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Late corazón. por ferunison

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Notas del fanfic:

La idea del brillo del corazón no es mía, es una idea que surgió con una imagen que encontré, no sé exactamente quien la inició pero me agrado la idea, si alguien sabe quién fue el que hizo la idea me pueden decir en comentarios.

Los personajes tampoco son míos, son de Arthur Conan Doyle

 

Mis fanfics fueron eliminados por lo que le paso a la página y me estoy dando a la tarea de re-subir todos mis escritos ya corregidos.

Late corazón.

(Este escrito es de relación yaoi que trata de un hombre amando a otro hombre sentimentalmente y físicamente, si no te gusta este género favor de salir de la página y no comentar cosas ofensivas.)

¿Dónde estás ahora?
¿Estás perdida?
¿Voy a encontrarte de nuevo?
¿Estás sola?
¿Estás asustada?
¿Estás buscándome?
¿Porque te fuiste y yo tuve que quedarme?
ahora estoy buscándote
espera, espera
espero verte de nuevo

(Canción: Hymn For The Missing –Red)

La biología humana es maravillosa, los expertos señalan que los humanos vivimos para buscar y tener la pareja o como alguno les llaman el alma gemela, el ser humano solo tiene como logro divino el encontrar a su alma gemela, algunos piensan que esto limita al humano pero la verdad es que los fortalece, una unión es lo mejor que les puede pasar, ya que la mayoría de los seres que encuentran a su media naranja crecen mentalmente, son mejores personas y tienden a crecer económicamente para buscar el bien de la pareja, se cuidan y protegen mutuamente por todo el tiempo de vida.

Cada pareja según su personalidad entona un color que desprende el corazón cuando encuentra a su alma gemela. Estos se dividen según la persona:

El blanco representaba la fidelidad y la pureza del alma, esto es algo valioso en una relación, este color la mayoría de la gente tiene.

El rosa el amor que reconoce a uno de los seres como alguien tierno y humilde que dará tanto amor como le sea posible.

El plateado es amor lleno de fortalezas, que reconoce el valor de su pareja y el respeto ante ella, este amor es menos común que el blanco y el rosa.

Y el dorado es y será el más difícil de encontrar, se trata del color mítico, solo las grandes parejas de los sentimiento más puros y la conexión mas fuerte son los que tienen este color, en la historia del mundo solo se registraron cinco parejas con este tono y esas cinco parejas fueron las mejores personas del mundo. De todos los colores era el más difícil de ver y era el más importante ya que estos eran casi adorados por el todos, todos lo querían y solo las almas entonadas lo adquirían.

Por otro lado el color negro era el tono de la muerte, las parejas que desprenden este tono se unían en un amor psicópata, parejas que amaban matar juntos y que hacer el mal en el mundo es lo que los conectaba.

.

.

.

 

Mycroft estaba tomando una buena taza de té, una exquisita variación de hierbas calentadas a 100 grados por aproximadamente 4 minutos, lo suficiente para desprender ese sabor inigualable; sorbió con cautela el líquido y suspiro aliviado del buen sabor.

Tomo otro trago y después se engullo una galleta que al contacto del calor se ablando y dejo escurrir el caramelo, endulzando su paladar.

    — ¡¿Dónde estás?! – escucho gritar afuera de su oficina de la cual no podía salir hasta acabar su montonal de trabajo, aunque se permitió el descansó para el tradicional té.

    — ¡Aquí! – escucho que respondieron al primer grito.

Con curiosidad dejo la taza y se acercó a la ventana abierta que daba a la calle, observo con cuidado como un joven de aspecto andrajoso y ese cabello enredado mejor llamado dreadlocks, su aspecto daba a reconocer que era un hombre de buenas acciones, visitas a África para ayudar, su ropa bien lavada decía que era una persona muy limpia, el joven corría en dirección de una dama bien vestida, rica, de una educación impecable, una mujer que en su vida conoció el trabajo duro o la obligación de ayudar.

Los dos jóvenes se abrazaron y de sus corazones salió una radiante luz, una blanca luz y rosa. Mycroft sintió pena por esos seres que encontraban a su alma gemela, ese dolor de sentirse separado pos unos cuanto kilometro o si alguno de ellos moría el otro inevitablemente perdía la cabeza, por un momento Mycroft sintió pena por la mujer que abrazaba al joven de buenas acciones, que mostraba marcas de picadura de mosquitos y por el aspecto anémico del joven apostaría a que tenía malaria.

    —Disfruten su unión que no les durara mucho—susurro y se fue a sentar una vez más, dio una mordida a la galleta para disfrutar el silencio y la paz pero vio el reloj – desperdicie mi tiempo—se reprochó para dejar todo y volver a trabajar.

