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"Comprado para su placer" por Kaoba 207

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“CAPITULO DOS”

 

 

Sólo cuando Thor hubo roto aquel violento silencio, Loki pudo dar crédito a lo que veían sus ojos. Tomando un rápido soplo de aire, asustado, parpadeó varias veces con sus largas pestañas, tratando de librarse de la profunda conmoción que lo sacudía. Desde el primer instante se dio cuenta de que la llama de su odio por ese imponente hombre estaba tan viva como siempre. Estaba sudando y le temblaban las piernas. Invadido por una embriagadora mezcla de fascinación y miedo, curiosidad y aversión, se quedó mirándolo fijamente.

 

Como era de esperar, Thor aprovechó su aturdimiento para dar un paso adelante. Loki se apartó. A pesar de que medía un metro ochenta y ocho, el rubio lo sobrepasaba por más de siete centímetros. Una serpenteante sensación, casi olvidada lo sorprendió en algún lugar de su bajo vientre y se puso rígido al notarla, mientras un hormigueo despertaba su sensibles pezones.

 

--¿Qué quieres?- dijo, de pronto, sonrojado por la vergüenza y la confusión.

 

Como si nada, Thor cerró la puerta de entrada. Se sentía poderoso.

 

--¿No lo sabes?

 

Aunque se sentía avergonzado por la manera en que su cuerpo traicionero había reaccionado ante la presencia de Thor, Loki levantó la barbilla de un modo desafiante que hubiera sorprendido a todos sus familiares. Se sentía atrapado, enojado e inseguro. Muy hondo dentro de él, seguía encendido el doloroso recuerdo de cuánto le había gustado Thor Odinson una vez y el modo salvaje en que él lo había lastimado. Aunque no se notara por fuera, él lo había hecho cambiar, y no para mejor.

 

--¿Cómo voy  a saber por qué estás aquí?

 

--Pensé que tal vez tu instinto de supervivencia o tu sexto sentido te lo dirían…- Thor lo estudió con sus intensos ojos azules llenos de burla.

 

--Es obvio que no- respondió Loki, cruzándose de brazos en un gesto defensivo y tratando de calmar el temblor que amenazaba con apoderarse de él.

 

--Es obvio que estoy aquí porque quiero verte- continuó Thor, envolviendo sus palabras en un sensual acento, extraordinariamente melódico.

 

Sin darse cuenta de lo que hacía, Loki se descubrió observándolo, mirando aquellos bellos ojos azules que un día lo habían cautivado. Unos ojos en los que sólo podía ver su propio reflejo, pues Thor nunca dejaba ver su interior. Era conocido por su desapego y su indiferencia, incluso su helada frialdad. Antaño, el ex modelo se había sentido poderoso las veces que había conseguido hacerlo reír o sonreír.

 

Loki sacudió la cabeza, luchando por borrar aquellos recuerdos. Trató con todas sus fuerzas de quitárselo del pensamiento, recordando con temor cómo durante dos semanas Thor había ocupado su mente por completo, cómo ante su mera presencia el resto del mundo desaparecía.

 

--No te quiero aquí- dijo, dándose cuenta de que estaba en sus manos pedirle que se fuera. Pero, por razones que no se atrevía a reconocer, no podía hacerlo.

 

--¿No?- replicó Thor, ladeando la cabeza y observándolo con una frialdad extrema.

 

Loki sintió un mareo de pánico en el estómago. Por un momento, dudó si ese hombre tal vez lo conocía mejor que él mismo y se apresuró a romper el silencio:

 

--¿Cómo me has encontrado?

 

--Tuve acceso a cierta información privilegiada…

 

El pelinegro se puso blanco como el papel. Así que él sabía lo del dinero. Por supuesto que lo sabía, le censuró una voz anterior. Deseó poder desaparecer y no se sitió capaz de mirarlo a los ojos.

 

Thor Odinson aprovechó aquel instante de debilidad y dio unos pasos hacia dentro. Sabía que la economía de Loki había ido en picada desde la última vez que se vieron, pero sólo entonces se percató de lo austero de su cuarto de estar, casi sin muebles, y apreció lo grande que había sido aquel declive. Nada podía ilustrar mejor el abismo que se habría entre sus vidas; Loki sólo había pertenecido a su mundo por un instante fugaz.

