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La caótica vida de un niño rico llamado Mime. por Marcyn

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Notas del fanfic:

No me pertenecen los personajes, ni pretendo nada con ellos. Yo solo hago fanfics para divertirme :DDD

Notas del capitulo:

Pasa y disfrutalo.

La caótica vida de un niño rico llamado Mime.

Historia de niños.

El sol como siempre se asomó por la ventana del niño Mime. Un pequeño que a sus escasos años ya era el heredero de una grandiosa fortuna. Su madre se acercó sigilosamente a su retoño. Inclinándose un poco despertó al niño susurrándole unas palabras de ánimo para el maravilloso día que les esperaba. Horas más tarde el niño se encontraba en un auto que iría directo hacía su futuro. El pequeño Mime tenía una cita de juegos con Syd, el hijo de un gran empresario socio de su padre. En el auto trató de hacer memoria de las palabras de su madre, pues sabía que tenía que agradarle al hijo de la casa de Alcor para favorecer los negocios familiares.

(Cabeza de Mime)

-Ser un buen niño, decir gracias, mostrar interés…. ¡oh no! Olvidé lo otro, mamá se va enojar…. Tranquilo, respira hondo… Nada malo va a pasar seguro que Syd es un niño genial, con muchas ganas de jugar… Quizá tenga Playstation … Por favor dios ¡Que tenga consola!... ¿Y si es como ese niño que no cree en dios? ¿Cómo dijo mamá que se decía? Mateo ummm… no ese es nombre… Kateo… Pateo… Lateo… ¡Ateo! Esa es la palabra, bien mamá estará feliz de que utilicé la palabra que me enseñó… ¡Mamá! ¿Qué era lo que me dijo hoy? Ser un buen niño, decir gracias, mostrar interés….

En menos de lo que esperaba el niño llegó a su destino. Era una casa enorme en la que el lujo se ostentaba a leguas. El pobre Mime se sintió intimidado cuando bajo del auto, con pasos temblorosos se acercó a la puerta, antes de tocar se aseguró de estar presentable. Sus zapatitos negros relucían de limpios, sus shorts no tenían ni una sola arruga y su camisa no tenía una sola mancha. Volteó hacía atrás para ver a su chofer partir, saber que esté volvería dentro de cuatro horas le daba algo de ánimo.

Después de tocar el timbre una mujer con uniforme blanco y negro le abrió la puerta, le indicó que pasara a la sala donde recibían visitas. La sirvienta salió de la habitación para buscar a su joven amo. Mime tenía miedo de estar solo en un lugar desconocido, además le causaban angustia las palabras de su madre.- Ella espera que todo esto salga bien, si me equivoco se enojará conmigo.- Pensó triste. Con sus manos empezó a retorcer uno de los botones de su camisa mientras trataba de tranquilizarse. Cuando hubieron pasado unos minutos escuchó un ruido agudo, era el botón que se había desprendido de su ropa y se encontraba en el suelo.

-Rayos- se agachó a recogerlo. De pronto sintió que alguien le observaba de cercas. Se levantó lo más rápido que pudo, se giró y vio a un chico sentado en uno de los sillones.- Hola, buenas tardes. Mi nombre es Mime, encantado de conocerte- se inclinó un poco.

-Mi nombre es Bud- veía al niño divertido.- ¿Qué haces por aquí joven Mime?

-Espero a Syd- le dijo viéndolo fijamente. El chico no parecía pasar de los doce años, tenía puesto unos pantalones de mezclilla con una camisa blanca mientras lucía sus pies desnudos. Tenía el cabello corto a diferencia de Mime quien lo mantenía a la altura de sus hombros.

-Syd es muy aburrido ¿Seguro que quieres jugar con él?- se rascó el puente de la nariz.

-Sí, he escuchado que es un buen chico.

- Jajajajaja Creo que te han mentido, Syd es un chico berrinchudo al que le gusta jugar a golpear a los niños bonitos como tú.

-Yo… no creo que él sea así.

- Eso dices porque no lo conoces- el chico se paró de pronto dando un salto.-¡Tengo una maravillosa idea! Juguemos a la trae hasta que venga Syd ¿te parece?

- … Esta no es mi casa, no estoy seguro que sea una buena idea. No es de buena educación.

- Mime, no te pasará nada, yo también soy de la familia y te estoy invitando- se acercó más a Mime.- Sería de mala educación no aceptar.

De mala gana Mime aceptó el juego, para su desgracia Bud era muy rápido, lo siguió por distintos pasillos y habitaciones. Lo vio cruzar por una puerta amplia, emocionado entró en la habitación, sin pensarlo dos veces se aventó hacía Bud. Los dos cayeron al suelo estrepitosamente.

-¡Gane! ¡Se acaba el juego!-el niño se levantó emocionado.

-¿De qué estás hablando? ¿Qué haces tú aquí?- el chico se levantó enojado y se acercó furioso al pequeño.

Al tenerlo cerca Mime se dio cuenta que Bud no traía la misma ropa, ahora traía puesto un pantalón de vestir con una camisa de manga corta  desabrochada y zapatos negros.- Ammm… yo estaba – buscaba en su cabeza las palabras indicadas pero no venían a él.

-Señorito Syd ¿Qué sucede?- la sirvienta entró en la habitación.

