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Eisoptrofobia por LadyVoldie

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Notas del capitulo: Primero pensé un título, luego escribí la historia.
Es Shonen Ai, así que si lo que buscáis es yaoi o lemon, aquí no encontraréis. Algo dramático y filosófico.

Título: Eisoptrofobia

Autor: LadyVoldie


Advertencias: Ninguna importante. Línea discontinua del tiempo.

Notas de la autora:

He aquí el resultado de empezar un fanfic por el título, primero escogí un título y luego escribí la historia intentando mantener la idea principal… cosa que pocas veces logro, y este fic no rompe la costumbre.

Lo divido en dos porque temo que sea muy pesado al principio, y por eso separo un poco la parte psicológica a la física, pero la idea es que sea un One-shot.

Últimamente me estoy viciando a esta pareja =D así que se lo dedico a todos los que la adoren o que les guste.

Y como otros fics míos, mucha cabeza poca acción, así que se queda en Shonen Ai, lo siento… algún día haré un yaoi a toda regla xD sorry.



Eisoptrofobia


Me mira y sonríe.

No me inmuto, sigo observando sus movimientos, quieto, en la pared.

“¿Qué miras?”

No respondo, sigo observando, pensando.

Poco a poco frunce el ceño y una arruga aparece en su frente.

Tan rápida como vino se va, dejando de nuevo esa pálida cara con ojos escarlatas que relucen en la oscura habitación, tan irreal.

Ya, cansado de mi fijo estudio en su persona, retrocede y se deja caer con carisma en la butaca a sus espaldas, soltando un murmuro in entendible le imito, retrocediendo y sentándome.

Frente a él.

Hoy entré en la sala y decidí estudiar atentamente ese rostro que tanto aparece en mis sueños, apenas dejándome dormir tranquilo.

“Mirando tan detenidamente durante horas no podrás captar mis puntos débiles”, dice por lo bajo, apenas moviendo los labios.

Deja ir una pequeña sonrisa llena de picardía y malicia.

Ambos frente a frente, sentados cómodamente con los codos sobre las rodillas.

Un rostro serio e ilegible, otro sonriente y falso.

Un corazón latiente con fuerza, el otro apenas un golpeteo sordo e irreal, no más que una ilusión.


Y es cuando presto atención a su rostro, delicado y anguloso, firme en su sitio y con total personalidad, que la frustración llega a mis oídos conduciendo pensamientos irracionales.

Tan irreal, y tan real al mismo tiempo. Tan fantástico y tan atroz.

Lo mismo de siempre. Un sueño con los ojos abiertos. Una dimensión diferente al otro lado de mis ojos, con una puerta mis párpados, construidos por miles y miles de imágenes que retener, y pocas que mantener.
En un rápido movimiento salto sobre mis piernas y me dirijo a la salida.



Su voz me grita a mis espaldas.

“¿Huyes, Potter?”

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Huir. Huir y huir.

Siempre salir corriendo. Siempre dar la espalda a la tentación. A la mirada que te promete, que te regala y ofrece.

Poder. Posesión. Eternidad. Fantasía.

Realidad.

Promesas de verdad, de historias verdaderas que se contarán a los hijos cuando se van a dormir.

Relatos de un niño que fue marcado por su antagonista. Que creció al fin en la base de un tablero de ajedrez, siendo movido y sin moverse, porque la torre, la pared, no le dejaba avanzar. Y que se convirtió en caballo para saltar y ser libre, destruir a la torre, y encontrar una reina.

Luego vería a la reina, hermosa e impotente sobre su pedestal. Con ojos cargados de sabiduría y singularidad. No más mundos felices, no más días pacíficos que contar poco a poco. Sólo libertad, de elegir, lo mejor para ti, y lo adecuado para los demás.

Entonces el caballo sería engullido por la reina negra. La oscuridad, el conjunto de todas las cosas.


Sí, huir de la reina es lo que hacía, porque el rey es poderoso, pero débil.

Huir de la realidad, ¿verdad? Porque siempre es dolorosa.

¿No es mejor la ficción? Un hogar pacífico donde tu mente puede descansar sobre un cojín de plumas, tus manos sostener un libro y tus ojos contemplar maravillas.

Una nube que sube y sube, que a cada paso más arriba sube. Lo peligroso es despertarse, y caer dolorosamente en la tierra y llorar.


A veces pensaba en ello. No quería un camino a la tranquilidad, sino uno a la libertad.

Y la libertad se consigue con las manos, manos desocupadas en otras tareas.

De eso huía cada noche, cada vez que salía por esa puerta dejando la verdad cerrada bajo llave.

Y se sentía bien. Se acostaba sobre su lecho y volvía a dormir.

Se despertaba de nuevo, llevado por gritos de angustia y de muerte. Con una capa de sudor y lágrimas de impotencia piel abajo.

Y lloraba. Porque había caído de la nube de un golpe súbito.

“¡No te dejes llevar!” decía ese golpe “¡No te dejes engañar!” “Elige por tu corazón.” le susurraban miles de voces.


Se levanta y dice:

.- Quiero hablar con la verdad. Con esa parte de mí que sabe y que me entiende.

Y de nuevo se dirige a la habitación contigua y cierra la puerta tras él.

“Te tenemos aquí de nuevo, que extraño. Y dime, ¿cuándo me dejarás salir?”

