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YOU GIVE ME FEVER por Adid

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Notas del capitulo:

Hola creaturitas! XD 

Perdón, he estado un poco en las nubes los ultimos días y no he podido escribir mucho >//n//< Así que para compensar un poco les traigo este cap que ya tenía escrito y que porfin me digné a revisar y corregir. Aunque es un tanto más pequeño que el anterior. 

 

 

Advertencias: Este cap contiene un poco de violencia e intento de violación (presiento que no es lo que se imaginanan ¬u¬) así que cuidado con eso. 

 

Sin más aquí esta el cap.

 

El aire freso de la noche lo golpeó en cuanto salió del lugar, acariciando su piel que en contraste sintió caliente y pegajosa de sudor, cortesía del ambiente caluroso que invadía el local y el  alcohol que había ingerido. El cambio de ambiente provocó que aumentara la conciencia de la embriaguez presente en su cuerpo, aunque no en una manera que sintiera que debía preocuparle,  pues pensó que en cuanto comenzara a moverse lograría despejarse un poco.


Sopesó la posibilidad de tomar un taxi, pero la descartó, en primera porque no había ninguno a la vista en ese momento y en segunda porque consideró que entre menos dinero gastara mejor. Después de todo una de las razones por las que había decidido cederle su auto a su hermano y su amigo había sido porque consideró que una pequeña caminata le haría bien. El edificio donde se encontraba el departamento que compartía con Stanford se encontraba solo a unas cuantas cuadras de ahí de cualquier forma.


Una vez decidido emprendió su camino. La ciudad se mostraba tan tranquila a esas horas de la noche, tan silenciosa y pacífica, a excepción de los clubes que se encontraban apostados a todo lo largo de la avenida. No parecía la misma ciudad ruidosa y llena de gente que se mostraba durante el día.


Mientras caminaba no pudo evitar perderse en sus pensamientos. De nuevo todas sus preocupaciones llenando su cabeza como un enjambre. Su trabajo, sus padres, su vida… su Carla, pensar en ella aún era doloroso. Ni siquiera estaba seguro de que la razón fuera que aún la quería (o si lo había hecho de verdad alguna vez) o era simple cuestión de orgullo, de desilusión al darse cuenta que realmente no era espacial para nadie.  Y entre más pensaba más confundido y perdido se sentía.


Atravesaba un largo callejón, solitario y oscuro pero que sabía era un buen atajo que le permitiría llegar a su casa en menos tiempo, ahorrándole una larga, cansada e innecesaria vuelta a la manzana. Con la mirada gacha y las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta, tan perdido iba en sus pensamientos que no se percató que el callejón no estaba tan solo como creía.  No lo notó hasta que escuchó una voz desde las sombras.


-Oye niño, ¿a dónde vas tan solo?


Stan se tensó un poco ante el sonido inesperado, deteniendo su camino por un segundo. La voz sonaba ronca y algo pastosa, sin duda algún borracho o vagabundo que buscaba pleito. Él no tenía miedo, pero en ese momento no estaba como para peleas, sin darle mucha importancia se encogió de hombros y retomó su camino, no dispuesto a distraerse por tonterías.


-Hey, ¿no escuchas cuando te están hablando? Qué niño maleducado.


Ignorando las palabras del hombre, fuera quien fuera, siguió caminando, pero solo alcanzó a dar un par de pasos antes de sentir una mano grande y pesada cerrarse sobre su brazo, deteniendo su camino y haciéndolo girarse para encarar a la persona que le hablaba.


Era un hombre mayor, de al menos 40 años, de apariencia vulgar y algo de sobrepeso que su vestimenta, supuestamente fina, no lograba disimular. Vestía un largo y arrugado abrigo. Su aliento apestaba a tabaco y alcohol. Stan sintió un escalofrío recorrerlo, especialmente al encontrarlo de pronto tan cerca. La verdad es que lo había agarrado por sorpresa.


