Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Juego Prohibido por ScarlletParaise

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Esta será una historia que reemplazara Un Lago de Recuerdos, será larga pero entretenida para las lectoras, como también se ambientaliza en el año 1904. Sin más, que decirles las dejo disfrutar.


 


Todo los personajes de saint seiya son propiedad de Masami Kurumada, algunos de Toei Animation, The Lost Canvas de Shiori Teshirogi (Espero colocar bien el nombre y apellido de la mangaka).


Yo solamente los hago sufrir a los personajes, pero la historia es de mi autoria como tambien este universo creado.

Sysipho estaba hasta las manos con las preparaciones para la llegada de su sobrino de competir en una de las más grandes competencias de atletismo, estaba muy feliz de que regresase el hijo legítimo de su hermano que actualmente se encontraba deshabilitado a cumplir funciones de la familia actualmente.

 

- Por favor Aioria ve a comprobar que Lugonis esté listo con el arreglo floral del banquete, ¿Podrías querido? – El castaño del medio asiente ante la orden dada por su tio, comprendía hasta cierto punto que toda la casa estaba desbaratada debido al regreso de Aioros.

 

(Opening – No me arrepiento de Victor Escalona)

 

Regulus parecía estar absorto en su charla con su mejor amigo Yato que parecía estar de visita en ese momento – Nunca creí volver a este pueblo y visitarte hoy mismo, lástima que mis padres desean regresar de nuevo a Londres debido a las malas condiciones climáticas en el océano – El castaño menor parecía triste escuchar aquella noticia, Yato era su más grande amigo y único que tuvo, desde que sus hermanos comenzaron hacer labores de hombres adultos desde que obtuvieron parte de la herencia, en donde estipula de los que ya sobrepasaron los doscientos y cuatro años, podrían cumplir con las labores de la familia.

 

- Me encantaría que te quedaras más tiempo, pero si tus padres dicen que debes regresar en compañía de tu hermana, por mí no hay problema – Respondió educadamente Regulus, su amigo lo observaba con preocupación, lo conocía perfectamente y podía intuir que su amigo estaba deprimido.

 

- Vendré dentro de tres años, sabes que siempre mi hermana me trae a visitar a mis primos y en este momento me quede un año, dado que mi padre está preocupado con la condición actual de Milo y que actualmente Kardia no hace mucho por proteger su puesto como noble, en resumida lo descuida – Regulus asiente ante aquella información, sabia por medio de Aioria de que su mejor amigo y el hermano mayor de este, parecían estar pasando el trago más agrio de sus vidas.

 

- Me encantaría que Milo mejorase, porque lo entiendo perfectamente y más cuando uno está enamorado de esa persona que se te fue prohibido hasta cierto punto amarlo – Yato frunce el ceño, escuchar aquella gansada por parte del menor de los León le hizo creer que le estaba ocultando algo y eso lo enojaba.

 

- Entonces, deja de decir estupideces y dime porque hablas de sentimientos si tú nunca te enamoraste en verdad de una persona, ¡¿Eh?! – El de cabellos castaños rojizos se espanta al ver aquella mirada inquisidora de su amigo, se ruboriza hasta las orejas debido a que estaba entre la espada y la pared.

 

- “Madre mía… ¿Y ahora qué hago?” – No pudo decir nada al respecto porque Yato lo tomo de la mano y lo arrastro hacia el patio de su casa, no quería ir y trataba de zafarse del agarre, pero era imposible y más que el de cabellos verdes azabaches lo miraba de reojo con una sonrisa sardónica - ¡SI TIENES QUE SER DIAMANTIDIS! – Le grito furioso, provocando que los sirvientes de la casa rieran ante la escena cómica que se montaba su joven amo y el amigo de este.

------- J~P -------

El viaje había sido muy largo para él, paso mucho tiempo lejos de su familia y viviendo en el extranjero solo. Hasta que un día una hermosa señorita, de apariencia angelical y delicada, sus largos cabellos lacios y platinados eran muy suaves a la hora de tocarlos, ver cada mañana y cada noche aquellos ojos celestes perlados era un martirio para cualquier hombre.

No sabía cómo decirle a su padre que abandono la competencia para volver a casa, debido al repentino mensaje que le mando a enviar mediante una carta su hermano Aioria, expresándole que su padre estaba muy enfermo debido a su condición actual. Vaya dolor de cabeza estará pasando su amado tio. Deja salir un suspiro, pero el tacto de aquella suave mano lo hizo girar y ver a la hermosa mujer que le sonreía ampliamente.