 

--¿Qué le ha pasado a la ventana?

 

--Se rompió- murmuró él.

 

--¿Has llamado a un cristalero?

 

--Aún no. Se rompió anoche.

 

La incisiva mirada de Thor se posó en la arrugada nota con grandes letras que yacía sobre el mantel y se dirigió hacia ella. La piedra estaba en el centro del trozo de papel y él adivinó lo que había pasado. Frunció su ceño por una milésima de segundo.

 

--¿Te han amenazado? ¿Lo has denunciado?

 

Loki le arrebató la nota.

 

--¿Por qué no te ocupas de tus propios asuntos?- protestó, sintiéndose más mortificado que nunca.

 

--La policía debe saberlo. El tipo de persona que intimida de esa manera, puede pasar a atacarte físicamente. No puedes quedarte aquí solo…

 

--¿Y dónde sugieres que vaya?- interrumpió el pelinegro, tenso, sintiéndose víctima de una profunda ansiedad porque, después del incidente de la noche anterior, estaba menos dispuesto que nunca a irse a la casa de su prima. Natasha vivía con su padre y su hermano en una granja alejada y no quería arriesgarse a llevarles problemas.

 

--Igual yo puedo ayudarte- murmuró Thor, sin cambiar la entonación de su discurso.

 

Loki se dio cuenta de que estaba temblando. Mirando hacia otro lado, se esforzó por controlar sus sentimientos de rabia y miedo. Al hacerlo, por primera vez desde que Thor había llegado, se percató de que estaba despeinado, vestido con una vieja bata verde. Se sintió morir de desazón.

 

--Mira, necesito vestirme…No voy a seguir discutiendo contigo- dijo, mordiéndose los labios para no preguntarle a qué se refería con ayudarlo. Ni siquiera le había pedido que se fuera. Rayos!!! ¿Es que no tenía orgullo? ¿Podría caer más bajo? ¿Por qué aún le afectaba tanto la presencia de aquel maldito hombre?

 

Siguiéndolo con la mirada mientras subía las escaleras, Thor tuvo una visión fugaz de un esbelto muslo, suave como la seda, y una respuesta instantánea de calor lo sacudió en la ingle. Apretó los dientes. La atmósfera estaba cargada de vibraciones sexuales y sus hormonas masculinas estaban muy excitadas. Había sentido esa feroz atracción entre ellos desde la primera vez que lo vio. Pero estaba convencido de que, una vez que se acostaran, su deseo se extinguiría. El ex modelo estaba asustado. Si le ofrecía el dinero en aquel preciso momento, probablemente se entregaría a él allí mismo. Era muy ruin, ¿y qué?. A Loki también le gustaba él. Los ojos del pelinegro y su forma de comportarse habían sido muy reveladores para un hombre de su experiencia. Aunque parecía que el mismo Loki no quería aceptarlo, siempre dándole la espalda y evitando el contacto visual. Un hombre con clase esperaría y prolongaría el desenlace un poco más.

 

Con el ceño fruncido, observó un libro de diseños que permanecía abierto en la mesita del comedor. Inquieto como una pantera hambrienta acechando a su suculenta presa, empezó a deambular. Era todo un reto, pues la habitación era pequeña, la cocina aún menor y no había vestíbulo. Entonces, vio algo, y arqueó las cejas sorprendido. En contraste con el triste entorno urbano, su pequeño patio había sido transformado en una jungla llena de macetas con flores y follaje.

 

Con su celular de última generación, Thor llamó a uno de sus empleados para que enviara a alguien a reemplazar de inmediato el cristal roto.

 

Loki se lanzó al cuarto de baño para cepillarse el pelo a la vez que trataba de lavarse los dientes. Se quitó el pijama y sacó unos vaqueros y una camiseta de un cajón. ¿Cómo podía mantener la calma? En el piso de abajo estaba el hombre que un día se había ganado su confianza y su amor. Aquel farsante que sabía fingir amor a la perfección. Pero todo había sido un truco. ¡Él mismo había sido víctima de su humillante y cruel farsa! Todo había sido un taimado juego típico de aquellos hombres que necesitan sentirse machos contando el número tanto de hombres como de mujeres con los que se acuestan, pensó, poniéndose los pantalones con mano temblorosa. Por desgracia, se había sentido tan herido y enfadado por aquel engaño, que el mismo lo había estropeado todo aún más. Había pensado que tal vez podría vengarse y así, al menos, recuperar su pisoteado orgullo. Las consecuencias de aquel impulso infantil habían sido fatales para su carrera de modelo.

