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YOU GIVE ME FEVER por Adid

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Notas del fanfic:

Hola caritas de bola >u

Notas del capitulo:

Advertencias:

  • Universo alterno 
  • Crisis existenciales 
  • Algo de violencia e intento de violacion en proximos caps. 


Gravity Falls pertenece a Disney, especialmente a su autor Alex Hirsch, el siguiente escrito es solo con fines recreativos

 

Dedicado a los fans del StanBill >u< 

Dio un trago a su bebida sintiendo como el líquido atravesaba su tracto dejando una sensación de ardor a su paso, provocándole una ligera mueca ante el sabor amargo. El humo de los cigarrillos llenaba el caldeado ambiente que lo rodeaba. Apoyó su vaso ahora vacío sobre la mesa mientras se recargaba perezosamente sobre su asiento. Una cancioncilla lenta y pegajosa comenzó a sonar desde la rockola  que se encontraba al fondo del pub.


Never know how much I love you…


Never know how much I care …


But when you put your arms around me…


I get a fever that’s so hard to bear


Stanley resopló observando cómo las parejas que se encontraban en la pista de baile  juntaban más sus cuerpos y los movían al ritmo de la pegajosa música. 


You give me fiver ….


Desde donde se encontraba alcanzó a ver a su hermano Ford tratando de seguir el ritmo con movimientos torpes. Su amigo Fiddleford muy cerca de él, tratando de seguirlo con la misma torpeza y nerviosismo.  Sin embargo los dos sonreían como dos tontos, riendo cada vez que el otro estaba a punto de tropezar. Stanley también sonrió, era bueno ver a su hermano tan contento sin que estuviera encerrado entre murallas de gruesos y aburridos libros. Ese par de nerds podían llegar a ser adorables sin proponérselo.


Una vez que una camarera había pasado cerca de su mesa y llenado de nuevo su vaso se había apresurado a dar otro largo trago, sintiendo como de a poco todo comenzaba a dar vueltas, el alcohol comenzando a hacer su trabajo en su sistema.


La vida adulta no era ni por asomo cómo se lo había imaginado, es decir dónde estaban las aventuras y las nenas y todos los tesoros que  para ese entonces ya debían de tener a montones.  En vez de eso estaba ahí, con un empleo mal pagado mientras su hermano se rebanaba los sesos en sus clases en la universidad.


Después de accidentalmente romper el proyecto de ciencias de Ford quitándole la oportunidad de ir a la universidad de sus sueños, y de que su padre lo hubiera echado de casa, pensó que había perdido a su hermano para siempre. Había decidido no regresar a casa hasta hacer una fortuna que dejara a su padre con la boca abierta de la impresión, pero apenas unas semanas solo en las calles habían sido suficientes para darse cuenta que no sería una tarea fácil, si no es que siquiera posible.


Sin embargo apenas unos meses después Stanford lo había buscado, sin duda seguía enojado por haber perdido su oportunidad de oro, sin embargo una vez que se había calmado un poco había estado dispuesto a escucharlo, aceptando que lo que pasó fue un accidente y que no estaba dispuesto a perder a su hermano (su único y mejor amigo de toda la vida) por algo como eso.   


Una vez que Ford había entrado a la universidad, a una mucho menos prestigiosa de la que él deseaba pero en la que estaba seguro que podría triunfar de cualquier modo gracias a su esfuerzo y su intelecto, le había sugerido irse a vivir juntos a un pequeño departamento cerca del campus. No era el bote en medio del océano en el que podrían tener un sinfín de aventuras, como lo habían soñado, pero al menos estarían juntos y ambos podrían buscar desde ahí la realización que como adultos, que apenas comenzaban a conocer el mundo, buscaban.


Y la verdad es que las cosas no iban tan mal, o al menos no todo lo mal que podrían haber ido de haber seguido solo por las calles, en las cuales no dudaba que incluso habría llegado a caer en la delincuencia o cosas peores. Sin embargo no podía evitar asustarse al darse cuenta de que no tenía la más mínima idea de que rumbo tomaría su vida.


