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Victor Frankenstain por Mariela

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Notas del fanfic:

Los personajes de este fanfic no me pertenecen sino a la Fox Century y los respectivos guionistas

Ya conocen la historia. Los luminiscentes rayosun genio demente, y una creación impía.

Claro que el mundo conoce al monstruo, no al hombre. Pero a veces sí prestas atención, hay otra perspectiva. A veces, el monstruo es el hombre.

******************************

Estoy en el circo desde que tengo uso de razón. Allí todo el mundo se considera una familia, pero todo circo tiene un payaso.

Y el payaso de Lord Barnabe, era yo.

Yo era al que golpeaban durante el acto de payasos para hacer reír al público, al que le lanzaban postres, al que pateaban y llenaban de tierra, el payaso que siempre vivía en el suelo, y no sólo por la joroba en mi espalda.

En ese entonces no tenía nombre, sólo era "el jorobado" ó "el fenómeno", para los considerados. 

La verdad es que no los odiaba por eso. Es difícil juzgar la crueldad cuando nunca te han tratado bien. Además, siempre tuve a quién admirar.

Su nombre era Lorelei y era trapecista, una buena trapecista. Ella  volaba en los aires,  siempre elegante y hermosa que no pude más que enomarme de ella, enomorarme de su forma de volar.

Pero a pesar  de lo mucho que la quería, sabía que nunca sería el hombre que se merecía. Yo, un jorobado payaso con el cabello sucio y deslineado nunca estaría a la altura de una bella ave como ella, nunca, y aceptarlo había sido más sencillo que forjarme falsas esperarzas a su lado.

Sin embargo, no crean con esto que todo era tan malo en mi vida.

Cuando no daba función era el médico del circo, la ciencia de la medicina se convirtió en mi pasión, sobre todo la anatomía humana. Quería entender todos los aspectos del universo interno que nos hacen lo que somos. El cerebro, los pulmones, los huesos, los músculos...el corazón.

No sé por qué la ciencia de la vida se apoderó de mi imaginación, creo que me ayudaba a escapar...

-Absurdo. ¿En serio te crees muy listo, no?-detuve mis apuntes, pero no me volví a mirarlo-¿Todo un intelectual? ¿Eh? ¡¿Eh?! ¡Que vegonzoso debe ser!

-¡Rápido jorobado!-me gritó el Maestro de ceremonias.

-Oye, es tu turno-dijo  pateandome-¡Muévete, fenómeno!

Los fuegos artificiales ya habían comenzado y la función también, debía apresurarme o me golpearían de nuevo. Pero lo  que yo no sabía era que en esa fría noche londinense, conocería al hombre que cambiaría mi vida para siempre.

-Damas y caballeros, sean testigos de las impresionantes proezas de nuestra ave humana: la bellisíma Lorelei.

La habían presentado y yo me había desconectado de todo al verla comenzar su acto. Se veía tan hermosa, delicada, elegante y audaz, mi corazón latía con fuerza al verla en el aire y sin darme cuenta, había embozado una sonrisa enamorada. En ese momento, siendo tan ingenuo e ignorante del mundo exterior, creía firmemente en que ella era el ser más bello del mundo y nada me habría hecho más feliz que saber que  correspondía mi afecto.

Pero las cosas cambiaron de una forma en que nunca me lo hubiera imaginado.

Esa misma noche, una de las cuerdas que sostenían al ave que tanto admiraba termino por romperse, y ella azotó en el suelo asustando a los espectadores.

-¡Lorelei!-había gritado, corriendo inmediatamente hacia ella-¡Lorelei, Lorelei!

Mis compañeros payasos nos rodearon y parecía que murmuraban algo, pero mi atención estaba puesta en Lorelei y en sentir su pulso. Aun estaba viva, pero no seguiría así por mucho tiempo.

-¡No puede respirar! ¡No está respirando!-le dije al hombre que había aparecido a mi lado, no sabía quién era ni de dónde había salido, pero suponía que sí estaba ahí era porque se trataba de un doctor-¡No sé qué hacer!

Y fue en ese preciso instante en que sus ojos se encontraron con los míos en que mi vida cambio sin darme cuenta siquiera. Él tenía iris tan azules como el mismo cielo, vestía tan elegante y refinado, daba la impresión de ser alguien culto, y sobretodo, él era hermoso, muy hermoso. Incluso la barba le quedaba perfecta a su belleza enigmatica y mi corazón latió fuerte al darme cuenta  de mis pensamientos.

El chasquido de sus dedos frente a mi mirada me sacó de mi ensoñación.

-Oye, reacciona. Pregunte sí había lesiones anteriores.

-Ah, s-se rompió el brazo hace un año y la clavícula tiempo atrás.

El hombre no me contestó y en cambio, rompió el traje de Lorelei en la parte del pecho para poder examinarla mejor. Sólo entonces recordé en quién debía estar pensando.

-Se rompió la clavícula y se dislocó el hombro, lo que esta causando presión en los pulmones-dijo serio.

-¡Oh, Dios!, ¡¿Qué hacemos?!

-No podemos hacer nada, no tengo los instrumentos médicos.

-¡¿Qué?!

No podía creer lo fácil que había sido para el hombre decir eso, ni siquiera parecía preocupado y eso me molestó, pero preferí centrar mi atención en Lorelei. La examiné, imaginando con exactitud la posición de sus huesos en ese instante, y  entonces, la solución llegó a mi mente.