 

¿Y qué estaba haciendo Thor Odinson en Gales? ¿Por qué había ido a verlo? ¿Quería ayudarlo? Loki no podía adivinar por qué. Al abandonar su lujosa mansión con Frandal, había asestado un certero golpe al ego de Thor. Sólo al ego, ya que no tenía corazón, ni moral. ¿Acaso se había presentado allí para regodearse en su desgracia?

 

Lentamente, Loki bajó las escaleras.

 

--¿Qué quieres de mí, Thor Odinson?- preguntó, defensivo.

 

--¿Qué es lo que quieren la mayoría de los hombres? Bueno, tú debes saberlo, puesto que también eres uno de ellos, ¿verdad?- replicó Thor, con suavidad, mientras observaba las oscuras ondas de su melena rodeando su ovalado rostro, sus brillantes ojos verdes y sus jugosos labios, que estaban ligeramente abiertos y dejaban ver un interior húmedo y rosado. No lo estaba escuchando, pues estaba fascinado mirándolo.

 

Loki se sonrojó y le lanzó una mirada de odio.

 

--¡Al menos no finges ser un buen tipo!

 

--Te aprovecharías de mí si lo fuera. Soy más parecido a ti- respondió Thor, asintiendo de manera arrogante, con destellos dorados en sus ojos azules.

 

--¡Ni lo sueñes!- se defendió Loki.

 

--Por cierto, ¿sueñas a menudo con Fandral Stevens?- contraatacó él, sin ninguna piedad alguna.

 

Sin palabras, Loki se giró, dejando a la vista su delicado perfil.

 

--Aún no me has dicho qué estás haciendo aquí.

 

En aquella posición, Loki parecía extremadamente frágil. Sin dudarlo, Thor se acercó a él y lo agarró de los brazos.

 

--¿Qué diablos…?- protestó, alarmado.

 

--Sólo estaba comprobando- respondió Thor, buscando alguna señal sospechosa de abuso de las drogas. Enseguida lo soltó satisfecho de no encontrar ninguna marca.

 

--No me drogo…¡Nunca lo he hecho y nunca lo haré!- refutó, furioso.

 

--Me alegro.

 

Sin embargo, Thor pensó que Loki debería de comer más, mientras posaba su atención desde sus estrechos hombros blancos hasta el contorno de su delgada cintura. Además de la camiseta que traía puesta, no llevaba otra prenda más, se dijo, poniéndose tenso, enojado consigo mismo por sus propios pensamientos. ¿Acaso era de nuevo un adolescente? ¿Desde cuándo el cuerpo masculino de un hombre había tenido ningún misterio para él?

 

--¿Sólo has venido hasta aquí para insultarme?

 

--No. Siempre hay una razón para todo lo que hago. Te enfrentas a una pena de prisión.

 

Loki dio un paso atrás ante aquella inequívoca afirmación, tomando una rápida bocanada de aire.

 

--Tú no lo sabes…¿Cómo podrías? No sabes nada de eso…

 

--Los delitos relacionados con estafas y culpables masculinos siempre se llevan los castigos más duros- murmuró Thor con voz suave como la seda- No fue buena idea defraudar a una organización de caridad, y menos aún a una destinada a conseguir dinero para los niños discapacitados.

 

Loki sintió que un sudor frío recorría su blanca piel.

 

--No quiero hablar de ello.

 

--¿Tenías deudas? ¿Te perseguían tus acreedores? Te llevaste mucho dinero, pero no veo en tu casa mucha evidencia de en qué lo has gastado.

 

El hecho de que Thor no tuviera la menor duda acerca de su culpabilidad dejó a Loki destrozado. Una dolorosa marea sonrojada encendió su rostro.

 

--¿Y a ti qué te importa, en cualquier caso?- inquirió, echando hacia atrás la cabeza, con la barbilla levantada.

 

--No me importa. Pero puedo impedir que vayas a prisión- replicó él, estudiándolo con los ojos fríos como el acero.

 

Loki se puso tieso, con los ojos muy abiertos, sintiendo un pequeño y desesperado soplo de esperanza dentro de él.