- No pasa nada Selene, solo saca a este niño de aquí.- Miró amenazadoramente a Mime.- Pienso fingir que no pasó nada, si prometes comportarte.

-… prometo comportarme.

 Salió corriendo de la habitación y volvió a la sala de espera. Ahí estaba Bud riendo, Mime  lo miró con odio se acercó a él para darle un golpe en la cara. Pero al tratar de tocarlo su mano lo atravesó. Asustado se apartó hacía atrás mientras sentía su corazón palpitar. Bud por el contrario parecía divertirse más con la cara asustada del niño.

-¿Qui… qui…quién eres tú?- asustado el niño comenzó a llorar.

- Jajajaja el hermano gemelo de Syd, ¿Notaste que nos parecemos? Aunque claro yo soy más guapo- soltó un suspiro- mejor dicho era más guapo.

-...- Mime tenía ganas de gritar pero no quería quedar mal ante Syd, su madre se decepcionaría si no lograba agradarle.- Pu… puu… por…fa…vor no me hagas daño.

- ¿Me crees capaz?- Bud desapareció de la habitación.

El pequeño se quedó solo nuevamente en la habitación. Limpió las lágrimas de su rostro y con sus deditos acomodó su cabello. Se convenció de que todo había sido un producto de su imaginación debido a los nervios. Pasados quince minutos entró Syd en la habitación, ahora si parecía estar propiamente vestido pues su camisa ya estaba cerrada además de usar una pequeña corbata colgada al cuello de ésta. Syd lo invitó al jardín, Mime encantado aceptó.

Jugaron a chapotear en un pequeño lago cercano a la casa. Para desgracia de Mime, Bud apareció de repente ocasionando que diera un brinco hacía enfrente, perdió el equilibrio y terminó en el agua junto con Syd. El chico miró con algo de ira a Mime quien se disculpaba como si no hubiera un mañana, soltó un suspiro de cansancio y sugirió otra actividad. Lo tomó de la mano para llevarlo a la biblioteca, después tomó un libro para niños y se lo dio a Mime para que empezara a leer. Mime se sintió emocionado le gustaba mucho leer además de que lo hacía bastante bien, pasaron unos cuantos minutos muy amenos hasta que Bud apareció. El fantasma se acercó al pequeño y le susurró al oído un montón de frases sin sentido, Mime intentó con todas sus fuerzas ignorarlo pero fue imposible. Poco a poco la lectura se veía interrumpida por pausas o por los errores que Mime cometía. Syd se cansó de la situación pero comprendía que para ser un niño de tan poca edad el pequeño pelirrojo no lo hacía mal.

-¿Te gusta la música?-

-Me encanta- contestó entusiasmado por no tener que seguir leyendo.

-¿Tocas algún instrumento?

-Mi chofer me enseña a tocar el arpa

-¿Chofer?- con disgustó.- ¿Tus padres dejan que el chofer te de clase de música?

-… ¿Tiene  algo de malo?

-¡Tiene todo de malo! Necesitas un verdadero profesor para que te enseñe música, lo que te enseñó ese hombre no debe considerarse música.

-… ni siquiera me has escuchado tocar- Mime estaba sensible pues el hombre del que estaban hablando pasaba más tiempo con él que sus verdaderos padres.- ¿Cómo puedes saber si él es bueno o malo enseñando si ni siquiera lo has escuchado tocar?

-Porque no es un profesional o porque  es un don nadie- sin inmutarse se levantó y guardó los libros.

-… Lo siento joven Syd pero yo no quiero ser su amigo- Mime se levantó del asiento con los puñitos bien apretados, Syd lo veía atónito.

Mime salió de la biblioteca y pidió a la sirvienta un teléfono, la mujer lo llevó a un pequeño estudio donde tenían un teléfono antiguo. El pequeño marcó el número, para su buena suerte ninguno de sus padres contestó. La dama de llaves le aseguró que el chofer partía para allá lo más pronto posible, el niño colgó el teléfono y agradeció a la sirvienta. Sin muchos ánimos, el pelirrojo se encaminó hacia fuera, se sentó en el porche de la ostentosa casa esperando el momento en que llegaran por él.

-Hola- Bud apareció de nuevo.

-…

-¿Te comió la lengua el ratón?- se sentó a un lado.- Te advertí sobre Syd.

-…

-Fue divertido ver su cara de asombro cuando te negaste a ser su amigo- suspiró.-… siempre la ponía cuando yo intentaba echarle la culpa.

-Ya vienen por mí… lo siento tengo que irme.

Mime subió a su auto. Sus padres lo reprimieron cuando les contó que no planeaba ser amigo de un joven tan desagradable, nunca habló con ellos del verdadero motivo. Años más tarde para su mala suerte sus padres murieron en un accidente de avión. Al principio vivió con sus familiares pero cuando se gastaron la mayor parte de su herencia lo abandonaron. Fue entonces cuando su chofer peleó con uñas y dientes por su custodia. El hombre estaba ya entrado en años siempre había querido tener familia por desgracia su mujer falleció antes de poder darle un hijo. Con él Mime vivió una vida muy modesta pero más feliz.

Notas finales:

Me estoy castigando por ser una autora proclastinosa :C. En fin solo quiero decirte que te amo y que muy pronto me voa morir. Quizá unas palabras de aliento me ayuden xD, sale cuidense bye. Espero que lean la conti.


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