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Appassionata por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

Como no hay una fecha fija para actualizar esta historia, pues quedo hoy y aquí esta.

Stacatto: Separado, es decir, cada nota debe tener una duración menor a la normal, haciéndose así una pequeña pausa entre ellas que les otorga una definida individualidad

Abro los ojos de golpe, sintiendo que me falta el aire. Estoy en casa, en mi departamento. Ah… creo que estaba teniendo una pesadilla, pero no puedo recordarla, me dan escalofríos y siento la piel helada.  Mi violín… me levanto hasta la mesa donde deje el estuche y lo abro.  Sigue ahí, como si nada hubiera pasado.

— Menos mal…— murmuro, cerrando la tapa. Verlo me hace recordar que ya no puedo tocarlo, ya no estoy en la orquesta. Suspiro, sentándome. ¿Qué voy hacer ahora?  No quiero hablar con mis padres,  ni con nadie en realidad. Ojala que lo de ayer hubiera sido toda una pesadilla. Preferiría otra pesadilla a esta horrible realidad.  Aun traigo la ropa de ayer, supongo que será lo primero que haré.

Asearme, desayunar y salir de aquí antes de que llegue alguien, y con alguien me refiero principalmente a mis padres. Mi teléfono suena, y veo que está lleno de llamadas perdidas y mensajes. Lo apago antes de ir al baño. Viendo como esta mi teléfono, lo mejor será no pasar más tiempo aquí, aunque no tengo a donde más ir realmente.  Tomo mi cartera y  abro la puerta.

— dios…— suelto cuando me topo cara a cara con Joshua. El también pega un brinco cuando me ve.

— me has dado un susto, tonto. ¿Y bien? ¿Es cierto?— me pregunta, sin darme tiempo de responder a su primera pregunta. Joshua es el chico que vive en el departamento de al lado, no estudia música sino pintura o artes, algo así.  Una vez me pidió de favor que posara para una pintura que estaba haciendo.  

— ¿es cierto que?

— Que te desmayaste en la presentación— le miro, horrorizado. ¿Quién se lo dijo?— oh, parece que es cierto— sonríe. Yo no puedo sonreír— tranquilo, no creo que haya sido para tanto.

— ¿no para tanto? ¿Tienes idea de lo que dices?— le digo,  mirándole mal. Joshua tiene una apariencia bastante relajada, su cabello es pelirrojo, lo lleva largo y alborotado. Mi cabello también esta largo, pero lo tengo tan lacio que no podría adquirir la apariencia que tiene el de Joshua.

— no…

— me han dicho que tengo que descansar. Que me tome un tiempo.  Estoy arruinado— murmuro, suspirando.  

— vamos, vamos. No puede ser tan malo. ¿Quieres dar un paseo? Iba a tomar unas fotografías, y recordé tu presentación—  No hay malicia en sus ojos azules, y noto que trae una mochila manchada con pintura colgada en un hombro.

— ¿Por qué no? vamos—  cierro la puerta y nos dirigimos a la salida.

— ¿Qué fue lo que pasó?—   ¿le cuento o no? no somos tan amigos como para contarle… pero… tampoco es que tenga muchos amigos. Siempre estoy más concentrado en la música— ¿Elián?

— ah, sí— comienzo a contarle lo que paso, desde que termine con Darlene hasta la plática con Naomi. Mientras caminamos, Joshua toma una que otra fotografía. Vamos a una cafetería, y Joshua me invita el desayuno, para luego seguir caminando por las calles. No siempre vamos hablando.

— ¿Qué vas hacer ahora?— me pregunta, ya casi al atardecer. Hemos pasado todo el día andando y no me importa.

—no lo sé. Siento que si tuviera esa respuesta no me sentiría tan mal—  no sentiría esa ansiedad que me da al pensar en la música. Nada de incomoda opresión ni sensaciones heladas y vacías en mi pecho.    

— podría ser divertido. Muchos de mis compañeros toman un periodo de descanso cuando ya no tienen inspiración para sus obras. Otros pasatiempos.

— yo no tengo otros pasatiempos… antes salía con Darlene, pero…

— consigue otra novia. La chica que te visita, la chica hindú…

— ¿Ishani? No— Joshua hace un gesto, una mueca. No sé si se dio cuenta de que Ishani y la chica de la que habla es la misma, y ahora mismo debe estar tomando mi lugar. No dice nada, mientras seguimos caminando. Su teléfono comienza a sonar, casi por inercia volteo hacia otro lado para darle  privacidad.

— Elián, lo siento, tengo que irme, surgió algo.

— ¿eh?

— Nos vemos luego— me dice, y sale corriendo de regreso por dónde veníamos.  Parpadeo, mirando la calle. Genial, supongo que es hora de volver a casa. Doy la vuelta en la calle. ¿Ah? Siento que me están viendo. Discretamente miro al rededor, pero no veo nada extraño.  Camino unas calles más, pero la sensación no desaparece.