 

--¿Y cómo puedes hacerlo?

 

--Reponiendo el dinero que te llevaste más una generosa donación a la organización de caridad, para que consigas su perdón- explicó, suavemente.

 

--No sería tan sencillo….

 

--No seas tonto. Si digo que puedo hacer algo, es porque es así. Ya he hablado con el director de Happy Smiles y ha respondido muy positivamente a mi sugerencia.

 

--¿Pero por qué te ofreces a reponer el dinero que falta?- quiso saber el ex modelo, frotando sus manos con gran tensión.

 

--Obviamente, porque quiero algo a cambio- respondió Thor, en voz baja y lenta, con un tono tan erótico como el terciopelo acariciando la seda.

 

El corazón de Loki parecía querer salírsele del pecho. Se encontró con unos ojos azules impregnados de lujuria. No conseguía respirar con normalidad. El rubio tenía puesta toda su atención en él, que sentía como una descarga caliente en su pelvis. Una sensación de calor, entre el placer y el dolor, lo hizo temblar.

 

Una sugerente sonrisa sensual se dibujó en los labios de Thor.

 

--Y creo que te gustará dármelo, caro mio.*

 

Loki sintió dificultad para concentrarse.

 

--Me temo que no te entiendo…

 

--¿No? Te estoy ofreciendo un trato muy sencillo. Te quiero en mi cama…

 

--No te creo…

 

--Por supuesto tendrás que poner toda tu alma y tu corazón en el papel de ser mi amante…

 

--Eso no tiene sentido…

 

--Tiene todo el sentido del mundo. Ver cómo te esfuerzas en satisfacer todos mis deseos me entretendrá considerablemente. No soy un tipo fácil de complacer.

 

--No puedes despreciarme y desearme de ese modo al mismo tiempo- dijo Loki, pálido como la nieve.

 

--¿Por qué no?

 

--¡Porque es inmoral!- gritó él.

 

--¿Cuándo dije que yo no lo fuera?

 

--No puedo creer la cara que tienes. ¡No puedo creer que vengas a mí con una proposición como ésa!- le espetó Loki, furioso y acorralado- Tal vez tú no tengas principios, pero yo sí…

 

--Yo no robo- proclamó Thor en un tono suavísimo.

 

--Tal vez yo tampoco. Sólo intentas aprovecharte de que tengo problemas. ¡Eso es muy ruin de tu parte!

 

--He hecho una fortuna gracias a mi oportunismo, caro mio

 

--Bueno, pues te has estrellado conmigo. Porque prefiero ir a la cárcel antes que rebajarme a ser tu amante.

 

--No lo creo- replicó el magnate, mirándolo a los ojos.

 

El campo magnético que Thor proyectaba inquietaba y envolvía a Loki, como una silenciosa red. Incapaz de sustraerse a su escrutinio, pudo ver la rabia en los ojos del rubio y eso suavizó el profundo dolor que Loki sentía.

 

--Yo sí.

 

Cuando intentaba alejarse de su lado, Thor colocó la mano en la espalda de Loki, paralizándolo en el acto. Inclinó su atractiva y misteriosa cabeza rubia, irresistiblemente, buscando sus labios. Era lo que el ex modelo había estado temiendo y suplicando en secreto. Con el mayor cuidado, introdujo su lengua entre los labios entreabiertos del pelinegro, para explorar su húmedo interior, cada vez más profundamente. Loki oyó su propio quejido de rendición y quiso morirse de vergüenza. Pero, sin embargo, no era capaz de liberarse de la feroz excitación que lo controlaba. Aquel conflicto intenso lo hizo estremecerse, como si estuviera en el ojo de la tormenta.

 

Thor se apartó. No entendía por qué Loki había sucumbido de esa manera.

 

--Responde el teléfono…

 

Fuera de sus fuertes y musculosos brazos, Loki volvió al mundo real y oyó el sonido insistente del teléfono. Se lanzó a responder. Luchando por recuperar la compostura, agarró el auricular con la mano sudorosa. Era su abogado. Se sintió desfallecer al escuchar que la policía requería su presencia aquel mismo día.

 

--Tú decides. No está obligado a ir a la comisaría. Pero está claro que tienen nueva información y creo que te interesa acceder a ir hoy- le explicó su asesor legal.

