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THE EVIL WITHIN por Huitzil

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Notas del fanfic:

 Bueno como siempre este fanfic no esta hecho con fines de lucro y nadie me pagaria por escribir de estos personajes que ademas no me pertenecen y blah blah...

Notas del capitulo:

Notas de la autora: >:v concha su madre con mi padre!!!! porque ya no me acuerdo mucho de los nombres de los lugares del videojuego? De todas maneras estoy muy feliz aun estoy alegre y saltando de gusto, toda orgasmeada por que saldrá TEW2, tendrán que disculpar, solo soy una niña rata matando los sueños de todos :,,,,v una linda y kawaii niña rata que ha jugado mucho y acaba de terminar el resident 7 , el out las uno y juega el dos >B) bitches

 

CAPITULO UNICO.               

El tipo era un loco en el hospital psiquiátrico de Bacon city y él el dueño de ese lugar, dueño del infierno donde le conoció.

                Estaba encerrado en uno de esos cuartos donde los limitaban, como en una cárcel de color blanco puro, y siniestro. Sus manos estaban lastimadas y atadas motivo de varios intentos de huida, quizá el más loco o el más idiota de todos y que en última instancia era lo mismo; el medicamento que le daban solo le servía para dormir, puesto que cuando se despertaba terminaba llorando solo en silencio o gritaba sobre teorías y motines secretos, pero sobre todo remarcaba la muerte de su hija y la desaparición de su esposa; las investigaciones decían que la primera había muerto en un incendio accidental y la segunda se sospechaba de su muerte a manos de ese hombre que fue su esposo pero estaba tan roto que no podía ir a la cárcel y termino en el manicomio propiedad de la familia Victoriano quienes experimentaban cruelmente con sus pacientes.

                El hijo menor de los Victorianos era quien llevaba el control del lugar después de la muerte de sus padres y su hermana Laura no le quedaba de otra que mantener el nombre de la familia en alto. Todos sabían que Rubén tenía un corazón cruel y despiadado, sin sentimientos, sin amor, sin remordimientos… Le gustaba abrirles la cabeza a los pacientes, escucharles gritar con un buen Franz Liszt de fondo y un bisturí en la mano derecha.

El único descendiente llevaba a cabo experimentos que atentaban contra la lessa humanidad ¿pero que importaba si tenía dinero? Además últimamente todos se morían muy rápido y quería experimentar con una persona fuerte no solo de físico sino también de mente su nuevo proyecto, y ya tenía a la vista al paciente ideal para ello Sebastián Castellanos. Como buen hombre de ciencia le gustaría admitir que tenía una enferma y retorcida inclinación a ese paciente para no realizar ningún tipo de experimento en él, pero las circunstancias lo demandaban así que cuando lo tuvo en esas celdas obscuras bajo su casa no pudo hacerle más que unos cuantos cortes superficiales en su cuerpo. Se enfadó tanto de no poder abrirle la cabeza o conectarle al STEM que tuvo un ataque de nervios, en su desespero y enojo le golpeo con tantas fuerzas y con tanto esmero que se quedó sin aire, rehilando tuvo que llamar a una enfermera que le ayudaba en sus labores con sus pacientes para que le atendiera. Aún estaba temblando cuando le vio cubierto de sangre e inmóvil, una turbación insólita le cubrió de solo pensar que podría estar muerto.

Se vio sus manos cubiertas de aquel bello líquido que tantas veces le habían provocado una magnifica y esplendorosa erección pero que ahora le causaba nauseas.

- Maldito hijo de puta, te matare cabron – le grito y salió enseguida dispuesto a no volver y nunca le había remordido tanto la conciencia como esa noche en la que no pudo dormir que solo resolvió por regresar. Bajó las escaleras a toda prisa, tenía que matarle con sus propias manos, estrangularle o romperle el cuello; o en el peor de los casos apuñalarlo en el corazón, no quería… ¡pero estaba tomándole cariño a ese sujeto! ¡debía matarle! Si le eliminaba todo lo que estaba sintiendo se desvanecería. Llego agitado a la celda contraria, le miro desde afuera, su vista tenía un tanto de felina ya que estaba acostumbrada a la obscuridad y la noche, tanto era su capacidad de hallar algo en una negrura espesa como si estuviera en plena luz del sol  y le vio dormido lleno de vendas, la respiración de Castellanos se encontraba agitada, murmuraba cosas  que no tenían nada de sentido, seguramente por causa de una fiebre,  una antorcha estaba prendida en el escritorio y dibujaba la silueta del paciente.

