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Estudiante de intercambio por Asta

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Notas del fanfic:

Este fic se escribió originalmente con otra cuenta que llevaba yo. He decidido traerlo a esta y continuar con él.

Espero que os guste.

Notas del capitulo:

Empezamos de nuevo con el. Espero que os guste esta historia.

Las nubes se movían despacio por un cielo anaranjado. Un horizontes infinito que lidiaba con su color frente  al turquesa del mar que dominaba toda la vista.

Los motores del avión dejaban una estela a su paso por el contraste que había entre el cálido aire que expulsaban y el frio que hacía en el exterior.

Allí dentro... la temperatura era ideal.

Estaba apoyada sobre el reposabrazos, con el mentón descansando sobre una mano que llamaba la atención por el anillo de oro que brillaba en su anular. Su mirada era algo perdida, desorientada. Se encontraba de camino a un lugar que no había visto más que en foto y era la primera vez que se aventuraba tan lejos ella sola.

Tenía un poco de miedo...

Su nombre era Kira. Bueno, más bien ese era su pseudónimo. Un "mote" que ya usaba hasta su madre y que había dejado en el olvido a su vendadero nombre. Tenía 18 años, el pelo liso, rubio y sedoso, cuidadosamente peinado y lavado cada día. Sus ojos no destacaban por ser azules, verdes o de cualquier otro color llamativo: Eran marrones. Era una joven de facciones ligeramente redondeadas y de buen ver. De echo, en su escuela, era de las chicas más populares.

Aún así era bastante introvertida y solitaria. Le gustaba pasear, ver los atardeceres, sentarse en el alfeizar de su ventana y escuchar música clásica o melódica hasta que el sueño la vencía, el silencio... Si, también sus amigos pensaba que era un poco aburrida.

Buscó en su bolso y sacó una foto en la que se veía una familia de tres miembros: El padre, la madre y una chica de unos 8 años que agarraba la mano de ambos desde el centro de la imagen. Sonrió ante la idea de que, durante el siguiente mes, esa iba a ser su familia. Intentó pronunciar el apellido pero no dejaba de sonar graciosos en sus labios. Al parecer, el mismo efecto tenía en la gente, pues la mujer que estaba sentada a su lado, también se rió. Ambas se rieron finalmente.

- "Señores pasajeros, en más o menos media hora iniciaremos el descenso para el aeropuerto de Londres. Por favor, mantenganse en sus asientos. Gracias" - La voz del piloto sonó en toda la aeronave mientras esta viraba suavemente hacia la izquierda.

Kira reposó la cabeza en el asiento y este le abrazó ligeramente dándole una posición cómoda y relajada. Se colocó los cascos y los ancló al reposabrazos para escuchar alguno de los canales del avión y cerró los ojos...

Una turbulencia...

Todo el avión se agitó y la rubia se agarró al asiento casi hasta el punto de marcar las uñas en la forma gomosa que había bajo su brazo.

Otra más...

- No te caigas... no te caigas... - dijo para sus adentros mientras se maldecía por haber tomado la decisión de llevar esa locura a cabo.

Pronto, el vuelo volvió a normalizarse y en escasos minutos, estaban aterrizando.

- Gracias por haber volado con nosotros. Esperamos verla a su regreso - decía una azafata alta y delgada con una sonrisa casi perfecta. Kira le dedicó otra antes de salir del pajaro de hierro y dirigirse a por sus maletas.

Como no podía ser de otro modo: Su maleta salió la última. La recogió y comenzó a caminar hacia fuera. Ciertamente, no tenía muy claro como serían las cosas a su llegada, como sería su nueva familia, como sería el clima, la gente... sintió ganas de vomitar a la vez que se le anundaban todos los nervios en el estomago.

- Vamos Kira... ¿Qué es esto para ti? Sólo un paso más hacia delante - se dijo a si misma y paró unos instantes. Tomó aire y, cuando se hubo calmado de nuevo, continuó su camino hacia la puerta.

Las puertas se abrieron suavemente y la gente que estaba esperando fuera levantó la cabeza intentando vislumbrar a sus familiares más allá de las personas que poco a poco iban saliendo. La joven miró también, buscaba alguien que le llamara la atención, que tuviera un cartel o algo con su nombre y así poder dirigirse hacia él o ella. No tardó en verlo: Un joven vestido de traje portaba un folio de papel donde ponía bien claro: KIRA. Supuso que era por ella pues no era un nombre que se viera demasiado a menudo.

No había llegado hasta él cuando se adelantó y sonrió abiertamente. La verdad... es que la sonrisa de aquel varón era bastante inquietante...

- ¿Kira? - preguntó más que nada por si estaba haciendo el estupido.

- Si - respondí rapidamente antes de que la timidez hiciera que las palabras se me entrecortaran. Aunque sólo fuera una y  fuera una onomatopeya.

- Bienvenida a Londre ¿Qué tal el viaje? - preguntó formalmente como un protocolo.

- Bien, gracias. Aunque estoy bastante cansada - respondí evitando los empujones de aquellos que seguían saliendo de la sala de equipajes.

- Lo entiendo - siguió él - Por favor, nos está esperando el coche.