 

--Sí…bueno. Iré.

 

Sus piernas estaban sin fuerza. Tal vez el requerimiento de la policía fuera su justo castigo por haberse comportado como un total imbécil con Thor Odinson, pensó. Lo odiaba con todas sus fuerzas. ¿O tal vez se odiaba más a sí mismo? ¿Cómo había podido sacrificar su orgullo por un beso? ¿Se había vuelto acaso loco? ¿Qué vengativa deidad sino había traído a Thor hasta su puerta en sus peores momentos de debilidad?

 

Dando una zancada, abrió la puerta principal de par en par.

 

--La policía me ha invitado a hablar con ellos de nuevo, así que te tienes que ir.

 

--He llamado al cristalero para que arregle la ventana- le informó él.

 

--¿Y por qué diablos has tenido que hacer eso?

 

--¿No es una suerte que lo haya hecho ahora que tienes que marcharte y no puedes hacerlo tú?

 

Con toda naturalidad, Thor dejó su tarjeta de visita en una estantería.

 

--Aquí tienes mi número, para cuando piensen bien las cosas y aceptes lo inevitable.

 

--No eres algo inevitable en mi vida, Thor Odinson.

 

Thor puso sus ojos en los verdes de Loki desde su considerable altura, como una flecha que atraviesa su objetivo.

 

--La conversación sirve de poco entre hombres. El beso me dijo todo lo que necesitaba saber.

 

Loki se encogió en su interior ante aquel recordatorio. Su cuerpo había reaccionado de forma opuesta al disgusto y aversión que sentía. ¿Pero qué le importaba eso a Thor Odinson? Como él mismo acababa de admitir, sólo le importaba la parte física de los hombres, no sus pensamientos. No pudo evitar recordar todas las veces que había estado charlando con él por teléfono. ¿No había hecho más que aburrirlo?, se preguntó el ojiverde.

 

Thor inclinó la cabeza y se deslizó dentro de la limusina que lo esperaba fuera. El opulento vehículo desapreció pronto de su vista, como si su dueño nunca hubiera estado allí.

 

Cinco minutos después, llegó el cristalero. Muy sonriente, le dijo que con lo que iba a cobras por aquel trabajo, no tenía problema en darle prioridad.

 

De camino a la comisaría, Loki fue invadido por la inevitable necesidad de rememorar lo sucedido con Thor, una y otra vez. El muy loco se había ofrecido a reponer el dinero de Happy Smiles a cambio de sus favores sexuales. Si Thor hubiera sabido la poca experiencia que tenía en ese campo, tal vez no le habría interesado tanto, pensó. Sin embargo, no podía olvidar que, hacía dieciocho meses, había estado tan enamorado, que hubiera sido capaz de hacer cualquier cosa que Thor deseara.

 

No estaba orgulloso de su debilidad. Y se culpó por haber sido tan influenciable cuando vio a Thor Odinson por primera vez en una revista de farándula, cuando él tenía tan sólo catorce años. Thor tenía veintidós. Convencido de que era el chico más atractivo que había visto jamás, ya que había descubierto para ese entonces su actual condición sexual, recortó la foto y la guardó. No contento con eso, la enmarcó y le dedicó infinitos momentos de admiración y deseo adolescente. Prefería mil veces aquellos sueños de niño a la cruda realidad del hombre que había conocido.

 

De hecho, pasaron más de seis años hasta que lo conoció en persona. En aquel tiempo, su carrera como modelo le había dado una llave de entrada al mundo de lujo y riquezas al que él pertenecía. Una vez lo vio en un club nocturno, con aspecto aburrido, mientras un ejército de mujeres se esforzaban por captar su atención. Pero Thor no lo vio a él.

 

Una mala experiencia cuando tenía sólo trece años le había hecho temer a los hombres. Cuando estaba con alguien del mismo sexo, tenía mucho cuidado de no enseñar demasiado su cuerpo. Era virgen, un secreto que sólo él conocía, pues se había movido en círculos donde lo normal era el sexo libre y ocasional. Además, había sido incansablemente perseguido por hombres que, como aves rapaces, sólo querían acostarse con él para añadirlo a su lista de conquistas. Cuando descubrió que los hombres a los que rechazaba le habían puesto la etiqueta de frígido, se sintió herido y avergonzado. Habría sido más fácil no quedar con ninguno en absoluto. No se le había ocurrido pensar que, al ser un hombre difícil, se convertiría en una presa más deseada para los depredadores masculinos.