Mycroft por mucho tiempo creyó que su hermano y él serían los dos únicos seres que jamás caerían en eso de la unión de luz, esa tonta biología de los seres humanos, la mayoría lo buscaban toda su vida, mucho la encontraban pero otros tantos no, esa unión hacia que todo lo que tuvieras planeado importara poco, la prioridad era siempre mantener seguro a tu pareja.

Odiaba la biología humana como odiaba que su té estuviera frio; su hermano menor también lo odiaba pero como todo ser humano encontró a su pareja, ese soldado médico que mantenía bien controlado a Sherlock. En esos tiempos pensó que su hermano estaría disgustado pero fue todo lo contrario, el buen doctor fue la única razón por la que Sherlock dejara las drogas, dejara un poco de lado ese carácter tan malo con todos, el doctor fue lo mejor que le paso a su hermano y lo agradecía de todo corazón.

Con el paso del tiempo Mycroft también quiso eso que su hermano tenia, esa felicidad magnifica, sentar cabeza y si era mujer tener un par de hijos para seguir con el linaje Holmes, ese sería el mejor plan. Pero pasó más tiempo y su alma gemela no aparecía, entonces se mentalizo para morir sin un alma gemela por la cual sonreír, se concentró más en su labor y en cuidar a su hermano y la pareja de este, después de todo al tener un alma gemela la gente la podría utilizar para dallarlo u obtener los secretos de la corona, con el paso del tiempo y sin querer pensar demasiado prefirió olvidar la biología humana y despertar con la única razón de trabajar.

Un día se levantó con ánimo, a pesar de estar desvelado se salió de la cama con una sonrisa radiante, estaba preparado paro lo que viniera, con toda la actitud se ducho mientras que tarareaba Spiegel im Spiegel de Arvo Part, escogió entre sus ropas un traje de tres piezas en color negro y una camisa tinto, se peinó lo mejor que pudo, se miró al espejo aceptando su conjunto.

    —Que bien se ve señor—aludo su asistente.

    —Gracias querida – sonrió.

Todo el día la gente lo adulo por su sonrisa y su atractivo visual, parecía que todos se contagiaban por esa buena actitud que el buen Mycroft tenía, era un poco raro verlo tan de buen humor porque la mayor parte del tiempo parecía que los juzgaba a todos o que pensaba que todos eran unos monos rasurados, era algo que realmente el peli-rojo si pensaba.

    —Señor el auto está listo para ir con su hermano—llamo la mujer mientras que tecleaba su celular.

    —Lo había olvidado, gracias querida—con un salto se paró del  asiento en el que se encontraba trabajando y se dirigió a la puerta – corre porque te dejo—dijo con gracias y la dama solo rio un poco, su jefe estaba de un humor bastante peculiar, muy parecido a eso días cuando la gente conoce a su alma gemela, la mujer rio una vez más por esa idea.

Cuando arribaron al 221B Baker Street vio al Doctor saliendo, se bajó con rapidez del auto para saludar.

    —Buenas tarde mi buen doctor—con alegría saludo.

    —Buenas tarde… ¿está usted bien?—pregunto un poco inseguro el doctor.

    —Si mi buen doctor, venía a ver a Sherlock, está en su piso imagino—con cautela vio al John y supo que se había peleado con su hermano.

    —Si, en efecto, esta con el Inspector Greg—dijo mientras que procesaba esa buena actitud que el hermano mayor de Sherlock mostraba.

    —El inspector que le da casos a mi hermano, nunca he tenido el placer de verlo en persona – con emoción en sus ojos dijo.

    —Pues está arriba, suba y lo conocerá – John dijo cayendo en cuenta que esa actitud ya la conocía, el mayor se despidió con un asentamiento de cabeza y se adentró a la casa. John se rio bajito, tenía que ver la cara de Sherlock cuando su hermano encontrara a su alma gemela, se adentró al departamento enseguida de Mycroft.

Con rapidez subió las escalera, sin importar nada, sin siquiera notar que su para sol lo había olvidado en su casa, no supo mucho solo quería llegar al departamento de su hermano, con alegría entro y sintió que el calor en su pecho enardecía más y paso, el inspector lo miro. Una luz blanca segadora deslumbro a todos los presentes.

Los matices se convirtieron en dorados y rosas, un amor fiel, lleno de amor, e inigualable.

    —Eres tu—solo escucho decir de una voz varonil y después unos brazos a su alrededor.

    —Te encontré – susurro correspondiendo el abrazo y fue cuando Mycroft el hombre de hielo encontró a su alma gemela.

Notas finales:

Con un poco de suerte y quizá alargue esto, según mi imaginación. Gracias por leer n.n


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