Todo por Jono
Parte 1.
Jasón fue a visitar la casa donde el clon de su Superman y su hijo vivieron dos años, se encontraban cosas que compraron cuando llegaron a la Tierra nueva, fotografías de Jono con su padre, eventos de la escuela, Clark llevaba una tupida barba que lo hacía irreconocible del Clark de esa Tierra, camina a paso lento por la sala hasta la cocina donde ve dibujos de Jono en el refrigerador, hojas donde un trazo infantil muestra al súper hombre tomado de la mano del niño, cartas de la primera navidad, el deseo de volver a ver a su madre.
Mamá te extraño…
El joven tenía esa carta en sus manos, llora al sentir la soledad tan palpable de Jono, observa su entorno, todo es hogareño, cálido, es todo lo que buscaban, pero los tres fueron separados. Continua caminando, buscando sin saber que, se dirige a la habitación de Clark, olfatea, nadie habita la casa, nadie ha entrado desde que el niño se fue a vivir a la granja de los Kent. Y justamente en la mesita continua a la cama se encuentra lo que buscaba, una argolla de matrimonio en una cadena de plata junto con la argolla de Clark.
— Así que aquí lo has dejado…
Toma ambos, cierra su puño para después alzarlo y abrir la palma, besa los anillos.
— No te preocupes Jono va a estar bien.
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— Oye viejo… me retiro…
Bruce no lo había escuchado entrar, las alarmas de la mansión no sonaron, Jasón esta frente sus ojos en la biblioteca buscando un libro entre tantos de la colección que hay en ella.
— Jasón
Wayne estaba sorprendido de que por fin su segundo Robín se dignara hablar con él.
— B, quiero arreglar esto, basta de rencores, de resentimientos, en realidad te admiro y aprecio y lo que sucedió con tu Doppelganger, bueno en realidad quiero olvidarlo, fue algo traumático y al mismo tiempo doloroso.
El mayor se aproxima a él, comprende lo que quiere decir.
— Jasón eres como mi hijo, jamás te miraría de otra forma, perdóname por hacerte sentir solo… por decepcionarte con mi justicia.
El petirrojo se sorprende por esa mirada de Bruce.
— Viejo no tengo nada que perdonarte… solo quiero que ambos estemos bien…
Bruce sin pensarlo lo abraza, por un instante Jasón se queda helado, pero la sensación de cariño y respeto que el mayor muestra hacia su persona calman todos esos malos recuerdos que el Doppelganger de Wayne causo. Duda si corresponder al abrazo, eleva las manos, las deja en el aire, hasta finalmente aceptar esa muestra de afecto.
— Jasón bienvenido a casa.
Alfred observa la escena, una lágrima se desliza de sus ojos hasta las mejillas.
— Joven Todd, me da gusto tenerlo de vuelta.
Jasón se suelta de Bruce se aproxima al mayordomo, a aquel que quiere como un abuelo.
— No Al, quiero que estemos bien, quiero darle a Jono la familia que merece, me retiro de vigilante nocturno hasta arreglar ciertos asuntos.
Bruce había entendido bien, el mercenario quiere retirarse, por un lado piensa que es lo correcto, Jasón a vivido más rápido que sus otros Robín y desde un inicio, cuando lo trajo a la mansión quiso darle una vida normal fuera de las calles y de todos los males. Pone una mano en el hombro del mercenario.
— Sabes que me alegra que tomes ese retiro…
Alfred también se alegra, ambos hombres mayores notan ese flequillo blanco, pero no le dan importancia, dentro de ellos se alegran de sobre manera al saber que Red Hood se retirara por un tiempo.
— Oigan ese suspiro de alivio me ofende…
Los tres sonríen, el mayor de los Wayne se torna serio al recordar algo de suma importancia.
— Todd es apremiante que escaneamos tu interior, tus signos vitales, todo, mi Doppelganger modifico tu cuerpo así que debemos estar preparados.
El menor no se niega sonríe.
— Con gusto, a base de eso comprenderás porque me retirare por un tiempo.
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El mercenario pasa las noches en el departamento del reportero, no se dan tregua cuando se encuentran, los besos y las caricias suben de tono hasta estar en la cama fundiéndose hasta el cansancio, el vaivén, el golpe de dos cuerpos bañados en sudor.
— Jasón…
Gruñe el Superhombre, mientras que el mercenario grita apagadamente colmándose de la semilla, sintiendo el nudo hinchándose en su interior. Queda exhausto en los brazos de su compañero que tiernamente acaricia sus cabellos negros y ese mechón blanco.
— Te amo Jasón…
Entre cansado Todd murmura.
— Es mutuo el sentimiento Boy Scout…
Clark acaricia el abdomen, desliza su mano hasta el vientre, entre sueños escucha algo, se sienta de golpe.
— Jasón Todd… tu...
El mencionado sonríe sin inmutarse por lo obvio.
— Ese es mi nombre.
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El fin de semana llega, los muchachos y las chicas terminan de arreglar la granja para el cumpleaños de Jono, solo faltaba Jasón y Clark de llegar.
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Recuerdo:
Jasón… ¿No tienes miedo?
Bruce lo miraba sin comprender como el mercenario se mantenía tranquilo, su segundo Robín puede ser todo, rebelde, altivo, atrevido, también noble a su manera, ha estado en peores condiciones para sobrevivir, pero esto se sale de todo lo lógico, quizá en la Tierra Omegaverse es común, pero en la Tierra donde habitan no estarán preparados para algo así.
Tranquilo viejo, por alguna extraña razón no tengo miedo.
Bruce no tiene palabras para discutir mientras que Pennyworth carraspea.
Amo Wayne no se preocupe, iré por la Kryptonita.