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Pasaban los días y Harry seguía sumiéndose en su cabeza pensando en todo y en nada a la vez.

Tras las clases se iba con sus compañeros a pasar el tiempo, estudiar, hacer tareas, comer… Por la noche salía de la habitación para dirigirse a su refugio.

Entonces una voz le saludaba, siempre puntual cuando entraba.

“Buenas noches, Harry. ¿Hoy me dejarás salir?”

Siempre lo mismo.

La misma pregunta indecorosa, sarcástica y llena de burla.

Pero esta vez algo se removió dentro de Harry.

Esta vez dirigió su mirada a los ojos del contrario, mientras aguantaba la mirada con temor.

Miró el reflejo en ese espejo que colgaba de la pared, ocupando una gran parte de ésta.

El espejo le devolvía la imagen de un hombre como él. Un rostro anguloso, algo mayor que el suyo. Unos labios sarcásticos y pálidos. Cabellos oscuros y dejados, pero bien colocados.

Y unos ojos rojos sangre, que emanaban una oscuridad atrayente e hipnotizante.

Su espejo. Su reflejo.

Su magia.

Levantó el puño y golpeó la superficie helada hasta desquebrajarla.

“Así no lograrás nada, Harry.” Un montón de voces, con igual número de rostros iguales.

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Flash-Back

Había visto un libro en una tienda de Hogsmeade. No lo había comprado, pues era un libro “casi” prohibido, pero sí lo había hojeado.

Y con sólo una hojeada en esa página en concreto, había logrado entender el funcionamiento de los “horcrux”.

Sabía que era magia oscura, que se necesitaba mucho poder, y que poca cosa conseguiría en Hogwarts.

Aún así fuera de las barreras no corría peligro.

Solamente había pedido prestada sin permiso la varita a un ciudadano despistado.

El resto no tenía importancia.

Había vuelto a Hogwarts con un nuevo espejo bajo el bolsillo.

Esa misma noche, a escondidas se había escabullido a otra sala de la torre y había sacado el espejo.

Sólo dos palabras:

“¿Qué demonios…?”

El reflejo no era su reflejo.

El espejo no era un espejo.

Es espejo ya no era un elemento de realidad, ya no era el otro lado, ni siquiera reflejaba la realidad al revés.

“Soy tu magia, Harry” le había hablado el falso reflejo “Así que reflejo tu magia, no tu figura.”

Entonces algo había empezado a cambiar.

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Una noche Harry le preguntó a su Horcrux:

“Tu eres mi magia, contienes una parte de mi alma. Entonces eres real. Pero… ¿él sabe que existes?”

El reflejo le había respondido.

“Yo soy tu magia, y tu magia contiene parte de la suya, así que también soy él. Y él sabe que parte de su magia y vida ha vuelto a tomar forma. Yo soy Tom y soy Harry.”

Entonces él también sabía que era Harry quien había creado el Horcrux.

Sólo Harry tenía mezcla de magia con Tom. ¿No?

“¿Entonces él también te ve? ¿Me está viendo?”

“No, yo soy parte de él, pero no soy el auténtico, así que sólo nos une esa pequeña porción de magia.”

Harry había sonreído.

“Entonces eres mío. Un Tom para mí.”

El Tom del espejo también había sonreído, contra la sonrisa de Harry.

“Pero yo soy el espejo, no el reflejo. Así que el reflejo es una causa de mi existencia, no un extra gratuito. Entonces yo soy tu, soy tu reflejo. Soy real.”


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Ya estaba asegurado que el Horcrux contenía parte de la magia de Tom Riddle.

Pero lo que ha Harry había empezado a dar temor, era el hecho de que su propio reflejo fuese Tom.

“Yo no soy Tom.”


Pero el reflejo no le decía lo mismo.

“Yo no soy como Tom.”

Y el espejo seguía sin estar de acuerdo.

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Sin embargo, había empezado a obsesionarse con su propio Horcrux.

Por las noches conversaban.

Tom sabía muchas cosas y le explicaba gran parte de ellas.

Había aprendido mucho. Y ahora sabía muchas historias, realidades, estudios y filosofías.

Un día el reflejo le pidió si le interesaba sacarlo del espejo y crear una figura real.

“Podría estar siempre contigo. A tu lado. Estaríamos juntos, lucharíamos juntos por tus deseos. Yo siempre estaría de acuerdo contigo.”

Harry había notado un nudo en la gola.

¿Sería capaz de hacer eso?

¿Se atrevería a dar forma a un nuevo Tom Riddle, sólo porqué lo amaba?

Sí, lo amaba.

Había empezado a sentirse atraído por lo que el reflejo representaba.

Era su corazón, era su magia.


Era la atracción a la oscuridad, hacia lo prohibido y lo doloroso.

Hacia el conocimiento.

Era la tentación con una sonrisa en el rostro.


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Se había negado.

Porque Harry no pensaba en sí mismo. Estaba encerrado en Hogwarts y no podía pensar en su vida. Otros aspectos externos hacían que su personalidad no aceptara el egoísmo.

Porque debía luchar por la vida de los demás, ellos confiaban en él, y Harry no debía defraudarlos.

No podía dejar la vida de muchos a tientas de la suerte. No cuando podía evitarlo.

Y Tom no le ayudaría.


End Flash-Back

Continua


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