¿Coche? Bueno, era cierto que sus padres habían dejado una gran suma de dinero para que ella pudiera disfrutar de aquella oportunidad. Y, como siempre hacían con su primogénita hija única, no reparaban en gastos.

Fuera, el tiempo era más fresco de lo habitual. Le habían dicho que Londres era frio, pero no pensaba que hasta el punto de tener que llevar chaqueta ya que era verano. No obstante, lo dejó apuntado en su cabeza para cuando llegara a la casa: Ducha caliente, sacar ropa de abrigo... De momento, le tendría que valer con sus propias manos haciendo fricción contra su piel.

El coche era un deportivo, un wolsvagen golf de esos que en España llevan los jovenes que quieren fardar de coche y no tienen dinero para comprarse nada más caro. Parecía bien cuidado y bastante límpio. El chico tomó su maleta y la metió en el maletero. Después, abrió la puerta del conductor.

- Espere - dijo alarmada - ¡Yo no se conducir!

El hombre rió abiertamente, se agachó un poco y le indicó el otro lado del vehículo.

- Kira ¿Puedo llamarte por tu nombre? - asintió la joven - El mio es John, por cierto - otra sonrisa de esas que me daban escalofrios - En Londres las cosas van un poco diferentes... más bien al revés.

La rubia se ruborizó ante la estupidez que acababa de decir pues era más que consciente de que el volante en esos coches iba a la derecha. Justo al contrario que los demás.

- Perdón John - se atrevió a decir o más bien se tomó la libertad de hacerlo ya que él intentaba mostrarse más cercano - Los nervios... ya sabes...

- Si, entiendo. Monta por favor - indicó de nuevo apartándose de la puerta para dejarme la libertad de entrar.

Pronto había arrancado y estabamos de camino por unas calles que no conocía, que no sabía ni tan siquiera de donde venían o donde iban.

- "Fijate que si este chico es un violador... o algo así"  - Pensaba para sus adentros mientras le miraba de reojo. Decidió que tanto silencio la estaba ocasionando tener paranoia. Por lo que se dispuso a romper el hielo de un modo fácil y necesario: Poniendo como tema el viaje.

- ¿Cómo es la familia a la que me voy a unir? - preguntó abiertamente y sin ningún tipo de preámbulo. Era lo que más le preocupaba en ese momento. Quería adaptarse a la vida de allí, a la familia que le tocaba y sobre todo aprender.

John tragó saliva sonoramente, algo que realmente escamó a Kira.

- Bueno, ha habido un problema con eso... - dejó caer con algo de temor en las palabras.

- ¿Perdón? - no cabía en su asombro y más aún que se hubiera cambiado sin ni tan siquiera consultarlo con el cliente.

- Si, la familia que te indicamos, ha sufrido un percance y no podrá acogerte - dijo firmemente, lo que no denotaba mentira en sus tono - Hemos tenido que buscarte un hogar alternativo.

- ¿Qué tipo de hogar? - preguntó siendo consciente de que llevaba meses para hacerse a la idea de donde iba a vivir y con quien y acababan de cambiarselo de repente.

- Es una chica un poco mayor que tú. Vive sola. Es un buen ambiente, trabaja mucho y te distraerá poco de tus estudios - dijo a modo de refuerzo a su postura.

- Me parece fatal que hayan hecho todo esto sin comunicarlo - dijo la rubia aunque en su interior prefería algo más informal que sentirse una "agregada" en una familia ajena.

- Lo sentimos mucho. Le juro que le hemos buscado el mejor lugar alternativo del que disponíamos - siguió con la justificación. Iba a decir algo pero fue cortada de nuevo por el chico que había girado el volante a la izquierda y se disponía a aparcar - Hemos llegado, aquí es.

Se bajaron y tomaron las maletas de Kira. El lugar era una casa unifamiliar de dos alturas bastante destartalado. Seguramente la casa fuera vieja aunque parecía robusta y cuidada. Kira respiró hondo y caminó unos pasos hasta la puerta. El joven, John, la invitó a llamar al telefonillo. Después de pensarlo un poco, finalmente llamó.

Al otro lado sonó una voz metálica, de mujer. preguntando por quien era.

- Soy su compañera de piso, la estudiante de intercambio. Mi nombre es Kira - dijo acercándose al telefonillo como si este trasmitiera sus palabras mejor en función de la distancia.

- ¡Es verdad! - sonó sorprendida la voz metálica - Un momento, ahora bajo a abrir.

Y se cortó la comunicación. El varón y nuestra protagonista cruzaron alguna mirada mientras esperaban a que se abriera la puerta. Una espera que duró más de lo previsto.

Cuando finalmente la puerta cedió, chirrió y se atrancó en un punto. Parecía madera vieja y, con cada tirón que daban desde dentro, parecía que se fuera a partir por la mitad del modo en el que oscilaba.

- Fuck you - se escuchaba la voz desde dentro.

Finalmente, en un último tirón, la puerta se abrió del todo y la chica que había detrás de ella apunto estuvo de caer de culo contra el suelo. No obstante, consiguió mantener la compostura y, después de apartarse el flequillo de la cara para poder ver bien, sonrió.

- Bienvenida - dijo.

Kira... simplemente... no tuvo palabras.

 

Notas finales:

Y hasta aquí el primer capítulo.


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