Por favor —supliqué, pero solo escuché su risa malvada, definitivamente ese ángel que conocí, ya no existía en esta persona.

Él puso una bolsa plástica alrededor de mi cabeza, y apretó sus bordes contra mi cuello, asfixiándome, intenté alejarme de él, pelear por mi vida, pero él se había vuelto más fuerte que yo.  

No entendía nada de lo que sucedía, puse mis manos alrededor de la suyas tratando de alejarlo, intenté patalear y liberarme, pero nada funcionó, cuando me quedaban pocas fuerzas en mi cuerpo, él me soltó, la bolsa de plástico fue cambiada por una de papel, con un hueco en ella, por la cual podía ver la cara de mi agresor acercándose hasta mí, me dio un beso sobre la funda, después de esa acción desapareció de repente.

Me quedé viendo hacia el cielo, y este tenía un color extraño era como estar viendo un cielo anaranjado y gris al mismo tiempo. Cuando salí de mi estupor retiré la bolsa de mi cabeza, pero al hacerlo pude ver que ya no me encontraba en ese viejo y destruido callejón, ahora estaba en una habitación completamente desconocida.

La única luz que entraba era por las rendijas de una pequeña ventana que estaba recubierta por grandes tablones, por esos pequeños vestigios de luz pude ver que la habitación era muy antigua, también que estaba en malas condiciones, ésta contaba con un gran cama de sabanas que alguna vez fueron blancas, pero ahora estaban recubiertas por una capa muy gruesa de polvo, al ver hacia atrás me di cuenta que también había un armario muy viejo, el cual estaba en tan mal estado que apenas tenía una de sus puertas.

De la nada en la ventana empezó a brillar mucho más la luz, era casi cegador, me levanté dispuesto a averiguar que producía tal resplandor, pero cuando estaba cerca de esta ventana unos brazos me tomaron de la cintura y me apartaron de la misma, antes de poder gritar una mano estaba sobre mi boca.  

Esa persona que me capturó me metió al armario y nos escondió a ambos detrás de la única puerta que había ahí, al tratar de girarme pude ver el perfil de esta persona, solo para llevarme tremenda sorpresa, él destapo mi boca al ver que no gritaría, al menos porque justo en este momento estaba en shock.

—Tranquilo. —Me susurró—. Yo no soy el malo, no contra el que estas luchando al menos.

—Tao —digo anonadado, sin poderlo creer.

—Mira lo que va a pasar —Señaló hacia la ventana, a la que antes me estaba acercando, no pasó ni un segundo cuando un estruendoso golpe sonó contra esta, al fijar mi vista en la misma a través de las rendijas de esa puerta, me di cuenta de dos sombras, las cuales parecían estar luchando, y una de ellas tenia aprisionada a la otra contra la tablas que bloqueaban la ventana.

Escuché dos golpes más antes de ver como las tablas se partían por la mitad y caían en el piso de madera del cuarto, pronto un cuerpo entró volando por esa misma ventana, el cual terminó boca abajo, jadeando y sosteniendo la herida en su pierna.

Su cabellera era rubia y me pareció tan conocido que pronto un escalofrió recorrió mi cuerpo, cuando ese otro ser levantó la vista, simplemente mi cerebro pareció dejar de procesar todo. 

En ese preciso momento me estaba viendo a mí mismo, en un estado más deplorable de lo que de verdad me encontraba, el yo que estaba enfrente de mí tenía varias heridas por la cara, en la frente parecía estar la más grave, ya que de esta brotaba una gran cantidad de sangre, la cual parecía estar impidiéndole ver bien, estuve a punto de salir de ese lugar y ayudarme a mí mismo, cuando una mano me detuvo, regresé a ver a Tao, y este solo negó con la cabeza una y otra vez, mientras hacia un gesto de silencio con su dedo y su boca.

Y con justa razón me impidió salir, porque enseguida entró detrás de mi pobre versión malherida, una versión terrorífica de mi Tao. Este ser tenía una sonrisa desfigurada, como si sus comisuras hubieran sido cortadas, sus ojos eran saltones y desenfocados, como si no supiera de sí mismo, como si en su cabeza solo pasaran ideas maquiavélicas, en sus manos estaba una pequeña navaja llena de sangre. 

Cuando habló, la sangre se me terminó de helar. —Kris, amor mío, ¿Por qué huyes de mí? —Su voz era baja, pero atemorizante.

Mi otro yo se trató de alejar de él arrastrándose, pero pronto esta versión maligna de la persona que amaba se apoderó de sus piernas, presionándolas hasta que escuche un “crack” provenir de las mismas, esa cosa le había roto los huesos a mi otra versión.

