Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mío por PrincessIce

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad e Masami Kurumada y solo los tomé prestados para darle vida a esta pequeña historia.

Largas zancadas marcan su andar alrededor del parque, tratando de sacar de su mente todo lo que le atormenta. La ropa deportiva se ciñe a su estético cuerpo, algo que para Degel no es evidente, se siente poco deseable, insípido y viejo. Su marido se había aburrido de él, aunque seguía jurando que había sido un error, sin embargo, los mensajes de texto eran claros “Me excita ese aroma a rosas de tu piel”.


¿en qué momento dejó de ser atractivo para Kardia?, se preguntaba una y otra vez. La respuesta era, desde que los viajes a Kalamata fueron muy necesarios para cerrar tratos de la empresa. Si y donde el sensual Albafica encargado de la firma en aquella ciudad, cerraba los tratos abriendole las piernas a su esposo.


Detuvo su trote y sacó los audífonos de sus orejas, llevando las manos a su bello rostro, ya estaba frente a su casa y no podía su hijo verlo con esa expresión. Tomó aire y con su mejor sonrisa fingida entró por la puerta trasera –Hola amor – Saludó a su hermoso hijo de 17 años quien miraba la televisión.


–Papá, qué bueno que llegaste, llamó mi padre… quiere venir a cenar por mi cumpleaños – Camus lucía muy animado, no perdía las esperanzas que sus padres tuviesen una reconciliación y todo volviera a la normalidad, hacía un año que estaban separados.


–Bien, prepararé todo – respondió el peliverde en tono seco, su hijo nota la tensión en su padre.


Como se acordó, por la noche los tres se encontraban cenando como antaño, Degel trataba de sobrellevar la situación por Camus. Kardia no le quitaba el ojo de encima a su esposo, mentira que fuera un viejo, aun era deseable y joven a pesar de tener un chico de 17 años, muy joven lo había embarazado, para ser exactos a los 16 años cuando este todavía era un adolescente. En cambio Kardia apenas se incorporaba al mundo profesionista a la edad de 23 años, por supuesto que apoyó a su joven esposo a continuar sus estudios hasta graduarse como licenciado en literatura, su más grande pasión.


Y ahí estaban el aún matrimonio de 34 años y 41 años, festejando el cumpleaños de su único hijo.¿Por Qué nunca tuvieron más hijos?, Camus había heredado por parte de los Antares una extraña enfermedad en sus vasos sanguíneos, dedicándose al cuidado de su pequeño hijo, no quisieron arriesgarse a que se repitiera la enfermedad.


La torta preparada por las propias manos de Degel fue cortada con Camus.


–Hijo te traje un regalo– Kardia entregó una pequeña caja forrada con papel con decoraciones de copos de nieve.


No esperó el muchacho mucho tiempo para rasgar la envoltura y ver la magnífica portátil última generación que le obsequiaba su padre. Degel solo suspiro acomodando sus gafas –No habrá poder humano que lo vaya despegar de ese aparato – Lo dice en forma de broma.


–No exageres hombre – Ríe bajito Kardia apresando la mano de su exesposo quien nervioso la aparta– La próxima semana me gustaría que fuéramos acampar los tres como antes, así aprovechamos los últimos días de vacaciones ¿Qué te parece Deggie?–


Una punzada en el pecho atacó al peliverde, no estaba enfermo ni nada parecido, pero que lo llamara así lo embargaba de nostalgia, tenía años de no escuchar ese diminutivo, desde que su matrimonio se enfrió.


–Estoy terminando de darle detalles a mi planeación del nuevo curso, es mejor que ustedes dos comparten ese tiempo juntos – se excusó con el trabajo del colegio para no sentirse tan presionado por Kardia que no quitaba el dedo del renglón para ser perdonado.


A la siguiente mañana Degel discutía tranquilamente con Camus para que lo acompañe a hacer algunas compras, quien los viera los confundiría con dos hermanos. –Anda apurate y después qué te parece que vamos al cine – su hijo se aburría ir de compras con su padre pues éste revisaba hasta el mínimo detalle de los productos en las etiquetas que a veces sentía rayaba en lo exagerado.


–Bien, ya no se diga más –responde el menor a la espera que su papá levante el portón de la cochera con el control, más este parecía atascado.