-¿Has venido a matarme?-  preguntó con voz ronca el sujeto sin moverse de su lugar – te he oído llegar estaré loco, pero no sordo, si vas a matarme hazlo de una puta vez – Ruvik no dijo nada, le vio moverse lentamente con trabajo y se sorprendió de lo cansado que se le veía. Castellanos tomo asiento y entrelazo los dedos de las manos sin dejarle de ver, esperando a que el rubio con cicatrices en la piel le matara, estaba cansado y sus ganas de vivir estaban  en el ataúd de su hija o en la maleta de Myra. - ¿Y bien? –

Rubén abrió la puerta de metal haciéndola rechinar. El tipo le estaba retando, era evidente que le provocaba y los Victorianos no eran de aguantar a los sujetos como éste; aunque ciertamente no sabía cómo matarle, cuándo veía aquellos ojos marrones podía sentir su tristeza, su agonía, veía a su hermana en ellos, y era extraño que pensara en Laura después de tanto tiempo pero así era, un par de años jugando al sujeto de pruebas y Ruben se había prendado de un ex detective, fantástico.

-No he venido a matarle detective –

-Ex detective ¿Qué no has visto que me retiraron la placa y la pistola, o tu dime porque crees que estoy aquí? Soy un hombre roto, un paciente más en ese hospital de locos, carroña humana y alguien despreciable –

-No me importa cómo lo vea usted, le llamare como me plazca lo quiera o no, simplemente vine a verle – Rubén vaciló un poco mientras se acercaba a verle más de cerca. Le vio el cabello echado hacia  tras, barba crecida y un aspecto algo gitano, algo encantador y a la vez seductor. Le gustaba… - Quiero hablar contigo –

-Una puta mierda tío, esto es una puta estupidez ¿Hablar conmigo?, ¿de qué?, ¿para qué?, ¿sabes?- el rubio le miraba estupefacto, era la primera vez que le veía sonreír y su corazón dio un salto en su interior cuando le pareció que había encontrado la perfección en una perfecta fila india de dientes blancos - el que debería ir al loquero eres tú. –

- Tal vez – Rubén llegó hasta el borde de la cama vieja, tomo asiento al costado de Castellanos y le miro - ¿Cuántos años tenía tu hija cuando murió? –

- No es de tu incumbencia cerdo, déjame solo – respondió enojado Sebastián hablar de su pequeña le molestaba bastante.

-De acuerdo detective, no se moleste, no vine hasta aquí a discutir solo a hablar, cambiemos de tema si quiere –

Sebastián se reincorporo mejor para verle más de cerca casi rosándose el uno del otro, el castaño en cambio de Rubén no era tan bueno para ver en la obscuridad y se le dificultaba creer que el tipo que le había roto tres costillas y dado una buena paliza estuviera ahí “queriendo hablar” – Mira… no sé qué clase de experimento nuevo estés llevando acabo pero te diré esto y quiero dejarlo muy en claro porque, creo que más que experimento me estas tomando el pelo y créeme que pierdes el tiempo, así que en resumen no me apetece hablar contigo, déjame dormir o mátame, cualquiera de las dos  pero una tercera no.-

-Le veré mañana detective, espero que este mejor y menos malhumorado – Rubén se levantó y comenzó a alejarse cuando llego a la puerta le escucho gruñir en voz baja.

- Que te jodan –

- igual a usted –

A partir de ese día Ruvik aprovechaba cada hora libre que tenía para ir a ver al detective en su sótano, le había mudado a su casa y llevaban viéndose en total ocho meses, meses en los cuales ambos hombres habían discutido y hablado, tenían muchas cosas en común y otras tantas en desacuerdo, habían reído, gritado, peleado e incluso golpeado; también hicieron cosas más normales como escuchar música, leer o mirar la tv; desayunar o comer juntos, la mirada de sospecha que le dedicaba el detective seguía presente al igual que las ojeras o los bordes rojos de llorar por las noches aunque a Ruben eso no le importaba estaba feliz de estar a su lado.