Pronto ese Tao lo levantó del suelo con una fuerza descomunal y lo arrojó a la polvorienta cama, dado al impacto la gruesa capa de polvo se levantó al aire para nuevamente caer sobre la persona en la cama, haciéndolo toser ferozmente en medio de su llanto. 

—Déjame vivir, por favor. Yo no te he hecho nada, mi único pecado ha sido amarte, por favor, solo déjame en paz. —suplicó el otro Kris.

Ese Tao lo miró con enojo, clavó la navaja en una de las piernas de su víctima y la arrastró hasta arriba llegando al muslo, haciendo gritar a su víctima por el dolor que ese maniaco le estaba provocando al abrir su miembro inferior casi por completo.

—Me engañaste, ese fue tu pecado, y me lo pagaras muy caro. —Esa cosa que se veía como mi dulce Tao, le cortó la cara, dejándole una línea ensangrentada desde la ceja hasta la mejilla.

Nuevamente intenté salir para defenderme a mí mismo, pero las manos alrededor de mi cintura me lo impidieron.  

—Si vas, terminaras como él. —Lo miré con el ceño fruncido sin entender.

—¿A qué te…?  —Antes de siquiera poder terminar mi pregunta un seco grito de parte de mi otro yo me asustó, regresé la mirada hacia el interior de esa habitación y me encontré la imagen más grotesca de mi vida.

Ese Tao estaba apuñalando a mi otra versión con tanta saña, que incluso a mí me empezó a doler, esa cosa loca apuñalaba repetidas veces a su víctima, en el pecho, en la cara, en los brazos, y pronto ese Tao se empezó a cubrir de sangre por todas partes, y lo más asqueroso de ese fue que cuando la sangre salpicaba cerca de su boca este la lamía.

Solté un jadeo innecesario, y pronto ese demonio se detuvo, olfateo el aire y sonrió perversamente.

—Kris, ¿estás aquí? —Temblé al escuchar que me llamaba, regresó su mirada hacia el armario donde estaba oculto y sonrió. —¡Oh!, sí estas aquí.  

Se bajó del cuerpo sin vida de mi otro yo y se dirigió hacia mi escondite, el otro Tao detrás de mí tembló y pronto me susurro al oído unas palabras reconfortantes y extrañas a la vez.

—Te protegeré, tienes que escapar de aquí.

—¿Escapar?, ¿a dónde? y ¿por qué me protegerás? —dije desconcertado.

—Porque de verdad soy tu ángel, no un demonio. Y a dónde escapar, no puedo decírtelo, eso solo tú lo sabes…

En ese momento la puerta del armario se abrió estruendosamente y la sonrisa malvada de ese Tao en versión demonio nos saludó.

—Te encontré… —Esa cosa levantó su mano en el aire y pronto vi que tenía la intención de clavarme la navaja, pero antes de poder siquiera pensar en protegerme yo, ya tenía al Tao normal protegiéndome.

—¡Sal de aquí! —Me gritó desesperado.

Juró que intenté hacerlo, pero mis piernas no respondían, lo único que pude hacer fue arrastrarme a través del piso, lejos de la pelea que se estaba dando entre esos dos. Intenté buscar una salida, pero no había ninguna puerta en ese lugar, la desesperación empezó a invadirme, y pronto estuve acurrucado contra una esquina, llorando.

El Tao bueno se dio cuenta de eso, así que con una patada fuerte mando a volar al malvado contra una de las paredes, el golpe fue tal que le costó volver a reincorporarse. Pronto tuve al Tao dulce acariciando mis cabellos.

—No hay salida. —dije quedamente.

—Por la ventana cariño. —dijo levantándome y apoyándome en la pared, estuvo a punto de ayudarme a llegar a la ventana, cuando vi que esa cosa malvada se levantó con una sonrisa macabra, e intentó atacar al Tao bueno por la espalda.

—¡Cuidado! —grité sin querer que le pase nada al bueno.

Pronto este se giró y dio un golpe en el estómago del contrario haciéndolo retroceder, más golpes y patadas se intercambiaron entre ellos, y por un momento mi mente se desconectó totalmente y no supe ni que hacer, o porque estaba ahí.

—¡Lárgate, maldita sea! —El gritó del Tao bueno me despertó de mi estupor y pegado a la pared me empecé a dirigir hacia la ventana de ese lugar, cuando llegué a ella, me senté en el borde, pasé mis piernas hacia el otro lado y las dejé colgar cuando me di cuenta que debajo de esta ventana no había nada.