 

- Deja de torturarte con tus pensamientos – Le decía con dulzura mientras apoyaba su cabeza en el amplio pecho del castaño, que parecía estar neutro ante su comentario – Entiendo que todo este cambio debe de afectarte mucho, pero estoy consciente que tu padre se recuperara de su enfermedad y estará de nuevo con ustedes – El joven de cabellos castaños cierra sus ojos y suelta un suspiro, regresa a su mirada a la ventana del coche nuevo de la familia, y poder apreciar que el pueblo había cambiado desde que partió.

 

- No es fácil para mi tio y para mis hermanos lidiar con un enfermo, mi padre se niega a tomar sus medicinas, rechaza las visitas del doctor y eso todo porque no estoy yo en la casa “Si no me hubiera ido, nada de esto hubiera pasado” – Vuelve a dejar un suspiro, atrae a la muchacha y abrazarla, la quería y eso era lo más importante en esos momentos. La joven de cabellos platinados alza levemente su rostro para depositarle un cálido beso en los labios de su amado, ella era la mujer más feliz y afortunadas de todas, sabiendo que estaba al lado de uno de los hijos del Conde Ilias León, aquel hombre que su padre le explicaba que era mejor tener a esa familia como amigos y nunca como de enemigos, porque sus influencias eran muchísimas y su círculo era uno de los más poco accesibles para el público.

 

El resto del camino la pasaron brindándose mimos, al notar que el coche se detuvo, el castaño se baja del coche y ayudar a su amada a bajarse. Los dos estaban por demás agotado con el viaje de mal gusto del barco y apreciar los malos retratos de conflictos políticos entre naciones, era muy temprano para especular de cosas, pero todo para Aioros eran visiones tras visiones, algo que desde chico nunca consiguió controlar.

------- J~P -------

- El joven Aioros regreso a casa – Anuncio una de las sirvientas más viejas del personal, sembrando así el caos de la familia, Sysipho con ayuda de su amante El Cid bajaban al patrón de la casa que parecía estar en sillas de ruedas, porque su querido medio hermano era un poco paranoico con su enfermedad.

 

- Sysipho no hace falta que entre muchos me ayuden a bajar, solo puedo hacerlo – Comento Ilias a su querido hermano, que le dedico una mirada no muy confiado ante aquel pedido.

 

- ¿Qué pasas si te caes de las escaleras y que a tu hijo mayor le dé un infarto si te ve en el suelo? – El hombre de unos cuantos años encima lo miraba sin ganas de gritarle e insultarle, todo porque sus hijos más pequeños lo observaban con preocupación, pudo notarlo, su hermano menor consiguió manipularlos a tiempo.

 

Ilias cierra sus ojos y deja salir un suspiro demostrándoles que fue vencido por aquella artimaña de su hermano – Esta bien, pero me dejaras andar a mí solo con mis propios pies – Sysipho se cruza de brazos y le dedica una mirada de reproche, el mayor de los dos lo observa muy arrepentido porque en esa también fue vencido.

 

- Todo el personal a su puesto, quiero que el arreglo floral de la mesa del comedor esté en condiciones, también deseo que una de las sirvientas vaya a comprobar que el chef italiano este haciendo su trabajo “O sino les pondré una demanda por inutilidad a los Doría”, también deseo que nuestros amigos hayan recibido la invitación de que esta noche hay fiesta – Todos acataron las ordenes, una de las más veteranas en la servidumbre fue hacer esa labor de dar la vista gorda a todo.

 

Regulus no le quitaba la mirada al joven de cabellos cortos y azabaches oscuro, le parecía un chico extremadamente hermoso, jamás vio a un hombre de esa magnitud en todo. Pero el repentino codazo de su hermano mayor lo hizo regresar a la realidad, era cierto, un joven como él no podría mezclarse con los sirvientes, porque eso está mal visto para la gente de su clase.

La puerta de la casa se abre par en par, primero un grupo de guardaespaldas llevan las maletas de los jóvenes hasta la habitación del recién llegado, la familia esboza una amplia sonrisa al ver que el hijo legitimo ingresar con aquella hermosa mujer. Las puertas se cerraron anunciando a todos los trabajadores que el hijo de su patrón ha vuelto.

------- J~P -------

- Bienvenido hijo mio – Ilias se puso de pie para ir hasta su hijo mayor, quien lo abrazado con mucho entusiasmo y se deja inundar por ese amor paternal que siempre necesito.

 

- Ya estoy en casa – Le contesto mientras se separaba de su amado padre, para así ir hasta su tio Sysipho y a su actual “amante” – Tio – El hombre de cabellos castaños claros abraza a su querido sobrino, lo extraño muchísimo y muchísimo, desde que le escribió aquella carta explicándole como van las cosas.

