Los hechiceros lo gritan, pocos escuchan. El qué quiera reconocerlo ved las señales:
Quien lo conoce, identifica que es un Oscuro, porque aprendió de ellos y con ellos, porque comprende lo que es la sabiduría. Se alimenta de la luz de los ignorantes hijos e hijas de la raza de Abel. Los utiliza y luego los desecha, porque de ellos solo necesita satisfacerse con la energía que da la lujuria: La kundalini, la serpiente.
Quien lo conoce, deduce que es un No-muerto, porque puede moverse entre los vértices, la Tierra y sus dimensiones. Porque es sombra y maneja los elementos, porque es el verdugo de nuestros verdugos.
Quien lo conoce, considera que es un Vampiro, porque del dolor, la soledad y la angustia, tomara su alimento, la sangre. Porque tiene emociones humanas, porque actúa como un lobo al acechar, acorralar y devorar su presa. Porque al igual que ellos, solo deja entrar a sus dominios al que desea.
Pero su condición es vulnerable, porque solo cuando beba la sangre del que elija, sentirá el orgasmo oscuro, el placer total del que no está solo pero siempre será libre.
Por eso fuiste desterrado, y con esto tu padre cerró la puerta del reino que no puede pronunciarse… porque siendo una criatura de las tinieblas, no te semejas a ninguna Yokozawa Takafumi…
Hiyori sonreía mientras era observada por Kisa por el espejo retrovisor. La chica sabía muy bien quien era el hombre que había conocido en su casa, pero en vez de tratar de matarlo, se refugió en él llorando por su primera desilusión amorosa. Desde ese momento la expresión de felicidad de su rostro no desaparecía.
Shouta conocía muy bien a Hiyo, no sabía con certeza que era, pero en esos días junto a Yokozawa, algo había cambiado en la muchacha. Al llegar a la escuela, la castaña descendió despidiéndose con la alegría. Mentalmente el pelinegro realizo un conteo antes de recibir el mensaje en el celular, cuando lo leyó, rodo los ojos reflejando la burla en su rostro. Esta chica no tenía remedio. Sentía pena por el peliazul.
Kuro Hiromi arrugo la fotografía de Yokozawa, había estado en su oficina y para mal de sus desgracias él no se encontraba. Por su parte, por más que quiso sacar algo de información de Zen, el castaño no soltó prenda. Se le estaban saliendo la situación de su control, la venganza que justificaba para los otros era una simple charada para lo que verdaderamente necesitaba del descendiente de Drakull. Deseo que esa noche la idiota de Kayama pudiera cumplir con su encargo, como respuesta soltó un bufido. Bajando los ojos a los papeles frente a él, trato de concentrarse en su trabajo, desafortunadamente el olor a bosque húmedo lo invadió, las manos sobre su pecho le brindaron confort, a su lado tenía a la hermosa Lilith. Sonriendo recibió el libidinoso beso que lo dejo a merced de la criatura. Si bien su objetivo era capturar a Yokozawa, nadie le iba a negar la posibilidad de disfrutar de esa mujer. Si ella le robaba su energía, su hijo le daría la inmortalidad.
Takafumi no estaba muy seguro, pero le había prometido a Hiyo acompañarla en la aburrida cena que su abuelo había organizado en honor a su cumpleaños número 13. Kisa y Yukina gozaron haciéndole bromas durante todo el camino a la casa de los Kuro. Asomados por la ventana del coche, se despidieron deseándole un buen “omai”, los ojos rojos del peliazul obtuvieron como resultado unas fuertes carcajadas. Negando con la cabeza siguió su camino. ¡Tan bajo había caído!
Al llegar a la puerta, Hiyori ya se encontraba esperándolo. Se parecía mucho a su madre, el recuerdo de quien se sacrificó por él en Nueva York le infundio la fuerza para reintentar meterse a la boca del lobo. Tras una reverencia extendió su mano para entrar de gancho a la mansión. Los ojos de más de uno se clavaron irremediablemente en la pareja. La castaña mostro su satisfacción con una sonrisa.
El vestido en encaje de color azul real parecía hecho a la medida, el escote en V realzaba la ya espigada figura de la adolescente, la falda estilo princesa caía hasta poco antes de la rodilla, los zapatos del mismo color con un tacón bastante alto para gusto de su acompañante la dejaban a la altura de la barbilla de este. El arreglo era finalizado con un suave maquillaje que solo realzaba con un labial color palomino, mientras el cabello recogido en un elaborado trenzado, le daba un toque de distinción. Si no fuera porque sabían la edad de la jovencita, muchos asegurarían que era tres o cuatro años mayor.
Zen casi suelta la copa cuando los vio, la niña era el vivo retrato de Sakura, pero el tener ese recuerdo al lado de Yokozawa le helo la sangre. Dios el hombre era tan impresionante como ella. Agradeció no haberlos tenido al mismo tiempo, si no le habría sido imposible decidir con quien permanecer. Más allá de la apariencia física, el orgullo y la sensualidad que irradiaba era un placer para los sentidos.
Por su parte el pelinegro se encontraba un poco incomodo con su vestimenta, tratando de no parecer un anciano junto a la chica, rompió su código de etiqueta para lucir más casual, dejando todo en manos de Yukina, se vio enfundado en una camisa blanca sin corbata, un pantalón negro de corte clásico y un saco de dos botones de solapa delgada del mismo color de la camisa, que al apuntarlo acentuaba su esbelta figura. Shouta había hecho un milagro acomodando su cabello, lo cual le permitía lucir aún más sus hermosos ojos azules y la piel nívea.
Sin duda la primera parte del plan de Hiyo cumplía con sus expectativas. No obstante, Kuro Hiromi hizo un gesto de total desaprobación a su nieta, la cual se aproximó a él en total desafío:
- Abuelo, te presento de manera oficial, al que será mi esposo: Yokozawa Takafumi.