—Salta —me gritó el Tao que me ha defendido hasta el momento, reteniendo con mucha dificultad al contrario.

—Pero tú… —Traté de replicar.

—Me mantendrás a salvo siempre y cuando vuelvas a la realidad ahora.

—¿Qué? —pregunté al no entender.

—Solo salta, regresa a donde de verdad perteneces.  

—No hay nada allá bajo, ¿Cómo sabré si estaré bien después de saltar? 

—Tendrás que confiar en mí. —Le dio un puñetazo al maligno, y lo dejó en el suelo jadeando, corrió hacia mí para darme un abrazo—. Cuando regreses aquí, recuerda que soy tu ángel, no un demonio, trata de que esa cosa no regresé, recuérdame como un ángel, por favor.

—No enten… —No me dejó ni terminar la frase, cuando él ya me había empujado, y mientras empezaba a caer en esa eterna blancura, pude ver un último vestigio de aquel que dijo ser mi ángel, en ese momento de descuido que se dio para empujarme, esa cosa maligna lo apuñalo, y prácticamente atravesó su pecho con uno de sus brazos.

Preferí cerrar los ojos ante la espantosa imagen, solo tratando de recordar las dulces palabras de mi protector, de mi salvador.

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Cuando volví a abrir los ojos me encontré con un cuarto completamente blanco, las paredes, el techo, incluso las sabanas que me cubrían eran blancas, intenté moverme, sin embargo eso solo sirvió para que me diera cuenta que mis manos y pies estaban atados con correas que parecían difíciles de romper.  

Empecé a agitarme fuertemente para tratar de librarme de mis ataduras, solo logrando que me lastimara al intentarlo. —¡¡Déjenme salir!! —comencé a gritar fuertemente. —¡Déjenme salir antes de que Tao me encuentre!

Pronto mi desesperación se volvió tan fuerte que intenté forzar mis ataduras más ferozmente, moviendo conmigo la cama, mi cuerpo parecía convulsionar violentamente, mis muñecas y tobillos empezaron a tornarse de un color rojo.  

Mi vista se empezó a nublar por el pánico que me consumía y por las lágrimas que se estaban empezando a formar en mis ojos. No sé en qué momento paso, ni como, o por qué, pero de un momento a otro tuve varios hombres de bata blanca cerniéndose sobre mí, diciéndome palabras que no lograba comprender, y eso solo provocó que me comportara mucho más agresivo con todos a mi alrededor.  

Pronto en mi rango de visión apareció una cara que se me hizo familiar, pero no lo reconocí completamente, no al menos con esa gran cicatriz que recorría su ceja hasta su pómulo, ese mismo hombre acercó una jeringuilla a mi brazo, esto solo me alarmó más.

—¡No!, ¡malditos locos, déjenme en paz!, ¡dejen de experimentar con mi cuerpo!... ¡por favor, no lo hagan! —suplique como última opción, más o menos entendiendo que era prisionero de estos hombres, sin embargo de todos modos a los pocos segundos de mi suplica sentí el piquete de la aguja en mi brazo. No habían tenido compasión de mí.

El líquido que me inyectaron me debilitó, y pronto estuve más sosegado, más tranquilo, incluso deje de luchar contra sus amarras y mis captores.

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A los pocos minutos en ese cuarto no se escuchó nada más que la respiración tranquila del paciente en la cama, al ver el estado del hombre, los médicos pronto empezaron a salir uno por uno. Esta vez solo quedando dentro tres doctores, entre ellos el de la cicatriz en su cara.

Éste se acercó al cuerpo laxo con las manos temblándole, viendo sus ojos desorbitados su corazón se volvió a romper, sin embargo tomó todo el valor que pudo y se sentó al borde de la cama, mientras acariciaba levemente su rostro.

—Mi demonio… —susurró sutilmente la persona amarrada a ese mueble.

El médico negó ligeramente. —No cariño, siempre seré tu ángel, nunca un demonio, ya que yo jamás te haría daño… —Sus manos acomodaron el alborotado y sudado cabello negro, hace tanto que había perdido su hermoso cabello dorado, aquel que aunque artificial le sentaba muy bien—. Kris… —Su voz se quebró en este punto—, ¿sabes quién soy?

Los ojos desorientados solo se enfocaron en la figura alta unos cuantos segundos antes de asentir. —Zi Tao —susurró, el nombrado logró sonreír en medio de las lágrimas.

—Sí cariño, soy la persona que más te ama en este mundo, la que nunca te dejará a pesar de todo. Al que alguna vez llamaste “tu ángel”

El hombre en la cama sonrió débilmente, con los ojos cubiertos por lágrimas.  —Perdón. —Eso fue lo último que dijo, antes de sucumbir nuevamente al mundo de los sueños, unos que no eran tan agradables para él.