- Mi pequeño Aioros, volviste hecho un hombre muy guapo – El mayor de los hermanos León dejo salir una risa de felicidad al escuchar aquel cumplido, se separa de su tio y va hasta donde estaban sus hermanitos, quienes no tardaron ni un minuto para abalanzarse y abrazarlo con todo el afecto posible.

 

- Aioros, te extrañe hermano – Sollozó mientras le abrazaba con mucha fuerza, el mayor le deposita un cálido beso en la cabeza de su pequeño hermano, los quería mucho a los dos y les prometió que sobre todas las cosas los protegería.

 

- Me alegra que hayas regresado a casa – Se acoplo Aioria sin soltarlo, los tres se dejaron inundar por las lágrimas, fue tanto tiempo que estuvieron separados y la ausencia de alguien mayor los golpeo muy duro ambos.

 

- Aioria y Regulus, saluden también a la prometida de su hermano – Les dice con autoría, pero en un tono dulce a sus hijos, quienes se despegaron de su hermano mayor para sorprenderse que este vino con una mujer muy bonita.

 

- Hola – Saludo la hermosa muchacha mientras se acercaba a los dos para abrazarlos, Aioria no sabía que expresión colocar y más notar que su mente parecía estar paralizada con algo, en cambio, Regulus cambio su expresión a una de tristeza porque ahora no podría hablar con su hermano mayor de cosas importantes y eso le inquietaba muchísimo – Espero poder llevarme muy bien con ustedes dos – La chica los suelta para así dejar que Aioros los presente muy educadamente.

 

- Hermanos, puede que nuestro padre y nuestro tio no les haya contado, pero ella es Hilda de Polaris y es mi prometida – Los más chicos intercambiaron miradas atónitos al saber el nombre de aquella mujer – Hilda ellos dos son mis hermanos más pequeños, Aioria del medio y Regulus el más pequeño de los tres – La mujer de cabellos platinos les dedico una amplia sonrisa para posteriormente, tomar del brazo a su futuro esposo quien la guía hasta el dueño de casa.

 

- Veo que ambos se quieren muchísimo. veré muy pronto corretear a niños por los pasillos de esta casa – Aioros se espanta al escuchar aquel disparate que dijo su padre, porque todos sus parientes comenzaron a reír ante la idea, sin embargo, Hilda se percata de la expresión desencajada que tenía su prometido y eso no le gusto para nada.

 

- Para eso falta mucho, Señor León – Intervino Hilda por su prometido obteniendo una sonrisa amplia por parte del dueño de casa – Puede que en un futuro tengamos hijos, pero en estos momentos primero está la boda y después fundar una familia numerosa – El chico de cabellos castaños no sabía dónde meterse, simplemente tomo a su prometida de la muñeca para así comenzar a subir las escaleras, los sirvientes no sabían que hacer si bajar o quedarse allí mismo - ¡Aioros! ¡¿Qué haces?! – Los gritos de la joven se dejaron oír por toda la casa, la familia León parecía estar un poco aturdida al ver la reacción poco común de Aioros. No obstante, a Sysipho no le quedo de otra que dar la orden de que todo los sirvientes abandonaran sus puesto y regresaran a sus labores.

 

- “Veo que este chico no ha cambiado en nada” – Pensó El Cid, lo conocía porque es el tutor de los tres hermanos desde que la madre de estos murió a causa de un tiroteo a su casa, dejando un aire de penurias en la vida del Conde Ilias.

------- J~P -------

Al llegar a la habitación del castaño, Hilda no parecía estar contenta ante la mala imagen que le acababa de hacer dar a su futura familia. Ve como su futuro esposo iba de un lado a otro sin saber qué hacer, estaba un poco sorprendida al verlo tan nervioso y actuar de mala forma, lo conocía muy bien como para decir que algo malo le inquietaba.

 

- ¿Se puede saber porque no le expresas tu situación a tu familia? – Aioros se queda quito por unos minutos y le mira frunciendo el ceño, no le gustaba para nada esa pregunta y más viniendo de la boca de su prometida.

 

- No es eso Hilda, lo que sucede es que no deseo hacerte la idea de que te daré todo los gustitos, porque yo no estoy en condiciones para ser padre y menos hablar de la boda a estas alturas, llevamos tan solo nueve meses saliendo y medio mes más conociéndonos, para mí lo que dijiste es una completa locura – La mujer de cabellos platinos no sabía que expresión colocar, cruzarse de brazos no le demostraría a su prometido de lo hiriente que fue al decir esas groserías.