A Stanford le estaba yendo muy bien en la universidad, sus calificaciones eran impecables y sin duda causaba una muy buena impresión a sus maestros, aunque eso implicaba que tenía que quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada estudiando.  Ahí había conocido a Fiddleford, un compañero de clases tan nerd como él. Habían congeniado casi al instante, y a pesar de que Ford siempre que conocía a alguien nuevo temía mostrar sus manos por temor de que alguien se burlara de su defecto, Fiddleford solo había comentado que lo encontraba fascinante una vez que se enteró. Y aunque en un principio Stanley había estado un poco celoso de compartir a su hermano, la verdad es que lo alegró de que Ford hubiera encontrado a un amigo.


Stanley sin embargo, quería pensar que podría irle mejor. En un trabajo donde lo explotaban y no le pagaban lo que merecía, a pesar de que gracias a sus ideas las ventas se habían incrementado considerablemente en los últimos meses, para él no había sido otorgado ningún merito, al contrario eso solo significó para él más trabajo. No podía dejarlo porque era lo único que tenía en ese momento. Si tan solo tuviera los recursos para comenzar su propio negocio, sin embargo sus ahorros aún no eran suficientes, de hecho estaban bastante lejos de serlo.


Y después estaba Carla, su preciosa Carla que lo había dejado por un hippie que se creía músico. Había intentado recuperarla, pero la chica no había hecho otra cosa más que ignorar sus llamadas y regresar todas las flores que le había mandado. ¿Por qué tenía tan mala suerte con las chicas? No podía entenderlo. Y todas sus preocupaciones lo habían tenido en una especie de depresión en los últimos días.


Es por esta razón por la que Ford había sugerido que salieran esa noche, para despejarse, después de todo su última semana de exámenes acababa de terminar. Todos necesitaban relajarse un poco y que mejor noche que esa. Tomó una respiración profunda tratando de relajarse, de nada servía preocuparse y no quería arruinarle la noche a su hermano, sobre todo al ver que se la pasaba tan bien. Sus dedos tamborileando al ritmo de la cancioncita pegajosa que aún no terminaba                


De pronto sintió un par de manos sujetarlo por los hombros al tiempo que un pecho se apoyaba sobre su espalda, causándole un respingo que apenas notó ya que quien fuera que se había inclinado sobre él había acercado su boca hacia su oreja susurrando directamente contra su oído.


Fever in the morning… A fever all trough the night


Coreó la última parte de la canción con un tono quedo y grueso. Stanley se estremeció de pies a cabeza llevando una mano hacía su oreja con un movimiento brusco.


-¡Maldita sea! ¡Cipher!


Una risa juguetona a la que llevaba ya un tiempo de conocer, y que le seguía pareciendo molesta, se escucho detrás de él. El sujeto ahora lo abrazaba desde la espalda.


-¡Vaya, vaya! Y yo que no estaba seguro de entrar a este pub. Pero si es el mismísimo Stanley Pines en persona, debe ser mi noche de suerte.


-Cipher, te lo advierto, más te vale que me sueltes si no quieres que te muela a golpes.


-¡Hey! No hay porque ponerse tan rudo. ¿Qué tal un besito?


-¡Cipher!


-Ok. Tranquilo.


Finalmente lo soltó, levantando las manos en son de paz. Sin embargo se apresuró a tomar asiento en el lugar a su lado, acercándose peligrosamente e invadiendo su espacio personal, colocó su brazo sobre el respaldo del asiento de Stan,  y se inclinó sobre él, sus rostros casi tocándose.


-¿Al menos me aceptarás un trago cierto? Hey, linda, otra ronda- Hizo una señal hacia una de las camareras que pasaban la cual se apresuró a tomar su orden con un ligero rubor en sus mejillas.


Stanley hizo todo lo posible por ignorarlo, lo cual era poco ya que el sujeto estaba prácticamente sobre él, sin embargo por desgracia no era la primera vez que sufría un asalto de ese tipo de parte del hombre a su lado , por lo que estaba casi acostumbrado.