Zi Tao le dio un leve beso en la mejilla, se acercó hasta su oído, solo para susurrarle: —En tu mundo siempre debes recordar que soy tu ángel, por favor cariño, recuérdame como en realidad soy.

Leves sollozos escaparon de su boca, a los pocos minutos sintió una mano en su hombro. —Tao, sabes que esto solo está empeorando, no podrás seguir evitando por mucho tiempo más a las autoridades.

—Xiumin no voy a dormirlo para siempre, lo podemos seguir tratando, hay momentos en los que todavía me reconoce.

—Y hay momento en los que no —Intervino Chen, con cautela, acercándose a su compañero—, sabes que los momentos de lucidez que ha tenido han sido muy pocos en todos estos tres años que está internado aquí, ya no es solo un peligro para ti, lo es para la sociedad en general.

—El consejo del psiquiátrico lo está considerando como un caso intratable ya, las veces que ha escapado a terminado dañando a varias personas, porque cree que todos lo quieren lastimar. Si vuelve a escapar, no van a preguntarte Tao, pasará a manos del estado la decisión.

—Entonces evitemos que eso vuelva a pasar —dijo quedamente el nombrado—, aumentemos la vigilancia, las cadenas que lo mantienen atado a la cama, si no daña a nadie más, no veo porqué tengan que tomar el caso de mi esposo en sus manos.

Los otros dos presentes en esa habitación se dieron una mirada entre sí y negaron levemente. —Está bien Zi Tao, entendemos tu punto, pero debes comprender que tal vez esto sea lo mejor para él, sus pesadillas son prácticamente su vida ahora. Kris ya no encuentra descanso en ninguno de los dos mundos, ni en la realidad, ni en sus sueños, y mantenerlo sedado la mayoría del día no es precisamente una buena vida.

—Pero es mejor que simplemente desaparecerla —Miró a sus hyungs con ojos llenos de súplica—, por favor, solo apóyenme un tiempo más.

Chen acarició los cabellos del menor y asintió. —Solo un poco más, amigo. Xiumin y yo estaremos contigo un poco más, pero si vuelves a salir lastimado, no creo que nos tengas a tu favor.

El joven psiquiatra dijo un mudo “gracias”, antes de que los otros dos doctores salieran, dándole algo de privacidad, ya que sabían que la necesitaba.  Zi Tao cayó de rodillas a un lado de la cama, tomó la mano de su esposo y la besó, sus ojos se enfocaron en Kris, de una manera cariñosa.

Él amaba demasiado a ese hombre, realmente no quería tomar la decisión de terminar con la vida de Kris, pero sabía que si este escapaba una vez más, y dañaba a alguien, a él ya no le preguntarían si quería o no hacerlo.

¿Cómo termino ahí su esposo?, fácil, la esquizofrenia había triunfado sobre su mente. Recuerda que cuando conoció a Kris, este ya había desarrollado por completo este trastorno, pero era controlable con medicación. En ese tiempo Tao recién había empezado a ejercer su profesión, y le pareció verdaderamente cómico que un psiquíatra se enamorara de uno de sus pacientes.

Al principio trató de alejar sus sentimientos, pero su corazón fue más persistente. A pesar de que Zi Tao sabía cómo terminaría todo eso, decidió ignorarlo por un tiempo, y permitirse amarlo, creyendo que su relación no duraría mucho tiempo, ni sería tan intensa. Fue una mala idea, mientras el tiempo pasó su amor solo creció, hasta florecer en un sentimiento completamente puro y hermoso.

Sin embargo a pesar de cómo están las cosas ahora, de que día a día todo parece empeorar, no se arrepiente de haber permitido que Kris robara su corazón, fueron ocho hermosos años viviendo junto a su bebé, amándolo intensamente, y Tao puede decir sinceramente que no se arrepiente de esos años compartidos junto al ex rubio.

Realmente la vida de Tao fue hermosa juntó a Kris, al menos hasta que la enfermedad del segundo empeoró, tanto que empezó a atacarlo a él, creyendo que lo quería matar. Esa vez consiguió su primera cicatriz, la que atravesaba parte de su cara, de no haber sido por la intervención oportuna de Xiumin y Chen, probablemente ese día hubiera salido con más heridas que solo la de su cara.

