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I’ll wait for you por broKenxNIGHT

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Notas del fanfic:

Estoy nerviosa, lol.
Y escribí el título en inglés porque se me hace más lindo.

¿Es necesario decir que esto es un NezuShi? Bueno, es un NezuShi.

Notas del capitulo:

*Gritos de histeria y pánico*


OH, CIERTO. Los personajes no me pertenecen, todo es de mi adorada Atsuko Asano. Perdón por meterme con sus niños y escribir cosas random, pero es que necesito curar mi corazón de pollo.

Noche tras noche se quedaba mirando fijamente hacia la ventana. Había veces en la que se acercaba a ella, la abría y observaba sin tener un punto fijo; se limitaba a vagar su vista por entre los edificios, esperando que en algún momento volviese a aparecer. En otros casos, el deseo de gritar le envolvía con tantas fuerzas que corría hasta el barandal y a pesar de que tomaba posición, inhalando fuertemente la gélida brisa otoñal nunca se atrevió a que sus cuerdas vocales emitieran sonido alguno. Muchas veces, también quiso llorar, pero mordía sus labios con tantas fuerzas en un intento que el nudo de su garganta fuese reemplazada por el dolor de las heridas que él mismo se provocaba. Se estaba haciendo un daño tremendo, Shion era tan consciente de eso que le hacía sentir aún más avergonzado que la primera vez que le conoció.

 

 

Nezumi, por muy cursi que sonara, era el otro extremo de su hilo rojo, de eso no había duda alguna. A decir verdad lo supo desde la primera vez que le vio. Su mirada gris penetrante y filosa, el cuerpo pequeño, la ropa maltratada y cubierta de sangre, su voz, su piel, el tacto caliente…, lo recordaba todo como si a cada segundo lo volviese a vivir. Le extrañaba. Cada día, desde que No.6 desapareció no podía dejar de pensar en él y en cómo le había dejado ir. Sabía que, entre los dos había una promesa y no un beso de despedida como hizo al momento que quiso salvar a Safu. Aunque, si era sincero consigo mismo, ese último beso que compartieron le hizo sentir como si nunca más le volvería a ver, le hacía sentir tan solitario, pero aún con todos sus pensamientos se esforzó en creerle. En el fondo, sabía que Nezumi necesitaba alejarse, había respuestas que no las conseguiría estando a su lado. Lo entendía, sí. Pero aun así, estaba esa parte de él un poco egoísta que quería verlo, besarlo, hablarle sobre los libros leídos, la ciudad, su familia, de todo y de nada.

 

 

¿Qué estaría haciendo? ¿Cuál es su condición? ¿Estará comiendo bien? Si tan sólo fuese lo suficientemente valiente como para escribir algún mensaje y enviar al pequeño ratón que quedó a su cargo… si tan solo. Pero Shion se sentía cobarde, sobre todo con el de ojos grises. Era como un temor constante que se apoderaba de él, susurrándole que quizás esa respuesta jamás volvería o que le dijera que se olvidase de todo lo vívido. El albino conocía demasiado bien a Nezumi y sus acciones inesperadas le impedían pensar correctamente, haciendo que su miedo creciera. Quizás si en ese momento hubiese dejado de lado la tensión en su cuerpo y rogase a moverse hacia él no estaría con ese lío en la cabeza, pero sólo cerró sus ojos y dejó que la única persona que hizo latir su corazón se fuera. No fue capaz de detenerlo.

 

 

Lamió sus labios secos y suspiró cansado. Había perdido totalmente la noción del tiempo, apenas y recordaba en qué momento cerró sus cansados parpados y dejó que Morfeo le guiase en sus sueños, de lo única cosa de la cual estaba seguro era que su madre le había visto y era por esa razón que ahora estaba tan arropado, pero la ventana seguía abierta y el viento no demoró en entrar a su pequeña habitación, enfriándolo todo con gran rapidez. Sintió su cuerpo estremecer y sin esperar más se levantó de su lugar y caminó hasta el ventanal.