— ¡Hola!

— Aaahh— me llevo la mano al pecho, y reprimo mi impulso de correr.

— Eres el chico del violín ¿no?— es la misma persona de la máscara de ayer, lo sé porque la trae de nuevo. Ladea exageradamente la cabeza cuando le miró fijamente.  Trae puesta ropa sacada de una obra de teatro medieval, en color tinto y negro, una capa corta y unas botas altas de piel— ¿me equivoco?

— No… tengo que irme…— le digo, dando unos pasos más. Ayer ni siquiera le di las gracias por ayudarme, pero vamos, este sujeto es extremadamente sospechoso. ¿Quién se pasea por la calle con una máscara?

— Espera…— su voz sale amortiguada por la máscara. Me giro de nuevo, poniendo una expresión de fastidio. Una melena castaña algo rizada enmarca la máscara.

— no tengo tiempo para esto, en serio.

— Solo quería saber si estabas mejor— le miro, haciendo que mi mueca de desagrado sea más notoria ¿Qué le importa a esta persona si estoy bien o no?

— No es de tu interés— espeto, casi gruñendo. Su mano me sujeta cuando me doy la vuelta.

— Sea como fuere lo que penséis, creo que es mejor decirlo con buenas palabras— dice, usando un tono ceremonioso, cantarín. ¿Esta….Recitando?— ayer no lucias nada bien. ¿Quizá necesitas ayuda?

— no de ti, claramente. Estoy bien.

Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón— vuelve a recitar— escuche tu conversación con tu amigo. O una parte de ella.

— ¿Me estabas siguiendo?— exclamo, con horror.

— ¿Qué? ¡No! solo vamos en la misma dirección— me suelto, dando pasos largos y rápidos. ¿Qué le pasa a las personas hoy?

— ¡¿Acaso estas siguiéndome?!— me detengo, girándome para topar con el mismo sujeto.

— no, te dije que solo vamos en la misma dirección.

— Si no me dejas en paz llamare a la policía.

— ¿Ah?— se cruza de brazos— bien, si no me crees, iré adelante— pasa por mi lado y sigue caminando por la calle. ¿Será posible? Miro con desconfianza como gira en la calle donde yo iba a girar. ¿Me equivoque? Camino por la calle hasta la esquina, y le veo más adelante, caminando sin detenerse.  Camino despacio, viéndole la espalda. Finalmente le veo cruzar la calle hacia el central park. Yo cruzo en la otra dirección. Ah, parece que si veníamos en la misma dirección a final de todo.

Arg, no es mi culpa haber sido grosero con él, ¡es muy sospechoso! No puedes confiar en la amabilidad de personas que ocultan su rostro. No hay nadie  esperando afuera en mi departamento como había pensado. En cambio, me pongo a escuchar los mensajes en la contestadora que dejo de mi mamá, todos cada vez más histéricos. Suspiro, tomando el teléfono y marcando el número de casa. Ojala que no me contestara.  Me sorprende que de hecho, no me contesten y se activa la grabadora. Miro la hora, es tarde y mis padres deben haber salido a cenar  o a alguna salida social, eso o están buscándome por la ciudad.

— mamá, estoy bien… no tiene que llamar a la policía ni nada. Yo… necesito un tiempo ¿sí? Sé que será difícil para ti, pero quisiera estar a solas unos días— me quedo callado sin saber que mas decir— estoy bien, no paso nada— miento. Luego cuelgo el teléfono. Que cansancio.  Espero que estos días terminen pronto.

 

Mis padres no van a verme, lo cual me hace sentir bien. Solo recibí un mensaje de vuelta diciendo que estaba bien, pero que fuera cuanto antes.  Solo he  podido ir caminar de vez en cuando por las calles.  Paso frente a una tienda de música, mi vista se queda clavada en los violines.  Como quiero tocar otra vez, pero no he podido ni siquiera sacarlo del estuche. Me siento tan decepcionado de mi mismo…

Voy a sentarme al primer lugar que veo. ¿Podre tocar alguna vez? He crecido escuchando esto muchas veces, personas que llegan a un punto en el que ya no pueden tocar mas. Un bloqueo le llaman.  ¿Qué se supone que tengo que hacer?

El alma humana tiene grandes misterios que penetrar y grandes cuestiones que debatir cuando está sola.

¿Eh?— alzo la mirada, topándome con la ya conocida mascara sonriente. Parpadeo, mirando alrededor.

— me gusta encontrarme contigo ¿sabes?— le oigo reír— y antes de que digas algo, no estaba siguiéndote. Estaba haciendo una presentación— me señala atrás, donde un grupo de personas se está dispersando. Abro la boca, pero no encuentro que decir, así que la vuelvo a cerrar. Le veo sentarse a mi lado, como si nos conociéramos.