Su nombre era Bill Cipher, un sujeto que a su parecer estaba completamente chiflado. Estudiaba en la misma universidad que Stanford y Fiddleford, sin embargo llevaba uno o dos cursos más avanzado que ellos.  Era un chico rubio y extravagante, de piel bronceada y cabello corto un poco  ondulado. Sus ropas, que a simple vista se notaba que no eran nada baratas siempre debían incluir una prenda de color amarillo, además de insistir en llevar siempre guantes negros y un sobrero de copa también negro, a veces incluso se le veía usando un bastón a juego. Sin duda era uno de esos niños ricos extravagantes. Por si eso fuera poco, en palabras del mismo Ford, el sujeto era una especie de genio. Incluso más que su hermano, quien tenía que dedicar mucho tiempo y esfuerzo para sacar las notas excelentes que adornaban su expediente académico. Sin embargo Bill no pareciera que necesitara estudiar siquiera, muchas veces ni quiera acudía a las clases, sin embargo sus calificaciones eran perfectas y sus proyectos siempre recibían honores.


Ni Stan ni Ford tenían idea de qué hacia un sujeto como él estudiando en Decima Opción, sin duda con su intelecto y su dinero no habría tenido ningún problema en entrar en alguna universidad prestigiosa como la Técnica de la Costa Oeste. Y sin embargo ahí estaba. Stanford y Fiddleford habían trabajado con él en algunos proyectos pudiendo de esa forma comprobar su habilidad e intelecto, aunque ellos mismos confesaban que muchas veces el chico los ponía nerviosos con sus ideas tan brillantes como extravagantes.


No pocas chicas, e incluso algún que otro chico suspiraban por él, después de todo era un chico apuesto, al parecer rico, súper inteligente y con un aura de misterio que sin duda resultaría irresistible para muchos, sin embargo Bill nunca había mostrado interés por nadie. Hasta ahora. Desde que había conocido a Stanley por alguna razón que los Pines desconocían, había desarrollado una especie de obsesión por él. Y no desperdiciaba ocasión para acosarlo, cosa que sacaba a Stanley de sus casillas.


-¡Brindemos! ¡Por más encuentros casuales!


Bill levantó su vaso ahora lleno para chocarlo contra el de Stan, sin embargo este se mantenía estático con los brazos cruzados y la vista al frente, aún en su intento de hacer de cuenta que el rubio no estaba ahí, al ver esto el muchacho solo amplió su sonrisa golpeando su vaso contra el de Stan que seguía lleno sobre la mesa.


-¿No vas a beber, amor?


-¡No quiero nada que venga de ti, y no me llames amor!


-Oh, y ¿cómo quieres que te llame? ¿Gatito?


Stan solo cerró los ojos, tratando de concentrarse en su respiración para no golpear al chico que estaba a su lado, negándose a contestar.


-¿Por qué no vamos a bailar un poco? ¿Qué te parece?


-No, gracias.


-Vamos, no seas así. O es que quieres que pasemos a algún lugar más… íntimo.


Una de las manos enguantadas de Bill se posó sobre su muslo y la deslizó hacia arriba, casi tocando su entrepierna.  De acuerdo esto era todo, Stan se volvió bruscamente hacia él con toda la intención de soltarle un puñetazo.


-¿Está todo bien?


La voz de su hermano lo interrumpió provocando que ambos voltearan hacia donde provenía la voz encontrándose a Ford y a Fid que se habían acercado a la mesa cuando notaron la persona que le hacía compañía a Stan, decidiendo intervenir de inmediato pues conocían las mañas de Bill, y si bien sabían que Stan era perfectamente capaz de cuidarse solo eso no impedía que lo apoyaran, especialmente si así podían evitar una pelea en medio del lugar.


-¡Ey!, seis dedos, cuatro ojos- Saludó Bill con un tono casual, como si saludara a dos viejos amigos, aún con el brazo sobre el respaldo del asiento de Stanley.


-Me sorprende verlos fuera de la biblioteca ¿no deberían estar estudiando o algo?


-La semana de exámenes terminó Bill- Contestó Fiddleford con el seño fruncido.


-Oh ¿de verdad? Bueno tendré que esperar entonces hasta los extraordinarios             para sacar una nota perfecta como siempre.


-¿Tú qué haces aquí Bill? No sabía que frecuentaras estos lugares.-


-Hay muchas cosas de mí que no sabes, Fordsie.


-Sí bueno, hay algo de mí que tú deberías saber. Deja en paz a mi hermano si sabes lo que te conviene.


-¿No crees que ya está  grande como para necesitar una niñera?