-¿Has estado llorando?-  le pregunto Victoriano a Sebastián cuando apenas llegaba del trabajo, cerró la puerta del sótano tras de sí como siempre, últimamente vivía más en el sótano que en su propia mansión  y se había vuelto costumbre el ir siempre con Castellanos en cuanto pisaba la casa.

-Claro que no, solamente que el medicamento no me hace efecto, necesito que aumentes la dosis-

- Ya te dije que no puedo aumentártela. Te has vuelto alguien dependiente al medicamento, no puedes vivir sin él, es como el alcohol, es una droga si la aumento puedo matarte – Rubén se aflojo la corbata y se quitó el saco, sacándose de paso los zapatos.

- Por una puta Rubén… Me estarías haciendo dos favores, además no es como si fueras a darme la gran cosa, solo un poco más, ya sabes… para no tener esas pesadillas – Castellanos se había sentado en la mesa un poco ansioso, se le veía mejor aunque no mucho – vamos Ruvik… - se levantó para acercársele a su captor.

- He dicho que no Sebastian y será mi última palabra respecto a ese tema –

- Me tienes en este lugar atrapado sin opciones de salir, cuando menos hazme ese favor, aquí lo único que hago es esperarte que es cuando tengo a alguien con quien hablar, alguien a mi lado para no pensar en Myra, no pensar en Lili y ya casi no vienes ¡me has dejado solo por tres semanas! Tres semanas con mis fantasmas, tu sabes que las amaba, que las amaba tanto…- Castellanos se encontraba desesperado los sueños con su esposa y la muerte de su hija comenzaban a volverse cada día más vividos, más reales, podía incluso soñar con el incendio despierto y terminaba empapado en sudor, o llorando. Esos sueños no se terminaban con nada y necesitaba más medicamento para olvidarlas.

Rubén le miro estudiándolo no podía decirle no al detective pero era la quinta vez que aumentaba la dosis en estos meses – No – respondió fríamente celoso de las dos mujeres que abarcaban el mundo de su detective sin dejar de pasar de largo “las amaba”.

-Hare lo que quieras –

-Sebastián no insistas seb… – y toda vía no terminaba de hablar cuando vio al castaño acercándosele peligrosamente para besarle. Había sido rápido y consiguió unir sus labios a los suyos. Una corriente eléctrica recorrió todo el cuerpo de Victoriano, tenía los ojos abiertos y se quedó viendo a Castellanos incluso cuando este se alejó aunque no demasiado.

-He visto como me miras, sé que sientes algo por mí o me hubieras matado hace tiempo… - el castaño se sonrojo pero su adicción se había vuelto muy fuerte, su necesidad de olvidar era grande vio el rostro frívolo de su compañero – Ruvik… - ronroneo subiéndose al cuerpo del rubio dándole otro beso en los labios – Ruvik solo un poco más – volvió a decir.

- Sebastian yo… - pero fue callado, Rubén no pudo resistir más y tomo de la cintura a Castellanos, y comenzó a besarle con pasión exigiéndole que apagara todo ese sentimiento que tenía quemándole desde que le viera sonreír – No puedo – le dijo alejándolo y apretando los puños.

- ¡Ruvik!- grito Sebastián golpeando con fuerzas la cama, sus ojos estaban llenos de lágrimas y comenzaba a temblar – No puedes dejarme aquí e irte ¡Te odio gilipollas! ¡Te odio!- sorpresivamente Rubén lo tumbo en la cama y rápidamente le despojo de su ropa, callando sus lamentos con enardecidos besos, sus manos frías recorrieron  el cuerpo ajeno con ansias – Ah… n-no… Ru… Hummm….- gemía el detective nervioso – E-es mí.. es mi primera vez con otro hombre yo ¡Ah! – a Ruvik no pareció importarle y siguió besándole, tocándole,  acariciando cada centímetro de piel canela que hallaba y que podía saborear.