— no te conozco— digo al fin. Él ladea la cabeza de nuevo, muy exageradamente— no hablo con extraños, y menos con extraños que están enmascarados— se pone de pie, y hace una reverencia, tomándome la mano. Intento soltarme, ¿Qué está haciendo? Por unos segundos creo que la va besar, pero no lo hace.

— Todos me conocen por Solange, puedes llamarme así— se endereza. Retiro mi mano.

— ¿Solange? Ese es un nombre de mujer. Y tu claramente no eres mujer— sonrió.  Le veo poner una posición más relejada y se sienta de nuevo a mi lado.

— ¿Y? ¿No puedo tener el nombre que yo quiera? La rosa no
dejaría de ser rosa, y de esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo. De igual suerte, mí querido Romeo, aunque tuviese otro nombre, conservaría todas las buenas cualidades de su alma, que no le vienen por herencia
— recita de nuevo, moviendo las manos en elegantes florituras.  Le miro unos momentos.

— vale, entiendo— o eso creo. No es que me importe tampoco.

— ¿y tú? ¿Cuál es tu nombre, mi estimado violinista?— dudo unos momentos. Es un completo desconocido, muy sospechoso y no le conozco.

— Elián Chaudret… ¿Cómo sabes que soy violinista? ¿Revisaste mis cosas?

— no. Tus manos son las de un violinista— le miro, arqueando una ceja.

— ¿y eres experto en manos?

— quizá. También en violinistas—  sonrió otra vez— ah, mucho mejor. Me estuve preguntando como seria verte sonreír— dejo de hacerlo cuando me lo dice— las veces que te he visto, pareces preocupado y triste. Justo hace unos momentos, tenías una mirada muy melancólica.

— ¿y eso qué?

— soy alguien que le gusta ver reír a los demás, me gusta hacerlos sonreír, llevarles un poco de felicidad— mientras dice eso, se levanta de nuevo, lleva una mano a su pecho y alza la cabeza.

— estás loco.

— El loco se cree cuerdo, mientras el cuerdo reconoce que no es sino un loco.

— ¿Qué es todo eso que recitas?

— ¡Soy un actor! Hablo un poco de todo. Pero no quiero hablar de mi hoy, ¿Qué es lo que te pasa?

—  olvídalo. Tengo que irme.

— espera. No puedo dejar que te vayas así— me levanto, soltándome otra vez de su agarre.

— ¿eres actor?

— sí, vivo de hacer espectáculos, de llevarle a las personas…

— un actor callejero. ¿Cuánto quieres para dejarme en paz?— cuando da un paso hacia atrás, me doy cuenta de lo que dije. Le miro, sorprendido de mi mismo.

— Yo no hago esto por el dinero— su tono suena ofendido. Genial, le he ofendido— creo… que estaba equivocado contigo— se da la vuelta, la capa que trae ondea tras él mientras se aleja. No lo conozco, apenas y nos hemos topado unas cuantas veces, pero sus palabras calan hondo en mi pecho. Cierro los ojos y solo puedo volver a mi casa.

Que decepcionante. Estoy haciendo todo mal, ¡él ni siquiera había hecho nada malo! Y le he tratado tan mal.  Ah, ya que, no es más que un desconocido, ahora dudo que lo vuelva a ver.

 

Por más que intento dejar de pensar en todo lo que me está pasando, es imposible.  Mi violín es un recuerdo constante de mi fracaso. No tengo clases por ahora, solo tenía las presentaciones, así que tampoco puedo ir a ese lugar.   Solo puedo pasear e intentar olvidarme de lo que paso. ¿Cómo se supone que le puedo poner alma a la música? Entiendo el concepto, si, todos oyen de eso, pero nunca me había dicho que yo sufría de eso. ¿Mi música suena mecánica? ¿O es eso lo que falta cuando la escucho?

Me detengo cuando veo un grupo de personas reunidas, normalmente no soy curioso, pero las personas aplauden y se ven entusiasmadas. Me acerco, y lo primero que veo es a una mujer con un vestido de diseño medieval. Oh, es una representación. Me quedo observando el escenario improvisado, las personas atentas.         

Palabras, palabras, palabras— reconozco la voz. Giro a tiempo de ver la máscara de esa persona, Solange. Están representando Hamlet. Me quedo hasta que termina la presentación. Conozco un poco de obras de teatro, asistí a algunas con mis padres antes y estoy seguro que los saltos y piruetas que hacen no son parte de la obra original.  No me interesa mucho la representación en sí, me quedo observando a Solange. No puedo ver su rostro, pero su voz expresa tal energía y vitalidad, que se que él es feliz haciendo eso sin siquiera ver su rostro.  El final de la obra me toma desprevenido, las personas aplauden y los actores hacen una inclinación, uno de ellos pasa con una bolsa de tela entre las personas. Me aparto un poco, esperando que las personas se dispersen.  

