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Centinela por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Un abrazo dde agradecimiento a los que han seguido el fic. Nos quedan pocos capítulos.

Me dolía todo el cuerpo, no recordaba nada después de la pelea en el gimnasio.


Abrí los ojos para encontrarme en la habitación que ocupo desde el día que llegamos. El pastoso sabor en mi boca me indico que llevaba dormido más de lo que hubiese supuesto.


Fui al baño, necesitaba ducharme, quitarme este sopor de encima. El agua fría sobre mi cuerpo me hizo pensar sobre mi tiempo en ese lugar...


La primera semana solo extrajeron muestras de sangre que eran analizadas frente mío sin ningún tipo de remilgo, los remedos de médicos no veían nada extraño en ellas. Para la siguiente fueron exámenes físicos y una que otra biopsia de la piel y órganos, solo entonces note que mi cicatrización era más rápida de lo normal. Las marcas desaparecían pasadas unas horas. Argumentando una estupidez sobre el frio, comencé a vestir prendas manga larga eso me daría algo de tiempo para poder ocultar lo que sucedía, de igual manera, para buscar cómo salir de allí. Mi sumisión solo era el instinto de proteger a mi hija, la había recuperado y con ella parte de mi pasado y la posibilidad de mejorar mi futuro, no tenía la intención de perderla de nuevo. Mientras mantuviesen el interés en lo que supuestamente “me había convertido”, se alejarían de Hiyori.


La semana pasada las cosas cambiaron, deje de dar para comenzar a recibir. El líquido que inyectan como suplemento alimenticio cambia mi cuerpo, mi percepción, mi realidad. Soy el “conejillo de indias” de Kuro. Mi exsuegro lo dejo claro desde mi llegada.


Viene a mi cabeza lo sucedido antes de desmayarme: Estoy en entrenamiento, debo ser fuerte para cuando nos encontremos me repiten cuando me desconectan, me sorprende que inconscientemente acepto la orden y repito como autómata lo que gritan los que me atienden.


Siento que estoy perdiendo mi vínculo con Yokozawa, se hace difuso ante mi necesidad de matarlo… siento rabia, desesperado mi cuerpo reacciona peleando contra mis instintos, veo a mis compañeros… una extraña necesidad se despierta, tengo hambre…percibo la descarga de los teaser, el golpe en mi nuca me derrumba, me encierran para evitar que ataque a los otros, las sombras a mi alrededor me huyen, hay gritos, luego el choque contra el frío del suelo me reconforta.


Antes de cerrar los ojos lo veo, estiro mi mano para alcanzarlo. Caigo en un sueño donde las imágenes de nuestra última vez se vuelven nítidas…su olor me hace saber que estoy en paz…


 


La habitación del hotel de negocios les dio la bienvenida, entre los besos que se propinaban la puerta escasamente pudo ser cerrada cuando ellos ya querían estar en la cama. No importo la ropa, ni el camino que recorrieron para quedar desnudos, se necesitaban, era como si algo les predijera que, si no se unían, no tendrían una nueva oportunidad.


Zen beso el blanco cuello, cada palabra, cada ocurrencia de su audaz lengua fue ahogada en la garganta de Yokozawa.


Las manos del castaño recorrieron a su pareja hasta envolverse en su hombría erecta, los labios jugaron con las tetillas lamiéndolas sin reparo. Se habían acostumbrado a verse la cara cuando tenían relaciones, amaban sus expresiones y los juegos de palabras, así como lo que ellas transmitían; además, acostumbrados a morderse, el juego erótico en más de una ocasión terminaba cuando compartían el dulce néctar de sus sangres…


El fuerte gemido del ojiazul tuvo como recompensa que Kirishima aumentara el ritmo de las embestidas; estaban al límite, Zen marco su territorio por una vez más, alcanzando el oído de su amante para susurrar su nombre sensualmente “Takafumi” ... Eso fue suficiente para hacer llegar al que yacía bajo él, incapaz de controlarse, el hijo de Drakull clavo sus uñas en la espalda del centinela quien sintió como era apresado por el interior de su pareja, llenándolo por completo… jadeante busco su boca para sellar el pacto con quien se había convertido en su razón de vivir.


 


Cuando desperté estaba en mi cama, no sé cuánto he dormido. Me levante con un fuerte dolor de cabeza, debía buscar cómo escapar de ese encierro.


Salí del baño para vestirme con lo único que ofrece mi guardarropa e ir a ver a mi hija. Su dulce sonrisa me dio la bienvenida. Ambos sabíamos que él estaba cerca, no podía permitir nuestro encuentro, Hiyo me abraza con fuerza.


En ese momento un grupo ingresa a su habitación, me escolta, armados y listos para el ataque, la energía es demasiado fuerte, nos superan en número. Kuro Hiromi se aproxima, sonríe porque llegó la hora del enfrentamiento, me ha modificado para esto, y, sin embargo, la orden es capturar vivo a Yokozawa.


La alarma retumba en las instalaciones, han burlado la seguridad, están dentro. No puedo llamar a esto una pelea, al menos si ves a tu oponente sabes a que te enfrentas, pero con ellos es diferente, son sombras, seres etéreos que manipula tu mente, visiones macabras que debilitaban tu semblante, dando la posibilidad de elegir entre la vida o la muerte.


En medio de la sala lo veo llegar con Hiyo de la mano, mi hija llora. Aferrándose a su brazo me ruega por su vida. Mi amante besa su frente pidiéndole que se ponga a salvo. Una sombra se materializa a su lado, la marca del dragón me hace bajar la cabeza. Con un bufido, desaparecen.


- ¿Me esperabas? – pregunta.


- Cada día y por siempre – respondo siguiendo sus movimientos - ¿Tienes miedo? - Los ojos azules me miran con ¿deseo?


- Es mi destino o ¿no? – solo puedo sonreír. Soy la persona de quien su padre quería protegerlo cuando negó su nombre – Al final, tu eres Kirishima Zen… mi amado centinela.


- Te amo Takafumi…


Nuestros ojos rojos se cruzan, ya no éramos sino un recuerdo. Lanzándome hacia él comencé a dar golpes certeros. Tomando algo de distancia, se irguió para limpiar con su mano la sangre que broto del labio roto, pasando la lengua sobre la herida, me hizo un guiño. En mi cabeza el gesto fue un desafío. Medía mis fuerzas.


Con rabia volví a golpearle, haciendo una llave, logre doblar uno de sus brazos sobre su espalda, mientras con el otro sacaba la navaja para colocarla en su cuello. Fue cuando escuche su risa.


Tomando mi muñeca presiono la palma logrando que soltara el arma, dándome un cabezazo. Retrocedí, dos golpes llegaron casi de inmediato, uno en mi tórax y otro en el estómago, haciéndome caer, apretó firmemente mi cuello contra su pecho, el aire poco a poco se me escapa, con un resto de conciencia escucho su voz en mi oído…mi cuerpo se desvanece.


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