 

El día que miró a través de las cortinas detrás del escenario en un desfile de moda en París y vio a Thor Odinson sentado en primera fila, se sintió abrumado. Volvió a ser el adolescente que una vez acariciara su fotografía. Nervioso como un principiante sobre la pasarela, había temido mirar hacia donde él se encontraba. De hecho, cuando Thor hizo que los presentaran, no se había atrevido a mirarlo directamente. Él le pidió su número de teléfono, a lo que contestó que le habían robado el celular. Poco después, tuvo que irse para hacer un pase privado en otro lugar. Más tarde, Thor le envió un teléfono nuevo al hotel y él fue el primero en llamarlo, con su marcado acento derritiéndolo como la miel a través del auricular.

 

Había dicho que quería verlo aquella noche, pero Loki tenía que salir al día siguiente temprano a Londres.

 

--Llámales y diles que estás enfermo para que puedas quedarte en París- lo urgió el magnate.

 

--No puedo hacer eso.

 

--Sí puedes, si quieres verme.

 

--Y si tú quieres verme a mí, puedes esperar- Loki se escuchó decir.

 

--¿Siempre eres tan difícil?

 

--No tienes idea.

 

Aquella había sido la primera vez, pero no la última, que Loki saboreó cómo era tratar con un tipo muy rico y poderoso, acostumbrado a la gratificación instantánea de todos sus deseos. Cualquier respuesta que no fuera un sí inmediato, era percibida por él como una negativa.

 

Aun así, al día siguiente, Thor le había hecho venir de vuelta a París para cenar con él y se habían llevado tan bien, que habían estado hablando hasta el amanecer. Un ramo de rosas blancas lo esperaba cuando regresó a Londres y lo llamó todos los días durante la siguiente semana. Se había sentido mimado y apreciado. Cada cosa que él hacía parecía llevar impresa la esencia del romanticismo. Muchas personas le habían prevenido acerca de la reputación que precedía a Thor respecto a su frialdad con ambos sexos pero, en lugar de escucharles, él había seguido disfrutando con las llamadas y las citas con el apuesto millonario, soñando con un final feliz de cuento de hadas. En ningún momento se le pasó por la cabeza que podía ser sólo el juguete del que pronto se cansaría un hombre rico y egoísta.

 

Con aquel pensamiento en la cabeza, se encontró sentado de nuevo en la sala de interrogatorios de la policía.

 

--Hábleme de la casa que su madre tiene en Francia- le invitó el inspector, con una sonrisa inesperada.

 

--¿Francia?- Loki replicó atónito- Pero mi madre no tiene ninguna casa en Francia.

 

--Nosotros creemos que sí la tiene y, según nuestra fuente de información, es una casa de campo bastante lujosa. Con cinco dormitorios y piscina incluida. Al menos, eso es lo que ella le dijo a una amiga el año pasado. Una propiedad así en el sur de Francia no es nada barata.

 

Loki sacudió la cabeza mostrando su desacuerdo.

 

--Esa supuesta amiga miente.

 

--No lo creo…

 

--Por supuesto que sí. Si mi madre tuviera una casa, yo lo habría sabido. Debe de haber un malentendido.

 

Loki no tenía duda. Si hubiera habido una casa de campo, la habría vendido para resolver los problemas económicos de su madre, que no habría tenido necesidad de gastar un dinero que no le pertenecía.

 

--Aún no conocemos el lugar exacto donde está la casa, pero lo averiguaremos pronto. Creo que tendremos más respuestas cuando consigamos encontrar a su madre.

 

Loki palideció. Le perturbaba aquel cambio en el curso de la investigación, que apuntaba con nuevo énfasis hacia su madre.

 

--Pero ya les he dicho que ella no tiene nada que ver con esto.

 

--Creo que su madre tiene todo que ver con esto. Usted no pudo decirme en qué se había gastado el dinero- señaló el inspector, colocando sobre la mesa unas cuantas bolsas de plástico de las que usa la policía para guardar las pruebas- Tengo los cheques que se hicieron a cargo de la cuenta de la organización de caridad, firmados por su madre y por usted. Uno de ellos, por valor de casi cincuenta mil euros, fue empleado para comprar un coche. El vendedor recuerda bien a la compradora. ¿Dónde está ese coche ahora, señor Laufeyson?