Ford estuvo a punto de lanzarse sobre el rubio por encima de la mesa, pero fue detenido por Fiddleford quien lo sostuvo del pecho.


-Stanford, por favor. –Esta vez fue Stan el que habló, no quería que su hermano comenzara una pelea por su culpa.


-Sí Stanford, haznos un favor y piérdete.


-No Cipher, el que se pierde eres tú, no eres bienvenido en esta mesa.


-¡Ouch!- Bill se sujetó el pecho en un gesto teatral y exagerado como si hubiera sufrido una punzada en el corazón-


-De acuerdo, me voy. Pero no crean que se libraran de mí. Estaré vigilándolos, especialmente a ti Stan. Caballeros- Añadió inclinándose ligeramente hacía Staford y Fiddleford- No olviden comprar oro. Adiós.


Se levantó de la mesa y se dirigió hacia el fondo del pub, de inmediato un grupo de chicas lo rodeo mirándolo con ojos soñadores, Bill solo les sonrió y se fue con ellas hacia a la parte de atrás del lugar.


-Es que ese sujeto es dueño de una  joyería o algo así ¿por qué siempre dice eso?


-Ignóralo Fid, ¿están bien Stan?


Stan desvió la mirada ceñuda del punto donde había visto desaparecer a Bill dirigiendo su atención a su hermano.


-No te preocupes sixer, lo mejor es ignorarlo, como bien dices.


-Tienes razón, no hay porqué dejar  que nos arruine la velada.


-Por qué no vienes a bailar con nosotros Stan, has estado aquí sentado todo el rato. – Comentó Fiddleford con tono alegre, tratando de hacerlos olvidar el mal rato de hace un momento.


-jeje no gracias Fid, no me gusta hacer mal terció.- Comentó guiñándoles el ojo.


-N.. nosotros no. –


El comentario provocó que ambos chicos de lentes se sonrojaran hasta las orejas, lo cual a su vez provocó una risa por parte de Stan, de verdad eran adorables.


-Bueno, ya. Además creo que lo mejor será que me retire. Estoy cansado y creo que el alcohol comienza a hacer estragos en mí.


-Oh, si quieres podemos irnos ya a casa- Comentó su hermano pero no pudo disimular un ligero tono de decepción en la voz.


-De ninguna manera cerebrito. Ustedes se quedan a seguir disfrutando de la noche, se lo merecen después de tantas noches de aburrido estudio.


-Pero…


-No te preocupes, estaré bien. Es más, tomen. – Sacó las llaves de su coche del pantalón- Pueden usar mi auto para regresar a casa.


-¿Pero como piensas regresar tú entonces?


-Tomaré un taxi, o tal vez camine. Como dije parece que bebí un poco más de la cuenta y tal vez no sea buena idea que maneje. Sé que ustedes no tendrán ese problema con los buenos niños sabelotodo que son.


 -¿Seguro que podrás regresar solo a casa Stan?


-Si Fid, ya no se preocupen y vayan a seguir bailando. Estaré bien. – Se levantó de su asiento, sacó su billetera y extrajo uno de los pocos billetes que contenía y lo depositó sobre la mesa, eso alcanzaría para cubrir los tragos que tomó.


-Nos vemos más tarde entonces. Ten cuidado. – Comentó Ford a sus espaldas, tomando un sorbo de su propio trago antes de regresar junto con Fiddleford a la pista de baile.


Stan solo hizo un gesto vago con su mano para mostrar que lo había escuchado y se dirigió hacia la salida.


 


****~~~~****


 


(TBC...)


 

Notas finales:

Este es uno de los primeros stanbill que empece a escribir, (hace ya unos meses) la verdad es que lo hice para poder sacar algo que fuera bonito y romantico entre estos dos, al menos mi idea del romance XD (auque tarde un poco en llegar a ello). En ese entonces, cuando recien terminaba de ver la serie, quise pensar en un escenario donde las cosas les salieran bien para variar y la forma en que pense que podría hacer eso era dandoles una vida "normal", pero oh sorpresa la vida normal es todo menos facil XD 


Como sea espero que les haya gustado. Cuentenme qué les parecio >u<


Nos leemos pronto. Compren oro XD 


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