Al día siguiente de su primer ataque hacia Tao, el rubio de ese entonces se había sentido demasiado culpable, ya que a pesar de que había tenido muchos ataques por la esquizofrenia antes, nunca había dañado a nadie porque siempre lograba parar a tiempo, pero esa vez no se detuvo, y eso fue más de lo que Kris pudo tolerar.

Esa misma semana se internó por decisión propia en el psiquiátrico en el que su esposo trabajaba, no quería hacerle más daño a su amado. Lo malditamente sarcástico del destino fue que dentro del psiquiátrico daño dos veces más a Tao, cuando su mente se perdía por completo.

Aunque ese hecho lograron ocultarlo de él, haciéndole creer que solo había sido un sueño. Pero la verdad fue que dos de las diez veces que había intentado escapar, apuñaló en el abdomen a Zi Tao cuando este se interpuso en su camino, de suerte en esas ocasiones no había dañado ningún órgano importante.  

El joven psiquiatra entrelazó los dedos con su esposo y suspiro. Kris era ahora considerado un gran peligro para la sociedad, y con la ley que se reformó hace un año, Kris debía ser “dormido” por su propio bien y por el de los demás. Ya que las veces que había logrado escapar, lastimó de gravedad a ¿quince?, o, ¿veinte personas?, la verdad que Tao ya no recuerda la cantidad exacta de las víctimas que dejó las alucinaciones de su esposo.

Sabía que pronto le quitarían el derecho de él decidir qué hacer con su amado, por ese mismo motivo lo había encadenado a la cama, en pánico de que una vez más se saliera de las instalaciones del psiquiátrico. Tao no estaba listo para dejarlo partir, por ese mismo motivo lo mantenía sedado casi la mayoría del día, no quería por perder al hombre que ama.

Tal vez era algo egoísta no terminar con su vida, ya que para Kris sería mejor escapar de ese mundo tan tétrico y horrible en el que vivía ahora, pero Tao no quería dejarlo ir, no aún, y haría todo cuanto estuviera en sus manos para lograrlo.

Respirando profundo el joven doctor, limpió sus lágrimas, se levantó y dejó un suave beso en los labios del contrario. —Seguiré sosteniendo tus manos… —Entrelazó nuevamente sus dedos en los contrarios—, hasta mi último suspiro, incluso cuando mi amor me vuelva loco por ti, incluso cuando tú te vuelvas completamente otro, y ya no me reconozcas más, seguiré a tu lado como te lo prometí tiempo atrás, cuando tú preguntaste que haría yo, si te volvías loco de amor. Perdón por no terminar con tu sufrimiento, perdón por egoístamente querer que sigas conmigo, a pesar de que no es lo mejor para ti.

Dando un último apretón y un casto beso en la frente del contrario, emprendió su camino a la puerta pero antes de salir unos susurros leves escaparon de su boca. —Feliz aniversario número once, duizhang.

Tao sonrió tristemente por el apodo que él le había dado cuando recién habían comenzado su relación. Dulces recuerdos acudieron a la mente del joven doctor, tan solo con una palabra, inevitablemente amargas lágrimas descendieron de sus ojos. Con un último vistazo a la persona que ama con todo su corazón, cerró la puerta de esa habitación con llave, mientras trataba de acallar sus sollozos. Debía ser fuerte si quería seguir manteniendo a su niño bonito con vida.  

¡Oh!, hermoso es el amor que profesa Tao a Kris, después de todo, ¿quién aguantaría tres años de un completo infierno?, a pesar de haber compartido ocho años hermosos.

De haber sido otros, hace mucho que hubieran abandonado al problema que Kris representaba para sus vidas, pero, Tao no. A pesar del sufrimiento que para él mismo significa toda esa situación, no pensaba dejar de lado a Kris, o abandonarlo, no pensaba dejar de amarlo, su amor era de verdad incondicional, en las buenas y en las malas.

Solo la muerte lograría que finalmente se apartara de Kris, sin embargo ni eso acabaría por completo con el amor que le tenía a esa persona que ahora vivía en un mundo de tinieblas.  

 

“Crazy of love”, sí, esa frase definía bien el romance de un psiquiatra y un esquizofrénico. Amor de locos, el más fuerte de todos, porque amaba sin medida, sin reserva, y sin límites. Zi Tao y Kris, son dos locos por amarse a pesar de las circunstancias y que hermosa locura la que les tocó vivir, pero que dolorosa también. ¡Oh, dulce, dulce ironía!

 

FIN.

Notas finales:

Gracias por leer mis queridos chocolatitos, y si tienen alguna duda, pregunten con confianza jaja... en fin perdón cualquier error, siempre corrijo, pero siempre se me pasa algo, es inevitable. Bybye. Nos leemos pronto :)


 


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