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El nombre del amor por AGR

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Notas del fanfic:

Informo que los personajes de Saint Seiya no son de mi auditoria.

La historia del fic es original y de mi auditoria. 

El nombre del amor

 

 

El cielo poseía esos tonos azules y grises que anuncian la pronta llegada de la lluvia, y suspiró mirando por aquella ventana a la gente correr de un lado a otro evitando que las pícaras gotas no les mojaran. Recordó entonces a su amado cuando eran algo más jóvenes y caminaban bajo la lluvia.

 

Las fuertes gotas que chocaban contra el vidrio le hizo despertar de ese vago pensamiento. Pasó su mano por sus rebeldes cabellos ya teñidos de plata dejando ver cómo pasan los años, haciendo su conocimiento más enriquecido al ver la vida desde otro punto de vista.

 

El bullicio en los largos corredores del Instituto quebrantaban su descanso, los jóvenes presurosos entraban ignorando su persona. Negó con su cabeza exponiendo en su ser que la educación comenzaba en el hogar y muchos de ellos desconocían lo básico de un saludo o una despedida, el gracias solo había muerto.

 

Se dirigió sus pausados pasos hasta su escritorio donde en pilado estaban los folletos del examen los cuales repartía notando un pupitre vacío, ya no le extrañaba el comportamiento del joven que faltaba. A su edad igual él solía escapar de clases para sentir esa libertad.

 

Las reprimendas no eran lo suyo, sus alumnos eran ya chicos mayores de edad que podían hacer lo que deseaban. No se molestaba por las constantes burlas a su persona, los chistes que sacaban por ser un hombre de casi sesenta años y gay eran constantes. La princesa del Instituto le nombraban desde que uno de ellos encontró entre su maletín una carta de su viejo amor ya muerto.

 

El día fue igual que los demás o eso pensaba cuando al entrar a la sala de profesores varios de los presentes murmuran sobre aquel ramo de flores y una tarjeta que llevaba su nombre. Con extrañeza tomó la tarjeta leyendo su contenido. “A las seis de la tarde en el salón veinte”, no dijo palabra alguna referente a ello solo se dedicó a observar las flores.

 

Sentado en una silla bebió un poco de té haciendo caso omiso a lo que sus colegas decían sobre ese admirador secreto que siempre le dejaba algún presente. Así había pasado al menos tres largos meses y su pensamiento voló a una sola añoranza.

 

Sí fuera al menos joven una vez más, se vería mejor el sonrojo en sus mejillas y no en unas llenas de arrugas. En la chaqueta guardó la tarjeta mirando su reloj, solo esbozó una media sonrisa para marcharse al santuario de recuerdos que es su hogar y quizá dudó un momento en intentar ir, pero sabía que todo sería una broma de mal gusto y no estaba dispuesto a caer como tantas veces, donde no había nadie.

 

Tosió un poco al sentir el golpe frío de la tarde y esa lluvia que parecía ser eterna, no es que le disgustara, solo es que nadie le espera en casa para entrar en calor. Sus cansados pasos eran lentos pero firmes aún conservaba un cierto físico, un poco más delgado y pero aceptable para su edad.

 

Como de costumbre el hogar estaba oscuro y silencioso, pero al menos tendría trabajo para distraerse y quizá por eso amaba hacer exámenes con el fin de no caer en la remembranza. Cenó algo ligero y con su habitual copa de coñac en una amplia mesa llena de papeles y libros se dispuso a ejecutar su trabajo.

 

El insistente sonido del timbre le estaba colmando la paciencia, se preguntaba ¿quién tendría tanta prisa para casi fundir el botón?, eran ya pasadas las nueve de la noche y apenas estaba a medio trabajo. Sé colocó su bata abriendo la puerta y sus palabras murieron, pero su mirada expresaba intriga al observar a ese visitante que tiritaba por causa del frío y la humedad de su ropa.

 

–Le esperé. ¿Qué sucedió para no acudir?

 

–Poca valentía o tenacidad diría yo, para llevar al final una sardónica broma.

 

–No tengo razón alguna para burlarme del quien amo. Cada palabra está escrita de corazón.

 

–Los años me han enseñado muchas cosas y el espejismo es un error.

 

– ¿Piensa usted, que este amor es un espejismo y un error?

 

Sus labios resecos fueron humedecidos por una viperina lengua que mostraba lo que era besar o solo es que no recordaba cómo se sentía ser besado. El frío y mojado cuerpo ardía en su propia piel eriza por el contacto impaciente y abrumador del suceso.

 

Sintió la soledad golpear dolorosa en su corazón tan frágil, el sudor que bajaba mojando un poco su frente y la mirada depredadora del joven. Sé alejó posando su vieja mano en su boca cómo escudo que evitaría otro ataque a su cordura a lo que su mente le grita es solo un juego una mofa por parte de aquel que habla de amor.

 

La voluntad es la fuerza que te impulsa a continuar para concluir una determinada circunstancia y por ello consiguió volver a su compostura de un hombre mayor con esa sabiduría que los años le entrega aún en esos instantes. Ambos se miraban en un desconcertante silencio que no puede ni siquiera un velatorio poseer, había preguntas y dudas flotando en sus mentes, pero sobresalía la dureza de la verdad.

 

El joven no estaba dispuesto a terminar lo que había empezado, el acto impulsivo al abrazarle dejaba entredicho que había una llama en la hoguera que no sería extinguida así luchara contra esta. Sus labios se abrieron degustando el sabor mentolado de aquel aliento hasta sentirse perdido y avergonzado al mismo tiempo por ese arrebato al exigir de ese chico un ósculo más profundo y largo.

 

Los fuertes brazos rodearon su cuerpo delgado y él se dejó consumir por el refugio que le daba hasta que necesitaron separarse para dar un respiro. Se adentró un poco a la casa dando permiso a su inesperado visitante que pasara a su hogar, atendiendo a este con una taza de té y un abrigo para que entrara en calor. Entregando sus almas en una caricia de amor.

 

–Abre los ojos Seiya, quiero verlos una vez más.

 

–Sí la muerte me diera un respiro, una oportunidad. Siempre pensé que sería lo último que te llevas al morir. Te puedo decir que tengo grabado en mi piel y mi memoria las huellas del amor que me has dado en estos cortos años.

 

–No iba a renunciar a ti, no me importaba si eras o no mayor que yo.

 

–Estoy listo para marchar amor mío, pero necesito susurrar el nombre del amor de mi amor. Ikki.

 

-Fin- 

Notas finales:

Hola!

Les dejo otro fic el cual espero que les guste, no es muy largo, pero creo que tiene muchos sentires.

Quiero darles las gracias aquellos que me leen y se toman su tiempo para darme el apoyo en sus mensjaes. Es un honor para mi saber que soy parte de ustedes.

Kisus pervertidos. 


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