-¿Tiene un reloj de bolsillo?

Asintió.

-Demelo-le extendí la mano.

-¿Qué? No te voy a dar mi...

-¡Va a morir sí no lo hace!

Él se lo pensó unos segundos, pero finalmente me lo entrego. Pase saliva totalmente nervioso y me preparé para realinear el hueso de la clavícula para liberar la presión de los pulmones, pero justo cuando iba a hacerlo, él me detuvo.

-Espera. La dislocación colocó el esternon en un ángulo insostenible, ¿no?

-Sí.

Acomodó el brazo de Lorelei en la posición correcta y luego me miró, me sentí atravezado por esas hermosas iris.

-¿Listo?

-Sí.

-Tres...dos...uno.

Golpeé el reloj con fuerza causando que éste, debido a la posición en que lo había colocado, empujara el hueso de nuevo a su lugar de origen, y ella despertó dando una gran bocanada de aire como sí hubiera salido del agua.

-¡Sí!

-Me salvaste...-me dijo conmovida-Gracias.

Estaba tan feliz de haberla salvado, tan emocionado y aliviado que casi acarició su mejilla, pero algo me detuvo. O más bien, alguien.

Lorelei dejó de ser el centro de mi atención cuando sentí que el hombre a mi lado giraba su cuerpo de cunclillas hacía mi y me miraba con asombro.

-Eso fue increíble. ¿Por qué usas ese tonto maquillaje?

-Soy un payaso.

-No lo eres, eres un círujano. Acabamos de hacer una círujia en menos de un minuto y sin ninguna preparación.

-Soy un círujano payaso.

-"No se alarmen damas y caballeros, todo es parte del número".

-Te estás desperdiciando aquí.

Esas simples palabras me dieron esperanza por unos breves momentos, ya no pensaba en Lorelei, quien estaba siendo sacada en camilla de ahí, sino en la posibilidad de una vida mejor más allá de este lugar.

Hubiera querido verlo de frente, ver esos bellos zafiros que tenía por ojos y tener la certeza de que no me estaba mintiendo, y que en verdad creía que valía más que esto.

-Trabajo en el circo señor-fue mi último intento por descubrir la broma.

-VAS A DEJAR el maldito circo.

-¿Qué?

-¿QUÉ está sucediendo?-interrumpió el maestro de ceremonia, tal vez habiendo escuchado todo-¿Usted es doctor?

-En mis mejores días. El hospital esta cerca, que sus hombres la lleven ahora.

El maestro accedió y dio la oden de que llevaran a Lorelei al hospital saliendo por la puerta trasera para que no alarmara a los espectadores. Mientras tanto, yo no podía dejar de mirar  al hombre que me había ayudado a salvarla, o al menos, lo poco que podía ver de él desde mi postura encorbada.

Era tan apuesto, y cuando pensé en que quería volver a verlo otra noche, recordé un detalle muy importante que no podía dejar pasar por ningún motivo.

-¡Señor, señor por favor!- él volteó, poniendose su sombrero de copa-¿Cuál es su nombre?

No respondió, pero me dirigió una sonrisa divertida antes de darse la vuelta y marcharse. Aunque mi insaciable curiosidad no podría ser saciada en ese momento, no tardaría mucho en saber el nombre de la persona que sacudiría mi mundo. De hecho, muy pronto, todos lo sabríamos.

Victor Frankenstein.

Notas finales:

Hola, hola jejeje
sé que dedo actualizar El Profesor X, pero no pude resistirme a escribir este fic, je. Amé la pelicula y como casi nadie escribe de esta pareja, decidí escribir yo de ella. Además, James McVoy se ve muuuuy bien como Victor Frankenstein Jejeje.

Yo pienso que Igor y Victor se ven tan lindos juntos.

Oh, una aclaración. El fic al igual que la película será narrado desde el punto de vista de Igor y practicamente reecreare la peli solo agregare  el romance entre ellos, ademas de cambiar un poco los motivos que impulsan a Victor a crear vida, así como su personalidad. Sera menos cuerdo aqui, o ese es mi objetivo je. No se si lo logre.

Oh, y la razon por la que lo puse en la categoria d X-men es porque no sabia donde mas meterlo y como James McVoy aparece aqui como Vitor en vez del Profesor X, pues pense que estaria bien. Si hay algun error en categori, pues pliss haganmelo saber para cambiarlo,

Por último, para demostrar que no dejare mi otro fic, he aqui un spoiler del cap 4, el cual actualmente esta en proceso, quizas este listo para este fin de semana.
Voten y comenten, pliss

Hasta la próxima!

SPOILER:

-¡Charles!

Y el ambiente se transformó. El pelirrojo se vio a sí mismo en una playa, repeliendo las balas de la agente de la CIA mientras el castaño se levantaba de la arena y hacía el ademán de querer lanzarsele encima de nuevo, pero se detuvo.

Erik entrecerró los ojos y volteó en la dirección en que el omega había posado su atención. Una de las balas, que inicialmente había sido desvíada a la arena, repentinamente se había elevado y quedado suspendida en el aire . Sus ojos se abrieron como platos al ver como giraba y apuntaba a su "yo" del casco, quien tan concentrado como estaba en repeler a Moira, no se percató de nada.

-Detente...-murmuró, avanzando hacía él rápidamente-¡Detente! ¡Voltea, por favor!  ¡Debes esquivar la bala! ¡Voltea idiota!

 


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