- Tenías razón detective…- se detuvo cuando comenzaba a descender al miembro del otro - yo siento algo más por ti y ahora que has abierto la caja de pandora no puedes pedirme que la cierre. Te hare mío, como debió de haber pasado hace tiempo y no me importa que me odies, creo que poder vivir con eso -

- ¡Ruv…- y fue callado por los labios furiosos del rubio. Quiso quejarse pero internamente deseaba que esto pasara, correspondió el beso tratando de apaciguarlo, de transmitirle confianza y pareció funcionar hasta que sintió como el otro le daba la vuelta y dejaba expuestas sus nalgas, quiso girarse y detenerle pero no fue lo demasiado rápido, Rubén comenzaba a lamer su entrada y a dilatarla con los dedos. Nunca en su vida se había sentido tan avergonzado y a la vez incomodo hasta que fue penetrado con fuerza de una sola estocada que le dejo sin aire y con los ojos llorosos – ¡Joder! – Exclamo con fuerza tratando de aferrarse a algo  - ¡Sácalo mierda! ¡Duele como mil infiernos Rubén! ¡Sa-saca! ¡Aaaaah! – pero por más que suplicaba el rubio no le escuchaba – Mierda, mierda, mierda… esta me las pagas hijo de puta – maldecía consiguiendo únicamente que su amante le penetrara con más fuerza.

-Seb… - murmuro Ruben por lo bajo suspirando, ahogado en excitación y Castellanos comenzaba a cooperar moviéndose un poco más, siguiéndole el paso, premiándolo con sus dulces ronroneos.

- Ruvik…. Ah, ah, ah, ¡ummmmph! Ru-ruvik- Sebastián lloraba cuando sentía esas errantes estocadas arremeter en su interior pero de la misma manera una oleada de placer cegador le invadía – Ah, ah, ah, ah m-me veng…. Me corro ¡Ruvik ¡m-me c-co-corroooo!- gritó Sebastián sintiendo su orgasmo llegar y al mismo tiempo unas uñas se encajaban en su cintura puesto que el rubio también estaba en su límite pero este se inclinó y antes de llenar con su semilla a Castellanos lo mordió fuertemente del cuello mientras el éxtasis pasaba.

Terminaron sudando en la cama, ambos no podían respirar bien – hijo de puta – murmuro Castellanos mirando a Rubén – te dije que pararas y me has desflorado el agujero – trataba de reincorporarse con los ojos llenos de lágrimas por el coraje y entonces Rubén lo atrajo así si con un brazo le abrazo cariñosamente y le beso la frente con cariño.

-Te amo Sebastián, te amo… -

-no digas… - Castellanos iba a hablar a quejarse o algo pero al ver la mirada ámbar de Rubén entendió que no mentía.

- Te tenía miedo Sebastián, miedo de ti… por eso casi ya no venía a verte – Castellanos hizo cara de no entender – Tania me pregunto, fue a buscarme al trabajo y me reclamo que por que te evitaba, después de una confrontación le confesé que experimentaba miedo de ti, le dije: “sus ojos… al verme reflejado en ellos podía ver una tristeza más infinita que la mía y comencé a temerle, porque sabía que podía hacerme sucumbir ante sus afligidos encantos ajados.” Y no me equivoque al parecer estaba enamorado mucho antes de que lo supiera, solo te pido que me des la oportunidad de acortejarte y demostrarte que puedes amarme, que puedes olvidar a tu esposa y… y puedes intentar algo conmigo –

Castellanos no sabía que decir le miro perplejo, sus ojos aún tenían lágrimas – pero estoy roto, nadie me quiere, la sociedad me tiene calificado como un monstruo que mato a su esposa e hija ¿Por qué me amas si sabes que soy todo eso? tal vez si soy el asesino –

-No me importa eso, solo que estés a mi lado y nada más, que seas mío, solamente mío y que nadie te mire como lo hago yo y… de todas maneras si tu esposa siguiera viva la mataría yo mismo, así que no te preocupes por matarla o no –

- eres un idiota Ruvik – dijo el pegándose al pecho desnudo del otro dándole un beso en la boca – te amo con todos los fragmentos de racionalidad que me quedan – ronroneo el ex detective y Rubén correspondió ese beso tapándose con las sabanas pensando “debo poner una cerradura más resistente en la puerta para que nadie tenga acceso a lo único que amo”

Notas finales:

Gracias a todos por leer :)


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