 

 

Ya era de noche, habían unas cuantas nubes en el cielo que impedían revelar del todo la luminosidad de la luna y las estrellas; el viento también era fuerte, hacía tambalear a los grandes árboles de un lado a otro, tal vez cuando amaneciera, estaría lloviendo. Sin querer entrar, apoyó su antebrazo derecho sobre el barandal, mientras que el dorso de la diestra servía como un cojín para su mentón.

 

 

—Romeo… —Masculló prácticamente con un hilo de voz. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? Nadie le escucharía, es más, si alguien llegaba a hacerlo, lo único que querría hacer sería esconderse a unos cuantos metros bajo tierra para ocultar su vergüenza. Ese pensamiento le hizo reír, estaba demasiado cansado como para razonar sus acciones. Tomó aire y rodó sus ojos. —Romeo… —“Nezumi”. Ese era el único nombre que quería pronunciar. — ¿Dónde estás que no te veo? —Nezumi era al único al que quería ver.

 

 

El viento fue su respuesta. No había quien le escuchara, estaba sólo él y el silencio rodeándole. Consumiéndole. Quiso tragar el nudo en su garganta como muchas otras veces hizo.

 

 

—Nezumi.

 

 

¿Acaso ya no había sido demasiado fuerte? Lo estaba soportando bien, ¿por qué tenía que seguir? Sus labios dolían dado que no se recuperaban de la última herida y no quería sentir más dolor.

 

 

La presión en su pecho se hizo tan fuerte, sus piernas temblaban pero se negó a dejarse caer en el frío suelo. Se mantuvo firme, mirando hacia la nada. Sintiendo el calor cubrir sus orejas, recorriendo sus mejillas.

 

 

—Nezumi. Nezumi. Nezumi. Nezumi. —Jadeó. Su entorno se volvió borroso y bastó unos cuantos segundos para saber que su mirada se había inundado con las lágrimas. Dios, estaba haciendo el ridículo.

 

 

Bajó su rostro avergonzado. Si Nezumi le viera de esa forma se reiría de él y tal vez le abrazaría, intentando confortarle. “Estoy aquí” susurraría con voz suave, pero su triste realidad era tan simple. Estaba solo, llorando como un niño pequeño. Las pequeñas gotitas saladas iban mojando desde sus mejillas hasta su mentón, cayendo finalmente al suelo, sin dar indicios de detenerse. Shion cubría sus labios en un intento de silenciar sus gemidos, respiraba queriendo calmarse, pero la imagen de Nezumi aparecía una y otra vez frente a sus ojos.

 

 

Sonriendo.

 

Enojado.

 

Burlándose.

 

Siendo sarcástico.

 

…Llorando.

 

 

—Nezumi, Nezumi, Nezumi, ¿dónde estás? —No había respuesta. Nadie nunca le respondería. —Por favor… Nezumi. “Volveremos a estar juntos”, ¿no fue eso lo que dijiste? Nezumi.

 

 

Shion esperó.
Sin importar el tiempo que pasara, Shion siempre le esperaría.

Notas finales:

Dato importante: Hace mucho que no publico acá y ya me olvidé cómo funcionan las cosas. Si el texto está demasiado separado me disculpo ahora sha.

 

Ahora con lo principal. Esta es la primera historia que escribo en muchos años, la verdad es que este fanfic nació cuando tenía 16, un día que no tuve clases y me pude infiltrar a la sala de computación (un profe me dejó pasar, lmao), pero no logré terminarlo porque se me acabó el tiempo. Hoy, con 19 años, volví a leerlo y pensé que quizá podría darle un fin y aquí está. No es lo mejor, lo sé. Pero me hizo inmensamente feliz poder terminarlo y salir de este bloqueo.

Espero que les haya gustado aunque sea un poquito.

Muchos besos. (?)


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