–¡Rayos!, volvió averiarse – El mayor se coloca agachado hasta donde se había logrado alzar el portón –Trepa al cofre y jala la correa –indica mientras vuelve a la misma posición dejando ver su hermoso y bien formado trasero que era captado por alguien más en el patio, de pronto unos fuertes brazos aparecieron en auxilio ayudando a empujar hasta que este subió por completo.


–¡Oh muchas gracias por tu ayuda!– Degel le sonrió como un bello ángel.


–No es nada… Soy Milo y soy su vecino – Saluda amigablemente al peliverde y después a Camus.


–Así que acá andas Milo – Empujando su silla de ruedas llega el vecino de junto, un anciano llamado Mitsumasa Kido. –Señor Antares él es mi sobrino, se va quedar a vivir conmigo, va cuidarme después de mi operación de cataratas – Explica su repentina aparición en el vecindario, el viejo Kido acababa de recibir la repentina visita de su sobrino nieto, después de que este acababa de perder a sus padres, tenía años de no saber del  hijo de su sobrina Saori, que sinceramente no podía recordar su rostro, nombre o sexo, además que ya tenía un tiempo que había perdido la vista y era cuidado por personal de enfermería que contrataba su familia.


–Si y la próxima semana estaré ingresando al instituto Santuario – Se apresura a decir el amigable Milo.


–¿Enserio?, Yo estudio ahí y papá es profesor… ¿Qué edad tienes Milo?– Pregunta curioso para saber si coinciden en alguna clase.


–Tengo 19 años y será un placer tener a gente conocida en la nueva escuela– Milo no desaprovecha en escanear una vez más al suculento vecino.


–Muy bien, aunque dudo que le interese mucho tomar clases de Literatura clásica – Se incorpora burlón un recién llegado Manigoldo, que juzgó al muchacho por esa apariencia atlética y era obvio que la clase de gimnasio iba ser su favorita en lugar de sumergirse en aburridos libros como siempre decían los chicos de su edad.


–Se equivoca, amo los libros clásicos como la ilíada – Le guiña el ojo pícaro.


–¿Que tal salió otro intelectual?... Manigoldo DiCancro y seré tu subdirector académico – palmea el hombro del menor.


–¿Cómo me dijiste que te llamas?– Se dirige a Camus.


–Camus – contesta tranquilamente, su padre estaba ya enfrascado en una plática con su mejor amigo y hablaban de ir a tomar el café.


–Yo sé arreglar esas cosas, si quieres te enseño – Señala el mecanismo averiado del portón.


–¿puedo papá?– Degel sonriendo asiente dejándole dinero para que compre las refacciones necesarias antes de partir con Mani.


Los menores se encaminaron a la ferretería del vecindario, encontrando el material necesario que aconseja Milo comprar, pero justo al ir a la caja a pagar, Camus se congela al ver en el mostrador a su bello pelirrojo.


–Dioses Milo… ayúdame, ten el dinero y pagalo tu –casi le avienta las cosas colocándose de espaldas para que no lo vea.


–¿Sucede algo Camie?– Arruga el entrecejo y mira lo lindo del chico que está al fondo.


–Es SURT, me pongo nervioso… es el chico más hermoso de la escuela– Estaba rojo como tomate en ese instante.


–No lo haré –Sonríe burlón –Lo harás tú y no va pasar nada… anda yo te acompaño– Casi a empujones lo lleva, y cómo fue… todo nervioso saluda a su amor platónico.


– Hola Surt mucho gusto, Milo y soy vecino de Camus – El pelirrojo dejó su rostro de confusión y sonrió a ambos chicos, hasta que de pronto fueron interrumpidos por la llegada de Alessio, Shura y Erik en sus patinetas.


El italiano con cara de mafioso se acercó al ver a Camus – Miren nada más es vomineitor en persona – era el chico más trolero de la escuela y que apodaban DeathMask, a los pocos segundos se le agregaron sus inseparables, el pelinegro Shura que no dejaba de reírse de lo que dice Alessio y el glamuroso Erik quien agitaba su cabello como diva haciendo gestos de asco hacia Camus.


–Ya Death, Shura, Afrodita váyanse, no quiero problemas en el local de papá… ya no tarda – podía notar lo afligido de su amigo Camus que sólo desvía el rostro, mientras Milo les dedicó una mirada asesina.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).