Se podía apreciar a un chico de cabellos rubios y largos, cargando con una pila de bolsas de las compras, no estaba acostumbrado estar cargando cuatro bolsas, una en cada mano y las otras dos cargándolas como si fueran bebes. Su tarde parecía la más alentadora, ya que siempre su hermano mayor le diera la bella tarea de hacer las compras de la semana.
- “Ya estoy harto de ser siempre su sirviente y más aguantar al tipo que tiene por esposo” Terminare por mudarme yo solito – Al llegar a la puerta de su casa, trata de buscar en su bolsillo de la chaqueta las llaves, pero en ese momento se resbala para caerse al suelo y las compras hechas desperdiciadas – Demonios – Bufa al ver como los huevos de gallina se habían roto, las verduras y las frutas tiradas en el suelo, algunas otras cosas más. Aquello era lo peor que le pudo haber sucedido, pero cuando empezó a juntar todas las compras, una mano había tomado la caja de los huevos y él sin darse cuenta la toma, alza su rostro y se topa con aquella persona.
- Después de clases ¿Siempre debes hacer las tareas de la casa, cenicienta? – Shaka lo fulmina con la mirada, detestaba esos comentarios infantiles y más cuando lo comparan con un personaje irreal.
- ¿Y tú siempre tienes que comentar todo lo malo que hago? – Aioria se endereza y se cruza de brazos para mirar a Shaka muy serio, no le pareció justo aquella pregunta. No obstante, Shaka continúo recogiendo las cosas tiradas en el suelo, ignorando la presencia del recién llegado.
- Es la primera vez que me intereso por alguien y tenderle una mano para ayudarlo – El joven de cabellos lacios y rubios, alza su mirada para observar algo compungido por lo que había dicho anteriormente – Pero veo que a esta persona no le gusta que lo ayuden – Aioria se da la media vuelta y comienza alejarse del rubio, quien tenía un lio en su mente a causa del comentario que acababa de escuchar.
- “¿Por qué tan de repente me siento mal? ¡Él no me interesa! Es un cretino” - Sacude un poco la cabeza para quitarse aquellas ideas poco convincentes - ¡Aioria! Espera – Comienza a juntar las compras rápido para después dejarlas al pie de la puerta y corre hasta el castaño para detenerlo.
Aioria se voltea al haber escuchado su nombre, al estar de frente y sentir la cercanía del joven de cabellos rubios y mirada cielo, hizo que su corazón comenzara a latir con más fuerza. Shaka lamentaba haberse acercado muchísimo, ya que conocía poco aquella persona, pero después de todo lo ocurrido hace semanas atrás, en la fiesta de Radamanthys, nunca logro sacarse aquellos recuerdos de su cabeza.
- Y… yo… yo – No sabía que decir, mirar aquel joven a los ojos y sentir su corazón dictarle acciones que sabía muy bien que no le gustaría al chico que poco a poco se estaba enamorando.
- Yo lo siento, no debí… ser… tan… - Había juntado el valor para acercarse a él y poder entablar una conversación amigable, pero al estar tan cerca de él y que ambos se mirasen sin entender la acción del otro, era un poco anormal para sí mismo. Sacude su cabeza y da un paso atrás, tomando así una distancia entre Aioria y él – Discúlpame si fui grosero contigo, es que, hoy estoy un poco ocupado – Aioria deja salir una risa al escuchar tremenda tontería, jamás creyó posible en encontrar a una persona tan parecida a él, eso no sabría cómo explicarlo.
- No pareces ocupado, mentiroso – Shaka se cruza de brazos y lo mira mal, Aioria imita su postura para después de unos minutos hacer reír al chico de cabellos largos y rubios.
- ¿Por qué los vampiros de tu calaña debe leer la mente de los otros? – Le pregunta para después ir a por las compras e ingresar a su casa.
Al ver como el chico que deseaba pasar un tiempo se iba, él únicamente lo siguió - ¿Cómo sabes que soy un vampiro? – Le devuelve la pregunta, para así ver como Shaka abría la puerta de su casa e ingresaba a la residencia sin haber preguntado si podía.
- Mi cuñado no para de hablar de las diferentes familias de la nobleza vampírica, que viven en nuestro pueblo, peor aún, el tonto de mi hermano mayor siempre le pide que le cuente eso – Aioria se rasca la nuca al escuchar aquello, estaba nervioso ya que aquel muchacho sabia de los vampiros, respira profundo para después dejarlo salir en un suspiro. En eso nota que al seguir al joven de cabellos rubios nota que la cocina de aquella casa era un lugar poco higiénico.
- ¿Esto es una cocina? – Pregunta mientras se tapa la nariz ya que sentir el olor a mugre de cosas sin lavar, ver el piso lleno de polvo y hasta notar que arriba de una silla había ropa sucia – “Qué asco” – Se contiene las ganas de vomitar al imaginarse lo peor, pero en eso siento el sonido de unos zapatos sonar sobre el piso de mármol.