 

- ¿Para ti tener una familia y casarte con una mujer, es ser un loco desquiciado? – Aioros suelta un “Ja” en un claro tono de sarcasmo y fastidio, ambos estaban cansados del largo viaje, pero no podía ameritar que su prometida fuese tan sarcástica.

 

- No es eso amor, a mí me gustan las mujeres y jamás te ofendería con mis palabras, solamente te estoy expresando lo que siento y lo que pienso, nada más que eso – Le dice estas dulces palabras mientras acorta la distancia entre los dos para depositarle un cálido beso en los labios, estaba completamente enamorado de esa mujer prepotente, sin embargo, debían los dos descansar para la fiesta de esa noche.

 

- Esta bien, tu ganas – Le responde con una sonrisa no sin antes devolverle el beso, ambos se separan para así ella tomar sus cosas e ir hasta el baño para darse un baño de agua caliente - ¿Puedes llamarme a un par de sirvientas? – Aioros acepta hacer ese cometido para su prometida, sale del cuarto y se asoma por la planta baja para ver a una sirviente desocupada, al no encontrar a nadie disponible decide regresar al cuarto para comunicárselo a su prometida.

 

- Tesoro mio, no hay ninguna sirvienta disponible en estos momentos, parece ser que todos están super ocupados con la mega fiesta que se ha montado mi tio – Su prometida deja salir una risa, sale del baño envuelta con una bata de ceda color azul platinado.

 

- No importa, ya sola me las arreglare – Le deposita un beso en la mejilla para así adentrarse al baño privado, deja a su prometido solo en habitación.

 

Inspira un poco de aire, se sentía revivido al estar en su casa y con su familia, eso era que su madre siempre le recalcaba, la familia era todo para personas como ellos – “Mamá, si estuvieras aquí… ¿Qué opinión me darías con respecto a mi prometida?” – Ese fue su pensamiento al recordar los últimos días de vida que paso con su madre, ella los protegió a los tres de aquel tiroteo, pero su padre no parecía estar en condiciones como para denunciar aquel ser despreciable. Muchas cosas extrañas y raras estaban pasando tanto en el pueblo como dentro de su familia, ya que recordar la plática que sostuvo con Kardia y Manigoldo en aquel bar-casino, donde ellos dos parecían estar por demás dolidos con las deudas que tenían sus familias – “Si pudiera hacer algo al respecto” Ah – Deja salir un suspiro, avanza hasta la ventana de su cuarto para correr las cortinas y dejar que la luz del sol iluminara aquella vacía habitación. Aprecia la hermosa vista de su cuarto al enorme jardín trasero que tenían, amaba ver las flores crecer, a los pajaros surcar por los cielos emitiendo sus hermosos cantos, sonríe al recordar momentos de su niñez cuando jugaba con Aioria o ayudaba a Regulus dar sus primeros pasitos, lindos momentos de felicidad. Hasta que posa sus ojos pardos en cierto muchachito, se le queda viendo como si tratase de encontrar algo interesante en aquel muchacho de cabellos cortos y de un color verde azabache oscuro, le parecía un poco exótico ver a un joven como él – “Es apuesto, no lo niego” – Piensa, no sin antes abrir sus ojos enormemente, sus mejillas poco a poco se tiñeron de un rosa pastel, porque aquel muchacho se acababa de quitar la camisa delante de sus ojos y pasarse un trapo por su frente. Estaba encantado al recorrer aquella ancha espalda, ver como esa piel blanquecina era adornaba por las gotas de sudor a causa de un arduo trabajo – “Wow” – Seguía admirándolo, lleva su mano al vidrio para asimilar que tocaba aquella piel, se relame sus labios secos, porque poco a poco sus deseos se estaban disparando y más admitir que deseaba saber quién era ese apuesto muchacho, de donde viene, que edad tenia, hacerles preguntas o hasta incluso saber cosas intimas de ese exótico hombre.

 

El joven notaba que alguien lo estaba observando de algún lado, abandona su trabajo por unos minutos para así alzar su rostro y posar su mirada oscura en el ala izquierda, en aquel muchacho que no lograba detectar.

Se podía notar que sus miradas se conectaron por unos minutos, largos minutos que para Aioros era darle paso a fantasear con locuras y hasta bizarras situaciones con aquel desconocido. Lo que uno puede empezar a sentir al toparse con la persona impuesta por el destino, algo que Aioros jamás predijo en sus visiones.

(Ending - When It's Time de Green Day)

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado y nos leemos en el próximo capitulo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).