 

Loki se sintió pasmado ante aquella pregunta. ¿Había cambiado Farbuatti su coche antes de desaparecer, por otro más caro? Aunque no lo entendía, estaba decidido a seguir protegiendo a su madre.

 

--No lo sé…

 

--Todos los cheques que tenemos se refieren a compras hechas por Farbuatti Carlton o a pagos para saldar sus deudas personales. ¿Cuándo firmó usted esos cheques?- inquirió el policía, sin esperar la respuesta- Debió de ser difícil para usted encargarse de los gastos diarios del desfile benéfico cuando no estaba allí en persona. Supongo que la señora Carlton era quien llevaba los asuntos financieros, teniendo en cuenta de que ella sí estaba allí. ¿Firmó usted los cheques en blanco para que su madre los empleara a su conveniencia?

 

--No, fue al contrario- insistió Loki, con desesperación.

 

--Si persiste usted en esta actitud, será acusado de ayudar y encubrir a su madre en la estafa a Happy Smiles. Todas las evidencias que tenemos, incluyendo su desaparición, apuntan a que ella fue la responsable del robo.

 

--¡No, no, no fue ella!- exclamó Loki, retorciéndose las manos.

 

--Y con sus respuestas sin ninguna base no podrá convencernos ni a mí ni a ningún juez. Deje de hacernos perder el tiempo, señor Laufeyson. Encontraremos a su madre y será juzgada. Usted no puede hacer nada para impedirlo. Le sugiero que se vaya a casa y piense cuidadosamente en su situación.

 

Loki estaba a punto de estallar de rabia y frustración cuando abandonó la comisaría. ¿Cómo podía ser tan estúpido? No había sido capaz de convencer a la policía de que él había sido el único culpable y, por ello, su madre sería detenida y llevada a juicio sin contemplaciones. ¡Pero lo que sí era imposible es que su asustadiza progenitora estuviera escondida en un palacio con piscina en la Riviera francesa!

 

Aunque Loki se quedó sobrecogido al descubrir lo que había hecho su madre, entendía sus razones. En primavera, había accedido a participar y contactar a otros modelos para su desfile benéfico que su madre quería organizar. Por aquellas mismas fechas, su padrastro lo había acorralado para pedirle dinero. A Loki le sorprendió, porque Thanos sabía muy bien que el fracaso del club nocturno le había dejado sin un céntimo.

 

--¡Pero tú sabes que no me queda nada, Thanos!

 

--Vamos, no nací ayer, encanto- le contestó con una falsa sonrisa- Debes de tener alguna cuenta secreta, una reserva que nunca tocas. Puedes confiar en mí. ¡No se lo voy a contar a Hacienda!

 

--Si tuviera algo…

 

--No te creo, me estás tomado el pelo. Me han ofrecido una oportunidad buenísima, pero me falta capital.

 

--Siento no poder ayudarte.

 

--¿Ni por el bien de tu madre?- repuso, enojado.

 

--No puedo darte lo que no tengo.

 

--Entonces, ¿no crees que es hora de que dejes ese juego del diseño y vuelvas a las pasarelas, que es donde debes estar? ¡Podrías cubrir las deudas que adquirimos con el club en un par de semanas!- le increpó el hombre.

 

Loki se preocupó por el hecho de que su padrastro le exigiera dinero en vez de ganarlo él con su propio trabajo. Pero no pensó que todo se iba a complicar tanto. Ante las quejas del director de Happy Smiles sobre pagos pendientes y un cheque sin fondos y las excusas que su madre daba, decidió viajar en persona a donde ella se encontraba. Allí, descubrió sorprendido que Farbuatti había vendido la casa que le había comprado y se había mudado a un hotel.

 

--¿Qué diablos está pasando, madre?- preguntó Loki, cuando ella abrió la puerta de su habitación de hotel- ¿Por qué has vendido la casa?

 

Farbuatti lo recibió con un amargo reproche en su voz.

 

--No puedo creer que encima te atrevas a preguntar. ¡Después de todo, tú eres el único responsable por la ruptura de mi matrimonio!

 

--¿Cómo? ¿Qué he hecho?- preguntó Loki, en un grito sofocado.