Ambos se voltearon para toparse con la bella imagen de un hombre alto, de cabello largo y erizado de un tono azul brillante, y sus ojos azules eran inundados por un destello de asombro.
- ¡¿Cómo te atreves a traer a una persona como este joven a esta habitación?! – Le grita mientras se dirigía hasta Shaka quien algo temeroso se aleja de su cuñado, ya que siempre le pegaba cuando estaban los dos a solas.
En eso Aioria reacciona antes de tiempo, colocándose entre medio de aquel hombre y de Shaka – A mí no me molesta entrar a las casas de mis amigos, y menos observar las cocinas de sus casas, sabiendo que la mía esta en peores condiciones que esta – El hombre de cabellos azules se tranquiliza ya que ver aquel joven en su casa y más al lado de su cuñado, sin embargo, Shaka parecía estar algo confundido al ver como Aioria intervenía y lo peor, era que no sabía que decir al respecto.
- Eres un joven astuto, Aioria León, porque no sé qué hubiera ocurrido con aquel chico – Hizo una seña a un Shaka bastante atemorizado al sentir como la mirada de pocos amigos de su cuñado estaba posada en su persona.
Por otro lado, Aioria deja salir una risita de nervios, ya que ver a uno de los tíos de los gemelos Stoltidis – Señor, Deuteros Stoltidis, estoy encontra a la explotación infantil y más de los adolescentes, usted no tiene derecho a darle una paliza y menos insultarle, porque él es una persona como usted y tiene los mismos derechos que usted – Deuteros frunce su seño bastante irritado para después darle la espalda aquellos chicos y marcharse de allí sin decir nada al respecto.
- Po… Po… ¿Por qué hiciste eso? – Le pregunta todavía con el miedo a flor de piel, pero ver como Aioria lo estaba defendiendo, era algo que necesitaba una explicación.
- Lo hice porque no soporto que te molestes y te agredan de esta forma – Le contesta sin más, hasta que nota lo que acababa de hacer – “No me lo creo… ¿Esto es lo que siento? ¿Este sentimiento, es verdadero?” – Por otra parte, Shaka se conmueve al escuchar aquellas palabras, para después calmarse por completo.
- Te lo agradezco mucho, Aioria – Le dice para posteriormente guardar las cosas que compro en el lugar que corresponden.
El joven de cabellos castaños claros sonríe alegre al escuchar por fin un “Gracias” por parte de Shaka. – No tienes que agradecerme nada – Al decir aquello mientras se acerca ve como Shaka le coloca una escoba en sus manos y al ver el objeto de limpieza lo mira algo extrañado - ¿Qué se supone que hace esta cosa? – Le pregunta pero la única respuesta que recibe era la mirada de fastidio y de incredulidad de la persona que estaba comenzando a experimentar un extraño sentimiento.
Deja salir un suspiro y para después maldecir en voz baja a aquel ser tan incompetente, se voltea para comenzar a limpiar la vajilla – Es una escoba y con ella deberás barrer la cocina – Al decir aquello siente como el objeto era depositado en su lugar, al girarse se topa con la imagen de un Aioria bastante sucio y feliz, abre sus ojos enormemente por la sorpresa que se llevó – Co… Co… Co… ¿Cómo lo hiciste? – En eso escucha la risa de diversión por parte de Aioria, quien se reía a pierna suelta.
- Jajajaja, oye sabes que soy un vampiro y es lógico que mis habilidades sobrenaturales me permiten hacer las tareas a menor tiempo, con tan solo usar ultra velocidad – En eso escucha como la llave del grifo se cierra y lo peor era que Shaka lo agarro de la oreja - ¡¿Qué haces?! ¡Me estas lastimando! – Le grita mientras trataba de zafarse del agarre.
Teniendo aquel chico que tanto lo irritaba de la oreja, lo lleva rumbo al lugar donde están las cosas de limpieza para así mostrarle algo – Ya que te haces el listillo conmigo, tomaras las cosas de la limpieza, limpiaras a velocidad normal de los seres humanos y me ayudas a limpiar toda la casa, pero con una condición - Al ver que lo había soltado de la oreja, presta atención ante lo que iba a decirle a continuación, ya que su “intuición” le decía que le iba a gustar mucho la apuesta – Al terminar de limpiar y que yo me dé un baño, salimos a dar una vuelta – Aioria asiente a su propuesta algo que le extraño muchísimo a Shaka, para después percatarse que había cometido la peor estupidez del día y era ser él quien invito a salir al chico más popular de su salón.
- “¡Lo sabía! Agradezco al padre tiempo, de que no haya sido yo quien lo invitara a salir, pero… La próxima vez que algo parecido a esto que ocurra, lo invito a salir fuera del pueblo” ¡Lo tienes asegurado! Primor – Ver la reacción de Shaka lo había emocionado muchísimo. No obstante, para nuestro chico de cabellos largos y rubios, de mirada cielo, aquello fue la peor decisión sabiendo que a partir de ese mismo día estaría condenado.