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Silver moon por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Me ha costado bastante escribir este capítulo, quizá tengo demasiadas ideas... Disfrutad :)

No os olvidéis de dejar un review ^^

Después de aquella charla, todos se disiparon. Nadie parecía querer hablar de nada más. Yo seguí sentado en la silla, con la mirada y el pensamiento perdidos. Sentía mucho peso en los hombros después de la reunión.

-          ¿Te encuentras bien, Oliver? – preguntó mi guardián arrodillándose frente a mí.

-          Ah Nea…, estoy bien, tan solo siento que tengo más obligaciones y eso me asusta.

-          Tranquilo, ya has visto todos los hombres que somos con el único fin que tu protección, no te ocurrirá nada, te lo aseguro – afirmó mientras acariciaba mi cabello. En ese momento Louis se aproximó a nosotros.

-          Tú, ojos grises, llévate a Oliver a Gran Honda, quiero que practique con seres de verdad. Chico, pon en práctica todo lo que sabes.

-          Sí, señor… - respondí. La tensión se podía palpar entre aquellos dos. Pero ¿por qué le había llamado ‘ojos grises’? Era la primera vez que lo escuchaba.

Nea creyó conveniente salir de allí lo antes posible. La causa de su rapidez podía ser debido a su odio por Louis, no querría discutir otra vez. Él empacó algunas de sus cosas, yo no lo necesitaba, tenía de todo en el piso nuevo. Sáhara también se apuntó al viaje, ya estaba lo bastante recuperada como para poder seguir nuestro ritmo.
Al llegar allí noté el cambio del tiempo, las nubes tapaban el cielo, era difícil incluso saber en qué lugar estaba el sol. Tan solo 10 minutos después, comenzó a llover. No era intensa, pero caía con fuerza. Mientras Nea echaba un vistazo por toda la casa, yo noté la vibración de mi móvil en el bolsillo. Era un mensaje: ‘¡Ha venido la chica nueva, quiero que la conozcas! Cuídate, Aaron.’.  Mi guardián quiso acompañarme, no quería dejarme solo, así que cogió un paraguas y no se alejó de mí. Decidimos dejar a Sáhara en casa para que la protegiera.

-          Sé que tienes un gran campo de entrenamiento ahora con tanta agua, pero procura no usar tus poderes delante de los humanos – susurró tras salir de casa. Yo afirmé con la cabeza.

Las calles estaban vacías, solo se escuchaban los silbidos del viento pasando entre las ramas de los árboles. Me encantaba el sonido de las gotas al impactar contra el paraguas, en otras ocasiones me habría sentido el hombre más solitario del mundo, pero ya no lo estaba.
Ya podía ver el bar a lo lejos, qué nostalgia. Delante de nosotros entraba una muchacha delgada con el su pelo cobre recogido en una trenza. <La nueva> pensé, el delantal que llevaba le delataba. Yo también lo usé en su momento.

-          ¡Oliver, qué rápido! Hace unos minutos que te he enviado un mensaje – exclamó Aaron cuando me vio. La chica se giró y nos observó durante unos segundos.

-          Lo sé, he leído tu mensaje y aprovechando que estoy aquí por unos días no he dudado en venir… Aunque está empezando a llover más fuerte – dije abrazándole. - ¿Ella es la nueva?

-          ¡Sí! Eh nueva, acércate y preséntate. Es su segundo día, está un poco nerviosa – comentó mientras ella se acercaba. – Ella es Gala. Gala, él es Oliver, ahora mismo estás trabajando en su puesto.

-          ¡Encantada! He oído que estás tomándote un descanso, ¡haré mi mejor esfuerzo en tu lugar! - dijo dándome dos besos en las mejillas.

-          Confío en ti, espero que desempeñes un gran trabajo – Su sonrisa era propia de alguien con un gran corazón. Ella volvió al trabajo y empezó a limpiar las mesas.

-          ¿Has venido solo, Oliver? – preguntó mi amigo.

-          No… He venido con… - me giré para señalar a Nea pero no estaba detrás de mí. Eso explicaba por qué no había dicho nada todavía. - ¿Nea? – En el momento que pronuncié su nombre entró por la puerta sacudiendo su mojado pelo.

-          Perdona, he ido a mirar unas cosas. Me alegro de verte, Aaron, no has cambiado nada en estos meses.

-          ¡Nea! Lo mismo digo, sigues siendo igual de encantador – respondió mi amigo con una mirada seductora. – Gala, sírvele una cerveza a cada uno, les invito yo.

-          ¡Sí, por favor! Estoy sediento. – Tan pronto como me la dio, pegué un gran sorbo.

-          No bebas tan rápido, ya sabes lo mal que toleras el alcohol – recordó Nea. Él no tocó la suya.

-          ¡Lo sé! Oye Aaron, ¿qué edad tiene ella? Parece ser muy joven…

-          ¿Gala? Tiene 26 años, es bastante más mayor que nosotros - dijo mientras reía.

-          ¿¡Qué!? No los aparenta, pensaba que era de nuestra edad… Es casi de tu edad, Nea.

-          Creo que soy un poco más mayor que ella – respondió Nea irónicamente.

-          ¡Eh Gala! Este chico es de tu edad, puedes ligártelo – gritó Aaron.

-          ¡No me gustan tan musculosos! – respondió ella desde la barra. Nea parecía sorprendido.

-          Eso ha sido un ataque directo. – Hizo una pausa para reírse y continuó. – Pues en tan solo un día puedo decirte que se le da bastante bien este trabajo. Hablé con ella y parece ser que ya tenía experiencia como camarera.