— Solange— le llamo, cuando ya se ha ido la mayoría de los observadores. Esta inclinado sobre una maleta, guardando parte de la utilería.

— ah, eres tu— la forma en que dice eso me avergüenza. Arg, me lo merezco, merezco eso. Miro al suelo, sin saber que decir. El está delante de mí, parece tan grande en esas ropas.

— Es-estuviste increíble— balbuceo.

— bueno, es comprensible, es lo que hago.

—… oye… disculpa que me haya comportado así— ¿Qué hago? No tengo porque disculparme, ni sentirme mal por lo que me diga un extraño— pero realmente he tenido unos días muy malos, no tengo idea de cómo comenzar a recomponer mi vida, y por si fuera poco, tú no paras de aparecerte en mi camino— suelto de golpe.

— ¿ah?

— no es del todo mi culpa que te tratara así, ¡Eres muy sospechoso! Pero te vi actuando. Lo haces muy bien, me sorprendí que lo hicieras. Y no sé, no debería estar hablando contigo, pero en serio, la forma en la que actuaste…

— hey, tranquilo…— no sé en qué momento me incline hacia delante, cuando sus manos, metidas en unos elegantes guantes blancos, me sujetan de los hombros y me enderezan— trata de respirar.

— lo siento…

— tranquilo. ¿Quieres hablar? Parece que necesitas urgentemente hablar con alguien experto— sonrió.  El solo camina un poco, alejándose de los demás actores que están ahí, y me guía hasta una banca— ¿te parece no sospechoso hablar aquí?

— sí.

— ¿Y bien?— me dice, cuando pasan unos momentos y no he dicho nada.

— Eres feliz actuando— digo, sin mirarlo. De reojo le veo asentir.

— claro.

— me desmaye en mi última presentación— suelto, y siento que algo se me queda atascado en la garganta cuando lo digo.

— uh, ¿nervios? Bueno, es normal si…

— ¡No! no estaba nervioso. Yo… no se qué paso. Estuve practicando el día anterior, y luego solo…— ¿Cómo expresar eso? no sé cómo hacerlo.  Él lleva su mano a la barbilla.

— umm…

— me echaron de la orquesta por eso.

— ¿te quitaron el puesto?

— me dijeron que tomara un descanso, que volviera en unas semanas. Pero todo mundo sabe que significa.

— pues yo creo que enserio solo te dieron un descanso. Luces siempre tan tenso y ansioso. Deberías tomar el consejo y relajarte— su tono alegre. La máscara aun me incomoda, pero creo que en realidad Solange es una buena persona, y no un maldito lunático peligroso.

—  no he hecho otra cosa más que tocar el violín desde que recuerdo. No sé qué hare si no puedo volver a tocar.

— ¿Por qué no volverías a tocar? Tienes tus manos en perfecto estado. ¿Dijeron acaso algo más?

— que mi música no tenia alma. No sé qué es eso.

— oh, vamos eso no es tan difícil. ¿Sabes lo que es, no? – realmente no lo sé, estoy a punto de decirle eso, pero recuerdo su actuación, la forma en que recitaba los versos, los movimientos de su cuerpo al poner poses elegantes y extravagantes. La actuación de todos, en general. Pienso que eso tenía alma.      

— tengo una idea… pero no sé cómo hacerlo yo. Ni siquiera me siento capaz de tocar el violín.

— oh, ya veo…— su rostro mira al cielo. Aplaude de pronto, dándome un susto— ¡Lo tengo! Mira, ahora mismo hay algo que ocupa mi atención, pero podemos vernos mañana.

— ¿Qué?

— ¿quieres pasar el día conmigo? Mañana ven al mismo lugar donde dejaste tu violín. Hablaremos más sobre esto y tengo algo que mostrarte.

—ammm…

— ¿Quieres encontrarte de vuelta?— le miro. Deseo poder mirar unos ojos reales. No lo conozco, aunque parezca una buena persona, sigue siendo un desconocido, además ¿Cómo se que es no es una trampa o algo así?— si te decides, estaré esperando en ese lugar— se levanta y sacude sus ropas.

— oye, yo…

— no importa. Ya lo he dicho. Hasta luego, mi preciado violinista— se despide, dejándome sentado en ese lugar. Los demás ya se han ido, parece que este comportamiento en Solange es común, pues nadie se acerco a hablarle ni a despedirse.  

Me levanto, tomando el camino a casa. ¿Debería encontrarme mañana con él? es muy… extraño, y desconfió mucho.  

¿Podre tener el valor para encontrarme con él mañana en una reunión concertada y no solo por casualidad?                

 

Notas finales:

Las frases en cursiva son frases de obras de Shakespeare, no son invento mio. 

Gracias por leer.


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