 

--Dejaste a mi marido sin trabajo. Ahora, tras unos terribles problemas económicos, es por lo que tuve que vender la casa y Thanos me ha dejado por otra mujer. ¿Tienes idea de cómo me siento?

 

Loki sintió una tremenda compasión por su madre y trató de abrazarla.

 

--Por Dios, Loki…Bueno, de acuerdo- tensa, Farbuatti se dejó consolar.

 

--Lo siento mucho- le susurró su hijo, de corazón.

 

--¡Es demasiado tarde para sentirlo! ¡Si hubieras vuelto a tu trabajo de modelo, yo ahora tendría un marido y una casa que podría costearme!

 

Loki se sintió terriblemente culpable de haber pensado sólo en sí mismo cuando se había negado a dejar sus estudios de diseño gráfico. Sintió gran dolor por su madre, que adoraba a su segundo marido. Thanos había aceptado el amor y la confianza de Farbuatti, para luego herirla y humillarla. Loki sabía lo que se sentía porque sólo dieciocho semanas antes había sufrido la agonía de un rechazo parecido a ese a manos de Thor Odinson. En su caso, el amor apasionado se había convertido en odio.

 

--¿Qué voy a hacer? ¡Estoy asustada!- lloriqueó Farbuatti.

 

Por un instante, Loki no supo qué hacer, pues no estaba acostumbrado a ver llorar a su madre.

 

--Todo va a salir bien. Pase lo que pase, yo estoy a tu lado y juntos lo superaremos.

 

--Pero es que estoy en un verdadero aprieto- le confesó su madre con voz trémula- No puedes ni imaginarlo…

 

Absorto en sus recuerdos, Loki caminaba por el parque de regreso a su casa desde la comisaría. La lluvia que empezaba a caer se mezclaba con sus lágrimas. Se sentía un fracasado. No podía hacer nada si la policía no creía su historia. ¿Por qué siempre acababa defraudando a su madre? ¡Siempre le hacía perder a los hombres que amaba! ¿Estaba maldito acaso?

 

Primero había sido su padre, que nunca habría salido a navegar en aquella lancha si no hubiera sido por sus ruegos. Era cierto que había sido un accidente que nadie había podido predecir, pero eso no le quitaba peso a las aplastantes consecuencias que había tenido.

 

Luego había sido Armand, novio de Farbuatti cuando Loki era adolescente. La relación había terminado de un modo muy desagradable. Le gustara o no, él había sido la causa de aquella ruptura también y, una vez más, su madre había terminado sola y con el corazón roto.

 

Cuando Farbuatti conoció a Thanos Carlton y fue de nuevo feliz, Loki estuvo encantado. Aunque no le gustaba mucho su padrastro, no le importó fingir para que su madre estuviera contenta. Pero Farbuatti no había podido prever que en su desesperación por conservar su matrimonio, acabaría robando para pagar las deudas de su esposo.

 

Sus pensamientos volvieron a la conversación que había tenido con su madre en la habitación del hotel, donde ella le había confesado entre lágrimas lo que había hecho. Loki le había prometido hacer todo lo necesario para protegerla. Recordando el inusual cariño y la gratitud que su madre le había mostrado entonces, se le llenaron los ojos de lágrimas de nuevo. Farbuatti no podría soportar un juicio ni los rigores de la vida en la cárcel.

 

Pero Loki ya no era capaz de salvar a su madre, a pesar de que estaba dispuesto a ser castigado en su lugar. La policía estaba decidida a encontrarla y sólo había una manera de mantener su promesa.

 

Empapado hasta los huesos y helado de frío, Loki cerró la puerta de su casa al entrar. Tomó en su mano la tarjeta de visita de Thor. Si él reponía el dinero, los cargos serían retirados y su madre podría volver a casa. Farbuatti estaría a salvo, ¿acaso no era eso lo único importante ahora?

 

Prefirió enviarle un mensaje de texto antes que hablar con él, pues no se sentía con fuerzas para hacer un discurso de rendimiento:

 

Si así lo quieres, soy tuyo.

Loki.

 

 

CONTINUARÁ….

Notas finales:

Gracias x tomarse el tiempo de leer está historia. Pero al ver tan poco apoyo a la misma, decidiré si la continuo o no. Gracias nuevamente y saludos a todos.


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