-Sé que no debería de haber venido pero…- Jungsoo sonrió de medio lado y asintió firme. Afinó su garganta y bajo el escalón de su casa para cerrar la puerta tras de sí y al mismo tiempo quedar frente a Minsoo. –Es tu cumpleaños.-
-Hasta las doce de la noche.- contestó sonriendo. –No estaba haciendo algo importante más que trabajar.-
-Qué bien… ¿quieres ir por un café?- preguntó Minsoo sonriendo ligeramente nervioso. –Descafeinado, si quieres.-
-Tendría que estar muy loco para aceptar.- contestó cruzando sus brazos por su pecho pues la temperatura era baja pese a estar atardeciendo.
-Has estado bien, me imagino.-
-Imaginas bien.- contestó Leeteuk.
-Esto era más fácil en mi imaginación.- susurró Minsoo incómodo. –Pero ya estoy aquí y tú también.-
-¿Ya no rimas?-
-No.- dijo. –No para ti. Sin ofender.-
-No me ofende.- contestó suspirando. –Ya no.-
-Bien, antes de que esto se vuelva más incómodo de lo que ya es, no quería desperdiciar la oportunidad de verte el día de tu cumpleaños y desearte mucha salud y un montón de éxito. Ahora que ya lo hice tengo la conciencia tranquila.-
-Pues… felicidades, supongo.- dijo Leeteuk incómodo. –Por tener la conciencia tranquila.-
-Gracias, tú también, felicidades por tu cumpleaños.- le tendió la mano porque era el único contacto que le ofrecería, esperaba que Jungsoo lo negara pero la estrechó firme. Tras dos movimientos lo soltó y volvió a cruzar sus brazos. –Bueno, ahora que ya te saludé, te deseé feliz cumpleaños y todo, me retiro. Ten un buen día.- Minsoo hizo una pequeña reverencia y luego de girarse sobre sus talones comenzó a andar.
Escuchó que la puerta se cerró tras de sí y sonrió.
Se detuvo un momento y tras contar diez segundos regresó a la puerta de Leeteuk, sacó la carta que llevaba consigo para colocarla en la grada del pórtico, buscó el narciso que había escondido entre los arbustos de Jungsoo para dejarlo sobre el papel, luego llamó de nuevo a la puerta y corrió.
Jungsoo volvió a mirar su puerta antes de sentarse en el sofá, aún faltaban más de sus amigos por felicitarlo así que caminó sobre sus pasos para abrir, frunció el entrecejo al no encontrar a alguien y antes de cerrar la puerta notó el narciso en el suelo.
Sonrió divertido; no era justo que dejara una flor en el suelo por lo que la tomó y levantó la carta también.
-Minsoo.- susurró.
Con el narciso en su mano se aventuró a abrir la carta.
-“Te conocí en un viaje un día que bajé de las nubes con poco equipaje para quedarme, supiste darme una sola tarde de palabras y motivos para amarte. ¿Y cómo olvidarte? Si seré un mártir por partir un corazón que no se puede compartir.”-
-¿Ya no rimas para mí?- sonrió.
-“Te amo, estoy obsesionado contigo” diría yo. “Pero eres un camino sin salida” me contestarías. Tú lo sabes, y yo lo sé. No te preocupes más, pues no te necesito aquí conmigo para amarte.-