-¿Acaso te comió la lengua el ratón? – El hombre hablaba de manera lenta y entrecortada, visiblemente borracho hasta las orejas.


-Suélteme- Le espetó Stanley sin mostrar temor. ¡Lo único que le faltaba! ¡Tatar con un borracho!


-Oh, vamos. No seas tan seco. – El hombre acercó su horrenda y apestosa cara hasta casi tocar la suya. Stan notó que sus ojos no parecían enfocar bien, seguramente producto también del alcohol.


-Qué tal si me acompañas un rato y vamos por unos tragos.  Nos la pasaremos muy bien.


-No me interesa. – Stan intentaba soltarse del agarre del otro hombre pero la prensa sobre su brazo era muy fuerte.  Comenzó a forcejar, lo cual no le agradó al otro quien comenzó a molestarse.


-Vamos, solo un momento. Te aseguro que nos divertiremos. – Decía mientras acorralaba a Stan contra una de las sucias paredes del callejón.


-Ya dije que no. –


Stan trataba con más ganas de soltarse, pero no lo lograba. No lo entendía, él no era ningún debilucho. Alejarse de un borracho no debería ser tarea difícil. Pero el hombre era fuerte, grande y sus movimientos torpes solo lo volvían más pesado. Además de que  él mismo se encontraba también algo descoordinado por el alcohol que había ingerido.  Pronto el forcejeo se fue volviendo más violento. El hombre lo empujó bruscamente contra la pared, provocándole un golpe en la cabeza que solo lo descolocó más, aprovechando esto para pegarse contra él con todo su peso. Sujetaba sus brazos y con una de sus rodillas intentaba hacerse paso entre las piernas de Stan. Colocó un brazo sobre el cuello del muchacho y comenzó a apretar, cortándole la respiración.


-Déjeme en paz. – La voz de Stan comenzaba a sonar desesperada, sofocada bajo el peso que aplastaba su tráquea, y más aún cuando la húmeda y caliente lengua del hombre se deslizó sobre una de sus mejillas, provocándole un sonido del más puro asco.  Intentaba manotear pero la falta de aire comenzaba a marearlo.


 ¿Es que no podía tener más mala suerte? Su vida de verdad apestaba y parecía que cada día se empeñaba en ser peor.  Reunió todas las fuerzas que pudo para empujar lejos al hombre, pero era inútil.


De pronto se sintió súbitamente liberado del peso del otro cuerpo. Sin entender que es lo que estaba pasando solo le pareció ver un destello amarillo. Sin el peso del otro hombre sobre suyo terminó yendo a parar de rodillas al sucio piso, con la respiración pesada y difícil,  y un fuerte  dolor ahí donde el hombre lo estuvo sujetando.


-Me parece que mi amigo pidió que lo soltara.- Dijo con un tono calmo pero peligroso una voz que Stan reconoció al instante.


Bill Cipher había salido de quién sabe dónde. Se encontraba ahora de pie frente a Stan en una posición protectora, dándole la espalda mientras encaraba al hombre que se encontraba a menos de medio metro de ellos con la cara roja de ira.


-Niño, no te metas donde no te llaman. – Le espetó el hombre con visible enojo.  Parecía dispuesto a lanzase sobre él de un momento a otro.


-Yo me meto donde se me da la gana. Mejor lárgate si quieres salir completo de aquí. –


La voz de Bill sonaba fría pero extrañamente tranquila. Lo cual le confería un tono un tanto escalofriante. El hombre pareció notarlo también pero no se dejó amedrentar.


Stanley aún estaba arrodillado en el suelo, tratando de recobrar el aliento. Su pecho ardía con cada respiración. Desde su lugar pudo observar al hombre abalanzarse sobre el rubio con todo su peso, con claras intenciones de dañarlo. Pero los movimientos de Cipher fueron rápidos, concisos e incluso elegantes. Demostrando una agilidad que Stan no sabía que poseía. No es que el chico le pareciera un debilucho, pero no creyó que tuviera tal destreza siendo el niño  mimado y despreocupado que parecía que era.