-          No te quita los ojos de encima, Oliver – interrumpió Nea.

-          ¿Acaso le has gustado?

-          No digas tonterías Aaron, es más mayor que yo.

-          He oído que estuvo casada durante un par de años, pero se divorció el año pasado. Oliver, eres su próxima presa. – Yo reí.

-          ¿Me imaginas con una mujer así? Es imposible, aunque es guapa… Quizá…

-          Será mejor que nos vayamos, ya te has tomado tres cervezas y estás diciendo cosas ilógicas – Nea me agarró de la mano, cogió el paraguas y me sacó de allí.

Estuvo en silencio durante el camino a casa, y yo me encontraba somnoliento. Cada paso que daba se me hacía más difícil. Mi guardián se percató y me subió a su espalda.

-          ¿Qué piensas de ella? – soltó tras varios minutos.

-          Es bonita… - respondí con dificultad. Quería dormir.

-          ¿Te gusta? Creo que sería una buena madre.

-          Pero si soy un hombre…

Ya no escuché qué fue lo que me respondió después. No pude batallar más contra aquellos ojos que querían dormir.
Un olor a atún me despertó. Al abrir mis ojos contemplé las fauces de Sáhara delante de mi cara. Al principio me asusté, y el grito que salió de mi boca retumbó por toda mi cabeza. La habitación estaba más oscura de que lo que pensaba, todavía llovía. Al apartar las mantas de la cama, sentí el frío en mis huesos, tan solo llevaba unos calzoncillos. ¿Qué había pasado con el resto de mi ropa?

-          Buenos días, te he preparado algo para desayunar, ¿cómo te encuentras? – preguntó Nea mientras entraba por la puerta. – Vamos Sáhara, baja de ahí. He oído el grito.

-          Me he asustado, pensaba que me iba a comer – tartamudeé. – ¿Dónde está mi ropa?

-          Ayer te mojaste con la lluvia, no me di cuenta porque te llevaba cargado en mi espalda. Me tomé la libertad de quitarte la ropa mojada y meterte en la cama, perdona si te ha molestado…

-          ¡No! Está bien, podría haberme resfriado. Gracias Nea. – Con tan solo pensar que él me había desvestido, mi piel se erizaba. Quería que él me volviera a tocar.

Bajé y desayuné, en aquella situación parecíamos una pareja de recién casados, lo cual me alegró. Un humano casado con un demonio, conviviendo en una misma casa con una pantera como mascota, qué ironía.
Le pregunté acerca de Aaron, actuaba más calmado, en una ocasión anterior se le habría tirado al cuello. Me explicó que había usado algo parecido a un hechizo para borrar parte de su memoria. Lo hacía por mi bien, o al menos eso dijo. No me pareció mal, después de todo solo había borrado algunas escenas, a veces Aaron se ponía muy pesado con los hombres.

Tras el desayuno, Nea me obligó a entrenar con él. Podía usar la lluvia, en vez del agua de la piscina. Seguí sus indicaciones y creé una burbuja de agua, conseguí manejar cada una de las gotas que resbalaban por mi piel, levantar una barrera alrededor de nosotros para no mojarnos. Estaba siendo especialmente duro y mi cuerpo lo resentía. A mitad del entrenamiento me quité la camiseta, el esfuerzo me había hecho sudar. Repetí los mismos ejercicios demasiadas veces, tenía que perfeccionarlos.
También ayudé a Nea con sus ejercicios, le cronometré y le seguí en cada movimiento. Mi cuerpo jamás sería el suyo. Él podría hacer millones de veces lo que yo hacía, pero yo jamás duraría un minuto en su forma de entrenar. Quizá solo se exigía demasiado.
Ya que estábamos fuera del alcance de Louis, mi guardián llamó a Yanya, llevaba demasiado tiempo dormido. Practicaron juntos durante un tiempo, y él pudo estirar las alas y respirar tranquilo. No le gustaba estar encerrado demasiado tiempo, sus poderes se dormían, según él.  
Los dos acabamos exhaustos. Era tiempo de una ducha. Cuando salí del baño me encontré a Nea tirado boca arriba en el suelo del salón.

-          Después de ejercitarme necesito un masaje, Oliver ven, siéntate aquí – dijo señalando su estómago. – Sino lo hago mis músculos se tensan.

-          Jamás he dado uno – murmuré mientras notaba cada abdominal en mis glúteos.

-          Yo te enseño, no te preocupes. Utiliza la palma de tu mano para hacer fuerza, oprimes desde aquí y alargas la mano hasta la clavícula, ¿lo has entendido?

-          Ah, como si estuviera barriendo a cámara lenta – respondí.

-          Algo así, no olvides poner fuerza. Puedes usar tus nudillos también, hoy hemos practicado muy duro.

-          Lo sé… - Él puso sus cálidas y grandes manos en mi cintura.

Mi cara se tornó roja, pero él no lo sabía, mantenía sus ojos cerrados. Primero empecé con un pectoral, luego seguí con el otro. Quería seguir hacia abajo así que me senté un poco más hacia atrás, justo en el peor sitio de todos. Enseguida noté su miembro. No quise alarmarme, así que tan solo seguí con el masaje, desviando mi vista de su cuerpo. Con mis movimientos encima de aquella montaña, cada vez la notaba más dura y era imposible concentrarse. Podía notar que yo también deseaba dar un paso más. Y aquello solo había hecho encenderme. Paré de moverme y apoyé mi frente en su pecho.

Notas finales:

PD: Si alguien ha visto a Jack Neptune, decidle que le echo de menos :(


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