De pronto el hombre sacó de entre sus ropas una navaja, grande y afilada. La apuntó hacia Bill con un gestó triunfal como esperando que el chico comenzara a correr en cuanto la viera. Sin embargo no fue así. Bill no se detuvo y su rápida reacción tomó por sorpresa a su contrincante. En lo que pareció menos que un parpadeo, Bill tenía al hombre sujeto contra la pared, con los brazos retorcidos tras su espalda con una sola mano, mientras con la otra sujetaba amenazante la navaja que había arrebatado al sujeto contra su cuello.  La expresión del hombre se tornó sorprendida y asustada al mismo tiempo.


Stan pudo ver por primera vez el rostro de Bill, que mostraba una expresión un tanto demencial mientras amenazaba al hombre con su propia arma. Una sonrisa psicópata adornaba su cara y sus ojos incluso parecían brillar en la oscuridad del lugar. Stan nunca lo había visto de esa forma, y mentiría al decir que no sintió un poco de miedo. Tragando pesadamente a través de su garganta adolorida.


-De acuerdo, tú ganas. – Dijo el hombre con un notorio tono de temor en la voz. Forcejeando, esperando que con esas palabras el otro lo dejara ir. Pero eso no ocurrió.


-Los cerdos como tú… – La voz de Bill sonaba incluso más siniestra que hace unos momentos. – …deberían ser destazados. – Clavó un poco más la navaja contra la piel del otro. Provocando que un hilillo de sangre brotara y se deslizara por la hoja afilada. - ¿Quieres ver tu sangre correr? ¿Uhmm?


Su voz se había vuelto melosa, casi como si le hablara a un niño pequeño. El hombre cerró los ojos lleno de terror, su cuerpo tembloroso y sudoroso. Stan comenzaba a asustarse de verdad. Bill no estaba hablando en serio ¿cierto? Haciendo un gran esfuerzo intentó recobrar la voz para detener aquello.


-B….Bill, ya basta…-carraspeó-…de-tente.


Ni siquiera pareció darse cuenta que había llamado a Bill por su nombre. Pero Bill sí que lo había notado. De hecho pareciera que había sido el sonido de su voz lo que había sacado al rubio de su trance. Quedándose estático por un momento, antes de finalmente soltar a su víctima y empujarla lejos.


-Lárgate.- Dijo con voz autoritaria.


No necesitó decirlo dos veces. El hombre comenzó a correr todo lo que daban sus pies aunque aún con movimientos torpes debido al susto y la borrachera, murmurando algo que a Stan le sonó como “…los locos…”, perdiéndose al doblar la esquina en cuanto salió del callejón.


Stan por fin respiró tranquilo. Con su mano aún sobando su adolorido pecho y garganta. De pronto se sintió mejor una vez que la situación de peligro había pasado, incluso le parecía que ahora podría ser capaz de hablar con mayor facilidad. Bill se había acercado a donde estaba y poniéndose en cuclillas para estar a su altura extendió su mano hacia él.


-¿Te encuentras bien?- Su voz tenía un ligero tono de preocupación.


Stan solo se le quedó mirando, perdido en los ojos de su, ahora, salvador. 


 


 


(TBC...)

Notas finales:

Ta-chán!!  Bill es un heroe!! XD alguien se esperaba eso?? jajaja XD

Y ahora? Lo habrá hecho de a gratis?? Stan se lanzará a los brazos de su salvador??

No se pierdan el proximo capitulo XD 

 

Ya en serio, espero que les haya gustado. Espero no tardar mucho en actualizar (tampoco mi otro fic StanBill). De cualquier forma esta historia no será muy larga, uno o a lo mucho dos caps más y ya 

Como siempre muchas gracias a mis amad@s lector@s. Ojala se animen a dejarme un rr. 

Besos >3<


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